Hacia los diez o doce años [de edad] la mayoría de las niñas son verdaderamente "varones frustrados"... La exuberancia de la vida queda obstruida en ellas y su vigor sin empleo se convierte en una neurosis; sus ocupaciones demasiado juiciosas no agotan su exceso de energía, y se aburren, y entonces, por aburrimiento y para compensar la inferioridad que padecen, se abandonan a ensoñaciones melancólicas y novelescas, adquieren el hábito de las evasiones fáciles y pierden el sentido de lo real. SIMONE DE BEAUVOIR