La Anarquía según Andalucía JOSÉ LUIS GUTIÉRREZ MOLINA
Texto de la Ponencia sobre el Comunismo Libertario aprobada por la FAI de Cádiz en junio de 1936
JOSÉ LUIS GUTIÉRREZ MOLINA
La Anarquía según Andalucía Las siete entidades
La Anarquía según Andalucía
La Anarquía según Andalucía
Texto de la Ponencia sobre el Comunismo Libertario aprobada por la FAI de Cádiz en junio de 1936
ESTUDIOS INTRODUCTORIO Y CRÍTICO DE
José Luis Gutiérrez Molina
Las siete entidades
© 1996. José Luis Gutiérrez Molina © 1996. A. C. Las siete entidades Apdo. de correos 4314 41080 Sevilla
DISEÑO Y MAQUETA: Enrique
SE-314-96 84-920698-1-3
DEPÓSITO LEGAL: I.S.B.N.:
López Marín
Indice
Presentación
7
I. Estudio Introductorio
9
Unas palabras previas
9
1. Caracteres del anarquismo en Andalucía 12 2. Anarquismo, anarcosindicalismo y Segunda República
21
3. El anarquismo gaditano
28
4. La Federación Regional de Grupos Anarquistas de Andalucía
34
5. La Federación Provincial de Grupos Anarquistas de Cádiz
38
6. La sociedad futura en el anarquismo español durante la Segunda República
43
7. Los anarquistas gaditanos y el comunismo libertario
55
–5–
II. Texto de la ponencia sobre Comunismo libertario de los grupos “Acción y Pensamiento” y “Hacia la Anarquía”, Jerez, junio de 1936 PONENCIA SOBRE COMUNISMO LIBERTARIO . . . . . . ASPECTO ARTÍSTICO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ASPECTO CULTURAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ASPECTO SEXUAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . COMUNISMO LIBERTARIO ES ANARQUÍA ANARQUÍA SIGNIFICA “NO GOVIERNO” . . . . . . . . . CONCIDERACIONES GENERALES . . . . . . . . . . .. . . . . PLAN DESTRUCTIVO, CONSTRUCTIVO Y ECONOMICO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . COMO ACTUARAN ESTAS COMICIONES . . . . . . . . . COMICION DE ALIMENTACION Y VESTIDO . . . . . . . . VIVIENDA E HIGIENE . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . CULTURA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ESTADISTICA Y RELACIONES CON LOS DEMAS PUEBLOS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . NOMBRAMIENTO DE LAS COMISIONES . . . . . . . . . . EN EL CAMPO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . COMUNA DE EVENTUALES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
65 I II III IV V VI VIII VIII X XI XI XII XII XIII XV
III. Estudio crítico
67
Notas
87
–6–
Presentación
Las elaboraciones teóricas se suelen atribuir a grandes pensadores. Sin embargo, las más de las veces, junto a brillantes trabajos también existieron otros realizados por personas menos conocidas y apreciadas. Este es el caso del texto que dos grupos anarquistas de Jerez de la Frontera (Cádiz) elaboraron en la primavera de 1936 para que fuera discutido en un pleno provincial de la FAI gaditana. Con su edición se pretende poner al alcance del público una obra concreta del anarquismo andaluz. Lleno de defectos formales -mal estructurado y con faltas ortográficas y gramaticales- (que se han mantenido en la presente edición) tiene sin embargo el valor de ser uno de los escasos textos, éste rigurosamente inédito, que han llegado a nuestro poder elaborado por anarquistas de a pie de los años treinta de nuestro siglo. Sólo por ello, por poder dar la palabra a quienes en cuyo nombre tanto se habla, merece la pena que se conozca. –7–
Sus “incorrecciones” no hacen sino poner de manifiesto la paradoja de que fueran unos hombres a los que hoy se considerarían analfabetos, “anticuados”, quienes se preocuparan de organizar su futuro, de plantearse alternativas a la injusticias que sufrían. Hoy, cuando la educación obligatoria ha extendido la alfabetización casi al cien por cien de la población, estas inquietudes, como otras muchas, están prácticamente desaparecidas. La televisión, esa misma enseñanza obligatoria, se preocupa de que el “ciudadano” no sea sino un consumidor que se sienta completamente identificado con la sociedad en la que vive o, como máximo, acepte que vive “en el menos malo de los sistemas posibles”. Como toda obra es hija de su tiempo y de unas circunstancias concretas. Exponérselas al lector es el objeto del estudio introductorio que precede al texto.
–8–
I. Estudio introductorio Unas palabras previas Casi desconocido, el anarquismo andaluz es, en el mejor de los casos, recordado por su aureola de violencia y utopía. No es una acusación nueva. Desde sus orígenes, la organización obrera en general ha sido objeto de críticas similares de las que no se han librado ni siquiera las más dóciles o reformistas. Mayor gravedad tiene la imagen creada por una historiografía preocupada por la consolidación del actual régimen. No se trata ya de desprestigiar las ideas libertarias adjetivándolas de terroristas o idealistas, sino que, dando un paso, se tiende a ignorar, pura y llanamente, su existencia, y cuando ello no es posible reducirla a su mínima expresión. La consecuencia ha sido que pesar de la abundante bibliografía existente, recientemente, un conocido historiador, diputado socialista en el parlamento español, el valenciano Javier Paniagua, reconocía que todavía quedan cues–9–
tiones referentes al estudio del movimiento libertario español por investigar de manera satisfactoria. Más próximo aún en el tiempo, durante las sesiones de un coloquio internacional sobre historia social hispánica celebrado en París, se alzaron voces sobre la necesidad de una revisión en profundidad del tratamiento historiográfico que ha recibido el anarquismo español. Porque negar, reducir o menospreciar el impacto libertario en la sociedad española es no sólo manipular nuestra historia, sino además considerar retrasado mental a un importante sector de la sociedad española. Porque, ¿cómo si no entender la influencia y extensión de las ideas libertarias por lo menos hasta la guerra de 1936-1939?, ¿eran los miles de afiliados a los sindicatos anarcosindicalistas unos ingenuos que se dejaban engañar por los manejos de unos iluminados siempre dispuestos a utilizar el cuchillo y la bomba?, ¿cabría considerar como compañeros de viaje a los intelectuales -profesores, artistas o periodistas- y segmentos de las clases medias -republicanos federales, masones, o incluso simples libera– 10 –
les- que se sentían identificados con el predominio que se le daba al individuo en el mundo libertario? Más allá de sectarismos, de los que no se libran los profesionales de la sociología o la historia, el planteamiento de la cuestión debe partir del hecho de que el anarquismo en España no es una ideología marginal, alejada de la mayoría de la población y con tendencias terroristas, sino que, por el contrario, ha sido en diversos momentos un fuerte competidor del sistema de poder que en España se fundamenta en redes caciquiles incluso en los periodos democráticos. Baste recordar la consideración de auténticos caciques que puede atribuírsele a republicanos como Alcalá Zamora, primer Jefe de Estado de la Segunda República, o al actual sistema de partidos políticos. Durante los primeros meses de la guerra provocada por la militarada de julio de 1936, los anarquistas españoles fueron una auténtica alternativa de régimen social transformando lo que se presenta como guerra fratricida en revolución social. Además, el movimiento – 11 –
libertario ha sido el soporte de una amplia red cultural y educativa, ejemplificada por el sinnúmero de ateneos, escuelas y periódicos mantenidos en circunstancias nada fáciles, o el introductor de movimientos como el vegetarianismo, naturismo o esperantismo. Desde esta perspectiva de patrimonio común nuestro, que no podemos menospreciar sin hacerlo a la vez con nosotros mismos es desde donde, creo, debemos afrontar el fenómeno de la presencia libertaria. De esta forma podremos entender mejor su persistencia hasta nuestros días.
1. Caracteres del anarquismo en Andalucía
El anarquismo andaluz puede definirse por un conjunto de caracteres entre los que se distinguen su extensión geográfica; su persistencia en el espacio y el tiempo; su equilibrada presencia en los mundos rural y urbano; su especial protagonismo en las páginas de la represión estatal y patronal y, finalmente, su pragmatismo. – 12 –
En primer lugar está su extensión geográfica en el conjunto del movimiento libertario español. Si se observara en un plano la implantación de las organizaciones, sean societarias, sindicales o específicamente anarquistas, andaluzas podríamos seguir el cauce y valle por el que discurre el río Guadalquivir, desde la campiña cordobesa hasta su desembocadura en Sanlúcar de Barrameda. Como ha afirmado un hispanista francés, la zona de máxima influencia estaría definida por lo que denominamos habitualmente como “la baja Andalucía”. Es decir, el territorio que se extiende aproximadamente entre el curso inferior del Guadalquivir y la fachada marítima que constituyen el litoral gaditano y malagueño. Un vasto cuadrilátero cuyos ángulos serían Sevilla, Málaga, Algeciras y Sanlúcar de Barrameda. En segundo lugar, el anarquismo andaluz es persistente en el espacio y en el tiempo. Junto con Cataluña, Andalucía es la región que habitualmente se pone como ejemplo de arraigo ácrata. El por qué habría que buscarlo en las condiciones demográficas, sociales y – 13 –
económicas de la región; la extensión de un republicanismo carbonario, igualitario, capitalista y antimilitarista; la adaptación de la organización anarquista a las condiciones locales y comarcales; la presencia de activos propagandistas que hacían de su actitud personal el mejor ejemplo de las ideas que predicaban, y su interelación con el mundo cultural andaluz. Los trabajadores andaluces ya habían seguido los llamamientos a la organización de la Asociación Internacional de Trabajadores durante las tres últimas décadas del siglo pasado. Años en los que la represión estatal golpeó con dureza a sus sociedades en un vano intento de arrancar de cuajo sus ansias emancipadoras. Desde estos primeros momentos quedó la primacía de la tendencia libertaria en las aspiraciones de los trabajadores andaluces. A pesar del declive organizativo de los años del cambio de siglo, las sociedades andaluzas siguieron perteneciendo a organizaciones como la Federación de Sociedades de Resistencia o mediante las giras de propaganda que Soledad Gustavo, Teresa Claramunt, – 14 –
Leopoldo Bonafulla y otros activistas locales como Sánchez Rosa, José Torralvo, Antonio Ojeda o González de Sola, realizaron por tierras andaluzas. Así, no es de extrañar que en el congreso constitutivo de la CNT, octubre-noviembre de 1910, estuvieran presentes, o enviaran su adhesión, 18 de las federaciones locales y sociedades andaluzas que habían recobrado vigor los años anteriores. Número que se amplió hasta 28 el año siguiente cuando la nueva organización celebró su primer congreso en septiembre, momento en el que Andalucía constituían la segunda región, tras Cataluña, de mayor influencia de la CNT tanto por el número de sociedades como de afiliados repartidos, fundamentalmente, por las provincias de Cádiz, Córdoba, Granada, Huelva y Sevilla. Hasta 1918 no se crearon la mayoría de las regionales cenetistas, entre ellas la andaluza. Fue de la agitación nacida durante 1917 -producto de la situación económica; el nuevo vigor de los sindicatos obreros y las consecuencias de la Gran Guerra europea, entre – 15 –
ellas la Revolución rusa- la que multiplicó la actividad huelguística y la creación de sociedades que significó el comienzo de un cambio en las luchas sociales: mayor coordinación y planificación. Desde principios de año, la Federación Obrera de Sevilla había realizado activas gestiones, por toda la región, para que el mayor número posible de sociedades asistieran al congreso constitutivo de la Federación Obrera de la Región Andaluza que se celebró en esa ciudad los primeros días de mayo con la asistencia de unos 50 delegados que representaban a veinte cinco mil trabajadores. Su progreso fue tal que mientras en 1919 los afiliados andaluces a la CNT eran el 15 por ciento del total, en 1931 eran ya el 20 por ciento y en 1936 más del treinta, por encima de la hasta entonces poderosa regional catalana. Fueron los anarquistas quienes dieron continuidad a la CNT hasta tal punto que su actividad propiamente ácrata se difumina y entrecruza dentro de la Confederación. Para el anarquismo español la vía de acción revolucionaria es el sindicato y en función de él se organizará. Durante los prolongados periodos – 16 –
de ilegalidad de la CNT fueron los grupos anarquistas quienes mantuvieron el aliento mínimo para que la organización pudiera reanudar sus actividades. En tercer lugar está su equilibrada presencia tanto en el mundo rural como urbano. Respondiendo al tópico que nos presenta al anarquista andaluz como un jornalero rural, las cifras corroboran la mayoritaria presencia de afiliados relacionados, más o menos íntimamente, con el mundo agrario: un 56,4%. Menos de lo que podría suponer la existencia del tópico pero mayoría a fin de cuentas. Aunque hay que desterrar la idea de su exclusiva caracterización rural. El anarquismo primero, y el anarcosindicalismo después estuvieron presentes en los núcleos urbanos y más industrializados de la región. Su importancia en ciudades como Sevilla, Málaga, Granada o la bahía gaditana son buenos ejemplos de ello. Durante la década de los treinta del siglo XX la CNT andaluza tuvo unos porcentajes aproximados del 56,4% de afiliados rurales y 43,6% urbanos. Eso sí con fuerte predominio de los primeros en sus zonas de mayor implan– 17 –
tación como Córdoba, Cádiz o Sevilla. En cuarto lugar está su especial protagonismo en la página de la represión estatal y patronal. El carácter fuertemente represivo con el que las autoridades españolas, tanto bajo el régimen monárquico como el republicano, afrontaron la cuestión del asociacionismo obrero y, en especial el de tendencia libertaria, no sólo ocultaba su incapacidad para afrontar una auténtica política de reformas económicas y sociales que perjudicarían a las élites del país, sino que, además, provocó una sucesión de incidentes violentos y sangrientas represiones que hace evidente lo que el prestigioso abogado republicano, asesinado por los franquistas en 1936, Eduardo Barriobero, calificó de obsesión por el orden público. En la represión de las sociedades obreras se empleó las fuerzas policiales y el ejército para reprimir las alteraciones de la paz ciudadana. Los trágicos sucesos de La Coruña, Barcelona y Sevilla de 1901 fueron consecuencia de esta política que se prolongó durante 1902 y 1903, año en el que simbólicamente se puede cerrar el primer ciclo de expansión libertaria con los – 18 –
sucesos de Alcalá del Valle en Cádiz. Represión que ya contaba con tristes páginas en la historia del obrerismo andaluz. En 1873 en el penal de las Siete Torres en La Carraca, en San Fernando (Cádiz), fueron asesinados 60 del centenar de internacionalistas presos por la insurrección cantonal. Otros hitos fueron los de La Mano Negra y el llamado asalto campesino a Jerez de 1892. A los que siguieron otros muchos como la matanza de Casas Viejas en 1933. En quinto lugar, el anarquismo andaluz se caracteriza por su pragmatismo. En contra de lo que se suele pensar el ácrata andaluz es eminentemente asociativo y aunque existieran en su seno duras polémicas sobre la orientación colectivista o anarcocomunista; o la sindicalista y la específicamente anarquista, nunca se convirtió en un grupúsculo sectario. Caracterizado como perteneciente al sector más radical del anarcosindicalismo, esta opinión sobre los militantes andaluces debe ser sometida a revisión. Su práctica sindicalista, sobre todo en el medio rural, les impedía olvidar que junto a la propagación del Ideal te– 19 –
nían especial importancia las reivindicaciones puntuales y, sobre todo, la organización. Es significativo que fuera desde Andalucía desde donde más se insistiera en la necesidad de dotar al movimiento campesino de una organización propia que estructurara mejor las luchas que de forma aislada, a veces, morían tras un fugaz resplandor. Los intentos de reorganización de la Federación Nacional Campesina durante los años treinta, cuando el sindicalismo ugetista ya contaba con una fuerte sección, es buena muestra de ello. Como igualmente lo es la propia historia de las organizaciones específicas anarquistas. Presentes en todos los intentos por crearla, no fue hasta 1932 cuando se constituyó la regional de la FAI andaluza y su periplo vital es una continua lucha entre su militancia sindical y la estrictamente anarquista.
– 20 –
2. Anarquismo, anarcosindicalismo y Segunda República
Para situar la acción libertaria durante la Segunda República hay que tener en cuenta diversos factores. En primer lugar la preminencia que el nuevo régimen quiso dar a la UGT. En segundo lugar, la política de criminalización y “orden público” con que se trató al sindicato cenetista y a los conflictos en los que estaba presente. Y en tercer lugar, el fracaso del reformismo republicano incapaz de satisfacer las expectativas transformadoras que había levantado. De otro lado, la FAI, nacida tanto para contrarrestar la acción cada vez más moderada de algunos de los más destacados militantes cenetistas, como de la experiencia que había proporcionado al anarquismo internacional lo sucedido durante la revolución rusa, tenía como principal tarea propagar las ideas anarquistas. Eran los sindicatos cenetistas en donde realizaba fundamentalmente su labor proselitista. Aunque desde los últimos años veinte los anarquistas andaluces debatieron si – 21 –
participar o no en la reorganización de la CNT. Finalmente participaron en ella y acabaron convirtiéndose en destacados militantes cenetistas. Fueron los casos de Nieves Núñez, en Córdoba, Peña y Zimmermann, en Sevilla o Ballester en Cádiz. De todas formas las relaciones entre CNT y FAI andaluzas no fueron lo fluidas que en principio pudieran parecer. Motivo de enfrentamiento fue la preparación revolucionaria que estuvo siempre en manos del sindicato. Fueron los llamados “grupos de defensa confederal” de composición mixta CNT-FAI, quienes protagonizaron la mayor parte de las acciones “apasionadas” libertarias durante los años treinta. Así, la organización de las insurrecciones de enero y diciembre de 1933 fueron más obra de la estructura de la CNT que de la de la FAI. Hecho constatable por las numerosas quejas que los faístas, como miembros de la organización anarquista, elevaron a su comité peninsular protestando por la marginación e incumplimiento de los acuerdos que protagonizaban los cenetistas andaluces. Además, la mística violenta que rodeó al – 22 –
anarquismo de esos años llevó a muchos que se consideraban ácratas a abandonar la organización faísta bien por dedicarse primordialmente a la acción sindical dentro de la CNT, bien porque no se querían ver implicados en las acciones de personas a las que atraía más la acción violenta que la propia ideología anarquista y de las que sospechaban podían ser fácilmente manipuladas por los servicios represivos del estado. Fue el caso de Sevilla, donde su federación local de grupos anarquistas, la más numerosa de la región, prácticamente se disolvió durante los años centrales de la Segunda República (1933-1935) e incluso encabezó un movimiento tendente a propiciar la salida de los anarquistas de los sindicatos cenetistas. La acción de los libertarios andaluces durante los años treinta se canalizó sobre todo a través de la acción sindical y de la propaganda. Entre ambas existió una diferencia fundamental: mientras que la segunda fue en todo momento de carácter revolucionario, la primera puede ser matizada. A través de ateneos, centros culturales, giras campestres y de propaganda, cre– 23 –
ación de escuelas racionalistas, actividades teatrales o la publicación de periódicos, folletos o periódicos, los anarquistas difundieron no sólo las líneas fundamentales de su concepción revolucionaria y visión de la sociedad futura, sino su creencia de vivir un momento de crisis total del sistema capitalista y de proximidad de la emancipación social. Así pues, no se puede realizar una lectura simplista de la acción de los sindicatos cenetistas caracterizándola siempre de revolucionaria. La CNT, en la mayoría de las veces, no realizó huelgas de carácter insurreccional. La conflictividad y violencia que acompañó a los conflictos cenetistas tuvo su origen en el trato que le otorgaron las autoridades republicanas. Fueron los casos, por ejemplo, de la huelga de la Telefónica del verano de 1931, o la de esos mismos meses en Sevilla que acabó con el bombardeo por el ejército de un bar de reunión comunista y la actuación de grupos parapoliciales que aplicaron la ley de fugas a cuatro obreros en el parque de María Luisa. En la violencia desatada en los conflictos cenetistas además de la presencia de trabajadores que no – 24 –
dudaban en poner en cuestión el monopolio del uso de la violencia por parte del estado, también tuvo un importante papel la prolongación y difícil resolución de los conflictos protagonizados por la CNT considerados una prueba de fuerza entre autoridades y sindicatos cenetistas. Al anarquismo andaluz se le ha caracterizado habitualmente como de los más radicales de la península por sus especiales condiciones económicas y sociales en la que destacaba la presencia de un fuerte contingente de jornaleros sometidos no sólo a la explotación económica sino también social de los terratenientes. Sin embargo distó mucho de ser tan mesiánica, utópica o visceralmente rebelde como se le ha pintado. Por el contrario se advierten signos de una acción sindical adaptada a las condiciones en las que se realizaba, así como de su capacidad para no perder su carácter de organización de masas a pesar de las difíciles condiciones en las que se desarrolló su actuación durante la mayor parte de los años de régimen republicano. Esa fue la posición tanto de la CNT como de – 25 –
la FAI andaluzas ante una de las cuestiones centrales del movimiento obrero durante los años treinta: la de la unidad. Antes de 1934 ninguna de las organizaciones proletarias españolas mantenía una actitud favorable a la unidad obrera. Sólo los comunistas, al dictado de las instrucciones provenientes de la Unión Soviética, defendían desde su marginalidad consignas propagandísticas en este sentido. Sin embargo, tras la salida de los socialistas de los gobiernos republicanos en septiembre de 1933, los fracasos de las insurrecciones anarcosindicalistas y el triunfo a fines de año de las candidaturas derechistas, socialistas y anarquistas comenzaron a prever la necesidad de llegar a un acuerdo. De un lado los socialistas lanzaron sus llamamientos a la acción revolucionaria que aunque no hacían más que encubrir sus deseos de restablecer la situación política anterior a septiembre de 1933, levantaron esperanzas en ciertos sectores libertarios sobre la posibilidad de llegar a un entendimiento en pro de una acción revolucionaria. Poco conocido es que, ya en diciembre de 1933, la UGT asturiana estuvo dispuesta a ir a la acción – 26 –
insurreccional con la CNT. Además, la aparición de movimientos de carácter político que levantaron la bandera de lo que empezaba a percibirse como un deseo de cada vez mayor número de trabajadores españoles, como la Alianza Obrera catalana, en diciembre de 1933, puso de manifiesto la necesidad de respuesta por parte de una organización como la CNT representativa de un amplio sector del obrerismo español. Así, a fines de 1933 apareció un primer llamamiento libertario en pro de una acción unitaria con los socialistas. Nació de la propia FAI, de su regional Centro, que consiguió el apoyo del comité regional de la CNT y que se discutiera en un Pleno Nacional de Regionales cenetista. Allí, a principios de 1934, el anarcosindicalismo andaluz se mostró, como el catalán, opuesto a cualquier tipo de acuerdo con los socialistas. Pero de la capacidad de reacción del anarquismo andaluz ante las nuevas condiciones fue una buena muestra que en su Pleno Regional de Federaciones Locales y Comarcales de agosto de 1934, los sindicatos cenetistas anda– 27 –
luces aprobaran la firma de pactos locales con los ugetistas. Antes, en junio de 1934, los sindicatos campesinos de la provincia sevillana y de Badajoz fueron a la huelga conjuntamente con la UGT durante la huelga nacional campesina. Después, en la primavera de 1936, la CNT andaluza se introdujo en una mecánica unitaria que tuvo su mayor expresión en el mitin que en Cádiz, el mismo día que la plana mayor del anarcosindicalismo nacional presentaba en Sevilla los acuerdos del congreso cenetista celebrado en Zaragoza, Vicente Ballester, en quien se había pensado como secretario del comité nacional de la CNT, y Largo Caballero expresaban sus diferencias en un acto conjunto. Su impacto psicológico perduró a través de los años de la guerra y aún después.
3. El anarquismo gaditano
La característica que mejor define la actuación de los anarquistas gaditanos es su entronque con el movimiento obrero organizado. La – 28 –
mayoría de sus actividades la realizaron, no sin tensiones, en el seno de los sindicatos. Tres centros tuvo la provincia gaditana desde los que partió la acción ácrata: Jerez, Campo de Gibraltar y Cádiz, capital. De ellos, el principal y el de mayor continuidad fue el jerezano, cuyo ámbito de acción comprendía toda la Campiña. Numéricamente, los adheridos a organizaciones anarquistas y anarcosindicalistas gaditanas, siempre estuvieron entre las de mayor número. Así, tomando como puntos de referencias los congresos de 1882, de la FTRE y 1919, 1931 y 1936 de la CNT, se aprecia que nunca bajaron del 11 por ciento del total andaluz, los afiliados gaditanos y que, en 1936, alcanzaban más del 30 por ciento. Una mayoría de ellos -como ya se ha dichorespondiendo al tópico eran jornaleros rurales: el 56,4%. Porcentaje que se corresponde con los de la provincia de Cádiz: 57,9% rurales y 42,1% urbanos. Con esta relación la provincia de Cádiz se muestra como la más representativa del anarcosindicalismo andaluz, lejos de los desequilibrios de Jaén, el 100% de afiliados rurales o Granada, más del 75% de – 29 –
urbanos, y mayor que la de las otras dos grandes zonas de influencia anarquista: Sevilla y Málaga. Dentro del triste protagonismo que tiene Andalucía en las páginas de la represión estatal, la provincia de Cádiz ocupa un destacado puesto. En una zona donde las injusticias sociales estaban tan acentuadas; donde la capacidad organizativa obrera y su relación con segmentos populares le daba mayor operatividad, y donde autoridades y patronos se mostraban tan decididamente partidarios de la intervención de las fuerzas de orden público o, si la ocasión lo requería, el propio Ejército, no es de extrañar que se produjeran enfrentamientos violentos, en los que la mayor potencia de fuego de las fuerzas estatales y la implicación del estamento judicial en la represión produjeron ajusticiamientos tan carentes de garantías como los de La Mano Negra o enero de 1892, o matanzas como la de Casas Viejas de 1933. Sucesos que se produjeron en momentos de fuerte expansión asociativa: 1883 con la FTRE en su momento de máximo esplendor, y en 1892 cuando se reorganizaban – 30 –
las sociedades obreras y la celebración del primero de mayo congregaba a miles de trabajadores en Sevilla y Cádiz. Resultan, cuando menos, extrañas tales coincidencias que supusieron la desarticulación de las sociedades que se habían creado a lo largo y ancho de la geografía gaditana. Como la mayoría de los anarquistas andaluces, el ácrata gaditano era eminentemente asociativo y aunque existieran en su seno duras polémicas sobre la orientación colectivista o anarcocomunista, o la sindicalista y la específicamente anarquista, nunca se convirtió en un grupúsculo sectario. Así, hay que señalar la escrupulosa neutralidad del periódico de Salvochea El Socialista, a pesar de las simpatías por Kropotkin de su editor, en las polémicas entre defensores del colectivismo bakuninista y el comunismo kropotkiniano. Postura que mantuvo hasta que en 1889 cuando, tras el Segundo Certamen Socialista donde colectivistas y anarcocomunistas discutieron públicamente sus diferencias, creyó pasado el riesgo escisionista. A partir de entonces se declaró abiertamente anarcocomunista. Otro – 31 –
ejemplo de la ductilidad del anarquismo gaditano la tenemos, durante los años treinta, en el camino recorrido por la federación urbana de la CNT de la capital de la provincia hasta llegar a un pacto de unidad sindical con la UGT que tuvo como logro más inmediato la expropiación, en mayo de 1936, de los Astilleros de la ciudad a punto de desaparecer. De esta forma, con los flujos propios de su accidentada historia, los libertarios gaditanos no sólo continuaron estando presente en la vida social de prácticamente toda la provincia, sino que ocuparon mayoritariamente el espacio asociativo obrero. Espacio que conservaron mediante unas prácticas sindicales que pueden caracterizarse de maduras, profundamente revolucionarias y organizadas dentro de sus posibilidades. Estos adjetivos son aplicables tanto a los sindicatos campesinos como urbanos. Por ejemplo, fueron las organizaciones animadas por los trabajadores anarquistas las que a principios de siglo empezaron a oponerse al salario remojado, es decir con alimentación, y lucharon por la reducción de la jornada de trabajo. Y sus – 32 –
herederas fueron las que, desde Jerez, extendieron las prácticas huelguísticas, reivindicativas y solidarias creando la Federación Nacional de Obreros Agricultores en 1913, primera entidad exclusivamente campesina de carácter nacional de características plenamente anarcosindicalistas. La importancia de la FNOA radicó más que en el número de sus afiliados o extensión geográfica, en su capacidad para estructurar las luchas campesinas dotándose de una plataforma reivindicativa coherente y de gran combatividad. De tal forma que cuando desapareció en 1919 al integrarse en la CNT y adoptar ésta el modelo organizativo de Sindicato Unico, la necesidad de contar con una organización campesina nacional quedó en la memoria de los sindicatos andaluces. A ello dedicaron sus esfuerzos a lo largo de los años treinta, encargándose, entre otras localidades, Jerez de la secretaría provisional de la futura Federación Nacional y sede de su órgano periodístico La Voz del Campesino. Como también fue en Jerez donde, para lograr unas bases de trabajo de un año de duración y el salario a – 33 –
seco, se utilizó la táctica de poner en huelga a la vez a todos los pueblos de una comarca y no cejar hasta que todos hubieran conseguido sus reivindicaciones. Con el nacimiento de la CNT en 1910 comenzó una nueva etapa en el movimiento obrero español. Aunque las sociedades de la capital no participaron en los congresos de constitución y de 1911 de la CNT, sí lo hicieron, en 1910, sociedades del Campo de Gibraltar y de Algeciras, Jerez, Puerto Real y San Fernando en el de 1911. Sería el anarcosindicalismo el que acabaría dominando en la provincia gaditana hasta 1936.
4. La Federación Regional de Grupos Anarquistas de Andalucía
La organización anarquista andaluza durante la Segunda República, integrada en la Federación Anarquista Ibérica, se denominó Federación Regional de Grupos Anarquistas de Andalucía. Estuvo presente en todas las – 34 –
provincias, salvo Almería, y Norte de Africa. Sus zonas de mayor implantación fueron Sevilla, Córdoba, Cádiz y Huelva. Las que menos Jaén y Granada. Málaga tuvo una trayectoria irregular. Su desarrollo fue lento y no pudo celebrar su primer comicio regular hasta 1932. Es a partir de esta fecha cuando se puede hablar de la existencia de una organización anarquista regional, independiente de la CNT aunque ligada a ella. Los años 1932 y 1933 fueron los de mayor auge organizativo del anarquismo andaluz. A pesar de la represión, durante 1933, el número de miembros de la Federación Regional creció, tanto en grupos como en federados: de 72 grupos y 721 militantes en septiembre de 1932 pasó a 89 y 998, respectivamente, en octubre de 1933. Su mayor preocupación fue la construcción de una organización que preparara las condiciones necesarias para el hecho revolucionario. Dos eran sus tareas primordiales: la propaganda y la creación de Comités de Defensa. La propaganda, condición indispensable para la revolución, abriría los ojos a los hombres que los tenían cerrados por la influencia del – 35 –
Estado y la Religión. Sin embargo, a pesar de su creencia en el carácter popular, masivo, de la revolución también consideraba inevitable que fuera violenta. De ahí la necesidad de crear grupos armados, Comités de Defensa, que propiciaran la ocupación de pueblos y cabezas de comarca desde las que se organizarían guerrillas que convergerían en las capitales de provincia. La espiral acción-reacción acabó minando la capacidad organizativa ácrata. Durante 1934 la estructura regional experimentó un acusado descenso -dejaron de cotizar y se redujeron grupos y federados en todas las provincias salvo en Huelva y Granada- y se produjo un cambio de orientación ante la aparición de nuevas corrientes en el seno de la clase obrera y, sobre todo, el inicio de la convicción de que la revolución no estaba cercana. Pero el golpe definitivo vino tras el Octubre asturiano. Los grupos anarquistas, aunque no habían participado en su organización cuyo control fue exclusivo de los socialistas, quedaron desarticulados durante los meses siguientes. Situación que se prolongó hasta la segunda – 36 –
mitad de 1935 cuando se notó cierta reactivación. La reorganización se completó con la celebración de un Pleno Regional celebrado los primeros días de enero de 1936. Fue la de mayor envergadura de estos años tanto por su amplitud geográfica -alcanzó a toda la región- como porque ensayó una nueva estructura que pretendía corregir los defectos observados en años anteriores: personalismos, excesiva relajación en la admisión de miembros, predominio de actitudes violentas o dependencia de CNT. Desde fines de 1935 se registró una notable efervescencia popular que tuvo su expresión política en el triunfo de la coalición del Frente Popular en febrero de 1936. Al compás de esta situación se reorganizó la Federación anarquista andaluza. No todas las provincias siguieron el mismo proceso. Cádiz, por ejemplo, lo tuvo más lento, no alcanzando en junio de 1936 el número de grupos y federados que tenía en 1934. Por el contrario, Córdoba superó, ese mes, en un 42 y 134 por ciento el número de grupos y federados del mismo año. Poco antes del comienzo de la Guerra Civil, la – 37 –
Federación Regional de Grupos Anarquistas de Andalucía alcanzó sus cifras más altas, de grupos y federados, desde 1933.
5. La Federación Provincial de Grupos Anarquistas de Cádiz
La Federación Provincial faísta gaditana, en cuyo seno se elaboró el texto que se presenta, se constituyó en enero de 1932 con la asistencia de delegados de nueve poblaciones – Chiclana, Lebrija, Arcos, Paterna, Medina, Jerez, Sanlúcar, Algeciras y La Línea– que representaban a 15 grupos. Dos eran las preocupaciones de los anarquistas gaditanos: lograr su coordinación y actuar en la CNT desde sus sindicatos. Aplicándole una media de 10 miembros por grupo tenemos que, a primeros de 1932, el número de faístas gaditanos era de unos 150. Un año después, al Pleno Provincial celebrado en julio en Jerez estuvieron representados 29 grupos y 250 federados. El peso de la Federación gaditana, en el conjunto de la regional era del 31% del total de – 38 –
federados y del 20% de grupos. Como el resto de la región, la FAI gaditana sufrió las consecuencias del ciclo insurreccional. Antes de los sucesos revolucionarios de Octubre de 1934 e inmediatamente después de la huelga campesina al Pleno Provincial celebrado en Jerez los días 4 y 5 de agosto asistieron 26 grupos que agrupaban a 140 federados. Cifras que suponían un descenso del 10% en el número de grupos, mientras que el de federados llegaba hasta un 44%. La diferencia entre el descenso de federados y el de grupos se explica por dos razones. En primer lugar por la formación de grupos en poblaciones donde antes no existían. En efecto, durante el período comprendido entre julio de 1933 y agosto de 1934 se formaron grupos, más o menos activos, en Setenil, El Gastor, Puerto Serrano y Olvera. Al mismo tiempo que se disolvían los de La Línea y El Puerto de Santa María y no daban señales de vida los de Chiclana y Casas Viejas. Es decir se formaron grupos en la zona de la sierra, mientras que en la Campiña de Cádiz o el Campo de Gibraltar se dislocaban. En segundo lugar, y porque aún cuando – 39 –
aparecieron nuevos grupos, éstos no fueron capaces de detener el descenso de afiliados ya que no alcanzaban la anterior media de diez federados por grupo. Son los casos de Alcalá de los Gazules, San Roque, estación y pueblo, que se componían de 5 ó 6 federados. En este momento, la proporción entre afiliados a la CNT y a la FAI se elevaba en la provincia gaditana a 1 faísta por 274 cenetistas. Hasta fines de 1935, como en el resto de Andalucía, la FAI gaditana permaneció en una situación de práctica paralización orgánica. Así, por ejemplo las federaciones comarcales del Campo de Gibraltar de la FAI y la CNT sufrieron una grave crisis que obligó al secretario de la Comarcal faísta campogibraltareña, ante la falta de militantes, a aceptar el cargo de secretario de la Comarcal de la CNT, puesto que tenía que simultanear con los de la FAI, el Comité de Defensa e, incluso, con el de secretario de su grupo. En parecido estado se encontraba el resto de la provincia. El Comité Provincial regresó a Jerez tras meses de inactividad en Cádiz, aunque la situación de la federación local jerezana no era muy boyante. – 40 –
Esta circunstancia no era ajena a la sensación que, desde 1934, se advierte en los grupos anarquistas gaditanos de tener abandonada su organización a causa de sus actividades en los sindicatos confederales. Ya en 1933 habían recibido con disgusto que la FAI se responsabilizara del movimiento de enero que consideraban organizado por la CNT. Después, se produjo un paulatino distanciamiento, al menos teóricamente, de la FAI gaditana de los sindicatos, llegando en el Pleno de junio de 1936 a acordar la separación orgánica y no ocupar cargos en los sindicatos salvo en las situaciones que fueran imprescindibles. Era la misma orientación de cierta correspondencia del Comité andaluz con el Peninsular con lo que tendríamos que esta posición no sería exclusiva de los faístas gaditanos, sino que puede hacerse extensiva al conjunto de la Federación Regional. Cuando la FAI gaditana reanudó sus actividades lo hizo de forma más lenta que en otras provincias. Así, el número de sus miembros por grupo no creció sino que permaneció en una cifra en torno a los 7 u 8 federados. – 41 –
Aunque se benefició de la marea de entusiasmo que siguió al triunfo electoral de febrero de 1936 y acabó dotándose de estabilidad orgánica y numérica durante los meses previos a la sublevación militar: se intensificó el proceso reorganizativo y aumentó el número de grupos. Las actas del Pleno celebrado en Jerez, el día 7 de junio recogen la existencia de 11 grupos que sumaban 68 federados; excusaron su asistencia 6 grupos; uno de adhirió y se dieron por disueltos los de Trebujena, El Cuervo y la Federación Local de Cádiz. Con estos datos se puede cifrar la Federación Provincial de Cádiz en 18 grupos y 110 federados. Un 30% de grupos y un 22% de federados menos que en 1934. Los grupos jerezanos eran en 1936 los más importantes de la FAI gaditana. Habían sido durante los años treinta el núcleo central de la federación provincial y los que mejor habían resistido los avatares sufridos. Sus 24 federados eran la mayor potencia numérica en una población de la provincia y estaban entre los más activos como lo demuestra la elaboración del texto que se presenta. – 42 –
6. La sociedad futura en el anarquismo español durante la Segunda República
En la CNT los anarquistas, organizados o no en la FAI, convivían con otros sectores: el “anarcosindicalista revolucionario”, del que hablaba García Oliver, y el sindicalista. Entre ellos existían diferencias en la concepción de la sociedad futura. Una de las más importantes era el papel que debían tener los sindicatos. Un ejemplo de este enfrentamiento tuvo lugar en la discusión sobre las Federaciones Nacionales de Industria del Congreso de la CNT celebrado en Madrid en junio de 1931. Para los anarquistas estas federaciones debilitarían las estructuras troncales de la Confederación –el sindicato único y las federaciones locales– ya que sustraerían del nivel local la toma de decisiones más importantes. En el enfrentamiento subyacía el concepto de la estructuración de la sociedad futura: el contenido del comunismo libertario. Aunque la CNT había definido en 1919 su finalidad comunista libertaria, no lo había concretado. – 43 –
La corriente a la que pertenecía la FAI pensaba en una sociedad futura sin propiedad privada ni Estado, y estructurada en base a asociaciones libres de productores. Además, se oponía a la elaboración de un programa. En todo caso aceptaba unas orientaciones genéricas. Pensaba que la revolución comenzaría en el medio rural para extenderse hacia los núcleos urbanos donde se declararía la huelga general que retendría y dispersaría a las fuerzas armadas del Estado. Uno de los más destacados propagandistas de estas concepciones fue Federico Urales, que nunca perteneció a la FAI, pero que tuvo una gran audiencia en los medios obreros a través de sus publicaciones. Sus ideas centrales las plasmó en El Ideal y la Revolución y, sobre todo, en El Municipio Libre, libros ambos de 1933. Para este sector el comunismo libertario surgía de la acción directa y se estructuraba a partir de municipios autosuficientes gracias al progreso técnico. El dinero se suprimiría como garantía de que sólo el trabajo serviría para obtener bienes. Para entender el rechazo de esta corriente hacia el sindicalismo hay que tener presente – 44 –
que la superioridad de la organización sindical en el movimiento obrero fue un fenómeno nacional hasta la Guerra de 1936. La salida de los sindicatos del gobierno de Largo Caballero, la caída de éste y la formación del gabinete Negrín supuso el principio del fin del predominio sindical contra el que luchaban comunistas y republicanos. Esta consideración de que la clase obrera se debía estructurar en organizaciones sindicales y no en partidos, fue la que determinó no sólo la existencia de la CNT, sino también el rechazo de la actuación parlamentaria por amplios sectores proletarios españoles. La política no podía cumplir la tarea emancipadora del hombre por su propia naturaleza. Los gobiernos siempre tratarían de conservar el poder. Para mantenerlo, recurrirían a la opresión y el pueblo nunca podría ejercer sus derechos. La revolución debía ser hecha por los propios trabajadores. En consecuencia, tampoco con los políticos se hacen distinciones: tan rechazables eran las acciones de Lerroux como las de Azaña, por citar a dos republicanos, como el reformismo del PSOE o – 45 –
la acción revolucionaria de los grupúsculos comunistas o de los nacidos al socaire de los principios confederales, como el Partido Social Revolucionario Ibérico o las Juntas Liberalistas de Blas Infante que mezclaban el sindicalismo libertario con reivindicaciones independentistas y la recuperación de la tradición árabe andaluza. Ligado al apoliticismo ácrata se encuentra el término acción directa que supone la solución de los problemas entre patronos y obreros sin la intervención de organismos mediadores. La intervención del Estado, por medio de sus instituciones y legislación, es rechazada por creer que el proletariado niega su propia capacidad revolucionaria. Así pues, la acción directa tiene un doble significado: de un lado, mientras existiera, negarle al Estado su capacidad para intervenir en las cuestiones sociales; de otro, la emancipación del proletariado supone la desaparición de esta institución. Además del apoliticismo y de la acción directa, en la concepción anarquista tienen especial importancia los conceptos del amor y la solidaridad, basados en una visión optimista – 46 –
del hombre. Así para Urales, por ejemplo, la revolución se produciría en cada municipio, en los que, sin esperar ninguna directriz, se proclamaría el comunismo libertario. Para este autor, y así lo pensaban muchos ácratas, el sindicalismo no tendría ningún papel revolucionario. Criticaban incluso, el hecho de que el sindicalismo libertario dejara, en la sociedad futura, en funcionamiento los comités de los sindicatos de ramo. Con ellos, el poder no desaparecería sino que acabarían generando nuevos guardianes. En los medios anarquistas españoles se pensaba durante la Segunda República que la crisis del capitalismo era el preludio de una revolución. Sin embargo, tras los fracasos de las insurrecciones de 1933 se empezó a admitir que no estaba tan cercana y que era necesario esbozar un programa previo del que se carecía. El momento que puede simbolizar esta transformación es la aparición del folleto de Isaac Puente “El Comunismo Libertario”. Para Puente, el comunismo libertario se caracteriza por su sencillez. Sus instrumentos eran el municipio en el medio rural y el sindicato, en – 47 –
torno a una federación local, en el urbano. Su base es el apoyo mutuo entre los hombres; soberanos y buenos, que toman sus decisiones en asambleas cuyos acuerdos llevan a la práctica unos comités que no dirigen, sólo coordinan. Junto a estas concepciones en las que era la comuna quien prevalecería en la sociedad futura, estaban aquellos que denominamos sindicalistas. El eje de su concepción ideológica radicaba en el papel que debían jugar los sindicatos en la sociedad futura. Eran también apolíticos y anti-estatistas. Pero hacían hincapié en la necesidad de tener en cuenta las condiciones de la sociedad industrial cada vez más presente en España y, por lo tanto, pensaban que se debía tener previsto, por medio de un programa, la puesta en funcionamiento del aparato productivo inmediatamente después del hecho revolucionario. Dos autores influyeron en esta concepción: Pierre Besnard y Christian Cornelissen. Para Besnard, el anarquismo debía hacer del sindicato un medio de respuesta contra el Estado que no se extinguiría con la revolución, sino – 48 –
que sería el organismo que permitiría el mantenimiento de la economía. Por ello, el comunismo libertario no era sinónimo de Anarquía, sino la transición durante la que el gobierno de los hombres cedería el paso al gobierno de las cosas. Esta concepción nos remite más que a Bakunin, como en el caso de los comunalistas, a Proudhon y a su idea de que la organización administrativa de la sociedad hiciera posible su progresiva desaparición. Entendido así el comunismo libertario, consideraban la necesidad de las Federaciones de Industria que se articulaban a partir del sindicato de industria local que, a su vez, se federaba regionalmente, creando las Federaciones Regionales de Industria, quienes formaban una Federación Nacional. Para Besnard, aunque piensa que el Estado desaparecería en el momento revolucionario, debían ser los sindicatos los encargados de la producción económica mientras que el municipio se ocuparía de las tareas administrativas. Por el contrario, para Cornelissen los sindicatos tomaban en la sociedad futura el papel político de los partidos. La Anarquía llegaría tras la transforma– 49 –
ción del hombre formado en el régimen comunista libertario. Esta corriente, que tuvo en Peiró, López, Pestaña y Marín Civera sus más destacados representantes, se mostraba pesimista sobre la posibilidad revolucionaria inmediata. Desde esta perspectiva es donde hay que situar la publicación, en septiembre de 1931, del “Manifiesto de los Treinta”. Firmado por prestigiosos militantes cenetistas como Progreso Alfarache, Angel Pestaña o Juan Peiró, consideraba que el momento social español, aunque propendía a la revolución, no era insurreccional. Pensaban que para que fuera así era preciso prepararse más, no sólo en lo referente a “los medios de combate”, es decir armamento, sino también en la participación del pueblo para evitar que la revolución fuera hecha por una minoría que creara un nuevo Estado. Dentro del marco general común, la desaparición del Estado tras la revolución, las diversas tendencias libertarias entrelazaban sus planteamientos. De ahí que, aún cuando distingamos unas líneas, éstas no existían de manera nítida y se mostraban de forma difuminada. – 50 –
Así, por ejemplo, Abad de Santillán, decidido defensor en el congreso que celebró la AIT en Madrid en 1931 de las tesis comunalistas y de la suficiencia del anarquismo para crear movimientos revolucionarios sin el sindicalismo, evolucionó, desde su militancia en la FAI en donde llegó a ocupar la secretaría del Comité Peninsular, hasta diseñar los problemas que planteaba una sociedad industrial. Así, en su obra “El organismo económico de la revolución”, publicada en vísperas del congreso de Zaragoza de la CNT en 1936, daba un importante papel a los sindicatos en la estructuración de la economía posrevolucionaria. Por lo tanto, en el mundo libertario español de los años treinta se puede hablar de dos grandes corrientes: una comunalista que rechazaba la necesidad de un programa previo, aunque acabó matizando esta posición, creyente en el espontaneísmo y la primacía del individuo sobre la sociedad. Otra, que daba mayor importancia al mundo industrial y otorgaba a los sindicatos un papel en la sociedad futura. La diferencia entre ambas se ahondaba cuando la segunda consideraba que el – 51 –
comunismo libertario no podía identificarse con la Anarquía, sino que era un período de transición. Justamente lo contrario de lo que pensaban los comunalistas que rechazaban la posibilidad esa diferencia. Ambas llegaron a un compromiso en el Congreso de Zaragoza de mayo de 1936 de la CNT. La inclusión de la discusión sobre el contenido del comunismo libertario se decidió en un Pleno de Regionales celebrado en enero de 1936. Desde esta fecha empezaron a publicarse en la prensa confederal diversas ponencias que los sindicatos iban a llevar al comicio. La mayoría de las publicadas tenían enfoque comunalista. Eran los casos de las pertenecientes a los sindicatos de Espectáculos Públicos y Profesiones Liberales de Barcelona. Otras, como la del sindicato de Artes Gráficas de la ciudad condal, proponía que se planificara la economía revolucionaria según el modelo propuesto por Abad de Santillán. Sin embargo, el texto que se aprobó en Zaragoza supuso un compromiso entre las posturas comunalistas y sindicalistas hasta el punto de que Juan García Oliver, delegado del – 52 –
Sindicato Fabril y Textil barcelonés, lo calificó de “emplaste”. Acuerdo al que se llegó no sin dificultades. Así, durante la discusión del dictamen presentado por la ponencia al congreso se puso de manifiesto las diversas interpretaciones existentes en la CNT respecto a la sociedad futura. Para contentar a todas, la comisión redactora incluyó tanto el respeto a la soberanía individual y a la comuna como centro administrativo y económico, como la consideración del sindicato como organismo gestor de los órganos de producción. Pero las tensiones durante el debate fueron tan fuertes que Federica Montseny intervino, como miembro de la ponencia, para recordar el carácter de compromiso que tenía el texto presentando, asegurando que ella lo había firmado, aún siendo favorable al comunalismo, porque los acontecimientos se precipitaban y era preciso que la CNT tuviera definido hacia donde iba y qué quería. Pero, también aseguró, que si se modificaba el dictamen de forma que se saliera de las líneas marcadas y se especificara en demasía hasta el punto de codificar al comu– 53 –
nismo libertario y menguar la libertad individual, entonces, retiraría su firma. El texto finalmente aprobado reconocía la existencia en la CNT de dos maneras de interpretar la sociedad y la economía postrevolucionaria. Ninguna de las dos estaba definida y no existía peligro de ruptura si no se pretendía imponer una sobre otra. Por lo tanto los pilares que sustentaban el dictamen eran los de las principales corrientes; el sindicato y el individuo, a quien se le garantizaba su soberanía. La nueva sociedad debía basarse en el mutuo acuerdo de los individuos una vez que se hubiera procedido a la socialización de la riqueza y garantizado la posesión de uso de los instrumentos de trabajo. No se concretizaba más el programa porque, en la mayoría de los casos, entre la teoría y la práctica existía un gran abismo. Sí aclaraba qué concepto tenía la Confederación de la revolución. Revolución no era el hecho violento que destruye la sociedad capitalista. Revolución, era el paso que se da para poner en práctica un estado de cosas que había tomado cuerpo anteriormente en la concien– 54 –
cia colectiva. En este sentido la revolución se iniciaba en el momento en que se tomaba conciencia psicológica, de forma colectiva y organizada, contra el injusto estado de cosas de la sociedad capitalista. Si a esta conciencia colectiva, de carácter revolucionario, se le unían la bancarrota económica, el hundimiento de la ética y el fracaso político del sistema, se daban los factores necesarios para que apareciera el hecho violento que abriría el período evolutivo revolucionario. En mayo de 1936 se pensaba que ese momento estaba a punto de llegar, y por lo tanto la CNT debía desarrollar su proyecto de sociedad futura. Así también pensaban los anarquistas jerezanos de los grupos “Acción y Pensamiento” y “Hacia la Anarquía”.
7. Los anarquistas gaditanos y el comunismo libertario
El texto tuvo su origen en los elaborados por dos grupos faístas jerezanos que los presentaron por separado al punto del orden del día – 55 –
que trataba sobre la definición de comunismo libertario, del pleno que la federación gaditana celebró el día 7 de junio de 1936. En su segunda sesión se acordó que, al ser complementarios, ambos podían refundirse en uno. Pudo escribirse poco antes o, todavía reciente el acuerdo que la CNT había adoptado en el congreso de Zaragoza. Además de esta ponencia, antes de 1936 los planteamientos ideológicos de los faístas gaditanos los podemos rastrear en los escritos de sus militantes más destacados y en los manifiestos que publicó la Federación Provincial de Grupos Anarquistas de Cádiz. La mayoría de los propagandistas anarquistas gaditanos militaron en algún momento en la organización específica de la que, por diversas razones, se apartaron sin que por ello dejaran de considerarse anarquistas. Tales podrían ser los casos de Manuel Pérez Cordón o Vicente Ballester. Otros militantes, especialmente jerezanos, destacaron durante los años treinta por su pluma. Así se pueden citar a José Bonat, Miguel García, José Guerrero, López Vera, Sebastián Oliva, Francisco Tarragó, – 56 –
Tomás Torrejón, Vega Alvarez y otros de los que no conocemos directamente sus escritos más importantes, como el chiclanero Diego Rodríguez Barbosa y su semanario “El Sembrador”, o desarrollaron su labor fuera de la provincia aunque estuvieran durante algún tiempo relacionados con el anarquismo gaditano. Serían los casos del leonés Elías García, Carlos Zimmerman o Manuel Pérez. Además, numerosos afiliados a la CNT y a la FAI, con motivo de alguna polémica o suceso local escribían, con mayor o menor asiduidad, en la prensa confederal, faísta o cercana, como el periódico madrileño La Tierra. En esta lista podemos señalar a José Jaén, Antonio Carrero, María Luisa Cobos, animadora de un sindicato de obreras en Jerez, Pedro Sánchez, en Sanlúcar, Francisco de Cózar en la Línea o “Samuel Remember” en Paterna. Cádiz no estuvo alejada de las polémicas que se dieron en la CNT, aunque en ningún momento llegó a producirse una escisión entre comunalistas y sindicalistas. El anarquismo gaditano ha sido caracterizado por – 57 –
tener una continuidad por la que, incluso en los momentos de mayor desorganización, siempre existe un grupo de militantes que transmiten las ideas ácratas y actuan en función de sus intereses de clase. Lucha organizada que se basa en victorias parciales en cuestiones económicas y morales. De ahí, por ejemplo, la insistencia con la que se planteó, incluso por los comunalistas, la necesidad de reorganizar la Federación Nacional de Agricultores. La convivencia entre comunalistas y sindicalistas no significa que no se produjeran enfrentamientos. Uno de ellos fue el que se desarrolló en las páginas del periódico de la Federación Comarcal Agrícola de Jerez, La Voz del Campesino. Su director, Sebastián Oliva, era partidario de evitar el desgaste huelguístico y priorizar la tarea organizativa. Oliva pensaba que el momento social no era percibido por el conjunto de los trabajadores como revolucionario. El debate se planteó en el Pleno Comarcal celebrado en enero de 1932. En él el sector más radical, cuyo representante era Pérez Cordón, quiso desplazar del – 58 –
secretariado comarcal a los moderados. De la FAI destaca un manifiesto aparecido a mediados de 1933. De acuerdo con la tradición ácrata no estaba dirigido a la clase obrera, sino a “todos los seres humanos, sin distinción de sexo, nacionalidad, edad, profesión o posición social”. Su finalidad era presentar a la opinión pública a la FAI, organización a la que las autoridades, la burguesía y los políticos envolvían, a su parecer, en una “nebulosa terrorífica”, cuando, por el contrario, era una organización “altamente humana” que propagaba un ideal de redención. La finalidad de la FAI era el comunismo libertario, sinónimo de Anarquía, basado en “la igualdad de sus distintos yo, cuya interpretación y respeto recíproco se cimienta en la valoración de un todo homogéneo, fiel reflejo de sus diferentes voluntades constitutivas, condensada en un deseo general que ha de ser la armonía y la felicidad para todos sus componentes”. Esta barroca síntesis contiene algunos de los elementos de la concepción comunalista: primacía del individuo, valoración optimista del hombre y sentido igualitario. La sociedad – 59 –
debe respetar las voluntades de sus componentes. Nadie puede negarse a unirse con otros en pro de la armonía y de la felicidad común, cualquiera que hubiera sido su actividad o posición social en el capitalismo. La discusión y el respeto mutuo permite llegar a acuerdos que no anulen al individuo. La Igualdad es producto de la naturaleza, ya que las desigualdades las crea la sociedad. Además, el manifiesto faísta de 1933 pone de manifiesto la importancia que tenía la Naturaleza en las concepciones ácratas. El hombre, cuando nace, es sano por naturaleza y es el ambiente corrupto quien lo degenera. Corrupción que se debe a la injusticia social propia del capitalismo que niega la vida del hombre en vez de garantizarle su naturaleza. La política forma parte del capitalismo y se basa en la fuerza y el número. Por lo tanto, los políticos no pueden ayudar al hombre a realizar su vida porque se basan en artilugios artificiales como el poder y el voto. Naturales son las fuerzas y aptitudes con las que nace el hombre. Una de ellas es el pensamiento, cuyo desarrollo y expresión debe garantizarse. El – 60 –
comunismo libertario permite al hombre realizar su naturaleza individual y social. Es inevitable que se alcance porque la evolución tiene un sentido progresivo: Anarquía es la Naturaleza no degenerada con la que nace el individuo. Cuando éste conoce sus condiciones naturales se hace anarquista. De ahí la importancia de la educación y la propaganda. Así la revolución es un hecho natural. El hombre sólo puede impulsarla o retrasarla, pero no moldearla a priori. La ley natural está por encima de la elaborada por los hombres. La confianza en el sentido progresivo de la evolución les lleva a creer en el carácter ilimitado de la ciencia. Los adelantos técnicos y científicos indican que el mundo progresa. Los problemas que ocasionan, el paro por ejemplo, son consecuencia de la propiedad privada. Pero cuando fueran socializados, serían elementos valiosos para la reducción de la jornada laboral y la ampliación del tiempo de ocio. Por lo tanto, los anarquistas gaditanos pensaban que la sociedad debe respetar los derechos naturales del hombre: su individualidad y su – 61 –
pensamiento. El individuo es la piedra clave de la nueva sociedad. Es él quien llega a acuerdos con otros y se federa. El pacto obliga a todas las partes por igual, y cada una de ellas da el equivalente de lo que recibe. Esta es una de las principales diferencias entre el comunismo libertario y el autoritario. En la anarquía el individuo crea y controla los órganos sociales; en el comunismo estatal es el Comité quien controla a la persona. A partir de estos presupuestos niegan la necesidad de elaborar un programa: fijar a priori la revolución, sería negarla. Aunque admitían la posibilidad de esbozarlo, que no era lo mismo que fijarlo. Esto lo harían los hombres que en el mañana, después de derrocar el imperialismo del sistema de propiedad privada, establecerían de mutuo acuerdo, en asambleas generales de los pueblos, el modo y manera de perfeccionar y simplificar la nueva sociedad. Los faístas jerezanos eran conscientes de que la nueva sociedad no saldría de la nada. En la actual, imperfecta, los revolucionarios debían utilizar medios y procedimientos que anticiparan el comunismo libertario. Aún en el capitalismo – 62 –
es posible la creación de una conciencia revolucionaria. Negarlo sería tanto como rechazar que se puede cambiar el régimen capitalista. De todas formas, a pesar de su adscripción comunalista los anarquistas gaditanos eran conscientes de las críticas sindicalistas sobre indefinición y falta de programa y estructura de la sociedad postrevolucionaria. En 1932, Pérez Cordón se preguntaba qué pasaría si el comunismo libertario se organizara en unas localidades por comunas y en otras por el sistema sindical. Sin embargo, la línea comunalista sería la que predomine en la ponencia sobre comunismo libertario discutida en el Pleno Provincial de la FAI gaditana en la primavera de 1936.
– 63 –
II. Texto de la ponencia sobre Comunismo libertario de los grupos “Acción y Pensamiento” y “Hacia la Anarquía”, Jerez, junio de 1936 1
PONENCIA SOBRE COMUNISMO LIBERTARIO 2
COMUNISMO LIBERTARIO es una sintesis social elavorada por los anarquistas, que abarca en si el nuevo aspecto económico, artístico, cultural, y sexual de la nueva vida. Su base es la libertad. Libertad para el Amor. Libertad para el Arte. Libertad para el Deporte. Libertad para las Afinidades. Libertad para el Individuo. Sin Carceles ni presidios para los seres Humanos. Sin ejercitos ni Policías. Sin Capitalismo y sin Estado que es la causa inicial de los males Humanos. LIBERTAD Y AFINIDAD son las vases de la nueva convivencia humana que indefectiblemente ha de habrirse
–I–
paso, por imperativo categórico de las nuevas concepciones progresivas de los hombres. AMOR Y AFINIDAD es el lema que lo anima y lo hace afluir como torrente bienhechor a la cumbre de las mas modernas teorias que destruyen la sociedad actual amparadora del privilegio, y construye el veiculo seguro para la fraternidad de los hombres y de los pueblos. LIBERTAD Y AFINIDAD, AMOR Y PROGRESO: COMUNISMO LIBERTARIO __________________
ASPECTO ARTISTICO El Arte manifestacion innata en el individuo debera ser ejercido libre y expontaneamente. El artista tendra libertad para expresar en el lienzo o en el marmol, las sujestiones de su espiritu y los progresos de su inteligencia. El artista del buril o del pinsel, del Cine o del teatro, dignificaran entonces el verdadero arte, una vez desaparecido el sistema mercantilisador que hace del Arte el patrimonio exclucivo de una clase. – II –
Entonces el Arte limpio y enteramente libre, resurgirá lozano a una nueva vida en la que sera admirado en su verdadero y justo valor. El espiritu de los hombres se vera enriquesido al admirar los rasgos artisticos y asi arribaremos a un pueblo nuevo que en Arte sabra colocarse a la altura inmortal de la Antigua Grecia. __________________
ASPECTO CULTURAL Los metodos irracionales de Pedagouia en la sociedad Capitalista no educan al niño. Lo amaestran como se amaestra aun irracional cualquiera. El Estado y el Clero sabe muy bien la importancia capitalisima que para la sociedad tiene la educion del niño. Por eso acapara la enseñanza. El Estado y la Iglesia necesitan para sucistir automatas. La escuela bajo su contol los crea. La escuela anarquica se inspira en los metodos mas modernos racionales y cientificos. Estas enseñanzas desterraran de la mente de los hombres la existencia de un “Dios” poderoso y vengativo.
– III –
Hara llegarla luz del saber a todos los cerebros y asi surjira el hombre libre e inconosclasta, culto y sano base moral que ha de formar el conjunto armónico del Comunismo Anarquista. La escuela racionalista alumbrara potente sobre la sociedad, realisandose asi el anhelo de aquel martir que se llamo F. Ferrer Guardia 3 asecinado por los Jesuitas. __________________
ASPECTO SEXUAL Dijo Malatesta 4 que los pueblos aprenderían a ser libres viviendo la Libertad 5. Asi es. EN LA SOCIEDAD actual el hombre y la mujer permanecen sometidos a la exclavitud sexual mas ayecta, como concecuencia de una moral producida por el misticismo religioso antinatural y estupido. Para libertarnos de estas esclavitud, hemos de romper con todas las morales preconcevidas, ya sean estas de partido politico, religion o secta. El hombre y la mujer dueños absolutos de su sexo por el amor encontraran el verdadero camino de la libertad.
– IV –
El aspecto sexual de la nueva sociedad sera variado y heterogeneo, satisfaciendo las necesidades de los sexos con arreglo a las sabias leyes de la Naturaleza sin control ni legajos inutiles. Las formas mas variadas tendran grandes nucleos entuciastas. La Monogamia. La camaraderia amorosa. El amor libre 6, etc...etc. En síntesis libertad sexual para el hombre, libertad sexual para la mujer. Ya lo dijo un pensador “Imperando el Amor toda ley sobra” 7 __________________
COMUNISMO LIBERTARIO ES ANARQUIA 8 “ANARQUIA” significa “NO GOVIERNO” Desaparecido en el echo insurrecional, el Capitalismo con sus pilares economicos, el Estado con su aparato represivo y el clero con su poder castrador el pueblo comienza a ser enteramente libre. Ya no tiene sobre si –V–
el govierno impositivo de una minoria y se rije y administra mas o menos perfectamente por si mismo. Asi empiesa el pueblo a vivir en comunismo libertario, asi comiensa a vivir en Anarquia. Anarquia y Comunismo Libertario son sinonimos. Para vivirle todos estamos capacitados. El hombre no es malo ni obra mal por Naturaleza. Es el ambiente Capitalista el que lo degenera y a veces lo transforma en monstruo. Pero al conquistar el Comunismo Libertario el hombre vuelve a la Naturaleza. El hombre puede vivir la anarquia. Dijo Montenegro “Anarquia es la dignificacion del mundo borrando de la historia crimines y barbaries” 9 Y decimos nosotros: La anrquia es un orisonte ilimitado de perfeccion. __________________
CONCIDERACIONES GENERALES Sabido es las muchas discusiones que entre los anarquistas trae aparejada la difinicion del Comunismo Libertario. Existen dos apresiaciones una que difine el Comunismo Libertario como puente o antesala de la – VI –
Anarquia y otra la que entiende como nosotros que Anarquia y comunismo Libertario son equivalentes. Los difinidores del Comunismo Libertario como puente hacia la Anarquia nos presentan un Comunismo Libertario casi por completo sindicalisado que de todo tiene menos de Anarquista. Nosotros juzgamos un peligro para la revolucion y para la libertad poner el aspecto economico y general exclusivamente en manos de los sindicatos ya que estos por su estructura autoritaria llevan en si el jermen de la Dictadura sindical y burocratica. Las comunas de barriadas seran la vese mas solida unidad a las agrupaciones afines, intelectuales, tecnicas y cientificas de la nueva sociedad. El ateneo, la Radio, la Prensa, El Manifiesto y la conferencia son elementos indispensables para la comprension de los problemas que a la nueva sociedad han de plantearsele. __________________
– VII –
PLAN DESTRUCTIVO, CONSTRUCTIVO Y ECONOMICO Supongamos una poblacion dividida en cinco barriadas. En cada barriada existira una Comuna. En cada Comuna para su desembolvimiento existiran conco comiciones asi denominadas: 1 Comicion de DEFENSA 2 Comicion de Control y Racionalizacion de alimentacion y Vestido 3 Comicion de vivienda he hijiene 4 Comicion de Cutlura 5 Comicion Estadistica, cambio y relaciones con los demas pueblos __________________
COMO ACTUARAN ESTAS COMICIONES Las comiciones de Defensa en la actualidad pueden ir desarrollando su actividad. Esta consistira en tomar como concigna la lucha contra el Fascismo. Para este fin se constituiran federaciones locales de barriadas, las – VIII –
que tendrana su cargo mantener latente el espiritu combaativo y de rebledia necesario para el desencadenamiento de la revolucion social en el momento oportuno. Esta federacion local permanecera en la mayor clandestinidad. Asi se lograria hacer una organizacion de Combate que enrrolando en ella a los espiritus rebeldes de cada barriada y con un estudio topografico, de choque ataque y estadistica de todo elemento contrarevolucionario podra lanzarse a la destruccion del sistema Capitalista con garantias de exito. Esta misma Comicion sera la encargada de convocar a asamblea general para la extructuracion de estas comunas. Asi lograremos una organizacion de Defensa pre y postrevolucionaria que velara por que en ingun momento pueda ningun sector politico o grupo variar ni obtaculisar el cause del nuevo sistema establecido, Comunismo Libertario. __________________
– IX –
COMICION DE ALIMENTACION Y VESTIDO En plena revolucion su mision es controlar -con medios de transporte rapido todos los articulos alimenticios, vestidos y metales de valor como joyas de oro y plata. Los articulos alimenticios seran llevados a las Comunas y puesto en manos de la dependencia del ramo de alimentacion, la que haran su distribucion con arreglo a los datos suministrados por esta comision el cual tendra una estadistica cada uno de su barriada de las familias y necesidades de cada una que le anotaran sus necesidades. Estas comiciones sabidas las necesidades de sus respectivas barriadas racionalizaran aquellos articulos alimenticios y de vestir, de una manera hasta poder nivelar las nesecidades mientra el ramo de vestir y alimentacion se dan a la tarea de una mayor produccion. Las riquezas oro, plata y joyas la federacion local de barriadas lo podra a dispocision del C.Nacional de barriadas y este se servira de esto como divisa internacional y poder comprar las materias primas necesarias –X–
para la normal produccion. Caso de bloqueo, con el oro, joyas y platas nos la serviran de contrabando. Un ejemplo de esto nos lodio la guerra europea que los paises neutrales a pesar de acordar no servir nada a las Naciones en guerra por el oro y la plata lo servian. __________________
VIVIENDA E HIGIENE Esta comicion al igual que las anteriores y en union de los elementos tecnicos e intelectuales cuidaran de ir dando el mayor acomodo e igiene a todas las familias con arreglos a las nesecidades de cada una. __________________
CULTURA De esta cuarta comicion depende el impulso progresivo que ha de llevar la futura sociedad anarquica, toda vez que es ella la que tendra que ir introduciendo las nuevas costumbres de amor y fraternidad humana.
– XI –
Para ello se llevara a cabo por medio de ateneos, escuelas o centros culturales donde se selebren todas las asambleas de la barriada e incluso como medio de atraccion se selebraran espectaculos donde se divulgara el cine y el teatro revolucionarios. Esta comision sera nuestro mayor baluarte. __________________
ESTADISTICA Y RELACIONES CON LOS DEMAS PUEBLOS La superproduccion de articulos existentes en una localidad sera puesto a disposicion de esta comision la cual ira sirviendo articulos a los demas pueblos de la provincia con arreglo aa las demandas como igualmente recabaran de otros pueblos aquellos articulos que el necesite.
NOMBRAMIENTO DE LAS COMISIONES Al dia siguiente de la Revolucion las comiciones de defensa convocaran asamblea general de barriadas. Alli – XII –
orientaran los grupos y se presentaran cuantos estudios se tengan hechos en relacion con la nueva convivencia. La asamblea general orientada por los anarquistas determinara las normas generales aseguir. __________________
EN EL CAMPO Las comunas federadas entre si con sus centros culturales cada una y sus asambleas generales determinaran su vida y sus normas economicas. Dadas las distancias que esistiran de unas comunas a otras se establecera un servicio de onnibus permanente. Asi se acercara el campesino a la ciudad y los obreros de la ciudad al campo. __________________
Asi podra marchar la futura sociedad sin temor a caer en practicas autoritarias y evitando los posibles abusos de los desaprensivos y timoratos ante el temor de que les falte el pan en la despensa.
– XIII –
No hemos de temer a una invacion extranjera por que el pueblo a los pocos dias del triunfo de la revolucion, recibira en si todo el veneficio del nuevo orden social y estara presto en general a tomar las armas y defender su libertad y su pan. En esta forma de estructuracion se estrellaran todos los antagonismos demagoguicos pues los acuerdos se tomaran por orden verdaderamente federativo partiendo de la iniciativa individual a la asamblea de su barriada y de la barriada a las demas comunas federadas. Hemos dicho antes que nos concideramos anarquistas y por lo tanto nos apartamos del Sindicalismo y no lo admitimos como teoria social 10. En el desarrollo del Sindicalismo todo es cuestion economica -Estomago- y son muchos los Sindicalistas que entienden que el triunfo de la revolucion social se debera exclusivamente al Sindicato. Nosotros opinamos que los sindicatos porfecionales de sucistir solo han de quedar para aumentar y regular la producción con arreglo a las demandas del pueblo. – XIV –
COMUNA DE EVENTUALES Esta comuna su existencia sera limitada, y sera integrada por todos los seres de ambos sexos que en la actualidad no tienen una profesion definida. Tambien la integraran cuantos individuos viven de lo ageno y explotando a los demas que al siguiente dia de la revolucion sesaran en sus actividades. Los componentes de estas comunas estaran prestos a cubrir plazas en aquellas profeciones que previamente lo soliciten una vez comprovado que son actos para ello. Por este prosedimiento lograremos extingir los elementos sin profecion haciendolos profecionales librando al regimen de esta plaga que perjudicaria su libre desembolvimiento. __________________
– XV –
¡VIVA EL COMUNISMO ANARQUISTA! POR LA PONENCIA LOS GRUPOS “ACCION Y PENSAMIENTO” y “HACIA LA ANARQUIA” -JEREZ-
– XVI –
III. Estudio crítico
El primer aspecto que destaca de la ponencia es que no aparece ninguna referencia al papel de los sindicatos. Es el pueblo quien, a través de asambleas, establece los mecanismos de convivencia. Se trata de un modelo cercano a la comuna auto-suficiente de Urales. En segundo lugar sobresale el papel que se le otorga a la libertad: base de la sociedad. Es libertad para el amor, el arte, el deporte, las afinidades o del individuo la que sustenta la sociedad revolucionaria. Finalmente, en tercer lugar, está el papel que se le otorga a la naturaleza. Al desaparecer el capitalismo y el Estado, causas de todos los males humanos, la naturaleza humana, la libertad y la afinidad se convierten en los pilares de la nueva convivencia. Destruida la sociedad que ampara los privilegios, el amor y la libertad se constituyen en vehículos de la fraternidad entre los hombres y los pueblos. Los faístas jerezanos parten de que el hecho – 67 –
insurreccional destruye al capitalismo y sus pilares -patronos, aparato represivo estatal e iglesia- y el pueblo comienza a administrarse por sí mismo. Es decir que empezaría a vivir en comunismo libertario que es lo mismo que vivir en Anarquía. Así pues ambos términos son sinónimos: el hombre no necesita de una etapa de transición, está preparado para vivir la anarquía puesto que no es malo ni obra mal por naturaleza. Es el capitalismo quien lo transforma en un monstruo. Cuando desaparece, el hombre vuelve a la naturaleza en donde vive la Anarquía, “un horizonte ilimitado de perfección”, retomando sus verdaderos valores suprimidos, alterados y degradados por las leyes de una sociedad injusta. Un ejemplo, aunque no aparece en el texto, sería la cuestión del dinero. Este es un elemento propio del capitalismo que no sólo ocasiona desigualdad entre los hombres sino también tiene una consideración moral. Por el dinero, diría Tomás Torrejón, el hombre pierde su “yo” personal y su moral, dignidad y respeto se degradan: la mujer se prostituye y el obrero se hace policía o vende su trabajo. En el dinero – 68 –
se basa la moral del “tanto tienes, tanto vales” y, por él, se hacen las guerras. Consecuencia de la preocupación por el desarrollo del individuo y de su tendencia comunalista es el olvido de las cuestiones económicas. Así se reafirma la importancia que para el anarquismo gaditano tenía el ser humano, por encima de las cuestiones económicas. Hecho que significa la primacía del nivel local organizativo sobre el nacional, la libertad individual, la afinidad, el amor, la naturaleza y la bondad humana. De estos principios procede el valor, casi talismático, que se da a la propaganda y a la educación. Analizemos los distintos apartados que se aprecian en el texto:
1. El arte
La concepción sobre el hecho artístico aparece en dos apartados de la ponencia: el llamado “aspecto artístico” y en el referente a la “comisión de cultura”. Del texto se desprende que todos los hombres tienen capacidad creadora. Cualquier individuo puede elaborar una obra – 69 –
artística puesto que es una manifestación innata. Al formar parte de la propia naturaleza humana debe ser ejercido libre y espontáneamente. Es decir que el artista, el hombre produciendo una obra, puede plasmar como desee las sugestiones de su espíritu. El comunismo libertario devolverá al artista su dignidad una vez que desaparezca el mercantilismo propio de la sociedad capitalista. Su modelo estético es el clásico, el de “la inmortal antigua Grecia”, y su misión enriquecer el espíritu de los hombres. Contenidos muy parecidos a los de la familia Urales o a los que aparecen en la obra literaria del destacado militante gaditano Vicente Ballester. Así, si comparamos el texto jerezano de 1936 con los presupuestos de la colección de novelas “La Novela Ideal” editada por los Montseny desde 1924, se aprecia que son prácticamente idénticos. Tanto en uno como en otro el artista tiene libertad de estilo y sus obras deben dirigirse al sentimiento y la emoción del individuo, eje de las concepciones de Urales y de los faístas gaditanos. La noción de los Montseny del arte estaba entroncada con – 70 –
progreso. La Revista Blanca editada por ellos llevaba como subtítulo “Sociología, Ciencia y Artes”. Los dos primeros términos nos remiten a la creencia del papel de la ciencia como elemento liberador del hombre. En la sociedad comunista libertaria la actividad artística es un derecho, al igual que el acceso a la ciencia y a la investigación, que la Comuna debe asegurar al individuo. Esta idea es la que subyace en la ponencia jerezana de junio de 1936, bajo su retórica que nos habla del carácter innato del Arte. Sería entonces, cuando resurgiría, libre y lozano, para enriquecer el espíritu de los hombres.
2. La educación y la cultura
Cultura y educación estuvieron siempre entre las principales preocupaciones ácratas. En el dictamen del congreso de Zaragoza se consideraba que una de las primeras tareas que tendría que abordar la nueva sociedad debería ser la erradicación del analfabetismo y la devolución de la cultura a quienes fueron desposeí– 71 –
dos de ella. Se realizaría en dos fases: una inmediata, estrictamente pedagógica, para quienes no tuvieran una cultura elemental. Esta base comprendería lectura, escritura, fisicultura, higiene, proceso histórico de la revolución y teoría de la inexistencia de Dios. La segunda, la científica, sería libre, no sexista y con la función de crear un hombre con criterio propio. Menos detallistas, los anarquistas gaditanos, proponían la destrucción del sistema escolar capitalista porque su única función era la de amaestrar al niño para convertirlo en un hombre dócil al Estado y la iglesia. La alternativa era una enseñanza racional y científica cuya finalidad era engendrar un hombre libre, iconoclasta, culto y de sana base moral. De la importancia de la labor educativa ácrata durante la República cabe señalar que los ateneos libertarios solían llevar aparejados el proyecto de crear una Escuela Racionalista, como la que cerró el gobierno en Castellar de la Frontera tras la insurrección de enero de 1933. En general, el anarquismo gaditano creía que la enseñanza debía realizarse según – 72 –
los métodos de Ferrer y Guardia oponiéndose a que las sociedades obreras pidieran al Estado que creara más escuelas, por considerar que éstas serían retrógradas, apoyando, por el contrario, la creación de un sistema educativo auto-financiado. La educación, en definitiva, es un derecho irrenunciable del hombre que la sociedad le niega para explotarle mejor. Un hombre instruido es un hombre libre, capaz de entender la opresión económica y cultural. Cuando se da cuenta, la propia naturaleza le lleva a hacerse anarquista.
3. La Propaganda
Se relaciona con las tareas educativas: el hombre culto rechaza la sociedad capitalista al ver las injusticias sobre las que se basa. La educación da libertad para elegir, es la ignorancia la que lleva a la opresión. El capital y las ideas reaccionarias se imponen no sólo por la explotación económica sino, sobre todo, por la ignorancia de los obreros. Así, las enti– 73 –
dades socialistas no dedicaban la atención necesaria a la educación de sus asociados porque el obrero culto las abandonarían. Como se ha dicho, anarquista era el hombre al nacer y anarquista volvería a ser cuando rectificara la degeneración que el ambiente le producía. Esta creencia en que la revolución libertaria era inevitable y que el hombre estaba degenerado por la sociedad capitalista llevó a los anarquistas a dar gran importancia a las tareas propagandísticas. Así fueron numerosas su publicaciones, actos, conferencias y mitines, que a menudo tomaban el carácter de controversia. Para difundir sus ideas los ácratas gaditanos escribieron en la mayoría de los periódicos libertarios, o afines, que se publicaron durante los años republicanos. Además, tampoco desdeñaron hacerlo, cuando las circunstancias lo permitían, en la prensa que llamaban de “empresa”. En cada localidad existía un publicista que se encargaba de airear y propagar las luchas y el ideario libertario en su población. Pedro Sánchez, en Sanlúcar de Barrameda, o Aragón Morillo, en Barbate, son ejemplos de – 74 –
estos militantes-corresponsales. El activista ácrata sentía la necesidad de expresar sus ideas y publicarlas ya que de no hacerlo sería imposible que al resto de los hombres se les abrieran los ojos al ideal anarquista. Como publicó La Revista Blanca, ante la cantidad de originales recibidos para su colección “La Novela Ideal”, el anarquista no aceptaba que podía morirse sin haber publicado al menos una novela en su vida. Gran importancia tenía también el término “propaganda por el hecho”. Concepto que no significa sólo la acción individual violenta, el atentado o la bomba, sino también una actitud vital respecto a las ideas que se profesa. El ideal del ácrata militante de la Segunda República no debía estar lejos de la descripción que hizo Vicente Ballester del sindicalista Nestor, protagonista de su novela Escoria Social. Este personaje hacía de su conducta personal, de su coherencia con las ideas en las que cree, una cuestión de principios que le lleva a rechazar tanto la mediación de unos amigos para que ser excarcelado, como aceptar la ayuda que un bienintencionado policía – 75 –
pretende prestar a su familia. Su moral le impedía consentir ayudas que suponían una degradación. La propaganda se hacía desde sindicatos y organizaciones culturales como eran los Ateneos que organizaban ciclos de conferencias. En la provincia de Cádiz se conoce la existencia de Ateneos en la capital, La Línea, Paterna, San Fernando, San Roque o Sanlúcar de Barrameda. Los actos que organizaban estas entidades servían también de cobertura legal en el caso, bastante frecuente, de que estuvieran suspendidos los sindicatos. Entre los temas preferidos estaban “La bancarrota del capitalismo”, “Comunismo libertario, comunismo estatal” o “La posición de la CNT ante el momento político actual”. En los mitines que celebraba la CNT era habitual la presencia de un orador, afiliado o no a la FAI, que hablaba sobre temas culturales que incidían en la necesidad de la instrucción obrera, los aspectos constructivos del anarquismo o el anti-militarismo.
– 76 –
4. La cuestion femenina
El texto de la ponencia gaditana no deslinda, como el del congreso de Zaragoza, las relaciones sexuales de la familia. Los ácratas jerezanos consideraban que los hombres aprenden a ser libres viviendo en libertad. Cuando lo fueran romperían con los prejuicios morales que la sociedad actual inculca a hombres y mujeres. Piensan que tanto unos como otras deben ser dueños de sus sexos y encontrar el amor en el camino de la libertad. Camino amoroso que será libre, sin estar sometido a controles ni “legajos” inútiles. Sólo se guiará por las sabias leyes de la naturaleza. Una vez más, es en relación a la naturaleza como entienden los anarquistas el “amor libre”. Amor que sólo tiene como referencia a la naturaleza humana no encorsetada por las leyes que establece la sociedad. Libertad que se plasmará en diversas fórmulas: monogamia, camadería amorosa, amor libre, etc. De forma más concreta, sus planteamientos sobre el papel de la mujer es posible rastrearlos en hechos como la creación de sindicatos – 77 –
específicamente femeninos, o los contenidos de su propaganda. Así, por ejemplo, en la ya citada colección de novelas folletinescas “La Novela Ideal” editada por los Urales abundan los argumentos en los que las aventuras sentimentales de los protagonistas tienen un destacado papel. Tratándose de obras en las que los personajes son más que construcciones arquetipos, los femeninos suelen ser reflejo de la concepción que el autor tenía de la mujer. Se les puede clasificar en positivas o negativas. Las primeras están imbuidas de valores deseables: solidaridad, sensibilidad, afectividad, disposición a luchar por un mundo mejor, etc. Las segundas representan los valores sociales negativos: falta de sentimientos, explotación de los demás, envidia, etc. Sólo en muy raras novelas, los personajes femeninos son los protagonistas principales. La mujer positiva suele desempeñar un papel secundario respecto al protagonista principal que es hombre. Si la mujer ocupa un puesto secundario, de acompañante, en los personajes positivos, aún más difuminada aparece en los negativos en los que suele encarnar el que – 78 –
transmite los valores religiosos. Incluso puede ocurrir que las mujeres-positivas estén teñidas de rasgos reaccionarios. Además en general, tanto para mujeres positivas como negativas, se advierte cierto paternalismo. Hecho que no hace sino reflejar las contradicciones que tenían los militantes anarcosindicalistas en su consideración de la mujer. A pesar de la teórica igualdad entre los sexos que se predicaba desde los medios libertarios, la cotidianeidad indica que la situación era muy distinta. Así, la destacada militante libertaria jerezana María Luisa Cobos pudo escribir que hay muchos militantes en los medios confederales que son, hasta cierto punto, enemigos de la emancipación femenina. La igualdad entre los sexos y el predominio de la ley natural en las relaciones amorosas son elementos que en la sociedad capitalista solo los poseen los emancipados y se generalizarán en el mundo comunista libertario. Mientras, incluso los poseídos de la más alta espiritualidad, tienen los rasgos contradictorios que denunciaba María Luisa Cobos o se advierten en las obras de Ballester. – 79 –
5. La Religión y la Iglesia
En esta cuestión la ponencia de los faístas gaditanos difiere del texto aprobado en el congreso de la CNT de Zaragoza. Los gaditanos se centran más en los mecanismos de poder y control que representa la iglesia como institución que se aprovecha de la ignorancia de los hombres que patrocina la religión. En consecuencia, iglesia y religión, debían ser destruidas: la institución mediante la supresión de los medios económicos y culturales que le permiten desarrollar su labor; la religión desterrando de la mente del hombre la idea de un Dios poderoso y vengativo. Por el contrario, la ponencia de Zaragoza presenta la cuestión religiosa desde un aspecto más ideológico. La religión es una manifestación subjetiva de las ideas morales del ser humano. Siendo libre, éste tiene el derecho de concebir cuantas ideas morales quiera. En el comunismo libertario la religión será reconocida siempre que sea expresión de la conciencia individual, pero no en cuanto organismo que coaccione moral o intelectualmente. – 80 –
Es decir, se permite la creencia, pero no la institución eclesial con sus ritos y actividades públicas. La ponencia de los faístas jerezanos refleja las opiniones expresadas por los anarquistas gaditanos en numerosos escritos, mitines, escritos sindicales o novelas como las de Ballester, García o Pérez Cordón. En ellas la religión es considerada como una de las responsables de la ignorancia y de los males sociales que afligen a los obreros. La iglesia explota los sentimientos supersticiosos que las masas ignorantes tienen ante fenómenos que son naturales y científicamente explicables y vive de la explotación del pueblo. Propiedades, donativos, etc... sirven para que la “araña negra” extienda sus mallas. Para los anarquistas gaditanos no es extraño que educación y religión vayan unidas: la primera es una de las vías que tiene el hombre para liberarse, la segunda, apropiándose de ella intenta perpetuar la injusticia y la ignorancia. La religión se basa en los perjuicios y las aberraciones, la creencia en un Dios destructor y la obediencia ciega. Es lo contrario – 81 –
de lo natural: las leyes de la naturaleza son explicables, las religiosas no, pertenecen al oscurantismo y la opresión. Además piensan que la religión servía para legitimar la sociedad capitalista y sus injusticias apropiándose de los valores civiles. Así, predicando “no matarás” o “ama a tu prójimo”, elementos propios de la naturaleza humana, la iglesia los pone al servicio de la guerra y de la opresión. En correspondencia, el poder civil y militar le apoya, mediante la violencia, a imponer sus creencias.
6. La Justicia
La visión optimista que poseen del hombre les lleva a pensar que la delincuencia es el resultado lógico de la injusticia social. En el comunismo libertario serán la medicina y la pedagogía los elementos preventivos de estos hechos y quienes los curen. El anarquismo es deudor de la confianza racionalista en el progreso de las ciencias y de la creencia de que ayudarían a mejorar las condiciones de vida. – 82 –
Así, la cuestión judicial la zanjan los faístas gaditanos apelando a que como las decisiones se tomarán, en el comunismo libertario, por acuerdo federativo, desde la iniciativa individual, no se violarán. Sin embargo, preveían la existencia, temporal, de una “Comuna de eventuales” en la que permanecerían “aquéllos individuos que viven de lo ajeno y explotando a los demás”. Se refieren, como es fácil deducir, a los propietarios que no renunciaran a sus propiedades y no se adherieran a la revolución. Esta comuna existiría el tiempo que tardaran en incorporarse estas personas, y aquéllas que no tuvieran una profesión definida, a los sectores productivos.
7. La defensa de la Revolución
En el texto jerezano sólo se presenta esta cuestión refiriéndose a una posible intervención extranjera. En este caso serían los propios españoles, el pueblo, quienes, disfrutando de los beneficios del nuevo orden social, toma– 83 –
rían las armas para defender la revolución. No se plantea la posibilidad de que hubiera en el interior del país opositores al comunismo libertario. Los ataques vendrían de los estados capitalistas extranjeros que querrían defender los intereses que tuvieron en España. Por el contrario en la ponencia de Zaragoza sí se planteó la cuestión más detenidamente. Partía del supuesto de que España era un país con posibilidades revolucionarias. De triunfar, el capitalismo mundial no lo aceptaría. Por lo tanto, mientras que la revolución no triunfara internacionalmente tendrían que adoptarse las medidas necesarias para defenderse de ataques exteriores. La defensa se organizaría no mediante la formación de un ejército permanente, que crearía una casta y se convertiría en un peligro para la revolución, sino por medio de “el pueblo en armas” organizado por comunas. El concepto “pueblo en armas” supone la movilización del conjunto de la población. Todas las personas de ambos sexos aptos para la lucha repelen el ataque y se reintegran a sus trabajos, una vez rechazado. Será el que se – 84 –
aplique en los primeros momentos de la guerra española 1936-1939, cuando en amplias zonas del solar hispano se produzca una auténtica transformación de las estructuras sociales aplicándose muchos de los conceptos presentes en la ponencia que los faístas jerezanos expusieron escasas semanas antes.
– 85 –
– 86 –
Notas 1
El texto fue aprobado como propio por el Pleno tras refundir los dos presentados al punto décimo del orden del día. El acuerdo quería ser una aportación a un próximo congreso anarquista que se iba a celebrar. Asistieron al Pleno de la Federación Provincial de Grupos Anarquistas de Cádiz celebrado en Jerez de la Frontera el día 7 de junio de 1936 delegados de Sanlúcar de Barrameda (1 grupo con 8 federados); Medina Sidonia (1 grupo -”Redención”- con 5 federados); Alcalá de los Gazules (1 grupo -”Luz y Rebelión”- con 4 federados); Lebrija (1 grupo -”Vida”- con 7 federados); Federación Local de Jerez (4 grupos: “Hacia la Anarquía” con 5 federados; “Acción y Pensamiento” con 6 federados; “Sol” con 8 federados y “Los Sembradores de Acracia” con 5 federados); San Fernando (1 grupo con 4 federados); Paterna de Rivera (1 grupo -”Libre Examen”- con 8 federados) y Puerto Serrano (1 grupo -”Vencer o Morir” con 8 federados). Es decir un total de 11 grupos y 68 federados. Además asistieron delegaciones de los comités regional y provincial.
2
Según la vigésima primera edición del Diccionario de la Lengua Española editado por la Real Academia Española (Madrid, 1992) en la tercera acepción de la voz “comunismo” se refiere a “comunismo libertario” como “El de tendencia anarquista inspirado en las doctrinas de Bakunin (1814-1876) y Kropotkin (1842-1921)”. – 87 –
3
Francisco Ferrer Guardia (Alella, 1859 - Barcelona, 1909), republicano, tomó parte en 1886 de un pronunciamiento en 1886, y tuvo que exiliarse en Francia. A su regreso fundó en Barcelona una escuela que llama “Moderna”. Aunque influido por las teo-rías pedagógicas de anarquistas como Faure, Grave o Kropotkin, las teorías educativas de Ferrer también son continuación de la tradición del anarquismo español que reivindica la escuela como núcleo básico de la nueva sociedad. La Escuela Moderna tiene más importancia por la influencia que alcanzó en los medios ácratas hasta 1939 que por su radicalismo educativo. Ferrer se rodeó de un núcleo de colaboradores anarquistas. De ellos destacan Anselmo Lorenzo, encargado de la editorial “La Escuela Moderna” o Mateo Morral profesor de uno de sus centros y autor en 1906 de un atentado contra Alfonso XIII. Ya entonces Ferrer fue detenido y acusado de complicidad. Peor suerte tuvo tres años después. A fines de julio de 1909 tras unas protestas contra el embarque de tropas para Africa, estalló en Barcelona lo que se conoce como la “Semana Trágica”. La ciudad condal se vio sacudida por incendios, saqueos de conventos y enfrentamientos en las calles. Ferrer fue acusado de inductor y director de los sucesos y el 13 de octubre de 1909 fue fusilado en los fosos del castillo de Montjuich. Su ejecución levantó grandes protestas internacionales y fue detonante de la caída del gobierno de Antonio Maura.
4
Enrico Malatesta (Caserte, 1853 - Roma, 1932) tras una juvenil militancia en las filas republicanas se adhirió a la Asociación Internacional de Trabajadores. – 88 –
Junto a Cafiero y Kropotkin fue uno de los ideólogos del comunismo libertario que tomó el relevo al colectivismo bakuninista. Pasó unos años en Oriente Medio y en distintos países europeos antes de regresar a Italia donde fundó el periódico La Anarchia y participó en actividades revolucionarias. Perseguido por las autoridades huyó a Sudamérica donde permaneció hasta 1889 año en el que regresó a Europa. Primero a Francia y luego a Inglaterra y España, en donde se le acusó de estar detrás de los sucesos de enero de 1892 de Jerez de la Frontera. En 1896 regresó clandestinamente a Italia cuando empezaba a alejarse del espontaneismo kropotkiniano y atacar las tendencias individualistas. Defensor de la necesidad de dotar al anarquismo de una organización, comenzó a seguir las nuevas corrientes sindicalistas revolucionarias. Deportado a unas islas italianas se fugó y volvió a América. Tras regresar a Europa, en 1900 empezó a publicar L’Internazionale y Lo Scioppero Generale en Londres y en 1907 participó en el Congreso Internacional Anarquista de Amsterdam. En 1913 regresó a Italia. Un año más tarde tuvo que volver a Inglaterra tras los sucesos revolucionarios de junio en Ancona. Durante la Primera Guerra Mundial se opuso a quienes, como Kropotkin, apoyaron a uno de los bandos contendientes. A finales de 1919 volvió a Italia; fundó el periódico Umanità Nova y fue uno de los animadores de la anarcosindicalista Unión Sindical Italiana. En el apogeo de su fama y actividad se instaló en Roma y creó una Alianza del Trabajo antifascista en la que participaron partidos políticos y sindicatos. Animador de la huelga general de julio de 1922, tras la marcha fascista so– 89 –
bre Roma se le prohibió editar su periódico y entró en un completo ostracismo que se convirtió en arresto domiciliario desde 1926 hasta su muerte el 22 de julio de 1932. 5
El tema, recurrente en la obra del anarquista italiano, se encuentra desarrollado en La Anarquía (1891) o Anarquía y organización (1927).
6
Es uno de los conceptos de la cosmografía ácrata que más se ha distorsionado. Se le ha llegado a relacionar con la prostitución. En realidad para un anarquista “amor libre” es la contraposición de la institución familiar. Es la expresión de la armonía de dos personas que no necesitan de ninguna atadura institucional, judicial o religiosa. Mientras el amor libre se desarrolla en la sociedad libre como expresión de la naturaleza, el reglamentado de la sociedad capitalista no es sino esclavitud e hipocresía.
7
Esta idea aparece ya en textos del siglo pasado como en el de Nieva, La química de la cuestión social (1886).
8
Según la vigésima primera edición del Diccionario de la Lengua Española editado por la Real Academia Española (Madrid, 1992) en su primera acepción indica que es “falta de todo gobierno en un estado”.
9
José López Montenegro militar, alcanzó el grado de coronel, abandonó las armas para dedicarse primero a la causa republicana federal y después anarquista. En los años setenta del siglo pasado fue uno de los organizadores del II congreso de la Federación de la – 90 –
Región Española de la AIT en Zaragoza (1872). Participó en el cantón de Cartagena y tras su derrota se exiló a Francia. A su regreso, se trasladó a Sabadell donde se hizo cargo del periódico Los Desheredados convirtiéndolo en portavoz del colectivismo ácrata. Ejerció como profesor de educación primaria hasta su detención en 1896 durante la represión gubernamental que siguió a la explosión de la bomba que estalló al paso de la procesión del Corpus. Cuando fue puesto en libertad emigró a Sudamérica de donde regresó a principios de siglo. Murió en Barcelona en 1903. Fue autor de obras literarias con fines revolucionarios como El Botón de Fuego (1903) compendio de algunos de sus escritos. Uno de los anarquistas más anticlericales y ferviente partidario de la virtualidad salvadora de la ciencia y de la necesidad del enriquecimiento intelectual del obrero. Defensor y cantor de Ferrer Guardia y de la huelga general como arma de acción obrera. La cita, que no le he localizado, debe pertenecer a alguno de sus numerosos artículos periodísticos. 10 La insistencia en separar el ideal anarquista del sindicato no fue en este Pleno de la FAI gaditana exclusivo de los redactores de este texto. En el punto 5 del orden del día se aprobó la separación orgánica FAICNT aunque también se decidió redoblar las actividades en los sindicatos e incluso ocupar cargos si proporcionaban beneficios para la Idea y la organización anarquista.
– 91 –
Este libro se acabĂł de imprimir en 1996 a los sesenta aĂąos de haberse aprobado la ponencia. La ediciĂłn consta de 1.000 ejemplares.
La Anarquía según Andalucía JOSÉ LUIS GUTIÉRREZ MOLINA
Texto de la Ponencia sobre el Comunismo Libertario aprobada por la FAI de Cádiz en junio de 1936
JOSÉ LUIS GUTIÉRREZ MOLINA
La Anarquía según Andalucía Las siete entidades