Derecho de audiencias, vital para construcción ciudadana

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Derecho de audiencias, vital para construcción ciudadana La longeva relación entre el presidencialismo y los intereses del empresariado mediático de la televisión, impiden que los medios de comunicación coadyuven al proceso de transición democrática, lo que a su vez ha obstaculizado el debate de los asuntos públicos, y con ello la construcción de una ciudadanía democrática que garantice los derechos de las audiencias. Ésta es la principal tesis del análisis de la maestra Norma Pareja que publicamos ahora en Zócalo, quien frente a ese escenario recomienda, romper el modelo de relación jerárquica entre empresas mediáticas y sociedad, para que una nueva regulación enfatice la función social de los medios y la figura del ciudadano cobre importancia. • Norma Pareja Sánchez

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n la actualidad es imposible hablar de ciudadanía sin tomar en cuenta a los medios. En general se parte de la idea de que la configuración de la identidad ciudadana deriva de la interrelación con partidos políticos e instituciones gubernamentales, no obstante debe incluirse a los medios masivos de comunicación en la medida en que estos insertan al ciudadano en los procesos políticos:

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a) Vehiculando la comunicación política de gobernantes a gobernados tanto en periodos de campañas como cuando no las hay formalmente y a través de múltiples formatos y espacios. b) Mostrando su propia visión del mundo a fin de legitimarla (a través de la construcción de imaginarios, percepciones e imágenes de la realidad y diversos significados a través de múltiples formatos y espacios). c) Dando espacio y cobertura por diversas razones a las protestas y movimientos sociales que buscan incidir en las estructuras del poder y que también

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forman parte de la comunicación entre gobernantes y gobernados, la comunicación política. Múltiples estudios tanto académicos como institucionales han dado cuenta de que los medios de comunicación, en especial la televisión, son clave en la organización de la vida social; como fuentes de información del acontecer nacional, así como acerca de lo que ocurre en la vida política del país. Las distintas definiciones de ciudadanía en la sociología, la filosofía, la antropología y el derecho coinciden en que ésta se concentra en derechos y obligaciones legales, políticos y sociales que, en su conjunto, definen el lugar que ocupa un sujeto en su relación con el Estado, pero sobre todo en la manera en que el sujeto participa en la definición de la naturaleza de las leyes a través de las cuales admiten ser gobernados. En esencia, las definiciones se ciñen a las nociones de democracia clásica de la antigua Grecia. Y son tres grandes los rubros que se contemplan en el ámbito de los derechos, civil, político y social, en los que ya debe contemplarse el del acceso a la comunicación e información. En la actualidad, en la relación ciudadano-Estado hay una mediación tecnológica a la que los sujetos deben tener la posibilidad de acceder para interpelar a los distintos actores que conforman al Estado y a los propios medios y no sólo ser interpelados; esta posibilidad se fundamenta en dos razones: que los medios posibilitan y facilitan su diálogo con el Estado y que le permitirían participar de manera activa en la ejecución de sus derechos y obligaciones, y no como meros individuos retratados según la versión de la realidad que los grandes medios construyen, sin que haya un acceso real ni por la vía de la consulta ni de retratos y espacios de sujetos reales, lo cual de facto configura un carácter jerárquico entre medios de comunicación y sociedad. | junio 2011


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Por tanto, se considera necesario romper los vínculos jeen México las políticas de comunicación han favorecido a rárquicos entre medios de comunicación y sociedad, a fin los consorcios mediáticos (Televisa y TV Azteca), permitiénde trastocar las relaciones de poder existentes que limitan la doles una clara concentración en las distintas ramas de las consolidación de la democracia, partiendo necesariamente industrias audiovisuales y su control sobre el mercado de la de la construcción de la ciudadanía en que los medios de publicidad, una de ellas ha sido la escasa regulación de ese comunicación juegan un papel clave. sector por parte del Estado. Desde el En la actualidad es posible observar Se considera necesario romper los inicio y expansión del sector, el Estaen México interesantes manifes- vínculos jerárquicos entre medios de do no definió un marco jurídico que taciones sociales por distintas vías comunicación y sociedad, a fin de estableciera las normas de competenque cuestionan las decisiones de los trastocar las relaciones de poder exis- cia, posibilidades de expansión y endistintos grupos de poder y diversos tentes que limitan la consolidación de fatizara las funciones sociales de los cambios en el propio Estado, tales la democracia medios. La propia industria de televicomo la composición del congreso, sión se ha negado a distintas formas la alternancia en el poder presidende regulación, sobre todo a aquéllas cial, la apertura de algunos rincones de la administración y que implican la entrada de otras emisoras. La llamada Ley gestión pública, el uso de la vía jurídica para dirimir difeTelevisa constituye un intento de las televisoras por evitar rencias, la protesta social; no obstante, un espacio en el que el acceso de la competencia a partir de los procesos de rese han visto pocos cambios positivos para la sociedad es en gulación en el contexto digital y perpetuar el modelo de los medios de comunicación. La actual discusión sobre la predominancia con ventajas. Otro ejemplo son las distintas ampliación del número de actores en el uso lucrativo del manifestaciones públicas y legales tanto de Televisa como espectro radioeléctrico y la confrontación entre Televisa, TV de TV Azteca en torno a la Reforma Electoral 2007-2008, Azteca y Grupo Carso en el ámbito de las telecomunicacioque les arrebató la posibilidad de vender espacios para prones, por las posibilidades que implican los avances tecnolópaganda a los distintos partidos políticos con altos precios gicos, no ha arrojado aún saldos positivos para la sociedad. de publicidad sujetos a negociaciones discrecionales. El sector de la televisión en específico, sigue altamente conEstar estrechamente centrado y con una oferta muy limitada a la sociedad. ligada al sistema político mexicano. Desde Breve juicio de la el inicio de la industelevisión mexicana tria de televisión, empresas mediáVarios estudios han diagnosticado ticas y el Estado mexicano, han las condiciones en las que los mecompartido intereses, sobre todo dios de comunicación operan en políticos y económicos. De hecho México, mismas que se han manpuede decirse que su crecimiento tenido por décadas, en especial emana de ello y posee una génesis me concentraré en la televisión en memorial. Al adoptarse un motanto es el medio que aún reporta delo comercial desde el principio, un alto nivel de penetración como el Estado renunció a emplear a los tecnología en el hogar, 95 por medios de comunicación como esciento según el INEGI; 1 y tiene pacios de diálogo con la sociedad un lugar privilegiado en las prácy utilizar sus grandes posibilidades ticas diarias en el mismo, lo que pedagógico-culturales, dejándole le ubica también en el primer sitio, a las empresas esa responsabilidad: pues el CONACULTA 2 registró “En México, PRI y televisión fueron en 2010 que el 90 por ciento de los mexicanos acostumbra dos caras de una misma moneda a lo largo de más de 50 años, ver televisión y 76 por ciento acostumbra oír la radio.3 desde antes del inicio formal de la televisión en 1950 hasta la De este modo se hace necesario considerar que la industria así llamada ‘alternancia política’ mexicana en 2000”.4 cultural televisiva en México ha mostrado por varias décaPriorizar contenidos de entretenimiento en vez das rasgos sostenidos como: de los políticos y educativos, ya sea provenientes del mercado norteamericano o de manufacEstar altamente concentrada, impidiendo el actura nacional, sobre todo con los programas de ceso de otros actores-emisores y con ello, limificción. Este punto cobra mayor importancia considerando tar la pluralidad de discursos. Históricamente que tanto en la Ciudad de México como en el resto del país, Internet

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La alta concentración de la industria televisiva en México, la predominancia del entretenimiento en detrimento de la función social, han imposibilitado que el sistema comunicativo coadyuve al proceso de transición democrática.

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El desdibujamiento de la información política que lo mismo es mezclada con la prensa rosa que con la deportiva.8 La espectacularización de la noticia impacta de manera importante en la relación sociedad-medios en tanto que la audiencia se convierte en un espectador que no participa, sino un sujeto a la espera de lo que en el show televisivo se muestre. La audiencia es vista como consumidora y no como ciudadanía. Ejercer un modelo jerárquico de relación con las audiencias. Como se ha visto antes, la oferta programática está ampliamente definida por las tendencias pragmáticas del mercado, las “necesidades” de la audiencia. La oferta programática está construida de una manera vertical: porque al concentrarse en un modelo comercial de televisión las televisoras deciden el tipo de programación con base a la oferta y a la demanda. Por ende, las audiencias no participan en la conformación de contenidos ya que sólo se toma en cuenta una parte de lo que requieren ver: el entretenimiento. Pero nunca se consulta ni contempla sobre otras dimensiones de lo que requieren ver como información con amplitud, contexto y objetividad; por ejemplo, debates o programas que reflejen la identidad nacional. Puede decirse entonces que la oferta programática es unidireccional y unilateral, configurando

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un modelo jerárquico y tutelar entre medios y audiencia al definir una estructura programática de acuerdo al “gusto” de las audiencias y no a la apertura dialógica y horizontal, ello propicia distancia e imposibilita vínculo alguno con la sociedad mexicana. Circunstancia que, como ha señalado Orozco, ha contribuido de modo significativo a la desinformación y despolitización de la sociedad mexicana, agudizando tendencias tradicionales de pasividad y conformismo.

La construcción de la ciudadanía en los medios El breve diagnóstico antes descrito permite observar que la alta concentración de la industria televisiva en México, su relación conveniente con el sistema político mexicano, la predominancia del entretenimiento en detrimento de la función social así como la espectacularización de la información y el modelo jerárquico de relación medios-audiencia, han imposibilitado que el sistema comunicativo coadyuve al proceso de transición democrática y sea parte de los referentes ciudadanos para un acceso real a la toma de decisiones por parte de la sociedad. Más bien configuran una relación escalonada y unilateral entre medios y sociedad, ello sin duda dificulta en gran medida cambios en materia de democracia. Las grandes industrias televisivas se resisten a la transformación de sus esquemas tradicionales, este quiebre debe implicar otro tipo de relación de los medios con la sociedad, no jerárquica, no basada en el costo-beneficio o en el uso-gratificación, sino un tipo de participación que estimule el debate público y la construcción de una ciudadanía democrática, que garantice los derechos políticos de la audiencia en la medida en que participe en el ejercicio del poder, pues como señala Tamayo, 9 participar de la comunidad es tener la capacidad de poseer atributos o cualidades de esa comunidad; en tal sentido, participar es Internet

la posibilidad de tener múltiples visiones a elegir resulta muy limitada. El modelo de concentración en la zona centro del país se replica a otras entidades; el tipo de televisión mayormente consumida es la abierta. En la Ciudad de México el panorama de la estructura televisiva en términos de contenidos se compone actualmente de sólo 11 canales; todos, excepto el Canal 34, 5 tienen su centro de producción aquí mismo, las frecuencias de Televisa y TV Azteca se mandan por red nacional a toda la República a través de sus repetidoras;6 el Canal 11 y el Canal 22 enlazan su señal con la mayoría de los estados del país a través de las estaciones estatales, o bien, algunos de sus programas son retransmitidos por estos canales en el interior del país en distintos horarios. Debe apuntarse que existe en la actualidad una predominancia de los macrogéneros de ficción y entretenimiento. Se sabe que seis de cada 10 títulos que las televisoras ofrecen en sus canales de mayor audiencia, pertenecen a esos macrogéneros. 7

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leyes y reglamentos que definen los marcos de acción de los medios. Ello bajo la lógica esencial de que la audiencia televisiva se constituye en ciudadanía en buena medida a partir del diálogo y deliberación sobre los asuntos públicos que los medios posibilitan tecnológicamente. A partir de la configuración de una esfera pública los sujetos asumen obligaciones en términos de seguimiento del acontecer nacional y derechos, básicamente centrados en dos ejes, el de la información y el de la calidad en los contenidos, la cual debe basarse en oportunidad, contextualización, objetividad, diversidad, pluralismo y amplitud. En esa lógica debe romperse la inercia de un modo de relación jerárquica entre medios y sociedad, la que en cierto modo replica la relación con el Estado. npareja02@yahoo.com.mx

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Reflexiones Puede señalarse que los esquemas tradicionales y formas de operar de la industria cultural televisiva limitan la pluralidad de visiones y el libre acceso de los ciudadanos y, a su vez, complica que se facilite el diálogo y la participación social que contribuiría a la democracia en un sentido amplio. Ante este panorama es necesario que la regulación de los medios de comunicación enfatice la función social de los mismos y la figura del ciudadano cobre mayor importancia en el marco de la misma; es necesario que esa figura ocupe una posición central tanto en las políticas de comunicación del Estado, sobre todo en el contexto de la convergencia tecnológica, como en los marcos jurídicos,

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* Profesora-investigadora de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), Academia de Comunicación y Cultura. La disponibilidad comparada de las tecnologías en 2009 fue de 95 por ciento para televisión, 79 por ciento de telefonía, 27 por ciento TV de paga, 27 por ciento computadora y 18 por ciento internet; Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares, INEGI, 2008. 2 Encuesta Nacional de Prácticas Consumo Culturales, CONACULTA, 2010, pp. 149-152. 3 El tiempo dedicado a estos medios es significativo: casi la mitad de los encuestados (40 por ciento) ve más de dos horas al día la televisión y 60 por ciento escucha hasta dos horas diarias de radio. 4 Guillermo Orozco Gómez, “La televisión en México”, en Guillermo Orozco Gómez (coord.), Historias de la televisión en América Latina, Gedisa, Barcelona, 2002, pp. 203-244. 5 Las instalaciones de tv Mexiquense se encuentran en el valle de Toluca. 6 El Canal 2 es “la señal con mayor cobertura en México”, cuenta con 128 repetidoras que le permiten llegar a 19.9 millones de hogares y cubrir 99 por ciento del país. Las otras cadenas nacionales son los Canales 13, 7 y 5 que cuentan cada una con 99, 80 y 66 repetidoras, respectivamente. Véase Islas, Laura, “Tercer Cadena, la decisión es política”, Etcétera, núm. 76, 1º de febrero 2007, pp. 7-10. 7 Pareja, Norma, “La televisión y la democracia. Un estudio sociohistórico sobre la televisión abierta y su oferta en la Ciudad de México”, Andamios, núm. 14, septiembre-diciembre 2010. 8 Vega, Aimée, “Defendiendo ciudadanías: los telediarios y la transición democrática en México”, en Marco A. González Pérez (coord.) La política más allá de las urnas, Casa Juan Pablos, México, 2006, pp. 167-187. 9 Tamayo, Sergio, “Espacios de ciudadanía y espacios de conflicto”, Revista Sociológica, año XXI, núm. 61, mayo-agosto de 2006, pp. 11-40. 1

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compartir, es la condición de estar relacionado con un todo, más grande y, en consecuencia, sentirse incluido. Existe una relación importante entre la diversidad de contenidos de un sistema de medios y la democratización del sistema social, pues por un lado ésta posibilita una mayor representación de intereses, acceso y multiplicidad de miradas y expresiones sobre un mismo acontecimiento, por el otro, implica la construcción de la ciudadanía en tanto hay una lógica de diálogo y participación para resolver de manera colectiva los problemas públicos en congruencia con la esencia de la democracia. Desde la óptica democrática, la inclusión y equidad en la comunicación fortalece a la sociedad a partir de la obtención de mayores elementos de análisis para la audiencia e integración de la misma, en un proceso que debe ser dialógico. La construcción de la ciudadanía debe necesariamente pasar por los medios de comunicación, los públicos y los privados, lo que debe lograrse a partir de la organización ciudadana, aquélla que ha generado cambios estructurales en los últimos 50 años.

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