El banio de Frida Kahlo

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EL BAÑO DE FRIDA KAHLO F OTOGRAFÍA

GRACIELA ITURBIDE INSTALACIÓN SONORA

MANUEL ROCHA



1 · El baño de Frida Kahlo (2012)

8:36

2 · Hieros Logos (2010) 28:24 3 · Pájaros del Altiplano (2008) 18:42

…EVEN… (2004) 4 · Introito 3:41 5 · Kyrie Eleison 2:39 6 · Sanctus Benedictus 0:54 7 · Agnus Dei 2:27

8 · La selva precede al hombre, el desierto lo sigue… (2008)

3:00

fonotecanacional.gob.mx/index.php/escucha/el-bano-de-frida-kahlo


EL BAÑO DE FRIDA: UNA DIMENSIÓN SONORA

Se cuenta que, en cierta ocasión, Miguel de Unamuno recibió de la imprenta las pruebas de galera de uno de sus libros próximo a publicarse. El corrector de estilo había señalado la palabra sustancia y, en una nota al margen, había escrito: “Ojo: substancia”. Bajo esa nota, Unamuno simplemente agregó: “Oído: sustancia”. El ejercicio de ver y oír muchas veces está sometido a prejuicios y condicionamientos culturales que han hecho que se pierda el disfrute de dichas capacidades, mismas que pueden complementarse para mostrarnos la verdadera naturaleza de las cosas o, por otro lado, revelarnos un mundo onírico, de ensueño, tal como lo hace la pieza sonora que el artista mexicano Manuel Rocha Iturbide diseñó para la exposición El baño de Frida. La Fonoteca Nacional, a través del Programa de Residencias de Creación y Experimentación Sonora, propicia el desarrollo de proyectos que, entre otras acciones, generan el diálogo del sonido con otras disciplinas en el contexto del arte y la creación contemporánea. El baño de Frida es uno de los resultados de este programa. Como una iniciativa de la Fonoteca Nacional, se invitó al artista sonoro mexicano Manuel Rocha Iturbide a que participara en el proyecto de la exposición aportando una dimensión auditiva a la curaduría fotográfica. La pieza de Manuel Rocha, desde su propio proceso creativo, fue concebida de manera independiente, pero fue de algún modo influenciada por las fotografías de Graciela Iturbide. Si bien conviven la fotografía y el sonido, la pieza sonora es una entelequia que redondea la exposición. El baño de Frida se encuentra en el catálogo de exposiciones e instalaciones sonoras itinerantes, que pueden ser exhibidas en universidades e instituciones públicas, museos y galerías, llevando a diversos públicos la obra de artistas nacionales e internacionales, apoyados por el Programa de Residencias de Creación y Experimentación Sonora de la Fonoteca Nacional. El resultado de esta exposición es lo que quizá podríamos llamar un “retrato de la atmósfera emocional” que impregna ya de por sí la exposición y que el sonido vuelve acaso más intenso y evidente. El espectador no sólo observa las imágenes tratando de desentrañar la esencia de la pintora en cada una de las fotografías, sino también los signos audibles de la vida de la artista que en los objetos también se impregnan. La vida y obra de Frida Kahlo revelan por sí mismas su naturaleza dramática, en la exposición esta condición cobra un sentido distinto, pues se ofrecen otras visiones y relecturas sobre su imaginario personal, lejos de las narrativas que subrayan el dolor de la pintora. Pero, más allá del resultado estético y de los efectos emoti-


vos, ejercicios como éste fortalecen no sólo la idea de un diálogo fructífero entre las artes visuales y las sonoras, sino que además nos permiten transmitir e introducir a públicos diversos en las posibilidades expresivas y de lenguaje del sonido. Agradecemos el incansable apoyo de Carlos Phillips Olmedo, Director General de los Museos Dolores Olmedo, Diego Rivera-Anahuacalli y Frida Kahlo, por su apoyo en la realización de este ambicioso proyecto que estrechó los lazos creativos de dos instituciones dedicadas a preservar, promover y difundir el patrimonio cultural de las y los mexicanos. A Graciela Iturbide y a Manuel Rocha por la generosidad e interés que dedicaron a este propósito, así como la notoria y emprendedora participación de Hilda Trujillo y de todo el equipo del Museo Frida Kahlo, gracias a quienes ha sido posible materializarlo. Igualmente mi reconocimiento al galerista Ramón López Quiroga; a Raúl Flores, quien fuera Delegado en Coyoacán, y a Alejandra Pérez, ex Directora de Cultura de la Delegación Coyoacán; todos ellos aliados excepcionales con quienes la Fonoteca Nacional encontró la posibilidad de llevar a cabo este interesante ejercicio. Con esta exposición la Fonoteca Nacional muestra su vocación como instancia que genera la creación artística y mantiene su compromiso de respaldo a los artistas de diversas disciplinas que están generando los acervos sonoros en el mundo contemporáneo. Álvaro Hegewisch


EL BAÑO DE FRIDA KAHLO

Después de la muerte de Frida Kahlo en 1954, Diego Rivera decidió cerrar dos baños y dejar dentro de ellos, objetos y documentos de la artista. En 2004 se reabrieron las puertas de estos dos espacios. Uno de los baños fue fotografiado por Graciela Iturbide, quien hizo uso de los objetos ahí encontrados –disponiendo de ellos de distintas formas en el espacio– como: unas muletas, un cartel de Stalin, una bata con sangre, entre otros. Las imágenes de la fotógrafa ofrecieron una interpretación artística completamente nueva de Frida, y se convirtieron en una especie de retrato subjetivo de la pintora mexicana, muy alejado de los estereotipos que normalmente se manejan en torno a ella. Mi amigo Álvaro Hegewisch, quien fuera Director de la Fonoteca Nacional, tuvo la idea de realizar una obra sonora en torno al baño de Frida, que sería expuesta y mostrada junto con las imágenes de Graciela. La idea surgió un poco de un intento por establecer una colaboración entre fotógrafa y artista sonoro, entre madre e hijo. Evidentemente, yo ya conocía el trabajo de mi progenitora y había sufrido ya una cierta influencia ante esa nueva visión de Frida que, en lo personal, me parecía de una quietud mezclada con un algo misterioso difícil de describir. Por esta razón, era para mí muy importante visitar el baño e intentar escuchar y ver qué ideas podrían surgir de esa visita que, por supuesto, estaría acompañada de sendas grabaciones que se convertirían en la base de mi obra. Mi idea entonces fue tal vez análoga a la de mi madre. Intenté crear un retrato sonoro de Frida Kahlo, específicamente en el contexto de ese pequeño espacio de recogimiento que fue su baño, en donde sólo había una pequeña tina y dos muebles (una cajonera y un armario en los que, por cierto, guardaba cosas íntimas como las cartas de sus amantes). No es la Frida que sufre, sino la Frida aún niña, que se deja ir, que viaja (gracias al efecto del agua) a lo más profundo de su mundo subconsciente. Mi obra estuvo igualmente inspirada en el cuadro surrealista Lo que el agua me dio, realizado en 1938, en el que Frida está dentro de su tina de la cual surgen distintos entes como insectos, el Empire State Building, un volcán, sus padres, etc. Todos estos íconos se encuentran relacionados con la interiorización de su intensa y compleja vida. Aunque la música electroacústica no debería de traducirse en palabras, este es un texto en el que se habla de algo que no se puede escuchar y trata de llenar lo que podría convertirse en un vacío absurdo, a partir de una descripción –un poco fútil, pero que, por lo menos, intenta expresar cómo se ensamblaron las ideas sónicas entretejidas en esta composición.


La obra comienza con un acorde de piano tocado al revés y en seguida al derecho (técnica muy antigua de la música concreta), lo que nos da un crescendo y luego un decrescendo, un gesto totalmente contrario al ataque normal del piano que comienza con la tesis y termina diluyéndose. En seguida aparecen (tan sólo una vez en la obra) los sonidos de la cajonera, en donde se escucha cómo se abre o se cierra lentamente el pequeño cajón en donde seguramente se resguardaban algunos secretos, culminando siempre con algún golpe que corta el sonido con un dramatismo sutil. Al mismo tiempo, se comienzan a escuchar gotas que caen de la llave de la tina y poco después surgen los sonidos de los movimientos del agua, como si estuviéramos jugando o enjuagándonos con ella. Vienen luego los sonidos de los insectos que no parecen surgir de la tina, sino del subconsciente de Frida. Todos estos sonidos antes descritos son acompañados siempre por sonidos frecuenciales de carácter sinusoidal, sacados de las grabaciones del paisaje sonoro del cuarto de baño, mediante una técnica inventada por mí llamada convolución substractiva, tratándose entonces de una metáfora con la que intento revivir las frecuencias aún vibrantes de ese espacio que estuvo muerto tantos años, pero que no estaban muertas, sino que simplemente se encontraban atrapadas. En una posible segunda parte, aunque en realidad la obra siempre fluye constantemente así como fluye el agua de un baño de tina destinado a tranquilizar y purificar mente, cuerpo y espíritu, surgen varios sonidos repetitivos de pájaros y nuevos sonidos de insectos (cigarras), además de una sutil respiración que podría pasar desapercibida, pero que intenta reflejar el ritmo de una respiración profunda, vital, que trae consigo sonidos electroacústicos texturales procesados mediante técnicas de síntesis cruzada. Se trata de sonidos acuáticos, pero irreales, sonidos de torrentes que descienden hacia el subconsciente. Y así termina la obra, con estos flujos que poco a poco van desapareciendo y, mientras tanto, también de manera subliminal, podría o no percibirse el canto de una pequeña niña que surge muy del fondo de esos sonidos. Esa niña es la Frida no sufriente, la Frida lúdica, gracias a la cual tal vez pudo esta artista sobrevivir tantos años de dificultades y sufrimiento físico y espiritual, ya que la Frida destructora o destruida, paradójicamente, sólo pudo existir gracias a la Frida niña, a ese espíritu creador que tiene la gran virtud de conservarnos y sanarnos. Manuel Rocha


Cada tic-tac es un segundo de la vida que pasa, huye, y no se repite. Y hay en ella tanta intensidad, tanto interés, que el problema es sólo saberla vivir. Que cada uno lo resuelva como pueda. Frida Kahlo

E L B A Ñ O DE F R I D A KA H LO. F OTO G RA FÍAS DE G RA CI E LA ITU RB IDE

Frida dejó plasmada esta frase en uno de los muchos cuadernillos que encontramos junto con documentos, fotografías, dibujos y objetos personales que permanecieron inaccesibles al público por más de cinco décadas en la Casa Azul, lugar donde la artista nació, vivió y murió. Un lunes, hace un par de años, alguien tocaba a la puerta del Museo Frida Kahlo, era Graciela Iturbide acompañada de un fotógrafo amigo suyo, cuyo nombre no recuerdo bien. Solicitaban una visita especial. Al salir a recibirlos, Graciela me preguntó: –¿Qué haces? –Nada –le contesté, –aquí abriendo unos baños llenos de polvo. Ella me dijo: –¿me dejas “echar foto”?–, no me sorprendió que inmediatamente brillara su interés y su curiosidad (características inequívocas de toda gran fotógrafa, y más de una tan inquieta como ella). Así, gracias a una afortunada coincidencia, surge esta magnífica –y ya emblemática– exposición que capta el momento en que limpiábamos esos baños y registrábamos la obra que ahí encontramos. Yo misma no me di cuenta de lo que el momento significaba sino hasta que vi las fotografías de Graciela. Reconocí que el ojo de una gran artista puede ver y captar lo que para muchos de nosotros es inaccesible. Me sorprendió y conmovió profundamente. Esos instantes fugaces e irrepetibles a los que se refiere Frida Kahlo fueron capturados por el ojo delicado y sensible de Graciela Iturbide. Con una fuerza inusitada y de manera sorprendente, Graciela capta otra faceta fascinante de Frida. La lente de la artista muestra una Frida más universal y, a la vez, más singular en todos los sentidos. El reto para la fotógrafa era decir algo nuevo sobre Kahlo y, aún siendo una de las pintoras sobre las que más se ha publicado, Graciela supo mirar con un ojo escéptico –tan de ella– los espacios inaccesibles para el público de la Casa Azul. La fotógrafa juega con las pequeñas dimensiones del lugar, con las sombras y luces que provocan los blancos de sus azulejos, con el no-orden casual e irracional de los objetos. Las imágenes de Graciela evocan el mundo interior de Frida. Como poca gente lo ha logrado, la fotógrafa llega a descubrir la intimidad de Kahlo sin ninguna atadura o convencionalismo.


La Casa Azul es un lugar en el que se acumulan los instantes imperecederos de la vida de Frida, pues es el sitio que la vio nacer y morir. Es un mundo lleno de recovecos y de rincones que, por íntimos, parecen impenetrables. Graciela fotografió parte de este mundo tan de Frida. Capturó, a través de su lente, el baño ya vacío. Ese espacio de blancos y grises, un ambiente de mosaicos que atestiguan el tiempo. El lugar que resguardó por tantos años sus corsés, sus vestidos, sus cosas personales y sus medicinas, quedó expuesto al ojo de Graciela quien, con un clic, reacomodó y detonó aquellos objetos. A través de la cámara de Graciela, Frida transmite su personalidad, su fragilidad, su enfermedad, su debilidad, su fortaleza, su mundo, su magia y sus ganas de vivir. Estas fotografías detienen instantes de una vida que no pasa ni huye, de una vida que sigue siendo apasionante y que resulta imborrable, porque Frida así la quiso vivir. Graciela Iturbide atrapa estos instantes en su tic-tac. Sus imágenes son tan fuertes e intensas que cada espectador deberá resolverlas como pueda. Hilda Trujillo






























FONOTECA NACIONAL Álvaro Hegewisch DIRECTOR GENERAL

Tito Ávila Morán

BANCO DE MÉXICO. FIDEICOMISO MUSEOS DIEGO RIVERA Y FRIDA KAHLO COMITÉ TÉCNICO Carlos García Ponce PRESIDENTE

DIRECTOR DE DIFUSIÓN Y RED VIRTUAL DE AUDIOTECAS

Guadalupe Rivera Marín

Francisco Rivas

MIEMBROS:

JEFE DE ACTIVIDADES ARTÍSTICAS Y EXPERIMENTACIÓN SONORA

MUSEO FRIDA KAHLO Carlos Phillips DIRECTOR GENERAL

Hilda Trujillo

SECRETARIA

Carlos Phillips Olmedo Juan Pablo Gómez Morín Rivera Diego López Rivera Silvia Pandolfi Elliman Roberto Gavaldón Arbide Irene Phillips Olmedo Graciela Romandía Macías de Cantú Walter Boelsterly Urrutia Emilio Gutiérrez Moller

DIRECTORA

María Luisa Cárdenas COORDINADORA DEL PROYECTO

Alejandra López COORDINADORA DEL MUSEO FRIDA KAHLO

Laura Zavala RELACIONES PÚBLICAS

Gabriela López ADMINISTRACIÓN

Luana López COORDINADORA DE ACTIVIDADES CULTURALES

Karla Niño de Rivera COORDINADORA DE EXPOSICIONES Y CONSERVACIÓN

Ximena Gómez COORDINADORA DE DESARROLLO

Lucía Enríquez ASISTENTE DE COORDINACIÓN DE EXPOSICIONES TEMPORALES

Teresa Hernández-Vela COORDINADORA TÉCNICA

María Elena González COORDINADORA DEL REGISTRO DE INVENTARIO DE ARCHIVO

DELEGADOS FIDUCIARIOS José Luis Pérez Arredondo Luis Alberto Salgado Rodríguez

17, Benjamín Mayer Foulkes Francisco Roberto Pérez DIRECTORES

Francisco Roberto Pérez COORDINADOR EDITORIAL

Priscila Vanneuville DISEÑO


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