Culiacán, Sinaloa, 28 de abril de 2016
Filósofos, médicos, psicólogos, maestros, sacerdotes, especialistas en general, pueden decirle una y otra vez al ser humano, la mejor manera en la que puede vivir, como entes bio-psico-sociales; cuerpo, mente y en sociedad; sin embargo más allá de esto, la decadencia en nuestras actitudes (entiendo por actitud la congruencia en la forma de pensar, sentir y actuar) se acentúa día con día, los factores pueden ser múltiples y tal vez uno de ellos tiene ver con el desconocimiento que las propias personas tienen de sí mismas, como dice Sigmund Freud, quien no conoce su pasado está destinado a repetirlo, esposas permitiendo ser violentadas por sus esposos, mujeres violentando a sus hijos, políticos violentando a la sociedad, jefes violentando a sus empleados, maestros a sus alumnos y alumnos a sus maestros, pero hay algo todavía peor… el ser humano violentándose a sí mismo. Se puede saber cómo sobrevivir, pero creo que para saber vivir, el factor principal es conocerse a sí mismo, porque en la medida que te conoces ¡eres libre!, la mejor manera de conocerse es a través de un excelente tratamiento terapéutico, sí, terapia psicológica, el miedo, la angustia y los prejuicios, seguirán, pero la diferencia estribará en que se adquirirá la capacidad de saber cómo enfrentarlos de manera asertiva. No cambiarás el mundo, pero tendrás la libertad psíquica de saber vivir, entendiéndote (afectos, emociones) comprendiéndote (racional) y aceptándote a ti mismo, para después relacionarte con el Otro (institución, esposo, compañeros, alumnos, hijos, amigos, padres, maestros, jefes, empleados) con inteligencia emocional. Un maestro puede enseñar y aplicar todos sus conocimientos, en base a sus estrategias de enseñanza y metodología, sin embargo por más conocimiento académico que tenga ¿cómo enseña y logra que un alumno respete a otro, por tener retraso mental o motriz?, ¿cómo enseña y logra a que un compañero no se burle de otro por ser el que se equivocó al participar?, ¿cómo enseña y logra a los demás para que no etiqueten al que muerde, al que golpea, al que tiene déficit de
atención o hiperactividad?, es bien sabido que la etiqueta, la burla, y el prejuicio que se vuelve perjuicio, violentan la propia integridad y muchas veces incluso el mismo maestro lo fomenta, un docente debe saber incluir al alumno en diversas actividades, integrarlo en proyectos y hacer adecuaciones curriculares, ¿pero realmente lo hace?, ¿se preocupa y ocupa para llevarlo a cabo?, en mi experiencia, al menos como alumna hasta la universidad, solamente recuerdo a dos ¿y los demás?... Se entiende que siempre existe la presión de cumplir con objetivos curriculares, estrategias didácticas, horas clase, planes y programas de la Secretaría de Educación Pública y sobre todo que los alumnos obtengan buenas calificaciones, porque es precisamente el parámetro estadístico el que determinará el avance a un peldaño más, no obstante lo que pareciera malo para algunos –alumnos- puede ser bueno para otros –institución- , como las reglas dentro del aula, evaluaciones, trabajos dentro y fuera de clase, todo necesario para generar adquisición de conocimientos, que tal vez solamente sigan siendo factuales ¿pero y el aprendizaje?, ese que dice Piaget, que el alumno debe de construir, desarrollando su propias destrezas y habilidades, ese que le permitirá ser libre… si al ser libres, el alumno y el maestro, se conocen, al conocerse aprenden a saber vivir, construyéndose, como cual obra de arte, conociéndose, comprendiéndose y aceptándose, para que a su vez lo hagan con quienes le rodean (empatía) entones ambos serán éticos, como dice Erich Fromm, en su obra “el arte de amar”, el amor está en hacer lo que te gusta, amar lo que te gusta… entonces se debe ser maestro por convicción.
Atentamente: Laura Cecilia Subias Mendivil