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Zipolite

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La Polanqueña

La Polanqueña

El desnudo como una forma libre de ser y conectar con la naturaleza sin tabúes

Experiencia y fotografías por Gerardo Sierra

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El desnudo ha sido signo de erotismo desde hace mucho tiempo, el elemento más vulnerable y deseado para muchos, un derecho de pocxs (dependiendo el caso de cada quien) y la añoranza de muchxs. ¿Pero qué es en realidad el permitirnos estar desnudos sin algún tipo de connotación sexual? Esto es algo que fui a conocer en las bellas playas de este rincón de Oaxaca, MX.

Zipolite es un pueblo en donde el turismo nudista es su fuerte, ya había escuchado de este paraíso de la desnudez pero jamás me había atrevido a vivir la experiencia. Por temas personales, inseguridades y miedos propios como el pensamiento de “¿se me notará si alguien me llama la atención?”. Estas barreras me las tumbaron unos queridos amigos que se encargan de llevar a gente a experimentar las playas de Zipolite y sus alrededores, todo se lo agradezco a Zipolite One.

Para llegar es por medios terrestres nada más, si vuelas, tendrás que llegar a Huatulco y de ahí en transporte a Zipolite. Allá nada más hay un cajero y la mayoría de los negocios aceptan tarjetas, nada más te agregan un porcentaje de comisión y listo. Tiene espacios para poder acampar y solo estar ahí conviviendo con la madre mar, la naturaleza y cuestionarte qué comerás después.

Tuve el gusto de hospedarme en el Hotel Neptuno, un negocio de locales que tiene el bar Delfina Beach Club, una joya para cualquier persona de la comunidad LGBTTTIAQ+. Lo más bello es que la habitación en la que me quedé tenía aire acondicionado (cosa que en lo personal me viene super bien en lugares muy cálidos y húmedos), pero también hay habitaciones con ventilador si eres de los que les gusta más el mood del ambiente.

Playa del Amor, Zipolite

El viaje constó de 7 días que se fueron como agua, cuando vas a Zipolite es imposible no desconectarte de tu realidad, el internet es lento, los espacios para estar trabajando son mínimos y esto es porque lo más importante de estar en la playa es permitirnos descansar. Yo soy de los que se toman x número de días para descansar y otros tantos para trabajar un poco y seguir descansando, pero aquí no pudo ser así. Tuve que soltarlo todo y enfrentarme a todo lo que no quería en el momento que viajé. Estuviera nublado o soleado, lo más maravilloso de este viaje es que la gente está en un plan tan realajado que si te explota algo de drama en la cara es porque te habías negado a enfrentarte a muchas cosas antes de llegar a Zipolite. Independientemente de si crees en las energías o en las vibras, te puedo asegurar que en cuanto pisas las calles de este pueblito oaxaqueño, te sentirás obligado a relajarte, a no traer tanto ruido en la cabeza, a solo estar.

Uno de los destinos más solicitados de este paraíso natural es “La Playa del Amor”, conocida así porque todxs son bienvenidxs en este espacio donde puedes estar en cueros sin miedo alguno, están varias palapas en donde tienen servicios de alcohol y en las noches se llegan a organizar muy buenas fiestas con show de malabares, a veces tocan shows de drag y demás. Lo que es peculiar de este espacio es que hay rinconcitos en donde puedes ir a experimentar tu sexualidad sin miedo a ser juzgadx, ya que aunque la desnudez no está mal vista, los encuentros sexuales son un tanto más… “por detrás de las piedras”.

Camino a la Playa del Amor, Zipolite

Si nos vamos a la propuesta gastronómica de Zipolite, nos podemos topar fácilmente con distintos negocios de tlayudas, esas maravillas enormes que te salen desde los $80 pesos y que con una (o dos) estás con el estómago contento. También, si te acercas más a la calle principal y turística del pueblo, encontrarás restaurantes más como lo que estamos acostumbrados en la ciudad, como mi lugar favorito: Sal y Pimienta.

AVISO MUY IMPORTANTE: Siendo Zipolite un espacio aislado del caos al que estamos acostumbrados en la metrópolis o incluso provincia, la gente de cualquier negocio se toma las cosas con un poco más de paciencia. Espera que cualquier platillo de tu elección tarde entremedia hora y una hora de entrega.

Volviendo a lo de este restaurante hermoso en donde comí más de dos ocasiones el mismo platillo porque me enamoró, estamos sentados en sillas y palapas que están en la arena, cómodamente disfrutando de la brisa del mar, el atardecer y uno que otro artista independiente que llega a dar show de algo, ya sea canto, baile, malabares, etc. Las porciones son muy buenas y son para quien en verdad tenga ganas de saciar su hambre y no ver “qué pica después”. Yo soy de buen diente y les recomiendo mucho la hamburguesa “Sal y Pimienta”.

Hamburguesa "Sal y Pimienta", Zipolite

Hay más restaurantes con comida vegana, vegetarianos, pizzas al horno de leña, platillos de típica cocina mexicana y muchos más a lo largo de la Av. Roca Blanca, que es en donde todos llegan al cajero que está a la entrada del Hotel Playa Zipolite. Es un ATM genérico que te cobrará una comisión de $50 pesos, pero toma en cuenta que es la única opción que hay.

Zipolite es un lugar mágico por todo lo que te permite soltar, quieras o no. Aprendí mucho sobre mi mismo en este viaje y me ayudó mucho a entender por qué es tan bello y natural estar desnudo, tanto que lo practico en mi vida diaria con mucha calma y es el momento perfecto para conectar conmigo mismo, meditar y entender más y más sobre lo que me mueve cada día.

Lee la experiencia completa en nuestro ejemplar y conoce más con los chicos de zipolite.one

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