Zona de Transición | número 2 | Asociación CTOP

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zona

Convergencias y disidencias

de transici贸n 02 2015



Convergencias y disidencias

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zona de transición Nº2 2015

Revista de la Asociación Convergencias en Terapia Operativa Psicoanalítica ISSN: 2340-8286

Consejo de redacción Amanda Rodríguez Urrutia Antonio Castilla Cabrera Antonio Sánchez Casado Clara Vázquez Arjona María del Mar López Medina María Sánchez Hortal Marisa García Rodríguez Coordinador Koldo Larrea Ruiz Diseño y maquetación Daniela Arias Laurino Jose Mª López Medina Colaboradores Textos: Carmen Angulo Gámiz Fotografías:

Koldo Larrea Ruiz Ignacio Sánchez Calle Jose Mª López Medina Archivo Planpais Pixabay Ilustraciones:

Natividad Martín Rodríguez Daniela Arias Laurino josemalo

Edita: Asociación CTOP C/ Sos del Rey Católico 14, 4ºC. 18006. Granada www.convergenciasentop.org convergenciasentop@gmail.com Salvo indicación en contra, todos los contenidos de la revista Zona de Transición están sujetos a una licencia Creative Commons (by-nc-sa)

Imágenes de portada y sumario: Gran Vía de Colón (en 01.05.15) y Plaza de la Romanilla (Granada). Fotografías: Jose María López Medina


sumario

Convergencias y disidencias

Editorial Lobo sapiens Zona de Transición

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Clínica Fenotipos del terapeuta Marisa García Rodríguez

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Miradas Entrevista a Rosario y Clara Zona de Transición

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La máquina de escribir A propósito de El lobo de Wall Street Antonio Sánchez Casado

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Volver La servidumbre voluntaria del siglo XXI Carmen Angulo Gámiz y Antonio Castilla Cabrera

Sobre El psicoanálisis silvestre (1910) María del Mar López Medina

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El baúl de Lautrèamont Comiendo en común María del Mar López Medina

El churro ilustrado. Nota de prensa María Sánchez Hortal

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Incertidumbre | Koldo Larrea


Editorial

Lobo sapiens

E

stos tiempos veloces nos obligan a mirar hacia la sociedad y su fundamento económico y para verlos mejor nos hemos descentrado de nuestro objeto habitual. De modo consonante con nuestro marco de referencia creemos que sin esta mirada no podemos progresar en la comprensión del sujeto de la psicología y del psicoanálisis. En Zona de Transición coincidimos con el pensamiento de autores como Vicenç Navarro cuando afirma que en el estado actual del capitalismo cabría reducir las clases sociales a dos: la que gestiona su subsistencia gracias a los rendimientos del trabajo y la que lo hace bajo el paraguas del rendimiento del capital. Este es el estado al que nos han llevado la globalización y las políticas neoliberales de gestión de la economía iniciadas en los años 80 del pasado siglo por políticos tan representativos como Margaret Thatcher y Ronald Reagan. Algunos de los mecanismos que explican las graves consecuencias de esta reedición de la lucha entre el Amo y el Esclavo se describen en el comentario a la película El lobo de Wall Street. Pero el artículo sobre El discurso de la servidumbre voluntaria no deja de plantear inquietantes preguntas sobre nuestra responsabilidad individual y colectiva en este estado de cosas. El aparato propagandístico oficial hace fluir sus cínicos slogans por todas partes y promueve sin cesar el adormecimiento necesario para sus fines. Es cierto, pero no lo es menos que nuestra retórica del victimismo no nos salvará de convertirnos en mujeres y hombres huecos, contribuyentes necesarios a esta catástrofe con nuestra inacción, nuestro silencio y ese persistente mirar a otro lado. En este último fenotipo de Zona de Transición hemos buscado a nuestro alrededor grupos para comer de otro modo, y preguntamos a profesionales de la sanidad pública sobre las condiciones de su trabajo posible. Volvemos a plantear la necesidad constante de formarnos en humanidad y celebramos la aparición del primer número de El Churro Ilustrado, por más que casi inmediatamente después nos sintamos tristes por la pérdida de Moncho Alpuente, uno de sus abanderados. Pero las tristezas no nos van a detener. Hemos sobrevivido al primer asalto en nuestra apuesta por la liberación de la inercia y la estereotipia y, al igual que ellos, sacamos nuestro segundo número en este mes de mayo. La ilusión permanece intacta, aliada con la búsqueda intermitente de incertidumbres que nos ayuden a garabatear algunas de las certezas que intervienen en el diálogo perpetuo con la zona de transición.

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Sin tĂ­tulo | Daniela Arias Laurino


Clínica

Fenotipos del terapeuta

Marisa García Rodríguez

Partiendo de los conceptos Genotipo y Fenotipo de la biología, proponemos una reflexión en torno a algo que hemos llamado Fenotipos del terapeuta. En el estudio de las especies, la biología plantea que un fenotipo es cualquier característica o rasgo observable de un organismo: su morfología, desarrollo, propiedades bioquímicas, fisiología y comportamiento. Los fenotipos resultan de la expresión de los genes de un organismo, así como de la influencia de los factores ambientales y de las posibles interacciones entre ambos. El genotipo de un organismo es el conjunto de instrucciones heredadas que lleva en su código genético. No todos los organismos con el mismo genotipo se parecen o actúan de la misma manera, porque la apariencia y el comportamiento se modifican por condiciones ambientales y de desarrollo. Del mismo modo, no todos los organismos que se parecen tienen necesariamente el mismo genotipo. De una forma más clara podemos decir que el genotipo constituye las instrucciones heredadas, lo programado, lo que no es observable y el fenotipo constituye la expresión de lo programado, cómo se pone en juego lo heredado y lo que es observable.


El terapeuta lo es desde el principio, incluso antes de ser consciente de que desea ser terapeuta

Sin embargo la teoría de la Epigénesis sostiene que los rasgos que caracterizan a un ser vivo se modelan en el curso del desarrollo y no están preformados en el germen. Representa el proceso de “sintonización” final mediante el cual cada individuo se adapta de forma eficiente a su entorno a partir de las capacidades contenidas en su código genético.

hemos criado, con lo que hemos aprendido, con las experiencias vividas, con los grupos a los que pertenecemos, con nuestra ideología, con el medio social en el que estamos inscritos y, también, en función del ambiente en que nos movemos: el trabajo, institución, relaciones personales… Cada terapeuta tiene sus propios motivos, actuales o remotos, para explicar los antecedentes de su decisión de convertirse en terapeuta, incluyendo cuestiones de carácter personal, familiar o de cualquier otra índole que pudieran encontrarse implicadas. Quizá podemos “observar” como más o menos común la pérdida, falta o ausencia depresiva en todos los llamados terapeutas. En cierto modo, el terapeuta lo es desde el principio, incluso antes de ser consciente de que desea ser terapeuta.

Partiendo de aquí, para nuestra reflexión sobre los terapeutas nos vamos a centrar en aquellos rasgos observables del llamado terapeuta, en el doble sentido de lo observable y de lo observado: su morfología, sus comportamientos, sus expresiones, su apariencia, su modo de trabajar, lo que pone en juego, lo que nos muestra… Y esa mirada la dirigiremos a la especie: ¿Qué es esa especie llamada terapeuta? Pero también al individuo: ¿De qué individuos concretos estamos hablando? ¿Cuáles son los rasgos que observamos que hacen que los consideremos de un fenotipo particular? ¿Qué fenotipo podemos observar en función de lo que muestran?

Desde el momento en que alguien decide convertirse en terapeuta ya dispone de un esquema para funcionar como tal, esquema que suele ser producto de alguna vivencia cercana, del medio social en el que se mueve, del contacto con la clínica (quizá el elemento más influyente en su decisión), de las relaciones con los profesionales con los que se ha formado, etc.

Al hablar de fenotipos lo vamos a hacer en términos de una instantánea a modo de la máscara teatral griega, de tipologías, estereotipos o caricaturas de cómo se presentan de manera global los rasgos de un terapeuta.

Posee una teoría sobre el sujeto y su desarrollo, sus modos de enfermar y las posibilidades de tratamiento que ofrecen las intervenciones psicológicas. Inicia un camino que tras el encuentro con la clínica, incluye tanto la formación teórica y técnica como su desarrollo personal independientemente del tipo de terapia en la que decida formarse. En el devenir terapeuta podemos observar que los pares madre-hijo y/o maestro-alumno atraviesan transversalmente cualquier relación terapéutica.

Pues bien, comencemos con un interrogante: ¿qué será lo “heredado” y la expresión de esa “herencia” en un terapeuta? Una perogrullada: el terapeuta es una persona. Además, desde el psicoanálisis una persona enferma. Por tanto su fenotipo tiene que ver con lo biológico, con lo que somos (sea lo que sea eso), con lo inconsciente, con dónde nos


Cada vez reciben mayor valor mediático y social el recurso de las psicoterapias

Pluralidad de enfoques

cialidad. Hasta el momento, jurídicamente sólo son considerados terapeutas los médicos (sobre todo psiquiatras) y los psicólogos clínicos y aunque en algunas universidades ya se han implantado módulos (másters, etc.) que certifican a quienes los llevan a cabo una cierta formación que les permite internarse de modo privado en los ámbitos de la intervención psicológica, lo cierto es que hasta el momento esa formación ha provenido de instituciones privadas. Un caso paradigmático es el de los terapeutas de formación psicoanalítica.

Los recorridos en la formación de los terapeutas son muy variados y dependen del tipo de instituciones en las que se desarrollan. Existe una enorme pluralidad de enfoques y prácticas terapéuticas. Me atrevo a decir que tantas como terapeutas hay, aunque se compartan esquemas teóricos de referencia, técnicas a aplicar o comunidades asociativas. Y todo ello tiene mucho que ver con el título de estas reflexiones. Si de psicoterapia hablamos, un terapeuta decide cuál o cuáles de las corrientes doctrinales existentes a su alcance van a contribuir a su formación. Además de las teorías psicológicas genéricamente consideradas (psicoanálisis, cognitivismo, conductismo, psicología de la Gestalt, teoría de grupos, modelos procedentes de la informática o de las neurociencias,…), el terapeuta visita las Humanidades (filosofía, antropología, literatura, sociología, cine, etc.) para proveerse de elementos teóricos que le ayuden a interpretar los datos obtenidos en su práctica clínica. En esta multiplicidad teórica no faltará una teoría sobre el conocimiento (epistemología) ni tampoco los efectos deseables e indeseables que aportan las propias creencias y que nos vinculan (lo sepamos o no, lo queramos o no) a una corriente ideológica u otra. Dependiendo de la ordenación de dichos elementos teóricos encontraremos diferentes configuraciones en la formación de los terapeutas.

El terapeuta se busca su formación según los recursos que tiene a su alcance por lo que es fácil que si en su medio circundante una corriente doctrinal es la imperante, el terapeuta en ciernes termine perteneciendo a las filas de esa corriente doctrinal. Hablando de fenotipos, recordaré una cita de Juan Manzano: “Venimos programados para ser reprogramados”. Pero además de estas consideraciones y fijándonos en la pura realidad social, podemos constatar al menos dos cuestiones. En primer lugar que la terapia no solamente se constituye como práctica clínica de médicos y psicólogos sino que a ellos hay que añadir las incursiones realizadas tanto en el ámbito público como en el privado por otras profesiones cercanas, como enfermeros, trabajadores sociales o pedagogos. En segundo lugar, un síntoma característico de los últimos años es que muchos ciudadanos no se sienten muy satisfechos de las prescripciones médicas que reciben, por lo que buscan en otros lugares eso que les falta en la relación con su médico y/o sanitario. Por ello cada vez reciben mayor valor mediático y social el recurso de las psicoterapias, las clásicas y las alternativas.

Salvo excepciones, las facultades universitarias no prodigan la formación de expertos en la intervención psicológica. Por motivos diversos, las facultades de medicina y psicología no han podido delimitar con claridad los requisitos necesarios para una construcción adecuada de esta espe-


El poder de las palabras | Pixabay

cierto consenso en sostener que fue el francés Hippolyte Bernheim, de la escuela hipnológica de Nancy, quien popularizó su uso y creó el término actual de psicoterapia. Las definiciones de psicoterapia que se han propuesto desde entonces son muy heterogéneas.

Terapia y psicoterapia Antes de adentrarnos en los distintos fenotipos del terapeuta vamos a comenzar con algunas reflexiones en torno a la arqueología -como diría Foucault- del campo de la terapia y la psicoterapia.

Desde el modelo científico “es el intento de conseguir, a través del lenguaje y otras funciones corticales superiores, una influencia modificadora sobre modelos de reacción implícitos –y quizá indelebles-, que determinan, a través del sistema límbico, el estado anímico y la conducta interhumana” .

La palabra terapia deriva de terapéutica que tiene su origen en la griega therapéutikos y que hace referencia al trabajo del sirviente encargado de cuidar a alguien. En castellano, la palabra tuvo siempre connotación de cuidados médicos y, más recientemente, psicológicos. Si terapéutica es la parte de la medicina que se ocupa del tratamiento de las enfermedades, terapia (del griego therapeia) es cada una de las técnicas específicas de tratamiento enseñadas por la terapéutica. Terapeuta (del griego therapeutes: siervo) sería el especialista que aplica cada una de esas técnicas.

Desde un modelo institucional, la FEAP establece que “…es un tratamiento científico, de naturaleza psicológica para las manifestaciones psíquicas o físicas del malestar humano, que promueve el logro de cambios y de modificaciones en el comportamiento, la salud física y psíquica, la integración de la identidad psicológica y el bienestar de las personas o grupos tales como la pareja o la familia”.

Aunque la psicoterapia como profesión no surge hasta finales del siglo XIX podemos seguir el rastro de sus orígenes mucho antes. “Psicoterapéutico” es un término inventado en 1872 por Daniel Hack Tuke, aunque hay

Manfred, E. Beutel y Steve Klimchack

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Una psicoterapia no es tanto una cuestión científica como algo vinculado a la narratividad

El poder de las palabras Desde un modelo de algunos psicoterapeutas definimos la psicoterapia como una práctica social, concebida desde múltiples orientaciones teórico-prácticas y llevada a cabo por numerosos colectivos profesionales. Una psicoterapia sólo puede explicarse a través del lenguaje. No es tanto una cuestión científica como algo vinculado a la narratividad. Se caracteriza por una mezcla de elementos técnicos y un tipo peculiar de relación interpersonal marcada por las palabras que transcurren entre el terapeuta y su paciente. Esta relación queda constituida en su esquema más básico por una persona que solicita ayuda para aliviar o solucionar problemas de diversa índole que le ocasionan sufrimiento psíquico. El destinatario de esta solicitud es otra persona a la que se le supone un saber que le ayuda a dar respuesta satisfactoria a esa demanda. Ese saber está vinculado a la existencia en el terapeuta de un esquema conceptual de referencia (ECRO).

de Psicopatología psicoanalítica agrupándolas en cuatro tendencias fundamentales: religiosas, corporales, en torno al magnetismo-hipnosis-sugestión y las centradas en el síntoma.

Un aspecto que nos parece fundamental al hablar de psicoterapia es el polo del terapeuta. La mayoría de los terapeutas sitúan la patología solamente del lado del paciente. Nosotros reivindicamos la importancia de la “enfermedad del terapeuta” tanto en sus aspectos individuales como en los grupales y asociativos.

Por su parte Watson, padre del conductismo, decía:

En la 34 Conferencia de su Introducción al psicoanálisis (1932), Freud decía: El psicoanálisis es realmente una terapia como las demás. Tiene sus triunfos y sus derrotas, sus dificultades, limitaciones, indicaciones… Me inclinaría a decir que no creo que nuestros éxitos terapéuticos puedan competir con los de Lourdes. Son muchos más los seres humanos que creen en los milagros de la Virgen que en la existencia del inconsciente. Pero atendiendo a la competencia terrenal, tenemos que cotejar la terapia psicoanalítica con los otros métodos de psicoterapia… Comparando con los otros medios de psicoterapia, el psicoanálisis es, sin lugar a dudas, el más potente. En toda justicia es así; pero también es el más trabajoso y el que más tiempo demanda. Dadme una docena de niños sanos, bien formados, y libertad para educarlos, y garantizaré que puedo coger cualquiera al azar y educarlo para que sea el tipo de especialista que yo quiera elegir; médico, abogado, artista, comerciante, jefe, e incluso, mendigo y ladrón, con independencia de sus talentos, aficiones, tendencias, habilidades, vocaciones y la raza de sus progenitores .

Pues bien, existen diversas clases de psicoterapia y también diversos modos de clasificarlas y agruparlas (según el modelo teórico, el objeto de trabajo, la duración, el contexto en el que se ejerce...). Algunos autores describen que hay más de trescientos tipos de terapias.

Por último, me parece interesante reflejar un ejemplo de relación terapéutica, en esta ocasión desde la mirada del paciente. Se trata de un extracto del poema Sala de psicopatología (1971) de Alejandra Pizarnik:

Una clasificación interesante es la que proponen J. M. Álvarez, R. Esteban y F. Sauvagnat en su libro Fundamentos

Psicología. Papalia y Olds

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[...] De modo que arrastré mi culo hasta la sala 18, en la que finjo creer que mi enfermedad de lejanía, de separación de absoluta NO-ALIANZA con Ellos -Ellos son todos y yo soy yofinjo, pues, que logro mejorar, finjo creer a estos muchachos de buena voluntad (¡oh, los buenos sentimientos!) me podrán ayudar, pero a veces -a menudo- los recontraputeo desde mis sombras interiores que estos mediquillitos jamás sabrán conocer (la profundidad, cuanto más profunda, más indecible) y los puteo porque evoco a mi amado viejo, el Dr. Pichon R., tan hijo de puta como nunca lo será ninguno de los mediquitos (tan buenos, hélas!) de esta sala, pero mi viejo se me muere y éstos hablan y, lo peor, éstos tienen cuerpos nuevos, sanos (maldita palabra) en tanto mi viejo agoniza en la miseria por no haber sabido ser un mierda práctico, por haber afrontado el terrible misterio que es la destrucción de un alma, por haber hurgado en lo oculto como un pirata -no poco funesto pues las monedas de oro del inconsciente llevaban carne de ahorcado, y en un recinto lleno de espejos rotos y sal volcadaviejo remaldito, especie de aborto pestífero de fantasmas sifilíticos, cómo te adoro en tu tortuosidad solamente parecida a la mía, y cabe decir que siempre desconfié de tu genio (no sos genial; sos un saqueador y un plagiario) y a la vez te confié, oh, es a vos que mi tesoro fue confiado, te quiero tanto que mataría a todos estos médicos adolescentes para darte a beber de su sangre y que vos vivas un minuto, un siglo más, (vos, yo, a quienes la vida no nos merece) Sala 18 cuando pienso en laborterapia me arrancaría los ojos en una casa en ruinas y me los comería pensando en mis años de escritura continua, 15 ó 20 horas escribiendo sin cesar, aguzada por el demonio de las analogías, tratando de configurar mi atroz materia verbal errante, porque -oh viejo hermoso Sigmund Freud- la ciencia psicoanalítica se olvidó la llave en algún lado: abrir se abre pero ¿cómo cerrar la herida? El alma sufre sin tregua, sin piedad, y los malos médicos no restañan la herida que supura.


El terapeuta Emérito es un consumidor compulsivo de todo tipo de títulos

Fenotipos del terapeuta

Fenotipo del terapeuta Uniformado o Funcionario Administrativo

En primer lugar, podemos pensar en lo distintos que nos resultan los terapeutas clásicos que conocemos por su literatura. Pensemos en Freud (ese encantador de serpientes); o en Bion (y las dos personas asustadas); en Lacan (y el terapeuta muerto); en Winnicott (y la madre presente); Ferenczi (el simpático); Searles (el loco simbiótico) y un largo etc.

Dentro de este tipo podríamos destacar el terapeuta que por pertenecer a una institución y funcionar como recurso gestionado por los gerentes de dicha institución, se ha olvidado de sí mismo y forma parte del engranaje de una máquina que lo sobrevuela y hace que funcione como una pieza más de dicho engranaje. Por ejemplo, aquellos terapeutas que, por “orden ministerial” de la institución, siguen una hoja de ruta imposible de saltar a la hora de tratar a sus pacientes dependiendo del lugar que ocupen en la institución. Prototípicos pueden ser trabajadores de la institución sanitaria pública andaluza que se ven obligados a trabajar por especialidades en base a la puesta en marcha de los famosos procesos: ADS (atención primaria); TMG (Unidades de salud mental); TCA (salud mental y endocrino); autismo (salud mental infantil); Demencias (neurología) y Primeros episodios psicóticos (salud mental y colegios).

Como decía al principio, me voy a referir a los fenotipos como la expresión de lo observable en términos de una instantánea cómica, a modo de la máscara teatral griega, a modo de tipologías, estereotipos, anécdotas o caricaturas de cómo se muestran de manera global rasgos de un terapeuta. La cuestión no es hacer una crítica agria o “talibana”, según se mire, de los diferentes modos de ejercer su trabajo los diversos terapeutas. Creo que todos los terapeutas nos podremos reconocer en algún momento a lo largo de nuestra vida en cualquiera de los fenotipos que voy a exponer. Mi idea es solo poder reflexionar sobre nuestra práctica.

O los terapeutas fundidos con la institución donde se les valora por ser consumidores de pacientes en base a las famosas productividades otorgadas por los cupos (cuanto más mejor) y que realizan su trabajo según objetivos de la institución: número de citas, cantidad y tipo de prescripciones, ahorro farmacológico, etc. Están más centrados en cómo gestionan el pedido para beneficio de la institución (gestión de recursos), que en la verdadera demanda del paciente. ¿Qué diría Bleger analizando esto según su teoría de los ámbitos?

Fenotipo de terapeuta Emérito Con él nos referimos al terapeuta consumidor compulsivo de todo tipo de títulos otorgados en diferentes másteres, cursos de formación de todo tipo de terapias, asistente al mayor número posible de jornadas nacionales e internacionales, simposios, mesas redondas, reuniones científicas, investigaciones y libros (mejor si son científicos) y un largo etc. Cuantos más títulos, más terapeuta se es.

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O aquellos psicoterapeutas que en su funcionamiento pseudoesquizofrénico (privado-público) terminan trabajando según la institución marca, olvidándose de lo que, según dicen, es su esquema de referencia a la hora de entender la psicopatología y la psicoterapia.

Fenotipo del terapeuta Primero de la clase (matrícula de honor) En la versión de Coderch, el terapeuta debe ser capaz de: 1. No mostrar sentimientos de naturaleza tal que puedan interferir con una actitud de amabilidad, consideración e interés. Debe ser apto para abstenerse de juzgar a sus pacientes.

Es destacable cómo la propia institución recientemente ha vuelto a cambiar el nombre de sus unidades y a lo que antes se llamaba Equipo de Salud Mental de Distrito, que tanto costó poner en marcha, ahora se llama Unidad de Salud Mental.

2. Hallarse suficientemente informado acerca de los fenómenos psicopatológicos subyacentes a la sintomatología de los pacientes.

3. Estar en condiciones de emplear los factores dinámicos en la relación interpersonal con el paciente, para modificar, en lo posible, la estructura psíquica de éste.

Fenotipo del terapeuta Científico Basa su trabajo en los pares “lo que es ciencia o no”, “lo que es verdad o no”, “lo que está dentro o está fuera”. Situado eternamente en el lugar del supuesto saber según los criterios de la diosa ciencia, avalado por investigaciones científicas. “Yo represento el saber y hay un escrito publicado en revista científica que lo avala”. Paradigma podría ser la llamada psicología basada en la evidencia. O la bata, que automáticamente te sitúa en ese lugar, obviando que el saber no es un lugar sino que es un estado o un proceso. Debajo siempre hay intereses económicos: decir esto es científico o no, supone decir esto vende más o vende menos. Muy relacionado con el siguiente.

4. Por su sincero interés hacia el paciente, despertar y mantener la confianza de éste.

5. Escuchar la comunicación del paciente, sin reaccionar de acuerdo con sus propios problemas, sentimientos o juicios de valor. 6. Comprender, dentro de límites variables de acuerdo con su preparación profesional, su propio inconsciente y el inconsciente de sus pacientes. 7. Conocer cómo trabajar dentro de un campo de fuerzas interpersonales.

8. Conocer la estructura, presiones y límites que impone a esta relación.

Fenotipo de Terapeuta Auxiliar paradójico

9. Poseer sus propias hipótesis acerca de por qué el paciente presenta determinadas formas transferenciales de comportamiento.

El terapeuta que funciona según modelo médico. Lo psíquico como si fuera el hígado. Nos referimos a los terapeutas que aceptan el reto planteado por los pacientes de que alguien de fuera les dé la solución a sus problemas. Podrían ser llamados terapeutas fármacos que penetran en los pacientes, metamorfoseándolo basándose en unos principios dados y están absolutamente convencidos de funcionar como la dopamina ya que saben cómo orientar a sus pacientes para arreglarles los problemas. Se responde al pedido con un “yo sé lo que sufres y sé exactamente lo que te hace falta y lo que necesitas”.

10. Comprender al paciente como una persona cuyos conflictos internos se manifiestan en la relación con él.

11. Entender claramente la naturaleza de la influencia que él mismo puede ejercer sobre este campo relacional de fuerzas, en su intento para modificar algunos aspectos significativos de los sentimientos y comportamientos del paciente. 12. Estimar las probabilidades que existen de alcanzar un particular objetivo en un período de tiempo determinado. 13. Tener en cuenta las fuerzas que actúan en contra de sus propósitos, no sólo en el interior del paciente, sino también en su propio interior.

Paradójicamente nos encontramos con algunos terapeutas que, por ejemplo desde algunos lugares de la corriente neuropsicológica, reducen lo psicológico a esquemas médicos, basándose en la teoría de que, una vez conocido el funcionamiento cerebral, la práctica psicológica en sí perdería su sentido ya que no tendría objeto. Pareciera como si no se dieran cuenta de que, si su premisa es cierta, ellos mismos como terapeutas desaparecerían.

14. Percibir cómo el paciente está viviendo y de qué forma debería vivir para atenuar sus sufrimientos, y qué es lo que él debe hacer, es decir, cómo actuar e interpretar para prestarle la ayuda que solicita.

O la aspiración a la omnipotencia.

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Camaleón | Pixabay

Observamos también a la propia institución formativa privada que facilita a sus “alumnos” el contacto con esa industria, obviando la incompatibilidad de la formación que ofrecen con el objetivo de la industria farmacéutica.

Fenotipo del terapeuta Camaleón Eterno especialista de la última patología de moda. Curiosamente modas diagnósticas promovidas, la mayoría de las veces, por los grandes gurús de la industria farmacéutica.

O muchas otras asociaciones, universidades, profesionales que escinden sus prácticas públicas y privadas para vender sus productos bajo el mandato de la ley de la oferta y la demanda. Cada evento, una cuota, distinta según el grado de relación con la asociación en sí, con el objetivo de introducir su producto en el mercado “terapéutico”.

Fenotipo de terapeuta Mercader Nos encontramos aquí a terapeutas que queriendo formarse en la práctica terapéutica, al ser en su mayoría formación privada, buscan la financiación en los laboratorios farmacológicos a cambio de la prescripción de sus productos.

Nos encontramos asimismo con terapeutas o asociaciones de terapeutas cuyo objetivo último es colocar su institu-

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El fenotipo de terapeuta Francisco Umbral: “Yo he venido aquí a hablar de mi teoría”

ción en un estatus que implica reconocimiento profesional público (y cuanto más mejor), fama y, sobretodo, mucho dinero.

Fenotipo de terapeuta Supernanny Se muestran ofreciendo, para los pacientes y el gran público, guías interminables sobre qué hay que hacer exactamente para resolver los problemas. La idea de base parece ser: “si algo falla, es por el paciente, no por la técnica; bien aplicada siempre funciona”. La técnica de “sacar el cepillo de dientes a pasear” o “el método para matar chinches” -y un largo etc.- siempre han funcionado.

En una gran federación de asociaciones si, además de cumplir los criterios mínimos para pertenecer a ella –título, currículum, estatutos, aval de la propia asociación…-, pagas una cuota de digamos 1.500 euros, ya estás acreditado como terapeuta. Eso sí, si “recaudas” más terapeutas en la asociación y pagas esa misma cantidad, los miembros de la asociación dada serán terapeutas federados por unos años, siempre y cuando tanto el terapeuta como la asociación a la que pertenece esté al día en las cuotas prescritas.

Fenotipo de terapeuta Hermano Mayor Nos referimos a aquellos terapeutas que “defienden” pasar por la misma patología como mejor base para poder ayudar a sus pacientes. Se convierten casi en “guías espirituales” que los pacientes siguen en su proceso de “curación”.

Fenotipo de terapeuta Totalitario o la teoría del engaño del clero

Fenotipo de Terapeuta Francisco Umbral

“Lo que yo digo” podría resumir muy bien este fenotipo. Se exige y exige a otros una hiperadaptación dentro de un modelo claramente vertical. El ideal del jefe de la institución se interioriza y, desde ahí, se actúa. Este mismo tipo de relación la traslada a la existente entre terapeuta/paciente, donde el terapeuta es el amo y el paciente el esclavo. En sus movimientos institucionales se reproduce este movimiento entre el maestro y los acólitos. Son “terapeutas perfectos” dentro de la institución dada. Si investigáramos en el genotipo encontraríamos la falta compensada o sublimada mediante la identificación con el líder. Un ejemplo sería la situación que pasó un compañero que se vio vilipendiado porque cometió la osadía de no nombrar al gran gurú como uno de los grandes grupalistas, habiendo sido él uno de los pocos afortunados “en tocar la túnica de Pichon”. O lo sucedido con los herederos de Badaraco que hicieron públicas, vía internet, los líos sucesorios al mejor estilo de la horda primitiva. No sería muy distinto lo que escribiría hoy en día Éttiene de La Boétie en sus reediciones del Discurso sobre la servidumbre voluntaria.

“Yo he venido aquí a hablar de mi teoría”. “Esto es lo que funciona” tal como avala la comunidad científica o, si no, la comunidad social. Desde este perfil podemos pensar en una gran diversidad de ofertas terapéuticas que presumen de haber ideado técnicas o métodos que “curan” enfermedades como el autismo, la psicosis, etc. En su discurso cuentan las cosas contra alguien para terminar mirándose y vendiéndose exclusivamente a sí mismos. Además de los millones de libros de autoayuda desde las diversas corrientes doctrinales, un vistazo por internet nos hace localizar multitud de terapeutas que se venden así. Fenotipo de Terapeuta Visionario-Chamán-Gurú Nos encontramos con terapeutas que parecen haber descubierto la “piedra filosofal”, haber encontrado la cuadratura del círculo, el número ∏ en la terapia. Hay algo que lo explica todo. Un ejemplo sería lo que Bandler y Grinder dicen sobre su técnica de la Programación

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Como el famoso vídeo del terapeuta psicoanalítico sevillano que fue grabado masturbándose mientras la paciente relataba su intimidad

Neurolingüística: afirman que un terapeuta bien formado en su técnica puede conseguir el éxito en muy pocas sesiones y con uno o dos de sus ejercicios.

un psicoanalista que en su propaganda formativa dice: “Se valiente y enfréntate a tu mundo interno, ¡conoce tu inconsciente, el auténtico origen de tus emociones!”

O el terapeuta Wilhelm Reich y su orgonoterapia.

O muchos grupos experienciales que, según dicen, parten de teorías aceptadas por las comunidades terapéuticas, y en sus prácticas podríamos reconocer aquellos encuentros de Mesmer y su magnetismo hipnotizador.

O el celebérrimo Coach. Sir John Whitmore (cofundador del coaching), explica en una entrevista que “Dios es una inteligencia universal” y acaba confesando al entrevistador que tuvo una “profunda crisis de sentido” de la que se curó a base de que su ex mujer y su mujer actual le leyesen las dos juntas a Herman Hesse. Al preguntarle por cuál es su objetivo, responde “Yo ya sé que el mío es ayudar. Hoy sé que esa es mi riqueza. Cuando noto que he hecho algo por mejorar un poco la vida de otro, ¡siento en mí que no hay nada más grande!”

Y por qué no: ¿cómo podemos entender el viraje del paradigma cognitivo-conductual que en sus más recientes desarrollos nos ofrece productos como las llamadas “terapias de tercera generación? Parece que después de cien años despreciando al psicoanálisis por pseudocientífico, una vez que todo parecía indicar que empezaban a comprender que la psicología clínica y la ciencia no son campos intercambiables han vuelto a rebrotar con productos tan representativos del ethos científico como los orientalismos milenarios (zen, meditación…) y la dialéctica. O el modelo integrador, constructor de la realidad.

O la proliferación de nuevas terapias con sus apóstoles de nuevas sabidurías que nos prometen llevarnos en volandas a la felicidad perpetua, libro de autoayuda incluido. Muchas de estas terapias descansan en argumentos trivializados del conductismo o del psicoanálisis.

Fenotipo de terapeuta Sueños de un seductor

O el terapeuta Profesor KABA, gran maestro espiritualista africano, gracias a cuyo poder los sueños del paciente se pueden hacer realidad en de 3 a 7 días.

Terapeutas que usando su poder y/o capacidad seductora, reproducen el modelo del amo y el esclavo en el ejercicio de su tarea terapéutica. La consulta convertida en un “coto privado”, donde la privacidad y el pacto de silencio tienen que estar firmados por el terapeuta pero también por el paciente.

Fenotipo de terapeuta Cajón de-sastre Dentro de este fenotipo incluiríamos aquellos terapeutas conocedores (de modo superficial o profundo) de diversas teorías y técnicas, de las cuales hacen una miscelánea en su labor terapéutica. O al menos así lo muestran en sus cartas de presentación.

Recordemos a Foucault y el relato que extrae del Tratado del delirio publicado por Foderé en 1817. Se trata de un tratado contemporáneo del informe de Esquirol al ministro del Interior francés en septiembre de 1818. En él, Foderé retrata al médico de los asilos:

Ejemplos serían una terapeuta psicoanalista que utiliza las flores de Bach en sus intervenciones psicoanalíticas; un clínico que en su consulta hace psicoterapia psicodinámica, psicoterapia cognitivo conductual y terapia Mindfulness;

Un hermoso físico, es decir, un físico noble y varonil, es acaso, en general, una de las primeras condiciones para tener éxito en nuestra profesión; es indispensable, sobre todo,

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Fenotipo de terapeuta visto por el paciente identificado

frente a los locos, para imponérseles. Cabellos castaños o encanecidos por la edad, ojos vivaces, un continente orgulloso, miembros y pecho demostrativos de fuerza y salud, rasgos destacados, una voz fuerte y expresiva: tales son las formas que, en general, surten un gran efecto sobre individuos que se creen por encima de todos los demás. El espíritu, sin duda, es el regulador del cuerpo; pero no se lo advierte de inmediato y requiere las formas exteriores para arrastrar a la multitud.

Leopoldo Mª Panero en su texto Aviso a los civilizados dice: […]La mirada mórbida del psiquiatra estudia al paciente […] El interrogatorio psiquiátrico procede exactamente de la misma forma que el que practica la policía. Efectivamente, ante todo parte de la sospecha: toda vida interior del paciente es automáticamente sospechada en busca de contenidos psíquicos que justamente no se trata de hacer aflorar a la conciencia en pos del célebre “retorno de lo reprimido”, sino todo lo contario, de reprimir. Lo mismo que el policía, el psiquiatra piensa infaliblemente que su víctima miente.

Todos podremos recordar aquel famoso vídeo del terapeuta psicoanalítico sevillano que fue grabado masturbándose mientras la paciente relataba su intimidad. O varios pacientes que relatan cómo en algunas terapias han vivido relaciones sexuales con sus terapeutas o han sido sujeto pasivo de “técnicas corporales superefectivas” por parte de su terapeuta.

El cuerpo del paciente, privado de su identidad o vida interior por el interrogatorio psiquiátrico, o lo que es lo mismo, a un nivel cotidiano, por la pérdida del valor dialéctico de su palabra, queda por ello a merced de todos.

O terapeutas en tareas de supervisión que, sin pudor alguno, cuentan los beneficios extra sesión conseguidos a partir de los contactos con sus pacientes. ¡Y esto no se tiene en cuenta como aspecto importante a supervisar!

Prostituta y bufón al mismo tiempo, lo más lamentable es que muchas veces, con tal de ubicarse en el mundo, el bien llamado “paciente” mimetiza los rasgos del crimen imaginario, adopta lo que Maud Mannoni denomina “la máscara de la locura” relatando su vida como un chiste gratuito, para tener así, al menos, una existencia suplementaria en este mundo […]

O algunos grupalistas que fundamentan su trabajo en un despacho individual, trabajando solos en los grupos o sin trabajo en equipo que lo sostenga. O aquellos que no tienen noción del concepto grupo sujeto y basan su práctica en el grupo sometido.

Seguro que a todos se nos ocurrirán muchos más Fenotipos. Terminaré recordando que lo descrito más arriba son simplemente caricaturas de los modos de funcionar de los terapeutas y que seguramente todos los que nos llamamos terapeutas nos podemos identificar en más de uno de los fenotipos a lo largo de nuestra vida profesional.

Estos terapeutas tendrán muy en mente aquellas palabras del terapeuta Haley cuando decía que “un terapeuta debe usar todos los recursos que tiene a su alcance en el ejercicio de su labor”. Fenotipo de terapeuta “Hago lo que puedo” Aquel terapeuta que haciendo uso de su ECRO particular acompaña a su paciente, sabiendo que las dos personas (o grupos) comprometidos en la tarea terapéutica, han establecido un contrato de trabajo entre ellos que ayude a aliviar el malestar y no un contrato de curación mesiánico.

El poder psiquiátrico, curso del Collège de France 1973-1974, Michel Foucault Ed. Akal

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de transici贸n

Tris! | Natividad Mart铆n Rodriguez


Rosario

Mª Rosario Durán García (Ross), es médica psiquiatra del Equipo de Salud Mental de Antequera, ubicado en el hospital de dicha localidad; lleva ejerciendo su labor como adjunta desde mayo de 2009. Su formación como MIR la llevó a cabo en en Hospital Virgen de la Victoria de Málaga.

y

Clara

Clara I. Vázquez Arjona es médica psiquiatra que trabaja en la Unidad de Salud Mental Comunitaria de Guadix (Granada). Puso en marcha el hospital de día de Guadix trabajando como coordinadora hasta su disolución como tal en 2012. Su formación como MIR la llevó a cabo en el Hospital Torrecárdenas de Almería.


Miradas

En este número, Miradas se dirige a dos psiquiatras que trabajan en la sanidad pública, con quienes hemos compartido espacios formativos y trabajo.

Mª Rosario Durán García

“Me decanté por la mirada en lugar de por la vista” Clara I. Vázquez Arjona

“Cuando la Institución vuelva a ser más enemiga que facilitadora, deberé tomar la decisión de abandonarla”

ZT: ¿Cómo fue vuestra decisión de convertiros en psiquiatras?

Clara: Podría decir que la psiquiatría me eligió a mí, pero ahora sinceramente ya no lo creo. Al hacer el MIR, tenía tan claro que quería dedicarme a lo sanitario, que mi mayor duda fue si tendría que haber estudiado enfermería antes que medicina, pues lo que me atraía como carrera profesional era estar cerca del enfermo. Mi primera opción fue Medicina de Familia, pues creía que era la especialidad más completa al poder hacer un seguimiento global de la salud del paciente y, a su vez, más desde la cercanía. Ahora conociendo el sistema, me alegro de no haber tirado por ahí. Otras opciones que tenía eran la psiquiatría y UCI que, aunque parecen no tener nada en común, desde mi concepción, igual que en Atención Primaria, en ambas se andaba muy cerquita del paciente en todo su proceso de sufrimiento. Entonces llegué a Madrid y finalmente elegí la plaza de psiquiatría. Ross: La verdad es que mi llegada a la psiquiatría fue un tanto curiosa. Yo no estudié medicina pensando en esa posibilidad. Siempre me sentí atraída por las especialidades médico-quirúrgicas y era lo que quería hacer, más concretamente, oftalmología. Cuando hice el MIR, obtuve una puntuación con la que pensaba no me sería fácil conseguir plaza, así que amplié mis miras hacia otras especialidades. De alguna manera, la psiquiatría siempre estuvo ahí, como en un segundo plano, pero no sabía si sería lo suficientemente “fuerte” para dedicarme a esto. Así que pregunté; pregunté a profesores de la facultad, a residentes de psiquiatría de los dos hospitales de mi ciudad… Y así llegó el momento de escoger plaza en Madrid. Casualidades de la vida, o yo qué sé, tenía una plaza de oftalmología disponible… pero elegí psiquiatría. ¿Por qué? A saber. La cuestión es que me decanté por la mirada en lugar de por la vista. 21


¿Cómo ha sido el proceso transcurrido entre la elección de vuestra plaza hasta la obtención definitiva del título de especialista?

solo en lo que respecta al trabajo. ¿Es el trabajo de mis sueños? Desde luego que no. Muchas veces me siento sobrepasada, sobre todo ante casos difíciles o cuando me abruma la responsabilidad; me descubro pensando ¿por qué no estudiaría psicología… o enfermería? Hasta que recuerdo que yo no estudié medicina motivada por la psiquiatría, sino que más bien la psiquiatría me eligió a mí.

Clara: La verdad es que he disfrutado mucho de la residencia; yo me he formado en un hospital “pequeño” por lo que pude encontrar la cercanía y familiaridad que buscaba en mi proceso formativo. En mi época había un residente por año y eso favorecía la no “explotación”, junto con el empeño del tutor de residentes y la colaboración de todos. Aprendí mucho de lo bien hecho y lo menos bien hecho. Es un lujo poder presenciar las actuaciones de profesionales muy distintos entre sí, así como aprender de las diversas visiones y formas de hacer. Y ese agradecimiento siempre lo tendré presente. Mi formación y la toma de responsabilidades a lo largo de la residencia ha sido por completo progresiva y bajo supervisión, cosa que sé no ocurre en otros centros y de lo que estoy satisfecha.

Clara: Yo nunca pensé en cambiar de especialidad; al contrario, mi elección se ha ido consolidando conforme han pasado los años y hoy por hoy, pese a todo, sigo pensando así; solo en momentos de pesimismo y victimismo cambio mi profesión por mi pasión: la familia.

Ver pacientes como churros

¿Cuáles son vuestros acuerdos y vuestras discrepancias con el modelo asistencial en el que trabajáis?

Ross: Ciertamente, la práctica de la psiquiatría en el sistema público es compleja. La frustración de ver cómo se da más valor a la burocracia, a los números, a las apariencias, antes que al trabajo efectivo real, a los pacientes... Te genera básicamente frustración e impotencia, con el único consuelo de que cuando cierras la puerta de la consulta sólo queda lo verdaderamente importante: el paciente y tú. Muchas veces pienso en el futuro y no sé si sería capaz de seguir en esta situación mucho tiempo, el de ver pacientes “como churros”, lo que hace que me plantee la posibilidad de una consulta psicoanalítica privada más adelante.

Clara: “En mi época había un residente por año y eso favorecía la no explotación”

Ross: Para mi la residencia creo que, sobre todo, me ha servido para saber qué tipo de formación es la que más me interesaba. La posibilidad de ver trabajar y aprender de personas distintas, con formas muy diferentes de entender la psiquiatría... Eso lo echo de menos hoy, la soledad de la consulta tiene su lado bueno y su lado malo. A lo largo de los cuatro años de residencia he ido dando vueltas por distintos modelos hasta decantarme por fin por el psicodinámico. E incluso, dentro del modelo psicodinámico, no ha sido hasta hace un año cuando me he decidido por uno.

Clara: Yo estoy completamente de acuerdo con Ross. Pero además quisiera añadir alguna que otra cuestión. Por ejemplo, no estoy de acuerdo con la atención de urgencias en consultas; ninguna especialidad atiende urgencias, para ello ya existe un dispositivo; como mínimo, que nos permitan a cada profesional hacerse cargo de las suyas. En el lugar donde trabajo, cada día nos dedicamos uno a esta labor y es complejo y confuso para todos actuar de modo puntual en el proceso terapéutico de un paciente del que nada conoces y en un contexto aún más confusional si cabe como son las consultas externas.

A lo largo de los años, ¿se ha fortalecido vuestra decisión de dedicaros a la psiquiatría? ¿Os habéis decepcionado?

Ross: ¿Que si me arrepiento? Pues no. Seguramente si fuera oftalmóloga, mi vida sería muy distinta y no

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Además, no soy partidaria de la selección de pacientes a los que tratar atendiendo a los criterios de gravedad según códigos diagnósticos o las molestias que generan al sistema; creo necesaria una atención adaptada a la patología menor o al menos una labor educativa y orientadora en respuestas no patológicas ante acontecimientos vitales estresantes que seguro, con intervenciones breves pero rápidas, resolverían gran parte de la cronificación de muchos casos que acabamos tratando. Me encantaría realizar esta y otras labores de prevención primaria y secundaria de patología mental. Esta es la mayor falta del sistema.

para responsabilizarnos de nuestra propia vida, de nuestras propias decisiones. La gran respuesta a mi pregunta de en qué le puedo ayudar suele ser: “usted sabrá, que es la profesional”. Pregunta que, al parecer, no todos los compañeros hacen. Pienso entonces en la soledad de la consulta.

Clara: “Es complejo y confuso actuar de modo puntual en el proceso terapéutico de un paciente del que nada conoces”

Dificultad para tomar decisiones

Clara: La atención grupal sería otra prioridad a tratar y facilitaría y ahorraría muchos de esos seguimientos forzosos a los que antes aludía, pues el compromiso con el cambio y la mejoría se hace muy patente en las dinámicas grupales y aclara mucho al respecto a pacientes y profesionales. Por otra parte, los psi clínicos no deberíamos ser peritos ni valoradores de incapacidad, siendo necesaria la separación de estas dos funciones. Tampoco deberíamos ser gestores del presupuesto ni investigadores, habiéndose de propiciar espacios y formación para quien así lo desee. Otra cuestión que me parece fundamental es añadir a nuestra labor asistencial espacios de formación y espacios de intercambio entre profesionales tanto del dispositivo como con otros e incluso otras especialidades como atención primaria, neurología y otras con las que tanto compartimos.

Si pudieseis diseñar vuestro rol y actividad profesional, ¿cómo lo haríais? ¿Cuáles creéis que debieran ser las funciones de un psiquiatra y cuáles no?

Clara: Lo primero sería poder diseñar una agenda de asistencia en condiciones, donde psicólogos y psiquiatras, como profesiones equivalentes pudiéramos disponer de espacios amplios para primeras consultas y psicoterapia y otros específicos para revisiones farmacológicas y seguimientos “forzosos”. Digo lo de forzosos atendiendo a aquellos casos a los que el sistema te insta a seguir por molestos y donde la disponibilidad para el cambio es casi nula.

Ross: Es curioso observar cómo la mayoría de los pacientes tiene una idea preconcebida de lo que es la psiquiatría, básicamente farmacología, medicar y sedar a la gente antes de dar los buenos días. Si eres un/a psiquiatra con una orientación distinta a la biologicista te sorprendes cuando es eso justamente lo que te piden y, si intentas como psiquiatra ir más allá de lo puramente biológico, el paciente se extraña, se molesta e incluso se cambia de terapeuta. O, creyendo tú que estás teniendo un abordaje psicoterapéutico, te piden que los derives al psicólogo. Mucha gente tiene la idea de que nuestro trabajo es resolverles los problemas o darles un manual de instrucciones, de modo que sepan qué hacer exactamente para salir de su situación. Veo que cada vez las personas muestran -o mostramos- mayor dificultad

Ross: Aprovechando esto que dice Clara pienso en que ahora soy yo la que tiene un residente al lado de vez en cuando. En mi hospital no hay residentes de Salud Mental, sólo contamos con residentes de Medicina de Familia. Algunos sí muestran interés, y es de lo más gratificante, el poder ayudar a que otra persona aprenda o incluso cambie la imagen estereotipada que tenía de nuestro trabajo. Sin embargo, en otras ocasiones, te asustas al ver la desidia de los que serán futuros médicos de familia y derivantes. Esos espacios de intercambio y formación, pienso que serían completamente necesarios para nuestra labor asistencial conjunta.

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Centrándonos en vuestros lugares de trabajo actuales, ¿cómo se ha producido vuestra entrada y adaptación en los dispositivos a los que habéis llegado?

Ross: Al margen de las rotaciones durante el periodo de formación, desde el principio he trabajado en Unidades de Salud Mental Comunitarias. Siempre ha sido lo que más me ha gustado: tienes tu cupo, con casos muy variados, pudiendo ver su evolución a lo largo del tiempo. En mi opinión es uno de los dispositivos más duros por la carga de trabajo que conlleva. Sin embargo, yo me encuentro bien en el equipo del que formo parte. Clara: Desde la finalización de la residencia, mi labor ha estado vinculada con equipos de salud mental excepto la atribuible a algo parecido a un espejismo de Hospital de Día, unidad que se creó en mi área hospitalaria pero que terminó desapareciendo al poco tiempo. Ahora formo parte del equipo comunitario de Guadix. ¿Preferiríais trabajar en otros dispositivos?

Llamando a la puerta del doctor | Koldo Larrea

Clara: No; si se pudiera elegir, mis opciones son Hospital de Día o Equipo, además de Infantil por las posibilidades de actuaciones preventivas. Sí evitaría la Unidad de Agudos o dispositivos crónicos. Ross: ¡En absoluto! Nunca me he visto trabajando, por ejemplo, en una unidad de hospitalización. Me parece lo más difícil, no por la carga de trabajo, sino por la naturaleza del mismo. Siendo lo prioritario un alta rápida, aún a costa de un exceso de medicación. Y siendo la prioridad número uno del paciente irse de alta, con lo que tampoco es fácil realizar un trabajo adecuado. Tampoco me veo en una unidad infanto-juvenil. De hecho, no tengo buenos recuerdos de mi paso por allí. La sensación de que el problema no estaba en los niños sino que resultaba ser familiar en el 90% de los casos y la impotencia que ello me provocaba. Creo que mi lugar de trabajo ideal sería uno donde pudiera tener tiempo, sobre todo para un abordaje psicoterapéutico reglado. Esto podría ser en un Hospital de Día o en un equipo donde los psiquiatras pudiéramos tener esta oportunidad.


¿Cómo pensabais los dispositivos desde fuera y cómo los habéis encontrado desde dentro?

Agenda perversa

¿Cómo es vuestra agenda de trabajo? Es decir, ¿cómo están distribuidos los tiempos dedicados a control de medicación y las entrevistas de carácter psicológico, sean estas de carácter individual, familiar y/o grupal o las actividades propias del equipo: sesiones de equipo, casos clínicos, docencia, etc. ?

Clara: Las discrepancias entre lo imaginado respecto a un dispositivo y lo vivido en él es fruto de la función teórica del mismo y los objetivos reales pero no explícitos que la Institución pone en ellos. Existe mucha teoría de la Salud Mental Comunitaria por escrito y en lo estructural en nuestra comunidad pero la realidad es otra; se niega la cronicidad, el deterioro y las limitaciones inherentes al ser humano, aunque sean porque así uno lo ha decidido, al igual que se niegan las limitaciones económicas, los valores y creencias culturales de cada uno y las diferencias entre profesionales de ver la enfermedad mental. Mientras se ignore todo esto, la Salud Mental Comunitaria será solo un ideal. Por otro lado, cerramos psiquiátricos, empoderamos a pacientes, los asociamos... y fijamos objetivos a los profesionales puramente de gestión.

Ross: Mi lugar de trabajo actual me genera ambivalencia, pero también me da esperanzas de mejora en un futuro cercano. En mi unidad los psicólogos y los psiquiatras tenemos agendas muy diferentes. De modo que los psicólogos tienen una agenda de dos tipos: revisiones y psicoterapia. La agenda de psicoterapia permite citas quincenales de 45 minutos y las revisiones son 30 minutos mensuales o bimensuales. Los psiquiatras tenemos una única agenda: revisiones… 15 minutos cada tres meses, dos con suerte. Esta diferenciación siempre me ha molestado, me ha frustrado, puesto que realizar un abordaje más intensivo con algún paciente supone una sobrecarga personal que no puedo mantener durante mucho tiempo. Además de que somos interrumpidos por urgencias de frecuencia y duración totalmente impredecibles (de ninguna a cuatro en un solo día, llevando al traste la programación de la agenda diaria). Por suerte, la jefatura ha estado ocupada en los últimos años por psiquiatras psicoterapeutas, con lo que están abiertos a la posibilidad de flexibilizar esto. De modo que, desde el uno de marzo, cuando (¡gracias, elecciones!) hemos vuelto a trabajar el 100% de la jornada tras más de dos años de recortes (jornadas al 75%), estamos obligados a trabajar dos tardes mensuales, tardes que pienso usar para tener mi propia agenda de psicoterapia reglada, sin las interrupciones que supone el ajetreo de la mañana.

Además no se promueve la creación de hospitales de día, las comunidades terapéuticas dejan de serlo para cronificarse y las asociaciones creadas para la

Ross: “La mayoría de los pacientes tiene una idea preconcebida de lo que es la psiquiatría, básicamente farmacología” supervisión de la inserción de los enfermos mentales en la comunidad no suelen tener personal cualificado, se crean pisos de baja supervisión que no se ocupan, ya que la demanda es para pacientes de alta supervisión a los que no pueden atender por la falta de formación de sus trabajadores. En fin, todo incongruencias: ¿para qué los trabajadores sociales si no hay recursos? ¿para qué pisos de baja supervisión si lo que hay son enfermos que requieren alta supervisión?

En mi Equipo, por el tema de los recortes, se ha priorizado el trabajo asistencial. Sí que he podido mantener durante todo este tiempo un espacio para la psicoterapia de grupo, siendo este año el quinto ciclo. Pero, todo lo demás ha quedado relegado, sobre todo los espacios dedicados a lo formativo: sesiones clínicas, presentación de casos, etc.

Una de mis mayores decepciones respecto a los lugares de trabajo es otra incongruencia más: llamar equipo a lo que no funciona como tal al igual que llamar comunitario a lo que tampoco lo hace.

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Los recortes

Clara: Respecto a la agenda, todo es muy perverso, se nos obliga a atender ocho pacientes por día “solamente”, pero al no limitarse la entrada ni facilitarse la salida, los ocho se convierten en doce, dieciséis, siendo tú siempre el responsable del apelotonamiento de la agenda, claro. De forma general, yo veo doce primeras veces al mes, participo en dos grupos de psicoterapia semanales de noventa minutos de duración a lo que intento añadir treinta minutos de trabajo post grupo que difícilmente cumplo. Además, en psicoterapia (por llamarlo de alguna manera), tengo casi veinte pacientes a los que se me exige seguimiento quincenal a costa de semestral para otros pacientes menos afortunados. A esto se añaden las urgencias, informes, interconsultas farmacológicas y reunión de equipo una vez a la semana dedicada básicamente a objetivos de gestión. Total, no menos de doce citas al día.

Las dos habéis hecho referencia en algún momento a los recortes...

Ross: ¡Ah, los recortes, qué tema! Más de dos años trabajando cuatro días a la semana, pero con la misma carga de trabajo, de modo que pasé de tener trece personas citadas a quince o dieciséis o diecisiete… Más las urgencias, claro, que han aumentado porque la lista de espera se alargó… Y la gente cada vez más exigente y tú cada vez más cansada, más quemada. Pero todo esto no parece importar a nadie.

Hablamos de clínica institucional ¿no? Teniendo en cuenta los tiempos actuales de crisis, pienso en las dinámicas que se pueden generar en vuestra interacción tanto con la institución que os contrata como con los usuarios; me refiero, por ejemplo, a que en muchas ocasiones es posible que la Institución os “maltrate” y os “maltraten” también los usuarios, en la medida en que os perciben como representantes de esa institución que sienten que a ellos les maltrata.

Ross: “La diferenciación de agendas entre psicólogos y psiquiatras siempre me ha molestado, me ha frustrado”

Ross: Cuando se trabaja en una institución, es muy fácil caer en la tentación de culparla de todos los problemas, sin tener en cuenta que tú misma formas parte de ella. Por el tema de los recortes hemos tenido varias reclamaciones de personas que llegaban con retraso a la cita de primera consulta, más de media hora tarde. El caso es que tenemos cuarenta y cinco minutos para las citas de primera consulta y cuando eso ocurre y nos negamos a atenderlos, por no disponer de tiempo, ponen la reclamación correspondiente, algunos incluso aduciendo mal trato por parte del profesional, eso después de ponernos de vuelta y media, claro. Y encima, tenemos que esperar a ver qué decide la institución, si considera que el paciente tiene razón y, por tanto, consta una reclamación por mal trato en tu expediente, lo que supone una serie de problemas. Se ha llegado a un punto en que parece que lo único que importa es que la gente no proteste, que no haya problemas, aunque sea a costa de la salud mental de los profesionales. Por cierto, que estas reclamaciones no llegaron a nada finalmente,

Dentro de las incongruencias del sistema, creo haber logrado aprovecharme de una de ellas respecto a mi trabajo diario. Al reconocerse un Hospital de Día sin los medios necesarios y que han llevado a su desaparición como tal a nivel funcional, la administración, que eso de “cerrar” no les gusta ni un pelo, ha permitido mantener a los profesionales adscritos al dispositivo de Hospital de Día con labores más psicoterapéuticas. Esto es complejo, pero el caso es que de esta manera, puedo mantener actividades grupales y espacios de psicoterapia a cambio de menor número de primeras veces. Con la reducción de jornada, debía compaginarlo todo con menos días de trabajo pero también me salvó de la desidia.

Ross: Pero a pesar de todo, ¡la idea de no seguir formando parte del sistema genera pánico!

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pero sí hizo que se pusiera un letrero informativo en la puerta de cada consulta, explicando que las personas que lleguen media hora tarde tendrán que solicitar nueva cita, de modo que así se ve como algo institucional, en lugar de “la mala pipa de la doctora, que no me quiso atender”. También es cierto que la mayoría de la gente es comprensiva, y trata de cuidarnos en lo posible, criticando a su vez al sistema por recortar cada vez más…¡Eso sí, en este caso nadie pone reclamaciones a nadie!

que indica la Junta. Todo este tiempo de recortes me lleva a la conclusión de que no merece la pena intentar cumplir unos objetivos que ni ahorran ni aportan calidad asistencial, sino que se utilizan para justificar unos sobresueldos disparatados a altos cargos a cuenta nuestra.

Quizá si no se cumplieran, daría pie a las cabezas pensantes, puestas en entredicho, a realmente realizar actuaciones para mejorar la calidad de los servicios o como mínimo destapar las verdaderas intenciones de la creación de las unidades de gestión. Ni la salud es un negocio ni mucho menos es rentable en costes inmediatos. Mi decisión este año es tratar a los pacientes como mejor pueda evitando interferencias de objetivos y laboratorios (estos últimos ya poco interfirientes al aceptarse la subasta de medicamentos y cambiar la legislación respecto a sus actividades comerciales y el código ético); eso me hace libre y así debió ser siempre. Esta posición última mejora mi salud mental en el trabajo y mientras cumpla esta función la mantendré, cuando así no sea y la Institución vuelva a ser más enemiga que facilitadora, deberé tomar la decisión de abandonarla, es lo más responsable. Las otras alternativas (continuar en la amargura y el resentimiento con ella) ya no me son válidas.

Clara: ¡Gran tema el de la clínica institucional! He llegado a la conclusión que tanto usuarios como profesionales tenemos un aguante que roza lo patológico. Los pacientes se quejan poco pero nosotros también. En estos dos años y cuatro meses de reducción de jornada, por ejemplo, he pasado de un primer momento depresivo, en el que la medida la asumí como algo mío y en relación a mi valía (algo absurdo, por otra parte), una etapa de sobrecarga laboral a costa de la salud al intentar mantener la actividad con mucho menos

Ross: “Cuando se trabaja en una institución, es muy fácil caer en la tentación de culparla de todos los problemas”

Por último. ¿Habéis notado en vuestro rol profesional diferencias, dificultades, ventajas, etc. por el hecho de ser mujeres?

tiempo disponible (he de decir que esta ha sido la etapa más larga, desgraciadamente) y un último momento de asumir las limitaciones, intentar transmitir a los pacientes y compañeros la situación y actuar según prioridades pese a quejas y descontentos.

Ross: Bueno, la verdad es que, a pesar de los estereotipos, en mi práctica siempre me han señalado que tengo una actitud bastante “contundente”, de modo que a pesar de mi apariencia “frágil” o “delicada”, era capaz de “imponerme”. El hecho de que me lo señalaran con sorpresa ya me llama la atención… Pocas veces he tenido problemas con pacientes a causa de mi género. Sin embargo sí que me he encontrado más dificultades a causa de mi juventud. Algunos pacientes o familiares han considerado que por ser joven no sabía lo suficiente y no iba a ser capaz de ayudarlos por no haber pasado por las mismas experiencias que ellos, maternidad por ejemplo.

Todas las medidas llevadas a cabo han tenido el único objetivo de aparentar escasez y todos hemos entrado al trapo al escenario; cada vez tengo más claro que hemos servido de herramienta para presionar a la sociedad y generar más temor a la falta de recursos. Hemos cobrado bastante menos, pero ahorrar se ha ahorrado poco, lo importante es que lo parezca. Por ejemplo, un objetivo de las unidades de gestión es prescribir por principio activo aunque la marca cueste lo mismo y aunque otros genéricos también, sólo es válido el

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Desigualdad en puestos de responsabilidad

Clara: “Tanto usuarios como profesionales tenemos un aguante que roza lo patológico. Los pacientes se quejan poco pero nosotros también”.

Y a nivel institucional ¿hay diferencias en cuanto a la predominancia de hombres en los puestos de responsabilidad institucional: coordinadores, jefes de servicio, de área, etc.? Los datos parecen hablar de una desigualdad importante.

Ross: Sí que es cierto que hay pocas mujeres en cargos directivos, reflejo de lo que ocurre en la sociedad en general. Recuerdo un momento en que se iba a producir un cambio en la jefatura del servicio. Dentro de los psiquiatras del equipo yo era la más antigua y el jefe saliente me recomendó. Sin embargo, la dirección se mostraba más interesada por mi compañero, hombre, a pesar de que llevaba menos tiempo. Nunca he tenido interés en ocupar un cargo directivo, la verdad, pero reconozco que aquello me enfadó bastante, el que no se me tuviera en cuenta simplemente por el hecho de ser mujer... ufff.

Clara: Coincido con Ross en las dificultades atribuidas a la edad más que al sexo con los pacientes, pero creo que sin duda las hay y las pasamos por alto. Si preguntáramos a los pacientes con los que contacto cuál es mi profesión, el 90% respondería enfermera o psicóloga y esto creo que tiene que ver con el género. En mi caso, tanto la edad como el género han jugado siempre a mi favor, aunque recuerdo más las veces en que jugó en mi contra. Otro filón es el concepto de rol de los propios compañeros tanto médicos como de otras categorías y especialidades; ante ello, mejor no entrar en confrontación y hacer tu trabajo; al final las reticencias y prejuicios desaparecen. Sí creo que desde lo cultural del género, los pacientes entran menos en confrontación con nosotras que con los compañeros hombres, ya sea desde la menor actitud confrontadora nuestra o de ellos

Clara: Los datos son más que claros pero no es algo que me preocupe, sí si hubiera deseo de mujeres de formar parte de los equipos directivos y se les impidiera, pero esta no es mi vivencia, he conocido Sras. Gerentes y Jefas de Servicio que no han tenido dificultad, creo, para conseguirlo. Respecto a mí, diferencio mucho el rol de líder de el de jefe y aspiro a este primero, no al segundo, al menos mientras la conciliación familiar sea un espejismo más de los presentes en la Institución. Francamente, no me compensa ser jefa para dejar la clínica, realizar tareas administrativas y de gestora y tener menos tiempo para mi familia y vida personal, pero sí me compensa liderar en lo posible una actitud centrada en el cuidado de pacientes y compañeros de trabajo para facilitarnos entre todos la dura pero gratificante carrera hacia la recuperación.

Ross: “He encontrado más dificultades por el hecho de ser joven que por una cuestión de género” hacia las mujeres, bien por lo cultural de “las mujeres primero” o la concepción de la mujer como “inferior” o nada amenazante o digna de amenaza. En mi caso, el género es más una ventaja que un inconveniente.

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Incandescente | Koldo Larrea

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Cartel de El lobo de Wall Street | Web oficial de la pelĂ­cula


La máquina de escribir

A propósito de

El lobo de Wall Street Antonio Sánchez Casado

Introducción Película de 2013 dirigida por Martin Scorsese e interpretada por Leonardo DiCaprio. Basada en las memorias de Jordan Belfort, un agente de bolsa de Nueva York que funda su propia compañía (Stratton Oakmont) y se convierte en multimillonario utilizando todos los medios a su alcance, incluida la ilegalidad. Se trata de una comedia negra cuyo argumento es una más de las innumerables versiones realizadas por la industria cinematográfica estadounidense sobre el leitmotiv del “sueño norteamericano”: el hombre hecho a sí mismo que desde la nada progresa hasta conquistar la cima de la sociedad de libre mercado. El ambicioso protagonista utiliza todo su esfuerzo, su inteligencia y su magnetismo personal para la creación de una estructura empresarial financiera que se convierte en una inmensa maquinaria de hacer dinero, verdaderos ríos de dinero. La película está salpicada de abundantes recursos humorísticos que facilitan su digestión. Por los resquicios de la comedia circula una biografía amable del héroe en sus roles de hijo, esposo, padre y amigo y otra paralela asociada a la ambición, al derroche y a la exaltación del lujo, en cuyo ámbito florecen la prostitución, las orgías y el consumo de-

saforado de todo tipo de drogas, especialmente la cocaína y la metacualona. “No me imagino vivir sin estar colocado”, afirma uno de los protagonistas que acompañan a Belfort en sus peripecias financieras. Belfort se convirtió en un experto en el pump and dump, fraude consistente en lanzar rumores positivos sobre acciones para inflar su precio e inmediatamente realizar beneficios, cayendo poco después y provocando la ruina de los inversores atraídos por sus cantos de sirena. Incursionó repetidamente en este tipo de ilegalidad hasta precipitar su juicio y condena por conducta fraudulenta y lavado de dinero, a la vez que su imperio financiero terminó derrumbándose como una gran burbuja. Como si nada de lo anterior hubiera ocurrido, después de casi dos años en la cárcel nuestro protagonista reaparece al final de la película en un nuevo escenario, dispuesto a sacar adelante la enésima edición del prión ideológico de la compraventa. En la vida real, Jordan Belfort cuenta 52 años de edad (nació el 9-7-62) y en octubre de 2013 ha sido denunciado por un grupo de fiscales federales por el impago de la deuda que desde la quiebra mantiene con los inversores a los que estafó en sus actividades financieras.

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Estados Unidos controla más del 70% de las finanzas de todo el mundo

sados por aquellos agentes económicos que buscan protegerse de posibles variaciones en los precios, tipos de interés, tipos de cambio de las distintas monedas o las variaciones de los índices bursátiles. Así, estos “derivados” se negocian tomando como base otros activos ya existentes (acciones, títulos de deuda, divisas, préstamos, etc.), sobre los que se establecen determinados contratos en función de su evolución futura.

Un bróker es un agente de bolsa. Una vez obtenida su licencia para operar trabaja con varios ordenadores delante y toma decisiones en tiempo real que permiten que sus clientes hagan negocio con la compra y venta de valores bursátiles. Es un asesor financiero que cobra como intermediario en las operaciones realizadas; un comisionista. En los inicios de las tres horas que dura el film hay una escena que condensa de modo bastante preciso lo que va a ser el posterior desarrollo argumental. El novato Belfort es aconsejado sobre los procedimientos que le guiarán durante su carrera como bróker en Wall Street: cocaína (para teclear más rápido), masturbación (para que aumente el fluido sanguíneo y pensar mejor) y sexo con prostitutas. La esencia de su trabajo es analizar rápido y correr para adquirir ventaja en la toma de decisiones. El resultado de su actuación, si es exitosa, consiste en el logro de grandes cantidades de dinero, el significante primordial de nuestra cultura y el medio en el que actúan eso que se denomina “los mercados”.

¿Quién dirige los mercados financieros? No está de más saber que más del 70% de las finanzas de todo el mundo es controlado por Estados Unidos. Aunque en estos mercados intervienen múltiples actores, sin embargo son pocos los inversores que concentran la mayoría de los activos, de las transacciones y, en definitiva, el poder. Estos son fundamentalmente los grandes bancos comerciales, tanto americanos (Citigroup, JP Morgan Chasse, Bank of America) como europeos (Barclays, UBS, HSBC, Deutsche Bank, BNP Paribas, Santander, BBVA…), que son quienes otorgan la mayoría de los créditos utilizados para adquirir títulos financieros, además de realizar ellos mismos multitud de operaciones diversas y emitir títulos propios que se negocian en los mercados.

1. “Los mercados” Se trata de una expresión que oímos y leemos infinidad de veces cada día sin que en su uso se precise en ningún momento la enorme y variada carga de engranajes a los que alude. La ambigüedad y la polisemia que acompaña al término “los mercados” contribuyen a la opacidad calculada del mismo.

En Estados Unidos destacan también los grandes bancos de inversión, sector situado en los segmentos más activos y especulativos y que ha sufrido una gran deformación desde la crisis de 2008. Aquí nos encontramos instituciones como Lehman Brothers, que quebró recientemente, o Bear Stearns y Merrill Lynch, que debido a sus problemas de solvencia tuvieron que ser vendidos a JP Morgan Chasse y Bank of America respectivamente, mientras que otros como Morgan Stanley y Goldman Sachs, reconvertidos actualmente en bancos comerciales, acumulan aún más poder del que ya tenían.

Esencialmente se refiere a los mercados financieros, un supramundo que funciona con “monedas” en forma de cuatro tipos principales de títulos: - Títulos de deuda, pública y privada, en el que también se gestionan los créditos del sector bancario, como ocurrió con las hipotecas subprime.

En el núcleo duro de los inversores financieros se sitúan los inversores institucionales (fondos de inversión, fondos de pensiones, compañías de seguros y hedge founds). Estos agentes gestionan productos de titularidad colectiva

- Acciones. - Divisas. - Los llamados productos “derivados”, que surgen impul-

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Los inversores institucionales tienen una enorme capacidad para influir en los índices bursátiles, el valor de las divisas internacionales o el precio de la deuda pública de los países

(propiedad de ahorradores, pensionistas o asegurados, respectivamente) a través de gestoras profesionales (vinculadas en muchas ocasiones con la banca). La magnitud de activos que gestionan estos inversores es espectacular y tienen una enorme capacidad para influir en los índices bursátiles, el valor de las divisas internacionales o el precio de la deuda pública de los distintos países. Según datos de la OCDE, en 2010 los fondos de inversión eran propietarios de 17 billones de euros, mientras que las compañías de seguros alcanzaban 15 billones de euros y los fondos de pensiones 13.5 billones. Estas magnitudes equivalían en ese año 2010 al 180 % del PIB de todos los países integrantes de la OCDE. Los inversores institucionales de Estados Unidos gestionan el 50 % de esos activos.

la capacidad de dirigir el mercado, motivando tanto compras como ventas masivas de modo inmediato. Las implicaciones políticas de sus movimientos pueden imaginarse. Para terminar con la descripción de este enorme engranaje hay que incluir de modo forzoso los denominados paraísos fiscales, lugares a los que fluye el dinero para eludir el pago de impuestos en los países de origen y las sociedades offshore, que se inscriben en dichos paraísos fiscales y que están exentas de pagar el impuesto de sociedades, el IVA, etc., además de ser opacas, sin que ninguno de sus propietarios aparezca en ningún registro público. Y todo lo anterior canalizado y regulado por algunas notables instituciones de carácter internacional como son:

A) Fondo monetario internacional (FMI)

Los hedge founds, o fondos de inversión de alto riesgo, a pesar de manejar una cifra muy inferior a los anteriores (1.5 billones de euros), son agentes con un gran impacto en los mercados y desarrollan actividades altamente especulativas gracias al elevado endeudamiento en el que incurren con sus operaciones.

Creado en 1945, en sus estatutos aparecen como objetivos principales la promoción de políticas cambiarias sostenibles a nivel internacional, la facilitación del comercio internacional y la reducción de la pobreza. Tiene su sede en Washington e históricamente siempre ha tenido un presidente europeo (en el Banco Mundial la presidencia le corresponde a un estadounidense). Desde 2004 a 2007 esta presidencia la desempeñó el español Rodrigo Rato.

Estos son los agentes que, junto a las agencias de calificación, constituyen el núcleo duro del capital financiero internacional. En general, estos inversores se nutren del ahorro de las familias y en particular del patrimonio de las grandes fortunas, que han encontrado en ellos un vehículo privilegiado para incrementar su capital.

Cada país tiene un poder de voto dentro del organismo. Tanto Estados Unidos como Japón, Alemania, Reino Unido y Francia pueden nombrar directores ejecutivos, algo que de facto también hacen China, Arabia Saudí y Rusia. El resto eligen por bloques. Mientras que Estados Unidos tiene un poder de voto del 16.74 %, entre un total de 20 países africanos tienen el 1.34 % para la elección de los 24 directores ejecutivos.

Las agencias de calificación (o agencias de rating) son empresas supuestamente “rigurosas” y “objetivas” de las que se fían los agentes financieros para tomar decisiones y realizar sus operaciones. Cuando incluso los agentes especializados ignoran la verdadera naturaleza y el riesgo de los productos que negocian, las calificaciones de estas agencias son las únicas que se consideran fiables. Incluso los organismos oficiales las utilizan como referencia (por ejemplo, el BCE obliga a que los títulos que manejan en sus carteras los bancos de la eurozona sean triple A, la máxima calificación). Tienen tal poder que sus indicaciones tienen

La actividad históricamente depredadora del FMI se refleja en el estilo de sus intervenciones. A los países en donde interviene les exige cuestiones como: - Saneamiento del presupuesto público a expensas del gasto social. - Generación de un superávit fiscal primario que permita

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C) Comisión Trilateral

cubrir los compromisos del pago de la deuda. - Eliminación de subsidios. - Implantación de una fiscalidad regresiva, como el IVA. - Libre mercado salvaje. - Flexibilidad laboral (empeoramiento de las condiciones de trabajo y de percepción del subsidio de desempleo).

La Comisión Trilateral (Trilateral Commission, en inglés) es una organización internacional privada fundada en 1973, establecida para fomentar una mayor cooperación entre los Estados Unidos, Europa y Japón. Fue fundada por iniciativa de David Rockefeller, miembro ejecutivo del Council on Foreign Relations y del Grupo Bilderberg y aglutina a personalidades destacadas de la economía y los negocios de las tres zonas principales de la economía capitalista: Norteamérica, Europa y Asia-Pacífico. Precisamente la inclusión de miembros de Japón es la principal diferencia con el Grupo Bilderberg. De ella han formado o forman parte personajes como Jimmy Carter, Bill Clinton, George Bush, Henry Kissinger y españoles como Antonio Garriges Walker, Juan Villalonga , Javier Solana, Ignacio Polanco, etc.

B) Banco Mundial

Qué mal Rato | Imagen: periodisticos.com

Creado en 1944 para promover la reconstrucción de los destrozos ocasionados por la guerra y con sede permanente en Washington, actualmente se encuentra convertido en un grupo de varias instituciones que en teoría se dedican a combatir la pobreza en el mundo promoviendo créditos para los países menos desarrollados. En la práctica, es un organismo con la misma finalidad que el FMI.

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Al final de 2008 se produce la quiebra de Lehman Brothers, una especie de chupinazo inaugurador oficial de la crisis

D) Grupo Bilderberg

caer en cuestión de horas el imperio empresarial de L. F. Rothschild, algo parecido termina ocurriéndole al protagonista con Stratton Oakmont, que se hincha como una gran burbuja hasta que explota y la crisis la reduce a la nada. Con la misma velocidad, el protagonista inaugurará un nuevo ciclo nada más salir de la cárcel. Imposible no asociar las crisis bursátiles que nos muestra El lobo de Wall Street con muchos de los movimientos ocurridos hasta llegar a la actual situación económica. Recordemos brevemente algunos de ellos.

Se trata de un foro de unas 130 personas, la mayoría de ellos varones pertenecientes a los ámbitos empresarial, académico, militar y político, que se reúnen anualmente en complejos hoteleros de 5 estrellas sin posibilidad de que la prensa asista a sus reuniones. Surge en 1954 debido a la preocupación que suscitaba el antiamericanismo reactivo al Plan Marshall. El propósito declarado del Grupo Bilderberg era “hacer un nudo alrededor de una línea política común entre Estados Unidos y Europa en oposición a Rusia y al comunismo”.

Durante todo el 2007 y 2008 se producen diversas alarmas en relación con el mercado inmobiliario en Estados Unidos. Se trata de las hipotecas subprime, que se hicieron para alimentar la burbuja inmobiliaria norteamericana y que finalmente mostraron su debilidad, con cientos de miles de personas desahuciadas y con pérdidas millonarias para los bancos prestamistas. Al final de 2008 se produce la quiebra de Lehman Brothers, que se constituirá en una especie de chupinazo inaugurador oficial de la crisis, que inmediatamente se extendió por todo Occidente.

Entre los asistentes habituales a las reuniones del grupo Bilderberg se encuentran banqueros, expertos de defensa, dueños de grandes periódicos, ministros, primeros ministros, realeza (sobre todo europea), financieros internacionales y líderes políticos de Europa y América del Norte.

2. ¿Crisis económica mundial o asalto financiero? *(Spoiler) En el film de Scorsese coincide el debut profesional del protagonista con la quiebra de la empresa para la que trabaja (L. F. Rothschild) debido a los estragos provocados por la crisis bursátil del “lunes negro” de 1987. Belfort se ve obligado a buscar una alternativa y reanuda su carrera como bróker en una empresa de Long Island que se dedica a vender acciones a pequeñas empresas. Utilizando sus conocimientos comienza a ganar cantidades ingentes de dinero, lo que pronto le permite abrir su propia empresa, Stratton Oakmont.

En nuestro país, el crecimiento de la prima de riesgo y por tanto la deuda y los intereses que hay que pagar por ella sacaron del poder al centroizquierda para sustituirlo por un partido de centroderecha que al parecer sí que tiene la bendición de los llamados mercados. Lo tuvo bastante fácil. Consiguió “culpar” al anterior gobierno de la quiebra económica y del aumento del paro y ganó las elecciones con promesas que finalmente se constituyeron en un rosario de mentiras (bajar impuestos, creación de empleo, etc.).

A velocidad endiablada y utilizando la mentira y el engaño de modo habitual consigue facturar cantidades enormes de dinero, llegando a ser entrevistado por la revista Forbes y empezar a ser conocido como el lobo de Wall Street. Esta velocidad invade toda la película. Si en los inicios vemos

En estos años de crisis hemos podido comprobar que han sido los políticos, los grandes empresarios y los banqueros quienes realmente vivían por encima de sus posibilidades. Con observar de modo superficial los miles de casos de

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corrupción política que se han ido destapando y que han afectado fundamentalmente a los grandes partidos, los sindicatos, la organización empresarial y las organizaciones bancarias nos podemos hacer buena idea de ello. Los miles de millones de euros que sabemos que han estafado indican que el fraude no detectado, mucho mayor, podría alcanzas cotas de verdadero escándalo. Lo que queremos decir es que encontramos un marcado aire de familia entre las estrategias del bróker Belfort y las del imperio financiero norteamericano o las políticas llevadas a cabo por la Unión Europea respecto a los países más débiles que la conforman, incluyendo las sufridas en nuestro país como resultado de las turbias relaciones entre los partidos políticos, las grandes empresas y los bancos. En el caso de España, la corrupción es de tal magnitud que ha adquirido carácter sistémico. Las connivencias entre instituciones corruptas han determinado que ni la justicia pueda hacer su trabajo cuando son encausadas. En dos de los frentes más graves de corrupción en nuestro país los jueces encargados de la instrucción de los mismos han sido directamente eliminados de la carrera judicial.

expertos, fueron los que determinaron esta crisis. El dato resulta extremadamente inquietante: en más de la mitad de los 27 países que integran la Unión, al frente de los ministerios de economía y finanzas o de los bancos centrales se han nombrado a exbanqueros y gestores de fondos. Marshall Auerback, economista, afirma con total rotundidad lo que muchos de nosotros hemos empezado a sospechar hace algún tiempo: “lo que está sucediendo en Europa es un auténtico golpe de estado financiero por parte de los mismos que causaron la crisis”.

Reforma de la Constitución

España no podía ser una excepción. La Unión Europea forzó, sin consultar a la ciudadanía, una reforma de la Constitución según la cual los gobiernos de España se comprometen a pagar cada año en su totalidad los intereses de la deuda por encima de cualquier otra necesidad del estado. Tras el triunfo del partido conservador el presidente del gobierno situó a la cabeza del ministerio de economía a un exdirectivo de Lehmans Brothers. La liberalización radical del sector financiero que ha acompañado a la globalización ha generado una opacidad tal que parecería que los políticos no pueden ejercer como tales sin consultar a los banqueros. Así lo afirma Yorgos Vassalos, doctor en ciencias políticas, al comentar la acción de la troika en el rescate griego. La denominada troika es un triunvirato formado por representantes de la Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional. Los países que necesitan financiación deben someterse, para poder obtenerla, a los dictámenes económicos de la troika.

El capitalismo furioso

En una entrevista para Le Monde, Jürgen Habermas afirmaba con contundencia: “La democracia en un solo país no puede siquiera defenderse contra los ultimátums de un capitalismo furioso que traspasan las fronteras nacionales”. Esto se producía mientras los tecnócratas sustituían en Grecia e Italia a los representantes elegidos en las urnas. Este capitalismo furioso coincide en Europa con la llegada de un exdirectivo de Goldman Sachs a la cúspide del Banco Central Europeo. Desde el primer rescate griego en mayo de 2010, los recortes coordinados en toda la Unión Europea han supuesto la asunción por los puestos económicos clave de sus gobiernos de los dirigentes con un pasado ligado al mismo sector cuyos excesos, en opinión de los

Ya sabemos cuáles son estos dictámenes: despido de entre un 20 y un 30 por ciento de los funcionarios, reducción del sueldo a los que no se despiden, recortes en sanidad, educación y el resto de prestaciones sociales, incremento monstruoso de las cifras de parados con el consiguiente aumento de la emigración en busca de trabajo, etc.,etc.,etc.

En España, las connivencias entre instituciones corruptas han determinado que ni la justicia pueda hacer su trabajo cuando son encausadas

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Esta toma del poder político por los sectores más duros del capitalismo encuentra uno de sus emergentes más escandalosos en la llamada puerta giratoria, mecanismo fraudulento por el que muchos dirigentes políticos terminan engrosando los consejos de administración de multinacionales y grandes empresas. En nuestro país, la incidencia del fenómeno es considerable: tres de cada diez ministros dejan la política al cesar en sus cargos y se embarcan en actividades en la empresa privada.

dentes de la pobreza, la exclusión social y la desigualdad. Los mercados son el corazón del sistema y de la ideología capitalista que gobierna el mundo. Un sistema profundamente desigual en el que un solo país como Estados Unidos controla más del 70 % del poder financiero mundial y donde 50 empresas tienen más poder económico que 100 países juntos. En este sistema capitalista, la globalización ha permitido que los imperios financieros de las multinacionales se impongan a los poderes políticos de las naciones en las que actúan. Se está produciendo a escala mundial un progresivo desmantelamiento de la soberanía democrática por parte de los agentes de la globalización económica. Actúan comprando deuda y asegurándose a través de los planes de rescate el cobro sí o sí de la misma. Se nos está vendiendo como “crisis económica” lo que constituye un ataque financiero perfectamente diseñado como arma de sometimiento. De hecho, actualmente, uno de cada cinco dólares de la deuda se lo debemos al FMI y al BM, quienes funcionan como intermediarios financieros garantizando los beneficios de los inversores privados con el expolio de la riqueza nacional de los países en los que invierten. La ideología que inspira estos movimientos funciona bajo un argumentario que promueve de forma torticera la desinformación y el acriticismo generalizado. Algunas de estas consignas que calan son: “el mercado es lo que funciona”, “las empresas públicas son ineficaces”, “bajar los impuestos genera bienestar”, “los bancos son imprescindibles” o “el control financiero se hace imposible con la globalización”. Al mismo tiempo que se reciben estos mensajes de forma más o menos explícita, no se informa con datos de los movimientos financieros que nos afectan, como por ejemplo de los ataques a la deuda pública provocados por bancos extranjeros o incluso por los propios bancos españoles.

3. ¿Es posible salir de la inocencia? La frialdad de los datos no permite dudar. Como bien explica Vicenç Navarro, catedrático de Políticas Públicas y profesor de la Johns Hopkins University, en la década de los 70 las rentas del trabajo alcanzaron porcentajes superiores al 70 % del PIB tanto en Estados Unidos como en Europa. Este estado de bienestar resultó intolerable para las rentas del capital, lo que determinó el surgimiento, a partir de los 80, de políticas neoliberales que utilizaron el incremento de la productividad para aumentar el rendimiento de las rentas del capital. La acción política de Margaret Thatcher y Ronald Reagan fueron magníficos representantes de esta corriente. En 2012, las rentas del trabajo habían descendido un 5.5 % en Estados Unidos, un 5.4 % en Alemania, un 8.5 % en Francia, un 7.1 % en Italia, un 1.9 % en el Reino Unido y un 14.6 % en España. Este enorme crecimiento de las rentas del capital a costa de las rentas del trabajo es el verdadero origen de las crisis económicas y financieras. Con estos datos en la mano cuesta poco entender que la crisis económica haya situado el paro en el 25 %, o en el caso de los jóvenes en un 50 %. Tampoco extraña demasiado que en un período plenamente crítico como los años 2012 y 2013, en un plazo de 9 meses hayan aumentado en España el número de millonarios en un 13.2 %, hasta un total de 402.000 personas (datos de Credit Suisse). En el otro polo de nuestra sociedad se registra un aumento sin prece-

La puerta giratoria es un mecanismo fraudulento por el que muchos políticos terminan engrosando los consejos de administración de grandes empresas

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El capitalismo furioso lo tiene muy claro. Podría resumirse en “o me das la pasta o te pego”

Colonización económica

el mundo (y que antes ejercieron otros como griegos, romanos, árabes, españoles, franceses, ingleses, alemanes, japoneses…) se puede trasladar al que ejerce Alemania sobre el resto de países de la Unión Europea, y en este sentido no es distinto tampoco al que ejercen Madrid y Barcelona sobre sus entornos respectivos o el que ejercen los ricos sobre los pobres en cualquier pueblo o el que ejercen los hombres sobre sus mujeres. Esto mismo se puede ver en las escuelas, donde niños más grandes abusan y agreden a niños más pequeños, a veces por nimiedades.

A escala planetaria ya solamente caben guerras como la llamada Guerra Fría o, su alternativa más actual, la colonización económica que provoca el sometimiento de los pueblos a través de eso que se conoce con el nombre de “los mercados”. Esta expresión nos envuelve a todos y aparece en todo lo que vemos y escuchamos cada día en cualquiera de los medios de comunicación que utilicemos: programas de radio y televisión, prensa escrita, Internet, etc.

Siervos o lobos

La opacidad es necesaria para un sistema de explotación como éste. Es importante recordar que el 50 % del dinero que se mueve en el mundo se hace a través de compañías offshore, instaladas en paraísos fiscales para evadir impuestos y que permiten el anonimato de sus dueños. En Grecia hay más de 4.000, y en el mundo se han creado en los últimos 10 años más de un millón de ellas, inventadas por los especuladores anglosajones. Las bolsas y los bancos actúan coordinados con las empresas offshore.

El capitalismo furioso lo tiene muy claro. Podría resumirse en “o me das la pasta o te pego”. Ante ello parece que la única alternativa posible es, o comportarnos como buenos siervos que pagamos para que no nos peguen muy fuerte o convertirnos, nosotros también, en lobos. Es cierto que existen la evolución mental y el progreso de homo sapiens, que hemos aprendido a curar muchas enfermedades y que hemos llegado a la Luna, pero no es menos cierto que íntimamente albergamos al homo demens del que nos habla Edgar Morin en El paradigma perdido (1973) y que pareciera seguir viviendo en la Alta Edad Media o más atrás:

La idea de base que dirige nuestro comentario sobre El lobo de Wall Street es que esta cuestión de “los mercados” se comprende solamente en clave de dominación y explotación del hombre por el hombre. Esta situación encuentra su principal referente filosófico en la lucha de conciencias de la que nos habla Hegel en su Fenomenología del espíritu, texto de 1807. Las figuras del “Amo” y el “Esclavo” reflejan la ley de hierro que gobierna de modo inexorable y catastrófico casi todos los sistemas sociales.

… A partir de entonces, aparece el semblante del hombre oculto bajo el emoliente y tranquilizador concepto de sapiens. Se trata de un ser con una afectividad intensa e inestable, que sonríe, ríe y llora, ansioso y angustiado, un ser egoísta, ebrio, extático, violento, furioso, amoroso, un ser invadido por la imaginación, un ser que conoce la existencia de la muerte y que no puede creer en ella, un ser que segrega la magia y el mito, un ser poseído por los espíritus y por los dioses, un ser que se alimenta de ilusiones y de quimeras, un ser subjetivo cuyas relaciones con el mudo objetivo son siempre inciertas, un ser expuesto al error, al yerro, un ser

En relación con esta idea no aportamos nada que no esté ya mejor expresado por otros. La dominación y explotación de personas por otras personas es un fenómeno estructural entre los humanos, que procura vías de transversalidad que expanden esta disposición por todos los niveles del sistema. El imperialismo que ejerce Estados Unidos sobre

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úbrico que genera desorden. Y puesto que llamamos locura a la conjunción de la ilusión, la desmesura, la inestabilidad, la incertidumbre entre lo real y lo imaginario, la confusión entre lo objetivo y lo subjetivo, el error y el desorden, nos sentimos compelidos a ver al homo sapiens como homo demens.

Si observamos la infinidad de registros históricos que, como El lobo de Wall Street, informan de esta actividad depredadora, habría que convenir en que es mejor ser escép-

ticos pues realmente no sabemos si se puede evitar esta situación. Pero no es menos cierto que para poder aspirar a llamarnos sapiens habría que, por lo menos, intentarlo. Y ello sabiendo que este panorama no lo cambiarán ni la buena voluntad momentánea de un gobierno ni unas elecciones ni cualquier evento por el estilo pues son muchas y laberínticas las vías que ha recorrido la transversalidad hasta insertarse en la médula de la convivencia de lobo sapiens.

12M-15M en Granada | Koldo Larrea

zona de transición




Súbdito | Ignacio Sánchez Calle

La servidumbre voluntaria del siglo XXI Carmen Angulo Gámiz y Antonio Castilla Cabrera


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El Discurso de la servidumbre voluntaria fue escrito por Étienne de La Boétie en 1548 aunque no fue publicado hasta 1576. Hablamos del siglo XVI, hace ya casi quinientos años, mucho tiempo medido en nuestra era tecnológica.

El poderoso necesita para serlo de la colaboración activa de cada súbdito. ¿Cómo ejerciere el despotismo sobre vosotros sino mediante vosotros? ¿Cómo se atrevería a perseguiros si no estuviera de acuerdo con vosotros? ¿Qué mal pudiera haceros a no constituiros en encubridores de sus rapiñas, cómplices del asesino que os mata y traidores a vosotros mismos?

Cuando lo escribió, La Boétie tenía dieciocho años, lo que le convierte probablemente en el más precoz de los ensayistas políticos de la historia. Montaigne, tras su temprana muerte le dedicó el ensayo sobre la amistad, donde dijo: “Si me preguntara por qué yo quería a Étienne de La Boétie, tan sólo respondería: Porque él era él, porque yo soy yo”. Casi una declaración de amor.

Y así, el pueblo se convierte en esclavo del poderoso. Es increíble cuan pronto el pueblo se vuelve súbdito, como de forma tan súbita cae en un descuido tan completo de su libertad que la misma difícilmente pueda ser reavivada al punto de volverla a obtener, obedeciendo tan fácil y tan voluntariamente que uno es llevado a afirmar, al percibir dicha situación, que este pueblo en verdad no ha perdido su libertad sino que se ha ganado su esclavitud.

El legado de La Boétie llega hasta nuestros días aupado por la punzante lucidez de su escrito y aun hoy la lectura del Discurso sigue sorprendiendo por su actualidad al lector del siglo XXI. Ocurre con este libro como sólo pasa con las grandes obras de la literatura universal: parece escrita mañana y se antoja intemporal nada más leerla. Por eso la resumiremos como si de hecho al escribir el autor pensara en nosotros, lectores atribulados del siglo XXI.

No apoyar al tirano La solución a este problema la encuentra La Boétie no en la rebelión violenta sino en el retiro del apoyo al tirano.

En el primer abordaje al texto, nada más observar su portada, nos choca su título en el que dos términos antagónicos se ponen en relación directa: “servidumbre” y “voluntaria”, lo que produce ya para iniciarnos un efecto impactante.

No les pido que coloquen las manos sobre el tirano para derribarlo, sino simplemente que ya no lo apoyen más; entonces lo verán, como un gran Coloso, cuyo pedestal ha sido apartado, caer por su propio peso y romperse en pedazos.

El planteamiento principal de la obra es engañosamente sencillo: el poderoso no tiene ninguna característica especial, distinta al resto de los hombres que lo haga tal. Sólo lo es en tanto cada uno de nosotros le consiente un poder para dominarnos.

Este pequeño resumen no hace justicia a la fuerza ejercida por sus argumentos pero nos sirve de palanca para los siguientes comentarios.

Este poderoso que os avasalla, este tirano que os oprime, sólo tiene dos ojos, dos manos, un cuerpo, ni más ni menos que el hombre más insignificante de vuestras ciudades. Si en algo os aventaja es en el poder que le habéis consentido de destruirnos.

Podemos encontrar resonancias de esta tesis en distintos momentos de la historia. Era costumbre en los antiguos reinados persas permitir cinco días de anarquía después del fallecimiento del rey. De esa manera, tras el caos generado por el pillaje, el asesinato y las violaciones, los súbditos esperaban con impaciencia la asunción del poder por el nuevo rey y con él, la vuelta del orden establecido. El nuevo reinado se presentía como un dechado de bien en comparación con los previos días de indefensión. Era una sencilla manera de reforzar el poder del rey recién llegado y esa servidumbre voluntaria de la que nos habla La Boétie.

El drama se plantea cuando renegamos de nuestra libertad para hacernos sus siervos. Es el pueblo quien se esclaviza y suicida cuando, pudiendo escoger entre la servidumbre y la libertad, prefiere abandonar los derechos que recibió de la naturaleza para cargar con un yugo que causa su daño y le embrutece.

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Nazis y judíos

Hanna Arendt, que planteaba que sin la colaboración del pueblo judío habría sido imposible su exterminio. Por supuesto, su tesis le convirtió en una apestada para sus hermanos en la fe que consideraron un insulto la misma y preferían verse como víctimas inocentes de la barbarie. Por otra parte, contradicciones de la vida, Arendt fue amante de Heidegger, simpatizante nazi.

Un poco más adelante, en la historia del siglo XX nos encontramos con la más desgraciada historia de servidumbre del hombre. Durante el nazismo, el pueblo judío, acostumbrado a sufrir vilezas a lo largo de los tiempos por el hecho de su pertenencia a una religión y tradición humana colaboró en su propio exterminio: acudiendo a las citas que las leyes nazis les imponían, realizando los propios judíos exhaustivos censos de hebreos de los que los nacionalsocialistas se sirvieron y obedeciendo las órdenes de niños con disfraz de soldado que también decían obedecer órdenes. Esta terrible, sencilla y dolorosa perspectiva sobre la historia del holocausto nos la trajo precisamente una judía,

A lo largo del siglo XX, en los regímenes totalitarios que arrasaron la cultura de occidente (que cada cual elija en su imaginación el que prefiera, hay de todos los colores), cada persona se convertía en colaborador del Estado por medio de las preciosas informaciones, fueran ciertas o falsas, que ofrecía sólo para no resultar antipático a la policía.

Exterminio | Felipe Rodríguez

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Los antropólogos informan de comportamientos miméticos de los subordinados respecto al jefe

Dos siglos después, en 1762, Rousseau en El contrato social concibe éste como la forma de asociación perfecta pues supone la aceptación de la voluntad general, no como una simple suma de voluntades individuales sino como la encarnación de un yo común, expresión de la igualdad, libertad y fraternidad entre todos los seres humanos.

Por otra parte, en la historia de la filosofía encontramos reflexiones de diversa índole sobre esta temática: Ya en La República, Platón plantea la necesidad que tiene el pueblo de someterse voluntariamente al poder del sabio gobernante, el único a quien se reviste de la capacidad para ejercer el bien y la justicia frente a la ignorancia e imposibilidad de los súbditos de gobernarse por sí mismos, con un claro desprecio a la democracia como gobierno donde prima la anarquía y la ignorancia.

Freud, como es su costumbre, se introduce en los mecanismos que hacen posible esta servidumbre. En Psicología de las masas y análisis del yo (1921) nos dice que el hombre más que un animal gregario es un animal de horda, esto es comprobable en las masas humanas en las que se puede observar cómo mientras un individuo es dotado de un poder extraordinario y domina a una multitud, el resto de los individuos se igualan entre sí, desapareciendo las diferencias individuales y orientándose los pensamientos y sentimientos de todos en un mismo sentido señalado por el líder. La masa sería la resurrección de la horda primitiva, la primera organización humana, según Freud.

Acercándonos a los contemporáneos de La Boétie, Hobbes, defenderá el absolutismo político partiendo de una concepción de la naturaleza humana antisocial e ingobernable necesitada del sometimiento a la mano dura del Leviatán o dios moral que permite el paso a la sociedad civil como salvación de la barbarie. También Maquiavelo estaba convencido de que el ser humano es fundamentalmente egoísta, decadente y corrupto. En consecuencia, sólo un gobernante absoluto podría crear una sociedad fuerte y unificada “donde el fin justificaría cualquier medio”. El príncipe estaría por encima de la ley y la moralidad aunque debería dar la apariencia de poseer las máximas virtudes morales y políticas.

Los antropólogos informan de comportamientos miméticos de los subordinados respecto al jefe: gestos, vocabulario, modismos lingüísticos son imitados creando imágenes clónicas del superior. Tras este sobrevuelo por la historia de la humanidad y de su pensamiento, terminaremos haciendo referencia a nuestra situación actual inspirados por el Discurso.

Epicúreos, cínicos y estoicos Pero también encontramos autores que por el contrario reivindican la libertad y la autonomía necesaria para que el sujeto pueda construir su propio destino: en la época helenística, epicúreos, cínicos y estoicos defendieron modelos de vida libres de las hipócritas e injustas leyes políticas y morales de su tiempo, ora apartándose al jardín de la felicidad (Epicuro), ora viviendo por encima de las convenciones sociales como si de perros se tratase (cínicos) o apelando a la fraternidad universal (estoicos).

Hemos de reconocer con un poco de vergüenza que es fácil sentirse retratado en la obra de La Boétie, y no de la mejor manera. Parando el pie en medio de esta crisis no sólo económica es imposible no concordar con la obra de este joven sabio, pues, ¿cómo ha sido posible tanto desastre si no es con nuestra ingenua o interesada colaboración? Y en el ámbito de la salud: ¿qué pasa cuando usamos los psicofármacos o la terapia psicológica como otro

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método de control social sobre un malestar más que fundado? ¿No es eso colaboración? Las estadísticas asustan a los más prudentes. No nos hallamos tan lejos del “soma” de aquel irónico Mundo feliz sobre el que Huxley nos avisaba. Ya se sabe que la noción de crisis no sólo refiere al malestar sino a la imposibilidad de seguir manteniendo una determinada forma y la necesidad de cambio. Si pudiéramos encontrar algo bueno en este atolladero sería reconocer lo que ya sabíamos pero no queríamos ver.

Vivimos por encima de nuestras posibilidades Sentirse responsable por estar inserto en este régimen implacable en el que el único bien es un número en la cuenta corriente, puede hacer creer aquello de que vivimos por encima de nuestras posibilidades y que por eso hay que asumir culpa. Pero la culpa es la mejor manera de sentirnos atados de pies y manos para que así sirvamos mejor al nuevo rey. No, la responsabilidad ineludible es la de haber dejado de sospechar, haber olvidado la consigna del filósofo: atrévete a pensar y nosotros añadiríamos: a pensar con otros. Es cierto que la doctrina del pensamiento único y su ideologizada “ciencia económica” deja su marca en el corazón y el cerebro. La Boétie ya avisaba sobre el poder de la educación para doblegar a los hombres y hacer que cedan su libertad.

Bibliografía

Quizá la mayor de las dificultades se plantee en tanto hoy es difícil encontrar a ese tirano al que derribar, o como mejor nos dice La Boétie, no apoyar, en una persona concreta. El tirano hoy está detrás de los inasibles mercados y sus humores, los capitales, en las competitividades y sus correspondientes destrucciones de las utopías, con números tan grandes y en paraísos tan ocultos que no podemos encontrarlo.

Arendt, H.: Eichmann en Jerusalén. Un estudio sobre la banalidad del mal. Lumen. Barcelona. 2003.

Para nosotros, leer el Discurso, ha resultado una forma de no quedar anonadados ante tanto experto en defender el statu quo.

La Boétie, Étienne de: Discurso de la servidumbre voluntaria. Terramar. Buenos Aires. 2008.

Freud, Sigmund: Psicología de las masas y análisis del yo. En Obras completas. Nueva Visión. Madrid. 2012. Huxley, A.: Un mundo feliz. Debolsillo. Barcelona. 2014. La Boétie, Étienne de: Discurso de la servidumbre voluntaria. Tecnos. Madrid. 2010.

Montaigne, Michel de: Ensayos. Acantilado. Barcelona. 2007.

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Alambrada | Koldo Larrea

zona de transici贸n


Brotes verdes | Felipe RodrĂ­guez

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Sobre

El psicoanálisis silvestre (1910) María del Mar López Medina

En este texto Freud cuenta el caso de una señora entre los 45 y 50 años que se presenta en su consulta acompañada de una amiga. Esta señora se había separado de su último esposo, pero indicó que la angustia se acrecentó tras consultar a un joven médico quien le dijo que la causa de su malestar era su privación sexual y que para recuperar su salud debía volver con su marido, buscarse un amante o masturbarse. Aquel joven médico le explicó que estas teorías las había descubierto Freud y la amiga venía buscando que fuese el mismo Freud quien dijera que lo que le indicó el médico era un error. Freud explica lo difícil de esa situación en que le puso la paciente y lo primero que apunta es: “Una experiencia de muchos años me ha enseñado a no dar por verdadero sin más todo cuanto los pacientes, en particular los neuróticos, refieren acerca de su médico”. Él no sabe si ese médico actuó así o no, pero va a aprovechar el ejemplo para hablar sobre el psicoanálisis silvestre.

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Freud encontrará notables concordancias entre la psicología del salvaje y la psicología del neurótico

Combatir las resistencias

Dice Freud que si el médico le hubiese dicho eso a la paciente, para empezar ha entendido mal el psicoanálisis. El sentido que atribuye a la “vida sexual” no es otro que el popular y el concepto de lo sexual comprende en el psicoanálisis mucho más. Dice Freud: “Preferimos hablar de psicosexualidad destacando así que no omitimos ni subestimamos el factor anímico de la vida sexual”.

Con esto llegamos a las faltas técnicas. Señala aquí que una concepción hace mucho superada y muy superficial sostiene que el enfermo padece como resultado de algún tipo de ignorancia y por tanto sana si se le comunica lo que no sabe. Pero, señala: “El factor patógeno no es este no-saber en sí mismo, sino el fundamento del no-saber en unas resistencias interiores que primero lo generaron y ahora lo mantienen. La tarea de la terapia consiste en combatir esas resistencias. La comunicación de que el enfermo no sabe porque lo ha reprimido es sólo uno de los preliminares necesarios de la terapia”.

Afirma que en psicoanálisis se sabe que puede haber una insatisfacción anímica donde no falta una sexualidad normal, siendo esta insistencia en el factor somático dentro de lo sexual una simplificación del problema. Otro malentendido del médico es que la causa de las afecciones neuróticas sea la insatisfacción sexual y nada más. No se puede creer por tanto que la satisfacción sexual constituya en sí la panacea universal para los achaques de los neuróticos. Si esa fuera la solución sin más, ya sabría encontrarla el paciente sin la ayuda del médico. Uno más es que el médico diagnostique a esta señora de una neurosis de angustia ante la angustia de la paciente y Freud insiste en que no toda angustia viene de una neurosis de angustia; de hecho la impresión de Freud es que la dama sufría una histeria de angustia y eso apunta a otra etiología y a un enfoque en la terapia diferente.

Así, si el saber sobre lo inconsciente fuese tan importante, se curaría la gente sólo con que se lo dijeran en una conferencia o leyendo un libro. Es más, la comunicación de lo inconsciente a los enfermos tiene por regla general la consecuencia de agudizar el conflicto en su interior. Además, esa comunicación ha de hacerse, pero no antes de que se cumplan dos condiciones: que el enfermo haya sido preparado y él mismo ya esté cerca de lo reprimido por él y, en segundo lugar, su apego al médico, su transferencia, que haya llegado al punto en que el vínculo afectivo con él le imposibilite una nueva fuga. Sólo así se podrán ir conociendo y dominando las resistencias que llevaron a la represión y al no saber.

Por otra parte, la alternativa terapéutica que da el supuesto psicoanalista deja fuera al psicoanálisis, ya que se cura si vuelve con su marido, se busca un amante o se masturba.

De este modo, una intervención psicoanalítica presupone un prolongado contacto con el enfermo, por lo que estas comunicaciones salvajes a la primera, estas interpretaciones silvestres son reprobables técnica-

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Teoría y técnica

mente y las más de las veces se pagan con la sincera hostilidad del enfermo hacia el médico, “mediante estos preceptos técnicos bien determinados el psicoanálisis sustituye al inasible ‘tacto médico’ en el que se pretende ver un don particular”. Por tanto, es preciso saber técnica psicoanalítica si uno quiere trabajar según los puntos de vista psicoanalíticos.

Salta a la vista la interrelación entre la teoría y la técnica. El mismo Freud, en múltiples ocasiones, señala que se ha visto obligado a abandonar una hipótesis porque la práctica clínica se lo ha impuesto, igual que ha ido definiendo, como hemos visto, la técnica en función de las teorías que iba implementando.

Señala Freud que dicha técnica en aquel momento (1910) no puede aprenderse de los libros, sino con grandes sacrificios de tiempo, trabajo y éxito y junto con quienes ya la dominan. Y añade que él no conoce ni ha oído nunca el nombre de este médico que dio esos consejos a la señora en cuestión.

El desarrollo conjunto de teoría y técnica nos coloca junto al polo del analista, ya que el analista está en juego también. Si no tenemos en cuenta esto, sería muy fácil que la terapia se convierta meramente en una reeducación emocional del paciente, siendo el analista el que impone su idea de realidad. De este modo caeríamos en algo que podemos llamar la trampa de la omnipotencia del terapeuta.

Por último defiende que hay que hacer algo contra este ejercicio de un psicoanálisis silvestre y explica que en primavera de 1910 (mismo año del artículo) fundó junto a otros psicoanalistas una Asociación Psicoanalítica Internacional. Dice: “Los analistas silvestres dañan más a la causa que a los enfermos mismos”, ya que con esas intervenciones el médico se dañó a sí mismo y contribuyó a reforzar los prejuicios contra la actividad del psicoanalista. Y concluye: “... esto puede evitarse”.

Pensamos que la formación y el aprendizaje siempre nos pone del lado del que no sabe, del que duda, del que se pierde. No deja de ser muy parecido el proceso de formación del terapeuta al proceso terapéutico en sí, donde uno se va forjando, se va individualizando, va encontrando su modo, su manera de operar. En la historia del psicoanálisis se puede ver cómo según se va desarrollando la técnica, disminuye la confianza en la omnipotencia del terapeuta. Por ejemplo, Freud inicia su andadura utilizando la técnica del apremio y la sugestión y termina hablando de procesos terapéuticos “interminables”, con lo que supone de fragmentario e inacabado.

Como podemos leer, en este breve artículo Freud habla de teoría psicoanalítica, cuando diferencia entre vida sexual y psicosexualidad, insistiendo en la importancia del diagnóstico correcto para abordar según unas terapias u otras; habla de técnica psicoanalítica, cómo hay que hacer, usando conceptos como la transferencia, el vínculo terapéutico necesario... y, finalmente habla de formación, ya que insiste en que hay un modo determinado de aprender esta técnica y teoría, afirmando que en psicoanálisis no se trata de sentido común cuando se refiere a eso tan inasible del “don particular”.

Continua formación Como en el desarrollo infantil, partimos de una omnipotencia inicial que se va frustrando, que se debe ir frustrando para crecer. A lo largo del proceso de formación, uno al principio cree que sabe todo o casi todo, pero poco a poco va perdiendo esa seguridad (en los mejores casos, claro). El terapeuta se va metiendo en cosas, se va enredando y tiene ciclos varia-

Al final, no es extraño que, hablando de teoría, técnica y formación, termine aludiendo a la Asociación Psicoanalítica, un lugar y unas personas reconocidas y validadas donde aprender psicoanálisis.

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Sigmund Freud | Pixabay


El aprendizaje es una lucha contra la omnipotencia, tan común entre nosotros, sobre todo entre los “mayores”, los “listos”

bles de mayor seguridad, otros de mayor inestabilidad, momentos de dudas, momentos de no saber que le obligan a seguir moviéndose, aprendiendo... Los fallos van obligando a repensar tu método, a cuestionar lo que sabes, a darle otra vuelta más a los esquemas. A eso nos lleva la propia clínica: pensar que es un proceso que dura toda la vida.

que hay que decir que uno no sabe, que duda, que se cuestiona... cuando no es verdad, cuando debajo sigue uno pensando que está totalmente en lo cierto y que las cosas son así y punto. Es casi peor que la omnipotencia a la que se le ve venir.

Éste es un aspecto que se puede criticar al texto, donde pareciera que el único que se equivoca es el “médico joven e inexperto” y que además no se ha formado con la asociación adecuada. Esa idea tan extendida que seguimos viendo -que sólo necesitan supervisión y formación los “pequeños”, los residentes, como si los demás que ya han pasado por eso lo supieran y dominaran todo- es incompatible con lo dicho anteriormente de que es un proceso que dura toda la vida, que el aprendizaje es una lucha contra la omnipotencia, tan común entre nosotros, sobre todo entre los “mayores”, los “listos”, los que están por encima y dicen cómo son las cosas, no sólo a los alumnos sino también a los pacientes.

Relacionado con ésto, podemos pensar el tema de las distintas asociaciones, de los distintos grupos que han ido saliendo y afirman que ellos son los que de verdad hacen bien las cosas. Esto ocurre en todos los grupos (“mi grupo es el mejor, sabemos más que los otros, lo hacemos muy bien...”), así que también ocurre en todas las asociaciones. Esta cuestión seguramente tenga que ver con aspectos identitarios necesarios para vincularse a cualquier asociación, pero habría que poder pensar también a nivel grupal en las fallas propias, en lo que nosotros mismos no vemos o no nos cuestionamos, justo porque es nuestro y pensamos que lo hacemos mejor que otros. Sería un mirar para adentro que nos inserte de nuevo en la versión grupal que supone todo proceso de aprendizaje y permita la crítica propia sobre qué es la formación y qué es la psicoterapia; hablamos de un proceso que supone llegar a algo relativamente seguro para soltarlo de nuevo e ir a otra cosa. Hablamos del crecimiento, que da por hecho que no estás crecido, que estás creciendo y eso implica que te faltan cosas todavía y que, si hay suerte, siempre te van a faltar.

En el artículo Freud se separa rápidamente de este médico, dice que no le conoce y que por supuesto no ha ido a su asociación a formarse con los que sí saben... Eso es algo que huele regular, como si fuese infalible la asociación, como si garantizara que uno no va a perderse, equivocarse, no ver o no escuchar algo... Del mismo modo que Freud dice sobre los pacientes respecto al hecho de que con comunicar lo inconsciente no se resuelven las cosas, esta cuestión también debería valer para los profesionales, ya que con leerse los de la asociación las cosas, no se adquieren las habilidades para ser un buen terapeuta. En este punto podemos pararnos a pensar en lo perverso de este asunto, es decir, que aprendamos

Los mejores

Creo que una idea así, Lo Interminable, aparece al final de la obra de Freud y no será casualidad que eso permita que de ahí haya salido tanto, que no se haya dado por concluido el psicoanálisis, que muchos hayan seguido investigando, estudiando, preguntándose cosas... Y seguramente, esto de la psicoterapia, tendrá que seguir siendo interminable.

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PROHIBIDO ATENTAR


Giro de 90ยบ | josemalo


Comiendo en común María del Mar López Medina


El baúl de Lautréamont

Hablando de convergencias y disidencias, esta es la historia de un grupo que converge en su desacuerdo con lo que hay establecido, en su deseo de algo diferente, en su búsqueda de alimentos (entre otras historias), porque una vez que te juntas para comer pasan muchas cosas... El ‘COMO de Granada’ es un grupo de consumo autogestionado que empezó con dos madres que buscaban comida para sus familias, tan básico como eso. A lo que se unió la disconformidad con el modelo de consumo mayoritario, es decir, las grandes superficies que obligan a los productores a rebajar tanto el precio de su mercancía para poder competir que terminan no pudiendo vivir de su trabajo y a los consumidores a comprar productos de peor calidad. A lo largo de la historia, las ciudades se han conformado alrededor de este bien básico para nuestra supervivencia que es la comida y que, sin embargo, hoy en día parece haberse relegado a las afueras, convirtiéndose en algo casi ajeno a nuestras necesidades y que simplemente está, llega al alcance de nuestra mano. La idea de acercar al productor y al consumidor no es nueva; siempre el ser humano se estableció cerca de lugares donde la tierra fuese fértil, donde se pudiese comer y algo tan lógico se desbarata con estos canales de comunicación copados por los distribuidores, que, por ejemplo, traen las naranjas de lugares a mil kilómetros de distancia teniéndolas al lado de donde uno vive.

PLANPAIS Bueno, seguimos con nuestras madres que buscan alimento, que resulta que colaboran con un

proyecto de la Universidad de Granada, PLANPAIS, donde se quiere investigar la percepción que tiene la población del territorio y se entrevista a los agricultores de la Vega de Granada. Ahí se ve que los agricultores de aquí al lado no tienen cómo darle salida a su producto, habiendo unos cuantos consumidores que están buscando justamente algo así. De repente, las madres, aparte de investigadoras, se convierten en un actor más, se convierten en sujetos de la investigación, en la otra parte, como la figura del “observador participante”, donde se va pasando de la neutralidad a la situación de inclusión en la cual uno está trabajando. Y deciden que para que surja ese nuevo vínculo, para que ese grupo satisfaga esas necesidades, hay que echar a rodar: “Empezamos y ya vamos viendo. No esperar a tenerlo todo atado”. Se trata más de un proceso, no es cuestión de sí o no; es algo continuo, vivo. Se parece a la idea de los grupos operativos, una serie de posibilidades colectivas (descontento general, posibilidad de encuentros, reuniones, grupos que se hacen bajo su propia coordinación...) dan lugar a grupos en los cuales la tarea, la finalidad es un elemento fundante y convocante para la actividad del grupo. Dice Pichón Rivière: El grupo operativo es un conjunto de personas con un objetivo común, al que intentan abordar operando como equipo. La estructura del equipo sólo se logra mientras se opera, gran parte del trabajo del grupo operativo consiste en el adiestramiento para operar como equipo.

Otra perogrullada, esos vínculos se hacen más fáciles con la gente que tienes al lado, primero con el entorno más inmediato, vínculos locales y personales. Esto tiene mucho que ver con personas que se conocen, se van avisando y así arman un grupo.

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Ecomercado, una vez al mes Así empezó el grupo de consumo ‘COMO de Graná’ y ya hay varios en funcionamiento. A través de un correo electrónico comunitario los productores dicen qué productos tienen y los consumidores hacen pedidos que se recogen un día fijado semanalmente. Las tareas necesarias se reparten entre los miembros del grupo, por ejemplo, alguien se dedica durante un mes a responder a los e-mails de personas que piden información o quieren unirse al grupo, otro ayuda con las cuentas durante otro mes, alguien echa una mano a la hora de limpiar el local donde se hace el reparto... y se va rotando. No hay un líder que establezca quién hace cada cosa, uno sabe que al entrar algo tiene que aportar y el hacerse cargo de las tareas pasa de unas personas a otras. A partir de esta labor común van surgiendo otras cosas, otros proyectos, como el Ecomercado, en mayo de 2013. “La cosa es hablar hasta con las piedras”, porque una componente del ‘COMO de Granada’ buscando casa, hablando con “noséquién” encontró a alguien que tenía una asociación que conocía a una concejala dispuesta a facilitar el proyecto de un ecomercado… coincidieron personas interesadas en lo mismo. Y ahora esta ciudad tiene un ecomercado una vez al mes, donde aparte de comprar comida, se hacen talleres para niños, hay actuaciones, se da información sobre otras iniciativas que salen desde abajo y, sobre todo, te juntas con gente y hablas.

Comedor ecológico en el Realejo Otro proyecto que salió de aquí y ya ha echado a andar: un comedor ecológico en el barrio del Realejo, la asociación gastronómica y cultural ‘Donde comen los monstruos’, que procura mejorar la alimentación de los más pequeños de la casa sin tenerlos sujetos a los horarios y caterings de los colegios al tiempo que se crea una experiencia comunitaria. El objetivo es

que los niños (y los adultos) coman bien y de paso se vuelve a echar mano de los productos naturales que tenemos aquí al lado. La idea era conseguir alimentos distintos y de otra manera, porque además de comprar buenos productos y comer, satisfaces más necesidades, comenzando por la relación entre las personas, compartiendo el espacio en el que esas relaciones tienen lugar, y de ahí pueden surgir más necesidades insatisfechas que empezar a plantearse de otro modo, a planteárselas y en grupo, lo cuál es un buen comienzo. Surgen más “enredos”, más proyectos, más tareas… Es dar un paso en el que se deja de mirar hacia arriba, y se pasa a mirarnos unos a otros y a ponernos de acuerdo. Es cuestión de hablar con el de al lado. Tiene que ver con naturalizar muchas cosas, entre otras recuperar la vecindad. Son éstas, iniciativas que nos llevan a conceptos como “el grupo-sujeto” que se esfuerza en influir sobre su propia conducta, es un grupo oído y oyente y opera el desprendimiento de una jerarquización de las estructuras que le permitirá abrirse hacia un más allá de los intereses del grupo, en oposición al “grupo-sometido” que no tiene tal perspectiva, que soporta su jerarquización y recibe pasivamente sus determinaciones del exterior. Dicen que la “curación” hace referencia al cambio y a la transformación, siendo el papel de los psicoterapeutas ayudar a los sujetos a la toma de conciencia de sus sobredeterminaciones grupales, institucionales y sociales en sus aspectos conscientes e inconscientes para favorecer un nuevo aprendizaje en un permanente juego dialéctico y transformador con el medio en el que vive. Pichón- Rivière señalaba que no se trata de “curar”, sino de “resolver” los obstáculos que frenan el desarrollo del individuo en el grupo y parece que este ‘COMO de Graná’ “resuelve” y da para mucho más que para comer.

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de transición

1) ComodeGraná | Planpais. 2) Ecomercado de Granada | Koldo Larrea. 3) Vega de Granada| Planpais. 4) Donde comen los monstruos| GranadaiMedia. 5) Huerto urbano en Casería de Montijo | Koldo Larrea


El Churro Ilustrado, portada del Nยบ0 | Panini comics


El baúl de Lautréamont

El Churro Ilustrado. Nota de prensa María Sánchez Hortal

Ya que dedicamos nuestra revista a las divergencias, queríamos hacer una breve reseña en relación con la aparición de El Churro Ilustrado, una revista en papel en los tiempos de internet. Por ahí van a contracorriente, como también por su crítica a la actualidad española, principalmente política en clave de humor. Un humor escrito y gráfico, algo ácido aunque comedido, y en el que participan nombres como el Gran Wyoming, Madrigal, Sir Cámara, A. Álvarez-Solís, José Orcajo, Moncho Alpuente y un largo etcétera. En este número cero de El Churro Ilustrado repasan “un año 2014 para olvidar” debido a los numerosos escándalos de corrupción, la crisis o la particular situación de la cultura española. También hay un especial dedicado a la figura del humorista gráfico Vázquez de Sola, con entrevista incluida. Algunos ejemplos de los artículos que podemos encontrar en este número son el de Moncho Alpuente e Iñaki Errazkin acerca de los ya célebres brotes verdes y la “inminente” salida de la crisis que se empeñan en anunciar nuestros gobernantes; el de Wyoming sobre Ana Botella y su gestión de la “basura” en Madrid; o el de Juan José Téllez acerca de Angela Merkel. Hay numerosas viñetas dedicadas a personajes de la Casa Real, la Iglesia o “los mandaflautas” (con Montoro, los Aznar, Puyol, Felipe González o Zapatero de protagonistas).

El Churro Ilustrado invierte las capacidades gráficas y humorísticas de los colaboradores en expresar su desacuerdo acerca de cómo se está gestionando la política en nuestro país. Es otra forma de disentir de esta actualidad que nos escandaliza sin caer en la propaganda ni en el tono de las repetitivas tertulias que vemos a diario en los medios de comunicación, sobre todo en televisión. Terminamos con la frase que podemos leer en la portada de El Churro Ilustrado resonándonos en la cabeza: “Cuando el humor es cuestión de supervivencia”.

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