Curriculum Maria del Carmen Dongo

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EMBAJADORA Y DIFUSORA DEL CAJÓN PERUANO EN EL MUNDO Hace 25 años el cajón peruano se convirtió en su principal medio de expresión en su carrera como percusionista del Perú y el mundo. En medio de giras y clases maestras internacionales, en 2001 María del Carmen Dongo decidió dejar escenarios cotizados junto a artistas de renombre para iniciar en el país una campaña de difusión de rescate del origen peruano de este instrumento de bandera hasta conseguir que el cajón sea declarado como Patrimonio Cultural de la Nación por el Instituto Nacional de Cultura y llegar a movilizar a un ejército de cajoneros que hoy difunden la riqueza de este símbolo de peruanidad. “En esta lucha estaba en juego el Perú y su identidad, su historia”, señala Dongo a la hora de resumir su labor de rescate del cajón que la ha llevado a representar al país, con su agrupación de percusión Manomadera, a países como Venezuela, Brasil, España y Colombia, y a enseñar con un método propio la técnica del instrumento a cientos de personas entre niños, jóvenes, adultos y maestros en el extranjero, Lima y provincias. María del Carmen Dongo es considerada como una de las mejores percusionistas de América Latina porque ha estudiado con profundidad y dedicación todos los matices del poli ritmo afroperuano, brasileño y de la cantera caribeña. Pero es el cajón el instrumento que ha marcado toda su vida musical en la percusión. Aunque oficialmente su campaña por revalorar el cajón empezó en 2001, sus esfuerzos por otorgarle a este instrumento un sitial especial y preponderante sobre el escenario, comenzaron en 1985. Fue así que decidió investigar los estilos, patrones rítmicos, la historia y tradición de las cofradías negras y criollas que por años venían difundiendo el cajón sin gozar del reconocimiento público. A partir de este trabajo previo, en 1986 viaja con el cajón a Madrid para grabar en el estudio del cantautor español Alberto Cortés para el disco del artista nacional Daniel “Kiri” Escobar, quien junto con Andrés Soto fueron reconocidos como los discípulos de la gran Chabuca Granda por su iniciativa de innovar los sonidos de la música costeña. En mayo de 1987, Dongo llega a Brasil para ofrecer presentaciones en Río de Janeiro, donde es considerada por el prestigioso diario O Globo como “La reina del cajón”. Y años más tarde, en 1997 promueve el Primer Concurso Nacional de Cajón en Coliseo Sandia, compartiendo la mesa del jurado con los maestros Carlos Soto de la Colina “Caitro” y Eusebio Sirio “Pititi”. Ese mismo año fue invitada por la Universidad Nacional de Costa Rica para ofrecer clases maestras junto al guitarrista Félix Casaverde.


Su singular ejecución del instrumento, basado en sonidos graves, rítmica negra y aires latinoamericanos, la llevó a recorrer el mundo y compartir el escenario con una gama de artistas que van desde exponentes de la trova como Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Mercedes Sosa, León Gieco, pasan por la música brasileña como el cantante Iván Lins, Daniela Mercury, el pianista César Camargo Mariano y llegan hasta el jazz como el pianista estadounidense ganador del Grammy, Gonzalo Rubalcaba, y el premiado flautista Dave Valentín con quien hizo un contrapunto musical en Lima provista de nuestro instrumento de bandera. Entre los artistas nacionales que ha acompañado figuran intérpretes de renombre como Eva Ayllón, con quien tocó como músico permanente durante 10 años, Tania Libertad y Cecilia Bracamonte. Como resultado de este trabajo perseverante, Dongo ha grabado el sonido del cajón en más de 30 discos y ha recopilado más de 60 patrones rítmicos de la costa peruana que le han permitido desarrollar un método propio de enseñanza del instrumento. Con esta experiencia sobre sus hombros, en 2001 decidió renunciar a sus giras por el mundo junto a Tania Libertad, quien radica en México, con el propósito de iniciar en el Perú una campaña en todos los medios de comunicación para revelar lo que había comprobado en el extranjero: el cajón estaba siendo comercializado sin reconocérsele su sello de peruanidad.

Como antesala, a mediados de 2000, la percusionista realizó algunas acciones exploratorias acompañando a Tania Libertad en sus giras por Estados Unidos. Visitó las tiendas de venta de instrumentos en cada ciudad que pisaba para comprobar si en verdad el cajón se comercializaba sin reconocérsele su origen peruano. Y la realidad rebasó la sospecha. Para la plataforma musical del mundo, el cajón era absolutamente flamenco.


Establecida ya en el Perú, promovió especiales sobre el cajón en diarios, revistas, radios y televisión. Fue hasta la Comisión de Turismo del Congreso para exponer los argumentos de la campaña y proponer que el Estado creara una comisión de constructores de cajones para que exportara el instrumento con el sello nacional. Pidió además que se aprobara una ley para reconocer la peruanidad del instrumento y su grandeza para lo cual ejecutó el cajón ante los legisladores, acompañada por la guitarra de Octavio Santa Cruz, la célebre pieza Cuatro Tiempos Jóvenes Negros de Félix Casaverde, que es un viaje musical por todos los ritmos de nuestra costa: vals, zamacueca, marinera, landó y festejo. María del Carmen Dongo habló con los graves profundos de la madera, el brillo de los agudos y también con los silencios. “Cuando terminé de tocar todos aplaudieron, pero me dijeron que lastimosamente no se podía sacar una ley para el cajón”, explica. Sin retroceder en su propósito, los primeros meses de 2001 continuó trabajando en lograr el interés de las autoridades en esta lucha hasta que con el apoyo invalorable de Luis Repetto, gran difusor de nuestro arte, logró que el cajón sea declarado como Patrimonio Cultural de la Nación por el Instituto Nacional de Cultura (INC). La campaña, recuerda Dongo, se asumió no por corazonadas chauvinistas, sino por una defensa legítima de identidad. Era como decirle al mundo: el cajón es nuestro legado al universo musical, nuestra cuota de quimba, raza y ritmo, lo compartimos con abierto orgullo, pero es peruano. Cuando en agosto de 2001 el INC reconoció a nuestro instrumento como patrimonio del Estado peruano, los reflectores cayeron sobre el maestro cajonero “Caitro” debido a que fue él quien obsequió un cajón peruano al guitarrista flamenco Paco de Lucía en una velada musical con Chabuca Granda en los años 70. El músico español, impresionado, lo incorporó pronto a su elenco según sus necesidades pero manteniendo las medidas estándar de 50 centímetros de altura, 30 centímetros de profundidad y 30 de base que estableció el maestro peruano Abelardo Vásquez en los años 50 y que “Caitro” mantuvo sin hacer grandes ajustes al construir tiempo después cajones con su firma. Luego de Paco de Lucía, el uso del cajón en España se masificó. María del Carmen Dongo sacó a la luz esta parte poco difundida de la historia del cajón en los medios de comunicación para que el mundo conociera cómo llegó a España. Y decidió celebrar el reconocimiento oficial de este noble instrumento, reuniendo por primera vez en el país a más de 100 cajoneros sobre la tarima y rindiendo un homenaje a sus principales exponentes. La celebración se realizó el 31 de octubre de 2001, a propósito del Día de la Canción Criolla, en el Gran Parque de Lima en una jornada maratónica que duró más de seis horas continuas con la presencia de maestros como “Caitro” Soto, Abelardo Vásquez (el fundador de Perú Negro), Julio Vásquez, Reynaldo “Canano” Barrenechea (gran exponente de las canteras criollas) y con homenajes póstumos a reconocidos ejecutantes como Eusebio Sirio “Pititi”.


Con la campaña iniciada por Dongo en el Perú, muchos músicos españoles y extranjeros que defendían la hipótesis de que el cajón llegó a América con la Conquista, tuvieron que reconocer el origen nacional del instrumento que hoy es ejecutado por artistas afamados como Madonna o Rubén Blades y se ha convertido en el predilecto del mercado del world music en Estados Unidos principalmente de firmas internacionales como Rhythm Tech, Latin Percussion o Toca Percusión. En setiembre de 2001, la percusionista viajó llevando nuestro instrumento de quimba y raza a Venezuela para participar en el Segundo Encuentro de Rescate del Patrimonio Cultural de los Países Andinos con Influencia Africana. El certamen se realizó en Santa Ana de Coro, ciudad Patrimonio de la Humanidad, con la participación de artistas de Colombia, Ecuador y Bolivia, Venezuela. Mientras todas las delegaciones viajaron con grupos de una veintena de integrantes, Dongo apenas viajó con un guitarrista, una cantante y dos bailarinas para demostrar la riqueza de los ritmos negros peruanos. “Solo con el alcatraz se quedaron con la boca abierta por nuestro manejo de la síncopa. Fue un éxito total”, recuerda.


Dongo y sus artistas permitieron que los asistentes y organizadores comprobaran la grandeza del instrumento y decidieran firmar una resolución en el que declaraban al cajón peruano como Patrimonio Cultural de Latinoamérica. Por esos días, decidió formar la primera agrupación de percusión Manomadera con más de 20 cajoneros en escena para difundir el cajón como protagonista en el escenario con una gran diversidad de ejecutantes. Hombres y mujeres. Negros, blancos, criollos, cholos. “Recibí críticas por convocar en el escenario a jóvenes músicos que no eran negros y a mujeres. Pero solo eran prejuicios ¿Cómo era posible sostener que solo un negro tiene la autoridad de tocar el cajón en un país multirracial?”, pregunta. Tras varias presentaciones en Lima bajo el lema “El Cajón es del Perú”, en mayo 2002, Dongo y Manomadera fueron convocados por Promperú para representar al país en el Festival Perú Cultura con diversas presentaciones en la ciudad de Río de Janeiro, donde las sonoridades del cajón cautivaron a los brasileños y espectadores de todo el mundo. En 2004, Promperú vuelve a convocar a la percusionista como embajadora cultural del cajón para participar esta vez en la Feria Internacional de Turismo (FITUR) que se realizó en Madrid y fue inaugurada con un contrapunto de cajones a cargo de Dongo y Manomadera con la presencia de los Reyes de España. La madera peruana concitó el interés de la prensa madrileña. “¿Cuéntanos, cómo es eso de que el cajón es del Perú?”, preguntaban los periodistas. Entonces, Dongo empezaba a relatar que “fue Paco de Lucía que en los años 70 se llevó el cajón durante su paso por Lima”. La artista nacional ofreció decenas de entrevistas a los medios de comunicación de España a lo largo de dos semanas en donde no dejó de tocar en el stand de Perú que formaba parte de FITUR. Incansable, recibió el reconocimiento de los músicos españoles por defender el origen peruano del cajón y su presentación junto a Manomadera en la clausura del festival fue destacada como lo mejor de la jornada. “Lo de España fue emocionante, el cierre de una campaña ardua que nos permitió contar la verdadera historia de nuestro instrumento en el mismo lugar de los hechos”, señala Dongo. Entre 2005 y 2007 continuaron sus presentaciones con Manomadera en el que la percusionista presentó un renovado espectáculo y un ciclo de presentaciones en centros culturales denominado “Tokatu Cultura”, con el propósito de movilizar a cientos de personas en la ejecución del instrumento. Este trabajo permanente la llevó a participar en 2007 en el Vigésimo Festival de la Confraternidad Amazónica en la ciudad de Leticia, Colombia.


La suma de toda esta experiencia en el escenario con Manomadera quedó plasmada en el primer disco de cajón peruano en la historia musical peruana titulado “A golpe de Tierra”, en el que se destaca la ejecución de los ritmos de la costa. Dongo ha enseñado a tocar el cajón a mil personas, entre niños, jóvenes, adultos y ancianos. Su labor de docencia no sólo lo ha ejercido en Lima sino también en regiones como Piura entre 2006 y 2007 en el concurso “Iluminando tus manos” con la participación de estudiantes de primaria de 150 colegios del norte. Ahí, la percusionista no sólo participó como jurado sino también dio clases maestras a los profesores de las escuelas para continuar incentivando la difusión del instrumento. La legión de alumnos que la percusionista ha logrado convocar resulta sorprendente, pero mucho más su capacidad de lograr que hasta los sordos toquen el instrumento. Esto sucedió en diciembre de 2002 cuando asumió la tarea de enseñar alcatraz a un grupo de jóvenes no oyentes. Debido a su formación de musicoterapeuta, ella sabía que necesitaba apelar a la vibración, en un lugar pequeño cercado por vidrios, para lograr su propósito. “Algunos captaron el patrón rítmico, otros no. Entonces les pedí que se pusieran de pie, en fila, e inclinaran el tronco. Y empecé a tocar en sus espaldas, en la caja torácica, para que sintieran el ritmo. Aprendieron en dos ensayos”, cuenta. En su faceta de maestra de percusión y musicoterapeuta, ha desarrollado un programa al que ha denominado terapia de ritmo que tiene ciertos elementos de la psicoterapia y explora en los patrones rítmicos del cajón. Es diplomada en Musicoterapia por la Facultad de la Universidad Femenina del Sagrado Corazón (UNIFÉ) y en Psicoterapia por el Arte por la Facultad de Psicología de la Universidad Mayor de San Marcos. También es magíster en clínica en salud mental por la Universidad de León de Barcelona. María de Carmen Dongo ha explorado de manera perseverante y profesional a lo largo de sus 25 años de trayectoria artística las diversas posibilidades que nos ofrece el cajón con el único propósito de que se reconozca su origen peruano y su riqueza musical que hoy tiene impresionado al mundo entero. Su lucha es por la identidad, por la historia de un país.


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