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Entrevista entrevista a Benjamín Paiewonsky, arquitecto

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Ferago SRL

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Paisajista

Gustavo Luís Moré: Don Benjamín gracias por recibirnos y compartir con nosotros sus conocimientos. Nos encanta verlo bien, animado como siempre. Quiero hacerle una pregunta a ver si generamos un diálogo acerca del paisajismo en República Dominicana para la edición 086 de nuestra revista, dedicada a esta importante actividad… ¿Cuáles serían los primeros esbozos de un acercamiento posible a la disciplina del paisaje en la isla de Santo Domingo y de manera especial en las ciudades? A su juicio cuales serían… vamos a entrar por ahí… por lo histórico…

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Benjamín Paiewonsky: Tomaré una referencia un poco más lejana… el jardín es un elemento milenario… desde la Biblia, el paraíso, el, edén, era un jardín… El paraíso era para aquella gente en esos tiempos, parádeisos que quiere decir un área encerrada entre cuatro paredes donde hay agua, donde hay flores, donde hay frutos y es lo que llaman un jardín… Casi nadie sabe que Carmen quiere decir jardín en árabe antiguo, Nuestra Señora del Carmen es nuestra Señora del Jardín… pero, así como decimos eso, creo que es innato ese gusto por el jardín… Yo recuerdo por ejemplo en Puerto Plata cuando construían una casa -eran casi todos extranjeros- y la gente pedía “un hijito de la matica aquella que tú tienes”; era así como se hacían los jardines. Hubo casas que no se hicieron así, pero eran aquellos jardines victorianos que eran como reatas y en aquella reata se sembraba una cosa, en aquella otra. Es decir… al pueblo le gusta; por ejemplo, tú ves en el campo frente a una casa humilde una mata de buganvilia; y la buganvilia no es ni siquiera nuestra, es brasileña. La cantidad de plantas importadas que tenemos aquí es increíble. ¿Ustedes vieron en el periódico de hoy que hay cinco nuevas plantas para la ciencia?

GLM: ¿Aquí en el país?

BP: Sí, lo anunció Rosa Margarita Bonetti junto a Eladio Fernández y unas personas del Jardín Botánico. A mí me alegra porque la cantidad de especias de palmas nativas llegaría casi a 40; pero, en realidad yo recuerdo vagamente como se hacían esos jardines cuando yo era chiquito… Sí recuerdo que uno de los trabajos grandes que hubo aquí en Santo Domingo fue cuando empezaron a sembrar el malecón. Allí estaba el Ing. Evertz de Obras Públicas. Yo era un muchachón en esa época, debo haber tenido 11 o 12 años. Estaba probando, sembrando palma real, la palma cana, la palma umbraculífera porque es la más grande de esa familia. Yo creo que ese fue el primer experimento en gran escala que se hizo…

GLM: ¿Eso fue en el primer tramo del malecón?

BP: Exacto, acercándonos al muelle; entre el obelisco de la Cancelación de la Deuda hacia el puerto. Lo que hoy día es Paseo Presidente Billini. Años después cuando yo estaba haciendo la casa de José Aguilar -ya yo era profesional- ocurrió algo inusitado porque nunca pensé que eso fuera así; cuando estábamos terminando la casa, le dije a José: la casa tiene un terreno un poco elevado y agreste, no se ve bonito, ¿por qué no le hacemos algo al jardín? La respuesta fue que siguiéramos adelante y le digo yo al maestro tráigame un pico, una pala y un machete y hágame un hoyo. Después de hacer el hoyo le dije, tráigame unas matas que hay allí. Me dijo: “¿Y nosotros vamos a sembrar matas? Ese es un trabajo de mujeres…” y dejó caer el machete al suelo. Ese era el concepto que se tenía entonces. Hoy en día cualquiera está haciendo jardines y eso me atemoriza, porque están convirtiendo una profesión en un oficio; no hay esa idea de dejar una obra que va a reconocerse y que va a actuar para los fines que se hizo. Ya se piensa en términos de “tantas palmas aquí y allí” y si se secan se secaron y no se reponen. Por eso es por lo que ves avenidas con matas grandes y muchos huecos y demás…

GLM: ¿De los parques de la ciudad cuales tienen una propuesta de paisaje? El parque Colón realmente no tuvo una configuración paisajística hasta principios del siglo XX…

BP: Al parque Colón le pusieron concreto y demás, pero era una plaza…

GLM: El que está frente al Convento de los Dominicos, el Parque Duarte… ese parque tiene un diseño, ¿usted recuerda cuándo se hizo?, parece antiguo.

BP: Ese parque tenía una calle frente a las casas que tiene en la parte de atrás, esa calle se la quitaron y pegaron el parque a las casas… yo te estoy hablando de la época en que yo estaba en La Salle, La Salle estaba ahí en la Hostos, de ahí pusieron la estatua de Duarte y sembraron.

GLM: ¿Quién habrá hecho eso, Moncito o don Osvaldo Báez?

BP: Posiblemente uno de ellos.

GLM: Ahora que lo pienso don Benjamín, quizás el primer parque que se diseña -profesionalmente hablando- es el Parque Independencia, que es el que hace Nechodoma. Me da la impresión de que es el primer parque que se hace con las características geométricas, paisajísticas, botánicas…

BP: Ahí había varios árboles importados del Brasil… ¿Qué hicieron con ellos? No sé…

GLM: A partir de la primera intervención americana, y durante la dictadura de Trujillo; la primera obra que inauguró Trujillo fue el Parque Enriquillo. Fue su primera inauguración, a la semana de haber tomado el poder, lo tengo documentado; es cierto que el proyecto venía de antes… Ya existía la noción del espacio público como espacio ciudadano, como una obra de mejoramiento importante para la ciudad. En cierta forma mantiene los mismos criterios estéticos del Parque Independencia, eran diagonales, ángulos rectos, reatas y una glorieta en el centro.

BP: Un poco lo mismo que el Parque Independencia…

GLM: Exactamente. Después de eso ¿Qué le viene a la mente a usted?

BP: Yo no viví mucho tiempo aquí en la capital durante el gobierno de Trujillo porque recuerda que nosotros vinimos en el año 1944. Yo nací en Puerto Plata y después de eso yo me fui en el año 51 o 52 a Estados Unidos a estudiar arquitectura.

GLM: ¿Dónde estudió usted?

BP: Notre Dame University. Allá tuve profesores franceses e ingleses, inclusive allá conocí a Frank Lloyd Wright y a Mies van der Rohe. Conocí a toda esa gente y vi muchos trabajos de ellos, inclusive estuve en la casa de Frank Lloyd Wright. Te estoy diciendo que en realidad estuve cinco o seis años aquí en la capital y luego me fui a Estados Unidos y después estuve un año en España. Y cuando yo regresé el primer trabajo que hice me llevó Michel Lulo Gitte, que era Secretario de Obras Públicas que vivía frente a una casa que yo estaba haciendo en Los Pinos y él iba todas las tardes allá. Me había dicho cuando nos conocimos: “Mira Benjamín, no me consideres un entrometido, pero este es el único lugar donde yo puedo descansar porque en mi casa me viven atosigando con llamadas…”, a ese trabajo que hicimos, él me llevó. Fue el primer trabajo que inauguró Balaguer cuando salió presidente de la República, La Plazoleta de la Trinitaria. Rafael Tomás Hernández hizo el conjunto, la parte urbana y yo hice la plaza. Fue un lugar que… destruyeron prácticamente, el camellón que había a un lado servía de balance para toda aquella masa que había y los pedazos que había para formar el conjunto, todo eso se tumbó para hacer los elevados.

GLM: Pero sigue siendo un gran parque.

BP: Todo lo que tú quieras, pero el camellón tenía la mejor siembra de una palma única que hay en este país y todo eso en vez de trasladarlo, lo que hicieron fue picotearlo todo….

GLM: Ahora que lo pienso es el primer parque que se hace en la Republica Dominicana que no responde a los criterios clásicos, geométricos. Se trata de una geometría libre, basada en diagonales y en líneas que trabajan de alguna manera con el resto del entorno…

BP: ¿Sabes a quién le impresionó eso muchísimo? A Roberto Burle Marx.

GLM: Ah, ¿él lo vio?

BP: Sí, nosotros estuvimos con él. Manolito (Valverde Podestá) trajo a Burle Marx; muy simpático. Yo recuerdo que cerca de la entrada del Jardín Botánico había un árbol inmenso de mamey muy fragante; él no lo podía creer. Me hizo prepararle como 20 o 25 matas para llevarse a Brasil.

GLM: ¿En qué año estuvo él aquí?

BP: En 1975, mientras se construía el Jardín Botánico...

GLM: Ya habían hecho el Mirador…

BP: ¡Esa es otra historia!

GLM: Hábleme del Mirador…

BP: El primer diseño de ese Parque Mirador es mío. Cuando yo se lo llevé a Balaguer era un dibujo de aquí hasta donde está ese piano… y yo oí cuando él le dijo a Michel (Lulo Gitte): “yo voy a repartir esto entre varios ingenieros…” En la puerta del despacho le dije a Michel, “no me vuelvas a buscar, porque ese parque no va a tener unidad; no va a tener el sentido de ser una sola cosa para diversas actividades. Yo quedaba fuera. La Plaza de la Bandera aparecía en ese dibujo que después Balaguer la hizo…”

GLM: ¿Con todo y el arco?

BP: No el arco, no. No exactamente el diseño sino la idea de un lugar para ese monumento. Era un dibujo enorme. Yo no le he encontrado, yo sé que está aquí. Un dibujo ancho y de una tira larga donde se contemplaban muchas actividades a hacer y donde podía enseñarse la riqueza botánica que tiene este país.

GLM: En términos botánicos, ¿cómo concibió usted el parque, en qué zonas puso qué tipo de especies? ¿Cómo concibió eso?...

BP: Yo estoy haciendo un libro. En realidad, se han dejado de tomar en consideración muchas cosas importantes sobre lo que es el jardín… Sólo basta tomar tres palabras que indican lo que es un jardín: el panorama, el paisaje y el jardín; el panorama es la naturaleza tal cual tú la ves; el paisaje ya es la naturaleza intervenida por el hombre y el jardín es la naturaleza estilizada. Hoy día no se hace ni una cosa ni la otra. Una de las cosas importantes que van a estar en este libro es el hecho de que el único sonido que se oye en esta ciudad es el de los carros o el “crac” de algo que se cae, pero no se oye una ciudad alegre. ¿Dónde están los pájaros que animen, que te hagan el ambiente exclusivo, que te lo hagan más agradable y llevadero? No se siembra una planta que produzcan las semillas que atraigan esos animales. ¡El aroma! ¿tú sabes lo que es una calle sembrada en mamey y ese aroma asfixiante en áreas grandes de la ciudad lo maravilloso que sería? Aquí hay un árbol al que nadie le hace caso. Yo creo que hay uno en la ciudad que yo lo vi sembrar y ahora está enorme.

GLM: ¿Cuál?...

BP: La Ceiba pentandra ; el árbol donde amarró Bartolomé las naves cuando llegó al Ozama. Ese era uno de los árboles que iba a estar en el Parque Mirador. Iba a ser el elemento repetitivo para darle unidad. Tiene una flor bellísima.

GLM: Además es un árbol mágico…

BP: Cuando yo estuve en Palenque, en México, me quedé asombrado. La flor es bella; pero ¿tú sabes para que la usaban ellos? Después echaba como un algodón y ese algodón, con eso hacían colchones para dormir.

GLM: Sí, la ceiba en México es igual que aquí, un árbol sagrado.

BP: Eso por un lado. Mira, cuando se va a sembrar algo en una zona pública hay que tener en cuenta el mantenimiento posterior. Aquí se hacen las cosas y no se les da mantenimiento. Si tú quieres crear un paisaje, por ejemplo, tú tienes el árbol de la almendra, hay otros que te producen esa gracia -las hojas de colores- y dá menos lucha de mantener. Entonces eso hay que tomarlo en cuenta, para hacerle la vida más fácil al Ayuntamiento y mantener las cosas en mejores condiciones. Pero, aparte de eso, el color; yo recuerdo que cuando Mons. Eliseo Pérez Sánchez estaba a cargo de la Basílica de la Altagracia me dijo: “Benjamín, mira a ver qué tú le puedes hacer de jardín a la Basílica”, y por cada estación del año que es imperceptible aquí, había un color porque los arboles florecían en diferentes épocas. Entonces tu gozas, dependiendo de la época del año en la que vayas, de un cambio de color.

GLM: Ya pasamos la colonia, la dictadura de Trujillo, el inicio del gobierno de Balaguer.

BP: No hacemos mucho hincapié en la colonia. Es el mismo patio mediterráneo en el que por lo general había los azahares, cuatro naranjos, una fuente.

GLM: ¿Usted se refiere a los patios domésticos?

BP: Exacto, en esa época no hubo jardines, acuérdate que la ciudad eran tres calles, la ciudad de Ovando.

GLM: Pero entonces, su fuéramos a situarnos en el momento posterior a Balaguer, donde hubo un énfasis importante sobre todo en los parques miradores… el Parque Mirador Sur, El Parque del Este, el Parque Mirador Norte que lo manejó Rafael Tomás (Hernández).

BP: ¡Es una belleza!

GLM: Exactamente, de manera magistral...

BP: Ahí tienes agua, vegetación, lo tienes todo…

GLM: Además de que no parece haber sido diseñado de tan natural que se ve… es una cosa muy bien hecha. Después de Balaguer, el paisajismo dominicano -que hasta ese momento había sido un hecho público a gran escala- se convierte en un hecho privado con los jardines de los nuevos hoteles y las nuevas urbanizaciones. O la obra muy coherente, bien trabajada y bien mantenida de Rosángela Bobea en Casa de Campo o lo que se ha hecho en Puntacana y Cap Cana o el trabajo realizado en muchas casas privadas de gran calidad dotadas de jardines de gran relevancia. La pregunta que parece proceder es: ¿Cuáles son los criterios de estos nuevos jardines? ¿considera usted que hay un paso del jardín geométrico al jardín urbano de gran escala, al jardín de las casas que es más bien un jardín tipo collage donde hay algo aquí y allí? ¿Cómo lo ve usted críticamente?

BP: Lo que pasa es, primero… cuando uno llega a un sitio donde habrá un área de jardín, lo primero es ver qué hay en el área, así se logra algo que es sumamente importante, el carácter. Porque el hecho de que haya una planta específica u otra de otra especie también específica te indica que llegaste al sitio donde eso es “el pan nuestro de cada día”. Eso ni se está tomando en consideración en este momento. Si hay buganvilias disponibles en el mercado la actitud es: “ah, yo voy a poner buganvilias” … se ha traído una cantidad enorme de plantas de diferentes variedades, unas se han quedado y otras han desaparecido, pero hay una que es morada, chiquita, bajita que se trajo cuando Balaguer comenzó a hacer los jardines en las avenidas; es una planta bajita que sirve para dar color, no es de aquí. Entonces lo primero es crear el carácter.

GLM: Potenciar lo que existe en la zona…

BP: Aunque uses también otra cosa…

GLM: Por ejemplo, usted me estuvo hablando el otro día de un jardín que se nos está quedando que es importante que es el del bosque húmedo que usted trabajó en la loma Isabel de Torres. Háblenos un poco de eso…

BP: Mira, yo hacía como 30 años que no iba a Puerto Plata y cuando llego estaba la neblina típica de las once de la mañana y estaba lloviendo y me puse a conversar y a ver los panfletos que hay y dicen que se hizo un jardín botánico en la Isabel de Torres; eso no es verdad; Isabel de Torres tiene esta importancia: el país tiene ocho zonas ecológicas importantes y una de ellas es el bosque nublado, del cual Isabel de Torres es un excelente ejemplo. Pero para tú ir a un bosque nublado a veces te toma tres, cuatro o cinco horas llegar a los sitios, mientras que en Puerto Plata con el teleférico te subes, ves lo que tienes que ver, bajas... una cosa limpia, está en la ciudad, lo haces rápido y asequible. Es un ejemplo del bosque nublado en República Dominicana.

GLM: ¿Qué especies usted entiende que son característicos de ese lugar?

BP: Hay una palma que se llama Prestoea montana , hay una orquídea que se llama Tolumnia arizajuliana que descubrió Lulú Ariza, hay algunas begonias de la zona. Yo estoy haciendo un panfleto porque me dio hasta vergüenza ver que no saben lo que tienen. Tú sabes que Puerto Plata tiene una historia muy bonita? Cuando Colón llegó le puso no Puerto Plata sino Puerto de Plata, porque Isabel de Torres tenía en la mayor parte de su superficie un árbol que hoy día llaman Yagrumo, que la hoja es plateada por debajo y que cuando la brisa le daba la loma se veía plateada. No hay yagrumo, el yagrumo de todos los alrededores lo tumbaron y da pena. También hay unas bromelias que son de allá. Lo que hicimos fue restaurar, buscar lo que había y hacer un poco del bosque nublado de Isabel de Torres

MAB: ¿Eso fue en la época que se hizo el teleférico?

BP: Que no está terminado, porque está la cochambrería que siempre ponen de la tiendecita de pendejadas. Yo dije que en la antigua fortaleza podrían poner un museo, un museo de las batallas de Gregorio Luperón que era de allá y que fuera itinerante, que tanto se dejara esa exposición o se pusiera a un lado para poner cosas nuevas para incentivar a la gente a ir. La idea es que la gente conozca lo que es un bosque nublado, que es lo que se quiso hacer con Isabel de Torres… otra cosa que se propuso fue una iglesia de todas las denominaciones para hacer matrimonios. Eso, aprovechando las laderas, dependiendo la religión que tuvieras pues te casabas. Es bella Isabel de Torres.

GLM: Hablemos del tema turístico que es el gran tema de los desarrollos recientes en el país; el paisaje de qué manera interviene? las playas, los bosques tropicales, los ojos de agua, la relación entre las habitaciones y los espacios públicos como comedores, restaurantes, etc. y los jardines… ¿Cómo abordaría usted el tema? ¿ha visto algo que le haya llamado la atención ya sea en bien o en mal? ¿Cómo abordaría usted el tema?

BP: Fíjate, yo voy a hablar en un idioma que no es tal vez lo que tú esperas: el carácter es sumamente importante, el color es importantísimo, el mantenimiento más que nada en el mundo y encima de eso hay que tener sonidos y tú no encuentras nada de eso en ninguno de esos jardines… es más el jardín en playa es más difícil de mantener que el jardín en tierra adentro por los vientos predominantes. Nadie se preocupa por poner los rompevientos que detienen el salitre que no deja crecer a las plantas. En realidad, no se ha hecho un verdadero estudio. Sólo Frank Rainieri ha tenido una verdadera preocupación, realmente el esfuerzo que él ha hecho es grande, porque ahí no había nada. Después casi todos los demás sufren de falta de mantenimiento porque las cosas no se hacen como se debe. Hay que volver a caminar, volver a tropezar, volver a empezar hasta llegar donde es… Yo he estado en muchas de las playas de México, sobre todo que el Pacifico no es el Atlántico: esa arena negruzca y además de eso el agua no es igual; ese azul verdoso de Puerto Plata, de Samaná, ese turquesa; eso ni siquiera el Caribe lo tiene, porque la meseta oceánica es demasiado corta. A todas las obras que yo hago yo le pongo mucho amor, pero la gente no está en eso, la gente está en el dinero… Hay un muchacho que nosotros empezamos a preparar en el Jardín Botánico, Adolfo Gottschalk, el nieto del Dr. Moscoso. Ese muchacho puede que sea la salvación porque tiene muchos conocimientos.

Al dominicano hay que enseñarle a que valor sus cosas… un día ví, en la finca de nosotros en Samaná en Portillo, un muro morado… “¿Qué es eso? Ah, una mata que floreció” … Estaba lleno de orquídeas, pero es que a lo que “se da en el monte” nadie le hace caso. Mira ahora el problema que hay, hay unos riítos en la parte norte de Samaná llenos de anguilas, ¡Un millón y pico de dólares en exportación!!! Es un delicatessen Antes nadie le hacía caso. Hay que enseñar a los dominicanos a valorar sus cosas…

GLM: Arquitecto… ¿Usted tuvo buenas relaciones con Manolito Valverde Podestá?

BP: ¡Claro que sí!!! Manolo, un gran muchacho, magnífico… con él y con el grupo… Eugenio (Pérez Montás), Manolito y yo fuimos los que creamos la Dirección General de Parques, de ahí salió Medio Ambiente… un excelente muchacho, ido a destiempo…

GLM: Su obra principal fue el Parque Zoológico.

BP: El Zoológico, exactamente…

GLM: ¿Quién hizo el Parque Iberoamericano, el antiguo Parque Zoológico Botánico?

BP: El diseño original fue de don Emil de Boyrie

MAB: Ahora que mencionan a Emil de Boyrie, ¿Quién hizo el parque arqueológico de La Caleta?

BP: Eso fue Cristian (Martínez), pero eso lo destruyeron. ¿Tú sabes por qué no han destruido el Jardín Botánico? Porque está contenido entre cuatro paredes…

GLM: Y porque la gente lo valora, fíjese que cuando hicieron la calle en el borde oeste hubo muchas críticas, hubo una gran defensa.

BP: A Balaguer le regalaron dos cisnes negros y el los mandó para ponerlos en el lago del Jardín Japonés… y se metieron, se los robaron y se los comieron Cuando él me preguntó le dije: “doctor, entraron, se los robaron y se los comieron…”

GLM: La anacahuita ( Cordia boissieri ) que está en el Jardín Japonés ¿estaba ahí o usted la sembró?

BP: Estaba ahí… yo salvé todo lo que pude salvar…

GLM: ¿Pero usted le dio forma o tenía esa forma?

BP: Tenía esa forma, claro que deben haberle hecho algunos cortes, pero básicamente tenía esa forma. También prohibí que tumbaran una palma que había allí que iban a tumbar porque “no iba con el Jardín Japonés”, dije: “vaya o no vaya no la tumben porque hay unos nidos de cigua calandria ( Icterus dominicensis )

MAB: Un poco de la historia del Jardín Botánico ¿Qué había en esos terrenos?

BP: Ahí estaba el polvorín del Ejercito y muchos de los edificios que había se reformaron para exhibiciones de plantas.

MAB: ¿Se hace el Jardín Botánico allí por decisión de Balaguer entonces?

BP: Oye la historia. Yo estaba haciendo unos trabajos en la Cancillería. El canciller Jaime Manuel Fernández me mandó a buscar porque tenían un problema ya que todo el que llegaba a cualquier recepción, subía y lo llevaban a una cosa estrecha, se metían como en un túnel y de ahí tomaban un ascensor para llegar. Lo que yo hice entonces fue plantear esa rotonda que tiene enfrente para que los vehículos pudieran dar la vuelta y las personas pudieran entrar por la puerta. Un día, estando yo en un salón que hay de características musulmanas, oigo de repente que me llaman y quien está abajo en una camioneta es Tato Bisonó que me dice: “¿Qué tú haces…?” … Aquí terminando un trabajo… “baja” …. Ya abajo me dice: “yo necesito que vengas conmigo esta tarde para ir a un sitio… yo te paso a buscar…” Ya en la tarde me dice que me va a llevar donde Balaguer, que Balaguer le dijo: “búscame a Paiewonsky…” ya él había inaugurado la Plazoleta de la Trinitaria… En la reunión me dijo que él quería un Jardín Botánico y que estaba dispuesto a pagar un viaje alrededor del mundo para que yo viera jardines botánicos. Yo le dije: yo sé que a usted le apremia el tiempo, pero deme un mes o un mes y medio para yo hacer un estudio acerca de lo que necesita República Dominicana como jardín botánico… si usted lo acepta comenzamos de una vez…

MAB: El terreno no estaba decidido…

BP: Iba a ser el jardín botánico donde está y en el frente que ahora está muy construido iba a estar el zoológico. Él estaba impaciente por el tiempo y yo le dije: mire doctor, dele el trabajo del zoológico a otro porque para el trabajo que tengo que hacer necesito tiempo para que quede bien.

MAB: Ahí aparece Manuel Valverde Podestá y Eugenio Pérez Montás, quienes hacen el Zoológico.

BP: Acababa de llegar Manolito de Brasil y comienza a hacer el Zoológico.

MAB: ¿Por qué deciden no hacerlo en frente y lo hacen en el lugar donde actualmente está?

BP: Se dieron cuenta de que como iban a tener animales acuáticos convenía la cercanía al río Isabela.

GLM: ¿Qué tanto usted sembró y qué tanto se mantuvo de lo que había en el terreno del jardín botánico? Hay unos samanes gigantescos.

BP: Toda la parte de adelante que tú ves en la Av. de los Próceres, todo eso se sembró nuevo.

MAB: Tengo entendido que una gran parte del terreno permanece virgen, ¿no?

BP: Del jardín, sí. Se hizo así porque los jardines botánicos por lo general tienen un área para enseñar lo que el área era antes de tener el uso actual.

GLM: Como un testigo…

BP: Exactamente.

MAB: Hábleme de la verja. La verja sigue la topografía y la forma del terreno. Es una verja muy hermosa… la verja guarda además una distancia con la acera, esa distancia queda fuera del interior del jardín. Yo que lo miro todos los días entiendo que se pensó para el uso público.

BP: Eso tenía un diseño en ladrillos que lo desbarataron donde se iban a poner plantas de color y plantas ficus y lo desbarataron… y sembraron una hilera de palmas.

MAB: Dentro está la plaza con el pavimento que es diseño suyo…

GLM: Qué es una obra de arte…

MAB: Y el reloj…

BP: Que no está funcionando… pero las plantas están ahí… El museo es muy especial. La idea que yo tuve con el museo es tener incluída una zona ecológica representativa donde está mostrada la zona de manera gráfica y elementos que la hagan ver en tercera dimensión…y afuera tienes la oportunidad de sembrar las matas que veas dentro. Por eso ves que cada pabellón tiene su jardín.

MAB: Entonces, el jardín japonés, dentro de todo el parque ese lo hizo Matsunaga…

GLM: Aprovechó esa anacahuita muy bien.

BP: Se hizo un pabellón y se trajeron los peces koi ( Cyprinus carpio koi ) , eso fue un regalo del gobierno japonés.

MAB: ¿Esos estanques existían o se hicieron?

BP: Todo eso se excavó.

MAB: Aquí no se ha vuelto a hacer un trabajo así…

BP: Aquí no se ha vuelto a hacer un trabajo así porque ese fue un trabajo muy dedicado. A nosotros, a mi socio y a mí, no nos interesaba tanto el dinero sino la obra en sí… Yo recuerdo un día que Marcos Subero me dijo: “Benjamín, ¿Cómo es posible que tú me cobres los caminos a un precio cuando los demás me cobran un valor tres veces más alto por el mismo trabajo?” Porque a mi me salen a ese precio fue mi respuesta… Yo tenía obras de particulares, casas de todo tipo y de todo costo y además yo nunca dejé de dar clases en la universidad… Yo siempre mantuve mi práctica privada… hice casas en la capital, en Santiago, en Puerto Plata, en Samaná…

GLM: Una pregunta arquitecto, ¿usted estudió arquitectura o paisajismo en Notre Dame?

BP: Yo me fui a Estados Unidos a estudiar ingeniería en un instituto que había en Albany, la capital del estado de Nueva York, porque ahí vivía mi hermana. Mi cuñado era subdirector del Hospital General de Albany, era quien hacía las autopsias. Cambié de parecer y quise estudiar medicina, pero no podía estudiar medicina en el instituto por tanto me fui a Notre Dame a estudiar medicina, pero tú sabes que en Estados Unidos en los primeros años de las carreras casi todas las materias son comunes y para aquel entonces, mi papá tenía la Chocolatera Industrial y yo pensé: “necesitarán un químico para hacer chocolate” y me puse a estudiar química… pero que va, vivía metido en el edificio de arquitectura ayudando a los estudiantes con sus trabajos. Un nicaragüense me dijo un día: “Benjamín ¿qué haces tú estudiando química? Ven para acá, después de todo estás aquí todo el tiempo”; y así, me gradué de arquitecto…

En Estados Unidos la arquitectura tiene un campo muy amplio en cuanto a la enseñanza. Recibimos una introducción al paisajismo. Yo lo que realmente estudié fue arquitectura. La arquitectura es el corazón, pero el que domina el diseño puede hacer lo que le dé la gana; diseño de muebles, joyeria, artesanía, dibujo…

GLM: O sea lo que le hizo a usted convertirse en paisajista fue la Plaza de la Trinitaria…

BP: No, antes de eso ya había hecho algunos jardines: en casa de mi mamá, luego cuando mi hermano menor se iba a casar; le hice un anexo a la casa y le hice un jardín, también empecé a hacer pavimentos. La gente se paraba a ver el pavimento ahí en la calle Ramón Santana de Gazcue.

MAB: De ahí surgen los pavimentos de la Plaza de la Trinitaria, de la Plaza del Jardín Botánico.

BP: Balaguer preguntó que de dónde sacamos esa piedra de la plaza del botánico. De los Patos de Barahona, es una piedra de canto rodado muy blanca y con el contraste del ladrillo se ve muy bien.

MAB: Hay un cuidado del detalle…

GLM: Increíble, además que esa plaza está igual que el primer día. Se ha conservado perfectamente…

BP: Yo tenía cuarenta años que no iba al Jardín Botánico… fui el año pasado y encontré muchísimas cosas que no me esperaba, sobre todo en el área del museo. Lo encontré un poco descuidado.

MAB: ¿Y la vegetación?

BP: Bueno, la vegetación sigue su curso natural. En esa plaza yo sembré unos especímenes de palma que nadie conocía. Nadie le está dando valor. Fíjate como es el dominicano. Vete a un vivero a buscar plantas dominicanas. ¿Tú crees que los ayuntamientos se ocupan de tener un vivero de plantas nativas?

MAB: ¿Qué te parecen los robles amarillos?

BP: Esos los traje yo de Miami.

MAB: ¿Los trajo de Miami para el Jardín Botánico y de allí se tomaron para toda la ciudad?

BP: Así es, es una de las funciones principales del Jardín Botánico, enriquecer la flora.

Le dá una alegría grande a la ciudad.

GLM: Es la parte del año más linda de la ciudad.

BP: ¿Y tú quieres cosa más bella que el roble dominicano?

GLM: El rosado…

BP: No, el rosado es venezolano, el blanco.

GLM: Si nos queda algo pendiente en esta entrevista es agradecerle a usted por sus atenciones, esta conversación histórica tan rica, y recibirnos en su casa. Gracias de verdad…

Fototeca

Marcos A. Blonda

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