Muertos Muertos habitando la fríía urbe, presentes que ayer tuvieron un nombre, hoy estadíísticas que el gobierno ignora. Sus cuerpos yacen sobre las fríías aceras, envueltos en perioí dicos, bajo el brillo de las estrellas: su uí nica esperanza Historias perdidas en las miradas que todos evaden; dios les ha escupido en la cara, y la sociedad sigue su ejemplo Polvos blancos y jeringas insalubres, focos sirviendo como pipas, estopas con olor a excusas. Pies descalzos, sucios por el difíícil camino recorrido; su piel, manifiesto registrando heridas, fracasos y victorias alquiladas en cualquier esquina. Marco A. Velázquez