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Un receso en el organismo
Texto por Agustín Ledesma Imagenes de Shutterstock
Cada vez más se está haciendo importante la cultura del wellness, que es la búsqueda de un equilibrio saludable entre los planos mental, físico y emocional. Se puede decir que es un ESTILO DE VIDA que pretende sacar lo mejor de cada ser humano como individuo. Estando esto de moda, se nos bombardea todo el tiempo con productos tales como disciplinas espirituales, dietas novedosas o nuevos programas de ejercicio. Entre todos los anteriores destaca una tendencia que este año ha cobrado fuerza, pero se viene practicando desde el principio de la historia de la humanidad: El ayuno.
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Lo más importante al hablar de ayuno es saber de qué estamos hablando. Muchos medios lo tratan como una dieta, pero en realidad estamos frente a un patrón alimenticio. La diferencia más notable entre estos dos es que la dieta responde la pregunta ¿Qué comer? Y un patrón alimenticio responde a ¿Cómo lo como? Un patrón alimenticio instalado en la sociedad es el de las 6 comidas diarias, otro es el de comer cada dos horas. Lo que se come, siguiendo este patrón, es tu dieta: vegano, omnívoro, restricción calórica, dieta cetogénica…
Hay varios tipos de ayuno, pero los más conocidos son el ayuno prolongado y el ayuno intermitente. Cuando hablamos de la variante prolongada estamos hablando de evitar consumir calorías por más de 72 horas seguidas hasta que el cuerpo naturalmente te vuelva a pedir alimento (no tiene un límite real de tiempo), esto normalmente se hace una vez cada cierto tiempo y se le atribuyen propiedades curativas al darle una pausa al organismo para que se regenere por sí mismo.