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El Dr. Mentides contra SuperJutge

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preguntarse si el mero hecho de no llamarlas “noticas falsas” o “basura informativa” es ya en sí mismo un indicativo de que la batalla está del lado del malvado Dr. Mentiras.

Dicen los expertos que mentimos porque “percibimos que las consecuencias de decir la verdad, son peores que las de decir mentiras”. También puede esconder el miedo a ser rechazado, o a ser castigado. Por lo que podemos inventarnos algo que no se corresponde con la realidad, en ocasiones por inseguridad y falta de confianza en uno mismo, pueden ser otra causa oculta. O sea, no tener la seguridad de poder decir las cosas tal y como son; aunque no sean del agrado del otro.

Sinceramente no nos encaja que un “pseudo periodista” mienta por alguno de estos motivos, luego quizás el origen de esta moda debamos buscarlo en otro sitio y a propósito… ¿Quién ha dicho que sea una nueva moda?

La novela de ciencia ficción con más ejemplares vendidos (que no leídos) la Biblia ya contemplaba varios episodios de falsos testimonios para perjudicar a otros, pero sin duda nuestra primera “Fake News” fue al final de la Edad Media cuando en Castilla comenzó a circular un libro difamatorio contra los judíos, llamado Alborayque. Este libro cargaba tintas contra los judeoconversos a los que se acusaba de todo tipo de maldades, muchas de ellas son sencillamente fantasías, pero también aprovechó el autor anónimo de esta publicación para imputar a esta comunidad sucesos del momento como el incendio de Valencia en el año 1447.

Pero sin duda fue con la aparición de la imprenta cuando las octavillas (por ser impresas en una octava parte de un pliego de papel), los folletos (que es un diminutivo de folio), los panfletos y los papeles volantes, que están destinados a ir pasando de mano en mano, inundaros los parajes de “buenas no cregues tot el quet penses...

53 nuevas inventadas por algún mandatario” o “conspiraciones de dudosa veracidad”.

Conclusión, su finalidad no es otra que la de “influir” en la opinión de un colectivo, y para eso se utilizan las mejores técnicas de persuasión literaria. Aún recuerdo como un titular durante la pandemia decía “Muere el primer niño con COVID-19”, cuando lo que realmente había pasado era que un niño se ahogó con está enfermedad, pero lo habría hecho de igual forma sin ella o con cualquier otra.

Este malintencionado periodista trabaja para un periódico, que tiene un editor, que tiene un director, y toda esta cadena de mando dio su aprobación, algo no funciona bien.

Ahora es cuando entra en escena nuestro super héroe SuperJuez, que con su poderos mazo de la Ley destruirá al malvado Dr. Mentiras y sus “Fake news”, y llega la Orden PCM/1030/2020, de 30 de octubre, por la que se publica el Procedimiento de actuación contra la desinformación. Pero seguimos sin solucionar el problema de raíz, que somo muy fácilmente sugestionables, manipulables y sobre todo crédulos. Aunque sin duda el gran mal de nuestros días no es la publicación de una noticia falsa, porque muchas veces parece falsa, huele a falsa y sabe a falsa, el gran drama es la imperiosa necesidad que tenemos de “reenviar” todo lo que cae en nuestras manos haciendo un ejercicio de “blanqueo de bulo” y eso no lo persigue la ley, eso queda en sus conciencias queridos amigos.

Así que como versaban los primeros difusores de romances y leyendas aquí les dejo un verso;

Si del leer gustan disfrutar, antes de reenviar deben contrastar…

Luis Plaza Escamez.

no cregues tot el quet penses...

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