t e x t o s
d e
José Em ilio Pach eco, Cecili a L au r a A lonso, A l bert o En r íqu ez P er e a y Héc t or P er e a
Gobierno del Estado de Nuevo León
Secretaría de Relaciones Exteriores
Gobernador
Secretaria
Jefe de la Oficina Ejecutiva de la Gubernatura
Cónsul General de México en Sao Paulo
Embajadora Patricia Espinosa Cantellano
José Natividad González Parás
Embajador Salvador Arriola y Barrenechea
Héctor Gutiérrez de la Garza
Coordinador de Asuntos Internacionales
Carlos F. Almada López
Conaculta
Universidad Autónoma de Nuevo León Rector
Presidente
Sergio Vela Directora del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura
José Antonio González Treviño
María Teresa Franco
Secretario General
Jesús Ancer Rodríguez
Directora de la Capilla Alfonsina
Alicia Reyes
Secretario Académico
Ubaldo Ortiz Méndez
Universidad Nacional Autónoma de México
Directora de la Capilla Alfonsina Biblioteca Universitaria
Minerva Margarita Villarreal
Rector
José Narro Robles
Fondo Editorial de Nuevo León
Coordinadora de Humanidades
Estela Morales Campos
Directora General
Carolina Farías Campero
Directora del Instituto de Investigaciones Filológicas
Mercedes de la Garza Camino
Directora Editorial
Dominica Martínez Ajuria
Coordinador del Centro de Estudios Literarios
Héctor Perea
Comité Regional Norte de Cooperación con la UNESCO
Universidad Federal Fluminense
Director General
Rector
Embajador Roque González Salazar
Roberto de Souza Salles
Secretaria General Ejecutiva
Coordinadora de Humanidades
Carmen Carrión Carranza
con
la
colaboraci ó n
Cecilia Laura Alonso
de
t e x t o s
d e
José Em ilio Pach eco, Cecili a L au r a A lonso, A l bert o En r íqu ez P er e a y Héc t or P er e a
Comité editorial
Carmen Carrión Carranza Alberto Enríquez Perea Carolina Farías Campero Héctor Perea Minerva Margarita Villarreal Textos
José Emilio Pacheco Cecilia Laura Alonso Alberto Enríquez Perea Héctor Perea Coordinación editorial
Carolina Farías Campero Diseño editorial
Florisa Orendain Cantú Agradecemos a Alberto Enríquez Perea y a Alicia Reyes por permitirnos utilizar ejemplares de sus colecciones para esta edición facsimilar de Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes. A las siguientes personas e instituciones les agradecemos el permiso para reproducir las imágenes incluidas en esta obra: Capilla Alfonsina-INBA Alicia Reyes Projecto Portinari
João Cândido Portinari
D.R. © 2008 Fondo Editorial de Nuevo León D.R. © 2008 Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes
Alicia Reyes
D.R. © 2008 Traducción de los textos
que acompañan la edición Marilene Marques de Oliveira Regina Crespo Rodolfo Mata
A los herederos de
Gabriel Fernández Ledesma Tsugouharu Foujita Dimitri Ismailovitch
ISBN 978-970-9715-64-4 Impreso en México
Zaragoza 1300 Edificio Kalos, Nivel C2, Despacho 202 C.P. 64000, Monterrey, N.L., México (81) 8344-2970 y 71 www.fondoeditorialnl.gob.mx
Reservados todos los derechos. Queda prohibida la reproducción parcial o total de esta obra, por cualquier medio o procedimiento, incluidos los electrónicos.
Alfonso Reyes en la Embajada mexicana. RĂo de Janeiro, hacia 1930.
Un
balcón para la
multiplicidad cultural
José N atividad G onzález Par ás gobernador del estado de nuevo león
En 1930,
en medio de profundas fracturas económicas, políticas y
sociales en todo el territorio de Iberoamérica, pero al mismo tiempo con una no menos profunda seguridad en sus posibilidades humanas y su abundancia natural, Alfonso Reyes, desde Brasil, inició la publicación de Monterrey. Correo literario. Han pasado casi ochenta años, nuestro ahora, para los latinoamericanos, está cumpliendo con algunas de las propuestas de aquella publicación, o solucionando ya las preocupaciones establecidas entre líneas. La edición, concebida por el propio Reyes como “poco menos que una revista o un periódico”, se hacía con su intervención en el diseño, su selección de material de intelectuales contemporáneos, y prosa o verso de su pluma. Asimismo la distribuía desde la Embajada de México en Brasil, cuya cabeza ocupó el primer lustro de la década de los treintas. Para ese momento tenía Reyes una experiencia de dos décadas como embajador y fino diplomático en países de habla hispana. Reyes llegó al Brasil proveniente de Buenos Aires, y su cielo, su luz, su frondosidad, su complejidad lo sedujo al punto de escribir asombrado una y otra vez sobre la realidad que vivía, una realidad olorosa a especias y artesonada por la amistad y lealtad que son proverbiales en los brasileños. Recorrió el país con ojos admirados, lo ponderó y trabajó a conciencia tratando de establecer comunicación directa –básicamente eso era su Correo literario…– entre dos pueblos cuyo dinamismo convergía, cada uno conforme a su decurso histórico, en inversiones de todo tipo: en educación, en cultura, en fábricas, en agricultura, en pesca, en tener una posición en la reunión de naciones, en democracia, en su existencia en general. Hoy nosotros, regiomontanos como lo fue Alfonso Reyes, llegamos de nuevo al Brasil, ahora como embajadores de buena voluntad. Nuestra comitiva, nutrida por la universidad y la empresa, quiere estrechar lazos de intercambio en cualquier horizonte. Sentimos respon-
Um
balcão para a
multiplicidade cultural
Em 1930, em meio
a profundas fraturas econômicas, políticas e sociais
em todo o território ibero-americano, mas ao mesmo tempo com uma não menos profunda segurança em suas possibilidades humanas e sua abundância natural, Alfonso Reyes iniciou, no Brasil, a publicação de Monterrey. Correo literario. Passados quase oitenta anos, nosso agora, para os latino-americanos, está cumprindo algumas das propostas daquela publicação, ou solucionando as preocupações estabelecidas entre linhas. A edição, concebida pelo próprio Reyes como “pouco menos que uma revista ou um jornal”, se fazia com a sua intervenção no desenho, sua seleção de material de intelectuais contemporâneos, e prosa ou verso de sua própria pena. Além disso, Reyes a distribuía a partir da Embaixada do México no Brasil, cuja direção ocupou durante os primeiros cinco anos da década de 1930. Nesse momento, Reyes possuía uma experiência de duas décadas como embaixador e fino diplomata em países de língua espanhola. Reyes chegou ao Brasil proveniente de Buenos Aires, e sua luz, céu, frondosidade e complexidade o seduziram a ponto de escrever assombrado várias vezes sobre a realidade que vivia, uma realidade perfumada por especiarias e abrigada pela amizade e lealdade que são proverbiais nos brasileiros. Percorreu o país com olhos admirados, ponderou sobre ele e trabalhou de forma consciente, tratando de estabelecer comunicação direta –basicamente isso era o seu Correo literario…– entre dois povos, cujo dinamismo convergia, cada um de acordo com seu decurso histórico, em investimentos de todo tipo: em educação, em cultura, em fábricas, em agricultura, em pesca, em possuir una posição na reunião das nações, em democracia, em sua existência em geral. Hoje, nós, regiomontanos como foi Alfonso Reyes, chegamos novamente ao Brasil, agora como embaixadores de boa vontade. Nossa comitiva, nutrida pela universidade e pela empresa, quer estreitar laços de intercâmbio em qualquer horizonte. Sentimos responsabilidade
sabilidad por las generaciones que nos seguirán, por eso queremos dejar, como parte de la heredad, el tesoro de una amistad fuerte y leal. Brasil y México son pueblos hermanados por un mismo y parecido pasado, por un presente emprendedor y decidido, y por un futuro promisorio. Nuestro grupo de empresarios, ejecutivos, académicos y especialistas tiene como misión convertir en realidad, para hoy mismo, relaciones comerciales y culturales ya valoradas por Reyes en su publicación. Traemos entre nuestras manos mucha energía dispuesta para la colaboración y el intercambio. Parte de la riqueza de nuestros pueblos ha sido y es el respeto por la multiplicidad cultural, el aprecio por el quehacer del otro y la ponderación y retribución justa del esfuerzo propio y compartido. Llegamos, como Alfonso Reyes al inicio de los treintas del siglo pasado, con proyectos que esperamos sean tan exitosos como aquel otro del Regiomontano Universal que ahora hemos reeditado en edición facsímile. Vaya como un presente de nuestra amistad y nuestra admiración por el Brasil.
pelas gerações que nos sucederão, e por isso queremos deixar, como parte de nossa herança, o tesouro de uma amizade forte e leal. Brasil e México são povos irmanados por um mesmo e semelhante passado, por um presente empreendedor e decidido, e por um futuro promissor. Nosso grupo de empresários, executivos, acadêmicos e especialistas tem como missão converter em realidade, hoje mesmo, relações comerciais e culturais já valorizadas por Reyes em sua publicação. Trazemos em nossas mãos muita energia disposta à colaboração e ao intercâmbio. Parte da riqueza de nossos povos tem sido e é o respeito pela multiplicidade cultural, o apreço pelo trabalho do outro e a ponderação e retribuição justa do esforço próprio e compartilhado. Chegamos, como Alfonso Reyes no início dos anos trinta do século passado, com projetos que esperamos sejam tão bem-sucedidos como o do Regiomontano Universal que agora reeditamos em edição fac-similar. Que este seja um presente de nossa amizade e nossa admiração pelo Brasil.
Monterrey
en
R ío
de
Janeiro
Sergio Vel a presidente del consejo nacional para la cultura y las artes
En la larga y exitosa vida diplomática de Alfonso Reyes, su misión en el Brasil ocupa un lugar aparte, por su duración y por su significado en las relaciones entre México y la gran nación sudamericana. Antonio Gómez Robledo, unos años después también representante mexicano en Brasil y también notable humanista y erudito, llegó a decir: “Alfonso Reyes ha sido el Embajador de México en Río de Janeiro; el que encarnó plenamente la función representativa, y no tanto por las imputaciones jurídicas convencionales, como por haber sido él mismo imagen viva de la patria, y en aquello que tiene de mejor, o sea en el orden de la creación y del espíritu”. El propio Reyes, se dijo satisfecho por sus oficios de aquellos años, que habían hecho, por ejemplo, que el gobierno brasileño se reconciliara con el mexicano tras ciertos desencuentros, o que se abriera al petróleo mexicano el mercado del Brasil. “Cumplí la misión que se me confió”, dirá al despedirse de ese país que representó en tantos sentidos la culminación de su carrera diplomática y de sus avatares en naciones de dos continentes. A la importancia de esa etapa la historia literaria habrá de sumar, además, la significación del Brasil como escenario de uno de los más singulares empeños de Alfonso Reyes como escritor: la publicación de Monterrey, su “correo literario”. Monterrey iba a ser una forma de comunicación alrededor de los libros en la circunstancia de un escritor mexicano temporalmente injertado en la cultura brasileña: Monterrey en Río de Janeiro. Tan útil y leído a lo largo de los siete años de su estancia en el Brasil, sigue siendo una lectura igualmente emotiva en los nuestros, pródiga en descubrimientos y en estímulos y respuestas a la curiosidad intelectual, a la reflexión sobre América y su concierto de pueblos, lenguas y culturas. Recuperar una vez más esta ya mítica publicación es recuperar la fusión intelectual, cultural y afectiva que con ella intentó el escritor de dos ciudades, dos países, dos culturas. Es dar a los lazos que hoy mantienen y construyen Brasil y México la fuerza de su gran tradición, labrada en el pasado por la imaginación y la obra de sus hombres de cultura.
Monterrey
em
R io
de Janeiro
Na longa e bem sucedida vida diplomática de A lfonso R eyes, sua missão no Brasil ocupa um lugar à parte, por sua duração e por seu significado nas relações entre o México e a grande nação sul-americana. Antonio Gómez Robledo, alguns anos depois também representante mexicano no Brasil e também um notável humanista e erudito, chegou a dizer: “Alfonso Reyes foi o Embaixador do México no Rio de Janeiro; foi quem encarnou plenamente a função representativa, e não tanto pelas imputações jurídicas convencionais, mas sim por haver sido ele mesmo imagem viva da pátria, e naquilo que ela tem de melhor, ou seja, no âmbito da criação e do espírito”. O própio Reyes se considerou satisfeito com suas gestões daqueles anos, que haviam feito, por exemplo, que o governo brasileiro se reconciliasse com o mexicano depois de certos desencontros, ou que o mercado do Brasil se abrisse ao nosso petróleo. “Cumpri a missão que me foi designada”, dirá ao se despedir desse país que representou em tantos sentidos o apogeu de sua carreira diplomática e de seus avatares en nações de dois continentes. À importância dessa etapa a história literária deverá somar, ademais, o significado do Brasil como cenário de um dos mais singulares empenhos de Alfonso Reyes como escritor: a publicação de Monterrey, seu “correio literário”. Monterrey seria uma forma de comunicação em torno dos libros na circunstância de um escritor mexicano temporariamente enxertado na cultura brasileira: Monterrey no Rio de Janeiro. Tão útil e lido ao longo dos sete anos da seu permanência no Brasil, continua sendo uma leitura igualmente emotiva nos nossos, pródiga em descobertas e em estímulos e respostas à curiosidade intelectual, à reflexão sobre América e seu concerto de povos, línguas e culturas. Recuperar uma vez mais esta já mítica publicação é recuperar a fusão intelectual, cultural e afetiva que com ela tentou o escritor de duas cidades, dois países, duas culturas. É dar aos laços que hoje mantêm e constróem o Brasil e o México a força de sua grande tradição, lavrada no passado pela imaginação e pela obra de seus homens de cultura.
Monterrey. Acuse
de r ecibo
José A ntonio G onzález Tr eviño rector de la universidad autónoma de nuevo león
No todos mis amigos han comprendido el sentido que quiero dar al título “Guardias de la pluma”, título que vengo usando en todos los números de este Correo. Algunos suponen que empleo la palabra “guardia” como equivalente de “guarda” o de “guardián”. La verdad es que yo quiero referir al manejo de la pluma el vocabulario de la esgrima, y digo “guardias de la pluma” como se dice “guardias de la espada”, para sugerir, en las notas que llevan este título, una intención polémica. Alfonso Reyes, Nuevo discurso sobre las armas y las letras
Para
merecer la
Patria
hay que conquistarla.
Y
conquistarla desde
las “guardias de la pulma”, como nombró el regiomontano universal una de las secciones de Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes, no es otra cosa que echar los cimientos y poner los ladrillos, día con día, de su edificación. “Guardias de la pluma” es una metáfora de lucha. Quien escribe la Patria, la defiende. Allí asienta los bienes de su ideal de nación. Y en este ideal cifra la esperanza de un futuro digno. Éste fue el propósito de vida de don Alfonso Reyes: ir construyendo, día tras día, como quien pone una carta al mundo en el correo, el puente entre México y las demás naciones; el puente entre México y el mañana desde el recorrido hacia el ayer. Pero la carta, el correo literario, es el presente por el que cruzan todos los puentes. En su nombre quedó inscrito el origen: Monterrey, la ciudad natal. El regiomontano dio lustre a su cuna en cada uno de los catorce números de esta publicación. Y con ella, inscribió a la ciudad de Monterrey en el terreno de la posteridad. Son grandes los aciertos de esta revista-periódico-misiva. El primero quizás es dignificarnos con el ejemplo. Saber que existió un escritor -y nada menos que la figura literaria más importante de la primera mitad del siglo XX mexicano- que siendo embajador de Brasil, al entregar el monumento del dios Xochipilli como obsequio del gobierno mexicano al pueblo brasileño, tuvo la iniciativa de acudir personalmente al Jardín Botánico para plantar cactus y crearle la atmósfera debida. Durante su misión diplomática en Brasil, Reyes publicó este correo literario que le permitía agradecer a los amigos por los libros que le enviaban, informarles el avance de sus propios
Monter r ey. Aviso
de recebimento
Nem todos os meus amigos entenderam o sentido que quero dar ao título “Guardias de la pluma”, título que venho usando em todos os números deste Correo. Alguns supõem que emprego a palavra “guardia” como equivalente de “guarda” ou de “guardião”. Na verdade, quero referir ao manejo da pena o vocabulário da esgrima, e digo “guardas da pena” como se diz “guardas da espada”, para sugerir, nas notas que levam este título, uma intenção polêmica. Alfonso Reyes, Nuevo discurso sobre las armas y las letras
Para
merecer a
Pátria
é preciso conquistá-la.
E
conquistá-la a partir
das “guardias de la pluma”, como o regiomontano universal designou uma das seções de Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes, não é mais que fixar os alicerces e colocar os tijolos de sua edificação, dia após dia. “Guardias de la pluma” é uma metáfora de luta. Quem escreve a Pátria, a defende. Ali deposita os bens de seu ideal de nação. E neste ideal cifra a esperança de um futuro digno. Este foi o propósito de vida de dom Alfonso Reyes: ir construindo, dia após dia, como quem envia uma carta ao mundo pelo correo, a ponte entre o México e as demais nações; a ponte entre o México e o amanhã, do percorrido em direção ao passado. Porém, a carta, o correio literário, é o presente pelo qual cruzam todas as pontes. Em seu nome permaneceu inscrita a origem: Monterrey, a cidade natal. O regiomontano deu brilho ao seu berço em cada um dos catorze números desta publicação. E com ela, inscreveu a cidade de Monterrey no terreno da posteridade. São grandes os acertos desta revista-periódico-carta. O primeiro, talvez, seja dignificar-nos com o exemplo. Saber que existiu um escritor -e nada menos que a figura literária mais importante da primeira metade do século XX mexicano- que, sendo embaixador no Brasil, ao entregar o monumento do deus Xochipilli como obséquio do governo mexicano ao povo brasileiro, teve a iniciativa de acudir pessoalmente al Jardim Botânico para plantar cactos e criar-lhe a atmosfera propícia. Durante sua missão diplomática no Brasil, Reyes publicou este correio literário que lhe permitia agradecer aos amigos pelos livros que lhe enviavam, informá-los sobre o avanço
proyectos, comentar obras nuevas y esbozar estudios de variados temas. Reproducía cartas que le mandaban sus amigos y lectores para contribuir a las investigaciones del regiomontano. Por ello él describía Monterrey, ese periódico literario personal, como una “carta circular”. Si en los libros de Alfonso Reyes encontramos una escritura fina y una erudición sorprendente, su periódico literario, sin dejar de tener esas virtudes, nos muestra además al hombre que hay detrás de esa obra, el que persigue un ideal y aplica su esfuerzo constante en su consecución. Monterrey es una carta que Reyes le dirige a todo aquel que ha sentido curiosidad y ha tenido voluntad suficiente para llevarla a la acción; es una misiva dirigida a los amigos, donde explica qué nuevos hallazgos, qué trabajos difíciles y qué recompensas ha tenido en la aventura del estudio. Pero la seriedad de la labor no impide que haya entretenimiento, y por ello es tan amena la lectura de este Correo, que regala al destinatario, sin perder en ningún momento el rigor de la investigación, temas curiosos y divertidos, como las “jitanjáforas” y los “estornudos literarios”; obras artísticas: dibujos, fotografías que quizás él mismo tomó, pinturas históricas y poemas. Estos folios son también el espacio de una reflexión que ocupó de manera permanente a Reyes: privilegiar la identidad de América como un universo cuya riqueza cultural, diversa y vigorosa, tenía que manifestarse en el mundo. De ahí que también haya discusión y debate en estas páginas. Y de ahí también su grandiosa idea de crear una Biblioteca Mínima, en cada país de América Latina, que contara con los títulos esenciales de literatura, historia y ciencia. Aportaciones en bien de la humanidad que cada embajada debería presentar al mundo. La lectura es una actividad individual que al enriquecerse con la conversación produce un placer duplicado. Si para el lector común es grato el intercambio de ideas sobre un libro nuevo o recién descubierto, en el caso de aquéllos que se dedican a la escritura, la crítica y el estudio, las conversaciones sobre libros además de un placer son una constante necesidad. De la nostalgia que produce el exilio, pero sobre todo de la necesidad de continuar una conversación sobre libros nace Monterrey, el correo literario de Alfonso Reyes. Aquí lo presentamos de nuevo, como él mismo escribió: “sale hoy a desandar la trayectoria de todos mis viajes, en busca del tiempo y del espacio perdidos, para limpiar las veredas de la amistad y atarme otra vez al recuerdo de mis ausentes: a toda rienda, a todo anhelo, todo él galope tendido, ijar latiente, y redoble de pezuñas y espuelas.”
de seus próprios projetos, comentar obras novas e esboçar estudos de temas variados. Reproduzia as cartas que lhe mandavam seus amigos e leitores para contribuir nas pesquisas do regiomontano. Por essa razão, ele descrevia Monterrey, este jornal literário pessoal, como uma “carta circular”. Se nos livros de Alfonso Reyes encontramos uma escritura fina e uma surpreendente erudição, seu jornal literário, sem deixar de possuir estas virtudes, nos mostra, ademais, o homem que existe atrás dessa obra, que persegue um ideal e aplica seus esforços constantes em sua consecução. Monterrey é uma carta que Reyes dirige a todo aquele que sente curiosidade y tem vontade suficiente para levá-las à ação; é uma missiva dirigida aos amigos, onde explica os novos achados, os trabalhos difíceis e as recompensas que tem encontrado na aventura do estudo. Mas a seriedade do trabalho não impede que exista diversão e, por isso, é tão amena a leitura deste Correo, que presenteia o destinatário, sem perder em nenhum momento o rigor da investigação, com temas curiosos e divertidos, como as “jitanjáforas” e os “espirros literários”; com obras artísticas: desenhos, fotografias que talvez ele mesmo tirou, com pinturas históricas e poemas. Estas páginas também são o espaço de uma reflexão da qual Reyes se ocupou de maneira permanente: privilegiar a identidade da América como um universo cuja riqueza cultural, diversa e vigorosa, tinha que se manifestar no mundo. Daí que também exista discussão e debate nessas páginas. Daí, também, sua grandiosa idéia de criar uma Biblioteca Mínima em cada país da América Latina, que contasse com os títulos essenciais de literatura, história e ciência. Contribuições para o bem da humanidade que cada embaixada deveria dar ao mundo. A leitura é uma atividade individual que, ao enriquecer-se com a conversação, produz um prazer duplicado. Se para o leitor comum é grato o intercâmbio de idéias sobre um livro novo ou recém descoberto, no caso daqueles que se dedicam à escritura, à crítica e ao estudo, as conversas sobre livros, além de um prazer, são uma constante necessidade. Da nostalgia que produz o exílio, mas sobretudo da necessidade de continuar uma conversação sobre livros, nasce Monterrey, o correio literário de Alfonso Reyes. Aqui o apresentamos novamente, como ele mesmo escreveu: “sai hoje a desandar a trajetória de todas as minhas viagens, em busca do tempo e do espaço perdidos, para limpar as veredas da amizade e atar-me outra vez à lembrança de meus ausentes: a rédea solta, a todo desejo, a todo galope, ilharga pulsante, rufar de cascos e esporas”.
R eflejo
de luz
E mbajador a Patricia E spinosa C antell ano secretaria de relaciones exteriores
No cabe duda: de niño, a mí me seguía el sol . Alfonso Reyes
Para
la
Secretaría
de
R elaciones Exteriores es un privilegio la
presentación en Brasil de la obra de Alfonso Reyes Monterrey. Correo literario, edición realizada por el Fondo Editorial de Nuevo León, la Universidad Autónoma de Nuevo León y el Comité Regional Norte de Cooperación con la UNESCO. No cabe duda: Alfonso Reyes siempre reflejó la luz del sol que desde niño lo seguía. En la década de los años treinta, como Embajador de México en Brasil, logró estrechar las entonces tenues relaciones políticas, económicas y culturales entre ambos países. Su entrañable Río de Janeiro, Riojaneiro, como él llamaba a esta ciudad, lo vería iniciar la planeación de su Correo literario. En Río nacieron, además, profundas amistades que mantendría a lo largo de toda su vida. Baste mencionar, por ejemplo, a Manuel Bandeira, en quien Reyes reconocía a una de las voces más singulares de la poesía de Brasil. El impulso de Reyes fue decisivo para que Bandeira publicara en México, a principios de los años cincuenta, su Panorama de la Poesía Brasileña. Reyes mantuvo correspondencia con Bandeira, con Cecilia Meireles y con otros importantes autores brasileños, lo cual fue de enorme beneficio para la relación literaria entre los dos países. Brasil reconoció su gran labor y decidió concederle la Orden Nacional del Crucero del Sur, en la categoría Gran Cruz, además de invitarlo a ingresar a la Academia Brasileña de Letras. Monterrey. Correo literario muestra tres de las grandes pasiones de este hombre de letras: Monterrey, la literatura y Brasil. Estoy segura de que la reedición de esta obra contribuirá al fortalecimiento de los estrechos vínculos de amistad que unen a Brasil y a México.
R eflexo
de luz
Não resta dúvida: quando criança, o sol me seguia. Alfonso Reyes
Para
a
Secretaria
de
R elações Exteriores é um privilégio apresentar
a obra de Alfonso Reyes, Monterrey. Correo Literario, no Brasil, na edição realizada pelo Fondo Editorial de Nuevo León, pela Universidade Autônoma de Nuevo León e pelo Comité Regional Norte de Cooperación con la UNESCO. Não resta dúvida: Alfonso Reyes sempre refletiu a luz do sol que desde criança o seguia. Na década de 1930, como Embaixador do México no Brasil, conseguiu reforçar as então tênues relações políticas, econômicas e culturais entre os dois países. O seu querido Rio de Janeiro -Riojaneiro, como ele o chamava- veria o escritor iniciar o projeto de seu Correo literario. No Rio nasceram, ademais, profundas amizades que o escritor manteria ao longo de toda sua vida. Basta mencionar, por exemplo, Manuel Bandeira, em quem Reyes reconhecia uma das vozes mais singulares da poesia do Brasil. O impulso de Reyes foi decisivo para que Bandeira publicasse no México, a princípios dos anos cinqiienta, o seu Panorama de la Poesía Brasileña. Reyes manteve correspondência com Bandeira, Cecília Meireles e com outros importantes intelectuais brasileiros, o que representou um enorme benefício para a relação literária entre os dois países. O Brasil reconheceu o seu grande trabalho e decidiu conceder-lhe a Ordem Nacional do Cruzeiro do Sul no grau de Grã-Cruz, além de convidá-lo a ingressar na Academia Brasileira deLetras. Monterrey. Correo Literario mostra três das grandes paixões deste homem de letras: Monterrey, a literatura e o Brasil. Tenho certeza de que a reedição desta obra contribuirá ao fortalecimento dos estreitos vínculos de amizade que unem o Brasil e o México.
Presentaci贸n de credenciales al presidente Washington Luis. R铆o de Janeiro, Palacio de Catete, 6 de mayo de 1930.
Í n d i ce
Monterrey de Alfonso Reyes
22
José Emilio Pacheco Un paseo por Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes
32
Cecilia Laura Alonso Monterrey: pliegos filosos
44
Alberto Enríquez Perea Monterrey ilustrado. Comentarios al margen Héctor Perea
62
Paul Morand, Murilo Mendes y Cícero Dias. Al fondo, el Pan de Azúcar. Río de Janeiro, 4 de septiembre de1931.
José E milio Pacheco* Monterrey de Alfonso Reyes
Monterrey de Alfonso Reyes
Una navegación antes del blog
Uma navegação antes do blog
En Monterrey y en varios de sus libros, como los dos tomos finales de Las
Em Monterrey e em vários de seus livros como os dois tomos finais de Las burlas veras, Alfonso Reyes aparece como antecedente e precursor do blog, um espaço simultaneamente público e privado. O blog reconcilia Gutemberg com Bill Gates numa aliança instável e imprevisível. Une também o block, o caderno de anotações e notas soltas, com o log, o diário de bordo pelo mar sempre desconhecido. Antes se navegava no oceano, agora se navega na Internet. No início do século XVIII , a revista e o jornal foram tão novos como o blog é hoje, com suas fugazes letras de luz que podem chegar a um público virtual infinito ou não ir a lugar nenhum. A revista foi idealizada como um livro coletivo. Ainda restam algumas que conservam este formato. Nas revistas floresceram o poema, a narrativa breve, o ensaio, a resenha crítica e a polêmica. Unida às conversas nos salões, a revista foi decisiva para criar a prosa moderna nas línguas européias. Como os livros, as revistas eram caras e só chegavam aos leitores privilegiados. O jornal, ao contrário, foi o livro do povo. Por um centavo as pessoas recém alfabetizadas tinham acesso às notícias do mundo, às doutrinas políticas e a uma grande variedade de temas e assuntos. A história literária conserva exemplos de revistas escritas por uma pessoa só: o Teatro Crítico Universal do padre Benito Jerónimo Feijoo, ou El Espectador de José Ortega y Gasset. A elas seria conveniente adicionar, para não sair do âmbito espanhol, a revista pessoal da senhora Emilia Pardo Bazán e, já mais perto de nós, a Sala de Espera de Max Aub.
burlas veras, Alfonso Reyes aparece como antecedente y precursor del blog, un espacio a la vez público y privado. El blog reconcilia a Gutemberg con Bill Gates en una alianza inestable e impredecible. Une también el block, el cuaderno de apuntes y notas sueltas, con el log, la bitácora de viaje por el mar siempre desconocido. Antes se navegaba en el océano, ahora se navega por Internet. Al comenzar el siglo XVIII la revista y el periódico fueron tan nuevos como lo es hoy el blog con sus fugaces letras de luz que pueden llegar a un infinito público virtual o no ir a ningún lado. La revista se ideó como un libro colectivo. Aún quedan algunas que conservan este formato. En las revistas florecieron el poema, la narración breve, el ensayo, la reseña crítica y la polémica. Unida a la conversación en los salones, la revista fue decisiva para crear la prosa moderna en las lenguas europeas. Como los libros, las revistas eran caras y llegaban nada más a lectores privilegiados. El periódico, en cambio, fue el libro del pueblo. Por un centavo la gente recién alfabetizada tenía acceso a las noticias del mundo, a las doctrinas políticas y a una gran variedad de temas y asuntos. La historia literaria conserva ejemplos de revistas escritas por una sola persona: el Teatro Crítico Universal del padre Benito Jerónimo Feijoo o El Espectador de José Ortega y Gasset. A ellas habría que sumar, para no salirnos del ámbito español, la revista personal de doña Emilia Pardo Bazán y, ya más cerca de nosotros, la Sala de Espera de Max Aub.
Un suplemento personal Más difícil será encontrar periódicos de un solo autor. G.K. Chesterton comparaba el diario con la catedral de la Edad Media, suma unánime de muchos * José Emilio Pacheco es poeta, ensayista, traductor, novelista y cuentista. Figura central de la literatura y miembro de El Colegio Nacional, en los últimos años ha sido galardonado con los premios García Lorca, Pablo Neruda, Octavio Paz, Ramón López Velarde y Alfonso Reyes, entre otros.
*
José Emilio Pacheco é poeta, ensaísta, tradutor é romancista. Figura central da literatura e membro de El Colegio Nacional, recebeu, nos últimos anos, os prêmios Garcia Lorca, Pablo Neruda, Octavio Paz, Ramón López Velarde e Alfonso Reyes, entre outros.
Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes 24 Alfonso Reyes en el Palacio de Catete, Río de Janeiro, 6 de mayo de 1930.
Um suplemento pessoal
esfuerzos colectivos. Sin embargo, entre 1930 y 1937 Alfonso Reyes publicó
Mais difícil será encontrar jornais de um só autor. G.K. Chesterton comparava o diário com a catedral da Idade Média, soma unânime de muitos esforços coletivos. No entanto, entre 1930 e 1937, Alfonso Reyes publicou no Rio de Janeiro e em Buenos Aires 14 números de seu jornal unipessoal Monterrey. As páginas às quais deu o nome de sua cidade natal e adornou com seu próprio desenho do Cerro de la Silla são um diário (um newspaper) e um “diário” (um journal), mas sobretudo se aproximam do modelo de jornal cultural, hoje ameaçado. No México, este modelo se materializou de maneira insuperável nos suplementos criados e dirigidos por Fernando Benítez durante o meio século transcorrido entre 1949 e 1999. Não por acaso, durante a primeira década de México en la Cultura, o grande suplemento do jornal Novedades, Benítez teve em Alfonso Reyes o seu colaborador mais ilustre e constante. Quem os revise agora verá que México en la Cultura e La Cultura en México, durante a década em que o dirigiu Benítez (1962 -1971), possuem um certo parentesco com Monterrey, ou, melhor dizendo, são seus descendentes quase diretos.
en Río de Janeiro y en Buenos Aires catorce números de su periódico unipersonal Monterrey. Las páginas a las que dio el nombre de su ciudad natal y adornó con su propio dibujo del Cerro de Silla son un diario (un newspaper) y un “diario” (un journal), pero sobre todo se acercan al hoy amenazado modelo del periódico cultural. Este modelo en México encarnó de manera insuperable en los suplementos creados y dirigidos por Fernando Benítez en el medio siglo que transcurrió entre 1949 y 1999. No es casual que durante la primera década de México en la Cultura, el gran suplemento de Novedades, Benítez haya tenido en Reyes su más ilustre y constante colaborador. Quien los revise ahora encontrará que los suplementos México en la Cultura y La Cultura en México cuando los dirigió Benítez (1949-1961 y 1962-1971), tienen un aire de familia con Monterrey, o mejor dicho son sus descendientes casi lineales. La significación de México en la Cultura queda resumida en una sencilla anécdota que cuenta Sergio Pitol. Hacia 1950, de viaje entre Córdoba y la capital, el autobús hace un alto en Tehuacán. En la estación el adolescente Pitol compra México en la Cultura y descubre un cuento, “La casa de Asterión”,
Alfonso Reyes, Notas varias
de un desconocido autor argentino llamado Jorge Luis Borges. Un hecho en apariencia tan insignificante como adquirir un periódico en un lugar de paso decide la vida y la obra de Pitol. Esa capacidad de descubrimiento se halla siempre en los textos de Reyes. Al comenzar la segunda mitad del siglo XX mexicano aquel suplemento de Novedades tenía en Reyes un colaborador excepcional que armonizaba en su persona y su trabajo los saberes y elementos más disímiles: las obras clásicas de Grecia y Roma, la literatura nacional del otro siglo (Manuel José Othón fue protegido del general Bernardo Reyes y visitante continuo en su casa de Monterrey), el Modernismo hispanoamericano (Reyes fue corresponsal de Rubén Darío y amigo de Leopoldo Lugones), la novela y el ensayo anglosajones (su generación, la de 1910 o del Ateneo de la Juventud fue la primera en México que supo inglés), las letras francesas (de Mallarmé a Marcel Proust y Jean Cocteau) y toda la literatura española, desde el Arcipreste de Hita y los clásicos de los siglos de oro hasta las generaciones del 98 y del 27, y las letras de Argentina y Brasil, gracias a la afortunada experiencia recreada en Monterrey y en muchas otras de sus páginas.
L as navegaciones de R eyes Los hombres que hicieron la Independencia no pensaron en términos nacionales, dirigieron todas sus proclamas a los “americanos”. Por desgracia, el sueño de Bolívar fracasó. El inmenso país que hubiera hecho contrapeso a la pujanza de los Estados Unidos se fragmentó en muchas naciones.
O significado de México en la Cultura se resume em uma história singela que conta Sergio Pitol. Em 1950, viajando entre Córdoba e a capital, seu ônibus faz uma parada em Tehuacán. Na estação, o adolescente Pitol compra México en la Cultura e descobre um conto, “La casa de Asterión”, de um desconhecido autor argentino chamado Jorge Luis Borges. Um fato aparentemente tão insignificante como adquirir um jornal em um lugar de passagem decide a vida e a obra de Pitol. Esta capacidade de descobrimento sempre se encontra nos textos de Reyes. Ao começar a segunda metade do século XX mexicano, aquele suplemento de Novedades tinha em Reyes um colaborador excepcional que harmonizava em sua pessoa e em seu trabalho os saberes e elementos más dessemelhantes: as obras clássicas da Grécia e de Roma, a literatura nacional do outro século (Manuel José Othón foi protegido do general Bernardo Reyes e visitante contínuo em sua casa de Monterrey), o Modernismo hispanoamericano (Reyes foi correspondente de Rubén Darío e amigo de Leopoldo Lugones), o romance e o ensaio anglo-saxões (sua geração, a de 1910 ou do Ateneo de la Juventud, foi a primeira no México que soube inglês), as letras francesas (de Mallarmé a Marcel Proust e Jean Cocteau) e toda a literatura espanhola, do Arcipreste de Hita e os clássicos dos séculos de ouro às gerações de 98 e de 27, e as letras da Argentina e do Brasil, graças à afortunada
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Del bestiario de las Laranjeiras, sin escoger y a lo que acude solo a la pluma: abejas, alacranes, avispas; baratas (correderas o cucarachas); borrachudos: unos mosquitos que, en los campos de tenis, atacan a los que andan sin calcetines blancos; maribondos, suerte de avispones; canarios, cardenales y anexos; ciempiés o milpiés, que hay para todos los gustos; cobras; conejos, allá por los fondos ya montañosos de la casa; “cupines” en nubes y en ráfagas; gambás (parientes de nuestro cacomixtle), gatos (encerrados o no), garzas; gallináceas de varios órdenes: comunes, gigantes Leghorn, Plymouth Rock o Rhode Island y miniaturas de pelea; hormiguitas, hormigas y hormigazas; irerés, loritos disertos y discretos; mosquitas, moscas, moscotes y moscardones…
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experiência recriada em Monterrey, e em muitas outras de suas páginas.
As navegações de Reyes Os homens que fizeram a Independência não pensaram em termos nacionais, dirigiram todos os seus proclamas aos “americanos”. Infelizmente, o sonho de Bolívar fracassou. O imenso país que poderia haver feito contrapeso à pujança dos Estados Unidos se fragmentou em muitas nações. Bolívar pensou abarcá-las todas sob a designação de Gran Colômbia. Mas o continente deve o seu nome a Américo Vespúcio e não ao Almirante do Mar Oceano. Também é triste que o termo americanos tenha sido expropriado pelos anglosaxões. Falar de América Hispânica parece excluir o Brasil, um continente em si mesmo, é verdade; porém, sem o Brasil não se concebe a América que Luís Napoleão Bonaparte chamou Latina em sua tentativa de conter o avanço da outra. Reyes é um caso excepcional porque, como demonstra este jornal irrepetível, une em sua obra a Lusitânia e a Hispânia, as duas partes ibéricas da América, e fala de uma unidade e diversidade muito além dos discursos e das conferências internacionais. México permaneceu ao norte, isolado dos demais países de sua cultura pelos oceanos, rios, desertos, selvas e montanhas. Na outra mudança de século, o Diario do romancista Federico Gamboa descreve as indizíveis dificuldades para viajar entre pontos tão próximos como as cidades da Guatemala e do México. A fim de ir da cidade do México a Buenos Aires, recorda também Gamboa, era necessário transladar-se a Nova York e à França e dali a Dakar no Senegal, antes de alcançar o Rio da Prata. Como a outra, a história das relações culturais está cheia de oportunidades perdidas. Pensemos, por exemplo, em como seriam nossas literaturas se em 1839 à Buenos Aires de Esteban Echeverría e à Associação de Maio, os iniciadores do romantismo na América Hispânica, houvesse chegado Ignacio Rodríguez Galván, o primeiro escritor mexicano que já não se formou dentro das instituições coloniais. Infelizmente, o autor de “La Profecía de Guatimoc”, nomeado secretário da legação na América do Sul, morreu de febre amarela durante sua passagem por Cuba. Talvez por essa razão, uma das primeiras tentativas de Reyes como embaixador foi criar
Dimitri Ismailovitch, Barca, Capilla Alfonsina-INBA
Bolívar pensó abarcarlas a todas bajo la designación de Gran Colombia. Pero el continente debe su nombre a Américo Vespucio y no al Almirante de la Mar Océana. También es triste que el término americanos haya sido expropiado por los anglosajones. Hablar de Hispanoamérica parece excluir a Brasil, un continente en sí mismo, es cierto; pero sin Brasil no se concibe la América que Luis Napoleón Bonaparte llamó Latina en su intento de frenar el avance de la otra. Reyes es un caso excepcional porque, como demuestra este periódico irrepetible, une en su obra la Lusitania y la Hispania, las dos partes ibéricas de América, y habla de una unidad y diversidad más allá de los discursos y las conferencias internacionales. México quedó al norte, aislado de los demás países de su cultura por los océanos, los ríos, los desiertos, las selvas y las montañas. En el otro cambio de siglo el Diario del novelista Federico Gamboa describe las inexpresables dificultades para viajar entre puntos tan cercanos como las ciudades de Guatemala y México. A fin de ir de aquí a Buenos Aires, recuerda también Gamboa, era necesario trasladarse a Nueva York y a Francia y de allí a Dakar en el Senegal antes de alcanzar el Río de la Plata. Como la otra, la historia de las relaciones culturales está llena de oportunidades perdidas. Pensemos por ejemplo cómo hubieran sido nuestras literaturas si en 1839 al Buenos Aires de Esteban Echeverría y la Asociación de Mayo, los iniciadores del romanticismo en Hispanoamérica, hubiese llegado Ignacio Rodríguez Galván, el primer escritor mexicano que ya no se forma dentro de las instituciones coloniales. Por desgracia, el autor de “La
Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes 27 Recepción en la Embajada de Polonia. Río de Janeiro, años treinta.
Profecía de Guatimoc”, nombrado secretario de la legación en Sudamérica, murió de fiebre amarilla a su paso por Cuba. Tal vez por esto una de las primeras tentativas de Reyes como embajador fue una línea de barcos que viajaran de Buenos Aires a Veracruz, pasando por Río de Janeiro, La Guairia, Barranquilla y La Habana. Por desgracia esos barcos nunca surcaron nuestros mares pero gracias a Reyes hubo otras navegaciones y la intercomunicación artística e intelectual quedó bien afirmada.
Monterrey en su tiempo y en su maltiempo Monterrey es el intento de reparar tantas omisiones, abrir muchas ventanas, tender una gran variedad de puentes, sustituir el monólogo por el diálogo. Todo parece grato y amable en su vida si ensayamos una cronología de Reyes en estos años: 1927
Deja de ser ministro plenipotenciario en Francia y pasa como embajador a la Argentina. Vuelve a ver allí a Pedro Henríquez Ureña, su amigo y maestro de juventud. Hace amistad con los escritores argentinos y emprende con ellos varias empresas editoriales. Su cercanía influirá en que Jorge Luis Borges supere el estilo de su juventud y se encamine a la gran prosa de sus libros clásicos.
uma linha de barcos que fossem de Buenos Aires a Veracruz, passando pelo Rio de Janeiro, La Guaira, Barranquilla e Havana. Por desgraça estes barcos nunca sulcaram nossos mares, mas graças a Reyes existiram outras navegações e a intercomunicação artística e intelectual ficou bem consolidada.
Monterrey no seu tempo e no seu mau tempo Monterrey é a tentativa de reparar tantas omissões, abrir muitas janelas, estender uma grande variedade de pontes, substituir o monólogo pelo diálogo. Tudo parece agradável e amável em sua vida se tentamos construir uma cronologia de Reyes durante esses anos: 1927
Deixa de ser ministro plenipotenciário na França e passa como embaixador à Argentina. Volta a ver ali Pedro Henríquez Ureña, seu amigo e mestre da juventude. Estabelece amizade com os escritores argentinos e empreende com eles várias empresas editoriais. Sua aproximação influirá para que Jorge Luis Borges supere o estilo de sua juventude e se encaminhe à grande prosa de seus livros clássicos.
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Alfonso Reyes, Capilla Alfonsina, Ciudad de México, 1956 .
1930
1931 1932
1933
1936 1938 1939
1940
Embaixador no Brasil. Inicia Monterrey, seu correio literário (1930 -1937). Amizade com Manuel Bandeira, Cecília Meireles e muitos outros escritores brasileiros. Participa com Victoria Ocampo na revista Sur. Polêmica sobre o nacionalismo literário com Héctor Pérez Martínez (A vuelta de correo). Delegado à VII Conferência Internacional Americana em Montevidéu. Firma por México o pacto antibélico Saavedra Lamas. Novamente é embaixador na Argentina. Comissionado especial no Brasil. Regresso definitivo ao México. É um dos organizadores da Casa de Espanha que acolhe os intelectuais republicanos. Fundador e primeiro presidente de “El Colegio de México”.
1930
Embajador en Brasil. Inicia Monterrey, su correo literario (1930 1937). Amistad con Manuel Bandeira, Cecilia Meireles y muchos
otros escritores brasileños. 1931
Participa con Victoria Ocampo en la revista Sur.
1932
Polémica sobre el nacionalismo literario con Héctor Pérez Martínez
(A vuelta de correo).
1933
Delegado a la VII Conferencia Internacional Americana en Montevideo. Firma por México el pacto antibélico Saavedra Lamas.
1936
Es de nuevo embajador en la Argentina.
1938
Comisionado especial en Brasil.
1939
Regreso definitivo a México. Es uno de los organizadores de La
Casa de España que acoge a los intelectuales republicanos.
1940
Fundador y primer presidente de El Colegio de México.
Su actividad literaria en los años cercanos a Monterrey no conoce reposo. Sua atividade literária nos anos próximos a Monterrey não conhece descanso. Escreve em espanhol e português para dar a conhecer seu país na América do Sul (“México en una nuez”) e a América do Sul no México (“Brasil en una castaña”, “Salutación a Brasil”, “Palabras sobre la nación argentina”). Não se limita à sua visão nacional nem diplomática, e sim procura falar sem a menor arrogância a partir de uma perspectiva abrangente (“Notas sobre la
Escribe en español y portugués para dar a conocer a su país en Sudamérica (“México en una nuez”) y a Sudamérica en México (“Brasil en una castaña”, “Salutación a Brasil”, “Palabras sobre la nación argentina”). No se limita a su visión nacional ni diplomática sino intenta hablar sin la menor arrogancia desde una perspectiva abarcadora (“Notas sobre la inteligencia americana”, “Posición de América”, “El sentido de América”) o bien indaga en la relación europea con nuestro continente: “Discurso por Virgilio”, “Virgilio y
muestra insignes ejemplos de la arquitectura ultramoderna. En otra parte, habría el riesgo de que el suelo y el cielo fueran marchitándose poco a poco: no aquí. La misma vitalidad del ambiente, las auras y los jugos, han de mantener el buen equilibrio. Triunfó hasta hoy de todos, y de todos seguirá triunfando en Río la virtud terrestre, la Deidad Ctónica, haciendo entre el árbol, la piedra y el hombre una mezcolanza generosa. Alfonso Reyes, Ubérrima urbe
América”, “Goethe y América”. Es quizá la etapa más pródiga de su poesía gracias a los Romances del Río de Enero, Minuta, A la memoria de Ricardo Güiraldes, Cantata en la tumba de Federico García Lorca y los poemas en prosa de Tren de ondas y Las vísperas de España. Un sector de lo que escribe en estos tiempos no saldrá en libro hasta muchos años después como la Historia natural das Laranjeiras y algunos de los cuentos incluidos en Quince presencias. Pero la vida está en otra parte, no en el currículo ni en la bibliografía. Los datos anteriores contribuyeron a la impresión, dominante a lo largo de muchos años, de Reyes como un amable escritor desprovisto de lumbre y drama que halló en la diplomacia una especie de beca para trabajar en lo suyo. Las excelentes investigaciones de los últimos años –es una lástima no poder hablar de ellas aquí–, la publicación todavía parcial de su inmensa correspondencia y su Diario, que ya pronto aparecerá, proporcionan el revés de la trama y muestran la maraña de zozobras; quebrantos; penurias; angustias e intrigas en medio de las cuales pudo escribir tanto y tan bien y aun darse tiempo y fuerzas para un periódico personal que redactó, imprimió y envió por correo con sus propios recursos sin ningún subsidio gubernamental.
Un lugar de conversación Los ocho años que dura Monterrey son, entre tantas otras cosas, los años de la gran crisis desatada en Wall Street en 1929, el asalto de Hitler al poder, la
Um lugar de conversação Os oito anos que dura Monterrey são, entre tantas outras coisas, os anos da grande crise desatada em Wall Street em 1929, o assalto de Hitler ao poder, a guerra da Espanha, a invasão da Etiópia, os primeiros processos de Moscou, a crise de Munique que é o prelúdio da Segunda Guerra Mundial. E já na experiência imediata de Reyes, estes anos vêem o assassinato do caudilho Álvaro Obregón, que poderia haver-se reeleito até 1968 , o poder do general Plutarco Elías Calles que, como Chefe Máximo da Revolução e Homem Forte do México, funda o partido único que finalmente, depois de várias mudanças de nome, se chamará PRI; a derrota do callismo pelo general Lázaro Cárdenas e a Expropriação Petroleira. Na Argentina e no Brasil são tempos de golpes de Estado e intensas lutas políticas. O grande tema sul-americano do momento é a guerra do Chaco entre a Bolívia e
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Ya sé que en los últimos años la ciudad carioca
inteligencia americana”, “Posición de América”, “El sentido de América”) ou indaga acerca da relação européia com nosso continente: “Discurso por Virgilio”, “Virgilio y América”, “Goethe y América”. É, talvez, a etapa mais pródiga de sua poesia graças aos Romances del Río de Enero, Minuta, A la memoria de Ricardo Güiraldes, Cantata en la tumba de Federico García Lorca e os poemas em prosa de Tren de ondas e Las vísperas de España. Um setor do que escreve nestes tempos não sairá em livro até muitos anos depois como a Historia natural das Laranjeiras e alguns dos contos incluídos em Quince presencias. Mas a vida está em outro lugar, não no currículo nem na bibliografia. Todos os dados anteriores contribuíram à impressão, dominante ao longo de muitos anos, de Reyes como um escritor amável, desprovido de lume e drama, que encontrou na diplomacia uma espécie de subvenção para trabalhar em suas próprias coisas. As excelentes pesquisas dos últimos anos –é uma pena não poder falar sobre elas aqui-, a publicação ainda parcial de sua imensa correspondência e seu Diário, que será lançado em breve, proporcionam o avesso da trama e mostram o labirinto de dissabores; desalentos; penúrias; angústias e intrigas em meio às quais pôde escrever tanto e tão bem e ainda dar-se tempo e forças para um jornal pessoal que redigiu, imprimiu e enviou por correio com seus próprios recursos sem nenhum subsídio governamental.
Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes 30 La familia Reyes con algunos miembros del cuerpo diplomático mexicano. El segundo a la izquierda es Rafael Fuentes, con su hijo Carlos en brazos. Embajada de México en Río de Janeiro, 1930.
o Paraguai. Na zona do Caribe se consolidam as ditaduras de Rafael Leónidas Trujillo e Anastasio Somoza. Dir-se-á que nada disso se reflete em Monterrey. Não esqueçamos que este jornal é produzido por um embaixador do México a quem está proibida toda manifestação política exceto as que lhe dite sua chancelaria. Além do mais, Reyes quis preservar durante e depois da batalha um espaço de serenidade quando tudo, como hoje, é violência e agressão, um lugar em que se conversa enquanto os demais gritam, uma sala em que se pode discutir enquanto os demais combatem.
Os cereais e os livros A função diplomática de Reyes não era, em si mesma, um mar de rosas. O sul da América olhava a Inglaterra e não tinha o menor interesse no México. Talvez o único que desejava comprar do México era sisal para amarrar suas colheitas. Tampouco se interessou em vender-lhe carne e cereais, que eram sua grande força e a base material de seu nível de vida europeu. O Velho Mundo resultava ser um cliente mais que ávido por esses produtos.
guerra de España, la invasión de Etiopía, los primeros procesos de Moscú, la crisis de Munich que es el preludio de la Segunda Guerra Mundial. Y ya en la experiencia inmediata de Reyes, estos años ven el asesinato del caudillo Álvaro Obregón, que hubiera podido reelegirse hasta 1968, el poder del general Plutarco Elías Calles que como Jefe Máximo de la Revolución y Hombre Fuerte de México funda el partido único que al fin, tras varios cambios de nombre se llamará PRI; la derrota del callismo a manos del general Lázaro Cárdenas y la Expropiación Petrolera. En Argentina y Brasil son tiempos de golpes de Estado e intensas luchas políticas. El gran tema sudamericano del momento es la guerra del Chaco entre Bolivia y Paraguay. En la zona del Caribe se consolidan las dictaduras de Rafael Leónidas Trujillo y Anastasio Somoza. Se dirá que nada de esto se refleja en Monterrey. No olvidemos que hace este periódico un embajador de México a quien le está vedada toda manifestación política excepto la que dicte su cancillería. Además Reyes ha querido preservar durante y después de la batalla un espacio de serenidad cuando todo, como hoy, es violencia y agresión, un lugar en que se conversa mientras los demás hablan a gritos, una sala en que se puede discutir en tanto que los demás combaten.
En sí misma la función diplomática de Reyes no era un lecho de rosas. El sur de América miraba a Inglaterra y no tenía el menor interés en México. Acaso lo único que deseaba comprarle era henequén para atar sus cosechas. Tampoco se interesó en venderle carne y cereales que eran su gran fuerza y la base material de su nivel de vida europeo. El Viejo Mundo resultaba un cliente más que ávido por esos productos. Ante el fracaso comercial Reyes apostó por la cultura. El México de esos años no era ni podía ser bien visto. Potencialmente subversivo, tal vez no quería exportar su enigmática revolución pero asustaba al perseguir a los católicos hasta el pacto de 1929 que terminó con la guerra cristera. La presencia de Reyes convenció hasta a los más escépticos de que había otro México distinto del que aparecía en la prensa y en los noticieros de cine. Un triunfo indiscutible del escritor mexicano fue lograr que, sobre el notable sustrato que ya existía, las casas españolas que se trasladaron a Buenos Aires a raíz de la guerra crearan una poderosa industria editorial argentina que trabajó en combinación con la mexicana. Así, mientras allá el círculo en torno de Borges traducía la gran literatura de los siglos XIX y XX , aquí el Fondo de Cultura Económica se ocupaba de las ciencias sociales. El último gran golpe editorial de Buenos Aires fue la publicación en 1967 de Cien años de soledad.
Monterrey para el siglo xxi Ochenta son demasiados años y sería imposible que todo en Monterrey se conservara fresco y nuevo como el primer día. Si muchos de los libros y autores que menciona siguieron el camino plural de la desintegración y ya no interesan a nadie, hay gran cantidad de cosas que no han cambiado como el hecho de que el noventa y nueve por ciento de las citas españolas en un libro extranjero siempre salgan equivocadas, o bien de que fuera de aquí sólo interese la literatura iberoamericana que sea “pintoresca”. De Monterrey queda también la idea, originada en José Enrique Rodó, de que toda esta América forma una sola nación cultural. Y sobrevive, en el salón, en el periódico o en el blog, la prosa de Alfonso Reyes, hoy como entonces modelo inalcanzable de naturalidad, velocidad, armonía y precisión.
Diante do fracasso comercial, Reyes apostou na cultura. O México desses anos não era e nem poderia ser bem visto. Potencialmente subversivo, talvez não quisesse exportar a sua enigmática revolução, mas assustava ao perseguir os católicos até o pacto de 1929, que terminou com a Guerra cristera. A presença de Reyes convenceu até os mais céticos de que havia outro México distinto do que aparecia na imprensa e nos noticiários do cinema. Um triunfo indiscutível de Reyes foi conseguir que, sobre o poderoso substrato que já existia, as casas espanholas que se transladaram a Buenos Aires devido à guerra criassem uma poderosa indústria editorial argentina, que trabalhou em combinação com a mexicana. Assim, enquanto lá o círculo em torno de Borges traduzia a grande literatura dos séculos XIX e XX , aqui o Fondo de Cultura Económica se ocupava das ciências sociais. O último grande golpe editorial de Buenos Aires foi a publicação em 1967 de Cien años de soledad.
Monterrey para o século XXI Oitenta são anos demais e seria impossível que em Monterrey tudo se conservasse fresco e novo como no primeiro dia. Se muitos dos livros e autores que menciona seguiram o caminho plural da desintegração e já não interessam a ninguém, há uma grande quantidade de coisas que não mudaram, como o fato de que 99% das citações espanholas em um livro estrangeiro sempre apareçam com erros, ou que fora daqui só interesse a literatura ibero-americana que seja “pitoresca”. De Monterrey permanece também a idéia, originada em José Enrique Rodó, de que toda esta América forma uma só nação cultural. E sobrevive, nos salões, no jornal, ou no blog, a prosa de Alfonso Reyes, hoje como naquele então, modelo inalcançável de naturalidade, velocidade, harmonia e precisão.
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Los cereales y los libros
Alfonso Reyes y señora con asilados políticos víctimas del golpe de estado de Getúlio Vargas. Río de Janeiro, exterior de la Embajada de México, 10 de noviembre de 1930.
C ecilia L aur a A lonso* Un paseo por Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes
Um passeio por Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes
A lfonso R eyes
ideó
Monterrey -nombre
escogido
como homenaje a su ciudad natal– al terminar su período como embajador de México en Argentina (1930). El subtítulo –Correo literario de Alfonso Reyes– expresa el fin de la obra. La intención, la encontramos en una página de su Diario, un mes antes de llegar a Brasil, su nueva misión diplomática: crear un “pliego suelto, periódico, que sea menos que revista y menos que periódico literario al tipo de Les Nouvelles Littéraires: un contacto con los colegas, y una recopilación de apuntes y flecos de la obra”1. El “Propósito”, lo expresó en la primera página del primer número de su Correo al aclarar que no se trataba de un manifiesto estético, “mala costumbre, ésta, en mala hora importada de la política a la literatura”,2 sino que se asemejaría a una revista por la diversidad de su contenido, y sus textos irían más allá de una sucinta antología de obras literarias en verso y prosa y de artículos teórico-críticos. Asimismo en sus páginas se podía encontrar paso libre a las investigaciones de orden literario, diálogo entre amigos que quieren aclarar dudas o intercambiar erudiciones e incluso mensajes de agradecimiento por obras obsequiadas. Alfonso Reyes aún resalta en su “Propósito”: Quiero decir, que [un autor de periódico literario] se atreverá a bajar el tono poético, un poco más que si se encontrara en un periódico hecho entre varios. Lo cual no significa que se prive de la libertad de publicar fragmentos de la obra pura, propia o ajena, cada vez que le plazca. Y siempre habrá de placerle, a menos que se produjera el absurdo de un literato sin bellas letras, de un poeta sin poesía. Usará pues, de su periódico, ante todo, como de una herramienta para su taller artístico. También podrá ser que lo use a modo de museo privado, para exhibir en él esas notas o curiosidades que todos *
Cecilia Laura Alonso es catedrática de la Universidad Federal Fluminense, en Niteró, Río de Janeiro, donde dirige un seminario dedicado a Alfonso Reyes. 1 Alfonso Reyes, Diario (1911-1930), prólogo de Alicia Reyes, nota del Dr. Alfonso Reyes Mota, Guanajuato, Universidad de Guanajuato, 1969, pp. 302-303. 2 Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes, Rio de Janeiro, número 1, junio de 1930, p. 2.
Alfonso Reyes ideou Monterrey –nome escolhido em homenagem à sua cidade natal– ao terminar o seu período como Embaixador do México na Argentina (1930). O subtítulo –Correo literario de Alfonso Reyes– expressa a finalidade da obra. A intenção, a encontramos em uma página de seu Diario, um mês antes de sua chegada ao Brasil, sua nova missão diplomática: criar um “caderno solto, periódico, que seja menos que revista e menos que periódico literário ao estilo de Les Nouvelles Littéraires: um contato com os colegas, e uma recopilação de anotações e fragmentos da obra”.1 O “Propósito” foi expresso por ele na primeira página do primeiro número do seu Correo, quando esclareceu que não se tratava de um manifesto estético –“mau costume, este, em má hora importado da política à literatura”– 2 mas que deveria se parecer a uma revista pela diversidade de seu conteúdo e de seus textos, elementos que vão além de uma sucinta antologia de obras literárias em prosa e verso e de artigos teórico-críticos. Em suas páginas também havia livre circulação para as pesquisas de tipo literário, diálogos entre amigos que queriam esclarecer dúvidas ou intercambiar erudições e inclusive mensagens de agradecimento por obras obsequiadas. Alfonso Reyes ainda ressalta em seu “Propósito”: Quero dizer, que [um autor de jornal literário] se atreverá a baixar o tom poético, um pouco mais do que se estivesse em um jornal feito entre vários. O que não significa que tenha que se privar da liberdade de publicar fragmentos da obra pura, própria ou alheia, quando lhe aprouver. E sempre *
Cecilia Laura Alonso e catedrática da Universidade Federal Fluminense, em Niterói, Rio de Janeiro, onde dirige um seminário sobre Alfonso Reyes. 1 Alfonso Reyes, Diario (1911-1930), prólogo de Alicia Reyes, nota do Dr. Alfonso Reyes Mota, Guanajuato, Universidad de Guanajuato, 1969, pp. 302-303. 2 Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes, Rio de Janeiro, número 1, junho de 1930, p. 2.
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haverá de aprazer-lhe, a menos que se produza o absurdo de um literato sem belas letras, de um poeta sem poesia. Usará, pois, o seu jornal, antes de mais nada, como uma ferramenta para seu ateliê artístico. Também poderá ser que o use como um museu privado, para exibir nele essas notas ou curiosidades que todos nós gostamos de juntar, mesmo quando duvidamos que sirvam de algo. Fará dele um órgão de relação, de relação social, com o mundo dos escritores: um boletim de notícias de trabalho, quase uma carta circular. Em suma: um correio literário.3
A variedade de temas que se encontram em Monterrey pode dar a impressão equivocada de que este seja uma compilação aleatória de assuntos desconexos. O Correo cumpria as regras estabelecidas por seu autor: os textos se relacionavam com as seções que não estavam necessariamente presentes em todos os números, e as colaborações deveriam ser de curta ou média extensão sobre assuntos literários ou culturais. Foram escritos em sua maioria por Reyes ou por algum escritor ou pesquisador convidado por ele, usando o espanhol como língua preferencial sem que fosse obrigatória. Pela proximidade entre a língua portuguesa e a espanhola, ocorreram muitos erros tipográficos que lhe causaram grandes desgostos, como ele mesmo conta em Sobre la crítica de los textos: A probabilidade de correção de uma cópia pode-se até dizer que está em razão inversa ao interesse subjetivo pelo texto. Mais lhe interessa ao copista (ou ao tipógrafo) o que lê, menos se cuida da exatidão material com que o está copiando. Diz-se que os tipógrafos ideais são os estranhos à língua do texto por imprimir. E o pior caso, o do tipógrafo que fala uma língua semelhante, mas diferente, da do texto, onde há lugar a contaminações contínuas. O que eu sofri para minhas publicações espanholas nas gráficas do Brasil! A cada instante eles me confundiam “Luiz” e “Luis”, “disfarçado” com “disfrazado”, etc.4
gustamos de juntar, aun cuando dudemos que nos sirvan de nada. Hará de él un órgano de relación, de relación social, con el mundo de los escritores: un boletín de noticias del trabajo, casi una carta circular. En suma: un correo literario. 3
La variedad de temas que se encuentran en Monterrey puede dar una impresión equivocada de ser éste una compilación aleatoria de asuntos inconexos. El Correo cumplía las reglas establecidas por su autor: los textos se relacionaban con las secciones que no estaban necesariamente presentes en todos los números, y las colaboraciones deberían ser de corta o mediana extensión sobre asuntos literarios o culturales. Fueron escritos en su mayoría por Reyes o por algún escritor o investigador invitado por él, empleando el español como lengua preferencial sin ser obligatoria. Por la proximidad entre la lengua portuguesa y la española se produjeron muchos errores tipográficos que le causaron grandes disgustos, como lo cuenta en Sobre la crítica de los textos: La probabilidad de corrección de una copia hasta puede decirse que está en razón inversa del interés subjetivo del texto. Más le interesa al copista (o al tipógrafo) lo que lee, menos se cuida de la exactitud material con que lo está copiando. Se ha dicho que los tipógrafos ideales son los extraños a la lengua del texto por imprimir. Y el peor caso, el del tipógrafo que habla una lengua semejante, pero diferente, a la del texto, donde hay lugar a contaminaciones continuas. ¡Lo que yo he podido sufrir para mis publicaciones españolas en las imprentas del Brasil! A cada instante se me confundían “Luiz” y “Luis”, “disfarzado” con “disfrazado”, etcétera. 4
Además, los tipos y la tinta no le parecían de buena calidad. Hasta el número tres los ejemplares fueron impresos en la gráfica La Raza, en Rua do Senado, nº 8. Del cuarto al décimo tercero en Rua da Misericórdia, nº 38. Esta imprenta figura con nombres diferentes dependiendo del número: del cuarto al noveno, Fernández & Rohe; el décimo, Apollo; el undécimo, Fernández & Irmão; el duodécimo, Apollo nuevamente; y el décimo tercero, Fernández & Irmão, una vez más.
Além disso, os tipos e a tinta não lhe pareciam de boa qualidade. Até o número três os exemplares foram impressos na gráfica La Raza, na Rua do Senado, nº 8 . Do quarto ao décimo terceiro, na 3
Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes, Rio de Janeiro, número 1, junho de 1930, p. 2. 4 Alfonso Reyes, Obras completas, tomo XIV, México, Fondo de Cultura Económica, 1962, p. 181. [Letras mexicanas].
Con el cambio de imprenta el tipo del título de la revista y de los subtítulos se alteró reflejando más elegancia y suavidad. Su timbre informal era el Cerro de la Silla, de su natal Monterrey, representado por un dibujo sencillo de una montaña y casas. A continuación constaba el número de páginas, 3
Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes, Río de Janeiro, número 1, junio de 1930, p. 2. Alfonso Reyes, Obras completas, tomo XIV, México, Fondo de Cultura Económica, 1962, p. 181. [Letras mexicanas].
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parásita, hacen guardia frente a mis ventanas, y me llega desde el jardín el canto tembloroso del ireré. El ireré es un ave acuática que tiene una timidez de perdiz, un color dorado a fuego oscuro, una mascarita blanca, unos redondos ojos extáticos, unas espaciosas sandalias de goma azul, y un canto que remeda exactamente un frotar de espaldas. Alfonso Reyes, As Laranjeiras
Alfonso Reyes en los jardines de la Embajada de México en Río de Janeiro, años treinta.
Durante muitos meses tive que interromper a saída deste correio por razões alheias à minha vontade. Mas, se a vida me deixar, hei de continuá-lo ao longo dos anos, apesar das possíveis interrupções futuras.
Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes 35
Dos palmeras reales, revestidas de viciosa
Rua da Misericórdia, nº 38. Esta gráfica aparece com nomes diferentes dependendo do número: do quarto ao nono, Fernández & Rohe; o décimo, Apollo; o décimo primeiro, Fernández & Irmão; o décimo segundo, Apollo novamente; e o décimo terceiro, Fernández & Irmão, mais uma vez. Com a mudança de gráfica, o tipo do título da revista e dos subtítulos foi alterado refletindo mais elegância e suavidade. Seu timbre informal era o Cerro de la Silla, de sua natal Monterrey, representado por um desenho simples de uma montanha e casas. A seguir constava o número de páginas, o endereço da Embaixada do México e os dados da gráfica na qual foi impresso cada número. Na última página do número onze, publicado em setembro de 1934, figura a seguinte nota:
Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes 36 Recepción en Río de Janeiro, años treinta.
O presente número encerra uma época. O próximo, se eu tiver tempo como espero, o publicarei na Cidade do México, onde estarei às ordens de
la dirección de la Embajada de México y los datos de la gráfica en que fue
meus amigos na 5ª rua del Ciprés, nº. 150.5
septiembre de 1934, figura la siguiente nota:
Isto explica o intervalo de tempo cada vez maior entre as publicações e demonstra também a indefinição com relação ao rumo que sua vida estava tomando, visto que um ano depois, ainda no Rio, estampa-se um aviso na terceira página do número treze informando aos leitores que,a partir do próximo número, o Correo seria publicado em Buenos Aires, aproveitando para se despedir carinhosamente do Brasil. De fato, o número catorze foi impresso na gráfica López, situada na Calle Peru, nº 666 , devido ao seu regresso à Embaixada do México na Argentina. Seu esmero não se percebe somente na busca de uma gráfica mais adequada para seu Correo, mas também no arroubo de perfeição que o levou a queimar todos os exemplares do segundo número por causa de um equívoco: o nome de Ermilo Abreu Gómez foi alterado por Herminio Pérez Abreu. Frente a esta falta de delicadeza, os destruiu e ordenou que fossem impressos novamente. Porém, o problema mais grave concentrava-se no fato de que o embaixador estava custeando a revista com seu dinheiro: ante este imprevisto, os gastos aumentaram. A distribuição também era feita por ele, com o apoio de sua esposa e de seu filho. O trabalho era realizado com denodo. Três dias depois da publicação do primeiro número, o trio repartiu aproximadamente trezentos exemplares destinados somente
5
Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes, Rio de Janeiro, número 11, setembro de 1934, p. 16.
impreso cada número. En la última página del número once, publicado en
Durante muchos meses debí interrumpir la salida de este correo por razones ajenas a mi voluntad. Pero, si la vida me deja, he de continuarlo a lo largo de los años, a pesar de las posibles interrupciones futuras. El presente número cierra una época. El próximo, si tengo tiempo como espero, lo publicaré en la ciudad de México, donde me ofrezco a las órdenes de mis amigos en la 5ª calle del Ciprés, nº. 150.5
Esto explica el intervalo de tiempo cada vez mayor entre las publicaciones, y demuestra también la indefinición con relación al rumbo que su vida estaba tomando, visto que un año después, aún en Río, se estampa un aviso en la tercera página del número trece informando a los lectores que a partir del próximo número el Correo será publicado en Buenos Aires, aprovechando para despedirse cariñosamente de Brasil. De hecho, el número catorce fue impreso en la gráfica López, ubicada en la calle Perú, nº 666, a causa de su regreso a la Embajada de México en Argentina. Su esmero no se percibe solamente en la búsqueda de una imprenta más adecuada a su Correo, sino también en el arrobamiento de perfeccionismo que lo llevó a quemar todos los ejemplares del segundo número en virtud de un equívoco: el nombre de Ermilo Abreu Gómez fue alterado por el de Herminio Pérez Abreu. Frente a esta falta de delicadeza los destruyó y ordenó que se imprimieran nuevamente. Sin embargo el problema más grave se concentraba en el hecho de que el embajador 5
Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes, Río de Janeiro, número 11, septiembre de 1934, p. 16.
aumentaron. La distribución también era hecha por él, con el apoyo de su esposa e hijo. El trabajo se realizaba con denuedo. Tres días después de la publicación del primer número, el trío repartió aproximadamente trescientos ejemplares destinados nada más que a los amigos, en Brasil o en el exterior. La edición no fue comercializada ni compartida con extraños. Algunos de sus lectores
Salas anchurosas para que se pose el aire, se despliegue, se alivie y –si puede– se refresque un poco. La luz colma de una vez la inmensa
adoptaron una actitud más activa con respecto a la publicación, llegando
estancia y se queda sola en sí
muchas veces a participar en las secciones, ora escribiendo un artículo o
misma. Por la lente de cada
proponiendo un asunto, ora enviando obras inéditas o cuestionando alguna
ventana se acercan, enfocadas
afirmación.
y nítidas, las cumbres verdes,
Con relación a su estructura interna, Monterrey se compone de diecisiete secciones. Excluyendo “Publicaciones recibidas”, ninguna de ellas está presente en todos los números, figurando unas más que otras. La sección
azules y negras del contorno. Nos envuelve el sueño de la
“Guardias de la pluma” contiene asuntos considerados polémicos por
iluminación, esa modorra
Alfonso Reyes, como por ejemplo el libro de Max Daireaux que pretende
leve y dorada tan distinta del
trazar en trescientas páginas el cuadro de la literatura hispanoamericana
espeso sueño de las sombras.
sin mencionar la zona de México, las Antillas y la América Central. En un
El recinto tiene la aseada
determinado momento Reyes pregunta: Pero, entonces ¿por qué llamar el tomo: Littérature Hispano-Américaine, en vez de llamarle –hubiera sido lo propio– Littérature Sud-Américaine? [...] ¡Y no que ahora vamos a complicar más esa tradicional arcanidad de México! ¡Ya no sabemos dónde ponerlo! ¿Dónde está México, amigo mío, si el mundo sólo le llama Norteamérica a los Estados Unidos y usted ahora nos lo excluye del orbe hispanoamericano?6
Una vez más se verifica la preocupación de Alfonso Reyes en relación con la concordia americana, resaltando la necesidad de una comprensión y colaboración continentales más expresivas. “El aseo de América” surge por primera vez en el número siete, incorporado a la sección Guardias de la pluma, y retorna independiente en los números ocho, nueve y diez. La idea de hacer “El aseo de América” proviene del deseo alfonsino de que los europeos realmente conocieran América. Muchos son los libros americanos que pueden ser leídos por los escritores de Europa, pero ¿cuáles de ellos muestran realmente el pensamiento y la historia latinoamericana? Partiendo de esa indagación hizo la siguiente propuesta:
6
Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes, Río de Janeiro, número 1, junio de 1930, p. 3.
claridad de un ojo perfecto: casi. Alfonso Reyes, Fragmentos de Río de Janeiro
Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes 37
estaba costeando la revista con su dinero: ante ese imprevisto los gastos
Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes 38
Para ventura y gloria suyas, en Río de Janeiro el campo chorrea por la ciudad, una ciudad húmeda todavía de naturaleza, mal enjugada por el desecador implacable que es el hombre. Alfonso Reyes, Ubérrima urbe
aos amigos, no Brasil ou no exterior. A edição não foi comercializada ou compartilhada com estranhos. Alguns de seus leitores adotaram uma atitude mais ativa com respeito à publicação, chegando muitas vezes a participar nas seções, ora escrevendo um artigo ou propondo um assunto, ora enviando obras inéditas ou questionando alguma afirmação. Com relação à sua estrutura interna, Monterrey compõe-se de dezessete seções. Excluindo “Publicaciones recibidas”, nenhuma delas está presente em todos os números, figurando umas mais que outras. A seção “Guardias de la Pluma” contém assuntos considerados polêmicos por Alfonso Reyes, como por exemplo o livro de Max Daireaux que pretende traçar em trezentas páginas o quadro da literatura hispano-americana sem mencionar a região do México, das Antilhas e da América Central. Em um determinado momento Reyes pergunta: Mas, então, por que chamar o tomo de: Littérature Hispano-Américaine, em vez de chamá-lo de –teria sido próprio– Littérature Sud-Áméricaine? [...] E não vamos agora complicar mais ainda essa tradicional arcanidade do México! Já não sabemos onde colocá-lo! Onde está o México, meu amigo, se o mundo só chama de América do Norte os Estados Unidos e você agora nos exclui do orbe hispano-americano?6
Uma vez mais, verifica-se a preocupação de Alfonso Reyes na relação com a concórdia americana, ressaltando a necessidade de uma compreensão e colaboração continentais mais expressivas. 6
Si yo tuviera elementos para ello, ahora mismo convocaría a toda nuestra América a toque de campana, para convidar a las veinte literaturas a decidir sobre este punto de vital importancia: la creación, para cada una de nuestras repúblicas, de una Biblioteca Mínima Representativa. Esta Biblioteca Mínima será la que ofreceríamos al viajero ilustre. Ella podría consultarse en todos nuestros consulados, legaciones y embajadas. Cada comisionado oficial llevaría una en su maleta, como la dotación reglamentaria que el soldado carga en la mochila. La ofreceríamos a las bibliotecas públicas extranjeras y aun a las escuelas de los países amigos. Difundiríamos en nuestro propio país el conocimiento de la respectiva Biblioteca Mínima como un deber cívico ineludible. La B. M. sería nuestro pasaporte para el mundo, sería nuestra moneda espiritual.7
En el número diez, Reyes comenta que los escritores cubanos fueron los primeros en escuchar su llamado para la creación de la Biblioteca Mínima y publica la lista individual de los ocho colaboradores, finalizando con una pregunta: “¿Cuándo llegarán las respuestas de otros países?”. 8 Desafortunadamente no obtuvo respuesta –por lo menos en las páginas de Monterrey– toda vez que la sección no figuró más. Tras “Publicaciones recibidas”, la sección más constante en el Correo es “Investigaciones”. En ella Alfonso Reyes propone el estudio de uno o varios temas, estimulando a sus lectores a que participen. En el número uno, por ejemplo, explica que el escritor Léon Pierre-Quint está publicando una bibliografía sobre la literatura extranjera relativa a Marcel Proust, sin embargo prácticamente no posee información sobre lo que fue escrito en América Latina y España. Reyes les pidió a sus correspondientes latinoamericanos 7
Monterrey, número 1, junho de 1930, p. 3.
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Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes, número 7, diciembre de 1931, p. 3. Monterrey, número 10, marzo de 1933, p. 6.
Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes 39 Visita al presidente en funciones Getúlio Vargas, primero a la derecha, sentado. Río de Janeiro, octubre de 1933 .
que le enviasen alguna información, visto que los escritores españoles se hicieron cargo de investigar las obras de su país. La solicitud fue atendida y muchos datos fueron publicados en los números posteriores del Correo. Otro tema propuesto se refiere a un posible estudio más profundo de la vanguardia hispanoamericana por parte de los filólogos, pero ese asunto no fue retomado de forma debida. En la sección “Cuaderno de apuntes”, Alfonso Reyes vuelve a textos propios ya publicados anteriormente, aumentando muchas veces su contenido. Algunos de ellos se refieren a dos comedias de Ruiz de Alarcón, al Fraile Servando Teresa de Mier y al soliloquio del personaje Segismundo en La vida es sueño, de Calderón de la Barca: de éste, bajo su punto de vista, surgieron obras que nada son además de una “mera imitación”.9 “Vida literaria” contiene noticias de ámbito literario, anunciando más detalladamente la publicación de algunos libros, el proceso de escritura de otros, sobre los cuales se les pide información pertinente a los lectores, e incluso la sugerencia de la candidatura del filólogo Ramón Menéndez Pidal al premio Nobel de 1931. En “Jitanjáforas” se reúnen y publican juegos de palabras creados por el 9
Monterrey, número 7, diciembre de 1931, p. 5.
“El aseo de América” surge pela primeira vez no número sete, incorporado à seção “Guardias de la pluma”, e retorna independente nos números oito, nove e dez. A idéia de fazer o “El aseo de América”, provém do desejo alfonsino de que os europeus realmente conheçam a América. Muitos são os livros americanos que podem ser lidos pelos escritores da Europa, mas quais deles mostram realmente o pensamento e a história latino-americana? Partindo dessa indagação Reyes fez a seguinte proposta: Se eu tivesse elementos para isso, agora mesmo convocaria toda a nossa América a toque de sino, para convidar as vinte literaturas a decidirem sobre este ponto de vital importância: a criação, para cada uma de nossas repúblicas, de una Biblioteca Mínima Representativa. Esta Biblioteca Mínima seria a que ofereceríamos ao viajante ilustre. Ela poderia ser consultada em todos os nossos consulados, Legações e Embaixadas. Cada comissionado oficial levaria uma em sua mala, como a dotação regulamentar que o soldado carrega na mochila. Nós a ofereceríamos às bibliotecas públicas estrangeiras e também às escolas dos países amigos. Difundiríamos no nosso próprio país o conhecimento da respectiva Biblioteca Mínima
Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes 40
como um dever cívico inevitável. La B. M. seria o nosso passaporte para o mundo, seria a nossa moeda espiritual.7
No número dez, Reyes comenta que os escritores cubanos foram os primeiros a escutar seu chamado para a criação da Biblioteca Mínima e publica a lista individual dos oito colaboradores, finalizando com uma pergunta: “Quando chegarão as respostas de outros países?”.8 Infelizmente a interrogação não obteve resposta –pelo menos nas páginas de Monterrey– uma vez que a seção já não apareceu mais. Depois de “Publicaciones recibidas”, a seção mais constante no Correo é “Investigaciones”. Nela, Alfonso Reyes propõe o estudo de um dos vários temas, estimulando os seus leitores a participarem. No número um, por exemplo, explica que o escritor Léon Pierre-Quint está publicando uma bibliografia sobre a literatura estrangeira relativa a Marcel Proust, porém praticamente não possui informações sobre o que foi escrito na América Latina e na Espanha. Reyes pediu aos seus correspondentes latinoamericanos que enviassem alguma informação, visto que os escritores espanhóis se encarregaram de pesquisar as obras de seu país. A solicitação foi atendida e muitos dados foram publicados nos números posteriores do Correo. Outro tema proposto se refere a um possível estudo mais profundo da vanguarda hispano-americana por parte dos filólogos, mas esse assunto não foi retomado de forma devida. Na seção “Cuaderno de apuntes”, Alfonso Reyes volta a textos próprios publicados anteriormente, aumentando muitas vezes seu conteúdo. Alguns deles se referem a duas comédias de Ruiz de Alarcón, ao Fraile Servando Teresa de Mier e ao solilóquio do personagem Segismundo em La vida es sueño, de Calderón de la Barca: deste, do seu ponto de vista, surgiram obras que nada são além de uma “mera imitação”.9 “Vida literaria” contém notícias de âmbito literário, anunciando mais detalhadamente a publicação de alguns livros, o processo de escrita de outros, sobre os quais é pedida informação pertinente aos leitores, e inclusive sugestões da candidatura do filólogo Ramón Menéndez Pidal ao prêmio Nobel de 1931. Em “Jitanjáforas” são reunidos e publicados jogos de palavras criados pelo poeta cubano Mariano Brull. Reyes define como “jitanjáforas” enunciados 7 8 9
Monterrey, número 7, dezembro de 1931, p. 3. Monterrey, número 10, março de 1933, p. 6. Monterrey, número 7, dezembro de 1931, p. 5.
Reyes con el ministro de Relaciones Exteriores del Brasil J. C.de Macedo Soares, en la entrega de la presea Gran Cruz del Crucero del Sur al embajador mexicano. Palacio de Itamaraty, 26 de junio de 1936 .
poeta cubano Mariano Brull. Reyes los define como jitanjáforas, es decir, enunciados carentes de sentido que pretenden conseguir un resultado eufónico. Al inicio de la sección Reyes menciona algunos ejemplos: [...] señalo la aparición de un precioso artículo del provenzal Jean Giono: “L’Eau Vive”, Nouvelle Revue Française, mayo de 1930, donde se trata de las canciones sin sentido con que un matador de reses se hacía seguir por los animales. Otra canción servía para alejar el mal tufo cuando se destaza el jabalí: evoca toda la colina y sus aromas, y hasta el perfume de las virtudes de María. Pero, sin sentido todo, sin sentido y como soñando. Esto hace pensar en la fuerza natura –es decir en la fuerza mágica– de las palabras. Y esto nos llevaría a los ensalmos y a los rezos de brujería. 10 10
Monterrey, número 1, junio de 1930, p. 7.
entre innumerables escritores destacados de América Latina, Europa o Estados Unidos, agrupando siempre temas relacionados a lo literario.
carentes de sentido que pretendem conseguir um resultado eufônico. Ao início da seção, Reyes menciona alguns exemplos:
Aunque la división entre las dos secciones no sea muy definida, la primera se
[...] destaco a aparição de um precioso artigo do provençal Jean Giono: L’Eau Vive, Nouvelle Revue Française, maio de 1930, onde se trata das canções sem sentido com que um matador de reses se fazia seguir pelos animais. Outra canção servia para afastar o mau cheiro quando se esquarteja um javali: evoca toda a colina e seus aromas, e até o perfume das virtudes de Maria. Mas, tudo sem sentido, sem sentido e como sonhando. Isto faz pensar na força natura –ou seja, na força mágica– das palavras. E isto nos levaria às benzeduras e rezas de bruxaria.10
inclina a revelar los remitentes mientras que la segunda no siempre lo hace. Algunas secciones solamente figuran en dos números de Monterrey. En “Museo” se encuentra una carta del ex-presidente mexicano general Mariano Arista y un retrato del poeta mexicano Aurelio Luis Gallardo, como una contribución gráfica a la celebración del Centenario del Romanticismo en América. “Rayas de lápiz” resalta fragmentos aleatorios de obras sobre los cuales se hacen breves comentarios. En “Los ojos de Europa” Alfonso Reyes les pide a viajantes europeos que den su testimonio con relación a lugares y aspectos estéticos latinoamericanos, aunque se restrinjan en algunos casos a meras curiosidades. Alfonso Reyes, comentarista pionero del poeta innovador del barroco español, Luis de Góngora, reúne en la sección “Boletín gongorino” estudios de su propia autoría respecto a este autor y publica notas relacionadas a la investigación de gongoristas en diferentes países. “Noticia mexicana”, presente del primer número al noveno, destaca revistas y libros mexicanos examinados o leídos por el embajador. Para mejor visualizarlos éstos son separados en cada número, visto que las obras mencionadas comprenden asuntos diversos, como podemos observar en el número ocho, en que figuran los tópicos: geografía e historia, historia diplomática, asuntos sociales, arte, folclore, arqueología, literatura y viajes. En “Miscelánea”, el lector encuentra textos relacionados con el título de la sección –fragmentos de variadas obras literarias y de diversos autores– y notas de los lectores sobre artículos publicados en números anteriores de Monterrey. La sección “Publicaciones recibidas” fue el espacio destinado al acuse de recibo de obras obsequiadas, que está presente en todos los números. Por el volumen cada vez mayor de revistas y libros mencionados, el correo que al principio tenía ocho páginas llegó a doce, cinco de ellas destinadas a esta sección. Tal crecimiento amenazaba el tamaño de los otros sectores de la publicación. A partir del noveno número el contenido de la sección recibe una subdivisión más detallada, separando las revistas y los libros provenientes de México de aquéllos oriundos de países extranjeros. Puede ser definida como una destacable bibliografía de la época, indicando de esta manera la divulgación y el prestigio logrado por Monterrey.
“Epistolario” e “Estafeta” são seções destinadas às cartas trocadas entre inúmeros escritores destacados da América Latina, da Europa ou dos Estados Unidos, agrupando sempre temas relacionados à literatura. Ainda que a divisão entre as duas seções não seja muito definida, a primeira se inclina a revelar os remetentes, enquanto a segunda não sempre o faz. Algumas seções somente figuram em dois números de Monterrey. Em “Museo” se encontra uma carta do ex-presidente mexicano general Mariano Arista e um retrato do poeta mexicano Aurelio Luis Gallardo, como uma contribuição gráfica à celebração do centenário do Romantismo na América. “Rayas de lápiz” ressalta fragmentos aleatórios de obras sobre os quais se fazem breves comentários. Em “Los ojos de Europa”, Alfonso Reyes pede a viajantes europeus que dêem seu depoimento sobre lugares e aspectos estéticos latino-americanos, ainda que se restrinjam em alguns casos a meras curiosidades. Alfonso Reyes, comentarista pioneiro do poeta inovador do barroco espanhol, Luis de Góngora, reúne na seção “Boletín gongorino” estudos de sua própria autoria sobre este autor e publica notas relacionadas à pesquisa de gongoristas em diferentes países. “Noticia mexicana”, presente do primeiro número ao nono, destaca revistas e livros mexicanos examinados e/ou lidos pelo embaixador. Para melhor visualizá-los, estes são separados a cada número, porque as obras mencionadas compreendem assuntos diversos, como podemos observar no número oito, em que figuram os tópicos: geografia e
Es importante resaltar que la publicación del Correo literario de Alfonso Reyes, además de divulgar aspectos de la cultura y de la literatura mexicanas
10
Monterrey, número 1, junho de 1930, p. 7.
Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes 41
“Epistolario” y “Estafeta” son secciones destinadas a las cartas intercambiadas
Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes 42
história, história diplomática, assuntos sociais, arte, folclore, arqueologia, literatura e viagens. Em “Miscelánea”, o leitor encontra textos inseridos na proposta descrita pelo título da seção – fragmentos de variadas obras literárias e de diversos autores – e notas de correspondentes sobre artigos publicados em números anteriores de Monterrey. A seção “Publicaciones recibidas”, foi o espaço destinado ao agradecimento de obras obsequiadas, que está presente em todos os números. Pelo volume cada vez maior de revistas e livros mencionados, o correio que a princípio tinha oito páginas chegou a ter doze, cinco delas destinadas a esta seção. Tal crescimento ameaçava o tamanho dos outros setores da publicação. A partir do nono número, o conteúdo da seção recebe uma subdivisão mais detalhada, separando as revistas e os livros provenientes do México daqueles originários de países estrangeiros. Pode ser definida como uma destacável bibliografia da época, indicando desta maneira a divulgação e o prestígio alcançado por Monterrey. É importante ressaltar que a publicação do Correo literario de Alfonso Reyes, além de divulgar aspectos da cultura e da literatura mexicanas entre os brasileiros, pôde tornar públicas as preocupações intelectuais e literárias do embaixador-escritor com relação ao Continente. Em Monterrey, os temas mexicanos estavam acompanhados pela análise de questões referentes à América Latina como por temas e autores vinculados à literatura ocidental. Sobre o Brasil, muito foi revelado aos leitores hispano-americanos e europeus. Nos artigos e cartas presentes em Monterrey foi possível conhecer um pouco de sua cultura, natureza e do povo, ainda que tenham sido poucas as menções à literatura brasileira. O caminho estabelecido pelas páginas de Monterrey, nas quais a multiplicidade cultural foi peça importante na construção da identidade latino-americana, ainda é percorrido por ilustres estudiosos como António Cândido, Ángel Rama e Ana Pizarro. Através do pensamento de Alfonso Reyes, é possível perceber a necessidade de entendimento com respeito ao movimento articulador de nossas culturas, seja ele realizado pelos indivíduos ou pela sociedade. O mútuo olhar entre eles permitirá, por conseguinte, a produção deste conhecimento. Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes propiciou uma das primeiras contribuições para que o desconhecimento entre a América hispânica e o Brasil não represente um lugar comum.
entre los brasileños, pudo tornar públicas las preocupaciones intelectuales y literarias del embajador-escritor con relación al continente. En Monterrey los temas mexicanos estaban acompañados por el análisis de cuestiones referentes a América Latina como de temas y autores vinculados a la literatura occidental. Sobre Brasil mucho se ha revelado a los lectores hispanoamericanos y europeos. En los artículos y cartas presentes en Monterrey se pudo conocer un poco de su cultura, naturaleza y pueblo, aunque hayan sido pocas las menciones a la literatura brasileña. El camino establecido por las páginas de Monterrey, en las cuales la multiplicidad cultural fue pieza importante en la construcción de la identidad latinoamericana, aún es recorrido por ilustres estudiosos como António Cândido, Ángel Rama y Ana Pizarro. A través del pensamiento de Alfonso Reyes es posible percibir la necesidad de entendimiento respecto al movimiento articulatorio de nuestras culturas, sea realizado por los individuos o por la sociedad. La mutua mirada entre ellos permitirá por consiguiente la producción de este conocimiento. Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes propició una de las primeras contribuciones para que el desconocimiento entre América Hispánica y Brasil no represente un lugar común.
Gabriel Fern谩ndez Ledesma, Botafogo, colecci贸n Capilla Alfonsina-INBA
Gabriel Fern谩ndez Ledesma, Saudade do Brasil, colecci贸n Capilla Alfonsina-INBA
Alfonso, Manuela y Alfonso hijo en un salón de la Embajada de México en Brasil. A sus espaldas, biombo de Dimitri Ismailovich. Río de Janeiro, octubre de 1931.
A lberto E nríquez P er ea* Monterrey: pliegos filosos
Monterrey: folhas afiadas
Gabriela Mistral
calificaba
Monterrey. Correo
literario de Alfonso Reyes como una “novedosa hojita de prendas”.1 Enrique Díez-Canedo decía que como Reyes quería comunicarse con todos y que todos lo escucharan inventó una “correspondencia literaria”.2 Roberto F. Giusti, uno de los dos directores de la revista argentina Nosotros, creía que el regiomontano en su “personalísimo” correo exprimía “el zumo de sus lecturas, mezclando la acidez rancia del seiscientos español y lo colonial mejicano con la ‘sinfonía’ de valores y gustos de los cocteles recién inventados”.3 Y Karl Vossler escribía: Algunas personalidades singularmente enérgicas tienen el poder de crearse a sí mismas el recinto espiritual en que encuentren eco. Así el brillante crítico e historiador de la literatura […]. Edita un boletín personal al que le ha puesto como título el nombre de su ciudad natal, Monterrey, boletín que él mismo distribuye y en el que publica valiosos estudios.4
Estas hojitas fueron desde su primer número, Río de Janeiro, junio de 1930, todo eso y más. Monterrey cuenta entre sus varias secciones la llamada “Guardias de la pluma”, y como su nombre lo indica, tiene una “intención polémica”.5 Pues bien, en su primer Correo y en la sección citada, Reyes publicó su carta *
Alberto Enríquez Perea. Profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores. 1 Gabriela Mistral, “Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes”, en Páginas sobre Alfonso Reyes, segunda edición, volumen I, primera parte, México, El Colegio Nacional, 1996, p. 184. 2 Enrique Díez-Canedo, “El correo literario de Alfonso Reyes”, en Páginas sobre Alfonso Reyes, segunda edición, volumen I, primera parte, cit., p. 225. 3 Una amistad porteña. Correspondencia entre Alfonso Reyes y Roberto F. Giusti, compilación de Serge I. Zaïtzeff, México, El Colegio Nacional, 2000, p. 97. 4 Karl Vossler, “El Monterrey de Alfonso Reyes”, en Páginas sobre Alfonso Reyes, segunda edición, volumen I, segunda parte, México, El Colegio Nacional, 1996, p. 379. 5 Reyes escribió en su Monterrey: “No todos mis amigos han comprendido el sentido que quiero dar al título ‘Guardias de la pluma’, título que vengo usando en todos los número de este Correo. Algunos suponen que empleo la palabra ‘guardia’’ como equivalente de ‘guarda’ o de ‘guardián’. La verdad es que yo quiero referir al manejo de la pluma el vocabulario de la esgrima, y digo ‘guardias de la pluma’ como se dice ‘guardias de la espada’, para sugerir, en las notas que llevan este título, una intención polémica” (Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes, Río de Janeiro, número, 4, abril de 1931, p. 2).
Gabriela Mistral considerava Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes uma “original folhinha de prendas”.1 Enrique Díez-Canedo dizia que, como Reyes queria comunicar-se com todos e que todos o escutassem, inventou uma “correspondência literária”. 2 Roberto F. Giusti, um dos diretores da revista argentina Nosotros, acreditava que o regiomontano,** em seu “personalíssimo” correio, espremia “o sumo de suas leituras, misturando a acidez rançosa do século XVII espanhol e o colonial mexicano com a ‘sinfonia’ de valores e gostos dos coquetéis recentemente inventados”.3 E Karl Vossler escrevia: Algumas personalidades singularmente enérgicas têm o poder de criar para si mesmas o recinto espiritual em que elas encontrem eco. É o caso do brilhante crítico e historiador da literatura […]. Edita um boletim pessoal que recebeu dele o nome de sua cidade natal, Monterrey, boletim que ele mesmo distribui e no qual publica valiosos estudos”. 4
Estas folhinhas foram, desde seu primeiro número, Rio de Janeiro, junho de 1930, tudo isso e mais. * Alberto Enríquez Perea. Professor catedrático da Faculdade de Ciências Sociais e Políticas da UNAM. Membro do Sistema Nacional de Investigadores. ** Regiomontano. Originário da cidade de Monterrey, capital do estado mexicano de Nuevo León (N. T.). 1 Gabriela Mistral, “Monterrey, correo literario de Alfonso Reyes”, em Páginas sobre Alfonso Reyes, segunda edição, Volume I, primeira parte, México, El Colegio Nacional, 1996, p. 184. 2 Enrique Díez-Canedo, “El correo literario de Alfonso Reyes”, em Páginas sobre Alfonso Reyes, segunda edição, Volume I, primeira parte, cit., p. 225. 3 Una amistad porteña. Correspondencia entre Alfonso Reyes y Roberto F. Giusti, compilação de Serge I. Zaïtzeff, México, El Colegio Nacional, 2000, p. 97. 4 Karl Vossler, “El Monterrey de Alfonso Reyes”, em Páginas sobre Alfonso Reyes, segunda edição, Volume I, segunda parte, México, El Colegio Nacional, 1996, p. 379.
Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes 46
Monterrey conta, entre suas várias seções, com a denominada “Guardias de la pluma”, que, como o nome indica, tem uma “intenção polêmica”.5 Pois bem, em seu primeiro Correo e na seção citada, Reyes publicou uma carta dirigida a um “homem de duas terras, argentino e francês”, Max Daireaux, conhecido seu há muitos anos, colaborador da Revue de l’Amérique Latine, de Ernest Martinenche, e um entre tantos personagens da vida intelectual parisiense que o acolheram quando chegou como Ministro do México na França. 6 Em duas palavras, disse-lhe que apreciava “o esforço verdadeiramente colossal: apresentar em trezentas páginas legíveis o quadro da literatura sul-americana”. E, mais adiante, em um pós-escrito intitulado “In cauda venenum”, encontra-se a parte mais interessante da mesma, o objetivo da carta, que é a defesa do México e de seus homens de letras. Reyes entendia e compreendia que o editor francês de Panoramas das literaturas contemporâneas considerara “materialmente impossível” reunir em um só volume toda a literatura hispano-americana. Por isso, encomendou a parte sul-americana a Daire5
Reyes escreveu em seu Monterrey: “Nem todos os meus amigos compreenderam o sentido que quero dar ao título ‘Guardias de la pluma’, título que venho usando em todos os números deste correio. Alguns supõem que uso a palabra ‘guardias’ como equivalente a ‘guarda’ ou ‘guardião’. A verdade é que eu quero referir ao manejo da pena o vocabulário da esgrima, e digo ‘guardias de la pluma’ como se diz ‘guardas da espada’, para sugerir, nas notas que recebem este título, uma intenção polêmica” (Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes, Rio de Janeiro, No. 4, abril de 1931, p. 2). 6 A primeira carta que se conserva de Daireaux a Reyes é de 4 de setembro de 1921, em que o trata como seu “mui querido amigo”. E a seguir lhe diz: “Faz bem em desafiarme, pelo meu imperdoável silêncio. Todas as vezes em que encontro algum amigo com quem posso recordá-lo, o faço, ‘até pelos cotovelos’. E os meses passam sem que lhe diga, meu admirado e querido amigo, com que afeto leio os seus trabalhos e quanto tenho saudade de você. E hoje recebo um enxoval, cheio de jóias, que somente você sabe tornar tão brilhantes. Delas falarei! E falaremos, pois me parece que já é tempo de que dê uma volta pela Europa, se o quero ver antes que, por completo, se desmorone. O que não há de tardar, se continuam as coisas no caminho perigoso por onde vão. Ah de arte! Somente na América podem e poderão viver os poetas! Aqui, passariam por loucos, se alguém lhes prestasse atenção. Mas estão como se não estivessem, e as pessoas que antes liam, agora só falam de guerra, de revoluções e crises. Feliz você, amigo do coração, que canta”. (Carta de Max Daireaux a Alfonso Reyes. 4 de setembro de 1921, em Arquivo Particular de Alfonso Reyes. Capilla Alfonsina/Instituto Nacional de Bellas Artes. Prontuário 652); Paulette Patout, Alfonso Reyes y Francia, tradução de Isabel Vericat, México, El Colegio de México/ Gobierno del Estado de Nuevo León, 1990, p. 275.
dirigida a un “hombre de dos tierras, argentino y francés”, Max Daireaux, conocido suyo desde hacía muchos años, colaborador de la Revue de l’Amérique Latine, de Ernest Martinenche, y uno entre tantos personajes de la vida intelectual parisina que lo agasajaron cuando llegó como Ministro de México en Francia.6 En dos palabras le dijo que apreciaba “el esfuerzo verdaderamente colosal: ¡presentar en trescientas páginas legibles el cuadro de la literatura sudamericana”. Y más adelante, en una posdata intitulada, “In cauda venenum”, se encuentra la parte más interesante de la misma, el objetivo de la carta, que es la defensa de México y de sus hombres de letras. Reyes entendía y comprendía que el editor francés de Panoramas de las literaturas contemporáneas considerara “materialmente imposible” reunir en un solo volumen toda la literatura hispanoamericana. Por ello la parte sudamericana se la encargó a Daireaux, dejando para otra persona o personas el volumen correspondiente a México, las Antillas y Centroamérica. Pero, ¿por qué el amigo entrañable “llevado sin duda por la elegancia de su pluma” se deslizó al “querer dar justificaciones de orden espiritual a este nuevo arreglo práctico, a esta nueva comodidad editorial”? ¿Por qué presentaba a México como un “hermano díscolo y alejado”? Ningún americano iba a creer que México fuera “turbulento, inquieto, lírico, a la vez positivista y visionario, realista y quimérico, elegíaco y cruel”; y que se había separado “voluntariamente de la familia latinoamericana, y no consentiría en unírsele sino para reclamar, en el dominio espiritual, las prerrogativas inherentes al derecho de mayoría”. No, no podía estar de acuerdo con esas palabras, por lo que le recordó al autor de Le poète et l’infidele que México abrió la era de intercomunicación americana enviando a Sudamérica a sus hombres más representativos: Luis G. Urbina, José Vasconcelos, Antonio Caso, Amado Nervo, Jesús Urueta, Enrique González Martínez e incluido él mismo. Lo que hicieron y lo que les pidieron que hicieran fue recordarles a “nuestros hermanos del continente la profunda
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La primera carta que se conserva de Daireaux a Reyes es del 4 de septiembre de 1921, en donde lo trata como su “muy querido amigo”. Y a continuación le dice: “Hace bien de retarme, por mi imperdonable silencio. Cada vez que encuentro algún amigo con quien puedo recordarlo, lo hago, ‘hasta por los codos’. Y los meses pasan sin que le diga a usted, mi admirado y querido amigo, con qué afecto lo leo y cuánto lo extraño. Y hoy recibo un ajuar, lleno de joyas, de las que usted sólo sabe hacer tan relucientes. De ellas hablaré. Y hablaremos, pues me parece que ya es tiempo que dé una vuelta por Europa, si lo quiero ver antes que por completo se derrumbe. Lo que no ha de tardar, si siguen las cosas en el camino peligroso donde van puestas ¡Ay del arte! Sólo, en la América pueden y podrán vivir los poetas. Aquí, pasarían por locos, si alguien les hiciera caso. Pero están como si no estuviesen, y la gente que leía ahora no habla más que de guerra, revoluciones y crisis. Feliz usted amigo de mi corazón, que canta” (Carta de Max Daireaux a Alfonso Reyes. 4 de septiembre de 1921, en Archivo Particular de Alfonso Reyes. Capilla Alfonsina/Instituto Nacional de Bellas Artes. Expediente 652); Paulette Patout, Alfonso Reyes y Francia, traducción de Isabel Vericat, México, El Colegio de México/Gobierno del Estado de Nuevo León, 1990, p. 275.
Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes 47 Homenaje a Alfonso Reyes en la Academia Brasileña de Letras. Discurso de Rodrigo Octavio. Río de Janeiro, 30 de agosto de 1934.
solidaridad que siempre los ha unido”. Tampoco debería olvidar que toda la juventud americana “contemplaba con interés los empeños de México en sus indagaciones y sondeos del alma americana”. Y más de un hombre podía decir que recibió de México el “bautismo continental” que merecía, no porque se tuviera una delegación especial o prioridad sino simplemente porque el entusiasmo por la Idea Americana se daba en México “en todo su vigor”. Por otra parte, el escritor argentino-francés creía que nuestro país no reconocía “ninguna aportación extranjera”, que se aislaba, que se concentraba sólo en su “original pureza” y en las tradiciones aztecas y españolas. Mas, ¿cuáles eran las tradiciones aztecas? ¿Se refería a los “monumentos arqueológicos”? “Porque de aquella vetusta civilización sólo hemos heredado las piedras”, respondió Reyes, y agregaba inmediatamente para decir que exageraba con esta afirmación. Lo que quería decir era que faltaba lo único que generaba tradiciones: la “representación moral del mundo”. Reyes volvió al proyecto Panoramas. México se quedaba fuera “porque era materialmente imposible abarcarlo en las dimensiones de un volumen, a riesgo de tratar la vasta materia en una forma demasiado sumaria que hubiera sido indigno” de su nombre. ¿No le parecía?, le preguntó Reyes. Entonces, ¿por qué le puso a su libro Littérature hispano-américaine en lugar de Littérature sudaméricaine que era más propio? La exclusión de Brasil, “por respeto lingüístico”, se hubiera entendido. Pero México, ¿dónde quedaba? ¿Dónde lo iba a poner? ¿Dónde? Si el mundo llamaba Norteamérica a los Es-
aux, deixando para outra pessoa ou pessoas o volume correspondente ao México, Antilhas e América Central. Mas, por que o íntimo amigo “levado, com certeza, pela elegância de sua pena” deslizou ao “querer dar justificações de ordem espiritual a este novo arranjo prático, a esta nova comodidade editorial”? Por que apresentava o México como um “irmão díscolo e distante”? Nenhum americano iria acreditar que o México fosse “turbulento, inquieto, lírico, ao mesmo tempo positivista e visionário, realista e quimérico, elegíaco e cruel”; e que se havia separado “voluntariamente da família latino-americana, e não consentiria em unir-se à mesma, a não ser para reclamar, no domínio espiritual, as prerrogativas inerentes ao direito de maioria”. Não, não podia estar de acordo com essas palavras, por isso recordou ao autor de Le poète et l’infidele que o México abriu a era de intercomunicação americana, enviando à América do Sul seus homens mais representativos: Luis G. Urbina, José Vasconcelos, Antonio Caso, Amado Nervo, Jesús Urueta, Enrique González Martínez e inclusive ele mesmo. O que fizeram e o que lhes pediram que fizessem foi recordar aos “nossos irmãos do Continente a profunda solidariedade que sempre os uniu”. Também não deveria esquecer que toda a juventude americana “contemplava com interesse os esforços do México em suas indagações e sondagens da alma
Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes 48 Primer Baile del Carnaval de los Artistas. Río de Janeiro, Teatro João Caetano, 27 de enero de 1934.
americana”. E mais de um homem podia dizer que
tados Unidos y ahora Max Daireaux lo excluía del orbe hispanoamericano,
recebeu do México o “batismo continental” que
¿dónde quedaba México?7 Pregunta sin respuesta ante el inviolable silencio
merecia, não porque tivesse uma delegação especial ou prioridade, mas porque simplesmente o entu-
del escritor argentino-francés. Poco tiempo después, el 16 de julio de 1930, Reyes recibió una carta de
siasmo pela Idéia Americana dava-se no México “em todo o seu vigor”. Por outro lado, o escritor argentino-francês acreditava que nosso país não reconhecia “nenhuma contribuição estrangeira”, que se isolava e se
Philippe Soupault, director literario de Éditions Kra, diciéndole que seguramente recibió el Panorama de la Litératture Hispanoaméricaine, por Dairaux y, por otra parte, le comentaba que para el año en curso querían editar
concentrava somente em sua “original pureza” e nas
una nueva serie de Panoramas des Littératures Contemporaines. Y les sería
tradições astecas e espanholas. Mas, quais eram as
muy grato que pudiera firmar un contrato para el volumen Panorama de
tradições astecas? Referia-se, por acaso, aos “monumentos arqueológicos?” “Porque daquela vetusta civilização só herdamos as pedras”, respondeu Reyes,
la Littérarture Mexicaine-Antillaise.8 Esperaban su respuesta y ya le enviarían el contrato.
e acrescentava imediatamente para dizer que exage-
Días más tarde, Léon Pierre-Quint, de la misma casa editorial, le escribió
rava com esta afirmação. O que queria dizer era que
largamente, para decirle que sería para ellos un honor que aceptara definiti-
faltava o único que gerava tradições: a “representação moral do mundo”. Reyes voltou ao projeto Panoramas. O México
vamente el proyecto de un Panorama de la Littérature Mexicaine. Volumen en el cual podría incluir otro país fuera de los que estudió Daireaux ni
ficava fora “porque era materialmente impossível abarcá-lo nas dimensões de um volume, com o risco de tratar a vasta matéria de uma forma demasiado sumária, que teria sido indigna” de seu nome.
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Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes, Río de Janeiro, número 1, junio de 1930, p. 3. Carta de Philippe Soupault a Alfonso Reyes. París, 16 de julio de 1930, en Archivo Particular de Alfonso Reyes. Capilla Alfonsina/Instituto Nacional de Bellas Artes. Expediente 1344.
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otro volumen.9 Justo en este verano, Mathilde Pomès, la querida y admirada traductora de la obra de Reyes al francés, le escribía para recordarle el compromiso adquirido con Paul Hazard, director de la Revue de littérature comparée,10 de darle un manuscrito. Ella era la más interesada en este asunto, pues fue la que le pidió a su maestro y amigo que al dedicar un número especial a la América Latina en la revista que dirigía, no olvidara a Reyes. Necesitaba pues su colaboración, ya que la calificaba el editor la mejor de ese número especial.11 Petición a la que el mismo Hazard se sumó en estos días veraniegos. El tiempo pasaba y al finalizar el año de 1930 sólo quedaba el siguiente compromiso con Éditions Kra, hacer el volumen dedicado a la Literatura Mexicana, de la América Central y de las Antillas, en colaboración con Pedro Henríquez Ureña. Y la colaboración con Hazard quedaba pendiente. Meses después, Pomès le sugirió a Reyes que iba a traducir su carta a Daireaux publicada en Monterrey para que figurara en la Revue de littérature comparée. Reyes estaba sumamente “contento de figurar en el número, y más aún de aparecer de la mano de Mathilde”.12 Como bien lo dijo Paulette Patout, Reyes quería que esta carta no sólo la conocieran sus amigos, sino un público más amplio, los que fueran a adquirir o se interesaran por el Littérature hispanoaméricaine.13 ¿No sería ésta la razón para que no se hablara más de un Panorama de la Literatura Mexicana, de la América Central y de las Antillas? Cuando el primer número de Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes iniciaba su viaje hacia varios puntos de dos continentes, en Argentina aparecieron las colaboraciones de Ramón Doll, abogado de profesión, situado políticamente entre el socialismo y el anarquismo libertario, autor de tres libros: Críticas y ensayos (1929), El caso Rodowitzky (1929) y Crítica (1930). Era redactor de la revista socialista Claridad y colaborador del diario La Vanguardia. Este oriundo de La Plata, escribió en Nosotros, “El intelectual ante la realidad social Argentina”, junio de 1930; en La vida literaria,
Não lhe parecia? – perguntou Reyes. Então, por que chamou seu livro Littérature hispano-américaine em lugar de Littérature sudaméricaine como era mais apropriado? A exclusão do Brasil, “por respeito lingüístico”, teria sido compreendida, mas o México, onde ficava? Onde iria colocá-lo? Onde? Se o mundo chamava os Estados Unidos de América do Norte e, agora também, Max Daireaux o excluía do orbe hispano-americano, onde ficaria o México?7 Pergunta sem resposta diante do inviolável silêncio do escritor argentino-francês. Pouco tempo depois, em 16 de julho de 1930, Reyes recebeu uma carta de Philippe Soupault, diretor literário de Éditions Kra, dizendo-lhe que certamente havia recebido o Panorama da Littérature Hispanoaméricaine, por Daireaux e, por outra parte, comentava que para o ano em curso queriam editar uma nova série de Panoramas des Littératures Contemporaines, e lhes seria muito grato que pudesse assinar um contrato para o volume Panorama da Littérature Mexicaine-Antillaise. 8 Esperavam sua resposta e já lhe enviariam o contrato. Alguns dias mais tarde, Léon Pierre-Quint, da mesma casa editorial, escreveu-lhe detalhadamente para dizer que seria para eles uma honra que aceitasse definitivamente o projeto de um Panorama de la Littérature Mexicaine, volume no qual poderia incluir outro país que não fosse um dos que estudou Daireaux, nem tampouco o Brasil e Portugal, porque para estes dois países estava sendo preparado outro volume.9 Justamente neste verão, Mathilde Pomès, a querida e admirada tradutora da obra de Reyes ao francês, escrevia-lhe para recordar o compromisso adquirido com Paul Hazard, diretor da Revue de Littérature Comparée,10 de dar-lhe um manuscrito. Ela era a mais interessada neste assunto, pois foi quem pediu a seu mestre e amigo que, ao dedicar um número especial à América Latina na revista que dirigia, não esquecesse Reyes. Precisava, portanto, de
“Patricios y plebeyos”, julio de ese mismo año; y concedió una entrevista en La literatura argentina, igualmente en julio. 9
Carta de Léon Pierre-Quint a Alfonso Reyes. París, 7 de agosto de 1930, en Archivo Particular de Alfonso Reyes. Capilla Alfonsina/Instituto Nacional de Bellas Artes. Expediente 1344. 10 Carta de Paul Hazard a Alfonso Reyes, París, 8 de marzo de 1930, en Archivo Particular de Alfonso Reyes. Capilla Alfonsina/Instituto Nacional de Bellas Artes. Expediente 1165. 11 Carta de Mathilde Pomès a Reyes. París, 30 de enero de 1930; y, Mathilde Pomès a Alfonso Reyes, Paris, 30 de julio de 1930, en Archivo Particular de Alfonso Reyes. Capilla Alfonsina/Instituto Nacional de Bellas Artes. Expediente 2049. 12 Carta de Alfonso Reyes a Mathilde Pomès. Río de Janeiro, marzo 12 de 1932, en Archivo Particular de Alfonso Reyes. Capilla Alfonsina/Instituto Nacional de Bellas Artes. Expediente 2049. 13 Paulette Patout, Alfonso Reyes y Francia, cit., p. 547.
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Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes, Rio de Janeiro, Núm., 1, junho de 1930, p. 3. 8 Carta de Philippe Soupault a Alfonso Reyes. Paris, 16 de julho de 1930, em Arquivo Particular de Alfonso Reyes. Capilla Alfonsina/Instituto Nacional de Bellas Artes. Prontuário 1344. 9 Carta de Léon Pierre-Quint a Alfonso Reyes. Paris, 7 de agosto de 1930, em Arquivo Particular de Alfonso Reyes. Capilla Alfonsina/Instituto Nacional de Bellas Artes. Prontuário 1344. 10 Carta de Paul Hazard a Alfonso Reyes, Paris, 8 de março de 1930, em Arquivo Particular de Alfonso Reyes. Capilla Alfonsina/Instituto Nacional de Bellas Artes. Prontuário 1165.
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tampoco Brasil ni Portugal, pues para estos dos países se estaba preparando
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En su Diario, Reyes anotó que estaba “pergeñando respuesta a la polémica” que abrió Doll, sobre la idea de José Ortega y Gasset y suya, de que había en Buenos Aires patricios y plebeyos pero, “en qué sentido”.14 Para dar esa respuesta consiguió aquellas colaboraciones y la entrevista concedida, y en cada una de ellas puso sus líneas a raya. Las primeras fueron cuando el abogado socialista preguntaba: “¿Qué es lo que le pasa al intelectual argentino que no ve claro, no quiere ver claro en este momento de transición del país, en que la masa migratoria está ocupando los últimos reductos de la política y todos los instrumentos culturales argentinos?” Y esta idea la reiteraba más adelante señalando que los intelectuales de su país no podían, ni querían ni les interesaba ni les convenía comprender que en Argentina se estaba produciendo “un enorme hiatus entre las nuevas formas de la sociedad nacional y la de hace un cuarto de siglo”. Hay otras partes del artículo de Doll no subrayadas por Reyes que son interesantes. En una de ellas señalaba que en manos de qué “abyectos demagogos, de qué hábiles camanduleros electorales” estaba cayendo Argentina, pues había hombres que tenían una “visión general inteligente del país”, pero que sólo sabían “abominar, irritarse o reírse de él, pintándolo como perdido o enajenado”. Si la inteligencia argentina empezaba por “despreciar al país”, ¿qué podía esperar éste de aquélla? “Ayer era Loncán quien hablaba del arquetipo porteño encarnado en Mansila; otro día es Cancela que descubre el helenismo en la Pampa; después Ortega y Gasset y Reyes quienes encuentran en Buenos Aires, patricios y plebeyos”, frase que puso en guardia al entonces embajador de México en Brasil.15 Fue en La vida literaria en donde Doll encaró las opiniones dichas por Reyes y Ortega y Gasset sobre “las luchas seculares de patricios y plebeyos” en su tierra. Según su entender Reyes creía que en su país había un “duelo entre los patricios y el pueblo de procedencia extranjera” Estos grabados de Marguerite Barciano sirvieron para ilustrar Minuta. Juego poético, 1935 . Capilla Alfonsina-INBA
y también que la clase patricia era la que mantenía “las normas y los símbolos de la nacionalidad” argentina. En tanto que el filósofo español pensaba que había “un núcleo perfectamente nacionalizado y en torno de él una periferia de la reciente emigración”. Por lo que a partir de ahí, Doll escribió: En síntesis, digamos que para ambos observadores, habría aquí un patriciado criollo, un núcleo de ‘gens’ descendientes de los fundadores de la nacionalidad; y ese núcleo, esas ‘gens’, formarían cuadros inaccesibles 14
Alfonso Reyes, Diario. 1911-1930, prólogo de Alicia Reyes, nota del Dr. Alfonso Reyes Mota, Guanajuato, Universidad de Guanajuato, 1969, p. 322. 15 El artículo de Doll, “El intelectual ante la realidad social argentina” se puede consultar en el expediente 718. Archivo Particular de Alfonso Reyes. Capilla Alfonsina/Instituto Nacional de Bellas Artes.
desagrado de encontrarme con muchas tarántulas. Eran el miedo y la obsesión de mi infancia en aquellas mis montañas del Norte, donde las tempestades las hacían brotar de sus escondrijos. Yo creía oírlas piar y me parecía que tenían los ojos luminosos; gordas arañas de pelo en pecho, “arañas pollitos”, que dice la gente; las patas siempre contraídas como para saltarnos encima –y esa cara de niños impertinentes que nos espían con extraña fijeza. Alfonso Reyes, Notas varias al elemento inmigrado extranjero, especie de ‘peregrini’ que serían las clases plebeyas argentinas.
Doll siguió soltando la pluma y concluyó que esas ideas eran caprichosas y superficiales. Sin embargo, ¿qué era lo que en realidad habían querido decir estos dos escritores? Nada nuevo, respondió el redactor de Claridad. Repetían la vieja lección de la tradición intelectual argentina que no correspondía “al pensamiento popular, al sentimiento y el instinto, la voluntad y el subconsciente” que anidaba la masa, ayer “gaucha” y ahora “inmigratoria”. Esa tradición intelectual no hacía otra cosa que falsificar grotescamente la historia de Argentina. Y ahora el mexicano y el español dibujaban un país en el papel que no tenía “nada que ver con la auténtica” Argentina. Escritores que frecuentaban la alta sociedad en donde ciertamente había “algunos símbolos, normas del patriciado criollo”, pero no el alma argentina.16 En la entrevista que Doll concedió a La literatura argentina hay que destacar estas declaraciones: Nuestra generación es la primera en la historia argentina que ha hecho un esfuerzo americano y nacionalista por definirse y encontrarse. Esa es su vocación. Está constituida en su mayor parte la primera hornada de hijos de inmigrantes que ha llegado o está llegando a la seria edad de los 30 ó 35 años.
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El artículo de Doll, “Patricios y plebeyos” se puede consultar en el expediente 718. Archivo Particular de Alfonso Reyes. Capilla Alfonsina/Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura.
11 Carta de Mathilde Pomès a Reyes. Paris, 30 de janeiro de 1930; e Mathilde Pomès a Alfonso Reyes, Paris, 30 de julho de 1930, em Arquivo Particular de Alfonso Reyes. Capilla Alfonsina/Instituto Nacional de Bellas Artes. Prontuário 2049. 12 Carta de Alfonso Reyes a Mathilde Pomès. Rio de Janeiro, 12 de março de 1932, em Arquivo Particular de Alfonso Reyes. Capilla Alfonsina/Instituto Nacional de Bellas Artes. Prontuário 2049. 13 Paulette Patout, Alfonso Reyes y Francia, op. cit., p. 547.
Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes 51
La verdad es que en Río y sus alrededores no tuve el
sua colaboração, que já era considerada pelo editor como a melhor desse número especial.11 Petição a que o mesmo Hazard se somou nestes dias de verão. O tempo passava e, ao finalizar o ano de 1930, só restava o seguinte compromisso com a Éditions Kra, de fazer o volume dedicado à Literatura Mexicana, da América Central e das Antilhas, em colaboração com Pedro Henríquez Ureña, sendo que a colaboração com Hazard continuaria pendente. Alguns meses depois, Pomès sugeriu a Reyes que poderia traduzir sua carta a Daireaux, publicada em Monterrey, para que figurasse na Revue de Littérature Comparée. Reyes estava sumamente “contente de estar incluído no número e, ainda mais, de aparecer junto com Mathilde”.12 Como bem disse Paulette Patout, Reyes queria que esta carta não somente fosse conhecida pelos seus amigos, como também por um público mais amplo, o que fosse adquirir ou se interessasse pelo livro Littérature hispano-américaine.13 Esta não seria a razão para que não se falasse mais de um Panorama da Literatura Mexicana, da América Central e das Antilhas? Quando o primeiro número de Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes iniciava sua viagem a vários pontos de dois continentes, na Argentina apareceram as colaborações de Ramón Doll, advogado de profissão, situado politicamente entre o socialismo e o anarquismo libertário, autor de três livros: Críticas y ensayos (1929), El caso Rodowitzky (1929) e Crítica (1930). Era redator da revista socialista Claridad e colaborador do diário La Vanguardia. Este oriundo de La Plata escreveu em Nosotros, “El intelectual ante la realidad social argentina”, em junho de 1930; em La vida literaria, “Patricios y plebeyos”, julho desse mesmo ano; além de ter concedido uma entrevista em La literatura argentina, igualmente em julho. Em seu Diario, Reyes anotou que estava “esboçando uma resposta à polêmica” que abriu Doll, sobre a idéia de José Ortega y Gasset e sua, de que havia em Buenos Aires patrícios e plebeus, mas “em
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que sentido”.14 Para dar essa resposta, conseguiu aquelas colaborações e a entrevista concedida, e em cada uma delas colocou suas linhas dentro dos justos limites. As primeiras foram quando o advogado socialista perguntava: “O que acontece com o intelectual argentino que não vê claro, não quer ver claro neste momento de transição do país, em que a massa migratória está ocupando os últimos redutos da política e todos os instrumentos culturais argentinos?” E esta idéia a repetia mais adiante, afirmando que os intelectuais de seu país não podiam, nem queriam, nem lhes interessava, nem lhes convinha compreender que na Argentina estava sendo produzido “um enorme hiatus entre as novas formas da sociedade nacional e a de 25 anos atrás”. Há outras partes do artigo de Doll, não sublinhadas por Reyes, que são interessantes. Em uma delas, assinalava em mãos de que “abjetos demagogos, de que hábeis hipócritas eleitorais” estava caindo a Argentina, porque havia homens que tinham uma “visão geral inteligente do país”, mas que só sabiam “abominar, irritar-se ou rir-se dele”, pintando-o como perdido ou alienado”. Se a inteligência argentina começava por “desprezar o país”, o que este poderia esperar dela? “Ontem era Loncán que falava do arquétipo portenho encarnado em Mansila; outro dia é Cancela que descobre o helenismo nos Pampas; depois Ortega y Gasset e Reyes que encontram patrícios e plebeus em Buenos Aires”, frase que alertou o então embaixador do México no Brasil.15 Foi em La vida literaria que Doll encarou as opiniões emitidas por Reyes e Ortega y Gasset sobre “as lutas seculares de patrícios e plebeus” em sua terra. Segundo seu modo de entender, Reyes acreditava que – em seu país – havia um “duelo entre os patrícios e o povo de procedência estrangeira” e também que a classe patrícia era a que mantinha “as normas e os símbolos da nacionalidade” argentina. Por outro lado, o filósofo espanhol pensava que havia “um núcleo perfeitamente nacionalizado e, em torno dele, uma periferia composta pela recente imigração”. Por isso, a partir daí, Doll escreveu:
Amigos de Alfonso Reyes hijo en Brasil. Photographia Plus Ultra.
Y sin embargo quién sabe qué fatalidad quería que la Argentina se formara “sin la colaboración de la inteligencia, de la idea”. Pues reconocía que la historia de esa inteligencia era la historia de la “abdicación, del ausentismo, del egoísmo y del anti-argentinismo”. El país evolucionaba, las masas de inmigrantes suplantaban a “la población nativa” y transformaban la Pampa. La inteligencia argentina daba la “espalda a la realidad y al pueblo, a la tierra y a la Nación”. Además, había mucha gente que pensaba que Argentina era una idea que se estaba realizando, que era un logos. Entre ellos estaba Reyes que quería decirlo “¡todavía! en un libro”; y, él y Ortega y Gasset descubrieron “que aquí, como en la primera Roma” había patricios y plebeyos.17 La respuesta de Reyes se encuentra en el rehecho número dos de su Correo.18 Desde su Monterrey le dijo al periodista argentino que recogía “con deferencia sus objeciones” a un artículo suyo publicado en Nosotros, “Palabras sobre la
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Alfonso Reyes, Diario. 1911-1930, prólogo de Alicia Reyes, nota do Dr. Alfonso Reyes Mota, Guanajuato, Universidade de Guanajuato, 1969, p. 322. 15 O artigo de Doll, “El intelectual ante la realidad social argentina”, pode ser consultado no prontuário 718. Arquivo Particular de Alfonso Reyes. Capilla Alfonsina/Instituto Nacional de Bellas Artes.
17
Roberto Doll. Expediente 718, en Archivo Particular de Alfonso Reyes. Capilla Alfonsina/Instituto Nacional de Bellas Artes. 18 El anterior Monterrey lo quemó por los numerosos errores contenidos y que en gran parte se debieron a las imprentas brasileñas (Alfonso Reyes, Diario. 1911-1930, cit., p. 323).
Reunión del cuerpo diplomático con el presidente Getúlio Vargas. Río de Janeiro, Palacio de Guanabara, 28 de julio de 1936 .
nación argentina”.19 Pero en realidad lo que hacía era apoyarse en él “como en un pretexto para lanzarse a la exposición de nuevos puntos de vista”. En cuanto a que “¡todavía!” preparaba un “libro para repetir por extenso” sus “errores” le dijo que se tranquilizara, que eso no lo había ofrecido. En cuanto a lo de patricios y plebeyos, era una metáfora. Roma quería decir Estado; patricios, pueblo; plebeyos, palabra que nunca mencionó, era la periferia. Nada más.
Doll continuou dando rédeas à pena e concluiu que essas idéias eram caprichosas e superficiais. No entanto, o que – na verdade – estes dois escritores tinham querido dizer? Nada de novo, respondeu o redator de Claridad. Repetiam a velha lição da tradição intelectual argentina que não correspondia “ao pensamento popular, ao sentimento e ao instinto, à vontade e ao subconsciente” que habitava a massa, ontem “gaucha” e agora “imigratória”. Essa tradição intelectual não fazia outra coisa que falsificar grotescamente a história da Argentina. E agora o mexicano e o espanhol desenhavam um país no papel, que não tinha “nada a ver com a autêntica” Argentina. Escritores que freqüentavam a alta sociedade em que, com certeza, havia “alguns símbolos, normas do patriciado crioulo”, mas não a alma argentina.16 Na entrevista que Doll concedeu a La literatura argentina é preciso destacar estas declarações:
Con respecto a que la clase privilegiada conservaba “algunas caracterísNossa geração é a primeira na história argentina que fez um esforço americano e nacionalista por definir-se e encontrar-se. Essa é sua vocação. Está constituída, em maior parte, pela primeira fornada de filhos de imigrantes que chegaram ou estão chegando à séria idade de 30 ou 35 anos.
ticas de tradición” y que entre esta clase y la otra había un duelo, Doll mismo lo demostraba “con el ejemplo, hasta por la virulencia de sus ataques contra los privilegiados”. Que estos privilegiados los engañaron, a Ortega y a Reyes, haciéndoles creer que eran “verdaderos aristócratas” siendo “unos comerciantes y trabajadores que por la noche” se vestían de frac y “en horas de ocio” gastaban “el remanente del porteñismo suspirando por Europa”, le respondió Reyes: que no debía suponerlo ni por un instante. Su experiencia en la vida argentina fue “un poco más ecléctica” de lo que podía sospechar. Y sus amigos podrían decírselo. 19
Vale la pena citar estos dos fragmentos de “Palabras sobre la nación argentina”: “He pensado que las impresiones de un extranjero (que no lo es tanto) sobre ciertos rasgos fundamentales de la nación argentina podrían ofrecer, cuando menos, alguna curiosidad. Los escritores de España han confesado que la visión extranjera de Théophile Gautier les ayudó a abrir los ojos sobre los aspectos y perfiles de su propio paisaje. Y Gautier era mucho más extranjero para España de lo que este mexicano pueda serlo para la Argentina. El nuevo escorzo, la desviación que produce el mirar las cosas viniendo de otra parte, ayuda a rodearlas y abarcarlas mejor. Aunque yo no quiera, aunque suprima un término de la comparación, mis impresiones sobre la Argentina tienen que fundarse en un trabajo comparativo de la mente. De aquí, creo yo, todo el valor de tales impresiones, si alguno tienen. En nuestro caso, la comparación posee un interés singular, porque no se establece entre dos países cualesquiera de nuestra raza, sino entre México y la Argentina, los dos países polos, los dos extremos representativos de los dos fundamentales modos de ser que encontramos en Hispanoamérica. Y definir un fenómeno por sus extremos es la manera de abreviar” (Alfonso Reyes, selección y prólogo de Alberto Enríquez Perea, México, Ediciones Cal y Arena, 2007, p. 200. [Los Imprescindibles]).
Entretanto, quem sabe que fatalidade queria que a Argentina se formasse “sem a colaboração da inteligência, da idéia”, porque reconhecia que a história dessa inteligência era a história da “abdicação, do absentismo, do egoísmo e do antiargentinismo”. O país evoluía, as massas de imigrantes suplantavam “a população nativa” e transformavam o Pampa. A inteligência argentina dava as “costas à realidade e ao povo, à terra e à Nação”. Além disso, havia muita gente que pensava que a Argentina era uma idéia que se estava realizando, que era um logos. Entre eles estava Reyes, que queria dizê-lo “ainda em um livro!”; e, ele e Ortega y Gasset descobri16
O artigo de Doll, “Patricios y plebeyos”, pode ser consultado no prontuário 718. Arquivo Particular de Alfonso Reyes. Capilla Alfonsina/Instituto Nacional de Belas Artes y Literatura.
Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes 53
Em síntese, digamos que para ambos os observadores, haveria aqui um patriciado crioulo, um núcleo de ‘genes’ descendentes dos fundadores da nacionalidade; e esse núcleo, esses ‘genes’, formariam quadros inacessíveis ao elemento imigrado estrangeiro, espécie de ‘peregrini’ que seriam as classes plebéias argentinas.
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ram “que aqui, como na primeira Roma” havia patrícios e plebeus.17 A resposta de Reyes se encontra no refeito número dois de seu Correo.18 Em Monterrey, afirmou ao jornalista argentino que recolhia “com deferência suas objeções” a um artigo seu, publicado em Nosotros, “Palabras sobre la nación argentina”;19 mas, na verdade, o que fazia era apoiar-se nele “como um pretexto para lançar-se à exposição de novos pontos de vista”. Quanto a que “ainda!” preparava um “livro para repetir por extenso” seus “erros”, disse-lhe que se tranqüilizasse, que não havia oferecido isso. No que se refere a “patrícios e plebeus”, era uma metáfora. Roma queria dizer Estado; patrícios, povo; plebeus, palavra que nunca mencionou, era a periferia. Somente isso. A respeito de que a classe privilegiada conservava “algumas características de tradição” e que entre esta classe e a outra havia um duelo, o próprio Doll o demonstrava “com o exemplo, até pela virulência de seus ataques contra os privilegiados”. Que estes privilegiados enganaram Ortega e Reyes, fazendo-os acreditar que eram “verdadeiros aristocratas”, sendo “uns comerciantes e trabalhadores que – de noite – se vestiam de fraque e em horas de ócio” gastavam
Y que Ortega trajera “en los ojos la visión de su aristocracia española” y la de él la aristocracia hispanoamericana, podía ser cierto. “Pero precisamente ese módulo de comparación” les sirvió “para apreciar el contraste, y no para inventar semejanzas que no existen”. Ni en España ni en México se daba el “fenómeno típica y agudamente aristocrático” que se daba en Argentina. Aquí [dijo Reyes en su respuesta a Doll] el núcleo ejerce una verdadera fascinación sobre la periferia, a través precisamente de ese conjunto de ideales, hábitos, maneras de ser y de obrar, trajes y ademanes que se llama la mundanidad. Hasta el trabajo intelectual y artístico, una vez aceptado como uno de los caminos de acceso a la mundanidad, se ha visto, por eso, desarrollado en términos de verdadera superproducción, de oferta mayor que la demanda, como lo saben bien todos los editores, libreros y críticos argentinos. Que el núcleo no esté formado por aristócratas verdaderos, no es obstáculo para que ejerza verdaderas funciones de aristocracia. ¡Al contrario!
Y si en el duelo entre clases Doll tomaba partido “por la periferia contra el núcleo”, como lo hizo, confirmaba la verdad del fenómeno. Y ésta no era la razón para que atacara “una definición objetiva de un estado de cosas” que estaba “lejos de recomendar como el mejor”. Y repetía lo que había dicho: que la supremacía del núcleo era un “milagro cívico”, el cual, “si la clase
17
Roberto Doll. Prontuário 718, em Arquivo Particular de Alfonso Reyes. Capilla Alfonsina/Instituto Nacional de Bellas Artes. 18 Reyes queimou o anterior Monterrey pelos numerosos erros contidos, os quais, em grande parte, se deveram às gráficas brasileiras (Alfonso Reyes, Diario. 1911-1930, op. cit., p. 323). 19 Vale a pena citar estes dois fragmentos de “Palabras sobre la nación argentina”: “Tenho pensado que as impressões de um estrangeiro (que não é tanto) sobre certas características fundamentais da nação argentina poderiam oferecer, pelo menos, alguma curiosidade. Os escritores da Espanha confessaram que a visão estrangeira de Théophile Gautier ajudou-os a abrir os olhos sobre os aspectos e perfis de sua própria paisagem. E Gautier era muito mais estrangeiro para a Espanha do que este mexicano poderia sê-lo para a Argentina. O novo escorço, o desvio produzido por olhar as coisas vindo de outra parte, ajuda a rodeá-las e abarcá-las melhor. Embora eu não queira, embora suprima um termo da comparação, minhas impressões sobre a Argentina têm que estar fundamentadas em um trabalho comparativo da mente. Aqui está, creio eu, todo o valor destas impressões, se algum valor tiverem. Em nosso caso, a comparação possui um interesse singular, porque não se estabelece entre dois países quaisquer de nossa raça, mas entre o México e a Argentina, os dois países pólos, os dois extremos representativos dos dois fundamentais modos de ser que encontramos na América Hispânica. E definir um fenômeno por seus extremos é a maneira de abreviar” (Alfonso Reyes, seleção e prólogo de Alberto Enríquez Perea, México, Ediciones Cal y Arena, 2007, p. 200. [Los Imprescindibles]).
privilegiada diera en abandonarse, no podría mantenerse ya por muchos años”. Antes escribió las siguientes palabras que debieron merecer toda su simpatía: Creo honradamente que todavía a orillas del Plata tiene que liquidarse la cuenta histórica que ya conocemos por el ejemplo de Roma: el duelo entre los patricios y el pueblo de procedencia extranjera, que acaso acabe por dar otro carácter inesperado a la nacionalidad del Sur.20
Asimismo, le decía Reyes a Doll, había partes en sus artículos en donde lo mezclaba en una guerra que no era suya, sino de él, contra los intelectuales que creían que Argentina era una idea y se desesperaba con la intelectualidad que le había precedido por europeizante y descastada. “¡Sin pensar que esta generación ha debido trabajar con los instrumentos de la cultura europea, únicos que hasta ahora se encuentran en plaza, aun para atacar a la misma Europa, y para penetrar en los misterios de la India!”, le revira Reyes y aun le dice que si no había pensado que sin esa generación de “europeizadores de América, nunca se hubiera obtenido la cosecha de los actuales americanizadores 20
Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes, Río de Janeiro, número 2, agosto de 1930, p. 4.
Aqui [disse Reyes em sua resposta a Doll] o núcleo exerce uma verdadeira fascinação sobre a periferia, através precisamente desse conjunto de ideais, hábitos, maneiras de ser e de agir, trajes e ademanes que se chama mundanidade. Inclusive o trabalho intelectual e artístico, uma vez aceito como um dos caminhos de acesso à mundanidade, tem-se desenvolvido, por isso, em termos de verdadeira superprodução, de oferta maior do que a demanda, como bem sabem todos os editores, livreiros e críticos argentinos. Que o núcleo não esteja formado por aristocratas verdadeiros não é obstáculo para que exerça verdadeiras funções de aristocracia. Muito pelo contrário!
Dibujo de Cândido Portinari dedicado a Alfonso Reyes, 1932 . Capilla Alfonsina-INBA
de América” o que aspiraban a serlo. “Las culturas no se improvisan: quieren tiempo y abono, como toda semilla para llegar a fruto”, le recordó Reyes. Para terminar, Reyes dijo: pertenecía a “un pueblo entregado con singular y visible esfuerzo a la renovación de sus módulos de vida y a la busca de su sentido autóctono o, por lo menos, autonómico”, que le era muy grato “tener que hacer la investigación” por su cuenta y “muy placentero saber” que había de llevar “su existencia ese hermoso afán. Es bueno merecer las patrias, ganarlas, conquistarlas. Vamos, señor y amigo: felicitémonos de que no se haya inventado hasta hoy un comprimido Bayer que nos permita ingerir, de un trago, toda la conciencia nacional. Usted me entenderá. Usted que parece amar, muy de veras, y hasta rabiosamente, a su tierra argentina”.21 En el mismo número y en la misma sección citada también apareció la carta de Alfonso Reyes a Waldo Frank. Estaba sumamente conmovido. No hacía mucho tiempo recibió el Primer mensaje a la América Hispánica, edición de la Revista de Occidente, que lleva al frente la siguiente
Se no duelo entre classes, Doll tomava partido “pela periferia contra o núcleo”, como o fez, confirmava a verdade do fenômeno; e esta não era a razão para que atacasse “uma definição objetiva de um estado de coisas” que estava “longe de recomendar como o melhor”. E repetia o que havia dito: que a supremacia do núcleo era um “milagre cívico”, o qual, “se a classe privilegiada se abandonasse, não poderia se manter por muitos anos mais”. Antes escreveu as seguintes palavras que com certeza mereceram toda sua simpatia:
dedicatoria: A mi primer amigo de Hispano América Alfonso Reyes, que llevó mi primer mensaje a mis hermanos de Hispano América –un mensaje inspirado por él– en 1924, dedico este libro con fraternal cariño.22
21
22
Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes, Río de Janeiro, número 2, agosto de 1930, p. 8. Waldo Frank, Primer mensaje a la América Hispana, Revista de Occidente [1930]
Creio honradamente que ainda nas margens do Plata tem que ser liquidada a conta histórica que já conhecemos pelo exemplo de Roma: o duelo entre os patrícios e o povo de procedência estrangeira, que acaso acabe por dar outro caráter inesperado à nacionalidade do Sul. 20
Também, dizia Reyes a Doll, havia partes em seus artigos em que o envolvia em uma guerra que não era a sua, mas a dele, contra os intelectuais que
20
Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes, Rio de Janeiro, número 2, agosto de 1930, p. 4.
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o “remanescente do portenhismo, suspirando pela Europa”, lhe respondeu Reyes que não devia supôlo nem por um instante. Sua experiência na vida argentina foi “um pouco mais eclética” do que podia suspeitar, e seus amigos poderiam comprová-lo. Que Ortega trouxesse “nos olhos a visão de sua aristocracia espanhola” e a dele a aristocracia hispano-americana podia ser certo. “Mas, precisamente, esse módulo de comparação” lhes serviu “para apreciar o contraste e não para inventar semelhanças que não existem”. Nem na Espanha, nem no México se dava o “fenômeno típica e agudamente aristocrático” que se dava na Argentina.
Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes 56
acreditavam que a Argentina era uma idéia e se desesperava com a intelectualidade que o havia precedido, por ser europeizante e desnaturada. “Sem pensar que esta geração teve de trabalhar com os instrumentos da cultura européia, únicos que até agora se encontram na praça, até mesmo para atacar a própria Europa e para penetrar nos mistérios da Índia!”, e Reyes ainda lhe contesta se não tinha pensado que, sem essa geração de “europeizadores da América, nunca se teria obtido a colheita dos atuais americanizadores da América” ou que aspiravam a sê-lo. “As culturas não se improvisam: querem tempo e adubo, como toda semente para chegar a ser fruto”, recordou-lhe Reyes. Para terminar, Reyes disse: pertencia a “um povo entregue, com singular e visível esforço, à renovação de seus módulos de vida e à busca de seu sentido autóctone ou, pelo menos, autonômico”, que lhe era muito grato “ter que fazer a pesquisa” por sua conta e “muito prazenteiro saber” que havia de levar “sua existência esse formoso afã”. É bom merecer as pátrias, ganhá-las, conquistá-las. Vamos, senhor e amigo: parabenizemo-nos de que não tenha sido inventado até hoje um comprimido Bayer que nos permita ingerir, de uma só vez, toda a consciência nacional. O senhor me entenderá. “O senhor que parece amar de verdade, e até mesmo raivosamente, a sua terra argentina”.21 No mesmo número, e na mesma seção citada, também apareceu a carta de Alfonso Reyes a Waldo Frank. Estava sumamente comovido. Não fazia muito tempo que havia recebido o livro Primer mensaje a la América Hispánica, edição da Revista de Occidente, que leva à frente a seguinte dedicatória: Ao meu primeiro amigo da Hispano América Alfonso Reyes, que levou minha primeira mensagem a meus irmãos da Hispano América –uma mensagem inspirada por ele– em 1924, dedico este livro com fraternal carinho. 22
Nesta carta queria lembrar seu “afortunado encontro” com ele, em Madri, que contribuiu a convencêlo de que “seu sonho de uma mais vasta América era uma intuição de realidade”. Reyes sentia que as juventudes americanas es-
21
Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes, Rio de Janeiro, número 2, agosto de 1930, p. 8. 22 Waldo Frank, Primer mensaje a la América Hispana, Revista de Occidente [1930]
Alfonso Reyes en El Colegio de México, 1951. Helen J. Pierce.
En esta carta quería recordar su “afortunado encuentro” con él en Madrid, que contribuyó a convencerlo de que “su sueño de una más vasta América era una intuición de realidad”. Reyes sentía que las juventudes americanas estaban conformes en reconocer que los viajes de Frank por Sudamérica y las conferencias que ahora reunía en este volumen eran el “paso efectivo hacia la realización de esa América potencial”, en la que esperaba que “la raza de hombres” gozaría “íntegramente y por igual la misma luz de alegría y de belleza”. Frank creía que América era “el terreno más propicio históricamente para heredar y fundir
ninguna” había alcanzado. Y si nunca había de llegar esa hora no era menos cierto “que en procurarla y solicitarla” estaba “nuestra única norma evidente de conducta”. Éste era el mejor momento para hacer una vez más una declaración americana. Por ello, Reyes expuso: No creemos que América sea un acaso de la Geografía. Estudiando los orígenes del descubrimiento, encontramos que América fue un presagio, casi una invención o una necesidad de las almas, antes de ser la zona de arribada forzosa para unos navegantes aventureros. Contemplando después la efervescencia mental que el descubrimiento produjo, nos damos cuenta de que, en su sed de felicidad, los hombres convirtieron al instante el Nuevo Mundo en campo de elección para ensayar una vida más llevadera, una república más justa, una utopía. No importa que la idea vacile como una llama en el viento: conservarla es nuestro cometido.23
Reyes era un historiador nato. Sabía de la importancia de la historia y le gustaba hacer su propia historia intelectual. Por esto no fue ninguna casualidad que insertara en el citado número dos de Monterrey, las palabras de saludo a Waldo Frank, escritas a bordo del Voltaire, el 22 de septiembre de 1929, cuando el escritor estadounidense salía de Uruguay a Buenos Aires. Saludo que contiene el “compendio” de su amistad, en cuatro actos, sucedidos en cuatro ciudades distintas. Fue en Madrid, entre 1923 y 1924, el primer encuentro. Frank estaba recogiendo impresiones y documentos para su libro España virgen.24 Traía una carta del pintor mexicano Ángel Zárraga. De este encuentro salió “un mensaje a los escritores de México”. El segundo se efectuó en Nueva York. El tercero en París, donde los dos sintieron que su amistad había “madurado rápidamente” y fraguaron “algunos planes encaminados al mejor conocimiento mutuo entre las literaturas de las dos Américas”. Pero he aquí lo que hace el destino. Cuando se encontraron por primera vez, “estaba por salir de España”. La segunda, “iba de paso para Europa”. La tercera, estaba “a punto de regresar de París a México”. Siempre habían hablado “casi entre maletas, en esos instantes del viaje en que toda conversación se parece tanto a un testamento, a una última voluntad”. Acaso por eso se apresuraban a decirlo todo, de una vez, pues los acercaban los “viejos ideales de cordialidad 23
Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes, Río de Janeiro, número 2, agosto de 1930, p. 2. Véase las líneas que escribió Frank sobre su amistad con Reyes, en Memoirs of Waldo Frank, editado por Alan Trachtenberg, introducción de Lewis Mumford, The University of Massachusetts Press, 1973, p. 122.
24
tavam de acordo em reconhecer que as viagens de Frank pela América do Sul e as conferências que agora reunia neste volume eram a “passagem efetiva para a realização dessa América potencial”, em que esperava que “a raça de homens” gozaria “integramente e por igual a mesma luz de alegria e de beleza”. Frank acreditava que a América era “o terreno mais propício historicamente para herdar e fundir todas as culturas anteriores, com um sentido de universalidade que até hoje nenhuma” havia alcançado. E, se nunca havia de chegar essa hora, não era menos certo que “em procurá-la e solicitá-la” estava “nossa única norma evidente de conduta”. Este era o melhor momento para fazer, uma vez mais, uma declaração americana. Por este motivo, Reyes expôs: Não acreditamos que a América seja um acaso da Geografia. Estudando as origens do descobrimento, encontramos que a América foi um presságio, quase uma invenção ou uma necessidade das almas, antes de ser a zona de chegada forçosa para uns navegantes aventureiros. Contemplando depois a efervescência mental que o descobrimento produziu, nos damos conta de que, em sua sede de felicidade, os homens transformaram num instante o Novo Mundo em campo de eleição para ensaiar uma vida mais tolerável, uma república mais justa, uma utopia. Não importa que a idéia vacile como uma chama ao vento: conservá-la é nosso dever.23
Reyes era um historiador nato. Sabia da importância da história e gostava de fazer sua própria história intelectual. Por isso, não foi nenhuma casualidade que inserisse, no citado número dois de Monterrey, as palavras de saudação a Waldo Frank, escritas a bordo do Voltaire, em 22 de setembro de 1929, quando o escritor estadunidense saía do Uruguai para Buenos Aires. Essa saudação contém o “compêndio” de sua amizade, em quatro atos, que aconteceram em quatro cidades distintas. Foi em Madri, entre 1923 e 1924, o primeiro encontro. Frank estava recolhendo “impressões e documentos para seu livro sobre Espanha virgem”.24 Trazia uma carta do pintor mexicano Ángel Zárraga. Deste encontro saiu “uma mensagem aos escritores do México”. O segundo, deu-se em Nova York. O terceiro, 23 Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes, Rio de Janeiro, número 2, agosto de 1930, p. 2. 24 Ver as linhas escritas por Frank sobre sua amizade com Reyes, em Memoirs of Waldo Frank, editado por Alan Trachtenberg, introdução de Lewis Mumford, The University of Massachusetts Press, 1973, p. 122.
Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes 57
todas las culturas anteriores, con un sentido de universalidad que hasta hoy
Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes 58 Río de Janeiro, 1º de enero de 1931.
em Paris, onde os dois sentiram que sua amizade
humana y la fe en el sentido propio de América”. Los acercaba “esa misteriosa
tinha “amadurecido rapidamente” e idealizaram “al-
implantación en la misma cifra del tiempo, superstición” que siempre había
guns planos encaminhados ao melhor conhecimento mútuo entre as literaturas das duas Américas”.
hecho caso: los dos eran del 89. Cedía ahora la “palabra a los astrólogos”.
Mas, eis o que faz o destino. Quando se encon-
El cuarto contacto fue en Buenos Aires. En donde hacía “palpable
traram pela primeira vez, “estava saindo da Espanha”.
la posibilidad de una inteligencia americana, mucho más allá de todas
A segunda, “de passagem para a Europa”. A terceira, estava “a ponto de regressar de Paris ao México”.
las ramplonerías de la política”. Precisaba “un poco los contornos de esa
Sempre tinham falado “quase entre malas, nesses
inquietud que todos sentimos por hacer de nuestra América algo que debe
instantes da viagem em que toda conversação se
ser y que todavía no es: Cofradía del Deber Americano. Abrir la esperanza”,
parece tanto com um testamento, com uma última vontade”. Talvez por isso, tinham pressa em dizer
eso era lo que hacía Frank.25
tudo, de uma vez, pois os aproximavam os “velhos
Reyes volvió a los mensajes de Frank. El primero fue “una declaración de
ideais de cordialidade humana e a fé no sentido pró-
propósitos, una orientación de esperanzas”. Era el ofrecimiento de acercarse a
prio da América”. Aproximava-os “essa misteriosa implantação na mesma cifra do tempo, superstição”
América. El segundo, era la obra que preparaba con la experiencia de sus viajes
que sempre tinha considerado: os dois eram de 89.
y que contendría su interpretación y hasta su “objeción ante las respuestas
Cedia, agora, a “palavra aos astrólogos”.
que nuestra América te haya ido proponiendo”. Mas, “¡Atención, Waldo, que
O quarto contato foi em Buenos Aires, onde se fazia “palpável a possibilidade de uma inteligência
entre el desconcierto de doctrinas y dogmas que andan tronando por el cielo
americana, muito além de todas as vulgaridades
de América” había “lugar para todo lo bueno y lo malo!” Sabía “que entre la
da política”. Especificava “um pouco os contornos
agitación del alumbramiento, nuestras juventudes” se apresuraban “muy
dessa inquietação que todos sentimos por fazer de nossa América algo que deve ser e que ainda não é:
25
Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes, Río de Janeiro, número 2, agosto de1930, p. 2.
de violencia, de auto-negación si vale decirlo”. Esto lo sabía mejor que nadie y “la historia de tu periplo hispanoamericano” sería “tal vez la historia de una fe que crece en la pugna y se alimenta con el obstáculo”. Finalmente, le daba las gracias a Frank porque había querido arrastrarlo en su “peregrinación hacia la mejor América”. Y se preguntaba entre “avergonzado y sobrecogido” si no haría “la figura de la mosca que decía, desde el testuz del buey: andamos arando”. 26 Waldo Frank al leer esta carta estaba conmovido frente a lo dicho por su hermano Alfonso. No sabía cómo agradecerle. No tenía palabras para ello. 27 En la respuesta a esta carta, Reyes le dijo que entendió muy bien el sentido que quería expresar, es decir, con qué inmensa emoción lo había acompañado y que entendía sus luchas y sus penas. Y a veces le parecía que desde esta parte del mundo dialogaban, y que él le correspondía con su “generoso ánimo”. 28 Hermandad y amistad entrañable. Símbolo y seña de ese americanismo que llevaban en la sangre. En Río de Janeiro se imprimió y se difundió Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes. Y desde la entonces capital de Brasil salieron esos pliegos buscando nuevos destinatarios y nuevas amistades, que florecieron tanto como nuevos proyectos. Uno de ellos lo contó el escritor mexicano en su correo literario. Fue en aquellos días que pasó con Efrânio Peixoto conversando sobre los escritores europeos que pasaban por Río, y que los ponían en un aprieto al preguntarles cuáles eran los libros fundamentales para saber de Brasil. Alfonso Reyes quería ofrecer a los europeos algo con lo que no les costara tanto trabajo entendernos. Había muchos libros. Pero había que mostrarles no las “canteras y sillares” sino “edificios ya construidos”. “De lo contrario” tendríamos que “resignarnos” a que por allá nos hicieran el edificio y lo que sería peor era que lo hicieran “los más mediocres de entre ellos”, los que ya no encontraban “lugar dentro de su propia literatura”. Había que cuidarle a nuestra América la “silueta”, ponerla a “régimen”, depurarla “de toda ociosidad adiposa”. Estaba llegando la hora de América,
Confraria do Dever Americano. Abrir a esperança”; era isso o que Frank fazia.25 Reyes voltou às mensagens de Frank. A primeira foi “uma declaração de propósitos, uma orientação de esperanças”. Era o oferecimento de aproximar-se à América. A segunda era a obra que preparava com a experiência de suas viagens e que iria conter sua interpretação e até mesmo sua “objeção diante das respostas que nossa América lhe tenha proposto”. Mas, “Atenção Waldo, que entre o desconcerto de doutrinas e dogmas que andam trovejando pelo céu da América” havia “lugar para tudo o que há de bom e de mau!” Sabia “que entre a agitação do sucesso, nossas juventudes” se apressavam “muito desordenadamente para o bem e, mais de uma vez,” faziam “alarde de rudeza, de violência, de autonegação, se é válido dizê-lo”. Isto o sabia melhor que ninguém e “a história do teu périplo hispanoamericano” seria “talvez a história de uma fé que cresce no combate e alimenta-se com o obstáculo”. Finalmente, agradecia a Frank porque tinha desejado arrastá-lo em sua “peregrinação rumo à melhor América”. E perguntava-se, meio “envergonhado e sobressaltado”, se não faria a “figura da mosca que dizia, da testa do boi: vamos arando”.26 Waldo Frank, ao ler esta carta, estava comovido diante do que tinha dito seu irmão Alfonso. Não sabia como agradecer-lhe, nem tinha palavras para isso.27 Na resposta a esta carta, Reyes lhe disse que entendeu muito bem o sentido que queria expressar, isto é, com que imensa emoção o havia acompanhado e que entendia suas lutas e suas penas. E, às vezes, parecia-lhe que desta parte do mundo dialogavam, e que ele lhe correspondia com seu “generoso ânimo”.28 Fraternidade e amizade entranhável. Símbolo e sinal desse americanismo que levavam no sangue. No Rio de Janeiro, Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes se imprimiu e difundiu. E, a partir da capital do Brasil de então, saíram essas folhas de papel, procurando novos destinatários e novas
de nuestra América y esta América debería dar al mundo, “algo como un gran golpe de Estado”. Convenía entonces estar “ágiles y bien entrenados”. Recomendaba a los seminarios y academia de letras como mejor ejercicio el despojarse de la tradición. Había pues, “que jardinear un poco el campo”. 26
Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes, Río de Janeiro, número 2, agosto de 1930, p. 3. Carta de Waldo Frank a Alfonso Reyes. Croton on Hudson, N.Y., 3 de noviembre de 1930, en Archivo Particular de Alfonso Reyes, Capilla Alfonsina/Instituto Nacional de Bellas Artes. Expediente 896. 28 Carta de Alfonso Reyes a Waldo Frank. Río de Janeiro, 8 de diciembre de 1930, en Archivo Particular de Alfonso Reyes, Capilla Alfonsina/Instituto Nacional de Bellas Artes. Expediente 896. 27
25
Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes, Rio de Janeiro, número 2, agosto de 1930, p. 2.
26 Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes, Rio de Janeiro, número 2, agosto de 1930, p. 3. 27 Carta de Waldo Frank a Alfonso Reyes. Croton on Hudson, N.Y., 3 de novembro de 1930, em Arquivo Particular de Alfonso Reyes, Capilla Alfonsina/Instituto Nacional de Bellas Artes. Prontuário 896. 28 Carta de Alfonso Reyes a Waldo Frank. Rio de Janeiro, 8 de dezembro de 1930, em Arquivo Particular de Alfonso Reyes, Capilla Alfonsina/Instituto Nacional de Belas Artes. Prontuário 896.
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desordenadamente hacia el bien, y más de una vez” hacían “alardes de rudeza,
Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes 60
Había “que intentar ya, de modo consciente y constante, el someter a la razón tanta materia prima, y el someter tanto movimiento disperso a un ritmo inteligente”. Por otra parte, se preguntaba, cuáles eran los diez libros fundamentales que debería leer sobre el Brasil. Dónde encontrar, “en su mejor expresión, el sabor de nuestro pensamiento y el espectáculo de nuestra historia”. Si el embajador de México en Brasil tuviera todos los elementos para ello convocaría a toda América a la creación de una Biblioteca Mínima Representativa. Esta sería la que se ofreciera a los visitantes ilustres, la que se llevaría en las maDibujo de Toño Salazar que aparece en la carta de Kiki de Montparnasse a Alfonso Reyes, París, 1929.
letas diplomáticas, la que se entregaría a las bibliotecas públicas extranjeras y aún a “las escuelas de los países amigos”. “La BM sería nuestro pasaporte
amizades, que floresceram tanto como novos projetos. Um deles, contou o escritor mexicano em seu correio literário, foi naqueles dias que passou com Efrânio Peixoto, conversando sobre os escritores europeus que passavam pelo Rio, e que os deixavam em um aperto ao perguntar-lhes quais eram os livros fundamentais para conhecer o Brasil. Alfonso Reyes queria oferecer aos europeus algo que não lhes desse tanto trabalho para nos entender. Havia muitos livros, mas era preciso mostrar-lhes não as “cantarias e silhares”, e sim “edifícios já construídos”. “Do contrário” teríamos que “nos resignar” a que por lá nos fizessem o edifício e, o que seria pior, que o fizessem “os mais medíocres entre eles”, os que já não encontravam “lugar dentro de sua própria literatura”. Era preciso cuidar da “silhueta” da nossa América, colocá-la de “regime”, depurá-la “de toda ociosidade adiposa”. Estava chegando a hora da América, de nossa América e esta América deveria dar ao mundo “algo como um grande golpe de Estado”. Convinha então estar “ágeis e bem treinados”. Recomendava aos seminários e academia de letras despojar-se da tradição como o melhor exercício. Havia, portanto, “que ajardinar um pouco o campo”. Havia “que tentar já, de modo consciente e constante, submeter à razão tanta matéria-prima, e submeter tanto movimento disperso a um ritmo inteligente”. Por outra parte, perguntava-se quais eram os dez livros fundamentais que deveria ler sobre o Brasil. Onde encontrar, “em sua melhor expressão, o sabor de nosso pensamento e o espetáculo de nossa história”. Se o embaixador do México no Brasil tivesse todos os elementos para isso, convocaria toda a América à criação de uma Biblioteca Mínima Representativa. Esta seria oferecida aos visitantes ilustres, levada nas malas diplomáticas, oferecida às bibliotecas públicas estrangeiras e, também, “às escolas dos países amigos”.
para el mundo, sería nuestra moneda espiritual”. Como el embajador y escritor mexicano carecía de “fuerzas para tanto” se conformaba con sugerirle a sus amigos “este juego de sociedad que algún día” podía “tener trascendencia: que cada uno, en el ambiente que cultive, en el periódico donde escriba, provoque la cuestión de la Biblioteca Mínima Nacional” y ponga a “discusión entre sus colegas el índice de libros” que se le ocurriera. El criterio debería ser amplio. La Beme, como la llamó, “no debe ser una colección puramente poética, ni siquiera puramente literaria, aun cuando todas las obras escogidas deben tener el decoro artístico esencial”. La Beme “debe juntar los libros fundamentales de la República. Y si hubiera un editor que le interesara esta idea mucho que mejor.” Pero con la condición de que no siguieran después pegándole colas y apéndices. No había “ningún esfuerzo más digno de la inteligencia que aquél que se traza de antemano sus propios límites”. Había “mucho de sacrificio en él, pero también sacrificamos todos algo de nuestra generosidad natural en eso de uñas y cabellos, y no los dejamos crecer como ellos quisieran. Todo para “El aseo de América”. Ésa sea nuestra divisa”. 29 El llamado de Alfonso Reyes fue atendido. La revista Cervantes, de La Habana, y El Universal Ilustrado, de México, estaban haciendo campaña por la Beme, en la primera, su director, Féliz Lizaso; en la segunda, Antonio Acevedo Escobedo. 30 Se enteró que la Revista Bimestre Cubana, reprodujo su artículo “El aseo de América” y L’ Amérique Latine le dedicó un cometario a la Biblioteca. Y desde Cuba Jorge Mañach, José Antonio Ramos y Emilio Roig de Leuchsenring proponían su Biblioteca Mínima Cubana.31 29
30 31
Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes, Río de Janeiro, número 7, diciembre de 1931, p. 3. Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes, Río de Janeiro, número 8, marzo de 1932, p. 8. Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes, Río de Janeiro, número 9, julio de 1932, p. 7.
Alfonso Reyes en la Capilla Alfonsina, Ciudad de México, 1954.
Para estos años treinta la voz de Reyes era bien conocida en el mundo americano y europeo. La propuesta de la Beme fue un eco largo y sostenido. Repertorio Americano, de García Monge, recogió la propuesta y en uno de sus números publicó todas las opiniones que hasta ese momento se habían dado sobre la Biblioteca Mínima Nacional. Como se observará, las paginitas o pliegos del Correo literario de Alfonso Reyes era algo más de lo que sus contemporáneos dijeron, pliegos filosos, sin la menor duda.
29
Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes, Rio de Janeiro, número 7, dezembro de 1931, p. 3. 30 Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes, Rio de Janeiro, número 8, março de 1932, p. 8. 31 Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes, Rio de Janeiro, número 9, julho de 1932, p. 7.
Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes 61
“A BM seria nosso passaporte para o mundo, seria nossa moeda espiritual”. Como o embaixador e escritor mexicano carecia de “forças para tanto”, conformava-se em sugerir aos amigos “este jogo de sociedade que algum dia” podia “ter transcendência: que cada um, no ambiente que cultivasse, no jornal onde escrevesse, provocasse a questão da Biblioteca Mínima Nacional” e “discutisse entre seus colegas o índice de livros” que considerasse pertinente. O critério deveria ser amplo. A Beme, como a chamou, “não deve ser uma coleção puramente poética, nem sequer puramente literária, embora todas as obras escolhidas devem ter o decoro artístico essencial”. A Beme “deve juntar os livros fundamentais da República. E se houvesse um editor que ficasse interessado por esta idéia, seria melhor ainda, mas com a condição de que não contiuasse depois “acrescentando complementos e apêndices”. Não havia “nenhum esforço mais digno da inteligência do que aquele que traça de antemão seus próprios limites”. Havia “muito de sacrifício nele, mas também sacrificamos todos algo de nossa generosidade natural nisso de unhas e cabelos, e não os deixamos crescer como eles gostariam. Tudo para o asseio da América. Seja esta a nossa divisa”.29 O apelo de Alfonso Reyes foi atendido. Da revista Cervantes, de Havana, e do jornal El Universal Ilustrado, do México, estavam fazendo campanha pela Beme; na primeira, seu diretor, Félix Lizaso; na segunda, Antonio Acevedo Escobedo.30 Soube que a Revista Bimestre Cubana reproduziu seu artigo “El aseo de América” e L’ Amérique Latine dedicou um comentário à Biblioteca. Em Cuba, Jorge Mañach, José Antonio Ramos e Emilio Roig de Leuchsenring propunham sua Biblioteca Mínima Cubana.31 Já na década de 1930, a voz de Reyes era bem conhecida no mundo americano e europeu. A proposta da Beme foi um eco longo e sustentado. Repertorio Americano, de García Monge, recolheu a proposta e, em um de seus números, publicou todas as opiniões que até esse momento haviam sido dadas sobre a Biblioteca Mínima Nacional. Como será observado, as pequenas páginas ou folhas do Correo literario de Alfonso Reyes eram algo mais do que seus contemporâneos disseram, folhas afiadas, com toda certeza.
Comida en homenaje al pintor Cândido Portinari, por haber obtenido el premio de la Exposición Internacional de Pittsburg en 1935 . Entre otros, de pie y de izquierda a derecha, el también pintor Guignard, el crítico Antonio Bento, los poetas Murilo Mendes y Manuel Bandeira, y Heloisa Graça Aranha. Sentados, Alfonso Reyes, junto a María y Cândido Portinari.
H éctor P er ea*
Monterrey ilustrado. Comentarios al margen
Monterrey ilustrado. Comentários à margem
Cuaderno de apuntes
Caderno de anotações
Toda aventura editorial es aventura en muchos sentidos. Crear una publica-
Toda aventura editorial é aventura em muitos sentidos. Criar uma publicação não é somente deixá-la andar. Além disso, que por si já é um fato significativo, seguirá o ato cotidiano de mantê-la viva, dinâmica, com um rosto original em cada novo número. Ao anterior haveria que somar as dificuldades particulares de cada caso. Um exemplo de fatores limitantes seria ter que fazer a publicação praticamente sozinho, com apenas alguma ajuda ocasional. Outro condicionante seria ter que imprimir a publicação em um país com outra língua e uma cultura – em boa medida – diferente da própria, sem falar do espinhoso assunto do capital necessário para poder fazê-la e distribuí-la. Resolvidas as dificuldades anteriores, passar-se-á então à segunda etapa: o desenho físico e do caráter que se buscará imprimir e conservar na publicação. Entende-se, com certeza, que não estou falando no vazio, mas que me refiro concretamente à história de Monterrey e de seu obstinado editor: Alfonso Reyes. Reyes conseguiu por si mesmo tudo o que foi descrito. Embora, na verdade, tenha realizado sozinho – ou quase – as tarefas que se referem ao trabalho pesado e, com a ajuda de um pequeno exército de colaboradores e amigos, o relacionado ao campo determinante dos conteúdos, tanto escritos quanto gráficos. Passo a passo, detalhe a detalhe, o regiomontano* conseguiu publicar –segundo consideremos ou não a duplicidade de exemplares e a destruição do primeiro número 2– os 14 ou 15 números brasileiros e argentino (houve um único número publicado na Argentina) de seu Monterrey. Correo literario.
ción no es sólo echarla a andar. Más allá de esto, que es ya de por sí un hecho significativo, seguirá el acto cotidiano de mantenerla viva, dinámica, con un rostro original en cada nueva entrega. A lo anterior habría que sumar las dificultades particulares de cada caso. Un ejemplo de limitante sería el tener que hacer la publicación prácticamente solo, con apenas alguna ayuda más bien marginal. Otra condicionante sería el tener que imprimir la publicación en un país con otra lengua y una cultura en buena medida diferente de la propia. Y ni qué decir del espinoso asunto de los dineros necesarios para poder hacerla y distribuirla. Resueltas las dificultades anteriores se podrá pasar entonces a la segunda etapa: el diseño físico y el del carácter que se buscará imprimir y conservar en la publicación. Se entiende desde luego que no estoy hablando en el vacío, sino que me refiero muy concretamente a la historia de Monterrey y de su obstinado editor: Alfonso Reyes. Reyes logró por sí mismo todo lo descrito. Aunque en realidad lo hizo solo –o casi– en la parte de la talacha, y con la ayuda de un pequeño ejército de colaboradores y amigos en el campo determinante de los contenidos, tanto escritos como gráficos. Paso a paso, detalle a detalle, el regiomontano logró publicar –según consideremos o no la destrucción del primer número 2– los catorce o quince números brasileños y argentino de su Monterrey. Correo literario. A lo largo de poco más de un lustro, entre Río y Buenos Aires, Monterrey se convirtió, a nivel personal, en el medio más vivo de contacto literario, bibliográfico, artístico y anecdótico entre Reyes y el mundo exterior que se
*
había venido construyendo, modelando a su gusto y circunstancialmente
Hectór Perea é pesquisador e coordenador do Centro de Estudios Literários do Instituto de Investigaciones Filológicas da UNAM.
* Hectór Perea es investigador y coordinador del Centro de Estudios Literarios del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM.
** Regiomontano. Originário da cidade de Monterrey, capital do estado mexicano de Nuevo León (N. T.).
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Ao longo de pouco mais de um qüinqüênio, entre o Rio de Janeiro e Buenos Aires, Monterrey se transformou, em nível pessoal, no meio mais vivo de contato literário, bibliográfico, artístico e de fatos curiosos entre Reyes e o mundo exterior, que estava sendo construído, modelado a seu gosto e, circunstancialmente, a partir dos anos de adolescência e, sobretudo, da sua entrada no universo da alta cultura americana e européia. Monterrey correspondeu fundamentalmente aos tempos de sua imersão nos âmbitos da língua portuguesa da América; mas também, no que se refere ao Brasil, a um momento brilhante da cultura e conflituoso quanto à política do país sul-americano. O correio literário levaria também, em seu rastro, às vezes em forma obsessiva, toda a experiência recolhida ao longo de anos de uma vida de exílio e diplomacia, de práticas e gostos literários e jornalísticos. É sempre bom lembrar que o regiomontano já havia coordenado a seção de Geografia e História no jornal El Sol, de Madri, o que lhe daria um certo conhecimento do trabalho de produção editorial. Neste artigo, abordarei dois aspectos sensíveis para a determinação do caráter que Alfonso Reyes imprimiu a Monterrey. Dois aspectos muito distintos e que, de fato, pouco ou nada tiveram a ver entre si. Refiro-me à presença da arte na publicação, mas além disso, também às marcas manuscritas que, em forma de indicações ou comentários, Reyes deixou a partir da leitura dos números publicados.
Cartão postal Gostaria de abrir esta seção citando um pequeno e delicado poema que, sob o título “Cartão postal”, Eugenio d’Ors enviou da Espanha ao Rio, e que figuraria no número 5 de Monterrey. A data colocada no cartão é II/1931 e, portanto, corresponde ao ano em que Reyes começaria a sentir-se mais entrosado no ambiente carioca. O texto é, de fato, um pequeno perfil (de brincadeira) do regiomontano. Nele, Reyes, em temperamento e em nome, não poderia ter aparecido mais artístico, nem mais renascentista e barroco colonial. Em “Tarjeta postal” vê-se à perfeição o americano que, ao ir passando pelo Velho Mundo, impregnou-se do europeu, sem chegar a perder suas raízes. E não era esta, de certa forma, a proposta da corrente antropofágica promovida por Oswald de Andrade, seu amigo brasileiro de Paris? Seja como for, o quarteto dizia:
desde los años de adolescencia. Y sobre todo, a partir de su entrada en el universo de la alta cultura americana y europea. Monterrey correspondió fundamentalmente a los tiempos de su inmersión en los ámbitos de la lengua portuguesa de América. Pero también, en cuanto a Brasil, a un momento brillante de la cultura y conflictivo en cuanto a la política del país sudamericano. El correo literario arrastró asimismo, a manera de cauda, a veces en forma obsesiva, toda la experiencia recogida a lo largo de años de una vida de exilio y diplomacia, de práctica y gustos literarios y periodísticos. Hay que recordar que para entonces el regiomontano había coordinado la sección de Geografía e Historia en El Sol de Madrid, lo que le daría un cierto conocimiento del trabajo de producción editorial. En el presente artículo abordaré dos aspectos sensibles en la determinación del carácter que Alfonso Reyes imprimió a Monterrey. Dos aspectos muy distintos y que, de hecho, poco o nada tuvieron que ver entre sí. Me refiero a la presencia del arte en la publicación. Pero además, a las huellas manuscritas que, en forma de indicaciones o comentarios, dejó Reyes a partir de la lectura de los números publicados.
Tarjeta postal Quisiera abrir este apartado con la cita de un pequeño y delicado poema que, bajo el título de “Tarjeta postal”, envió Eugenio d’ Ors desde España a Río, y que figuró en el número 5 de Monterrey. La fecha puesta en la tarjeta es el II/1931, y por lo mismo corresponde al año en que Reyes comenzó a sentirse más adaptado al entorno carioca. El texto es de hecho un pequeño perfil en broma del regiomontano. En él Reyes, en temperamento y en nombre, no podría haber aparecido más artístico; ni más renacentista y barroco virreinal. En “Tarjeta postal” se ve a la perfección al americano que al ir pasando por el viejo mundo se ha impregnado de lo europeo, sin llegar a perder sus raíces. ¿Y no era ésta, en cierta forma, la propuesta de la corriente antropofágica promovida por Oswald de Andrade, su amigo brasileño de París? Como sea, el cuarteto decía: Entre la exuberancia del indiano arabesco Conserva, Alfonso Reyes, tus normas de latino. Tú, cuyo nombre es ya tan plateresco, No pases más allá del manuelino.
La Capilla Alfonsina conserva dos ejemplares encuadernados, y en muy distinto estado de conservación, de la serie de fascículos que dieron cuerpo al Correo literario de Reyes. Ambos ejemplares sirvieron al regiomontano
Ilustración que acompaña el artículo “Goethe y América”. Monterrey. Correo literario número 9, julio de 1932 .
para expresar acuerdos, señalamientos y enojos frente al resultado, que no siempre correspondía con lo que se había querido imprimir. Al lado de muchas indicaciones de erratas y acciones tomadas –como el detalle de haber mandado quemar el número dos1–, Reyes también dejó consignado en estos dos juegos a dónde habían pasado, con diversas modificaciones, algunos de los textos escritos en su origen para Monterrey. A lápiz,2 principalmente, pero también Norte y sur, Última Tule, Tentativas y orientaciones y La experiencia literaria, libros de los cuarenta, figuran en las indicaciones manuscritas del correo como los principales beneficiarios de la distribución posterior de muchos de los materiales. Lo anterior, así como el uso al principio de su pluma fuente con tinta oscura frente a la aplicación de lápiz bicolor al final; e incluso el tipo de letra, rápida y descuidada en los cuarenta, indican que las anotaciones fueron hechas en el lapso de varios años, en Brasil y en México. Lo que también traslucen ciertos co-
A Capilla Alfonsina conserva dois exemplares encadernados, e em estado de conservação muito diferente, da série de fascículos que deram corpo ao Correo literario de Reyes. Ambos os exemplares serviram ao regiomontano para expressar acordos, indicações e aborrecimentos diante do resultado, que nem sempre correspondia com o que teria gostado de imprimir. Ao lado de muitas indicações de erratas e ações tomadas – como haver mandado queimar o número dois1 –, Reyes também deixou indicado nestes dois exemplares para onde tinham ido, com diversas modificações, alguns dos textos escritos originalmente para Monterrey. Principalmente A lápiz,2 mas também Norte y sur, Última Tule, Tentativas y orientaciones e La experiencia literaria, livros da década de 1940, figuram nas indicações manuscritas do Correo como os principais beneficiários da distribuição posterior de muitos dos materiais. O que foi anteriormente citado, assim como o uso de sua caneta tinteiro com tinta escura no princípio, frente à aplicação de lápis bicolor no final e, inclusive, o tipo de letra, rápida e descuidada nos anos quarenta, indicam que as anotações foram feitas no lapso de vários anos, no Brasil e no México. Também é possível observar, por certos comentários e riscos, que algumas das páginas dos suplementos foram editadas por Reyes nas próprias páginas do Correo, para facilitar o traslado e adaptação dos textos a livro. Monterrey é uma mostra dos interesses literários e relacionamentos que Reyes estabeleceu na América do Sul ou procurou continuar à distância, durante aqueles anos de estadia ao sul do continente. Foi o meio de projetar as inquietações de sua vida intelectual e o devir de sua vida cotidiana aos amigos de outros países e outro continente. Também, através
mentarios y tachaduras es que algunas de las páginas de los suplementos fueron editadas por Reyes, desde las propias páginas del Correo, para facilitar el traslado y adaptación de los textos a libro. 1
Hecho que llevaría a Reyes a escribir al margen del ejemplar, y dirigida a alguien próximo, la siguiente leyenda, que corresponde en cierta forma al sentir del escritor cuando aún mantenía bastantes reticencias frente a una casi imposible adaptación a la vida en Brasil: “Compadézcame: los obreros de imprenta no entienden aquí ni su propia lengua”. Recordemos que a Reyes las erratas lo ponían más que nervioso. En particular se nota en el caso de aquel gazapo que, justo en el primer número dos, equivocaba los apellidos de Abreu Gómez. 2 Título muy similar al de una sección de Monterrey, como veremos.
1
Fato que levaria Reyes a escrever à margem do exemplar, e dirigida a alguém próximo, a seguinte legenda, que corresponde de certa forma ao sentir do escritor quando ainda mantinha muitas reticências diante de uma quase impossível adaptação à vida no Brasil: “Compadeçame: os operários da gráfica não entendem aqui nem a sua própria língua”. Recordemos que as erratas deixavam Reyes muito nervoso. Em particular, nota-se o caso daquele deslize que, justamente no primeiro número dois, alterava os sobrenomes de Abreu Gómez. 2 Título muito similar ao de uma seção do Monterrey, como veremos.
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Entre la exuberancia del indiano arabesco Conserva, Alfonso Reyes, tus normas de latino. Tú, cuyo nombre es ya tan plateresco, No pases más allá del manuelino.
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do jornalzinho, procurou atrair as letras e existências desses amigos a sua realidade do momento. Em um nível mais sutil, na publicação, o regiomontano foi deixando pistas sobre suas inclinações e gostos mais diversos, adaptados ao ou modificados pelo novo contexto em que o escritor-diplomata se desenvolvia. Uma destas alternativas que, a partir da aproximação àquilo que foi recolhido em Monterrey, permite um conhecimento mais redondo de sua personalidade, manifesta-se tanto no detalhe velado da arte, quanto no argumento contundente da expressão literária. Ou, com mais exatidão, a partir do complemento de ambos. Visto como um traço artístico, mais que como somente a ilustração do texto literário, a arte terminaria definindo boa parte da personalidade de Monterrey. Um exemplo sobre o que foi dito antes é a forma como Reyes entitulou algumas colunas. Umas por ele escritas; outra, em particular, concebida expressamente para situar determinados materiais valiosos. Este último caso foi o da seção “Museo”, vitrine de papel em que, sob a idéia de resguardo de tesouros, o Reyes editor mostrou cartas e ilustrações comemorativas. Os primeiros casos referidos, colunas sem assinatura e irmãs de outra, chamada “Guardias de la pluma”, Reyes intitulou-as “Cuaderno de apuntes” e “Rayas de lápiz”. Em ambos os casos, os títulos resultariam realmente perfeitos, porque neles o autor conseguia a fusão do literário com o plástico. A convivência de ambos os mundos, atingida graças às puras manchetes, lembra as velhas crônicas recolhidas em Cartones de Madrid. Mas, também e sobretudo, as delicadas anotações paisagísticas de viagem, tão ao gosto de seu admirado Goethe, como de Diego Rivera ou do próprio Reyes. O jornalzinho do regiomontano permitiu outras vias de acesso à arte, que foram a comunicação concisa de atualidades biblio-hemerográficas que, penso, foram redigidas pelo próprio Reyes, e duas manifestações de maior envergadura e maior peso. Estas manifestações foram, por um lado, as ilustrações que acompanharam alguns artigos ou as que, às vezes sem lógica aparente, figuraram com vida autônoma em lugares destacados da publicação, em um estranho jogo de espelhos ou sinais pessoais. E, por outro lado, os ensaios sobre arte escritos por Reyes, e as notícias que, ao gosto do escritor, inspirariam pesquisa coletiva ou provocariam réplica, esclarecimento e reflexão. Como indiquei acima, algumas seções em que se misturavam a informação biblio-hemerográfica
Carta de Emiliano Di Cavalcanti a Alfonso Reyes, 5 de febrero de 1931.
Monterrey es una muestra de los intereses literarios y relaciones que Reyes estableció en Sudamérica o procuró continuar a la distancia durante aquellos años de estancia al sur del continente. Fue el medio de proyectar las inquietudes de su vida intelectual y el devenir de su vida cotidiana a los amigos de otros países y otro continente. También, a través del periodiquito buscó atraer las letras y existencias de esos amigos a su realidad del momento. En un nivel más sutil, en la publicación el regiomontano fue dejando pistas sobre sus inclinaciones y gustos más diversos, adaptados al o modificados por el nuevo contexto en que el escritor-diplomático se desenvolvía. Una de estas vías alternativas que, a partir del acercamiento a lo recogido en Monterrey, permite un conocimiento más redondo de su personalidad, se manifiesta tanto en el detalle velado del arte como en el argumento contundente de la expresión literaria. O, con más precisión, a partir del complemento de ambos. Visto como un trazo artístico, más que como sólo la ilustración del texto literario, el arte terminó definiendo buena parte de la personalidad de Monterrey.
palacete imperial –con su aire todavía soledoso– en que nos ha tocado vivir y en cuyo espaciosísimo comedor Paul Morand me aconseja que haga atender mis banquetes por servidores a caballo. Sin salir de aquí, viene hasta nosotros la historia natural. Las flores de la Nochebuena –las Estrellas Federales que, en Buenos Aires, se pagan a precio de oro– entran hasta la cocina, y hay que cuidarse de no mezclarlas en la ensalada. Alfonso Reyes, As Laranjeiras
Un ejemplo de lo anterior es la forma como Reyes cabeceó algunas columnas. Unas por él escritas; otra, en particular, concebida expresamente para ubicar determinados materiales valiosos. Este último caso fue el de la sección “Museo”, vitrina de papel donde, bajo la idea de resguardo de tesoros, el Reyes editor mostró cartas e ilustraciones conmemorativas. Los primeros casos referidos, columnas sin firma y hermanas de aquella otra de nombre “Guardias de la pluma”, Reyes las tituló “Cuaderno de apuntes” y “Rayas de lápiz”. En ambos casos, los títulos resultarían de hecho perfectos, pues en ellos se lograba la fusión de lo literario con lo plástico. La convivencia de ambos mundos, lograda gracias a los puros encabezados, recuerda las viejas crónicas recogidas en Cartones de Madrid. Pero también, y sobre todo, los delicados apuntes paisajísticos de viaje, tan del gusto de su admirado Goethe como de Diego Rivera o del propio Reyes. Otras vías de acceso al arte que permitió el periodiquito del regiomontano fueron la comunicación escueta de actualidades bibliohemerográficas que, me parece, redactaba el propio Reyes, y dos manifestaciones de mayor envergadura y mayor peso. Éstas fueron, por un lado, las ilustraciones que acompañaron algunos artículos o las que, a veces sin lógica aparente, figuraron con vida autónoma en lugares destacados de la publicación, en un extraño juego de espejos o guiños privados. Y por otro lado, los ensayos sobre arte escritos por Reyes y las noticias que, al gusto del escritor, inspirarían una pesquisa colectiva o darían pie a la réplica, la aclaración y la reflexión.
3
Assunto que, além da simples citação bibliográfica, daria motivo para a continuação do tema e para a polêmica.
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Sea la antigua Rua das Laranjeiras; sea, en ella, el
com pequenas anotações ensaísticas foram uma porta de acesso aos gostos artísticos de Reyes. Talvez não a entrada mais chamativa nem profunda às suas preferências, mas sim tão pessoal quanto os ensaios de grande fôlego. A seção “Publicaciones recibidas. Libros y folletos” e algumas outras similares foram o veículo informativo que permitiu que o leitor seleto do Correo literario ficasse sabendo das publicações nos diversos contextos geográficos e culturais, aos que Reyes havia estado ou continuava vinculado. Entre informações literárias e de disciplinas as mais variadas, Reyes deixou nestas páginas o dado conciso de novidades editoriais referentes à arte em geral. Ele também mencionaria críticos e historiadores do campo, assim como artistas que exerceram a criação plástica. Desta forma, nas páginas da mencionada seção de Monterrey era freqüente a referência a nomes e a temas como Jean Cassou, Roberto Montenegro, escultura colonial dos séculos XVII e XVIII, Manuel Rodríguez Lozano, monumentos mexicanos, ferreiros mexicanos, José María Velasco, arte do antigo México, as tábuas da conquista,3 o tesouro de Monte Albán, a arte e a revolução mexicana, Fermín Revueltas, a arquitetura do Palácio de Belas Artes, as figuras mexicanas de cera, a arquitetura colonial em geral, o plateresco mexicano, as arqueologias espanhola e brasileira, Chichén Itzá, Leonardo Da Vinci, o Palácio Nacional, a pintura contemporânea do México, a arte hispano-americana ou a arte argentina, em particular. Pois bem, em trabalhos pequenos e curiosos da seção “Rayas a lápiz” de Monterrey, número 3, de maior extensão do que os anteriores, o regiomontano divulgou o livro de Gerhard Hauptmann, La prodigiosa Isla de las Damas. Historia de un archipiélago imaginario. Neste volume, publicado pela Revista de Occidente, em 1925, informava-se sobre o inquieto arquiteto Stradmann, quem havia tentado chegar ao México para estudar a arquitetura mexicana in loco, e falecido em um naufrágio depois de uma estadia de estudos no Japão. Quase a seguir, em carta de resposta a J. Montes sobre uma presumível novela russa, em que se descrevia o roubo do Gulf-Stream por parte de Diego Rivera, o redator anônimo –Reyes, com certeza– referia-se aos dois livros que, misturados seus conteú-
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dos, teriam podido criar esse curioso engendro sem sentido. Um deles era Les aventures extraordinaires de Julio Jurenito et des disciples, que contém o famoso retrato ficcional do muralista guanajuatense,* amigo de ambos, por Ilia Ehrenbourg. Reyes descreveria o livro como as peripécias de um reformador mexicano que se propõe mudar a sociedade humana. Ehrenbourg, russo de Paris, conheceu de perto Diego Rivera, e a lembrança de nosso grande pintor não é estranha à concepção de seu herói.
Outra referência literária, com certa pátina de arte, é a que Reyes fazia do romance La Sérénade de Toselli, em que seu autor, Jean Cassou, ao falar de um presumível mexicano que tinha chegado a ser presidente de seu país, punha em boca de um pintor a seguinte frase: “¡Ah, sim! […] Era um mexicano: Il mangeait sa soupe avec ses clefs…”
Do arquivo e do álbum Sobre as obras artísticas usadas por Reyes em função de ilustração caberia assinalar algumas que, por suas características plásticas ou de sentido, destacam-se com relação ao restante dos trabalhos. Dentro da denominação de ilustrações de arquivo, muito própria de todas as publicações, e que são obras mais neutras, de enquadramento e conteúdo, de sentido geral e aproveitamento amplo, Monterrey exibiu panorâmicas como a do monumento dedicado a Ricardo Güiraldes em San Antonio de Areco, Argentina. Esta fotografia foi repetida por Reyes na primeira página dos dois números distintos do 2 , com a única variante do tamanho. Outras fotos destas características foram as que ilustraram o artigo “Algunos datos sobre el teatro en México durante los últimos años”, a do Cemitério de Sète, vinculada ao poema de Paul Valéry, ou a que acompanharia a sentida lembrança de Graça Aranha, e à qual Reyes colocou como crédito o nome de Nicolás. Outra foto, esta muito mais interessante, tanto pela referência do fato como pela possível autoria, é a que retrata o autor do livro Venezas, grande amigo do regiomontano, em caminho a Petrópolis. Esta imagem serviu de ilustração ao artigo de Reyes “Paul Morand en Río”, capa do número 7, de dezembro de 1931. Mas antes –e nisso se descobre uma das facetas
*
Guanajuatense. Originario do estado mexicano de
Guanajuato. (N. T.).
Como indiqué arriba, algunas secciones en que se entremezclaba la información bibliohemerográfica con pequeños apuntes ensayísticos fueron puerta de acceso a los gustos artísticos de Reyes. Quizá no la entrada más llamativa ni profunda a sus preferencias, pero sí tan personal como los ensayos de gran aliento. La sección “Publicaciones recibidas. Libros y folletos” y algunos otros apartados similares fueron el vehículo informativo que permitió al lector selecto del Correo literario enterarse de lo que aparecía publicado en los distintos contextos geográficos y culturales en los que Reyes había estado o seguía vinculado. Entre informaciones literarias y de disciplinas de lo más variado, Reyes dejó consignado en estas páginas el dato escueto de novedades editoriales referentes al arte en general. Pero también mencionó a críticos e historiadores del campo, así como a artistas que ejercieron la creación plástica. De esta forma, en las páginas de la mencionada sección de Monterrey se hizo frecuente la referencia a nombres y a temas como Jean Cassou, Roberto Montenegro, escultura colonial de los siglos XVII y XVIII, Manuel Rodríguez Lozano, monumentos mexicanos, herreros mexicanos, José María Velasco, arte del antiguo México, las tablas de la conquista,3 el tesoro de Monte Albán, el arte y la revolución mexicana, Fermín Revueltas, la arquitectura del Palacio de Bellas Artes, las figuras mexicanas de cera, la arquitectura colonial en general, el plateresco mexicano, la arqueologías española y brasileña, Chichén Itzá, Leonardo Da Vinci, el Palacio Nacional, la pintura contemporánea de México, el arte hispanoamericano o el argentino en particular. 3
Asunto que, más allá de la simple cita bibliográfica, daría pie al seguimiento del tema y a la polémica.
Monumento a Ricardo Güiraldes en San Antonio de Areco (República Argentina) tierra de “Don Segundo Sombra”. Monterrey. Correo literario número 2 , agosto de 1930.
El cementerio de Sète que inspiró el poema de Valéry. Monterrey. Correo literario número 6 , octubre de 1931.
Ahora bien, en trabajos pequeños y curiosos de la sección “Rayas a lápiz” de Monterrey, número 3, de mayor extensión que los anteriores, el regiomontano dio noticia del libro de Gerardo Haupmann La prodigiosa Isla de las Damas. Historia de un archipiélago imaginario. En este volumen, publicado por la Revista de Occidente en 1925, se informaba sobre el inquieto arquitecto Stradmann, quien había intentado llegar a México para estudiar la arquitectura mexicana “sobre el terreno” y que falleció en un naufragio después de una estancia de estudios en Japón. Casi enseguida, en carta de respuesta a J. Montes sobre una presunta novela rusa en que se describía el robo del Gulf-Stream por parte de Diego Rivera, el redactor anónimo –Reyes con seguridad– se refería a los dos libros que, mezclados sus contenidos, habrían podido crear ese curioso engendro sin sentido. Uno de ellos era Les aventures extraordinaires de Julio Jurenito et ses disciples, que contiene el famoso retrato en ficción del muralista guanajuatense, amigo de ambos, por Ilia Ehrenbourg. Reyes describió el libro como las peripecias de un reformador mexicano que se propone cambiar la sociedad humana. Ehrenbourg, ruso de París, conoció muy de cerca a Diego Rivera, y el recuerdo de nuestro gran pintor no es extraño a la concepción de su héroe.
Otra referencia literaria con cierta pátina de arte es la que Reyes hacía de la novela La Sérénade de Toselli, en la que su autor, Jean Cassou, al hablar de un presunto mexicano que había llegado a ser presidente de su país, ponía en boca de un pintor la siguiente frase: “¡Ah, sí! […] Era un mexicano: Il mangeait sa soupe avec ses clefs…”
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mais íntimas e fascinantes de Monterrey– o mexicano tinha colocado esta lembrança fotográfica, referida a um dos passeios narrados no artigo, em um dos álbuns de fotos do Rio de Janeiro, o correspondente ao período outonal do ano mencionado. Este álbum mostra a vida cotidiana dos membros da família Reyes. Nele, são retratados entre amigos, em exteriores do palacete da Rua das Laranjeiras e realizando trabalhos de jardinagem; ou de passeio por Copacabana, em algum cruzeiro e no Jardim Botânico. Também, ao pé do Cristo Redentor, ou com a Baía da Guanabara no fundo ou a perspectiva do Rio a seus pés, como se aprecia das alturas do Pão de Açúcar. A foto em que Morand aparece inclinado para frente, em uma postura simpática, embora rara, perdeu muitos de seus detalhes na reprodução do Correo. Mas, na cópia do álbum, podemos apreciar, no fundo da imagem, as suaves colinas da paisagem e a vegetação frondosa que rodeia a estrada. Também aparece a parte traseira do carro e o detalhe que explica a curiosa inclinação do corpo do francês. Morand está de pé sobre a valeta, com problemas de equilíbrio, quase descendo em direção à estrada. A foto do lado, no álbum, dá mais pistas sobre o passeio. Nela, aparece uma mulher (esposa de Morand?) e o pintor brasileiro Cícero Dias, com o chapéu usado em outras fotos do passeio e colocado sobre as orelhas. A foto de Morand rumo a Petrópolis poderia ter sido tirada por Reyes, em um ato absolutamente comum de sua vida cotidiana no Rio. Outra foto que poderia ser de autoria de Alfonso Reyes é a da águia e da serpente que decora uma fonte diante da prefeitura da cidade visitada na ocasião: Petrópolis. Esta foto, colocada ao lado do escudo do México, serviu de complemento a uma das edições do artigo “Virgilio y América”, capa do número 10 de Monterrey, de março de 1933. Algumas ilustrações mais, digamos, de circunstância, figuram nos números finais do Monterrey. Três fotografias emotivas, sobretudo porque apoiavam acontecimentos singulares na vida de Reyes e quanto à presença imediata e futura de seu país no Brasil. Estas fotos, publicadas no número 13 do Correo literario, exemplar com o qual o escritor se despedia do Brasil, complementaram a reprodução do discurso com que Alfonso Reyes entregou ao Jardim Botânico do Rio a reprodução escultórica de Xochipilli, o deus mexica das flores. O texto apresentaria, no espaço de duas colunas do peculiar tablóide, a ainda hoje famosa escultura de Cuauhtémoc, levada ao Rio em 1922 por José
Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes 70 Discurso de entrega de la escultura del dios Xochipilli al Jardín Botánico de Río de Janeiro, 2 de octubre de 1935 .
Vasconcelos e colocada diante da praia do Flamengo. Além dela, no meio e no final do discurso, o leitor pôde apreciar, em outras duas imagens, um detalhe da “região mexicana” do Jardim, dedicada em particular à flora do deserto, e uma última foto do próprio deus; nela, Xochipilli aparece solitário, sentado sobre o pedestal, em um lugar privilegiado do Jardim Botânico e com a acostumada expressão inescrutável. No arquivo de Reyes, conserva-se uma fotografia irmã da anterior, tirada no mesmo dia da cerimônia; nela aparece o autor no momento da leitura do discurso. Enquanto isso, coberto pelo que pareceria ser uma bandeira do México, o deus aguarda o momento de ser desvelado. Como podese apreciar outra vez, a intercomunicação entre Monterrey e outros meios de registro da vida diária do regiomontano foi total. Entre as ilustrações de apoio, gostaria de destacar o retrato a bico-de-pena do autor do Fausto, que acompanharia o ensaio “Goethe y América”. Mas, sobretudo, a formosa caricatura que retrata Valery Larbaud e foi o complemento da crônica “Viajes Morrocotudos”, de Reyes. Esta imagem do salva-
Del archivo y el álbum Acerca de las obras artísticas usadas por Reyes en función de ilustración cabría señalar algunas que, por sus características plásticas o de sentido, destacan sobre el resto de los trabajos. Dentro del calificativo de ilustraciones de archivo, muy propio de todas las publicaciones, y que son obras más bien neutras de encuadre y contenido, de sentido general y aprovechamiento amplio, Monterrey exhibió panorámicas como la del monumento dedicado a Ricardo Güiraldes en San Antonio de Areco, Argentina. Esta fotografía Reyes la repitió en la portada de los dos números distintos del 2 , con la única variante del tamaño. Otras fotos de estas características fueron la que ilustró el artículo “Algunos datos sobre el teatro en México durante los últimos años”, la del cementerio de Sète, vinculada al poema de Paul Valéry, o la que acompañaría el sentido recuerdo de Graça Aranha, y a la que Reyes puso como crédito el nombre de Nicolás. Otra foto, ésta mucho más interesante tanto por la referencia anecdótica como por la posible autoría de la misma, es la que retrata al autor del libro Venecias, gran amigo del regiomontano, de camino a Petrópolis. Esta ima-
popular de que he tenido noticia por el poeta Murilo Mendes: Cuauhtémoc es un inmenso amuleto, una mascota, una imagen propiciatoria de la buena suerte. Hay que dar tres vueltas en torno al monumento y hacerle una pequeña reverencia quitándose el sombrero; eso basta: ya están conjurados los peligros… La estatua de Cuauhtémoc es dispensadora de bravura y de resistencia ante los desastres y contrariedades del mundo. Y esto, por generoso ministerio del gran Poeta Desconocido; es decir, el pueblo.
Pero ya Cuauhtémoc, carioca honorario desde el año de 1922, no está solo. Otro símbolo mexicano parece saludarlo desde el Jardín Botánico, y es el Xochipilli, dios floreal, cuya estatua tuve la honra de ofrecer a Río de Janeiro en el año de 1935. Alfonso Reyes, Aguja de las playas
gen sirvió de ilustración al artículo de Reyes “Paul Morand en Río”, portada del número 7, de diciembre de 1931. Pero antes, y en esto se descubre una de las caras más íntimas y fascinantes de Monterrey, el mexicano había colocado este recuerdo fotográfico, referido a uno de los paseos narrados en el artículo, en uno de los álbumes de fotos de Río de Janeiro, el correspondiente a la temporada de otoño del año mencionado. Este álbum muestra la vida cotidiana de la familia Reyes. En él se ven entre amigos, en exteriores del palacete de Rua das Laranjeiras y realizando trabajos de jardinería; o de paseo por Copacabana, en algún crucero y en el Jardín Botánico. También, al pie del Cristo de Corcovado; o con la Bahía de Guanabara a sus espaldas o la perspectiva de Río a sus pies, según se aprecia desde las alturas del Pan de Azúcar. Esta toma, la de Monterrey, en que Morand aparece echado hacia delante, en una postura simpática aunque rara, ha perdido en la reproducción del Correo muchos de sus detalles. Pero en la copia del álbum podemos apreciar, al fondo de la imagen, las suaves colinas del paisaje y la vegetación frondosa que rodea la carretera. También aparece la parte trasera del coche y el detalle que explica la curiosa inclinación en el cuerpo del francés. Morand está de pie sobre la cuneta, con problemas de equilibrio, a punto de bajar a la carretera. La foto de al lado, en el álbum, da más pistas sobre el paseo. En ella aparece una mujer –¿esposa de Morand?– y el pintor brasi-
dorenho4 Toño Salazar, discreta, encantadora em seu comentário do temperamento do autor francês, remete aos melhores tempos parisienses do regiomontano. Mencionei, no início, um tipo especial de imagens. São aquelas que, sem ser ilustrações do texto que as circunda, tampouco parecem ter relação, aparente ou real, com alguma das colaborações próximas. No entanto, pelo menos em alguns casos, a força contida pelas estampas teria ressonância com material publicado anteriormente, ou então com a própria vida de Reyes. No número inicial de Monterrey, justamente abaixo do “Propósito” da publicação e rodeado pelo corpo tipográfico do “Boletín Gongorino”, Reyes colocou a reprodução da pintura Tennis, do modernista pernambucano, animador cultural, poeta e editor Vicente do Rego Monteiro. A imagem referia-se à exposição Arte Francesa Moderna, montada no Palace Hotel do Rio, em cujas salas, exatamente em frente à praia de Copacabana, fariam exposições muitos pintores brasileiros do momento. 4
“...e penso que também mexicano”, escreveu Reyes
em um artigo de Monterrey.
Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes 71
El Cuauhtémoc posee su leyenda que ya he contado en otra parte. Es una superstición
Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes 72
leño Cícero Dias, con el sombrero usado en otras fotos del paseo echado sobre las orejas. La foto de Morand rumbo a Petrópolis podría haber sido tomada por Reyes, en un acto absolutamente común a su vida cotidiana en Río. Otra foto que podría ser de la autoría de Alfonso Reyes es la del águila y la serpiente que decora una fuente ante la prefectura de la ciudad visitada en aquella ocasión, Petrópolis. La misma, puesta al lado del escudo de México, sirvió de complemento a una de las entregas del artículo “Virgilio y América”, portada del número 10 de Monterrey, de marzo de 1933. Unas cuantas ilustraciones más, digamos, de circunstancia, figuran en los números finales de Monterrey. Tres fotografías emotivas, sobre todo porque apoyaban Valery Larbaud por Toño Salazar, Monterrey. Correo literario número 4 , abril de 1931.
Rego Monteiro, como depois Cícero Dias em relação com El Guernica, tinha sido há muito tempo um importante introdutor do cubismo europeu no Brasil. Com um pé na França e outro em seu país natal, Rego Monteiro figurava agora como parte da escola francesa; mas seria necesário um trabalho minucioso para descobrir o possível significado da publicação desta obra de Rego Monteiro en Monterrey e suas repercussões, no passado e no presente, na vida carioca del mexicano. Em sua primeira estadia parisiense, o brasileiro havia freqüentado o ambiente boêmio que Reyes tanto apreciava. E o fez justamente durante os meses de 1913, que antecipariam a grande guerra. Além disso, tanto em Paris quanto no Rio, o pintor se encontrou com amigos brasileiros muito próximos também de Reyes, como Ronald de Carvalho, Tarsila do Amaral – mulher de Oswald de Andrade – e Emiliano Di Cavalcanti. Já no Rio, em junho de 1930, mês em que apareceu este primeiro número do Correo literario, a maioria deles ia e vinha da França ao Brasil, mas também freqüentava com toda liberdade a Embaixada mexicana da Rua das Laranjeiras. Em relação à outra destas ilustrações singulares, Alfonso Reyes, como mencionei antes, contou no número 7 de Monterrey a história de vários passeios feitos com Paul Morand, nos que – em companhia de diversos amigos cujos nomes Reyes omitia – o francês tinha conhecido a Barra da Tijuca, o Pão de Açúcar e dois lugares com conteúdo social verdadeiramente fora de série. Reyes concentraria sua colorida crônica nos dois últimos lugares: o bairro do Mangue, no Rio, e um percurso mágico e acidentado, cruzando a Baía da Guanabara rumo a
acontecimientos singulares en la vida de Reyes y en cuanto a la presencia inmediata y futura de su país en Brasil. Estas fotos, aparecidas en el número 13 del Correo literario, ejemplar con el que el escritor se despedía de Brasil,
complementaron la reproducción del discurso con que Alfonso Reyes entregó al Jardín Botánico de Río la reproducción escultórica de Xochipilli, el dios mexica de las flores. El texto luciría, en el espacio de dos columnas del peculiar tabloide, la aún hoy famosa escultura de Cuauhtémoc, llevada a Río en 1922 por José Vasconcelos y puesta frente a la playa de Flamengo. Además de la anterior, en medio y al final del discurso el lector pudo apreciar, en otras dos imágenes, un detalle de la “región mexicana” del jardín, dedicada en particular a la flora del desierto, y una última toma del propio dios. En ella Xochipilli
Rego Monteiro, Tennis. Exposición de Arte Francés Moderno, Monterrey. Correo literario número 1, junio de 1930.
Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes 73
aparece en solitario, sentado sobre el pedestal en un lugar de privilegio del Botánico y con la acostumbrada expresión inescrutable. En el archivo de Reyes se conserva una fotografía hermana de la anterior, tomada el mismo día de la ceremonia. En ella se capta al autor en el momento de la lectura del discurso. Mientras, cubierto por lo que pareciera una bandera de México, el dios aguarda el momento de ser develado. Como se puede apreciar de nueva cuenta, la intercomunicación entre Monterrey y otros medios de registro de la vida diaria del regiomontano fue total. De entre las ilustraciones de apoyo quisiera destacar el retrato a líneas del autor del Fausto, que acompañaría al ensayo “Goethe y América”. Pero sobre todo, la hermosa caricatura que retrata a Valery Larbaud y fue el complemento de la crónica “Viajes Morrocotudos”, de Reyes. Esta imagen del salvadoreño4 Toño Salazar, discreta, encantadora en su comentario del temperamento del autor francés, remite a los mejores tiempos parisinos del regiomontano. Mencioné al principio un tipo especial de imágenes. Son aquéllas que sin ser ilustraciones del texto que las circunda, tampoco parecieran tener relación, aparente o real, con ninguna de las colaboraciones próximas. Sin embargo, cuando menos en algunos casos, la fuerza contenida por las es-
Paul Morand en el alto de la Indepencia, camino de Petrópolis, Monterrey. Correo literario número 7, diciembre de 1931.
tampas tendría resonancia con material publicado anteriormente o bien con
Niterói, para presenciar “os bailes sagrados”, ou seja,
la propia vida de Reyes.
o ritual da macumba.
En el número inicial de Monterrey, justo debajo del “Propósito” de la publicación y rodeada por el cuerpo tipográfico del “Boletín Gongorino”, puso
Desta maneira, seis meses depois do passeio, a reprodução de um desenho de Foujita acompanharia outra edição de “Virgilio y América”, sem ter,
Reyes la reproducción de la pintura Tennis, del modernista pernambucano,
na verdade, nada a ver com o tema do ensaio, pois
animador cultural, poeta y editor Vicente do Rego Monteiro. La imagen re-
tratava-se da representação do “baile sagrado”. Esta
fería a la exposición Arte Francés Moderno, montada en el Palace Hotel de
cerimônia foi representada por Foujita durante seu périplo sul-americano; o motivo da visita ao Rio
Río, en cuyas salas, justo frente a la playa de Copacabana, exhibieron mu-
havia sido visitar Cândido Portinari. Reyes publi-
chos pintores brasileños del momento.
cou esta imagem em Monterrey no ano seguinte ao
Rego Monteiro, como más adelante Cícero Dias en relación con El Guernica, había sido desde tiempo atrás un importante introductor a Brasil
passeio, sem mais explicação que o título, que era La Macumba. Algum sinal aos amigos? A última destas imagens sui generis que gostaria
del cubismo europeo. Con un pie en Francia y otro en su país natal, Rego
de comentar é, de fato, mais texto que imagem,
Monteiro figuraba ahora como parte de la escuela francesa. Pero habría que
ou tão ilustração quanto conteúdo escrito. O fato
hilar fino para descubrir el posible significado de la publicación de esta obra
é que na seção “Investigaciones”, do exemplar de Monterrey de março de 1933, Reyes publicou
de Rego Monteiro y las repercusiones, hacia el pasado y el presente, en la
em três colunas, divididas em duas páginas, uma
vida carioca de Reyes. En su primera estancia parisina, el brasileño había
colaboração de Camille Pitollet que põe em dúvida
frecuentado el ambiente bohemio tan del gusto de Reyes. Y lo había hecho justo durante los meses de 1913 que anticiparían la gran guerra. Pero ade-
o presumível desinteresse do regiomontano por outras vertentes da vanguarda que não fossem o cubismo de seu amigo Rivera. No Correo literario,
más, tanto en París como en Río, el pintor se vio con amigos brasileños muy
sob o título “La poesía tipográfica”, apareceram as
4
uma cruz, com o correspondente texto explicativo.
“... y pienso que también mexicano”, escribió Reyes en un artículo de Monterrey.
divertidas silhuetas de duas garrafas, um cálice e
Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes 74
Caligramas não de Apollinaire, mas de autoria de Rabelais e outros escritores de língua francesa.
Esboço de colibri No tomo IX das Obras completas de Reyes, que apareceu no ano da morte de seu autor, 1959, recolhese Norte y Sur (1944), livro dedicado a impressões variadas sobre a Argentina e o Brasil. Este tomo inclui o artigo “Maximiliano descubre el colibrí”, publicado originalmente no mesmo número 13 de Monterrey, de junho de 1936 , em que Reyes se despedia do Brasil. Nesse tomo de Obras completas, entre o título e o corpo do ensaio, aparece, reproduzida da impressão do Correo, a versão de um destes passarinhos, realizada pelo pintor de formatos médios e muralista Cândido Portinari. Enquanto que nas Obras completas anota-se que o colibri de Portinari é “um desenho”, a edição de Monterrey diz que se trata de “um esboço”. De fato, a seção pouco freqüente em que se incluiria tanto o que foi referido a Maximiliano quanto outro pequeno ensaio dedicado à papoula e à amizade entre o México e o Brasil, é a já mencionada “Cuaderno de Apuntes”. O paulista Portinari, assim como Reyes, morou na Europa alguns anos, mas, a partir de 1931, encontrava-se já instalado definitivamente no Rio de Janeiro. Era então professor de artes plásticas e pintor incipiente. O belo retrato escrito de Maximiliano foi concebido por Reyes a partir de duas das facetas mais esquecidas do imperador: suas atividades como naturalista e suas práticas de escritor. Maximiliano havia passado pelo Brasil no final de 1859. Ali, como Reyes muitos anos depois, encontrou-se –entre outras muitas coisas da natureza– com o colibri ou beija-flor, como é conhecido em português. O imperador descreveria desta forma o também conhecido, somente no México, como chupamirto: “Era uma vibração incessante, um zumbido, uma oscilação mil vezes repetida. Dir-se-ia um pensamento preso ao vôo e encerrado em uma palpitação de asas, flutuante e suspensa no espaço”. Como reflexo da experiência do próprio Maximiliano, a ilustração de Portinari se concentrava na imagem de um só colibri. Fred Ellison acha que, com certeza, o desenho foi um presente do artista. É quase certo que Reyes não tenha pago nada por ele, mas acho que, como acontece habitualmente no âmbito editorial, o colibri foi feito à petição expressa
Tsugouharu Foujita, La Macumba, Monterrey. Correo literario número 8 , marzo de 1932 .
próximos también a Reyes, como Ronald de Carvalho, Tarsila do Amaral –mujer de Oswald de Andrade— y Emiliano Di Cavalcanti. Ya en Río, en junio de 1930 cuando apareció este primer número del Correo literario, la mayoría de ellos iba y venía de Francia a Brasil. Pero también frecuentaban con toda libertad la Embajada mexicana de Rua das Laranjeiras. En relación con otra de estas ilustraciones singulares, Alfonso Reyes, como mencioné antes, contó en el número 7 de Monterrey varios paseos realizados con Paul Morand en los que, en compañía de diversos amigos cuyos nombres Reyes omitía, el francés había conocido Barra de Tijuca, el Pan de Azúcar y dos sitios con contenido social verdaderamente fuera de serie. Reyes centró su colorida crónica en los dos últimos lugares: el barrio de Mangue, en Río, y un recorrido mágico y accidentado, cruzando la bahía de Guanabara, a Niterói, para presenciar “los bailes sagrados”. O sea, el ritual de la macumba. Y bueno, seis meses después del paseo, la reproducción de un dibujo de Foujita acompañaría otra entrega de “Virgilio y América”, sin tener en realidad nada que ver con el tema del ensayo. Pues se trataba de la representación del baile sagrado. Esta ceremonia fue trazada por Foujita durante su periplo sudamericano. El motivo de la visita a Río había sido ver a Cândido Portinari. Reyes publicó esta imagen en Monterrey al año siguiente del paseo, sin más explicación que el título de La Macumba. ¿Algún guiño a los amigos? La última de estas imágenes sui géneris que quisiera comentar es, de hecho, más texto que imagen; o tan ilustración como contenido escrito. Y es que en la sección “Investigaciones”, del ejemplar de Monterrey de marzo de 1933, Reyes publicó a tres columnas y en una parcial doble plana, una colaboración de Camille Pitollet que pone en duda el presunto desinterés del regiomontano por otras vertientes de la vanguardia que no
Cândido Portinari, Colibrí (apunte). Monterrey. Correo literario número 13 , junio de 1936 .
fueran el cubismo de su amigo Rivera. Bajo el título de “La poesía tipográfica” se vieron aparecer en el Correo literario, con el correspondiente texto explicativo, las divertidas siluetas de dos botellas, una copa y una cruz. Caligramas no de Apollinaire, sino de la autoría de Rabelais y otros autores
De grande fôlego
de habla francesa.
Dentro dos poucos trabalhos dedicados expressamente à arte, existe um interessante e outro bastante significativo em Monterrey. O primeiro, texto inicial da seção “Investigaciones” do número 3, de outubro de 1930, é “Rousseau el aduanero y México”. Nele, sem abandonar a lembrança de Paul Morand, agora de viagem pelo México, Reyes considerava a possibilidade de que Henri Rousseau nunca houvesse estado no México e que, para os motivos presumivelmente mexicanos de seus últimos quadros, tivesse se inspirado nas estampas de algumas histórias naturais baratas. A segunda colaboração, não tão breve e de maior qualidade que a anterior, na qual Reyes projetava também algumas de suas inclinações como escritor, foi “Vermeer y la novela de Proust”, artigo escrito originalmente em Madri, para a revista Social de Havana e reproduzido no número 14 de Monterrey, o último do Correo literario, impresso em Buenos Aires. O trabalho, considerado por Paulette Patout “talvez o seu melhor ensaio” e, sem dúvida, “outra obra prima!”, pertence aos textos que, mesmo
Bocetos de colibrí En el tomo IX de las Obras completas de Reyes, aparecido en el año de la muerte de su autor, 1959, se recoge Norte y Sur (1944), libro dedicado a impresiones varias sobre Argentina y Brasil. Dicho tomo incluye el artículo “Maximiliano descubre el colibrí”, publicado originalmente en el mismo número 13 de Monterrey, de junio de 1936, en que Reyes se despedía de Brasil. En ese tomo de Obras completas, entre el título y el cuerpo del ensayo, aparece, reproducida de la impresión del Correo, la versión de uno de estos pajarillos realizada por el pintor de medianos formatos y muralista Cândido Portinari. Mientras en las Obras completas se anota que el colibrí de Portinari es “un dibujo”, en la edición de Monterrey dice que se trata de “un apunte”. De hecho, la sección poco frecuente donde se incluyó tanto el referido a Maximiliano como otro ensayito dedicado a la amapola y la amistad entre México y Brasil, es la ya referida “Cuaderno de Apuntes”.
Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes 75
de Reyes. Isto explicaria por que este delicado passarinho não nasceu solitário, mas pertenceu a um pequeno bando de aves. Portinari deve ter feito várias tentativas para chegar à ilustração definitiva. Como acontece muitas vezes na pintura ou na literatura, o resultado final desbancou os produtos prévios ou paralelos de elaboração. O “esboço” viria a tornar-se assim, para o leitor de ontem e de hoje -segundo a versão dada em Obras Completas-, o “desenho” último e definitivo. Não obstante, Reyes e Portinari sabiam que este resultado plástico, como o estudo de Maximiliano e o próprio ensaio sobre este personagem, eram apenas bosquejos – embora completos – elaborados em torno a um objeto central de estudo. O colibri, “a coisinha pequena e volátil”, continuava sendo “intocável”, “semelhante às imagens do sonho”. Além disso, no caso do trabalho de Portinari, uma versão a mais, dentro de um conjunto de desenhos hoje conhecidos. Maximiliano considerava o colibri uma singular “jóia do paraíso”. Perdido, talvez, no ateliê em que Reyes imprimia o Monterrey, o tão conhecido e solitário original de Portinari, junto com os outros estudos de colibris, resultaria posterior, em não mais de um ano, ao famoso quadro Café, que projetou internacionalmente o pintor brasileiro.
Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes 76
El paulista Portinari, como Reyes, vivió en Europa algunos años. Pero a partir de 1931 se encontraba ya instalado definitivamente en Río. Era por entonces profesor de artes plásticas y pintor incipiente. El bello retrato escrito de Maximiliano, Reyes lo había concebido a partir de dos de las facetas más olvidadas del emperador: sus actividades como naturalista y sus prácticas de escritor. Maximiliano había pasado por Brasil a finales de 1859. Allí, como Reyes lustros después, se topó, entre otras muchas cosas de la naturaleza, con el colibrí o besaflor, como se le conoce en portugués. El emperador describiría de esta forma al también conocido, sólo en México, como chupamirto: “Era una vibración incesante, un zumbido, una oscilación mil veces repetida. Se diría un pensamiento atrapado al vuelo y encerrado en una palpitación de alas, flotante y suspensa en el espacio”. Como reflejo de la experiencia del propio Maximiliano, la ilustración de La moza del turbante, Rijksmuseum, Amsterdam. Monterrey. Correo literario número 14, julio de 1937.
Portinari se concentraba en la imagen de un solo colibrí. Fred Ellison consi-
sendo breves, estariam entre os de grande fôlego que se publicaram em Monterrey. Dois pequenos ensaios, apêndices deste, foram “La última morada de Proust”, de 1928 , e “Proust y los gusanos de cuatro dimensiones”. Este último, publicado na seção “Miscelánea” do Correo, na última página do número 6 , de outubro de 1931, apareceu en Monterrey, antes, de fato, que o dedicado à proximidade entre o escritor francês e o artista nascido em Delft. “Vermeer y la novela de Proust” foi ilustrado com uma reprodução do retrato hoje conhecido como A jovem do brinco de pérola, do Rijksmuseum de Amsterdã. Reyes o denominou, então, como A moça do turbante. Esta imagem de Vermeer, conhecida em alguns círculos como a Gioconda do norte, foi tão apreciada pelo regiomontano que ele chegou a pendurar na Capilla Alfonsina uma reprodução do quadro de tamanho semelhante ao orignal. Neste trabalho, concentrado essencialmente no caráter de Proust e de sua personagem, Swann, Reyes exibiu, inclusive, muitas de suas inclinações e características como escritor. Por tal razão, não poderia ser considerado como um trabalho a mais dentro da obra total de Alfonso Reyes. Por outro lado, neste pequeno grande ensaio, o autor do Romance del Río de Enero se permitiu uma aproximação livre e prazenteira à obra de Vermeer. Uma aproximação de amador, claro; mas também – e, sobretudo – de um conhecedor sensível e preciso da pintura barroca holandesa.
yes no haya pagado nada por él, pero creo que, como sucede habitualmente
dera indudable que el dibujo fue un regalo del artista. Es casi seguro que Reen el ámbito editorial, el colibrí fue hecho a petición expresa de Reyes. Lo cual explicaría el por qué este delicado pajarillo no nació en solitario, sino que perteneció a un pequeño conjunto de aves. Portinari debe haber requerido de varios intentos para conseguir la ilustración definitiva. Como sucede muchas veces en la pintura o en la literatura, el resultado final desplazó los productos previos o paralelos de elaboración. El “apunte” se convertía así, para el lector de ayer y de hoy, según la versión que se da en Obras completas, en el “dibujo” último y definitivo. No obstante, Reyes y Portinari sabían que este resultado plástico, como el estudio de Maximiliano y el propio ensayito sobre éste, eran apenas bocetos –aunque redondos– elaborados en torno a un objeto central de estudio. El colibrí, “la cosita pequeñita y volátil”, seguía siendo “inasible”, “semejante a las imágenes del sueño”. Pero además, en el caso del trabajo de Portinari, una versión más dentro de un conjunto de tintas hoy conocidas. Maximiliano consideraba al colibrí como una singular “joya del paraíso”. Perdido quizá en el taller donde Reyes imprimía Monterrey, el tan conocido y solitario original de Portinari, junto con los otros estudios de colibríes, resultaría posterior en no más de un año al famoso cuadro Café que proyectó internacionalmente al brasileño.
De gran aliento Dentro de los pocos trabajos dedicados expresamente al arte hay uno interesante y otro bastante significativo en Monterrey. El primero, texto inicial de
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la sección “Investigaciones” del número 3, de octubre de 1930, es “Rousseau el aduanero y México”. En él, sin abandonar el recuerdo de Paul Morand, ahora de viaje por México, Reyes planteaba la posibilidad de que Henri Rousseau nunca hubiera estado en México y que para los motivos presuntamente mexicanos de sus últimos cuadros se hubiera inspirado en las estampas de algunas historias naturales baratas. La segunda colaboración, no tan breve y de mayor calidad que la anterior, en la que Reyes proyectaba además algunas de sus inclinaciones como escritor, fue “Vermeer y la novela de Proust”, artículo escrito originalmente en Madrid para la revista Social de La Habana y reproducido en el número 14 de Monterrey, el último del Correo literario, con pie de imprenta en Buenos Aires. El trabajo, considerado por Paulette Patout “quizá su mejor ensayo” y, eso sí, “¡otra obra maestra!”, pertenece a los textos que, aun en su brevedad, serían de los de gran aliento en Monterrey. Dos ensayitos apéndices de éste fueron “La última morada de Proust”, de 1928, y “Proust y los gusanos de cuatro dimensiones”. Este último, publicado en la sección “Miscelánea” del Correo, en la última página del número 6, de octubre de 1931, apareció en Monterrey, de hecho, antes que el dedicado a la cercanía entre el escritor francés y el artista nacido en Delft. “Vermeer y la novela de Proust” fue ilustrado con una reproducción del retrato hoy conocido como La joven del arete de perla, del Rijksmuseum de Ámsterdam. Reyes lo tituló entonces como La moza del turbante. Esta imagen de Vermeer, referida en algunos círculos como la Gioconda del norte, fue tan apreciada por el regiomontano que llegó a colgar en la Capilla Alfonsina una reproducción del cuadro de tamaño cercano al del original. En este trabajo, centrado en lo esencial en el carácter de Proust y de su personaje, Swann, Reyes exhibió además muchas de sus características como escritor. Por lo mismo, no podría considerarse como un trabajo más dentro de la obra total de Alfonso Reyes. Por otro lado, en este pequeño gran ensayo el autor del Romance del Río de Enero se permitió un acercamiento libre y gustoso a la obra de Vermeer. Un acercamiento de amateur, desde luego; pero también, y sobre todo, de conocedor sensible y puntual de la pintura barroca holandesa.
Tablas y viñetas A lo largo de siete colaboraciones, que abarcaron del número 8 de Monterrey, de marzo de 1932 , al 12 , de agosto de 1935, se desarrolló en el Correo literario una suerte de foro abierto con el tema de La Conquista de México en tablas de González.
La Conquista de México en tablas de González. Monterrey. Correo literario número 12 , agosto de 1935 .
Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes 78
Pintura sobre madeira e vinhetas Ao longo de sete colaborações, que abarcaram do número 8 de Monterrey, de março de 1932 , ao número 12 , de agosto de 1935, desenvolveu-se no Correo literario uma espécie de fórum aberto, com o tema da Conquista do México em tablas de González. Impulsionada pelo próprio Reyes, começou então a pesquisa desta série de pinturas com incrustações de madrepérola que, localizadas em um primeiro grupo em Buenos Aires, com o passar dos meses mostraria sua amplitude e apreciabilidade em outras cidades da América e da Europa. Trabalho de colaboração intercontinental e multidisciplinar, no sentido mais atual do termo, esta forma de correspondência indagativa, intelectual e artística representa, em minha opinião, a maior contribuição de Monterrey ao futuro da comunicação através da mídia, sem importar de que tipo seja. Por último, gostaria de mencionar neste artigo um produto de Monterrey que, com o tempo, tornarse-ia um emblema das edições de Alfonso Reyes. Refiro-me à vinheta do Cerro de la Silla (Monte da Sela), por ele traçada, que, como eco lema “o monte cai na página...” do Correo literario, acompanhou quase todos os livros finais do regiomontano. Livros tão pessoais como o próprio desenho, e que não poderiam ter sido impressos a não ser em edições de autor, como se deu a produção completa de Monterrey.
Echada a andar por el propio Reyes, comenzó entonces la pesquisa de esta serie de pinturas con incrustaciones de nácar que, localizadas en un primer grupo en Buenos Aires, con el correr de los meses mostró su amplitud y aprecio en otras ciudades de América y Europa. Trabajo de colaboración intercontinental y multidisciplinario, en el sentido más actual del término, esta forma de correspondencia indagatoria, intelectual y artística representa en mi opinión la mayor aportación de Monterrey al futuro de la comunicación a través de los medios. Sin importar cuáles sean éstos. Por último, quisiera mencionar en este artículo un producto de Monterrey que con el tiempo se convirtió en emblema de las ediciones de Alfonso Reyes. Me refiero a la viñeta del Cerro de la Silla por él trazada, que vuelta eco en la leyenda “el cerro cae en la página…” del Correo literario, acompañó casi todos los libros finales del regiomontano. Libros tan personales como el propio dibujo, y que no podrían haber sido impresos sino en ediciones de autor, como lo fue la producción completa de Monterrey.
Esta obra se terminĂł de imprimir en septiembre de 2008, en los talleres de GrĂĄfica, Creatividad y DiseĂąo, S.A. de C.V. en papel Ab cream de 90 gr, con un tiraje de 1000 ejemplares.
Entre 1930
y
1937 Alfonso Reyes publicó catorce
números, más uno que tuvo que repetir, de Monterrey, su correo literario. Ahora, a casi ochenta años del primer número y en fechas cercanas a la conmemoración de los 120 años de su natalicio los reproducimos en edición facsimilar acompañados del análisis y los comentarios de autores que siguen admirando su trabajo. El propio Reyes expresó que se trataba de «un órgano de relación, de relación social, con el mundo de los escritores: un boletín de noticias del trabajo, casi una carta circular.» José Emilio Pacheco, por su parte, señala que estas páginas a las que Reyes dio el nombre de su ciudad natal son «un diario (un newspaper) y un “diario” (un journal), pero sobre todo se acercan al hoy amenazado modelo del periódico cultural».