Suplemento Especial Independencia

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GUATEMALA, 12 DE SEPTIEMBRE DE 2014 *

Independencia

de Guatemala

E Brenda Jiguan DCA

n un ambiente tenso, el Real Palacio abrió sus puertas a los personajes que impulsaron el movimiento independentista en Guatemala. La reunión, en la que se trataría el tema, comenzó sin mayores retrasos con la asistencia de no menos de 50 personas, mientras que en la antesala, el corredor y en otros sitios del inmueble se congregaron más personas.

Los discursos a favor y en contra

El acto que desencadenaría en la liberación de Guatemala de la Corona española comenzó con la lectura de los documentos llegados de Chiapas; después se procedió a escuchar la opinión de los asistentes. El primero en pronunciarse fue el Arzobispo Casaus y Torres, quien dijo que no había nada que resolver hasta que España tomara una decisión respecto al Plan de Iguala en el que Agustín de Iturbide proclamaba la independencia de México. Le siguió el Brigadier Gabino Gaínza, quien a pesar de mostrarse vacilante, se pronunció a favor de declarar la emancipación pero en unión con Mé-

xico. A su vez, José Del Valle comentó que al no haber representación en todas las regiones del Reino de Guatemala se carecía de autorización para decidir en forma definitiva acerca de la independencia; no obstante, era conveniente declararla. Para tal efecto, sugirió convocar a un Congreso, cuyos diputados, resolvieran ratificarla y decidir sobre la independencia.

La votación

Después de escuchar los razonamientos de los antes mencionados, se procedió a la votación, la cual se llevó a cabo aproximadamente a las 11 de la mañana: dos terceras partes estuvieron a favor de lo propuesto por Del Valle. La noticia se esparció por toda la ciudad. Al retirarse las autoridades del

En el Museo de Historia de la ciudad hay una representación de la reunión independentista. salón, la gente descolgó el retrato de Fernando VII para escupirlo y arrastrarlo hacia la plaza, donde también fue arrancada la estatua ecuestre de Carlos III, la cual yacía en la fuente (ahora está en la Plazuela España).

El sueño de la oligarquía y la libertad absoluta de la región

La declaración del 15 de septiembre de 1821 no significó la independencia absoluta, pues a partir de este suceso surgieron corrientes ideológicas en pro de la unión con el naciente imperio mexicano; las familias pudientes del país fueron las primeras en desear la anexión, pues soñaban

con formar parte de una futura nobleza americana. Esto dio pasó a que Agustín Iturbide, emperador de la nación azteca, invitara a Gabino Gaínza a unirse a México, y fue así como el 5 enero de 1822 Centro América se unió al Imperio Mexicano. La caída de Iturbide terminó con el dominio de ese país sobre la región y el 24 de junio de 1823 se instauró la Asamblea en la ciudad de Guatemala, la cual declaró la anexión a México como “hecho violento y tiránico” y la anularon. El 1 de julio de 1823, fue proclamada la independencia general y absoluta de España y México. * LOGOTIPO DEL DIARIO DE CENTRO AMÉRICA UTILIZADO EN LA DÉCADA DE 1940.


Grabado que ilustra una planta procesadora de añil.

La insurrección en

El Salvador

Marta Rodríguez DCA

E

l Reino de Guatemala se constituyó por las provincias de Ciudad Real de Chiapas, Guatemala, San Salvador, Comayagua, Nicaragua y Costa Rica, de las cuales El Salvador se distinguía por ser el principal productor de añil. El colorante se descubrió en Nueva España en 1560, y 3 años después la planta de la cual se extraía el añil ya se cosechaba y su producción era desde ese entonces controlada por Guatemala. En Mesoamérica precolombina, la tintura se extraía de diversas especies de plantas del género Indigofera, conocidas con el nombre de jiquilite. Desde el siglo XVI, la producción del añil se propagó por la región centroamericana, y con el correr del tiempo se convirtió en el principal producto de exportación de la provincia y en la base económica de las familias, debido al aumento de la demanda mundial de tintes naturales. Esta actividad productiva estaba a cargo de españoles, criollos y ladinos, quienes conformaban la clase alta y tenían poder adquisitivo. Pese a que la obtención del añil era una labor desarrollada en San Salvador, era la élite guatemalteca quien se quedaba con la mayor parte de las regalías, lo que provocó descontento.

El alzamiento de los ciudadanos tenía como objetivo tomar las armas que existían en la

municipalidad, así como apoderarse de no menos de 200 mil pesos.

El método de obtención del añil consistía en la maceración, fermentación, oxidación, filtrado, deshidratación y compresión de la planta. Después de esto, se procedía a cortar, con el fin de obtener pastillas de tinta listas para el comercio.

Trabajo de privilegiados

Cabe mencionar que en esta labor participaban indígenas, quienes fungían como obreros con salarios bajos. Por la alta toxicidad del proceso, los trabajadores contraían enfermedades que causaban la muerte debido al alto nivel de toxicidad del vegetal. Esto se describe en la Ordenanza Real de 1610 en los siguientes términos:

“(…) En este beneficio enferma y muere mucha gente por ser tan fuerte esta yerba que de solo entrar a las manos o los pies en el agua donde está la oja quando se han de sacar los palos o piedras conque esta devajo de la agua y la misma yerba se les comen y canceran las carnes y despues estando golpeando el agua lebanta vn humo tan malo que penetra los sesos y causa otros daños con que se an consumido muchos indios en las partes donde se beneficia este…” San Salvador producía 486 mil 990 libras del tinte, que lo convertía en el mayor proveedor de las exportaciones de añil en Centroaméria; no obstante, la comercialización estaba dominada por empresarios de Guatemala que tenían alianzas con los de

Cadiz y obtenían la mayor cantidad de regalías.

Rebelión

El 4 de noviembre de 1811, un grupo de no menos de 400 pobladores, dirigido por Manuel José Arce y su hijo, solicitó al intendente de San Salvador, don Antonio Gutiérrez y Ulloa, la liberación de José María Hidalgo, un sacerdote mexicano que era investigado por el arzobispado de Guatemala, porque presumían que pertenecía al grupo rebelde que buscaba la emancipación. El alzamiento de los ciudadanos tenía como objetivo tomar las armas que existían en la municipalidad, así como apoderarse de no menos de 200 mil pesos guardados en las cajas reales para posteriormente proclamar la libertad. Las autoridades de Guatemala solicitaron al hermano del sacerdote mexicano que declarara en el caso para esclarecer la inocencia del religioso. Por falta de pruebas, no hubo castigo para ninguno de los dos hermanos y fueron dejados en libertad. La situación fue contraria para aquellos a quienes identificaron como parte de la manifestación. Estas personas fueron encarceladas en San Juan de Ulúa, Veracruz, México y Petén. Para evitar actos de violencia, el Ayuntamiento nombro como mediadores con el pueblo a José de Aycinena, quien asumió la jefatura de la provincia de San Salvador, José María Peinado y el arzobispo José Mariano Vidaurre.


Movimientos preindependentistas

en Nicaragua

Karla Gutiérrez DCA

L

os movimientos independentistas en Nicaragua comenzaron en las ciudades de León y Granada, un mes después de los acontecimientos que en la misma línea se suscitaron en El Salvador en 1811, y se prolongaron hasta 1812. Consistieron en una serie de revueltas, encabezadas por los criollos de la localidad en contra de las autoridades de la Intendencia de Nicaragua, la cual fue presidida por José Salvador durante 17 años, lograron deponer, y llevar a ese puesto al obispo Nicolás García Jerez, quien pertenecía al mismo bando que el relevado intendente, lo cual ocasionó que los involucrados en la revuelta fueran apresados y algunos murieran en esa condición. El objetivo de dichas acciones no era en sí la separación del gobierno español, más bien se buscaba mayor autonomía, que los ayuntamientos fueran independientes, mientras el Rey se encontraba ausente de España por la invasión francesa.

La cronología de los hechos

La insurrección nicaragüense dio inicio entre el 10 y el 14 de noviembre de 1811, cuando el levantamiento popular efectuado en León, luego de la sublevación de San Salvador, consiguió el relevo del intendente José Salvador. Posteriormente, el 22 de diciembre de ese mismo año, en un cabildo abierto, la población de Granada exigió la expulsión de los trabajadores peninsulares y criollos del ayuntamiento, entre quienes se encontraban las familias Sacasa y Chamorro, por estar en favor del dominio español, lo cual provocó que estas renunciaran a sus cargos y se refugiaran en Masaya. Para el 24 de diciembre se había instalado en Granada la Junta para el Gobierno Civil y Político, la cual fue comandada por Miguel Lacayo, y el 8 de enero de 1812 se procedió a tomar sorpresivamente el Fuerte de San Carlos, logrando aprehender a los jefes españoles. Luego de esto, se reconoció a la Junta Gubernativa a cargo del obispo Nicolás García Jerez, cuyas directrices fueron aceptadas, a excepción de aquellas que buscaban beneficiar a los empleados destituidos.

En Nicaragua el movimiento fue encabezado por los criollos de Granada, que eran contrarios a los de León.

De esta cuenta, los rebeldes fueron enviados a prisiones en Granada y Guatemala, de los cuales 16 fueron condenados a muerte.

Con esto se originó la guerra entre Nicaragua y Granada, pues el obispo envió una carta a José Bustamante y Guerra informándole de lo acontecido, a lo que el Capitán General respondió enviando un grupo de mil 700 hombres, quienes debían adentrarse en las ciudades de León, Granada y Rivas. De esta cuenta, una tropa de mil hombres, proveniente de Olancho, Honduras, fue destinada para acometer a los sublevados de Granada y Masaya; otro batallón, con 100 elementos, fue armado en Cartago, para dirigirse a la villa de Rivas y otro organizado en San Miguel, El Salvador, con 600 hombres, el cual se dirigió a León.

El resultado de las acciones

Después de los enfrentamientos, los insurrectos se sometieron a la autoridad real y se comprometieron a

entregar las armas, bajo la condición de que no se tomaran represalias en su contra. Sin embargo, tal acuerdo fue desconocido por Bustamante y Guerra, alegando que no podía pactar con rebeldes, y ordenó al intendente en funciones, García Jerez, que instruyera a los implicados. En cumplimiento de la disposición, el obispo comisionó al sargento mayor Santiago Carrascosa, que durante dos años procesó a los insubordinados, a quienes les fueron confiscados sus bienes. De esta cuenta, los rebeldes fueron enviados a prisiones en Granada y Guatemala, 16 fueron condenados a muerte, 9 encarcelados a perpetuidad y 133 estuvieron en prisión por tiempo determinado. Algunos de ellos fueron enviados a La Habana, Cuba, y otros a Cádiz, España, para que sufrieran su castigo fuera de la región.


Las conjuras

de Belén

Génesis Agustín DCA

E

l 28 de octubre se cumplirán 201 años de las reuniones que sostenían en 1813 un grupo de personas, entre civiles, militares y religiosos, quienes organizados por fray Juan Nepomuceno de la Concepción, escogieron la celda prioral del Convento de Belén para planificar, en secreto, la libertad del Reino de Guatemala. Los constantes encuentros nocturnos para planear la independencia del país, quedaron registrados entre octubre, noviembre y diciembre de ese año, siendo el primero, justo después de la elección del rector de la Universidad de San Carlos. Los participantes de estas veladas escogían la oscuridad para evitar ser reconocidos. Quienes se encontraron en dicho convento juraron mantener en secreto los temas que allí se trataban para protegerse de cualquier represalia, ya que dentro de sus planes estaba derrocar al Capitán General de Guatemala, José Bustamante y Guerra, y liberarse así de las opresiones que la Colonia española le ejercía al pueblo; principalmente a los indígenas, ya que eran estos los que carecían de privilegios

La conjuración se efectuó en el convento de Belén, en donde hoy funciona un instituto para señoritas.

Un plan previsto

Todo estaba cuidadosamente planificado; se tenía previsto que la madrugada del 25 de diciembre sería la fecha cuando iban a ser auxiliados por los batallones de Milicias y El Fijo (Cuartel Central español), para apoderarse del dinero y las armas y liberar así a las personas que habían sido encarceladas por participar en el acontecimiento de Granada. No obstante, la conspiración para destituir al Capitán General y el juramento que habían hecho, incluso sobre los evangelios, fue traicionado y todos sus planes fueron revelados por uno de los tenientes que integraban las reuniones ocultas y su eco llegó a ser del conocimiento de las autoridades españolas, quienes de inmediato actuaron para detener tales acciones. Fue el 21 de diciembre de ese año, cuando el Capitán General les ordenó al capitán AntonioVillar y a su ayudante, Francisco Cáscara, que aprehendieran a los religiosos que intentaban la sublevación en su contra.

A quienes no lograron escapar, no solo vieron frustrada su intención de independencia, sino que obtuvieron su libertad hasta 1819.

directorio Director General Héctor Salvatierra, Subdirector General Técnico Rodrigo Carrillo, edición Juan Carlos Ruiz, Diseño Gráfico Héctor Estrada, FOTOGRAFÍA Archivo DCA, Digitalización Boris Molina

Tal y como Bustamante y Guerra lo ordenó, se procedió a la detención de los insurrectos que se conjuraban en ese convento, siendo los primeros capturados los frailes Manuel de San José y Juan Nepomuceno de la Concepción, los hermanos Bedoya, el doctor Tomás Ruiz y su hermano José, el teniente JoaquínYúdice, el sargento primero León Díaz, don Cayetano, don Manuel y Andrés Dardón. Pero la cantidad de apresados no terminó, ya que al otro día se sumaron a la lista los sargentos primeros del Batallón de Milicias, Felipe Castro y Rafael Aranzamendi, los frailes Benito Miquelena y Víctor Carrillo, el pasante de derecho José Ruiz, el abogado y síndico de la municipalidad Venancio López, el agricultor Mariano Cárdenas, Juan José Alvarado, Manuel Ibarra y Manuel Tot. A quienes no lograron escapar, no solo vieron frustrada su intención de independencia, sino que obtuvieron su libertad hasta 1819. El escritor guatemalteco David Vela relata que antes de ser privado de su libertad, Manuel Tot se convirtió en fugitivo y tenía planificado huir a México, pero debido a que su salud fue afectada, durante su paso por San Marcos, le confesó al fray Mariano López Rayón que había participado en la sublevación, siendo el religioso el que le avisó a las autoridades para que lo capturaran.


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