Federación Internacional de Fe y Alegría
Memoria 2020
Federación Internacional de Fe y Alegría Federación Internacional de Fe y Alegría Coordinador General P. Carlos Fritzen, S.J. fi.coordinador@feyalegria.org Equipo de Secretaría Ejecutiva Gerardo Lombardi (Coordinador) Somarick Roca Robby Ospina P. Marco Tulio Gómez, S.J. fi.secrejec@feyalegria.org Junta Directiva 2020 - 2021 Fernando Anderlic – Argentina P. Daniel Villanueva, S.J. – España P. Miquel Cortés, S.J. - Guatemala Sabrina Burgos - Colombia Suplente: Miguel Molina - Honduras Junta Directiva 2021 - 2022 P. Daniel Villanueva, S.J. – España P. Miquel Cortés, S.J. - Guatemala Sabrina Burgos – Colombia Miguel Molina - Honduras Suplente: P. Alfred Kiteso, S.J. – RD Congo Equipo de Coordinación Ejecutiva Eje Educación Popular Gehiomara Cedeño fi.educacionpopular@feyalegria.org Eje Nuevas Fronteras P. Carlos Fritzen, S.J. fi.coordinador@feyalegria.org Eje Sostenibilidad Gabriel Vélez fi.sostenibilidad@feyalegria.org Eje Acción Pública Gerardo Lombardi fi.accionpublica@feyalegria.org Responsable de la publicación Equipo de Comunicación y Tecnología Gerardo Lombardi fi.coordcomunicacion@feyalegria.org María Paula Arango fi.comunicacion@feyalegria.org José Ignacio Peraza fi.coordtecnologia@feyalegria.org
Gestión y Producción de Contenidos Robby Ospina Pablo Ivorra Antonio Pérez-Esclarín Gerardo Lombardi Diseño y diagramación Natalia Hernández Sánchez behance.net/nataliahs Fecha de publicación: octubre 2021
Publicación digital en Bogotá, Colombia Octubre 2021 Archivo fotográfico Federación Internacional de Fe y Alegría Fe y Alegría en los países
Federación Internacional de Fe y Alegría
Memoria 2020
Memoria 2020
Contenido
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Presentación
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Fe y Alegría declara
8 10 14
2
32
Brasil
36
Chad
40
Chile
44
Colombia
50
Ecuador
56
El Salvador
62
España
66
Guatemala
72
Haití
76
Honduras
82
Italia
86
Madagascar
por P. Carlos Fritzen, S.J.
la educación en emergencia
Misión, visión Decálogo
Plan Global de Prioridades Federativas 2021- 2025
Una Fe y Alegría viva y abierta a los cambios
Testimonios, aprendizajes y retos en tiempos de la Covid-19
22
Argentina
28
Bolivia
Federación Internacional de Fe y Alegría
90
Nicaragua
94
Panamá
98
Paraguay
102
Perú
108
Rep. Democrática del Congo
112
Rep. Dominicana
118
Uruguay
122
Venezuela
128
Cuántos somos y dónde estamos
132
Cómo nos organizamos
133
Claros y transparentes
134 136
Informe del dictamen de la auditoría
de Estados Financieros 2020
Directorio 2020 - 2021
136
Junta Directiva
136
Direcciones Nacionales
140 Oficina y equipo apoyo a
130
la coordinación general
Alianzas para la misión
142
Equipo Federativo Internacional 3
Memoria 2020
Presentación P. Carlos Fritzen, S.J. Coordinador General
El año 2020 fue de dolores y esperanzas. La vida humana en el planeta ha sido amenazada por la pandemia del Covid-19 que develó antiguas y nuevas situaciones de vulnerabilidad y exclusión. El modelo de desarrollo depredador, del que ha alertado el papa Francisco, pareciera ser una de las causas que tienden a agravar esta realidad. Siendo en el mundo de los pobres donde los efectos son más dramáticos. La “educación está en emergencia”. Escuelas cerradas, modelos pedagógicos presenciales descontextualizados y la mayoría de población desconectada; han hecho que la educación y la comunicación sigan siendo un privilegio y no un derecho para las mayorías. Los derechos a la salud y la alimentación están más vulnerados que nunca. Los derechos de la tierra como nuestra Casa Común y el deber de cuidarla, sigue siendo un
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gran desafío global. El trabajo y la vida digna siguen siendo una gran aspiración para más de la mitad de la población. Estos y otros derechos están cada vez más en debate en un campo minado por las desigualdades. En definitiva, lo que está en juego es el sostén de la vida humana en la tierra. “Quedarse en casa” ha sido imposible para más de la mitad de la población que debe salir a ganarse el pan de cada día. En el mundo, una de cada cuatro personas carece de agua potable en casa, con lo cual “lavarse las manos”, sigue siendo una necesidad y un lujo. “Quedarse en casa” también agravó las situaciones de vulnerabilidad y abuso a niñas, niños, mujeres y ancianos; provocando hondas heridas y hasta la muerte. Y cuando se trata de migrar a otra casa en otro territorio, las consecuencias son aún mayores. Hemos perdido muchas vidas humanas en nuestros países, familias y en Fe y Alegría a causa de las consecuencias de la pandemia. Vaya para ellos y para ellas nuestra palabra de recuerdo cariñoso y esperanzado. Para sus familias una palabra de consuelo y solidaridad. Estamos seguros de que ya gozan del abrazo y la bendición de nuestro buen Padre Dios. En medio de esta situación mundial, Fe y Alegría sigue siendo una buena noticia para los pobres. Fe y Alegría se ha reinventado para dar respuestas inéditas ante una realidad que nos tomó por asalto. Hemos atendido la emergencia humanitaria de diversas maneras y en contextos muy disímiles. Nuestros educadores y educadoras han dado la cara para responder en distribución de comida, kits de salud y disponiendo nuestros centros educativos para acompañar a nuestros participantes y a sus familias. Han tenido que adaptar sobre la marcha los modelos pedagógicos de nuestra
Educación Popular para garantizar la educación de calidad que nos caracteriza. Han tenido que sortear la poca conectividad a internet de sus casas y la de las casas de sus estudiantes. Y han tenido que acompañar a las familias de manera muy especial, quienes se han involucrado más en el proceso educativo de sus hijos e hijas. Como Federación Internacional hemos vivido un rico y participativo proceso de discernimiento y planificación que se ha concretado en el Plan Global de Prioridades Federativas 2021-2025 y el Plan de Implementación 2021-2023. Hemos ratificado y actualizado nuestra misión y visión, los cuatro ejes misionales, nuestras doce iniciativas federativas de trabajo conjunto y el modo de proceder para “en-red-darnos”; para darnos un Movimiento de Educación Popular y de Promoción Social gestionado en redes entre nosotros y en alianzas con otras organizaciones vinculadas a la Iglesia, la Compañía de Jesús, los Estados y la Sociedad Civil. En esta memoria de la Federación Internacional queremos dar cuenta de estos y otros muchos procesos que vivimos durante el año 2020. Compartimos nuestras reflexiones y acciones en torno a la declaratoria de “Educación en Emergencia” como fuente de análisis y perspectiva para enfrentar la crisis generada por la pandemia. Actualizamos los datos de nuestras estadísticas y finanzas de cara a la transparencia en la gestión que nos caracteriza. Contamos los testimonios de la gente que hace de Fe y Alegría un acontecimiento, una experiencia de vida, en el que los pobres nos convertimos en sujetos de nuestro propio desarrollo. Personas transformadas por el espíritu y la educación para cambiar el Mundo. Disfrútenla. ¡Buen provecho!
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Memoria 2020
Fe y Alegría declara la educación en emergencia
Después de varias jornadas de reflexión durante los primeros ocho meses de la pandemia, en el Consejo de Direcciones Nacionales de la Federación Internacional se produjo esta declaración que compartimos de manera referencial. El texto completo se encuentra en nuestra página www.feyalegria.org , pueden llegar también a través del código QR que está el pie de esta página. Fe y Alegría declara la Educación en Emergencia Noviembre 2020 “Fe y Alegría declara la Educación en Emergencia, se propone promover la garantía del Derecho Universal a la Educación de Calidad desde la perspectiva de la Educación Popular en tiempos de consecuencias del Covid-19.” ... “Tenemos la voluntad política de incidir en procesos de cambio y transformación social que está sustentada en las apuestas históricas de Fe y Alegría.” ... “Lo que está en juego es la Vida sustentable en el planeta. La vida en el planeta como viene es insostenible. ... La pandemia ha desnudado una crisis sin precedentes de nuestra “civilización”.” ... “Nos oponemos al modelo de desarrollo depredador. Este modelo que exprime los bienes de la naturaleza irrespetando sus derechos, que la expone y sacrifica frente el lucro económico ....” ... “Nos indignamos frente al fortalecimiento de una cultura patriarcal. Ese mismo modelo de desarrollo y la crisis que genera, trae consigo una desigualdad e inequidad en las relaciones humanas, …” ...
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Federación Internacional de Fe y Alegría
“El Derecho a la Educación de Calidad está amenazado. Constatamos la merma sistemática de los recursos públicos destinados a la educación debido a la ausencia de políticas públicas de garanticen el derecho…” ... “Frente a esta realidad, Fe y Alegría se compromete a generar respuestas y propuestas, acciones y estrategias globales para la transformación social desde “lo popular”. …” … “Fe y Alegría se compromete a trabajar por la educación como bien público en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en especial el objetivo 4 (ODS 4), cuyo propósito es “garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover las oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos” y de la Agenda 2030. …” … “Fe y Alegría promueve la Educación para todas y todos en todas partes. Promover la garantía el Derecho Universal a una Educación de Calidad vinculado al derecho a la comunicación, que garantice primero el acceso a la educación, pero no cualquier educación, a la educación de calidad. …” … “Fe y Alegría se compromete a fomentar relaciones de trabajo con personas de buena voluntad e instituciones con los mismos fines educativos. … teniendo presente la realidad local, sin perder de vista la visión global y las posibilidades de incidencia…” … “Nos comprometemos en la gestación y desarrollo de un nuevo modelo educativo, no desde la épica institucional, sino desde la vulnerabilidad personal e institucional de lo que somos y hacemos ante la magnitud del desafío. … nos comprometemos a: ”
“Promover la “educación en emergencia” de personas en situación de vulnerabilidad para una Ciudadanía Global. Desarrollar propuestas flexibles, mixtas de educación que combinen lo formal con lo no formal, lo escolar con lo no escolar y la presencialidad con la virtualidad a través de las herramientas de comunicación disponibles. …” … “Desarrollar procesos de reflexión y formación de educadores y educadoras en torno a la educación popular …” … “Ratificar la importancia de los centros educativos como un espacio necesario e indispensable para los procesos de socialización y ciudadanía de las personas.. …” … “Apostar por el desarrollo integral de las personas, desde una perspectiva por la igualdad y equidad en todas sus expresiones, con cuido y énfasis en la de género; …” “Fe y Alegría se pone a la orden de la sociedad … ratifica una vez más su compromiso por salvar la Vida en el planeta, …”
Consulte acá la Declaración del Consejo de Direcciones Nacionales de la Federación Internacional
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Memoria 2020
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Misión
Fe y Alegría es un Movimiento Internacional de Educación Popular y Promoción Social, promovido por la Compañía de Jesús en colaboración con diversas personas e instituciones comprometidas con la construcción de un mundo más humano y justo; que impulsa desde, con y para las comunidades en las que trabaja, procesos educativos integrales e inclusivos promoviendo y defendiendo la universalidad del derecho a la educación de calidad como bien público. Fe y Alegría se compromete en la transformación de las personas y la promoción de una ciudadanía global para la construcción de sistemas sociales democráticos.
Visión
Fe y Alegría es un referente de la educación popular integral, inclusiva y de calidad, que trabaja en las fronteras de mayor exclusión e incide en la promoción y defensa del derecho universal a una educación de calidad, en un contexto de emergencia educativa.
Federación Internacional de Fe y Alegría
Decálogo 1. 2. 3.
Nuestro proyecto nace de la Fe.
Con la alegría como actitud.
Siempre en Movimiento.
4.
Educamos.
5.
Somos Educación Popular.
6.
Somos Promoción Social.
7.
Nos comprometemos.
8.
Optamos por los Sectores Excluidos.
9.
Trabajamos por la Justicia y la Paz.
10.
Construimos una sociedad Fraterna y Democrática.
Consulte acá Nuestro Decálogo por la educación
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Memoria 2020
Plan global de prioridades federativas 2021 - 2025 FE Y ALEGRIA
En 2020 la Federación Internacional de Fe y Alegría actualizó su “plan misional”, produjimos el nuevo Plan Global de Prioridades Federativas 2021 - 2025. Con este Plan Global actualizamos nuestra misión y visión, así como la forma en la que Fe y Alegría pretende responder a los desafíos y oportunidades que plantean los diversos contextos económicos, políticos y sociales en los que trabajamos.
Plan Global de Prioridades Federativas
2021 2025 10
Fue un proceso participativo de revisión, reflexión, discernimiento y planificación. En ese transitar, la Federación Internacional de Fe y Alegría declaró la ”educación en emergencia” como marco de referencia. Fijó como principal desafío la necesidad de unir esfuerzos para seguir contribuyendo en la superación de las situaciones de desigualdad e injusticia social en un contexto caracterizado por la crisis Covid - 19, en la cual se evidenciaron nuevas y antiguas formas de vulnerabilidad y exclusión en todas partes del mundo. Especialmente entre los más pobres de nuestros países.
Federación Internacional de Fe y Alegría
Durante el proceso de discernimiento para la actualización del “plan misional”, Fe y Alegría tuvo siempre como guía las Preferencias Apostólicas Universales de la Compañia de Jesús (PAU). Este diálogo con las PAU nos condujo a reafirmar nuestro compromiso con los jóvenes, acompañar la espiritualidad de la gente que hace Fe y Alegría desde nuestra identidad de Educación Popular y con el cuidado de la casa común. Todo esto expresado en los cuatro ejes misionales y las doce redes de trabajo federativo, como un aporte concreto en la promoción del Derecho Universal a la Educación de Calidad. ¡Fe y Alegría, por tanto, asume el compromiso de proyectarse y organizarse para continuar construyendo un Movimiento Global! ¡Esperamos fortalecer la misión de brindar educación de calidad a las poblaciones más vulnerables de África, Asia y América Latina! Por otro lado, en el nuevo Plan Global de Prioridades Federativas 2021 - 2025, Fe y
Alegría profundizó en la importancia del trabajo en red como un modo de proceder a través del cual las personas y organizaciones vinculadas con la obra se comprometen a ser co - responsables en la misión y a poner al servicio sus capacidades y recursos particulares. Finalmente, Fe y Alegría es cada vez más consciente de la importancia de emprender acciones globales que trascienden las fronteras territoriales e institucionales y que lleven dentro de sí la semilla de un mundo más inclusivo y en que la realización plena de cada persona sea el objetivo de toda transformación social. ¡En el Plan Global de Prioridades Federativas 2021 - 2025 Fe y Alegría se proyecta como actor global que contribuye desde la educación y la promoción social a construir sociedades más justas y más humanas! Esa es nuestra misión.
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Memoria 2020
Eje Prioritario 1
Eje Prioritario 2
La educación popular es nuestro camino
Orientamos nuestro trabajo a las fronteras de la exclusión
a. Promover la generación de prácticas pedagógicas innovadoras, considerando la educación popular como eje misional, en todas las modalidades y niveles, a partir de la escucha, el pensamiento crítico y el diálogo intercultural e intergeneracional. b. Potenciar las dimensiones sociopolítica y ética de la educación popular con una intencionalidad transformadora, que promueva el desarrollo de una cultura democrática con respeto a la diversidad, la igualdad-equidad de género y desde una espiritualidad comprometida con la justicia. c. Potenciar la calidad educativa con inclusión social promoviendo una cultura institucional al respecto e implementando iniciativas de innovación educativa que consideren la formación para la vida desde el trabajo digno. d. Desarrollar propuestas de acompañamiento socio – afectivo para la búsqueda y la construcción de sentidos para la vida personal y comunitaria.
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a. En los países donde estamos presentes, desarrollar nuevas iniciativas que contribuyan a la inserción social, cultural y laboral de personas víctimas de violencia, discriminación o nuevas formas exclusión social, así como a la migración, y una atención especial a la protección de la infancia. b. Estudiar, impulsar y acompañar la creación y fortalecimiento de Fe y Alegría en nuevos países, en África, Asia y otros continentes, enriqueciendo la propuesta socioeducativa de Fe y Alegría de acuerdo a contextos y culturas, priorizando los lugares donde existe mayor necesidad o exclusión. c. Dinamizar la misión institucional atendiendo al desarrollo de nuevos temas de reflexión y respondiendo a los retos del contexto para la acción misional y, en este periodo particular, responder a la educación en emergencia por la crisis sanitaria Post Covid-19, la ayuda humanitaria, la espiritualidad y el cuidado de la casa común.
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Eje Prioritario 3
Eje Prioritario 4
La sostenibilidad es nuestro compromiso
Nuestra acción pública incide en procesos de transformación cultural, social y política
a. Atender a la renovación de la identidad institucional, fortaleciendo su dimensión espiritual y contando con el aporte de los carismas y espiritualidades en Fe y Alegría. b. Implementar una propuesta de fortalecimiento institucional y de gestión flexible e innovadora, incorporando aspectos de mejora a nivel de planificación, evaluación y gestión de la información y el conocimiento. c. Diversificar y ampliar nuestras alianzas y fuentes de recursos al servicio de la misión, desarrollando estrategias colaborativas nacionales y regionales, y manteniendo y consolidando las existentes con un énfasis en la transparencia.
a. Desarrollar propuestas y promover iniciativas de incidencia política propias, y/o participar en alianzas y redes con otros actores para la transformación social y la defensa del derecho universal a una educación de calidad como bien público en ámbitos estatales, privados y de la sociedad civil. b. Construir y posicionar nuevas narrativas de la vida común, impulsando un cambio de valores en nuestra sociedad desde la propuesta de Fe y Alegría y acompañando a las juventudes como factor central para la renovación ética y cultural promoviendo una ciudadanía global. c. Dinamizar y renovar las modalidades de los vínculos con las comunidades ante los cambios de las realidades locales y de la realidad institucional de Fe y Alegría.
Consulte acá nuestro Plan Gobal de Prioridades Federativas 2021-2025
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Memoria 2020
Una Fe y Alegría viva y abierta a los cambios. Testimonios, aprendizajes y retos en tiempos de la Covid-19
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La pandemia de la COVID-19 vino a profundizar las graves crisis y carencias de las poblaciones con las que trabaja Fe y Alegría y trajo más incertidumbre, miedo, sufrimiento y muerte. Resulta una gran falacia decir, ingenuamente, que la pandemia trata a todos por igual, cuando la realidad es que golpea con más fuerza a las poblaciones más vulnerables. No es cierto que todos estamos –durante esta crisis– en el mismo barco. Estamos, sí, en la misma tormenta. Para algunos, resulta muy fácil cumplir con las recomendaciones como “quédate en casa”, “lávate las manos”, “usa mascarillas” y “mantén la distancia social”. Para los que no tienen agua, viven hacinados, no cuentan con recursos para comprar los geles y mascarillas ni pueden comer si no salen a trabajar, estas recomendaciones, tan sencillas, les resultan incumplibles. También, en educación, son los pobres quienes sufren las peores consecuencias. Ante la dificultad de realizar la educación presencial, que es la que posibilita una verdadera educación, se propuso la educación virtual. No podemos ignorar que, a este mundo virtual, no todo el mundo tiene igual acceso, con lo que, a las nuevas discriminaciones y desigualdades, hay que añadir las digitales, dado que las poblaciones más vulnerables y los grupos empobrecidos y excluidos, escasamente, pueden acceder al mundo de internet. Por ello, desde hace ya tiempo, se acuñaron los términos de infopobres e inforricos, para subrayar la brecha digital. Y si, para muchas personas, navegar por internet es una acción cotidiana, no podemos olvidar que, en todo el mundo, todavía hay más de 4.000 millones de personas que viven sin acceso a internet. Según datos de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), la agencia para la comunicación y las nuevas tecnologías, tan solo un 51% de la población mundial está conectada a
internet: más del 85% en las regiones desarrolladas (Europa, Norteamérica), pero menos del 40% en regiones más pobres, como África y Latinoamérica. De hecho, si bien muchos consideran que las nuevas tecnologías están contribuyendo a una mayor igualdad en la educación, la realidad es que, con su utilización tan dispareja, en vez de favorecer una democratización y una mayor extensión de la educación, se está propiciando una discriminación de las personas que, por sus recursos económicos o por la zona o países donde viven, no pueden tener acceso a estas nuevas herramientas. El problema es que la brecha digital se convierte en brecha social, de forma que la tecnología resulta un elemento de exclusión y no de inclusión social. Sin embargo, a pesar de las carencias y los sobresaltos que supuso el cierre de las escuelas y el obligado confinamiento, Fe y Alegría respondió con gran audacia, compromiso y creatividad para lograr que la educación no se detuviera y se siguiera garantizando a sus alumnos. La emergencia educativa nos obligó a privilegiar la educación a distancia, lo que supuso: asumir la virtualidad sin estar, ni tecnológica ni pedagógicamente, preparados para ello; redescubrir las potencialidades educativas de las radios; redimensionar las planificaciones y proyectos; asumir nuevos roles; reorganizar los equipos; fomentar las articulaciones y redes; reinventar nuevas formas de acompañamiento y de encuentro; e, incluso, aceleró el proceso de comunicación y articulación internacional que debemos seguir profundizando. Y, debido a que el confinamiento profundizó la pobreza y el hambre, pues la mayoría de las familias de Fe y Alegría, por trabajar en la economía informal, se vieron obligadas a permanecer en las casas y quedarse
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Memoria 2020
sin ingresos, hubo que multiplicar las ayudas humanitarias y repartir bolsas de comida y kits de higiene. Resulta increíble y digno de admiración y reconocimiento el trabajo de la mayoría de las personas de Fe y Alegría que, a pesar de sufrir directamente las penosas consecuencias del coronavirus y de la precariedad de los recursos para enfrentarlo, han mostrado y siguen mostrando un gran compromiso y una extraordinaria creatividad. No se amilanaron ante los problemas y carencias, sino que los convirtieron en retos de superación. Tuvieron que formarse, de manera compulsiva, en el uso de las nuevas tecnologías; se las ingeniaron para conseguir teléfonos inteligentes y pagar los datos; se pasaban el día enviando y recibiendo mensajes por WhatsApp y correos,; grabaron clases radiofónicas y prepararon guías de estudio que, incluso, repartían por las casas; y participaron en numerosos encuentros formativos virtuales. Todos los directores reconocen y subrayan, con entusiasmo, la entrega de su personal. Ello nos confirma, una vez más, que la principal riqueza de Fe y Alegría es su gente, garantía para seguir innovando y recreándonos, permanentemente. A continuación, presentamos las realizaciones más significativas en cada país y las acompañamos de algunos testimonios que ejemplifican lo que decimos y muestran la calidad humana de nuestra gente. Al final, intentamos una lectura transversal de lo expresado para detectar los brotes de esa nueva Fe y Alegría que ya está naciendo, pero que debemos seguir fortaleciendo para que responda con mayor coherencia, como movimiento de educación popular y promoción social, a las exigencias de los nuevos contextos y realidades.
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Aprendizajes y retos “No pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo. La crisis es la mejor bendición que puede sucedernos porque la crisis trae progresos. La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche. En la crisis nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a sí mismo. Quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias, violenta su propio talento y respeta más los problemas que las soluciones. La verdadera crisis, es la crisis de la incompetencia. El inconveniente de las personas y los países es la pereza para encontrar las salidas y soluciones. Sin crisis no hay méritos. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno. Callar en la crisis es exaltar el conformismo. En vez de esto, trabajemos duro. Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora, que es la tragedia de no querer luchar por superarla” (texto atribuido a Albert Einstein).
Federación Internacional de Fe y Alegría
La pandemia de la COVID-19 ha profundizado las pandemias del hambre, la miseria y las penurias de las poblaciones más vulnerables, que son los sujetos irrenunciables de la labor de Fe y Alegría. De ahí que debemos salir de esta crisis fortalecidos y renovados para asumir con mayor radicalidad y coherencia los principios fundamentales de la educación popular que hoy tienen más vigencia que nunca. Las diferencias sociales y económicas se han agigantado, lo que evidencia la necesidad de cambiar los modelos políticos, económicos, sociales y, también, educativos. La COVID-19 ha puesto de manifiesto muchas de las carencias de nuestra sociedad y, en especial, la crisis de la educación que, desde hace ya tiempo, la educación popular y las pedagogías críticas venían señalando porque, en vez de orientarse a transformar la realidad y gestar un mundo más justo y fraternal, estaba contribuyendo a reproducir el mundo injusto que vivimos y a agigantar las desigualdades. Educación en la que sigue enquistada una pedagogía bancaria que niega a los sujetos y privilegia el aprendizaje descontextualizado y parcelado, repetitivo, que exilia los va-
lores intrínsecos del ser humano y no toma en cuenta su integralidad. En particular, su afectividad, identidad, ciudadanía, espiritualidad y sentido de vida. En consecuencia, la emergencia humanitaria y educativa nos gritan –también, a nosotros en Fe y Alegría– la necesidad de cuestionar, a fondo, lo que hacemos e intentar un cambio profundo en nuestra visión, organización y modos de proceder y hacer las cosas. Necesitamos potenciar una visión epistemológica que se fundamenta en reconocer al otro golpeado y herido, ver sus necesidades y aprender a ser como el buen samaritano (Lc 10, 25-37), resaltando la compasión, amor al prójimo, humildad y humanidad. La pandemia nos invita a repensar nuestros valores y principios humanos con una mirada de sostenibilidad basada en la ecología, el cuidado de la casa común y la construcción de ciudadanía para avanzar hacia una sociedad participativa, protagónica, equitativa, de economía solidaria, con formación y trabajo productivo a nivel local y global para todos y todas.
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Esto supone repensar, en serio, los fines de la educación y los medios que utilizamos para alcanzar dichos fines, buscando una mayor coherencia entre proclamas y hechos, entre deseos y realidades. La pandemia nos devuelve a nuestro lugar epistemológico: el lugar de los pobres y excluidos de la sociedad; nos recuerda el lugar de donde venimos, nuestras raíces; nos exige el compromiso de acabar con todo tipo de exclusión y discriminación y la búsqueda de condiciones de vida digna para todas esas poblaciones que la tienen negada y que son los sujetos de nuestra opción.
Dado que es evidente que en Fe y Alegría se está imponiendo, con cada vez más fuerza, el discurso de la educación ignaciana sobre el de la educación popular, urge un diálogo sincero, profundo y desprejuiciado para analizar sus coincidencias, resaltar las posibles diferencias y, sobre todo, enriquecer, mutuamente, ambas propuestas de modo que logremos una mayor coherencia entre deseos y prácticas, entre proclamas y realidades. Si bien es fácil estar de acuerdo en las intencionalidades liberadoras, tenemos la obligación de discernir si nuestro modo de proceder y los valores que están sembrados en nuestras estructuras y prácticas posibilitan el logro de los objetivos que proponemos. Podría ser un grave error replicar con los pobres, sin el debido análisis, los modelos educativos tradicionales de las clases altas y medias. No olvidemos que la educación popular es una propuesta ética, política, pedagógica y epistemológica, orientada a transformar las personas para que se conviertan en sujetos de transformación de las estructuras y valores que causan y mantienen la injusticia y la exclusión. Esto supone, sobre todo, en estos momentos en que la pandemia ha dejado sin educación a millones de personas y existe el peligro de que los gobiernos, ante la crisis económica, se desentiendan de priorizar la educación, intensificar los esfuerzos para garantizar –a todos y todas– educación de calidad, que es el medio esencial para el desarrollo personal y social. Esto exige defender, con mucha fuerza, la educación pública, de calidad, como derecho fundamental y combatir la mentalidad que quiere hacer de ella una mercancía o un privilegio. Y supone, también, crear conciencia de que la educación es responsabilidad de todos. Si la educación es un derecho esencial –pues posibilita el logro de otros derechos fundamentales–, es también un deber de toda la
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Federación Internacional de Fe y Alegría
sociedad. Por ello, Fe y Alegría debe articularse, más estrechamente, como un movimiento global para posicionarse como un actor internacional y nacional y levantar, con mayor fuerza, su voz en todos los ámbitos, instancias, organizaciones y foros para que los Estados y los organismos públicos, las instituciones, las iglesias, los medios de comunicación y sindicatos, apoyen la educación como medio esencial para construir ciudadanía y combatir las pandemias del hambre, la injusticia y la miseria. Esto supone que Fe y Alegría se asuma como un actor internacional y nacional relevante en el campo de la educación popular de calidad para incidir en las definiciones de las políticas de cooperación internacional y en políticas públicas de educación en los Estados, con énfasis en el aumento del presupuesto público para la educación. El horizonte es ir gestando un modelo educativo propio, de Fe y Alegría, que lo presente con humildad y convicción como una respuesta a la creciente insatisfacción con los modelos educativos en boga, y al clamor generalizado de la necesidad de cambiar la educación. Por supuesto, este modelo debe ser gestado desde las necesidades de los empobrecidos y marginados que necesitan una educación que los constituya en sujetos de sus vidas y de la construcción de un mundo más humano. Este modelo debe abandonar, de una vez, esa educación que enseña a responder preguntas intrascendentes y ajenas a la realidad e inquietudes de los estudiantes, para trabajar por una educación que nos enseñe a interrogar, permanentemente, la realidad de cada día para descubrir los mecanismos de opresión y discriminación, y promover el pensamiento crítico y autocrítico. Una educación que nos enseñe no a repetir información, sino a procesarla y analizarla.
Una educación para resolver problemas, saber reconocer y desmitificar las propuestas mágicas de certidumbre que nos llegan de los centros de un poder que no buscan, precisamente, transformar el mundo, sino mantenerlo en su injusticia e inhumanidad. Una educación que nos enseñe a desaprender, aprender y reaprender, permanentemente y que promueva, más que la enseñanza, el aprendizaje continuo. Una educación que se integre y articule, cada vez con mayor firmeza, con las familias y las comunidades, lo que supone, entre otras cosas, currículos flexibles, pertinentes y diferentes para que respondan a las realidades y necesidades propias y contribuyan a su promoción social y comunitaria. Una educación que recupere la radio y potencie sus enormes potencialidades educativas y asuma los medios de comunicación como instancias genuinamente formativas, que promuevan el pensamiento crítico y autocrítico y combatan la cultura de la superficialidad, la trivialidad, las falsas verdades, el rumor y el chisme, y se constituyan en voz de todos aquellos a los que se les niega la palabra. Una educación que contribuya a superar la brecha digital y posibilite, a todos y todas, acceso a la educación virtual –pues hoy el derecho a la educación implica el derecho a estar conectados–, pero que mantenga y fomente una actitud crítica de la excesiva mitificación de las tecnologías y de su posible uso para imponer modelos autoritarios que restrinjan las libertades. Una educación que ayude, también, a avanzar hacia un uso más pedagógico de las tecnologías, que tienen el peligro de propiciar y fomentar una educación bancaria, transmisiva y no una que promueve el pensamiento crítico, el aprendizaje y co - aprendizaje permanentes, el diálogo de saberes. Hoy, por lo general, las tecnologías se están utilizando de un modo transmisivo, como si se tratara de sustituir por pantallas los antiguos pizarrones o libros de texto.
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Es urgente que avancemos en la utilización más apropiada de las tecnologías para posibilitar una mayor autonomía en el aprendizaje y la formación. Por ello, la dotación de tecnologías y los esfuerzos por lograr una mejor conectividad deben ir acompañados de formación pedagógica para garantizar su uso apropiado, que nos permitan, también, establecer verdaderas redes que fomenten las alianzas entre nosotros y con los que pretenden objetivos semejantes, una articulación más estrecha y el intercambio formativo de prácticas que contribuyan a resolver, colectivamente, los problemas y a propiciar la solidaridad y el compromiso. Pero, más allá de todo esto, la educación debe retomar, con fuerza, su esencia humanizadora y orientarse a la formación de los valores humanos esenciales que nos permitan realizarnos como auténticas personas, convivir con los otros diferentes y defender la vida humana, animal y vegetal donde quiera que esté siendo amenazada, maltratada y destruida. Una educación que considere la diversidad como riqueza, fortalezca la cultura democrática y combata todos los comportamientos racistas, discriminatorios y excluyentes. De ahí, en breve, la necesidad de un modelo educativo que promueva el pensamiento crítico, el desarrollo de habilidades comunicativas y creativas, las capacidades para sustentar la disciplina del aprendizaje continuo y del trabajo en equipo, la productividad y el emprendimiento para la promoción social y la sustentabilidad, y, sobre todo, la formación humana. Una educación que enseñe a conectar corazón, manos y cerebro y cultivar el mundo interior; que desarrolle la inteligencia emocional y espiritual, que permita comprender, modular, y transformar las emociones y entender los sentimientos de las personas y desarrolle la empatía, la compasión y la solidaridad.
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Una educación que nos enseñe a vivir plenamente, a convivir con los otros diferentes y con la naturaleza, y nos enseñe también a vivir para los otros, a gastar la vida en el servicio eficaz y amoroso a los demás, para lograr un mundo más justo y fraternal.
que, con su testimonio personal de vida, siembren inquietud y compromiso, contagien vida y ayuden a plantearse, honradamente, los interrogantes más hondos de la existencia y a gastar la vida en defensa de una vida digna para todos y todas.
Para ello, necesitamos cargar de sentido humano, espiritual, integral, inclusivo, transformador, ecológico, democrático y flexible, los procesos educativos, convivenciales, directivos, pastorales, comunitarios; poner el acento en lo importante de verdad; enfatizar el desarrollo de habilidades, capacidades, destrezas, actitudes para la vida, obviando el apego al cúmulo de contenidos programáticos o de actividades y prácticas que no están ayudando a aprender, a ser, convivir y transformar.
La formación como proceso de transformación solo es posible cuando la persona reconoce y acepta la necesidad de que es él o ella la que necesita cambiar, convertirse a una nueva concepción y estilo de asumir su rol como educador. En consecuencia, el proceso formativo y transformador debe dirigirse a todos, también, y, especialmente, a los directivos, para que cada vez vayan asumiendo, con mayor fuerza, un liderazgo de servicio. Como afirma Xavier Marcet, “es en las adversidades de la complejidad, como la producida en esta crisis global del coronavirus, donde se ponen a prueba los genuinos liderazgos. Necesitamos líderes que, en estos momentos, más que mostrarse ‘solos ante el peligro’, proyecten a sus equipos y les estimulen para que ofrezcan su mejor versión. Que atraigan a perfiles más potentes que el suyo para enfrentar la complejidad con alguna opción. Está claro que preferimos a líderes que sean humildes y buenas personas, pero es que, además, necesitamos que sean capaces. Y cuando digo capaces no quiero decir infalibles. Me refiero a capaces de tomar decisiones en medio de las dudas y a rectificar sin atisbo de arrogancia. Hay momentos en que solo cuenta la capacidad y la autenticidad. Necesitamos aprender a liderar en la distancia. Saber alinear equipos y saber reconocer personas sin necesidad de la presencia física. Los directivos están para liderar. Su trabajo es tomar decisiones y multiplicar a través de empoderar a las personas. Si no empoderan, no multiplican, y los directivos no están para sumar... están para multiplicar”.
Esto va a exigir insistir en la permanente formación pedagógica, humana y espiritual de todos, para irnos transformando en genuinos educadores populares y en maestros de vida, lo que implica una permanente conversión y una revisión continua no tanto de nuestras palabras y buenas intenciones, sino de nuestras acciones y modos de proceder. Es duro reconocer que, con frecuencia, las nuevas generaciones no encuentran “maestros de vida”. ¿Qué vida pueden encontrar nuestros jóvenes en una enseñanza mutilada, que proporciona datos, cifras y códigos, pero no ofrece respuesta alguna a las cuestiones más inquietantes que anidan en el ser humano? Difícilmente, ayudará a crecer a los alumnos una enseñanza reducida a información, en la que el enseñante puede ser sustituido por el programa correspondiente del video o de la computadora. Nuestra sociedad necesita “profesores de existencia”. Hombres y mujeres que enseñen el arte de abrir los ojos, maravillarse ante la vida e interrogarse con sencillez por el sentido último de todo. Maestros
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Testimonio
Candela Tiene 18 años. Es estudiante del Colegio Fe y Alegría del barrio Ongay. Su sueño, cuando termine el secundario, es continuar la carrera de Psicología. Hasta allí, pareciera la historia de un adolescente normal que, en tiempos de pandemia, relata cómo continúa su vida educativa, pero no lo es. Candela se convirtió en noticia nacional por ser un verdadero ejemplo de lucha y perseverancia. Acompañada por su familia y sus profesores, se puede decir que está sobrellevando esta difícil tarea de aprender a distancia con mucha hidalguía, ya que padece parálisis cerebral espástica, lo que le impide controlar sus articulaciones y tiene disminuida la visión. Por eso, su continuidad educativa era más complicada. Gracias a la ayuda de sus profesores, pudo seguir cursando a través de videollamadas su cuarto año del secundario, hasta ahora, con muy buenos resultados. La elección de la carrera de Psicología es porque su gran deseo es “ayudar a personas como ella”. Quiere seguir los pasos de una profesional de la misma carrera que la asistió de más chica y despertó gran admiración en ella. Para Candela, la pandemia de la COVID-19 y, por ende, el cese de las clases presenciales, le cambió la vida. No solo porque dejó de contactarse con sus amigos, de concurrir al establecimiento educativo, sino porque todo se hizo mucho más difícil. Para ella, a diferencia de sus compañeros, la única manera de continuar estudiando es a través de videollamadas porque no puede escribir y los profesores necesitan saber que está captando lo que se le enseña. “Para
poder dictarle las clases a Candela, tuve que adaptar un sector de mi hogar, instalar un pizarrón ecológico, comprar un trípode para el teléfono e, incluso, un auricular semiprofesional para poder escucharla bien”, dice Oscar Ayala, profesor de Matemática.
Candela se convirtió en noticia nacional por ser un verdadero ejemplo de lucha y perseverancia.
La diferencia con el resto de los alumnos es que a la joven de 18 años –que sueña con ser psicóloga– no se le puede enviar tareas, sino que las hace de manera conjunta con los profesores. Para eso, cada profesor tiene que dedicar un tiempo extra exclusivo para la estudiante, a la que acompañan desde el inicio del secundario. “Todos nos adaptamos a este nuevo tiempo que nos toca vivir y lo hacemos con mucha responsabilidad. El caso de Cande es más visible por todo el esfuerzo que ella hace para seguir estudiando, pero la verdad es que nos tuvimos que adaptar a la realidad de todos nuestros alumnos”, admite Ayala. El Colegio, en el que dicta sus clases el profesor de Matemática, está ubicado en uno de los barrios carenciados de la capital correntina. Es allí donde se puede comprobar, a ciencia cierta, la diferencia de conectividad con otras zonas de la ciudad o la provincia. “Lo que nos pasa es que, a veces, tenemos a varios chicos en edad escolar en un mis-
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mo hogar y todos dependen de un teléfono, por lo que mandan sus tareas cuando pueden, cuando sus hermanos los dejan o cuando tienen datos, que no es siempre. Incluso, algunos de ellos lo hacen un sábado a la noche o durante el domingo y hay que estar atento”, detalla el profesor.
“Son muy buenos conmigo. Me tratan como a una chica normal. Eso me ayuda mucho.”
Candela agradece a sus profesores y a su maestra integradora por lo bien que la tratan. “Son muy buenos conmigo. Me tratan como a una chica normal. Eso me ayuda mucho. Algunos de mis profesores me llaman, me ayudan y estudio con mi maestra integradora, que se llama María José”, explica emocionada. La joven conoce a la perfección sus limitaciones. Incluso, ella dice que estudia con un teléfono, con lo que eso significa. “Le dura muy poco la batería y mis clases a veces son largas”, señala, porque a cada profesor le demanda un poco más de una hora la conexión con Candela. Sin lugar a duda, casos como este son un verdadero desafío para el sistema educativo. “Esta pandemia nos sorprendió a todos los sectores por igual y la verdad es que los docentes no estábamos preparados para sobrellevar poco más de medio año de cla-
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ses virtuales. Fue un cambio rotundo que demandó mucha creatividad, compromiso y empatía”, precisa Oscar Ayala. Candela es la menor de cuatro hermanos. A su mamá, Margarita, le asombra la pasión que pone para estudiar: “A veces le ayuda una de sus hermanas que está estudiando Educación Física, pero su gran soporte son sus profesores y su maestra integradora”, cuenta sin dejar de mencionar que la gran problemática que tienen es carecer, muchas veces, de una buena conexión a internet e, incluso, la falta de datos. “Nosotros, el Colegio y los chicos de esta historia formamos parte de un barrio carenciado en el que la mayoría no cuenta con wifi, trabajan con datos y, a veces, no tienen crédito en sus teléfonos y, como sea,
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tenemos que acompañarlos para que puedan seguir estudiando y, sobre todo, mantener el vínculo, el contacto con nuestros alumnos”, dice el vicedirector del Colegio Fe y Alegría, Vicente Ayala. Son problemas reales que la familia educativa sobrelleva a diario, pero, para Candela, no es lo más importante porque se puede solucionar. Su pedido a la sociedad es que no la discriminen: “Lo único que les pido, cuando me ven por la calle, es que no digan ‘pobrecita, pobre chica’, que no me miren raro, sino que me digan ‘fuerza’. No quiero que me tengan lástima”, dice muy emocionada. Cuando ingresó a primer grado, fue para todos algo nuevo porque era la primera alumna con una discapacidad en cursar en ese centro educativo. Hoy, está plenamen-
te incluida, aprende y se siente feliz, aunque extraña las clases presenciales. Recibe el apoyo que necesita y, cuando termine sus estudios, tendrá su título en igualdad de condiciones con el resto de los alumnos. “Personas como yo muchas veces no se animan a dar el paso de ir a una escuela común. Hay mucho miedo al acoso y a sufrir discriminación”, dice la joven. Margarita, la mamá de Candela, está agradecida de que su hija nunca sufrió discriminación en el Colegio, pero a ella, en su rol de madre, le costó mucho aceptar que no iba a poder caminar y reconoce que hay muchos prejuicios en torno a la discapacidad. “Mi hija nació a las veintinueve semanas de gestación de un embarazo de gemelos, del que solo ella vio la luz”.
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hambre y prevenir los contagios. Cada semana, se hacía la entrega en las escuelas y los representantes iban a buscarlas. Aprovechamos, también, para darles indicaciones de la importancia de prevenir los contagios y de cómo hacerlo.
Aprendizajes y retos
Los docentes son el gran capital con que contamos La pandemia nos agarró desarmados, sin recursos para enfrentarla, y tuvimos que reinventarnos y cambiar por completo nuestros planes. El 3 de marzo de 2020, comenzamos el nuevo curso escolar y el 8 nos obligaron a cerrar las escuelas. Algunos maestros no llegaron ni a conocer a sus alumnos. Si bien el desconcierto fue generalizado, pronto se abrió paso una respuesta colectiva y creativa. Los docentes se organizaron en grupos y empezaron a contactar y organizar a sus alumnos y familias. Afortunadamente, y dado que somos pocos, contamos con una estructura tecnológica que nos permite estar en contacto y hacer seguimiento a cada uno de nuestros alumnos y de sus familias. Como la pandemia y el obligado confinamiento profundizó la miseria de las familias de nuestros alumnos, nos organizamos para recoger alimentos y repartir bolsas de comida y kits de higiene para mitigar el
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La educación no se detuvo. Improvisamos cursos virtuales, formamos grupos de WhatsApp, Facebook y otras plataformas digitales, y preparamos materiales y guías de estudio para aquellos alumnos y familias que no contaban con recursos tecnológicos. Para prevenir los peligros del obligado confinamiento, con sus secuelas de violencia intrafamiliar y problemas de estrés, angustia y miedo, privilegiamos el acompañamiento emocional y espiritual, la pedagogía del cuidado e insistimos mucho en la convivencia, el respeto y la solidaridad. Fernando Anderlic, director de Fe y Alegría Argentina, insiste en subrayar la respuesta generosa y creativa del personal: “Es asombroso el entusiasmo con que asumieron los nuevos retos. Me siento muy orgulloso de ellos. Incluso, me atrevo a afirmar que la pandemia nos unió más y estrechó nuestros lazos de amistad. También, la pandemia fue una oportunidad para acercarnos más a las familias y rescatar su papel esencial como los primeros educadores de los hijos. Es evidente que tenemos que seguir estrechando esta relación y empezar a construir una escuela-comunidad donde nos eduquemos todos juntos y resolvamos, creativa y solidariamente, los problemas”. También, durante la pandemia, estrechamos más los lazos con las Fe y Alegría cercanas, dimensión que ya veníamos trabajando desde antes, especialmente, con las redes de jóvenes para que asuman el liderazgo que les corresponde en la trans-
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formación del actual mundo injusto y excluyente. En las palabras de una joven participante, “con la situación planteada por la crisis sanitaria, hemos seguido trabajando virtualmente y, este año, en la planeación anual, definimos indignarnos por todas las situaciones que impiden el derecho a la educación. El trabajo a distancia ha estado basado en tres ejes: derecho a la educación, cuidado y afectividad, y violencia de género. Enfrentar los hechos que indignan, en especial, la brecha de conectividad y la falta de recursos… hay muchos chicos y chicas en mi pueblo que no pueden acceder a la educación virtual porque no tienen un celular o una computadora, o porque no tienen acceso a internet. Por lo tanto, yo me comprometo a seguir trabajando y haciendo parte del grupo de protagonismo juvenil para, junto con ellos, ver qué solución les podríamos dar para conseguir, solidariamente, esos recursos que necesitan”.
modelo educativo propio, original, de educación de calidad para los pobres, donde vayamos concretando los principios teóricos a partir de las ricas experiencias que se vienen realizando en los distintos países. Esto supone liberar personas con gran capacidad de reflexión, investigación, sistematización y proposición, capaces de pensar y visualizar el futuro de Fe y Alegría. Esto contribuiría a fomentar nuestra identidad y unión. Además, de este modo, podríamos incidir mucho más en el mundo de la educación y ayudar a concretar la propuesta de educación de calidad para todos y todas. Este podría ser nuestro principal aporte en estos tiempos en los que hay un creciente consenso en la necesidad de cambiar el actual modelo educativo.
La articulación entre los países vecinos nos permitió celebrar juntos algunas eucaristías y liturgias de la palabra, y organizar, en común, jornadas formativas sobre espiritualidad, pertenencia, identidad. Pensamos que esta es una de las dimensiones que debemos seguir fortaleciendo en la línea de ir creando conciencia de pertenecer a un movimiento educativo multinacional. Entre las propuestas a trabajar, vemos muy necesario hacer grandes esfuerzos para dotar a los centros de los recursos tecnológicos necesarios para responder adecuadamente a los retos de la educación virtual que ha llegado para quedarse y que no podemos ignorar, si en verdad buscamos una educación de calidad. Fernando piensa que uno de los retos más importantes de Fe y Alegría, a nivel federativo, es atreverse a realizar y proponer un
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Bolivia
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Testimonio
Julia Rocabado La profesora Julia es maestra del Colegio América de Fe y Alegría, del Plan 3.000 en Bolivia. Tiene 75 años y un espíritu juvenil extraordinario. Educadora de vocación, toda su vida la ha dedicado a enseñar con pasión y dedicación, y piensa seguir haciéndolo mientras le queden fuerzas. Lo expresa ella misma con convicción: “No he paralizado actividades, he seguido porque me gusta mi carrera. La gente me dice que por qué sigo trabajando y yo les digo que es porque me gusta. Me dicen ‘jubílese’, pero yo no quiero”. Cuando llegó la pandemia y se suprimieron las clases presenciales, ella se las ingenió para seguir educando a sus alumnos a distancia. Si había que abordar el camino –nuevo para ella– de las tecnologías, ella, a pesar de su edad, lo iniciaría. Con la ayuda de su nieta, transformó en aula virtual un espacio de su hogar, instaló allí una pizarra, un monitor, una computadora portátil, una cámara web y todos los accesorios necesarios para seguir educando a sus alumnos. “Nosotros buscamos por nuestros propios medios para hacer lo mejor posible. La camarita es para que salga bien. El internet me lo pago yo”. La “profe” Julia dicta seis materias a sus alumnos de cuarto de primaria, entre ellas, Matemáticas, Ciencias Sociales y Valores. Su nieta se mantiene siempre a su lado para apoyarla en tecnología.
“Si había que abordar el camino – nuevo para ella– de las tecnologías, ella, a pesar de su edad, lo iniciaría.”
Julia forma parte de las familias damnificadas por la riada en Santa Cruz en 1983. Tuvo que abandonar su tierra y se vino al barrio Toro, donde vive desde entonces y realiza su misión de educadora con profunda “Fe” y una gran “Alegría”.
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el Consejo de Capitanes Guaranís de Santa Cruz y el Ministerio de Educación, para posibilitar la educación a distancia para niñas y niños a través de la radio.
Aprendizajes y retos
A Fe y Alegría no lo para nadie La presencia de la COVID-19 en Bolivia fue tan repentina y acelerada que no tardó ni siete días, desde que apareció el paciente cero, para que las autoridades nacionales decidieran suspender las labores escolares y educativas en todo el país. La decisión fue tan repentina que nadie estaba preparado para lo que venía. Sin embargo, Fe y Alegría no aceptó nunca que los estudiantes quedaran sin educación y decidió iniciar, casi de inmediato, con gran coraje y creatividad, una experiencia de educación virtual denominada “Cruzada Educativa Online” para que los estudiantes de las diferentes modalidades y niveles educativos pudieran ejercer su derecho a una educación de calidad en tiempos de cuarentena por el coronavirus. Los docentes echaron mano a su iniciativa y, con gran dedicación y entusiasmo, se dedicaron a preparar materiales, unidades didácticas o clases radiales para llegar a aquellos lugares donde no había conectividad o era muy pobre. En cuanto a la educación radiofónica, es de destacar la firma de un convenio entre Fundación IRFA, 30
Tomando las debidas precauciones sanitarias, pero venciendo el miedo y la inseguridad, nos dedicamos, también, a repartir materiales casa por casa y, un día a la semana, los docentes se reunían con sus alumnos en algún lugar descampado o en un quiosco de la plaza. De este modo, cuando prácticamente la educación en Bolivia estaba por completo paralizada –pues el Ministerio clausuró el año escolar y los sindicatos se negaron a implementar la educación virtual o a distancia, alegando que no había condiciones para ello–, Fe y Alegría decidió no pararse. El P. Francisco Pifarré, S. J., director nacional de Fe y Alegría Bolivia, lo subraya con verdadero orgullo: “A Fe y Alegría no la para nadie”. Para justificar su actitud, que podía parecer rebelde, echamos mano de la Constitución que garantiza el derecho a la educación. La mayor parte de los centros educativos de la iglesia se sumaron a la actitud de Fe y Alegría e, incluso, hubo colegios fiscales que siguieron su ejemplo. La decisión y ejemplo de Fe y Alegría de educar en emergencia, y a pesar de los problemas, favoreció las alianzas con el Ministerio de Educación y posibilitó el intercambio de prácticas y propuestas. También, se fortalecieron las alianzas con otras organizaciones educativas, sanitarias o humanitarias. Es digno de subrayar el proceso de formación que se dio entre los propios docentes, según las habilidades de cada uno que pusieron a disposición de los compañeros. Se capacitaron en el uso de las tecnologías y se impartieron cursos de identidad y diversas didácticas. La situación de precariedad,
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incertidumbre y penurias, fortaleció el trabajo pastoral, la formación en valores y la espiritualidad que se trabajó como un elemento esencial para robustecer la identidad y la vocación de servicio. Como hecho significativo que refuerza lo dicho, más de cien docentes hicieron los Ejercicios Espirituales de san Ignacio durante quince días. A su vez, los alumnos también demostraron un gran espíritu de iniciativa y se fueron organizando, comunicando y formando mediante distintas plataformas digitales. Junto a la disposición y entrega de los docentes y personal de oficina, hay que resaltar la actitud cercana y el apoyo decidido de padres y representantes que asumieron, junto con los maestros y maestras, su papel de principales educadores de los hijos. Incluso, debemos subrayar que la pandemia nos permitió una mayor unión y articulación con ellos. También, fomentó, como nunca, el trabajo comunitario, hecho que debemos seguir fortaleciendo más allá de la pandemia. En Fe y Alegría Bolivia, pensamos que la pandemia ha revitalizado la importancia de
la escuela como un punto de articulación y fuerza social. También, creemos que debemos repensar la Educación Técnica Tecnológica Productiva para diseñarla desde las características propias de las comunidades, tomando en cuenta lo que la gente sabe hacer, sus saberes y técnicas locales, el desarrollo de su capital humano, el desarrollo de su actividad económica productiva local, de acuerdo a sus recursos, necesidades, vocaciones y potencialidades. La Educación Técnica Tecnológica Productiva se ha revalorizado en estos tiempos de crisis social y económica que estamos viviendo a causa de la COVID-19 porque es una formación más corta y requiere menos inversión. Por ello, debemos digerir con calma los aprendizajes que nos han obligado a volver a planificar y enfrentar, creativamente, muchas situaciones inéditas. Subrayamos, también, la necesidad de un mayor fortalecimiento de las redes que posibilite una mejor articulación entre las distintas Fe y Alegría, que nos permita crecer con el intercambio de experiencias, buenas prácticas y recursos, tanto económicos como humanos, y repensar y construir juntos el futuro de Fe y Alegría.
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Testimonio
José Alberto Romero Blanco Soy José Romero migrante venezolano y como miles, un día llegue a Brasil huyendo de la terrible crisis económica, política y principalmente moral que sufre nuestro país, crucé la frontera con mi esposa y 3 hijos (11-12-15 años) cada uno con una maleta que intentaba resumir toda una vida en los pocos elementos indispensables que cabían dentro de ella, cuando caminaba oraba en mi corazón: “Señor permite que podamos entrar, por mis hijos y si es posible que yo sea útil para tu obra”. Dios respondió mi oración y no solo me cuido, sino que permitió ser parte del equipo fundador de la oficina de la Fundación Fe y Alegría en Roraima – Brasil, la cual coordino desde entonces, Tengo certeza de que ÉL me colocó en este lugar y de que además de poder sustentar a mi familia me dio el privilegio de ser parte de esta obra de la compañía de Jesús que ayuda a miles de migrantes con atención especial a familias, mujeres y niños. Por eso doy la gloria a Él. Y un día llegó la noticia, lo que parecía lejano estaba aquí, tocando a nuestra puerta en América latina, una pandemia de escala mundial, mis primeras reacciones fueron la incertidumbre y el temor, no es fácil ser migrante, la sensación de soledad a veces se hace presente. Sin embargo la familia de Fe y Alegría se unió, no solamente tomando decisiones para guardar la vida de sus colaboradores, sino también para pensar
cómo podríamos ayudar dentro este panorama profundamente desafiante.
“Decidimos concentrarnos en proteger la salud y resguardar la vida de las familias más vulnerables...”
Durante el primer y parte del segundo mes fuimos muy prudentes en las acciones, y con las orientaciones de nuestro director presidente el P. Antonio Tabosa Gomes, decidimos concentrarnos en proteger la salud y resguardar la vida de las familias más vulnerables, lo que implicó renegociar con todos nuestros financiadores para comenzar una gran jornada de ayuda humanitaria que garantizara la alimentación y apoyo a las familias de nuestros atendidos, y allí comenzamos a ayudar con alimentación, alquiler solidario, recargas de gas, pañales y toallas sanitarias, canastillas y kits de higiene para prevención del covid-19. Hoy nos adaptamos a una realidad post pandemia que deja a la gente más pobre y más marginalizada que antes, pero aprendimos a ser más solidarios, a ser más flexibles y adaptables (MAGIS). Recuerdo que en los momentos de mayor temor encontré consuelo en las palabras que Dios habló en el libro de Josué 1:9 “Esta es mi orden: Se valiente y ten ánimo: no tiembles ni tengas miedo; Yahvé tu Dios está contigo adonde quiera que tú vallas”. Yo aun encuentro consuelo estas palabras y espero que tú también.
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Ante la pandemia, privilegiamos la pedagogía del cuidado Durante el difícil período de distanciamiento social, causado por la COVID-19, en los centros de Fe y Alegría de Brasil se suspendieron las actividades presenciales. Para atender el impacto negativo de la pandemia –que ha generado una mayor profundización de la pobreza, pues muchas familias han perdido su trabajo informal que tenía que ver con el apoyo al turismo, que en estos momentos está paralizado–, Fe y Alegría inició la campaña “Alimenta una familia” en los catorce estados donde realiza su labor. Se trataba de proporcionar cestas de alimentos básicos, kits de higiene y mascarillas para beneficiar a más de 10.000 personas. También, se pretendía crear conciencia sobre la necesidad de tomar las medidas preventivas para evitar el contagio, pues se veía, con preocupación, que numerosas personas no tomaban en serio la pandemia.
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Además de la ayuda humanitaria, Fe y Alegría brindó a su personal un ciclo de capacitación virtual y gratuito sobre educación popular y pedagogía ignaciana, poniendo el énfasis en la protección de los derechos de niños, niñas y adolescentes, y el logro de ambientes libres de violencia o cualquier tipo de abuso, dado que el obligado confinamiento podía recrudecer las prácticas de violencia intrafamiliar. Fueron capacitados 130 profesionales en la pedagogía del cuidado y del afecto. Para brindar una mejor atención a niños y jóvenes, se profundizó en sus aspectos psicológicos y sociales. Para la realización de estos cursos, contamos con el apoyo de algunas obras jesuíticas y también de la Federación Internacional de Fe y Alegría. Con el apoyo de Manos Unidas, nos dedicamos, en el norte del país –frontera con Venezuela–, a la atención de niños y adolescentes venezolanos de 6 a 12 años que habían abandonado su país y se encontraban en situación de calle o en albergues. Desde el 2017, el Centro Social Libertad de Fe y Alegría, en Boavista, viene brindando apoyo a los migrantes, a quienes proporciona alimentos y ofrece actividades socioeducativas. Si bien Fe y Alegría Brasil no tiene una plataforma virtual para trabajar de forma virtual con niños, niñas y adolescentes, en el Centro Fe y Alegría Frei Antonio, situado en Tocantínia (norte del Brasil) –donde la mitad de la población es indígena–, se creó un grupo de WhatsApp, con la participación de padres y alumnos, para enviar actividades didácticas, desarrollo de contenidos escolares, sugerencias de libros, películas y promoción de las herramientas de aprendizaje mediante el proyecto de lectura y escritura INDITEX, “Niñas y Niños Libres”.
Federación Internacional de Fe y Alegría
La pandemia obliga a Fe y Alegría Brasil a repensar a fondo su trabajo, lo que, entre otras cosas, va a exigir la dotación de instrumentos tecnológicos que posibiliten una atención no presencial a las poblaciones más vulnerables. También, Fe y Alegría Brasil considera muy necesario conocer mejor las experiencias y retos de las otras Fe y Alegría para aprender de ellas, responder más apropiadamente a su especificidad, replantear sus retos del futuro, e irse articulando con mayor firmeza como un movimiento educativo global.
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Chad
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Testimonio
Minitaknde Casimir Ralongar En el Chad, yo tenía pavor, como todo el mundo aquí, cuando el gobierno anunció el primer caso de COVID-19, a comienzos de marzo de 2020. Dado el contexto sanitario tan precario en el país, pensaba que esta pandemia iba a ocasionar consecuencias desastrosas, pero, gracias a Dios y al plan de contención organizado por el Estado, se pudo detener la propagación de la enfermedad. En la provincia de Guéra, donde está presente Fe y Alegría, la situación era muy alarmante, debido, sobre todo, a la ignorancia de la población sobre la existencia de la pandemia. Es necesario señalar que, para limitar la propagación del virus, el Estado decretó el cierre de las escuelas en todo el territorio. Ante eso, en Fe y Alegría nos pusimos a reflexionar sobre cómo garantizarles a los alumnos educación, a pesar de la crisis. Empezamos por proteger del virus al personal y les dotamos de kits de higiene.
mos hecho y, sobre todo, al sentirme muy útil, aportando soluciones innovadoras en este período de crisis sanitaria que ha venido a agravar la situación de vulnerabilidad de las poblaciones locales.
“Ha resultado una experiencia tan bella la que he vivido, que me ha mostrado el impacto de las acciones de Fe y Alegría con las poblaciones más pobres.”
Ha resultado una experiencia tan bella la que he vivido, que me ha mostrado el impacto de las acciones de Fe y Alegría con las poblaciones más pobres. Gracias a nuestras acciones, muchas personas han podido enfrentar la pandemia y sobrevivir a ella.
Implementamos cursos radiofónicos, junto con la Delegación Provincial de la Educación. También, y gracias a una colaboración de la Delegación Provincial de la Salud, Fe y Alegría pudo emprender, en sus zonas, jornadas de prevención y lucha contra la pandemia. Además de esas acciones, Fe y Alegría distribuyó bolsas de alimentos y kits de higiene a las familias más vulnerables en las zonas donde actúa. Yo me he sentido muy complacido al palpar los esfuerzos que he-
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Aprendizajes y retos
Garantizar la educación a través de la radio Como respuesta al cierre de las escuelas – decretado por el Estado de Chad, a mediados de marzo–, con la intención de frenar la propagación del coronavirus, Fe y Alegría firmó un acuerdo con la Radio Comunitaria de Mongo (RCM) para posibilitar la educación durante el período del confinamiento. Esto nos ha permitido cumplir con el derecho esencial a la educación, incluso, en tiempos de pandemia, concientizar sobre la necesidad de tomar medidas para evitar el contagio y ayudar a las comunidades con microcréditos para resolver sus problemas económicos más urgentes. En palabras de P. Djimasra Aimé, S.J., director del centro comunitario de Mongo, “La situación de la COVID-19 resulta muy angustiosa y desastrosa para la educación y requiere el coraje de proponer algo diferente de lo que se hace habitualmente. La experiencia de los cursos de radio, en colaboración con la radio comunitaria de Mongo y organizados por Fe y Alegría, es un ali-
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vio para mí como educador y también una ayuda preciada que ha permitido a los alumnos estudiar sin salir de casa –porque las escuelas están cerradas– y crear conciencia en las comunidades sobre la necesidad de prevenir los contagios y apoyarse en la emergencia. Nos dimos cuenta que, con muy escasos recursos, era posible continuar con la formación en las escuelas rurales y, a pesar de las dificultades, cumplir nuestra misión de transformar la vida de las personas. También, hemos otorgado créditos a las madres de los estudiantes para llevar a cabo iniciativas de generación de ingresos que les permitan afrontar su penosa situación económica y garantizarles el derecho a la educación”. Entre las actividades formativas que viene implementando Fe y Alegría del Chad, está el Árbol de la Palabra –un símbolo ancestral en el país–, un espacio clave donde se toman las decisiones comunitarias y que se ha se ha convertido en un espacio para la escucha, la participación y la protección de las niñas. Cada fin de semana, las niñas se reúnen bajo el árbol para compartir sus experiencias y hablar de temas importantes como el matrimonio infantil –al que obligan algunos padres–, la prohibición de los esposos de que las niñas casadas vayan a la escuela, la educación y los derechos de las niñas y de las mujeres.
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Testimonio
Cynthia Osorio Desde que comenzó la pandemia y durante este tiempo la realidad superó la ficción por lejos – y nos puso en una situación que nadie pensó vivir. Me tomó por sorpresa, a todos, desprevenidos y, no está de más decir, muy ocupados para prestarle atención a lo que en un comienzo estaba pasando allá lejos, pero que rápidamente comenzó a estrechar su distancia con nuestros países, nuestras comunidades, nuestras familias. Algo invisible tocó a nuestra puerta y nos cambió la vida; no pudimos verle, pero sentimos su presencia en cada una de las dimensiones de nuestra cotidianidad. En mi experiencia los desafíos de la pandemia fueron muchos y muy diversos. Desde canalizar los afectos y la necesidad de estar con mi gente, hasta reinventar completamente la forma de llevar a cabo mi labor profesional. Los comunicadores de las oficinas de Fe y Alegría tuvimos un rol muy importante a la hora de conectar a las personas, a las instituciones, y eso implicó nuevos aprendizajes en plataformas, sistemas, programas etc. siento que nos transformamos en trabajadores de “frontera” con la gran misión de tender puentes y mantener los vínculos a pesar de la complejidad que nos ponía la virtualidad. Un mundo ciertamente poco explorado por muchos de nosotros. ¿Necesitábamos una pausa?...Pienso que sí. Nosotros, el mundo, la tierra. Hoy me doy cuenta que hay cosas que pueden esperar, que lo urgente no necesariamente es lo importante y que siempre tenemos
la posibilidad de re-direccionar nuestros afanes personales, de corregir el rumbo. La pandemia me obligó a replantear la vida completa, desde las rutinas que tenía cada día hasta el horizonte real de sentido, la invitación ahora es a mirar nuestro camino desde ese aprendizaje.
Ninguno de nosotros será lo mismo después de lo que hemos enfrentado como humanidad;
Poco a poco volveremos a recuperar la cotidianidad con más libertad, pero ya no como antes. Ninguno de nosotros será lo mismo después de lo que hemos enfrentado como humanidad; eso que éramos quedó atrás. La esperanza estará puesta en ese futuro de personas que aprendieron a valorar la vida propia y de otros, que entendieron que la fuerza real se hace en bloque cuando nos organizamos y nos unimos, que sintieron el amor profundo por sus familias y que hoy miran la vida como una segunda oportunidad de hacer las cosas mejor. Irónicamente esta amenaza invisible me abrió los ojos para ver todo aquello que solía pasar tan rápido, - cual ave fénix – hay que renacer a una sociedad que se abraza y levanta por y para todos.
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sultó muy rica y fue muy valorada por los participantes que entendieron que son instrumentos de Dios para transformar el mundo, siguiendo el proyecto de Cristo. Ello supone, entre otras cosas, la necesidad de asumir la pedagogía de la escucha, la empatía y el servicio, privilegiando a los más carentes y necesitados.
Aprendizajes y retos
Profundizamos nuestra identidad y espiritualidad En este 2020, marcado por una pandemia que tuvo a nuestras escuelas y colegios cerrados, Fe y Alegría siguió activa y presente, reinventándose para seguir siendo y haciendo red, a pesar de todo. No solo enfrentamos juntos los problemas comunes, sino que aprovechamos para profundizar en nuestra identidad y construir con más fuerza los sueños de la Fe y Alegría que queremos. Insistimos en crear conciencia de que somos una red educativa ignaciana –con un estilo pedagógico propio que nos une y nos distingue– y proporcionamos, a los educadores, materiales para ahondar y reforzar las claves de nuestra espiritualidad y el sentido de la misión educativa. Por ello, privilegiamos la formación en red y el intercambio de experiencias del programa “Amar es Servir”, con énfasis en el discernimiento para en todo buscar la voluntad de Dios. La inducción a los educadores nuevos, a pesar de que no pudo ser presencial, re42
En el área académica, mantuvimos reuniones y diálogos entre nosotros y con otros colegios fuera de la red, con los que compartimos las innovaciones durante la pandemia, lo que fortaleció la convicción de que tenemos que seguir innovando durante y después de la pandemia para fortalecer la autonomía, la personalización y la autogestión de los estudiantes. Muy conscientes de la importancia de la lectura autónoma como instrumento esencial para un aprendizaje permanente, la promovimos mediante talleres, lecturas grupales, recomendaciones de libros y páginas y actividades virtuales. Las maestras bibliotecarias organizaron también dos concursos. El primero, invitando a los estudiantes a escribir un microcuento relacionado con las experiencias en cuarentena; se recibieron más de cincuenta textos escritos por docentes y estudiantes de distintos colegios de la red. Con el segundo concurso, los estudiantes participaron elaborando un video, que lo subían a las redes sociales, sobre algún libro que habían leído en este período; con este concurso, buscaron aprovechar el uso de redes sociales como herramienta para promocionar la lectura. También, aprovechamos la pandemia para profundizar en los desafíos de la formación de técnicos en el contexto COVID-19. Para ello, invitamos a representantes del Ministerio de Educación y al director del área de
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formación profesional del Centro Padre Piquer de Madrid. Para el cultivo de la espiritualidad, organizamos Ejercicios Espirituales para directivos y celebramos la Semana Santa en comunidad con la participación de educadores, familias, y jóvenes. También, celebramos en red el Día de San Ignacio, con la intención de ahondar en la espiritualidad ignaciana. Algo realmente significativo fue la celebración de la vigilia de Pentecostés con miembros de Fe y Alegría de Argentina y Uruguay, lo que nos abre a la necesidad de irnos articulando más estrechamente con las distintas Fe y Alegría e, incluso, a la posibilidad de organizarnos como una subregión. Con los jóvenes, seguimos insistiendo en la formación del liderazgo ignaciano para que se comprometan en la construcción de una sociedad justa y fraternal. El mensaje de las juventudes chilenas, en estos tiempos de crisis, es seguir organizándose. Hoy, más que nunca, en la “nueva realidad” el liderazgo estudiantil, va ser un tema crucial y las juventudes van a ser protagonistas de muchas temáticas muy necesarias en el futuro, como: el cuidado del medio ambiente, la desigualdad de género y los temas locales, como el plebiscito chileno para el cambio de la constitución. Las juventudes chilenas son quienes han promovido esta iniciativa. En definitiva, debemos enfrentar y estar preparados, de manera organizada, para lo que se venga. Con la campaña #Enredarte, ofrecimos instancias creativas de participación en torno al arte y la música, promoviendo y acercando estas dimensiones a los estudiantes y sus familias. Y con la campaña #EnRedDarnos, conseguimos el apoyo económico de la sociedad chilena para ejecutar nuestros proyectos.
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Colombia
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Testimonio
Claudia Marcela Vega González
nido en el trabajo, a pesar del cansancio, de no saber qué hacer en algunas ocasiones o de no saber cómo orientar a las personas que acompaño. Pero, desde la humildad de reconocer que no tenía respuestas certeras, me atreví a construir algunas, a optar por aquello que era fundamental y dejar a un lado aquello que debíamos aplazar.
Los cambios llegan a la vida en ocasiones de manera brusca para obligarnos a soltar y siento que ese ha sido mi aprendizaje con toda esta incierta situación. Acostumbrada a la practicidad que me caracteriza para encontrar, prontamente, maneras de resolver alguna situación, mi primera lección ha sido pausar. Pausar para observar con detenimiento mi ser y el sentir de las personas que me rodean; pausar para reorganizarme y comprender que no puedo seguir haciendo lo mismo, porque la realidad es otra; y pausar para acordar, conjuntamente, en el ámbito del trabajo en que nos focalizaríamos.
“Fue así como migré al mundo del trabajo remoto que me permite “viajar” de una ciudad a otra en cuestión de minutos, o reunirme con personas de distintas geografías...”
En mi acción como acompañante de docentes, y durante estos casi diez meses de caminar a su lado, he visto sus tensiones, dolores, cansancios y, por supuesto, su creatividad para dar respuesta a esta nueva realidad en medio de su desconocimiento. He visto cómo excelentes docentes, con el manejo de las mediaciones tecnológicas propias de la educación remota, prefirieron renunciar porque no aguantaron la presión. Pero, también, he visto maestras y maestros con poca capacidad técnica que se dispusieron para aprender y, hoy día, manejan plataformas, hacen guías y hasta acondicionaron la sala o cocina de su casa como espacios para orientar sus clases. Ello me lleva a identificar mi segunda lección, que es disposición para aprender.
Desde la ingenuidad de creer que el confinamiento duraría un par de semanas o que esta era una situación pasajera, comencé a apropiar los recursos que estaban a mi alcance, a indagar, desde la intuición o la asesoría de personas expertas, cómo funcionaban y cuál era su potencial. Fue así como migré al mundo del trabajo remoto que me permite “viajar” de una ciudad a otra en cuestión de minutos, o reunirme con personas de distintas geografías y que, al parecer, están más conectadas durante más tiempo. Digo “al parecer” porque estar todo el día interactuando a través de una pantalla, para mí, se está volviendo agotador.
De manera personal, esa disposición la veo reflejada en la persistencia que he mante-
Extraño el contacto humano, el encuentro con la gente, los espacios escolares, la risa
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de las niñas y los niños, el café de la mañana y los encuentros con las familias. Personalmente, extraño compartir con mis compañeras y compañeros de oficina, las conversaciones íntimas sobre los devenires de nuestra vida, la mirada, el afecto, las expresiones de amor. Así, mi tercera lección tiene que ver con cultivar mejores relaciones interpersonales.
“La COVID-19 me llevó a reconocer que solo tengo el momento presente...”
El mundo está hecho de encuentros humanos y el confinamiento nos ha mostrado que la esencia de la escuela de la vida son las relaciones, las interacciones, el afecto, el contacto físico, las conversaciones, las discusiones, el asombro, conectarnos con la pasión, la amistad, la complicidad, cuestionar la vida, entre otras. El mundo de los saberes se está construyendo de otra manera y nos exige, a las personas que trabajamos en educación, hacer un mejor uso de los recursos tecnológicos para facilitar los aprendizajes que se requieren en este momento. Pero no olvidemos que el mayor reclamo de las y los estudiantes tiene que ver con el mundo de la convivencia social. De seguir con el confinamiento como se proyecta en mi país, indiscutiblemente, las comunidades más pobres seguirán siendo
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las más afectadas. Un grupo numeroso de niñas y niños se está quedando sin la posibilidad de acceder al sistema educativo colectivo, garantizado por el Estado en cumplimiento de sus derechos más básicos. De paso, están perdiendo las redes de apoyo, intercambio y protección en las que se encontraban inmersos. Así es como mi cuarta lección reafirma la apuesta de Fe y Alegría sobre la escuela como garante de derechos y posibilidades, y minimizadora de brechas de desigualdad. La pandemia de la COVID-19 nos está impulsando a construir otra escuela, otra sociedad, otro mundo y me pregunto si estoy o estamos en la mejor disposición de hacerlos realidad. Ya para cerrar, la lección más importante ha sido reconocer que vivir es un milagro abundante en consciencia y amorosidad. La COVID-19 me llevó a reconocer que solo tengo el momento presente y que, muchas veces, vivo la ansiedad por un futuro que cada vez se muestra más incierto e incluso complejo. Este ha sido un tiempo para mirarme hacia dentro, para regocijarme en la sencillez de conectarme con mi respiración, para experimentar confusión y tristeza, pero, también, profunda gratitud por la mujer que soy, por la profesional que se compromete con total fuerza en sacar adelante los retos que, desde Fe y Alegría, nos hemos propuesto, por ser amiga, escuchante y forjadora de posibilidades. Aunque no han sido tiempos fáciles, al menos para mí, sí han sido tiempos de gran aprendizaje y de reconocer en la fragilidad, la grandeza de lo que somos como humanidad.
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Aprendizajes y retos
Las nuevas realidades exigen propuestas novedosas
Como afirma con convicción Víctor Murillo, director de Fe y Alegría Colombia, la crisis del coronavirus nos cambió la agenda de manera radical. Trabajar desde la casa, confinarnos y educarnos a distancia no estaban en nuestro horizonte y nos cogió “bailando con el pie cambiado”. Nuestra preocupación fue triple: por un lado, las personas; por otro lado, los resultados de aprendizaje; y, por si fuera poco, por el otro, la tesorería que nos permite respirar. Las personas en Fe y Alegría son la fuente de valor. Creemos en ellas y sabemos que tienen la capacidad y el talento necesario para seguir haciendo el bien y hacerlo bien. Los liderazgos son claves para direccionar, inspirar, cuidar y lograr que todos y todas quieran hacer lo que toca hacer. Los resultados dependen de unos equipos de dirección y unos maestros y maestras que tienen que conectar y mantener conectados a la distancia a niños, niñas, adolescentes, jóvenes y familias con culturas diversas y, a veces, adversas para trabajar “a distancia” y en circunstancias poco propicias, generadas por una cuarentena que pone en evidencia la pobreza, la exclusión y hasta el hambre. La tesorería es nuestro aire, lo que nos permite respirar, y va a depender del valor que agregamos las personas para conectar y mantener aprendiendo a quienes nos encomienda el Estado, para conseguir que aprendan, realmente, y no perder a ninguno. Además, va a depender del com-
promiso del mismo Estado para responder por sus obligaciones a tiempo. Conscientes de que la situación de crisis generada por la COVID-19 ponía en juego nuestro futuro, decidimos gestionarla desde nuestra misión, que apalanca el propósito fundamental de Fe y Alegría: la transformación social a través de la educación. Desde la misión, definimos la estrategia –o estrategias– que vamos a priorizar, sin detenernos en grandes y rigurosas planificaciones que nos hicieran perder el tiempo y distanciarnos de la estrategia. Asumimos lo que dice Xavier Marcet: “Más estrategia, menos planificación”. Éramos conscientes de que, en ese momento, menos era más. Más que nunca, necesitábamos sacar lo mejor de todos y todas,. Teníamos que usar el talento de las personas para conectar a los y las estudiantes, y alimentar sus deseos de aprender. En nuestra agenda, ubicamos tres focos, ligeramente diferenciados según ámbitos de atención:
Educación formal
Atención primera infancia
1. Trabajar sobre el cuidado de las personas y alimentar la buena convivencia en las familias. 2. Incrementar los niveles de aprendizaje de los y las estudiantes. Producir aprendizajes con la educación a distancia.
2. Incrementar los niveles de aprendizaje de los/as niños/as para el desarrollo de capacidades y competencias, a través de la atención integral desde la distancia.
3. Conectar y mantener a todos/as los/as estudiantes queriendo aprender. No podemos “perder” ninguno por desvinculación (deserción) o porque no aprendan.
3. Conectar y mantener a todas las familias de los/as niños/as, participando y vinculadas con el Centro Infantil. No podemos “perder” ninguna familia.
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Estrategias desarrolladas desde la gestión administrativa
Estrategias desarrolladas desde la gestión pedagógica El foco 1º fue abordado desde el equipo nacional de orientación, las coordinaciones de pastoral y de gestión humana. Los focos 2º y 3º, en educación formal, los asumió el área pedagógica. Asumimos que el trabajo pedagógico era el responsable de los resultados de aprendizajes. Aceptamos que, durante la crisis, más que nunca, debíamos ser capaces de cambiar el “hacer todo” por “hacer lo importante” y que “menos es más”; debíamos centrarnos en los aprendizajes críticos que necesitaban nuestros estudiantes para seguir creciendo. Necesitábamos a todos/as los/as estudiantes aprendiendo; a todos/as los maestros/ as enseñando y mediando en los procesos de aprendizaje; a todo el personal de apoyo favoreciendo las estrategias definidas alrededor de los tres focos de nuestra agenda. Para lograr el propósito planteado en el foco 1º, se implementaron diferentes estrategias, nombradas así: “Cuidando a las cuidadoras y a los cuidadores”, “Reflexiones para alimentar el alma”, “Palabreando la vida”, “Tips para el cuidado familiar a través de infografías”, “Aprendiendo más sobre la salud integral”. 48
Los directores regionales y la Dirección Nacional, con sus equipos administrativos de apoyo, debieron enfocar su trabajo y sus decisiones en salvaguardar el buen estado de la tesorería para garantizar la respiración de la organización/movimiento. Tomamos decisiones que agilizaban la gestión, descargando responsabilidades a las direcciones regionales y a la Nacional, a la vez que se empoderaba a las personas de los equipos que teníamos a todos los niveles. ¿Qué implica salvaguardar el buen estado de la tesorería? Principalmente, significa llenarse de razones y evidencias para demostrar que el servicio educativo en primera infancia y educación formal se prestó de acuerdo a las exigencias de los contratos en las nuevas circunstancias y que los estudiantes fueron atendidos de manera efectiva. Entre las evidencias estaba la verificación de los estudiantes matriculados efectivamente atendidos, del personal contratado, del mantenimiento y conservación de la infraestructura física y el dotacional entregado. En primera infancia, se asumía de forma directa todo lo concerniente a la compra y entrega de “Raciones para Preparar” (RPP) y los kits pedagógicos a las familias. Para poder llevar a buen puerto todas estas actividades, nos organizamos en múltiples redes en permanente intercambio y comunicación. Redes donde participaron integrantes de la jerarquía, sin tener un rol especial y en igualdad de condiciones que los demás enredados.
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Tres aprendizajes que llegaron para quedarse y refuerzan los no negociables en Fe y Alegría 1. Se reafirma la necesidad de instalar la espiral aprender-desaprender-reaprender para escapar de la mediocridad y buscar respuestas pertinentes con las nuevas preguntas que nos hace la nueva realidad. Cambiar maneras de proceder, pensar, actuar, ser y estar –por convicción o necesidad–, implica, como venimos afirmando estos años, meternos en una dinámica permanente de escribir, borrar, reescribir –de pronto, para borrar de nuevo–, ordenar y desordenar para volver a ordenar. 2. El capital más valioso de Fe y Alegría son las personas que la integran. Creer en las personas, en sus capacidades y su compromiso, nos exigió distribuir los liderazgos y democratizar la gestión. Cambiar las maneras de gestionar y organizarnos nos demandó confianza en las demás personas y humildad para hacer renuncias y transferirles responsabilidades propias. 3. Nuestros sueño era hacer convivir estructuras estables (jerarquía) y dinámicas (redarquía) para el despliegue de la nueva partitura. Las nuevas realidades provocadas por la COVID-19 y la necesidad de responder con agilidad y flexibilidad a las mismas, instalaron de manera definitiva en Fe y Alegría la redarquía. Acciones como construir los lineamientos y los protocolos para la alternancia (trabajo a distancia y presencial) y construir las estrategias para la edu-
cación en emergencia, encontraron en la redarquía el camino preciso para producir los resultados buscados.
Víctor Murillo insiste en que sería un grave e imperdonable error volver a la educación de antes, es decir, a la normalidad anormal que vivíamos, lo que contradice la esencia de la educación popular, que busca transformar la realidad en clave de buscar una mayor justicia y humanización. De la pandemia, Fe y Alegría debe salir más fortalecida como movimiento de educación global, lo que va a exigir una relectura de las autonomías, una revisión de los liderazgos y una mayor apertura a la conciencia de pertenecer a un movimiento global, evitando el aislamiento, potenciando las alianzas, los procesos formativos, el apoyo a los países más débiles y el trabajo en red, tanto a nivel interno como con organismos e instituciones preocupadas por garantizar educación de calidad a todos y todas. Esto supone humildad para reconocer que no tenemos todas las respuestas y disposición a aprender de los demás. Las redes tienen sentido si fomentan la reflexión y la innovación, si convocan a realizar proyectos comunes, si se orientan a solucionar problemas, lo que, entre otras cosas, supone una redistribución del poder. Como movimiento global, Fe y Alegría debe tener una voz permanente y valiente ante los gobiernos y organismos multinacionales, en defensa de la educación como derecho esencial, pues la pandemia ha demostrado que los Estados no han invertido lo suficiente en educación para los pobres y que, de hecho, la han abandonado.
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Testimonios
Erick Vimos En este tiempo de pandemia, me he sentido feliz porque estuve con toda mi familia, pero, también, triste por no poder ir a la escuela. Hemos pasado felices con mi familia porque antes yo estaba solo con mis abuelitos. Mi mamá trabajaba en la costa en un mercado de legumbres y nos veíamos poco, pues solo venía cada quince días, pero, en estas semanas, hemos podido compartir más. Extraño al profesor que nos enseñaba, extraño ir a estudiar y a toditos mis compañeros. Sólo éramos doce y los doce éramos juntitos. Sólo he podido hablar un poco con ellos a través de WhatsApp, cuando hago la recarga. Ahora, estamos sembrando cebolla, remolacha y hierbita en los terrenos. Mi abuela sale a vender en Guamote lo que hemos sembrado y cosechado. Yo también ayudo con la siembra y los animales, o sea con las vacas, chanchos y cuyes. De todos estos animales, mi favorito es el cuy. Yo ayudo, junto con mi hermana, a cortar hierba para dar de comer a los cuyes, a sacar a los chanchos cada mañana y, luego, guardarlos en el corral. También, ayudo a dar de comer hierba a las vaquitas tres veces al día, a darles agua y sacarles leche.
“Extraño al profesor que nos enseñaba, extraño ir a estudiar y a toditos mis compañeros.”
Ahora, estoy haciendo un futbolín de cartón. Desde que he cogido sentido, me han gustado mucho los números y, también, me gusta dibujar. Me gustaría que me coloquen más actividades de estas, pero ha sido difícil el estudio porque no tenemos plata para imprimir hojas que enviaban los martes de cada semana, ni para entrar a un centro de internet para hacer las tareas. Me gustaría que en la escuela podamos aprender inglés. No tenemos un profesor que nos enseñe. Por eso, me gustaría que podamos tener un profesor, por lo menos, un día a la semana. Este tiempo, he estado leyendo la Biblia para aprender la palabra de Dios, he rezado pidiéndole para que pase toda esta pandemia y, así, podamos vernos, nuevamente, con mis compañeros, con mis amigos.
En mi casa, he hecho trabajos didácticos, he aprendido a leer más y a convivir con toda la familia. Algunas tareas eran fáciles, otras difíciles. Con Matemática sí me fue buenazo. Me gustó porque era interesante y divertida. También, me gustó hacer manualidades. Hice una guitarra, maracas, hice de todo.
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Catalina Cartagena Mi hijo estuvo en el Colegio Fe y Alegría de Cuenca. Acaba de terminar el tercero de bachillerato y, justamente, hoy fue ya la incorporación. Estoy contenta y triste, a la vez, porque ya culminó sus estudios. Es un poquito triste porque ya no voy a ver a las profesoras y conversar con ellas. Me siento triste porque han sido muy buenas personas. Él fue el último que se graduó... de ahí, tengo dos hijos más. Ya el uno es profesional, el otrito está igual en la universidad y mi otro hijo, si Dios quiere, también irá a la universidad. Realmente, ¡puchas! Esta época fue muy dura para nosotros porque perdimos a mi hermano por esta enfermedad. Él estaba en los Estados Unidos. Fue todo triste, realmente muy triste hasta ahora mismo... o sea, no podemos superar eso. La situación ha sido bien dura, estresante. Estuve en cuarentena sin poder trabajar. Ya cuando se dio el semáforo en amarillo, ahí empecé abrir mi peluquería, pero realmente la situación está mala, mala. Económicamente hablando, está flojo. En medio de la mala situación, en este tiempo que hemos estado confinados, hemos podido ver la unión en la familia –estar todos juntos– y el apoyo de los unos a los otros. Hemos estado más cercanos, más pendientes.
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Como yo trabajaba, no la pasaba en casa. Mis hijos han estado solos y, digamos, han hecho solos sus cosas. Mi esposo, también, al igual que yo, trabaja y llegábamos tarde. Cuando yo llegaba del trabajo, me explicaban: “Mami, ya hice esto, mami esto”. Yo, igual, les preguntaba sobre los deberes y me decían: “Sí, mami, yo ya envié los deberes”. La verdad, no he tenido problemas, pero ahora hemos estado más acompañados. Me siento, también, más tranquila sabiendo que ellos están aquí conmigo. Aunque hemos estado apoyándonos el uno al otro, a veces, también, se han sentido deprimidos. El hecho de no poder salir les hace sentir como aburridos. A mí, también, a veces, me coge la melancolía, pero, en esos momentos, allí están viéndome, apoyándome. Esta compañía ha sido muy valiosa. Con respecto a la escuela, los profesores siempre han estado pendientes de la educación de mi hijo y él, también, ha estado respondiendo. Ya él es más responsable y se dedicaba, él mismo, a sus cosas, a los deberes. Por eso, doy muchas gracias a los profesores. Todos, todos han estado muy bien y la educación me parece que ha sido buena. Siento esperanza y alegría de saber que mi hijo ya está terminando, que cumple con sus tareas. Está pendiente... eso es lo más importante. A mis hijos les gusta dibujar. En eso pasan más las tardes, ya cuando están libres. Les gusta dibujar a ambos. Siempre están en eso... están haciendo alguna u otra actividad en la computadora, como escuchando música o viendo una película. En este tiempo, desde la escuela, han estado en actividades lúdicas. También con el arte... eso ha apoyado muchísimo. También, estuvieron haciendo actividades de cocina. Les mandaron a hacer unas galletas. Ellos mismos
las hicieron... yo acompañaba. Después, probamos todos y, la verdad, estaban buenas las galletas... ja, ja, ja. Cada quien usa la computadora. Bueno, no están al mismo tiempo porque tenemos una sola... cada quien tiene su momento. Ya estaba uno en la música, el otro en la computadora, uno haciendo deberes, mientras otro dibuja. Por eso, no ha habido peleas y risas. Ya en la tarde, conversamos un rato. En la merienda, igual... ya se conversa entre todos en el departamento. La profesora, la tutora, siempre ha estado pendiente y no les ha dejado a los chicos. Siempre ha dicho: “¡Vamos! ¡Ustedes sí pueden! ¡Tenemos que salir!”. Siempre ha estado, constantemente, llamando, conversando con los chicos… realmente no les ha abandonado. Hoy día, fue la incorporación... fue por Zoom. Hicieron la investidura. Hoy no abrí el negocio para estar allí en la graduación. Fue triste... estaban tristes porque no es lo mismo como estar presentes. A ratos, interrumpía la mala comunicación, pero bueno... de todas formas, ahí estuvimos contentos porque ya culminó los estudios nuestro pequeño. Ha sido un gusto haber pertenecido a la familia de Fe y Alegría. Realmente, de todo este tiempo que hemos vivido, creo que aprendimos que es importante aprovechar el día a día al máximo porque uno no sabe si es que realmente estaremos para el siguiente día... eso, más que todo. O sea, hay que aprovechar, estar con los hijos en la casa, compartir los buenos y los malos momentos también, porque, después, realmente todo eso nos hará falta. Espero que pronto, en realidad, esta situación cambie porque esto nos está acabando, esto nos está matando.
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Aprendizajes y retos
La pandemia nos obliga a pensar en serio nuestra educación El 16 de marzo de 2020, el gobierno decretó el estado de excepción por calamidad pública en todo el territorio nacional, en cuyo texto se estableció la suspensión de clases en escuelas, colegios y universidades, la suspensión de la jornada laboral, la limitación de la movilidad y el establecimiento del toque de queda general en horarios vespertino y nocturno. Esto nos obligó a iniciar ya en marzo el teletrabajo y el teleestudio en medio de grandes incertidumbres y precariedades sobre el acceso a internet y la falta de equipos básicos para la comunicación a distancia de todos nuestros educadores, estudiantes y familias, en particular, en aquellos lugares internados en las montañas en los que no se tenía acceso, ni siquiera, al uso de WhatsApp. Incertidumbre, también, de cómo avanzar en el año escolar que vio interrumpido, de manera abrupta, su normal desarrollo; o de cómo se iban a mantener las familias que vivían del trabajo diario que impedía el confinamiento decretado por razones de salud. 54
Pronto comprendimos que la situación no iba a ser pasajera y que debíamos cambiar, totalmente, nuestros planes y rutinas para dar respuestas rápidas a la emergencia que nos caía encima como una avalancha. Emprendimos la ruta, poniendo en marcha; estrategias de comunicación con familias y estudiantes; formaciones emergentes para docentes, directores y familias; diálogos reflexivos abiertos a la comunidad; reuniones de reflexión permanente de directores nacionales, regionales, zonales y de centros; encuentros de contención emocional con docentes, estudiantes y familias; apoyos para alimentación y medicinas para familias vulnerables; producción de recursos pedagógicos para llevar adelante las clases, tanto virtuales como a distancia; entre otras iniciativas que se fueron produciendo, levantando una fuerte muralla hecha con manos grandes y pequeñas, de retazos diversos tejidos contra el desamparo, la tristeza, la soledad, los miedos y las angustias provocadas por la pandemia. Trabajando a destajo y contra viento y marea, IRFEYAL preparó 383 clases radiofónicas con el fin de garantizar educación a distancia para el bachillerato, sobre todo, en aquellas regiones donde no era posible la educación virtual. Cada clase radiofónica tiene una duración de siete minutos con el fin de que el estudiante no pierda su atención y concentración. La producción fue difundida por Radio Irfeyal en Quito (1.090 A. M.) –y su radio en línea en (www.irfeyal. org)– y por Radio Católica Nacional y Radio María en todo el país. Carlos Vargas, director nacional de Fe y Alegría Ecuador, insiste en la necesidad de repensar nuestra educación, escuchando las advertencias y lecciones que nos está enseñando la COVID-19. “La pandemia nos devuelve a nuestro lugar epistemológi-
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co: el lugar de los pobres y excluidos de la sociedad. Nos recuerda el lugar de donde venimos, nuestras raíces: una experiencia de compromiso de fe para buscar mejores condiciones de vida en sectores y personas en situación de pobreza. La educación de Fe y Alegría se declara transformadora y, desde allí, el énfasis tiene que colocarse en formar sujetos capaces de transformar sus vidas y su contextos. Necesitamos cargar de sentido humano, espiritual, integral, inclusivo, transformador, ecológico, democrático y flexible los procesos educativos, convivenciales, directivos y pastorales; poner el acento en lo verdaderamente importante; colocar el énfasis en el desarrollo de habilidades, capacidades, destrezas, actitudes para la vida, obviando el apego al cúmulo de contenidos programáticos o de actividades y prácticas que no están ayudando a aprender, a ser y convivir. En particular, en la educación tenemos la urgente necesidad de construir la coherencia ausente de forma desmedida, entre ese sentido descrito y dibujado en nuestros horizontes institucionales y en los marcos filosóficos de los currículos oficiales, y lo que realmente hacemos en las aulas. Si en verdad defendemos la educación para todos, debemos atrevernos a ir a donde no llegan los demás, ir al campo donde no hay educación o mucha pobreza. Debemos, también, ser más propositivos y negociar con el Estado la necesidad de una educación diferenciada, con un currículo que responda a las diferentes realidades y necesidades. No hay que homogenizar los proyectos educativos, sino abrir puertas y ventanas a la diversidad y la autonomía, llegar a donde no llega la educación y negociar con el Estado un currículo alternativo”.
ción de extrema vulnerabilidad después de la COVID-19. La fuerza de la Federación deberá enfocarse en acciones públicas que contribuyan a garantizar el derecho a una educación de calidad para todos y todas. Para ello, será muy necesaria la formación de los maestros en educación popular, la cual exige una opción de vida y unas prácticas diferentes a las que se utilizan comúnmente. Pero no podemos, tampoco, olvidar la necesaria simbiosis entre globalidad y localidad. No se puede hablar de globalidad si no ponemos el énfasis en resolver nuestros problemas locales. Es en lo local donde debemos poner los énfasis y, desde ellos, exigir y proponer la educación global para todos y todas.
Fe y Alegría debe prepararse, desde una visión humana y cristiana, para una situa-
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Testimonios
Karen Abigail Cruz Navas Soy instructora del Centro de Educación para Todos, Fe y Alegría Zacamil, en el área de Servicio de Bebidas y Mesa, con los cursos de Mesero, Mesero Bartender y Servicios de Banquetes; y en el área de Alimentos con los cursos de Pastelería y Pan dulce. Tengo 31 años, soy madre soltera de un niño de 6 años y vivo en San Marcos, San Salvador. Quiero compartir con ustedes mi experiencia durante la cuarentena debido a la pandemia de la COVID-19. Cuando las autoridades anunciaron la suspensión de actividades presenciales y el cierre de los centros educativos y de formación, sentí temor, angustia e incertidumbre, pero tenía la esperanza de que solamente fuera un mes, máximo dos. Sin embargo, a medida que avanzaban los días y la cuarentena se ampliaba y se ponía más estricta, me preocupé mucho más. En lo económico, debido a que en el Centro mi contrato es por servicios profesionales –es decir, me pagan por hora trabajada–, si no desarrollo clases no se me cancela ningún tipo de pago; y en lo personal, porque estaba en un tratamiento de salud debido a unas células cancerígenas, el cual fue suspendido debido a que en los hospitales ya no se estaban atendiendo este tipo de casos, pues la prioridad eran los pacientes de COVID-19. Además, como vivo con mi madre –una mujer mayor–, una hermana y un hermano –ambos menores–, y mi hijo, mi temor a contagiarme y contagiarlos era fuerte, ya que tenía que salir a comprar víveres o lo que pudiera. Para no
sentir demasiado estrés y no desmotivar a los jóvenes de mi curso en su formación, empecé a preparar videítos y enviar información al grupo de WhatsApp, explicando contenidos prácticos de los temas que ya habíamos visto. Poco a poco, empezamos a interactuar cada vez más por medio de mensajes y videollamadas. Ante algunos síntomas, sospeché que tenía el virus y me llenó de mucho temor el poder contagiar en casa, pero gracias a Dios no pasó a más.
“... sentí temor, angustia e incertidumbre, pero tenía la esperanza de que solamente fuera un mes,...”
Además de la crisis generada por la pandemia, vino la tormenta Amanda, que fue un golpe duro en mi familia y mi hogar. El 3 de junio de 2020, por la madrugada, salí al patio de mi casa y, luego de unos minutos, decidí regresar a acostarme con mi hijo. En esos momentos, se escuchó un fuerte ruido y un golpe que retumbó en la casa. Mis hermanos me llamaron a gritos y, en medio de la oscuridad y la tormenta, vimos cómo el muro trasero de la casa se había derrumbado y una correntada pasaba en medio de nuestro hogar. Tratamos de recuperar algunas cosas para evitar que se dañaran, llamamos a Protección Civil y Emergencias, quienes nos dijeron que debíamos evacuar para evitar una tragedia mayor. Ese día, sentí un vacío enorme. Mis hermanos y yo lloramos al ver cómo se iba el trabajo de mi madre durante años y el nuestro,
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también. Nos encomendamos a Dios y a la Virgen para pedir fuerzas y afrontar todas las pruebas que estábamos pasando. El amor y misericordia de Dios siempre estuvo con nosotros, ya que nos llegó el apoyo de muchas personas. La familia de Fe y Alegría me tendió la mano inmediatamente al saber mi situación: nos brindaron ayuda monetaria, víveres y ropa, además de palabras de aliento y consuelo. Nos separamos como familia y, en mi caso, estuve durante dos meses, con mi hijo, en casa de una amiga –en Zacatecoluca– que me dio techo, alimentación y más durante ese lapso de tiempo. Mi hermana estuvo en el lugar donde trabaja y mi hermano se turnó entre el trabajo y la casa para estar al pendiente de las pertenencias que teníamos o lo que había quedado. A pesar de la situación, no me desatendí de lo laboral, ya que durante este tiempo también estuve apoyando en la elaboración de contenidos del curso de bartender con herramientas virtuales... un verdadero reto. Primero, porque no contaba con el equipo tecnológico para elaborar la propuesta y tampoco contaba con internet en la casa de mi amiga. Gracias a Dios, pude conseguir que nos alquilaran una laptop y tomar un paquete de internet para poder hacer la propuesta, aunque resultó complicado transmitir los conocimientos a través de una herramienta virtual. Sin embargo, desde la coordinación de Fe y Alegría, preocupados por esta situación, gestionaron la creación de un curso de manejo de herramientas digitales dirigido a instructores que teníamos poca experiencia, lo que me dio muchas ideas para elaborar las temáticas y utilizarlas en ambientes virtuales. Pero no pude sostenerme en el curso mucho tiempo, debido a la falta de dinero para recargas del teléfono. La COVID-19 cobró la vida de un familiar. Incrementamos, dentro de nuestras posi-
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bilidades, los protocolos de bioseguridad y tratamos de seguir los lineamientos de Fe y Alegría, detenidamente, para cuidarnos. Al tener la necesidad de regresar a nuestra casa y poder recibir un ingreso monetario, me decidí por iniciar un emprendimiento, que consiste en elaborar postres y pasteles por encargo. Pero, ante la falta de transporte público para realizar mis entregas y comprar el material, opté por caminar hacia todos mis destinos de entrega. Estando ya de nuevo en casa y con el apoyo de la directora del centro de formación, me incorporé nuevamente al curso virtual que había dejado. Cuando supe que podríamos iniciar las clases presenciales, me llené de felicidad, pues volvía a realizar lo que más amo y, con ello, tener ingresos económicos más estables, ya que era frustrante no trabajar y solo permanecer en casa. Hasta este día, Dios no me ha desamparado en ningún momento. He aprendido a pedir ayuda –lo cual era algo casi imposible para mí–, salí de mi zona de confort, valoro cada momento al lado de mi hijo y me siento orgullosa de pertenecer a Fe y Alegría, una familia confortable, siempre unidos en las buenas y en las malas.
Federación Internacional de Fe y Alegría
Hugo Eduardo Gutiérrez Vivo con mi familia, mi hija Alessandra de 6 años y mi esposa Gabriela Morales de Gutiérrez. Actualmente trabajo en Fe y Alegría El Salvador. En estos dos últimos años, he desempeñado el cargo de técnico educativo pedagógico, acompañando y dando seguimiento a las instituciones educativas de la red de Fe y Alegría El Salvador. Con la llegada de la COVID-19 a nuestro país, el gobierno, como medida preventiva, estableció cuarentena domiciliar obligatoria para todas las personas que no trabajan en primera línea de atención contra esta enfermedad. Al principio, en mi hogar todo fue incertidumbre por el nuevo modo de teletrabajo, ya que no sabíamos cuánto duraría esta modalidad y cómo la enfrentaríamos. Con el cierre de las escuelas, universidades, centros comerciales y comercios informales, la vida sería diferente. La modalidad del teletrabajo nos impulsó a sumergirnos en la utilización de herramientas tecnológicas. En mi hogar, solo contábamos con una vieja computadora que no nos permitía desarrollar algunas modalidades de la educación virtual, pero tuvimos que hacer el esfuerzo. El primer golpe que nos dio el tiempo de cuarentena domiciliar fue el despido del trabajo de mi esposa, ya que ella laboraba en una clínica médica y laboratorio clínico como enfermera administradora. La clínica tuvo que cerrar por la situación que se vivía a causa de la COVID-19. Mi esposa se encontraba en proceso de graduación del título de Licenciada en Enfermería, pero el proceso se detuvo, ya que la Universidad no contaba con estrategias para solucionar esta situación de cuarentena domiciliar obligatoria. Esto redujo los ingresos a nuestro hogar y quedé yo como único sustento de mi familia.
Adaptarme a la nueva modalidad fue difícil por los horarios. La atención que demandaba mi hija era inmensa, ya que ella también se vio afectada al no asistir más a su centro educativo. Los días eran largos y parecía que nunca dejaba de trabajar, pues lo pasaba frente a la computadora trabajando, resolviendo tareas pendientes e, incluso, consumía mis alimentos trabajando. Fueron meses difíciles por la reducción económica, pues, si bien se redujeron muchos gastos al no salir de nuestro hogar, se incrementaron otros en alimentación y servicios públicos.
“Con el cierre de las escuelas, universidades, centros comerciales y comercios informales, la vida sería diferente.”
Aprovechando el confinamiento, mi esposa decidió estudiar una especialidad de atención a pacientes con COVID-19, lo que le abrió las puertas a optar por un trabajo en la primera línea de combate al virus en una clínica empresarial. Si bien esta oportunidad nos ayudaba económicamente, emocionalmente nos destrozaba al saber que estaba más expuesta al contagio. Fueron momentos difíciles tener que aislarnos de mi esposa, ya que, día a día, vivía con la zozobra de un posible contagio. El panorama, para mí, cambió, ya que tenía que desempeñar el rol de mamá, papá y técnico. Desde
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casa, tenía que preparar los alimentos para toda la familia, estar pendiente de cuidar a mi hija, del trabajo, del mantenimiento del hogar y de lavar toda la ropa de la familia. Tenía días muy divertidos jugando con mi hija. mientras también estaba pendiente de reuniones, creaciones de estrategias para abordar mi trabajo y llamadas telefónicas. Era muy difícil, para mi esposa, llegar a casa preocupada por no contagiarse y poder compartir plenamente con nosotros.
“Yo me sentía afligido en ese momento por el temor de andar afuera y contagiarme o contagiar a alguien de mi familia,...”
Con el paso de los meses, en julio, la cuarentena dejó de ser obligatoria y era voluntaria. Algunas empresas empezaron a laborar de forma presencial, mientras que en el sector de educación aún trabajábamos en la modalidad de teletrabajo. Esto provocó que la gente saliera después de mucho tiempo y fue un detonante para que los contagios fueran más evidentes en nuestra zona. De hecho, mi padre fue uno de los afectados por contagio de COVID-19. Mi padre, un adulto mayor de 70 años, quien vive con mi hermana mayor y mi prima, son vecinos míos. Él luchó desde su casa contra el virus, ya que se rehusó a ir a un hospital por el temor de nunca más regresa.
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Así que, con toda mi familia, luchamos por cuidarlo. Mi esposa lo visitaba a diario para chequear sus signos vitales; mi hermana y yo lo alimentábamos, lo cuidábamos y lo movíamos, ya que le afectó mucho y perdió movilidad de sus extremidades inferiores. Perdió la voz, lo cual hacía muy difícil la comunicación con él. Fueron momentos de incertidumbre el no saber si sobreviviría o que alguno de los que lo cuidábamos nos pudiéramos contagiar, también. Pasaron los días y evolucionó de la mejor manera, superó la enfermedad y, poco a poco, fue recobrando las fuerzas y su voz. Fueron momentos de alivio y de bendición, ya que ningún otro miembro de la familia se vio contagiado. El teletrabajo siguió en los meses siguientes y fue en septiembre cuando nos convocaron a regresar, gradualmente, a nuestro trabajo en la oficina central. Yo me sentía afligido en ese momento por el temor de andar afuera y contagiarme o contagiar a alguien de mi familia, pero fue la confianza en Dios la que me dio fuerzas para salir a delante y continuar. Fue difícil adaptarnos a la nueva realidad, pero, gracias a Dios y a que no hemos bajado la guardia en las medidas de prevención, seguimos juntos combatiendo el virus.
Federación Internacional de Fe y Alegría
Aprendizajes y retos
El distanciamiento físico fortaleció nuestra integración En Fe y Alegría El Salvador, cerramos el 2019 fortalecidos y muy esperanzados en continuar profundizando nuestro servicio educativo a las poblaciones más necesitadas del país mediante una educación de calidad que les capacitara para un trabajo digno. La COVID-19, trastocó nuestros proyectos y planificaciones, y nos obligó a asumir la educación virtual y a distancia, para la que no contábamos con los recursos necesarios ni estábamos preparados pedagógicamente. Sin embargo, no bajamos los brazos y enfrentamos, con buen ánimo, las nuevas dificultades y retos. Para que el distanciamiento físico no nos llevara a uno afectivo, trabajamos, mucho, la dimensión emocional, el trabajo psicoemocional, las relaciones intrafamiliares y el cultivo de la interioridad y espiritualidad. De hecho, creemos que el distanciamiento físico propició una mayor integración entre los educadores, las familias y los propios alumnos. La realidad nos obligó a redimensionar la propuesta educativa, sobre todo, en los Institutos de Formación Profesional, donde se nos impidió el trabajo práctico, tan esencial para una adecuada capacitación laboral. Ello nos lanzó a redimensionar algunas de las propuestas y a reorientar los centros a la solución de problemas concretos de las comunidades. Por ello, propiciamos junto con las familias –y para aliviar el problema
alimentario–, los huertos escolares. Pensamos que estos pueden llevarnos a asumir una dimensión más ambiciosa de una producción comunitaria significativa. Para atender, también, las emergencias sanitarias y el alivio de la miseria que ocasionó la pandemia entre las poblaciones más vulnerables, lanzamos la campaña Esperanza de Vida, con el fin de crear conciencia sobre la necesidad de ser solidarios y conseguir donaciones de víveres y materiales de higiene para enfrentar los embates de la pandemia y los que ocasionaron, después, las tormentas tropicales Amanda y Cristóbal, que provocaron estragos en muchos de los sectores más vulnerables del país. Para ellos, lanzamos el proyecto “Regreso digno a Casa”, con el que pudimos ayudar a más de mil familias afectadas por la tormenta tropical Amanda. Hoy, el reto más desafiante de Fe y Alegría El Salvador es la sostenibilidad financiera y la garantización de la continuidad educativa. También, la necesidad de profundizar en la formación de los educadores desde la perspectiva de la educación popular, que exige una gran opción de vida y una especie de militancia para transformar las estructuras injustas que causan la miseria y la exclusión. Para ello, es necesario que nos vayamos transformando nosotros y, de igual manera, transformando nuestras prácticas. Así mismo, tenemos el reto de asumir, de forma más creativa, la educación virtual, de modo que pueda ayudarnos a construir una pedagogía más creativa y crítica, lo que exige preparar también a los padres para estas nuevas realidades.
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España
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Federación Internacional de Fe y Alegría
Testimonio
Ángeles Palacios Tengo 40 años y soy profesora de religión; además, soy coordinadora de la Red Solidaria de Jóvenes en el IES Virgen de Gracia de Oliva de la Frontera (Badajoz, Extremadura). A lo largo de mi vida, siempre me ha gustado implicarme en iniciativas para lograr un mundo mejor. Aunque la zona rural donde vivo no ha resultado tan afectada por la COVID-19, la pandemia sí me ha hecho remover mi conciencia de globalidad, de solidaridad con los problemas de nuestros semejantes que tan reciente traíamos del Encuentro Global, en febrero del 2020. Lamento que para otras personas, sobre todo para los que ostentan poderes, esta toma de conciencia haya tenido que darse debido a una tragedia de estas dimensiones. Como docente, mi principal reto es seguir transmitiendo humanidad y acompañamiento en el proceso educativo, y los medios digitales están siendo nuestros aliados en este reto, pero nunca podrán sustituir plenamente la dimensión humana y de cercanía del proceso. Por ello, supone un mayor esfuerzo. Tenemos un gran desafío por delante, puesto que la educación se está dejando fuera de los ejes que los gobiernos denominan esenciales para la “reconstrucción” después de la pandemia. Más que nunca, debemos hacer oír nuestra voz.
siada rapidez todo lo que sucede. Por ello, será necesario un trabajo constante y tenaz de quienes, verdaderamente, estemos concienciados de la necesidad de este cambio.
“... mi principal reto es seguir transmitiendo humanidad y acompañamiento en el proceso educativo,...”
A pesar de todas las dificultades, incluso de todo lo vivido en estos meses y a lo que nos estamos viendo expuestos y expuestas debido a esta pandemia, al final, merecerá la pena si salimos fortalecidos y concienciados de lo que favorece a nuestro mundo, y si realmente somos capaces de potenciar un cambio de mentalidad a través de la educación.
Sin embargo, creo que, en términos generales, sí supondrá un cambio positivo en los y las jóvenes, aunque, a menudo en las sociedades, tiende a volatilizarse con dema-
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mayor desventaja, con medidas de protección para los niños y niñas en riesgo. En consecuencia, trabajamos duro y lanzamos varias campañas para asegurar la continuidad en el sistema educativo desde la inclusión y la equidad ya que, según UNESCO, veinticuatro millones de estudiantes no iban a volver a la escuela en el 2020, de las cuales once millones son niñas.
Aprendizajes y retos
Hay que redoblar la solidaridad global para responder a los desafíos Muy conscientes de las penosas consecuencias sobre la educación de las poblaciones más vulnerables que está causando la pandemia, en Entreculturas redimensionamos nuestras planificaciones y proyectos para atender la emergencia educativa y lograr que la educación no se detenga. Sabemos bien que, si los países no se preparan adecuadamente, si no se prioriza a los colectivos que están en mayor desventaja y si la comunidad internacional no mejora la cooperación con países frágiles o empobrecidos, la crisis sanitaria agrandará la brecha educativa ya existente y se incumplirán los compromisos del derecho a la educación para todas las personas y, con ello,s una nueva brecha de injusticia se agrandará sin remedio. Por ello, en Entreculturas creemos indispensable redoblar la solidaridad global para estar a la altura de este desafío y reclamar que la política de cooperación internacional priorice las necesidades educativas, especialmente, en los contextos de
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El mantenimiento de la educación durante las emergencias –concretamente, durante la pandemia de COVID-19– no solo es un deber, sino también una forma idónea para atenuar el impacto psicosocial de la crisis, dando un sentido de normalidad, estabilidad, estructura y esperanza a la población, y no solo al estudiantado. Los equipos docentes, por ejemplo, constituyen un apoyo fundamental para las familias en momentos de emergencia. A través de ellos, no solo se garantiza el derecho a la educación de las y los niños, sino que las familias pueden recibir consejos concretos y sencillos sobre actividades que ayudan a bajar los niveles de estrés, angustia y violencia. Por ello, es crucial mantener su estabilidad laboral y brindarles las herramientas necesarias para llevar a cabo su trabajo. Además, el mantenimiento de la educación durante emergencias contribuye a reducir el nivel de trauma e inestabilidad emocional en grupos grandes de niños, niñas y adolescentes, y es crucial para construir mensajes y actitudes de confianza y optimismo, que abarcan a las familias y, en general, a las comunidades. Finalmente, al mantener el funcionamiento de los procesos educativos, las dinámicas comunitarias conservan los sentidos de pertenencia, conexión e integración que comparten, generalmente, las personas, aliviando, así, los sentimientos de desesperanza, ausencia o abandono.
Federación Internacional de Fe y Alegría
Desde el inicio de la pandemia, para posibilitar la educación a distancia, brindamos apoyo humanitario a los maestros, alumnos y familias para que garantizaran la educación, incluso, en los contextos más difíciles, como es el caso de Venezuela o Haití. Para posibilitar el paso a la educación virtual, dotamos de herramientas tecnológicas a numerosos maestros en varios países. También, aquí en España, apoyamos tecnológica, pedagógica y emocionalmente a los 758 profesores de los centros educativos que venimos acompañando. Junto a ello, reforzamos la educación en valores, ciudadanía, convivencia, respeto, cultura de la paz y cuidado, pues la pandemia y los problemas estaban aumentando la xenofobia y la violencia. Los jóvenes de la Red Generación 21 demostraron un gran espíritu solidario y participaron en varios proyectos de ayuda a las personas que estaban siendo especialmente golpeadas por la pandemia. Nos mantuvimos en permanente contacto con las veintiocho delegaciones que tenemos en España y pudimos comprobar el espíritu de generosidad, entrega y servicialidad de numerosos delegados que se dedicaron a apoyar a las personas más necesitadas y a brindarles ánimo y esperanza para, así, superar la cultura de la resignación y el miedo. En la salutación navideña, el P. Dani Villanueava, S. J. resumió el trabajo y espíritu de Entreculturas en este año de incertidumbre y, por ello, también, de oportunidades: “El 2020 ha sido un año difícil que nos ha obligado a reinventar nuevas formas de acompañar, de estar cerca, de seguir creciendo, y un tiempo también para recordar que, a pesar de todo, la esperanza vuelve a renacer, transformando nuestra mirada sobre la realidad. Una mirada que no solo
nos da legitimidad, sino que, también, nos anima y nos da fuerzas para seguir trabajando en nuestra misión día a día. Una mirada que no se esconde, que nos empuja a seguir ofreciendo oportunidades en mitad de esta emergencia educativa global. En programas que demuestran la enorme capacidad de resiliencia de nuestras redes educativas, como en Líbano, República Democrática del Congo, Amazonía o en nuestra querida Venezuela, donde, a través de la radio, WhatsApp y las tecnologías más sencillas, estamos logrando: que la educación no se apague; que continúe el acompañamiento a las poblaciones refugiadas y a miles de niñas amenazadas por la violencia; que los derechos fundamentales no se detengan; que el acceso a la educación no tenga retroceso y, con él, los años de logro y esfuerzo en la lucha contra la desigualdad. Una mirada con la que solidarizarnos, también, con nuestro entorno más cercano, como hicimos en la preciosa colaboración con Rozalén y la red de pisos del Servicio Jesuita a Migrantes en Valencia. O el apoyo al proyecto de atención y acogida por la población migrante y refugiada en Nador, ejemplo de nuestro compromiso con la justicia en las fronteras. Una mirada, también, que nos sostiene y que posibilita que continuemos trabajando en este acompañar a más de 230.000 personas en situación de pobreza y exclusión, y que nos mueve a impulsar, más que nunca, una cultura de la acogida que, frente a la cultura del descarte, reconstruye relaciones y fomenta la inclusión. En definitiva, una mirada que transforma la realidad, que no se puede parar y que nos impulsa a seguir construyendo un futuro mejor”.
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Guatemala
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Testimonios
Gilmer Aldana Durante la crisis por la COVID-19, me he identificado más con la comunidad, con la convivencia y he fortalecido la comunicación con padres y madres de familia, alumnos y alumnas. He visitado los hogares para orientar a los padres a que puedan apoyar a sus hijos e hijas a elaborar esas actividades que van a fortalecer sus destrezas. He podido utilizar todos los recursos con los que el centro educativo cuenta, como el banco telefónico de padres de familia y estudiantes, los grupos de WhatsApp para aclarar dudas, y llamadas personales para explicar y orientar las actividades de las guías de autoaprendizaje. El éxito de mis estudiantes es llevarlos a la resiliencia, ponerme en sus pensamientos, animarles a superar sus deseos frustrados al no querer hacer las tareas en casa. He logrado que mis estudiantes puedan reflexionar, puedan motivarse y llevarlos a ese deseo de cambiar esa educación que necesitan. Esta es una educación conjunta. El deseo de crecer de mis estudiantes, tanto intelectual como espiritualmente, nos ha llevado a explorar y a experimentar con los distintos proyectos que se presentan, para lograr su disposición al autoaprendizaje. Hoy, seguimos con esos mismos grupos de estudiantes para seguir en esa línea de acompañamiento. En lo personal, he visitado a familias de escasos recursos, les he llevado víveres, medicinas y, lo más importante, un poco de mi servicio y mi escucha. En mi experiencia, me he sentido con una conciencia empática porque en los hogares que he visitado he
encontrado que, por causa de la pandemia, han perdido sus fuentes de ingreso. Por eso, los estudiantes han tenido que buscar empleo para apoyar la economía familiar.
“Mi reto ha sido conocer y apoyar a cada uno de mis estudiantes...”
Entre los principales problemas que he encontrado, se encuentran: la distancia del centro educativo hacia sus comunidades; la falta de internet en las comunidades; y la falta de apoyo para dotarles de materiales didácticos para que los estudiantes puedan hacer sus actividades. Mi reto ha sido conocer y apoyar a cada uno de mis estudiantes en sus distintas situaciones. Por ejemplo, a los estudiantes con falta de materiales didácticos les compraba los materiales y se los hacía llegar a sus comunidades. En otros casos, con los estudiantes que trabajaban, organizamos el tiempo desde las 17:00 hasta las 19:00 para hacer llamadas y enviar mensajes con el fin de aclarar dudas y explicar. Así, se podía hacer fuera del horario de trabajo. Sé que iba a estar un poco cansado, pero contaba con el interés del estudiante para superarse. Es fácil quejarse –como algunos lo hacen– de que los alumnos no saben nada, no entienden nada, no les interesa nada, pero tengo que ponerme en su situación y saber que es mi responsabilidad como maestro ofrecerles oportunidades de superación. Hoy, quiero compartir que, como docente, no tuve tiempo, no tuve horario, porque mi objetivo era sacar adelante a estos jóvenes que son el futuro de nuestra Guatemala.
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Gabriela Rodríguez
imprimieron algunas guías y siempre nos decían que si teníamos alguna duda podíamos escribirles.
Al principio, no tenía posibilidades de tener un teléfono –aunque sí tenía internet–, pero este tenía la cámara dañada. Sin embargo, tuve que aprender a sentirme satisfecha con ese teléfono porque no todos tienen la posibilidad de tener uno. Al menos, tenía cómo unirme a las clases. Nos tuvimos que acoplar a eso. Cuando todo empezó, nos sentimos apoyados con las guías de autoaprendizaje. Pensamos que no nos iban a dar esa educación que teníamos cuando íbamos a clases presenciales, pero los docentes estuvieron acompañándonos con las guías, nos estuvieron dando un apoyo a través de un grupo creado en Facebook. Ahora estamos aprendiendo en Classroom. Allí estamos enviando nuestras tareas, que es otra plataforma en la que tenemos las posibilidades de aprender. A los que no tienen esas posibilidades, dan un día para poder visitar el centro educativo y, así, dejar presencialmente las guías y solventar dudas, pero nunca nos ha faltado algo para aprender.
Siento que soy muy bendecida en este sentido porque Fe y Alegría nos apoyó en nuestra educación, estuvieron muy pendientes de nosotros, preguntándonos si teníamos la posibilidad de conectarnos. Cuando se cerró todo el país, siempre nos dijeron que iban a estar cerca de nosotros y nunca nos dejaron. Siempre nos dieron ánimos, nos pusieron tareas para aprender algo nuevo.
Los docentes siempre están allí, pendientes de cómo vamos aprendiendo, dando seguimiento para que entreguemos las tareas, apoyándonos entre todos, diciéndonos que todos podemos lograrlo, ya que es el último año que tenemos para graduarnos de bachillerato. Algunos docentes nos preguntaban si teníamos las posibilidades de conectarnos para saber cómo poder organizarnos. En mi caso, como yo trabajaba, la maestra se conectaba el domingo para que pudiéramos estar todos juntos. A pesar de las dificultades, los docentes estuvieron al pendiente de nosotros para recibir nuestras clases y continuar con nuestra educación. También, los maestros grabaron las clases para los que no podían conectarse,
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Byron Jiménez Estudiar durante la crisis de la pandemia por la COVID-19 fue una experiencia nunca imaginada por ninguno de nosotros como alumnos, ni tampoco por los docentes. Fue una experiencia nueva y de gran aprendizaje. Nos dimos cuenta de que la educación, como siempre nos han dicho, empieza en el hogar y hoy nos hemos formado desde los valores de nuestra casa, de nuestra familia, y Fe y Alegría ha estado allí para apoyarnos y ayudarnos. Una de las dificultades a las que nos hemos enfrentado con esta pandemia es que, muchas veces, no tenemos los recursos necesarios para tener una educación en nuestro hogar. Muchas personas no cuentan con un dispositivo inteligente con el cual puedan conectarse o puedan preguntar algunas dudas que tengan a los docentes. De igual manera, hay personas que perdieron sus empleos, el dinero ha escaseado en sus hogares y no han tenido ese apoyo. A mí, personalmente, me afectaba que, muchas veces, tenía el internet limitado para sacar mis tareas, por lo
Federación Internacional de Fe y Alegría
que debía recurrir a otras fuentes para poder cumplir con mis estudios. Durante la emergencia, Fe y Alegría ha estado involucrada. Desde la primera guía que nos han enviado a nuestros hogares, los docentes siempre han estado pendientes de responder cualquier duda o cualquier situación que se esté presentando en nuestros hogares. De igual manera, han hecho visitas domiciliares para saber cómo nos encontramos. Nos visitan con el cuidado para llegar a nuestros hogares. También, nos han enviado guías de autocuidado que nos han ayudado a concientizarnos de lo que tenemos que hacer y evitar en esta pandemia. Fe y Alegría ha estado con nosotros, tomados de la mano.
Saralin de María Pérez Tengo 16 años y soy estudiante de quinto Magisterio de Educación Bilingüe Intercultural, en Fe y Alegría Guatemala. Me dedico a estudiar y apoyar a mi mamá en lo que pueda. Soy parte de Red Generación 21+ y, aquí en Guatemala, la llamamos Protagonismo Juvenil Organizado (PJO). Esta crisis por la que estamos pasando ha llegado a cambiar drásticamente nuestra rutina diaria y, asimismo, a afectar a las personas más vulnerables. Relacionado a lo que pude vivir en febrero de este año, en el VII Encuentro Global de la Red Solidaria de Jóvenes en Madrid, la COVID-19 me hace pensar sobre lo necesario que es estar preparados y, con ello, me refiero a la poca importancia que se le da aquí a la salud, a los empleos y a tantos otros problemas que han salido a la luz.
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Como PJO, nos hemos organizado a través de reuniones virtuales en donde participamos y damos ideas de cómo transmitir mensajes positivos y compartirlos en las redes sociales, para seguir incidiendo y haciendo conciencia. Planteamos nuestro punto de vista y experiencia desde nuestro entorno, porque, siendo parte de una comunidad rural aledaña a la ciudad, mi opinión es totalmente distinta a la de una chica de un área urbana. Aprendizajes y retos
“Tenemos poderes inconmesurables... tenemos la capacidad.”
A los y las jóvenes, yo les digo que comencemos a cuestionarnos, conocernos y conocer la realidad que nos golpea, y que veamos esto como una oportunidad de cambio. Seamos protagonistas de nuestra propia historia. Tenemos poderes inconmensurables... tenemos la capacidad. Sólo es cuestión de llevar todo a la práctica y demostrar lo que podemos hacer. Debemos emplear nuestra juventud en algo productivo. Hay una frase de Paulo Coelho que siempre llevo conmigo: “Lucha por tus sueños o los demás te impondrán los suyos”.
La pandemia fortaleció la innovación, la comunicación y la creatividad El 2020 fue difícil para todos, debido a la pandemia provocada por el nuevo coronavirus. La realidad de Fe y Alegría no fue distinta: todas nuestras comunidades educativas tuvieron que cerrar sus puertas y continuar con sus procesos de enseñanza y aprendizaje desde casa para asegurar el derecho a la educación de calidad. No obstante, aunque el aprender desde casa es, y sigue siendo, un reto sin precedentes, el trabajo de Fe y Alegría no se detuvo y continuó sirviendo a 16.124 estudiantes de todos los niveles educativos y formando la totalidad del personal docente, administrativo, de apoyo y servicio durante el ciclo 2020, en aspectos pedagógicos y de crecimiento personal, con la finalidad de mantener su actualización docente. De hecho, el P. Miquel Cortés, S. J., director de Fe y Alegría Guatemala, piensa que la pandemia ha fortalecido la innovación, la
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Federación Internacional de Fe y Alegría
comunicación, la creatividad y la optimización de los escasos recursos. El programa de alimentación escolar, financiado por el Estado, fue un vehículo muy importante no solo para el trabajo pedagógico, sino para una mayor articulación con las familias, lo que nos permitió promover su autoaprendizaje y la necesidad de su cuidado personal y sanitario. También, la prevención de la violencia intrafamiliar, tan amenazante en estos tiempos de obligado confinamiento. La pandemia nos obligó a profundizar el trabajo en red entre nosotros y con otras instituciones, lo que supuso asumir sin miedo, tanto a nivel institucional como personal, los nuevos aprendizajes que exigía. Fueron numerosos los grupos de WhatsApp que se crearon, incluso, por grados, y las comunidades de aprendizaje por correo o Facebook. Para fortalecer la resiliencia, insistimos, también, en el cuidado de los cuidadores, fortaleciendo su formación emocional y espiritual. Fomentamos el protagonismo y liderazgo juvenil, y, en pastoral, profundizamos la promoción del contagio de la solidaridad y la resiliencia. Insistimos en que “unidos saldremos adelante”. Esto propició, también, el trabajo humanitario con las poblaciones migrantes y con los afectados por las tormentas tropicales. También, empezamos a preparar protocolos para garantizar un retorno a clases saludable.
tecnologías que deben convertirse en un recurso necesario para el aprendizaje creativo y crítico, tanto personal como en equipo. A nivel federativo, debemos: profundizar los lazos para avanzar en la “unión de ánimos” de las Fe y Alegría nacionales, en clave de construir redes de esperanza; comunicar y compartir las experiencias exitosas; asumir juntos, y como un cuerpo, los problemas y las urgencias; apoyar, solidariamente, a los países más débiles y reflexionar juntos las exigencias de la sostenibilidad; la vocería desde los pobres y descartados de la necesidad de una mayor inversión en educación para que todos y todas tengan acceso a ella; y las nuevas exigencias educativas, entre ellas, la formación laboral, insistiendo en la inserción, pues, si no, no tiene mucho sentido la capacitación. Para ello, debemos comenzar reconociendo que, aquí, no somos pioneros y tenemos que aprender de los que van muy por delante de nosotros.
Como aprendizaje y retos, creemos que debemos seguir profundizando en la formación integral de los educadores para que asuman los retos de los nuevos tiempos. También, debemos enfrentar más creativamente la educación híbrida –unión de la presencial y la virtual–, lo que supone no solo la dotación para una adecuada conectividad, sino, también, la formación pedagógica, imprescindible para asumir las nuevas
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Haití
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Federación Internacional de Fe y Alegría
Testimonio
Hna. Matilde Moreno, rscj. No es por presumir, pero en Haití hemos tenido la “pandemia” más larga de todas, ¡y seguimos! El curso escolar 2019-20 comenzó como siempre la primera semana de septiembre pero a mediados de mes se desató una ola de violencia tan fuerte en el país, que todos los colegios de Puerto Príncipe y de las ciudades y pueblos cercanos tuvieron que cerrar. En Balan, donde yo vivo con mi comunidad del Sagrado Corazón, atendiendo a un Centro de Salud Integral y a un colegio de Fe y Alegría, no sufrimos la violencia directamente, pero no pudimos salir ni a la carretera para comprar pan. Esta fue nuestra primera “pandemia” que se extendió hasta el mes de diciembre en que las clases recomenzaron. Tiempo de incertidumbre, sufrimiento y hambre porque los campesinos no podían salir a vender sus productos ni comprar el arroz nuestro de cada día. Por Navidad llegaron las primeras noticias del Corona, como aquí se le llama, pero sonaba a muy lejano y foráneo. Cuando parecía que todo se iba recomponiendo, llegó el gran mazazo. El Presidente se dirigió a la nación: todos a casa, todo cerrado…y desde el 20 de marzo recomenzó otra vez nuestro calvario. Las iglesias, centros públicos y colegios cerraron hasta el 31 de julio. Otra vez miedo, inseguridad y hambre. ¿Qué hacer? En Fe y Alegría nos organizamos para buscar recursos y poder ofrecer a las familias lotes de arroz, habichuelas y aceite además de mascarillas, jabón y lejía. Algo de alivio pero insuficiente a todas luces. Nosotras, en Balan, conse-
guimos amigos que nos ayudaron durante todo el tiempo que duró el encierro y cada mes pudimos repetir el reparto de comida a las familias de nuestro alumnado. Lo que parece salido de una película de ciencia ficción es el imaginar que, durante la pandemia, las familias que viven en nuestros campos pueden estar encerradas en sus casas. Aquí la mayoría de las viviendas, menos algunas que son de bloques, se construyen a base de palmas, barro y chapa. Sirven para dormir y guardar los pocos enseres que posee la familia. La vida se hace fuera de la casa, en estrecha convivencia con los vecinos y si alguien se enferma, se cuidan y se contagian entre todos. Las consecuencias de nuestra particular “pandemia” están siendo desastrosas. El Corona no ha pegado muy fuerte ¡gracias a Dios!, pero las secuelas de un año escolar perdido, trabajos que se esfumaron y la violencia que crece a velocidad galopante con las más de 70 bandas armadas que cada vez controlan más barrios y zonas del país de una forma muy violenta, hacen que en este país sea cada vez más difícil vivir. ¡Pero no se equivoquen ni se olviden! Este es un pueblo maravilloso que sabe vivir y esperar contra toda esperanza. Un pueblo de Fe inquebrantable y de Alegría inexplicable en medio de tanto sufrimiento. Un pueblo del que hay mucho que aprender y al que nunca hay que olvidar. Que Dios siga compartiendo nuestras vidas y nos siga bendiciendo.
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Aprendizajes y retos
Labor concientizadora y de apoyo humanitario El 2020 fue un año muy difícil para Fe y Alegría Haití. A los problemas estructurales, la inestabilidad política, la inseguridad social y debilidades de nuestro sistema educativo y de la propia Fe y Alegría, se sumó el enorme esfuerzo que tuvimos que asumir para seguir brindando educación en el obligado confinamiento que exigió la pandemia. No solo tuvimos que reacomodar nuestras prácticas a las exigencias de la educación a distancia, sino que tuvimos que trabajar muy duro en generar conciencia en la población para que asumiera la pandemia en serio, y para promover y posibilitar las medidas sanitarias indispensables, pues muchos no las cumplían, ya sea por no creer en las consecuencias de la COVID-19, por no tener los recursos para ello, o por tener que salir a la calle para poder conseguir la comida. Por ello, junto a los esfuerzos por mantener el trabajo educativo, tuvimos que emprender una labor humanitaria repartiendo bolsas de comida y kits de higiene entre las poblaciones más vulnerables, lo que nos permitió crear conciencia y formar a las familias.
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Sin embargo, la COVID-19, que nos obligó al confinamiento en las casas y la inseguridad en los lugares donde están los centros de Fe y Alegría, no nos permitió toda la comunicación que hubiéramos deseado con las familias, pues creemos que esta es una dimensión esencial que debemos fortalecer. También, vemos muy necesaria y urgente la capacitación para el trabajo y el emprendimiento de proyectos productivos que contribuyan a elevar las condiciones de vida de las personas tradicionalmente golpeadas no solo por esta pandemia, sino por la de la miseria y el hambre.
Federación Internacional de Fe y Alegría
Queremos subrayar que, a pesar de las dificultades, nuestros alumnos obtuvieron buenas calificaciones en los exámenes que, a nivel nacional, promovió el gobierno, lo que nos estimula a seguir con mayor entrega nuestra labor de promover a las personas más vulnerables mediante una educación de calidad. También, pedimos apoyo a la Federación para fortalecer a Fe y Alegría Haití, que se encuentra en una situación de mucha debilidad.
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Testimonio
Belkis Avilés Mi nombre es Belkis Avilés y pertenezco al equipo de trabajo del Centro Técnico Nazaret de Fe y Alegría Honduras, ubicado en la comunidad de Urraco Norte (El Progreso, Yoro). Nací y crecí en Urraco Pueblo, donde contamos con tierras ricas en nutrientes para los cultivos por estar al margen derecho de uno de los ríos más caudalosos y serpenteados del país: el Ulúa. La zona está dividida en 35 comunidades de áreas totalmente rurales, con difícil acceso a la ciudad de El Progreso. Vivimos abandonados e ignorados por el Gobierno y apenas contamos con los servicios esenciales. El 2020 fue un año muy difícil que nos trajo miedo, angustia y dolor. Fue un año sin cuerpo ni alma. Empezamos con la fatídica noticia de que se avecinaba un confinamiento local y mundial por un virus, obligándonos al encierro total en nuestras casas y cuerpos. Tuvimos que abandonar nuestras metas familiares, personales, profesionales y se rompieron los sueños de nuestros jóvenes estudiantes porque el Nazaret, por primera vez en su historia, cerraba sus portones. Intentamos, después, comunicarnos por una pantalla borrosa y, en muchos casos, con nula señal de internet, con el añadido de que el 38% de nuestros jóvenes no cuentan con teléfono inteligente ni conexión a internet, por el factor económico. Durante la pandemia, fue doloroso comprobar cómo se desintegraban muchas familias que no supieron convivir en medio del encierro ni lidiar con la carencia de los servicios más básicos. Fue angustiante ver
la desesperación de jefes o jefas de hogar al enterarse de que se habían quedado sin empleo porque en sus empresas les suspendieron los contratos de trabajos, sin ninguna explicación. Algunos jóvenes tomaron la decisión de emigrar con el cubreboca puesto y se sumaron a las caravanas porque la vida se volvió difícil vivirla en casa. Aumentó el consumo de drogas y alcohol, así como la violencia contra las mujeres, llegando, incluso, al feminicidio. Otros, sin embargo, siguieron luchando aferrados a la tierra, sembrando sus cultivos de oro –maíz, yuca, chile, tomates, cebolla, naranjas–, o manteniendo sus granjas de pollos para la sobrevivencia y poder pasar el mal tiempo.
“El 2020 fue un año muy difícil que nos trajo miedo, angustia y dolor.”
Los docentes nos esforzamos por comunicarnos con las familias y estudiantes para reunirnos por medio de las plataformas virtuales. Nos manteníamos informados y comunicados y nos abrazábamos con palabras de ánimo. Otros, sin embargo, tuvieron que soportar el confinamiento aislados y solos, pero aún faltaba lo peor. Llegaron los vientos de noviembre... parecía un mes tranquilo, con días de esperanzas que nos devolverían la paz y tranquilidad, pero no fue así. Pasaron por nuestro pueblo dos visitantes inesperados: los huracanes Eta e Iota que arrasaron con lo poco que nos había quedado.
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Es indignante comprobar que las autoridades de emergencia no alertaron al país sobre el alto impacto de estos fenómenos naturales, sabiendo el nivel de vulnerabilidad en que vivimos a causa de la falta de mantenimiento en las márgenes derecha e izquierda del río Ulúa. Un día, de repente, nos despertamos con el agua en nuestros pies. Eran las 4:50 a. m. Recuerdo que desperté por el bullicio en la calle. Salí a mirar y lo primero que vi fue a un niño, de unos ochos meses, que lloraba desnudo sobre un viejo colchón frente a mi casa. Luego, vi a una señora de edad avanzada que cargaba una pesada estufa. Corrí a ayudarle, me sonrió asustada y regresó por más a su casa. Fue muy duro ver a todos mis vecinos sacando sus pertenencias, colchones, mesas, utensilios, gallinas, cerdos, patos y todo lo que podían cargar sin saber para dónde ir.
“Pienso que las adversidades siempre nos dejan muchos aprendizajes para ser más hermanos y más humanos,...”
Cuando regresé a mi casa, el agua ya me llegaba a mis rodillas. Miré las caras de mis familiares y estaban fuera de sí, afanados de sacar pertenencias. Recuerdo que entré a mi cuarto por un poco de ropa y por mi mochila con la computadora donde hoy sigo escribiendo. Agarré dos sacos de mezcal, llené de ropa uno y en el otro puse los alimentos que habíamos comprado para el mes. 78
Salí a la calle y todo era un caos. Estábamos rodeados por las corrientes del río. Llamé a mi hermano por celular para que nos llevara a uno de los cerros de la comunidad, como habíamos hablado un día antes, en caso de emergencia, pero no había señal en los celulares. Tampoco había camino seguro para pasar caminando. Milagrosamente, apareció mi hermano cortando el agua con su trimoto de carga. ¡Qué alegría! Nos fuimos todos en un solo viaje con tan solo lo que llevábamos puesto en nuestros cuerpos. En el camino, vimos episodios dolorosos: personas gritando, otros llorando, niños desorientados, ancianos sentados en su silla, personas sacando sus pertenencias... fue como ver un barco hundirse. Íbamos todos en silencio, sosteniéndonos como podíamos de las barras de metal del trimoto. En el trayecto, pasamos por el Centro Nazaret, mi segundo hogar, donde había convivido por dieciocho años. Estaba convertido ya en un brazo del río Ulúa. Cerré mis ojos y me vinieron a mi mente imáge-
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nes de todos los esfuerzos y sacrificios que habíamos hecho para garantizar el aprendizaje efectivo de nuestros jóvenes. “Perdimos todo”, me dije, y en ese momento me quebré. Llegamos al refugio y quedamos aislados e incomunicados por varios días. En el refugio, sobrevivimos mientras pasaba la tempestad de los fuertes vientos, las destrucciones de los caminos, la gente refugiada en las calles con carpas improvisadas de sábanas, cocinando al aire libre los últimos alimentos que les quedaban. Unos meses después, las aguas regresaron a sus cauces y nosotros también regresamos a nuestras casas, casi enterradas por el lodo. Fue como comenzar de cero... el agua había acabado con todo lo que se suponía habíamos guardado. No podíamos ir a la ciudad porque los caminos estaban totalmente destruidos. Compartíamos e intercambiábamos alimentos que aún nos quedaban con vecinos y familiares.
Por lo que antes era la calle, logró, por fin, llegar una lancha con algunos alimentos y agua que nos tocó racionar. Un mes después, habilitaron los caminos y la ayuda solidaria de personas de otros países llegó justo a tiempo con alimentos, agua y ropa. También, regresamos al Centro Nazaret para unir esfuerzos con Fe y Alegría y apoyar a las familias afectadas. Recorrimos las comunidades, visitamos las familias que todavía no se reponían de las pérdidas materiales y les apoyamos con alimentos, agua, colchonetas y ropa. Todavía lo seguimos haciendo porque las necesidades son muchas. Pienso que las adversidades siempre nos dejan muchos aprendizajes para ser más hermanos y más humanos, y eso es lo más importante en la vida. Agradecemos estar vivos y salimos fortalecidos para cumplir la misión que Dios y nuestros antepasados nos encomendaron de ayudarnos unos a otros. El Nazaret está vivo... seguiremos siendo luz para las familias empobrecidas y trabajando por la transformación social.
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Aprendizajes y retos
La pandemia y los huracanes nos obligaron a un cambio radical La pandemia de la COVID-19, que nos confinó en las casas, nos obligó a asumir la virtualidad y la educación a distancia, sin estar ni tecnológica ni pedagógicamente preparados para ello. Sin embargo, hicimos grandes esfuerzos para seguir garantizando, lo más adecuadamente posible, el derecho a la educación de nuestros alumnos, incluyendo a los indígenas garífunas con los que venimos trabajando hace ya siete años con una educación que fomente su identidad y respete y promueva su cultura. La pandemia profundizó también la miseria y el hambre, lo que nos obligó a asumir la ayuda humanitaria repartiendo bolsas de comida y kits de higiene y prevención del virus. También, multiplicó las migraciones, con el añadido de que, ahora, migraban familias enteras, lo que nos obligó a intervenir más decididamente en esta frontera, y organizarnos en redes con instituciones
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que vienen trabajando el problema de la migración. Tuvimos que implementar programas educativos y de capacitación con los retornados para que pudieran mejorar sus condiciones de vida con la idea de frenar su migración, o enfrentaran mejor preparados el futuro fuera del país, pues sabíamos que muchos de ellos volverían a marcharse. Por si fuera poco, el 3 de noviembre de 2020 entró en territorio hondureño el huracán Eta, con lluvias muy abundantes que ocasionaron desbordamiento de ríos, deslizamientos de tierras y destrucción de numerosas aldeas. A continuación del huracán, y sin tiempo para recuperarnos, se produjo la formación de otro huracán de proporciones inmensas –el Iota–, que devastó cosechas, ahogó ganados y destruyó municipios enteros con un importante saldo de muertes y poblaciones enteras que lo
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perdieron todo, incluyendo, por supuesto, las viviendas con todos sus enseres. Los huracanes nos obligaron a un cambio total. Ya no se trataba, meramente, de garantizar educación, sino de salvar y garantizar la vida. Asumimos en serie las tres erres: reorganizarnos, reconvertirnos y responder a las emergencias. Formamos grupos de trabajo, cambiamos nuestros roles, nos dedicamos a lo más urgente: repartir comida, agua, ropa, cobijas... todo lo que contribuyera a salvar vidas. Llegamos a atender 122 albergues en los que, además de responder a las necesidades más urgentes, impartimos talleres sobre manejo del estrés, solidaridad y habilidades para la vida. Como expresa con convicción Miguel Molina, director nacional de Fe y Alegría Honduras, “la pandemia y los huracanes nos están ayudando a replantear a fondo nuestro tra-
bajo. Más que reconstruir nuestros centros destruidos, debemos relanzarlos en una dimensión más comunitaria, que respondan más directamente a las necesidades extremas de los más pobres, siempre golpeados por todo tipo de pandemias y catástrofes. Tenemos que fortalecer nuestro trabajo en red con otras instituciones y entre las diversas Fe y Alegría. En esto nos jugamos nuestra identidad y nuestro futuro como educadores populares. Una Fe y Alegría enquistada en sus trincheras, donde cada país solo se preocupa de seguir en lo suyo, no tiene hoy sentido. Unidos es que somos fuertes, fortaleza que debemos utilizar con más decisión frente a los gobiernos y organismos e instituciones en procura de los recursos necesarios para que todos y todas puedan ejercer su derecho a una vida digna y una educación de calidad, sobre todo, en estos tiempos donde la pandemia ha dejado a millones sin escuela”.
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Italia
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Testimonio
María Elena Guevara Tiene 61 años y es ecuatoriana, viuda, madre de tres varones, abuela de tres nietos, licenciada en Ciencias de la Formación con especialización en Física y Matemáticas, y profesora en IRFEYAL de Fe y Alegría Milán y en La Universidad de Loja. Su vocación nace durante la carrera, gracias a algunas suplencias y al ejemplo en casa. “Siempre vi a mi madre enseñar a los niños del barrio. Hubiese querido ser médico, mi familia me apoyaba, pero al final abandoné la idea por los costes que suponía”. Y, añade riéndose, “el hecho de ponerme la mascarilla ahora es lo más cercano que tengo a lo que quería ser, ¡por eso, no lo llevo mal!”. Es una persona fuerte y decidida. “En 1999, la inestabilidad económica que sufríamos los profesores me llevó a dejar mi familia, mi casa y la profesión de docente que había ejercido en los últimos diecinueve años, pero por un buen motivo: mis hijos. La idea era venir por dos años. No importaba si tenía que cocinar, limpiar, cuidar ancianos o niños. Al principio, fue muy duro. Los dos años se han convertido en veinte. Mi marido siguió trabajando como docente en Ecuador y, tras su muerte en joven edad, me traje a mi hijo de dieciséis años a Italia”. Aún recuerda las palabras de su marido al despedirse en el aeropuerto: “María Elena, te vas a otro país, pero jamás olvides que eres una docente y, como tal, deberás orientar a las personas. Las habilidades que tienes, demuéstralas y serás querida en cualquier trabajo”.
En cuanto a su vida laboral, expresa: “Mi prioridad era mandar dinero a casa, pero solo con mi título no podía dedicarme a la enseñanza en la escuela italiana. En cambio, con gran satisfacción, sí que he podido seguir siendo docente de matemáticas en el IRFEYAL de Fe y Alegria Milán y en la Universidad de Loja, además de dar clases particulares. Pero mi fuente principal de ingresos ha sido, primero, cuidando a una anciana y, desde hace muchos años, con una familia ocupándome de los hijos”.
“Gracias a su esfuerzo, todos sus hijos han podido culminar sus estudios.” Gracias a su esfuerzo, todos sus hijos han podido culminar sus estudios, alcanzando el nivel de licenciados. El mayor, una Licenciatura en Ciencias de la Educación Especialidad Físico-Matemáticas por la Universidad de Loja Extensión Milano; el segundo, en Ingeniería Electrónica y Telecomunicaciones por la Universidad Politécnica de Quito; y, por último, el tercero, estudió Ingeniería Aeronáutica en Italia, cumpliendo, así, el sueño de su padre de que uno de sus hijos se formase en el extranjero. La primera vez que vi a María Elena fue en la escuela, bailando y riendo en una fiesta en medio de sus alumnos. Cuando le pregunto cómo tiene que ser un buen educador, ella me contesta: “Amable y cariñoso, capaz de transmitir sus conocimientos, de ponerse al servicio de sus alumnos, de dominar la materia, pero siempre dispuesto a mejorar”. Recuerda a los alumnos que han pasado
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por su vida con todo detalle y de cómo, a veces, un simple gesto o una palabra podía ser de ayuda. “Hace poco, uno de ellos me ha dicho: ‘licenciada, usted me hace revivir’... esto es lo que a mí me llena. En el Instituto IRFEYAL, hay tantos chicos con dificultades, mujeres que sufren violencia, otros que se arrepienten de haber dejado los estudios o que tienen que rehacer su vida con una madre que casi no conocen o con la nueva pareja de la madre. No quiero inmiscuirme en sus vidas, sino solo saber lo suficiente para motivarles de la mejor manera”. De ella, una de sus compañeras dice: “Reconozco y admiro enormemente la capacidad de aprendizaje, desarrollo, creatividad y compromiso de la profesora María Elena Guevara”. Y Julio, uno de sus estudiantes, de 51 años, nos comenta: “Mi agradecimiento especial va a la profesora María Elena, por su disponibilidad, cariño y paciencia”.
Aprendizajes y retos
La pandemia favoreción la integración con las familias Desde hace veinte años, Fe y Alegría Italia ofrece, en colaboración con IRFEYAL Ecuador, la posibilidad de que los estudiantes latinoamericanos en Italia puedan concluir los estudios con un título válido para ingresar en la universidad. La pandemia nos obligó a impulsar con más fuerza la educación a distancia en modalidad virtual, lo que supuso que emprendiéramos campañas para conseguir ordenadores para los estudiantes que no tenían. Como no fue muy exitosa la campaña que emprendimos para que nos donaran ordenadores de segunda mano, los compramos nosotros y se los prestamos a los alumnos con el compromiso que debían devolverlos. A otros, les hicimos descuentos en la matrícula para que pudieran adquirirlos por ellos mismos. A pesar de las dificultades, tenemos que subrayar que los profesores asumieron sus tareas con gran responsabilidad y entrega.
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Visitaron a los alumnos en sus hogares, lo que les llevó a integrarse más con ellos y conocer más a fondo sus familias y sus modos de vida. Los alumnos, a su vez, también dieron muestras de servicio y solidaridad y algunos de ellos prestaron el servicio de traductores a los médicos cubanos que llegaron a apoyar la atención de la pandemia. Como al inicio de la crisis sanitaria varios estudiantes, que estaban trabajando en hospitales y casas de ancianos, manifestaron señales de una fuerte crisis emocional, les brindamos una atención personalizada para ayudarles a enfrentar la situación y gestionar sus emociones. Los estudiantes han manifestado estar muy satisfechos y agradecidos con este acompañamiento.
superando, con mayor énfasis, la pedagogía transmisiva y se abran a la pedagogía crítica y creativa para que los estudiantes puedan aprender de forma permanente. Les preocupa convertirse en una ONG dadora de diplomas y no asumir, en serio, la concepción educativa y la misión de Fe y Alegría que busca la transformación personal y social, pues son muy conscientes de que nuestro reto y objetivo es cambiar vidas, ayudar a los estudiantes a crecer fuertes en su propia identidad y abrirse creativamente a otras culturas y a la ciudadanía universal. Esto va a exigirles trabajar, más arduamente, la identidad y la espiritualidad e insistir, con fuerza, en el cuidado personal.
En el acto de graduación de cuarenta nuevos bachilleres en Milán, al que asistieron los cónsules de Ecuador y Perú, el P. Florin Silaghi, S. J., director nacional de Fe y Alegría Italia, felicitó a los estudiantes con las siguientes palabras: “Este año ha sido un año muy difícil. Sin abnegación, compromiso constante, confianza, pasión, creatividad, oración, diálogo y sacrificio, no se podría haber llegado a este momento de realización y celebración. Por ello, agradezco a Dios, a sus familias, a sus profesores y a todos los que les han apoyado. Estar llenos de gratitud por los demás y por uno mismo es siempre fruto de una educación que nunca es un fín en sí misma, una educación que nos hace sabios, que transforma los corazones, que disuelve los miedos, que nos hace más verdaderos y creativos, por lo tanto, más capaces de ser responsables no solo de nuestros sueños personales, sino también de nuestros deseos comunes”. Según la coordinadora pedagógica, Olga Pérez Sastre, Fe y Alegría Italia tiene entre sus retos más importantes profundizar en la formación de los profesores para que vayan
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Madagascar
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Testimonio
P. Jean Guy Tahina, S.J.
Soy el P. Tahina Jean Guy, jesuita, presto mis servicios como director ejecutivo de Fe y Alegría en Madagascar. Trabajo con el P. Emile Ranaivoarisoa, también jesuita, quien es el director general y con muchos educadores y educadoras que están en el monte haciendo posible que Fe y Alegría sea un servicio educativo para los más pobres y excluidos de nuestro país. Cuando la pandemia llegó se sumó a las múltiples condiciones de precariedad que vive nuestro pueblo, entre ellas la falta de agua y comida. Atendimos a los estudiantes de Joakim en Fianarantsoa con las medidas de seguridad que pudimos. Igualmente a los estudiantes que tenemos desde 2015 en el centro del distrito de Ikalamavony a 100 kilómetros de Fianarantsoa en el centro del oeste. Tenemos serios problemas para desplazarnos por el país. Por un lado la inseguridad que provocan los grupos armados y por la otra las distancias. Pudiera parecer que las distancias no son tan grandes, pero por las condiciones de los caminos, 100 kilómetros los podemos hacer en vehículos de doble tracción entre 9 y 12 horas.
familias, como por ejemplo la plantación de naranjas y aguacates. Comenzamos un trabajo con las personas que no saben leer y escribir. Esta es una iniciativa iniciada recientemente.
“En medio de la
pandemia tuvimos una muy buena noticia, el estado reconoció la existencia de Fe y Alegría como ONG dedicada a la educación ...”
Con los estudiantes y sus familias hicimos construcciones en Fitampito, porque necesitamos infraestructuras para garantizar una educación de calidad. Este trabajo lo hicimos junto a los jesuitas en Madagascar, que este año 2020 celebramos el jubileo de los 50 años como una provincia jesuita. En medio de la pandemia tuvimos una muy buena noticia, el estado reconoció la existencia de Fe y Alegría como ONG dedicada a la educación, registrada en el número 02/2020 BIM/ONG/PREF/Ftsoa. En malgache, el idioma nativo de Madagascar, Fe y Alegría se traduce como FIHAM. FInoana HAravoan’ny Malgache, FIHAM. Con FIHAM, seguimos con Fe y Alegría.
Estamos muy contentos porque a pesar de las condiciones, atendimos a los profesores de las zonas remotas con formación pedagógica para enfrentar nuestro reto educativo. También promovimos actividades para generar ingresos para las escuelas y las
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Aprendizajes y retos
Insistimos en generar conciencia de la importancia de la educación En Madagascar, la situación durante la pandemia es semejante a la presentada en otros muchos países: se cerraron las escuelas y las personas de Fe y Alegría se organizaron en equipos y colaboraron con la Diócesis Católica de Fianarantsoa para apoyar en la entrega de ayuda humanitaria (alimentos, mascarillas, jabones y desinfectantes) a las familias de la comunidad educativa. El obligado confinamiento dejó sin trabajo y, en consecuencia, sin ingresos a la mayoría de los padres de familia que se dedican a la economía informal. También, aprovechamos las entregas para realizar jornadas de sensibilización e información a los padres y a las familias pertenecientes a nuestro movimiento sobre la COVID-19 y la necesidad de seguir las medidas preventivas. Esto nos ayudó a establecer lazos más estrechos con las comunidades, que nos aprecian y valoran mucho. Tal vez, esta sea la mayor fortaleza de Fe y Alegría Mada-
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gascar y tenemos que seguir aspirando a convertir nuestras escuelas en verdaderos centros comunitarios. Los padres se muestran muy colaboradores y contribuyen al pago de la educación de sus hijos con su trabajo o con productos de sus cultivos. También, tuvimos que brindar apoyo económico a los maestros y maestras que están muy mal remunerados/as, pero que, a pesar de las dificultades, se las ingeniaron, creativamente, para garantizar la continuidad de la educación de sus alumnos. Madagascar es un país con escasa infraestructura y tenemos muchas necesidades de todo tipo. Nuestras 42 escuelas son pequeñas y muy pobres, están muy lejos de las ciudades y llegar a ellas por caminos de tierra resulta muy penoso, sobre todo, en invierno, cuando es casi imposible. Las construcciones son muy rústicas –con paredes y techos de hojas de palmera– y la dotación es, prácticamente, inexistente, pues carecemos, incluso, de pupitres. Los profesores requieren mucha formación, tanto en lo pedagógico como en educación popular e identidad de Fe y Alegría. Sus conocimientos son muy rudimentarios, pues la mayoría de ellos solo tienen estudios elementales. Por ello, necesitamos mucho apoyo de la Federación. A pesar de ello, tienen muy buena disposición y están deseosos de seguirse formando. Algunos, como la profesora Rassoa, muestran, además, una extraordinaria generosidad, pues, en sus ratos libres, se dedica a criar pollos para, con su venta, comprarles cuadernos y bolígrafos a sus alumnos. El reto educativo más importante en Madagascar es seguir promoviendo la importancia de la educación, pues ni el Estado ni las familias les dan importancia. Las familias no la consideran un medio esencial para progresar y salir de la pobreza,
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pues no tienen ningún referente de alguien que haya salido de sus comunidades y haya progresado por sus estudios. Por ello, cuando los niños crecen, los llevan al campo a que les ayuden en la siembra de arroz o a cuidar las vacas. Por ello, a diferencia de otros países africanos, en Madagascar las niñas asisten a la escuela más que los niños. También, estamos insistiendo en el cuidado de la naturaleza, pues muchos queman los bosques para lograr pastos para su ganado, lo que está llevando a una rápida desertificación del país. En consecuencia, iniciamos, en las escuelas y con las familias, proyectos de siembra, cuidado de árboles y huertos escolares para ayudarles a lograr una mejor alimentación.
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Testimonios
Hasly Medelid Méndez Montoya Desde que inició la pandemia de la COVID-19, esta me generó mucha tristeza, miedo, terror y preocupación, ya que en mis 14 años era una situación nueva y nunca antes vista. Se me hizo muy impactante que, en tan poco tiempo, todo lo que conocíamos cambió, repentinamente. Las actividades más sencillas se habían convertido en actos de gran riesgo y peligro. Si bien todo cambió para mí, desde las actividades de mi hogar, escuela y comunidad, lo más importante es que hubo un cambio personal, pues en el 2020 tuve la oportunidad de reflexionar sobre aquellas cosas que antes consideraba de gran importancia y que, en el tiempo de aislamiento social, dejaron de serlo. Me di cuenta que debía apreciar, amar y proteger a aquellas personas que siempre estuvieron y están para mí, valorar nuestra salud y vida, y, de igual manera, la de los demás. A pesar del contexto, continué con mucho entusiasmo y dedicación. Decidí que dicha situación no iba a detenerme. En el 2019, inicié un proceso formativo en identidad sociopolítica, donde he ampliado mis conocimientos y desarrollado habilidades de liderazgo. El año pasado, inicié un Diplomado Virtual en Participación Sociopolítica de las Juventudes en Cultura de Paz, del que he aprendido que hay que saber trabajar en equipo –que es una gran virtud– porque, sabiendo las opiniones de los demás, nos disponemos a colaborar para, juntas y juntos, poder transformar nuestra realidad.
Los intercambios de experiencias virtuales, promovidos por la Red Generación 21+ – una iniciativa dinamizada desde la Federación Internacional Fe y Alegría–, me permitieron conocer las experiencias de otras chicas y chicos de otros países que, definitivamente, han enriquecido mis aprendizajes. Juntas y juntos vimos el lado positivo de las diferentes situaciones a las que estamos llamadas y llamados en el mundo para incidir y transformar lo que nos causa tanto daño e indignación.
“Juntas y juntos vimos el lado positivo de las diferentes situaciones a las que estamos llamadas y llamados en el mundo ...”
Considero que, para ser una buena lideresa, es importante saber dominar dicha habilidad. Mis mayores logros han sido transmitir energía positiva, entusiasmo, así como desarrollar mi creatividad y liderazgo como agente de cambio. Como aprendizajes, tuve muchos: desde saber cómo me siento, cómo yo puedo hacer un cambio, la importancia de construir la paz, la reflexión de cada conflicto y, sobre todo, descubrir el poder que hay dentro de mí. Las habilidades que desarrollé durante toda esta formación fueron muy notorias, ya que, antes, era muy tímida y no me gustaba hablar en público. Ahora lo puedo hacer, facilitando en las formaciones que se realizan con las juventudes en mi centro de estudio. Todo esto, me ha ayudado en la escuela, hogar y comunidad, ya que se ha establecido una mejor comunicación
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y confianza en todo lo que me rodea y me siento segura de mí misma.
dedicación de tiempo usando herramientas tecnológicas como videos educativos.
Cada formación que me fue brindada, fue de gran ayuda porque pude crear, socializar, fortalecer, interiorizar, desarrollar y crecer como persona. Me gustaría que siguieran promoviendo estas actividades para que, así como yo lo hice, otras y otros jóvenes logren ver que tenemos esa luz de cambio y que podemos marcar la diferencia.
Mi grupo de estudiantes asignado me supuso un gran reto, ya que la mayoría no contaba con internet ni fotocopias para realizar las guías semanales. Tuve que innovar y motivar a otros para que compartieran con los que no tenían.
Johana Espinal Zepeda El contexto de la COVID-19 me generó un estado emocional de temor, dado que a mis 51 años fui una víctima más de esta pandemia. La contraje y, como consecuencia, contagié a mi familia. Al inicio, el aspecto noticioso fue un factor que influyó en mi vida por ser una enfermedad nueva y que conocía muy poco de ella. A raíz de esta enfermedad, el cambio más importante que experimenté fueron mis hábitos de tipo higiénico, los cuales incorporé mucho más. Por otra parte, me he habituado a convivir con esa enfermedad como con cualquier otra. La pandemia no solo vino a alterar el sistema de salud y la convivencia social a la que, comúnmente, estábamos acostumbrados. Durante la pandemia, se modificó también la atención a los educandos, trabajando en línea a través de la estrategia de atención a distancia –y ahora semipresencial–, lo que ha implicado mayor reforzamiento de contenidos complejos y, en casos especiales, mayor
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Fue mucho más trabajo, más cansancio, pero con la satisfacción de que ninguno de ellos se contagió de esta enfermedad. Estuvieron desde casa trabajando y lograron aprender. Hay muchas anécdotas que contar, pero la cara de felicidad de cada uno de ellos y ellas es lo que me motiva siempre a dar más y más.
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Aprendizajes y retos La pandemia nos obligó a cambiar planificaciones y proyectos, y tuvimos que innovar sobre la marcha. Si bien en Nicaragua no hemos contado nunca con datos confiables sobre la propagación e impactos de la COVID-19, hemos sufrido muy de cerca sus consecuencias con casos de docentes, estudiantes e, incluso, personal de las oficinas contagiados. La situación nos obligó a cambiar planes y proyectos, a innovar sobre la marcha para atender las necesidades más urgentes, que iban desde la dotación de alimentos y kits de higiene para proteger la salud, hasta el apoyo emocional y psicológico al personal afectado o que tenía miedo. También, cultivamos, con especial énfasis, la formación humana, la convivencia armónica y la espiritualidad con miras a prevenir todo tipo de violencia que suele multiplicarse en situaciones de confinamiento. Las búsquedas y esfuerzos se concretaron en elaborar el “Plan de Atención y Acompañamiento Pedagógico en Tiempos de Emergencia”, que supuso echar mano de las posibilidades que brindaban la educación virtual y a distancia. De esta forma, se crearon numerosos grupos de WhatsApp y Facebook, y se multiplicaron las videollamadas y clases virtuales donde era posible, lo que exigió grandes esfuerzos de capacitación tecnológica sobre la marcha. Para atender a los alumnos de las zonas más marginales y rurales, donde no era posible la educación virtual, los profesores prepararon guías de estudio que los padres de familia debían recoger semanalmente en la escuela. Allí, se aprovechaba también para insistir en que tomaran las medidas sanitarias y que vivieran en un clima de armonía y colaboración en las casas.
Con los docentes, privilegiamos conversatorios y procesos formativos sobre cultura de paz, inteligencia emocional, modelos pedagógicos dialógicos, formación espiritual y cultivo de la identidad. Incluso, a pesar de la situación, logramos realizar varios retiros espirituales que estimularon mucho el compromiso y la resiliencia. A pesar de las difíciles situaciones vividas con la pandemia, y el paso de los huracanas que vinieron a profundizar las carencias y problemas, las y los jóvenes de Fe y Alegría Nicaragua no se detuvieron, pues, desde sus espacios, continuaron desarrollando procesos de reflexión y acciones concretas para incidir en temas como cultura de paz, violencia de género, derecho a una educación de calidad, salud mental, educación sexual, medio ambiente, entre otros. También, junto con otros estudiantes universitarios, realizaron jornadas de arte, teatro y muralismo. Quedan los retos de seguir fortaleciendo la capacitación virtual, lo que supone más y mejor dotación, así como la formación en identidad y educación popular para ser capaces de utilizar las tecnologías como recursos con el fin lograr aprendizajes y conocimientos comprometidos con la transformación de la realidad. Pensamos que, a nivel federativo, se deben fortalecer las redes y el cultivo de la conciencia de movimiento global en defensa de la educación de calidad para todos y todas. Vemos, también, necesario un mayor intercambio de propuestas y de una reflexión más colectiva en torno a los temas esenciales y a la gestación de la nueva educación popular después de la pandemia.
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Testimonios
Melbin Emigdio Herrera Pasé casi toda la pandemia solo con el director nacional. Al principio, pensábamos que esto iba a pasar rápido, pero, poco a poco, empezaron a pasar días, semanas, meses. Aquí, en Panamá, la cuarentena fue casi desde el inicio y aún dura. Cierres de empresas, hoteles, casinos, cines…de todo. Y, a la par de eso, en las oficinas empezaron, primero, las llamadas, luego, la peregrinación de personas –en especial, migrantes– todos y todas contando lo mismo:
“Nos levantábamos temprano y nos acostábamos tarde, pero nunca perdimos la fe y la alegría.”
“Nos quedamos sin empleo, no hemos podido comer, debo la casa, me van echar”. Es duro, compañero, querer ayudar a todos y estar limitado, pero, con el director nos organizamos bien y habilitamos dos lugares para atender a la gente. Nos contactaron embajadas, tocamos puertas, los jesuitas nos apoyaron desde el Colegio y el Noviciado. También, recibimos ayuda de gente particular y pusimos a disposición nuestros propios y escasos recursos institucionales. Fue una tarea tremenda. Nos levantábamos temprano y nos acostábamos tarde, pero nunca perdimos la fe y la alegría... ver el agradecimiento, las palabras y la generosidad de la gente, aun en medio de su vulnerabilidad, me hacía sentir bien porque, como dice el director, “no solucionamos problemas, pero mitigamos penas”. Y le creo porque la COVID-19, pienso yo, nos ha ganado una batalla, pero no la vida.
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dología juego y aprendo, creación y manejo de huertos escolares, entre otras.
Aprendizajes y retos
Educar es una vocación que nos impulsa a ser testigos de la fe con alegría Como todos los países, Panamá se vio afectada por la pandemia global, provocada por la COVID-19, que nos obligó a transformar, de manera drástica, el trabajo que veníamos realizando. El confinamiento nos impulsó a multiplicar las comunicaciones y procesos formativos, a través de las redes sociales, el teléfono, el correo electrónico, la socialización de comunicados y la preparación de materiales formativos, especialmente, en la comarca Ngäbe-Buglé, donde repartimos materiales didácticos que ayudaran a desarrollar las guías que envió el Ministerio de Educación y, así, garantizar mejores aprendizajes a la población indígena. En coordinación con la Dirección Nacional de Formación y Perfeccionamiento Profesional (DNFPP), hemos brindado formación en temáticas, como: mediación de conflicto en el aula, estrategia de motivación en el aula, didácticas activas y participativas, el arte como herramienta de aprendizaje, meto-
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Para atender la profundización de la pobreza ocasionada por la pandemia, nos dedicamos a entregar ayuda humanitaria para alimentos (bonos de supermercado) e higiene, y orientamos a los beneficiarios y beneficiarias para que pudieran acceder a los otros servicios sociales que brindó el gobierno nacional. En todo el tiempo, insistimos mucho en la necesidad del autocuidado para prevenir los contagios e hicimos continuos llamados a la responsabilidad y la solidaridad con el lanzamiento de la campaña “Solidaridad que transforma”. En nuestra atención, privilegiamos a jóvenes, padres y madres de familias, acudientes, madres solteras, madres cabeza de hogar con niños menores de edad y mujeres en riesgo (trata de personas). Junto a esto, promovimos actividades formativas de atención psicológica, autoestima y superación del estrés. También, realizamos talleres de huertos escolares para que las familias y comunidades potenciaran su productividad y remediaran en parte las carencias alimenticias. Durante la pandemia, profundizamos el trabajo con migrantes, desplazados y refugiados que venimos realizando desde hace años, brindándoles alimentos, medicinas y consiguiéndoles albergues. También, les brindamos atención psicoemocional con miras a fortalecer su resiliencia, promover una mejor convivencia y evitar la violencia. Incluso, trabajamos de la mano con los consulados de Canadá, Perú, Chile, Colombia y El Salvador, para dar respuesta a los migrantes que no pueden salir del país y que necesitan alojamiento. De igual manera, ayudamos a facilitar la repatriación, en vuelo humanitario, de cinco personas de nacionalidad colombiana. Además, hemos trabajado con la Organización Internacio-
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nal de las Migraciones (OIM) para manejar los temas de alojamiento a víctimas de trata de personas. En resumen, la pandemia alimentó nuestra creatividad, nos obligó a repensarnos en medio de una realidad para la que nadie estaba preparado. Fiel a la misión institucional y en consonancia con el modo de proceder de las obras jesuitas, Fe y Alegría Panamá abordó con valentía los retos, manteniendo el talante de estar allí donde las tecnologías (el nuevo asfalto) acaban. Con cercanía, humanidad y entrega, hemos podido crear nuevos modos de ser y hacer educación popular en fronteras a las que otros no han ido. Apostamos por la calidad, conscientes de que, más allá de la virtualidad, la educación es un actuar humano que nace del encuentro y de la profunda convicción de que, si bien no es suficiente para cambiar el mundo, debe ayudar a cambiar a las personas que van a hacerlo. Es por ello que el trabajo debe ser creativo y crítico, que sitúe al educador y al educando
frente a la realidad, y promueva la solidaridad en todo el hacer educativo. Por ello, nos sentimos orgullosos de poder afirmar que no hicimos lo que se pudo, sino que hicimos lo que debíamos hacer. Aprendimos a maximizar recursos, educar y aprender sin aulas. Incluso, de alguna manera, hemos desformalizado lo informal, pues, también, la educación no formal tiene el peligro de formalizarse. Descubrimos, como nunca que, como dijo una compañera, “educar es una vocación” que nos empuja a ser testigos de la fe con alegría. Más allá de los programas, está la realidad de un pueblo empobrecido que nos empuja a seguir, nos evangeliza, nos educa con la calidad que solo ellos y ellas pueden dar. El compromiso no se limita a “cumplir”, pues exige radicalidad... no limitarnos tan solo a ser “chequeadores de logros” y “llenadores de formatos y fichas”, sino que nos impulsa al encuentro de vida con los que están más allá del asfalto.
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Testimonio
Selva La última vez que vi a Selva fue en una canoa en el Bañado Norte, en mayo del 2019. La inundación había hecho estragos en la zona y, como directora de la Escuela Caacupemí de Fe y Alegría, estaba decidida a que ningún niño quedara excluido por la crecida. Entonces, casi a diario, montaba a una canoa para llevar los cuadernillos de tarea a las casas de aquellos que no podían llegar a la escuela. Recuerdo el sonido de las aguas en la canoa, el recorrido compartido y la admiración profunda que sentí al comprobar el tamaño de su vocación inmensa: Selva, de pies mojados y sonrisa resuelta, trascendiendo el espacio físico de la escuela, para volverse lideresa comunitaria. Una referente con todas las letras. Es difícil olvidar el abrazo de los niños y la alegría que sentían al verla. En la última frontera del olvido. En el último rincón de la pobreza. Y no iba a detenerla, ahora, una pandemia. Por eso, cuando empezó la cuarentena, volvió a jurarse que ningún niño se quedaría afuera. En el Bañado, muy pronto, se dieron cuenta que la educación virtual a distancia no funcionaría y, entre directores y coordinadores de la Red Fe y Alegría, realizaron un análisis de contexto, intentando resolver el desafío de la brecha tecnológica. Y, de pronto, surgió la idea de utilizar una herramienta que ya tenían: Frecuencia 1.300 A. M. Radio Fe y Alegría. Con esa idea en mente, adaptaron las cartillas que ya eran utilizadas a través del PRE-
BIR (Programa Rural de Educación Bilingüe Intercultural por Radio) –dirigidas a jóvenes y adultos–, y las aplicaron a un programa infantil y juvenil. Desde entonces, un engranaje silencioso hace que el milagro suceda: diversos grupos elaboran planes de estudio que son convertidos a guión radial, que luego se graban para ser transmitidos por la emisora o por el celular. El programador realiza los arreglos y comprime los audios para evitar que pesen demasiado y puedan llegar. Cuando no hay acceso a la radio, les llega por audio de WhatsApp.
“...casi a diario, montaba a una canoa para llevar los cuadernillos de tarea a las casas de aquellos que no podían llegar a la escuela.”
Y, así, van venciendo el aislamiento en el cotidiano, luchando diariamente por continuar. Los lunes y miércoles están en la escuela, para que puedan acercarse los padres y hermanos mayores a aclarar ciertas dudas que pudieran surgir. Tampoco, han quedado afuera los que tienen un ritmo de aprendizaje diferente. En esos casos, la cartilla de grado se adapta, teniendo en cuenta a cada alumno en particular. Selva se llena de orgullo cuando me cuenta que en su escuela, hasta el momento, no se ha detectado deserción escolar. Al contrario, hay alumnos que, por este sistema, se han ido sumando a la institución.
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“La distancia es física, no emocional, no de misión”, concluye Selva. Cuando lo dice de nuevo, vuelve la imagen de la canoa y la dimensión heroica de su vocación, la misión que mueve su mundo. La que, todos los días, combate, silenciosa, por el digno derecho a la educación. Hoy en día, Fe y Alegría responde a alrededor de 9.600 estudiantes con un alcance de 7.000 familias y 570 docentes y educadores involucrados en el proceso. En este esfuerzo mancomunado, hay profesores, directores, enlaces de oficinas nacionales y gente de radio que trabaja hasta la madrugada para tener listos los audios y que no pare la rueda. Para que en esta pandemia, nadie quede afuera.
Aprendizajes y retos
La radio: un recurso educativo invalorable Para mitigar la pobreza y el hambre ocasionadas por la pandemia, en Fe y Alegría Paraguay, junto a otras obras sociales de la Compañía de Jesús, iniciamos una campaña de recolección de alimentos y kits de higiene para las poblaciones más vulnerables que no reciben apoyo del Estado. Es digno de resaltar que, posteriormente, y cuando constatamos que la situación se alargaba, los programas de emprendimiento y productividad se orientaron a fabricar jabones, geles de limpieza y mascarillas. Al comprobar que no era posible generalizar la educación virtual por las grandes deficiencias en conectividad y la falta de recursos económicos y tecnológicos de los alumnos y sus familias, optamos por potenciar y extender la educación por radio. Para ello, utilizamos la rica y larga experiencia acumulada con el Programa Rural de Educación Bilingüe Intercultural (PREBIR), un programa de educación para jóvenes y adultos aprobado por el Ministerio de Educación y Ciencias de Paraguay y que, en este caso, Fe y Alegría y sus docentes han adaptado a los niños y niñas. Son tres las claves para llevar a cabo este programa educativo a través de la radio. En primer lugar, el establecimiento de un horario determinado para cada grado escolar; en segundo, la elaboración por equipos y entrega de un cuadernillo semanal para poder seguir las clases previamente grabadas, completar las tareas y realizar una autoevaluación; y, en tercer lugar, el apoyo
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familiar que los estudiantes reciben desde casa. En este sentido, es digno de subrayar la gran colaboración de los padres que nos ha llevado a integrarnos más y nos ha mostrado las pistas para seguir profundizando esta dimensión tan esencial y clave de la educación popular. Para aumentar la cobertura, logramos alianzas con radios comunitarias. Incluso, el Ministerio de Educación se sumó al proyecto radial de Fe y Alegría, con lo que logramos que la red de radios educativas –incluso, la Radio Nacional del país– emitieran las clases propuestas por nosotros. Como la educación se ha desplazado, en gran parte, a las casas, brindamos, también, a las familias formación pedagógica y humana, ya que están asumiendo muchas tareas para las que no están preparados. Y potenciamos con ellos la productividad, promoviendo la preparación de jardines, huertas móviles y semilleros, con lo que no solo logramos transferir a la práctica los conocimientos teóricos, sino que fomentamos el encuentro familiar. En noviembre de 2020, celebramos la Semana de Fe y Alegría, donde se expusieron los principales aprendizajes y experiencias en procura de una educación de calidad con un enfoque de equidad e igualdad para todos los niños, niñas y adolescentes en tiempos de pandemia. Allí, se evidenció la entrega, entusiasmo, colaboración y creatividad de todo el personal que no se amilanó ante los problemas, sino que los enfrentaron con ánimo y creatividad. El primer día lo dedicamos a fortalecer la identidad, el segundo a presentar la experiencia de educación a distancia por radio, y el tercero a recoger el trabajo con jóvenes para cultivar su liderazgo en procura de su compromiso por una sociedad más justa y fraternal. En el cuarto, presentamos los trabajos y actividades rea-
lizados en promoción social y mejora de las condiciones de vida de la población más vulnerable. Cerramos la semana con un conversatorio sobre la Educación en emergencia. Fundamentado en los éxitos de la experiencia, el P. Ricardo Jacquet, S. J., director nacional de Fe y Alegría Paraguay, subraya la importancia de la radio como plataforma educativa para llegar a todos los rincones y propone que Fe y Alegría debe tener un banco de clases radiofónicas para todos los niveles e, incluso, plantearse, seriamente, la elaboración de un currículo propio con materiales de calidad –negociado con el Ministerio de Educación– que responda a las exigencias de la nueva educación. Piensa que, entre las necesidades detectadas que deberán continuar profundizándose, está la formación continua de los educadores en identidad y en los aspectos pedagógicos y humanos. Propone que, a nivel federativo, Fe y Alegría debe insistir en la necesidad de posicionar el siguiente mensaje: la COVID-19 ha conllevado a una emergencia educativa y es necesario que la educación no quede por fuera de las prioridades estratégicas de cooperantes y gobiernos. La educación está en emergencia y hay que asegurarla para todos y todas, como base esencial para la convivencia y el desarrollo. Es digno de resaltar que, para conseguir recursos y a pesar de las dificultades, organizamos la tradicional rifa para la que tuvimos que recurrir a pagos digitales y ventas de boletos virtuales. La respuesta de la gente rebasó todas las expectativas, pues logramos vender 23.000 boletos cuando nos habíamos propuesto como meta alcanzar los 20.000. Esto demuestra que Fe y Alegría está sembrada en el corazón del pueblo paraguayo, que valora mucho su servicio educativo a las poblaciones más desasistidas. 101
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Perú
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miento. Considero este tiempo como tiempo de bendición. Logramos darnos cuenta de que el temor no era más grande que la esperanza, que la solidaridad se convertiría en nuestra principal “arma” y la disciplina nuestro mayor escudo protector.
Testimonio
César Stalyn Castañeda Tang “La alegría no llega solo con el encuentro de lo hallado, sino que forma parte del proceso de búsqueda” Paulo Freire Estoy convencido de que, como en sus orígenes, es esa búsqueda la que anima nuestro movimiento educativo y, a la vez, se convierte en el combustible que anima el trabajo de cuantos formamos parte de una escuela de Fe y Alegría. Hay quienes afirman que no estábamos preparados para afrontar una pandemia como la que estamos viviendo... nada más lejos de la realidad. Los que estamos involucrados en la educación popular conocemos la lucha diaria de cada familia y el valor de la comunidad para vencer la adversidad. Tener una lectura de la realidad desde una mirada prospectiva, promover el liderazgo participativo, cultivar una mística de trabajo apasionado y mantener un fuerte vínculo con la comunidad, resultaron determinantes para afrontar la creciente incertidumbre generada desde aquel 6 de marzo de 2021, en el que se anunció el primer caso de coronavirus en el Perú. Si bien el inicio del año escolar se retrasaba un mes, estábamos convencidos de que nuestros estudiantes nos necesitaban y, desde el aislamiento social obligatorio, iniciamos con acciones de diagnóstico, sensibilización y acompaña-
“Los que estamos involucrados en la educación popular conocemos la lucha diaria de cada familia y el valor de la comunidad para vencer la adversidad...”
“Miss, estoy regresando a Arequipa para hacer mis tareas. Miss, lo que te había dicho, te extraño... miss, te extraño muchísimo, quiero ver tu rostro, quiero hablar contigo”. Este mensaje, enviado por un estudiante a su maestra, hizo vibrar cada fibra de nuestra vocación. Era necesario organizarnos y salir al encuentro de las necesidades: no tenían celulares, había que conseguirlos; no tenían conexión a internet, había que poner en marcha el proyecto Corazones Solidarios; si las familias no tenían conexión, teníamos que ir a sus casas; si se necesitaban alimentos, todos, podíamos colaborar. Este tiempo no tenía por qué ser un tiempo perdido para la educación. Todo lo contrario: hay aprendizajes en familia y en comunidad que todos habíamos descuidado. Muchas veces, en situaciones límites como las que vivimos, el ser humano saca a relucir todo su potencial, toda su humanidad,
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su ser trascendente. Como los médicos, las enfermeras, los custodios del orden y todo aquel que ha estado en la primera línea, los docentes, en muy breve tiempo, hemos tenido que reconvertir nuestra práctica, adaptar recursos y materiales, acompañar el proceso de aprendizaje en jornadas extenuantes, pero muy gratificantes. Es así que, buscando generar condiciones favorables para el trabajo remoto y el logro de aprendizajes, liderados por el equipo de tecnologías, logramos, con el patrocinio de Google for Education, implementar la plataforma Classroom, lo que nos demandó incansables jornadas de capacitación, trabajo colegiado y ayuda mutua.
“...los invito a ejercer una docencia con la mirada puesta en Jesucristo, fuente inagotable de vida, esperanza y amor misericordioso.”
Poco a poco, vimos que era posible emprender proyectos, como: apadrinar cien líneas para estudiantes que no tenían conectividad; impulsar talleres virtuales de danza, cosmetología y costura para padres y madres de familia; promover reforzamiento para estudiantes que lo necesitaban; implementar talleres virtuales de ajedrez, fútbol, teatro, canto, música, inglés y programación en Python para estudiantes; propiciar talleres de soporte emocional para estudiantes, padres de familia y docentes; conversatorios pedagógicos para
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docentes; conciertos virtuales, entre otros. Es este proceso de búsqueda de respuestas pertinentes, el que alimenta nuestra fe y nuestra alegría. Sin lugar a duda, el vínculo con la comunidad y el liderazgo participativo fortalecen la gestión de cada una de nuestras escuelas. Hacer el bien y hacerlo bien implica compromiso, creatividad y pasión. En el año en el que celebramos nuestras bodas de oro, los invito a ejercer una docencia con la mirada puesta en Jesucristo, fuente inagotable de vida, esperanza y amor misericordioso. Como nos pide el papa Francisco, afrontemos con “valentía y tesón” los desafíos de la educación, con la certeza de que “todos somos uno”. Junto a santa Paola Frassinetti, patrona de nuestra institución, pido que el Padre nos bendiga con su omnipotencia, el Hijo nos bendiga con su sabiduría y el Espíritu Santo nos bendiga con su unidad. Amén. Durante el 2020, se aplicaron diversas estrategias creativas para fortalecer y facilitar
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Aprendizajes y retos
Innovar para enfrentar el futuro el aprendizaje, tales como: elaboración de maquetas; tablas periódicas; laboratorio sencillo y reciclajes (cosas que tenían en sus hogares); se grababan videos y estos los compartíamos para motivarnos entre nosotros mismos. Respecto a mi familia, se mejoró la parte de higiene, uso de mascarilla, manejo de protocolo de cocina, limpieza y uso de materiales específicos para la prevención y control del virus, como el botiquín, nuevos productos de limpieza, aprovisionamiento de alimentos y uso preventivo de medicina natural como infusiones, té, entre otros. Durante este periodo de pandemia, se logró cumplir con las tareas encomendadas durante el año escolar 2020. Considero una satisfacción el haber adquirido mayores compromisos y retos para desarrollar habilidades y estrategias pedagógicas innovadoras en tiempos difíciles como el de la COVID-19.
Conscientes del grave efecto que ha tenido la COVID-19 sobre la educación, Fe y Alegría Perú diseñó un plan de trabajo a cinco años. Durante los dos primeros, enfrentaremos la emergencia con el objetivo de garantizar los aprendizajes esenciales y evitar la deserción de los alumnos. Después, nos dedicaremos a recuperar los procesos de aprendizaje y seguir avanzado hacia una educación de calidad integral. Esto incluye la necesidad de una estrategia intersectorial con el área de la salud y otras. Se trata de que la escuela sea un nodo de articulación entre atención en salud, asistencia humanitaria y servicios educativos. Todo esto debe estar acompañado del refuerzo a los docentes con recursos pedagógicos y formación humana y espiritual, como ya lo están haciendo con el ciclo #JuevesDigital –un conjunto de seminarios virtuales que son transmitidos semanalmente desde la página de Facebook de la Institución–, que se han convertido en un espacio de diálogo sobre el uso educativo de las TIC como respuesta a la necesidad de la educación a distancia.
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Entre los temas abordados, se destacan el uso de plataformas educativas, ventajas de las herramientas de Google en el campo educativo, recursos creativos para docentes, sistemas de gestión de aprendizaje virtual, pizarras digitales, tutoría virtual, aprendizaje en base a proyectos integradores, y experiencias de uso de las TIC en contextos rurales. Fe y Alegría se suma, así, al intercambio y diálogo de los maestros peruanos que buscan generar propuestas creativas que den respuesta a la necesidad de la educación a distancia. A su vez, con el programa radial Capsulitas de Opinión, buscamos incentivar la lectura, la investigación y el pensamiento crítico en las niñas y niños mediante el uso de las TIC, en el que se analizan problemáticas de la vida diaria, con estudiantes, docentes y padres. El proyecto fue uno de los ganadores en el Concurso Nacional de Proyectos de Innovación Educativa “Ideas que transforman”, organizado por el Fondo Nacional de Desarrollo de la Educación Peruana (FONDEP). Muy conscientes de que la pandemia ha castigado con mayor rigor a las poblaciones más vulnerables, Fe y Alegría Perú se ha concentrado, durante la crisis, en el área rural y la región amazónica... dos de los espacios más afectados y que han recibido menos apoyo del Estado. Para combatir la brecha digital, hemos repartido tabletas a los estudiantes de las zonas rurales o lejanas. También, hemos multiplicado los esfuerzos para atender a los migrantes, tanto internos –que retornan al campo, dado que no pueden sobrevivir en la ciudad, pues el confinamiento les ha dejado sin trabajo– como migrantes externos, sobre todo, venezolanos. Como fruto de todas nuestras búsquedas y logros, y para comunicar y compartir nuestra experiencia y conocimientos,
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Fe y Alegría Perú ha lanzado la “Propuesta para garantizar aprendizajes en tiempos de emergencia”. En ella, presentamos una amplia y original propuesta para asegurar el derecho a una educación pública de calidad que proporcione las habilidades necesarias para la vida y el trabajo a todas y todos las/ os estudiantes. La propuesta consta de seis elementos diferentes, pero bien articulados entre sí: 1. El aprendizaje es lo más importante que debemos asegurar y para ello priorizamos las competencias esenciales mediante un plan flexible. 2. Las competencias seleccionadas y priorizadas que responden a este contexto específico son trabajadas mediante proyectos integrados, con lo que se evita la realización de actividades aisladas. 3. Para intervenir con esta propuesta, tenemos dos escenarios: el de los estudiantes que tienen acceso a internet, televisión o radio; y el de aquellos que no tienen nin-
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gún acceso porque se encuentran en zonas muy alejadas y sin posibilidad de continuar los estudios por esa vía. Es, especialmente, para estos estudiantes que generamos materiales de autoaprendizaje.
6. Por último, pero no menos importante, se requiere contar con un sistema de acompañamiento para que todos los equipos y toda la comunidad educativa se sientan parte de un colectivo que los apoya y respalda.
4. Todo lo presentado necesita de condiciones que aseguren su implementación. Un actor fundamental en este escenario es el o la docente. En el actual contexto, y para implementar esta propuesta, requerimos un docente que ha comprendido que su rol cambió y que se desafía a sí mismo, desarrollando nuevas competencias personales y profesionales para asegurar aprendizajes en sus estudiantes en nuevos escenarios.
Para enfrentar los retos del futuro que ya se han evidenciado con la pandemia, el P. Ernesto Cavassa, S. J., director de Fe y Alegría Perú, insiste en la necesidad de establecer alianzas con diferentes actores (Estado, sociedad civil, redes de la Compañía de Jesús y de la Iglesia Católica) para garantizar el derecho de todos y todas a una educación de calidad. Hay que insistir en el mensaje que Fe y Alegría aporta a los Estados nacionales una escuela pública de calidad. Le toca a la Federación proporcionar nuevos recursos de calidad que estén siendo liberados por universidades, centros de pensamiento, entre otros, con el objetivo de no quedar al margen de los logros alcanzados en términos de aprendizaje.
5. Necesitamos docentes que reconozcan que solos no podrían llegar muy lejos. Por ello, el trabajo en equipo es una respuesta de la comunidad educativa a esta situación de emergencia: nos organizamos para entender la situación, tratar de explicarla, trazarnos metas y objetivos concretos y seguir caminando.
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Testimonio
Delphin Kangu Tundenge Quiero compartirles, en unas pocas líneas, mi compromiso, coraje y bravura en este período de crisis sanitaria mundial ocasionada por la COVID-19. Hay que empezar reconociendo que esta enfermedad ha contribuido, en gran parte –y todavía contribuye–, a agudizar la miseria de la población más vulnerable. Las condiciones de vida durante este período de pandemia no podían favorecer la paz y la seguridad de las familias, empezando por la mía. Todo el mundo tenía miedo a contagiarse de la enfermedad e, incluso, de morir. Y yo, como padre de familia, no era una excepción. Yo vivo en Kisantu, con mi esposa, y todos mis hijos viven en Kinshasa, la capital, considerada como el epicentro de la enfermedad. El cierre de la frontera y el estado de emergencia paralizaron todo a nivel interno. Yo no podía moverme para ir a Kinshaha y ayudar al sostén de mis hijos. Como todo el mundo sabe, esta pandemia ha paralizado muchas actividades. Nosotros mismos, como docentes, hemos tenido muy serias dificultades para sobrevivir con el mísero salario que el Estado nos otorga al fin de cada mes. Nos ha tocado vivir momentos muy difíciles. Era necesario luchar fuerte para sobrevivir y era también necesario pensar junto a Fe y Alegría para no perder el dinamismo. Para sobrellevar las dificultades y poder sobrevivir, me tocó mostrar mucho coraje y valor. Necesitaba vencer el miedo a contagiarme. Yo me había comprometido a
ayudar a mis hermanos y hermanas a comprender que la enfermedad existía y que no había que dejarse llevar por los falsos rumores, que decían que la enfermedad solo atacaba a las personas adineradas. Necesitábamos perder el miedo y asumir la vida de un modo positivo. Era necesario batirse como un león y continuar con nuestros trabajos en el campo para garantizar nuestra sobrevivencia.
“Para sobrellevar las dificultades y poder sobrevivir, me tocó mostrar mucho coraje y valor. Necesitaba vencer el miedo a contagiarme.”
Como coordinador de la red de Fe y Alegría de Kisantu, nos mantuvimos en contacto con nuestros socios educativos. Durante la primera ola, yo había sentido la necesidad de escucharles, hablarles y darles el mensaje oficial sobre las consecuencias de la pandemia. De común acuerdo con el equipo nacional, organicé sesiones de sensibilización con los padres, docentes y directores sobre las medidas para prevenir los contagios. También, aproveché para concienciar a la comunidad mediante distintos programas radiofónicos de Fe y Alegría en la radio de la Diócesis de Kisantu. Nuestro equipo local, bajo mi impulso, ha ayudado, en gran medida, a superar el cierre de las escuelas durante la primera ola y el confinamiento que duró cinco meses – desde marzo hasta agosto del 2020–. 109
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Educar para acabar con todas las pandemias Fe y Alegría está muy comprometida con una educación de calidad para todos y todas. Es cierto que esa tarea requiere el compromiso responsable de los maestros, que son los principales actores de la educación de los niños y que, sin embargo, realizan su tarea con unas condiciones salariales muy pobres. A la difícil situación salarial, debido a que la educación de Fe y Alegría es gratuita, se sumó la pandemia. Desde marzo de 2020, todos los maestros del país, como el resto de los ciudadanos, se han visto obligados a permanecer confinados en sus hogares sin tener una actividad que les permita sobrevivir y mantener a sus familias y sin contar con la ayuda necesaria del Estado, lo que ha profundizado los niveles del hambre y la miseria. Como resultado, todos los maestros han dejado de ir a la escuela, abriendo, así, el camino al desempleo forzoso, cuyas consecuencias sociales todavía son complejas y muy difíciles de soportar.
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En términos generales, el tiempo de confinamiento, si bien ha sido doloroso, ha traído, también, beneficios, pues les ha permitido a los maestros autoformarse y fortalecer la relación familiar. El hecho de permanecer juntos todo el tiempo permitió desarrollar otras maneras útiles para la vida en común. Además, este momento ayudó a mirar a la otra persona de una manera diferente. Igualmente, fue una oportunidad para pensar aún más en los estudiantes y hacer esfuerzos mayores para garantizarles el derecho a la educación, teniendo en cuenta las medidas sanitarias de prevención. Esto nos motivó a recurrir a la radio como un medio para alfabetizar y formar, generador de conciencia y también nos ayudó a pasar el encierro de un modo más agradable. La mayoría de los programas comenzaron con el objetivo de generar conciencia en la gente para que asumieran, en serio, las medidas preventivas. Luego, vimos y utilizamos sus
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potencialidades formativas, tanto para los alumnos como para los docentes, formación que debemos profundizar, dado que tenemos muchas carencias pedagógicas. En nuestro país, debemos enfatizar mucho la importancia de la educación como medio para elevar la calidad de vida, pues son muchos los alumnos –y sobre todo alumnas– que no van a la escuela. Esto supone un trabajo sistemático con las familias para convencerles de la importancia de la educación. Junto a garantizar a todos y todas el derecho a la educación, y para avanzar en su calidad, tenemos el reto de mejorar la infraestructura, pues nuestras escuelas son muy pobres... no tienen, ni siquiera, bancos. Debemos, también, orientar la educación a capacitarlos para el trabajo y la productividad para que puedan mejorar sus vidas y salir de la pobreza extrema.
El director nacional de Fe y Alegría Congo, P. Alfred Kiteso, S. J., insiste en que la Federación debe motorizar una campaña vigorosa a nivel mundial sobre la necesidad de garantizar a todos y todas educación, como base para un desarrollo humano sustentable que combata la miseria, pues algunos países africanos están acostumbrados a convivir con diversas pandemias, ahora de la COVID-19, pero, también, de la malaria y ébola, entre otras.
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Ana Digna Mi nombre es Ana Digna Castillo. Tengo 15 años, soy de la República Dominicana y en la actualidad soy lideresa de la Red Juvenil de Fe y Alegría Dominicana. Al ingresar al centro educativo donde estoy actualmente –de Fe y Alegría–, me propusieron ser parte de esta red. Me contaron en qué consiste y me encantó la idea de que una joven pueda decidir sobre las problemáticas que afectan a su comunidad.
otros jóvenes que están pasando por situaciones similares y se están movilizando para hacer lo que ellos hacen. Con el tiempo, van a comenzar a ver los resultados.
“... me ayuda a ser una lideresa y referencia para poder motivar a otros jóvenes y ayudar a incidir en las problemáticas que les afectan.”
Otra de las cosas que me motivó para entrar a formar parte, fue la idea de que yo, como joven, pudiera cambiar mi contexto. Formar parte de la Red me ha ayudado, sobre todo, en el ámbito personal, ya que me desarrolla como persona y, más que eso, me ayuda a ser una lideresa y referencia para poder motivar a otros jóvenes y ayudar a incidir en las problemáticas que les afectan. Los principales problemas que, actualmente, están afectando a mi comunidad son la desigualdad de género y el cuidado y respeto por el medio ambiente. Como joven, estoy situada en un lugar vulnerable, puesto que en mi país ocurren muchos feminicidios. Y en ello estamos trabajando, creando conciencia entre los y las jóvenes. De todo este proceso, he aprendido que podemos transformar nuestras realidades a través de la Red. Primero, formándonos, movilizándonos y, luego, sensibilizando a la comunidad. Les recomiendo a los otros jóvenes que, aunque sientan que lo que hacen no está dando resultado, no se desanimen porque, al igual que ellos y ellas, hay
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Luz del Alba de la Cruz La Escuela Santo Niño Jesús se encuentra ubicada en el Batey Lechería, una comunidad de descendientes haitianos, hoy, también, con poblaciones muy pobres de República Dominicana. Antes de la llegada de las hermanas, la comunidad carecía de los bienes y servicios básicos como alimentos, vivienda adecuada, agua potable, salud y educación. Era muy difícil la convivencia entre los integrantes de la comunidad.
“La comunidad educativa se enfrentó al siguiente reto: ¿cómo seguir garantizando educación de calidad en esta crisis?”
Las hermanas, y el resto del personal del centro educativo, se dedicaron a promover el buen trato entre las personas, igualdad de derechos, creación de oportunidades laborales, mejora de la salud, buena nutrición, cuidado de la infancia, promoción de valores y una educación integral de calidad para los excluidos, basada en valores cristianos y los Derechos Humanos. Siempre nos guiaron las palabras el P. José María Vélaz, S. J.: “La educación de los pobres no puede ser una pobre educación”; y las de Cornelia Conelly, fundadora de la Congregación Santo Niño de Jesús, que repetía: “Acciones no palabras”. 114
Llegado el 19 de marzo de 2020, día en el que nuestro país entró en cuarentena por la COVID-19. La comunidad educativa se enfrentó al siguiente reto: ¿cómo seguir garantizando educación de calidad en esta crisis? Desde el inicio, a través del equipo de Relación Escuela-Comunidad, empezamos a identificar las necesidades de la gente, detectando que las personas de la comunidad viven al día, por lo que quedarse en casa implicaba no tener comida. Así que, desde el inicio, decidimos entregar alimentos y kits de higiene a los ancianos de la comunidad, madres solteras y personas más vulnerables. Para nosotros, la prioridad de la educación de la comunidad comprende una mirada integral de las personas que implica, también, colaborar con las necesidades básicas como la alimentación y la salud de la gente. La escuela no trabaja sola, trabaja en conjunto con la comunidad buscando soluciones, pues estamos llamados a ir más allá y no ser indiferentes a la problemática comunitaria.
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En el ámbito educativo, hemos utilizado diferentes estrategias para que nuestros pequeños logren aprender y que les llegue el pan de la enseñanza de forma creativa y muy humana, a pesar de los muy bajos niveles de conectividad. Si bien desde marzo del 2020 la escuela se ha mantenido cerrada de forma presencial, el equipo de gestión, junto con el personal, se las ingenió para que no se detuviera el proceso educativo. Crearon materiales de refuerzo escolar, grupos de WhatsApp para seguimiento a las familias, entregaron útiles escolares para que las familias apoyaran la educación, así como pódcast que compartían cada semana en grupos de padres y otros medios como YouTube.
los estudiantes y las familias tuvieran acceso a la formación ofrecida por radio, sin necesidad de tener internet. En medio de la pandemia, nuestro centro se ha mantenido acompañando a las familias, motivándolas y creyendo en las niñas y en los niños. A su vez, ellos creen en el personal de la escuela que trabaja con corazón, dando lo mejor de sí en cada tarea que realizamos.
Con la colaboración de la Sociedad de Padres, Madres y Tutores, se diseñó la idea de la escuela desde el colmado, actividad que consistía en usar los negocios de la zona para colocar los pódcast grabados en memorias USB, con el objetivo de que todos
Nos llena de alegría servir y ayudar en la mejora de vida de las personas de la comunidad. Creemos, fielmente, que toda persona tiene derecho a una educación integral de calidad y por ello trabajamos con coraje y entusiasmo.
En conclusión, esta pandemia nos ha enseñado a seguir mejorando cada día como Centro, sacar lo mejor que tenemos para entregarlo a los demás, a buscar estrategias que ayuden a nuestros estudiantes a aprender, ser, hacer y convivir en medio de las dificultades.
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padres y madres se han empoderado de los procesos formativos y del uso de las TIC.
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Maltrato cero, cuidado infinito Fe y Alegría Dominicana ha respondido desde la emergencia,y no solo se ha preocupado, sino que se ha ocupado de continuar los diferentes procesos, atendiendo a los llamados del cuidado y prevención durante el periodo de cuarentena. Para garantizar educación en tiempos de pandemia y combatir sus consecuencias, los educadores de Fe y Alegría hicimos grandes esfuerzos para continuar enseñando y atendiendo a los alumnos a distancia, aunque para ello tuvimos que enfrentar las consecuencias de la brecha digital y las carencias en su formación tecnológica. Ello nos obligó a ir aprendiendo sobre la marcha y debimos demostrar empuje y creatividad para superar, por otros medios, los problemas y deficiencias. WhatsApp ha sido la principal vía de comunicación y de interrelación. La estrategia comunicativa ha sido una clave fundamental, pues se crearon grupos de estudiantes, docentes, personal administrativo y de apoyo. También, las familias se han vinculado y comprometido, activamente, a pesar de sus grandes limitaciones y debilidades. Muchos
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Respecto a la motivación y desempeño, hay estudiantes que están, altamente, motivados con la virtualidad; incluso, estudiantes que les iba mal, ahora lo hacen muy bien. Hay, también, estudiantes que mantienen sus ritmos bajos y hay otros que el paso a la virtualidad les ha afectado su desempeño. La escuela debería tener en cuenta esa diversidad para poder responder en el futuro a los distintos procesos de aprendizaje de esos estudiantes. Pero podemos afirmar que Fe y Alegría Dominicana, hoy más que nunca, incluso más que cuando nos lo habíamos propuesto, es una auténtica red de redes –sobre todo, a través del WhatsApp–, lo que nos brinda una verdadera oportunidad para impulsar la educomunicación y la educación virtual, aunque se ve necesaria una verdadera formación pedagógica que garantice un uso más formativo de las tecnologías que hoy se están utilizando para transmitir conocimientos y no para fomentar el autoaprendizaje permanente y crítico. Dada la profundización de la pobreza que ocasiónó la pandemia entre las familias más vulnerables que dependen sobre todo del trabajo informal –que se vio, necesariamente, suspendido–, colaboramos en la repartición de bolsas de comida y kits de higiene a las poblaciones más necesitadas, fueran o no de Fe y Alegría. Además de los insumos que proporcionaba el gobierno, Fe y Alegría recibió ayudas significativas de empresas, grupos y organizaciones de apoyo. Conscientes de los efectos a nivel personal, familiar, social y educativo que ha ocasionado la pandemia, tuvimos que trazar un nuevo camino que nos permitiera continuar la educación y reconectar con la confianza de vivir desde la fe y la alegría. Para
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ello, implementamos diferentes dinámicas que compartimos por medio de las redes sociales y plataformas tecnológicas, con las cuales pretendemos desarrollar las habilidades emocionales, psicosociales y espirituales necesarias que nos ayuden a afrontar, superar, sanar y aprender en tiempos de la COVID-19.
violencia, y promoviendo el cuidado. Estas acciones han contribuido, en gran medida, a fomentar el empoderamiento y un liderazgo de servicio de las y los estudiantes.
Como movimiento de educación popular integral y promoción social que trabaja en los sectores más empobrecidos y vulnerables del país, apostamos por seguir profundizando en el tema del cuidado como el eje principal de nuestro trabajo, mediante la “Propuesta sobre habilidades socioemocionales y espirituales”. La propuesta incluye muchas dimensiones, como el cuidado del medio ambiente, del otro y, muy especialmente, uno contra la violencia de género y el autocuidado en el marco de la pandemia que estamos afrontando desde inicios del 2020. Fe y Alegría ha asumido, con gran responsabilidad, la formación para la convivencia y el respeto, la incorporación de la perspectiva de género en toda su gestión pedagógica e institucional, en sus programaciones curriculares y en la vida cotidiana para fortalecer la educación de calidad, la promoción social y el desarrollo comunitario con un enfoque reflexivo.
1. Distribución de raciones alimenticias a las familias más necesitadas;
En conclusión, Fe y Alegría Dominicana ha desarrollado cuatro acciones principales durante la pandemia, que son:
2. Diseño e implementación de una estrategia de autocuidado para toda la comunidad educativa; 3. Formación a maestros y maestras en entornos virtuales; 4. Y diseño, elaboración e implementación de un plan de año escolar complementario para que la educación pudiera llegar a los niños y niñas, desde “donde termina el asfalto”. Este último plan está, todavía, en marcha hasta que culmine el año escolar en agosto del 2021.
Para ello, entre otras actividades, lanzamos la campaña “Maltrato cero, cuidado infinito” en los 63 centros educativos y las respectivas comunidades en 16 provincias de todo el país a la que se sumaron cientos de niños, niñas, adolescentes, docentes, hombres y mujeres desde la virtualidad. De esta forma, y ayudándonos de las redes y diversas tecnologías, los más de 35.000 estudiantes se encuentran sensibilizando a sus comunidades sobre las problemáticas asociadas a la desigualdad, el maltrato y la
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Uruguay
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Federación Internacional de Fe y Alegría
Testimonio
Alejandra Gutiérrez El Club de Niños Nuestro Lugar es un proyecto de educación no formal, donde los niños y niñas concurren cuatro horas a diario, luego de la escuela. El 13 de marzo de 2020, hicimos un paseo con los niños, como solíamos hacer todos los viernes. Cuando nos despedimos de ellos ese día, nunca imaginamos todo lo que cambiaría de ahí en adelante. La palabra que primero nos marcó fue incertidumbre. Ese fin de semana, no sabíamos qué nos depararían los días siguientes. Se resolvió, a nivel oficial, que los niños no asistirían ni a la escuela, ni a centros como el nuestro. Ese lunes, fuimos a trabajar y nos encontramos atravesados por esa sensación incierta, indefinible. Nos duró poco ese estado. Como equipo, compartimos este sentir e hicimos un pacto, no explícito, de acompañarnos en esto que nos estaba sucediendo. Ahí comenzaron las certezas: estábamos juntos y, así, íbamos a afrontar lo que viniera. Nos sacudimos un poco la incertidumbre y elegimos confiar. Había muchas cosas que no dependían de nosotros, pero las que sí dependían las vivimos de esta manera. A nivel más macro, con los demás Centros Fe y Alegría de Uruguay y con la oficina nacional, se vivió algo similar: nadie sabía lo que venía, pero seguro nos íbamos a acompañar para atravesarlo. Aquí, los centros nunca cerraron. La urgencia alimentaria se impuso en la agenda de todos y marcó el trabajo en esos primeros meses, pero estábamos convencidos de
que nuestro trabajo tenía que ir mucho más allá. La entrega de alimentos semanales a varias de las familias era una oportunidad de encontrarnos, de ver cómo estaban. Con las que no veíamos, buscábamos la forma de comunicarnos, periódicamente.
“Nos dábamos espacios para reflexionar, para no caer en un activismo que se vaciara de sentido, para no dejar de preguntarnos los para qué y los porqués. ”
Si bien la incertidumbre seguía presente, fue cediendo su lugar central a acompañar(nos). Eso implicó la escucha de las familias y los niños, así como de los que nos pasaba como equipo y como red. Nos dábamos espacios para reflexionar, para no caer en un activismo que se vaciara de sentido, para no dejar de preguntarnos los para qué y los porqués. Cuando, a finales de junio, recibimos el primer niño, lo vivido cobró una dimensión que es difícil transmitir con palabras. La alegría que nos transmitieron por volver nos conmovió. Nos permitimos sentir todo lo que eso nos generó, para poder escucharlos y comprender, también, todo lo que vivieron esos meses en que no los vimos. Salimos fortalecidos, sin duda. Elegimos confiar, acompañar, escuchar, no sin momentos de caídas e intentos fallidos. Hicimos lo posible y lo que no podíamos lo confiamos a Dios. “¿Quién de ustedes, por mucho que se preocupe, puede añadir una sola hora al curso de su vida?”, Mt. 6, 27.
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Aprendizajes y retos
Los docentes trabajaron mucho más y lo hicieron con entusiasmo Cuando llegó la pandemia y se ordenó el cierre de las escuelas, tuvimos que dedicarnos, los tres primeros meses, a proporcionar alimentos y kits de higiene a las familias de nuestros alumnos que, obligados a quedarse en sus casas, no pudieron continuar con sus trabajos informales y, en consecuencia, quedaron sin ingresos. Fueron miles las bolsas que repartimos con productos donados por el Estado y, también, por empresas privadas. Y, si bien la misión de Fe y Alegría es educar, nos vimos obligados a prestar atención humanitaria para posibilitar la educación, dadas las penurias económicas que ocasionó la pandemia en la población más empobrecida. Si bien los docentes se mostraron desde el comienzo muy colaboradores, pronto empezaron a plantear la necesidad de continuar con la educación, pues les dolía mucho que los alumnos de Fe y Alegría quedaran rezagados, mientras que los de las escuelas privadas seguían disfrutando de ese beneficio. 120
Esto nos obligó a un trabajo ímprobo para lograr la educación virtual y a distancia, y superar los muchísimos problemas que teníamos. Como muchos carecían de computadoras, iniciamos una campaña para que las empresas nos donaran las que no utilizaban –por haberlas sustituido por otras más modernas–, lo que nos posibilitó proporcionarles estos instrumentos a muchas familias que no los tenían. Junto a la dotación, tuvimos que superar el problema de la pésima o nula conectividad, lo que nos obligó a echar mano de otro tipo de instrumentos que nos permitieran continuar con los procesos educativos que habían quedado interrumpidos e impedir la deserción que, pensábamos, podía ser muy grande. Además de todo esto, tuvimos, también, que emprender un apresurado proceso formativo, tanto con los profesores como con las familias, para el uso adecuado de estas nuevas tecnologías.
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Hay que resaltar que, a pesar de las dificultades, los maestros y maestras de Fe y Alegría Uruguay han demostrado una labor destacada, forjando la educación que soñamos con vocación y entrega. El padre Martín Haretche, Director de Fe y Alegría Uruguay, lo subraya con verdadera emoción y agradecimiento: “Los docentes mostraron un gran entusiasmo y entrega. Trabajaron más que nunca... yo creo que hasta tres veces más. Se esforzaron con verdadero coraje para atender los nuevos desafíos y asumieron, con valor, los cambios apresurados en los modos y estilos de educar, partiendo desde las condiciones del hogar, la mala conectividad a internet, las dificultades para sostener la motivación de padres de familia, la disposición de plataformas o dispositivos, las facilidades para la incorporación de las TIC para el aprendizaje o la resistencia a utilizarlas”.
La pandemia nos posibilitó, también, una mayor articulación con las Fe y Alegría vecinas, especialmente, con Argentina. Se formaron redes de docentes para alimentar la formación tanto pedagógica, como emocional y espiritual, y se organizaron foros y encuentros virtuales, muy apreciados y valorados por los participantes. Incluso, tuvimos misas virtuale; en la que celebramos en Pentecostés, se unieron educadores de Fe y Alegría de Chile y Paraguay. Este tipo de actividades nos abre camino a una mayor articulación entre las distintas Fe y Alegría que podría llevarnos a establecer una plataforma federativa regional entre los países del sur.
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Venezuela
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Testimonio
Belkis Belkis es, ahora, coordinadora pedagógica en un núcleo rural de Fe y Alegría que tiene tres escuelitas unitarias. Comenzó trabajando como maestra unitaria –de esas que atienden varios grados a la vez– y, también, ha sido coordinadora de pastoral. Pero ella sigue siendo “la maestra Belkis”. A ella se le ensancha de alegría el corazón cuando los niños y los representantes gritan felices cuando la ven pasar: “Ahí viene la maestra Belkis”. Lleva, ya, diecinueve años educando en esas tierras cada vez más peligrosas, pues está entrando la minería irregular con todas sus secuelas de marginación y violencia. A Belkis se le sube la tristeza al rostro cuando dice: “A veces los niños no terminan su primaria porque se van a las minas con sus padres. Es fuerte. Y, aunque dicen que hay oro, los niños pasan hambre”. Belkis recuerda que, al poco tiempo de haber entrado a trabajar en ese núcleo rural, hubo un brote de paludismo entre el 2002 y el 2003. “Teníamos una camilla en el núcleo y los niños se nos caían de tanto temblar”. En la zona, sigue habiendo paludismo, pero Belkis no se ha planteado irse a otro lugar.
“Para poder cumplir con las tareas en esta pandemia, hicieron un taller de elaboración de cuadernos con hojas de desecho y con las que pudieron rescatar de los cuadernos de años anteriores. ”
Belkis hace mucho ejercicio, pues, aunque ella vive en la zona, para llegar a cada una de las sedes debe hacerlo caminando. Hay una que le queda a treinta minutos, pero hay otra a dos horas – y no se queja–. Con casi dos décadas saludando y dando cariño a niños, piensa que todavía tiene mucho qué hacer. La gente no comprende por qué sigue en ese trabajo con un sueldo que no le alcanza para nada, a pesar de ser licenciada. Ella dice que el esfuerzo de ayudar a otros merece la pena. Completa sus ingresos haciendo dulces y tortas con insumos que cosechan en la zona y, de paso, lo enseña a madres y alumnos.
No tienen cerca una población con librerías o papelerías, sino apenas algunas bodegas con unos pocos productos. Para poder cumplir con las tareas en esta pandemia, hicieron un taller de elaboración de cuadernos con hojas de desecho y con las que pudieron rescatar de los cuadernos de años anteriores. La pega la hicieron con yuca, que cultivan las familias. Los padres y alumnos colaboraron con mucha alegría y exhibieron con orgullo sus cuadernos. 123
Memoria 2020
Milber Milber vive en Pedregal, una población del municipio Marcano, en el estado Nueva Esparta. Es licenciada en educación y con maestría. Tiene ocho años trabajando en la Escuela María Luisa Tubores de Fe y Alegría en el mismo municipio. Vive en una zona retirada del plantel. Del transporte público, no le gusta meterse a ese parcelamiento, así que le toca ir a pie. Para acortar camino, atraviesa potreros y, entre vacas y con otros maestros, corren por esos terrenos.
“Lo más lindo es cuando, al ir caminando por toda la comunidad, me saludan: “ ¡Adiós, maestra!”
Camina cuarenta minutos de ida y cuarenta de vuelta. No se queja, nunca falta. “Yo me siento muy feliz con mi trabajo. Me gusta lo que hago. Comencé en la Escuela como maestra de aula. Los niños me encantan, pero, hace tres años, la directora me pidió que asumiera el cargo de coordinadora de pastoral y de ciudadanía. No estaba muy de acuerdo, pero después le vi la importancia”. “Lo más difícil es ver la necesidad que pasan las familias. Hay mucha hambre... eso es muy duro. Lo más lindo es cuando, al ir caminando por toda la comunidad, me saludan: “ ¡Adiós, maestra!”. Eso me gratifica: ver sus caras de alegría, saber que uno puede poner un granito de azúcar en sus vidas”.
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Belkis, su directora, pondera el espíritu de solidaridad de Milber: “Está pendiente de todo y de todos. Más de una vez, se ha aparecido con un camión cisterna para ayudar a las maestras con el problema del agua”. La escuela está en una zona muy pobre, con una invasión al lado. El Colegio solo tiene primaria. Los niños, y la mayoría de los maestros, viven todos en el sector. El internet es casi inexistente y solo dos maestros lo tienen. La mayoría de las familias no tienen teléfonos inteligentes para posibilitar la educación a distancia, pero el personal está muy identificado con la escuela y se las han ingeniado para mantener la educación. Se reúnen cada semana en casa de uno de los docentes que tiene internet. Bajan los materiales que envía el equipo nacional del Programa Escuela, unas guías instruccionales y, luego, van copiando a mano las guías para cada alumno, aunque les suponga pasar toda la tarde en eso. También, el personal de mantenimiento ayuda en esta tarea. Una de las obreras, que tiene muy buena letra, les echa una mano. Luego, reparten esas hojitas a los alumnos. Algunos padres van a casa de las maestras a buscarlos. Uno de los obreros, que tiene una bicicleta, también coopera, entregando las hojas en los hogares de los estudiantes. La directora, Belkis Valencia, es una mujer extraordinaria y gran animadora. Valora tremendamente a su personal e, incluso, colabora con la formación de la comunidad enviando materiales formativos de Fe y Alegría a la emisora comunitaria.
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Aprendizajes y retos
Audaces y creativos en la crisis
ella. Formamos equipos que transitaron nuevos caminos para responder al compromiso de educar. Sacaron fuerzas de la flaqueza y sembraron esperanza y fortaleza espiritual para que los estudiantes, de la mano de sus familiares, asumieran el reto de su formación. El personal de apoyo, los administrativos y obreros han sido fieles y heroicos, atendiendo a los representantes, cuidando los centros junto a vecinos y comunidades organizadas. La generosidad de amigos, bienhechores y organismos internacionales contribuyó a que muchos de nuestros alumnos y personal tuvieran acceso a alimentación, transporte y medicinas. También, pudimos facilitarles, a muchos, teléfonos inteligentes para que realizaran su trabajo formativo con ellos.
La pandemia llegó a profundizar las penurias y problemas que, desde hace años, venimos padeciendo: la carestía de alimentos, las deficiencias de nuestro sistema de salud; el alto costo de cualquier medicina; la escasez de transporte público; la falta de agua, gas y gasolina; los frecuentes apagones; y la imposibilidad de mantener el aislamiento social porque hay que salir para poder llevar cada día la comida a la casa. A nivel nacional, el problema educativo se ha recrudecido porque no estábamos preparados para enfrentarlo ni contábamos con la infraestructura necesaria para la educación no presencial. En palabras del P. Jaime Aristorena, S. J., director Nacional de Fe y Alegría, “2020 ha sido un año duro, atípico, donde creamos e innovamos, respondimos a una realidad cambiante y retadora, le hicimos frente y sacamos lo mejor de nosotros. La gravísima crisis humanitaria nos castigó con fuerza incluso mucho antes de la pandemia. El personal, sobre todo los docentes y comunicadores, no se amedrentó ante
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Tuvimos que reorganizar tiempos, espacios y ambientes. Identificamos los saberes esenciales y priorizamos las competencias cognitivas y sociales. Acompañamos aspectos espirituales, socioemocionales y cognitivos de docentes y estudiantes. Montamos campañas de permanencia escolar, de valoración de la educación y convivencia, de pedagogía del amor, y de resiliencia y compromiso social. Con apoyo de muchos, atendimos, en lo alimentario, a 48.079 estudiantes y 4.123 trabajadores de 85 escuelas. Ejecutamos el programa “Todos y todas a la escuela”, creando ambientes seguros y agradables, con dotación de útiles. Lo hicimos en 96 centros a 59.253 alumnos y con 2.310 docentes. Porque nos consideramos más que una escuela, impulsamos la reconstrucción del tejido social, el fortalecimiento comunitario, educamos para el emprendimiento, organizamos madres promotoras de paz, grupos juveniles a través del Movimiento Juvenil Huellas, formamos líderes juveniles universitarios, atendimos a nuestros 7.450 niños dejados atrás y promovimos ambientes de paz y de ciudadanía, entre otros. Durante la pandemia, proteger del contagio del virus a estudiantes y al personal ha sido determinante. Atenderlos desde la distancia ha sido el reto. Y, para ello, trabajamos arduamente. Constituimos equipos mixtos y aprendimos a educar en emergencia y desde varias modalidades. Elaboramos una gran variedad de materiales educativos: guías didácticas, infografías, publicaciones para redes sociales, hábitos saludables, prevención de la COVID-19, videos, clases radiofónicas y micros para el cultivo de la interioridad y la espiritualidad, la prevención de la violencia , la cultura de la paz y el acompañamiento de la familia.
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En los institutos universitarios, asumimos la propuesta de aprendizaje por proyectos, comunidades de aprendizaje, uso de la radio y estrategias digitales. Para la capacitación de los docentes en lo multimodal, elaboramos quince guías formativas, conseguimos ayuda para la compra y disposición de equipos y el saldo de sus teléfonos. Impulsamos la campaña “Maestros al teléfono”, con la intención de conseguir recursos para comprar mil teléfonos. Nuestras radios educativas, con sus micrófonos abiertos, pusieron el énfasis en la comunicación para salvar vidas, con servicios informativos útiles para las familias y campañas para prevenir contagios. Hemos aprendido de nuestros aciertos y errores, y estamos muy contentos de los logros alcanzados, aunque sabemos que que-
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da mucho por hacer. Aprendimos a cuidar y cuidarnos, a planificar para la emergencia, a tener muy en cuenta el contexto, a educar y gerenciar a distancia, –con pocos medios, con equipos virtuales de monitoreo– y a acompañar a docentes y familias. Combinamos creatividad y compromiso para llegar a nuestros alumnos y participantes, usando internet, redes sociales, WhatsApp, teléfonos inteligentes, emisoras, mensajes de texto, carteleras e, incluso, visitas a los hogares con el apoyo de las organizaciones comunitarias –con escasos recursos, carencia de equipos y malos servicios de conectividad–. Hicimos de los padres nuestros aliados responsables en la educación de sus hijos. Todos estos elementos nos dan pautas para seguir fortaleciendo la educación en el futuro. Para ello, como condición indispensable, debemos seguir reclamando al
Estado y a la sociedad un salario digno a los educadores, pues las miserables condiciones salariales del personal (menos de cinco dólares al mes), en cualquier momento, pueden derrumbar todo el sistema educativo si no se toman las medidas pertinentes. Nos quedaremos sin maestros y, por consiguiente, sin escuelas, porque “sin maestros no hay escuelas”. También, consideramos muy importante y necesario que la Federación sea una plataforma para intercambiar buenas prácticas y experiencias para enfrentar la crisis, y, también, para apoyos solidarios. Fe y Alegría, como movimiento global de educación popular para todos y todas, debe afianzar su presencia y levantar su voz en los espacios públicos para garantizar que el proclamado derecho a la educación de calidad sea una realidad para todos y todas.
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Cuántos somos y dónde estamos
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+ 935.844
Participantes
+ 40 mil
Trabajadores
+ 1.5 mil
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Alianzas para la misión
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Compañía de Jesús
JRS: Servicio Jesuita a Refugiados www.sjrlac.org
CPAL: Conferencia de Provinciales de América Latina y el Caribe www.jesuitas.lat/es
JRM: Servicio Jesuita a Migrantes www.sjme.org
FLACSI: Federación Latinoamericana de Colegios de la Compañía de Jesús wwwwww.flacsi.net
Secretariado para la Justica Social y la Ecología de la Compañía de Jesús www.sjcuria.global/es/secretariados-y-redes
AUSJAL: Asociación de Universidades confiadas a la Compañía de Jesús www.ausjal.org
Red Xavier www.xavier.network
ICAJE: Comisión Internacional para el Apostolado de la Educación Jesuítica www.sjweb.infoeducation/icaje. cfm?LangTop=1&Publang=1
Alboan www.alboan.org/es
IAJU: Asociación Internacional de Universidades Jesuitas www.iaju.org
Red Claver www.jesuitas.lat/es/hacemos/ red-claver
EDUCATE MAGIS www.educatemagis.org
Magis Americas www.magisamericas.org
Federación Internacional de Fe y Alegría
Unión Internacional de Religiosas www.internationalunionsuperiorsgeneral.org/es
IBM www.ibm.org/initiatives/p-tech
Ole Comunications www.olecommunications.com
Organizaciones afines
CLADE www.redclade.org ACCENTURE www.accenture.com/es-es OIJ www.oij.org AECID www.aecid.es/ES UNESCO www.es.unesco.org INDITEX www.inditex.com/es/comprometidos-con-las-personas/ apoyo-a-la-comunidad/programas-educativos-de-entreculturas
PORTICUS www.porticus.com/en/home
ADVENIAT www.adveniat.org
ALER www.aler.org
CME www.campaignforeducation.org
CELAM www.celam.org
Diócesis de Rottenburg – Stuttgart www.drs.de
Naciones Unidas www.un.org
SEDATEX
CIEC www.ciec.edu.co
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Nota:
Cómo nos organizamos
Los equipos, comisiones y redes, tienen un grupo de personas que son referentes internacionales.
Asamblea C.DD.NN
Junta Directiva JD
Coordinador General CG
Comisiones Asesoras
Equipos y trabajos de soporte Internaciolización
Estrategia Global
Formación de liderazgos
Educación Popular
Protección de la niñez
Equipo de Secretaría Ejecutiva SE
Sostenibilidad Acción Pública
Comunicación y tecnología Administración Planificación y Proyectos
Protección de la niñez
Asesoría Económica Equipo Coordinación Ejecutiva ECE
Eje Nuevas Fronteras Eje Educación Popular
Eje Sostenibilidad Eje Acción Pública
Escuela Virtual
Equipo de Liderazgos de Iniciativas
Formación Pedagógica Calidad Educativa Educación Inclusiva Jóvenes Ecología Integral y Panamazonía
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Evaluación y medición de impacto Género
Redes Iniciativas Federativas Migración Ciudadanía
Identidad y espiritualidad
Formación para el trabajo Atención Primera infancia
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Claros y transparentes 62,56% Individuos
18,68%
Propios Fondos
16,57%
Fundaciones/ Corporaciones
2,25%
Gobierno
Fuentes y Gastos de financiamiento FIFYA 2020
48,89%
Formación para el trabajo
56,65%
Programas
27,03%
Promoción Social
19,53%
Medición del impacto
4,7%
Educación en valores
7,09% Otros
36,26%
Administración
0,38%
Panamazonía
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Informe del dictámen de la auditoría de Estados Financieros 2020
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Directorio 2020 -2021 Junta Directiva P. Carlos Fritzen, S.J. Coordinador General Federación Internacional de Fe y Alegría fi.coordinador@feyalegria.org P. Miquel Cortés Bofill, S.J. Director Fe y Alegría en Guatemala gt.director@feyalegria.org P. Daniel Villanueva, S.J. Vicepresidente Entreculturas – Fe y Alegría en España d.villanueva@entreculturas.org Sabrina Burgos Directora Nuevas Fronteras y Acción Pública Fe y Alegría en Colombia nuevasfronteras@feyalegria.org.co Miguel Molina Escalante Director Fe y Alegría en Honduras m.molina@feyalegria.org.hn P. Alfred Kiteso, S.J. Director Fe y Alegría en República Democrática del Congo talk.be08@yahoo.fr 136
Direcciones Nacionales Fernando Anderlic Director de Fe y Alegría en Argentina anderlic@feyalegria.org.ar Callao 542, C1022AAS -CABA, Buenos Aires Teléfono:(5411) 52352281 www.feyalegria.org.ar
P. Francisco Pifarré, S.J. Director de Fe y Alegría en Bolivia direccionp@feyalegria.edu.bo Av. Arce N° 2519 esquina Plaza Isabel la Católica Zona San Jorge La Paz – Bolivia Teléfonos:(591) 2 – 2444134 / 2444136 / 2444139 www.feyalegria.edu.bo
P. Antonio Tabosa, S.J. Director de Fe y Alegría en Brasil antonio.tabosa@fealegria.org.br Rúa Rodrigo Lobato 141, Sumaré, Sao Paulo, SP, Brasil CEP 05030-130 Teléfono: (55) 61 9944 9124 www.fealegria.org.br
Federación Internacional de Fe y Alegría
P. Tsayem Dongmo Saturnin, S.J. Director de Fe y Alegría en República del Chad
J. Alejandro Calderón Tobar Director de Fe y Alegría en El Salvador
dir.foijoietchad@gmail.com B.P. 8, Mongo, Chad Teléfono: (235) 6776829 www.foietjoie-tchad.org
a.calderon@feyalegria.org.sv Calle del Mediterráneo, S/N, entre Av. Río Amazonas y Av. Antiguo Cuscatlán, Col. Jardines de Guadalupe, Antiguo Cuscatlán, La Libertad, El Salvador. Apdo. Postal 662 Teléfonos: (503) 22431282 / 22439738
P. Juan Cristóbal García Huidobro, S.J. Responsable temporal de Fe y Alegría en Chile jgarciah@jesuits.net Lord Cochrane 110, Piso 3. Santiago, Chile Teléfono: (56) 9 9757 2174 www.feyalegria.cl
Víctor Murillo Director de Fe y Alegría en Colombia victormurillo@feyalegria.org.co Carrera 5 No. 34-39. Bogotá, Colombia. Teléfono: (57) 1-3209360 www.feyalegria.org.co
Carlos Vargas Director de Fe y Alegría en Ecuador c.vargas@feyalegria.org.ec Calle Asunción OE 238 y Manuel Larrea (esquina) sector El Ejido, Apartado 17-08-8623. Quito – Ecuador Teléfono: (593 2) 321 44 55 www.feyalegria.org.ec
P. Daniel Villanueva, S.J. Vicepresidente de Entreculturas – Fe y Alegría en España d.villanueva@entreculturas.org Calle Maldonado, 1A, 28006 Madrid – España Teléfono: (34) 91-5902672 www.entreculturas.org P. Francisco Iznardo, S.J. Director de Fe y Alegría en Guatemala francisco.iznardo@feyalegria.org.gt 12 Avenida 2-07, Zona 1. Guatemala –Guatemala Teléfono: (502) 2324-0000 www.feyalegria.org.gt P. Paul-Fils Belotte, S.J. Director de Fe y Alegría en Haití ht.directeur@foietjoie.org Comunidad Jesuita 95, Route du Canape Vert, Port-au-Prince, Haiti, W.I Teléfono: (509)409-5623 www.foietjoie-haiti.org
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Miguel Molina Escalante Director de Fe y Alegría en Honduras
P. Marco Tulio Gómez, S.J. Director de Fe y Alegría en Panamá
m.molina@feyalegria.org.hn Zona de la Compañía, dentro del Centro Técnico Loyola, Yoro – Honduras Teléfonos: (504) 26473516/2647-4741 www.feyalegria.org/honduras
pa.director@feyalegria.org Parque Alicante, final Calle Principal. Las Mañanitas, Panamá. República de Panamá. Teléfono: (507) 66074757 www.feyalegria.org.pa
P. Florin Silaghi, S.J. Director de Fe y Alegría en Italia direzione@feyalegria.it Plaza San Fedele 4. Milán Teléfono: 0286352305 www.feyalegria.org/italia P. Emile Ranaivoarisoa, S.J. Director de Fe y Alegría en Madagascar Mahamanina - B.P. 1200 Fianarantsoa 301 Madagascar Teléfono: +261 344893643 eranaivoarisoa@yahoo.com P. Everardo Víctor, S.J. Director de Fe y Alegría en Nicaragua ni.director@feyalegria.org Walmart 1 c. al sur 3 1/2 c. abajo. Reparto San Martín, No. 36. Managua, Nicaragua Teléfono: (505) 2266-4994 www.feyalegria.org.ni
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Nancy Raquel Fretes, odn Directora de Fe y Alegría en Paraguay director@feyalegria.org.py Juan E. O’Leary N° 1.847 e/6a y 7a Proyectadas. Asunción – Paraguay Teléfono: (595) 9826 22257 www.feyalegria.org.py P. Ernesto Cavassa, S.J. Director de Fe y Alegría en Perú ecavassa@feyalegria.org.pe Cahuide 884 Jesús María Lima 11 – Perú +51 1 471-3428 www.feyalegria.org.pe P. Alfred Kiteso, S.J. Director de Fe y Alegría en República Democrática del Congo talk.be08@yahoo.fr Communauté du Collège Boboto 7, Avenue Père Boka. B.P. 7245, Kinshasa I. République Démocratique du Congo
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P. José Ramón López, S.J. Director de Fe y Alegría en República Dominicana direccion@feyalegria.org.do Calle Cayetano Rodríguez 114, Gazcue, Santo Domingo. Dto. Nacional, República Dominicana. Apartado Postal: 25310 Teléfono: +1 (829) 259 8430 www.feyalegria.org.do Martín Haretche Director de Fe y Alegría en Uruguay mharetche@feyalegria.org.uy Calle 8 de octubre No. 2738. Montevideo, Uruguay. Teléfono: (598-2) 4872717 ext. 356 www.feyalegria.org.uy P. Manuel Jaime Aristorena, S.J. Director de Fe y Alegría en Venezuela ve.director@feyalegria.org Edif. Centro Valores, Piso 7, esquina Luneta, Altagracia. Caracas – Venezuela. Teléfonos: (58) 212–5647423 / 5631776 / 5645013 www.feyalegria.edu.ve
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Memoria 2020
Oficina y equipo apoyo a la Coordinación General
Carrera 5 N° 34-39 Bogotá, Colombia. (57) 314 868 4603 www.feyalegria.org
Formación de Liderazgo Miguel Cruzado fi.formacion@feyalegria.org Wendy Pérez wendy.perez@feyalegria.org.gt Escuela Virtual Nancy Montero Olmos | fi.coordescuelavirtual@feyalegria.org
Coordinador General P. Carlos Fritzen, S.J. fi.coordinador@feyalegria.org Equipo de Secretaría Ejecutiva Somarick Roca Robby Ospina P. Marco Tulio Gómez, S.J. Gerardo Lombardi (C) fi.secrejec@feyalegria.org Equipo de Coordinación Ejecutiva Eje Educación Popular Gehiomara Cedeño | fi.educacionpopular@feyalegria.org Eje Nuevas Fronteras P. Carlos Fritzen, S.J. | fi.coordinador@feyalegria.org Eje de Sostenibilidad Gabriel Vélez | fi.sostenibilidad@feyalegria.org Eje de Acción Pública Gerardo Lombardi | fi.accionpublica@feyalegria.org
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Janeth Angarita Cisneros | fi.adminescuelavirtual@feyalegria.org Administración, Planificación y Proyectos Administración Somarick Roca | fi.administracion@feyalegria.org Planificación Robby Ospina | fi.planificacion@feyalegria.org Proyectos Gabriel Vélez | fi.proyectos@feyalegria.org Servicios Aleida Betancurt | fi.servicios@feyalegria.org Comunicación y Tecnología Coordinación de Comunicación Gerardo Lombardi | fi.coordcomunicacion@feyalegria.org
Federación Internacional de Fe y Alegría
Gestión de contenidos María Paula Arango | fi.comunicacion@feyalegria.org Soporte de Comunicación Erika Briceño | fi.soportecomunicacion@feyalegria.org Comunicación Digital Daniela Londoño | fi.comunicaciondigital@feyalegria.org Diseño Gráfico Pablo Ivorra | fi.imagengrafica@feyalegria.org Coordinación de Tecnología José Ignacio Peraza | fi.coordtecnologia@feyalegria.org Soporte de Tecnología Maximiliano Burgos | fi.soportetecnologia@feyalegria.org Internacionalización P. Carlos Fritzen, S.J. | fi.coordinador@feyalegria.org P. Daniel Villanueva, S.J. | d.villanueva@entreculturas.org María Luisa Berzosa | mlberzosa@gmail.com Pablo Funes | p.funes@entreculturas.org Luca Fabris | l.fabris@entreculturas.org Robby Ospina | fi.planificacion@feyalegria.org
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Memoria 2020
Equipo Federativo Internacional
Referentes Gabriel Vélez | fi.sostenibilidad@feyalegria.org Somarick Roca | fi.administracion@feyalegria.org
Formación Pedagógica
Ecología integral y panamazonía
Líder Venezuela: Beatriz Borjas | beatrizborjasb@gmail.com Colíder Ecuador: Beatriz García | beatriz.garcia@feyalegria.org.ec Referente Gehiomara Cedeño | fi.educacionpopular@feyalegria.org
Líder Perú: Irma Mariño| imarino@feyalegria.org.pe Colíder Brasil: José Blanco jose.blanco@fealegria.org.br Referentes P. Carlos Fritzen, S.J.| fi.coordinador@feyalegria.org P. Marco T. Gómez, S.J.| pa.director@feyalegria.org Robby Ospina| fi.planificacion@feyalegria.org
Calidad educativa Líder Ecuador: Marlene Villegas| m.villegas@feyalegria.org.ec Colíderes Guatemala: Wendy Pérez | wendy.perez@feyalegria.org.gt España: Yenifer López| y.lopez@entreculturas.org Referente Gehiomara Cedeño | fi.educacionpopular@feyalegria.org Evaluación y medición de impacto Líder España: Lucila Rodríguez| l.rodriguez@entreculturas.org Colíder Equipo de coordinación ejecutiva fi.secrejec@feyalegria.org
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Formación para el trabajo Líder Bolivia: Adela Colque| a.colque@formacionparaeltrabajo.org Colíder Honduras: Óscar Cáceres o.caceres@feyalegria.org.hn Referentes Gabriel Vélez| fi.sostenibilidad@feyalegria.org Jóvenes Líder Colombia: Juan Pablo Rayo | fi.jovenes-ciudadania@feyalegria.org Colíderes España: Jessica García | j.garcia@entreculturas.org
Federación Internacional de Fe y Alegría
Argentina: Yanina Garbesi | yaninagarbesi@feyalegria.org.ar Referentes Gehiomara Cedeño | fi.educacionpopular@feyalegria.org Ciudadanía Líder España: Irene Ortega | i.ortega@entreculturas.org Colíder Colombia: Por asignar Referentes Gerardo Lombardi | fi.accionpublica@feyalegria.org Género Líder Nicaragua: Lucila Cerillo | fi.genero.coordinacion@feyalegria.org Colíder Rep. Dominicana: Yesenia Caraballo | convivenciayciudadania4@feyalegria.org.do Referentes Gehiomara Cedeño | fi.educacionpopular@feyalegria.org
Migración Líder Guatemala: Blanca Gutiérrez | blanca.gutierrez@feyalegria.org.gt Colíder Haití: Por asignar Referentes Gerardo Lombardi | fi.accionpublica@feyalegria.org Gabriel Vélez| fi.sostenibilidad@feyalegria.org Identidad y espiritualidad Líder Paraguay: Catalino Corvalán | katatoto@gmail.com Colíderes Chile: Macarena Rubio | mrubio@redignaciana.cl Madagascar: Por asignar Referentes Gerardo Lombardi | fi.accionpublica@feyalegria.org P. Marco T. Gómez, S.J.| pa.director@feyalegria.org Atención a la primera infancia
Educación inclusiva Líder Bolivia: Carmiña de la Cruz | areaespecial@feyalegria.edu.bo Colíder Ecuador: Nelly Andrade | nelly.andrade@feyalegria.org.ec Referentes Gehiomara Cedeño | fi.educacionpopular@feyalegria.org
Líder Uruguay: Fiorella Magnano | fmagnano@feyalegria.org.uy Colíderes Congo: Arvie Muayi | mrubio@redignaciana.cl Colombia: Fabiola Garcerá Arango| direccion.cali@feyalegria.org.co Referentes Gehiomara Cedeño | fi.educacionpopular@feyalegria.org
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#ModoEmergenciaCovid19 feyalegriafi