La Voz de los Locos

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UNIVERSIDAD DIEGO PORTALES FACULTAD DE CIENCIAS DE LA COMUNICACIÓN E INFORMACIÓN ESCUELA DE PERIODISMO

LA VOZ DE LOS ‘LOCOS’ Un reportaje como vía para conocer y comunicar la realidad de los enfermos mentales del hospital psiquiátrico Dr. José Horwitz Barak desde la perspectivas de sus protagonistas.

Por:

MARÍA PAZ GÓMEZ VELASCO CRISTIÁN GERMÁN PETERS QUIROGA CAROLINA PATRICIA ROMERO BORRONI

Tesis para optar al grado de Licenciado de Comunicación Social Profesor Guía: Alen Pinar Moreno


Santiago, Chile 2003

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Lo que ves es lo que ves Los manicomios raramente se exhiben Charles Bukowski

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RESUMEN Este trabajo busca reflejar la vida cotidiana, los sueños, fantasías, frustraciones, esperanzas, desilusiones, obsesiones, sentimientos, proyectos de vida

de los internos del hospital

psiquiátrico “Dr. José Horwitz Barak”, y a su vez, explorar como la sociedad en general y la sociedad chilena, en particular, se relaciona con ellos. Relatos impactantes se registran en estas páginas, dando a conocer un mundo ‘loco’, pero lleno de sentido humano. Éstos muestran un lado no conocido de la vida cotidiana de los enfermos mentales, una existencia distinta a la que la sociedad ha contribuido. Estas páginas abren una puerta a una nueva construcción social que busca hacer parte de la comunidad un grupo de seres humanos con capacidades distintas, pero personas con las mismas necesidades del resto y también con aquéllas que la sociedad ha creado a través del tiempo. Psiquiatras y anti-psiquiatras, ‘locos y normales’ se reúnen en este trabajo a través de entrevistas e historias de vida, para contar lo que sucede dentro del hospital psiquiátrico “Dr. José Horwitz Barack”. De esta forma, se pudo demostrar que los enfermos mentales tienen mucho que decir y aportar a la sociedad, pero no siempre cuentan con el espacio para hacerlo. Para ello se requiere un cambio en el accionar de los medios de comunicación que permita modificar la imagen existente de los alienados que ayuda a su marginación.

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TABLA DE CONTENIDOS Introducción La Influencia de los Medios Vida de Locos El Objetivo de la Investigación La Justificación: un aporte elemental Viabilidad: es un hecho Diseño Metodológico Capítulo I La Sociedad y su camisa de Fuerza La Sociedad en que vivimos… Chile es Capital… El Capitalismo: un virus que afecta a todos y a todo Todo Bajo Control… Una Sociedad Castigadora… Viviendo en Control… Capítulo II Servidores Dueños de la Verdad Capítulo III Locos por el Bla Bla La Necesidad de Comunicar La Muralla Franqueable entre los ‘Locos’ y los ‘Medios’

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ÍNDICE DE IMÁGENES

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“Al principio no había ninguna idea preconcebida para hacer algo que sea visto, sino que era para conocerse, comunicarse, jugar y crear. Pero en un momento, después de casi un año y medio (de realizar el taller de teatro), comenzaron a aparecer voces de que ellos quieren contactarse con el público... Después de mucho tiempo de un caos total, aparecían y aparecían miles de cosas, había mucho material y en un momento decidimos juntarlo y empezar a hacer un registro de personajes, una foto con descripción de cada personaje. Después cada uno tenía como cuatro personajes, de los muchos que se habían creado, los que eran más memorables y los que más les habían gustado. Después hicimos para cada uno unos tres o cuatro muñecos de cada personaje y el creador del personaje era un entrevistado especial que hablaba de cada personaje. Después de eso, comenzamos a hacer algunas pequeñas acciones con cada personaje. Cada personaje tenía su ambiente, su rollo, o sea, era un pedacito del mundo interno de cada uno de ellos. Al principio, no había una lógica, porque es una lógica de sueños, del nivel del inconsciente, pero es como son. Todo este trabajo ha servido como un desafío para ir descifrando realmente el qué es lo que hemos creado. Entonces tiene un sentido, que es lo que van a ver, porque comienza desde la oscuridad, desde la tristeza, el dolor, la desesperación, hacia el pájaro que despierta y vuela. Hay un muñeco que es la muerte, hay un baile que es la muerte, pero hay otro que simboliza la vida, que es el que se va a quedar”. Elzbieta Majewska Profesora del Taller de Teatro del hospital psiquiátrico Dr. José Horwitz Barak

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¿Quién eres tú? Soy Blanca Nieves, la reina del palacio, palacio, palacio ¿Qué haces con nosotros? Me como la manzana y me duermo, me duermo, me duermo Gladys Cuadra

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¿Quién eres tú? Soy Lengua de Lija, de Lija, de Lija ¿Qué haces con nosotros? Cuando matamos a Blanca Nieves, yo como la manzana, manzana, manzana

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INTRODUCCIÓN Al buscar un tema de investigación, se intentó descubrir algo nuevo, algo en lo que pocos se habían detenido: lo que pueden decir, expresar y opinar los enfermos del hospital psiquiátrico “Doctor José Horwitz Barak”. A veces, uno se pregunta por los ‘locos’ y no sabe qué responder, no se conocen sus sentimientos, ideas, proyecciones, su vida en general es un enigma que pocos pueden solucionar. Si bien éste no es el objetivo, porque es imposible contestar las miles de preguntas que pueden surgir, al menos sí acercarse a ellos y mostrar una faceta que está escondida, olvidada, perdida y enterrada. No se quiere hacer “vista gorda” a los que pueden ser realmente unos genios, de hecho mucho se oye decir que la genialidad y la locura están relacionadas. Cabe recordar que cuando Guglielmo Marconi, descubrió un método para enviar mensajes a través del aire, inventando la radio, sus conocidos lo tomaron por ‘loco’ y lo internaron en un manicomio con el fin de ‘sanarlo’. Hoy, la mayoría de la población mundial cuenta con una radio en sus hogares. “No es posible establecer separación entre el sentido y la locura; aparecen en conjunto, en unidad indescifrable, donde indefinidamente pueden pasar el uno por la otra; ‘No hay nada tan frívolo que en alguna parte no pueda ser muy importante. No hay locura, siempre que sea bien seguida, que no pase por sabiduría’”1. A medida que se investigaba el tema, cada vez aparecían más matices e ideas que apoyaban y demostraban que había cosas que cambiar. Que se podía hacer algo por los enfermos del hospital “Doctor Horwitz Barak”. Es posible acercarse a ellos y tratarlos como los seres humanos que son, más naturales, más transparentes, los únicos que pueden decir como es vivir una realidad paralela a la de la sociedad, o quizás ayudar a ésta a vivir mejor la propia, porque las experiencias de vida de los pacientes psiquiátricos pueden, a veces, llegar a ser muy especiales, completas y totalmente ‘normales’.

Tienen mucho que expresar,

opiniones, ideas, enseñanzas, en fin, un mundo entero por descubrir.

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FOUCAULT, Michel. 1998. Historia de la Locura en la Época Clásica Vol. I. Fondo de Cultura Económica. México D.F., México. p. 158

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Es muy fácil calificar a alguien de ‘loco’, de hecho se hace continuamente, pero sin base alguna. Basta que cualquiera haga algo fuera de lo común o que no realizaría el resto para que se convierta en ‘loco’. Esos prejuicios y discriminaciones se podrían sustituir por un conocimiento más acabado de los enfermos que están internados en el hospital psiquiátrico, con sólo escucharlos e intentar entenderlos. “La naturaleza de la locura es al mismo tiempo su sutil sabiduría; su razón de ser consiste en acercarse tanto a la razón, en ser tan consustancial a ella que, en conjunto, forman un texto indisociable, en que no se puede descifrar más que la finalidad de la naturaleza: hace falta la locura del amor para conservar la especie; hacen falta los delirios de la ambición para el buen orden de los cuerpos políticos; hacen falta insensatas avideces para crear riquezas”2 Los psiquiatras y terapeutas del “Dr. Horwitz” aseguran que los internos se pueden y quieren comunicarse. Éstos ya lo han demostrado. Hace un tiempo, los enfermos del hospital psiquiátrico concretaron una idea que nació de ellos. Se trata de una revista interna que no sólo tiene fines terapéuticos, sino que también refleja el derecho a comunicar sus opiniones y sentimientos. “Locos Mayo” es una publicación de pocas páginas con poesías escritas por los propios usuarios que participan en el taller de literatura del recinto. Muchos de los enfermos mentales son abandonados por sus familias, viéndose obligados a conformar una dentro del hospital. Tampoco se les da trabajo, por el hecho de haber pisado un recinto psiquiátrico e incluso, se les hace callar cuando intentan emitir su opinión. Es que la sociedad chilena no los considera, los discrimina porque tiene la certeza de que no tienen nada trascendente que decir. Sin embargo, poseen vida propia, que ha pesar de ser distinta, y por lo mismo, rechazada, es su vida, le dan un sentido personal y tienen el derecho de contarla. Además, por su ‘enfermedad’ viven en un submundo que puede ser igual o incluso más interesante que el del resto de la sociedad. Pero no se ha creado un espacio para que los internos del hospital psiquiátrico puedan exteriorizar sus ideas. Por esto, la sociedad no los conoce y los olvida. Incluso es más “con los locos la piedad inmediatamente es compensada, aún borrada por el horror que se siente ante esta existencia extraña entregada a sus violencias y sus furores: ‘por así decir, se ve uno obligado a huirles, 2

Ibid, p. 278

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para evitar el espectáculo desgarrador de las marcas repugnantes que llevan sobre el rostro y sobre el cuerpo, del olvido de su razón; y, por cierto el temor a su violencia aleja de ellos a todos los que no están obligados a mantenerlos”3.

La Influencia de los Medios Con el fin de cambiar el modo de ver a los enfermos, los medios de comunicación podrían intervenir, en su posición de agentes socializadores, ya que otorgan la información necesaria al individuo que no puede obtener por sus propios medios. De esta manera, “su influencia se ejerce, sobre todo en el tiempo, acumulativamente” 4. En este sentido, los media aportan imágenes, estereotipos de personas y comportamientos, influenciando en la percepción y esquema de vida del espectador. Los medios de comunicación están regidos por ciertas tendencias las cuales intentan transmitir a través de sus mensajes, con el fin de construir opinión pública. “Teóricos asumen que la clase propietaria persigue intencionalmente sus intereses ideológicos colectivos a través de su control sobre la producción cultural”5. De esta manera, las acciones de las autoridades influyen en los comportamientos del resto. Así los enfermos psiquiátricos se ven excluidos de esta construcción de realidad al no formar parte de los objetivos de los grandes medios. Son éstos los que seleccionan una parte de la realidad y la presentan como la verdad suprema. “Scheler destacó que el conocimiento humano se da en la sociedad como un a priori de la experiencia individual, proporcionando ésta última su ordenación de significado. Asimismo, según Manheim no hay pensamiento humano inmune a las influencias ideologizantes de su contexto social” 6. Es decir, los medios de comunicación intervendrían en el conocimiento antes de que el individuo por sí mismo descubra la realidad.

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FOUCAULT, Michel. 1998. Historia de la Locura en la Época Clásica Vol. II. Fondo de Cultura Económica. Séptima reimpresión. México D.F., México. p. 143 4 WOLF, Mauro. 1994. Los efectos sociales de los media: socializaciones “colaterales”. Ediciones Paidós. Primera edición. Barcelona, España. p. 95 5 MURDOCK, Graham. 1988. Organizar lo imaginario: Control y autonomía de la comunicación masiva. Premia. Primera Edición. Puebla, México. p. 63 6 BERGER, Peter y LUCKMANN, Thomas. 1989. La Construcción social de la realidad. Traducción Silvia Zuleta. Amorrortu Editores. Novena Edición. Buenos Aires, Argentina. p. 24

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Es escaso o posiblemente nulo, el espacio que se le da al hospital psiquiátrico y a sus pacientes en los medios de comunicación, ya que contribuyen a esta institución como agente de control. De la misma manera, sólo se les da un lugar para reafirmar una representación de los enfermos, estereotipándolos como sujetos incapacitados y aislados del sistema para que no interfieran perjudicialmente en él. De hecho, “la jurisprudencia judicial, supliendo la ausencia de un concepto de demencia en nuestro Código Civil, ha declarado que es tal la ‘ situación en que se encuentra un individuo que, por alteración de sus facultades mentales, carece de aptitud necesaria para dirigir su persona y administrar su patrimonio”.7 Según Peter Berger y Thomas Luckmann, sociólogos que consideran que el conocimiento del que participan los integrantes de una sociedad es el verdadero objeto de estudio de la sociología, la realidad de la vida cotidiana es interpretada por los hombres que le otorgan un significado subjetivo de su mundo coherente. A pesar de ello, éstos saben que existen realidades múltiples, muchas de las cuales no conocen. Tal vez, si las descubrieran, experimentarían la sensación que se tiene al despertar de un sueño. Pero, de todas formas, la realidad de la vida cotidiana está sobre la conciencia y el individuo se ve obligado a prestarle atención. Entonces, ‘el mundo’ del hospital psiquiátrico pasa desapercibido porque la realidad de la vida cotidiana le resta importancia. “La naturaleza de la locura está en ser una razón secreta, en no existir más que por ella y para ella, en no tener en el mundo otra presencia que aquella preparada de antemano por la razón, ya alienada en ella”8. El periodismo, como mediador social, y enfocado a los grandes intereses de una sociedad con objetivos predominantemente económicos, no se enfoca ni revisa el punto de vista de los internos del psiquiátrico como posibles críticos de la sociedad que los rodea, y quizás en pro de mantener una construcción de realidad más hermosa no informa al mundo las realidades que se viven dentro de instituciones como ésta o lo realiza, pero omitiendo información, tal vez, determinante en futuras decisiones. Si se busca perseguir una rutina, 7

Coordinación BARROS, Enrique. 1991. Familia y Personas. Incapacidad civil y representación legal del enfermo mental recluido en un establecimiento psiquiátrico. Editorial Jurídica de Chile. Primera edición. Santiago de Chile. p. 43 8 FOUCAULT. Historia de la Locura en la Época Clásica. Vol I. Ob.cit. p. 279

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el conocer acerca del psiquiátrico la rompería, algo que no se puede permitir para no quebrantar el status quo tan preciado que se trata de mantener. Sin ir más lejos, en diciembre de 2002 se realizó una muestra artística en el hospital “Dr. José Horwitz Barak”, en la cual algunos de sus pacientes realizaron una obra de teatro, recitaron poesías y expusieron sus fotografías y pinturas. A pesar de que se informó de este evento a algunos medios de comunicación, ninguno asistió. A veces, las personas dependen de los medios “para obtener el conocimiento de la mayor parte de la realidad social, necesidad ‘aumentada’ por el hecho que normalmente los consumidores no poseen otros estándares extramediales con los que confrontar la veracidad de los universos difundidos por los medios” 9 Por esto, una información completa de parte de ellos, sin temor a romper la ´paz y el orden’ puede cambiar la visión de la sociedad, darle una nueva perspectiva, educarla.

El Control de los Medios Los medios persiguen ciertos fines, y dentro de ellos está el mantener una estabilidad social, por lo tanto no conviene informar acerca de las vivencias que existen en el Hospital Psiquiátrico, ya que esto involucraría el ‘lado oscuro’ de la sociedad. Este problema aumenta si se considera que esto se transmite generacionalmente, a través de la socialización, creando un círculo que entrega tipificaciones de toda clase de hechos y experiencias. Entonces el lenguaje posibilita una acumulación selectiva, ya que los campos semánticos determinan qué habrá que retener y qué olvidar. “El periodista es el comunicador profesional que sabe tecnificar el diálogo social necesario para mantener el equilibrio en un universo democrático. Mediante el oscuro trabajo de estos profesionales de la comunicación, los individuos y los grupos de una sociedad pueden llegar a entenderse y a negociar pactos de solidaridad construyendo entre todos una comunidad organizada”10 No debemos dejar de aclarar que este equilibrio y orden social está formado y sustentado por los propios hombres que cada día contribuyen a él, y es el

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WOLF. Los efectos sociales de los media. Ob.cit. p. 89 MARTÍNEZ Albertos, J.L. 1989. El Lenguaje Periodístico: La Función del Periodista. Paraninfo. Primera Edición. Madrid, España. p.14 10

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periodismo el que informa sobre este orden, entregando los mensajes que el público necesita conocer acerca de su medio ambiente. Sin embargo, el hospital psiquiátrico parece estar fuera de este entorno, dejándolo totalmente de lado, como si fuera una realidad externa de la sociedad, de la cuál no es necesario saber nada. Es decir, la exclusión de este segmento se ha institucionalizado viéndolo como un lugar donde se han recluido las personas incapaces de participar en el sistema. “Decir que un sector de actividad humana se ha institucionalizado, ya es decir que ha sido sometido al control social” 11 y es el lenguaje el que legitima esta institucionalización, ya que a través de éste se dan las explicaciones y justificaciones que hacen indiscutible el significado del hospital psiquiátrico y sus habitantes. En fin, el psiquiátrico es una realidad escondida para la mayoría de las personas, ya que sólo se muestra una limitada parte de su realidad y siempre con la visión de los médicos, obviando lo más importante: la opinión de los principales involucrados, los enfermos. Nadie puede vivir su vida ni decir sus palabras, ni siquiera los especialistas del recinto. Lo que ocurre es que el periodismo deja de ser bidireccional, es decir los medios son el emisor y la sociedad el receptor, ello no ha permitido que los enfermos cuenten su verdad y se conviertan en emisores. Esto porque los enfermos mentales no son considerados como receptores dentro de la sociedad, y por lo tanto tampoco existe una fase de retroalimentación de parte de ellos hacia los medios o al menos, no se conoce ni considera. De esta manera, se produce una deformación en la comunicación, haciéndose unilateral. En el último tiempo se han realizado reportajes sobre el hospital psiquiátrico y sus pacientes, sin embargo, en éstos los enfermos mentales aparecen formando parte de un submundo dentro de la sociedad, que puede considerarse un espectáculo. Asimismo, este grupo de alienados son considerados como fuentes ‘especiales’, ya que no se les trata como cualquier persona que participa en un reportaje por el prejuicio de la incapacidad mental. Esta maquinaria es la que domina a la sociedad y todas las personas siguen con esta postura haciendo a un lado cualquier tipo de imagen que no se ajuste a ella. De hecho, “el sentido 11

BERGER Y LUCKMANN. Ob.Cit. p. 77

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del internado se reduce a una oscura finalidad social que permite al grupo eliminar los elementos que le resultan heterogéneos o nocivos. El internado será entonces la eliminación espontánea de los ‘asociales’”.12 Todo individuo participa en el proceso de formación de la opinión pública, y a partir de ello, el periodismo informa lo que se considera de interés general para que los receptores se vean afectados de una u otra forma con los acontecimientos, considerando que “cada uno está amenazado por el aislamiento social si va contra las reglas y los procesos de integración. “La opinión pública es entonces, según Noelle Neumann la opinión dominante, la que obliga a la conformidad de actitud y comportamiento, en la medida que amenaza con el aislamiento al individuo disconforme”13. Con el fin de resguardar el status quo oficial del sistema de gobierno democrático que rige en la mayoría de las sociedades occidentales, éste se ha encargado de utilizar mecanismos que simulen un cambio que en la realidad sólo se utilizan para mantener el sistema, es decir, hacer creer que existe alguna modificación para mantener el mismo orden, el denominado gatopardismo. Más de alguna vez, en los medios de comunicación, se han mostrado vivencias del psiquiátrico, pero las preguntas son totalmente dirigidas y enfocadas a temas que no puedan dañar las opiniones de la sociedad. Se entrega información, pero con total control para así aparentar un cambio, sin realmente serlo. Es decir, los periodistas están constantemente reproduciendo acontecimientos mediante comentarios que encauzan la percepción y no se refieren directamente al hecho real. Así los interpretan, cuestionan, les otorgan un valor y “el espectador olvida con demasiada frecuencia que precisamente se trata de algo hecho y ello a causa de la calidad de alta fidelidad de la reproducción que no sólo puede lograrse en el sonido, sino también en la imagen. El espectador posiblemente incurra en una extrapolación inaceptable, deduciendo de la perfección técnica una validez ilimitada del contenido de lo exhibido”14.

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FOUCAULT. Historia de la Locura en la Época Clásica Vol. I. Ob. Cit. p. 126 WOLF. Los efectos sociales de los media. Ob.Cit. p. 65 14 DOELKER, Christián. 1982. La realidad manipulada. Radio, televisión, cine, prensa. Editorial Gustavo Gili. Primera edición en español. Barcelona, España. p. 75 13

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Se habla bastante de la libertad de expresión, sobretodo en una sociedad democrática como ésta. Sin embargo, este derecho de emitir ideas e información está reservado a un reducido número de sujetos en las sociedades desarrolladas. De esta manera, los enfermos mentales no tienen la posibilidad de expresar sus puntos de vistas y esto se demuestra en la omisión que hacen los medios de sus opiniones, los cuales entregan un saber que “generalmente no viene ‘usado’, ‘tratado’, como uno de los conocimientos posibles, una de las representaciones posibles de los fenómenos sociales, sino más bien como la forma asumida por determinados acontecimientos y fenómenos sociales”15. De ahí que los medios de comunicación hayan asumido que lo que se diga de los pacientes psiquiátricos no es relevante para el público, a no ser que se monte un espectáculo con ellos, satisfaciendo la necesidad de morbo de la sociedad.

Vida de ‘Locos’ Los ‘locos’ viven una realidad muy distinta a la del resto de la sociedad y ésta debe ser informada. La gente no se preocupa de lo que hay detrás del psiquiátrico, sino que sólo lo ven como un centro de enfermos mentales en medio de una vertiginosa ciudad sin detenerse a pensar quiénes están allí y cómo es el día a día que viven. De cualquier forma, las personas tienen una idea previa, sea correcta o no, de lo que es un hospital psiquiátrico que contribuye al encauzamiento de su atención. Habría que plantearse la existencia interna del hospital, de ésta forma se acercarían dos verdades muy distintas. No se trata de hablar sobre las ilusiones o mundos creados de los enfermos, aunque si así lo quieren, es su verdad y por ende, parte de su vida cotidiana interesante de conocer. Pero, sobre todo, descubrir cómo viven, cuáles son sus tratamientos, su evolución, y más importante aún, cómo ven al mundo que los rodea, qué aspiraciones tienen de él, cómo son tratados por el resto de la sociedad, etc. A pesar de que muchos de los internos viven en un mundo imaginario, tienen fuertes referencias de la realidad en la que viven todos, y es ese punto de vista el que más interesaría rescatar. “No sólo lo real, que en el espacio de ficción se crece hasta alcanzar

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WOLF. Los efectos sociales de los media. Ob.cit. p. 119.

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carácter simbólico, sino incluso lo imaginario tiene su origen en la realidad, trepa por las referencias reales”16. Entonces, ¿cómo es la realidad que se vive en el psiquiátrico? ¿cuál es la percepción que tienen sus internos del resto de la sociedad? ¿cómo se sienten interpretados por los medios de comunicación, si es que así fuera? ¿cómo es su vida cotidiana?, ¿cómo se comunican internamente? y ¿cómo lo podrían comunicar al resto de la gente? Responder estas preguntas no es nada fácil, ya que tal vez muchos tienen estas dudas, pero están obligados a suspenderlas sólo por el hecho de existir en el mundo de la vida cotidiana que se impone por sí solo y saben que desafiarlo significaría un esfuerzo deliberado. Es probable que el sujeto se desvíe de programas que él mismo ha ayudado a establecer, pero el sistema cuenta con los mecanismos necesarios para controlar a los “herejes”. Uno de estos ha sido utilizado directamente con el hospital psiquiátrico, sobre la base de lo que plantean Berger y Luckmann, según ellos se trataría de una aniquilación, ya que se niega la realidad que se vive dentro de la institución, porque no encaja dentro del sistema. Esto se consigue mediante la atribución de un status ontológico inferior. Es decir, se les considera como grupos desorientados con respecto al orden justo de las cosas. De hecho, “el enfermo internado y durante los tres primeros meses de su salida provisoria o fuga del establecimiento psiquiátrico, en todo lo relacionado con los diversos actos jurídicos,

civiles,

contratos,

declaraciones

de

voluntad,

acciones

judiciales

o

administrativas, etc, debe actuar por medio de su representante legal” 17. Este último puede ser su padre, madre o su curador. Considerando lo expuesto anteriormente, se puede concluir que los medios de comunicación son importantes constructores de la realidad, pero no han mostrado la propia de los enfermos mentales que se encuentran en el hospital psiquiátrico. No obstante, éstos a pesar de su discapacidad, se pueden comunicar y de esta manera, participar de la sociedad, de la cual han sido excluidos por mucho tiempo. “Así la sinrazón aparece como un campo de experiencia, demasiado secreto sin duda para haber sido formulado jamás en términos claros, demasiado réprobo también, desde el Renacimiento hasta la Época Moderna, para 16 17

DOELKER, Ob. Cit. p. 104 BARROS. Ob.Cit. p. 47

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haber recibido derecho de expresión; más, empero lo bastante importante para haber sostenido no sólo una institución como el internamiento, no sólo las concepciones y las prácticas que tocan a la locura, sino todo un reajuste del mundo ético” 18. Entonces, ¿Cuál es la realidad de los enfermos mentales del hospital psiquiátrico “Dr. José Horwitz Barack” de Santiago y cómo lograr que esa realidad salga al exterior?

El Objetivo de la Investigación A modo de sintetizar lo que se pretende lograr con esta investigación del hospital psiquiátrico “Dr. José Horwitz Barak”, ubicado en la comuna de Recoleta, en Santiago, aclararemos sus principales objetivos. Para ello se dividirán en generales y específicos. Objetivos Generales: -

Realizar un reportaje en profundidad acerca de la realidad de los ‘locos’, donde los enfermos sean los protagonistas y reales emisores con la mínima intervención de los investigadores, de tal manera, que ésta sea sólo para efectos de redacción y orden de la información, ayudando a su comprensión.

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Comunicar a la sociedad la realidad propia y desconocida de los enfermos mentales del hospital psiquiátrico “Dr. Horwitz”.

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Crear un lugar de encuentro entre este grupo discriminado y la sociedad mediante el periodismo, logrando una mayor integración. Para alcanzar estos objetivos generales, nos apoyaremos en otros más concretos que nos permitan llegar a este planteamiento teórico.

Objetivos Específicos: a) Conocer la opinión que tienen de la sociedad, los enfermos mentales del hospital psiquiátrico “Dr. Horwitz”. b) Conocer la vida privada y cotidiana de los enfermos mentales del psiquiátrico. 18

FOUCAULT. Historia de la Locura en la Época Clásica Vol. I. Ob.Cit. p. 169

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c) Descubrir sus sueños, temores, aspiraciones y frustraciones. d) Establecer las formas de comunicación propias de estos enfermos, si es que existen.

La Justificación: Un Aporte Elemental La realización de esta investigación no sólo va otorgar datos nuevos en cuanto a información nunca antes obtenida, sino que también puede permitir una integración de los protagonistas del hospital psiquiátrico en una sociedad que los ha segregado y dejado fuera del sistema. Algo a lo que los medios de comunicación han contribuido. Como futuros periodistas, creemos que es necesario darles un espacio a los ‘locos’, estableciendo un canal de comunicación entre ellos y la comunidad. “Los contenidos de la percepción -también los de los medios- forman parte de un proceso de comunicación. Están al servicio de un intercambio de significados, de comunicación, de enlace. A través del lenguaje de la comunicación, el ser humano toma parte en una relación recíproca, tiene que mirar, escuchar para poder comprender, tiene que expresarse para poder comunicar, mediante la mutua participación se crea comunidad y ésta se corresponde a una profunda necesidad del homo- socializ”19 De esta forma, se quiere lograr un aporte a la sociedad dándoles a conocer un parte escondida de nuestra realidad. Se mostrará una nueva faceta de algo desconocido para la mayor parte de las personas, y lo más importante es que esto se hará de parte de los propios protagonistas sin intervención de terceros. Además, se estará educando a la sociedad, en el sentido que se les enseñará algo nuevo, ya que se aportará nueva información y conocimientos que el control del sistema omite y elude. Esto con el fin de contribuir a que los lectores puedan tener otra percepción y modo de ver la realidad, ampliándola para construir una más completa. “La internalización de la subjetividad de otros constituye la base para la comprensión de los propios semejantes y para la aprehensión del mundo en cuanto a realidad significativa y social. No sólo

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DOELKER, Ob. Cit. p. 188

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comprendo los procesos subjetivos del otro, comprendo el mundo en que él vive y ese mundo se vuelve mío”20. Pero no sólo esta investigación entregará información aún no revelada, sino que también podrá demostrar que el periodismo es capaz de servir a los enfermos, otorgándoles una herramienta de comunicación con el fin de que éstos se puedan dar a conocer y descubrirse ante el resto de la gente. De esta manera, podrán expresar sus opiniones y revelar sus propias vidas, construyendo un nexo con la comunidad y haciéndoles de alguna forma partícipes de ella. A través del diálogo con los enfermos mentales, se podrá modificar la percepción subjetiva que tiene la sociedad de la realidad de los orates, y al comunicarla, se intentará provocar el mismo cambio en cada miembro que actúe como receptor de nuestro mensaje y de esta forma transformar su percepción objetiva.

“Vivir en sociedad comporta un proceso

continuo de modificación de la realidad subjetiva”21 Por último, esta investigación servirá de vehículo para la realización de futuros reportajes en prensa y televisión que pretendan mostrar una realidad desconocida o más bien controlada, en todas sus dimensiones, convirtiéndose así en un aporte elemental. Con respecto a una relevancia teórica, demás está decir que la información descubierta durante esta investigación podrá ser sujeta a diversos análisis que permitirán un mayor conocimiento de este grupo y tal vez, el planteamiento de soluciones prácticas que tengan como fin la integración social. De dicho trabajo se podrán desprender diversos reportajes en profundidad e incluso, encontrar nuevas formas de participación.

Es decir, esta

investigación aportará conocimientos nuevos y constituirá un registro para consultar.

Viabilidad: Es un Hecho Como nuestro objeto de estudio son los enfermos mentales del hospital psiquiátrico “Dr. Horwitz”, nuestras principales fuentes serán los pacientes, porque esta investigación propone que el emisor del mensaje sean ellos como protagonistas y no los medios de 20 21

BERGER Y LUCKMANN. Ob. Cit. p. 165 Ib.

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comunicación ni los médicos u otros recursos humanos de la institución, de parte de ellos ya existe información suficiente. Este estudio pretende contar la realidad cotidiana propia de los internos sin intervención de terceros. Sin embargo, como se trata de un reportaje se deben considerar las distintas aristas que afectan el tema para contribuir a una información más acabada. Por esto también se utilizarán con fuentes secundarias conformadas por profesionales y personal del hospital. Los recursos humanos se encuentran conformados por nosotros, únicamente los tres investigadores, lo que consideramos apropiado para realizar una investigación de este tipo. Nosotros debemos escuchar a los entrevistados, ya que si somos muchos se empieza a viciar, a tergiversar la información, ya que si terceros realizan las historias de vida y luego nos las cuentan, lo pueden hacer bajo su interpretación personal. La muestra será obtenida del universo de enfermos mentales del hospital psiquiátrico “Dr. Horwitz”, con el fin de reflejar sólo tendencias particulares generalizables que respondan a nuestras preguntas principales. Los pacientes no serán seleccionados por tipo de enfermedad, edad, sexo u otros, sino que por criterios personales de los investigadores que durante la investigación consideren apropiados para seleccionar discursos particulares oportunos y claves para descubrir el mundo de los internos. Se trata de un estudio de carácter exploratorio y cualitativo, sin embargo se construirá con el apoyo de fuentes bibliográficas que constituirán la documentación necesaria para llevar a cabo un completo reportaje. Para esto se dispone de la biblioteca de la Universidad Diego Portales y diversas bibliotecas de acceso público. En cuanto a la viabilidad con la cercanía del objeto, el hospital psiquiátrico “Dr. Horwitz” queda ubicado en la comuna de Recoleta, en Santiago de Chile, ciudad donde viven los investigadores, por lo tanto es de fácil acceso. Sin embargo, se nos hizo difícil el ingreso al recinto debido a la burocracia propia del lugar, pero luego de enviar una carta de solicitud, adjuntando a ella el proyecto a realizar y de que éste fuera aprobado por su director, Dr Ignacio Morlans, logramos entrar.

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Por otra parte, los recursos financieros se restringen a gastos de movilización e instrumentos de grabación como cassettes, pilas, papel, fotocopias, impresiones, computadores, tinta, cámaras de video y fotográficas. Insumos que están a nuestro alcance y de un costo económico viable.

Diseño Metodológico Esta investigación se encuentra dentro de la categoría de exploratoria, debido a que no existe un estudio anterior de este tipo ni antecedentes al respecto. Esto porque si bien se han realizado investigaciones acerca de los enfermos mentales y la realidad que viven, se han hecho en función de presentar un espectáculo para satisfacer una necesidad de morbo de los espectadores, es decir, no tratan de la verdadera realidad de los ‘locos’. Lo interesante y distinto es conocer el mundo propio de los enfermos mentales y la manera de percibirlo desde su propia voz, porque son ellos mismos los encargados de darle un sentido y es justamente éste último, el que esta investigación pretende descubrir. Por ende el objeto de estudio estará constituido por los enfermos mentales del hospital psiquiátrico “Dr. José Horwitz Barak”, ubicado en Santiago. Cabe mencionar que se trata de un objeto de estudio particular: son seres humanos considerados socialmente incapacitados de controlar su vida y de compartirla con el resto de la sociedad, ya que son percibidos como peligrosos. De ahí que sean recluidos en un recinto para someterlos bajo un tratamiento médico constante y rutinas que intentan superar su desviación. Se trata, en su gran mayoría, de personas de escasos recursos a quienes su familia los ha internado allí para evitarse molestias o simplemente porque no han sabido manejar a estas personas desviadas. Es importante mencionar que varios de ellos se encuentran abandonados, ya que ni siquiera los van a visitar, convirtiéndose el hospital en su hogar. Se trata de mujeres y hombres de distintas edades que padecen diversas enfermedades, que en el caso de algunos, les ha impedido su interacción con otros, volviéndose totalmente introvertidos. Estas personas se encuentran divididas en pabellones dependiendo del grado de peligro que puede acarrear la patología. No obstante, los pacientes que están en mejores condiciones pueden salir más allá del campo en el que constantemente transitan, el cual

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forma parte del terreno de la institución. De esta forma, los enfermos mentales no sólo están encerrados físicamente, sino que también en el mundo propio de cada uno que interactúa con el de los otros, formando una cultura común de ritos, normas y rutinas que se convierten en vida cotidiana. Sin embargo, su condición humana trasciende las reglas y aflora en sus relaciones de pareja, de amistad, de trabajo y formas de expresión, ya que realizan talleres de rehabilitación basados en la comunicación artística. Por tratarse de personas ‘anormales’ siempre están bajo la vigilancia y el control, incluso cuando los que están en mejor estado, salen a la calle, en algunos casos deben estar acompañados de un médico o terapeuta. De esta forma, pierden autonomía, lo que influye en que el resto de la sociedad los perciba como niños. No obstante, son seres humanos que tienen derechos y muchos de ellos son capaces de manejar su vida, aunque sea de una manera distinta a la consensuada por la comunidad, pero ésta última al calificar lo diferente como “raro”, los margina y sólo por el hecho de haber estado una vez recluidos en un hospital psiquiátrico, no les da trabajo ni un espacio para desarrollarse íntegramente. Todo esto desemboca en que no tengan alimento ni un techo donde vivir, ni menos aún con quien compartir o interaccionar, construyendo una realidad común. Como algunos ‘locos’ son completamente abandonados por sus familias, ya sea por vergüenza o por temor, ocultándolos en la institución mental, muchas veces cuando son dados de alta, terminan volviendo al poco tiempo al recinto, ya que es éste el único que les ha dado un lugar y su único punto de referencia de lo que es hogar y familia. Este objeto de estudio será abordado mediante una investigación cualitativa, ya que lo que deseamos conocer es el discurso particular de los enfermos mentales sobre su vida cotidiana y su propia realidad. Acá no se medirán cantidades, sino que se desea averiguar cualidades que caracterizan el mundo de los ‘locos’. El presente trabajo no intenta saber cuántos enfermos mentales hay o cuántos de ellos perciben la realidad de una manera distinta, sino que tiene como objeto conocer su existencia en profundidad, esa vida cotidiana con todas las características que la envuelven, a partir del discurso propio de sus protagonistas, con el fin de aportar al conocimiento.

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De esta manera, interesa también conocer la percepción que tienen los enfermos mentales de su realidad, el sentido que éstos le dan, sus sentimientos, etc. Y todos estos elementos no son medibles, no se pueden contar, por lo que se requiere de un acercamiento hacia el objeto de estudio que una investigación cuantitativa no puede realizar, con el fin de comprender a los ‘locos’ y escuchar sus discursos, pero no explicar relaciones de causa efecto o intentar generar leyes . Además, si bien existen hipótesis como el intuir que los enfermos mentales dentro del hospital psiquiátrico “Dr. José Horwitz Barak” mantienen relaciones amorosas, toman ciertos roles y perciben el mundo de una manera distinta, éstas afirmaciones son bastante flexibles, ya que en el momento de la investigación se dejarán de lado, privilegiando el descubrimiento y no la comprobación. Por último, la muestra no será probabilística, sino que será escogida de acuerdo a la riqueza que puedan tener los discursos de determinados enfermos mentales, ya que lo que importa es el sujeto individual y no que represente a un universo, porque es ese individuo el que puede acercar ese universo, por ser parte de él. Esta investigación se interesa por buscar símbolos construidos por los enfermos mentales, sin importar su verdad o falsedad, ya que su trascendencia radica en que estos signos constituyen su realidad, los cuales no se conocen por estar constantemente controlados, manipulados y censurados. Cabe mencionar que si bien los ‘locos’ es el objeto de estudio, por tratarse de un reportaje se debe considerar la realización de entrevistas a profesionales y personal de dicho hospital, para lograr un trabajo más acabado. Las técnica de recolección de datos que se utilizarán para con los pacientes es la historia de vida, ya que ésta permite obtener una mayor riqueza en sus discursos, entregando el conocimiento de la realidad del objeto de estudio. Esto porque sobre lo planteado por el interaccionismo simbólico, la construcción de un sujeto se realiza a través de un discurso surgido de la interacción entre el investigador y el investigado. Diálogo que se convertirá en un enunciado que permitirá encontrar en él la enunciación, es decir la realidad de los “locos”. Ello partiendo de la base de que todo sujeto social se configura a partir de la imagen que él tiene de sí mismo en función de los reflejos de los demás en él, concepto que

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él cree proyectar en los demás, es decir, la apreciación de la imagen que él proyecta y la imagen que efectivamente proyecta cuando el investigador emite juicios durante la interacción. La historia de vida está basada en afirmaciones claves como son el fin de la historia, en el sentido de que el parámetro de entendimiento lineal temporal y supuestamente objetivo que había ordenado el mundo occidental, se considera añejo, reaccionario o caduco. Ya no se trata de comprender la humanidad como un ciclo de tiempo, sino que la historia se constituye con la experiencia de sujetos particulares, ya que el hombre no puede ordenar su historia, pues hacerlo significa estar fuera del saber occidental. El hombre evita una mirada sesgada y se percata de que existen miles de apreciaciones, haciéndose más autónomo al estar entre distintas historias. Entonces, con este trabajo se responderá a una pregunta de investigación desde historias particulares y una mirada escogida que es la de descubrir la realidad de los enfermos mentales desde su propia voz. Otra de las afirmaciones que ampara la historia de vida es el fin de la certidumbre científica, que postula que más que verdades existen posibilidades, ya que muchas cosas son reguladas con parámetros que no están al alcance del hombre y todo se hace subjetivo. Entonces lo que se busca con la historia de vida no es la verdad, sino una posible certeza acerca de la realidad de los ‘locos’ que puede contribuir a esa gran verdad. Por último, el fin de las utopías aclara el término del sueño de la humanidad, en el sentido de que ésta se despoja de modelos utópicos que le son entregados e impuestos y el sujeto se sumerge en su ser para encontrar su verdadero sueño. De esta manera, la historia de vida surge desde una necesidad, de la crisis de la identidad del ser humano al interior de la sociedad mediática que homogeniza la información y utiliza los relatos particulares sólo con criterio instrumental de espectáculo o moda. Por ende, la historia de vida intenta rescatar y reconstruir los relatos particulares con el fin de aminorar los costos de la sociedad mediática dominante. Así, la idea de la investigación es reconstruir los relatos particulares subjetivos de los enfermos mentales, que a su vez permitirán descubrir la historia real y objetiva de su propia realidad, asumiendo todas las

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intenciones que hay detrás de los hechos que narre el objeto de estudio. De esta forma, este reportaje no pretende convertir estas historias en un instrumento de dominación, sino que rescatar aquello perdido y que la sociedad no conoce. Esta técnica se iniciará con la pregunta: ¿cómo, cuándo y dónde naciste? De ahí en adelante, el discurso queda completamente en manos del investigado quien narrará su historia sin interrupciones del investigador. Por otra parte, la técnica de recolección de datos que se utilizará con los profesionales y personal del hospital, será la entrevista periodística. Ésta consiste en realizar preguntas vinculadas con el enfoque del reportaje y dependiendo de la relación que tengan estos sujetos con los pacientes. Así, mediante este método se obtendrá información específica y complementaria que ayude a responder la pregunta de investigación. En cuanto a un análisis posterior, se ocupará el análisis de discurso, pero sólo en algunos fragmentos de determinadas historias de vida de los ‘locos’ a modo de ejemplificar lo ilógico que sería utilizar este método si se intenta conocer la vida cotidiana de los pacientes psiquiátricos desde su propia voz. Leer entre líneas sus discursos no corresponde, ya que le quitaría su validez humana, cayendo en una contradicción e inconsecuencia con el enfoque del reportaje. El modelo de análisis de discurso a ocupar será el de la antropóloga social María Isabel Jocilles de la Universidad Complutense de Madrid.

La teoría de ella, se encuentra

amparada en el pensamiento de Jesús Ibáñez, doctor en sociología y de métodos y técnicas de investigación del mismo centro de estudios, quien ha desarrollado una línea en la investigación social, cuya técnica más conocida es el grupo de discusión, con un enfoque en los estudios de mercado, algo que se ha introducido en Chile en el campo de la investigación sociológica. Algunas de sus publicaciones son ‘Más Allá de la Sociología’ y ‘El Regreso del Sujeto, La Investigación Social de Segunda Orden'. Se trata de analizar un discurso más allá de los calificativos que pueda analizar el investigador respecto del sujeto que lo emite, es necesario comprender la intencionalidad de éste (discurso), pues como dice Ibáñez, “al hablar uno, siempre habla para un otro”. En

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este sentido el concepto de enfermedad mental obvia la escucha, porque evita la estructura interna, apelando siempre a calificativos como irracional, desarticulado, ilógico, incoherente, etc. Durante esta investigación, se percibió que los discursos de los enfermos mentales contienen una intención, ya sea emotiva, persuasiva, y ésta los configura como sujetos sociales. “Es un país cíclico, siempre ocurren o aluviones o terremotos o dictadores o matanzas, la Matanza de Santa María, la Matanza del Seguro Obrero, siempre hay algo desastroso, por opuestos, por penetración de los opuestos, siempre hay cosas muy maravillosas en Chile, o sea, es un país muy bonito”, aseguró el paciente Luis Vidal. Según el análisis del discurso, este párrafo correspondería a la verosimilitud referencial del nivel nuclear, el cual se acerca al discurso con la intención de buscar su verosimilitud y las intenciones que tiene el enunciante. Luis Vidal describe a Chile, lo ordena y categoriza, sin comprometerse.

El paciente intenta decir que en Chile ocurren sucesos buenos y malos,

que está sometido al cambio cada cierto período de tiempo y que esto se debe a una causa física natural. En este sentido, Vidal aplica al ámbito social un descubrimiento físico como es la atracción de los opuestos. “Mire, si hubiese sido más, disculpe la palabra, degenerado, psicópata y la cuestión, lo hubiese hecho, pero después cago yo y la cuestión, por eso que tengo que seguir la prima doctrina de ley, la justicia y orden. Si la chiquilla me acepta, bueno, sino después me diría maricón, que eres gua y la cuestión. Es que tengo un pequeño problema…, rabia u odio, no sé…, tengo un trauma, parece que fuera con las mujeres, pero trato de no demostrarlo…”, aclaró el paciente José Reyes. Este fragmento corresponde a una verosimilitud lógica por contigüidad del nivel nuclear. Reyes intenta persuadir al entrevistador de que se deben respetar las reglas de la sociedad, ya que de lo contrario sería castigado. En esta cita ocupó una serie de argumentos, con el fin de dar a entender su buen comportamiento o un cambio, para mejor, en él. De esta manera, el interno encadena una serie de frases para que el otro saque las conclusiones,

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pero éstas ya están hechas: existe un castigo que amenaza con ser aplicado a quien no respete las normas sociales; y que él mismo (José Reyes) es buena persona. Leandro Bae, en su desesperación por conseguir drogas, recurrió a su madre, quien accedió a prestarle cincuenta mil pesos, los que gastó en menos de media hora. “Yo me creía feliz, me creía feliz, me creía feliz, me sentí feliz, pero y a la vez, me sentí pena, me puse a llorar y a decir: ‘puta, por qué hice esto’”, aclaró. En esta cita se destaca la verosimilitud lógica por confrontación de enunciados del nivel nuclear. Leandro Bae establece dos situaciones opuestas con una intención emotiva. Es decir, el paciente intenta provocar sentimientos contradictorios en el escucha. Asimismo Camilo Carvajal, dentro de la verosimilitud lógica por confrontación de enunciados, afirma: “Cuando estaba en el norte, trabajaba en la infantería de marina, parando con el cordel que el buque no se fuera por el río pa’ abajo, lo tirábamos, cosas así, esa ha sido mi vida y otras veces soy más pobre que las ratas”. A través de estas dos situaciones opuestas el paciente intenta demostrar emotivamente que su vida se ha movido en los extremos. Unas veces, alcanzando el éxito y otras el fracaso. “A veces no hallo a qué estar a favor, a las fuerzas armadas o al pueblo, no sé si estar a favor de los criminales en la cárcel o de los hospitales, porque algunos no valen la pena que están viviendo, hay que sacrificarlos no más, pa’ qué los están ocultando, dando de comer y cosas así, están puro perdiendo el tiempo con otras personas. Pa´mí que soy igual a Pinochet y todas esas personas de mandato”, afirmó José Reyes. Este fragmento se encuentra dentro del nivel nuclear, correspondiendo a una verosimilitud lógica por comparación, ya que Reyes intenta sobrevalorar sus acciones, comparándose con personajes relevantes de la historia política chilena. En su intención refleja un deseo por lograr que el entrevistador se convenza de su poder y radicalidad de sus palabras. “ Mira dónde estoy, no me vienen a ver mis amigos, los únicos ahora que son amigos míos son mi mamá y mi papá y mi hija y mi hijo y nadie más y me siento feliz. Hoy día iban a

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venir y si vienen, vienen, si no vienen, no vienen, esperamos hasta la otra semana, total hay visita todos los días”, aclaró Leandro Bae. En este párrafo se puede percibir una verosimilitud lógica por reciprocidad, ya que el paciente ocupa dos enunciados como simétricos, que en el fondo no lo son, forzando a que quien los recibe los considere simétricos. Entonces, Leandro intenta convencer al escucha de que no le importa que lo visiten o no sus familiares, de que es lo mismo que lo vayan o no a ver, pero es clara la diferencia. Óscar Morales recurre frecuentemente a figuras literarias con el fin de conmover a través de este lenguaje conciente y creativamente al escucha.

A continuación se analizará la

verosimilitud poética de su historia de vida. “Vengo del comienzo de las tinieblas, de la oscuridad de la tarde, vengo de la oscuridad de la tarde y había como un pequeño gen que se hizo...se convirtió en el ser, la criatura y yo me convertí en criatura...”, aclaró Óscar Morales mediante metáforas al referirse a su nacimiento. “Gracias a Dios, yo le agradezco a este hospital...”. Óscar Morales utiliza una sinecdoque para referirse a las personas que viven, deambulan y trabajan en el hospital, ya que son ellas las que lo han ayudado y no la institución física. “Me gusta mucho el arte, porque el arte es vida, el arte ayuda para sentirse bien, la persona, el arte es vida, la poesía es la luz de la vida de Dios...”. En esta frase Óscar recurre a figuras literarias, como: -El arte es vida, constituye una prosapopeya, ya que el arte es una cosa y él le da un atributo humano a ésta, la vida. -El arte es vida, también conforma la repetición, ya que lo enuncia dos veces en una frase, intentando recalcar y conmover al escucha sobre esto. -La poesía es la luz de la vida de Dios, frase metafórica que ocupa Óscar para referirse a la importancia de la poesía.

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“Esta enfermo de amor, me sentía como que era Jesucristo”. En esta cita Óscar, recurre a la sinestesia y a la comparación, respectivamente, con el fin de conmover al receptor. Nadie puede enfermarse de amor, ya que éste es un sentimiento. Luego se compara con Jesucristo claramente al utilizar la palabra ‘como’, y lo hace refiriéndose a su capacidad de ayudar a los demás. La interrogación retórica también está presente en su historia de vida, y se manifiesta al referirse a la masturbación, “¿sabí cuántos niños en el mundo entero, en este mismo instante, están haciendo esa cuestión?”. Esta pregunta no espera una respuesta, sino que sólo plantear el cuestionamiento. “Tiene que haber más de algún niñito masturbándose en el mundo, en este mismo instante, más de algún niñito tiene que estar masturbándose en este mismo instante, en cualquier lugar del mundo, tiene que haber más de alguno”. En este párrafo se puede destacar la figura literaria de la repetición. “Me inspiré en mí, porque yo vine de las tinieblas absolutas, vine como poeta a este universo”, dijo Óscar Morales mediante este epigrama que sintetiza lo que es su persona en pocos versos con impacto. “No tengo polola, no, o sea, cuando fui niñito chico, me trastorné, me enamoré de una niña”. Esto claramente es una metonimia, ya que Morales ocupa la palabra trastornar para decir enamorar. Por otro lado, también se puede considerar este cambio semántico como una hipérbole, en el sentido de que el paciente exagera su sentimiento de amor, definiéndolo como trastorno. El nivel que relaciona el discurso con su medio social no se manifiesta en las historias de vida de los enfermos mentales del hospital psiquiátrico “Dr Horwitz”, ya que ellos están aislados y para la comunidad no son sujetos sociales, entonces, no se pueden analizar. Incluso, el estrato social al cual pertenecen no es sujeto de reflexión, ya que no ven jerarquías, son todos iguales, haciendo burdo cualquier análisis.

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Menos aún, se podrá establecer el nivel synnomo, debido a que éste recupera la unidad del discurso, estableciendo la relación del nivel nuclear con el autónomo y éste último no existe.

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Capítulo I: LA SOCIEDAD Y SU CAMISA DE FUERZA Son las seis de la mañana, se acciona el radioreloj sintonizando alguna señal noticiosa a un volumen que difícilmente el oído humano puede soportar. Andrés Hinojosa despierta violentamente de un sueño que lejos estuvo de ser reponedor. Golpea violentamente el velador para silenciar el bullicio. Se levanta aún somnoliento y se alista para salir a trabajar. Sin desayuno y a paso ligero, enfrentando el ruido de las primeras micros de la mañana y el sucio aire que indica pre-emergencia ambiental, Andrés se dirige al paradero para tomar el único recorrido que lo llevará a su lugar de trabajo, luego de una hora y media de viaje. Todas sus mañanas son iguales, todo sus días se hacen idénticos, sentado hora tras hora frente a un computador con el único fin de obtener un salario que escasamente le permitirá satisfacer sus necesidades. Luego de una jornada de diez horas, agobiado por problemas laborales y personales, toma el mismo bus de regreso a su hogar. Está anocheciendo y sus hijos lo esperan para jugar, pero ellos no saben que su padre está muy cansado y sólo tendrá tiempo para comer encender el televisor y ver las noticias. Se acuesta a dormir, pero no logra conciliar el sueño, las cuentas y deudas lo atormentan, ya que cada vez se le hace más difícil llegar a fin de mes. Paradójicamente, todo el esfuerzo de Andrés para mantener a su familia se vuelve nada ante las críticas de su esposa, quien se queja continuamente de su falta de tiempo para compartir con ellos. Pero Andrés Hinojosa sólo representa a muchos chilenos que con el fin de pertenecer a la sociedad, deben trabajar rindiendo al máximo y la mayor cantidad de horas posibles. Pero, tal vez, este tipo de método no es el más adecuado para los seres humanos y es el culpable de enfermar a más de alguno de sus miembros.

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Ricardo Campos, luego de sucumbir al sistema al querer ser más productivo de lo que su organismo era capaz, llegó a conocer el hospital psiquiátrico Dr José Horwitz Barak , por un periodo de dos meses. Durante este tiempo pudo descansar y dedicarse un poco a su persona. Sus días los pasaba deambulando por los fríos rincones del hospital. Cuando salía el sol, aprovechaba de salir al patio, donde muchos de los internos mataban el tiempo jugando fútbol, otros trabajaban en los cuidados del jardín y más de alguno se encontraba ensimismado con la mirada extraviada. Él, por su parte, se acercaba a conversar con algún compañero, interesado en escuchar los problemas que le habían llevado a su internación en dicho recinto, que alberga a alrededor de ciento cincuenta personas y recibe cerca de ocho mil sujetos mensualmente. Como un pedazo de tierra que parece externa a la ciudad, el hospital psiquiátrico se asemeja a una isla, que fue concebida por un sistema social con el fin de deshacerse de piezas aparentemente improductivas. De esta forma, la sociedad levantó murallas en medio del trajín, para controlar el desacato de los habitantes que infunden miedo, vergüenza y rechazo, para esconder un problema que no ha podido resolver y teme sacar conclusiones que no apoyen su ideología reinante, alterando su satus quo. No muchos conocen este lugar, ya sea por miedo a no encontrar el camino de regreso o porque están seguros de que es una gran pesadilla o un estorbo, el que sólo les interesa cuando desean montar o ver un espectáculo con este grupo de marginados de la sociedad. ¿Por qué no se les puede ver? ¿Por qué no se conocen a fondo? ¿Por qué es una verdad que se esconde y los medios de comunicación cuando la cubren, lo hacen de una forma sensacionalista?

En fin, hay muchas de preguntas que se quisieran formular, y las

respuestas pueden estar en la palma de la mano.

La sociedad en que vivimos... El ser humano es gregario, y por lo tanto necesita de los demás para poder formarse como persona. Necesita relacionarse con el prójimo e interaccionar con él, para juntos construir un lenguaje y un ambiente adecuado para vivir. Discriminar a los pacientes psiquiátricos es quitarles parte del desarrollo de la humanidad. Realidad que viven gran parte de los 35


internos del Hospital Dr José Horwitz Barak. Así lo confirmó Cristián Valdés, paciente ambulatorio de dicha institución: “cuando me internaron, los profesores que me hicieron clases particulares, me tenían miedo, me tenían miedo, así que no tuve más clases, por miedo, como estaba internado aquí, así que hice exámenes libres”. Los historiadores Gabriel Salazar y Julio Pinto explican que “cada individuo es, por definición, un actor social, en tanto su existencia y sus acciones particulares, al unirse a las de todos los demás, confluyen espontáneamente en ese agregado o abstracción conceptual que es ‘la sociedad’”22. Es decir, los enfermos mentales, como parte de la sociedad, necesitan de otros para realizarse como personas, pudiendo la soledad y el abandono, llevarlos a un estado inferior al del hombre. La marginación puede crear graves trastornos en la personalidad como el olvido de un lenguaje común consensuado e instar a sólo actuar por instinto. “La identidad de los sujetos se define en la acción, por eso es que ‘están siendo’. Esta visión reconoce la dialéctica del accionar social que diversifica las experiencias, percepciones y modos de representación de la vida social, lo que influye en la constitución de identidades y culturas heterogéneas”23. Pero como la sociedad no sabe lo que los ‘locos’ hacen, para ella simplemente no son. Sin embargo, Francia Martínez ha escrito cientos de poesías, al igual que Alonso Muñoz, Óscar Morales y José Reyes. Miguel Edwars ya ha publicado cuatro libros bajo una editorial propia y Luis Vidal ha participado en el Diario La tarde en Jalapa-México. Mientras Cristián Valdés y Camilo Carvajal se expresan a través de las máscaras, Patricio Valdivia y Carlos Echeverría son artistas de la madera, entre otros. “¿Estamos seguros de que no nos engañamos a nosotros mismos? Muchos enfermos internados en asilos para dementes están convencidos de que todo el mundo está loco, menos ellos. Muchos neuróticos graves creen que sus ritos compulsivos o sus manifestaciones histéricas son reacciones normales contra circunstancias un tanto anormales. ¿Y qué es lo que sucede con nosotros?” 24. Según Erick Fromm, psicoanalista y 22

SALAZAR, Gabriel y PINTO, Julio. 1999. Historia Contemporánea de Chile II. Actores, como identidad y movimiento. LOM Ediciones . Santiago, Chile. p. 8 23 Ibid. p. 94 24 FROMM, Erick. 1990. Psicoanálisis de la Sociedad Contemporánea. Fondo de Cultura Económica. México. p. 11

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pensador alemán célebre por aplicar la teoría psicoanalítica a problemas sociales y culturales, muchos se resisten a creer que la sociedad en su conjunto carezca de equilibrio mental y establecen que el problema de la salud de la mente es de los individuos inadaptados, no de una posible inadaptación de la cultura misma. ¿Saben ustedes cuál es la reacción de la sociedad? Se les relega a formar parte de una palabra en el diccionario: locura, sin saber qué hay más allá. “La sociedad teme al enfermo psiquiátrico, teme a la locura y en el fondo teme, porque la sociedad compuesta por seres humanos, teme volverse loca”, así dice el psiquiatra Mario Quijada, jefe del servicio de larga estadía de hombres del hospital Dr Horwitz y vicepresidente de la Sociedad Chilena de Salud Mental, al referirse a la tendencia social que aclaró su director, Ignacio Morlans, de tomar a los pacientes psiquiátricos y hacerlos desaparecer de la vista, encerrándolos. De la misma forma, Carlos Cid, jefe de rehabilitación, agregó que la gente teme a los internos, ya que colocan en ellos el descontrol. El paciente Patricio Valdivia fue víctima de este miedo. Una junta de vecinos lo expulsó de su barrio y carabineros lo llevó al psiquiátrico por desórdenes en la vía pública. “El hombre histórico, al tiempo que se ha venido exponiendo a esta especie de unidad intrauterina para ganar su ser de cada día, se haya venido apropiando también del ser del ‘mundo’.

Este modo sistemático de apropiación es el trabajo, el cual representa mi

disponibilidad para lo Otro ya sea disponibilidad para la máquina, para el patrón, el jefe, etc.”25 “Un ser para otros a fin de ser para sí, en un tiempo externo y mediatizado”, aclaró el filósofo Humberto Giannini. De esta manera, el paciente Alonso Muñoz afirmó que sus abuelos consideran que él debiera haber tenido éxito ya a los veinticuatro años, pero su enfermedad no se lo permitió. No obstante, él desea demostrarle al mundo que puede surgir una vez que salga del hospital. Es decir, necesita servir a otros para aclarar su identidad. El mundo, especialmente Chile, que cuenta con una etnia mapuche, que cada vez recibe más extranjeros y por ende, distintas costumbres y creencias, necesita respetar la heterogeneidad, no encasillar a buenas y primeras.

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GIANNINI, Humberto. 1987. Reflexión Cotidiana: hacia una arqueología de la experiencia. Editorial Universitaria. Santiago, Chile. p. 27

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Según la terapeuta ocupacional del programa de rehabilitación del hospital, Ximena Carrasco, vivimos “en un país donde estamos acostumbrados a que lo diferente no tiene cabida, donde no hay espacio para lo feo, espacio para el dolor, no hay espacio para lo que no es exitoso. Todos tenemos que ser exitosos, tenemos que ser lindos”. Los ‘locos’ del psiquiátrico también son actores sociales como cualquiera, tienen una identidad, tienen una cultura. Son personas, y como tales debieran tener la posibilidad de expresarse libremente. Sin embargo, se trata de un ciudadano que pierde su condición de tal ante la sociedad: sus derechos, su voz propia, su identidad, quedando amurallado, encerrado.

Chile es capital... La sociedad chilena actual está conformada, moldeada y establecida principalmente por los años del gobierno militar que reinó en Chile desde 1973 hasta 1989. Según el sociólogo chileno Tomás Moulian

éste fue “un salto memorable que dejó atrás, por fin el

subdesarrollo, la dependencia, el ideologismo y, sobretodo, el desorden provocado por el comunismo. Un tiempo –eje que divide la historia en ‘antes de’ y ‘después de’. Un tiempo, un quiebre, y un héroe: Pinochet”26. Bajo el régimen de Augusto Pinochet, Chile saboreó el neocapitalismo y los estilos de vida de los países más avanzados, y de esta forma, el capitalismo se arraigó fuertemente a nuestro suelo y desde ese día no lo ha dejado. Una época próspera para algunos, pero que también trajo consigo algunas consecuencias como la deshumanización del hombre. No por algo meramente político, sino más bien por el hecho de existir una prioridad económica que fue dejando a los individuos de lado, quitándoles espacio. Chile se transformó en un país que, a pesar de los grandes desarrollos tecnológicos y los avances para hacer una vida más ligera, sigue con habitantes "zombies" como Andrés Hinojosa, que lo han pasado mal. La interacción se ha visto dificultada, ya no existen relaciones de parejas sólidas y la familia cada vez está más dispersa. Los enfermos mentales se han visto afectados por esta deshumanización. No se les toma en cuenta porque no son capaces de ir a la velocidad que exige el mundo de hoy, entre otras razones, 26

SALAZAR y PINTO. Historia Contemporánea de Chile II. Ob. Cit.. p. 99

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por lo tanto se les ve como un estorbo al ritmo de vida impuesto por un régimen capitalista competitivo. Pero, “lo que en realidad se buscaba era resituar a Chile, construirlo como país confiable y válido, el Modelo, la Transición Perfecta”27. Incluso según Moulian, en su libro Chile Actual: La Anatomía de un Mito, la democracia actual chilena y su proceso modernizador corresponderían a una suerte de ‘jaula de hierro’ en que las elites políticas y económicas comparten una idea del necesario ‘consenso eterno’ que transforma el actual modelo social en un estado definitivo y privado. Para Salazar y Pinto, esto implica que las ataduras constitucionales creadas desde 1977 hasta 1983 serían parte del dispositivo construido para preservar al neo capitalismo consolidado durante los últimos años de la dictadura de los avatares de una democracia procedimental.

“Esta hermandad entre razón y poder,

garantizada por las instituciones, tecnificadoras, tienen la misión de impedir los perniciosos efectos de las inevitables deleidades de la masa. Por tanto se trata de un sistema político trucado”28 que garantiza una población tranquila que no va a exigir más que lo que tiene, se le cohíbe la ‘glándula de la autosuperación’, ya que eso está reservado para algunos pocos. Si bien es indudable que la sociedad chilena capitalista muchas cosas buenas tiene y que el desarrollo desde el comienzo del gobierno militar hasta hoy, ha sido vertiginoso, tampoco se puede dejar de considerar ciertos aspectos que han corrompido nuestro país.

El

capitalismo transforma todo en una sociedad de consumo, yo vendo, tú compras, y esa es la tónica que mejor se maneja. Por lo mismo a las personas se las mide por lo que tienen y no por lo que son, tal como una vez dijo Manolito, el célebre amigo de Mafalda, personaje creado por Quino: “si el que no tiene, ni siquiera es”. Incluso, Tomás Moulian habla del “ciudadano credit card”, un ser que está “normalizado, ‘puesto en orden’, regulado por el pago diferido”29. Si se piensa en los ‘locos’del hospital Dr José Horwitz Barak y en esta situación, se puede percibir que: ¿Tienen plata? No, no tienen dinero. ¿Tienen éxito? No, son un fracaso ¿Colaboran con la sociedad? No, únicamente viven de ella y en ella como seres fantasmas, a los que sólo se les ve cuando los contribuyentes observan como sus impuestos mantienen 27

MOULIAN, Tomás. 1998. Chile Actual, Anatomía de un Mito. LOM Ediciones. Santiago, Chile. p. 33 Ibid . p. 49 29 Ibid . p. 103 28

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a esta ‘tropa’ de seres inútiles que no trabajan ni aportan al mundo. Sin embargo, José Reyes, interno del hospital, afirma que a pesar de tener problemas con distintos personajes de este mundo, quiere que le den mayores posibilidades y responder bien a ellas. De esta forma agrega: “ lo que deseo es trabajar, estudiar y ser más profesional, por lo menos unas cuatro cosas para poder manipular yo las cosas”. Lo mismo desea Óscar Morales, que si bien estudió mecánica reclama: “otra de mis grandes penas, no obtener un cartón universitario, profesor, doctor , ingeniero.” Por su parte, Patricio Valdivia explica que está contento debido a que está aprendiendo a trabajar mejor y asegura que sin empleo no se puede estar, ya que la actividad ocupa la mente. Las personas se transformaron en tarjetas de crédito o “débito”, la sociedad está enfocada al consumo en los grandes malls, se empezó a perder la identidad y la vida propia, convirtiéndose en una sociedad de masas. El problema radica en que, como expresa Mauro Wolf, investigador italiano de la teoría de la comunicación, “la masa arrasa con todo lo que es diferente, singular, individual, cualificado y seleccionado” 30. Y qué más raro y distinto que un enfermo mental que lo único que hacen son “tonteras”. Pero a la vez, el capitalismo fomenta el individualismo. Ve al sujeto como masa, pero crea la conciencia del egoísmo para un bien personal sobre un bien común. Así mismo, se debe destacar la impresión de Moulian sobre el tema: "el ser se ha convertido en tributario del tener, el dinero define a las personas, mucho más que sus conocimientos intelectuales o sus virtudes morales. En estas sociedades, el mérito se mide crecientemente por el dinero, el prestigio se organiza en torno a él, la autoestima se vincula a esa potencia” 31. De esta forma, el paciente Camilo Carvajal recalca constantemente sus creaciones y logros. “cuando estuve en Detroit hice un Porsche cero punto solito, me felicitaron, uno bonito, con el estanque chiquitito, que consume bien poco. A veces mi hermano hacía un submarino nuclear y yo uno atómico. Estuvimos en un barco y construimos con la marina, al lado de unos morteros, tiramos las bombas pa’ disparar al submarino y así po’… cuando estaba en el norte trabajaba en la infantería marina, parando con el cordel que el buque no se fuera

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WOLF, Mauro. 1985. La investigación en la comunicación de masas. Ediciones Piados. Barcelona, España. p. 24 31 MOULIAN. Ob. Cit. p. 135

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por el río pa’ abajo, lo tirábamos, cosas así, esa ha sido mi vida y otras veces soy más pobres que las ratas”. Sin embargo, a pesar de la productividad que intenta demostrar Camilo, es probable que algunas personas la interpreten como extravíos mentales, lo que es una de las razones, de por qué la sociedad ha dejado tan de lado a los internos del hospital psiquiátrico Dr. Horwitz. El psiquiatra Cid explica que el ‘loco’ es alguien que está al margen de la sociedad, ya sea por razones sociales o económicas.

Son personas poco productivas

económicamente, por lo que no reciben la acogida de la sociedad. Ellos no producen, ellos no consumen, ellos no tienen objetos de valor que los hagan ser personas de interés para Chile, en definitiva, y por muy triste que sea decirlo, para una sociedad capitalista ellos están demás. No obstante, Cristián Valdés afirma tener una pieza llena de tecnología, porque posee un televisor, dos equipos de música, videograbador y muchos juegos. Los ‘locos’ no están dentro de la sociedad chilena, a pesar que la democracia se instauró hace ya trece años, y supuestamente se dejó atrás la segregación propia de un régimen militar, ellos siguen estando al margen de la vida cotidiana. Es que al parecer los modelos políticos no son los únicos responsables de este aislamiento, ya que se trata de una tendencia que existe a nivel mundial y se viene generando hace algunos siglos. No se les ve, no se les escucha, no se les quiere ver, no se les quiere escuchar, y se les teme, porque ellos son el mecanismo que puede desarticulizar la máquina que se ha construido en torno a la política chilena, un sistema de lujos y tecnología, de grandes poderes y de una marcada estabilidad. Son los enfermos mentales los que pueden romper los más firmes paradigmas del mundo, los que pueden mostrar la nota triste de un Chile que se disfraza con una fachada de Modelo. Alonso Muñoz afirma que uno no puede cambiar el mundo, porque éste es así, los chilenos “no debemos creernos los jaguares de América” porque hay una tremenda crisis en este país.

Política, Locura y Sociedad Existe un sistema establecido desde el gobierno de Pinochet. Ya en el siglo XIX se había reducido “la participación política, conciente, informada y responsable ciudadana a un mínimo casi intrascendente. A la inversa, ha aumentado el hundimiento de los chilenos en 41


su vida privada, familiar y local a niveles tales que la indiferencia o la incultura política han primado al punto de multiplicar los fenómenos de marginalidad o irresponsabilidad. Fenómenos que se han agudizado por la permanencia de los bolsones de pobreza y exclusión social”32. Los enfermos mentales del hospital psiquiátrico están lejos, nunca se ven, incluso aquéllos que pasan por su lado no se percatan de su existencia. Pero no es que ellos se escondan, sino que la sociedad se encarga de ello. Es que la gente está tan preocupada por sus propios asuntos, que no tiene tiempo para pensar en ellos, de lo contrario se verían sobrepasados y aplastados por el ritmo de vida para quedar finalmente marginados tal como los ‘locos’. Es que la política y el Estado son poderes que tiranizan las vidas de la población, incluso, según Salazar y Pinto, la gran masa ciudadana, durante el siglo XIX percibió la política como un ejercicio de violencia masculina elitaria y hereditaria. Sin embargo, ya estamos en el siglo XXI y no se ha hecho nada al respecto. Los integrantes de la sociedad chilena no critican el sistema porque no lo reflexionan, se sienten dentro de éste, pero únicamente por un acto de sumisión, que no quiere decir que estén de acuerdo. De hecho, quizás ni siquiera se han planteado alguna vez si está correcto o no. Sólo de esta forma la sociedad puede seguir el curso normal que se le ha establecido, sin personas que duden del poder, que no pongan en tela de juicio el gobierno, que respeten la estructura de turno, que no pregunten mucho y sigan su vida sin percatarse de lo que pasa a su alrededor. El interno Alonso Muñoz opina que “ habría que hacer una nueva constitución, decirle cara dura que no se roben las platas, que las platas aparezcan, porque yo no tengo plata ni pa’ la micro aquí...porque hay algunos que quieren el poder y lo logran a costa de los más débiles, eso es desigualdad de condiciones”. Asimismo, su compañero Luis Vidal agrega que: “el sistema está mal, pero hay que arreglarlo, sino hay que arreglarlo, hay que dejarlo que parezca bien. Tenemos que crear algo, creemos algo bueno aquí entre nosotros, tenemos que ponerle color”. Incluso, el psiquiatra Mario Quijada asegura que el sistema no funciona bien, ya que piensa que los hospitales psiquiátricos son para solucionarle los problemas a la sociedad. “Hay un sujeto molestando, apedreando autos o anda medio pilucho por la calle, lo agarran los carabineros y lo traen para acá, hospitalícelo”, afirma Quijada. 32

SALAZAR, Gabriel y PINTO, Julio . Historia Contemporánea de Chile I. Actores, como identidad y movimiento. LOM Ediciones. Santiago, Chile. p. 88

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Cada individuo piensa en sí mismo y en su bienestar y respeta las leyes sociales establecidas no porque sabe que éstas permiten el bien común, sino debido a que están concientes de que es la única manera que él mismo, como individuo, se encuentre bien. Sin embargo, según Giannini, en la calle la cual además de ser un medio, es el límite de lo cotidiano, existe la tentación de romper con las normas y con el itinerario de una vida programada, ya que es un espacio público que representa el lugar de todos y de nadie, siendo ahí un hombre igual a todos los demás. El autor explica que ese lugar está regido por una normatividad invisible sumergida en lo tácito y en lo negativo, es decir, lo que no debe hacer el ciudadano para conservar su anonimato y de cuyo acatamiento depende el que no pase nada y que nuestra ruta sea expedita cada día. No todos son capaces de soportar un sistema tan rígido, incluso el Dr. Quijada piensa que “la locura es el arreglo máximo al despelote máximo […] La locura te arregla el problema, porque te mete en otro mundo y ese mundo loco te sirve para tolerar el trauma […] Es una manera que el sujeto tiene para escapar de un trauma demasiado intenso”. El paciente Luis Vidal se refiere a este tema en su poesía Enfermedad: “Dicen que el 90% de las enfermedades son de origen psicosomático/ para buscar el afecto de alguien.../ y ponerse a reposar tranquilamente y después escudarse en su drama para usarlo como una muleta/ y causar lástima para que le regalen algo”. La vida se presenta como un camino lleno de normas que aseguran la llegada normal al destino. Es por esto que los pacientes de los psiquiátricos están aislados, ellos no cumplen esta normativa y obstaculizan la ruta para los demás pasajeros de este mundo, siendo la forma más fácil de eliminar un bulto en el camino, el encierro, para no verlo más, olvidarse de él y de la institución que lo acoja. Así todas las vías estarán disponibles y el correr de los ‘sanos’ se hace seguro y rápido. Con el fin de estar atenta ante los obstáculos, según Giannini, la sociedad en su conjunto, cuenta con leyes preventivas, así el encierro de quienes no van en buen camino se ha sistematizado, haciéndose más eficiente. De esta manera, según Quijada la sociedad tiene que preocuparse de no producir ‘ese’ tipo de gente y no pedirle a las instituciones psiquiátricas que le arreglen el problema, sin embargo hay muchos vicios al respecto.

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El capitalismo arrasó con lo social, incrementando la importancia de lo individual, creando la competencia entre las personas, aplastándose entre ellos, parándose en la cabeza del prójimo para estar más alto, y como dicen Salazar y Pinto, dejando de lado las clases marginales. ¿Por qué? Porque ellas no producen, porque ellas no dan lo que necesita un empresario. Cualquier problema, físico o mental, es capaz de marginar a un individuo, dificultándole el ingreso al mundo laboral del capitalismo. Se buscan personas ‘sanas’, dinámicas y poco preocupadas por lo social, que no pongan en duda un régimen que como está, ‘está bien’. Pero, tal vez, las personas sanas, para la ideología dominante sean las más enfermas, ya que no sienten ni tienen emociones, perdiendo la esencia de ser humano. En cambio los ‘enfermos mentales’ no han perdido esta condición. “Casi todo el mundo me ve de loco, enfermo, porque lo que digo, ellos no conocen y viven con eso hasta retarme, que yo estoy loco y que aquí, que esto, así que me tratan más o menos mal alguna gente, pero no por delante, sino que por detrás, que el loco aquí que la cuestión y más o menos soy un poquito más mejor que los demás”, así aclaró José Reyes al referirse a la percepción que tiene el resto de su persona. Por su parte Miguel Edwards asegura que “nací el día en que me salí del sistema, como que yo reventé del estrés y trabajaba en un banco y ese día me atreví a salir al mundo solo, y no apatronado a trabajar”. A pesar de todo, se sigue y se prefiere a las personas ‘sanas’, ya que el principal beneficiado con este sistema es el capitalismo, que se intenta potenciar y se convierte en éxito. El dinero es símbolo de triunfo, valor fundamental para la sociedad. De esta forma el fracaso merece el peor castigo, la marginación. La necesidad desesperada por alcanzar notoriedad también se refleja en algunos pacientes, Cristián Valdés dice que lo que más espera en la vida es tener éxito y ser un gran actor. “La cultura cotidiana del Chile Actual está penetrada por la simbólica del consumo. Desde el nivel de la subjetividad esto significa que en gran medida la identidad del Yo se construye a través de los objetos, ya que se ha perdido la distinción entre imagen y ser. El decorado del Yo, los objetos que dan cuenta del estatus, del nivel de confort, se confunden con los atributos del Yo. No sólo la estratificación del individuo se realiza a través de su consumo, sino que también se constituye la imagen de sí mismo y su relación con la 44


sociedad o su conciencia social”33.

Entonces, como los internos del psiquiátrico Dr.

Horwitz no cuentan con objetos costosos, su valor como personas disminuye y es inferior para el imaginario colectivo y por ende, estarían ubicados en el último pedestal de una estratificación, junto con los indigentes. No obstante, el capitalismo se hace atractivo para la ciudadanía, ya que presenta una gran cantidad de oportunidades, a las cuales cada individuo puede acceder mediante su propio esfuerzo, escondiendo así su fragilidad dada por un trastoque valórico donde lo material supera lo espiritual o se disfraza de éste, demostrando una modernidad tecnológica capaz de aumentar la calidad de vida y hacer de ésta algo más sencillo. Pero el gran problema es que todos estos beneficios dados por este sistema, están reservados a las personas que puedan pagar por ellos. El capitalismo crea necesidades a todos por igual, pero sólo a algunos se las satisface, el resto o trabaja para una minoría satisfecha, creyendo que así podrán cumplir sus deseos, o simplemente son marginados de esta maquinaria por no representar los cánones que se requieren para estar en ella. “De esta forma el capitalismo basado en las redes inalámbricas de lo informático y lo comunicacional, seduce y encandila para dar sensaciones de fortaleza de estabilidad sobre cualquier arena”34.

El Capitalismo: Un virus que afecta a todos y a todo La sociedad está tan inmersa en el capitalismo y en lo material, que incluso los problemas de índole sentimental o espiritual los resuelve con el consumo y el dinero. Un individuo se disgusta con alguien, y en vez de pedir perdón de corazón, le compra un regalo y el conflicto está arreglado, pero sólo superficialmente. Es así como la comunidad se percató que tenía una enfermedad, los ‘locos’, y en vez de solucionarla, se construye un hospital y se les esconde allí, para que no molesten al resto. Se arregla como todo en el mundo capitalista, se remedian las superestructuras, pero no el fondo. “En el inconsciente colectivo también hay un temor enorme a tu propia locura. Entonces a lo que le tememos mucho, es mejor no verlo. No mirarlo. Por ahí un periodista escribió, que lo feo lo escondemos en un closet. Y es porque él decía que pasa mucho que no 33 34

MOULIAN. Ob. Cit. p. 106 SALAZAR y PINTO . Historia Contemporánea de Chile II. Ob. Cit. p. 102

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queríamos mostrar lo que de alguna manera, nos da temor, nos da vergüenza. Pero es nuestro propio miedo lo que queremos ocultar”, así afirmó Maritza Loyola, terapeuta encargada del servicio de rehabilitación del hospital psiquiátrico Dr. Horwitz. La cultura dominante del capitalismo está conformada por la masa propietaria que actúa como un conjunto de ideas y valores que justifican su posición para mantener la unanimidad social, por un gobierno que resguarda esos intereses y la tendencia de los ciudadanos de imitar y seguir por inercia durante siglos a su clase dirigente. Existe una seudo democracia, donde todo parece ser igual para todos. Puede ser verdad, todos tienen las ‘mismas oportunidades’, el problema radica en que para poder alcanzar esas ‘posibilidades’ se requiere desde ya un poder adquisitivo que el capitalismo otorga sólo a unos pocos, por lo tanto, se cree en algo que realmente no es. Junto con esto, la democracia habla de una libertad de expresión, donde cada miembro de la sociedad puede decir lo que piensa sin temor a represalias, pero ésta es para los capitalistas y un privilegio para los que están dentro del sistema. Es decir, los marginados, como los pobres (que no están dentro del sistema de producción)

y los ‘locos’ (que están escondidos y son

incapaces de obedecer normas), no pueden decir nada, porque lo que digan puede hacer temblar el modelo. “Me encanta conversar con la gente, alternar opiniones, la diversidad de opiniones, toda la gama de conocimientos que se puedan aportar unos con otros […] A mí me encanta hablar con personas que tengan criterio, que puedan aportarme a mí cosas, valores, cosas buenas”, dice Francia refiriéndose a su necesidad por la conversación. No obstante, a los ‘locos’ no se les deja hablar, la libertad de expresión existe sólo si se quiere demostrar adhesión a la maquinaria que existe. Pero ocurre que “la expresión es inherente al espíritu humano [...] Dios no puso al hombre en un mundo estático, sino en un entorno susceptible de crecimiento, de modo que los actos propios de la criatura libre para conseguir su fin último, dicen hoy día relación con el desarrollo económico, con formas políticas, democráticas y con sociedades pluralistas” 35. Sin embargo, el capitalismo hace lo contrario, ya que de plural y democrático no tiene nada. Si así fuera, los enfermos mentales tendrían espacio por muy incapaces que fueran. 35

MAC HALE, Tomás (con varios autores). 1988. Libertad de Expresión, ética periodística y desinformación. Editorial Universitaria. Santiago, Chile. pp. 77-78

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En la sociedad actual la cultura dominante está al servicio del dinero y de la producción para un consumo masivo. Es la que establece la ideología del país, la que todos deben seguir, de acuerdo o no con ella. Entonces se vive en una democracia entre comillas, una democracia que no es para todos, una democracia fingida, en la que no se cumple la premisa de que “el ciudadano, en una sociedad, no es ni puede ser periférico a nada que ocurra en ella. Pues tiene el máximo derecho: la soberanía; que es el máximo ‘derecho humano’36, así lo aclaró el abogado y periodista, Tomás Mac Hale. Nuestra cultura dominante es la democracia. Una ‘democracia dominante’ en la que la comunidad es libre de expresar que está de acuerdo con la sociedad, porque “para ser un ser social tu tienes que estar dentro de las normas que la sociedad te exige […] se trata de que sea una persona capaz de adecuarse a los diferentes roles que tiene que cumplir dentro de la sociedad”, tal como lo dijo Maritza Loyola. Es interesante en este punto referirse a la definición que da el intelectual inglés R.H. Tawney sobre el poder, que puede involucrarse fuertemente con el dominio, ya que Tawney lo describe “como la capacidad de un individuo o grupo de individuos para modificar la conducta de otros individuos o grupos en la forma deseada y de impedir que la propia conducta sea modificada en la forma en que no se desea” 37. Es por esto que los ‘locos’ sufren una reclusión. Hay dos puntos importantes que deben tratarse, a ellos no se les puede obligar a seguir una conducta rígida y responsable hacia la sociedad, entonces el poder se ve amenazado, y por otra parte, la cultura dominante teme verse afectada por el pensamiento y opinión de una masa de sujetos con enfermedades mentales, una especie de terror a lo que puedan decir, y que eso sea verdad. Michel Foucault, filósofo y psicólogo francés que aportó nuevos conceptos que desafiaron las convicciones de la gente sobre la cárcel, la policía, la seguridad y el cuidado de los enfermos mentales, entre otros, explica que la dominación impone obligaciones y derechos, constituye cuidadosos procedimientos que no están en absoluto destinados a dulcificar, sino al contrario, a satisfacer la violencia. Así mismo, el Doctor en filosofía y letras, Ignasi Brunet, piensa que “ni la ideología del amor (cristianismo), ni la ideología del diálogo 36 37

SALAZAR y PINTO. Historia Contemporánea de Chile I. Ob. Cit. p. 8 BLAU, Peter. 1982. Intercambio y poder en la vida social. Hora S.A. Barcelona, España p. 96

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(filosofía), ni la ideología de la fraternidad universal (socialismo) han instaurado la paz y/o concordia universal, sino más bien han inventado maquinarias de dominio destinadas a la transformación de los cuerpos y deseos, disponiéndolos para la ‘salvación’, la ‘sabiduría’ o la emancipación”38 . Cabe mencionar, que para Faucoult no tiene sentido hablar de poder como una superestructura al servicio de la clase dominante, para él, éste no se sitúa en un término abstracto como el estado o la ley, ni es una realidad empírica como el gobierno de las clases sociales, sino que constituye a toda la sociedad. No es que el sistema imperante, como un aparato tangible sea el agente de control por sí solo, sino que detrás de él está toda la comunidad, determinando puntos de exclusión y dominación. Es en fin, la población en su conjunto la que dándole el poder al gobierno le guía para su control, todo dirigido, claro, al bien común. Además, es importante destacar que el poder no sólo se materializa como gobierno, como sociedad, o como estado, sino que siempre estará representado de distintas formas, “es inherente a toda relación social aunque el control social sobre los medios de producción se conviertan en la base de un poder que se extiende en la casi totalidad de las relaciones sociales”39. Por eso, se dice que la cultura dominante es la clase propietaria, la dueña de los medios de producción y es la sociedad la que considera a los ‘locos’ como una ataque a su integridad, la que determina que hay que eliminarlos, o en su defecto encerrarlos y esconderlos. Entonces, se necesita de un poder otorgado por la sociedad para controlar a los enfermos mentales, considerados agentes de todo mal, o más bien eliminarlos del sistema. “Los hospitales le sirven a la sociedad para controlar a los ‘locos’ y que no les provoquen problemas afuera”, opina el psiquiatra Carlos Cid. De esta forma, el director del psiquiátrico, Ignacio Morlans aclara que “los hospitales psiquiátricos en todas partes del mundo nacen de esta idea de la sociedad de tomar a los pacientes mentales y recluirlos en un sitio, más que de hacerse cargo de ellos ¿no? Sino que más bien es como tomarlos y depositarlos en una parte”. 38 39

BRUNET, Ignasi. 1992. La lógica de lo social, M Faucoult - E. Durkheim. PPU. Barcelona, España. p. 98 Ibid. p. 106

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Según el filósofo francés René Descartes, “aquellos que no se adaptan a este sistema de orden, son figuras del delirio. Dejando el mundo, progresivamente, de ser un lugar donde tienen lugar milagros y otras acciones encantadas. Cada vez más es un lugar desprovisto de magia y abierto en exclusiva a las exigencias de la razón y del pensamiento causal y por ende, técnico o tecnificado”40. Entre tantas ‘máquinas’, sólo la locura podría emocionar, tocar el espíritu y humanizar la sociedad, ya que ésta al no estar reglada por la razón puede percibir aquello que sólo el corazón comprende. Entonces, si en los ‘locos’ no abunda la razón, sobra la emoción, convirtiéndose en personas más inteligentes debido a que viven su condición: la del ser humano.

De hecho, Quijada piensa que “gran parte de los

esquizofrénicos tienen una inteligencia muy elevada y una inteligencia alta hace que el individuo se empiece a meter en elucubraciones, en cosas medias abstractas, muy profundas que muchas veces los normales no las entendemos, pero eso no quiere decir que no sean ciertas”.

Todo bajo control... El poder es un dispositivo efectivo para ejercer el control social, pero también es necesario el saber, ya que éste es el que ayuda a entender y a aplicar el poder, es una interrelación que busca la dominación. De esta forma, Foucault aclara: “la verdad no está fuera del poder, ni sin poder y tiene efectos reglamentados de poder”41, y se refiere a que “los enunciados de una época, en tanto que son ellos quienes constituyen el régimen de lo que en una sociedad puede decirse (palabra) y verse (cosas)”42.

Entonces, el problema del control social no

termina ahí, ya que el poder no solamente es coercitivo o represivo, sino que también es productivo, induce al placer, forma conocimientos, genera conceptos, conformando una red que cruza todo el cuerpo social. Así el discurso principal frente a los enfermos mentales, es que su cabeza no funciona, son incapaces de realizar cualquier cosa y son peligrosos. No obstante, Francia Martínez piensa que “en el mundo de afuera nosotros somos los locos, muchas veces las bestias peligrosas que van a agarrar un cuchillo y van a matar, pero nada que ver. No es así. Somos almas sensibles…, no somos una carga, somos un aporte a la sociedad”. Incluso agrega: “si tú ves los poemas de todas las cosas que nosotros escribimos, 40

Ibid. p. 130 Ibid. p. 91 42 Ib. 41

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ves las pinturas, ves las cosas manuales que hacemos. Oye eso es ayuda, es aporte para la humanidad, no es un lastre, no es una carga, todo lo contrario. Y ya está bueno que se acabe esta discriminación, esta maldad. Yo siempre prefiero pensar que es ignorancia que maldad, pero muchas veces también hay maldad”. “El poder no es una institución, no es una estructura, no es cierta potencia de la que algunos estarían dotados: es el nombre que se presta a una situación estratégica compleja en una sociedad dada”43.

La estrategia social frente a los enfermos mentales es ocultarlos,

encerrarlos mediante un poder dado al estado por la sociedad, que no es capaz de enfrentar este problema, que se siente amenazado por él, y por eso los aísla. Durante mucho tiempo, se consideró un desafío estimular una democracia participativa capaz de propiciar el desarrollo autónomo y representar los intereses de todos en las decisiones económicas. Sin embargo, “los estados, concebidos como organizaciones que reivindican el control de territorios y personas, pueden formular y perseguir objetivos que no reflejen las demandas o intereses de los grupos de la sociedad. Esto es lo que se entiende por autonomía del estado...”44.

De esta manera, la cultura dominante se ha

encargado de aplicar diversas formas de subordinación, desde aquellas que debido a un bajo salario, restringen la posibilidad de los individuos de orientar su vida de acuerdo a sus intereses, hasta la explotación más brutal. Así mismo, los ‘locos’ también se ven afectados por esta disciplina, ya que ellos, a pesar que no han sido explotados, han sido encerrados, limitándoles también el poder de orientar su propia vida, por ser considerados incapaces para ello. “La dominación viola la condición innata de todo sujeto, la búsqueda de su autonomía. Producto de ello, el movimiento social popular reacciona luchando en contra de la subordinación, resistiéndola de diversas maneras, algunas visibles y otras no tanto” 45. En esta última categoría, se encontraría el concepto que encuadra el hospital psiquiátrico Dr. José Horwitz Barak. Decepcionados por un sistema, que según los pacientes fue mal concebido, buscan algo en qué refugiarse, algo en que creer. Gabriel Espinoza aclara que “los enfermos psiquiátricos siempre tienen una cosa religiosa súper potente, porque en el 43

Ibid. p. 101 SALAZAR y PINTO . Historia Contemporánea de Chile I. Ob. Cit. . p. 71 45 Idem. Historia Contemporánea de Chile II. Ob. Cit. p. 98 44

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fondo no tienen en qué agarrarse, entonces, en qué te agarras, en lo más fácil, no sé, la divinidad. Pero hay algunos que no creen en Dios, entonces, para unos Dios es todo, para otros Dios es nada”. Mientras Óscar Morales tiene una fe ciega en Dios y se refugia en Él diciendo: “gracias a Dios que me acompañó Dios en mi vida, aprendí a estudiar, aprendí las primeras palabras de la enseñanza […] Me siento que yo mismo soy una persona que tiene a Dios, yo no puedo decir que soy Dios, soy una criatura de Dios. Dios nos creó a todos en el misterio, pero Dios existe, creo infinitamente en Él, eternamente, Dios existe”; José Reyes se apoya en modelos televisivos, aclarando: “antes me costaba más, es que tenía un problema yo en mi vida, pero empecé a leer la Biblia […] y empecé a cambiar por el personaje de Superman […] después de ahí ordené mi cosa, sino andaría degenerado o andaría con otra manía, cochino y la cuestión, pero me otorgué […] buscar maneras para poder ser más puro y más ágil […] porque más ágil no me va a pasar ninguna cosa mala, voy a tener una tremenda fuerza y tremendo volumen igual que Superman”. En una de sus poesías, que no se encuentra titulada, Reyes destaca esta admiración a seres superiores: “Universo como si fuera Dios y tratando de buscar el amor de Dios y los dioses y diosas, por eso me aferro a estos seres supremos que gobiernan los espacios de la naturaleza, por eso a esto se le llama Dios del infinito, transportándose con máquinas voladoras y con energía voladora” El estado es quien maneja y protege el sistema y por ende, tal como dice Salazar, todo lo que no se amolde a éste y atente contra él y la sociedad, constituye una fuerza disfuncional que puede conducir al caos y a la disolución de los lazos sociales. Este es el caso de Camilo Carvajal quien fue abandonado por su familia, su madre lo echó a la calle para evitarse problemas, ya que no podía trabajar, “pensó que no servía pa’ ninguna cuestión”, aclaró Camilo. Francia tuvo un conflicto semejante, su padre nunca aceptó su enfermedad y su marido, aunque la apoya, al final también se cansa, por lo que Francia explica que debe terminar sola con el tratamiento. “Mi mami me veía siempre como un fenómeno […], yo estaba diciendo muchas cosas al doctor, que era dotado y cosas así y mi mami me escuchó parece y me botó”, aseguró José

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Reyes al referirse al mismo tema.

La situación de Patricio Valdivia también es de

abandono, luego de la muerte de sus padres, sus hermanos lo han dejado de visitar y cuenta sólo con la gente del mismo hospital. De la misma forma, Carlos Echeverría ha convivido con esta soledad. “a veces me pongo a llorar, me siento solo, a veces me dan deseos de irme de la casa, pero ¿dónde?. Mis hermanos no me quieren recibir, porque cuando yo tengo la enfermedad de depresión, neurosis, resulta que yo tengo el carácter muy fuerte...”, aclaró. Según la terapeuta Maritza Loyola también existen casos en que los familiares simplemente deben romper el contacto por vivir en zonas muy alejadas y con escasos recursos económicos, pero hay excepciones, no obstante en todos ellos está presente volver a la casa y estar con los suyos. Es muy significativo para los pacientes la presencia de los familiares, y no siempre es culpa de éstos el distanciamiento. Muchas veces, como explica el psiquiatra Cid, este rompimiento de lazos familiares es por culpa del paciente, ya sea por su agresividad o violencia. Es clara la diferencia entre quienes están abandonados y quienes no, según Ximena carrasco “ellos perciben la soledad, perciben el abandono. De hecho, los pacientes que tienen familia, que se preocupan por ellos, que los vienen a ver, son distintos a los pacientes que no tienen a nadie”. En fin, no se trata que este sistema esté creado por el gobierno, sino que son los mismos sujetos y participantes de los grupos de poder económico los que lo han establecido y legitimado, ayudando a fomentarlo a lo largo del tiempo. Entonces, la tarea estatal de la autoridad de turno se reduce a la mantención de una sociedad civil disciplinada y sujeta bajo un estado de derecho.

Una sociedad castigadora El estado requiere de un control social que resista cualquier desviación y permita una regularidad de conducta, de ahí que, según el sociólogo George Homans “la costumbre no es simplemente ‘natural’; es un milagro y su persistencia exige algo más que la mera inercia”46.

Ello debido a que un sistema social consta de elementos que dependen

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HOMANS,George. 1977. El Grupo Humano. Editorial Universitaria de Buenos Aires. Buenos Aires, Argentina. p. 303

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mutuamente y cualquier modificación en uno de ellos, tendría efecto sobre los demás, los que intentarán contrarrestar el cambio. La idea, entonces, es que se alcance un equilibrio porque de lo contrario, habría una transformación continua y amenazante. Esto porque los individuos se someten a distintas normas, pero éstas y la conducta real de los sujetos no siempre coinciden. Cuando esta desviación ocurre, se tropieza con el castigo como medida de sanción. El castigo que se aplica a los enfermos mentales por no ‘someterse’ a las normas, porque no las reconocen, no las conocen, no las entienden, es el encierro, el encierro en una ‘jaula infernal’ como la llama Alonso Muñoz, pero no todos los pacientes piensan como él. José Reyes todavía tiene dudas al respecto: “a veces no hallo a qué estar a favor, a las Fuerzas Armadas o al pueblo, no sé si estar a favor de los criminales en la cárcel o de los hospitales, porque algunos no valen la pena que estén viviendo […] pa’ qué los están ocultando y dando de comer y cosas así, están puro perdiendo el tiempo […] podría darle unos diez días o diez años de oportunidad pa’ que cambien, sino se les sacrifica a plena calle […] es que yo conozco el bien y el mal, antes yo no conocía ninguna cosa, por eso que yo andaba chueco y la cuestión, pero ahora estoy más cuerdo con conocimientos y cosas así”. Por lo mismo agrega: “mire, si hubiese sido más, disculpe la palabra, degenerado, psicópata y la cuestión, lo hubiese hecho, pero después cago yo, por eso tengo que seguir la prima doctrina de ley, la justicia y orden”. Según el Dr. Morlans, la mayoría de los pacientes son llevados por carabineros o por autoridades municipales o gubernamentales que solicitan el ingreso de estos pacientes, pero también llegan espontáneamente, este es el caso de Leandro Bae, quien arribó en el psiquiátrico por voluntad propia y una necesidad de mejorar, principalmente por no querer hacer sufrir más a su madre. La estabilidad del sistema político depende de la participación, o sea, si hay más de ésta última, habrá menos equilibrio, lo que no significa mayor efectividad y legitimidad, aspectos que si se pierden, hacen disminuir la credibilidad y satisfacción.

Entonces,

mientras menor es la participación, más limitada está la libertad de expresión concreta, se aminora el riesgo de hacer tambalear el régimen dominante y sufrir un castigo por eso. De ahí que el orden interno no acepta diversidad, ni partidos ni consensos, de esta manera, 53


como dijo el presidente de Estados Unidos, George Bus, el 11 de septiembre de 2001, luego del atentado a las Torres Gemelas, “o se está con él o se es su enemigo”. Entonces, el orden discrimina a los opositores al sistema de gobierno y a las “capas sociales más desvalidas de la sociedad. Estas últimas recibieron también garrotazos mercantiles por su rechazo al trabajo forzado (‘flojera’), o por su falta de trabajo (‘vagabundos’), o por su tendencia al robo (‘facinerosos’), o por su desapego a las normas existentes (‘sin Dios ni Ley’) o por la imposibilidad de fundar familias estables (‘escandalosos’)”47, o por su falta de razón y rebeldía (‘locos’). De esta forma, Alonso Muñoz reclama que él no es un esclavo, sino una persona respetable y que cualquiera no puede decirle lo que debe hacer. Pero no todas las normas están formuladas abiertamente, también existen otras que debe suponer el individuo que vive en sociedad, aceptando todos los riesgos de esta inferencia. Estas reglas pueden ser mínimas actitudes de decencia que uno debe cumplir en el trato dentro de la comunidad (a nadie le dicen que no debe pasar a llevar a los demás cuando camina, pero uno infiere que eso no se puede hacer). De esta manera, cada uno sabe lo que es correcto por el simple hecho de vivir en el sistema, ya que no conocerlo sería algo peligroso, debido a que el incurrir en lo incorrecto podría costarle la exclusión de él. “Agruparse, vivir juntos en ‘sociedad’, permite también decidir lo que, juntos, se puede y no se puede hacer. Pues la comunidad de la vida es la condición originaria del poder”48. Así existe un control intangible creado por la propia sociedad y externalizado mediante organizaciones e individuos especializados como los policías, instituciones, hospitales, hogares, escuelas, médicos, etc. Como los ‘locos’ no siempre se adecuan a la población y tienen actitudes que pueden resultar ‘extrañas’ o poco sociables, son encerrados y constantemente vigilados por un personal especializado como agentes de control para mantener al margen a los enfermos mentales, que pueden resultar como un germen que agripe y afecte al sistema de gobierno en tránsito, además de contagiar a toda la sociedad con un temor que hasta entonces no conocían. 47 48

SALAZAR y PINTO. Historia Contemporánea de Chile I. Ob. Cit. p.135 Ibid. p. 264

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Los ‘locos’ resultan desagradables para el resto de la sociedad. Ahí está su principal castigo si se considera que resultar agradable a otro presenta una recompensa, ya que es necesario un control de intercambio equivalente. Para Homans “cualquier menoscabo en el sentimiento favorable entre dos personas implica un decremento en la frecuencia de su interacción”49 Pero según Ignasi Brunet, aunque la efectividad de este control reside en los males que un hombre atrae cuando no respeta normas, muchas veces el castigo no se ajusta al crimen y resulta desproporcionado. La idea es que el control sea más inteligente, preocupándose menos por la infracción a las normas y fomentando más las condiciones bajo las cuales el grupo pueda disciplinarse. De esta forma, por un lado, el hospital psiquiátrico, institución creada por la sociedad, sería un control inteligente, ya que fomenta la disciplina, la corrección y el orden, pero por otro, el prohibir la integración social de los ‘locos’ y su expresión, es un castigo exagerado. La terapeuta Loyola piensa que se requiere de un trabajo de educación a la población. Por ello hoy el hospital funciona con la puerta abierta, con el fin de evitar el misterio y acrecentar la participación de la sociedad, cambiando la imagen que reina sobre los enfermos mentales. “No es gente de otro mundo, es un ser humano con las mismas necesidades que cada uno de nosotros tenemos. Que tiene muchas necesidades de ser amado, como cada uno de nosotros, de ser escuchado, como cada uno de nosotros, de poder hacer algo que sea reconocido por los demás, como todos nosotros”, aseguró la profesional.. El gobierno teme que el pueblo se descontrole, por esto, es que a veces se permite una mayor expresión, pero disfrazada, ya que la autoridad se encarga de hacerlo para simular una libertad que en la realidad no existe. Así permite hablar a algunas minorías, simulando que las escucha para que éstas no causen problemas y les resuelve sus conflictos de una manera superficial, que no deja ver el control de fondo. Mientras para Walter Meza, comunicador crítico de los media, el diálogo conduce a la comprensión humana, el silencio más allá de lo permisible puede convertirse en un estado de ansiedad y castigo moral, psicológicamente pernicioso; para el sociólogo George Homans, el crimen es necesario, mantiene los controles en buen estado de funcionamiento y un control no es efectivo a menos que se le ponga a prueba. 49

HOMMANS. Ob. Cit. p. 308

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Para Foucault, el poder es un ojo central circulante, que vigila, sigue y persigue a los hombres por doquier. Desde afuera y desde adentro de ellos mismos. Es decir, la autoridad vigila al pueblo, pero éste también puede observarla y así descubrir los defectos que hay en ella. Por eso, los individuos obedecen las normas porque saben lo que ocurriría si no lo hiciesen, afectarían la organización social completa, ya que una desviación no activa un solo control, sino que todos los que existen en defensa del sistema, intentando reducir descarríos futuros. “‘Lo que se puede asegurar con certidumbre es que el secreto de gobernar bien está sólo en saber distinguir al bueno del malo, para premiar a uno y dar garrote al otro’. El orden mercantil, integrador y afable hacia afuera, era maniqueo y draconiano hacia adentro: convertía en enemigo a todo aquel que no creía o no prosperaba en ese orden. La represión debía ser no sólo necesaria, sino que también exterminadora. Total. Exactamente como un ‘garrote’ o un poder fáctico que no debía detenerse ante nada, ni siquiera frente a la ley” 50. Es decir, el enfermo mental es malo, ya que no puede seguir el orden de la sociedad, a pesar de que lo quiera creer y se lo reprime confinándolo al encierro. Pero el castigo no siempre acerca más la conducta de una persona a la norma, sino que a veces , éste puede producir resentimiento, alejando aún más de la acción correcta al sujeto y dejando al sistema en un estado de desequilibrio. En este sentido, muchos piensan que los enfermos mentales se enferman más en su encierro, tal vez estén en lo cierto. Para Alonso Muñoz, las drogas y el encierro no son las soluciones adecuadas. Incluso agrega que lo enchaquetan cada vez que enfrenta a los encargados del hospital para conseguir permiso para salir al patio. Según Homans, la idea de control consiste en que si un hombre se desvía de su grado presente de obediencia a una norma, su conducta es retraída a ese grado. Pero como los ‘locos’ no pueden obedecer reglas porque muchos de ellos no las entienden, pudiendo provocar cambios indeseados, los aíslan y encierran, haciendo reaccionar al sistema no sólo para disminuir la magnitud de esta posible modificación, sino también para evitarla, manteniendo un equilibrio o status quo deseado por la mayoría o asumido inconscientemente por ésta. “El control sólo puede ser efectivo cuando ese grado de 50

SALAZAR y PINTO. Historia Contemporánea de Chile I. Ob. Cit . p. 134

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obediencia es el que produce la mayor dosis posible de satisfacción de los sentimientos humanos bajo el estado existente del sistema social, de modo que cualquier desviación de ese grado produce un decremento en la satisfacción, un castigo definido”51 De esta manera, podemos hablar de equilibrio sólo cuando existe un control efectivo que no es producido sólo por la amenaza de un castigo, sino que debe ser establecido mediante un consenso y asumido como tal por la sociedad y quienes pertenezcan al sistema propiamente tal. Según Morlans, durante muchos años la función de los hospitales psiquiátricos fue mantener el status quo y aún continúa, pero él como director del Dr. Horwitz se opone a jugar ese rol. “Cuando decimos que un sistema social se encuentra en armonía o que tiene equilibrio o que sus fuerzas se hallan organizadas, acomodadas o ajustadas unas con otras, existe la inferencia de que se ha alcanzado cierto tipo de ideal, sea en términos de felicidad individual o de bienestar común”. De ahí se desprende que el sistema no admita variación alguna, ya que todas las relaciones dentro de éste se encuentran predeterminadas y los hechos que ocurran en él, deben satisfacer determinadas condiciones. En este caso, cualquier pensamiento distinto, no aceptado por el sistema y por ende, considerado anormal de cualquier individuo, es desaprobado, fomentando una reducción de la interacción con este sujeto por parte del resto de la sociedad. “No hablamos con las personas cuya conducta desaprobamos, no tenemos nada que ver con ellas y nos apartamos de su lado”52. Es decir, no se suele interactuar con los ‘locos’ porque no se les comprende y se teme una posible infección con sus actitudes que no se aprueban y se rechazan de plano. Las personas interactúan con los individuos que se parecen a ellos, con los que se tienen puntos de vista en común, además, y quizás lo más importante, con la gente que uno sabe como va a reaccionar en situaciones específicas. “Siempre voy a reuniones familiares, me gusta dar mi punto de vista. Casi siempre queda la crema, porque no les gusta lo que digo”, aseguró el paciente Cristián Valdés. Además, generalmente, el castigo no sólo afecta al ofensor de la norma sino que también a todos los miembros del grupo que lo presencian, ya que éste sirve para curar heridas a los 51 52

HOMMANS . Ob. Cit. p. 319 Ibid. p. 338

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sentimientos colectivos, sólo cuando estos sentimientos existen y están vivos, tendiendo así a reavivar la importancia de la norma y a impulsar al grupo hacia al punto del cual fue apartado. Entonces, la exclusión de los enfermos mentales no sólo les afecta a ellos, sino que también a toda la sociedad, ya que ésta necesita apartarlos para curarse de ese mal y evitar cualquier contagio o desbalance provocado por ellos, reavivando la norma que afirma que lo anormal no sirve y entorpece el curso de la vida en comunidad. De esta forma, según Brunet, el control social se convierte en el ritual central de la sociedad, ya que refleja el conjunto de creencias de la cultura que producen las normas de conducta. Por ende, el cumplimiento del ritual reaviva tanto en las personas que lo presencian como en las que participan en él, el sentimiento de valor de las normas, ayudando a mantener el equilibrio.

Viviendo en control... El organismo social es capaz de desarrollar sus propias actividades autorreguladoras, haciendo que las costumbres como la reclusión de los enfermos mentales en un hospital psiquiátrico, perduren en el tiempo para controlar sus conducta. Es decir, en la medida en que una desviación con respecto al hábito tiene resultados que tienden a restaurar la acción acostumbrada, ya que un pequeño descarrío podría provocar resultados relativamente grandes. De ahí, la importancia de mantener una institución psiquiátrica. Con el fin de que este control permanezca en el tiempo, debe ser transmitido de generación en generación, es decir, cada individuo que nace y se integra a esta sociedad debe ser socializado o ‘dominado’ ya que debe someterse a normas previamente establecidas, justificadas mediante el lenguaje y por ello legitimadas. La mayoría de las personas quiere pertenecer a la sociedad, y para ganar la aprobación de ella, según Peter Blau, “modifican sus opiniones, cambian su conducta, tratan de ser más correctas en sus juicios y dedican esfuerzos a hacer contribuciones al bienestar de las otras personas”53. De esta forma, pertenecer a los mecanismos de control de una sociedad, es cambiar la opinión para pensar lo que la sociedad quiere que piense, decir lo que la sociedad quiere que diga, etc.

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BLAU. Ob. Cit. p. 52

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Los ‘locos’, en este sentido, están en desventaja y por eso se les recluye, ellos no entrarán a esta dinámica dispuesta y poco espontánea, ellos pensarán como ellos quieren pensar y dirán lo que hay que decir, sin temor a las represalias que la sociedad tendrá para ellos, el castigo de un encierro y marginación. Entonces, al ser ellos aislados, no tienen interacción con el resto de la sociedad y por supuesto no tienen aprobación social. “La aprobación social y la atracción personal son las fuentes básicas de apoyo para las opiniones y juicios de una persona, para sus valores y para su concepción del yo” 54. Los enfermos mentales no pueden formarse una concepción clara de su yo, pero esto no les impide percatarse de la discriminación de la que son víctima. “Yo parece que no fuera muy común, muy normal. Antes me porté mal con la sociedad…, porque no tenía conocimiento de ninguna especie, pero después, ahora empecé a reaccionar…estoy cambiando con el puro personaje de Superman”, aclaró José Reyes, quien en su poesía ‘Me Faltas Tú’ percibe su condición de ‘loco’ y lo que ella implica: “Claro que es lógico no corresponda a ti por mi problema personal, por eso no podré tenerte en mi vida y por otro motivo personal y por todo esto tendré que acostumbrarme a estar sin ti, por mi maldita mala acción. Por eso estoy tratando de cambiar”. Existen tres fuentes principales que tienen la tarea de socializar: la familia, el sistema educativo y los medios de comunicación. La educación conforma un conjunto de práctica y de instituciones que se han ido estructurando a través del tiempo, mostrándose solidarias a las demás organizaciones sociales y por ende las expresan. Según Durkheim, la instrucción es un instrumento esencial para la continuidad histórica. “A través de los procesos de socialización cada generación es enseñada a vivir según las reglas y programas institucionales de cada sociedad. Proceso que hace a los individuos ser lo que son, esto es, portadores de un cierto número de hábitos de pensamiento y de acción que requieren en él la sociedad”55. La sociedad necesita de cierta homogeneidad y para ello se requiere de una educación capaz de fijar a priori en el niño las semejanzas que supone la vida colectiva, aunque sin cierta diversidad, la cooperación necesaria sería imposible. Es por ello que la enseñanza 54 55

Ibid. p. 71 BRUNET. Ob. Cit. p. 354

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asegura estas diferencias necesarias buscando la especialización. “A través de la educación, la sociedad produce al hombre a su ‘imagen y semejanza’, por consiguiente, se deduce que el comportamiento humano es adquirido y aprendido y no es instintivo ni heredado a través de mecanismos genéticos, sino comunicado de generación en generación”56. De esta forma, la instrucción controla la animalidad del hombre y lo produce, adaptándolo al entorno de la sociedad y determinando su propia conciencia. Es decir, en el hombre hay un ser individual que tiene sus raíces en el organismo, pero está limitado por su ambiente que lo convierte en un ser social. Por ello, en la medida en que el sujeto es partícipe de la comunidad, se supera a sí mismo cuando piensa y cuando actúa. No deja de sorprender el estado de pasividad en que se encuentra el hombre cuando es socializado: en su consciente se realiza una especie de vacío y su voluntad queda como paralizada. De ahí que cualquier idea que le sea sugerida, no se ve obstaculizada con ninguna idea contraria y puede instalarse sin encontrar un mínimo de resistencia. Pero como el vacío no es completo, es necesario que el concepto tenga una fuerza de acción. Esto puede ser representado por el tono de mando del profesor o de los padres del individuo. Entonces “lo que la educación debe plasmar dentro de nosotros no es el hombre tal como la naturaleza lo ha creado, sino tal como la sociedad quiere que sea y lo quiere tal como lo requiere su economía interna”57. De esta forma, todos los individuos deben tener cierta características y no otras, ya que estas diferencias, si bien algunas sirven de cooperación, otras se identifican con la locura, la cual está condensada en el pensamiento humano como incapacidad, inutilidad, tontera, irracionalidad, irresponsabilidad, etc. Y el que es considerado ‘sano’ y no piensa lo mismo también es tachado de ‘loco’. De ahí que sea imposible socializar al ‘demente’. No obstante, el hospital juega un papel fundamental para intentar que los pacientes tengan habilidades cognitivas y socializadoras a través del taller de hábito social que les enseña a relacionarse con las personas, y como lo define la terapeuta Ximena Carrasco, “volver a aprender a desenvolverse con capacidades diferentes y readaptarse dentro de lo que se pueda”.

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Ib. p. 354 Ibid.. p. 361

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Según Brunet, la conciencia del individuo, como contiene apenas ideas capaces de luchar contra las que le son sugeridas, se muestra muy accesible al contagio del ejemplo y particularmente inclinado a la imitación. Incluso agrega que “para aprender a contener el propio egoísmo natural, a subordinarse a unos fines más altos, a someter los propios deseos al imperio de la voluntad, a mantenerlos dentro de unos justos límites, es necesario que el niño ejerza sobre sí mismo una fuerte contención y para ser sensible a los castigos y a las recompensas, es menester tener conciencia de la propia dignidad y del propio deber” 58 y éste último es revelado mediante el lenguaje y la conducta de sus profesores y familiares. De este lenguaje se encargan además los medios de comunicación que lo convierten en reiterativos mensajes y que con su influencia interfieren en las dinámicas sociales, creando una realidad y focalizando la atención de los niños en el ámbito social que ellos operan. Pero no sólo en los infantes que están siendo educados, sino que también en los mismos adultos que continúan en una socialización de por vida. “El lenguaje no sólo nace como instrumento de comunicación colocado desde su origen en estructuras de dominio, sino que representa también el órgano de la interiorización de tales estructuras” 59 y es este discurso el que utilizan los medios de comunicación para influir sobre la comunidad, enseñando una parte de la verdad que es “toda la verdad”.

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Ibid. p. 357 Ibid. p. 95

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Capítulo II: SERVIDORES DUEÑOS DE LA VERDAD El Tratamiento de la Locura en los Medios Los medios de comunicación ejercen una fuerte influencia en los seres humanos, interfiriendo en el conocimiento y construcción de la realidad. De esta manera, según Mauro Wolf, investigador italiano de la teoría de la comunicación, “los media proporcionan la presión ambiental, establecen las coordenadas del ambiente social, del clima de opinión en el que los individuos se orientan ante el que reaccionan alienándose, acentuando o atenuando su disponibilidad de expresarse”.60 Así, estos medios de información construyen un universo simbólico de referencia común, definiendo una identidad cultural, en la cual los ‘locos’ son vistos como seres anormales y peligrosos que hay que excluir y los media se han encargado de atenuar su posibilidad de expresión. Según el médico Carlos Cid, a los pacientes psiquiátricos no se les considera jamás, y cuando se hace, es con el único fin de montar un espectáculo. De la misma forma, el psiquiatra Quijada aclara que “los medios de comunicación toman al enfermo psiquiátrico como tema, de una manera sensacionalista [...] media terrorífica, dando a conocer una parte negra de la vida de cualquier ser humano, pero no hay muchos fines de tipo de ayuda”. El paciente Cristián Valdés hace una crítica al respecto, ya que afirma que siempre que los medios de comunicación van al psiquiátrico “entrevistan a los que están más enfermos, y a mí nunca me cotizan”. Es importante destacar la dependencia que tienen los individuos de los medios de comunicación. Es que los sujetos pueden conocer un mundo más amplio a través de los media, ya que muchas veces no logran abarcar toda la realidad personal y directamente. De esta forma, la información que entregan las empresas periodísticas es aceptada como veraz, porque no suelen contar con otras formas de conocer escenarios tan amplios. Entonces, como muchas veces no se conoce la vida de los enfermos mentales, los individuos aceptan 60

WOLF, Mauro .1994. Los efectos sociales de los media. Ediciones Piados. Barcelona, España. p. 70

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la imagen que los media presentan de éstos, como verdadera. Así, la sociedad les atribuye el significado de seres incapaces y peligrosos. Maritza Loyola al referirse a este tema, aseguró que “hay mucho interés, pero siempre como que caen en el sensacionalismo. Quién está haciendo más muecas, eso muestro, quién me pone los ojos más raros, eso es lo que muestro, y no se abocan a lo positivo que ellos pueden dar”. Por esto, es que se oye hablar de las empresas mediáticas como el Cuarto Poder, ya que son capaces de construir realidad ayudando así a todo el control social. Para esto utilizan un manejo de imágenes tal, que pasa desapercibido frente los ojos del espectador, quien no pone en tela de juicio lo que el medio de comunicación le muestra y sólo consume. El psiquiatra Quijada declaró haber discutido asiduamente con los medios de información que utilizan a los ‘locos’ solamente para darle sensacionalismo a un tema determinado. “Recuerdo y te cuento esta anécdota: un programa que hizo un canal de televisión sobre los enfermos psiquiátricos, empezaba el programa con la apertura de una puerta de rejas y la caída de un fierro, era como de las chapas y pegaba en el fierro al abrir la puerta. Tenía un sonido como el de una campana. Más de diez veces abrieron y cerraron la puerta los del canal de televisión hasta que les gustó el sonido de la caída del fierro en la puerta para iniciar el programa. Entonces cuando en un programa interesa más el golpe de la puerta en el fierro, quiere decir que la motivación es otra”, narró el profesional, quien sin embargo lo justificó diciendo: “en el fondo la televisión, a lo mejor, es la respuesta a lo que la sociedad quiere”. “Los medios proyectan imágenes determinadas de la sociedad y de la realidad.

Los

espectadores se encuentran en la situación de estar cada vez más dependientes de los media para formarse dichas imágenes”61, incluso se puede decir que “los media, en efecto, operarían a un nivel ‘anterior’, en la elaboración de los instrumentos cognitivos necesarios para construir o almacenar las representaciones de la realidad” 62. Asimismo Berger y Luckmann afirman que existe una conciencia a priori generada por los medios y que es a partir de ésta que los individuos perciben el mundo, a pesar de que reconocen la subjetividad de cada uno, pero aclaran que ésta siempre se adecua a la conciencia objetiva de la vida cotidiana, dándole sólo matices. 61 62

Ibid. p. 114 Ibid. p. 106

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El teólogo liberal Alberto Schweitzer advierte que “hay que crear una opinión pública nueva, privada y libremente. La existente está mantenida por la prensa, la propaganda, la organización y las influencias financieras y de otra clase que están a su disposición. Este modo antinatural de propagar ideas tiene que ser contrarestado por el modo natural, que va de hombre a hombre y fía únicamente en la verdad de nuestras ideas y en la receptividad del oyente para la verdad nueva”63. De ahí que exista un concepto del enfermo mental como una persona incapaz y que entorpece el ritmo social, debiendo ser excluido por ello. Los medios muestran poco o nada de lo que son los ‘locos’ y si rara vez lo hacen, se les muestra como seres hoscos que no pueden pertenecer a una sociedad pacífica, ya que no saben lo que hacen, no saben comportarse de acuerdo a los cánones que se han establecido para el resto del mundo. Ellos no se podrán nunca adaptar al medio en el que vive toda la población en libertad, no están socializados y por lo tanto, no pueden pertenecer a la comunidad. Esto es un problema ya que “el conocimiento difundido por los media generalmente no viene ‘usado’, ‘tratado’ como uno de los conocimientos posibles, una de las representaciones posibles de los fenómenos sociales, sino más bien como la forma asumida por determinados acontecimientos y fenómenos sociales” 64.

Entonces, los medios de

comunicación ‘imponen’ opiniones a las personas. De esta forma, la revista El Sábado del diario El Mercurio, durante el mes de octubre de 2002, publicó un reportaje sobre la radio organizada por los pacientes del hospital psiquiátrico El Peral titulado ‘El Paraíso Loco’ con la siguiente bajada: “Llevan cuatro años de marcha blanca y ahora quieren transmitir sus sueños y delirios por Santiago, cansados de la discriminación, reclaman los mismos derechos que los cuerdos y están convencidos de que la emisora puede convertirse en una lúdica forma de empleo. Que se prepare San Miguel, la primera comuna que escuchará la Estación del Paraíso....”. Cabe mencionar que podría suceder que la influencia cognitiva de los medios no sea inmediata, ya que el individuo debe pasar por un proceso de construcción de esquemas. Sin embargo, estas redes de comunicación pretenden responder a presiones internas o externas. 63 64

FROMM, Ob. Cit. p. 191 WOLF. Los efectos sociales de los media. Ob. Cit. p. 119

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Más que dominados por el sistema, son agentes que ayudan a esta sumisión y control, respondiendo a los apremios de éste. De esta forma, los media pasan a ser una fuente de transmisión de los valores dominantes de las clases hegemónicas, ya que muestran una realidad producida por el funcionamiento de “un poder que se ejerce sobre aquellos a quienes se castiga, de una manera más general sobre aquellos a quienes se vigila, se educa y se corrige, sobre los locos, los niños, los colegiales, sobre aquellos a quienes se sujeta a un aparato de producción y se controla a lo largo de toda su existencia” 65. Es decir, “el alma no nace culpable y castigable, sino que nace más bien de procedimientos de castigo, de vigilancia, de pena, de coacción [...] y es el saber el que prolonga y refuerza los efectos de este poder”66. Entonces, los medios contribuyen a afiatar el significado de locura y a excluir a los enfermos mentales de la sociedad, ya que no suelen ser considerados de interés público y sus mensajes pueden ser peligrosos, porque podrían atentar contra el statu quo. De ahí la desinformación o conocimiento disfrazado que existe en los media sobre ellos. Según la terapeuta Ximena Carrasco, las empresas periodísticas discriminan indirectamente al bombardear con todo el modelo estereotipado de la belleza, del éxito y de la inteligencia, se trata de una marginación positiva ante las personas con capacidades diferentes mediante campañas de solidaridad, en las que dar dinero basta para justificar su generosidad, sin realmente hacer el esfuerzo de “estar” con los ‘locos’. No obstante, para su colega Maritza Loyola, darles un espacio “especial” en los medios, también constituiría una forma de marcar diferencias, por ende una fuente de discriminación. “Los medias orientan la atención hacia los temas que hacen emerger y sedimentan en la conciencia colectiva depositándolos en los almacenes de conocimiento de los que está compuesta, en los estratos del tiempo, la cultura de lo social, aspectos nuevos de la realidad se ponen en el centro de atención organizando el debate público y son punto de referencia en la continua constitución de climas de opinión”67. Entonces, si los medios guían la atención del público hacia determinados temas, que son considerados importantes

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BRUNET. Ob. Cit. pp.104-105 Ib. 67 WOLF. Los efectos sociales de los media. Ob. Cit. p. 160 66

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para las decisiones de los individuos y la mayoría de las veces, la pauta informativa no considera a los enfermos mentales, éstos no son relevantes.

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Capítulo III: LOCOS POR EL BLA BLA La necesidad de comunicar Fragmento: Despacio “Tratando de descifrar ideas y desvaríos, como queriendo explicar instantes del delirio, en un fugaz río de torbellinos, que desembocan en los mares del lenguaje, precipitando el uso del idioma casi inadvertido, como si hablaran solas en el silencio del olvido”. Luis Vidal Según el periodista y comunicólogo de la Universidad de Stanford, Wilbur Schramm, “la comunicación en una sociedad mantiene las relaciones operantes entre individuos y entre grupos y naciones. Dirige el cambio y mantiene la tirantés hasta un nivel tolerable. Por tanto, siempre que se da un cambio inminente o que hay problemas sociales, hay mucha comunicación. Cuando un grupo descubre que tiene un miembro que se desvía, dirige la mayor parte de esa comunicación hacia él, hasta que regresa al redil o hasta que se descubre que no hay nada más que hacer” 68. En el caso de los ‘locos’ ya no hay nada más que hacer. Ellos no van a regresar al ‘redil’ y es claro que los medios de comunicación no los consideran. Cuando se habla de ellos es sólo cuando algo malo ha pasado, pero nunca los media reciben retroalimentación desde los enfermos mentales. Según la terapeuta Maritza Loyola, la prensa debería focalizarse en la obra de los pacientes psiquiátricos, en lo que ellos producen y no en su enfermedad, ya que si se muestran las capacidades de ellos, se enseña y educa. De cualquier manera, la comunicación implica una retroalimentación, esto quiere decir que cuando se envía un mensaje, se espera una respuesta del receptor. Según Schramm, en la comunicación personal hay más retroalimentación que en la de los media, por lo que es más fácil explicar algo o convencer a alguien cara a cara. Es que la interacción nace de un ser humano para llegar a otro, siendo esto lo que le da valor, así lo explicó José María

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SCHRAMM, Wilbur. 1982.La ciencia de la comunicación humana. Editorial Grijalbo. México. p. 17

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Desantes, profesor emérito de la Universidad Complutense de Madrid y fundador del Instituto Internacional de Derecho de la Información. Entonces, los enfermos mentales retroalimentan, pero sólo cuando conversan entre ellos, dentro del hospital, ya que el prejuicio que embarga al resto de la sociedad de que sólo hablan tonteras, no les permite hacer efectivo el circuito común de todo acto comunicativo. “yo establecí la teoría de que los pacientes psiquiátricos, los caracterizados como ‘locos’, tienen algo en común, que los hace comunicarse, entonces yo tengo mucho más poder de comunicación con un ‘loco’ que tú, porque sabe que soy ‘loco’[...] es gente de otros mundos que han vivido cosas que no se pueden traspasar con el habla”, explica Miguel Edwards y agrega que cuando hay personas que han experimentado situaciones semejantes, se crea una intimidad que cuesta que se manifieste con otros, presentándose una jerarquía, que provoca que el enfermo mental se sienta en un nivel inferior. Sin embargo, el psiquiatra Quijada aclaró que el sujeto que tiene una enfermedad que no altere su pensamiento, como es el caso del depresivo, se comunica normalmente como cualquiera, pero con las alteraciones propias del ánimo y cuando se trata de conversar con un psicótico, éste probablemente cuente las mismas cosas, pero plagadas de delirios que él tiene por causa de su patología, no obstante, también se va a expresar. Así mismo Cid, médico especialista en patologías mentales, explica que antiguamente se pensaba que los pacientes psiquiátricos no tenían emociones, sentimientos, pensamientos, no tenían nada y eran lo peor, pero no es así. Él asegura que pueden haber canales, como la comunicación emocional, que a pesar de encontrarse más restringidos, a través del arte se puede lograr una mayor interacción. De hecho, los talleres artísticos que ha implementado el hospital Dr Horwitz han sido muy útiles para la expresión de los internos. Gabriel Espinoza, profesor del taller de literatura de dicha institución, dijo que los temas más recurrentes que discuten los internos en sus clases son el amor, la política, la religión, la realidad del país y sus obsesiones, conceptos que aparecen en los diálogos de cualquier grupo social. De cualquier forma, para Morlans los discursos de los internos son válidos, ya que tienen las mismas necesidades que nosotros, aunque el psiquiatra Cid piensa que no es coherente

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lo que expresan, ya que si bien esto puede ocurrir en determinados momentos, la enfermedad provoca una alteración en la lógica para comunicarse. Ellos al ser estigmatizados como enfermos tienen problemas para comunicarse con los demás. De esto Carlos Echeverría se queja constantemente: “por qué no comparten conmigo, no conversan conmigo [...] porque el encierro me está afectando más, le dije yo (al referirse a sus hermanos). Claro, como ustedes son sanos, le dije yo, se entienden, y como a mí me ven enfermo, me dejan a un lado poh [...] a mi me hace falta tener a alguien, conversar”. Exista o no lógica, los pacientes del hospital psiquiátrico necesitan comunicarse, así lo asegura Morlans al referirse a que muchas veces los usuarios le escriben cartas solicitando mejoras para el hospital, distintos beneficios o comprar diferentes medicamentos. El paciente Óscar Morales se emociona cuando tiene la posibilidad de expresar su opinión y decir lo que piensa: “todos ustedes me han ayudado, hacen bien con entrevistarme, me hacen bien, me siento bien, siento que para algo sirvo, no nací para perderme, sino para serle útil a la vida, al universo [...] estoy muy agradecido de la entrevista”. Por su parte José Reyes asegura que quiere “comunicarse con todas las personas que puedan ustedes, hablar, tener oportunidades [...] voy a tener que hacerle una carta al gobierno [...] porque tengo muchas cosas que conversar, comentarle, explicarle así a los médicos y autoridades de la salud”, y agrega “voy a tener que buscar la manera de entregar la carta al director de televisión para decir muchas cosas importantes, cualquiera que me entrevistara, para que le diga todo [...] lo que deseo es salir yo del hospital y estar con mi familia, trabajar, estudiar y hacer realidad mis cosas”. Este sentimiento se da en todos los pacientes, quienes necesitan desesperadamente poder comunicar sus vivencias y críticas. INCLUIR A ENRIQUE No hay que olvidar que “el hombre, al comunicar, es portador de una experiencia personal; pero, […] también lo es sin saberlo de una experiencia colectiva e histórica”69. Además, según el propio Giannini, el diálogo ayuda a las personas al representar un modo de enfrentar, en común, problemas de las dificultades de la vida, un pare en la rutina, con la 69

GIANNINI, Ob. Cit. p. 68

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intención de volver a ella, pero edificada en virtud del diálogo, “en efecto, se cuentan, se narran, hechos propios o ajenos; y se cuentan, en primerísimo lugar para ser comprensible una existencia o una situación, ante los otros”70, es decir, la narración es una forma para acceder a la realidad de algo, se cuenta lo que no puede volver a ser, siendo el relato irremplazable en el conocimiento de las cosas.

La muralla franqueable entre los ‘locos’ y los medios... La interacción es trascendental para las actividades de la sociedad, como ya se dijo, el ser humano es gregario y por lo tanto, necesita de la comunicación para relacionarse con las demás personas, además ésta “es un derecho natural, espontáneo, derivado del derecho a la vida de la persona humana que no es sólo derecho a vivir, sino también el derecho a vivir en sociedad”71. De esta forma, los media son canales por los cuales las personas pueden conocer lo que pasa en el lugar donde viven y por ende, tienen gran poder sobre sus receptores, ya que ellos creerán lo que dicen los medios. El problema es que en una cadena de comunicación, la primera persona y la última que recibe el mensaje tienen el poder de seguir transmitiéndolo o no, y a los ‘locos’ se les margina de esto. Lo que está muy errado, porque no por encontrar a una persona diferente, se le puede marginar de la comunicación social, los enfermos mentales tienen tanto derecho como cualquiera a informarse y a informar, a comunicar al medio lo que piensan, a expresar a la sociedad sus ideas, su ‘mundo’. “De repente los pacientes salen con unos argumentos que son increíblemente lógicos, pero ajenos a la realidad, a la realidad digamos, de la vida cotidiana”, aclaró el psiquiatra Quijada al referirse al tema. Supuestamente “el profesional de la información, indistintamente hombre o mujer, comunica su mensaje a personas humanas sin discriminación alguna, sin necesidad de atender a otra cualidad que a la de su ser mismo de hombre”72. Entonces, el tratamiento que los medios dan a los ‘locos’ está mal y puede llegar incluso a ser inmoral. No se puede determinar que alguien está ‘enfermo’ y por eso marginarlo. De hecho, “el informador 70

Ibid. p. 78 DESANTES, José María. 1992. El futuro de los profesionales de la información. Ediciones Universidad San Sebastián. Concepción, Chile. p. 21 72 DESANTES, José María. La información como deber. Editorial Ábaco de Rodolfo Depalma. Buenos Aires, Argentina . p.152 71

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debe hacer que el ser humano desarrolle su propia personalidad: su memoria, entendimiento, voluntad y todas sus aptitudes y actitudes” 73. Lo que acá está postulando Desantes es que las actitudes ‘locas’ y las aptitudes ‘nulas’ que pueda tener un enfermo del psiquiátrico, no son impedimento para que se les informe y desarrolle. A pesar de que las publicaciones de los medios no van dirigidas a los ‘locos’, ellos aún así pueden percibir la realidad y opinar acerca de ella. “Todo el mundo ya ve que si se tiran en contra de los iraquíes, los gringos van atacar Irak, los irakíes van a tapiar de misiles lo que es Jerusalén y todo eso, con o sin palestinos, van a arrasar a los judíos. Entonces, es una cuestión que si el gallo (Bush) es así, está así de irresponsable” comentó el paciente Luis Vidal. De la misma manera, José Reyes tiene su propia opinión respecto con la educación del país: “yo entiendo a todos los universitarios porque el gobierno ni siquiera les da unos pesitos pa’ que se paguen [...] Yo cuando chico trataba de darle un consejo a las universidades porque yo también viví la necesidad de tener plata a favor [...] La mamá, la señora que esté embarazá, que tiene que tener un hijo, tiene que darle por lo menos unos treinta mil pesos, cuando tenga la guaguita y las cuestiones, después unos treinta mil pesos más cuando va creciendo...en total unos 160 mil pesos al niño y con reajustes. Ni eso hacen los gobiernos, ni ninguna cuestión...”. Incluso, el interno Óscar Morales critica directamente al diario popular: “La Cuarta es el diario pecador porque dañan a las mujeres, las colocan desnudas, de distintas poses, es una maldad, porque Dios creó a la mujer para el bien y no para el mal. La mujer debe guardarse hasta conocer a un joven ideal y casarse, sin maldad, sin mostrando su sexo, o sea, la mejor virtud son las del corazón y sentimiento puro de la persona, eso es valioso. Que Dios nos acompañe a todos”. El problema radica en que los medios no quieren informar a los ‘locos’ porque son incapaces de influir en su opinión, ya que “los casos de resistencia a la persuasión más extremos se pueden observar entre hombres que muestran tendencias claramente paranoides (...) y en el caso de los hombres normales esto se asocia a los más agresivos debido a su necesidad de probar su poder sobre los demás”74. Hay un juego de poderes y de control, por un lado los medios que quieren que la gente se persuada por lo que ellos dicen y por otro los paranoides, agresivos o indiferentes, que no quieren ser persuadidos y por eso son 73 74

Ibid. p. 156 SCHRAMM . Ob. Cit. p. 72

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excluidos y cuando aparecen en los media, raramente éstos reflejan sus ideas, las que son representadas, la mayor de las veces, por los dichos de los médicos, de los guardias, de los agentes de control. Un mensaje depende de más de un canal y es muy importante considerar quién lo dijo “lo cual nos ayuda a determinar si es aceptable y se actuará en consecuencia” 75. Como en este caso, la mayoría de las veces las fuentes de información son los médicos psiquiatras, siempre se acepta como verdadero lo dicho por ellos, porque tienen una credibilidad basada en sus estudios profesionales. No obstante, los signos para el profesional y para el paciente van a ser distintos, ya que el especialista en patologías mentales intenta interpretar los signos de los ‘locos’, pero se le hace difícil alcanzar el nivel connotativo de sus mensajes, justamente por el prejuicio de su deficiencia mental. Entonces, la información que la sociedad recibe sobre ellos puede estar deformada y basada sólo en lo denotativo del paciente y en lo connotativo del médico. Hay que tener especial cuidado a la hora de interpretar los discursos y observar la vida de los internos, dejando de lado toda idea pre-concebida.

“Cómo me gustaría tener una petición, entrar a la

universidad de ustedes y verlos como estudian, y cosas así y saludar a todas las personas de su universidad [...] Sabe qué, le mando saludos a todos los chiquillos de la Universidad Diego Portales, que se cuiden y que aprovechen, y critiquen decentemente al gobierno, que les de unos reajustes, unos pesitos, que por el nombre de José Reyes Toledo, de aquí del Hospital Psiquiátrico”.

Los ‘Locos’: Fuentes Olvidadas Los medios de comunicación evitan tener como fuentes a los internos del hospital psiquiátrico, ya que no sabrían como manejar esa información. Por esto es que “el efecto neto de las comunicaciones en medios de masas propende a ser muy limitado; únicamente consiste, con frecuencia, en reforzar creencias y actitudes preexistentes”76.

Así los

individuos seleccionan la información que más se acerca a sus puntos de vista y son indiferentes ante los otros. 75 76

Ibid. p. 13 SCHRAMM. Ob. Cit. p. 67

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Informar acerca de los ‘locos’ a la sociedad puede perturbar gravemente el status quo y por ende, afectaría a la comunidad, al gobierno y a los agentes de control económicos que son finalmente los que dominan a los medios. Por lo tanto, se evita hablar de un tema tan susceptible y existe desinformación, ya sea por medio de la omisión de mensajes o de su deformación. Esto se produce principalmente porque, como explica Cremilda Araujo, periodista que se refiere a la concepción esencial de los ideales que deben guiar al profesional del periodismo, “los mecanismos informales de control de la información son apropiados por las grandes organizaciones privadas, por los grupos de interés, con el mismo objetivo: impedir que lleguen informaciones importantes al dominio de la opinión pública, a través de los órganos de prensa” 77. Ante esta situación, hay que considerar que en la actividad informativa prima un interés por el bien común, el que se basa en esta ansiada estabilidad. A esto se suman las nuevas formas de transmisión, que han influido en que los media sólo difundan mensajes que el público desea y como éste último opta por el statu quo, los enfermos mentales se quedan afuera. Según el abogado y periodista Tomás Mac Hale existe la libertad de información y la de expresión, pero no hay tal derecho del pueblo a ser informado, ya que esta misma libertad autorizaría a los gobiernos a intervenir en los media. De ahí que “la propia estabilidad de los medios reside en la opinión pública... necesitan el prestigio y la confianza del público, sostenidos en la convicción de que tales gobiernos se encuentran atendiendo con eficacia las exigencias del bien común”78. Por esto se puede suponer que son muchas las cosas que la comunidad nunca podrá conocer a través de los medios y entre éstas, están lo que son los enfermos mentales. Sin embargo, de esta forma la sociedad corre un gran riesgo “un individuo sano y una sociedad sana no deben cuidar su salud con tanto esmero como para que la propia vida se les empobrezca, se constituyen en enfermos imaginarios, y al final, en víctimas de enfermedades reales por causa de sus propias aprehensiones”79. La sociedad, y sobretodo los medios de comunicación, están preocupados de mantener un orden fijo y respetar lo ya establecido, por lo tanto ven la locura como una herramienta peligrosa que puede afectarlos, pero quizás este gran temor que se tiene a lo que se diga en 77

ARAUJO, Cremilda . 1980. El rol de periodista. Ediciones CIESPAL. Quito, Ecuador. p. 231 MAC HALE/ FRAGUAS DE PABLO, María. Ob. Cit. p. 84 79 Ibid. p. 81 78

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el hospital psiquiátrico sea contraproducente, porque si bien no se escucha lo que podría ser dañino, tampoco se considera lo bueno que tal vez se expresa ahí. Muchas veces los errores son considerados verdades y luego de un tiempo ocurre un cambio de paradigma y la gente se percata de que estaba equivocada. Esto da para pensar, quién dice que es correcto tachar de ‘locos’ a los internos y que es necesario que estén ahí recluidos para no entorpecer el ritmo social o para recuperarse. Después de la corta estadía de Ricardo Campos en el hospital, se ha cuestionado en varias oportunidades quién está más ‘loco’, el de adentro o el de afuera. De la misma manera, el psiquiatra Mario Quijada, al referirse a la película “Hombre Mirando al Sudoeste”, comentó que el enfermo mental era más inteligente que el médico, transformándose en algo más que paciente, sin dejar de serlo, dejando al profesional con la duda que siempre ha tenido: ¿estará ‘loco’ o seremos nosotros los ‘locos’?. Por su parte el profesor Gabriel Espinoza está convencido de que los ‘dementes’ están afuera del hospital. La sociedad requiere que los medios de comunicación informen acerca de los enfermos mentales, que se preocupen de informar acerca de sus vidas, creencias, costumbres y existencia, para así aumentar el potencial de conocimiento de los individuos gracias a opiniones diversas, ya que no siempre la realidad que ofrecen los medios es la más veraz, debido a que éstos no pueden estar ajenos a una mezcla de ideas, luchas religiosas, sociales o políticas. “Será más fiel a la realidad la imagen informativa que surja de la pugna libre entre los diversos medios de expresión pública”80, porque de esta forma la sociedad tiene distintos puntos de vista de los cuales afirmarse y comparar.

De ahí que la

desconcentración de poder equivalga a un mayor conocimiento que permite oponerse con fundamento a decisiones propias del gobierno. No hay que olvidar que el periodista debe prestar un servicio a la sociedad, y su principal deber es informar. De esta manera, “satisface un derecho del público con una serie de actos profesionales que, en su más decantada esencia, son actos de justicia” 81. Esto quiere decir, según Desantes, que se da al sujeto universal el mensaje debido. Pero lamentablemente, los comunicadores no pueden evitar presiones de control que los obliga a una manipulación 80 81

Ibid. p. 83 DESANTES. El futuro de los profesionales de la información. Ob. Cit. p. 31

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informativa y peor aún, “la manipulación informativa que por motivos de política interna o externa practican los propietarios-empresas de los medios de comunicación y de las fuentes informativas, no tendrán correctivo posible” 82. Es decir, los ‘locos’ están sentenciados a no poder retroalimentar o a hacerlo siempre y cuando este mensaje sea antes seleccionado por alguien, lo que ya implica cierta deformación que según Fraguas De Pablo, es invocada y justificada cuando ésta pone en peligro la vida de los ciudadanos y demás está decir que los enfermos mentales son expertos en cambiar los paradigmas y desestabilizar el sistema.

Una Receta Efectiva A pesar de la desinformación o deformación de mensajes existente sobre la vida de los enfermos mentales, no es tarde para poner en práctica algunas soluciones. Según el psiquiatra Carlos Cid se debería realizar una campaña de sensibilización, mostrando la realidad de los internos, dando a conocer que la violencia en los hospitales no existe y que éste puede tener sus puertas abiertas. La terapeuta Ximena Carrasco agrega que los medios de comunicación deberían dejar de ver a los pacientes como los ‘pobrecitos’, todo podría mejorar cuando se perciba a estas personas, no como mejores ni peores, sino que simplemente con otras características. Por su parte Quijada aclaró que la labor del periodista pasa por hacer psiquiatría en todos lados, enseñando a la familia y en las escuelas, de tal forma que la sociedad conozca las enfermedades mentales, comprendan a los ‘locos’ y no huyan de ellos, “el ataque a la enfermedad lo antes posible y ustedes enseñando a la comunidad, lo van a lograr”, aseguró. De esta forma, el director del hospital explicó que están dispuestos ha mostrar lo que se está haciendo por el bien de los pacientes y cómo van mejorando, dando a conocer el aspecto más positivo de la psiquiatría. Agregó que no existe temor hacia los medios, sin embargo, pretende que éstos den un enfoque que permita cambiar la imagen tenebrosa de los recintos psiquiátricos. No obstante, Ignacio Morlans piensa que ya se han dado los primeros pasos. Entre las notas informativas que aparecieron en el diario electrónico La Tercera durante el 2001, aparecen denuncias de enfermos desaparecidos y nuevos derechos de los pacientes, entre los que se cuenta el que ellos estén al tanto de su tratamiento y se puedan internar 82

MAC HALE. Ob. Cit. p. 414

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voluntariamente. Este es un gran cambio, pero aparente, ya que para tener la certeza de ello se necesitaría escuchar a la fuente principal, los ‘locos’. “Legris llama la atención sobre la diferencia entre la objetividad sincera y la objetividad aparente, que es una de las formas más sutiles de desinformación”83. No obstante, cumple con la función de apaciguar y controlar una parte discriminada de la población.

Incluso, “bajo la influencia de la

ideología marxista-leninista, se ha llegado a considerar en el Tercer Mundo, el desarrollo de los medios de comunicación occidentales como una forma de ‘neocolonialismo’, de ‘monopolio capitalista’, de ‘imperialismo informativo’”84.

Esto implica que la

desinformación responde a los valores de la sociedad actual. Pero el problema es que impide el conocimiento, ya que la inteligencia de unos pocos se sobrepone a la de todos los que acceden a la cultura y enseñanza bajo estas estrategias manipuladoras que hacen colapsar cualquier democracia. Según el diccionario de la Real Academia, la información es el mensaje que reduce la incertidumbre del receptor y la desinformación es dar información intencionadamente manipulada al servicio de ciertos fines, como son “aumentar la incertidumbre de los receptores situándoles en la escena que el emisor desea con la opinión prevista y determinada por éste”85, haciendo de los periodistas grandes constructores de realidades, que los receptores no saben ni pueden comprobar cuánto de verdad existe en ellas. En síntesis, se hace imposible conocer la realidad de los ‘locos’, ya que si se lee un diario, una revista, se escucha una noticia en la radio o se ve un reportaje por televisión, la mayoría de las veces, va a existir una selección realizada por un periodista que por motivos personales o presiones sociales, omita algún dato importante o tergiverse algunos detalles “en la forma” de transmitir el mensaje afectando seriamente el “contenido”. Es verdad que se han realizado últimamente reportajes acerca de la vida de los enfermos mentales dentro del recinto hospitalario, pero se debe considerar que estas informaciones antes de ser publicadas han sido editadas, eliminando sílabas de los ‘locos’ que tal vez son primordiales para descubrir su realidad. De ahí que se haga necesario encontrar la forma de conversar e interactuar con los ‘dementes’ sin ningún supervisor al lado ni terceros que 83

Ibid. p. 419 Ibid. p. 418 85 Ibid. p. 422 84

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interpreten sus mensajes para publicar esta información sin previa edición, haciendo de mediadores y periodistas que por fin puedan comunicar una verdad sin un control detrás, permitiendo un conocimiento completo y una integración de estos seres marginados a la sociedad, asumiendo el rol efectivo de todo comunicador. Se trata de terminar con “la falta de información, la propaganda, las verdades a medias y las grandes mentiras que son indispensables y constituyen una herramienta peligrosa en las manos de aquellos que están decididos a manipular la opinión de las masas con el fin de adquirir el poder, extender su dominio o perpetuar el poder que ya tienen”86. Si existe una sociedad capaz de estructurarse de tal forma de poder controlar a los enfermos mentales para mantener el status quo, se hace necesario saber qué caracterizan a estas personas ‘tan peligrosas’ que hacen temblar el sistema y que para evitarlo no quede más remedio que encerrarlas.

Entonces,

qué significa estar ‘loco’ y cuáles son aquéllas

características que los identifican como tales, que justifican y legitiman su discriminación.

86

MAC HALE/ REED, Irvine. Ob. Cit. p. 425

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Capítulo IV: REBELDES AL MARGEN Fragmento: Soledad “Vago entre el bullicio de la vida, sin en realidad, en medio del tumulto, conocer realmente a nadie, a penas me conozco a mí, y no espero, aunque la soledad es triste, conocer a mucha gente” Luis Vidal La locura o el término ‘locos’ se puede aplicar a muchas cosas, no sólo para definir a los enfermos mentales. Siempre se está escuchando expresiones como: ‘locos de amor’ o ‘locos por los computadores’ o cuando alguien hace algo arriesgado o simplemente fuera de lo común se le grita: ‘¡estás loco!’. Para los profesores de sociología Francesc Hernández y Francesc Mercadé, una persona mentalmente enferma es aquella que ha perdido la libertad de elegir y reaccionar de una manera ‘normal’ frente a las dificultades y conflictos de la existencia, siendo que ‘normal’ es un comportamiento de la mayoría de las personas perteneciente a una esfera sociocultural, pero de todas maneras, recalca un problema que consiste en la dificultad de establecer quién está mal, ya que ‘anormal’ no equivale a enfermo, aunque de todas formas para que se determine la enfermedad debe constar de sufrimiento y de una reacción por parte del doliente que empeora su situación en vez de aliviarla. Así mismo existen factores somáticos o biológicos que causan un trastorno provocado por la función del cerebro; factores psíquicos cuando el problema se basa en conflictos de los impulsos, necesidades, actitudes y frustraciones del sujeto; y sociales, debido a condiciones familiares patógenas, la discriminación social o situaciones socioeconómicas que constituyen la fuente del conflicto. “Hay un montón de factores que se suman para dar las condiciones necesarias para que aparezca la enfermedad y muchas veces el mismo sujeto trae condiciones endógenas para facilitar la aparición de la enfermedad […] esas

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posibilidades, más los elementos ambientales hacen que tú te enfermes”, explicó el psiquiatra Quijada. Incluso Roger Bastide, investigador que plantea como objeto esencial de la psiquiatría social el estudio de los remedios y los medios utilizados por la sociedad en su lucha contra las enfermedades mentales, en su libro Patología de las Enfermedades Mentales, destaca que lo normal es lo que es conforme a la norma y depende de lo que cada sociedad considere como bueno y aprobado por la colectividad. En este sentido, Miguel Edwards, paciente del hospital, apoya al autor afirmando que por “locos, entendemos todo aquel que ha sido diagnosticado por el juez de la dictadura social como loco”. Entonces, el enfermo es quien se desvía de la norma, del comportamiento general de los hombres de un grupo, ya que una cultura puede tolerar a algunos que otra no los acepta, sin embargo no se puede llamar patológico a una conducta desviada, ya que también se debe considerar la causa del fenómeno o perturbaciones biológicas que lo condicionan. “Jackson dice que en toda locura una gran parte de los centros cerebrales superiores está fuera de funcionamiento en forma temporaria o permanente, por algún proceso patológico”87. El psiquiatra Cid asegura que se trata de una persona que tiene problemas con sus afectos, sus emociones, un desorden en su pensamiento. A ello Quijada agrega que el ‘demente’ no está acorde con su realidad, siendo uno de sus malestares más frecuentes la angustia, que es como el dolor en las enfermedades psiquiátricas y aclara que a veces tienen alterado el pensamiento, pero otras no, como en el caso de la depresión. Foucoult está de acuerdo con Bastide, ya que a pesar de que para éste último la adaptación social no es un signo de salud mental y el conformismo puede adoptar formas patológicas como el sadomasoquismo, para Foucault la enfermedad es provocada por un conflicto que genera una actitud de defensa, pero ante todo él afirma que la locura para la sociedad es el error por excelencia y la pérdida absoluta de la verdad. Sin embargo, el hombre con la locura no pierde la verdad, sino SU verdad, ya que no son las leyes del mundo las que se les escapan, sino él mismo es el que escapa de las leyes de su propia existencia.

87

FOUCAULT, Michael. 1991. Enfermedad Mental y Personalidad. Editorial Piados. España, Barcelona. p. 33

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Por su parte, Eric Fromm planteó que existe un conflicto de autoridad entre la libertad del niño y la disciplina impuesta por los padres, que puede llevar a desencadenar fuertes presiones psicológicas que deriven en lo patológico. Este es el caso de Carlos Echeverría, a quien su padre lo discrimina por haber nacido con un defecto en su pierna, avergonzado de un hijo que no está completamente sano, optó por encerrarlo en su dormitorio o en la cocina, negándolo como descendiente, prohibiéndole expresarse y desarrollarse como persona, creando en él una fuerte inseguridad y baja autoestima, que lo ha llevado a una depresión que lo ha tenido en varias oportunidades al borde del suicidio. Carlos culpa plenamente a su padre de su condición: “usted me enfermó, le dije yo, por culpa de usted estoy enfermo y más encima los combos que me ha dado en la cabeza, le dije yo, antes yo era sano”. Fransesc Hernández finalmente concluye que “todo fenómeno humano es bio-psico-sociocultural; pero las fuerzas que proceden de los distintos niveles confluyen siempre en uno, y sólo en uno de ellos, que es aquel en que el fenómeno se manifiesta” 88. En el caso de los internos del Dr. Horwitz este fenómeno fue manifestado en términos de ‘anormalidades’ diagnosticadas como locura. “Nada es más fácil que atribuir siempre la locura a una predisposición innata oculta y decir que, si el individuo hubiera tenido otra naturaleza, no se habría vuelto loco [...] se esboza una nueva corriente que habría de desembocar en el psicoanálisis de Freud y que pondría el acento sobre la existencia de enfermedades mentales sin vínculos orgánicos: la neurosis” 89. Quizás los ‘locos’ que están en el hospital Dr. Horwitz no necesariamente nacieron enfermos, no es algo que esté predeterminado biológicamente, sino que simplemente pueden haber sufrido la muerte de uno de los padres, una ruptura familiar, una fuerte disputa, etc. que desencadenó en ellos una neurosis. “El que me violó, el que me hizo algo, si yo era un niñito sano antes, y el niño que me ultrajó cuando era chico me trastornó hasta enloquecer, de ahí viene mi enfermedad [...] y ese cabro chico me enseñó, me dijo unas palabras: mastúrbate [...] y se me quedó grabado en la mente [...] me puse adicto a esa 88

HERNÁNDEZ, Francesc y MERCADE, Francesc. 1982. Psicología, Sociología y Psiquiatría, Un Manual de Ciencias de la Conducta para Profesionales de la Salud. Editorial Teide. Barcelona, España. pp. 181-182 89 BASTIDE, Roger. 1986. Sociología de las Enfermedades Mentales. Editorial Siglo Veintiuno. México. p. 107

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cuestión y ahí me empezó la enfermedad, a caerme, a debilitarme el cerebro”, aseguró el paciente Óscar Morales. En general, no hay un acuerdo en lo que respecta a la salud mental, cuáles son sus causas, sus procedencias, pero se sabe que se relaciona con la educación, la libertad, etc. o sea que catalogar la salud mental implica juicios de valor y dependerá de cada persona. Fromm dice que “la salud mental no puede definirse como ‘adaptación’ del individuo a su sociedad, sino que por el contrario, se debe definir como adaptación de la sociedad a las necesidades de los hombres”90. “En una palabra, se sabe qué es un loco. Antes de saber, como hoy, que el loco –o pretendido tal- no es más que el efecto de factores económicos, políticos, el producto de una sociedad perfectamente trastornada, se sabía –ya hace mucho tiempo- que la posesión por el demonio producía la locura, o incluso que ésta era producto de alguna cópula contranatura o incestuosa; brevemente, se sabía... y se sabe aún que se trata de tarados, de degenerados que exhiben a las luz del día las faltas y carencias de sus ascendientes hasta la enésima generación; se supo también... y aún se sabe, que la locura es producto de un desequilibrio humoral, hormonal, bioquímico y, mejor aún, psicológico, sexual, des-equilibrio de los factores afectivos, familiares” 91. Lo que ocurría entonces, es que antes la locura estaba asociada al demonio, pero en el siglo XVIII la enfermedad mental se define como una pérdida de las facultades, no obstante en el siglo siguiente, el ‘loco’ es privado de sus derechos y enajenado. Así mismo el doctor Quijada aclaró que antes los enfermos psiquiátricos eran sujetos poseídos por el demonio que tenían algunas condiciones especiales, en otro tiempo fueron temidos, en otros quemados en la hoguera, rechazados, encerrados, apedreados, muertos. Sin embargo alrededor de 1780, durante la época de la revolución francesa, Phillipi Pinnel, un psiquiatra francés de ese tiempo, afirmó que eran enfermos y se debían tratar como seres humanos, de esta forma los liberó de las cadenas y desde entonces empezaron a buscarse tratamientos efectivos para intentar salvarlos. No obstante Cid cree que todavía se les asocia con la maldad. 90

FROMM, Ob. Cit, p. 66 VERDIGLIONE, Armando/ LECLAIRE, Serge. 1976. Locura y Sociedad Segregativa. Editorial Anagrama. Barcelona España. p. 21 91

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En síntesis, la historia siempre ha visto a los ‘locos’ como un segmento que corrompe y destruye a la sociedad, el factor negativo de la comunidad que destaca Emile Durkheim, fundador de la escuela francesa de sociología. Primero eran demoníacos, después estúpidos y ahora estúpidos enajenados. ‘Loco’ puede ser quien maneja a cien kilómetros por hora en la ciudad o quien en vez de tomar el metro prefiere ir en micro a pesar de los atochamientos de autos. Se cataloga de enfermo mental a quien gasta una fortuna en un televisor teniendo apenas para comer o simplemente es ‘demente’ el que llega a una prueba sin estudiar por hacer cualquier otra cosa. ‘Locos’ son los que no hacen lo que uno haría. Se es más ‘loco’ en la medida en que se es más diferente. En definitiva, ‘loco’ puede ser cualquiera que haga algo que para lo sociedad no está bien. Según Fromm “si el individuo está o no está sano, no es primordialmente un asunto individual, sino que depende de la estructura de la sociedad. Una sociedad sana desarrolla la capacidad del hombre para amar a sus prójimos, para trabajar creadoramente, para desarrollar su razón y su objetividad […]

una sociedad insana es aquella que crea

hostilidad mutua y recelos y convierte al hombre en un instrumento de uso y explotación para otros, que lo priva de un sentimiento de sí mismo, salvo en la medida en que se somete a otros o se convierta en un autómata”92. Es así como “todo está dispuesto para que el discurso del buen sentido funcione y despliegue su poder”93. Así es como Elzbieta Majewska, profesora del taller de máscaras, contó que una de sus alumnas fue retirada por su padre de este tipo de rehabilitación cuando comenzó a expresar dolor, a sentirse ella misma, a reaparecer, justificando su acción con un “lo está haciendo mal”. De la misma manera, la madre de Álvaro, otro alumno del taller, no le permitió viajar a Argentina a una muestra de arte de los psiquiátricos de Latinoamérica a efectuarse en marzo de este año. Incluso el interno no pudo asistir a la exposición realizada en el hospital Dr. Horwitz debido a que su madre ofrecería once a un pariente esa misma tarde. Según Majewska, a su madre no le interesa ni siquiera ver lo que su hijo ha hecho. Pero tal vez, esto se deba a una sobreprotección maternal que se manifiesta claramente en que 92 93

FROMM, Ob. Cit. p. 66 VERDIGLIONE , LECLAIRE. Ob. Cit. p. 16

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Álvaro, con cuarenta años, no puede salir de su casa después de las siete, porque su madre le dijo que la calle está llena de delincuentes. En este sentido, el psiquiatra Quijada aclaró que en las familias se produce una anormalidad cuando hay un enfermo psiquiátrico, una protección exagerada que altera el desarrollo psicológico del ‘demente’, evitando su superación. “En una escuela especial va a funcionar igual que su pares, pero en una escuela con normales la exigencia es mayor y lo vamos a insertar antes en la sociedad”, finalizó Quijada. Según lo planteado por Bastide, si las sociedades se volvieran locas no sería por transmisión hereditaria, sino que por un aprendizaje de generación en generación. Incluso, los medios de comunicación son capaces de aportar a ello como lo prueba el caso del pánico provocado por la emisión radial de Orson Welles, la que luego se llevaría al cine bajo el título “La Guerra de los Mundos”. En ella se hizo creer a la sociedad que el mundo estaba siendo invadido por marcianos, lo que generó una gran exaltación en toda la comunidad que escuchaba el programa, lo que los llevó, incluso, a correr por las calles. Si los padres transmiten a sus hijos las normas establecidas, que el capitalismo es la regla, producir, producir, producir, que hay que actuar de determinada manera, etc, a veces esto puede ser lo que haya gatillado en algunos individuos, más enfocados a la parte espiritual, más libre y sin ataduras, el mecanismo de defensa de la locura. “Hay solamente un modelo tradicional, dictado por un cierto medio cultural, un modelo común de ‘la manera correcta de ser loco’ y que se impone a todos los individuos en crisis” 94. Entonces, según Bastide, en el caso de que una sociedad se vuelva loca, esto se debe a la pérdida de la censura social y a la salida de los instintos que hacen resurgir las actividades inferiores del espíritu, inhibiendo las cerebrales superiores. Pero se debe aclarar que cuando esto ocurre, es porque existe un gran número de individuos con conflictos psíquicos latentes o declarados que al adicionarse crean fobias de masas, es decir que si la sociedad capitalista es capaz de aumentar conflictos psíquicos latentes debido a la deshumanización que provoca, sólo lo ha hecho en determinados sujetos (tal vez muchos de los que están en el hospital Dr. Horwitz), no ha enfermado a toda la comunidad, pero existe la posibilidad de que esto suceda en el futuro. 94

BASTIDE . Ob. Cit. p. 127

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No obstante, Bastide se adhiere más a la postura de que las enfermedades de la sociedad pueden ser parecidas a las de los individuos, pero no se atreve a hablar de una cultura paranoica.

La Locura, un Pasaje a la Marginación El discurso del buen sentido está totalmente separado del exceso, y los ‘locos’ son un exceso. ¿De qué? No se sabe. Pero es que al enfermo mental se le ve como una figura generalizada de asociabilidad, y si bien no transgrede ninguna ley, puede violarlas todas, por esto se le relaciona mucho con la animalidad. Además, el ‘demente’, si por una parte da lástima, por otra, se le considera peligroso, ya que no respeta las normas, lo que según el sociólogo Ervin Goffman “es cualquier conducta que se sale del marco pre definido de una ‘ocasión social’, y que ‘descoloca’ a los otros respecto de los roles habituales por los que debían reconocerse mutuamente en esa ocasión tipo”95, y el marco es importante para la sociedad, porque según ella, así puede encontrar los límites para definir sensatez o locura.. Entonces, la comunidad y el estado se juegan en dos posiciones: una que dice que hay que tener piedad con estos seres sin razón y otra que expresa que hay que castigarlos y encerrarlos hasta que sean parte de la sociedad nuevamente. Pero quiénes son los que deciden que los ‘locos’ no deben ser parte de la sociedad y que hay que relegarlos a un instituto alejado de las demás personas para que no ‘contaminen’. Es el poder que percibe que “es el loco quién está en la verdadera vida, quien puede en fin hablar sin límite, con poder directo”96, es como expresa Bastide, que si existen sociedades enfermas, es porque el poder establece normas patológicas y sólo el que se rebela está sano. Y esto asusta, es peligroso para el gobierno y las grandes estructuras, porque no saben que podrían ser ellos los enfermos y los ‘dementes’ los sanos, entonces deciden aislarlos, castigarlos, recluirlos en un instituto manejado por personas ‘sanas’ y de ‘juicio’ correcto, pero enajendo. En realidad no se puede saber quiénes son los enfermos, quiénes son los ‘locos’ y cuál es la prisión. Puede que el único espacio de libertad de este mundo sea el instituto psiquiátrico y 95 96

GIANNINI, Ob. Cit. p. 37 VERDIGLIONE , LECLAIRE . Ob. Cit . p. 21

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esté reservado para las personas ‘sanas’, y que los ‘dementes’ sea la sociedad que vive en un psiquiátrico constante compuesto por sus hogares, el trabajo, la universidad, todo su entorno. “La enfermedad es ya una norma de vida, pero es una norma inferior, en el sentido que no tolera ninguna desviación en las condiciones de existencia, es conservadora, aferrada al medio”97. Incluso, debido a que se está enfermo por alteraciones orgánicas que impiden al afectado pensar como los otros, no se pueden comunicar con ellos, una realidad sorda para el rumor del mundo. “Los sistemas estatales de opresión, de segregación, obedecen a una lógica conjuntista de totalización: lógica privativa de lo Universal y Particular, del todo y la parte, de lo general y lo particular.

Ellos delinean redes de producción-consumo, con su correlato de anti-

producción, que dan forma a una multiplicidad monótona de demandas. Todo sujeto se ve reducido así a un estatuto de <particular>, dependiendo punto por punto de la mecánica totalizadora”98. Los ‘locos’ están dentro de la red de anti-producción, o quizás, mejor dicho, de no producción. Si incluso la sociedad ‘normal’ no es más que un engranaje en una máquina productora, un enfermo del psiquiátrico no es nada. Y la nada no sirve, por lo tanto se encierra y se aparta, y queda como un vacío en la existencia. “Nuestra sociedad no quiere reconocerse en ese enfermo que ella encierra y aparta; en el mismo momento en que diagnostica la enfermedad, excluye al enfermo”99. De esta forma, según Foucault, la alineación psicológica y jurídica es el castigo que se impone a los ‘locos’, ya que la enfermedad mental es una contradicción y un insulto, porque al sujeto se le considera como escandaloso, por lo que la sociedad no le da un espacio. Así los ‘locos’ no conocen la libertad ni la igualdad, es decir, la democracia para ellos está prohibida, optándose por alienar al ‘demente’, “para no ver en él la escandalosa expresión de sus contradicciones, que han hecho posible su enfermedad, y que constituyen la realidad misma de la alineación social. Si se ha hecho de la alineación psicológica la consecuencia última de la enfermedad, es para no ver la enfermedad en lo que realmente es: la consecuencia de 97

BASTIDE . Ob. Cit. p. 100 VERDIGLIONE/ OURY, Jean. Ob. Cit . pp. 96-97 99 FOUCAULT. Enfermedad Mental y Personalidad . Ob. Cit. p. 87 98

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las contradicciones sociales en las que el hombre está históricamente alienado” 100. Hasta las prácticas médicas consideran la alineación como tratamiento. Según la teoría de las necesidades de Maslow, psicólogo estadounidense, la sociedad aísla a los sujetos enfermos para satisfacer su necesidad de seguridad, ya que de esta forma evita cualquier peligro o cosa que pueda perjudicar al individuo. Sin embargo, el segregar a los ‘locos’ impide que ellos logren su necesidad de pertenencia, de estimación, de cariño y la de autorrealización, porque al estar en el hospital psiquiátrico se ven carentes de amor y al ser excluidos de la sociedad no se sienten parte de ésta. Por estar confinados en este lugar y por su situación, no son vistos como personas, sino como una carga, no pueden obtener logros ni reconocimiento alguno. Además, tampoco se pueden realizar plenamente como individuos, porque no se les permite, ya sea por vergüenza o temor. La sociedad le tiene miedo a los ‘locos’, les tiene terror, ellos muestran una cara distinta a la que se conoce todos los días, una cara sin la ‘verdad’ social en la que todo ser ‘normal’ está bañado. La locura es “el lado de la violencia antinatural de la animalidad, y como animalidad desencadenada, como negatividad que amenaza el orden”101. Son concepciones como ésta las que logran que los enfermos mentales sean duramente discriminados y escondidos, dejados en el olvido, prejuiciados y a veces (no pocas) despreciados. Según la terapeuta Ximena Carrasco, a muchos de los internos se les envía al hospital no con el afán de su rehabilitación, sino que para que no molesten en la casa. “Sois los astros olvidados, luces en medio de las vendimias, cada cual con su mundo, cada cual con su propia luna, de vuestras bocas salen rocíos, vientos cósmicos, lejanos.

Miel disipada, centros de

diamantes, diademas olvidadas en eslabones de celestes universos, melodiosos acordes en infinitos suspensos”, escribió la paciente Francia Martínez en su poesía Pacientes Psiquiátricos. La locura se relaciona cada vez más fuerte con el confinamiento, el encierro. “El psiquiatra de asilo recibe a una persona declarada enferma con la obligación de retenerla hasta que ella esté en condiciones de retornar a la sociedad que la ha expulsado [...]. Todo es claro, aparentemente: sobre la base de demandas sociales precisas, la institución exige la custodia, 100 101

Ibid. p. 116 BRUNET. Ob. Cit. p. 174

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que a su vez exige la técnica terapéutica” 102. Pero, realmente, ¿hay que retenerla hasta que ella esté en condiciones de retornar a la sociedad o hay que esperar hasta que la sociedad esté preparada para recibirla?. Es la comunidad la que tiene miedo, la que discrimina y juzga bajo un matiz de ‘razón’ predispuesta con siglos de anterioridad. La sociedad se protege, construye “estructuras de protección, que permiten a la razón defenderse y garantizarse en el momento mismo en que redescubre a la locura en una proximidad inmediata”103.

Así se liberan de sus peligros. La locura será castigada con el

asilo aunque sea una demencia ‘inocente’ que no provoque mal a nadie, la locura es eterna prisionera de un mundo ‘moral’ que desconoce todo lo que no esté totalmente regido por normas ‘normales’ y por un orden social que hace respetar los pactos unilaterales establecidos por el poder.

“Es la sociedad la que define, en función de sus propios

intereses, lo que debe ser considerado como delito: este no es por lo tanto, natural” 104. No importa la falta de la locura, el hecho de ser llamada así ya significa una falta para esta comunidad y el castigo es el encierro, el aislamiento para con el resto de la sociedad. De hecho, el rol del manicomio puede relacionarse con el papel de las prisiones que explica Foucoult, “su papel es el de ser una garantía en el que la prenda es la persona y su cuerpo [...]; en este sentido, la prisión de un sospechoso tiene en cierto modo la misma finalidad que la de un deudor”105 y todo por el miedo que siente la sociedad por estos rebeldes y raros. De ahí su lento desplazamiento a un espacio controlado o como dice Foucault, asilo restituido a su realidad de jaula. “La gente se aterra de un mal misterioso que podría esparcirse a partir de las casas de confinamiento para amenazar a las ciudades”106. Se tiene miedo a lo desconocido, a los que no están dentro del grupo social, de los antisociales (obligados) que molestan, que infectan. En este sentido, Foucault ‘culpa’ a Freud, ya que según él, fue este último el que se vio obligado a apartar la locura de la evolución del hombre, debido a una concepción del siglo XIX que la traicionó y provocó que la locura no fuera comprendida como la contrapartida de la historia, sino que como el anverso de la sociedad. 102

VERDIGLIONE, Ob. Cit. p. 175 BRUNET . Ob. Cit. p. 182 104 FOUCAULT, Michel. 1989. Vigilar y Castigar. Editorial Siglo Veintiuno. México. p. 108 105 Ibid. p. 122 106 BRUNET . Ob. Cit. p.177 103

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Es por todas estas definiciones y concepciones de locura que la sociedad ha generado una suerte de muro hacia los pacientes psiquiátricos, discriminándolos a cada momento. Francia Martínez ha vivido esto en carne propia, ya que además de tener problemas donde vaya, después de salir en televisión para el aniversario del hospital, la gente de su barrio comenzó a gritarle ‘loca’ en la calle, asimismo también sufrió la discriminación de su ex pareja: “el gringo se fue hace 20 años a Estados Unidos [...] cuando le dijeron que yo tenía un problema mental, o sea emocional, él huyó, o sea no quiso hacerse cargo de nada”. Por su parte, Luis Vidal relata que sufrió malos tratos cuando se presentó al servicio militar con un justificativo del hospital, “los milicos agarraron el papel y lo arrugaron y después agarraron y me pararon frente a la tropa y (dijeron) ‘miren bien a este gallo, mírenle bien la cara, porque este gallo viene aquí a puro aprender a usar armas para después utilizarlas en nuestra contra”. Otro caso es el de Miguel Edwards, quien reclama que sus hermanos no lo invitan mucho, manteniéndolo lejos como el niño problema. A Carlos Echeverría no le gusta visitar a su hermana porque todos sus sobrinos lo tratan mal “todos son jodidos conmigo, nadie me respeta, todos me pasan a llevar, hasta mi hermano. Yo tengo una hermana que me trata hasta de loco”.

Incluso agregó que sus

amistades lo llaman sólo para reírse de él, “me echan garabatos, me sacan la madre, se ríen de mí, a veces me pegan, me corren del pasaje, lo hacen pa’ puro hacer risa de mí. Entonces qué es lo que hago yo cuando ellos me llaman, yo me hago el sordo y me entro pa’ dentro”. Entonces, el hecho de que la sociedad los margine, puede provocar una auto discriminación por parte de los pacientes Pero también dentro del instituto psiquiátrico se puede percibir la discriminación de la discriminación, valga la redundancia, de esta forma Cristián Valdés asegura haber terminado la relación con su pareja por ser ésta muy ‘loca’. Por su parte, Alonso Muñoz explica que prefiere aislarse, encerrándose, cuando se le manifiestan las crisis de pánico, porque le da vergüenza mirar a la gente. Su compañero del taller de literatura, Luis Vidal, se refiere a este tema en un fragmento de su poesía Despacio: “Como asombrado por un miedo tímido a involucrarse en la demencia colectiva, algo ha ocurrido en la mirada del muchacho que empiezan a molestarlo para que diga qué es lo

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que le sucede, pero él discreto y se dan cuenta que de algún modo, pareciera que se va a apartar de la habitual reunión para evadirse del mundo”. Pero también la marginalidad social pasa por un aspecto laboral, según Maritza Loyola “por una realidad de país, los altos índices de cesantía, el estigma social. Se me hace muy difícil reinsertar laboralmente a alguien que puede estar más calificado que el ‘normal’ para una tarea, una labor”. Ella explica que se le brindan pocos espacios a los ‘locos’ y que aunque en este momento es difícil conseguir trabajo para todos, es más fácil para alguien que no tiene un trastorno psiquiátrico que para alguien que tiene un problema mental. José Reyes está al tanto de esto, ya que desea llegar a hacer muchas cosas en la vida, pero no sabe si lo logrará debido a la situación que enfrenta el país y el mundo, aclarando que necesita una parcela mucho más avanzada y con más conocimiento.

De la misma forma, Alonso

Muñoz, quien tiene un diploma de Técnico en Construcción, quiere aprender a ser maestro primero y luego constructor civil, pero cree que le va a costar un poco debido a la patología que lo aqueja, no obstante explica: “la enfermedad hay que dejarla de lado y seguir no más, la enfermedad no lo puede dejar anclado a uno, no lo puede dejar anclado a uno en el mar [...] no porque esté metido en este hospital yo voy a ser como un gil más, yo me tengo confianza en mí, sé que voy a salir adelante”. Por lo mismo, planteó que uno de sus mayores deseos es ser una persona normal. Pero es quizás más dramática la discriminación que pueden sufrir los pacientes por parte de los mismos galenos. Una trabajadora del hospital, que prefirió no identificarse, piensa que “los profesionales que trabajan en la salud mental son muy dados a buscar la patología de los demás [...] como una forma de obtener poder sobre los pacientes, tener un estatus”. De la misma forma, la terapeuta Maritza Loyola explica que este problema se debe a que “somos personas que estamos como indicándoles cosas para sus vidas sin escuchar mucho qué indicaciones tienen ellos”. Sin embargo, el psiquiatra Cid cree que esto no ocurre, ya que el hospital es una comunidad muy democrática. Sin embargo, el psiquiatra Mario Quijada destaca la responsabilidad del Ministerio de Salud en el problema de la marginalidad de las personas que padecen trastornos mentales. Según el profesional, las enfermedades psiquiátricas son mucho menos importantes que el resto de las patologías y agrega que incluso el Plan Auge no abarca a todos los enfermos 89


psiquiátricos, por lo que se trata de una salud que no les conviene. Del mismo modo, Morlans afirmó que a los enfermos mentales y a la psiquiatría en general, se les considera como el ‘pariente pobre’ de la medicina y que tradicionalmente se le han asignado menos recursos que al resto de las especialidades. El director explicó que existe una mirada de desprecio y subvaloración por parte de las otras ramas de la medicina y sus profesionales. Junto con esto, aclaró que los pacientes psiquiátricos no son atendidos igual que el resto de los enfermos, “en general a los pacientes mentales o no se les atiende o se los posterga por este temor y estos prejuicios hacia la enfermedad mental”. Pero no son sólo las personas y los profesionales quienes marginan a los ‘locos’, sino que también lo hacen los medios de comunicación, que tienen un poder considerable a la hora de discriminar. Según los sociólogos franceses Pierre Bourdieu y Patrick Champagne “los malestares sociales sólo tienen existencia visible cuando los medios hablan de ello, es decir cuando los periodistas los reconocen como tales. Ahora bien no se reducen a los meros malestares mediáticamente constituidos ni, sobretodo, a la imagen que los medios dan de ellos cuando los perciben”107.

Por lo tanto, los internos del hospital psiquiátrico Dr.

Horwitz no existen, ya que los media los evitan presentar incluso como malestar, de ellos nunca se habla, aunque cuando se hace, es porque representan algo fuera de lo común y constituyen algo dramático y comercialmente rentable, y eso es gracias al morbo que, a veces, mueve a la sociedad. Además, según Champagne, los dominados son los menos aptos para controlar la representación de sí mismos, ya que para los periodistas su vida cotidiana no tiene interés, y como culturalmente están desamparados, son incapaces de expresarse en las formas requeridas por los grandes medios. Las empresas periodísticas fabrican imágenes, y “lejos de ayudar a los protagonistas de éstas, contribuyen paradójicamente a su estigmatización [...] la mayoría, principalmente porque carece de recursos culturales hace suya esta visión de sí mismos que producen esos espectadores interesados y periodistas”108. Según Maritza Loyola existe un prejuicio social muy grande, porque el cine ha abarcado el tema de una forma sensacionalista, lo que va quedando en el inconsciente colectivo. 107

BOURDIEU, Pierre/ CHAMPANGE, Patrick. 1999. La Miseria del Mundo. Fondo de Cultura Económica. Madrid, España. p. 51 108 Ibid. p. 59

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Los ‘locos’ se ven a sí mismos como seres marginados (y molestos), conocen su realidad dentro de la sociedad e incluso dentro de su propia familia.

Ellos se ven como un

problema, un estorbo, si bien se pueden sentir capaces de cumplir metas, nadie les da las posibilidades y las herramientas que necesitan para lograrlas, sin embargo no entienden el por qué de su destino. “Los agentes sociales no tienen la ciencia infusa de lo que son [...], no tienen acceso al origen de su descontento o su malestar, las declaraciones más espontáneas pueden, sin intención alguna de disimulo, expresar algo muy distinto de lo que en apariencia dicen”109. Entonces, los enfermos mentales no tienen las razones suficientes más que las que les dan sus médicos (poseedores de la verdad absoluta por su rango profesional) sobre su existencia marginal. Los ‘dementes’ actúan según lo que piensan de ellos sus compañeros, sus enfermeras o su médico. Los ‘locos’ son marginados porque en la sociedad existen estereotipos que hacen pensar que todas las personas de determinado grupo con ciertas características son iguales, por lo tanto, cuando se ve a un enfermo mental, se cree que todos lo que tengan sus mismos rasgos, son ‘dementes’. Pero la rigidez, el temblor de su cuerpo y el no controlar su saliva, son algunas de las consecuencias de los medicamentos que deben ingerir para controlar su patología. “Menos mal que estoy un poquito bien con esas pastillas, pero me gustaría que bajaran un poquito esas pastillas porque me está complicando parece el organismo, empiezo a tiritar y todas esas cosas”, afirmó José Reyes. Esto es un muy grave problema, ya que estos efectos colaterales asustan a la gente, crean una barrera que les impide conocer y comprender a los pacientes psiquiátricos. Según Ximena Carrasco, si hay algo que tienen en común los enfermos mentales, esto es una gran pérdida del pudor, la baja autoestima, la desesperanza, el sentirse aparte, distintos, que no son de acá. También se deben considerar los roles sociales, ya que estos implican pautas de acción “que indican el rango que ocupan y el rango apropiado. Cada rango entraña ciertos derechos y obligaciones que determinan las normas que especifican los tipos adecuados de conducta. [...] De esta forma los roles tienen cierto efecto normativo en la conducta social”110. Sin embargo, según Henry Clay, investigador y especialista en psicología social, los roles sirven para fijar límites en la conducta y son esenciales en la sociedad. Así, las 109 110

Ibid. p. 538 CLAY, HENRY. 1972. Introducción a la Psicología Social . Editorial Trillas . México. p. 171

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autoridades y médicos cumplen su rol, aprendido con anterioridad, encerrando a los enfermos, relegando a estos últimos a un rango inferior al del ser humano, sin derechos ni obligaciones, ya que no pueden tener conductas adecuadas. Como se tienden a seguir las acciones correctas según el rol y evitar las que se alejan de éste, todas las personas que tienen la facultad de manejar la sociedad, optan por aislar a los enfermos mentales. Brunet explica que “el encierro interviene menos en nombre de la ley que en nombre del orden y de la regularidad. El sujeto irregular, agitado, peligroso e infame es objeto de encierro. Mientras que la penalidad castiga la infracción, el encierro penaliza el desorden”111.

Una Tarea Social Es tarea de la sociedad ayudar a la integración de los enfermos mentales. El psiquiatra Quijada explicó que se deben considerar a los pacientes psiquiátricos como personas normales, la gente comete el error de tratarlos como enfermos, dándoles limosna. Por su parte, para su colega Carlos Cid, la mejor forma de cooperar sería ofreciéndoles trabajo cuando las condiciones económicas mejoren. Pero lo más trascendente, aclara la terapeuta Carrasco, es abrirse y escucharlos realmente, sin importar no entenderlos, acogiendo sus mensajes. En fin, Morlans aseguró que la familia, las organizaciones sociales y la comunidad, en general, son fundamentales en el tratamiento de los enfermos mentales. Incluso, el paciente Ricardo Campos afirmó que cualquiera puede pasar por una fase de estrés fuerte que le provoque alucinaciones, por ello, se percató que ayudando a los demás uno logra salir adelante. Según Bastide, la concepción científica de la locura demuestra que el ‘loco’ es un ser aparte y que mientras la alienación va siendo reforzada, la justificación del aislamiento adopta nuevas formas. Antes, la idea era sustraer al alienado de todos sus hábitos, alejándolo de los lugares que habita, separándole de su familia, de sus amigos y servidores, rodeándole de extranjeros y cambiando toda su manera de vivir. Ahora los psiquiatras se han preocupado de abrir el asilo y curar a los individuos afectados de trastornos mentales, no como a hombres seccionados de la sociedad, sino como gente que coexiste siempre con los otros.

111

BRUNET . Ob. Cit. pp. 162-163

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De esta manera, Ximena Carrasco aclaró que la nueva psiquiatría apunta hacia que los recintos psiquiátricos constituyan el lugar donde el individuo va a pasar su crisis por un corto periodo de tiempo, hasta que se compense y luego, inmediatamente salir y el proceso de rehabilitación hacerlo afuera, en la comunidad, con la familia y amigos. Sin embargo, de igual forma, ambos tratamientos se reducen al encierro. “Fiesta, misterio y amenaza a la vez, la locura ha estorbado siempre a la sociedad. Este estorbo y esta torpeza justifican las continuas oscilaciones de la actitud colectiva entre la tolerancia y la reprobación, el liberalismo y la reclusión”112, pero la mayoría de las veces gana la reprobación y la reclusión, que dejan prisionera a mentes desviadas por el único hecho de ser distintas. En este sentido, el paciente Luis Vidal, en un fragmento de su poesía Soledad, reafirma su posición de Rebelde al Margen: “Trato de que mi perturbada mente no choque tanto con los demás, a veces pienso que soy un marginal, pero si eso de estar al margen de la violencia es malo, tendré que serlo”

112

BASTIDE . Ob. Cit. p. 309

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Capítulo V: LA PRISIÓN DE LA MENTE La sociedad opina que a los ‘locos’ se les debe marginar, ellos son un peligro y no tienen una ‘razón’ adecuada para vivir en este mundo, y por esto se les debe recluir, “toda sociedad secreta en cierta manera secreta sus desechos y los elimina” 113. De esta forma, el control abstracto y legitimado por la comunidad, mencionado anteriormente, se materializa en instituciones, planificadas racionalmente para tolerar la locura, como a la que se ha referido este reportaje: el Hospital Psiquiátrico Dr. José Horwitz Barak. Según el libro De Casa de Orates a Instituto Psiquiátrico114, sus comienzos fueron a principios del siglo XIX, época donde no existían recursos asistenciales específicos para los enfermos mentales, por lo que éstos eran abandonados en sitios públicos, en cárceles o escondidos en viviendas familiares. La gente de más recursos los enviaba a los ya existentes manicomnios limeños. Sólo en 1834 el Hospital San Juan de Dios encerró a enfermos mentales en medias aguas. La Casa de Orates se funda el 8 de agosto de 1852 en el barrio Yungay, una zona alejada de la ciudad en esa época. El 12 de septiembre de 1858 se inaugura la nueva construcción en la Calle Olivos, donde está ubicado en la actualidad. Pero es recién un año después, cuando se terminan las obras, que la Casa de Orates pasa a llamarse Hospital Psiquiátrico. Cabe recordar que en 1856, durante el gobierno de Manuel Montt, ya se había dictado la ley que concierne a los lugares de ‘locos’ en los asilos de alienados que aclaraba la admisión de indigentes y de los furiosos, cuya conducta ocasione escándalo o perjudique la tranquilidad u ofenda la moralidad pública. De esta forma, el psiquiátrico se fue convirtiendo en una bodega de patologías mentales, funcionando no sólo como hospital, sino que incluso como hospedería. En 1928, por Decreto Supremo se oficializa la existencia del hospital psiquiátrico. En este recinto “la enfermedad es algo que pasa entre el enfermo y el médico, no es una entidad en sí, sino que resulta de una confrontación entre dos individuos, uno que aporta el misterio a 113

Ibid. p. 324 Doctores MEDINA, Eduardo/ ESCOBAR Miguel/ QUIJADA, Mario. Ediciones Sociedad Chilena de la Salud Mental. Agosto 2002. Primera Edición. Santiago, Chile. 114

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sus trastorno y el otro que le propone una explicación que hace entrar lo subjetivo en la objetividad de un sistema teórico [...] La locura no existe, es una construcción al final de un diálogo [...] El inconsciente del enfermo ya no es considerado como el depósito de los deseos reprimidos, sino como la parte de un discurso que permanece oculto, pero del que quedan inscripciones más o menos bien conservadas que el psicoanalista descifra, analizando las palabras del sujeto, no los síntomas”.115 Desde 1838, según Foucault, se internaba de oficio a quienes ponían en riesgo la tranquilidad pública, no obstante el caso de “los alienados que no alteraban el orden no estaba reglamentado.

Para librar de ellos a sus familias, se creó una ‘internación

voluntaria’ independiente de la voluntad explícita del enfermo, pero dependiente de la de familia, considerada como su representante cuando es confirmada por el diagnóstico del médico”116 . De esta manera, hace muchos años que al enfermo mental se le aísla de la sociedad, internándolo, donde queda en carácter de alienado, ya que no puede ejercer sus derechos ni bienes, por lo que es considerado incapaz legalmente. El poder establece que el menor delito ataca a la sociedad y ser ‘loco’ es un delito, no ser ‘normal’ es un delito y el tiempo en que el enfermo debe estar recluido tiene relación con la calidad de la transgresión, es decir cuán ‘demente’ está. Mientras un hombre sano procede a su arbitrio, el ‘loco’ interno debe cumplir normas y reglas establecidas, impidiéndole que establezca sus propias necesidades y formas de satisfacerlas, perdiendo así su autonomía. Así, Maritza Loyola, terapeuta ocupacional del hospital psiquiátrico, aclara que el que un sujeto viva en una institución acarrea más problemas de los que deja la patología, ya que se empieza a perder el sentido de pertenencia, además de adquirir inhabilidades sociales dadas por la institucionalización que le impiden vivir afuera. “Si tú vives en una institución donde tu cama no es tu cama, hay una tele pero tú no puedes elegir el programa que quieres ver, porque tiene que ser de consenso para todo un grupo, hay un teléfono, pero tienes que pedir permiso para usarlo, la hora de levantarse y acostarse está impuesta y no puedes decidir qué comer, porque llega la comida y te la tienes que servir si tienes hambre, sino sonaste”, explicó la profesional.

115 116

BASTIDE . Ob. Cit. pp. 312-313 FOUCAULT. Enfermedad Mental y personalidad. Ob. Cit. p. 93

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Los hospitales psiquiátricos si bien tienen un fin social que parece bueno, también traen consigo fuertes reacciones en sus internos, ya que sus derechos, a veces, son anulados para siempre. A través de los cambios a los que se ven sujetos enfrentan la ‘muerte’ de su estado civil con la pérdida temporal de sus derechos. No son los hospitales los que deciden que el tratamiento sea de esta forma tan deshumanizante, sino que las pautas culturales dominantes de la sociedad y sus creencias respecto a la salud y la enfermedad mental son las que determinan esta situación. Lo que decide la cultura reinante es lo que finalmente la gente percibe como ‘correcto’. Socialmente el hospital psiquiátrico semi-cerrado se abastece de su exterior, pero no aporta nada a la sociedad, “los sistemas cerrados suelen ser más eficientes que eficaces, entendiendo por eficiencia <hacer las cosas bien aunque no sirvan de nada> y por eficacia <hacer aquello que es necesario>”117. Sin embargo, la paciente Francia Martínez asegura lo contrario, “somos almas sensibles, no somos una carga, somos un aporte a la sociedad”. “En las instituciones totales [...], las diversas argumentaciones aducidas para mortificar el Yo, suelen ser simples racionalizaciones que tienen su origen en los esfuerzos para manejar la actividad diaria de un gran número de personas, en un espacio reducido, con poco gasto de recursos”118. Estas mortificaciones reflejan el control que se ha materializado en los hospitales psiquiátricos como el caso de Dr. Horwitz, aunque algunos internos deciden ingresar a éste último voluntariamente con el fin de encontrar ahí un mundo mejor que el que existe afuera y que los ha desilusionado. José Reyes, si bien no llegó al hospital por su propia decisión, aclaró: “si fuera adivino no estaría en este mundo, pero trato de salirme de este mundo […] pero si yo no soy adivino, soy de este mundo, pero me gustaría ser adivino para no existir en este mundo”. Este sentimiento se refleja en su poesía Todo con Amor: “Si supiera que el mundo sobrevive a toda costa, exponiéndose al peligro de su muerte, pero para mí es diferente a todas las personas, claro que también deseo tener y ser como las personas normales, pero me gustaría ser anormal, todo con amor” El hospital psiquiátrico no debería verse únicamente como un método de castigo represivo y de sanción, sino que constituir un mecanismo de reincorporación de los ‘locos’ a la 117 118

HERNÁNDEZ /MERCADÉ . Ob. Cit. p. 232 GOFFMAN . Ob. Cit. p. 56

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sociedad, es decir, cumplir su verdadera función social, que los enfermos mentales cumplan su ‘condena’ de forma humana. Esto es algo que el Dr. José Horwitz Barak está tratando de lograr. Según Bastide, el Dr. Repond afirmó que la demencia podría agravarse “por el emplazamiento de los enfermos en instituciones inadecuadamente equipadas y dirigidas, así como en internamientos en hospitales psiquiátricos donde estos enfermos, frecuentemente abandonados a sí mismos, privados de los estímulos psíquicos necesarios, aislados de todo interés vital, no pueden hacer otra cosa que esperar un fin que todos están de acuerdo en desear que sea rápido”119. Esta situación puede compararse con lo que ocurre en el Dr. Horwitz, donde hay pacientes abandonados viviendo en condiciones paupérrimas. Según Ximena Carrasco, en el hospital Dr. Horwitz se atienden a tres grupos fundamentalmente: los pacientes de larga estadía que son lo que quedó de lo que fue el manicomnio de antaño, aquellos individuos depositados por sus familiares en esta institución para dejarlos allí de por vida, quienes perdiendo todo contacto con sus orígenes, se les hace difícil reinsertarse y el hospital se convierte en su morada; los pacientes agudos, que sufren de una crisis psicótica y deben recurrir al recinto hospitalario para estabilizarse y luego regresar a su casa; y las personas ya estabilizadas que viven con sus familias y sólo se dirigen a la institución con fines de rehabilitarse.

La Función del Hospital: Tratar, no Hospedar No a la internación de por vida es la nueva política de salud mental a nivel mundial. Maritza Loyola explicó que la tendencia actual es abrir los hospitales, realizando una acción más comunitaria. No obstante, agregó que la psiquiatría ha evolucionado según los recursos de cada época, ya que antes era necesario internar de por vida debido al peligro que implicaban los enfermos para la sociedad y para ellos mismos, porque no existían los neuroelépticos, medicamentos esenciales para la estabilización de los pacientes.

Por su

parte, el director Morlans recalcó los proyectos que se están realizando en el hospital para dar pie a un nuevo tipo de institución, más renovada, “el año pasado abrimos varias unidades nuevas, por ejemplo la unidad de adolescentes, en los próximos meses una unidad de patología real que tiene que ver con la atención de pacientes, fundamentalmente 119

BASTIDE. Ob. Cit. p. 104

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psicóticos, esquizofrénicos, que además tienen asociada una drogadicción, a eso se llama patología real; una unidad de mediana estadía; y terminar de configurar los equipos de psiquiatría ambulatoria para este año”. El psiquiatra Carlos Cid explicó que hoy la función de los hospitales es tratar a los pacientes, permaneciendo éstos el tiempo que requieran estar, es decir, el mínimo posible para reintegrarse a la sociedad. Incluso, en los sectores agudos existe un máximo de 60 días de reclusión y en larga estadía, están cerrados los ingresos y se están dado de alta a algunos para evitar el hospedaje. Morlans aseguró que en el caso de los pacientes que no tienen familia se intenta buscarles otras alternativas como los hogares protegidos, residencias, casas, departamentos, en los cuales viven entre cuatro y diez pacientes, que hacen una vida normal, con un monitor que los guía en actividades laborales como mantención de áreas verdes, etc. El director afirma que en este momento quedan alrededor de ciento cincuenta pacientes de larga estadía, luego de contar con cerca de dos mil internos en la década de los setenta. Época en la cual, según la paciente Francia Martínez, Urgencias estaba en un estado precario, ya que existía sólo una puerta como barrera de separación entre hombres y mujeres. “Yo a los quince años abrí esa puerta y me agarraron entre dos pacientes, me empezaron a sacar la camisa de dormir y si no es por la enfermera, no sé qué me hubiera pasado”, explicó y agregó que ahora todo está más organizado. El Jefe de la unidad de Urgencias, Mario Quijada, aclaró que cualquiera puede tener una crisis o una esquizofrenia, pero le durará unos meses y después sanará. Incluso, si recae, se vuelve a tratar, pero no es necesario que quede para siempre recluido en un hospital psiquiátrico. No obstante, Cid explicó que cuando se les ofrece algo distinto a los internos, como vivir afuera, lo toman como algo espantoso, es que cualquier cambio los angustia. Ellos se sienten bien en el hospital.

“Aquí en el hospital estoy corriendo un gran riesgo,

probablemente en un par de años, tres, cinco, diez, veinte años más, desaparezca este hospital, pero depende del gobierno no más”, aclaró el paciente José Reyes.

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A Puertas Cerradas Los internos de los hospitales psiquiátricos están siempre bajo una fuerte custodia que les impide ser ellos mismos, “el poder en la vigilancia jerarquizada de las disciplinas no se tiene como se tiene una cosa, no se transfiere como una propiedad; funciona como una maquinaria. Y si es cierto que su organización piramidal le da un ‘jefe’ es el aparato entero el que produce poder y distribuye los individuos en ese campo permanente y continuo” 120, es decir, los enfermos del Dr. Horwitz, están siempre bajo una gran fuerza punitiva y coercitiva. Leandro Bae se queja de su prohibición para utilizar tijeras, pero es una medida entendible si se piensa que él ha atentado contra su vida en repetidas ocasiones y su cuerpo acusa decenas de cortes. Las actividades de los enfermos al interior del hospital están constantemente bajo la mirada de un observador que las está estudiando, ya que, según Bastide, allí se pueden examinar las interacciones sociales y expresiones directas de los sentimientos o actitudes de los ‘locos’ en su estado puro, y por esto, los enfermos mentales no tienen una vida privada que les permita mantener una relación familiar, sexual, profesional y laboral. Están inmersos en un lugar jerarquizado de movilidad bloqueada y comunicación impuesta. “La institución hospitalaria estaría formada por dos estratos sociales separados, con relaciones informales entre los enfermos, médicos, administradores y guardianes. Únicamente el enfermero, si quiere y no está agotado por sus tareas, puede desempeñar el papel de intermediario entre estos dos mundos superpuestos”121. Sin embargo, el paciente Alonso Muñoz asegura que la enfermera es la jefa “pensará que ella por ser enfermera y tiene una pega, que somos giles, son criminales”, afirmó. Erving Goffmann define a los hospitales psiquiátricos como instituciones totales debido a su tendencia absorbente simbolizada por los obstáculos que se oponen a la interacción social con el exterior. De esta forma, son muchas las barreras que hacen de cerco y encierran un mundo aparte pero interesante de conocer. “Los internos viven dentro de la institución y tienen limitados contactos con el mundo, más allá de sus cuatro paredes [...] el personal suele juzgar a los internos como crueles, taimados e indignos de confianza; los 120 121

FOUCAULT. Vigilar y castigar. Ob. Cit. p 182 BASTIDE . Ob. Cit. p. 317

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internos suelen considerar al personal despótico, petulante y mezquino. El personal tiende a sentirse superior y justo; los internos a sentirse inferiores, débiles , censurables y culpables”122 Después de su corta estadía en el hospital Ricardo Campos se percató que la solidaridad de los mismos enfermeros, del personal del hospital es importante. Contó que en el recinto trabajan enfermeras matronas a quienes las llaman ‘tías’ y que son de real utilidad para ellos. “Hoy día justamente yo andaba medio bajoneado, no sabía si me iban a dar el alta o no y se me acercó una de ellas, estaban trabajando conmigo en eso [...] es re importante que existan enfermeras con mención en psiquiatría, porque son las que más ayudan, porque te hacen juegos, pintar, todas esas cosas que a ti te van ayudando a seguir adelante [...] la auxiliar no da abasto, o sea la auxiliar es una persona que te hace una rutina de horarios de comida y medicamentos”, comentó. En resumen, según Morlans los más cercanos a los pacientes, en tiempo, son los auxiliares y paramédicos, luego los enfermeros y después los médicos. Tal ha sido el apoyo que le han brindado las terapeutas a Francia Martínez, que decidió dedicarles un elogio hecho poesía: “Llegas con tu melodía trayendo al sol en vientos que van disminuyendo la tormenta de mis sienes, con tu voz de bondad materna acunas el sufrimiento, mitigas el dolor antiguo, el sonido audible de tu espíritu, sorprende la opacidad de mi locura, diluyes la angustia de huir del cuerpo de madrugada, con tu ayuda centinela en paz agradezco, por pasillos fríos y distantes, tu sonrisa siempre espero”. En los hospitales psiquiátricos, el enfermo es un desviado y el médico un instrumento de control social. Por ende, “la terapia va más allá de la relación médico-paciente [...] el psiquiatra depende de la sociedad y es ella la que le proporciona su definición de la enfermedad mental y le impone el ideal a través del cual debe tratarla” 123 y este método ha sido el crear una institución ya sea con murallas, rejas o a campo abierto, apartado para mantenerlos alejados de la sociedad, bajo una estricta vigilancia. 122

GOFFMAN, Erving . 1992. Internados, Ensayos sobre la situación Social de los Enfermos mentales. Amorrotou Editores. Buenos Aires, Argentina. p. 21 123 BASTIDE . Ob. Cit. pp. 332-333

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“En nuestra sociedad son los invernaderos donde se transforma a las personas; cada una es un experimento natural sobre lo que pueda hacérsele al yo” 124, es decir, que se ocupan los hospitales psiquiátricos, como el Dr. Horwitz, para ‘enderezar’ las conductas de sus internos, lo que implica necesariamente una modificación de su persona, ya que se produce una desculturización que incapacita al enfermo para enfrentar su vida en el exterior, si es que vuelve alguna vez allí. Ello debido a que el paciente llega con una percepción de sí mismo, de la que se le despoja apenas ingresa al recinto mediante cambios en sus creencias, costumbres y significados. “Los procesos mediante los cuales se mortifica el yo de una persona son casi de rigor en las instituciones totales”125. De esta manera, se rompe con su rol anterior, se les prohíbe al principio recibir visitas con el fin de aislarlos de sus funciones pasadas. Esto sucede desde que el enfermo ingresa al hospital, ya que el proceso de admisión es más bien de ‘programación’. “Al someterse a todos esos manoseos, el recién llegado permite que lo moldeen y lo clasifiquen como un objeto que puede introducirse en la maquinaria administrativa

del

establecimiento,

para

transformarlo

paulatinamente,

mediante

operaciones de rutina”126. El enfermo que llegase a resistirse a este modelo es castigado hasta que finalmente se logra que pida perdón. Alonso Muñoz, interno temporal, afirma que “a veces los tíos se portan muy, como muy, como muy mandones, como que se creen el cuento de que son, se podría decir que compararlos con los carabineros, se creen muy bacanes así, porque tienen una llave y a mí no me gusta que me encierren”. Sin embargo, Maritza Loyola explica que en algunos casos (sectores) es necesario que estén bajo llave, ya que puede llegar un chico ‘pelando el cable’ que se siente sano, ya que no tiene conciencia de su enfermedad, por lo que quiere irse, pero lo que se debe hacer es estabilizarlo con un tratamiento. Por su parte, el psiquiatra Cid aseguró que el encierro es para protegerlos, debido a que son pacientes agudos, algunos por drogas, por lo tanto no se les puede permitir que huyan del hospital para conseguir sustancias, sino el tratamiento no tendría ningún sentido.

124

GOFFMAN . Ob. Cit. p. 25 Ibid. p. 27 126 Ibid. p. 29 125

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En estos recintos, todos los aspectos de la vida se desarrollan en el mismo lugar, en compañía de otros, a quienes se les da el mismo trato, bajo una autoridad única. Las actividades están estrictamente programadas, impuestas mediante normas formales y explícitas. Es decir, sus necesidades son planificadas. El psiquiatra Carlos Cid aclaró que en el psiquiátrico se alinea a los pacientes, existen reglas y costumbres. Todo funciona como un regimiento, con horarios estrictos, se toma desayuno a una hora determinada, el almuerzo es a la una y media de la tarde, se come a las seis y todos los pacientes deben acostarse a las nueve. Situación que el profesional define como la enfermedad del hospital, pero afirma que son rutinas inmodificables, rígidas y tiene que funcionar así, de otro modo sería un caos. Algunos pacientes asisten a los talleres de rehabilitación que imparte el Dr. Horwitz Barak, pero la mayoría se queda en los sectores, en los departamentos, aislados, mirando, no teniendo ninguna actividad, sentados en un rincón, solos, sin conversar con nadie y si uno se acerca para proponerles algo, no lo quieren, prefiriendo estar en ese autismo. Sin embargo, esto cambia cuando uno puede sacarlos de su introversión hasta lograr llevarlos a los talleres, pudiendo rehabilitarse. Así describe la vida cotidiana de los pacientes el psiquiatra Cid. La terapeuta Loyola explicó que existe un taller de ‘habilidades sociales’ que se encarga de realizar paseos y salidas a la comunidad. El interno Patricio Valdivia contó que han visitado la Granja Educacional, Quinta Normal, San Antonio, la Casa de Pablo Neruda y el Centro de Astrología, entre otros lugares. Algunos pacientes disfrutan de un permiso que les otorga el hospital para salir a ocupar el tiempo en lo que deseen. Generalmente visitan a sus familiares, vitrinean, se divierten mirando la gente, diarios o revistas. Sin embargo, cabe destacar que se produce un fenómeno interesante en algunos pacientes. Valdivia confiesa que si bien cuenta con autorización diaria para salir de la institución, no la aprovecha por miedo a la gente de afuera. Los enfermos que trabajan dentro del hospital psiquiátrico obtienen un salario, que generalmente, se materializa en tabaco y medicamentos. Así mismo, algunos reciben pensiones para cubrir gastos de salud. “Yo estoy trabajando en carpintería, claro, estoy puliendo madera y tengo dinero con los medicamentos y con la pensión y la plata del 102


trabajo, pero no me aburro nunca, no, claro [...], pero aquí no tengo problemas, como pagan la pensión, me ayudan económicamente, claro [...] en carpintería me pagan dos mil quinientos pesos, me compro mis cositas, el otro día me compré calcetines y unos pañuelos”, relató el paciente de larga estadía, Patricio Valdivia. De la misma manera, Luis Vidal recibe una pensión asistencial, con la cual compra los remedios que necesita. “Gran parte de las pastillas me las dan aquí en el hospital psiquiátrico, pero otra cantidad grande de pastillas no me las dan, así que tengo que comprarlas y bueno, me alcanza, me compro mis cigarritos, cuando me pagan siempre me compro un schop”, dijo. Más allá de los ingresos y pensiones que reciben los pacientes, existe el problema de la desmotivación. Carlos Echeverría afirma que a él le gusta trabajar en carpintería, a lo que se dedica hace siete años, pero a veces le aburren las máquinas y cortar madera. Por ello, aclara que al principio sentía entusiasmo por los talleres, pero con el tiempo se ha ido aburriendo, ya que siempre es la misma rutina. “La cotidianeidad es una ‘categoría’, un modo de ser que, viviendo, se reitera silenciosamente y día a día ahonda en sí mismo” 127. Lo cotidiano es lo que pasa todos los días, es decir, según Giannini lo que pasa cuando no pasa nada, de esta forma aparecen como el anti-misterio y como una rutina desabrida. Pero el problema es que el individuo que trabajaba antes afuera, se desmoraliza con esta actividad al interior del hospital y por ello prefieren andar pidiendo monedas o cigarros, lo que empeora su situación ante la mirada del personal, que interpreta esta actitud como síntoma de enfermedad mental y como una prueba más de su dolencia. Sin embargo, el paciente ambulatorio Miguel Edwards, luego de haber trabajado en un banco y de transformarse en un microempresario con una librería propia, el estar actualmente en tratamiento en el psiquiátrico, no le ha impedido seguir realizando sus proyectos. Continúa publicando libros, bajo una editorial propia, ‘Nueva Era’, y asegura: “yo no vivo en el hospital, yo vivo en una residencial y vengo todos los días por razones de matar el tiempo, porque aquí hay un computador y eso me ayuda a hacer mi trabajo y hay taller literario y ahí se pueden intercambiar ideas y a uno se le ilumina el ser”.

Manos a la Obra: Un Trabajo de Sanación 127

GIANNINI. Ob.Cit. p. 19

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La necesidad de ‘iluminar’ el ser es algo que el hospital considera importante, además, sin duda es algo que ayuda a los pacientes, ya que el ser humano tiene diversas motivaciones en diferentes campos de acción. Es por esto que el Dr. Horwitz cuenta con una serie de talleres en el que los usuarios además de aprender y compartir nuevos conocimientos, avanzan un poco más en su rehabilitación. Jardinería, carpintería, deporte, computación, música, pintura, teatro, costura, fotografía, literatura, son sólo algunas de las diversas actividades a la que ellos pueden ingresar. Según el psiquiatra Quijada, las terapias van contribuyendo a arreglar distintas áreas del paciente, hasta normalizarlo lo más posible, quizás no sanándolo absolutamente, pero sí sacándolo a flote. El arte terapia es una herramienta excelente y preciosa que se está ocupando en este momento. Se trata de desarrollar potencialidades que el paciente había perdido con la enfermedad y descubrir algunas nuevas, como lo explicó el director Morlans. La paciente Francia Martínez aseguró que la parte artística le ha servido mucho, “yo escribo, estoy en un taller de literatura y también pinto, y ahí trasciendo toda como esta energía que se acumula en el cerebro, la plasmo en las letras”, aclaró. En países más desarrollados en el ámbito de la salud psiquiátrica, como es el caso de Argentina,

se

realizan

encuentros

artísticos

para

enfermos

mentales

a

nivel

Latinoamericano. En palabras de Ximena Carrasco, es un “espacio para exponer obras, pintura, poesía, todo tipo de aficiones artísticas, y por otro lado, es un congreso donde se van a dar charlas, debates, mesas de discusión”. El evento es el séptimo de este tipo, y se realizó en Mar del Plata durante seis días en Marzo de este año, reunió a diversos pacientes de distintos hospitales de todo el continente, y del Dr. Horwitz también partió una delegación de escritores y actores, acompañados de médicos y terapeutas, entre ellos Quijada, quien aclaró que este viaje los sociabiliza más, haciéndolos más ‘normales’, ya que se despiertan y enfrentan una realidad que antes no tenían, se sienten más alegres y se les acaban los achaques. Por su parte, Cid opina que esta es una experiencia riquísima y gratificante, “ahí podrán sentirse que pueden decir cosas, expresarse y ser escuchados, vistos, considerados, tratados como personas”, aseguró. La profesora del taller de teatro, Elzbieta Majewska, explicó que la actuación que ellos realizan no es un espectáculo, sino que un rito de sanación, ya que se ha producido un 104


progreso que le parece espectacular. Cuando ella llegó, se encontró con doce muertos que no hablaban, no miraban, no se comunicaban, no se reconocían y ahora tienen una sensación de pertenencia a un grupo, se saludan y se conocen, incluso se ha convertido en un espacio para la queja. Al principio no había una idea preconcebida para hacer algo que sea visto, sino que era como para conocerse, para comunicarse, para jugar, para crear, pero luego de un tiempo, comenzaron a aparecer voces que intentan contactarse con el público. Así, del interior de Camilo Carvajal nació la frase: “yo soy el diablo pobre, detrimo a los demás como ellos a mí”. Según las propias palabras de Camilo, detrimir es “romper la paz, con la conciencia de una persona, molestarla, inventar pa’ que no nos tengan buena barra o decirle a una persona algo como una ofensa, diciéndole que no sirve”, aclaró. Gabriel Espinoza, profesor del taller de literatura, también piensa que el objetivo principal de los talleres artísticos es la rehabilitación, y explica la importancia que tiene la literatura en este proceso para “fomentar la creatividad, estrujarles la creatividad, que inventen cosas, que exploten esa idea creativa que tienen, y bueno, si tienen talento para escribir, que lo canalicen por ese lado”, aseguró. El paciente Alonso Muñoz dice que las terapias que se hacen ahí son buenas, “escribo mis poemas, interactuamos con el profesor, hablamos de algún tema y a ese tema le escribimos un poema”, comentó. Para Óscar Morales la poesía no es sólo una terapia o palabra escrita, es, “valerse consigo mismo en cada escritura, reflexionada equilibradamente, justi presente fabulosa”. Para Francia Martínez, los talleres le han sido de gran utilidad, según explicó, mientras más terapia y talleres, más se sale del estado, junto con los remedios de descompensación, ya que ayudan a volver a la realidad, porque con las crisis se forma otro mundo. Así mismo, Luis Vidal en su poesía De Pronto, recita: “De pronto me vi envuelto de taller literario y la luz nació, alguien escuchó mi agonía silente, mi silencio calmado, mi obra endurecida, las ausentes palabras bellas de tinieblas escondidas…”. Cabe rescatar que los pacientes, aunque crean estar concientes de su enfermedad, como Luis Vidal, quien asegura tener esquizofrenia, y Francia, quien dice ser bipolar, la mayoría sólo tienen una noción aprendida y aprehendida de su enfermedad, ya que según Mario

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Quijada, la misma parte del cerebro que analiza, es la que está enferma. Por lo mismo el psiquiatra piensa que ellos están felices en el hospital, que constituye su casa y su vida. Es un sentimiento que coincide con lo que muchos de los pacientes piensan.

Más que un Hospital, una Familia A pesar del encierro en el que viven muchos de los pacientes psiquiátricos, no todo es malo y el hospital es de gran ayuda para ellos, les brinda un apoyo que no se puede obviar ni dejar de mencionar.

Mientras el interno Patricio Valdivia aclara: “el hospital me ha

ayudado harto, sí, me sacó de la calle”, para Francia Martínez es un lugar donde puede estar en paz y según sus propias palabras, “sentirse viva”. Así lo manifiesta en su poesía Hospital: “Refugio centenario del dolor, de estar ausente; de la tormenta del alma, cuando las manos se aprietan para sostenerse, cuando la angustia canta en melodías que quiebran los cristales de la mente, la soledad de los ojos que estallan en delirios; para poder volver a la vida, que escapa con pies descalzos con ropas caídas, en desesperación del que cree morir inexplicablemente, hospital, en oasis te conviertes, con tu solidez férrea, levantado con el alarido, los llantos que han recorrido tus pasillos, con el amor de humanos visionarios, que fijaron tu curso imborrable, emblanquecido por la esperanza de manos sostenidas, en gestos de altruismo admirable” Además ella agradece la ayuda que este recinto le ha brindado en su vida “aquí recibimos cariño, en primer lugar cariño, porque nos valoran, nos dignifican […] Aquí (en el hospital) yo me explayo, me desahogo, toda mi energía la libero acá”. Así mismo añadió que en el psiquiátrico “recibo todo lo que necesito, no tengo que estar estresándome inútilmente, […] si no fuera por este hospital yo estaría bajo tierra, porque tuve dos intentos de suicidio”, aclaró. Gracias a los talleres de rehabilitación del Dr. Horwitz, la vida de Cristián Valdés ha mejorado, asiste a clases de teatro, de gimnasia y además practica Aikido fuera del hospital, actividades que le han ayudado mucho y abierto más posibilidades, las que José Reyes, quien lleva “cuatro, cinco o seis años” en el hospital afirma que no se deben perder. “Dios es justo y si se me porto mal se me corta todo, no me dan más oportunidades de

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ninguna forma y no tengo por qué defraudarlos, me está haciendo bien la oportunidad que me están dando (en el hospital)”, aseguró. No es sólo una ayuda médica la que reciben los usuarios del Dr. Horwitz, en el recinto los pacientes también encuentran amistades que les ayudan a soportar las dificultades de su enfermedad. Un sentimiento compartido y dicho por muchos, es que la amistad dentro del psiquiátrico es muy fuerte, por lo mismo que dijo Miguel Edwards, se forman vínculos profundos entre los ‘locos’. El paciente Patricio Valdivia, quien vive hace más de seis años en la institución psiquiátrica, recalca, en varias oportunidades, que no tiene problemas con nadie y que nunca se aburre. Sin embargo, existen excepciones, como la de Carlos Echeverría, quien luego asistir siete años al hospital aclara “me gusta venir pa’acá, pero de repente me deprime. A donde veo a los otros enfermos, me enferma más y el hospital también me deprime, porque aquí en el hospital yo no tengo tantas amistades […] mis compañeros no se comunican mucho conmigo, si ellos me ven con cigarros, ellos me piden cigarros y yo les doy, ahí me conversan, pero si no tengo cigarros, no me hablan”, aseguró y agregó con tono de reclamo: “aquí, bien dicho, hay puros locos, converso con ellos, me hablan puras cabezas de pescado, yo pongo tanta atención a lo que hablan y me duele hasta la cabeza, entonces qué es lo que hago yo, me corro mejor, porque así me voy a enfermarme más, me hace falta tener alguien, conversar”. En esta búsqueda de compañía y conversación que tiene Carlos, se ha visto involucrado en varias relaciones sentimentales dentro del hospital, sin embargo, su última pareja lo dejó, lo que le causó gran pesar. “Ella era mi compañía, compartíamos los dos las cosas, yo compraba bebidas, a veces compraba chancho y resulta que yo nunca pensé que me iba a hacerme una cosa así (engañarlo con otro paciente). Casi siempre me dan deseos de ir a la casa a verla […] lo que pasa es que yo me siento muy solo, demasiado solo”, aclaró. Si bien el hospital con su nueva política de rehabilitación y tratamiento, ha contribuido a un mayor desarrollo de estos seres humanos discriminados, es necesario que la sociedad haga su parte. “Las instituciones totales se ocupan de la rehabilitación del interno [...] de

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tal modo que al marcharse mantenga por decisión propia las normas del establecimiento” 128, pero esto no se cumple siempre, ya que a pesar que los enfermos elaboran grandes planes para cuando salgan del internado, no tienen la certeza de poder enfrentar por sí solos el mundo de afuera. Ello les lleva a pensar en volver al recinto buscando seguridad y además que los prejuicios de la gente les impide trabajar o ganarse la vida por el hecho de haber estado recluidos en un hospital psiquiátrico. Ello les reafirma que la posición social que tenían antes de haber ingresado al recinto, nunca será la misma. Por esto es que los que han salido de un hospital como el Dr. Horwitz, tienden a ocultar su pasado, su enfermedad y por ende, lo que era su realidad. Muchas veces, las conversaciones de los pacientes giran en torno a ‘fantasías de liberación’, creando así una realidad propia y suficiente para vivir como ser humano íntegro, ya que éste necesita contacto con la realidad exterior, que si bien no la viven, al menos la ‘crean’.

128

GOFFMAN . Ob. Cit. p. 79

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Capítulo VI: EL CRISTAL CON QUE SE MIRA... Fragmento: Universo “Más allá de la inmensidad, allá donde termina todo, en el borde del espacio, en la eclíptica donde el confín se convierte en el centro de otro estado de cosas, y la energía se transforma, en vez de oscuridad en luz, desde allá a veces llegan pensamientos a mi mente, tan solo pensar en eso me gusta, porque rompe los esquemas convencionales...” Luis Vidal La realidad es enteramente subjetiva y propia para cada individuo. Cada persona percibe el entorno según le conviene para sus intereses y necesidades. Para percatarse de ello, sólo basta recordar un fragmento del libro Los Hermanos Kamarasov, del escritor ruso Fedor Dostoyevski, en el que dos de los hermanos conversaban de religión. Uno de ellos era ateo y le explica un poema al otro, quien era muy creyente. En este relato, la venida de Cristo en el siglo XVI es juzgada por un inquisidor como una revolución y ataque a la sociedad, mientras que para Jesús se trataba una segunda oportunidad para los hombres. En la vida, todo depende del punto de vista con que se hagan las cosas, la terapeuta Ximena Carrasco explica que si algo para un paciente es verdad, no tiene porqué no ser legítimo y afirma: “me lo he cuestionado varias veces. Mira, más allá de si es verdad o no es verdad, para mí lo importante es que, en este momento, para él es verdad, y por lo tanto es legítimo. Tengo un paciente que me dice que él se murió en un atropello y su cadáver está en el bosque y él está muerto y ese su gran pesar. Entonces, él todos los días llega y me dice: mamita póngame la manito aquí para ver si me late el corazón, porqué se angustia, porque piensa que no le late el corazón, porque está muerto. Esa es su angustia y es tan legítima como cualquier otra angustia, y es su realidad y es tan legítima como cualquier otra”. Nadie puede certificar estar mentalmente sano, la sociedad en su conjunto está dañada por un sistema que manipula la realidad convirtiendo la ‘enfermedad’ en norma y a los

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‘normales’ en enfermos. “El hombre sano es aquel que es capaz de responder a un mundo complejo y móvil, que puede a cada momento inventar nuevas normas de conducta, que, más que ajustarse al mundo es capaz de modificarlo” 129. La interacción social entrega un marco de significados, a través del cual, se puede conocer lo que significan los acontecimientos y experiencias.

Así, los enfermos mentales construyen sus propias

interpretaciones del mundo en base a sus vivencias, creencias y valores particulares, que son distintos tal vez, a los de la comunidad en el exterior, pero no por ello, menos reales. Según el paciente Luis Vidal “en realidad no hay nada realmente objetivo, ese es uno de los problemas cuando el psiquiatra me atiende y me dice: ‘pero oye, aterriza en algo, llega a algún punto, algo concreto’ y yo le digo: pero para qué, no hay nada objetivo, todo esto es una ilusión, una apariencia, como una proyección holográfica, como una serie de escenarios que uno va viviendo”.

Vida de ‘Locos’ José Reyes, paciente del hospital psiquiátrico Dr. José Horwitz Barak, decidió esconderse en “tipos de disfraces de personas” con el fin de que éstos le ayuden a cambiar. Superman se ha convertido en su mayor ejemplo, “parece que no fuera de una mentalidad mental igual de cómo los seres humanos, enfermos ni normales, ni ninguna cosa, yo soy de otra época, soy de otro nivel […] lo mío es volar […] igual que Superman”, aclaró. Por su parte, Francia Martínez asegura que cuando delira se siente alienígena, “siento como que soy una extraterrestre, veo el mundo como un terreno hostil, empiezo a sentir, a percibir, a ver cosas diferentes. Es como que vivo en otra dimensión. Como que yo capto otras cosas que a lo mejor el común de las personas no capta, pero eso está todo dentro de la enfermedad”, relató. Ella quiso contar su experiencia: “andaba en las calles caminando, sentía ganas de mojarme, me acuerdo que sentía puro calor y me mojaba. En pleno invierno andaba con polera, siempre sentía calor, un calor de tirarme agua. Una vez me comí una planta. Una vez hice en una juguera, cuando me vieron que estaba haciéndome un tomate con zanahoria, y después fui a buscar un cardenal y me lo estaba haciendo revuelto, ahí me trajeron volando para acá”. 129

BASTIDE . Ob. Cit. pp. 99-100

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Los estímulos que reciben los algunos pacientes de larga estadía del hospital psiquiátrico Dr. José Horwitz Barak son limitados, ya que se reducen principalmente a los del interior del recinto, de ahí que perciban una realidad distinta al del resto de la sociedad, ya que les da diferente significado. “Nuestras experiencias perceptivas no son aisladas, sino que nos construyen un mundo identificable, realizamos una organización perceptiva”130. Según Foucault, dependiendo de la gravedad de la enfermedad, se anulan conductas aceptadas socialmente para dar paso a otras más primitivas. El diálogo se transforma en monólogo, el enfermo habla consigo mismo o se inventa un interlocutor. A pesar de que la percepción forma parte de la realidad, el pensamiento es capaz de alejarse de lo que ocurre a su alrededor y concebir posibilidades que vayan más allá de la existencia misma. Este es el caso de José Reyes, quien lo que más desea es “ser súper hombre y tener como cuatro u ocho tipos de profesiones […] me gustaría ser presidente también, pero no estoy muy preparado todavía, tengo inglés, francés y alemán y apenas leo un poquito y tengo que estudiar leyes”, aseguró. Por su parte, Óscar Morales también se aleja de la realidad objetiva, al referirse a su nacimiento, relató: “vengo del comienzo de las tinieblas, de la oscuridad de la tarde, y había como un pequeño gen que se hizo... se convirtió en el ser, la criatura y yo me convertí en criatura y de ahí conocí a un osito de felpa, blanquecito, con los ojos redonditos, que me convirtió en un ser especial, y yo y ese osito nos abrazamos, nos hicimos amigos y al mirar vimos luces y vimos un jardín maravilloso, andaban maripositas, andaban abejitas en el jardín, y yo tenía mi osito en la manito y era como un niñito. Después entré, mi papá... conocí a mi papá, mi mamá y mi hermano, los conocí y ellos me invitaron a estudiar a la escuela de kindergarten, entré al kindergarten y tenía al entrar dos años y medio al kindergarten, fui el niñito más chiquito del curso, dos años y medio... Ahí los conocí yo poh, pero yo vine como primero que todos, ah vine primero que todos, pero yo fue como un milagro, se hicieron familia mía, familia mía. Eh... los quise pa’ siempre y de ahí comienza mi vida....”. Foucault piensa que en los casos más extremos de locura se vive en el mundo de la enfermedad, pasando a ser el lo externo algo lejano y velado, adquiriendo las experiencias 130

HERNÁNDEZ /MERCADÉ. Ob. Cit. p. 28

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reales un carácter fantasmagórico. “La conciencia de la enfermedad no es entonces más que un inmenso sufrimiento moral frente a un mundo reconocido como tal por referencia implícita a una realidad que se ha vuelto inaccesible” 131. Algo similar ha experimentado Francia Martínez, para quien la patología constituye la soledad. Aclaró que el mundo que tiene en la mente, por padecer este trastorno mental, se asemeja a tener una tormenta en la cabeza, una energía que se debe liberar, porque de lo contrario se descompagina toda su vida. Los individuos que conforman la sociedad pasan a convertirse en extraños para el enfermo, quien también considera raro el lenguaje, el cuerpo de las personas, etc. “Con mi marido me llevo re bien, cuando lo de nosotros se tambalea es cuando a mí me dan las crisis, yo en las crisis no lo conozco. O sea, digo: ¿y este caballero que se está acostando al lado mío quién es?”, afirmó la paciente Martínez. Incluso, puede que para el ‘loco’ su cuerpo deje “de ser el centro de referencia alrededor del cual los caminos del mundo abren sus posibilidades. Se altera la presencia del cuerpo en el horizonte de la conciencia. A veces ésta se espesa hasta adquirir la pesadez y la inmovilidad de una cosa; se inclina a una objetividad en la cual la conciencia ya no puede reconocer su cuerpo; el sujeto se siente como un cadáver o como una máquina inerte, y todas sus pulsaciones emanan de una exterioridad misteriosa”132. La profesora Elzbieta Majewska explicó que cuando se hizo cargo del taller de teatro del Dr. Horwitz, se encontró con personas que estaban muy desconectadas, por lo cual los hizo hacer ejercicios físicos, juegos y tocarse. De esta manera, trabajó con las nociones porque pensó que ese era uno de los problemas de la psicosis, un conflicto de no distinguir lo que está afuera de lo que está adentro e incluso la pérdida de conexión con el propio cuerpo. “Hay quienes tienen problemas al desplazarse, se marean, chocan con los objetos, hacemos ejercicios como caminar por el espacio reconociendo dónde están las paredes, dónde están los objetos, dónde están los cuerpos de los otros”, aclaró. El ‘loco’ pierde los significados del universo simbólico, la verdad ya no tiene valor para él y éste se enfrasca en un mundo nuevo, con fantasmas, temores, etc, llegando incluso a ser 131 132

FOUCAULT. Enfermedad Mental y Personalidad. Ob. Cit. p. 70 Ibid. p. 76

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una sonrisa, no un fraternal saludo, sino que un enigma en su vida. Esto se debe a veces a una privación sensorial, que según Francesc Hernández, lleva a que la persona pierda su capacidad habitual de pensar, se produzcan alucinaciones, desorientaciones, lo que les crea un ambiente anormal y un desequilibrio emocional, ya que la monotonía sensorial que provoca estar encerrado en un hospital psiquiátrico, origina conductas irracionales. “La enfermedad es a la vez retiro a la peor de las subjetividades y caída en la peor de las objetividades”133. De esta forma, los ‘locos’ crean un mundo alejado de las normas y de la razón para entrar a la fantasía, que se convierte en su realidad. Sin embargo, el control de los médicos y de las personas, los obliga, de alguna forma, a volver a lo concreto. “Yo trato de siempre convencer, pero la persona nunca se convence, el paciente nunca se convence de que lo que está delirando sea falso. Puede reconocer y decir sí, pero a la semana siguiente, nuevamente llega con su delirio”, aclaró el psiquiatra Carlos Cid. El problema es que, según Hernández, la sociedad quiere creer que es capaz de conocer algo sobre el mundo externo, pero jamás tiene la certeza de si dicho conocimiento es o no verdadero. No existe manera de llegar a la realidad exterior, si no es a través de la experiencia que se tiene de ella, pero se pueden cometer errores, ya que no hay modo de saber si esa visión es correcta. Los seres humanos sólo pueden conocer lo que ellos mismos han creado, debido a que este conocimiento se origina a partir de lo que les es accesible. Por lo tanto, los enfermos mentales van a crear un mundo con lo que tienen a mano y eso es lo que hay dentro del hospital psiquiátrico, es decir, otros pacientes con quienes tienen un código común. En cambio, cuando los ‘locos’ reciben estímulos del mundo externo, muchas veces desconocen su código y sólo lo pueden contemplar desde adentro, interpretando dicha información con significados propios y construyendo así su realidad, pero a veces no reciben información, lo que les impulsa a una ilusión con el fin de conocer aquello que está más allá de su experiencia. “Ojalá que me invitaran a la universidad, porque quiero ver, yo sé cómo estudian en la universidad, porque yo he ido a la Universidad de Chile […] Con una funcionaria terapeuta entré al hospital y después entré un poquito más adentro y vi a puras chiquillas, jóvenes, mujeres, hombres, niñitas y niñitos estudiando y todos los 133

Ibid. p. 79

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compañeros. Miraba así y más o menos presentía cómo estudiaban y toda la cuestión”, afirmó el paciente José Reyes, al referirse a sus deseos de conocer la universidad. De esta forma, el constructivismo “no nos dice cómo es el mundo, sólo nos sugiere una manera de pensarlo”134. En el hospital psiquiátrico, los pacientes aprenden a ayudarse mutuamente entre ellos y a cultivar hábitos comunes de resistencia contra el sistema, los que los une en un mundo particular. “El nuevo recluta, que a menudo empieza por compartir los prejuicios populares del personal acerca del carácter de los internos, descubre poco a poco que la mayoría de sus compañeros tienen todas las condiciones de los seres humanos ordinarios; que pueden ser decentes y merecen tanta simpatía y apoyo como cualquiera” 135 e incluso llegan a compartir los mismos pensamientos y el sentimiento común de ser víctimas de la injusticias del mundo. Mientras el paciente Carlos Echeverría se cuestiona su destino, diciendo: “nunca he tenido suerte con parejas, incluso tan la mala suerte que he tenido, me han atropellado, me han asaltado, y a mi mamá le dije: chita, por qué me pasan estas cosas a mí, si yo no soy malo con nadie”, el interno Camilo Carvajal se queja de su suerte: “yo nací el diez de diciembre del año mil novecientos cincuenta y siete, fue una fecha re rara para los que nacieron ese día, unos se murieron de gripe, otros de diarrea, otros se electrocutaron, otros se murieron de asfixia, otros se incendió la casa, se quemaron, dicen que el único que se salvó esa fecha fui yo. Todos los que nacieron ese día murieron en treinta y cuatro horas como máximo, y yo sé que debe ser verdad porque yo soy más fatal que la cresta, tengo mala suerte en las cosas”. La sociedad en su conjunto vive en un mundo evitando perturbar el orden, siguiendo la corriente que los impulsa y sin nunca tratar de salir de ella, es decir, sin crear nuevas normas que lo ayuden a conseguir su libertad, en cambio los ‘locos’ son ‘peligrosos psicópatas’ porque tienen esa facultad de modificar el mundo, de ajustarlo y sobretodo, de resaltar aquello espiritual que se encuentra en el basurero de la sociedad capitalista y por ende, de reconstituir, tal vez, esa realidad perdida. La exacerbación de las emociones puede 134 135

HERNÁNDEZ /MERCADÉ . Ob. Cit. p. 127 GOFFMAN. Ob. Cit. p. 65

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llegar a tal punto, que el hombre puede sentirse en otra dimensión y tener una necesidad incontrolable de entregar amor. De esta forma, Óscar Morales explica: “estaba enfermo de amor, me sentía como que era Jesucristo, andaba con discípulos, eran viejitos indigentes que los expulsaron a la calle, los botaron, tiraron en el suelo, vengan conmigo amigos”. Así mismo, Alonso Muñoz se describe como un romántico empedernido y firma sus poemas como ‘Eros Trovador de Curicó’, muchos de las cuales reflejan aquellos sentimientos propios de todo ser humano. En un fragmento de su poesía Naturaleza Virginal, escribe: Reina mía dame fortaleza y vigor, para sobrevivir en esta angustia que me mata, ábreme nuevamente tu corazón herido, para que yo sea tu guardián que siempre bien te trata. A pesar de que el especialista Mario Quijada aclaró, anteriormente, que los pacientes sólo pueden tener una noción aprendida de su enfermedad, Foucault piensa que el enfermo está conciente de la patología que padece. Éste “reconoce su anomalía y le otorga, al menos, el sentido de una irreductible diferencia que lo separa de la conciencia y del universo de los otros (...pero) no toma jamás la distancia especulativa que le permitiría captar la enfermedad como un proceso objetivo que se desarrolla en él, pero sin él; la conciencia de la enfermedad está prisionera en el interior de la enfermedad: está anclada en ella y en el momento en que la percibe, la expresa”136.

Un mundo aparte que forma parte… Actualmente, se está haciendo mucho para lograr una comunicación recíproca entre los ‘jefes’ (médicos y enfermeros) y los ‘subalternos’ (enfermos mentales), si bien no como método tal de interactuar entre el ‘loco’ y el médico, sino más bien como una terapia. De esta forma, los talleres de rehabilitación del hospital Dr. Horwitz, se han convertido en un canal de expresión, antes desconocido. El problema es que esta comunicación es sólo interna y queda en deuda un contacto con el mundo exterior, en virtud de una integración entre las dos realidades, ya que “cuando la comunicación no es clara las personas tendemos a suplir lo que falta con nuestros propios contenidos internos”137. 136 137

FOUCAULT. Enfermedad Mental y Personalidad. Ob. Cit. p. 66 HERNÁNDEZ /MERCADÉ . Ob. Cit. p. 46

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No es que los ‘locos’ vivan una realidad distinta a la de la sociedad, sino es que ellos la ven de otra manera, perciben otras caras en la misma moneda, a veces por la necesidad de huir y defenderse del momento actual. “Ver llorar a mi papá, ver llorar a mi mamá, mi hermano metido en neoprén [...] y yo ahí mirando ese espectáculo [...] sin parientes, estar solo, muy solitaria mi vida, yo cacho que se enferma cualquiera, cualquiera se enferma, un colapso nervioso”, aclaró Luis Vidal al referirse a su vida, la que ha estado marcada por las persecuciones políticas que sufrieron sus padres por parte del gobierno militar. Cada hombre tiene una realidad personal. “Los otros tienen una perspectiva de este mundo común que no es idéntica a la mía, a pesar de ello vivo con ellos en un mundo que nos es común”138. Las personas se encuentran rodeadas de cosas aparentemente banales en su vida cotidiana: observar el paisaje al caminar hacia el lugar de trabajo, sentir el tacto de los lápices o escuchar una canción favorita en la radio, esto supone numerosas relaciones cerebrales y la puesta en marcha de circuitos dentro del cerebro, el cual ‘toma cartas en el asunto’ e interpreta la realidad que nos rodea. La percepción de la realidad está influenciada por las necesidades de cada sujeto, las carencias, las tendencias, el nivel y desarrollo intelectual, los intereses y el rol que se ocupa en la sociedad. La relación que el observador tiene con su mundo real, le condiciona una forma particular de interpretar lo observado. El individuo está influenciado por su apreciación, por filtros personales que utiliza para interpretar la realidad, percibiéndola de una manera intencionada y particular. Por lo tanto, la interpretación de la realidad es ‘subjetiva’, desdeñando las características y límites inherentes a la realidad, como objeto de su interés. Incluso, según Goffmann, para algunos internos psiquiátricos la institución misma representa la totalidad del mundo y la experiencia del mundo exterior se utiliza como punto de referencia para demostrar lo deseable que es la vida en el interior. El profesor de literatura, Gabriel Espinoza, considera que los escritos de sus alumnos reflejan discursos muy lógicos. “Tienen toda la razón para ser tan críticos, es un mal sistema, donde la gente no vive, entonces, ellos como que viven más que nosotros”. Así, Patricio Valdivia declara vivir feliz al interior del hospital Dr. Horwitz y teme salir porque el estar afuera reviste muchos peligros.

138

BERGER/ LUCKMANN. Ob. Cit. p. 24

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“La enfermedad mental es una patología no del ser, sino de la comunicación” 139, ya que los símbolos tienen significaciones diferentes entre los ‘normales’ y los enfermos obstruyendo todo tipo de comunicación. El código de los pacientes psiquiátricos no está destinado a ser utilizado más que por un emisor único, es decir ellos mismos. Pero de cualquier manera, la objetividad creada en el mundo de afuera, influye en la construcción del mundo propio del enfermo, ya que según Bastide, los delirios mentales son construcciones colectivas en las que el medio ambiente interviene tanto como el propio paciente, incluso las preconcepciones que la sociedad tiene de la locura, las impone desde afuera al ‘loco’, haciendo de la demencia algo social. De ahí que Durkheim crea que el enfermo se ve obligado a actuar como se espera que se debe comportar un ‘demente’. Entonces, la ruptura de las comunicaciones es aparente, ya que lo imaginario puede convertirse en discurso porque el mundo de la locura forma parte del mundo. Se tiende a creer que el desorden no puede ser expresado, debido a que se trata de una información compleja, pero constituye un mensaje y como tal, puede ser comunicado, permitiendo un mayor conocimiento acerca de la realidad de los ‘locos’. “Aún cuando este diálogo sea una condenación, un acto de rebelión contra la sociedad alienante o el deseo de obtener, dentro de un grupo de marginados, una ‘reputación’ de ‘loco perfecto’ [...], la locura no es nunca aislamiento, sino una forma de estar –en – el – mundo”140. De esta manera, Carlos Echeverría se siente aburrido de la vida, lo que le ha significado varios intentos de suicidio; Óscar Morales, con una inmensa fe en Dios, busca respuestas a ciertos misterios, crea fórmulas numéricas y explica el contenido de sus cuadernos: “oh mi trencito celestial, poesía científica, uno puede fabricar cualquier letra, las formulas, las convierte en seres, ésta es la fórmula para fabricar cosas, para ampliar los pensamientos, para ampliarlos y abrirlos al infinito, para ampliar el infinito”; Cristián Valdés se encuentra buscando el éxito; Miguel Edwards intenta encontrar la paz en filosofías orientales y continuar publicando sus libros; José Reyes desea ser Superman y poseer un perfeccionamiento intelectual superior, con el fin de establecer una sociedad superdesarrollada; Leandro Bae lucha por dejar la droga, trabajar en su profesión, mecánica automotriz y comprar un auto con el objeto de dar un mejor ejemplo a sus hijos; a Camilo 139 140

BASTIDE . Ob. Cit. p. 335 Ibid. p. 345

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Carvajal le gustaría saber algo, lo que sea, porque confiesa no recordar muchos aspectos de su vida; para Patricio Valdivia, su prioridad es volver a aprender matemáticas, pero también quiere ser mejor carpintero, actor y dibujante; Alonso Muñoz, si bien es técnico en construcción, añora ser constructor civil y ser un individuo ‘normal’ como toda persona; Francia Martínez se ha planteado como meta ayudar a sus pares del psiquiátrico a manejar la enfermedad, a pesar de que ésta no tenga solución, pero aclara que sí se puede luchar contra la patología y salir adelante; finalmente, Luis Vidal no aspira a ser dirigente político, pero sueña con un Chile democrático. Así se vive la locura en el Dr. Horwitz, según la terapeuta Ximena Carrasco, sin aparente lógica, pero cuando se escucha a los ‘locos’ con más atención, se deja al descubierto mucho sentido. En las enfermedades mentales, según Sigmund Freud, médico checo especializado en la investigación científica en psicología, “la pérdida de la realidad (objetividad) estaría dada de antemano en la psicosis”141. Es decir, los pacientes psicóticos tienden a perder la objetividad frente al mundo y a construir ‘castillos en el aire’. Los internos, al sentirse inferiores a los hombres que están fuera de la institución, se deprimen y como respuesta, elaboran una historia o un cuento triste, que puede ser cierto o no, para justificar su presencia en el hospital psiquiátrico. De esta forma, mientras Óscar Morales aclara que una violación lo llevó a la locura, Patricio Valdivia cuenta que sus vecinos lo echaron de su comunidad y carabineros lo internó en el hospital por desórdenes en la vía pública. Entonces, los pacientes psiquiátricos vivirían en una realidad no existente para el resto de la sociedad, pero no por eso una realidad no real, simplemente la enfermedad mental desmiente la realidad y la sustituye.

Una Puerta al Conocimiento “Las imágenes simplistas y unilaterales deben ser reemplazadas por una representación compleja y múltiple, fundada en la expresión de las mismas realidades, en discursos diferentes, a veces inconciliables [...] y abandonar el punto de vista único, central, dominante”142. Los hombres se creen dueños de la ‘realidad’ y todo lo que difiera de SU 141

FREUD, Sigmund. 1975. Obras Completas, Pérdida de la Realidad en Neurosis y Psicosis. Volumen 19. Amorrortu Editores. Argentina. p. 193 142 BOURDIEU/CHAMPAGNE. Ob. Cit. p. 9

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realidad es anormal. Sólo hay que ponerse a pensar en la llegada de los españoles a América.

¿Qué habrán pensado cuando vieron a una población semidesnuda?

Seguramente para ellos no era normal, en cambio para los americanos era lo común y corriente. De igual forma, cuando los primeros occidentales vieron fuegos artificiales en China, deben haber pensado que se trataba de magia, mientras que los chinos ya conocían la pólvora. “Sabemos hoy que todos llevamos en nosotros mismos el abismo que puede enterrar nuestra razón, que la locura representa la emergencia de tendencias profundas que existen en todos los humanos, o, si se prefiere, los factores de desarreglo de nuestra personalidad; los consideramos como tentaciones a la vez temidas y renegadas y también nosotros construimos contra ellos sistemas de defensas o mecanismos de control. En una palabra, sentimos palpitar en nosotros el Doble sombrío de nuestro ser” 143. Es decir, el ‘loco’ representa una parte que la sociedad quiere negar de su esencia, de ahí su peligro para la comunidad. Por ende, lo que se diga sobre ellos, refleja interpretaciones que hacen las personas de sí mismas. De ahí la importancia de conocer la realidad de estas personas marginadas, porque ello permitirá lograr un conocimiento más acabado de todos los seres humanos como individuos. Cabe destacar que las crisis del espíritu son determinadas por las crisis sociales, de las cuales no escapa nadie y quizás para los enfermos mentales ha sido ésta una forma de evadirse. “El ‘loco’ puede sorprender al hombre común y corriente y, sin embargo, habita el mismo mundo mental que él. Se inserta en los mismos cuadros estructurales y envía al otro, para definirse por relación a él, exactamente los mensajes que otro espera justamente del loco”144, y es por esta relación que existe y no se ve o no se quiere percibir, que los enfermos mentales tienen una realidad propia inserta en el mundo real que también les pertenece, pero que les da la espalda y que pueden expresar aunque la sociedad no quiere escuchar y hace oídos sordos al murmullo del Dr. Horwitz. Los ‘locos’ se pueden expresar con el mismo lenguaje con que lo hace toda la sociedad. Se les debe escuchar y conocer, para lo cual el terapeuta podría convertirse en un obstáculo, ya 143 144

BASTIDE. Ob. Cit. p. 360 Ibid. p. 350

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que resulta ser “una suerte de editor útil en la transformación de la propia historia” 145 . Una teoría o un diagnóstico implica reducir la comprensión, pasando por alto esa subjetividad enriquecedora de todo conocimiento. “Quienes somos, es, en consecuencia, siempre una función de las historias socialmente construidas que nos estamos narrando a nosotros mismos y a otros”146. Entonces, es importante conocer aquéllas construidas por los ‘locos’, que casi nadie conoce, para descubrir quiénes son, más allá de sus enfermedades o achaques, sin detenerse en el interés casi morboso de estar al tanto de si es esquizofrénico, bipolar, depresivo, suicida, etc. Una necesidad real de saber lo que hay detrás del enfermo mental. En esta travesía, no sólo se conoció un lugar, sino que se descubrieron sueños, emociones, esperanzas, fantasías, es decir personas, que aunque se quieran olvidar, siguen siendo parte de la sociedad. Sus discursos ‘ilógicos’ forman parte de una verdad desconocida, pero no por eso menos cierta, ya que la historia no es una sola. El diario vivir cada vez se hace más relativo y la verdad absoluta va siendo reemplazada por múltiples discursos. Al pensar entre las diferencias de la existencia de los ‘locos’ y la de la población ‘normal’, sólo basta recordar un famoso dicho: ‘nada es verdad, nada es mentira, todo depende del cristal con que se mira’. A los ojos de Luis Vidal apareció un mundo nuevo, atormentado sin saber si era sueño o realidad, se inspiró para traspasar al papel lo que le había ocurrido: “En un tiempo que viví en ya sin saber, si lo había soñado o vivido, pero al parecer sucedían las cosas como si ya las fueran preconcebido. Mis ideas que por absurdas que parecieran, iban ocurriendo recurrentemente en la realidad, que poco a poco se iba transformando en un sueño irreal y cada vez más tétrico. De pronto comenzaron mis pasos a sentirse más ligeros y comencé a levitar antes del atardecer y no sabía bien porqué unas luces me perseguían en las nubes, en las que me trataba de ocultar. De pronto sentí como si me succionaran a un artefacto extraño y aparecí en Valdivia, donde no sabía si había soñado o vivido y no encontraba ni un centavo y no sabía como regresarme. Pero 145

FREID, Dora. 1995. Nuevos Paradigmas, Cultura y Subjetividad. Editorial Paidós. Buenos Aires. Argentina. p. 299 146 Ibid. p. 305

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no sabía adónde, sin embargo, quería retirarme de ahí. El río Calle Calle llevaba unos deportistas en kayac, remando, de pronto sentí frío y no supe cómo abrigarme”.

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CONCLUSIONES Existen varios prejuicios respecto a los enfermos mentales y a todo lo que los rodea, incluso los investigadores estaban afectados por ellos. Sin embargo, fue una sorpresa desde el primer momento la interacción que se produjo entre los pacientes y los periodistas, lo que les obligó a despojarse de esas preconcepciones. Se percataron de que existe una imagen muy fuerte, construida e impuesta por los medios de comunicación sobre el hospital psiquiátrico y sus habitantes. Seres peligrosos, fenómenos, desviaciones de la naturaleza, rebeldes del sistema y vergüenza de la sociedad, son las características que se han instaurado en la conciencia colectiva acerca de los enfermos mentales. No obstante, son los mejores ingredientes para vender un gran espectáculo a la sociedad de parte de los medios de comunicación. Sin embargo, en el hospital psiquiátrico Dr. Horwtiz Barak existen seres humanos con las mismas necesidades, sueños, frustraciones y proyectos de vida que el resto de la comunidad y sólo falta una integración para satisfacer sus carencias. Con el sólo hecho de ver visitantes, una grabadora y una cámara, los pacientes se vuelven ‘locos’, demostrando su necesidad de expresarse, decir lo que piensan, conversar, ser escuchados, en fin, comunicarse. De esta forma, se descubrió que, en muchos, sus propios mundos tienen sentido, ya que detrás de sus fantasías existe una explicación capaz de dejar en la duda hasta a los propios médicos. Otra apreciación a considerar es que el hospital psiquiátrico también rompe la idea preconcebida que existe sobre su imagen negativa, ya que los mismos pacientes, si bien reclaman algunas medidas tomadas por personal del hospital, en general los que por allí deambulan están muy agradecidos de la institución, ya sea porque les otorga un hogar, una familia, amistades, cariño, educación, etc. En este sentido, la rehabilitación y los talleres artísticos se han convertido en la mejor terapia y forma de comunicación, que en su intento de exteriorizarla, los pacientes del taller de literatura han publicado una revista de poemas, pero lamentablemente ésta sólo circula 122


en el interior del recinto, reflejándose una carencia de interacción social con el resto de la comunidad, algo fundamental para su integración. Cabe rescatar que la terapia de rehabilitación existente refleja los cambios que se están implementando en la psiquiatría y la forma de controlar y mantener a los enfermos mentales. Si bien, la sociedad ha contribuido al encierro de los enfermos mentales, hoy se está revirtiendo este proceso. La creación de hogares protegidos y el cierre de vacantes para Larga Estadía, propiciando la internación temporal constituye la nueva tendencia de la psiquiatría moderna. A pesar de los intentos por lograr integrar a los ‘locos’ en la sociedad, la discriminación sigue presente, perturbando el objetivo de la rehabilitación. Es que es tal el esteriotipo creado y transmitido generacionalmente que los sujetos no son capaces de abrir sus puertas a este grupo de seres humanos que ‘no aportan’, ni tienen cabida en el sistema capitalista reinante. Después de conocer este mundo hasta el momento desconocido, la inteligencia, la astucia, la sensibilidad y la madurez de los ‘locos’ que participaron en este reportaje y de otros con los cuales se pudo conversar informalmente, la duda impuesta por la anti psiquiatría sigue vigente: ¿quién está más loco, ellos o la sociedad de afuera...? Si los medios de comunicación y sus periodistas trabajan con los ‘dementes’ sin hacer diferencias con el resto de sus fuentes, es posible construir una nueva imagen que reemplace a la existente, que hace de este grupo un espectáculo. Todo esto con el fin de dar a conocer una realidad ignorada, o tal vez tergiversada, y de crear una vía de comunicación entre seres humanos. “Un periodista –especialmente si pretende hacer interpretación- no puede olvidar que todas las noticias, en última instancia, se refieren a seres humanos. No hay noticias en un mundo sin vida, sea antes del Genesis o después del holocausto nuclear, porque no hay seres humanos que las protagonicen, las transmitan, las sufran o las gocen. Esta verdad simple es, a menudo, olvidada por los periodistas”147. 147

SANTIBÁÑEZ, Abraham. 1995. Periodismo Interpretativo, Segunda Edición Actualizada. Editorial Andrés Bello. Santiago, Chile. p. 55

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“La locura simplemente es un sueño que se fija” Julio Cortázar

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