Ultrapoderoso Fanzine

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El Fanzine Ultrapoderoso se ha creado con la intención de divulgarse libremente a través de cualquier medio, impreso o digital. Su difusión no debe hacerse con fines lucrativos, puesto que todas las personas que han participado lo han hecho sin una remuneración. Por tanto, se permite la copia total o parcial de esta publicación sin fines comerciales y siempre que se reconozca la autoría de la obra original. El medio a través del cual estés leyendo este zine no hace responsable a la persona que edita y maqueta esta publicación ya que, al ser de libre difusión, se entiende que quién lo distribuya lo hará con sus propios medios y presupuesto. Maquetado y editado en Granada por: @zeniza_delgado

2018 · 2019 fanzine.ultrapoderoso@gmail.com


Gracias a todas las personas ultrapoderosas que han colaborado en este primer nĂşmero del Fanzine Ultrapoderososo.


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Fanzine Ultrapoderoso


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Anรณnimo


EL RETORNO DE LO DIONISÍACO O VÁMONOS PA LA FERIA, CARIÑO MÍO 06

DECÍA MI ABUELO, OLE, OLE DECÍA MI ABUELO, OLE, OLE DECÍA MI ABUELO QUE LA VIDA HAY QUE TOMARLA DE CACHONDEO

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En la actualidad a la figura de Dioniso o Baco se la relaciona con la de un hombre dado a los excesos y relegado a poco más que un bufón dentro del panteón olímpico. Pero esta representación no puede estar más lejos de la visión clásica de este dios. Su papel iba mucho más allá del vino y el exceso; también era una figura de vital importancia en rituales festivos donde las normas preestablecidas por la sociedad mutaban temporalmente para fortalecer los lazos comunitarios. La música, el baile, el consumo de sustancias embriagantes y los placeres eran un factor clave para el desarrollo de estos rituales. Y Dioniso, o Baco, se convertía en un catalizador de emociones, en un símbolo que encarnaba el sentir colectivo. Lo que algunos considerarían una actitud frívola para un dios, en realidad era una muestra de la superioridad de este personaje, mitad humano, mitad divino (no olvidemos que buena parte del panteón grecorromano está poblado por héroes e hijos de dioses con humanos que de algún modo u otro se ganaron la ascensión al Olimpo). Contrasta así el culto a esta figura con muchos de sus compañeros en el panteón a los que sus fieles temían y adoraban más por temor al castigo divino que por una devoción pura y genuina. Dioniso no castiga, Dioniso ofrece placeres a cambio de que honres su memoria con tu felicidad.

Pero, ¿por qué volver a los símbolos de un pasado desaparecido hace milenios? Sí, el ideal dionisíaco puede que se adapte bien al creciente hedonismo del mundo postmoderno, pero una recurrencia demasiado fiel al pasado puede resultar enemiga del progreso de la sociedad. Tampoco se afirma aquí que haya que olvidar el pasado, por supuesto. Así que, ¿cómo recuperar el aporte de Dioniso al mundo? La respuesta es simple: mediante el sincretismo. Al igual que el pensamiento medieval recuperó la figura de Hermes Trimegisto y la resignificó añadiéndole un velo de simbología pseudocristiana que lo transormó en una figura central de la mitología mística que más tarde daría lugar a la filosofía de los antiguos alquimistas, el mundo contemporáneo debe encontrar una figura que tome el relevo de Dioniso. 07 Desde aquí se lanza una propuesta: elevar al Pali a la categoría de nueva deidad de la posmodernidad; convertirlo en el nuevo Baco y honrar su memoria en cada evento festivo. Convirtamos su famoso “Vámonos pa la feria cariño mío” en un cántico de unidad, en un himno, un mantra.

Surmanology


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Amalita Muscaria


A QUIEN INTERESE 10

Hace pocos días llegó a mi poder un dato curioso que un tipo de mis condiciones, filias, edad y contexto social debería tener controlado desde hace ya más de dos décadas: el director de toda la saga “Mad Max” fue productor y guionista de “Babe, el cerdito valiente”. Sí. Habrá quien piense que se trata de una obviedad y no más que una muestra de una ignorancia que se acaba de manifestar, y tendrá razón, pero es que este, supongo que afortunado, descubrimiento, ha reavivado una serie de recuerdos que ahora se antojan un torrente de extinguido odio seguido de la condescendencia del que de pronto se da cuenta de que tenía razón. El señor George Miller, a día de hoy un tipo de lo más simpático, con aspecto de abuelillo afable y gafas redondas, hace unos cuarenta años impregnó los desiertos australianos con gasolina de alto octanaje y sangre de hijos de puta para parir una serie de películas de las que poco procede comentar. De pequeño vi la primera parte e inmediatamente se convirtió en objeto de militancia, y de hecho estaba bastante bien visto ser fan del guerrero de la carretera porque era algo como muy de tipos duros. Poco después, la segunda parte, obra maestra desde el primer segundo hasta

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la última letra de los créditos, me traumatizó y dejó grabados en mi memoria aquellos pantalones de cuero con cola de caballo y cachetes al aire. Finalmente llegó la tercera (con sus correspondientes videoclips promocionales) y me pareció un soberano petardo al que le pillé bastante odio (aquí a Miller le colocaron un codirector y le hicieron víctima de la década que pisaba y de la omnipotencia de la que canta cuando pides un taxi).


Más tarde vino “Fury Road”, pero eso es tema aparte, baste decir que os debería enorgullecer tener contemporaneidad con este tipo de cosas. El caso es que allá por los noventa yo padecía mi poco destacable adolescencia y ya sabéis, en esos tiempos uno está constantemente buscándose a sí mismo y su mayor problema es no caerle mal a gilipollas de turno. En mi casa se gastaba Canal+, esa maravilla de niños ricos que ya no es lo que era, y gracias a mi viejo doble vídeo Amstrad (mi mejor amigo de toda la vida, dónde va parar) vi una película que había cosechado unas críticas inusitadas para lo que se esperaba de un producto infantil: “Babe, el cerdito valiente”, la historia de un pequeño artiodáctilo que decide hacerse perro pastor para evitar ser sacrificado y devorado. Encantadora, maravillosa, sublime. Fue nominada a siete Oscars, entre ellos mejor película, y vive Dios que si hubiera ganado ahora el mundo sería un lugar mejor. En clase había bastante tráfico de VHS, y algún colega incluso desmagnetizaba las cintas para pulirse el anticopy del videoclub. En mi catálogo estaba “Babe”, y ello me propició algunos muy desagradables episodios de bullying cinematográfico.

Que por qué tenía esa mierda, que esa era una peli de niños, que si esa era la de los animales que hablan, que me dejara de chorradas y leyera “Rebelión en la granja”. Ninguno de esos subnormales sabía que era del director de “Mad Max”, y de haberlo sabido les hubiese callado la boca pronto. Ahora por fin ato cabos y llego a alguna que otra conclusión. George Miller, con todo lo bien que cae, odia a la humanidad. Los cerdos de “Mad Max 3”, cuya mierda producía el metano que alimentaba Negociudad y que no se dejaban nada en el plato, puede que fueran un ensayo de lo que más tarde sería Babe: un monumento a la libre elección de tu destino a pesar de la estupidez humana. Aunque bueno, bien pensado, se podría decir que nuestro adorado cerdito, lejos de cambiar el sistema que le oprimía organizando una rebelión como Dios manda, decidió pasar por el aro y convertirse en madero de ovejas a cambio de una discreta pero confortable vida. Sea como fuere, quienquiera que me vea y me diga El Santo y Seña (“bee carnero oveja, bee carnero oveja…”), ha de saber que hay un amigo en mí con el que hacer travesuras por cualquier granja o con quien ver “Babe 2, el cerdito en la ciudad”. Manolo Talavera

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SEIN ZUM TODE Fanzine Ultrapoderoso


Ojos por todas partes, ávidos de un Ser que huye de todo contenido fundante, de todo concepto, del propio mismo y de aquello que le es dado. Las paredes de lo real se curvan en el vasto asidero cósmico que alguna vez nos pareció confortable, otrora infernal, hoy sólo abismo inescrutable y cotidiano. Las motas de polvo se debaten en la odisea de caer para percibir sentidos, proyecciones de lo que no son pero que algún día será, inevitablemente; más aún así, sin más error que el amor absurdo de los entes, se niegan sin motivo en el danzar de una brisa de invierno que penetra violenta por la ventana. La ventana hacia el mundo exterior; la ventana hacia el Mundo, quizá, pues sólo fantasmas familiares flotan por una mente que no termina de acostumbrarse al tedio de la conciencia, a tener ya tanto abismo que no sabé por qué está ni por qué es, pues no hay nada que conocer al respecto. Continua facticidad del diario, imposiciones orgánicas de la convulsión frente a la mente se realizan en la cocina, en el bar, en el parque, en el mercado. Y aquí, en este hoy mi hogar, mañana un recuerdo más condenado a la distorsión de la caprichosa identidad no ideal, mis elecciones pasan como la gente al trabajo, como los hojas de los árboles, como los años mismos, sin encontrar ya nada más que una Nada que no termina siquiera de angustiar, en la que el viviente que elige vivir se dedica a experimentar obligatoriamente, sin descanso, a veces en éxtasis, otras en el hastío de la rutina. Una conciencia absurda plena es insoportable, o al menos aburrida e insípida, sin un cuidado de sí y una acción continua. El movimiento rutilante de los astros girando a la deriva, el movimiento por el movimiento, el hacer como entretenimiento o éxtasis, para evitar el océano oscuro de la oscura oscuridad en la conciencia cósmica. Somos a la mano de la Muerte.

Esteban Merino Denamiel

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Manolo InĂştil


EFECTO 2000

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“¿Qué nos traerá el Efecto 2000? ¿Es tan terrible como anuncian?” Esta era la pregunta que de manera incesante me hacía la gente que convoqué, tras regresar de mi viaje, el 28 de diciembre del 99. Aturdido aún a consecuencia del regreso y agobiado por su insistencia, pedí unos minutos de silencio para aclararme antes de iniciar el relato que estaba a punto de narrarles. Cuando me sentí preparado comencé a hablar al círculo de miradas atentas e inquietas que se había formado a mi alrededor: «Aunque casi todas las personas aquí presentes creéis en mi capacidad de viajar a través del tiempo, me dirijo en primer lugar a aquellas que siempre se han mostrado escépticas para jurarles de nuevo que mi poder es real y que todo lo que voy a contar es cierto. Lamentablemente, la confirmación de mis palabras va a tardar en llegar, por lo que os pido que las guardéis en vuestra memoria hasta el momento en que los hechos vayan poco a poco confirmándolas. En fin… Se me pidió realizar un viaje con el objetivo de observar los cambios que pudiera producir a partir del próximo 1 de enero ese catastrófico Efecto 2000 del que tanto hemos oído hablar durante este año. Concentré pues toda mi energía y fijé en mi mente el punto temporal en el que fuera patente algún tipo de cambio. Cuando caí en el futuro, lo primero que hice fue informarme de la fecha en la que me encontraba. Para mi asombro, había llegado al día 1 de enero, sí, ¡pero del año 2018! “¿Por qué este desfase de casi dos décadas, si hasta ahora siempre he logrado caer en el punto previamente elegido? ¿Acaso el poder que poseo se ha vuelto en contra de mi voluntad?” En medio de

esta confusión y pensando en intentar un segundo salto, sentí en la espalda el impacto de un choque. Al darme la vuelta encontré a un adolescente portando un móvil mucho más grande que los actuales que, de manera brusca y grosera, me gritó: “¡Apártate, gilipollas!” Dejé paso al muchacho, que siguió caminando con el móvil delante. En ese instante, de nuevo por detrás, escuché la voz de alguien que había contemplado la escena: “Qué poca vergüenza tienen los jóvenes de hoy”. Al darme la vuelta descubrí a una mujer de unos cuarenta años que, sorprendentemente, se dirigió a mí llena de alegría: “¡José! ¡Pero cuánto tiempo!” Me costó unos segundos reconocer en ella a Gema, la compañera de facultad de la que a veces os he hablado, ésa con la que, desde que comenzamos la carrera, suelo mantener conversaciones bastante profundas acerca de la vida, el mundo e incluso el futuro. -¿Dónde te habías metido? –me preguntó– No nos veíamos desde que acabamos los estudios. Pero si no has cambiado nada… Como a ella nunca le he confesado que poseo el poder, tuve que improvisar una historia: -Al terminar la carrera comencé a viajar por ahí, y he vivido aquí y allá a partir de entonces. Nos pusimos a andar. Vi la oportunidad de obtener alguna información de la época en la que me encontraba, y siguiendo con mi relato ficticio, le conté que había pasado ese tiempo en lugares un tanto alejados de la tecnología, por lo que no entendía la razón de que toda esa gente que veíamos en la calle permaneciera tan distraída mirando su móvil. -Son los móviles de última generación, José de la Interzona

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-VIAJÉ A LO LARGO Y ANCHO EN MUY DISTINTAS ÉPOCAS. -¿QUÉ VISTE?

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JOY DIVISION, “WILDERNESS”

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muy diferentes a los de nuestros tiempos de universidad. Con ellos te puedes conectar a las Redes Sociales de Internet… -¿Qué son las Redes Sociales? –la interrumpí. -Uf, cómo explicártelo…Son una especie de sociedades virtuales creadas en Internet. Dentro de ellas puedes interactuar con personas, bueno, más bien con perfiles que cada cual puede construir mediante datos, fotos, videos… Una vez creados, pueden intercambiar palabras escritas, imágenes, o hacer contactos y seguir a otros perfiles… -Vaya, eso que me cuentas es una especie de mundo artificial. -Más o menos. Si no teníamos bastante con los dos mundos de Platón, ahora tenemos tres ¡ja, ja! -Pues sí, es curioso ¿Y a ti qué te parece? La expresión de su rostro reflejó tristeza: -¿Te acuerdas de lo que hablábamos hace veinte años sobre la decadencia de Occidente y de aquel mensaje de globalización que tanto se pregonaba hacia el 2000 y el 2001? Esas dos cosas juntas, la globalización de la decadencia, son las que se han ido imponiendo desde entonces. Ahora te encuentras a todo el mundo, en especial a la Generación Millennial, la nacida en torno al 2000, enganchado a la Red, pululando como fantasmas por la vida real, creyendo que la verdad es la que nos muestran las pantallas y dirigidos telemáticamente. -¿Entonces no se relacionan con los demás de manera natural? ¿Se dejan arrastrar por la Red sin ocuparse de lo que ocurre a su alrededor y se aíslan de su entorno convertidos en esos que en la antigua Grecia eran llamados idiotas? -Tú lo has dicho. Por desgracia es así. Los que manejan los hilos de la Red hacen

con nosotros, yo también me incluyo, lo que quieren. No sé dónde has estado viviendo, pero tienes suerte de no verte atrapado. -Espero no acabar así. -Jo, qué pena. Tengo que coger el bus –se lamentó al detenerse junto a una parada– Me gustaría mucho, si vas a estar por aquí, que nos pusiéramos al día. Vamos a quedar. Mi número es… En ese instante recordé que mi estancia en el futuro no debía de prolongarse para evitar así dar lugar a alteraciones demasiado importantes. -Pues mira –la volví a interrumpir– sí que voy a quedarme una temporada por aquí. Y no necesitarás del teléfono, porque después de las Navidades volveremos a encontrarnos. Te lo prometo. El autobús llegó en el momento justo de evitarme explicaciones. Nos despedimos abrazándonos y besándonos en la cara. -¡Ah! ¡Feliz año! – me deseó antes de subirse. -¡Igualmente! Considerando suficiente la información que Gema me había proporcionado, yo también me marché, hacia el presente.» -¡Pero bueno! ¿Os vais a creer a éste, empezando por que puede viajar en el tiempo? Seguro que nos está gastando una inocentada –protestó una de esas personas que acudieron a escuchar las impresiones de mi viaje aquel 28 de diciembre de 1999.

José de la Interzona

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Glava Lubchenko


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DIFUSOS

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Si se puede tener un cuerpo, lo podemos tener tanto nosotrxs como ellos. Si se puede tener un cuerpo, es que un cuerpo puede pertenecer. Comprarse, venderse, reclamarse. Existe desigualdad donde existen pertenencias. Yo no tengo un cuerpo, soy un cuerpo. Soy un cuerpo tanto como soy cualquier otra cosa. Descartes inventó el ordenador. La dualidad. Cuerpo y mente. Ceros y unos. Hombre y mujer. Occidente. Asumimos la dualidad como natural e intentamos deconstruirla. Natural. En muchos sitios, la narrativa del género comienza en la multiplicidad y mediante bailes los cuerpos, todos, distintos, conversan. Los cuerpos se tensan y se destensan, pero nunca lo suficiente para perder la elasticidad, generando así la metamorfosis del sexo. Una conversación que enciende la estructura fluida y efervescente de la vida social en sí misma.

Hegel dice: ‘La verdad no es su indistinción, si no el que ellos no son lo mismo, sino que son absolutamente diferentes, pero son a la vez inseparados e inseparables e inmediatamente cada uno desaparece en su opuesto.’ La verdad está en el movimiento, Esa inmediata desaparición de uno en el otro, En una palabra, Convertirse. El género no es separable de la biología, ni confinado a ella. El género es una construcción continua, Basada en una diferencia, Pero transcendiéndola. No somos esclavxs de nuestra biología por naturaleza. La naturaleza no esclaviza, sino la era digital. Esclaviza el que nos hagan creer que nuestros cuerpos son propiedad. La batalla por ser libres a pesar de nuestros cuerpos es una batalla contra nosotrxs mismxs. Nunca seremos, ni conseguiremos nada a pesar de nuestros cuerpos, porque nuestros cuerpos ya somos. Auténticos.

Brisa Marina

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Hussain Swanba


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Zeniza Delgado


HAZME EL CAPITALISMO Especula conmigo Malvérsame Hazme cosas guarras, un beso “lasse faire” Engáñame y dime que me quieres libre, que ya me regularé Pero ten mi exclusividad y véndeme cómo quieras, a plazos, entera Estandariza mi opinión Monopoliza mis opciones Átame con tus deudas ¡dame fuerte! Adueñate de mis medios privatiza mis emociones comercializa mi ilusión deslocaliza mi voluntad.

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Doblégame hasta (des) gastarme o romperme Y luego, compra una versión mejorada de mí. Ven y monetariza mi mundo. Por favor, dale valor a mi vida. ...No haremos el capitalismo Él nos hará a nosotros…

Chikita Vorágine


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Risabhadeva Maldonado


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A.


AMORES DE BAÑO Ya solo me acuerdo de ti Viendo los corazones ya desgastados Pintados en las puertas de los baños más sucios De los bares más sucios En cada árbol asesinado Por el acero de las iniciales De un amor ya olvidado Y roto. Ojalá vieses cómo me he levantado Cómo he sobrevivido Que me corté el pelo Porque no quise cortarme las venas Y ahora nadie me obliga a atármelo en trenzas Ni a atarme en nada. Que ya no me maquillo la piel para esconder nada Que no me da miedo enseñar mis cicatrices Mis granos, mis estrías Que llevo las tetas libres Y bragas de encaje siempre Solo porque me gustan a mí. Que he aprendido que en jaulas Por muy de oro que parezcan, Ni los pájaros.

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Que no necesito que nadie me meza cuando lloro Ni que me vende las heridas Ni que me engatuse con palabras Que me diga Mía Mía Mía Para no tener que acordarse de mí nombre Y luego, sabiéndome rota Me rompa en mil pedazos más. Desde ti hasta ahora Han pasado mil años Ahora las marcas Son solo de uñas De orgasmos

Frida Sin Rivera


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Hussain Swanba


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AGUJAS Entonces sucedió, durante el crepúsculo de su incierta existencia intentó despojarse de sus agujas. ¡Te lo dije! Esas dichosas agujas algún día traerían de qué hablar y tú no me escuchaste. Lo sé, joder, lo sé. Yo no quería, pero me causaban tanto placer que ahora no me reconozco sin ellas. ¿Despersonalización? No me digas. Espera, tengo algo para ti. Huyó cruzando el umbral del complejo común y corrió hacia la luz que terminó quemando sus cejas, borrando así de su cara una carga importante de expresividad. Le daba igual, ¿en qué momento pensó que tirar sus agujas era la mejor opción? Qué bobada. Se quedó con ellas. Asumió el temor, la carga, los juicios de valor y alentó al resto para que rociasen sus cuerpos con ese esmalte brillante y placentero. Mientras, las agujas endosaban la culpa a la tormenta, discernían el amor a los libros y machacaban los poros del intelecto hasta atravesar el pasillo de la carne. El dolor y la evasión, arquetipos de su tiempo, somnolientos y obsoletos, rodaron cuesta abajo disertando la barbarie de la especie.

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V.


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Limรณn G.


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Para vivir el presente Levántate de buena mañana planea un rumbo (escoge) plantéate un enigma. ¿Dónde dejé la navaja? No ¿El paraguas? Mejor ¿Hacia dónde miro si no puedo mirarte a los o-j-o s? Huye de mí Mentira, BASTA ¿Dónde ponen buenas tapas? Ja, ja – ja, ja – ja, ja – ja, ja No sabemos cómo se pregunta solo nos alegramos por contar cicatrices creyendo que eso es la vida No, no NO ESPERA

Hay alguien detrás de la ventana ¡Es Dios! Un cadáver sin párpados, hinchado, blanco Está tumbado boca abajo Hola, Dios (escógeme) Tu eres su horrible serendipia en este enero de sombras Te han elegido para mirar hacia otro lado Te han cosechado como si fueses su es-pe-ran-za no la tuya propia te despiertas y piensas (ya no soy nada no existo me marcho) No toques a Dios quédate aquí conmigo Pero haz algo di algo clávame la navaja no dejes que el cielo se tiña de sangre.

Jesús De La Torre Sánchez

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Clara Zurita


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SE HACE (SE DESHACE)

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Todo se deshace Se deshace Se deshace Efervescencia de ficciones En ficciones sin tregua Desaparece Sin lugar ni historia En presente Aferrado al tiempo Arrojado al tiempo Condenado al tiempo Se deshace Se deshace Y el polvo vuela Y reposa débil Y el polvo vuela Al barro fértil Sin respuesta Sin esperanza Sin futuro Sin pasado Sin mañana

Sólo presente Sólo nada Pero tan nada Tan fundante Espeso humo Se deshace Se deshace Pero forma más parte Disuelto Sin lo estable Nada que esperar Todo por hacer Todo por aparecer Por deshacer Todo por hacer Por hacerme Por hacerte Por hacernos Todo tan posible Con golpes sordos Al color del miedo De que todo se hace Se deshace Se deshace En el mar de incertidumbres...

Esteban Merino Denamiel

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Rocío No


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Laly Est


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Zeniza Delgado


ENGร NCHATE Mientras los medios te cuentan que los jipis van drogados mรกs peligroso es el camello que tiene doctorado te receta la cura contra todo tipo de enfermedad un bote de pastillas es su respuesta a todo mal sus pacientes se arrastran como zombis en busca de otro chute el doctor Muerte con sus siniestros trucos te seduce cuando la presiรณn es tal que crees no poder hacerle frente deja que el doctor te coma el tarro, pues no sรณlo los jipis se meten. Texto original: "Get That Addict Habit", de Andy T. Traducciรณn de Irene B.F.

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Irene B.F


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FUCK DE SYSTEM

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María Vinaches


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Zeniza Delgado


Definitivamente no quiero ser quién soy quiero ser quien quiero ser ya soy quien soy y de la mezcla de ambos será engendrado quién seré. Quieranse, que ilusionarse es desengañarse del desengaño y dejar de atender lo infinitamente más real que creemos poder/querer hacer compatible con lo real para vestirlo de ilusión.

Cierra la puerta aquí nada se muestra. Se abre el aire a enjambre de polillas que aletean, podredumbre fanfarrona

Tú, que no sabes

que se aloja en mi cabeza

lo que transmites

¿Qué le dices cuándo rezas

y escapas a las palabras.

a intervalos que se agotan

Niño que disfruta de si,

exprimidos sin demora

cállate coño.

y ni te tocan las orejas? Cuando mi dolor mido y dormido me quedo qué dolor, cuánto anhelo un lugar pasajero pa pone(r)lo que mi mente genere extranjero. Quiero ser consciente de ello que mi dolor es mío me parto el cuello a cabezazos moribundos. Déjame solo, soy lo que espero.

Chema Piensoenverso

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Rocío No


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Zeniza Delgado


SENSACIONES Y se dispuso a fregar los cacharros. La casa estaba patas arriba y ella con la frente bajo tierra como un avestruz, esperando así esconderse de todos sus problemas. Al poner el estropajo bajo el grifo, se empapó las mangas de ese jersey de punto lleno de pelotillas. Soltó el estropajo, se remangó, lo cogió de nuevo y arrojó sobre la esponja una cantidad ingente de jabón. Cogió el primer plato manchado de tomate frito de hacía días. Frotaba fuerte para forzar su marcha. A veces hacía lo mismo con recuerdos. A veces con personas. Otras, simplemente frotaba fuerte su clítoris para relajarse antes de dormir. El agua estaba tan caliente que enrojecía la piel de sus jóvenes manos. Había echado tal cantidad de jabón que se hacía imposible agarrar la vajilla, pues cada cosa que cogía se resbalaba entre sus manos mojadas. Resbalaba como el suelo del portal del bloque recién fregado, como su amor propio cuando lo tenía a él delante, como la opinión del resto cuando andaba segura de algo, como la aceitera que rezuma, como el tiempo entre las sábanas.

Agarró con fuerza una copa con restos de tinto de la última noche que estuvieron juntos en esa casa. La agarró muy fuerte, como cuando agarraba su mano en la playa o él cogía su culo en la cocina. Fuerte, muy fuerte, como el beso de un adiós. Tan fuerte como uno se ata los cordones antes de salir al campo. Tan, tan fuerte, que la partió en 1000 pedazos. Entonces, suspiró profundamente, desesperada. Y ese fue el último movimiento de los próximos minutos. Se quedó paralizada. Qué poco le gustaban las complicaciones...aquella copa no era más que la materialización de sus problemas. Y así solía abordarlos. Drástica. Tajante. A la fuerza bruta. Se inundó su alma de pena como la cocina de agua. Del grifo brotaba el agua a raudales y del fregadero rebosaban metros cúbicos de espuma. Totalmente fuera de sí, con la mirada clavada al frente, sus pensamientos se repetían como el patrón de los azulejos de la cocina. Pensaba y sabía que no podía reconstruir esa copa, como no podía viajar al pasado para cambiar su presente. ¿Presente? ¡Ah, sí! Se había olvidado por completo del presente y de su cuerpo con él. Como se olvidan las llaves en la entrada o lo que comimos ayer. Se había olvidado por completo de la escena, de los platos, de la copa, de los cortes. Cuando quiso despertar, ya no podía. Cuando se quiso preocupar, ya no había nada por lo que preocuparse. Había tanta sangre fuera de sí como agua fuera del fregadero. Tanta lástima como jabón. Tanto abandono como platos sucios. MS

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Un perro


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Zeniza Delgado


ALEGRÍA POSMODERNA Perdida entre las más sinceras sombras. Entre aquellas que dormitan bajo lúgubres pasajes del terror. Son sombras de casa, sombras de a píe, conocidas por todos y cada uno de los monstruos que habitan en nuestro interior. Hacen de nosotros un extraño ser marchito, sensible a todo acto ajeno. Nos hace malditos a los ojos de quien nos mira, y nos sacude como a trapos sucios. Aquella que es la tristeza del ser, se convierte en pesadilla para todo el que nos mira. De no ser por esos días buenos, los días de terreno liso, si no fuera por esos días lúcidos, todo habría acabado ya.

Se hace eterna la necesidad de cambiar. Dices: ¡Mañana será el día! Y mañana se transforma en la noche, se transforma en el día, se transforma en comida y en ropa, en quehaceres y fiestas, se transforma en miseria terrenal, sin meta ni objetivo. Llega el mañana de siempre, pero nunca el mañana que ansías. Eres la lucidez personificada, consciente de todo, como una víctima torturada, que siente el dolor pero es incapaz de moverse. Estás bajo el efecto de un extraño peso muerto que se aferra a tu cuerpo como el plástico derretido a todo lo que toca. Pero eres dura, eres mártir de tus propios castigos, te sientes fuerte y capaz de soportarlo todo y piensas: Hoy puede ser uno de esos días lúcidos, sino, todo habría acabado ya.

La soledad de la mente se hace profundamente densa. Las actitudes en sociedad cambian y los movimientos corporales se pudren y mustian a cada paso. Todo es producto de un magnifico ser errante que palidece nuestra alma y nos arremete contra la almohada mientras nos folla sin piedad. Es el yo, a la vez consciente y a la vez inconsciente, el que te pisotea y te somete ante los más intensos terrores del placer del dolor. Es el síndrome de Estocolmo de tu propio sufrimiento, de tu llanto. Al que odias por arrebatarte la alegría pero al que no dejas de alimentar cantándole nanas para dormirle y dándole mimos al despertar. Si no fuera por esos días lúcidos, todo habría acabado ya.

Todos tus errores los transformas en excusas, cualquier anécdota es buena para hacer que todos piensen que eres un drama. Tu furia y tu dolor se esconden tras estúpidos comportamientos traducidos en descargas de estrés posmoderno. Cada vez te importa menos porque encuentras calma en la soledad, te importa poco el dolor y te importa una mierda cambiar. Estas justo donde nadie puede juzgarte, donde no anhelas ni a la gente, ni la experiencia que les acompaña, para ti, banales en su totalidad. Te hartas de escuchar historias sobre hambre, dolor y muerte. Al fin y al cabo tu también tienes hambre, sientes dolor y te quieres morir, pero, si no fuera por esos días lúcidos, todo habría acabado ya. Escayola

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Está dentro porque no estar es ser fuera. Imagina que las risas se les llenan de hormigas que se caen por los platos y vasos de vino vacíos, imagina que forman deseos en el espacio que chocan entre sí, se fragmentan y desaparecen. Las palabras se convierten en muros que escupen escombros a su puerta, la atoran y la atrancan. Como si las llamasen a gritos mil pequeñas semillas se comen el cuerpo por dentro, se abren camino por las sienes y las raíces de las horas que a toneladas caen sobre el cansancio y hacen salivar las penas. El dolor tiene necesidades que se acumulan formando cuerpos débiles obligados a aprender a andar. Cada noche mueren y cada muerte los vuelve más eficientes.

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Ese es el motivo que te hará dormir esta noche.

Rocío No


EL ULTRAPODER SOMETE AL PODER QUE QUE CORROMPE Y DEGRADA

4 FEBRERO 2019 Fanzine Ultrapoderoso


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