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Tapa. Tarpon Cuba. Pg. 04

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CONTENIDOS

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Estamos flotando muy cerca de la costa en un pequeño Lago de Río Negro. Estoy viendo en detalle los juncos verdes espaciados entre sí, ya que todavía no llego plenamente el verano. La claridad del agua deja ver el lecho tapizado por vegetación mas verde aun. Tengo atada una Chernobyl Ant muy grande. Sorpresivamente, algo oscuro se destaca perfectamente sobre el verde del fondo. Ella navega muy lentamente a menos de 1 metro de profundidad, paralela a la costa, de izquierda a derecha a unos 15 metros de donde nosotros flotamos inmóviles. De pronto a partir de este momento todo comienza a transcurrir en cámara lenta. Como si mi cerebro se hubiera decidido a procesar cada milésima de segundo de ese instante. Sería mejor si tuviera una Dragon Fly adulta, pienso. Casteo mi mosca unos metros por delante de ella. Espero unos segundos para que el pez recorra un corto trayecto hacia mi mosca que posa entre algunos juncos. También pensé: Si se engancha en uno de ellos cuando la mueva todo se termina. Pero sigo con mi vista aquel pez que debe tener mas de 2 kilos. Ella ve mi mosca. Todo esta como debería estar. Doy un pequeño tirón a la línea para mover mi mosca y la trucha automáticamente reacciona observando aquel engaño, puedo jurar haber visto como se detuvo, giró y enfoco sus ojos para ver que produjo esa perturbación en el agua. Otro tirón de línea. Ahora veo como la Marrón se detiene, tensa su cuerpo y se prepara para atacar. Un tirón más. Ahora sí el pez se dirige decidido hacia mi mosca, entonces continuo moviéndola, cuanto más se acerca más rápido la traigo. La Marrón aumenta su velocidad hasta alcanzarla. Saca su cabeza fuera del agua, abre su boca y muerde la mosca. Casi puedo sentir como se hunden sus pequeños dientes en el foam de la Chernobyl. Levanto la caña suavemente solo por instinto. Mis compañeros y yo estamos absortos ante la escena. En ese momento pude presentir que el pez descubrió el engaño. La Marrón se da vuelta y sacude su cabeza histéricamente. Veo perfectamente como abre su boca, también puedo ver el blanco de su paladar y de pronto, veo salir mi mosca despedida del agua. Veo a aquel pez huir a toda velocidad hasta perderse en la profundidad del lago. Las agujas del reloj se aceleran y el tiempo vuelve a su normalidad.

Texto por Mariano Morán 4


EDITORIAL Este número de #0-14 tiene mucho que ver con los sueños.

#0-14 es realmente un sueño para nosotros. Me refiero a los sueños de pescador.

Creemos que una de las grandes virtudes que tiene la pesca, además de conectarnos con la naturaleza, es esa posibilidad de soñar, y sobre todo, de concretar nuestros sueños, incluso aquellos que parecen imposibles. Los que comenzamos desde chicos, seguramente conocemos esa sensación que nos producía ver ese pez en una vieja revista., tal vez un Dorado de Paso de la Patria o una Trucha del Río Chimehuin. Y ese efecto se hace especialmente mas fuerte aún, si además se tratara de un niño sin herencia pescadora. Si hoy miráramos hacia atrás, veríamos que recorrimos 100 veces mas el camino que soñamos recorrer. Nos resulta muy extraño y gratificante recordar esas tardes en el lago de Palermo imaginando escenas que finalmente se transformaron en realidad en Jardines de la Reina muchos años mas tarde. Así hoy estamos volviendo de Cuba habiendo concretado otro sueño al pescar nuestros primeros Tarpones. Luego de 20 años de ríos, lagos, lagunas y mares, todavía nos queda para seguir soñando mucho. Sueños son sin duda los flats con su belleza caribeña y sus peces sin igual. También lo es el mítico Río Grande por el tamaño de sus truchas y la soledad de su paisaje. Es el que imaginó Allan Fraser, al dejar todo para venir a vivir a la Patagonia. Son los que de a poco esta cumpliendo Hernán recién pasada su adolescencia, pescando en lugares que se creían perdidos. Por todo esto, éste es el número de los sueños y está dedicado a todos esos niños pescadores que seguramente cada uno de ustedes lleva dentro y que soñaron con cosas que parecían imposibles. Hasta Pronto. MARIANO MORAN CRISTIAN MAMMI mariano@0-14.com.ar cristian@0-14.com.ar

www.0-14.com.ar

Año 2 | Número 4

“En la pesca con mosca los resultados son producto de lo que uno pone de sí. La vida también es así.” Tom McGuane

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CUBA En esta Isla del Caribe, aun no tan conocida en argentina por su pesca de mar, se esconde el verdadero paraiso CaribeĂąo. Tarpons, Bonefish, Permits y mucho mas en un marco imposible de olvidar.

Texto por Mariano MorĂĄn | Fotos por el Autor y por Cristian Mammi 6


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Este año no es como cualquier otro. En 2009 cumplo 20 años desde que empuñé una caña de mosca por primera vez para no abandonarla nunca. Mis recuerdos del fin de mi adolescencia están repletos de polaroids de esta actividad en las que quedaron plasmados desde los descubrimientos, ideas o los momentos de felicidad hasta la última discusión, enojo o frustración que tienen que ver con este deporte por aquella época, y que hoy me parecen cada vez más divertidas y pintorescas. Nada se regala en este pequeño mundo, nada es gratis en la Pesca con Mosca en cualquier sentido y quizás esto sea una de sus mayores virtudes. La pesca en el mar es una muestra rotunda de este axioma.

Estaba pensando seriamente cómo festejar este “20 Aniversario”, y la verdad que lo que más me entusiasmaba era el impresionante Noroeste Argentino. Justo en ese momento de definición apareció sorpresivamente la invitación de Avalon para ir a Cuba. No pudo haber llegado en mejor momento. De pronto se materializó ante mis ojos la posibilidad de pescar los peces que veía por televisión hace más de 15 años en Walkers Cay’s de Flip Pallot. Ahora ese sueño era posible. Los Flats, los veloces Bonefish, los tímidos Permit, el rey de los peces, el Tarpon, todos ellos se volvieron realidad. La historia de Avalon comienza en 1993 cuando un grupo de italianos, aficionados a la pesca y amantes de Cuba, decidieron comenzar a proteger uno de los refugios marinos más importantes del Caribe: los Jardines de la Reina. Este amplio parque marítimo, cuatro veces mayor que los Cayos de la Florida y formado por el archipiélago del mismo nombre y las aguas que lo rodean, constituye el más grande reducto oceánico virgen cubano. Dicho espacio, el mayor del país en lo que a extensión marina se refiere, con 2.170 Km², es ideal para los pescadores que deseen disfrutar y respirar la pesca las 24 horas del día. El Archipiélago Jardines de la Reina -denominado así por Cristobal Colón en honor a la reina de España- es uno de los cuatro que existen en Cuba, tercero en extensión y el más natural de todos ellos. Con un frente de unos 150 km., está conformado por cayos estrechos y relativamente pequeños, cuya mayor parte se ubica al borde de la plataforma insular entre 30 y 80 Km., al sur de las provincias Ciego de Avila y Camagüey; se encuentran constituidos fundamentalmente por manglares, matorrales, complejos de vegetación con pequeñas franjas de dunas arenosas bajas.

Amanecía y nuestro primer día de pesca comenzaba. Subimos al Skiff –una lancha diseñada especialmente para pesca y para navegar en muy poca agua, con una plataforma para que el guía pueda propulsarse sin hacer ruidos con el motor, mediante el pole o vara-. Resulta increíble por su estabilidad. Nada en la proa que moleste a la línea; una baranda extraíble para los días con mucho viento o marejada. Otra particularidad de la pesca en el mar, es el uso del sistema horario para la comunicación entre el guía y el pescador. Se establece un reloj de agujas imaginario donde las 12 hs. son la punta de la lancha, y así sucesivamente entre las 9hs y las 3hs. De esta manera, el guía nos dirá, “Bonefish a las 11hs, 20mts”, y entonces sabemos que tenemos que realizar un cast de 20 mts. hacia la izquierda de la lancha. Por supuesto que en estas circunstancias solo un pescador pesca mientras el otro permanece sentado esperando su turno. En el 80% de las veces se pesca a pez visto. Esto es lo que hace a la pesca de mar tan atractiva. La correlación con la pesca que más similar, es pescar una Trucha con mosca seca que está produciendo rise, o atrapar algún dorado visto previamente. De todas formas, sigue estando la particularidad de que en el mar, en el 90% de las veces los peces, se están moviendo cuando los vemos. El consejo más importante para tener en cuenta cuando pescamos en el mar, es que: hay que estar preparado para cualquier situación. Y cuando digo esto, me refiero a cualquier cosa. Como un jugador de ajedrez, hay que tratar de pensar siempre no solo en lo que está sucediendo sino en lo que va a suceder en el siguiente instante, ya que aquí todo pasa muy rápido. Realmente rápido. De este modo, si no tenemos la línea fuera del reel y aparece un pez, adiós primera oportunidad. Si era un Permit, adiós Permit. Si la teníamos fuera pero no prolijamente enrollada y se nos produce un nudo en los primeros tiros, adiós segunda oportunidad. Si nos tomó un Tarpon y no lo clavamos bien, adiós Tarpon. Si lo clavamos bien pero no controlamos bien el resto de línea en la primera corrida, y se nos enganchó en la manija del reel o en el ‘fighting butt’ o se nos hizo un nudo, adiós Tarpon. A diferencia de la pesca de Truchas, estos peces no suelen perdonar errores. Todo esto suele ser una regla, no se puede estar distraido ni hacer las cosas mal. -Ahí están”. Dice nuestro guía Bemba, refiriéndose a una “escuela” o cardumen de Macabí. Tomé la caña de bonefish, me paré en la proa, saqué la mosca del hook keeper, una típica Crazy Charlie, 7


tomé la cantidad de línea necesaria, algunos metros más por si acaso, y esperé. Mientras tanto, el guía avanzaba lentamente empujando con la vara en dirección a los peces. Es una playa típicamente caribeña, de arena muy clara con vegetación interna. La indicación es “A las 11hs, tira 20 mts, perfecto, deja bajar, recoge lento, ¡lo tienes!, clava, ahora alza la caña”. Decirlo y hacerlo fue un solo instante, y ahora un pez corre sacando línea a lo loco. Esta primera corrida es lo que hizo ganarse la reputación que esta especie tiene. El poder de este pececito, producto de su evolución como pez perseguido por barracudas, sumado a su costumbre de alimentarse en poca agua hacen que sea lo que es. Un pequeño torpedo comparable a nada en cuanto a reacción y a velocidad inicial. Un pez increíble. Es el primer día y si bien vemos algunos peces, no vemos a todos, lo cual es normal. Recién cuando la vista se va acostumbrando al lugar y a la forma de pesca, el panorama se va volviendo cada vez más claro. Los peces no solo delatan su presencia por su silueta; también es posible divisarlos por su sombra, por el desplazamiento del agua cuando se mueven, por sus aletas o por el movimiento de arena que producen cuando se alimentan. El uso de anteojos polarizados es obligatorio. Esta primera mañana pescamos Bonefish de tamaño estándar, hasta cansarnos, alternándonos en la proa. Entonces, decidí bajar y pescar algunos de vadeo. La técnica es exactamente la misma solo que conviene tener la caña lo más levantada posible durante la pelea para evitar enganches en piedras que posiblemente no vemos, ya que estamos muy por debajo del nivel de pesca de una lancha. En la captura de vadeo la lucha de estos peces es inclusive más poderosa aún y es cuando se descubre la máxima explosión en sus corridas. Pescamos cardúmenes comiendo o desplazándose, y peces solitarios alimentándose. Así durante todo el día y en verdad es que perdimos la cuenta de cuántos capturamos. 30? 40? 60? No lo sé, pero hubiéramos podido sacar cuantos quisiéramos porque estaban por todos lados. En cada playa o costa que paraba nuestro guía, había. No encontramos Bonefish haciendo tailing en toda la semana. Sin duda ver a un buen ejemplar en esta actividad y tentarlo con nuestra mosca es la máxima expresión en la pesca de estos peces, será la próxima vez. Amanecía otra vez, y seguíamos viviendo con Cristian nuestra primera experiencia de pesca en Saltwater. Mañana de bonefish

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y después vamos a ver si encontramos Tarpons o Palometas. Pescamos Macaví como ya se nos hizo costumbre. Muchos. Y de repente, nuestro guía me grita a mí, que estoy casteando a las 9hs por el enésimo ejemplar, “Jacks a las 12hs! ¡Vienen atrás de las sardinas!”. “¿¿¿Qué??? -pienso yo- El guía nos había avisado que pescando Bonefish pueden aparecer Permits y hay que estar preparados para cambiar de caña y tirarle a uno de los peces más difíciles de pescar del mar, y hacerlo como un rayo. Sin embargo nadie me había dicho que podían aparecer Jacks en 50 cms. de agua (¿¡¿¡¿?!?!?). La siguiente orden fue, “Tírale, tírale”. Terminó de pronunciar la última “e” y ya estaba volando línea en dirección a las 12 hs. Fue cuando vi claramente seis lomos negros, casi en seco, que venían a una velocidad imposible tras un pequeñísimo cardumen de pequeños peces. Atada tenía una Crazy Charlie y Tippet 0X, pero yo solo hice lo que cualquier pescador hubiera hecho: les tiré…cayó aceptablemente y empecé a mover la mosca cada vez más rápido bajo la instrucción de Bemba. Cuando estuvieron cerca, un Jack Crevalle del grupo se cruzó al otro lado y tomé la mosca sin mayor preámbulo hasta que tensé la caña y sintió la presión. Ahí, cambió de rumbo, enfiló con dirección a la profundidad y corrió literalmente “im-pa-rable” llevándose al menos 170 metros entre línea y backing. A esto me refería cuando decía “en el mar cualquier cosa puede pasar” y “hay que estar listo para todo”. Los Jacks son unos peces tremendos y aunque no estén dentro del Top 3 del mar, realmente para argentinos sin mucho mar para pescar con mosca, resultan peces soberbios. Son un verdadero tren imparable que solo piensa en irse lo más lejos y profundo posible. Mientras yo peleaba el Jack, apareció incluso un Baby Tarpon, también seguramente tras las sardinas, pero del mismo modo en que apareció, en un segundo desapareció y Cristian no pudo siquiera tirarle. La fauna siempre está presente y sorprende a nuestros ojos con poco Saltwater. Ver a los pelícanos zambullirse en el agua en vivo y en directo a pocos metros del skiff, nos regaló varios minutos de sorpresa. Pero más sorpresivo aún fue ver a las rayas de varias decenas de kilos salir despedidas del agua como si quisieran despegar vuelo. También los peces-aguja, que prácticamente rebotan en el agua por varios metros cuando se sienten amenazados. Y más admirable todavía fue ver a los verdaderos peces voladores convertirse en pájaros por larguísimos instantes,


LOS BONEFISH SON TAN ABUNDANTES QUE A VECES ES DIFICIL VER UN SECTOR DE LA PLAYA DONDE NO ESTEN DESPLAZANDOSE.

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LO MAS IMPORTANTE EN ESTA PESCA ADEMAS DEL CAST, ES QUE TODO EL EQUIPO ESTE EN EL MEJOR ESTADO POSIBLE.

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mientras planeaban sobre la superficie del agua. Este día mientras comíamos en una verdadera isla desierta, apareció un tiburón, y con el guía salimos propiamente corriendo por la costa tras él para intentar un cast de vadeo, pero nunca se puso a tiro de caña y cuando pensamos en ir a buscar la lancha, aquel desapareció. Entre las cosas que llevamos para testear, estaban unos Poppers, inicialmente pensados para barracudas; pero cuando llegamos a un sector de aguas muy profundas -y después de haber tenido algunos piques con streamer del tipo deceiver- Bemba le sugirió a Cristian que pusiera un Popper. En pleno mar azul. Así, con una caña #10, una línea de flote y un gigantesco Popper, Cristian levantó Júreles o Jacks que tomaron explosivamente en la superficie una y otra vez. Incluso hizo subir una Cubera gigante, una especie de camión de 30 kilos que siguió el Popper un largo trecho. A la vuelta por estas aguas azules -y por si fuera poco la ya increíble experiencia de los Poppers-, 8 o 10 delfines empezaron a acompañarnos al costado de la lancha cuando nos trasladábamos a otro sector de pesca. En estas aguas azules con las condiciones adecuadas es posible pescar con mosca atunes. Sin duda, un incentivo más para tener el equipo en las mejores condiciones posibles. El atardecer llegó. El sol comenzaba a bajar y sin ninguna obstrucción en el horizonte la imagen era surrealista. Tanto como ver que a pocos metros de la costa y con un intervalo similar a un rise de una trucha asoma una cola negra en V. ¡Palometas! Los Permits o Palometas son sin duda la figura difícil del mar. Para que tengan una idea real de la dificultad de su captura, se atrapan seiscientos Tarpons y solo siete Permits por temporada de pesca. Así de difícil es conectar con uno de estos peces. Son tímidos, desconfiados, asustadizos, veloces; “histéricos” -diría yo. Pero ver esa cola asomándose por fuera del agua en un día sin viento deja sin aliento a cualquiera ya que cuanto mas grande la cola, más grande la palometa. Nuestro guía Bemba es sin duda un fanático de las palometas y lo único que lo puso molesto en todos los días que pescamos juntos fue un mal tiro que le hice a una. Con las palometas no hay segundas chances, es siempre una oportunidad. La primera se espantó cuando cayeron los primeros metros de línea cerca de ella en poca agua. Entendible, aunque cualquier otro pez no se hubiera intimidado con ese tiro. La segunda se asustó por volarle la línea por encima de su cabeza una vez más de lo necesario. Culpa mía. La primera de

Cristian fue la que más cerca estuvo de tomar; la vio desde lejos y la fue midiendo cast perfecto, pero finalmente siguió la mosca y no la tomó. La segunda de Cristian se amedrentó cuando la mosca se enganchó en el fondo inevitablemente y desapareció para siempre. Así de difíciles son. Después hubo algunas oportunidades más con otras, pero ninguna tan concreta como las anteriores. Si uno hace todo bien con el Permit, aun así es posible que se asuste o que no le interese la mosca. Es un pez realmente impredecible, más que difícil. Un día nuevo y los Tarpons nos siguen esquivando. Yo saqué un baby muy chico a última hora y Cristian clavó y se le escaparon en el salto algunos otros. En la boca de un manglar encontramos un cardumen “delfineando”-salen a tomar aire mostrando cabeza, lomo y cola fuera del agua como suelen hacerlo los delfines-. Era un buen grupo de peces y después de varios intentos, finalmente uno le tomó la mosca a Cristian y en el primer salto vimos 25 kilos de Tarpon fuera del agua. Impresionante. Después de algún salto más, adiós. Se desenganchó. El promedio es de dos Tarpons en la lancha cada diez clavados -nos dicen-, siempre y cuando clavemos bien. La técnica es seguir recogiendo y cuando sentimos el pique, clavar con la línea hacia atrás, firme pero sin exagerar un par de veces hasta que salte. Pero sobre todo, lo que hay que hacer es lo que llaman “saludar al rey”, que no es otra cosa que acompañar con la caña hacia adelante cada salto del tarpon. Cristian no saludó al rey y el rey se fue. Ofendido, y era un muy buen rey. Perseguimos otro cardumen, esta vez de peces más chicos, aunque tampoco tuvimos suerte. Ni siquiera un pique franco. En este punto del viaje, con muchísimos Bonefish, con varios Jacks, y con tiros a Permits vistos, lo único que queríamos eran Tarpons. A partir de ahora Sábalos o nada, fue la decisión, y si era nada, era nada. Y la verdad es que mi verdadero deseo de este viaje era sacar un buen Tarpon, o al menos un buen Baby Tarpon. Algo que me hiciera olvidar mis dorados más grandes. Y hasta ahora y con solo un día por delante, seguía soñando. Salimos del barco-hotel Tortuga con la esperanza intacta. Al poco tiempo en unos flats en el medio de la nada, había dos mangles, no muy grandes. Hice un tiro con un streamer buscando algún sábalo, y de pronto, al mejor estilo trucha marrón, salen de las inmediaciones dos cosas gigantes que finalmente no toman y vuelven a ocultarse. Repetí la operación y otra vez se produjo 11


la misma escena, solo que esta vez, uno de ellos tomó y corrió imparable hacia la parte mas profunda, un Jack Gigante. El pez corría llevándose una cantidad de backing infernal, tanta que fue necesario prender el motor de la lancha y seguirlo hasta que finalmente aminoré el ritmo. Si hubiera habido algún contratiempo justo después del pique, como un nudo en al línea, o si se hubiera enganchado en alguna parte de la caña etc., ese pez no estaría hoy en la foto. No hay margen para el error con semejantes peces. No se olviden de ello. Lo único que me recuerda este tipo de peleas es cuando pescábamos truchas con cañas muy livianas, #1, #2 y Tippets finos. Sin duda esas pescas me prepararon para las peleas de estos peces de mar, como así también algunos dorados muy grandes. Aunque sólo me prepararon, porque la velocidad y la potencia de los peces del Saltwater no tienen comparación. Después de varios Jacks de distintas variedades que sacó Cristian, comimos y salimos hacia un lugar verdaderamente increíble. Era la típica imagen que se ve en la pesca de Tarpons: agua baja por todos lados y muy a lo lejos una isla. Y limitando este sector un canal de agua profunda. Los sábalos se desplazan por todo el sector de aguas bajas pasando de canal en canal. Se detuvo el viento y lentamente comenzaron a aparecer cardúmenes aquí y allá. El guía con la vara seguía a uno de los grupos hasta que lográbamos hacerle algún tiro, pero tan solo una suave brisa y los mismos peces nos esquivaban. Cristian incluso llegó a clavar alguno y a perderlo después de algunos saltos. Pero no importaba porque no dejaban de aparecer por todos lados. Era el paraíso del Sábalo. Finalmente llegó mi turno. Ya el viento había parado por completo y se los veía claramente; esperamos que un grupo que se dirigía hacia nosotros se acercase. Seguí las órdenes del guía, “¡Tírale!, no cambies la velocidad del strip, ¡así!”. De ahí en más mi mente ya no escuchó nada; ya había visto el primer borbollón de un Tarpon siguiendo mi mosca, y sabía, por haberlo visto antes, que seguramente en pocos instantes vería dos o tres borbollones más y finalmente sentiría la tensión. No sé si Bemba seguía o no dándome instrucciones y tampoco se qué hacia Cristian. En este momento éramos solo el Tarpon y yo, cara a cara. Por fin llegó el segundo borbollón y la tensión. Clavé firmemente con la mano de la línea un par de veces sin levantar la caña y cuando sintió la tensión, el pez salió disparado como un rayo y saltó a pocos metros de la lancha. Acompañé el movimiento, y ahí recién volví

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a escuchar al guía que decía “¡Muy Bien!” y a Cristian que gritaba de alegría al igual que yo. ¡Tarpon! La pelea fue increíble; las acrobacias y la fuerza, todo en un solo pez, hacen que el Tarpon sea el mejor pez del flat, por lejos. La lucha que dio este Tarpon en una caña #10 sobrepasó todas mis expectativas. Esta especie merece toda su reputación y mucho más. Después de devolverlo, Cristian en la Proa clavó el suyo, y se repitió la historia: saltos increíbles, embates sorprendentes, y gritos de felicidad. A veces la pesca nos regala momentos inolvidables cuando parece que ya lo hemos vivido todo. La sensación que nos queda a la vuelta son las ganas de volver a Cuba. La pesca de los flats es realmente increíble y no hay nada con lo que la podamos suplir en Argentina. Nuestro mar decepciona a los mosqueros, al menos por ahora. Por suerte podemos viajar al Caribe para vivir este tipo de experiencias, que en mi opinión ningún mosquero debería perdérselas. No se puede ser mosquero sin pescar Truchas pero tampoco sin pescar estos peces del Saltwater. Poco se escucha hablar de Cuba, simplemente porque esta fuera del Marketing de los Estadounidenses. Simplemente por eso. Si miramos su ubicación, descubriremos que la Isla es una continuación de los Florida Keys, pero sin presión de pesca ni de población. Es un lugar donde es posible prácticamente cada día tirarle a un Grand Slam. Un lugar donde los Bonefish están en casi todas las playas por decenas; donde los Permit sacan sus colas fuera del agua en los atardeceres sin viento y donde los Tarpones nadan por los flats y los manglares sin ser molestados salvo por algunos pocos pescadores con mosca al año. Cuba es el verdadero Paraíso Caribeño. Los consejos que me parecen más útiles son practicar el lanzamiento lo más posible antes de viajar, tanto distancia como precisión. Si es con viento mejor. Y en segundo término, hacerle caso al guía y seguir sus instrucciones lo mejor posible porque son ultra profesionales y saben mucho. En cuanto a equipos: Cañas de Saltwater o Freshwater muy potentes. La caña #7 u #8 como las que utilizamos para el Dorado son perfectas para el Bonefish. Una #10 es fundamental para los Baby Tarpon y para Tarpones medianos. También es ideal para las Palometas. Si vamos en época de Tarpones realmente grandes hay que llevar una #11 o #12. Como se pesca


AUNQUE NO TIENE LA FAMA DEL GRAN TRIO DE LOS FLATS, EL JACK CREVALLE ES DIGNO DE CUALQUIER MOSQUERO.

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EL TARPON ES GRACIAS A SUS PELEAS Y A SUS ACROBACIAS SIN DUDA EL REY DE LOS PECES.

de a uno a la vez hay que tener en cuenta que podemos compartir las cañas con nuestro compañero. Así que si cada uno lleva una #8 y una #10/11 estaremos cubiertos. Nosotros usamos las Loop OptiPowwer. Son increíblemente livianas y realmente poderosas, en todas las circunstancias de pesca donde las exigimos al máximo, se comportaron de manera formidable. Las líneas deberán ser de flote para Bonefish y para Tarpon, específicas para pesca en zonas tropicales y saltwater. Nosotros usamos las AirfloRidge Tropical Saltwater y fueron perfectas para lanzar moscas de todo tipo y tamaño con un rendimiento excelente. También conviene llevar líneas para Tarpon de hundimiento para pescar en canales profundos, aunque nosotros no las usamos. Reels con excelente freno a disco, y mucha capacidad de backing si no quieren perder al pez de sus vidas. Nosotros utilizamos los LoopOpti y los LoopEvotec que presentaron un freno muy potente y muy parejo a la vez, a pesar del duro trabajo al que estuvieron expuestos. Las moscas típicas de Tarpon funcionaron bien. Es fundamental usar anzuelos de la mejor calidad posible. Las moscas de Bonefish tipo Crazy Charlie fueron super efectivas y son las que más le gustaban a nuestro guía. Leaderes con Bimini twist de 30 lbs. y shock tippet de 1 mm de diámetro para los tarpones y Leaders sin nudo de 0X para los Bonefish. 14

Por último, además de agradecer a Avalon, cabe destacar que todo lo ofrecido es del mejor nivel posible para este estándar de viaje. Solo hay que llevar el equipo de pesca y después uno se despreocupa del resto durante toda la semana. La tortuga esta amarrado en una zona tranquila de manglares y tiene aire acondicionado, terraza, baños privados con agua caliente, Wi-Fi, camareras, mucamas, y todo lo necesario para pasar una semana perfecta.

Mariano Morán es Diseñador Gráfico y escritor freelance sobre pesca con mosca. GUIA EN LA ZONA Avalon Fishing Centers Web: www.avalonfishingcenter.com Mail: info@avalonfishingcenter.com


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Dulce Revancha. Despues del desastre, este maravilloso rio de santiago del estero, lucha por demostrar su clase como pesquero.

Texto por Hernán “JEFFN” García | Fotos por el Autor 16


Atardecer en el Dulce.

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Los primeros rayos de sol que se escurrían por una rendija entre las cortinas del colectivo, me pegaban justo en la cara y tardé unos minutos en despegar los ojos. Un forzoso buen día a la siempre simpatiquísima y verborrágica abuela que nos toca cuando viajamos solos, abrí la cortina y desempañé el vidrio helado con la mano. Ahí estaba él para recibirme, un pequeño cartel verde sobre la mano derecha de la ruta lo confirmaba: RIO DULCE. A poco más de 12 horas de haber salido del trabajo, luego de mucha planificaciones, noches de insomnio atando moscas y haber tenido postergado el viaje por distintas razones, por fin ya estaba ahí, en Santiago del Estero. Una vez en la terminal hay un servicio de combis que va hasta Loreto donde haría base y de ahí estamos a escasos 20 kilómetros del río. El remis se detuvo en un puente que une Loreto con Abrea Pozo y minutos después ya estaba frente a las primeras palizadas, verdaderos enmarañados indescifrables de palos de todo tipo tamaño y color, que hacen de refugio a nuestro oponente. Una rápida mirada bastó para detectar actividad, pero había un problema: era en medio de estos palerios con metros de palos que impedían nuestro tiro. La lógica diría que tenemos que cachetearle los palos con la mosca lo más cerca posible para que traicionados por su instinto salgan a buscarla. Pero como de pesca se trata, esto no siempre se cumple. En este caso la única opción que nos queda, moneda corriente en el dulce, es meter la mosca entre los palos lo más cerca posible. Si bien esta segunda opción nos costará nuestra buena cuota de moscas diarias, es la clave del éxito y lo necesario para desatar los piques más explosivos. Es aquí donde una paciencia Zen y todas

nuestras horas de práctica nos ayudarán a presentarles la mosca con precisión quirúrgica entre los palos e ir al todo o nada, dorado o enganche. Salvo contadas excepciones donde nuestra mosca salga rebotando por los palos sin quedarse colgada, los piques se darán en el instante en que esta toque el agua por lo que el diseño no tendrá mucho que ver, a diferencia de cuando el pez está fuera de los palos, donde nuestra mosca tendrá que bajar rápidamente, lo cual lo facilitan mucho los nuevos materiales sintéticos sin necesidad de agregarle tanto peso. El sol ya estaba justo sobre mi cabeza; el calor y el cansancio del viaje me estaban ganando cuando decidí invertirle unas moscas más a una palizada que había pasado hacia un rato. Al parecer se habían activado con el calor y se veía más actividad. Bastaron 2 o 3 tiros para que el primero, pequeño y luchador, estuviera del otro lado de mi línea. Cuando había terminado de recoger la línea para salir del agua, otro dorado saltaba en el mismo palo, sin siquiera cambiar la mosca hice unos tiros y ahí estaba tratando de deshacerse de ella. Ahora sí me podía ir a buscar una sombra y descansar más tranquilo. Sabía que la cosa no estaba fácil. La llegada del otoño trae consigo abundantes lluvias en nuestro NOA, lo que produce inestabilidad en el caudal de los ríos. En el caso del dulce, a pesar de estar regulado, en principio, por la represa de Río Hondo y luego por el dique los Quiroga la inestabilidad se hace notar de todas maneras y con ella su consecuente migración y cambios alimenticios de los dorados. Por la tarde decidí ir a investigar río arriba. Dicho y hecho, investigar fue lo único que pude hacer porque fueron pocas las 17


Hernán y su mejor trofeo.

veces que encontré un espacio entre los yoyeros (pescadores de sábalos) como para meterme y preferí limitarme a tomar fotos del paisaje antes que ser víctima de uno de sus yoyos nutridos de decenas de anzuelos. Ya por la noche Mario Santillán, guía de pesca y oriundo de Salta, que ahora se encuentra operando en el dulce, me venía a traer el permiso de pesca, excusa que serviría para salir a compartir una cena repleta de anécdotas y risas que me llevarían a conocer un tipo de primera que merecería una nota aparte. El segundo día empezó temprano; Mario me pasó a buscar y a las 8hs estábamos entrando a “La Pirucha”. La idea era caminar río arriba y bajar barriendo toda la costa de enfrente. En este sector el río tiene una gran recta repleta de palizadas. Los primeros piques 18

coincidieron con los primeros buenos tiros y luego de un par de capturas vivimos algo que nos dejo boquiabiertos. Me disponía a sacarle unas fotos a Mario con una captura cuando un dorado de no menos de 3 kilos empezó a saltar una y otra vez por arriba del agua hasta quedar atrapado entre los palos mientras detrás de él, otro que lo multiplicaba en tamaño parecía cazarlo. Nos miramos atónitos como buscando confirmar lo que acababa de pasar y por supuesto que pasaron décimas de segundos antes de que el pescado de Mario volviera a ser pez y nuestras moscas estuvieran rastrillando cuanto hueco hubiese en esos palos, pero no hubo caso. O habían cambiado de ubicación o simplemente se negaban a tomar nuestras moscas así que después de decorar esa palizada con plumas de todos los colores y tamaños decidimos ir río arriba y volver a empezar. Así fue como Mario a poco de retomar la pesca se encontró con el



primero de los buenos. Su mosca cayó pegada a una barranca detrás de unos palos, un metro de deriva, la línea se quedó y una buena clavada bastó para que la línea empezase a cortar el agua río abajo donde se encontró con un palo sumergido que le serviría al dorado para irse con la mosca. Pasaron unos minutos antes de que el pulso le permitiera atar otra mosca y volver a la carga. Ahora sí, tomé la delantera e hice los primeros tiros aguas abajo peinando los palos. En medio de un strip una estela en V me sacó la línea de la mano, logré afirmarlo y con la caña apuntando río abajo logré alejarlo de los palos donde tenía toda una zona profunda para cansarlo. Poco a poco fui ganando la cinchada hasta poder vararlo en un banco. Los dos piques se habían dado en un tramo corto del río, cuya costa barrancosa bajaba rápidamente a buena profundidad. Protegida por las palizadas, ahí estaban los buenos. Solo había que insistirles para que colaborarán. Así fue como a lo largo de toda la tarde se mantuvo un pique constante de buenos ejemplares con varias capturas hasta que empezó a oscurecer y llegó la hora de descansar. El sábado llegó Javier, mi compañero de pesca y amigo, dejó las cosas en el hotel y salimos corriendo para el río antes de que se hiciera tarde. Desafortunadamente, un fuerte viento nos impedía llegar con nuestros tiros a las zonas calientes. Para llegar a los palos el día anterior habíamos requerido de tiros en los que quedaban solo unas vueltas de línea en nuestros carretes. Con viento y una voluminosa mosca de dorado la tarea se complicaba y tratar de acercarnos unos pasos más era sinónimo de pasar el veril y empezar a flotar río abajo. El día se hizo agotador y el río solo pagó nuestro esfuerzo con algunos pequeños ejemplares como para entibiarnos. Afortunadamente para el último día nos quedaba un comodín: una flotada con Mario nos permitiría llegar a cuanto palo hubiese a lo largo de más de 20 kilómetros de río. Salimos bien temprano y llegamos a la bajada mientras los primeros rayos de sol trataban de abrirse paso por la

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Captura y Devolución. espesa bruma que cubría el río. Preparamos los equipos, elegimos las moscas y salimos a la carga. Íbamos por grandes. Desde la balsa no necesitamos hacer tiros tan largos y estábamos muy por encima del nivel del agua así que nos facilita la tarea de tirar grandes moscas. Los pequeños no tardaron en aparecer y un sábalo robado nos hizo pegar un buen susto a poco de salir. Pero los buenos, como en los días anteriores, esperaron a que subiera la temperatura para aparecer en escena. Ya con el sol arriba llegamos a una zona de curvas donde el agua pegaba bien fuerte. Como sacado de un manual, en el primer palo de la primera curva la sorpresa fue para Javi. La tomada bien franca se vio apenas cayó la mosca. Clavada efectiva y un dorado, de los buenos, salía despavorido río abajo mientras la línea caía hecha un bollo frente a la balsa. Había logrado lo que pocos alicates: cortar perfectamente el terminal de acero de 20 libras unos centímetros delante del loop. Tras esta demostración de poder, algunos piques errados y otras tantas curvas llegamos a un claro donde repusimos calorías. Un breve descanso que nos sirvió para remplazar leaders, tippets y elegir otras moscas. Volvimos al agua sin perder tiempo.


Mario nos anticipo que lo mejor del río estaba por venir y no se equivocó. Los dorados empezaron a salir pero esta vez los encontramos en lugares muy diferentes: palos solitarios a una distancia prudente de las palizadas. Este detalle nos permitió seleccionar mejor nuestros tiros y guardar energías. Veníamos en una curva angosta cuando tuve el primer pique bueno de la tarde. Mi mosca cayó y derivó un metro pegada a la barranca hasta un tronco grande. No llegué a recoger 10 cms con mi mano que la línea estaba saliendo incontrolable. Dejé salir un poco y la apreté lo más fuerte que pude al tiempo que levantaba la caña para ayudarme a afirmarlo. La confirmación de que la clavada había sido efectiva llegaba del otro lado de la línea con un salto. El agua corría fuerte y el pez aun más, a escasos centímetros de los palos. Bastaba con que cediera unos cms para que perdiera la tensión y me ganase los palos. Pero esta vez la suerte estuvo de mi lado y pudimos posar juntos para la foto. Vuelta a peinar los palos, terminaba de hacer un tiro detrás de un palo cuando Javier repitió mi tiro anterior y clavó un buen pescado. Me distraje mirándolo y cuando quise sacar la mosca del agua para sacarle unas fotos prendí uno más chico. Apuramos el mío mientras Javier disfrutaba del suyo y así logramos concretar un doblete.

La caña siente el poder del pez.

Así se pasó la tarde entre piques, fernes y amigos. Cuando nos quisimos dar cuenta, el cielo se había teñido de rosa y el sol se escondía tras los árboles como diciéndonos “hasta la próxima”, sin duda es un viaje que repetiré pronto, pense. Los dorados todavía están en recuperación, solo falta que el gobierno de Santiago del Estero tome cartas en el asunto y no deje que vuelva a suceder lo del 2003, manteniendo los caudales ecológicos, tomando medidas para hacer cumplir los reglamentos y proveyendo de recursos para el control de la pesca comercial.

Hernán García estudia Turismo y trabaja en la pesca.

Otro que vuelve a su habitat.

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Akroyd DEE FLY.

Atractiva y eficaz. Esta vez variamos los colores de este verdadero cl谩sico de la pesca de salm贸n del R铆o Dee, para la pesca en nuestras aguas patag贸nicas. MATERIALES Anzuelo: Mustad 80500BR o similar #8 al 3/0 Hilo: 6/0 o 3/0 Amarillo y Negro Tag: Tinsel Plano Dorado Fino. Cola: Cresta de Faisan Dorado + Fibras de Tippets de Faisan Dorado Cuerpo 1: Dubbing de Angora Hot Orange + Floss Naranja + Pluma de Cuello de Gallo Hot Orange Cuerpo 2: Floss Verde Oliva Rib 1: Tinsel Oval Dorado Rib 2: Tinsel Plano Plateado Mediano + Tinsel Oval Plateado Fino Torax: Spey Hackle y Gallina de Guinea Mejillas: Gallo de la Jungla o sustituto

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1-Forme un pequeĂąo Tag con Tinsel Plano Dorado. Este debe tener el largo comprendido entre la punta del anzuelo y la punta de la rebarba. Ate una pluma de Cresta de FaisĂĄn Dorado para la Cola.

2-Ate unas fibras de Tippets de FaisĂĄn Dorado sobre la cola. Coloque el Tinsel Oval Dorado por debajo de la pata del anzuelo y ate una pluma de cuello de Gallo desde su punta.

3-Forme un lazo con Floss Naranja e introduzca el Dubbing dentro. Retuerzalo con una herramneita adecuada y forme un cordon. Enrolle el Dubbing en el anzuelo.

7- Enrolle primero el Tinsel Plano y luego el Oval justo por detras.

8-Enrolle la Pluma por detras del Tinsel Oval.

9-Ate una pluma de Gallina de Guinea desde su punta y forme un Collar.


4-Enrolle el Tinsel sobre el Dubbing (cinco vueltas) y luego la pluma de Gallo justo por detras del Tinsel.

5-Cambie el hilo por uno color Negro, forme una cama y ate un trozo de Tinsel Oval y otro de Tinsel Plano por debajo del anzuelo. Ate una pluma de Spey Hackle.

6-Ate una hebra de Floss en la parte delantera y enróllelo hacia atrás y luego vuelva hasta adelante formando el segundo cuerpo.

10- Elija dos secciones (pares) de ala de Pavo Real y átelas formando un ala plana sobre el anzuelo. Puede atarlas juntas o de a una y hacia adentro o hacia afuera según su técnica preferida.

11-Una vez atadas las alas, coloque Jungle Cock o un sustituto para las mejillas. Forme una cabeza pequeña y cónica y cemente.

12- MOSCA TERMINADA

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Historia de una

Amistad.

Allan Fraser en el recuerdo. La historia de la pesca con mosca en Argentina por una u otra razón lamentablemente se escribe por retazos. Aquí el autor nos cuenta sus vivencias y su impresión de uno de los pioneros que pescaron en los años donde las grandes truchas todavía nadaban en abundancia. Texto y Fotos por Eduardo Carrano

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A

A principios de los años ‘70, cuando me inicié en la pesca con mosca, las cosas eran muy diferentes a las actuales; era muy difícil conseguir aquí un equipo equilibrado, así como casi imposible conseguir materiales de atado y bibliografía. Como contrapartida había montones de kilómetros de ríos para pescar tranquilos, se podía acceder a donde uno se le ocurriera y se podía acampar libremente donde nos gustara; la sensación de libertad que se experimentaba pescando en la Patagonia es lo que más extraño de aquellos años. En esas condiciones apareció la revista Safari, dirigida por el gran Zapico Antuña, que marcó una revolución para alguien que se iniciaba en la pesca con mosca. Allí escribía Jorge Donovan, luego la recopilación de esos artículos originó el libro titulado Nací Pescador; y aparecieron unos artículos sobre moscas que me cautivaron desde el principio por su profundidad, eran algo muy superior a lo que había leído previamente; su autor, desconocido para mí, era un tal Allan Fraser. Coleccioné esas revistas durante años, luego las presté y no las vi nunca más. Guardo el recuerdo de algunas cosas; La foto de la mosca salmonera Green Highlander atada por Allan que constituía la portada del primer número de la revista; un artículo acerca de una selección de moscas básicas para la Patagonia, incluía cuatro secas, cuatro húmedas, cuatro ninfas y cuatro streamers, y puedo asegurar que hoy sería tan válida como entonces; un artículo sobre moscas neocelandesas y sudafricanas que significó la introducción en el país de algunas de ellas que hoy son clásicas como la Fuzzy Wuzzy, la Matuka, la Rabbit y la Mrs. Simpson. Recuerdo además una nota sobre moscas de dorado, donde presentaba sus creaciones para imitar los alimentos mas importantes de ese pez, llamadas Sabalito, Morenita, Bagrecito y no sé si otra más. Entre las recetas de moscas se desarrollaban observaciones agudas propias de un observador profundo de la naturaleza, muy bien escritas. Allan se convirtió así sin conocerlo personalmente en mi mentor en materia de moscas. Allá por 1976 conocí a Allan personalmente. El trabajaba en un fly shop (le llamábamos boliche de pesca por esos años), que Jorge Donovan había instalado en la Hosteria Chimehuín de Junín de los Andes. Allí atendía al público y ataba sus moscas para vender. Yo me estaba iniciando en el atado, así que observé sus técnicas ávidamente. Allan parecía un personaje de novela: alto, flaco y con un tremendo acento escocés. Lo encontré

pescando en el río, donde usaba una vieja caña Hardy de bambú, casi igual a la mía. Prácticamente no hacia falsos casts: “La mosca pesca cuando esta en el agua, petiso”, me diría unos años más tarde pescando el Chimehuín abajo. Una noche de ese verano en que lo conocí nos encontramos varios pescadores a cenar en el Restaurant Ruca Hueney. Se armó una mesa con Allan Fraser, el Mono Villa, Ginés Gomariz, Juan José Campagnola y yo, y pronto se desarrolló una de las conversaciones de pesca mas fantásticas que recuerdo. Esa temporada la pesca no estaba fácil y el Mono fue, junto con Allan un precursor de la pesca con ninfas en el país. También se habló de la necesidad de ubicar esas moscas cerca del fondo, cosa que para mí, con mi única WF6F era difícil. Además nos acompañaba Jane, mi primera novia, que era una jovencita de singular belleza. Al rato de charlar, Allan, que no dejaba de beber, estaba bastante alegre, y le deslizó un comentario muy poco feliz a Jane en inglés. Le dirigí una mirada, que seguramente fue muy agresiva, pues reaccionó de inmediato, cambiando de tema. Tal vez por ello, a la mañana siguiente luego de desayunar, me acerque al río antes de salir a pescar, y me encontré con Allan. Él me llamó y se metió en el negocio para buscar algo, que me acercó inmediatamente: era uno de esos reels que fabricaba Hardy para Scientific Anglers (los precursores de los Marquis), cargado con una línea sinking tip y me lo prestó por el resto de mi viaje, siendo un factor decisivo en el éxito de mi pesca. Tenía el aspecto de los perros que cometen un error y miran al amo arrepentidos. En esos ojos oscuros enmarcados por cejas negras descubrí un hombre maduro con alma de niño. Recuerdo haberlo visto varias veces en los viajes sucesivos, sobre todo en 1978, que fue para mí una temporada notable, en el 77 no anduve por Junín, sino por Bariloche. Pero no fue hasta 1980 en ocasión de viajar con Mario Bianchi, que era muy amigo de Allan, que nuestra relación cambió. Viajamos para el cierre de temporada, y al llegar a Junín de los Andes buscamos la casa de Allan, que ya no vivía más en el Residencial Marisa. Le preguntamos por la pesca y nos dio información, también preguntamos donde acampar y con su terrible acento escocés nos dijo: “Busca la primer tranquera blanca a la derecha luego de la curva a la izquierda, entonces entra y vas a la casa, cuando sale el tipo le dices que vas de 29


Allan Fraser pescando el Río Chimehuin.

Allan Fraser atando.

El autor junto a Allan Fraser. 30

parte mía, y entonces el tipo te manda al carajo, ja, ja, ja”. Francamente Allan me caía cada vez mejor. Durante ese viaje pescamos mucho; estrené mi primera caña de grafito, un blank Scott armado por mí, con una marrón de tres kilos del Malleo. Pero el clima se puso muy bravo, se adelantaron las nevadas, tuvimos un temporal horrible, y una noche tormentosa la carpa de Mario, que había pertenecido al Padre Agostini, comenzó a ceder a los embates de la lluvia. El río crecía peligrosamente y a eso de las tres de la mañana levantamos el campamento y nos dirigimos a Junín. Allan nos recibió, nos puso unos catres al lado de la estufa a leña, y dormimos como angelitos. Convivimos con Allan unos días y así pude observarlo atar, y me enseñó muchas cosas. Era casi surrealista verlo atar mientras escuchaba música clásica, deleitándose con fruición con una soprano del primer cuarto del siglo pasado llamada Amelita Galli-Curchi, que lo ponía en estado de éxtasis y de cuya voz parecía estar profundamente enamorado. A partir de entonces fuimos grandes amigos. Desde ese viaje, la casa de Allan fue un destino inevitable en todos mis viajes a Junín de los Andes, que durante la década siguiente fueron largos y numerosos. Cuando Allan trabajaba de ingeniero forestal en Nigeria, conoció a una azafata encantadora de S.A.S. y se vino tras ella, que resultó ser Eva Koessler, hija de un médico pionero de San Martín de los Andes, con quien luego se casó. Allan vino a la Argentina como ingeniero forestal. Entre sus objetivos estaba la forestación alrededor del lago del Chocón, donde sus consejos fueron desoídos. Conoció la Patagonia y se enamoró de ella. Sé que residió un tiempo en Ranelagh, en el sur del gran Buenos Aires. Cuando lo conocí ya se había separado de Eva, pero tuve la oportunidad de conocerla personalmente y me causó una muy buena impresión. Su casa era un modelo de pulcritud y orden, bastante diferente de la de Allan. Allan nació en 1923 en Inverness, Escocia; a orillas del Loch Ness. “Algo hay en ese lago, petiso”, me decía a veces. Allí comenzó a pescar con mosca, de la mano de su abuelo a los ocho años de edad. A esa edad comenzó a atar sus primeras moscas, formándose en la escuela clásica de su país. Durante la segunda guerra mundial, combatió como teniente de los paracaidistas británicos en Birmania, fue ascendido a capitán cerca del final. Esa experiencia lo marcó para siempre, pues como era un hombre muy inteligente en seguida advirtió


los intereses económicos y de poder que se escondían tras el patriotismo. Sé que la pasó muy mal, y entre otras cosas tuvo que degollar centinelas enemigos. Terminada la guerra, jugó al rugby y alrededor de 1950 fue el número ocho del seleccionado de Escocia. Durante esos años se dedicó a pescar con mosca por toda Europa. Luego, ya como ingeniero forestal, estuvo en Sudáfrica y Nueva Zelanda, donde pescó profusamente, y aprendió técnicas y moscas locales. Sé que formo una familia en Gran Bretaña a la que no vio nunca más, y eso le causaba dolor. Luego, en los años sesenta, llego a nuestro país y adoptó a la Patagonia como su hogar. En general no hablábamos mucho acerca del pasado, pues estábamos demasiado ocupados viviendo el presente con gran intensidad, pero recuerdo la sensación gloriosa de estar viviendo momentos memorables.

“Los amigos de mis amigos son mis amigos”: Recuerdo que hice un viaje con Jorge Demonte, que como siempre, viajaba con exceso de cañas finas y escasez de moscas, y le presenté a Allan para encargarle un surtido de moscas. A partir de entonces fueron amigos. Creo que en ese mismo viaje conocimos en casa de Allan a un profesor de literatura de la Universidad de California llamado Jack Schmitt (que a su vez era primo de Harrison Schmitt, que fue el primer geólogo en llegar a la Luna, cosa que me interesó mucho, y luego fue senador). Salimos a pescar los cuatro juntos en el Chimehuín y pasamos unos días fantásticos.

Si bien era un purista y conocía de memoria las recetas originales de miles de moscas clásicas con la precisión de una enciclopedia, también tenía una mentalidad muy abierta, por lo que desarrolló variantes locales o nuevas moscas adaptándose a las condiciones, insectos y materiales disponibles en su nuevo entorno. Como ejemplo vale citar a la famosa Fuzzy Wuzzy de pelo de mara o a las ninfas de pluma de cóndor, que también incluía en su versión novedosa de la Mossback. Ataba sus moscas con mucha dedicación, haciendo nudos tras cada paso, y decía con orgullo que sus moscas no se deshacían jamás, lo cual era absolutamente cierto.

Recuerdo algunas ideas de Allan acerca de las moscas y la pesca: en general le gustaban los materiales naturales y el tinsel metálico (detestaba el de mylar). No le divertía mucho atar cabezas Muddler, pero cuando las hacía eran simplemente perfectas. Era capaz de cortarle una mano a alguien que intentara emparejar las fibras de una mosca con una tijera. Entre las moscas que ataba recuerdo la Royal Coachman Fan Wing seca y la Royal Coachman Streamer con ala de pelo de oso polar. Eran realmente bellísimas. El comentario de Allan era que eran excelentes para pescar pescadores. También ataba una Blonde con ala negra y cola naranja a la que llamaba Giddy Blonde, que junto con las Rabbit constituían sus preferidas para tratar de tentar a las grandes marrones de la Boca del Chimehuín. Otras obras maestras eran sus imitaciones de saltamontes (grasshoppers).

Fue uno de los pioneros de los guías de pesca de la Patagonia, aunque su carácter nada servil y escasa infraestructura le hicieron perder clientes. Era un lector ávido, a veces hablábamos de filosofía (recuerdo en uno de nuestros últimos encuentros que estaba leyendo acerca del nihilismo, y que no compartía para nada esas ideas, pero su mente abierta le indicaba la necesidad de leerlas, aunque sea para confirmar su desacuerdo). También la ecología era de sumo interés para él. Resultaba llamativo ver a un hombre culto y refinado viviendo en una sencillez tan espartana que rozaba la miseria. Era tan abierto que tenia amigos de todas las condiciones sociales. Allan amaba la libertad y se las ingenió para hacer siempre lo que quisiera. Tenía una actitud de desprecio por el poder que siempre me encantó.

Allan sostenía que al introducir las truchas en la Patagonia, estas hallaron un ambiente virgen en el cual no existían predadores tan importantes, por eso encontraron comida muy abundante; con el correr de los años fueron cambiando el ecosistema y los peces forrajeros se hicieron más escasos. Esa, más la mayor presión de pesca, serían las causas de que en los últimos años las truchas no eran tan abundantes ni tan enormes como en las décadas del 40 o 50. Según él no solo debería sembrarse truchas sino también su alimento: puyenes, pejerrey patagónico, peladillas, pancoras, etcétera. Algunos conocimientos que incorporé posteriormente indican que casi seguramente estaba en lo cierto. En sus últimos años se dedicó a estudiar afanosamente sobre los tricópteros (caddis) de la Patagonia, a los que atribuyó una importancia decisiva en la dieta de las truchas. Se escribía con una bióloga de una universidad, tomaba muestras y escribía 31


apuntes. Estudió primordialmente estos insectos en el río Malleo, y también ató moscas para imitarlos probándolas con buen éxito en ese río. Lamentablemente ese material se perdió; seguramente podría haber formado un libro de pesca maravilloso. No podría recordar a Alancito (así le gustaba que lo llamaran) sin mencionar su relación con el alcohol; era sin dudas alcohólico y eso era su peor defecto. Considerando su experiencia en Birmania podría ser absuelto en cualquier juicio; pero no era un alcohólico común: pertenecía a esa ínfima minoría de gente extremadamente sensible, que comprende demasiado bien los defectos del mundo y que se siente derrotado en la lucha contra ellos, y bebe para mitigar ese dolor. Pese al alcohol era un amigo adorable, un hombre franco y sin maldad, desinteresado, inteligente, con un sentido del humor fantástico y sobre todo absolutamente auténtico. Creo que en 1985 Allan conoció a Silvia, quien hoy es mi mujer. Inmediatamente se cayeron muy bien; ella tiene ascendencia escocesa y hablaron en inglés desde el principio. La presencia de Silvia, que lo ayudó a ordenar y limpiar su casa sin entrometerse demasiado fue muy beneficiosa para él, que se aseaba y acicalaba concienzudamente y pasaba varios días sin beber. Luego nació Cecilia, mi primera hija y lo recuerdo a Allan como un abuelo orgulloso con la bebita sentada en sus rodillas huesudas. Otra vez me dijo que a Cecilia le vendría bien un hermanito; le dije que estábamos intentando eso, pero que no pasaba nada, y me dijo que siguiera intentándolo ya que así, aunque no tuviera resultados, uno la pasa muy bien. En sus últimos años su salud se resintió; sólo me acompañaba a pescar en los días muy lindos. Yo solía ir a fines de temporada, y cuando me estaba por volver me pedía que me quedara. Por suerte y para mi alivio, en los meses invernales solía visitar a sus amigos del Valle del Río Negro. Generalmente pasaba a visitarlo brevemente antes de ir a pescar y pasaba a contarle los resultados al volver a la noche; casi siempre compraba comida y nos quedábamos charlando hasta tarde, lo mejor era que nos reíamos como locos de nosotros mismos; casi siempre escuchábamos buena música. A veces mirábamos en la televisión los partidos de fútbol que

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jugaba River Plate, el equipo de nuestros amores. Charlar de pesca con Allan era una experiencia inolvidable: además de aprender cosas casi siempre, lo que más me gustaba era verlo transformarse, su mirada se encendía y evidenciaba una pasión tremenda por este juego tan increíblemente loco que es la pesca con mosca. Recuerdo la última vez que lo vi: fue en el verano del 90. Yo volvía de pasar dos días maravillosos en el Malleo con un pescador excelente y mejor compañero llamado Luis Schlegel. Fue la única vez que salí a pescar con él. Enseguida partía el ómnibus de regreso a Buenos Aires pero le dije a Luis que no podía irme sin saludar a Allan: entonces lo vi brevemente y me sumergí en su abrazo huesudo. Durante el 91 no pude ir a Junín por problemas de trabajo, y ese otoño me llamó otro amigo y me aviso que Allan había muerto. La noticia me paralizó de dolor. Algo dentro de mí se rompió, pues pasaron doce años antes de volver a Junín de los Andes. Durante esos años seguí pescando, pero en el noroeste de Chubut, donde realicé un emprendimiento minero. Sé que sus amigos le pusieron una lápida de piedra que dice simplemente: “Pescador”. Yo no la conozco aún, quizás prefiera recordar su risa. “Los amigos de mis amigos son mis amigos”: Durante años observe un dibujo bellísimo de su mosca Green Highlander colgado sobre su mesa de atado. Allan me contó que lo había hecho otro gran amigo, Enrique Gherardi, un artista destacado que pinta motivos de pesca y tiene obras expuestas en el Museo Americano de Pesca con Mosca en Estados Unidos. Lo conocí años después de la muerte de Allan, y nos hicimos amigos de inmediato. Ese fue el último legado de alguien que más que un maestro fue un amigo del alma. Se despedía así: “Be good, and if you can’t be good, be careful”.

Eduardo Carrano es Geólogo, y fue uno de los primeros ayudantes de Jorge Donovan en su Fly Shop (o boliche de pesca) de Capital Federal.


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RIO


La fantasía de conocer el Grande, es el sueño de todo pescador con mosca. El Río Grande de Tierra del Fuego, es reconocido mundialmente por tener las truchas marrones mas grandes del mundo. Y quien tuvo la oportunidad de sacar una de estas bestias, espera con ansias volver a este increíble lugar.

Texto por Cristian Mammi Fotos por el Autor

U

Un día de trabajo como cualquier otro, me visita mi amigo Horacio y me dice; la semana que viene nos vamos al Grande, ya tengo reservados los pasajes y la pesca esta buena... Que le iba a responder ?...Ok. Vamos !. Ese ya no era un dia cualquiera, a partir de ese instante nos pusimos a hablar sobre moscas, equipos y todas las cosas que ya se imaginan. Yo por cuestiones de trabajo solo podría ir 3 días, pero si la pesca estaba realmente buena alcanzaría para calmar mi ansiedad. Trate de atar todas las moscas que pude y el 31 de marzo a la noche nos encontramos en el aeroparque listos para la experiencia al final del continente.

Cuando llegamos a Río Grande, nuestro guía “El Goma”, nos informa que el río estaba creciendo muy rápido por las fuertes lluvias que se estaban produciendo del lado chileno. Este cambio brusco nos perjudicaría, pero el buen humor no nos hizo pensar en eso. Este río como todos, tiene variaciones de acuerdo a la época y al clima, pero al ser muy corto, estos cambios se ven rápidamente. Por ello debemos estar atentos y adaptarnos a las circunstancias. Es imprescindible llevar varios equipos, ademas de líneas de todas las densidades, desde flote, hasta las de hundimientos mas rápidas y vale la pena llevar algunas de repuesto. Si bien las líneas de flote no se utilizan en casi toda la temporada, puede haber algún día que las truchas decidan tomar arriba y sería bueno tener la línea adecuada.

Hacía solo unos días antes de nuestro viaje, el río estaba bajo y claro, estaban pescando con líneas de flote y sinking tip con leaders largos y ninfas pequeñas y medianas. De acuerdo con lo que el guía nos dijo, la pesca se daría de forma totalmente diferente. En esta zona el enemigo número uno del pescador es el viento, normalmente es de unos 30 a 50km/h y en días muy ventosos puede llegar a 120km/h. Aquí todo varía constantemente y muy rápido y puede ocurrir que haya varios tipos de climas. Todo en un mismo día ! Aquí el pronostico debería hacerse cada dos horas; nos decía el Goma. El Grande tiene algo más de 150km de extensión desde su naciente del lado chileno hasta su desembocadura en el mar del lado argentino. Por ser tan corto y por estar ubicado en un lugar privilegiado del mundo, es el río con mayor densidad de truchas de este tipo y los tamaños son realmente increíbles. Estas truchas nacen en el río y emigran hacia el rico Mar Argentino (por ello lo de Lugar Privilegiado) donde se alimentan y crecen hasta su madurez para luego volver al río para desovar. Este hábito surgió por la necesidad de alimentarse ya que este río no cuenta con la suficiente cantidad de alimento necesaria para mantener a una población grande de truchas. Cuando estas están recién entradas al río, su color es totalmente plateado y a media que transcurre el tiempo se van tornando cada vez mas marrones. Estos peces no se alimentan mientras permanecen en el río. Muchos dicen que el pique es puramente por irritación, pero

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Marrón con coloración imponente.

pocas veces son bruscos, al menos en esta época del año, (a principio de temporada la historia es totalmente opuesta con truchas muy agresivas). El pique tal vez se deba simplemente a un reflejo que queda grabado en sus genes, pero quien puede saberlo, tal vez solo quieran jugar con la mosca. La verdad la saben solo las truchas. Día 1 La primer mañana nos levantamos temprano, desayunamos y partimos rápido a María Behety. Llegamos y nos dispusimos a hacer los tramites correspondientes antes de ir a pescar. Primero presentamos los permisos de pesca y sacamos lo adicionales para el Río Grande. Luego de abonar la entrada nos asignan los lugares de pesca para ese día. Una vez terminado todo, partimos hacia el río. El Grande nos recibió con un día increíble. Sol, temperatura agradable y poco viento. 36

Antes que nada, recibí atento todas las indicaciones del Goma para ese momento en particular, ya que de acuerdo a cada modificación del río se cambian las técnicas. Entonces me dijo; Los peces grandes se ubican en el canal. Si la mosca deriva fuera de este solo obtendrás piques de truchas residentes muy pequeñas. Los lanzamientos se deben hacer atravesando la corriente o a 45º corriente abajo. Se hacen un par de correcciones para que descienda la mosca y se recupera lentamente esperando el pique. Una gran cantidad de piques se asemejan a un enganche en el fondo, pero aquí no hay enganche, así que cualquier cosa que genere resistencia o tensión en la línea generalmente es un pez. Si clavas uno, salí rápido del agua porque se te van a ir lejos, las truchas están muy fuertes y si le das al menos una oportunidad las vas a perder. Hay que tener control sobre el pez para poder sacarlo y no dejar las cosas al azar. Ahora con algunos consejos y mucho entusiasmo empecé


con los tiros bien pegados a la “Champa” (se le llama de esa manera a la costa con barranca). No habían pasado ni 10 minutos y Horacio ya había clavado una. La primera, una hembra de unos 6kg. que lo hizo correr río abajo varios metros. Era la primera de un día increíble. Después de las fotos y las felicitaciones, vuelve a entrar y clava otra, pero esta vez era un macho de mas de 9kg. increíble. Quien no querría sacar tremenda bestia. La foto de este pez seguramente va a tener su lugar privilegiado en la casa de Horacio. Luego vendría mi turno. Lanzo mi mosca tubo hacia la costa de enfrente, dejo que descienda y la recupero muy lento con pequeños movimientos de la punta de la caña. De pronto se frena la línea y se siente el famoso “enganche”, clavo y un pez enorme sale disparado río abajo unos 30 metros. La fuerza que tienen estos peces es realmente descomunal. Después de un rato de idas y venidas, la arrimo como puedo y ya casi varada la copeamos a unos 100 mts de donde la clave. El Goma me dice; pibe....el Grande te recibió bien, este es uno de 10kg y te toco un día hermoso.... metete y saca otra que están ahí. Esa mañana tuvimos varios piques y por suerte sacamos la mayoría. Los peces tenían pesos de entre 6 kg y 10kg ! La pelea que dieron estas truchas agotan a cualquier pescador, por eso al mediodía dejamos de pescar y almorzamos una comida increíble que cocino el Goma detrás de su camioneta. Descansamos un poco y luego volvimos mas relajados. A la tarde se cambia de lugar obligatoriamente y fuimos río arriba para llegar al lugar asignado. Ya se veían los efectos de la crecida del río y se notaban en el rendimiento de la pesca. La altura se incremento y el color del agua era cada vez mas oscura. Esa tarde la pesca no era tan activa como a la mañana, pero pudimos sacar algunas de entre 4 a 6 kg. El día termino con una calma absoluta y el río totalmente planchado. Ese sería el último regalo que nos daría el Grande esa jornada. Día 2 Esta mañana nos esperaba nublada, con mucho frío y un viento mas acorde para estas latitudes. El río seguía creciendo y eso no era bueno. Esa mañana estaba muy dura y perdí mucho tiempo haciendo cambios de equipos, líneas y moscas. En cambio Horacio tuvo una actitud mas persistente y logro sacar algunas muy buenas. Hasta ese

momento ya sabia que no era mi mejor mañana, pero por suerte, esa tarde las cosas cambiaron. Después del almuerzo cambiamos a otro lugar, cerca de allí, aguas abajo. El Goma me dice; esta tarde pescas vos, vení y parate acá donde esta esta piedrita. Atá esta mosca, apuntale al palito que esta del otro lado del río, hace un par de correcciones y recupera lento. Hago exactamente lo que el guía me dijo y al segundo tiro ya tengo una clavada ! Esa tarde seguí todas las indicaciones del Goma a rajatabla y descubrí que realmente sabía lo que decía. Cada uno de los peces que saque esa tarde fueron mérito del guía. El primero tenia unos 6 kg, luego vino un macho de 10kg, una hembra de 12kg, y la grande que clave, que según el Goma tendría entre 14 y 15kg, pero después de un rato largo se desgarro la boca y finalmente la perdí. Por suerte inmediatamente pude sacar una de mas de 11kg. que me saco el sabor amargo de la anterior. Tuve dos clavadas más, tambien de tamaños increíbles, pero que se desprendieron por haberse ido muy lejos después de un tiempo de pelea. Horacio tambien tuvo lo suyo. Pudo pescar tres de entre 6 y 9 kg. Queríamos que ese día no terminara nunca, pero ya con poca luz decidimos volver a la ciudad a descansar y tratar de volver a la realidad. Dia 3 Este día amaneció soleado, con frío y un viento que levantaba las piedras. El río seguía creciendo cada vez mas fuerte y el agua estaba muy sucia. La lucha con el viento de ese lugar es agotador, pero como dice el Goma; ̈debajo del agua no hay viento ̈, asi que a pescar ! Estos peces generalmente se estacionan en el fondo o cerca de el y con el río en esas condiciones había que usar artillería pesada. Líneas de hundimiento ultra rápido y moscas tubo muy pesadas. Ahí conocí realmente el viento del Grande. Ese día había que ponerle más ganas, por la situación y porque era el último para mi. En ese momento no había que dar muchas vueltas. Línea de hundimiento extra rápido, Tip mas rápido aún y mosca Tubo de Cobre y Tubos Botella de Bronce. Al parecer las truchas del Grande se ponen de mal humor con el viento, este día parecían estar mas fuertes y mas decididas a dar todo. Las peleas fueron explosivas ! La pesca fue buena, pero agotadora por el viento. Los tamaños de esa mañana fueron de entre 4 y 9 kg. Era otra mañana imposible de olvidar. Esa tarde fuimos rumbo a otro lugar y la pesca ya no era 37


Caña doblada y soledad. buena. El río crecía rapidamente y estaba muy sucio. Esa tarde no tuve ni un pique, pero la pesca ya estaba hecha. Mi viaje ya estaba terminando asi que me dedique a disfrutar los últimos momentos ya pensando en volver la próxima temporada. El Goma Ángel Rubén Carrillo, mas conocido como “El Goma”, en un santafesino que llego a Río Grande en el año 79. Su fanatismo por la pesca lo llevo a explorar el río durante años, lo conoce desde su naciente hasta su desembocadura y ha pescado en todos y cada uno de los lugares que tiene este gran Río. Tantos años de experiencia lo llevo a ser uno de los mejores pescadores del Grande y es guía de pesca profesional hace 14 años.

Marrón hembra.

Equipos Si bien es posible usar cualquier tipo de equipo desde un #6 a una #9, el uso de una caña de dos manos facilita las cosas. Los equipos que usamos en esta oportunidad fueron cañas de dos manos número # 8 y # 9 de 12 a 14 pies. Líneas ST de hundimiento rápido con tips de hundimiento ultra rápido. Reels con suficiente capacidad de Backing. Moscas tubo de cobre de 11⁄2 pulgada y 2 pulgadas y tubos tipo botella de bronce tamaño #2. Moscas Krystal Woolly Bugger oliva en # 2 y # 4, streamers de diferentes tipos y ninfas grandes con patas de goma. Leaders de largos medios y Tippets de 15lbs de resistencia.

Cristian Mammi es instructor de lanzamiento con cañas de una y dos manos y atador profesional de moscas. Posando junto al guia. GUIA EN LA ZONA Angel Ruben ‘goma’ Carrillo Tel: 2964 433748 - Cel: 02964 15454231 Mail: goma2002@hotmail.com

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Grey Heron spey fly. Clรกsica, simple, bella y efectiva. MATERIALES Anzuelo: Mustad 80500BR o similar del #10 al 3/0 Hilo: 6/0 o 3/0 Amarillo y Negro Cuerpo 1: Floss Amarillo Cuerpo 2: Dubbing de Angora o sustituto de Foca Rib: Tinsel Oval Fino Plateado y Tinsel Plano Mediano Plateado Hackle: Spey Hackle, Garza o sustituto Torax: Gallina de Guinea Ala: Pato Mallard Bronce

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1- Forme una cama de hilo Amarillo hasta la lĂ­nea de la punta del anzuelo. Para el Rib, ate un trozo de Tinsel Oval y otro de Tinsel Plano por debajo del anzuelo.

2- Forme un pequeĂąo cuerpo con Floss Amarillo de una hebra (aproximadamente 2/5 de la pata del anzuelo).

3- Cambie el hilo por uno color Negro y ate una pluma de Spey Hackle desde su punta. Forme un lazo con el hilo.

7- Enrolle la pluma justo por detras del Tinsel Oval hasta completar el Hackle.

8- Seleccione una pluma de Gallina de Guinea y ĂĄtela desde su punta.

9- Acomode las fibras y forme un collar con solo dos o tres vueltas.


4- Si desea puede encerar el hilo del lazo. Introduzca el Dubbing dentro del lazo y enrozquelo con una herramienta adecuada formando un cordon.

5- Enrolle el Dubbing en el anzuelo formando la segunda sección del cuerpo.

6- Enrolle primero el Tinsel Plano y luego el Tinsel Oval justo por detras del anterior. El número exacto de vueltas es de cinco.

10- Seleccione un par de plumas de Mallard Bronce (pares) y corte un segmento de cada una de ellas para las alas.

11- Ate los segmentos de Mallard Bronce. Estos pueden atarse juntos o de a uno dependiendo de su técnica. Forme una cabeza pequeña y cónica y cemente.

11. Mosca terminada.

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# 0-14

CARTAS DE

LECTORES Envíe su carta a: lectores@0-14.com.ar

Editores Cristian Mammi Mariano Morán

Colaborán en este número Eduardo Carrano Hernán García

Arte + Diseño Mariano Morán

Secuencias de atado Cristian Mammi Foto de Tapa Mariano Morán

www.0-14.com.ar © Propiedad intelectual en tramite.

Contacto lectores@0-14.com.ar

Las opiniones de los autores de las notas no reflejan siempre el pensamiento de los editores.

NUMEROS DE #0-14

Me alegro mucho que vuelva la publicación de 0-14 es una revista de muy buena calidad ya sea grafica como de contenidos. Los estuve esperando. Bienvenidos nuevamente y mucha suerte! Ignacios Savia Me pone muy contento enterarme que el N 4 ya esta para leer. Espero tenerla pronto por estas invernales frias tierras patagónicas. Gonzalo Martinez, Esquel Felicitaciones Por fin un nuevo número¡!! Marcelo Lorenzo GRACIAS por seguir adelante y persistir con su ideal. Una excelente noticia. Te auguro el mayor de los éxitos. Oscar Sivori Que buena noticia!!!!! Cordialmente, Dr. Mario Sánchez de Bustamante, Viedma Buenisimo chicos, felicitaciones y la estare esperando... Saludos Walter Ruiz, Esquel Los felicito por el nuevo número de la revista #0- al 14 y les deseo muchos mas en el futuro!!!! Martin Larrazabal, Buenos Aires

Nº 1 Dorados del Río Dulce La caña de Mosca Ríos de Pehuenia Matuka Olive El Spey Mayfly Extended Body Goya Light Dark Stonefly Flashback

Nº 2 Enseñanzas del Malleo Mojarra Pacusa Bentos Sanke Fish Bunny Steelheads en B.C. La caña de Mosca (Parte 2) Purple Killer Tube Fly Truchas en los Alerces

Nº 3 Una Semana de Lluvia Pescando con Mosca Seca No Hackle Mallard Costa Rica Tarpon K4 Truchas del otoño Delicacy nymph Esquel: 2 Ambientes Pida los números atrasados en su Fly Shop o consulte en lectores@0-14.com.ar

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