La arquitectura y la gastronomía constituyen dos disciplinas relacionadas entre sí, ya que la labor de un arquitecto es imprescindible para lograr proyectar un restaurante, teniendo en cuenta aspectos tales como las condiciones ambientales, los equipamientos tecnológicos, la previsión de espacios según su función, los materiales empleados, la disposición del mobiliario, las circulaciones etc., así como transmitir a los futuros clientes la sensación y vivencia que el cocinero quiere provocar a través de sus platos y la experiencia desde que se entra al espacio.
Consecuencia de ello, la evolución de la gastronomía ha llegado a transformar las cocinas y el espacio del comedor, casi tanto como los platos que se elaboran. Actualmente, están surgiendo distintas formas de interpretar la cocina dando lugar a espacios donde la ciencia y la innovación constituyen un ingrediente más.