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Barcelona. Amis per sempre!
Texto y fotos: Miguel Negrete
Okay, lo admito, mi primer día en Barcelona no fue lo que yo esperaba. Todo era carísimo, la gente odia a los turistas, se niegan a hablar castellano (que sí pueden) y prefieren el catalán, entre muchas otras monadas muy bellas. Incluso después de unas cuantas horas ahí, estaba dispuesto a irme y cambiar la ruta hacia Zaragoza, pero en el hostal conocí a un tipo (nunca supe su nombre), que resultó estar hospedado ahí porque su esposa lo sacó de su casa. Vamos a llamarlo Jordi. Resulta que Jordi me ayudó en hacer toda una lista de lugares para conocer una ciudad de la que yo escuchaba maravillas, pero que me había decepcionado un poco en mi primera impresión. Sólo tenía cuatro días para conocerla y tratar de apreciar su mejor cara.
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La primera parada fue el Barrio Gótico (Barri Gòtic), situado en el distrito de la Ciutat Vella y que forma la parte más antigua de la ciudad; cuenta la leyenda que fue fundada por el mismo Hércules, cuando llegó a la costa de Cataluña a bordo de su barco llamado “La barca Nona”, que posteriormente derivó en Barça Nona y al final en “Barcelona”. En ese lugar hay muchísimas tiendas de diseñadores locales, joyerías, cafés, restaurantes, etc. pero me tuve que conformar con curiosear porque con esos precios no había bolsillo que aguantara.
Siguiendo el trazado del Barrio Gótico, llegué caminando a una de las playas más famosas de toda España: la Barceloneta, muy cerca del Muelle Olímpico; la playa no tiene mucho de extraordinario, la verdad es que como las playas mexicanas, nunca he visto dos.
Y hablando de las olimpiadas, la siguiente parada tengo que admitir que me sacó la lagrimita de Remy, cuando estuve, después de casi 20 años, en el estadio Lluís Companys donde fueron celebradas las Olimpiadas de Barcelona ’92, que en lo personal me marcaron muchísimo. ¿Cómo poder olvidar a Cobi, el pastor catalán mascota de estos juegos y la forma tan original (nunca vista antes), de encender el pebetero Olímpico? Los invito a buscar el video en internet, es en verdad emocionante.
Lo acepto, después de esto, empecé a enamorarme de la ciudad que ya estaba cubriendo aspectos muy personales de mi historia; así que decidí seguir, después de conocer la Fundación Joán Miró, al siguiente punto fuerte de la ciudad: el Parc Guell.
El Parc Guell fue construido por el que tal vez, es el personaje más conocido y por el que la mayoría de los catalanes se sienten orgullos: Antonio Gaudí; su obra se caracteriza por el uso de formas orgánicas y de pedazos de azulejo. En este parque se encuentra la famosa Salamandra de Gaudí y créanme, lograr una foto de la salamandra (donde no haya gente), fue todo un logro. La ciudad en su conjunto está muy influenciada por este arquitecto, que la llenó de obras mundialmente famosas como la Pedrera y la Casa Batlló, con características fácilmente reconocibles.
Puedo terminar estas líneas saltándome algunos lugares como Las Ramblas, famosas por sus comercios donde podemos encontrar desde restaurantes, hasta boutiques de diseñadores locales y muy exclusivos; Montjuic actual museo nacional de arte, el Monumento a Colón (famoso porque con su mano apunta hacia América), la Plaza de Cataluña o el Hospital San Pauli, así como Pseig de Gracia (Paseo de Gracia), que es el equivalente catalán a los Campos Elíseos y donde las rentas alcanzan precios de hasta 100 mil euros mensuales, pero no puedo hacerlo, sin relatarles sobre la máxima obra de Gaudí y que para Barcelona es el equivalente a la Torre Eiffel de París: la Basílica de la Sagrada Familia; tengo que admitir que, si bien no es de mi agrado ya que me parece un enorme monte de lodo escurriendo por todos lados, es una parada obligada para cualquier visitante de esta ciudad, su complejo diseño, la leyenda de que Gaudí, antes de morir dijo que esa construcción nunca debería ser terminada (sigue en construcción casi 100 años después de iniciada) y las elaboradas formas que la componen son todo un reto visual, algo que de verdad vale la pena verse al menos una vez en la vida. Tanto, que Ed Sheeran la lleva tatuada en las costillas…no se… cada quién sus ondas.
Al final, terminé haciendo amigos, enamorándome de la ciudad y valorando lo afortunado que soy por haber conocido un lugar lleno de diseño, conceptos, historia, paisajes, cultura…y precios altísimos.