Velada literaria 2015 by 215879

Creaciones Literarias

Qillqana: Tiempo de Letras

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Qillqana: Tiempo de Letras El presente texto es una selección de cuentos, poesías, acrósticos y artículos escritos por los alumnos de la I.E.P. “Liceo San Juan”, que estuvieron a cargo de los profesores del área de Comunicación: Andrea Rosado Carranza, Silvia Flores Torres y Percy Fernández Ccaico, quienes fueron testigos de la creación y desarrollo de los relatos que hoy se publican.

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INTRODUCCIÓN Durante nuestro proceso evolutivo, como género humano nos hemos manifestado a lo largo de nuestra historia de distintos modos y formas, en las que hemos expresado nuestras emociones y arrebatos; así tenemos, por ejemplo, que en los tiempos primitivos nuestros antepasados registraron los sucesos que les acaecían en sus innumerables actividades de la vida cotidiana, en cavernas que hasta hoy no dejan de inquietar al hombre contemporáneo. En la Edad Antigua, ya con grandes pensadores y el apoyo de la memoria, nuestras manifestaciones rudimentarias y arcaicas pasaron a ser más sofisticadas revelando el primer cimiento del pensamiento humano; pensamientos que, en algunos casos, han quedado perpetuados gracias a la creación de los dos mejores inventos que el genio humano – apoyado en la curiosidad, el raciocinio y el intelecto – ha podido alumbrar: la palabra y la escritura. Estas dos maravillas, que se calzan perfectamente una a la otra y avanzan de forma aleatoria, han transgredido la barrera de los siglos y subyugado los años, como un viajero del tiempo, para estar al servicio de quienes puedan hacer un buen uso de ellas. Asimismo son estas, cual pitonisas, quienes nos han rebelado las interpretaciones sicológicas, filosóficas, sociales y culturales que el hombre ha consignado con su presencia a través de la historia. Son, en esencia, la mejor fuente de obsequios que aquel hombre, sin exigir tributo alguno, ha podido heredar después de siglos de constante lucha. Ahora bien, la literatura se ha servido de estos recursos meramente informativos, en un primer momento, y le ha agregado un plus especial perfumándola de la esencia del hombre: el alma. Es así que la literatura ha sabido representar y denunciar los grandes acontecimientos que se han registrado en la turbia historia de la humanidad: la Guerra de Troya en los poemas homéricos, la Revolución Francesa en Los miserables de Víctor Hugo; la Segunda Guerra Mundial en El tambor de hojalata del desaparecido maestro Gunter Grass; y tantas otras obras que no alcanzaría la extensión de estas páginas para reseñarlas.

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En una oportunidad al leer las razones por las que el cuentista y poeta piurano Cronwell Jara se preguntaba: “¿Por qué escribo? ¿Para qué escribo?”, mencionaba al final de su extensa reflexión que escribía para que los hombres y mujeres seamos algún día más justos y más buenos. De esta forma, el poco laureado escritor manifestaba la utilidad de la literatura. Pareciera que estas ideas no congeniaran con la sociedad que el hombre de hace algunas décadas atrás ha preparado para los de este tiempo, pues el mundo que se nos presenta caótico, crítico y vacío ha ocasionado – pese a los grandes avances tecnológicos – que el hombre sea cada vez más frío e insensible llegando a altos grados de intolerancia y violencia al extremo de no poder conmoverse si no es contemplando algún flujo de sangre. Esta sociedad que ha sido bautizada como posmoderna ha generado que en el proceso evolutivo del ser humano, que hoy francamente debería rotularse involutivo, se lea cada vez menos y que el hombre abandone su condición humana de expresión y le destine aún más tiempo a la convivencia de elementos que provee la tecnología dejando en un baúl aquello que los hombres de otro tiempo nos heredaron con el solo propósito de perennizar y expandir el conocimiento que es a la luz de la conciencia lo único que nos hará libres. En julio del 2011 en un diario local, nuestro Premio Nobel publicó un artículo que tituló: “Más información, menos conocimiento”1; en esta columna esbozaba, entre otras cosas, el tiempo que nos ha tocado vivir, época de gozo y afabilidad de ingentes tecnologías, en que tenemos acceso a una infinidad de recursos para ampliar en grandes dimensiones el pensamiento humano: a través del sistema de internet y especialmente de las bibliotecas virtuales. Es, en suma, un amplísimo conocimiento al alcance de un teclado; a pesar de ello, no hemos sido capaces de emplear esta herramienta – cuya creación constituye esfuerzo y lucidez – sino para desacralizar nuestra, ya mermada, sociedad. Entonces, si en una sociedad como la nuestra en donde el caos y la violencia van reduciendo a grandes saltos el camino sublime de las artes y en especial el de la literatura, ¿cuál sería el lugar idóneo para descubrir y desarrollar las habilidades y competencias de los nuevos ciudadanos? Precisamente, son los lugares como el que presenciamos los que invitan a una severa reflexión, que exhortan a que el hombre vuelva sobre sus pasos y rescate su condición de humano y con ello, todo lo que ya se ha construido con el paso de los años.

Diario La república 31 de julio del 2011. Este artículo y otros fueron reunidos en un libro bajo el título La civilización de espectáculo que fue publicado en el 2012. El artículo en mención se encuentra en las páginas 208 – 212.

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Entonces si tuviéramos que definir la literatura hoy en día, crearíamos el principio que resumiría que la literatura es ese barco a la deriva que no puede arribar a cualquier puerto, sino en el de aquellos que preparen las condiciones necesarias con la lectura y el ejercicio de la pluma. Ahora bien, la Institución Educativa Privada Liceo San Juan seguidora de sus convicciones quiere contribuir en el desarrollo artístico y literario de los nuevos ciudadanos que serán participes de los destinos de nuestra sociedad con la publicación de la revista de creación literaria Qillqana: tiempo de letras, nombre quechua que sintetiza en su voz nuestra sustancia cultural, que nos recuerda que somos una estirpe con tradición y que como sociedad guardamos en nuestro interior un pasado grandioso. En este sentido Qillqana: Tiempo de Letras contiene doce cuentos de autoría diversa, y algunos poemas y acrósticos. El conjunto de estos trabajos deriva de una convocatoria que se realizó en los meses anteriores al presente y comprende la creación de los alumnos sanjuanistas del nivel secundario. El resultado que hoy se exhibe nace de la inquietud de los docentes del área de Comunicación con la sola finalidad de contribuir en el desarrollo productivo (creativo y reflexivo) de los estudiantes. Asimismo, se presenta en el texto la pluma de los docentes sanjuanistas que a través de sus ideas invitan a que el alumno se sumerja en un halo de cavilación que lo ayude a consolidar su desarrollo. En la primera parte de la revista se nos descubren narraciones cortas, historias donde los actantes luchan por sus ideales, por la liberación de una raza vilipendiada por los estigmas de la sociedad, así ocurre en los cuentos “Campanas de dolor” y “Sacrificio”, donde los personajes batallan contra un sistema a costa de exponer sus propias vidas por salvar de la esclavitud a su pueblo; cuentos donde las narraciones se deslizan no en el plano real de las acciones sino en el sicológico, que busca que el lector descifre en la vorágine de las emociones las situaciones angustiantes y padecimientos de los protagonistas como sucede en los cuentos: “Recuerdo oscuro” y “Eres café”. Relatos que nos revelan lo grotesco del ser humano al punto de descifrarnos la maldad afincada en este, sometido a una sociedad intransigente como se develan en: “Sueños cortantes”, “Ficción” y “Uno”. La segunda parte contiene textos estructurados en poemas y acrósticos que nos evidencian un tópico poco abordado por nuestra literatura: la presencia de la raza negra en el Perú. A través de los versos envueltos en una suerte de cantos y musicalidad se rinde homenaje al gran Nicomedes Santa Cruz, exhibiendo los 9

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padecimientos y exacciones a los que fueron expuestos los afrodescendientes, así lo demuestran las composiciones “Pobre neguito” y “Mi neguito en el socavón”. Igualmente las últimas dos composiciones nos envuelven en un halo de sentimientos y ternura al señalarnos la importancia del ser querido y la compañía de un amigo incondicional. Son estos motivos los que nos refieren las fantasías de nuestros estudiantes y las que hacen que esta publicación sea suntuosa. Sin caer en ánimos triunfalistas diremos que los trabajos aquí consignados van desarrollando a paso lento, pero seguro, la esencia y la belleza de la palabra. Al finalizar de leer la producción literaria de los jóvenes sanjuanistas los lectores podrán contemplar los fenómenos que aún perduran en nuestra sociedad; de igual manera comprender que el oficio literario crea hombres libres revestidos de razón, conocimiento y valores. Finalmente, de manera muy particular, quisiera agradecer a las profesoras Andrea Rosado y Silvia Flores encargadas del curso de literatura y lenguaje, respectivamente, por permitirme imprimir a este trabajo las primeras líneas. De igual forma, y a nombre de los profesores del área de Comunicación agradecer a las autoridades de nuestra institución Liceo San Juan por patrocinar este tipo de eventos cuyo único ideal es el de edificar ciudadanos que puedan construir sus ideas y conceptos. Estando seguros de que en un futuro, no muy lejano pero al fin venidero, a través de las artes, puedan hacer que la vida se haga posible y digna de ser vivida; y, como no podía ser de otra forma, a los padres de familia por seguir confiando en los docentes de esta institución.

P. F. Cc.

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Cuentos

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Qillqana: Tiempo de Letras RECUERDO OSCURO

Ahí estaba él encadenado a una silla de manos y pies y con los ojos vendados. Sintiendo el frío muerto de la soledad de donde se encontraba, escuchando el sonido seco de unos pasos, la caminata incesante de aquellas personas que lo atraparon por no pagar una deuda pendiente. De pronto el líder decidió quitarle el pañuelo que le oscurecía los ojos, dejándolo ver el lugar espantoso que lo albergaba. Un cuarto desolado, oscuro como él, donde sólo se podía advertir un débil hilillo de luz que nacía del globo amarillo, alumbrándolo junto a sus captores, dibujando por momentos figuras sinuosas en la pared. Aquel líder: un señor bien vestido, de ojos claros como el firmamento primaveral y piel blanca que en apariencia parecía ser respetable le preguntó si sabía la razón de su suerte, hubo un silencio corto y luego el hombre respondió que no; sin embargo, unos pensamientos envueltos en la verdad lo traicionaban. No pasó un segundo para que uno de sus ayudantes se posara a un extremo del hombre. Estaba nervioso y bañado de sudor cuando retumbó el sonido furioso de una bala que le dejó una pierna muerta colgando en la silla. Superando el miedo y el dolor sus pensamientos activaron una fiebre. Pronto se vio en una casa donde lo mandaron exterminar a alguien, pero lo que él no sabía es que la víctima era su hermano, Marcos. No lo podía creer, ¿qué hizo su hermano para que lo asesinen? Quería saber las razones pero lo más importante de esos momentos consistía en que no quería hacerle daño. Empero, estaba obligado ya que si no lo hacía su familia sufriría las consecuencias. Era el día del cumpleaños de su hermano y ya cayendo la noche los invitados se iban retirando. Poco a poco se iban incrementando sus nervios. De un momento a otro, le pidió a Marcos que fuera a la terraza para conversar, este aceptó. Al llegar, contemplaron como la hermosa luna encendía la noche. Este le preguntó por qué le pidió salir, el hombre le respondió preguntándole si estaba envuelto en asuntos de mafia. Marcos se sorprendió y sonrió afirmando su respuesta. El hombre le preguntó las razones y él festejando dijo que lo necesitaba para pagar las deudas de la casa, pero al final obtuvo otras aún más grandes. Mientras Marcos explicaba las acciones que había cometido desde su filtración a la mafia, aquel empezaba a sacar la pistola; Marcos se dio cuenta y le miró a los ojos diciéndole: “Te mandaron matarme, no”. El hombre asintió llorando y disparó en el corazón, Marcos cayó lentamente hacia el piso iluminado por la luna. Él empezó a llorar desconsoladamente sobre el cuerpo ya sin vida. En ese momento, sintió cómo su 13

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cuerpo se envolvía con el calor de las llamas de una indiscreta fiebre. Movió su testa una y otra vez queriendo aliviar el dolor que le nacía en alguna zona del cuerpo y se afincaba en su cabeza, dejó quieta la cabeza y observó la sombra de una silueta que se acercaba lentamente. La esposa de Marcos emitió un grito que resonó en toda la cuadra. Asustado por lo que hizo, saltó desde el segundo piso hacia la pista, afortunadamente parecía no haberse hecho nada con la caída. Pronto la policía empezó a disparar a diestra y siniestra, por todos lados, pero él seguía corriendo para poder esquivarlos, una y otra vez la balas cortaban el aire sin alcanzar su objetivo, sin embargo, cuando ya se supo libre de peligro alguno descubrió asombrado que una se había alojado en su pierna izquierda. Su mente alborotó su crisis tratando de encontrar un cuadro de conciencia, cerró fuertemente los ojos y al abrirlos se vio rodeado de policías. El dolor, nuevamente, lo invitó a cerrar los ojos; al poco tiempo los abrió. Muchos proyectiles retacearon su cuerpo y cuando esperaba el último, observó la cara blanca y fina del hombre que arrojó un cigarrillo para empuñar su revólver.

Valeria Villanueva Andrade Estudio en el colegio Liceo San Juan, cursó el 4to de Secundaria, mi cumpleaños es el 7 de septiembre, tengo 16 años. Mis pasatiempos favoritos son el deporte y dibujo. Cuando termine el colegio me gustaría estudiar Medicina humana o veterinaria, ya que en ambas carreras puedo ayudar a los demás.

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Qillqana: Tiempo de Letras LA REALIDAD

En medio de aplausos y felicitaciones, extendí mis manos para recibir el gallardete de la Escuela de Oficiales. La emoción agobiaba ese recuerdo cada vez que era evocado. Bajé presuroso los peldaños, la angustia empezaba apoderarse de mí; cuadros estadísticos, imágenes siniestras, granadas, pólvora… Serví por un tiempo al departamento de policía en Los Ángeles, fui ascendido poco después y trabajé para las fuerzas especiales por casi dos años, hasta que me ofrecieron conformar la brigada privada del presidente de Estados Unidos, sin dudar, acepté. Éramos, alrededor de cincuenta hombres, nuestro primer pendiente: el viaje a Francia. Las reuniones de trabajo no se hicieron esperar, todos nos esforzábamos por mostrar diligencia y vocación de servicio, siempre me gustó sobresalir entre mis compañeros, mis convicciones estaban por encima de cualquier momento de solaz. Aquel día me sentí afortunado, el secretario había solicitado mi presencia para llevar a cabo una tarea trascendental y que requería de mi total discreción.

« Debes entregar estos documentos al jefe de la brigada francesa, el sobre debe llegar a sus manos sellado, “N-O P-U-E-D-E-S E-Q-U-I-V-O-C-A-R-T-E”» - Deletreó enfáticamente. Presuroso asistí a la misión encomendada. De repente me encontré con varios y distintos salones, la arquitectura del palacio no me permitía diferenciar las salidas ni las entradas, no podía identificar la oficina del jefe de brigada, y tuve que sondear puerta por puerta, todas se encontraban en silencio, continué caminando hasta que escuché voces, aceleré mis pasos y grande fue mi sorpresa. No sabía de qué hablaban, me asomé un poco más; varios hombres reunidos, reconocí entre ellos a figuras importantes entre las que destacaban diferentes presidentes, sobre la pared se proyectaban figuras demacradas, fraccionadas, ciudades destruidas; a un lado de cada escena un cuadro estadístico de la población de diferentes países, entonces entendí. Escuché que en pocos meses se ejecutaría un proyecto llamado “Limpieza social”, consistía en eliminar a las personas de bajos recursos ya que el estado no podía seguir cubriendo sus necesidades, quise escapar, tropecé con el marco de la puerta, se me cayeron los papeles, entonces uno de los asistentes volteó, se acercó a mí “Te estábamos esperando, casi no podemos terminar” y sonrió.

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Mi interior se hacía pedazos. Terminaron de conversar, se retiraron, no pude decir una sola palabra. Caminé hacia la última escalera, no logré elucubrar pensamientos lógicos, todo había decaído antes mis ojos. Los meses continuaron su transcurso, los sentimientos de furia y tristeza siguieron embargándome. Ahora frente a mí solo unas paredes, mis únicos amigos son un cuaderno y un papel: “Pasó un tiempo, pensaba en cuánta gente podía morir y seguramente muchos se preguntarían ¿Cómo? ¿Por qué? Sin hallar ninguna respuesta. Con los días se desataron epidemias, hambrunas, asesinatos; no pude más, el remordimiento calaba en mi mente, era partícipe de toda esa atrocidad, tomé valor y decidí denunciarlos, grabé todo en un video, lo publiqué, en minutos se hizo viral, se iniciaron las investigaciones, se abrieron litigios, aún así las personas continuaban desapareciendo. Tuve que esconderme. Un domingo por la tarde, irrumpieron en mi casa, se llevaron a mi madre, me golpearon y arrastraron a una prisión federal donde dijeron que me encerrarían por revelar información clasificada”. Me queda esperar veinticinco años para poder salir y volver a ver a mi madre, veinticinco malditos años solo por querer sacar a las personas de su ignorancia.

Sebastián Ríos Mendoza Tengo 14 años, actualmente curso el 3ro de Secundaria en el colegio Liceo San Juan. Me gusta leer y practicar natación. Uno de mis libros favoritos fue El extraño caso de Jekyll y Mr. Hyde. Mis deportes favoritos son el Futbol y el Basquetbol.

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Qillqana: Tiempo de Letras FICCIÓN

Yacía moribundo en un bosque, “¿qué había pasado?, ¿por qué se encontraba en esta precaria condición?”, Se preguntaba una joven que lo llevó a un centro de sanación. El hombre despierta, confundido se exalta y forcejea con una de las enfermeras – cómo es posible que aquel hombre haya llegado a la mitad del bosque y no recuerde qué pasó – se preguntaba ella. Se miran fijamente y mientras lo hacen una mujer llora desde el exterior de la habitación pues su esposo ha desaparecido y nadie la ayuda en su búsqueda. El hombre malherido intenta salir pero la enfermera se lo impide, nuevamente forcejean, se confrontan verbalmente, el guerrero cae derrotado y no culmina su cometido de escapar de aquella celda sin barrote. Pasaron los días. Regresa la mujer que grita, llora, suplica encontrar al marido extraviado. El hombre ha ido recuperando fuerzas e intenta nuevamente liberarse de esa cama, pero una vez más es retenido por el guardia que lo golpea con una dosis de calmantes. Cae dormido. La noche abre los ojos, intenta recordar, quiere entender lo que está sucediendo; su estadía y el llanto insoportable de la mujer que yace desmayada en el exterior de la habitación – enfermera, enfermera – grita él. La enfermera acude, prepara el remedio, se lo sirve en una cuchara, otra vez, cae recostado. Escucha la voz de la enfermera “la emboscada ha sido exitosa, la presa ha caído, está aturdida y en el suelo”. Ahora él tiene libre salida, al fin sabrá a quien pertenecía aquella voz que solicitaba ayuda, se acerca a la puerta y se llena de nostalgia, ya no se puede contener más quiere, desea, anhela y necesita saber a quién pertenece esa voz, gira la perilla, una gran luz entra e ilumina el cuarto, él sale al encuentro y de pronto se observa boca arriba en medio de su sala.

Johan Luigi Alfonso Pariona Estudio en la Institución Educativa Liceo San Juan, curso el 5to año de Secundaria. Mis pasatiempos predilectos son dibujar, leer, ver animes y meditar. Me gustaría estudiar algo relacionado al Diseño de videojuegos y entretenimiento digital.

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Qillqana: Tiempo de Letras ERES CAFÉ

El primer sorbo siempre es el más embriagante, aunque es extraño que alguien se embriague con solo un café. En aquellas tardes de invierno, siempre acudía a la misma mesa, a la misma hora y lugar, a modo de rito, para deleitarme con la misma bebida al lado de la ventana. Los siguientes sorbos dejaban un gusto dulce en mi paladar, mas no tan especial como el primero, pues este siempre iba acompañado de una mirada hacia el panorama que ofrecía el ventanal, donde contemplaba solo cuerpos – y no almas – deambular sin rumbo en un infierno, denominado por sutileza: ciudad. Mi preferencia por ese sitio se remontaba a la tétrica vista que obtuve del ya mencionado escenario, el cual iba acorde con el sabor agridulce del café matutino de dicha mañana. Las jugadas que me ha hecho la vida son innumerables, los años de experiencia me hacen saber que las coincidencias no existen; hoy no era la excepción. Mientras el primer ansiado sorbo era consumido, divisé a través del empapado vidrio, la criatura más hermosa que mis mortales ojos vieron jamás. Más deslumbrante que la estrella polar, de piel morena, luceros pardos, azabaches y ensortijados cabellos y una sonrisa que atizaba un brillo fugaz. Relativo es el tiempo de la vida, en tan solo unos segundos fue ella la eternidad de la vida misma; apuraba su paso para atravesar la lluvia y a diminutos pasos temía resbalar. Ataviada de tan simple abrigo, pretendía ser tan solo un caminante más, pero para mí aquella figura significó el fin de mis embriagantes mañanas, pues ella se convirtió en el mismo café. Sí, exactamente, ella en sí misma era la plácida sensación de la usual bebida que me acompaña al alba. La calidez que produjo en mí era sin duda el vivo recuerdo del crepúsculo, aquel extravagante cambio de colores del cielo me recordaba, en aquel instante, a los cambios que sufría mi alma. La delicada figura se perdió entre la gente; estática, sin prisa, contemplé la taza de café entre mis manos, presa ya de los recorridos años. Absorto en mis pensamientos, cuestionándome sobre mis impulsos de aquel momento, me visualicé yendo tras ella,

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atravesando el umbral y encontrándola entre la muchedumbre. Recordaba la calidez, el fragor de su incesante expresión tan tímida, tan ella, tan café. Volví en mí en ese instante. Un señor me preguntó si todo andaba bien, pues me quede absorto en medio de la calle. No me di cuenta en qué momento tomé la determinación tan brusca de ir tras la bella dama, quien se adueñó de mis pensamientos. Preso de aquel arrebato, anduve por las calles y me sentí parte de los cuerpos ya antes mencionados, buscando entre tanta inmundicia, la fragancia de mi ángel color canela. La vi, era ella, danzaba en medio de las lágrimas del cielo, radiante, conmoviendo mí vista con el color de su piel, tan oscura, tan pura: era el placer de mis vicios. Dispuesto a alcanzarla, la lluvia limpió todos mis miedos, pude sentir el deleite del viento entre mis dedos, sentir que era dueño del tiempo. La aceleración de los latidos por mis ansias de hallarla, luchar con la ventisca y quererla conmigo, proponerle que al igual que su danza, yo deseaba danzar con ella la vida entera. Detrás de mi amada, conteniendo el aliento, tomé con delicadeza la palma de su mano y pude sentir el frío que ocasionó el contacto. Al verla de frente me hundí en sus ojos pardos, tan llenos de dulzura, tan dulces y llenos de amarguras, tal, como si sus pupilas estuvieran llenas de la misma esencia del café. Allí se encontraba el mismo hombre ya nombrado de aquella mañana, sosteniendo entre sus manos una taza de café, probablemente sintiendo el frio de la cerámica y con la mirada fija en el contenido del recipiente. Inundado en la profundidad de la sensación del primer sorbo. Siempre el más embriagante.

Sofía Paredes Cristóbal Actualmente tengo 16 años y estudio en el colegio Liceo San Juan. Me describiría como una persona muy temerosa, sensible y apasionada. No tengo definido con certeza que estudiar en el futuro, creo en la analogía de las puertas entreabiertas, tener algo concreto en mente evita visualizar lo maravilloso que puedes encontrar alrededor. Algo que me caracteriza es que siento gran amor por los animales, la naturaleza y especialmente el cielo; además, adoro la capacidad de crear a través de lápices y pintura; la fotografía me fascina al igual que la psicología, sin dejar atrás mi fervor por la cocina y por último, pero no menos importante, me encanta leer todo tipo de libros, ya que me introduce a un universo en tan solo unas páginas. Los libros te motivan a ser el protagonista de tu propia historia.

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Qillqana: Tiempo de Letras EN VILO

Muy temprano desperté aquel día, aceleré mis pasos y, minutos después ya me encontraba primero en la fila como todos los lunes de formación. Oí un grito, alguien me llamó, su voz entrecortada pronunciaba mi nombre pero no pude responder. Sentí frío como si todo empezara a congelarse. Todos me miraban sorprendidos, moví mi cabeza tratando de entender qué estaba pasando. Al despertarme no sabía dónde estaba, todo era diferente, me hallaba en un castillo oscuro, al dar mis primeros pasos tropecé con un encendedor que sirvió de lumbre mientras buscaba una salida, para mi sorpresa me encontraba asediado de habitaciones con cadáveres, pensé que estaba en un sueño ya que mis recuerdos eran muy borrosos, al no obtener respuesta a mi incertidumbre decidí intentar despertarme; me lancé de una escalera pero fue en vano , alcé mi mirada y una ventana se convirtió en una esperanza – “¡Podré salir!” – Subí, alcancé el marco, moví mis manos con rapidez, empujé, al sacar mi cabeza me di cuenta que estaba en una montaña, cuyo desierto frío hacía que perdiera la voluntad de escapar, golpeé mi testa con las manos, la rabia empezó apoderarse de mí, cansado de mi lucha absurda, atrapado en una dimensión que no recordaba caí nuevamente en el castillo, solo esperaba la muerte, cerré los ojos, y en mi estado en vilo, escuché una voz diciéndome “¿Qué haces inepto?” Fui corriendo a ocultarme. “De qué te ocultas si yo estoy contigo”, dijo. “¿Quién eres?”, Contesté. Me llamo Zera, un ánima que buscó poseerte y ahora existo solo atrapado en tu cuerpo. Al escuchar esto, salí corriendo de la habitación y busqué algo con qué matarme, encontré una daga y al querer enterrarla en mi pecho, mi mano se direccionó hacia el aire, no podía moverme, mientras una voz en mi cabeza repitiendo: “Busca una salida, despierta, libérame”. Encontré una llave, la cogí, corrí apresurado. Escuché una voz diciéndome “te has salvado de la muerte”. Abrí mis ojos, estaba en un hospital.

Gianfranco Cruz Castillo Me gustan los videojuegos, ver animes y salir con mis amigos. Me gustaría estudiar Ingeniera automotriz o Ingeniera de sistemas. Actualmente estudio en el colegio Liceo San Juan.

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Qillqana: Tiempo de Letras UNO

Al llegar a casa, se desplomó sobre su cama y recordó todo lo sucedido; no aguantó la rabia, miró por el pequeño agujero que daba a la calle, hizo un puño y lo restregó contra la pared de madera, sus morenas palmas empezaron a sangrar. Fue al baño, se miró al espejo: De tez modesta, ojos grandes, cabello ensortijado, nariz ancha; todo en él dibujado con un cincel de tristeza natural. Lo conocían como Coco, Coco Barnes. La mañana gris, silenciosa y aburrida le abrió paso a un día crucial. Evocaba con frecuencia la figura de su abuelo fallecido, un portugués que llegó a América huyendo del desprecio y el dolor, en busca de un mejor destino lejos de los abusos de su natal Coímbra. Nunca lo conoció, pero le contaron que fue un gran hombre. Al salir a la calle, Coco recibió los acostumbrados gritos despectivos que ya formaban parte del transcurso de los días; al terminar de cruzar la vereda, exhausto por el sol y la caminata, cayó en una silla moribunda y carcomida, observó por un momento los letreros colgados, los afiches pegados, las propagandas incesantes que promovían la "Estaticidad social del país", Coco entendía el significado de estas palabras: oligarquía, aristocracia, en resumen; nada de cambios. Sabía de las manifestaciones del Centro hacia las periferias citadinas, nuevamente la rabia se apoderó de él. Eran las tres de la tarde, salió del colegio junto a su hermana menor, una niña risueña de 5 años, se dirigieron a su hogar, el que reposaba en un muladar adyacente a la ciudad: arenoso, quebradizo, infértil, y en medio del precario paisaje, vivían ellos. Coco no se avergonzaba de su condición; Barnes, sabía todo el esfuerzo de su madre puesta en esa pequeña casa, la pobreza que padecieron hace años no era comparable a las necesidades que ahora podían suplir. El joven evocaba su pasado, cómo unos religiosos colaboraron en su educación pero quienes al poco tiempo del solidario hecho, se olvidaron por completo de su familia y los dejaron a su suerte. Imbuido en estos pensamientos, sirvió el almuerzo preparado por su progenitora. Las horas pasaron y la madre de Coco no regresaba, transcurrieron varios e interminables minutos y empezó a desesperarse, sintió una rabia infinita al pensar que su madre podría estar siendo víctima de racistas violentos; la pequeña ya se había dormido. Coco recostado en una silla venida a menos, intentaba mantener los 21

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ojos abiertos, miró el tapete que aún no se había deslizado, entendió que su madre no regresaría esa noche. Llegó el amanecer, se escucharon ruidos, una protesta cerca de su precaria casa, su hermana se despertó llorando, el ruido aumentaba, su ansiedad no encontraba reposo, salió a ver al gentío, que se aproximaba cada vez más, su casa era la primera en aquel asentamiento, maldijo ese destino, la niña seguía llorando, trató de calmarla, la niña ahora gritaba, se preguntó dónde estaba su madre, aumentó el bullicio, vio por la ventana; su madre estaba siendo cruelmente golpeada por aquella multitud, su hermana gritaba desesperadamente, vio una piedra entrar por la puerta de madera, la casa se venía abajo. Maldijo otra vez.

Claudio Magallanes Tengo 16 años y vivo en Los Olivos. Me gusta mucho aprender idiomas, hacer deporte, tocar la guitarra, escribir poemas y escuchar música. Pienso Estudiar Ciencias políticas. Me gusta la comida italiana y ver encuentros deportivos por televisión.

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Qillqana: Tiempo de Letras CAMPANA DE DOLOR

El sonido de las campanas retumbó a las seis de la tarde. A esa hora los vientos parecían enfurecerse con cada arremetida que se asfixiaba en la aspereza de las paredes. Frederick, con la mirada fija, solo veía cómo llevaban a Marcus a su destino final. Entre risas orgullosas y llantos lo aclamaban por la valentía y el sacrificio al que se sometió. Caminaba tranquilamente, con la mirada erguida e increíble elegancia, miró a su alrededor, y, por primera vez agachó la cabeza. La colocó sobre la corteza de un tronco como quien coloca su rostro en la almohada para dormir el último de los sueños. Al poco tiempo su cabeza yacía en aquella canastilla lúgubre llena de sangre y pétalos de rosa. Esa mañana cuando Marcus despertó y recibió las trágicas noticias se dirigió, como era su costumbre, a visitar a su vecino y amigo Frederick. Este era un anciano de 86 años que vivía y se mantenía económicamente solo y había quedado abandonado por sus hijos luego de la muerte de su amada. Todo lo contrario de Marcus que era un hombre moreno y joven de estatura mediana proveniente de Chincha que por lo menos tenía una pariente que lo esperaba todos los días. En esos momentos en que ambos conversaban Frederick le dijo a Marcus que ese día se iba a realizar un acto de rebelión contra el Estado para terminar con la desigualdad de razas. Marcus, sorprendido le preguntó si podía participar. El chinchano en su interior sabía que la muerte lo podía esperar en aquel día, sin embargo, volvió a preguntar si podía ir. Frederick con un gran temor le respondió: “La libertad de tu raza no está asegurada, pero si deseas entrar en la boca del lobo y arriesgarte a una muerte segura adelante”. Marcus no lo pensó siquiera y aceptó. De regresó a casa le preguntó a su hermana Caroline, quien estaba de espaldas, si seguía con esos malestares diarios que desde hacía ya meses habían inflado su cuerpo. No respondió. Sobrecogido por las tribulaciones de su realidad volvió a preguntar. Ella se mantenía herméticamente callada. De pronto, Marcus con un terror mortífero decidió tocarle el hombro cuando ella se desplomó, como un castillo de naipes, bruscamente. Horrorizado la cargó y la llevó al hospital. En el centro de emergencias encontró a Frederick. Entonces recordó la rebelión que debía ejecutarse aquel día. Sin pensarlo dos veces le encargó el cuidado de su hermana. Afortunadamente el anciano prometió quedarse junto a Caroline hasta que mejorase. Marcus sabía que la rebelión, en ese momento, era más importante que su única parentela. Pasaron las horas y la rebelión estaba a punto de explotar. Mientras se dirigía al punto de encuentro se puso a pensar en su hermana Caroline y en Frederick.

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La muchedumbre que fue a la rebelión fue colosal. Se dirigieron a la puerta de Palacio cuando decenas de soldados, apuntando con sus rifles, los detuvieron y fueron llevados a comparecer ante el gobernante. Este los juzgó a muerte. Sin embargo, Marcus intervino heroicamente diciendo que lo ejecuten a él pero que se perdone a los demás. El gobernador Antonio lo miró con ojos de asco y ordenó a sus subalternos que lo lleven a comparecer ante el verdugo. A esas horas el sonido de las campanas y los gritos del pueblo indignado fue lo último que Marcus escuchó; él caminaba lentamente hacia su destino. A lo lejos contempló a su hermana con un niño en brazos. Él, con una sonrisa de orgullo, agachó su cabeza. Días después de su heroico sacrificio, nada cambió, la desigualdad seguía reinando.

Fabricio de Paz Sabino Tengo 15 años, actualmente estudio en el colegio Liceo San Juan y curso el 4to año de secundaria, mis cursos favoritos son Álgebra, Literatura y Razonamiento Matemático. En mi tiempo libre me gusta escuchar rock. Me gustaría estudiar Ingeniería ambiental en la UNMSM o en la UNI.

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Qillqana: Tiempo de Letras SUEÑOS CORTANTES

Y aquí estoy, sujetando fuertemente el arma, con ira y rabia en mis manos. Sé que es un momento decisivo pero empiezo a dudar. ¿Realmente vengarme saciará mi dolor? Y, ¿mi odio encontrará calma? Recordé la voz de mi pequeña hermana “¿Estás bien?” Cerré los ojos tratando de buscar una respuesta pero su pregunta seguía resonando en mi cabeza, las imágenes se presentaban una y otra vez ante mí. Yo llegaba de trabajar alrededor de la medianoche, muy cansado como todos los días, ya que mi rutina se iniciaba a las 6 de la mañana, carecía de tiempo para descansar y alimentarme, deslicé la puerta de mi departamento, no pude más y me desmayé. Al abrir mis ojos me encontraba recostado sobre el sillón de la sala, mi hermana estaba sentada a mi lado, al verme despierto, me preguntó: “¿Estás bien?”, el cansancio consumía mi cuerpo, pero no quise preocuparla, así que mi respuesta la tranquilizó y diligente fue a tomar su siesta ya que muy temprano debía ir a la escuela. Siempre recordaba la promesa que le había hecho a mis padres: cuidarla; ellos se fueron cuando yo era un niño y ella apenas un bebé, y desde ese momento ambos conformábamos una familia. Mi trabajo de policía me daba estabilidad económica, recuerdo haber tomado el puesto gracias a la recomendación del señor Gutiérrez, una persona con gran influencia en el cuerpo policial anticorrupción, una gran amistad nos unía, aunque pocas veces indagaba en sus secretos familiares, podíamos mantener largas conversaciones de temas que ambos compartíamos, lo hubiese considerado un segundo padre pero una tarde todo cambió. Un día lluvioso en que mi hermana regresaba del colegio, entró a un supermercado a comprar golosinas y frutas, después de media horas de buscar algo de su gusto, sintió unos disparos que retumbaron en sus oídos; tres ladrones decidieron asaltar el lugar , uno de ellos apuntaba el arma a los guardias mientras que los otros se encargaban de vaciar las cajas de dinero, uno de los guardias logró zafarse y le quitó la máscara a quien apuntaba con el arma, debajo de ella se vio la cara del criminal quien tomó la medida drástica de asesinar a todos y cada uno de los que se encontraban allí , incluyendo a mi hermana, cuando llegué junto a los demás oficiales a la escena del crimen, solo quedaba una persona agonizante quien nos dio testimonio de haber reconocido al asesino, fue grande mi sorpresa al escucha su nombre: Máximo Gutiérrez; fuimos reconociendo los cuerpos y ahí tendido en el suelo, el cadáver de mi hermana; mi 25

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depresión fue profunda, sabía que mi hermana no descansaría en paz, me quedé encerrado en mi departamento, todo lo que hice por mi hermana, fue en vano, no me quedaba nadie , no pude cumplir mi promesa, desgraciadamente fui incapaz. Busque día y noche sin descansar, una pista, que me llevase a la ubicación del criminal, y así fue, encontré un carro muy similar al de Gutiérrez, pero al examinarlo detenidamente me di cuenta que la matricula era otra, cabía la posibilidad de que haya sido cambiada, pero una abolladura en la parte inferior derecha, delataba la identidad del auto. El vehículo estaba estacionado frente a una vieja casa, que por deducción era el escondite perfecto para un asesino, entré sacando una de las armas que disponía cuando trabajaba como policía y en efecto, lo encontré, bebiendo un vino Walker, parecía feliz libando y contando todo su dinero, no dudé en apuntarle, una escoria como él no debe existir en este mundo, pero una vez que lo mate, ¿Qué haré? ya no tengo un lugar a donde ir, ni objetivos qué seguir. Se escucharon dos disparos, ninguno de los dos volvió a salir de esa casa; al menos con vida.

Iván Diego Sáenz Actualmente estoy cursando 3er año de secundaria me gusta jugar videojuegos, ver animes y salir con mis amigos. Al terminar el colegio, me gustaría estudiar la carrera de Ingeniera de Sistemas.

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Deambulando por las frías calles de La ciudad de los Reyes, iba Moisés, mulato de aguerrida personalidad y pintoresca sonrisa. Pensativo, preguntándose: “¿Habré hecho lo correcto? ¿Lograré lo que quiero?” Desde muy pequeño Moisés tuvo ideales diferentes a los demás, siempre mostraba diligencia y se manifestaba con respeto, aunque nunca recibía alguna respuesta cordial. Todos lo miraban con desprecio e incluso a veces se ganaba buenas bofetadas; pero a pesar de ello, este audaz jovencito nunca desistió y siempre defendía lo que pensaba ‘Los negros no somos animales indeseables o bestias sin sentimiento’, siempre repetía aquello cada vez que un amo suyo lo marginaba. Al ir creciendo, conocía más esclavos que tenían el deseo de dejar de ser explotados y lo más importante: estaban dispuestos a cambiar su realidad. Moisés conoció a Teresa, una joven de carácter que buscaba lo mismo, estaba harta de la explotación que sufría junto a sus hermanas, era injusto que solo por el color de la piel, el cual nadie decidía tener, tuvieran que ser despreciados y tratados de una manera que no merecían. Juntos decidieron buscar más personas que quisieran cambiar esto, y en poco tiempo lograron adherir su idea a muchos esclavos famélicos. Sin embargo, aún existía ese miedo de buscar su libertad. Una tarde mientras aquel joven se encontraba sobre la paja de un establo, se cruzó con Elena, la sobrina del presidente del Perú, esa mujer era el ser más deslumbrante que Moisés habían podido observar, una piel tan blanca y suave, su cabello tan brillante como los rayos que emanan del sol, su mirada tan preciosa…, era una utopía ver esos ojos claros que resumían en un solo punto la extensidad del firmamento. La atracción se sintió en el ambiente, ambos tuvieron una fuerte conexión con solo el lenguaje de miradas; con el tiempo empezaron a frecuentarse, se enamoraron y tuvieron una relación furtiva. Elena tenía un alma blanca y sin prejuicios pero su tío no compartía sus ideales. Debido a los prejuicios de la época Moisés tenía que esconderse de sus amigos – los esclavos – ya que si se enteraban de que él tenía una relación con la sobrina del presidente lo iban a tildar de traidor. Pero la suerte parece ser disposición del destino así es que un día en que el mulato y Teresa estuvieron besándose fueron descubiertos por Elena. Frente a la 27

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indignación de esta y la incomodidad de aquella se vio obligado a decirle a Teresa que solo usaba a la sobrina del presidente para llegar a este y conseguir la libertad de todos. Cuando pasaron un par de semanas Elena se enteró de la causa que movía los interés de Moisés, así es que decidió ayudarlo utilizando la influencia que tenía sobre su tío. Buscó la forma de llegar a él y consiguió la manera de convencerlo ya que era la engreída. Poco tiempo después la sobrina del mandatario consiguió la libertad de los esclavos. Cuando se decretó que los esclavos negros eran libertos Moisés no sabía qué hacer: había engañado a todos. Ahora que los negros eran libres se suponía que tenía que dejar a Elena, ya que supuestamente solo la uso. Recostado en su cama se puso a pensar en una solución cuando de pronto llegó Teresa de improviso y lo beso con mucha emoción, cerca de allí se encontraba Elena que al ver que Teresa entro a la casa de su novio se acercó a la vivienda, terminando por observar la escena del beso entre los dos amantes se sintió defraudada, pensó que nunca iba amar a alguien como a él, sintió que nada volvería a tener sentido sin el amor de aquel mulato que le robó el corazón, corrió y corrió con rumbo desconocido… A lo lejos vio un barranco que daba a la carretera, no lo pensó dos veces, lo había decidido, se lanzó y...

Lourdes Soplín Soy estudiante del 4to año de Secundaria, uno de mis mayores anhelos es estudiar la carrera de medicina en la UNMSM. Entre mis pasatiempos esta leer, hacer deporte y bailar; me considero una persona con sus objetivos claros y capaz de cumplir sus metas de la mano del esfuerzo y empeño.

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AÑORANZA A veces pienso cómo podré olvidarme de ella, me arrepiento haberla hecho sufrir. Todo fue porque me había enamorado de Luciana, una chica de recursos bajos y de piel morena, que resultó ser la hija de mi empleada. Cuando la conocí teníamos 15 años, nos hicimos amigos, pero nuestra amistad fue interrumpida porque me fui a estudiar lejos. Tenía dieciocho, ya había regresado de estudiar y me encontré con una Luciana hermosa, había cambiado en su aspecto físico, pero seguía siendo la misma chica inocente y tierna. Tras varios meses nos hicimos enamorados, nuestra relación se mantuvo en secreto por cuatro años, hasta que mi padre se enteró. Él se había molestado y por esa razón despidió a la madre de Luciana, y a mí me mandó a Londres lejos de todos. Ya había pasado un año y no dejaba de pensar en mi negrita, así la llamaba de cariño, me enteré que se casó y tenía una hija. Esta noticia me devastó. Tuve que regresar, para velar por la salud de mi padre. Cómo no acordarme lo que mi madre me dijo alguna vez, que Luciana había tenido un hijo mío y que ahora ella se encontraba con un hombre por elección de mi padre, pues él había decidido que se casara para que no interrumpiera mi vida. Lo primero que hice fue buscarla, ya habían pasado meses y no la encontraba. Me enteré que estaba internada en un hospital. Todavía no puedo disipar ese momento cuando la vi ahí tirada en una camilla y conectada a varios aparatos, ella me reconoció al instante con los ojos inundados de lágrimas, me dijo que me acercara. Al hacerlo me contó que teníamos una hija de cinco añitos y que su esposo la había abandonado, la narración se agravó cuando me dijo que tenía leucemia. Traté de tranquilizarla diciéndole que la amaba y que me iba hacer cargo de nuestra hija, ella solo asentía y me regalaba una corta y tibia sonrisa. Ella insistía en que siempre recordara los momentos agradables que tuvimos, que los guardara en mi corazón, después me dio un beso y al finalizarlo, lo último que pudo pronunciar fue: “Recuérdame, mi amor” y lentamente cerró los ojos. De pronto se escuchó un sonido que interrumpió el silencio, ese que nos dice que nuestras vidas nunca serán las mismas porque perdiste a la persona que tanto querías. Han pasado tres años desde que se fue mi negrita, me hice cargo de mi hija, pero nunca he podido quitarme este sentimiento de culpa y tampoco olvido los momentos vividos. María Fernanda Prado Peralta Estudio en el colegio Liceo San Juan, el curso que más me gusta es Lenguaje, y mi profesor preferido es Esteban Morales. Mi pasatiempo es escuchar música. Me gustaría estudiar Sicología. 29

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Qillqana: Tiempo de Letras POBRE NEGUITO ¡Ay! Otro día cualquiera, me encontraba en el socavón, triste por la desolación todos me molestaban, por se de raza morena. Que me miren, ya no quiero; yo no pedí ser pobre. Mi alma busca el cielo, mi ser solo tiene miedo. Ya no quiero ser pobre, solo quiero ser noble y que nadie me odie. Los vecinos me decían ¡Ay! Pobre ese neguito, ¿cómo se sentirá? Por ser un negro que a ti te parece feo si miras mi corazón verás que ahí no existe el color. Todos dicen que no tengo razón, me sentía solo con los ojos llorosos, me sentaba en un rincón pensando en recuerdos borrosos. Por rebelarme contra mi amo ya me encarcelaron; cómo quisiera regresar, tener la misma oportunidad que mi amo me daba para trabajar. Ya pasaron tres años y ya de la cárcel me sacaron, buscando trabajo ando y los vecinos me paran botando. He conocido a dos abuelitos que me han acogido bien bonito, me levanté en la noche y los vi en su coche conversando de lo que paso antianoche. Escuchaba lo que hablaban y en una de esas palabras dijeron: ¡Ay! Pobre neguito como se sentirá tan solito.

Quintanilla Villanueva, Carlos Arturo

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EL ODIO A SÍ MISMA Ya no aguanto más todo lo que sufrí, por haber nacido así no me pueden consentir. Ser blanca: mi deseo para ya no mover un dedo, y que me den todo lo que quiero, por haber pedido ese deseo. Gracias a Dios nací negra ¡maldita sea! yo nací fea por nacer negra, no me quieren para suegra. Me gustaría ser blanca y poder sentarme en una banca juzgando a la gente que no apreciaba lo que quería.

Córdova Portales, Joanna Tracy

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MI NEGUITO Y EL SOCAVÓN

¡Pobre mi neguito en el socavón! acompañado de su dolor, lo creen feo por su color, abandonado siempre en el rincón. Yo no quiero ser despeciado, Yo solo quiero ser amado, estar siempre acompañado Y no ser marginado. Poqué no puedo estudiar, Poqué conmigo no quieren jugar, Poqué solo me quieren insultar, Poqué mi corazón solo ha de sangrar. Ya no soporto esta vida, Ya no quiero estar en la esquina, De este lugar que es un rincón, Y siempre mi amigo llamado socavón.

Palomino Córdova, Álvaro Gabriel

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PO QUÉ NO FUI A COLEGIO ¡Ay neguito santo! po qué no fui a colegio estoy en el lavadeo tendiendo en el colgadeo. Haciendo malabares en la calle donde sufría me ganaba el día; se acercaba la noche los blancos con coche, y yo pidiendo a ricas. Llegó domingo santo taigo estos fachos ¿po qué yo los taigo? ¡Ya no aguanto! ¿po que no fui a colegio? Me atrae la mañana me aceco po la ventana viendo a niños ¡Si soy negro lindo! ¿Po qué no fui a colegio?

Pedraza Gonzales, Kenneth Brandon

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Tú eres mi mascota Único entre los demás. Dicen que tú eres Ansioso a la hora de Salir a pasear. Aunque tú siempre Ladrando estás, Eres muy especial. Gracioso y alegre, Ruidoso y juguetón Irán bien estos adornos A tu personalidad. Ahora sé porque La vida te trajo a mí; Hashi, aunque no siempre Obedeces, te quiero igual. Gracias por dar siempre Alegria a mi hogar. Y tu voz inconfundible Rouf, rouf, ruidoso labrador.

Camila Villanueva Andrade

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Mi madre me da felicidad, Inmaculada en su ser, sagrada para mí. Musa de mi inspiración, A veces me regaña por mi terquedad, De ti yo nací Regocíjome al verte Estuviste siempre ahí Fabulosa madre, mi iluminación, Amable en toda ocasión Nadie desvanece tu ilusión Nada desfallece tu esperanza Y el amor es la fuerza para tu determinación Sé que siempre estarás para mí Inteligente, impecable Eres mi admiración Mi madre, mi amiga, Perfecta para mí Risueña, resistente Estaré siempre junto a ti.

Zulema Talledo López

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TIEMPO DE LETRAS; TIEMPO DE NOSTALGIAS Hace unos días me pidieron escribir un artículo para la revista Qillqana “Tiempo de Letras”, pero más que un artículo hoy presento una reflexión en voz alta en el que se confunden opiniones, sentimientos y emociones que desencadenan en mí la publicación de esta revista en cuyas páginas no sólo encontramos la creación literaria de nuestros estudiantes y algunos artículos de profesores, sino, sobre todo, el esfuerzo, la iniciativa y el entusiasmo de un grupo de profesores sanjuanistas del área de Comunicación que demuestran que la escuela puede convertirse también en un espacio de creación y de reflexión y que nuestros estudiantes tienen grandes talentos , siento que cada vez que pase estas páginas estará presente de forma invisible pero poderosa el esfuerzo y el trabajo de cada uno de los profesores que hace varios meses preparan esta revista y su lanzamiento en una velada literaria, lo cual me emociona particularmente, porque no asisto a una desde mi época universitaria donde siempre estábamos publicando revistas literarias y escuchando la poesía de algunos jóvenes poetas , de los cuales ,varios de ellos quedaron atrapados para siempre – y por fortunaentre las letras y las rimas de la poesía y aún hoy siguen escribiendo. Confieso que al principio pensé escribir un artículo con un corte pedagógico, analizando todas las competencias y capacidades que se ponen en juego en la producción de textos, en la oralidad, cuando escuchemos a nuestros estudiantes leer sus creaciones literarias y en las diversas habilidades y competencias que veríamos desfilar ante nuestros ojos durante la velada literaria donde se unirían la poesía, el cuento, la música y la danza, hoy prefiero dejar los análisis pedagógicos y literarios a un lado y sólo escribir sobre emociones y sentimientos. La literatura ha sido una gran compañera en mi vida, por mucho tiempo los relatos , los personajes y los escenarios que llegaban a mí a través de la lectura de diversas obras literarias fueron mis más entrañables amigos , con el tiempo muchas veces tuve que cambiar esta lectura placentera que alimenta el alma y el espíritu por ensayos , textos informativos y en general lecturas más académicas, importantes y necesarias en mi formación para la gestión y los diversos cursos a los que he asistido a lo largo de mi vida profesional, pero a pesar de la rutina agitada y de las múltiples responsabilidades, siempre he vuelto la mirada con nostalgia a esas lecturas que fueron grandes compañeras de mi vida.

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Por eso, que por segundo año consecutivo, nuestros estudiantes sanjuanistas publiquen sus creaciones literarias es realmente un gran regalo, un regalo inesperado pero entrañable, porque además se realiza aquí en el Colegio Liceo San Juan, en éste colegio que representa el esfuerzo de mis padres maestros y al que le hemos dedicado gran parte de nuestra vida , es realmente emocionante ,y sé que esto se debe al esfuerzo sostenido de tres de nuestros docentes del área de comunicación, que como yo aman la literatura, la lengua y la palabra . Por eso hoy, a través de ellos, quiero agradecer a todos los maestros que pasaron por las aulas sanjuanistas, sobre todo a aquellos que demostraron su vocación y compromiso con sus estudiantes, a aquellos que están convencidos de las grandes capacidades de nuestros alumnos y que buscan la manera de canalizar sus talentos. Y como me ha invadido la nostalgia , quiero compartir con ustedes algunos momentos de la llegada de estos maestros a las aulas sanjuanistas, aún recuerdo con nitidez que hace ya varios años una profesora que debía dejar nuestras aulas por motivos personales me dijo que no me preocupara que iba a recomendarme una muy buena profesora, primer puesto de su promoción de la Universidad de San Marcos, me advirtió y así conocí a la profesora Silvia Flores, quien ha demostrado con su trabajo , con su buen trato y con las diversas actividades que ha impulsado en estos años, su amor y su compromiso con la lectura, con la lengua, sobre todo con las lenguas andinas de las que siempre la escucho hablar con entusiasmo y que me aventuro a asegurar que es la autora del nombre de esta revista. Algunos años después, uno de esos días atareados entrevistando postulantes para cubrir el área de literatura , se presentó un profesora joven , pero que desde sus primeras palabras supe de su determinación y su carácter , si, era la profesora Andrea Rosado, quien reinventó la forma de aprender y enseñar literatura, siempre logrando que los estudiantes produzcan en sus clases, muchas veces hemos visto los paneles que hacen sus alumnos sobre diversos temas literarios adornando nuestro patio, ha hecho radionovelas , cortos de algunos cuento en que los propios estudiantes daban vida a los personajes, en fin día a día nos ha demostrado su dedicación , su exigencia pero sobre todo su amor por la literatura. Poco tiempo después, necesitábamos un profesor de Plan Lector, era un área especialmente importante y que tenía mucho significado para mí, porque por muchos años yo había tenido a mi cargo ésta área que tenía que dejar para cumplir otras responsabilidades , así que se lo comenté a la profesora Andrea y ella me habló de su compañero de promoción de la Universidad de San Marcos, recuerdo que 44

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cuando conocí al Profesor Percy Fernández , supe que era la persona que buscaba, vino a la entrevista con un libro que en ese momento estaba leyendo, recuerdo que hablamos de literatura , de autores y de lectura, supe inmediatamente que era un gran lector, sentí en sus palabras su devoción y respeto a las letras y la lectura y supe que era a él quien buscábamos, hoy sé que no me equivoqué y la evidencia más clara es su participación en la publicación de ésta revista. En fin, la publicación de esta revista y la velada literaria han producido en mí diversas emociones y gratos recuerdos y hoy siento la necesidad imperiosa de volver a leer textos literarios con tanta devoción como antes, siento que ahí están esperando esos personajes que han sido mis grandes compañeros y han marcado mi vida. Por eso desde aquí agradezco el esfuerzo y dedicación de nuestros docentes, por regalarnos la publicación de esta revista, pero sobre todo por demostrarnos los talentos de nuestros estudiantes, por no dejar que las letras dejen de decir historias y poesía, por regalarnos este tiempo de letras.

Qillqana: Liliana Vílchez Mendoza

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EL RETO DE CONSTRUIR UNA SOCIEDAD MULTICULTURAL Todos los seres humanos nacemos y nos desarrollamos dentro de un espacio cultural con distintas formas de pensar, sentir y actuar. Esta expresión nos permite evidenciar, que somos parte de una cultura donde nos facilitan instrumentos que generen un país con identidades múltiples. Por lo tanto, en nuestro país, el Perú, las diversas manifestaciones culturales se muestran con sentido propio, a través de expresiones artísticas, tradiciones, lenguas, costumbres, etc., que a lo largo de nuestra historia, el desplazamiento de las masas poblacionales , específicamente, en la primera mitad del siglo pasado, no fueron tomados en cuenta; situaciones difíciles de poder convivir y participar plenamente por el relego y desprecio de una minoría capitalina, enfrentando dificultades de aceptación y valoración a esta gran parte de la sociedad diversa, que ahora en estos tiempos actuales, se va rescatando y revalorando la riqueza de nuestra cultura base de nuestra identidad para la construcción de una sociedad, evidentemente múltiple. Esta diversidad, hoy en día, se evidencia en el contexto donde nos desarrollamos, nuestra comunidad educativa; sin embargo, no debe ser observada como una barrera u obstáculo para poder interrelacionarnos plenamente en los distintos ámbitos de interrelación entre directivos, docentes, estudiantes y padres de familia; sino, que debe ser un espacio de desafío personal, que nos involucre actuar en el presente y en el futuro con tolerancia y respeto en los diferentes espacios sociales que nos encontremos. Pero ¿Cómo debemos actuar con quienes tienen una cultura distinta a la nuestra? La responsabilidad esta en cada uno de nosotros, aprender a reconocer los diferentes aspectos culturales de nuestros semejantes, es tarea de todos sin expresar maltrato alguno, a nivel de centro, específicamente, en el aula, lugar de aprendizaje significativo de los estudiantes. En este sentido, todavía se evidencia en las escuelas, de manera directa e indirecta discriminación de diferente índole singular, por sus diversos orígenes étnicos, rasgos faciales o geográficos, procedencia de la familia, el habla regional entre los estudiantes. Asimismo, estas situaciones de discriminación, son producto de la educación errónea que traen consigo, del hogar, del entorno social y factores estructurales comunicativos de exclusión social que los estudiantes en su totalidad, han asimilado prejuiciosamente y que en estos tiempos globales deben aprender a convivir poniendo en práctica el manejo de sus habilidades sociales tales como, el ser empático, asertivo, 46

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tolerante, negociador, comunicativo y lo más relevante aprender a resolver problemas de manera pacífica con sus pares. De esta manera, se debe dejar bien en claro, que la discriminación como fenómeno puede expresarse abiertamente o en forma de bromas que estereotipa y denigra las estructuras de la persona produciendo situaciones irreparables en el desarrollo psicológico y que lamentablemente, en la vida cotidiana cuando se trata de niños y adolescentes las consecuencias pueden acarrear problemas de baja autoestima, inseguridad o generar reacciones violentas que limita el desarrollo pleno en la formación de todos los estudiantes. Para hacer realidad los retos de construir una nueva sociedad multicultural, se puede manifestar que las diferentes vivencias de todos los seres humanos, de acuerdo a su desarrollo sociocultural, es poder entender que todos somos iguales en derechos, deberes y oportunidades ante la ley jurídica, asimismo, esta situación nos brinda dar respuesta a interrogantes esenciales de cambio a nuestras actitudes y conductas del mundo donde vivimos y convivimos. Apostamos por un nuevo cambio, que nos va a costar en optar por otra mentalidad, de mirar a todos con una horizontalidad fraterna, de tener y ser parte de una gran riqueza cultural múltiple con distintos grupos humanos que tienen en común hábitos y costumbres del Perú actual. Finalmente, el desafío nuestro, como peruanos y peruanas, en este mundo global cada vez más cercano, es luchar contra la discriminación y toda forma de exclusión, alentando al reconocimiento y la práctica de valores como el respeto, el diálogo y la solidaridad en lograr forjar una sociedad pluricultural, coexistencia de culturas, multicultural, el reconocimiento de sus derechos culturales y la intercultural, que nos invita a reflexionar acerca de las actitudes que valore y promueva la inclusión a través de los aprendizajes que obtenemos día a día como perspectiva en nuestra vida estudiantil.

Prof. Wilder M. Vásquez Mendoza

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CRISTOS JÓVENES SANJUANISTAS Cada domingo caminan por los caminos polvorientos que los llevan a Pan de Azúcar, guiados por su espíritu noble y su corazón sencillo. Van en busca de aquellos niños y niñas que viven con pocas esperanzas, pero quizás con muchos sueños por hacer realidad. Son los cristos jóvenes que caminan en libertad para encender la llama de la fe y esperanza en quienes sufren necesidades y viven atrapados por la pobreza injusta. Entonces me detengo a pensar en aquel viejo amigo de Yahvé llamado Moisés, que sin importarle su edad y sin saber qué decir, caminó al encuentro de un pueblo esclavo y oprimido, para liberarlo. Escucho la risa de los jóvenes, siento su alegría, su entusiasmo, su energía…, siento ese amor que reboza y va chispeando por donde caminan, convirtiendo el suelo árido de la vida en verdes prados de sueños e ilusión para quienes van despojados de justicia. Entonces viene a mi mente el recuerdo de aquel joven de Nazaret llamando a la construcción de un mundo mejor, un mundo donde nos amemos unos a otros como Él nos amó (Jn 15, 12). Los cristos jóvenes sanjuanistas decidieron ir al encuentro del “otro” para ofrecerse. Optaron por sembrar paz, justicia y vida en un mundo donde la violencia y la muerte se quieren imponer. Soy testigo ocular del joven que toca la puerta de triplay o calamina de aquella casita de adobe, casas de madera gastada por el tiempo, pequeñas construcciones con ventanas estrechas, suelo húmedo y techo de esteras. Allí, el estudiante sanjuanista recibe al niño o niña en sus brazos para llenarlo de calor humano, con alegría e ilusión. Los pequeños con su rostro medio limpio y sus cabellos revueltos por el polvo, se emocionan, dejan escapar sus sonrisas y sus ojitos brillan como las estrellas en la noche de verano. Entonces mi alma suspira y siento la presencia de Dios, de un Dios amigo que escucha el clamor de su gente, un Dios que se acerca al que sufre para abrazarlo para acogerlo y darle consuelo. Los cristos jóvenes de hoy van rociando su amor por los caminos polvorientos que dirigen a Pan de Azúcar, van ofreciendo alegría en los hogares sencillos, a los niños que viven al “margen del camino” como aquel ciego de Jericó (Mc 10, 46), aquel ciego que gritaba: “Hijo de David, ten compasión de mi” pero la gente inmersa en sí mismo, no volteaba para verlo, no lo escuchaban; el ciego fue ignorado por 48

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personas egoístas que solo pensaban en ellas mismas. Sin embargo estos jóvenes, si voltearon el rostro al oír el dolor de los que sufren y caminaron en esa dirección. Así, con esas acciones concretas de servicio y sacrificio, los estudiantes sanjuanistas se visten de discípulos y apóstoles de Cristo. Han respondido al llamado del Maestro de Nazaret, dejando que el mismo Espíritu de Jesús los envuelva con su amor, su misericordia, su fe y esperanza. Estos jóvenes misioneros, merecen ser reconocidos “hijos de Dios”, no solo por la gracia que reciben, sino, por el sacrificio que ofrecen: “Felices los que trabajan por la Paz porque serán reconocidos como hijos de Dios” (Mt 5, 9)

Prof. Antonio J. Salas Villagómez

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LOS DERECHOS HUMANOS Y LA INSEGURIDAD CIUDADANA Actualmente, en nuestra sociedad hay una gran dificultad para el desarrollo de las personas, construir una comunidad segura nos parece que son los objetivos básicos que los ciudadanos aspiramos, lamentablemente, la inseguridad ciudadana se ha incrementado en los últimos años en nuestro país, por la cual los vecinos se sienten cada vez más atemorizados por la vulneración de su integridad del crimen organizado, violando sus derechos humanos, requisito fundamental para la construcción de una convivencia democrática. Si bien es cierto, entendemos que los derechos humanos, es aquella facultad del hombre que garantiza su vida misma en la sociedad, nos ponemos a pensar y a preguntar ¿De qué manera debe protegerse los derechos de todos y de todas las personas? ¿Qué hacer para sentirnos más seguros en nuestra comunidad? Son situaciones que nos permiten llevar a tomar medidas drásticas y hacer justicia con nuestras sus propias manos y por ello, se ha voceado por las redes tecnológicas sociales campañas como “Chapa tu choro y déjalo paralítico” que no justifican dentro de los ámbitos legales tomar éstas medidas e inclusive se puede llegar a matanzas y justicias populares de la ciudadanía, clamando pena de muerte para los criminales por las autoridades competentes en un país donde los derechos fundamentales priman; de acuerdo a nuestra norma jurídica, para todos por igual, pero, la situación genera dilemas y controversias en la sociedad. A pesar todo lo malo que cometen los ladrones o delincuentes, ellos también tienen derecho a la vida y quien los respalda son los derechos humanos, ya que nadie puede quitar la vida a otra persona, se debe tomar en cuenta que, la sociedad y el Estado tienen el deber de velar por el cumplimiento y protección de los ciudadanos y estudiar medidas estratégicas que restauren la convivencia pacífica en nuestro país. Pero no es la única solución matar al delincuente o al ladrón, ya que “la violencia genera más violencia” debilita la convivencia y afecta la calidad de vida de toda la población; por ello, como se ha manifestado anteriormente, se han planteado varias formas de mejorar la seguridad ciudadana y no necesariamente utilizando el recurso de la violencia; por ejemplo, en primer lugar, la práctica de valores desde el hogar, si formamos buenos hijos desde pequeños, tendremos a futuro, hombres nuevos, que respeten y valores la convivencia pacífica en democracia. En segundo lugar, 50

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se puede promover un ambiente más sano, tales como, el incentivo del deporte, en todos los barrios vecinales, ya que les estimularía a los jóvenes realizar competencias sanas y dejar de lado, todas las cosas negativas que usualmente realizan, complementándoles oportunidades de trabajo dignas que se merece el joven ciudadano, de esta manera, podríamos minimizar la delincuencia, el crimen organizado sin utilizar la violencia. Finalmente, se debe manifestar que es importante conocer y valorar el respeto por la integridad del otro, los derechos humanos se evidencia para toda la ciudadanía y que nunca es tarde el cambio de la persona de mal vivir y se integre a una nueva sociedad en el ejercicio pleno de su ciudadanía, de esta manera, estaremos luchando contra este flagelo, que en el marco de una comunidad segura, se pueda garantizar los derechos humanos de todas las personas.

Sebastián Quintana Ampuero

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