Fábrica Imbabura. Pasado y presente en imágenes

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FÁBRICA IMBABURA PASADO Y PRESENTE EN

IMAGENES



FÁBRICA IMBABURA PASADO Y PRESENTE EN

IMAGENES

Albert Arnavat I Miguel Posso I Ángela Posso


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Índice

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Presentación del Rector, Dr. Miguel Naranjo, Rector de la Universidad Técnica del Norte Presentación, Dr. Albert Arnavat, Dr. Miguel Posso, Ing. Ángela Posso, profesores de la UTN Compromiso Presidencial Visión, Misión, Objetivos y Valores de la Fábrica Imbabura Discurso del Presidente de Ecuador, Ec. Rafael Correa Delgado Breve historia de la Fábrica Textil Imbabura El Museo de la Fábrica Imbabura: ¡Bienvenidos al presente! Sala 1. Época aborigen, obrajes y arrieros Salas de la Industria Textil: Sala 2. Abridoras y desmotadoras Sala 3. Cardado Sala 4. Hilatura Sala 5. Tejeduría Sala 6. Calderos Sala 7. Planchado y tintorería Sala 8. Innovación & Tecnología Sala 9. Sindicalismo Otras instalaciones del Complejo Fábrica Imbabura: Teatro Auditorio «Club LIA» Centro de Convenciones y Eventos «Los Arrieros» Restaurante «Las Posadas» Galería Artesanal «Fábrica Imbabura» Fuentes y bibliografia Créditos y Agradecimientos


◊ EL PROGRESO Escultura construida por el artista Enrique Romero, con restos de maquinaria de la Fábrica Imbabura, representa el trabajo, emprendimiento, valor, esfuerzo y solidaridad del pueblo anteño, para enrumbarse en el camino del desarrollo.

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La Universidad Técnica del Norte, al servicio de la Comunidad Dr. Miguel Naranjo Toro Rector de la Universidad Técnica del Norte

La Universidad Técnica del Norte está localizada en la Provincia de Imbabura, que ha construido su historia en base a grandes hechos, que a lo largo del tiempo forjaron el destino del país. Uno de los casos emblemáticos es el de la Fábrica Imbabura. De las memorias orales que podemos escuchar en las voces de sus ex trabajadores rescatamos valiosas historias de vida, de amor, de trabajo y de esa lucha incansable de los obreros, de este referente histórico del sindicalismo en Ecuador. Para nuestra Academia es un sano orgullo presentar esta obra donde el lector podrá apreciar las instalaciones restauradas de la factoría, que ahora se presentan como un moderno museo en honor a las actividades productivas que allí se desarrollaron. Este libro tiene una especial connotación pues la UTN rinde homenaje a todos y cada uno de los obreros que día a día construyeron este legado, a sus familias y a la comunidad ecuatoriana. La Fábrica Imbabura constituye un eje patrimonial del país, muestra la historia de la industria textil que dinamiza la economía provincial en cada sala, en las que el visitante aún puede percibir el esfuerzo de horas y días de trabajo de hombres y mujeres anteñas que en cada centímetro de tela dejaron, no solo su vida, sino la semilla fértil y el espíritu de progreso que motiva a las nuevas generaciones. Estamos seguros que en manos de cada lector, este libro tomará vida, escuchará el ruido incesante de las máquinas, las voces de los obreros y obreras que día a día producían los textiles de más alta calidad, escucharán la llegada del ferrocarril y sobre todo se sentirán orgullosos de esta historia, al igual que nosotros en la publicación de esta obra, desarrollada por nuestros docentes investigadores que dejan plasmada con papel y tinta, las imágenes del pasado y presente de este ícono patrimonial de los ecuatorianos. ¡Disfruten del recorrido!

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Fábrica Imbabura al servicio de la cultura y el progreso Dr. Albert Arnavat, Dr. Miguel Posso y Ing. Ángela Posso Profesores Investigadores de la Universidad Técnica del Norte

El Complejo Fábrica Imbabura en el año 2001 fue declarado por el Estado ecuatoriano como Patrimonio Cultural de la Nación, y en la actualidad, es el único patrimonio cultural industrial del Ecuador. Así pues, este bien común tiene que ser cuidado y valorado por propios y extraños, ya que en este lugar físico, en su historia y en sus componentes está la identidad del pueblo imbabureño y especialmente anteño. Es indiscutible que los patrimonios culturales, tangibles e intangibles, son muy frágiles, razón por la cual se vuelve imperativo que se lo rescate, preserve y promocione. Es más, durante los últimos años, los patrimonios culturales han adquirido un verdadero reconocimiento mundial y su salvaguardia se ha convertido en una de las prioridades de los estados, gobiernos autónomos y de la cooperación internacional, gracias fundamentalmente al papel desempeñado por la UNESCO con la adopción, en 2003, de la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural. El gobierno ecuatoriano y los gobiernos autónomos descentralizados de Antonio Ante e Imbabura realizaron una inversión económica importante para hacer lo que hoy es la Fábrica Imbabura. Una vez inaugurado este complejo y puesto a disposición de los turistas nacionales e internacionales, es importante emprender procesos de promoción, los mismos que tienen que estar direccionados a que los visitantes acudan y hagan usos de los servicios y productos que se ofrecen y por supuesto los aprecien, para que a su vez se trasporten en el tiempo a una época apasionante y a veces convulsionada. En este contexto, como docentes de la Universidad Técnica del Norte, comprometidos con el desarrollo científico, cultural, social y económico del país, hemos realizado un trabajo multidisciplinar, producto del cual, presentamos esta obra desarrollada con pasión por un lugar, el mismo que de alguna manera y por varias circunstancias está en nuestros corazones.

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«Este es un majestuoso centro de arte, cultura, ciencia, tecnología e innovación» Rafael Correa, Presidente Constitucional del Ecuador

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◊ Vista aérea del Complejo Fábrica Imbabura, en 2014.

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Compromiso Presidencial ◊ El Compromiso Presidencial 155777 hizo posible la restauración y puesta en función de la antigua Fábrica Imbabura, proyecto ejecutado bajo la responsabilidad del Ministerio de Coordinación del Patrimonio, en asociación con el Gobierno Municipal de Antonio Ante y con el aporte del Ministerio Coordinador de Producción, Empleo y Competitividad, Ministerio de Industrias y Productividad, Ministerio de Turismo, Ministerio de Cultura, la Secretaría Nacional de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación y el Gobierno Provincial de Imbabura.

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Compromiso Presidencial ◊ El objetivo es restaurar este patrimonio cultural para ponerlo en función social y del buen vivir, como ente dinamizador de la economía provincial y regional. Busca «fortalecer la identidad local de la ciudad de Antonio Ante; pueblo industrioso abierto al horizonte; que muestre a sus visitantes la construcción histórica de su carácter emprendedor y comercial; que posicione al cantón como un referente nacional de la producción artesanal y pequeña industria textil; sumado al objetivo de la revolución económica, productiva y social estipulado en el Plan Nacional del Buen Vivir 2009-2013, en la cual el Estado garantice los derechos y oportunidades para la inserción socioeconómica, y a la vez de fortalecer las capacidades

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de las personas sentando las bases para garantizar una productividad y diversificación sistémica». La Fábrica Imbabura, ícono textil de la ciudad de Atuntaqui, lugar prodigioso donde hombres trabajadores y mujeres hacendosas, con sus habilidades y destrezas, responsabilidad y compromiso, amor y entrega, desde los rústicos telares en calidad de obreros hasta las modernas oficinas como empleados, desde 1924 hasta finales de 1997, dieron lo mejor de sí mismos en cada una de las tareas y actividades que fueron encomendados para hacer de la ex Industrial Algodonera, el centro de desarrollo textil más importante del norte del país y el sustento de cientos de familias.



Visión

Misión

◊ Para el año 2020 seremos una empresa pública reconocida a nivel nacional e internacional que brinda servicios turísticos integrales de calidad, preservando y difundiendo los bienes histórico-culturales, tangibles e intangibles, de la provincia, sobre la base de un modelo de gestión administrativo-financiero eficaz, una comunicación interna y externa transparente y pertinente, coordinando acciones con instituciones y organizaciones públicas, privadas y comunitarias para fomentar el desarrollo turístico y socioeconómico sostenible.

◊ Somos la Empresa Pública Fábrica Imbabura que desarrolla integralmente la cultura, el turismo y la productividad; ofreciendo al visitante nacional e internacional un museo que revaloriza la historia y cultura local, un centro de convenciones y eventos funcional y acogedor, un área gastronómica de comida típica imbabureña, una plaza de exhibición y ventas de las artesanías locales y un centro de transferencia de tecnología que brinda apoyo a todos los sectores productivos; con un modelo de gestión que coordina esfuerzos públicos, privados y comunitarios para promover la sustentabilidad del desarrollo territorial.

Objetivo General

Objetivos específicos

◊ Desarrollar integralmente la cultura, el turismo y la productividad, sobre la base de un modelo de gestión sostenible, coordinando acciones con instituciones y organizaciones públicas, privadas y comunitarias.

◊ Ofertar un sistema integrado de museos que permita preservar, valorar y recuperar los bienes histórico-culturales, tangibles e intangibles locales, sobre la base de las actuales y nuevas investigaciones científicas. ◊ Ofrecer al visitante nacional e internacional un centro de convenciones y eventos funcional y acogedor, un área gastronómica de comida típica imbabureña y una plaza de exhibición y ventas de las artesanías locales y provinciales. ◊ Aplicar un modelo de gestión administrativo-financiero eficiente y eficaz que apoye la sostenibilidad de la EP Fábrica Imbabura.

* Información tomada del Modelo de Gestión de la Empresa Pública Fábrica Imbabura, elaborado por el Dr. Miguel Ángel Posso Yépez.

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◊ Coordinar acciones con instituciones y organizaciones públicas, privadas y comunitarias para impulsar el desarrollo socio económico, cultural y turístico territorial.


◊ Ejecutar programas transparentes de comunicación y difusión, nacional e internacional, de la gestión turística, productiva y social, que desarrolla la Empresa Pública Fábrica Imbabura, integrándolos a las potencialidades turísticas de la región. ◊ Respondiendo a una lógica deductiva, cada uno de los cinco objetivos específicos de la Empresa Pública Fábrica Imbabura generan cinco macroprocesos que son la base del funcionamiento de la empresa. De estos, los dos primeros son agregadores de valor o sustantivos, mientras que los tres restantes son considerados como de apoyo o adjetivos que dan soporte al funcionamiento de la empresa y actúan de una manera transversal.

Valores ◊ Los valores que definen la filosofía de la Empresa Pública Fábrica Imbabura y el espíritu que afronta su misión y el que deberá presidir sus acciones son: ◊ Compromiso con la calidad Entendida como una actitud y accionar en función de la excelencia en su gestión. ◊ Identidad Capacidad para reconocer y afirmamos como institución y como empresa pública municipal en el marco de un compromiso con la sociedad, manifestada por un acuerdo y adhesión con la filosofía y políticas del Gobierno Autónomo Descentralizado de Antonio Ante. ◊ Orientación al cliente Siempre tendremos presente la diversidad de los visitantes por lo que orientaremos

todos nuestros esfuerzos hacia su satisfacción total en un marco de calidez, de tal manera que nuestros clientes siempre estén satisfechos garantizando así nuestro futuro como empresa. ◊ Confianza en las personas Impulsamos el trabajo participativo basado en la honestidad, confianza, integridad y responsabilidad de las personas, fomentando valores de libertad y respeto por el individuo. ◊ Justicia y honestidad Manifiesta con criterios, juicios y acciones de búsqueda y defensa de los derechos; con un respeto por los demás, de los bienes tangibles e intangibles. ◊ Solidaridad Sensibles y comprometidos a colaborar con los propósitos de la comunidad y especialmente con la búsqueda de los derechos de los sectores vulnerables de la sociedad. ◊ Respeto y tolerancia Reconocer, aceptar y valorar la diferencia social, ideológica y cultural manifestada en vivencias de derechos y deberes. ◊ Libertad y responsabilidad Con una capacidad de decisión para asumir las atribuciones, derechos y deberes individuales y grupales, difusión y práctica de obligaciones y derechos en el contexto de las aspiraciones y normas de la comunidad; disciplina en el cumplimiento del trabajo cotidiano. ◊ Creatividad Apertura al cambio, capacidad de crear; análisis, crítico y propuestas, alternativas de solución a los problemas de culturales, turísticos y productivos del sector textil. {17


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Discurso del Presidente Rafael Correa en la inauguración del Complejo Fábrica Imbabura Rafael Correa Delgado Presidente Constitucional de la República del Ecuador

◊ El Presidente de la República de Ecuador, Ec. Rafael Correa Delgado, en su discurso de inauguración del Complejo Fábrica Imbabura, el 5 de mayo de 2014.

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Queridas compañeras, compañeros: Esta edificación representa para Imbabura, y para toda la Patria, el recuerdo honroso de un pueblo digno, lleno de valor, que demandó el cumplimiento de sus derechos y no soportó humillaciones. Renace de entre las cenizas este Complejo Cultural, donde antes funcionaba la Fábrica Textil Imbabura, hoy convertida en espacio de arte y cultura, de ciencia, de innovación, para guardar la memoria altiva de pueblos libres como los Caranquis, Cayampis, Imbayas, Otavalos, habitantes originarios de este suelo, cuyos descendientes permanecen de pie junto a sus altivos volcanes tutelares: el Taita Imbabura y la Mama Cotacachi. Muy cerca de aquí se encuentra Pailatola, donde los caciques se reunían para deliberar las estrategias contra el Inca invasor, que tuvo que guerrear muy duro y solo consiguió la victoria cuando tiñó de sangre las aguas de Yaguarcocha. Tierra de grandes combatientes, los pueblos de Imbabura resistieron ferozmente el embate de los conquistadores españoles y, trescientos años más tarde, en la batalla de Ibarra de 1812 murieron cientos de patriotas y muchos valientes fueron fusilados, entre ellos Francisco Calderón, padre de Abdón Calderón, nuestro héroe niño de la Batalla del Pichincha, la que consagró nuestra Primera Independencia pero no trajo justicia ni derechos para los pueblos indígenas; por el contrario: siguió su sometimiento al sistema de hacienda, a los amos criollos que acentuaron el concertaje y otras instituciones oprobiosas de explotación de los seres humanos. Aquí mismo, en esta tierra bendecida por la naturaleza, llena de tanta belleza, donde el arte se manifiesta en la música, en la poesía, en la increíble habilidad de los artesanos que se han destacado como grandes tejedores; aquí, en Antonio Ante, a más de un siglo de fundada la República, los derechos del pueblo indígena no se reconocían y las mitas instauradas en la colonia seguían exis-

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◊ Prensadora de la Fábrica Imbabura, en pleno funcionamiento.


◊ Bodega de repuestos de la Fábrica Imbabura.

tiendo hasta mediados del siglo XX bajo otras formas de dominación, como el huasipungo y los obrajes, con trabajo forzado para la familia entera. En 1924 se colocó la primera piedra de la monumental fachada de esta fábrica y desde 1927 inició sus actividades. Pero mientras la fábrica enriquecía a sus dueños, dejaba a cambio para las familias de trabajadores anteños solo miseria y abusos. Cerca de 1.000 obreros elaboraban telas e hilos que se comercializaban en todo el país; sus reclamos por un trato digno y por mejores salarios no eran escuchados; las mujeres ultrajadas, los trabajadores impagos por seis meses y más, laboraban doce y catorce horas diarias –incluso niños, menores de edad- en antros oscuros e insalubres. Ante el justo reclamo por condiciones dignas de trabajo, la prepotencia era la única respuesta que encontraban. En 1934 se creó aquí una temprana organización sindical; tal vez la primera en la Sierra del país, denominada Sindicato Textil Atuntaqui Imbabura (STAI). Para ese año llevaron a cabo «el primer paro» y, pese a que no todos los obreros participaron por temor a perder sus trabajos, lograron su primer triunfo: consiguieron un incremento del 25% en el salario base y se estableció la jornada de ocho horas. Los trabajadores textiles de Atuntaqui sentaron un precedente en la historia laboral del país. Sin embargo, a pesar de estos logros, los abusos patronales y las actitudes de desprecio y desconsideración se siguieron repitiendo, año tras año, día tras día, sin que autoridad alguna se preocupara de velar por los derechos del pueblo o, peor aún, bajo la mirada indiferente o negligente de los poderes públicos, desafiando la paciencia de los habitantes de Atuntaqui. Un día esa paciencia se colmó y entonces, el 1 de julio de 1965, el administrador Josep Vilageliu fue sacado de su oficina y ajusticiado por un pueblo que había llegado al límite de su capacidad de sufrir en silencio. «¿Quién lo mató?» preguntaron; y la gente respondió: «Atun-

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taqui lo mató» porque fue el pueblo unido el que se levantó a reivindicar a sus mujeres, a luchar por sus hijos e hijas, a establecer por su propia mano la justicia que les fuera negada durante años. Lo ocurrido hace medio siglo en la Fábrica Textil Imbabura es un ejemplo lacerante de hasta dónde puede llegar la explotación, por satisfacer el crecimiento del capital. ¡Nunca más supremacía del capital sobre el ser humano! Nuestra Revolución Ciudadana está rompiendo los paradigmas de la teoría clásica que dice que hay que favorecer al capital para ver si nos genera más puestos de trabajo, mejores salarios, etcétera; estamos trabajando para la gente y demostrando cómo eso resulta en beneficios también para el inversionista. Tratando mejor a la gente se ha demostrado en estos últimos años que ganamos todos. Así todos ganamos, tratando mejor al trabajador, con estabilidad laboral, con derechos, seguridad social, con mejores salarios. Ningún gobierno ha atendido las demandas históricas de la clase trabajadora como el nuestro: en estos años el salario mínimo se ha duplicado; por primera vez tenemos cubierta la canasta básica con ese salario mínimo y el ingreso familiar y aspiramos no solo a salarios mínimos, sino a salarios dignos, justos. Desterramos la tercerización y otras formas de precarización laboral, y le decimos NO a los Tratados de Libre Comercio, SÍ a los acuerdos comerciales, pero NO al bobo aperturismo que destruye nuestra industria, nuestra agricultura, nuestra economía popular y solidaria… Las más sentidas demandas de la clase trabajadora, de las verdaderas fuerzas vivas de la Patria, han sido no solo escuchadas, sino cumplidas en este gobierno, que es –ante todo- el gobierno de los trabajadores. La Revolución Ciudadana, que a nadie le quepa la menor duda, es la Revolución de los Trabajadores. Fueron las grandes víctimas de la larga y triste noche neoliberal. Este es un día solemne, pero también lleno de alegría, porque rendimos homenaje al pueblo de Imbabura, al pueblo de Antonio

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◊ Sección de blanqueo y tintorería de la Fábrica Imbabura.


◊ Dobladora y medidora de la Fábrica Imbabura.

Ante, al siempre conocido Atuntaqui; decían que era la ciudad más pequeña del Ecuador con el corazón más grande del mundo, no sé si sea la más pequeña, pero sí el corazón más grande del planeta; y el mayor homenaje, por supuesto, para los ciudadanos que todavía recuerdan bien cómo esta fábrica ha sido un símbolo de resistencia y lucha por la dignidad del cantón; un símbolo que hoy renace como un Complejo Cultural lleno de vida, memoria e identidad. Por eso las cientos de personas aquí reunidas y las miles de personas que no han podido entrar. Mi saludo cariñoso a las personas que en las afueras de este Complejo nos siguen por pantalla gigante, miles de anteños, de anteñas; imbabureñas, imbabureños. En 1966, la Fábrica funcionaba en manos del IESS con muy pocos trabajadores, hasta su cierre definitivo en 1997, quedando prácticamente abandonada. Para el año 2008, este edificio, característico de la arquitectura industrial de principios del siglo XX, presentaba un alto grado de deterioro que estaba poniendo en riesgo no sólo su estructura sino todos los bienes como la maquinaria y equipo industrial. Y ustedes saben que nosotros cumplimos. En 2011, luego de una visita con el entonces Alcalde, nuestro querido compañero Richard Calderón, tomamos el Compromiso Presidencial de rehabilitar esta edificación. Esos compromisos están grabados en piedra, si no los podemos cumplir es por causas de fuerza mayor y damos la debida explicación y pedimos las disculpas correspondientes; pero eso es la excepción de las excepciones, normalmente un compromiso presidencial está grabado en piedra y lo cumplimos y tratamos de hacer las cosas extraordinariamente bien y extraordinariamente rápido. Y aquí está el resultado de esa nueva ética política, esa ética de trabajo: cumplir con lo que se dice. La recuperación de este bien patrimonial, hoy Complejo Cultural, cuenta con Museo Textil, Exhibición Artesanal, Información Turística, Casa de la Juventud y otros espacios multifuncionales.

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Además, un Centro de Convenciones y Eventos –que tanta falta le hacía a Imbabura-, un Recinto Ferial, Salas de Capacitación totalmente equipadas con cabida para 800 personas, y un Teatro Auditorio –donde nos encontramos- con aforo de 431 butacas, salas de ensayo, camerinos y concha acústica desmontable, para que las expresiones escénicas de la provincia tengan un espacio y la población pueda acceder a ellas. Y uno de los símbolos del nuevo Ecuador y de la Revolución Ciudadana es la rehabilitación del Ferrocarril, esa obra magistral del presidente Alfaro, que fue una de las tantas víctimas (¡prohibido olvidar!) de la larga y triste noche neoliberal, y a pocos metros de aquí está la ya restaurada Estación de Ferrocarril de Atuntaqui, que refrenda el enorme potencial turístico de la ciudad y del cantón. Nos dice la Empresa de Ferrocarriles que es la única estación con fábrica propia; nos dicen las autoridades de Antonio Ante que es la única fábrica con estación de ferrocarril propia. En todo caso, está la Estación y está la Fábrica para beneficio del cantón y de toda Imbabura. ¿Se imaginan el potencial turístico que tiene esto? Partir de Otavalo en tren, venir en tren, en una locomotora contemporánea con la fábrica –de un poquito antes tal vez, de inicios del siglo XX-, en una locomotora a vapor, a visitar este majestuoso centro de arte, cultura, tecnología e innovación. El área total de rescate patrimonial de la ex Fábrica Textil Imbabura es de 4,48 hectáreas, un área gigantesca (ha sido un proyecto caro, ya vamos a hablar de esto); a la infraestructura fabril propiamente dicha corresponden más de 10.000 metros cuadrados. En el proceso de rehabilitación se respetó enteramente el sistema constructivo original, con sus elementos patrimoniales como balanzas, maquinarias y motores originales para la elaboración de textiles. Realmente es un trabajo muy bien hecho. Habrá un Museo Histórico Textil, interactivo, con pantallas orgánicas y hologramas (ya existe, ya empezó, lo vamos a seguir

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◊ Mecánicos de la Fábrica Imbabura en 1934.


◊ Pasadoras de lisos de la Fábrica Imbabura.

perfeccionando) que permitirán al público interactuar y –literalmente– caminar por la historia. Hay espacios lúdicos para los niños, para sus experimentos, etcétera. Está muy bien concebido el proyecto Uno de los espacios más interesantes es la Sala del Sindicalismo, en donde el visitante se aproxima a las luchas, conquistas y personajes que desarrollaron los movimientos obreros y sindicales durante buena parte del siglo veinte. Y está el Restaurante «Las Posadas», con vista a un paisaje sin igual en el mundo entero, para deleitar la vista, el paladar, todos los sentidos. Realmente el proyecto ha superado mis expectativas. El problema es que también superó el presupuesto. Ojalá tengamos conciencia de lo que ha costado rescatar este Complejo, son 18 millones de dólares sin contar los centros industriales, de capacitación, de perfeccionamiento. Solo en equipo se está pidiendo 1,2 millones de dólares que habría que adicionar, más contribución del municipio otros 600 mil dólares; y en total, con todo el equipamiento, este Complejo nos va a costar unos 20 millones de dólares. Queridas imbabureñas e imbabureños, a aprovecharlo, a sacarle el máximo provecho, el jugo a esta inversión; 20 millones de dólares equivalen a cinco escuelas del milenio para educar permanentemente a 10.000 chicos, que también necesita urgentemente Imbabura, esto equivale a unos 50 centros de desarrollo infantiles ultramodernos, que también con tanta urgencia necesita Imbabura y todo el país. Esto ha costado, ha valido la pena porque es una obra única, un museo como éste no existe en ninguna parte del Ecuador, con robótica, etcétera. Pero, sacarle el máximo provecho, ya está sobre todo en sus manos, queridas anteñas, queridos anteños, queridas imbabureñas, queridos imbabureños. ¡All you need is Ecuador; all you need is Antonio Ante! Felici-

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taciones, Atuntaqui, Antonio Ante, Imbabura, por la recuperación de este bien patrimonial que expresa la memoria viva de nuestro pueblo. Este proyecto tiene impacto nacional porque alienta el desarrollo del turismo y la artesanía. Pero también fortalece la economía social solidaria, pues ya está beneficiando a restaurantes, tiendas, almacenes y otros sectores productivos del cantón. Y aporta también al cambio de la matriz productiva, alentando la vocación milenaria de esta tierra, vocación relacionada con los textiles más hermosos, pero ya nunca más en condiciones de explotación. Y esto último es tan importante que se cuenta ya –como parte de este Complejo Cultural- con el Centro de Fomento Productivo Textil y de Confecciones, el Innovacentro, que ayudará a mejorar la productividad con asesoría empresarial y de producción, apoyo técnico, talleres de capacitación para mejorar los diseños textiles, y laboratorio químico para lograr mayor variedad de texturas y mejores productos, siempre en relación directa con esas pequeñas empresas de Atuntaqui, con los productores, con los textileros del cantón. Esto se complementa con el Centro de Capacitación de Operarios del Sector Textil y de la Confección del cantón Antonio Ante, denominado «Somos Capaces». Como les decía, el Proyecto Fábrica Imbabura tiene una inversión de aproximadamente 18 millones de dólares, sin contar las inversiones del Ministerio de Industrias, con lo cual llegamos a cerca de 20 millones. Hay que rentabilizar esa importantísima inversión; no necesariamente en términos financieros, ese es el error que cometen los que no entendieron de economía; lo que hay que buscar es la rentabilidad social, lo que algunos llaman multi-criterio, multidimensional, es decir que esto esté repleto diariamente de miles de jóvenes, que este Auditorio todos los días tenga eventos artísticos, culturales; que la gente venga –las familias de Imbabura, de otros

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◊ Bodega de hilos de la Fábrica Imbabura.


◊ Bodega de tramas de la Fábrica Imbabura.

lares de la Patria- a conocer la historia sindical de nuestro país. Y en este proyecto han intervenido el Ministerio de Cultura, SENESCYT, Ministerio de Turismo, Ministerio de Industrias y Productividad, el Gobierno Provincial de Imbabura y el Municipio de Antonio Ante. A todos ellos, a todos sus representantes, a todas estas instituciones: ¡Muchísimas gracias y felicitaciones por el gran trabajo desarrollado! Ustedes saben, queridas amigas y amigos, que desde el primer momento de la Revolución Ciudadana, hemos tratado de rescatar lo nuestro y en particular la tradición textil imbabureña, luciendo orgullosos por el mundo entero los inigualables bordados de La Esperanza, de Zuleta. Hoy rendimos homenaje a ese arte con la inauguración de este Complejo Cultural, nueva joya turística y productiva de la provincia y del país entero. Otro detalle importante es que la historia de la Fábrica Textil Imbabura, declarada Patrimonio Cultural del Ecuador, ha sido perennizada en un sello postal que recorrerá el mundo entero. Celebramos la vida, queridos compatriotas, la dignidad, los derechos de nuestros pueblos, hoy respetados como nunca antes. Hemos hecho grandes avances en la recuperación de los acervos físicos de la Patria. Aquí, en 300 metros a la redonda pruebas al canto: la Fábrica, el Ferrocarril; ustedes notan que todo desapareció en los años 90, año del mayor, el más grande, el más profundo fundamentalismo neoliberal; hemos hecho grandes avances en la recuperación de los acervos físicos de la Patria que los neoliberales dejaron perder, como el Tren, la misma Fábrica, el Registro Civil y otras obras emblemáticas del Alfarismo. También hemos avanzado en infraestructura que mejora la competitividad sistémica de nuestra economía y el bienestar integral de los ecuatorianos, como carreteras de primer orden, escuelas, hospitales, universidades… Y ese sueño, para mí el proyecto más importante no solo del go-

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bierno sino de la historia del país (y algo entiendo de desarrollo), me refiero a Yachay, Ciudad del Conocimiento, en el cantón imbabureño de Urcuquí. De hecho se va a hacer un «Callejón del conocimiento y la innovación» entre el Complejo Cultural Fábrica Imbabura con Yachay. En turismo, empleo, productividad, educación, salud, vialidad, hemos entregado más obras que ningún gobierno en nuestra historia. Yo diría que en algunos sectores más cantidad de obras que todos los gobiernos de la historia juntos. Y con obras como esta recuperamos nuestro acervo cultural, la visión soberana de nuestra historia; la identidad de un pueblo de paz, pero digno y soberano. El pasado primero de mayo celebramos el Día del Trabajador, presentando un proyecto revolucionario como es el Código del Trabajo. Qué mejor manera de rendir homenaje a los trabajadores de la Patria que con la inauguración de este Complejo Cultural que reivindica la tradición de lucha de nuestra clase trabajadora, de miles de hombres y mujeres que hoy, con esta Revolución, tienen plenos derechos y respeto por su historia. Y saludamos así también a toda Imbabura, no solo con palabras de amor, sino fundamentalmente con obras llenas de historia y a la vez de futuro, como este Complejo Cultural de la Fábrica Imbabura. Esta es la Patria altiva y soberana que nunca más dejaremos que nos arrebaten los políticos corruptos, los banqueros avariciosos y sus aliados: los medios de comunicación que no vacilan en pintar todos los días un escenario de desastre, cuando vivimos el renacer de una historia de dignidad y esperanza. No puedo dejar de agradecer a todos quienes apoyaron este proyecto: Ministros, ex alcaldes del cantón Antonio Ante como Richard Calderón y Ramiro Posso y –por supuesto- el alcalde actual, Luis Bravo. Estoy seguro de que la nueva administración de la municipalidad y el nuevo Gerente del proyecto Fábrica Textil Imbabu-

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◊ Sección de blanqueo y tintorería de la Fábrica Imbabura.


◊ Sección de calandras (planchadoras) de la Fábrica Imbabura.

ra, continuarán por el camino trazado, por el bien no solo del cantón, sino del patrimonio de la Patria, que es de todas y de todos. De hecho, quisiera que me expliquen más profundamente, Paco, el modelo de gestión. Sé que se ha creado una empresa pública municipal, ¡qué bien!, pero aquí tenemos museos directamente administrados por el Ministerio de Cultura, tenemos talleres directamente administrados por el MIPRO, entonces quisiera que me expliquen de mejor manera cómo será el modelo de gestión para esta importante obra e importante inversión. Y un reconocimiento especial al Dr. Miguel Posso, autor del libro Fábrica Textil Imbabura. ¡La historia!, quien se ha desempeñado como Gerente de la Empresa Pública Fábrica Imbabura y ha sido responsable y gestor de este magnífico proyecto de rescate patrimonial. Compañeras, compañeros; ciudadanas, ciudadanos; imbabureñas, imbabureños: (...) Los derechos de los trabajadores de la Patria estarán representados en el nuevo Código del Trabajo y jamás hará falta ni se justificará defenderlos con violencia o enfrentamientos (como lo tuvo que hacer Atuntaqui en los años 60); (...) avanzamos en derechos, avanzamos hacia el salario de la dignidad, avanzamos hacia el Buen Vivir. Felicitaciones querida Imbabura, que no les quede la menor duda que la Patria ya es de todos. Y por esa Patria altiva y soberana, dueña de su historia y su futuro productivo; por las mujeres y hombres que aquí trabajaron y lucharon; por las generaciones de emprendedores que aquí tendrán su semillero de industrias solidarias, seguiremos generando oportunidades, apoyando iniciativas, soñando en grande, volando alto como los cóndores, porque no hay límites para esta Patria Nueva que construimos con infinito amor, junto al pueblo, junto a los trabajadores, junto a ustedes. ¡Felicitaciones Antonio Ante! ¡Felicitaciones Imbabura! (...)

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«En lo pasado está la historia del futuro» {30

José Donoso Cortés


BREVE HISTORIA

DE LA FÁBRICA TEXTIL

IMBABURA

◊ Vista de la sección de tejeduría de la Fábrica Imbabura, hacia 1930.

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«En lo pasado está la historia del futuro» José Donoso Cortés

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I. ATUNTAQUI ANTES DE LA CONSTRUCCIÓN DE LA FÁBRICA Los Españoles llegan a Tontaqui El territorio en el cual se asentaba la tribu de los Tontaquis o Atuntaquis, luego de la conquista Inca, seguía siendo un lugar importante de la región, a pesar de haber quedado este pueblo diezmado por la feroz batalla de Cacha con Huaynacapac y en la que, según los relatos, habían perecido alrededor de diez mil hombres. Su estratégica ubicación a mitad de camino entre Otavalo y Caranqui, dos poblados muy importantes en la región, facilitó la conquista de este pueblo por el español Sebastián de Benalcázar hacia el año de 1535. Sebastián de Benalcázar, a su paso expedicionario por los diferentes pueblos aborígenes, fue creando los Asientos. Los primeros de estos en Imbabura fueron los de Otavalo y Caranqui. Poco después, en 1541, según el historiador Juan de Dios Navas, por orden de Gonzalo Pizarro, gobernador del Reino de Quito, el asiento de Otavalo se convirtió en Corregimiento, éste tenía como capital el pueblo de Sarance, con 3.000 habitantes indígenas. El primer corregidor de Otavalo fue don Hernando de Paredes. Por aquellas fechas, este corregimiento tenía una población de 11.252 indios distribuidos en los pueblos: Cayambe, Taguacundo, Tontaqui, Cochasqui, Lita, Quilca, Carangue, Pimampiro, Cahuasqui, Mira (Chontahuisa), Guaca, Tusa, Intag, Tulcán Taques, Ipiales, Pupiales, etc. El fundador del asiento de Tontaqui y de los demás pueblos del corregimiento de Otavalo fue el obispo de Quito Fray Pedro de la Peña, pero no existen datos que ayuden a determinar la fecha exacta de este hecho. Según Pedro Manuel Zumárraga, el nombre dado por los españoles a toda la planicie de Atuntaqui fue «Santiago». Por la importancia de este pueblo de Tontaqui, además del Cacique encargado de recoger tributos para el Corregidor, ya existía un alcalde,

◊ Obreros y obreras de la Fábrica Imbabura en 1930. ◊ Sala de hilaturas de la Fábrica Imbabura en la actualidad.

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Juan de León, quien fue el encargado de administrar justicia y, de hecho, era la primera autoridad civil. Este cargo era asignado por el corregidor de Otavalo a uno de los españoles vecinos de la comarca. Hasta el año 1606 Tontaqui pertenecía al corregimiento de Otavalo; ese año se creó el corregimiento de Ibarra, por lo que en la nueva división política de este territorio, Tontaqui pasa a pertenecer a este último corregimiento. Para enero de 1612 existía un Alcalde Mayor (Pedro Apoango) y un Alguacil Mayor de indios (Juan Guachán), quienes eran los encargados de la administración de justicia del lugar. Todo indica que al pasar del tiempo se crearon las estancias y haciendas en todo el territorio ecuatoriano; el sector de Atuntaqui no fue la excepción. La mayoría de las tierras pasaron a ser de propiedad de españoles acaudalados e influyentes, Jesuitas y de otras comunidades religiosas. Pero cuando se decretó la expulsión de los Jesuitas en 1767, las haciendas de estos pasaron a manos de españoles y criollos; tal es así que alrededor del año 1800 Atuntaqui era parte de la hacienda de un acaudalado de nombre Enrique Aguinaga. El primer dato del número de pobladores de Atuntaqui se lo tuvo en el año de 1830, cuando existían en este pueblo 2.274 habitantes (1.311 blancos y 963 indígenas); estos pobladores estaban distribuidos en Atuntaqui y en todos sus pueblos aledaños, según dato proporcionado por el Padre Juan Antonio Terán. Es menester aclarar que en ese entonces Santa Martha de Atuntaqui pertenecía a la vicaría de Otavalo. Época de arrieros En 1860 la actividad principal de los habitantes de Atuntaqui fue la arriería. El pueblo estaba lleno de hombres que transportaban todo tipo de productos y mercancías en caballos y mulas a todos los rincones del país y al vecino país de Colombia; esta actividad la desarrollaban los descendientes de españoles y mestizos del pueblo que disponían de un estatus socio económico medio alto. El tener el número suficiente de caballos y mulas para esta actividad demandaba de mucho dinero. El tipo de actividad realizada por los arrieros de Atuntaqui es la que hoy en día podría compararse con la de los transportistas pesados del país. Recordemos, en esos años no se conocía la existencia de vehículos y peor aún carreteras; los arrieros con sus bestias de carga utilizaban los senderos, los chaquiñanes y lo que quedaba de los caminos del Inca, para ir de un lugar a otro transportando y comerciando los diferentes tipos de mercaderías, ya sea como negocio propio del arriero o contratados por comerciantes, agricultores de la zona y por organismos del Estado. Los arrieros, antepasados de quienes hoy hacen el pueblo de Atuntaqui, eran hombres fuertes y valerosos que, dependiendo del lugar a donde se dirigían, se ausentaban de su terruño y familia por muchos días, semanas e inclusive meses. Nunca estos valerosos arrieros temieron a nada, pernoctaban en donde les cogía la noche, comían donde les

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◊ Lo que hoy es el Parque Central de Atuntaqui, en 1890. Se puede apreciar en el centro una pileta y a los pobladores usando sombreros de paja, mocoras, elaborados en el sector.

agarraba el hambre, descansaban cuando las fuerzas desmayaban y cuidaban permanentemente a sus animales y carga como lo más preciado de sus pertenencias, razón por la cual la fama de estos arrieros se extendió por toda la república; su honradez permitió ganarse la confianza de todo aquel que requirió sus servicios. La mejor herencia que estos arrieros podían dar a sus hijos, a más del ejemplo de valentía y tenacidad, era trasmitirles todos los conocimientos sobre la arriería, razón por la cual, en sus viajes a Quito, Ipiales, Pasto, Riobamba, Guayaquil y Bodegas (hoy Babahoyo), siempre llevaban a sus hijos mayores como compañía; de esta manera se trasmitió de generación en generación esta actividad muy rentable, prestigiosa y apasionante, tal vez la más codiciada en esos tiempos, que con el devenir de los años se fue perdiendo como consecuencia de la modernidad y la industrialización. Para muestra de esta actividad se transcribe textualmente lo que Friedrich Hassaurek, embajador norteamericano en el Ecuador, manifiesta en su libro Cuatro años entre los ecuatorianos escrito entre 1861 y 1865:

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«La actividad más importante de Atuntaqui es el alquiler de bestias de carga en las cuales se transporta hacia Quito y Nueva Granada los productos de la provincia, sus artículos de lana y algodón, su azúcar y su aguardiente, su sal y sus granos. El pueblo está formado por un gran número de arrieros, quienes realizan sus actividades en todas las direcciones» (p. 342) En las últimas décadas del siglo XIX e inicios del siglo XX, según Pedro Manuel Zumárraga, existían más de 500 arrieros en la comarca; por tal razón, en muchos de los terrenos del sector, los pobladores de Atuntaqui se dedicaban a cultivar alfalfa y pastizales, permitiendo garantizar la alimentación y salud del ganado mayor. Generalmente, los arrieros al ser hombres adinerados disponían de terrenos fértiles; así alternaban la arriería con la agricultura. II. CONSTRUCCIÓN Y APOGEO DE LA FÁBRICA Construcción de las instalaciones de la fábrica En el año de 1910, provenientes de Girona (Cataluña), en el noreste de España, los hermanos Francesc y Antoni Dalmau, instalaron la fábrica textil La Industrial Algodonera en la ciudad de Ambato, pero su espíritu aventurero y visionario, hizo que ampliaran su empresa; es así que deciden instalar otra fábrica textil en Imbabura y puntualmente en el caserío de Lourdes de la parroquia de Atuntaqui, en ese entonces parroquia rural del cantón Ibarra. El pueblo de Atuntaqui se vistió de fiesta aquel día martes 6 de mayo de 1924. Se organizó un programa solemne de colocación y bendición de la primera piedra para la construcción del edificio donde funcionaría la Fábrica Textil Imbabura. Las autoridades civiles y eclesiásticas de la parroquia de Atuntaqui, algunos pobladores e invitados especiales, se trasladaron al caserío de Lourdes, conocido también como barrio de la Acequia Alta, para asistir a este acto de gran importancia y trascendencia, pues era el inicio de una de las más grandes factorías de la patria que, juntamente con La Industrial Algodonera de Ambato y con la fábrica de telas e hilos La Internacional de Quito, inaugurada a finales de 1923, se constituían en ese momento en los centros textiles más grandes y sobresalientes del país. Había que dotar a la fábrica de energía eléctrica para el funcionamiento de la maquinaria, por tal razón desde julio de 1924 se inicia la construcción de la hidroeléctrica en las riberas del río Ambi, a unos cuatro kilómetros de la fábrica, obra monumental para esa época que además daría energía a varias parroquias del sector. Los primeros trabajadores La producción en la fábrica comenzó a inicios de 1926, con la llegada de las primeras máquinas para la sección hilatura. Para esa fecha,

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◊ Francesc Dalmau, empresario catalán, quien con su hermano Antoni, fueron los fundadores y los primeros dueños de la Fábrica Textil Imbabura.


◊ Bendición de la primera piedra de la Fábrica Imbabura. En el centro los hermanos catalanes Antoni y Francesc Dalmau, dueños de la Industrial Algodonera, acompañados de autoridades del cantón Ibarra y de la parroquia de Atuntaqui, el 6 de mayo de 1924.

todavía el tren no llegaba al caserío de Lourdes, por lo que algunas máquinas fueron transportadas desarmadas desde Quito a lomo de mulas por los arrieros anteños. Fue en las instalaciones de este centro textil donde los técnicos alemanes e ingleses volvieron a armarlas. Toda la maquinaria era originaria de Europa y la mayoría de Alemania e Inglaterra, por lo que hasta el puerto de Guayaquil llegaron vía marítima y desde allí hasta Quito por ferrocarril. Desde sus inicios, el aumento y crecimiento de la infraestructura, equipamiento y mano de obra (empleados y obreros) de la fábrica fue vertiginoso. Los cambios y mejoras fueron constantes. Para 1930 se contaba con una planta administrativa considerable y los obreros superaban los 300. Los empleados y obreros eran dos clases sociales muy distintas y definidas; los primeros realizaban labores administrativas y pertenecían a las llamadas clases nobles de la ciudad, mientras los obreros hacían el trabajo manual y provenían de los sectores medios y humildes; consecuentemente, los sueldos de estos últimos eran mucho menores en comparación con los de los empleados.

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La Industrial Algodonera cambia de dueños Los inversionistas catalanes, Antoni y Francesc Dalmau, por algunos problemas de carácter económico, también logístico y de control personal de las instalaciones de las fábricas que tenían en Atuntaqui y Ambato, en el año de 1929 decidieron vender todas las acciones de la empresa La Industrial Algodonera S.A., dueña de las fábricas mencionadas, a Lorenzo Tous Febres Cordero, empresario y político guayaquileño, de ascendencia catalana. La nueva empresa propietaria de la fábrica dio un giro total a la producción y mercadeo de los hilos y telas que se elaboraban. Comenzó una era en la que, para abastecer la demanda nacional e internacional, fue necesario adquirir más maquinaria para los diferentes departamentos, ocasionando un aumento considerable del número de trabajadores, lo que dio lugar a que las condiciones de vida de las familias de la región, especialmente de Atuntaqui, mejoraran sustancialmente. Se sentaban las bases para el desarrollo de una actividad industrial sin precedentes en la región, que cambiaría totalmente la economía, la idiosincrasia, la cultura y la educación de este pueblo. El ferrocarril llega a la fábrica El General Eloy Alfaro, en su segundo período presidencial (1906 -1912) inició la construcción de la línea férrea que uniría la costa y la sierra para con esta obra de ingeniería monumental tratar de integrar a los pueblos ecuatorianos y proyectarlos hacia un futuro de desarrollo económico, social y cultural. Lamentablemente, el «Viejo Luchador» no pudo concluir su sueño, fue derrocado por el ejército y un grupo de fanáticos, azuzados por sus enemigos políticos, lo mataron e incineraron el 28 de enero de 1912. Años más tarde, cuando se desempeñaba como Presidente de la República el doctor Isidro Ayora, el ferrocarril se acercaba poco a poco a la fábrica, por fin llegó el día esperado. Fue un viernes 27 de febrero de

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◊ Fachada frontal de la Fábrica Imbabura, construida en piedra vista, inaugurada el 1926. ◊ Lorenzo Tous empresario guayaquileño que adquirió La Industrial Algodonera en 1929.


◊ Uno de los comboyes del tren ecuatoriano cruzando la calle General Enríquez en Andrade Marín, en 1929.

1929. Se organizó un acto social muy solemne en los patios de entrada a la fábrica, en ese entonces todavía sin cerramiento. Se vislumbraban mejores oportunidades para la fábrica y, en consecuencia, para sus trabajadores. La locomotora se convertiría en los años siguientes en un puntal para el desarrollo económico de esta floreciente industria textil. Pero a la vez, con la llegada de este nuevo medio de transporte se estaba iniciando el final de una de las actividades más sobresalientes de Atuntaqui, la arriería, hasta esta fecha uno de los trabajos más emocionantes, predominantes y característicos de los atuntaqueños. El primer sindicato: STAI En los primeros años de las actividades laborales de la fábrica, no existía un organismo encargado de defender los derechos de los traba-

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jadores. Los obreros de este centro textil se consideraban solos e indefensos. El único respaldado que disponían era un documento publicado en el registro oficial, en el se hacía mención a las garantías establecidas para los trabajadores. Pero claro, este documento era sólo eso, un simple papel que nunca los patronos lo tomaron en cuenta, precisamente por no existir un gremio que exigiera el cumplimiento de sus obligaciones para con sus empleados. En los primeros años de la década de los treinta, la palabra «sindicato» era sinónimo de «comunismo» y, por supuesto, que los medios de comunicación (radio y prensa), muy parcializados con los empresarios de esa época, dieron al término de comunismo una connotación de enfrentamiento, irrespeto a la propiedad privada, odio a la iglesia y a Dios; por tal razón, los trabajadores tenía muchos temores o reparos a la formación de un sindicato. Con la ayuda de tres ilustres personajes otavaleños, el doctor Luis Enrique Cisneros, el ingeniero Alberto Suárez y Cesar Vásquez Fuller, el 14 de noviembre de 1935 llegan a la ciudad de Atuntaqui, estos socialistas de convicción y acción, muy conocedores de temas sindicales y organizaron una asamblea con la asistencia de más de doscientos trabajadores, en la casa de la señora Zoila Soledad Rocha, Vda. de Aguinaga. Para llegar a este evento clasista, considerado revolucionario, se tuvieron que realizar varias reuniones previas y dejarse ayudar por otros obreros y obreras progresistas encargados de trasmitir la idea, la fecha, hora y lugar de la reunión. Llegó así el día de la asamblea en la que se despertó el espíritu solidario y clasista del trabajador textil. Tomaron la palabra los invitados venidos desde Otavalo, entendidos en la materia, quienes, mediante discursos muy eufóricos y combativos para esa época, convencieron a los asistentes de la necesidad de contar en la fábrica con un sindicato que vele por los intereses económicos, sociales y culturales de los obreros y empleados. Tomaron la palabra muchos obreros y, luego de varias deliberaciones, todos lo aceptaron y aprobaron, conscientes de la necesidad de crear este organismo. Fue un día histórico para los trabajadores anteños y del país, se fundaba el sindicato STAI, Sindicato Textil AtuntaquiImbabura. Organizado el sindicato, no terminaría la tarea; todo lo contrario, recién empezaba. Se redactaron y aprobaron los estatutos, luego de largas jornadas de trabajo en las casas de cada uno de los miembros de la directiva, rotando el lugar de las reuniones porque, generalmente, la inspiración nacía al calor de unas copas de aguardiente. La constitución de este sindicato causó un gran revuelo a nivel local y nacional. Era en Atuntaqui donde prácticamente nacía el sindicalismo organizado; solo tres años después, recién en octubre de 1938, se promulgó el Código del Trabajo. Muchos trabajadores de otros sectores de la patria tomaron como ejemplo y referente al sindicato STAI para tratar de implantar el sindicalismo en las empresas donde laboraban.

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◊ Trabajadores saliendo de uno de los turnos luego del pito de la sirena, que se encontraba en la parte superior derecha del edificio de la fábrica. A unos ocho metros a la izquierda de la bandera se encuentra la puerta de entrada a los predios de la fábrica; mientras que a la derecha se aprecia el ingreso al edificio. Las ventanas hacia tras de los trabajadores son de las oficinas administrativas, las del final son las de la gerencia.


La primera huelga Desde el mes de noviembre de 1934 ya se contaba con un reglamento de trabajo; este, en teoría debía ser respetado por el patrono, pero, lamentablemente, a pesar de esta normativa, los atropellos contra los obreros continuaron en varias ocasiones. Los administradores de la fábrica continuaron haciendo trabajar a los obreros más de ocho horas diarias; cuando trabajaban diez horas diarias se pagaba un salario de un sucre con veinte centavos por jornada, y cuando se trabajaba doce horas diarias, el jornal era de un sucre con cincuenta centavos; es decir,

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realmente no se les pagaba como horas extras de trabajo, sino de una manera unilateral y sin fundamento ni proporción a lo ganado por las ocho horas de trabajo. Ante estos atropellos del patrono, el Sindicato STAI se puso al frente de las justas demandas clasistas y realizó el reclamo correspondiente por las vías ordinarias, entregando sendos comunicados a los administradores y también reuniéndose con ellos con el propósito de poner fin a la injusticia. Lamentablemente, el pedido de la organización no fue atendido. Esta actitud prepotente de los administradores dio lugar a que, a mediados de 1935, año en el que se desempañaba como presidente de la república José María Velasco Ibarra, los miembros del sindicato tomaron otra actitud y luego de varias charlas, discusiones y estrategias planteadas, decidieron como único camino para ser atendidos en sus justos pedidos, realizar una huelga. Los miembros de la directiva del sindicato buscaron los mecanismos para convencer a los obreros de que el único camino para que sean atendidas sus demandas laborales era paralizar las actividades, aun arriesgando el puesto de trabajo. No existen evidencias o datos del tiempo de duración de esta huelga, pero, según versiones de ex trabajadores, parece que duró veinticuatro horas. Realmente no se pudo paralizar a todo el aparato productivo de la Fábrica Textil Imbabura. Un buen número de trabajadores, por el temor de quedarse sin su fuente de sustento diario, no quisieron sumarse a la medida de hecho. Pero esta actitud valiente y decidida de la mayoría de obreros hizo que los administradores, luego de algunas horas de diálogo con los miembros del sindicato, tomaran la decisión de aceptar y hacer cumplir lo estipulado en el reglamento, es decir, serían solo ocho horas diarias las de trabajo y las horas laboradas, luego de este horario, deberán ser pagadas como horas extras. Aunque para muchos obreros que ganaban según la producción personal, en especial de hilatura y tejeduría, este hecho no necesariamente era motivo de preocupación. De todas maneras, fue el primer triunfo de los sindicalistas, y lo más importante, se dejó sentado un precedente para las futuras generaciones gremiales. La mayoría entendió que los patronos no pueden ni deben jugar con los intereses de los obreros. Atuntaqui se transforma en cantón Antonio Ante Se ha incluido este componente en el presente trabajo por dos razones fundamentales: la primera, porque la Fábrica Textil Imbabura fue uno de los ejes y motor para el desarrollo socioeconómico de Atuntaqui y, sin lugar a dudas, fue un fundamento y argumento decisivo para aprobarse su cantonización; la segunda, es porque varios de quienes lucharon con ahínco por la cantonización, fueron directivos, empleados y obreros de la fábrica.

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◊ Obreros y obreras que intentaron la primera paralización de actividades.

Los aires de cantonización de la parroquia de Atuntaqui venían desde el 1896. Varios fueron los intentos por conseguir este objetivo, pero el Congreso Nacional negó en varias ocasiones tal aspiración. Siempre se impusieron los intereses, influencias y celos del cabildo ibarreño, veía admirado a este pueblo cómo progresaba en todos los ámbitos, desarrollo basado en una organización social que para la época era la envidia de muchos pueblos similares. Más aún, desde 1924 con la construcción y funcionamiento de la fábrica, el adelanto de Atuntaqui fue a un ritmo vertiginoso. Varias fueron las razones para que los atuntaqueños, ya a inicios del siglo pasado, opten decididamente por independizarse de la tutela de Ibarra. Todas las obras trascendentales de Atuntaqui hasta esos tiempos se las había construido por iniciativa privada o a base de mingas organizadas por instituciones sin fines de lucro, estas soñaban con un adelanto sostenido del pueblo, tal es el caso de: la Sociedad de Mejoras Locales, la Junta Administrativa de Aguas, el Sindicato de Luz y Fuerza Eléctrica, la Sociedad de Artesanos, los clubes sociales, los deportivos y otras organizaciones incansablemente comprometidas por lograr la cantonización y por mejorar las condiciones para una vida digna de los avecindados en el sector.

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Las colectas eran permanentes para enladrillar veredas, adecentar la iglesia, empedrar las 7 de las 19 calles que hasta 1935 estaban trazadas, construir las instituciones educativas, mejorar la plaza, arreglar los caminos que conducían a Natabuela, Chaltura, Ibarra y Cotacahi; dar la mano solidaria a familias y personas que sufrieran percances o calamidades; dotar de agua y energía eléctrica. Fueron más de veinte grandes mingas, las organizadas por estas instituciones, con la finalidad de que para inicios de 1935, el pueblo de Atuntaqui demuestre su grandeza, organización y autogestión, ante una comisión del gobierno central. En este contexto, y por los méritos alcanzados, era justa y necesaria

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◊ Parte de la fachada frontal de la Fábrica Imbabura, construida en piedra vista.


la cantonización para Atuntaqui. Pero resulta que a inicios de la presidencia de Federico Páez (1935), el Instituto Nacional de Previsión, designó a catorce de sus funcionarios: 5 médicos, 1 abogado y 8 inspectores, presididos por el doctor Pablo Arturo Suárez, para que realizaran, desde el 24 hasta el 27 de julio de 1935, la investigación de campo e informe socioeconómico para determinar la pertinencia o no de la cantonización. Un dato curioso e importante para el equipo técnico se suscitó mientras desarrollaban el estudio; observaron justo en esos días el desarrollo de un evento que de alguna manera era el espíritu y esencia de un pueblo ávido de progreso y bienestar. Como evidencia se transcribe lo manifestado por Manuel Posso Zumárraga en su obra ¿Cómo Cantonizaron Atuntaqui?, escrita en el año 2003: «En uno de los días de permanencia, se adquirió un área de terreno para plaza de mercado (la actual plaza libertad) también con erogación popular exclusivamente. En uno de esos mismos días se organizó improvisadamente una minga de 2.100 hombres, más o menos, que dejaron terraplenado el suelo de dicha área. Un desfile voluntario, después del trabajo de la minga produjo en erogaciones 540 sucres ante nuestra vista». (p. 19) Luego del trabajo del equipo técnico, se conformaron siete comisiones de trabajo, se redactó un informe favorable para la cantonización que fue presentado a la Presidencia del Instituto de Previsión Social. Como no podía ser de otra manera, la comisión se quedó impresionada con todos los datos positivos obtenidos; los mismos reflejaban, en la mayoría de los puntos, por sobre la media de otros pueblos y regiones. En los últimos meses de 1935, el Comité Pro Cantonización de Atuntaqui, presidido por el notable y célebre profesor Julio Miguel Aguinaga, creyó conveniente, con este informe presentado al Instituto de Previsión Social, realizar una serie de presiones y gestiones en todos los niveles con el fin de crear el cantón. En esos días, los destinos del país estaban en las manos del dictador Federico Páez Chiriboga, quien dio largas al asunto y negó a este pueblo el derecho a ser cantón. El 10 de agosto de 1937 se iniciaron las sesiones de la Asamblea Constituyente, convocada por Páez, con la finalidad de redactar una nueva Constitución. Esta asamblea designa como Presidente Interino de la República al mencionado Federico Páez. Con el mismo afán anterior, sin desmayar en ningún momento, el Comité Pro Cantonización se dirige a la Asamblea Constituyente, pero lamentablemente en este sitio también las puertas se cerraron para las aspiraciones de cantonización. El comité, la población y las fuerzas vivas prometieron no claudicar en su objetivo; es más, se reagruparon y consolidaron otras organizaciones a favor de la cantonización. El 23 de octubre de 1937, el General Alberto Enríquez Gallo, Ministro de Defensa de Federico Páez, interpretó el descontento de la población ecuatoriana y del ejército. Da un golpe de estado, asume la Presidencia del Ecuador y disuelve a la Asamblea Constituyente. Este acontecimien-

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to fue del agrado del Comité Pro Cantonización de Atuntaqui, porque vieron la oportunidad de que un nuevo Jefe de Estado oiga las nobles peticiones de un pueblo desesperado por su cantonización. Finalmente, un 12 de febrero de 1938, se expide el decreto de cantonización. Se podrá imaginar el lector la alegría, la algarabía y la fiesta que se vivió en Atuntaqui y también en la ciudad de Quito cuando se conoció el contenido de este decreto. Luego de varios años de lucha se logró tan preciada respuesta a los intereses de los pobladores de Atuntaqui. Se organizaron desfiles, manifestaciones y un sinnúmero de actos de celebración. Designados los siete concejales del flamante cantón, se desarrolló la primera sesión del cabildo, un 2 de marzo de 1938. En esta sesión inaugural se nombró, por voto nominal, a Julio Miguel Aguinaga como presidente del municipio; la vicepresidencia recayó en el ingeniero Cesar Frixone y la secretaría, en el señor Daniel Calderón. En esta misma sesión se resolvió, a pedido de Cesar Frixone y Emiliano Ávila (funcionarios de la fábrica), hacer un manifiesto en nombre

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◊ Vista de la sección de hilados de la Fábrica imbabura, hacia 1930.


◊ Vista de la sección de hilados de la Fábrica imbabura, hacia 1930.

de los hijos de Atuntaqui a favor de Otto Seifert, gerente de la fábrica, como «Benefactor de este pueblo», argumentando que en todo momento ha respondido moral, pecuniaria y materialmente al engrandecimiento de esta población. Algo muy interesante de observar, es que en todos los cabildos, desde la cantonización hasta más allá de 1965, hubo un alto porcentaje de concejales que laboraban como empleados de la Fábrica Textil Imbabura. Es más, algunos de ellos fueron presidentes o vicepresidentes del municipio en varios períodos. Esto demuestra la relación de la fábrica con el cabildo y hasta cierto punto su dependencia. Fundación del Sindicato Textil Fábrica Imbabura El primer sindicato denominado STAI, formado el 14 de noviembre de 1935, no tenía realmente una personería jurídica reconocida, a pesar de que sus estatutos estaban inscritos en el Ministerio de Previsión Social. No existía en esos años un marco legal que le permitiera actuar

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sin ningún inconveniente. Por esta razón y como consecuencia de la segunda huelga desarrollada en 1936, en la fábrica fueron despedidos de sus puestos de trabajo algunos de los dirigentes de este primer sindicato. Ventajosamente en el año 1938 el Gobierno expidió el Código del Trabajo; en él estaba inmersa la Ley de Sindicalización Obligatoria, mediante la cual las empresas a su interior tienen que promover la conformación de los sindicatos. Luego de una asamblea multitudinaria con la presencia de todos los obreros, un 26 de julio de 1938 se eligió democráticamente la directiva de un nuevo sindicato y por cuestiones estratégicas, a pedido de la gerencia de la fábrica, cambiaría su nombre por el de Sindicato Textil de la Fábrica Imbabura. Esta directiva redactó y planteó nuevos estatutos, más acordes al marco legal e institucional de la época, los cuales fueron aprobados en varias asambleas de trabajadores. Se consiguió que el patrono proporcione al sindicato un salón para poder desarrollarse las actividades de la directiva y las de sus socios. El Sindicato Textil Fábrica Imbabura adquirió una estructura orgánica, funcional y legal, convirtiéndose en la base para el trabajo de las futuras directivas. Todas ellas trabajarían cada año con este nuevo nombre del gremio, por alrededor de cincuenta años más.

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◊ Miembros del Sindicato desfilando un 1º de mayo, Día Internacional del Trabajador, en la década de 1930.


◊ Desfile de trabajadores y trabajadoras de la Fábrica Imbabura celebrando el Día del Obrero. Al fondo se puede apreciar los muros de mampostería de la construcción de la Casa Municipal que en 1948 fueron derribados antes de culminar la obra para construir el edificio actual con ladrillo y hormigón armado.

La Juventud Obrera Católica, JOC El Cura Párroco de Andrade Marín, doctor Heriberto Neptalí Rocha, fue un hombre entregado sin condición a las labores evangelizadoras de este pueblo. También cumplió una tarea fundamental en el desarrollo social, económico y cultural. Permanentemente organizó clubes y asociaciones que desarrollaron una serie de actividades en todos los órdenes, siempre bajo su liderazgo y control. A mediados de 1938, formó la denominada Sociedad Cultural y Progreso de Andrade Marín; al poco tiempo, para darle un carácter más amplio, es decir no solo con gente de esta localidad, la transformó en la JOC, Juventud Obrera Católica, grupo compuesto por jóvenes obreros, obreras y por algunos artesanos del sector. Esta asociación de emprendedores realizó, durante muchos años, una serie de obras benéficas a favor de los niños, niñas y familias de escasos recursos de la zona. Esta labor social pudo financiarse mediante la organización de programaciones culturales, representaciones dramáticas, veladas musicales y noches de poemas. Por su calidad, tuvieron tanto éxito, que se hicieron réplicas en Otavalo e Ibarra. Cabe indicar que la JOC no era del agrado de todos los trabajadores de la fábrica. Para muchos, especialmente para los dirigentes laborales

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y sindicalistas, los miembros de esta organización eran unos «curuchupas», palabra despectiva con la que se referían a aquellas personas, en este caso trabajadores, con una profunda inclinación cristiana y cuyos actos eran muy conservadores. Primer comité de empresa Quienes representaban y defendían los intereses de los trabajadores de la fábrica fueron los sindicatos STAI (desde el 14 de noviembre de 1935) y luego el Textil Fábrica Imbabura (desde el 26 de julio de 1938); pero con el nuevo Código del Trabajo, vigente desde 1941, fue necesario crear la figura jurídica del Comité de Empresa. En el primer trimestre de 1941 los directivos del Sindicato de Trabajadores convocan a una magna asamblea de trabajadores y comunican a sus representados la obligatoriedad de conformar el comité de empresa, nueva organización cuyas funciones, entre otras, serán: defensa de la clase obrera, enlace entre patronos y trabajadores, apoyar económicamente a los obreros y sus familiares en casos de defunciones, reclamos y accidentes de trabajo. Después de varias deliberaciones e intervenciones, los trabajadores deciden

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◊ Policías y trabajadores de la fábrica en un momento de camaradería a pesar de estar en huelga.


◊ Familiares de los trabajadores de la fábrica en los afueras de las instalaciones, esperando noticias de los huelguistas y tratando de hacerles llegar alimentos.

por mayoría, por el bien de la clase trabajadora y con el fin de optimizar recursos, que la nueva organización por crearse, respondiendo a la nueva figura, esté integrada por las mismos socios del sindicato. Fundación de la asociación de empleados «Atuntaqui» Ya se ha señalado en páginas anteriores la evidente diferencia de estatus entre obreros y empleados de la fábrica. Estos últimos ganaban mucho más que los primeros; constituían la clase social media alta de Atuntaqui y Andrade Marín. Dadas estas circunstancias, era necesario buscar una estrategia para hacer notar esta diferencia y uno de los mecanismos fue crear la Asociación de Empleados Atuntaqui. Los directivos de la Industrial Algodonera apoyan esta iniciativa, inclusive con dinero, para el establecimiento de la misma. Era el año de 1943 cuando adquirieron un edificio de dos pisos con los aportes de los socios y la ayuda de los directivos de la fábrica para tener una sede social en propiedad. En los años subsiguientes, y hasta los setenta, se constituyó en el centro social y distracción de mayor categoría en la ciudad y también en la provincia. Aquí se reunían sus socios e invitados a jugar billar, ping

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pong, cartas, etc. En las noches se tomaban los mejores licores. Visitaban este sitio frecuentemente los diferentes gerentes de la fábrica y los directivos de la misma cuando venían a la ciudad. También otras personas de la ciudad que, aun sin ser empleados de la fábrica, eran acogidos con mucha amabilidad en este lugar de sanas distracciones. Las fiestas y bailes organizados en la Asociación de Empleados siempre fueron las más notables de la ciudad. Las bellas mujeres anteñas soñaban con ser invitadas a uno de estos encuentros sociales. La huelga de los 48 días El gerente Otto Seifert, como todo un buen alemán, manejaba la fábrica con mucho orden y disciplina; hacía de esta un ejemplo de productividad, aunque en ocasiones, las decisiones que tomaba eran radicalmente unilaterales, y para ejecutar tales órdenes debía actuar con mucha firmeza y mano dura. En ciertas circunstancias se llegó a tratar de una manera nada amable a sus dirigidos y hasta se atentó contra los derechos de los obreros. En esos días, los trabajadores sentían la necesidad de un aumento de sueldo; según sus dirigentes, desde hacía algunos años atrás no había incremento de los salarios, a pesar de la inflación y de las buenas utilidades que la fábrica producía anualmente, como consecuencia directa de la

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◊ Algunos trabajadores y trabajadoras laborando en la urdidora de la Fábrica Imbabura.


◊ El gerente de la Fábrica Imbabura, el alemán Otto Seifert, en su oficina.

calidad del trabajo de los empleados y obreros. Por las circunstancias antes mencionadas, los trabajadores presentaron un pliego de peticiones en la primera semana del mes de julio de 1948, ante la Inspectoría del Trabajo de Imbabura. Este pliego fue impugnado por Otto Seifert, como era de esperarse. Ante tal impugnación, se organizó un Comité de Huelga presidido por Rodrigo Posso, uno de los líderes más notables de los trabajadores, quien siempre estuvo comprometido con su clase y con los más nobles intereses de las organizaciones clasistas. Lo obreros, en su afán de que los anteños se enteren de los orígenes de la medida de hecho, editaron en hojas volantes más de cinco boletines que eran repartidos en toda la ciudad. Como ejemplo de lo manifestado se transcribe el Boletín Nº 1, firmado por Rodrigo M. Posso S. Secretario General del Comité de Empresa de la Fábrica Imbabura: «LO QUE EL PUEBLO DEBE SABER» «Los trabajadores de la Fábrica Imbabura de Atuntaqui no han creado el conflicto que está en manos del H. Tribunal de Conciliación y Arbitraje. Este conflicto lo ha creado sistemáticamente la Empresa. Lo creó al calor de su intransigencia. Lo vino moldeando a base de injusticia y lo fraguó junto a las máquinas el Patrono que no quiso oír la voz

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◊ Cuarto de máquinas de la planta eléctrica de la fábrica, donde se aprecia a varios trabajadores frente a las turbinas que generaban la energía eléctrica.

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de los trabajadores. La voz potente de los trabajadores tenía al fin que ser oída en esta tierra fértil para la rebeldía que engrandece y que no hace sino estar acorde con la historia magnífica que abrillanta sus páginas. Y por eso, al fin, rompiendo el silencio que la voz del patrono significaba el mandato, aquí en el Salón de la Sociedad de Artesanos de Ibarra, frente al H. Tribunal de Conciliación y Arbitraje en Audiencia Pública, a las tres de la tarde del día de hoy, miércoles 8 de los corrientes, quedará palpitando esta voz que clama justicia y que se elevará firme para buscar el sendero que signifique la conquista de la verdad y de la ley. Lo que el pueblo no sabe, lo que no ha oído el pueblo entregado a sus cotidianas labores, lo sabrá en esta audiencia pública. Sabrá que los trabajadores viven sumidos en salarios de miseria, que los patronos suben el precio de la mercadería continuamente y jamás participan a sus obreros de sus innúmeras ganancias. Sabrá cómo curvados junto a las máquinas los obreros desgastan su vitalidad y obligados, tienen que atender incluso dos telares, sin justo pago, etc. cómo a pretexto de multas se quitan las ganancias de los trabajadores, cómo se organizan las empresas para captar grandes utilidades, limitando la participación


◊ Parte de los obreros y obreras que serían representados por el Sindicato «STAI», a inicios de la década de 1930.

de beneficios a los trabajadores, etc. Y porque la voz de los trabajadores de Atuntaqui es la auténtica voz de este pueblo magnífico en su Historia Grande, no dudamos que a esta audiencia concurrirá el intelectual y el obrero para descubrir el camino luminoso de la verdad.» Dicho comité, muy respetuoso de la ley y siguiendo el órgano regular en estos casos, al no tener una respuesta positiva del patrono, el 3 de septiembre de 1948, en Asamblea General de Trabajadores, dispuso la paralización de las actividades. Inmediatamente se tomaron las instalaciones de la fábrica, de una manera pacífica, hasta ser atendidos en sus peticiones. Ante estos hechos se conformó un Tribunal de Conciliación y Arbitraje integrado por representantes de los trabajadores, del patrono y de la Inspectoría del Trabajo. Luego de varios días de intensas negociaciones, ante los justos pedidos de los trabajadores y las pruebas presentadas por estos, el Inspector del Trabajo dictó un fallo a favor de los huelguistas; teóricamente suponía el fin de la medida de hecho. Pero no fue así. El Gerente de la fábrica apeló el fallo ante el Director Nacional del Trabajo por inconformidad con esta sentencia.

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Mientras este trámite legal se dilucidaba, los trabajadores mantenían el control de las instalaciones de la fábrica, pernoctaban la mayoría en el edificio, mientras otros se encargaban de la logística que implicaba este paro de actividades. Transcurrido más de un mes de la huelga, no había pronunciamiento del Director Nacional del Trabajo. Fueron momentos difíciles para las familias de los trabajadores. Se daban modos para que a los niños no les falte la comida. Sabían que los pedidos de los trabajadores eran por demás justos y sus familiares siempre los apoyaron moral y materialmente. Se creía que la razón y la justicia primarían ante la intolerancia y la prepotencia. Lamentablemente, las influencias y relaciones de los accionistas de La Industrial Algodonera y de Otto Seifert con los altos funcionarios del Estado jugaron un papel determinante en el desenlace de esta huelga. Para sorpresa y desengaño de los trabajadores, la Dirección Nacional del Trabajo revocó el fallo del Inspector del Trabajo de Imbabura, dándole la razón al patrono. No se había conseguido lo que se pretendía con la huelga. La noticia cayó como un balde de agua fría a propios y extraños; se suponía que se ratificaría el fallo dado en primera instancia. A los cuarenta y ocho días de haber iniciado la paralización de actividades, los trabajadores suspendieron la huelga y desalojaron el local, era el viernes 19 de octubre. Lo hicieron de una manera pacífica y respetuosa, aunque se sentían muy dolidos e indignados. No hubo más que reiniciar las actividades y acatar el fallo de última instancia. Se buscarían otras estrategias para lograr reivindicar las justas aspiraciones de los trabajadores. III. SECCIONES, DEPARTAMENTOS Y AMBIENTE SOCIO-LABORAL Las instalaciones de la Fábrica Téxtil Imbabura En las páginas siguientes se puede apreciar el plano general de las instalaciones de la Fábrica Textil Imbabura con sus respectivas secciones generales; este plano no hace referencia a la extensión total de los terrenos y propiedades que fueron también parte de esta factoría. Describamos brevemente estos inmuebles: Al norte de las instalaciones de la fábrica (izquierda del plano) y al sur (derecha del plano) hay amplios terrenos en los que, en tiempos en que funcionaba la empresa, fueron construidas unas hermosas viviendas tipo villas, de corte europeo, y habitadas por los diferentes gerentes, técnicos y personal administrativo de alto rango, quienes, en su mayoría, vivían en compañía de sus familias. Cruzando la calle Abdón Calderón, al oriente de las instalaciones de la fábrica (parte superior del plano), a no más de 20 metros de la puerta principal de ingreso, en forma paralela a dicha calle, se encuentra la

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◊ Uno de los trabajadores que en 1948 participaría en le huelga de los 48 días.


◊ Plano de la planta de la Fábrica Imbabura.

estación del ferrocarril y, siguiendo hacia el oriente, inmediatamente a continuación de la línea férrea (también en forma paralela) está la calle Francisco Dalmau (en honor a uno de los primeros dueños y fundador de la fábrica). En la cuadra, frente a la estación, La Industrial Algodonera disponía de algunos terrenos donde fueron construidas también algunas villas y casas, ocupadas por los técnicos y personal de alto para estar más cerca de su lugar de trabajo. Al occidente de las instalaciones (parte inferior del plano) existió una extensa zona de bosque de eucalipto y una amplia cancha de fútbol, lugar donde se redesarrollaban encuentros deportivos. Proceso de producción de hilos y telas A continuación se hace una breve descripción de algunas secciones y departamentos; con ello básicamente se pretende que el lector tenga una idea muy general del proceso de producción; tal vez puede resultar complicado para quien no tiene un conocimiento previo, ya que la terminología de la maquinaria y de ciertos procesos son actualmente poco utilizados y totalmente desconocidos.

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Bodega de algodón Todo el algodón en rama que se ingresaba a la fábrica, proveniente de la zona del Valle del Chota, Salinas, San Carlos, y el de pacas provenientes de Manabí y Guayas, era almacenado y luego pesado en una balanza gigante. Generalmente esta bodega resultaba insuficiente, porque la cosecha de algodón en la costa era una vez al año; por lo tanto, en esta época, había que proveerse para ese periodo y almacenarlo, en la bodega, en el edificio del frente de propiedad también de la compañía. Este algodón ingresaba a otro ambiente en el que, con la ayuda de una máquina eléctrica llamada desmotadora, era liberado de impurezas. La pepa o semilla era vendida para alimento de ganado. Batanes Era una máquina eléctrica encargada de limpiar y abrir la fibra de algodón de la desmotadora y de la bodega de algodón (el desmotado),

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◊ Uno de los trabajadores de la bodega junto a la balanza “Toledo”, de la Fábrica Imbabura.


◊ Trabajadores en la Sección de Batanes, de la Fábrica Imbabura.

de donde salían en forma de rollos de fibra de algodón, limpios y mezclados, según la necesidad de hilo. Estos rollos debían tener un peso en libras predeterminado; en caso de no cumplir este requisito, se volvía a procesar en el batán. Los rollos de algodón de los batanes pasaban, posteriormente, a la sala de cardas. Cardas y Manuares Era una sección donde continuaba el proceso de limpieza del algodón y se dejaba la fibra lista, en forma de mecha, para que pasara a la sección de estirajes o manuares (para estirar la fibra), donde era indispensable tener la fibra completamente libre de impurezas, de tal manera que estuviera preparada para la elaboración del pabilo en las mecheras. Pabilos La fibra de algodón denominada pabilo (fibra de algodón con poca

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torción) ingresaba a las diferentes hilas (máquinas encargadas de procesar el pabilo para convertirlo en hilo envuelto en la bovina). El pabilo también se utilizaba en su estado natural para la confección de sobrecamas; además se vendía, crudo o tinturado, en Otavalo y Mira para elaborar sacos artesanales tejidos a mano, en sustitución de la lana de borrego, ya que una de las bondades de la fibra de algodón es no causar alergias a los humanos. Dependiendo de las necesidades de la fábrica, las bobinas de pabilo eran de diferente grosor o diámetro. Hilatura Una de las zonas más grandes en área, personal y maquinaria, fue la hilatura, donde se adelgazaba o transformaba el pabilo en hilo de diferentes diámetros, según las necesidades de la fábrica y del mercado. Este hilo era la base para todo el proceso de elaboración de la tela. Si se requería de tela más gruesa, se torcía el hilo de dos, de tres o más hebras. Las máquinas hermanadoras se encargaban de aparear (unir) dos hilos, de tal manera que estuvieran listos para el proceso de torción del hilo, en las máquinas llamadas torcedoras. Las máquinas de hilas eran eléctricas; disponían de unos cilindros por los que pasaba el pabilo para ser adelgazado por presión en diferentes diámetros o grosores, hasta quedar en el hilo de diferente número. El hilo torcido, así como el “chulla” (una sola hebra de hilo), pasaba a las enconadoras donde era envuelto en conos. Había hilo en madejas (hilo torcido) que se comercializaba en paquetes de madejas de cinco libras. Bodega de Hilos Toda clase de hilos elaborados en la sección de hilatura se los guardaban en la bodega de hilos; los mismos se almacenaban en madejas o conos. Este hilo se distribuía a diferentes secciones (urdidoras y tintorería). También se vendía como tal a diferentes empresas textiles del país que lo requerían como materia prima (Fábrica Vicuña, Decora, Satex). Urdidoras y canilladoras Las urdidoras tenían la función de envolver el hilo en los cilindros (enjullos); los hilos estaban en gran cantidad de bobinas ubicadas en una especie de estantes frente a cada urdidora.Cada hilo pasaba por unos alambres antes de ingresar al cilindro, donde era envuelto por el obrero para asegurarlo. Una vez se prendía la máquina, el cilindro giraba lentamente (cabía la posibilidad de que se rompieran una o varias hebras del hilo) hasta estar completamente lleno. El obrero tenía que estar muy atento, porque, cuando se producía una ruptura la urdidora se paraba y había que amarrar o remendar el hilo roto para ubicarlo en el lugar que le correspondía. El número de hilos en la urdidora dependía de la tela.

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◊ Sección de Hilatura de la Fábrica Imbabura.

Las canilladoras o lessonas envolvían el hilo (trama) en unas bobinas de madera muy pequeñas. Estas bobinas tenían que estar colocadas en las lanzaderas, piezas de madera o de fibra de unos 30 centímetros aproximadamente en forma de barco, en cuyo centro había una guía o uso, donde se ubicaban las bobinas de hilo para ser lanzadas de derecha a izquierda y viceversa, con la finalidad de elaborar la tela. Engomadora Los cilindros o enjullos grandes de hilo, provenientes de las urdidoras, pasaban por la engomadora, que contenía almidón de achera o de yuca, cebo de res y otros insumos naturales; de esta manera, el hilo ganaba consistencia y se evitaba que se rompiera en los telares. El hilo de esta sección era trasladado, después, a las pasadoras de lisos. Pasadora de lisos En la pasadora de lisos (de hilos), una persona pasaba los hilos de los cilindros o enjullos que venían de la engomadora por las ranuras o

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dientes de un peine horizontal de gran tamaño, con una especie de gancho. Esta función era realizada casi exclusivamente por mujeres. Los cilindros tenían diferentes longitudes según el ancho de la tela por tejerse. En el caso de telas muy anchas como para sobrecamas, o bramantes, se hacía preciso unir dos cilindros para lograr el ancho deseado. Bodega de tramas Este departamento se encargaba de recopilar parte del hilo en una especie de estanterías de madera dividido en departamentos pequeños, adonde los trabajadores de tejeduría acudían para proveerse de las bobinas de trama necesarias para la confección de la tela. Para los obreros, ir de los telares a la bodega de tramas fue siempre una especie de oxigenación o manera de salir de la rutina que demandaba el trabajo en los telares. Para muchos de ellos, fue la oportunidad para conversar por un pequeño momento con los compañeros con los que se cruzaban en los corredores, y no faltó alguno que se escapara a disfrutar un tabaco sin filtro marca Piel Roja, Chester o Full Blanco. Tejeduría En esta sección había contramaestres y armadores: los contramaestres se encargaban de la reparación de la maquinaria; los armadores, de la colocación de los enjullos en los telares para proceder a la elaboración de la tela. Existían telares de doble ancho y de medio ancho: los primeros eran para fabricar básicamente bramante para sábanas y sobrecamas; los segundos, para confeccionar especialmente lienzos y gabardinas. También la empresa disponía de telares de cambios, que utilizaban hasta seis lanzaderas para confeccionar telas con diferentes diseños y colores. Cada obrero de esta sección manejaba un telar; algunos, dos telares y, excepcionalmente, tres; se dice que esta capacidad de manejar tres telares sólo la tenían unos pocos obreros, entre ellos Gonzalo Navarro y Juan Jácome; en esta sección, como en la hilatura, luego de la primera década de funcionamiento, se pagaba a los obreros en función de su rendimiento o producción. Generalmente se laboraba en turnos de ocho horas, tanto en el día como en la noche; en estas secciones, existían obreros que, por ganarse unos sucres extra, hacían turnos de hasta 12 horas de trabajo y unos cuantos más tiempo. El equipo de impulsión de esta sección estaba reducido a tres potentes motores eléctricos que, por medio de poleas y ejes de transmisión, hacían funcionar los telares. En ciertas ocasiones sucedía algo curioso: las lanzaderas salían disparadas de la caja de cambios. Muchas veces llegaron hasta donde los compañeros del telar de al lado causando serias lesiones. Por ello, con el tiempo, hubo de colocarse los llamados “salvavidas” (mallas de alambre donde se impacte la lanzadera) a los costados de los telares.

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◊ Trabajadores de la Sección de Hilatura de la Fábrica Imbabura.

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Blanqueo y tintorería Para el proceso de blanqueo siempre fue necesario descrudar el hilo, es decir, que se cocinara por ocho horas para eliminar el aceite o grasas propias del algodón. Si era hilo en madejas, tenía que ser blanqueado manualmente en barcas o tanques. La base para el proceso de blanqueo era cloro, agua oxigenada y blanqueador óptico. Las telas también eran tratadassiguiendo básicamente el mismo proceso que en el blanqueo del hilo, sólo que para las telas se utilizaban los gigeres (rodillos que giraban para que la tela se sumerja en el tanque lleno de productos químicos propios para el blanqueo). Para tinturar las telas o los hilos se seguía el mismo proceso que para el blanqueo, aunque, claro está, se añadía tintes o colorantes importados de Alemania e Inglaterra para así garantizar que las los productos elaborados en esta industria no pierdan su color al poco tiempo. En las telas que necesitaban color, era casi imposible repetir el mismo tono o gama cuando se requería dar el tinte en una fecha posterior a la primera tanda. Sólo Segundo Cevallos tenía la habilidad para volver a mezclar los tintes y obtener exactamente el mismo color requerido; por esta habilidad ganó una fama que fue más allá de los linderos de Atuntaqui y fue tentado en más de una ocasión a trabajar en las empresas que elaboraban anilinas o en otras textiles del país. Nunca aceptó dichas propuestas; siempre antepuso su fidelidad a la Fábrica Textil Imbabura. Para el blanqueo y tinturación se utilizaban dos autoclaves (especie de ollas de presión gigantes) de acero inoxidable con una capacidad para 220 libras y para 170 libras, respectivamente. Estas autoclaves funcionaban con motores eléctricos y a vapor. Calandras (Planchadoras) En las calandras se planchaba la tela que venía húmeda de la tintorería; tenían un tambor o rodillo intermedio calentado por el vapor producido en los calderos. Algunas se movían con un motor eléctrico individual y otras se impulsaban o funcionaban con poleas y ejes de transmisión. La tela salía de este sitio completamente seca y planchada y pasaba al almacén de tránsito. Había telas que, luego del proceso de planchado, aumentaba su longitud original, ya que la presión ejercida en las calandras las estiraba. Almacén de tránsito y medidoras En este almacén se recibía toda la tela producida en la sección tejeduría; aquí era revisada para descubrir alguna falla en la confección y para medir la producción de los tejedores; recordemos que, de acuerdo con la producción individual, se calculaba su ganancial (ingresos semanales). Si se encontraban fallas o imperfecciones en la tela, se imponía

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◊ Máquinas de engomado de hilos de la Fábrica Imbabura, a inicios de la década de 1930.

una multa económica a los trabajadores que era descontada de los ingresos semanales. De esta sección se despachaban algunas de las telas a la tintorería, especialmente la cruda, para su tinturación o blanqueo. Una vez medida la tela, pasaba a la dobladora, máquina eléctrica que se encargaba de doblar la tela en piezas; luego se numeraba, pesaba y medía para ser trasladada al almacén de ventas. En el almacén de tránsito laboraban varias mujeres encargadas de coser las sobrecamas y colocarles el fleco. La fábrica se dedicó por muchos años a la comercialización de sobrecamas ya elaboradas; tenían una gran demanda en los hospitales, hoteles, fuerzas armadas y la policía. Almacén de Ventas El almacén de ventas era el encargado de receptar toda la producción de tela proveniente del almacén de tránsito, de donde llegaba completamente revisada, pesada y medida. En este sitio se recibía a los clientes quienes adquirían los hilos y telas al por mayor y menor.

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En este almacén estaba ubicada una prensa hidráulica para reducir el volumen de los bultos de la mercadería que iba a ser despachada, así ocuparía menos espacio y sería más fácil su transporte y embalaje. En la misma prensa, los trabajadores, con experticia y velocidad, amarraban con alambre (sunchos) los bultos de hilo y de tela. SECCIONES DE APOYO: Bodega de repuestos En la bodega de materiales y repuestos, se almacenaba todo tipo de piezas de las diferentes secciones. Un costado de esta bodega servía para guardar otro tipo de materiales como carbón, vegetal utilizado en la mecánica, electrodos y piñones de diferentes dimensiones utilizados en las muy variadas máquinas existentes en los diferentes departamentos. Se entenderá que, por la cantidad, variedad y tamaño de la maquinaria disponible, el almacén tenía que estar dotado permanentemente de todo tipo de repuestos para las eventualidades propias de la actividad textil; por lo tanto, cumplía una función de almacenaje y proveeduría de los mismos. Mecánica Los trabajadores de esta sección se encargaban del mantenimiento de toda la maquinaria de las diferentes secciones, de los vehículos de la empresa, de la planta eléctrica y del sistema de instalaciones eléctricas. Para cumplir con este cometido contaban con cuatro tornos, fresadoras, taladros, esmeriles, varoladora, sueldas y una serie de piezas e implementos necesarios para el normal y perfecto funcionamiento de una empresa tan grande. En el argot fabril, esta sección recibía el nombre de “la Nasa”, y por el ingenio y creatividad, a varios de los mecánicos, “científicos”. En este lugar se construían algunas piezas en hierro forjado, utilizando para ello el combo y la fragua que funcionaba a base de carbón avivado con un venterol proveniente de un potente motor encargado de mover algunos aparatos de la mecánica. El trabajo de los forjadores fue realmente pesado, tal es así que mandaban a realizar esta tarea a los mecánicos, a los cuales eran considerados una especie de castigados. Carpintería En los mejores tiempos de la fábrica, la carpintería era una sección donde trabajaban hasta 10 personas y principalmente se reparaban lanzaderas y bobinas. Los carpinteros se encargaban del mantenimiento y reparación de todo donde hubiera madera; en muchas ocasiones, debieron coordinar acciones con los mecánicos; como, por ejemplo, en la

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◊ Trabajadores de la Bodega de repuestos de la Fábrica Imbabura.

reparación de las ruedas de madera, parte del sistema de poleas y transmisión existentes en tejeduría e hilatura. Trabajo nunca les faltó; permanentemente había algo que arreglar: las vigas de madera que cruzaban por casi todas los departamentos de la fábrica, los techos, las puertas, ventanas y muebles. Los directivos de la fábrica residentes de las villas de propiedad de la empresa siempre hicieron uso de los hábiles carpinteros para confeccionar los muebles de madera y dar mantenimiento a los existentes. Planta Eléctrica Como ya se comentó, la planta eléctrica estaba ubicada en las riberas del río Ambi para aprovechar sus aguas; a través de un sistema de caída, se movían las turbinas generadoras de energía eléctrica para el funcionamiento de los motores de las máquinas de l de la fábrica y, por supuesto, para dotar de luz eléctrica a los predios de la fábrica y a las casas de la empresa. Fueron típicos los paseos de trabajadores y ciudadanía anteña a los campos circundantes a la planta y siempre rodeados de extensos bosques

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de eucalipto que daban al lugar un colorido sin par donde se respiraba naturaleza y vida silvestre pura. Quién no recuerda escuchar a sus amigos, familiares o compañeros ¡vamos a la planta! y, cuando se emprendía el viaje, siempre fue una verdadera aventura, más aun, cuando la caminata se hacía por los angostos chaquiñanes “culebreros” y empinados. Si se lograba coger sigses o totoras en los pantanales cercanos al río, la emoción fue siempre mayor. La energía producida en la planta eléctrica también era suministrada a la Clínica del Seguro de Atuntaqui cuando comenzó a dar sus servicios; posteriormente, sólo en casos de emergencia. Antes de la cantonización, y en sus primeros años, la planta eléctrica de la fábrica, en varias ocasiones, también dotó de energía al pueblo de Atuntaqui, auque fue motivo de conflicto con Zoilo Suasti, quien, con sus generadores, proporcionaba energía a gran parte del pueblo. En algunas ocasiones, también se abasteció de energía eléctrica a los cantones de Ibarra, Cotacachi y Otavalo.

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◊ Trabajadores de la Carpintería de la Fábrica Imbabura.


◊ Trabajadores de la Mecánica de la Fábrica Imbabura.

Departamentos administrativos: Gerencia-Contabilidad-Pagaduría y Secretaría En un solo cuerpo, ubicadas una tras otra y separadas únicamente por una puerta, existían cuatro oficinas administrativas, donde laboraban los empleados. En la primera, ubicada junto al hall de entrada, trabajaba el cajero y algunos trabajadores encargados del personal; en este departamento existía una inmensa caja fuerte para guardar los pagos semanales al personal. La segunda oficina era el lugar de trabajo del contador. En el tercer espacio físico, se encontraba la secretaria, quien cumplía sus funciones, tanto para el contador como para el gerente; este espacio también se convirtió en una especie de sala de espera para quien quería pasar hacia donde el gerente de la fábrica. La cuarta y última oficina era la del gerente; se entenderá que llegar a este ambiente era todo un trámite, más aún cuando el gerente era Otto Seifert, un hombre muy enérgico, demasiado serio y hermético, por lo que, para los obreros, era casi imposible llegar a él.

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El obrero, que, por alguna razón puntual, lograba ingresar a las oficinas administrativas, lo hacía temeroso, sacándose el sombrero y saludando amablemente a todos los empleados; la cortesía de un obrero para con un empleado era evidente, aunque, claro está, también la mayoría de empleados respetaba mucho a los obreros, en especial, a los mayores. La vida de los jefes al interior de la fábrica El interior de los predios de la fábrica podía considerarse como una especie de mini ciudadelas o condominios, donde se encontraban construidas varias casas para vivienda, aparte del edificio de la fábrica donde funcionaban las diferentes secciones y talleres. Siempre fue política de la empresa tratar bien a los empleados, en especial a los directores, jefes de sección, técnicos y altos funcionarios administrativos, especialmente a los extranjeros. Las viviendas eran de propiedad de la empresa. Estas construcciones estuvieron bien hechas y tan mantenidas siempre que, quien visitaba la fábrica, lo primero que le llamaba la atención era la belleza de esta pequeña ciudadela, ubicada alrededor del edificio central de la factoría. Las casas, al estar en el interior de la fábrica, mantenían una ubicación estratégica para los fines que perseguían los accionistas. Al tener a los administrativos y técnicos ocupando estas viviendas a unos pocos metros de las máquinas, telares, mecánica y demás departamentos, podían acudir inmediatamente y a cualquier hora del día o de la noche a solucionar los problemas presentados muy a menudo con el personal o maquinaria durante los diferentes turnos de labores. A cada una de estas villas se las conocía con un nombre, según para quién estaba designada; así existían las villas denominadas: del técnico de mecánica, del gerente, para visitas, del administrador, del contador, etc. Todas las villas fueron diseñadas y construidas en la década de los treinta, con la asesoría técnica de ingenieros y arquitectos extranjeros; su diseño respondía a un corte europeo, especialmente inglés y español. La distribución de estas villas tenía una funcionalidad envidiable para la época. De igual manera, las comodidades y decorados causaban asombro a los que las visitaban. Muchos de los que conocieron los interiores de estas viviendas vieron por primera vez muebles finos, electrodomésticos, cuadros originales pintados en óleo, lámparas de cristales exóticos, grandes tinas para el baño de porcelana traídas del extranjero y, en fin, una serie de adornos y lujos dignos de las clases sociales pudientes de los grandes centros urbanos europeos. La mayoría de los directivos que habitaban estas hermosas villas estaban acompañados de sus esposas e hijos, lo que le daba al lugar un ambiente pintoresco y de agradable bullicio por el jugueteo de los niños y niñas, por la nitidez y pulcritud que las esposas mantenían el lugar, por la belleza de las plantas y árboles sembrados en los jardines al frente y costados de las villas, por las pequeñas huertas cultivadas en los es-

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◊ Trabajadores de la Sección de Hilatura de la Fábrica Imbabura.

pacios traseros de estas viviendas y, en general, por todo ese aire fresco, fragante y tranquilo que contrastaba con el bullicio cercano de la maquinaria y de todo lo que la industria textil de esta factoría representaba. A todas estas villas, normalmente, no tenían acceso los demás empleados sino muy ocasionalmente. Los obreros tenían que limitarse sólo a observarlas desde una cierta distancia prudencial, para no interrumpir la privacidad de los jefes y sus familiares. Cultura y deportes Desde 1935 la fábrica tenía una banda de músicos compuesta por trabajadores y empleados, la misma que deleitó con sus tonadas en los actos sociales, culturales y deportivos de la fábrica, del cantón y la provincia. Durante el período próspero del funcionamiento de la fábrica, en Antonio Ante se dio un inusitado despunte de la cultura, básicamente en las artes escénicas y la música, siendo los propulsores y cultores de estas manifestaciones los principales de la fábrica, liderados por el ale-

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mán Otto Seifert, gerente de la fábrica, La actividad deportiva no solo se concentró en la práctica futbolística de los equipos de los trabajadores de la fábrica, que tantas alegrías les dio a propios y extraños. El ecua boley también fue uno de los deportes cultivados por los obreros y empleados. De igual manera, fueron estos hombres los que iniciaron en Imbabura la práctica del tenis, para ello se construyó en el lado norte de la misma fábrica, una cancha de ladrillo molido utilizada para el desarrollo de apasionados partidos de singles y dobles jugados por los empleados. Fue notable el equipo de gimnasia olímpica que cautivó por muchos años a los trabajadores de la fábrica y ciudadanía. En el año 1940 nacen las comparsas y disfraces de las fiestas de fin de año y que actualmente tanto prestigio le han dado al cantón; se las debe a unos cuantos personajes por demás ocurridos que laboraban en la fábrica y a varios ciudadanos de Atuntaqui y Andrade Marín, quienes llenos de una gran dosis de humor y picardía, disfrazados con caretas comenzaron a realizar una serie de remedos, no siempre aceptados de

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◊ Banda de músicos de la Fábrica Textil Imbabura en el año de 1948 interpretando piezas musicales en los primeros días de la huelga de los cuarenta y ocho días.


◊ Trabajadores en 1936, que conformaban el equipo de fútbol con la marca de la empresa.

buen agrado, a los personajes de la vida civil, eclesiástica y militar de la ciudad y del país. Como una especie de bola de nieve comenzaba a crecer, año tras año, un espectáculo que alcanzaría dimensiones nunca imaginadas por sus creadores. Se ponía de manifiesto una manifestación cultural hoy día orgullo de los anteños y anteñas de todas las edades. Condiciones de trabajo en la fábrica Las condiciones de trabajo fueron muy diversas y dependían del tipo de labor que se realizaba en cada uno de los distintos departamentos, del género y de la relación de dependencia. Refiriéndose a ese último aspecto, no era lo mismo ser obrero a ser empleado. El estatus y, por supuesto, el sueldo eran mucho más altos para estos últimos. En los primeros años de funcionamiento, los obreros y obreras pasaban permanentemente vigilados por un capataz o jefe de sección, a quien tenían que pedir permiso para hacer sus necesidades biológicas o para salir a realizar funciones relacionadas con sus tareas.

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En las dos primeras décadas de funcionamiento, los permisos, inclusive por enfermedad, no era tan fácil conseguirlos y si se los conseguía, el trabajador no tenía derecho a que se le pague en ese día. Con el decurso de los años se estableció la jornada laboral de las ocho horas y las condiciones mejoraron sustancialmente con el establecimiento de esta nueva modalidad de trabajo. Pero eso no fue obstáculo para aquellos obreros que querían laborar más horas; estas horas eran reconocidas y debidamente remuneradas. Había, pues, la oportunidad para mejorar la economía en función de su esfuerzo y sacrificio. En el apogeo de la producción textil, se llegó a una especie de hacinamiento en algunos departamentos. Cuentan muchos obreros que a finales de 1960 existían 1.200 trabajadores. Este dato no se ha podido comprobar en los archivos de nómina de trabajadores, posiblemente porque en algunas etapas de producción existían varios obreros y obreras ocasionales que no necesariamente se los incluía en la nómina y, por esta razón, tampoco se les afiliaba a la Caja del Seguro. Esta especie de hacinamiento laboral condujo en varias ocasiones a que los sanitarios no den el abasto suficiente y, en consecuencia, se dieron brotes epidémicos

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◊ Obreros trabajando en la sección de la urdidora de la Fábrica Imbabura.


◊ Obreros trabajando en la Fábrica Imbabura.

de gripe y de otras enfermedades infectocontagiosas. Excepto los trabajadores de la mecánica, los demás no disponían de ropa adecuada para el trabajo. Sus labores cotidianas las desarrollaban con la ropa del diario de esa época. Para la mentalidad de hoy nos puede parecer como increíble el que los trabajadores no utilizaran guantes de protección, a pesar de que, por las características de las maquinarias que manipulaban, debería ser una prenda de trabajo imprescindible. Tampoco utilizaban cascos de protección en la cabeza. El sombrero, una gorra o boina, era la única prenda de protección de la cabeza, y tómese en cuenta que había mucha maquinaria ubicada a la altura de la misma o que, para realizar ciertas tareas, los trabajadores tenían que introducirse debajo de ellas. Toda esta falta de protección produjo en variadas ocasiones accidentes de toda índole y algunos de muy considerable gravedad. En las secciones de tejeduría, hilatura y en otras, el ruido que producían las máquinas era ensordecedor pero tampoco se utilizaban protectores para los oídos lo que, a la larga, en muchos trabajadores, seguramente ocasionaron trastornos relacionados directa o indirectamente con el sistema auditivo. Las enfermedades de las vías respiratorias, de los pulmones y la garganta, eran muy comunes entre todos los trabajadores y trabajadoras, sufrimientos y molestias producidos por la pelusa y partículas microscópicas que permanentemente flotaban en la atmósfera, producto de la manipulación del algodón y de telas en todo el proceso de producción. El machismo de esos tiempos hacía que las mujeres sólo se dediquen a los quehaceres domésticos y a cuidar los hijos y la familia. Dentro de ese panorama, Atuntaqui fue una de las primeras ciudades del país donde la mujer comenzó a hacer presencia en el desarrollo laboral. De todas maneras, siendo este género una minoría en comparación al número de obreros, su actitud casi siempre fue muy prudente, silenciosa y hasta tímida. El factor para el trato diferente que tuvieron algunos de los empleados estaba relacionado con el origen extranjero de un buen número de ellos. La mayoría de los técnicos, por la falta de mano de obra calificada en el país, venían de países europeos. Durante la vida de la fábrica, laboraron en ella hombres provenientes de Inglaterra, España, Alemania, Holanda e Italia. Perfil del trabajador de la fábrica El perfil del trabajador puede dividirse en varios aspectos. Caractericemos brevemente a varios de estos para así tener una idea general de cómo eran esos hombres y mujeres, y de cómo incidieron estas características en la vida de la población. Social y culturalmente, el trabajador tenía una vida muy activa y por su estatus, con seguridad más los empleados que los obreros. En los

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diferentes sectores del cantón, los trabajadores de la fábrica intervenían ya sea como espectadores o como participantes en los diferentes eventos de música, teatro, conferencias, charlas, conversatorios y encuentros deportivos, siempre puntuales y muy bien vestidos, según la ocasión. La relativa estabilidad económica de los trabajadores hizo que puedan asistir a todos estos eventos y, a muchos de ellos, en compañía de sus esposas e hijos. También, a veces, en compañía de hermosas mujeres que no necesariamente eran sus novias o esposas. Su solvencia económica les permitía darse estos y muchos otros lujos o excesos. El trabajador textilero era un asiduo asistente a bailes, kermeses, sainetes, obras de teatro, conciertos de música, elecciones y coronaciones de todo tipo de reinas, encuentros deportivos, seminarios y, en general, les gustaba asistir a estos eventos vestidos según la ocasión y justo a tiempo, producto del hábito creado por la puntualidad laboral en la fábrica. Muy notables fueron las actividades socioculturales que giraban alrededor de estas organizaciones, las mismas que pusieron al cantón Antonio Ante en un lugar sin par y a la vanguardia en la provincia, provocando un amor y orgullo por el terruño, aspecto admirado por los demás cantones y, con seguridad, envidiado. Las cualidades físicas y relativa estabilidad económica del trabajador de la fábrica fueron como una especie de imán para algunas de las chicas. En la primera mitad del pasado siglo, no era muy común que un hombre tuviera un trabajo estable, como dependiente, y en el que pudiera ganar unas horas extras. Para cualquier mujer soltera de esos tiempos era un buen partido un obrero y, más aún, un empleado. Muchos de los trabajadores solteros, por su corta edad a la que ingresaron a laborar en la fábrica, tenían ahorros y bienes, permitiéndole darse el lujo de ser ellos los pretendidos por más de una mujer. En el aspecto laboral, el trabajador siempre fue muy dedicado. Los hombres y mujeres anteñas tenían una habilidad innata, permitiéndoles aprender con rapidez cualquier tarea encomendada. Quienes ingresaban a trabajar en este centro fabril no tenían casi ninguna experiencia en el arte y tecnología textil. Era en el sitio de trabajo donde aprendían sus quehaceres y sí que lo hacían con suma rapidez. La mayoría de trabajos requerían extrema precisión, lo que dio lugar a desarrollar en el trabajador una capacidad muy elevada de concentración que, a su vez, trascendía al trabajo realizado, pues las telas y los demás productos elaborados alcanzaban tan alta calidad en la confección y en los acabados, que hicieron a la fábrica muy famosa y sus trabajadores ganaron un prestigio que rebasó las fronteras de la patria. Los empleados y los obreros siempre fueron afanosos en el trabajo, laboraban en los puestos asignados más allá de las horas establecidas, con el objeto de ganar horas extras, pero, a la vez, su salud se deterioraba con mayor rapidez. Este aspecto del obrero anteño se ha heredado hasta la actualidad, siendo esta una de las razones por las que el cantón entero tiene actualmente un desarrollo productivo e industrial muy superior al

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◊ Operario delante de una de las maquinas de la Fábrica Imbabura.


◊ Jefes de secciones de la Fábrica Imbabura, en los años ‘40.

de sus vecinos. La capacidad organizativa, el trabajo en equipo y la solidaridad fueron también características notables de los trabajadores. Las actividades desarrolladas en la fábrica hacían que todas sus tareas sean coordinadas a la precisión y muchas de ellas habían de realizarse en equipo. Esta característica laboral fue irradiada a la comunidad. Fueron frecuentes en la ciudad las mingas para: obras civiles del cantón, arreglos de los templos, mejoras en las instituciones educativas y para construcciones de viviendas de los amigos y familiares. El Club L.I.A., La Industrial Algodonera A inicios de 1936, un grupo de empleados de la fábrica decidió formar una organización que les permitiera plasmar sus ideales deportivos, sociales y culturales, sumándose a ellos algunos jóvenes de Andrade Marín, quienes no necesariamente laboraban en el centro fabril. El 23 de abril de 1937 alcanzaron personería jurídica con el nombre de Centro Social Deportivo L.I.A., siglas que significan La Industrial Algodonera, en homenaje a la empresa dueña de la fábrica. Tal fue el prestigio del

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club, que por ese entonces era considerado como el mejor centro social de la provincia. En las décadas de los cuarenta, cincuenta y sesenta, el conocido club L.I.A. disfrutó de una acogida y prestigio inigualables en Atuntaqui y, especialmente, en Andrade Marín. Sus socios, empleados y obreros de la fábrica, incursionaron en la vida deportiva del cantón y de la provincia con triunfantes presentaciones de su equipo de fútbol. Los partidos de este apasionante deporte, organizados por el club, generalmente se los jugaban los fines de semana en la cancha de tierra perteneciente a la fábrica. A estos partidos acudían masivamente sus socios, compañeros y ciudadanía en general. El equipo de fútbol del club L.I.A. se ganó un elevado prestigio por la calidad de su juego y por la bravura, ímpetu y pasión de sus jugadores. No era infrecuente que los partidos terminaran, o se interrumpieran, por unas descomunales grescas campales protagonizadas entre los contrincantes dentro de la cancha, y fuera de ella, entre partidarios de uno y otro bando. El club deportivo Barcelona, también de Andrade Marín, fue su oponente y rival más cualificado, integrantes que también en su mayoría pertenecían a la fábrica. Esta rivalidad y las actuaciones de unos y otros eran tema de conversación entre los trabajadores de la fábrica, durante toda la semana. Según se desprende de los comentarios, fue desde esta época que los jóvenes de Andrade Marín se ganaron el prestigio de «bronquistas»; más aún cuando por esos años esta parroquia urbana tenía muy diferenciados sus linderos con la parroquia de Atuntaqui. La casa obrera Si los empleados de la fábrica tenían una casa en el centro de Atuntaqui, los obreros no podían quedarse atrás. Por esta razón, el Comité de Empresa realizó un esfuerzo económico inmenso para comprar una casa de dos pisos ubicada en el centro de Atuntaqui, en la esquina de las calles Bolívar y Dos de Marzo. Sus instalaciones eran muy amplias y se contaba con un patio donde los obreros hacían deporte en las canchas de fútbol y boley; existían varias oficinas para reuniones del Comité de Empresa; un amplio salón de actos ubicado en el segundo piso, en el que se organizaban charlas, conferencias y seminarios para los obreros. Este local también se lo prestaba o arrendaba a las organizaciones sociales o deportivas del cantón para allí desarrollar diferentes tipos de programaciones. En la planta baja de la denominada Casa Obrera, el Comité de Empresa administraba un almacén donde se comercializaban las diferentes variedades de las telas producidas en la fábrica. Desde cuando fue gerente de la fábrica Don Otto Seifert, como una estrategia para congraciarse con los trabajadores y para mantener buenas relaciones y armonía entre directivos y operarios, ayudó al Comité de Empresa dándoles las telas a comisión para que las negocien con una ganancia oscilante entre un 5%

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◊ Sección de Hilatura de la Fábrica Imbabura.


◊ Trabajadores en la sección de planchado y doblado de la Fábrica Imbabura.

y un 10%, permitiendo a la dirigencia de este gremio sindical obtener unas considerables ganancias mensuales, invertidas luego en beneficio de los socios. En los patios de este local, la dirigencia organizaba anualmente la muy famosa Kermés para despedir al año viejo. Generalmente, la orquesta que amenizaba esta programación fue la Costa Azul y por la gran calidad y cantidad de repertorio, hacían que las parejas de baile se maravillaran románticamente en estas veladas llenas de encanto para los obreros y sus acompañantes. En el acto, unos cuantos traguitos de puro o de hervidos, siempre fueron el complemento para que los varones se armen de valor y así les fluya el verbo para manifestar sus amorosas intenciones a las hermosas mujeres anteñas.

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IV. CRISIS Y CIERRE TEMPORAL DE LA FÁBRICA TEXTIL IMBABURA Primeros problemas económicos En las décadas de los años 30, 40 y 50 del siglo pasado, la calidad de sus productos, el buen sistema de mercadeo, el prestigio y acogida de sus telas, permitió a la fábrica y a sus trabajadores disfrutar de una estabilidad económica reflejada en un sistema de vida material y social dignos de una sana envidia de quienes no trabajaban en el lugar; además causó un dinamismo del sector productivo de la provincia y en especial del cantón Antonio Ante. Toda esta época de buenos momentos, traducidos en la holgura económica de la empresa afectó y ofuscó a los dueños, de tal manera que no les permitió ver prospectivamente y prever el futuro de la fábrica. Quizás creyeron que con la maquinaria que databa de inicios del siglo era suficiente para enfrentar los retos de la competencia y de la nueva época tecnológica. El no actualizar o modernizar la maquinaria tuvo dos efectos negativos. El primero se tradujo en el aumento de los costos de producción en relación a la competencia, que utilizaba máquinas mucho más modernas y requerían de menos personal. El segundo efecto, consecuencia directa del primero, fue que para poder competir en precios se tenía que bajar la calidad de la materia prima utilizada y así reducir los costos de producción. A lo mencionado, súmese que el vecino país de Colombia atravesaba en esos años una época de impulso industrial, permitiéndole producir telas de buena calidad, baratas y en buena cantidad, las que ingresaban a Ecuador como contrabando, lo que ocasionaba que los productos de la fábrica perdieran mucho del mercado original. Todos estos factores se hicieron sentir en la empresa. Empezaron los primeros problemas de liquidez. Las buenas relaciones de los empresarios y administradores de la fábrica con los sectores financieros y políticos hicieron que casi al instante, el 15 de mayo de 1959, se les otorgue un préstamo de dos millones quinientos mil sucres (2´500.000), con una hipoteca a favor del Banco del Pichincha. Este dinero sirvió para salir del primer apuro grave presentado en este año. Nadie desconoce que en más de los treinta años de funcionamiento hasta esa fecha, sí existieron en varias ocasiones problemas económicos, pero nunca fueron tan graves para amenazar seriamente la permanencia o existencia de la fábrica. Siempre fueron altibajos normales dados en una empresa de esa magnitud y, lo más importante, en todo momento primó el profesionalismo de los administradores y el trabajo tesonero del obrero anteño. Ya con ciertos temores de los dueños de la empresa, siguió funcionando la fábrica casi en forma normal. Pero se hacía notorio que por

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◊ Sección de Tejeduría de la Fábrica Imbabura.


◊ Fachada principal de la Fábrica Imbabura.

parte de los accionistas de la Industrial Algodonera S.A. ya no existía la decisión política de renovar la maquinaria. Sin embargo, con la habilidad y creatividad de los obreros nunca estas dejaron de funcionar y sus telas todavía tenían un mercado muy representativo. Así funcionó la fábrica hasta mediados del año 1963, fecha en la cual vuelve el fantasma de la falta de liquidez; los dueños y administradores tramitan otro préstamo el 2 de octubre de 1963, con el Banco del Pichincha, por ocho millones de sucres (8´000.000) para lo cual tienen que hipotecar nuevamente otra parte de los inmuebles. Primeros problemas de producción Desde hace algún tiempo atrás, ya se tomó la decisión de bajar la calidad de la tela, supuestamente para poder competir con los precios de las telas que llegaban de contrabando de Colombia. Quien estuvo al frente de esta decisión fue el técnico Josep Vilageliu. Este funcionario, por órdenes de los dueños de la empresa, tomó la decisión de reducir las horas de trabajo de los obreros, de tal manera que los gastos generales por concepto de pagos de salarios se redujeran considerablemente cada

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mes, para salir, supuestamente, de la crisis económica que afectaba. Un obrero trabajaba, normalmente, un promedio de 44 horas a la semana, pero muchos, con el objeto de tener más ingresos económicos, trabajaban algunas horas extras, principalmente en las noches o madrugadas, en las denominadas veladas. Ahora bien, con la decisión de reducción de las horas de trabajo, a duras penas los obreros alcanzaban a ganar el salario mínimo de ese entonces. En tales circunstancias, la situación se volvió un tanto crítica para muchos de ellos, razón por la cual el comité de empresa y el sindicato resolvieron invitar al Inspector Nacional del Trabajo para que visite las instalaciones de la industria textil y constate esta arbitrariedad y otras consideradas atentatorias contra los derechos de la clase trabajadora. El doctor Hugo Larrea Romero, Director General de Trabajo, aceptó la invitación realizada por los representantes fabriles y decidió enviar al Inspector Nacional del Trabajo en los primeros días del mes de abril. El sindicato y comité de empresa deciden hacer el siguiente pliego de peticiones, cuando este alto funcionario llegue de visita a la fábrica: 1. Solicitar soluciones viables y acertadas ante el problema laboral

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◊ Detalle de una de las máquinas de la Fábrica Imbabura.


que atraviesan los obreros. 2. Revisar los aspectos relacionados con las multas impuestas en los últimos meses, a pretexto de optimización de recursos; prácticamente se estaba realizando una especie de persecución laboral a los trabajadores. 3. Puntualizar quiénes son las personas culpables de la mala elaboración de los productos. 4. Que se reorganice la bodega de materias primas porque, según los trabajadores, en este lugar se están cometiendo una serie de anomalías que influyen directamente en la calidad de las telas producidas. 5. Revisión de las tarifas de los productos elaborados. 6. Que no se ponga como pretexto el abarrotamiento de la mercadería en bodegas para disminuir las horas de trabajo. 7. Que no siga el abuso de autoridad, ya que en los últimos tiempos ciertos funcionarios de alto rango están maltratando al obrero. Notificación de liquidación definitiva por parte del patrono

◊ Detalle de una de las máquinas de la Fábrica Imbabura.

Para inicios del mes de abril del año 1965, la situación era ya insostenible. La falta de visión y decisión de los patronos para modernizar la fábrica y el poco interés de estos por continuar manteniendo la industria, eran evidentes. En este marco, Lorenzo Tous Febres Cordero, a nombre y representación de la Empresa La Industrial Algodonera S.A. interpone ante el Inspector Provincial del Trabajo de Imbabura el aviso de liquidación de la Fábrica Textil Imbabura, decisión que la empresa la toma argumentando básicamente las siguientes razones: 1. Disminución progresiva de las ventas de la mercadería. 2. Pésima situación financiera de la empresa, la que impide cumplir con las obligaciones económicas con los trabajadores y con los proveedores. También se aduce la precaria situación económica que el país está atravesando, ocasionando dificultades para conseguir fuentes de financiamiento para poder modernizar la empresa. 3. Impuestos que el Estado viene gravando a la Empresa Industrial Algodonera desde el año 1963, aspecto que ha afectado la producción y limitado los ingresos o ganancias de la fábrica. 4. Aumento de salarios a empleados y obreros de la fábrica. Según los empresarios, los aumentos de salarios en los últimos años, como consecuencia de las presiones gremiales, han sido muy sustanciosos, lo que de alguna manera impidió reinversiones en maquinaria que, a la fecha, ya estaba muy deteriorada y obsoleta por los muchos años de funcionamiento. 5. Aumentos considerables de existencias de mercadería en bodegas; es decir, existían muchas telas y de todo tipo que desde algunos meses atrás no había sido posible comercializarlas. 6. Incremento de intereses bancarios, lo que les impide o dificulta pagar las deudas de los préstamos contraídos con los bancos comerciales. 7. Competencia desleal de productos similares. Las telas que es-

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taban ingresando al país, por contrabando desde el vecino país de Colombia, eran mucho más baratas para los consumidores finales que las producidas en la fábrica. Al no ingresar por la vía legal, no se pagaban impuestos de importación o exportación. Este aviso de liquidación cayó como un balde de agua fría, no solo a los trabajadores de la fábrica, sino a toda la comunidad anteña, ya que de esta actividad, todo el cantón y muchos otros sectores de la provincia, vivían directa o indirectamente. Empezó a reinar un ambiente de incertidumbre y desesperación en las familias de los trabajadores; el futuro se les ponía nada prometedor, prácticamente se estaban quedando sin su principal fuente de ingreso. Los dueños de la empresa habían tomado una decisión que no medía las consecuencias sociales, económicas y políticas que ocasionarían en el pueblo anteño. Para los trabajadores más analíticos y especialmente para un sector de los que pertenecían al sindicato y al comité de empresa, esta decisión de liquidar la fábrica era una jugada del patrono, una especie de «as en la manga», se pretendía a costa de la desesperación y clamor de los trabajadores, que el gobierno central tome cartas en el asunto e inyecte dinero fresco para continuar con las operaciones y no sacar dinero del bolsillo de los empresarios para modernizar y volver a poner en marcha el aparato productivo, otrora eficiente, eficaz y efectivo. Cierre de operaciones de la fábrica Como la empresa La Industrial Algodonera había presentado el aviso de liquidación de la fábrica el 19 de abril de 1965, los accionistas decidieron cerrar la fábrica, se dejó de producir y se comunicó a los empleados y trabadores tal decisión. Josep Vilageliu, quien venía desempeñando las funciones de técnico y gerente de la fábrica, reunió a los miembros del Sindicato y del Comité de Empresa para manifestarles la decisión tomada por la empresa. La mencionada reunión duró varias horas, Vilageliu hizo una exposición muy detallada de las causas que condujeron a liquidar la fábrica, siempre desde la perspectiva patronal. Consecuentemente, todas las causas expuestas eran elementos más que suficientes para liquidar la fábrica. Durante la reunión, los representantes de los trabajadores pidieron en varias ocasiones que se reconsiderara la decisión de cerrar la fuente de trabajo, pero ningún pedido hizo efecto. Vilageliu fue muy tajante, manifestando que la obligación de él era cumplir con las órdenes recibidas de sus superiores. De nada sirvieron las súplicas de los asistentes a la reunión, en el sentido de buscar conjuntamente entre patronos y trabajadores un mecanismo o estrategias de reactivación de la fábrica para no perjudicar a más de setecientos trabajadores. A los siete puntos o razones presentados por el patrono como argumentos para la liquidación de la fábrica, Vilageliu añadió: «los accionis-

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◊ Así de desierta lucia la Fábrica Imbabura, cerrada sus puertas el 20 de abril de 1965.


tas están buscando mecanismos de reliquidación para los trabajadores y todo lo actuado se ajusta a las leyes vigentes y al Código de Trabajo». Pidió a los representantes de los trabajadores que la noticia la tomen con calma y la trasmitan a sus dirigidos de una manera muy prudente y sin tintes políticos o clasistas; para él, esta era una decisión que se la había venido postergando desde hace varios meses, y todos los empleados y

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obreros sabían de la difícil situación económica por la que atravesaba la empresa; según Vilageliu, sólo la benevolencia y sentido humanitario de los accionistas, permitió mantener en pie a la otrora imponente fábrica. Los representantes de los trabajadores salieron de la reunión muy desconcertados. No hubo capacidad de reacción inmediata, ya que la noticia los tomó de sorpresa. Ellos percibían los problemas económicos de la empresa y, por otro lado, ya se oían los rumores de un cierre. Se sospechaba que ocurriría, pero nunca se imaginaron que ese día llegaría y de la noche a la mañana, se quedarían sin trabajo. Sobre ellos estaba una carga muy pesada, tenían que planificar, inmediatamente, algunas acciones para salir del problema. Tenían la esperanza de que las diferentes organizaciones públicas y privadas tomaran cartas en el asunto para ayudar a todo un pueblo que dependía mayoritariamente de la vigencia de esta industria. Acta de compromiso entre patrono y trabajadores Con la intensión de reabrir la fábrica, se dieron varios días de intensas negociaciones entre los representantes de patronos y de los trabajadores. Pero no se llegaba a un acuerdo y tampoco estuvieron ausentes los problemas, las malas interpretaciones, los disgustos, los puntos de vista y opiniones diferentes; en ciertos casos las agresiones verbales y físicas entre los trabajadores que mantenían diferentes posiciones. Después de todo este trajín se logra un acuerdo entre el Comité Ejecutivo Pro Defensa de la Fábrica y los dueños de la fábrica; este parecía el más viable, dadas las condiciones, circunstancias y problemática por la que los trabajadores y en general la ciudadanía de Atuntaqui estaban atravesando. Los puntos del acuerdo en mención se los plasman, el 15 de junio de 1965, en una acta de compromiso: «Primero.- Como por efecto del aviso de la liquidación de la Fábrica «La Imbabura» de Atuntaqui, con que la Empresa «La Industrial Algodonera Compañía Anónima», notificó a los trabajadores de dicha Fábrica; y en virtud de la Acta de convenio suscrita por las mismas partes, ante el Señor Ministro de Trabajo, el día diecisiete de Mayo último, debían quedar concluidas las relaciones laborales y terminadas las actividades de la Fábrica, a partir de la presente fecha; la Empresa, ante la intervención del Señor Coronel de estado Mayor, Don Guillermo Freire Pozo, y el Ministro de Trabajo, convienen en reiniciar las operaciones de la Fábrica, bajo un plan que elaborará la Empresa, a más tardar, hasta el treinta de Junio en curso; plan que contemplará, de modo fundamental, la reducción del personal de trabajadores de la Fábrica, con sujeción a las estipulaciones siguientes: Segundo.- La reducción del personal, comprenderá en primer término, los trabajadores que se encuentren en condiciones de obtener su jubilación ordinaria; y además, a un grupo no mayor de doscientos trabajadores, que serán determinados en la forma que se consigna en el

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◊ Detalle de una de las máquinas de la marca Deutsche Spinnereimaschinenbau, en la ciudad alemana de Ingolstadt.


◊ Trabajadores que laboraron al mando de Josep Vilageliu, en la década de 1960.

siguiente punto; Tercero.- El Ministerio de Trabajo, por intermedio de la Dirección General del Ramo, procederá a verificar la inscripción voluntaria, de aquellos trabajadores que quisieren estar comprendidos en la reducción de personal; y por consiguiente, no incluidos en la nueva planta de trabajo, que consultará el plan elaborado por la Empresa. El número de trabajadores que faltare para completar la cifra prevista en el punto precedente, será establecido en su nominación, por la Empresa; con la intervención de la Dirección General de Trabajo, o su Delegado para el objeto, la misma que consultará el criterio de los trabajadores al respecto. Cuarto.- La Empresa conviene en pagar a los trabajadores, que se incluyeren en la cifra de doscientos ya indicada; y en razón de no quedar ellos comprendidos en la nueva planta de trabajo; la suma de dos mil quinientos sucres, cada uno; suma que se duplicará, para el caso de trabajadores miembros de la Directiva de Organización Laboral, perteneciente a la Empresa, cuya calidad deberá ser debidamente justificada. Los trabajadores comprendidos en el caso referido en este punto, percibirán, además, la parte proporcional al décimo tercer sueldo y a las vacaciones no gozadas, en los términos legales. Quinto.- Por el período de suspensión de actividades, de la Fábrica, los trabajadores que fueren a continuar en ella, por estar incluidos en

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la nueva planta de trabajo, percibirán el 50% de su respectivo salario. Sexto.- Las partes establecen de modo expreso que, por el acuerdo voluntario de las mismas, que determina la iniciación de una nueva operación de la Fábrica «La Imbabura» de Atuntaqui, a partir del treinta de Junio del año en curso. Tal iniciación no se considerará comprendida en el Inciso Segundo del Artículo 154 del Código de Trabajo; inciso cuya disposición no podrá ser aplicable en este caso. Séptimo.- La Empresa, por su parte, garantiza al personal que queda incluido en la nueva planta de Trabajo, con la que operará desde el treinta de Junio del año en curso; la estabilidad laboral de acuerdo con sus condiciones financieras y su operación industrial. Octavo.- Si con posterioridad, en el lapso de un año, la Empresa estuviere en condiciones de aumentar el personal de trabajo, preferirá hacerlo, con las personas que han cesado en sus labores, por efecto de la liquidación. Noveno.- Las partes se ratifican en las estipulaciones precedentes, a las cuales dan fuerza de ejecutoria inviolable; y en virtud de la presente Acta, queda concluido el conflicto suscitado con motivo de la liquidación de la Fábrica, quedando las partes solamente sometidas al cumplimiento de las estipulaciones que se han consignado en el presente instrumento». Con la firma de esta acta de compromiso se respiró un aire de cierta tranquilidad y esperanza en la mayoría de los trabajadores, por lo menos los puntos del acuerdo aseguraban la reiniciación de las labores en la fábrica y, por lo tanto, a partir del 1 de julio de 1965, más de quinientos empleados y obreros tendrían nuevamente su fuente de ingresos para poder mantener a sus familias. Pero para los doscientos trabajadores que, a partir de la fecha mencionada, dejaban de pertenecer a la fuerza laboral de la empresa, el futuro era para nada claro; si bien se les daría una indemnización, sabían que, si estaban en este grupo, el dinero solo les alcanzaría para cubrir deudas y para subsistir un cierto período de tiempo. De todas maneras, todavía no se sabía quiénes dejarían de pertenecer a la fábrica, seguirían a la espera de los acontecimientos. Días posteriores a la firma del acta de compromiso El Director del Trabajo envía a Atuntaqui al señor Alejandro Espinoza (Secretario de la Dirección Nacional de Trabajo) y al señor Francisco Viteri (Inspector de Trabajo). Estos dos funcionarios, en coordinación con los representantes de los gremios de la fábrica, deberían realizar acciones tendientes para inscribir voluntariamente a todos aquellos trabajadores que se quieran separar de la fábrica y se hagan acreedores a los 2.500 sucres de indemnización, la parte proporcional al décimo tercer sueldo y los haberes por concepto de vacaciones. Los días eran tensos, los obreros y ciudadanía en general especulaban tal vez demasiado en los temas referentes a las indemnizaciones

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◊ Detalle de una de las maquinas, fabricada en Bridgewater, Massachusetts, Estados Unidos.


◊ Directivos y trabajadores de la Fábrica Imbabura departiendo con autoridades del cantón unos días antes de la notificación de liquidación, en 1965.

y a quienes realmente se quedarían laborando en la fábrica. Existían posiciones diametralmente opuestas entre algunos de los miembros del sindicato y los miembros del Comité de Empresa. Estos últimos trataron siempre de convencer a los obreros para que firmen en forma voluntaria, para lo cual explicaban en detalle los beneficios económicos que tendrían por concepto de indemnizaciones y la probable recontratación posterior cuando la fábrica atravesare mejores días, ya que en caso de ser así, los trabajadores indemnizados tendrían la preferencia sobre los demás postulantes para ser nuevamente contratados a pesar de haber recibido ya su liquidación. Por lo mencionado, muchos fueron los obreros que se inscribieron voluntariamente para ser liquidados; en tal caso, según lo convenido, tendrían que acercarse a las instalaciones de la fábrica el miércoles 30 de junio de 1995 para recibir el dinero en efectivo. Ante las deudas, el hambre, el desconsuelo, la incredulidad y en general todos los padecimientos que sufrían los obreros y sus familias, parecería que este era un aliciente. De alguna manera, el dinero que recibirían por la indemnización serviría para solucionar parte de tanto problema padecido.

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El 29 de junio de 1965, víspera de la fecha en que se debía ejecutarse el convenio o acta suscrita entre los trabajadores de la fábrica y el patrono; la Caja Nacional del Seguro en Quito, le niega a la Industrial Algodonera, un crédito de 500.000 sucres, por entrega de solicitud de préstamo a destiempo. En forma paralela, para tratar de financiarse no solo por la Caja del Seguro, se solicita al Banco Nacional de Fomento una línea de crédito a favor de la Industrial Algodonera para que se pueda cumplir con los trabajadores, según lo estipulado en el acta de compromiso del 15 de junio. Lamentablemente no tienen respuesta favorable de este banco. Miércoles 30 de junio de 1965 Enviado del Ministerio de Previsión Social, a las cinco de la tarde del miércoles 30 de junio, llega a la ciudad de Atuntaqui nuevamente, Inspector de Trabajo, con la finalidad de presenciar el cumplimiento de los pagos a los obreros, según lo estipulado en el acta del 15 de junio, es recibido muy amablemente por tres dirigentes de los trabajadores,

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◊ El interior de la fábrica, la maquinaria sin sus trabajadores por el cierre de operaciones.


◊ Trabajadores laborando en la Fábrica Imbabura unos meses antes del cierre, en 1965.

quienes, luego de invitarle a cenar, le trasladan a las instalaciones de la fábrica en la parroquia de Andrade Marín; en este lugar constataría personalmente tres avisos dispuestos en hojas de papel adheridos a una pizarra, colocados a las seis de la tarde por los directivos de la fábrica en las paredes exteriores de la entrada al recinto fabril. En el primer aviso expuesto en un documento a máquina, los patronos expresaban a los trabajadores que al otro día, es decir el jueves 1 de julio de 1965, se procedería a pagar las indemnizaciones a diez trabajadores y en orden alfabético (nunca fue acordado ese mecanismo de pago), que para el efecto, las oficinas atenderían de 3 a 4 de la tarde. El segundo aviso era una lista larga de dos grupos de nombres: en el primero los trabajadores que se quedarían trabajando en la fábrica el momento en que se reinicie las actividades laborales, y en el segundo grupo, los que dejaban de pertenecer a la empresa. El tercero y último comunicado manifestaba que el 50% del salario por pagarse a los trabajadores que se quedaban laborando en la planta, cuando esta reinicie las actividades, será cancelado a partir del día viernes 2 de julio. Una vez constatados los documentos citados, el Inspector de Tra-

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bajo, juntamente con los líderes de los trabajadores, bajan de Andrade Marín a las instalaciones de la Casa Obrera en Atuntaqui, donde ya se habían congregado una gran cantidad de obreros y empleados, a sabiendas de que un funcionario del Gobierno se encontraba en la ciudad. Los trabajadores y pueblo en general, muy ofuscados, exaltados y burlados por los avisos expuestos por los patronos, empiezan a realizar una serie de exigencias al inspector de trabajo; le pedían obligar a los dueños y a los administradores de la empresa a cumplir con lo pactado, es decir, a pagar no solo a diez trabajadores, sino a los doscientos que dejarían de pertenecer a la industria textil. Luego de varias horas de discusión, ya avanzada la noche, el Inspector de Trabajo, ante el pedido de los trabajadores que lo increpaban e incluso lo amenazaban, acepta trasladarse a la mañana del siguiente día (jueves 1 de julio ) nuevamente a las instalaciones de la fábrica y mantener una reunión con los administradores de la misma a fin de convencerles y exigirles que se cumpla lo estipulado en el acta del 15 de junio. El Inspector del Trabajo pone una sola condición para trasladarse la mañana del día siguiente a las instalaciones de la factoría: que los trabajadores le acompañen y brinden el apoyo necesario para lograr el cometido solicitado. Muerte del técnico Josep Vilageliu El jueves 1 de julio de 1965, a partir de las seis de la mañana empezaron a llegar a las inmediaciones de la fábrica los empleados y obreros. A todos les embarga muchas dudas relacionadas a quienes se les liquidará o cesarán en funciones y quienes seguirán laborando. Cuando Josep Vilageliu llega a las oficinas todos los obreros y empleados comenzaron a gritar e insultar al técnico. Luego de una reunión de varios minutos, entre el técnico y el inspector del trabajo, el funcionario público salió desalentado y expresó, en las inmediaciones de la fábrica, públicamente a todos los trabajadores congregados, que lamentablemente no se ha podido llegar a un acuerdo con la empresa. Hubo un grupo de trabajadores que se descontrolaron, ingresaron a las oficinas de gerencia, y le agredieron físicamente, ante lo cual el técnico español reaccionó sacando una arma de fuego y disparándola, acción que la tomo con la finalidad de amedrentar a los exaltados trabajadores; pero el efecto fue contrario, los trabajadores, luego de una serie de acontecimientos confusos al interior de la fábrica, que duraron más de una hora, le sacaron a golpes de la oficina. Afuera la multitud conformada por el restante de trabajadores, sus familiares y curiosos, ya sumaban más de mil personas. Desde ese momento la psicología de masas hizo que la multitud actuara de una manera incontrolable y salvaje. Desde las diez de la mañana inició un linchamiento a Josep Vilageliu, empujado, golpeado e insultado por la multitud, el técnico recorrió cerca de dos kilómetros por las calles, desde la fábrica, ubicada en la pa-

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◊ El técnico gerente de la Fábrica Imbabura, Josep Vilageliu, con su esposa e hija, en su casa en los predios de la Fábrica Imbabura, a inicios de 1965. (Archivo Família Vilageliu)


◊ Recorte del periódico Últimas Noticias del 1 de julio de 1965 con la noticia de la muerte violenta de Josep Vilageliu, a manos de los obreros de la Fábrica. (Archivo Família Vilageliu)

rroquia de Andrade Marín, hasta el parque central de la ciudad de Atuntaqui. En el último tramo de este sin sentido, es decir unos 300 metros antes de llegar al parque, Vilageliu recibió un golpe en la cabeza que lo dejó inconsciente, y en ese mismo instante fue amarrado por los pies y su cuerpo fue arrastrado por la multitud hasta morir. A las 11h30, cuando el cuerpo llegó al parque de Atuntaqui, unos cuantos trabajadores que seguían en el aterrador episodio, quisieron incinerar al cuerpo del desdichado, esto fue impedido por la llegada de la policía, quienes transportaron el cuerpo a Ibarra para ser velado. Llegado a Ibarra el cadáver de Vilageliu, el juez ordena se le practique, en la morgue del Hospital San Vicente de Paúl, la autopsia legal correspondiente, luego de la cual se vela el cadáver del técnico en la casa del señor Efraín Celi, empleado de la fábrica, quien, con su dinero había comprado el ataúd para las exequias. El cadáver es velado hasta las 22h00 en la ciudad de Ibarra, hora en la que Celiano Aguinaga recibe la orden directa de los directivos de la empresa para trasladarlo inmediatamente a Quito. En la madrugada del 2 de julio, los restos de Vilageliu llegan a la Embajada de España donde es velado hasta el medio día, para luego de una misa, ser trasladado y enterrado en el Cementerio de El Batán. A las 23h00, por orden del Comandante General del Cuerpo de Policía Nº 12 de Imbabura, al mando de una numerosa dotación de agentes

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del orden, visitan las casa de varios dirigentes de los trabajadores y apresan a siete de ellos, con el engaño de que sólo los llevarán a que rindan declaraciones sobre los hechos suscitados en la mañana. Seguramente, algunos de los empleados de la fábrica, horas antes, dieron la información de quiénes eran los dirigentes laborales y parece ser que, sin necesariamente haberlos acusado, la policía los implicó como organizadores y promotores del allanamiento a las instalaciones de la fábrica. Entre los apresados, habían muchos que no tenían absolutamente nada que ver en los acontecimientos; algunos ni siquiera estuvieron presentes como curiosos. Encarcelaron injustamente a muchas personas solo por el hecho de ser dirigentes de los trabajadores. Es más, definitivamente nunca nadie planificó nada; fueron las circunstancias y la suma de una serie de factores anteriores a ese día y los de esa mañana, los que dieron lugar a cada hecho de ese fatídico día y al fatal desenlace. Imposible determinar puntualmente quién o quiénes fueron culpables. En todo este día jueves, la psicología de las masas actuó de una manera tal que todo fue impredecible e incontrolable. Luego, ninguno de los presentes en esa dolorosa jornada se sentía culpable; pero a la vez,

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◊ Velatorio del cadáver de Josep Vilageliu, en la casa de Efraín Celi, amigo del difunto, en Ibarra. (Archivo Família Vilageliu)


como colectivo humano, muchos se sentían culpables de la muerte de Vilageliu. Cada persona, recogida en su casa, trataba de entender qué, cómo y por qué sucedió todo este lío. Con seguridad, en todos había una especie de tristeza y consternación, así como tensión y nerviosismo por la probabilidad de ser los involucrados en la muerte del español. Se dice que pasado el mediodía, nunca se sintió en las calles de Atuntaqui un silencio sepulcral; las calles estaban totalmente desoladas como nunca antes. Las esposas e hijos de los empleados administrativos, quienes en la mañana huyeron por temor a ser atacados por los obreros, estaban desesperadas por la incertidumbre de saber qué les pasó; algunos no aparecieron sino días después de este siniestro jueves; estuvieron escondidos en el campo, en otras ciudades, en casa de amigos o parientes. Crisis socio económica del cantón Como era de esperarse, luego de la muerte del técnico Vilageliu, las operaciones de la fábrica se suspendieron por completo. La policía tomó control de las instalaciones y los dueños de la fábrica contrataron personal de seguridad para resguardar los bienes y documentos existentes en las instalaciones de este centro de producción textil. Los trabajadores textiles que laboraban en la fábrica se quedaron sin empleo, también aquellos que supuestamente deberían haber sido reintegrados a las labores el 1 de julio. Más de 600 trabajadores se quedaron en la desocupación e incertidumbre. Estaban convencidos de que, por los terribles hechos sucedidos, la fábrica sería cerrada definitivamente por los accionistas y los trabajadores y sus familiares se quedarían sin su fuente de ingresos económicos para subsistir. Los 240 empleados y obreros que debieron recibir las liquidaciones por concepto de indemnización y jubilación forzosa, que eran parte del plan de reducción del personal por la crisis económica que atravesaba la fábrica, estuvieron convencidos que por la forma cómo se dieron los acontecimientos, pasaría mucho tiempo hasta que se cumpla el compromiso de liquidación con ellos. Para las personas que por su actividad dependían directa e indirectamente de la fábrica y en general para todo Antonio Ante, se venían unos días obscuros y dolorosos. Había que buscar la manera de sobrevivir, alimentar y mantener a las familias. Desde el cierre de la fábrica, el 20 de abril de 1965, hasta varios meses más allá de su reapertura, el 31 de enero de 1966, la situación económica y social de los trabajadores, sus familiares y, en general de todo el cantón, fue calamitosa, por decir lo menos. La desesperación de padres y madres de familia, al no tener con qué mantener los hogares, era evidente. Muchos fueron los obreros que intentaron mejores días en otros lugares de la patria, se desplazaron en busca de trabajo hacia ciudades como Quito, Guayaquil, Cuenca, Ambato, Riobamba y otras más, pero

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la mayoría no tuvo suerte; los trabajadores de Atuntaqui estaban estigmatizados como «arrastradores» en todo el país; incluso en la misma provincia se les cerraron las puertas. Los pocos que consiguieron trabajo en otras ciudades o pueblos se quedaron definitivamente por allí. Se apartaron de su amado terruño por razones de las circunstancias. Volvieron muy ocasionalmente por Atuntaqui, aunque sólo, a visitar a familiares y amigos. A otros, en cambio, no se los volvió a ver nunca más por estas tierras. La mayoría de los trabajadores se quedaron en la desocupación y se dedicaron a la agricultura para poder sobrevivir. La fertilidad de las tierras anteñas ayudó a menguar la crisis. Vino en ese entonces el apogeo de la siembra de productos como caña de azúcar y aguacates. Otros ex trabajadores pusieron de relieve sus destrezas manuales y mentales para aprender oficios de zapateros, sastres, carpinteros, peluqueros y otros trabajos más. Muchos de ellos mantuvieron esta nueva actividad a pesar de la reapertura de la fábrica. A finales de la década de los años sesenta, Atuntaqui fue conocido por la calidad y cantidad de artesanos de la zapatería; desde todos los lugares de la provincia y de fuera de ella venían a comprar los famosos zapatos, en especial a inicios de clases. Varios fueron los empleados y obreros que, a falta de trabajo, con los dineros de las indemnizaciones o jubilaciones, arriesgando la mayoría del capital, compraron unas cuantas máquinas de tejer sacos para empezar a confeccionar productos textiles. En estas labores se insertaba toda la familia, sin importar la edad o el género. Algo notable de resaltarse es que, al adquirir una o dos máquinas de tejer, automáticamente se generaban otros empleos; se necesitaba de tejedores para dos o tres turnos, cortadores, rematadoras y otras labores. En algo se disminuyó la tasa de desempleo. Debe reconocerse, uno de los factores más influyentes para que muchas familias se dedicaran a este negocio fue que, directa o indirectamente, los ex trabajadores de la fábrica conocían el negocio de la producción, confección y comercialización de textiles. Atuntaqui, con la entereza y creatividad de sus hombres y mujeres, comenzaba a encontrar su vocación hacia la industria textil, se consolidaban las bases para el progreso. Luego de la muerte del técnico Vilageliu, como producto de la desesperada e inhumana persecución por parte de los poderes militares, policíacos, políticos y económicos del país, presionados por los influyentes accionistas de la Industrial Algodonera, se dio una serie de acontecimientos para, más que descubrir, encontrar chivos expiatorios y culpar a una persona o grupo de dirigentes por la muerte del mismo, varios fueron los trabajadores apresados. En el mencionado proceso, la policía y jueces de la provincia receptaron testimonios de los sucesos de los ex trabajadores, algunas veces voluntariamente y otras obligados por las fuerzas del orden. Como era de suponer en estos interrogatorios, con o sin intención, se daban nombres de trabajadores y se los inculpaba por la muerte del español; cerca

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◊ Detalle de una de las máquinas de la Fábrica Imbabura, fabricada por Schill Brothers, Ltd, en Manchester, Inglaterra. ◊ Detalle de una de las máquinas, de marca Platts, fabricada en Cleveland, Ohio, Estados Unidos.


◊ Detalle de una de las máquinas, fabricada por Mather & Platt, Ltd. Engineers, en Manchester, Inglaterra. ◊ Detalle de una de las máquinas, construida por Dobson & Barlow Ltd. en la ciudad británica de Bolton.

de dos años se apresó y luego se puso en libertad a varios trabajadores. Unos cuantos permanecieron en la cárcel de Ibarra hasta que se dictó la amnistía. En estas circunstancias y fases del proceso legal, por los acontecimientos del primero de julio de 1965, se dieron una gran cantidad de problemas personales entre los obreros, entre los empleados y entre obreros y empleados. Estos problemas se manifestaron en acaloradas discusiones y en varias ocasiones llegaron a agresiones de carácter físico. Aquello significó, pues, grandes distanciamientos que afectaron a familias enteras. Los problemas se suscitaban básicamente por el afán de deslindarse de responsabilidades; muchos de los trabajadores, en la mayoría de los casos inconscientemente, terminaban culpando o incriminando a otros. Súmese a lo mencionado, las diferentes estrategias eficaces y represivas utilizadas por la policía en los interrogatorios. Otros trabajadores, por no inmiscuirse en estos problemas, optaron por una especie de auto encierro o aislamiento en sus hogares, actitud que en varios de ellos se ha notado hasta estos días, luego de más de cuarenta años de los hechos trágicos. Algunos de los trabajadores, con un sentimiento de culpa o sintiéndose señalados o implicados en la muerte de Vilageliu, cuando salían de sus hogares preferían no hablar con nadie; ni siquiera saludaban con los coterráneos y en muchos casos evitaban mirar y ser mirados. En cualquier tipo de reunión, cuando se tocaba el tema de la muerte del «gringo», estos trabajadores preferían cambiar de tema y no siempre de una manera amable. En otras ocasiones, cuando se hablaba de este asunto, tomaban la decisión de retirarse de la conversación. En síntesis, quedaron rotas o resentidas las muchas y muy buenas relaciones entre amigos, compañeros, conocidos y familiares. No todos tuvieron estos problemas, pero, para los que los tuvieron, fue difícil superar estas situaciones que nada bien hicieron al convivir de un pueblo desesperado y sumido en la pobreza e incertidumbre. Fueron días oscuros de negros nubarrones para todas las familias de los trabajadores. Tal vez, quienes más sufrieron, luego de la muerte de Vilageliu, fueron aquellas familias que se desintegraron por completo. Varios jefes del hogar tomaron la penosa decisión de huir de la ciudad para no ser apresados por la policía e inculpados en la muerte del técnico de la fábrica. Casi todos se marcharon por rumbos diferentes a ciudades de la costa, sierra y oriente; otros se trasladaron a países como Venezuela y Colombia. A la mayoría de ellos nunca más se los volvió a ver por la ciudad. Reiniciaron una nueva vida en los lugares a los que se marcharon. Poco se sabe de ellos en la actualidad; pues, si aún quedan familiares en el cantón, no están dispuestos a comentar si acaso conocen de su paradero. Es posible que la mayoría haya fallecido, tomando en cuenta las edades que ahora podrían tener. Aquellos que se fueron, con seguridad, recordarán siempre con mucha nostalgia a su amada tierra, a sus amigos, sus familiares y en general a todo lo dejado atrás en esta tierra.

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Por la forma en que murió el técnico Vilageliu, todos los habitantes de Atuntaqui y Andrade Marín, sin importar la edad ni el género, se ganaron el sobrenombre de «arrastradores», apelativo que en la mayoría de la ocasiones era manifestado de una manera ofensiva y despectiva, sin importar que el aludido fuera o no trabajador, ex trabajador, hijo o familiar de estos. Con esta fama de arrastradores se cerraron muchas puertas de acceso a campos laborales, sociales y culturales de esa época; algo muy curioso, que todavía perdura, aunque no con la misma intensidad de antes, fue una especie de miedo o temor creado hacia los anteños. V. REAPERTURA, AMNISTÍA Y CIERRE DEFINITIVO Reiniciación de labores en la fábrica Transcurridos más de nueve meses de paralización de las actividades en la fábrica, tiempo en el que, como ya se describió, se pasaron momentos muy duros en todos los aspectos en Antonio Ante. La falta de trabajo desde el cierre de la fábrica hizo que los trabajadores y sus

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◊ Integrantes de uno de los Comités de Empresa de la Fábrica luego de la reapertura. De izquierda a derecha: [...] Palacios, Norberto Espinoza, José Ignacio Villegas, Alberto Astudillo, Cristóbal Navarro (Secretario General), Juan Carabalí, Manuel Vallejos, Germán Sevilla, y Germán Andrade.


◊ Damas anteñas participantes en un desfile de modas con telas de la Fábrica Imbabura, a finales de la década de 1960.

familias lleguen a un punto extremo de desesperación. Muchas fueron las promesas de los diferentes organismos del Estado para la reapertura; y muchos fueron los políticos que practicaron la demagogia en su más alto nivel; y muchos fueron los funcionarios de gobierno que visitaron la fábrica en grandes comisiones y de seguro costaron cuantiosos recursos al Estado en comparación a la calidad y cantidad de trabajo realizado; básicamente diagnósticos y avalúos inútiles. Por fin llegó el momento esperado para los trabajadores, aunque muchos ya no pertenecerían a la fábrica, tenían que resignarse con las liquidaciones y jubilaciones de que fueron objetos. Su querida y añorada fábrica ya no sería su segundo hogar, ya no tendrían a su lado a los amigos y compañeros con los que diariamente departían los momentos felices y duros de la vida. De todas maneras, era un consuelo que más de doscientos cincuenta de ellos se reintegraran a las labores productivas para ganarse el sustento diario. En ese momento fungía como interventor de la fábrica, designado por el Ministerio de Previsión Social y Trabajo, el Ingeniero Rubén Alarcón (a los pocos meses le reemplazaría Don Segundo Saá Jaramillo). Él se encargaría de la administración de la factoría en nombre del ministerio citado.

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Las tareas iniciaron con mucho esmero el 31 de enero de 1966, aunque el acto de reiniciación oficial debía darse el lunes 7 de febrero; estaba prevista la visita del Ministro de Previsión Social y Trabajo, así como de autoridades civiles, eclesiásticas y militares de la provincia. Había que dar una buena imagen y demostrar la calidad, organización y trabajo del obrero anteño. Durante la semana se trabajó muy intensamente en el adecentamiento de las instalaciones y en la puesta a punto de la maquinaria. El acto oficial inaugural se dio en un ambiente de alegría para la mayoría de trabajadores y pueblo en general, pero para quienes tenían que dejar de laborar, la tristeza les embargó profundamente; más de una lágrima brotó de los ojos de estos otrora empleados y obreros. Una vez reiniciadas las labores, solo quedarían trabajando en ella, según datos y nómina que consta en el IESS, 245 trabajadores entre empleados y obreros. El resto de la antigua nómina dejó la fábrica. Unos se acogieron a los beneficios de la jubilación, otros simplemente renunciaron y se dedicaron a otra actividad productiva, mientras otros más, simplemente desaparecieron de Atuntaqui por temor a ser involucrados en la muerte del técnico Josep Vilageliu. La sombra de aquellos hechos seguía cubriendo los recuerdos íntimos de todos los moradores del entorno. A pesar de la algarabía que inundaba el ambiente por tener nuevamente en Antonio Ante produciendo a la fábrica más grande e importante de la región, existía un problema aún sin resolver: el de los compañeros trabajadores que aún permanecían encarcelados por estar acusados de la muerte de Vilageliu. Lamentablemente este hecho, poco a poco, pasó a un segundo plano, se concentraron en dar solución al problema laboral. Para buscar mecanismos de ayuda a los trabajadores presos, la segunda semana del mes de febrero de 1966, en Atuntaqui, luego de una magna asamblea en la que asistieron representantes de todas las instituciones y ciudadanía en general, se conforma el «Comité Pro Defensa de los Trabajadores Sindicados». Esta directiva del comité, aparte de llevar optimismo y solidaridad a los presos, realmente poco pudo hacer para lograr la libertad de los trabajadores. De todas maneras, este tipo de ayuda espiritual y en cierto momento también material a los prisioneros y sus familiares, coadyuvó a que esos días penosos fueran un tanto más llevaderos. Las penurias y peripecias jurídicas y socioeconómicas para estos hombres y mujeres encarcelados continuaban, existieron algunos intentos infructuosos de ayuda de los pocos compañeros del sindicato y del comité de empresa; estos, prácticamente desintegrados, aún quedaban con algo de fuerza y voluntad para seguir en la lucha burocrática y política contra los poderes e influencias de los accionistas de empresa La Industrial Algodonera. Las fuerzas vivas del cantón, el municipio y otras entidades y organizaciones quisieron ayudar a estos trabajadores

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◊ Familiares de los presos y obreros recibiendo un informe sobre las gestiones de los dirigentes y representantes en Quito que gestionaban la amnistía, en el parque el 9 de julio de 1966.

acusados y encarcelados, realizaron algunas acciones y gestiones para lograr su liberación, pero estas siempre fueron poco contundentes; casi nada se avanzaba en lograr un indulto o amnistía. Luego de varias gestiones llevadas a cabo por el comité y de algunos políticos identificados con los movimientos obreros del país, el Presidente Provisional de la República Yerovi, estuvo a punto de indultar en ejercicio de sus facultades, pero en ese preciso momento, más fue la influencia de quienes querían a toda costa encontrar culpables y juzgarlos como asesinos. Había que buscar otro camino. Como ya empezó nuevamente a funcionar la fábrica, se reorganizó el sindicato y el comité de empresa para buscar otras estrategias de ayuda a los compañeros detenidos. Este primer comité de empresa, formado luego de la muerte de Vilageliu, quería decir a toda la ciudadanía de la provincia y país «seguimos con vida, aquí estamos los trabajadores de la fábrica nuevamente organizados para dar dura lucha con la finalidad de que esta institución vuelva a funcionar como en sus mejores épocas». Luego de este comité, fueron varios los que a través de los años funcionaron y sirvieron a la clase trabajadora.

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Amnistía para los trabajadores El proceso de amnistía para los trabajadores apresados por la muerte de Vilageliu, inició en febrero de 1966, a varios de ellos, en el transcurso del primer año se les otorgó la libertad porque nunca se pudo comprobar su participación en la muerte del técnico. La tónica para la amnistía cambió cuando desde la sesión de la Asamblea Constituyente del 6 de marzo de 1967, se planteó el decreto de amnistía para los trabajadores; lamentablemente para los anteños, el proceso se volvió tortuoso, ya que hubo asambleístas de derecha que se opusieron a dicho decreto y el mismo fue tratado en varios meses y en varias sesiones de la asamblea. Llegó la sesión de la asamblea del 9 de junio de 1967, en la que luego de acalorados debates de asambleístas que estaban a favor y en contra de la amnistía, por fin se aprobó el decreto con 25 votos a favor y 23 votos en contra. De esta manera se da por terminado este asunto, dando el Presidente de la Asamblea la orden para publicarse en el Registro Oficial la amnistía a las personas aún presas por los acontecimientos suscitados el 1 de Julio de 1965 en la ciudad de Atuntaqui. Fue un momento emocionante para todo un pueblo, en especial para los familiares de los diez trabajadores que aún permanecía detenidos; hubo lágrimas de emoción no sólo de estos familiares, también de empleados, obreros y ciudadanía anteña en general. Todos estuvieron

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◊ Acalorado debate por el tema de la amnistía. Julio César Trujillo, a la izquierda en la primera fila junto a Carlos Arízaga Vega, Alejandro Aguilar, Carlos Cueva Tamariz, Andrés F. Córdova, Jorge Crespo Toral, León Febres Cordero y otros Diputados de la Asamblea Constituyente de 1967.


expectantes del desenlace final de este asunto; varias de las sesiones de la asamblea fueron transmitidas por las emisoras capitalinas, por lo que nunca se apartaron del radio receptor, quienes no tenían radio se agrupaban para escuchar las sesiones en los portales de las casas de aquellos que sí disponían de este aparato, todavía no muy común ni accesible en esos años. Este 9 de junio de 1967 fue inolvidable para la mayoría de los pobladores de Atuntaqui. Habían sido casi dos años de prisión para estos trabajadores. También es justo mencionar que para algunos de los ciudadanos del cantón y para muchos de la provincia y país, se estaba cometiendo un error al perdonar un crimen del que la ciudad de Atuntaqui debía sentirse avergonzada. Cuando salieron de prisión, las cosas fueron diferentes para estos trabajadores y trabajadoras, ya no fueron los mismos, inclusive muchos de los hogares de estos se modificaron sustancialmente, sus hijos crecidos se perdieron el privilegio de pasar dos hermosos años con sus padres o madres; algunos salieron de prisión con una especie de resentimiento hacia varios compañeros y colectividad; desde su perspectiva creyeron que poco se hizo por liberarlos, que se demoró mucho en hacer justicia; otros no quisieron regresar a su pueblo natal, prefirieron buscar fortuna en otros lugares. Cierre definitivo de labores en la fábrica ◊ Mientras la Asamblea Constituyente debatía, los obreros seguían sus labores cotidianas. Enrique Dávila junto a la maquinaria a su cargo.

Durante todo este proceso legal, engorroso, fastidioso, tortuoso y sin norte, la fábrica día a día fue perdiendo vigor, eficacia y se destruyó su planta física. El número de trabajadores y la producción disminuían progresivamente por el estado de la maquinaria ya totalmente obsoleta e inservible, y fundamentalmente por el desinterés del IESS como nuevo dueño de la fábrica, para dar una solución práctica y definitiva. A pesar de todo desde la reapertura de la fábrica, y fundamentalmente a inicios de la década de los 70, hubo años muy buenos para la producción textil de la fábrica, seguía siendo una fuente importante de generación de empleo para los anteños; luego a partir de los 80 las cosa cambiaron, se dieron una serie de iniciativas para rescatar y reactivar la fábrica, desde la dirigencia de los trabajadores, desde el IESS y desde el mismo gobierno, pero lamentablemente nunca pudieron cristalizarse; era el inicio del fin de la otrora imponente Fábrica Textil Imbabura. Para el mes de diciembre de 1994, la fábrica contaba sólo con 25 trabajadores, dedicados a elaborar hilos, de una calidad que dejaba mucho que desear y con grandes dificultades para encontrar mercado para este producto. Estos trabajadores poco podían hacer con la maquinaria con la que contaban; sus labores las realizaban sin ningún tipo de control de calidad ni de sus actividades. Para el IESS esto constituía una molestia y verdadera carga laboral: edificio e instalaciones destruidas, inactivas e improductivas; pérdida del mercado; bajo rendimiento de los trabaja-

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dores. En fin, una situación de abandono y sin ningún horizonte. Si se quisiera revitalizar la empresa, habría que hacer grandes inversiones con escasa o ninguna probabilidad de éxito. Poco a poco se acercaba el día del cierre total y definitivo de la fábrica. Era una especie de crónica de una muerte anunciada. Todos percibían desde años atrás y ahora estaban convencidos de que este día llegaría. Para mediados de 1997 sólo quedaban 12 trabajadores, cuatro de ellos conserjes dedicados a la guardianía del lugar y los ocho restantes a elaborar hilo. Las autoridades del IESS decidieron cerrar definitivamente este centro laboral e inclusive por un momento tuvieron la desacertada idea de rematar los bienes muebles e inmuebles al mejor postor, ventajosamente este último punto no pasó.

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◊ Estado ruinoso en que se encontraba la Fábrica Imbabura, en el año 2008.


La Fábrica Imbabura es declarada Patrimonio Cultural (2001) En la alcaldía de Luis Gonzalo Yépez, ante insistentes pedidos del cabildo anteño y luego de varios estudios, el Ministro de Educación, Cultura, Deportes y Recreación, Juan Cordero Íñiguez, emite el acuerdo ministerial Nº 4121, con fecha 20 de septiembre de 2001. En él, para tranquilidad de los anteños, se declara a la Fábrica Textil Imbabura y sus componentes «Bien perteneciente al Patrimonio Cultural de la Nación». Hay felicidad en la cámara edilicia anteña, pero a la vez existe preocupación porque esta delegación demanda responsabilidad y por ende implica el conseguir fondos económicos para emprender proyectos de mejora y utilización de las instalaciones; en este sentido se escuchan algunas ideas de proyectos en la población, tales como: convertir a la fábrica en un museo, utilizar y aprovechar la maquinaria y edificios para un centro de capacitación artesanal e inclusive desarrollar un proyecto integral que incluya hasta un hotel; claro, todas son ideas de esos días. Toda esta alegría causada por la declaratoria de patrimonio cultural, hasta cierto punto impide ver, tanto en el municipio como en la ciudadanía en general, la magnitud de la problemática que de paso se crea. Por el tamaño de las instalaciones, la cantidad de maquinaria y fundamentalmente por el deterioro casi total de estos elementos, se vuelve una inversión por demás costosa e imposible de cubrir con el presupuesto del municipio. Se vuelve imperioso pedir ayuda al estado u otros organismos no gubernamentales; la tarea dura recién iniciaba. Reunión de los ex trabajadores

◊ Detalle de una de las máquinas de la Fábrica Imbabura.

Uno de los últimos componentes de esta maravillosa historia, es sin lugar a dudas el vivido el día domingo 7 de septiembre del 2008. Con el auspicio del Econ. Richard Calderón, alcalde del municipio anteño y con la finalidad de tomar una foto del recuerdo, se convocó por diferentes medios de comunicación a todos los ex trabajadores de la fábrica que todavía vivían. Este llamado tuvo una buena acogida; claro, algunos de ellos no pudieron asistir, fundamentalmente porque la mayoría de estos hombres y mujeres, por su avanzada edad, no pudieron trasladarse a las instalaciones de la fábrica. También fue un limitante para que algunos no asistan, un rumor totalmente disparatado y sin fundamento regado en Atuntaqui y Andrade Marín, el cual hacía referencia a que, se les citaba a los ex trabajadores para apresarlos por los hechos ocurridos en julio de 1965, donde murió el catalán Josep Vilageliu. La edad, la ingenuidad y la humildad de estos maravillosos seres humanos, les hizo ser presas de este rumor que algún «chistoso» lo dijo, creyéndose sucedería exactamente lo mismo que en esos años, cuando la policía tomó presos a varios obreros y empleados con el engaño de que en un camión los llevaría a pagarles un dinero adeudado.

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◊ Ex-trabajadores de la Fábrica Imbabura, en septiembre de 2008: Salomón Rivera, Luis Bedoya, Homero Montúfar, Juan Elías Carabalí, Luis Marcillo, Segundo Arturo López, Gonzalo Montalvo Rivera, Juan Miguel Yépez, Luis Alberto Córdova, Jorge Valverde, David Benjamín Vázquez, Luis Alfonso Báez, Segundo Miguel Moreta, Alberto Astudillo Noboa, Norberto Espinoza, Pedro Manuel Caragulla, José Rafael Maldonado, Carlos Vitaliano Ayala, Manuel Vallejos, Néstor Pastrana, Vicente Torres Sevilla, Segundo Polibio Palacios, Luis Alfonso Artieda, Néstor Alfredo León, Luis Alfonso Montalvo, Rigoberto Dávila, Humberto Cueva, José Antonio Almeida, Francisco Moreta, Segundo Alberto Sevillano, Manuel Mecías Caragulla, Jaime Oswaldo Guerra, Luis Guerra Cabrera, José Rafael Escudero, Guadalupe

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A pesar de lo dicho, asistieron a tomarse la fotografía del recuerdo más de ochenta ex trabajadores; casi todos ellos acompañados de sus familiares, los que por diferentes medios les ayudaron a llegar hasta el otrora lugar de su trabajo. Fueron momentos de sentimientos encontrados para estas invalorables personas que dejaron prácticamente su vida en este sitio. Luego de departir y encontrarse, a los tiempos, con sus compañeros de antaño, posaron para la fotografía en los exteriores de las instalaciones, luego de ello pidieron a las autoridades se les permita ingresar a los interiores de las diferentes secciones de la Fábrica Textil Imbabura; luego de varios minutos de negociación vía telefónica con el director del IESS de Imbabura, este aceptó dicho ingreso. Ya en las instalaciones, se vivieron momentos inolvidables. Muchos


de los ex trabajadores al ver el estado en que se encuentra la maquinaria e infraestructura, se soltaron en llanto, no solo por el hecho del deterioro, sino por los muchos recuerdos que seguramente les venía a la mente su lugar de trabajo. En esos momentos fue vital la ayuda prestada por los jóvenes familiares que los acompañaban. No faltaron quienes, en voz alta, llenos de coraje e indignación, manifestaron su ira contra el IESS y de quienes administraron los últimos años esta factoría. Aquí pasaron la mayor parte de su vida, en este sitio afianzaron el compañerismo, junto a las máquinas trabajaron y sudaron por el bienestar de su familia; en definitiva, la fábrica y sus instalaciones fueron los testigos mudos de sus penas, sus alegrías, sus sueños, sus esperanzas, sus realizaciones y también sus frustraciones.

Venegas, María Ibelta Andrade Garzón, Zoila Victoria Báez Calderón, Vicente Moncayo, Jacinto Salgado, José María Rivera, Gonzalo Navarro Terán, Segundo Anibal Palacios, José Rafael Calderón, Luis Eladio Ruiz, Alfonso David Rivera, Campo Elías Bravo, Rigoberto Torres Guerrero, Julio Miguel Jácome Salgado, Ángel Yépez Suárez, Antonio Vinueza, Segundo Alfonso Dávila, Manuel M. Estévez, Luis Alberto Bolaños, Jacinto Rodrigo Rocha, Jacinto Guerra, Alfredo Terán, Hugo Maya, Luis Terán, Manuel Garzón, Segundo Miguel Rosero, Ramiro Jácome, Eliseo Dávila, Gerardo Páez Játiva, Luis Venagas, Luis Octavio Calderón, Vicente Pasquel, Segundo Enrique Yépez, José Tomás Tituaña, Antonio Tixilima, Luis Eduardo Terán, Juan Imbaquingo, Celso Quintana, Ramón Amaguaña, Julio M. Vallejos Paredes.

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Cronología de los últimos acontecimientos del proyecto El economista Richard Calderón Saltos, desde que inicia su alcaldía en enero del 2005, realiza una serie de acciones técnicas y políticas, no solo para que las instalaciones de la fábrica pasen a manos del gobierno municipal, sino fundamentalmente para desarrollar un proyecto turístico, cultural y productivo. El 10 de noviembre de 2005, el Concejo Cantonal, resuelve, por unanimidad, autorizar a los representantes legales de la municipalidad iniciar los trámites procesales necesarios tendientes a la adquisición del inmueble de propiedad del IESS. El 21 de diciembre de 2005, el Gobierno Municipal de Antonio Ante pone a consideración del IESS el proyecto de Centro Cultural y Productivo Fábrica Imbabura. En noviembre de 2008 el Gobierno Municipal de Antonio Ante ocupa la Fábrica luego de declararla de utilidad pública y depositar 514.000 USD en un juzgado, como pago por la compra de la fábrica al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (en ese entonces dueño de la fábrica); el estado de deterioro de la edificación era alto y se había producido la pérdida y desmantelamiento por robo de máquinas. En diciembre de 2008, se produce el lanzamiento de la obra investigativa: Fábrica Imbabura ¡La Historia¡ y los acontecimientos más importantes del cantón Antonio Ante, de Miguel A. Posso, auspiciada por el Municipio de Antonio Ante, en la alcaldía de Richard Calderón. En 2008-2009, en el marco del Decreto de Emergencia en el año 2008 y 2009, La Unidad de Gestión de Emergencia de Patrimonio Cultural del Ministerio Coordinador de Patrimonio, realizó trabajos urgentes en este bien cuyos techos, ventanas y muros presentaban un alto grado de deterioro, poniendo en peligro a los bienes de gran valor patrimonial, la pérdida y daños en la maquinaria y equipo industrial. La inversión aproximada fue de 1´150.000 USD. En 2009-2010 el Gobierno Municipal de Antonio Ante elabora un proyecto e inicia la gestión para recuperar la ex fábrica y convertirla en un complejo con nuevos usos y servicios. El 30 de marzo de 2011, por una invitación del alcalde Calderón, el economista Rafael Correa Delgado, presidente de la República, visita la fábrica, recibe del Alcalde el Proyecto de Restauración y Nuevos Usos de la Fábrica Imababura. y comprueba el grave estado de deterioro y saqueo que ha sufrido este, se conmueve ante el pedido de la alcaldía de regenerar este edificio y convertirlo en un centro cultural, turístico y productivo, por lo que ofrece una inversión para el efecto. El 8 de abril del 2011 el Alcalde es invitado por el Presidente de la República, a presentar el proyecto de restauración de la Fábrica, en reunión de Gabinete Ministerial. El 9 de abril del 2011 el Alcalde Richard Calderón, es invitado por el Presidente a presentar el proyecto de restauración de la Fábrica, en el Enlace Ciudadano (popularmente conocido como “Sabatina”) realizado en el coliseo de Sangolquí. El 11 de abril del 2011 se crea y expide el Compromiso Presidencial

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15577, Museo Textil en Antonio Ante, para apoyar el proyecto integral presentado por el Gobierno Municipal, y se designa como responsable del mismo al Ministerio Coordinador de Patrimonio; se solicita que se presente un modelo de gestión para la administración, operación y construcción del proyecto Fábrica Imbabura. Como corresponsables del proyecto, encargados de la construcción y equipamiento, se designa a los ministerios de Cultura, Turismo, Industrias y Productividad, la Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología (SENESCYT), al Gobierno Municipal de Antonio Ante y al Gobierno Provincial de Imbabura. El 20 de abril del 2011 el Ministro Coordinador de Patrimonio convoca a todos los ministros y ejecutivos de las entidades que tienen que ver con el compromiso presidencial, a una primera reunión de coordinación en la Fábrica Imbabura. El 5 de julio del 2011, el Ministerio Coordinador de Patrimonio contrató como responsable de la construcción del Proyecto a Patricio Peñafiel, de una terna presentada por el Alcalde. El 5 de septiembre de 2012, se crea la Empresa Pública Fábrica Imbabura, para que sea esta la que coordine con los diferentes ministerios la construcción de la obra física del Proyecto Fábrica Imbabura, así como la implementación de los diferentes servicios y productos que se ofertarán en este centro en el marco del modelo de gestión planteado.

◊ Família ecuatoriana descendiente de los catalanes hermanos Dalmau, fundadores de la fábrica, en su visita al complejo cultural Fábrica Imbabura, en julio de 2014.

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El 12 de noviembre de 2012, asume la alcaldía el Ing. Ramiro Posso, quien desde el municipio brinda toda la colaboración para la construcción de este gran proyecto turístico, cultural y productivo; la mayor parte de la inversión municipal se canaliza para las obras públicas de los exteriores de la fábrica, calles, adecentamiento de Andrade Marín y servicios básicos. Una obra tan monumental no podía haberse terminado en tan corto tiempo y con la calidad constructiva exigida por el presidente de la República, sin la colaboración e inversión económica del estado a través de las instituciones mencionados. En el tiempo que duró la construcción de la obra y la implementación de todos los equipos y elementos museísti-

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◊ Trabajadores de la Empresa Pública Fábrica Imbabura, dirigidos por su Gerente Miguel Posso Yépez, en abril de 2014.

cos, se trabajó hasta en tres turnos diarios con más de 200 trabajadores, lo que inclusive hizo que se dinamice la economía del cantón ya que la mayoría fueron hombres y mujeres anteños. La Empresa Pública Fábrica Imbabura, su gerencia y los primeros empleados de la misma, jugaron un papel fundamental en todo este proceso, ya que desde esta instancia se coordinó los trabajos constructivos y toda la implementación de equipos, laboratorios y elementos de la museología requeridos, de esta manera se garantizaba la aplicación del modelo de gestión planteado. Entre 2012 y 2014 se realizó el proceso constructivo del Complejo Fábrica Imbabura, en las Alcaldías de Richard Calderón, Ramiro Posso y Luis Bravo

◊ Trabajadores de la Empresa Pública Fábrica Imbabura, dirigidos por su Gerente Carolina Gallegos, en enero de 2015.

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◊ Ex-trabajadores de la Fábrica Textil Imbabura, junto con su Gerente Miguel Posso Yépez, en abril de 2014.

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Desempeñándose como gerente de la Empresa Pública Fábrica Imbabura el Dr. Miguel Posso, y siendo alcalde del Municipio de Antonio Ante, el Ing. Luis Bravo, se culmina y equipa toda la majestuosa obra: el 5 de mayo de 2014, Rafael Correa Delgado, Presidente de la República, acompañado por el Ministro de Cultura, Paco Velasco, en un acto apoteósico, inaugura el complejo cultural, turístico y productivo Fábrica Imbabura.


El 13 de mayo de 2014 el MSc. Fabián Posso Padilla es electo alcalde de Antonio Ante, se posesiona en su cargo y nombra como gerente de la Empresa Pública Fábrica Imbabura a la Ing. Carolina Gallegos. De igual manera como lo hicieran las anteriores administraciones del cabildo y de la empresa pública, deciden brindar su apoyo total a este proyecto con el que el pueblo anteño se siente tan identificado por ser parte de su historia e identidad. •

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¡Bienvenidos al presente!

◊ Hall de entrada a la Fábrica Imbabura. {114


La antigua Fábrica Textil Imbabura, ahora convertida en Museo y Complejo Cultural, mantiene de manera elocuente con el lugar, su nombre original. Es el principal atractivo del Complejo, donde los visitantes pueden vivir el legado histórico del desarrollo industrial textil de nuestro país.

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¡Hmmmmmm! ¡Hmmmmmm! ¡Qué sueño más largo y profundo! Uy!!! ¿Quiénes son ustedes? Y dónde estoy? Ah, ya entiendo… Estoy en la Fábrica Imbabura, mi casa de siempre, y ustedes. deben ser nuestros invitados de hoy...

Pero dejen que me presente. Como podrán observar, me han hecho una operación de cirugía estética. Yo antes era pabiladora, que trabajaba noche y día sin descansar, en esta misma fábrica, la Fábrica Imbabura. Me trajeron de mi nativa Inglaterra por barco y después desmontada, en mula, hasta aquí, mi hogar desde entonces. Gracias a unas manos hábiles, me transformaron, una vez que había terminado mi vida útil, cuando cerró la Fábrica, y me hicieron este cuerpo

lindo, estas piernas esbeltas y esta melena, tan guapa como me presento aquí ahora, convertida en ¡la Pabiladita! Con otra energía renovada…Las otras máquinas y yo les invitamos a visitar a nuestra casa, antes la Fábrica de textiles donde producíamos las mejores telas de algodón de Ecuador, mis compañeros y yo, desde el principio del proceso hasta el final con la ayuda de los obreros y obreras de aquí, algunos de los cuales, con suerte, les acompañarán hoy día....

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Ahora nuestra casa, la Fábrica Imbabura, está convertida en una Fábrica de ensueño, de ilusiones e inspiración. Van a vivir con nosotros una experiencia irrepetible, experiencia que, esperemos, les transforme y les inspire, que no se borre de la memoria y que lleven en sus corazones para siempre. Me llevarán ¿verdad? Me siento inspirada. Voy a inventarles una rima a modo de los testamentos que son tan famosos por estos lares, sobre todo en la Fiesta de Patrimonio Nacional del Fin de Año. Otros de mis compañeros, como Jatún, lo hacen mejor que yo, pero ¡allá voy! ¡Sean bienvenidos a la magnífica Fábrica Imbabura! ¡Diviértanse todos! De esto estoy segura ¡Que viva la Fábrica Imbabura! ¡Qué viva Antonio Ante y Ecuador! Bienvenidos a la aventura.. Sigan adelante, por favor ¡Ufff! Cómo me canso. Con su permiso, voy a volver a dormir, para ser bella para las próximas visitas. Cuídenme mi casa, por favor, y disfruten a lo lindo. Se despide Pabiladita Deseándoles lo mejor ¡Hasta otro, mis amiguitos!

Vuelvan pronto, por favor... {118


◊ Pabiladita, el robot que da la bienvenida a la Fábrica Imbabura.


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◊ EL PITO DE LA SIRENA La Fábrica disponía de una potente sirena eléctrica para el ingreso y salida de los turnos de trabajo de obreros y empleados. Un sistema de alarma de ataques aéreos de la II Guerra Mundial, tan potente que se escuchaba en todos los alrededores de la fábrica. La sirena fue famosa y familiar y marcaba la pauta de muchas otras actividades de los pobladores. Para los niños y niñas, el sonido era causa de algarabía y generaba un pensar que hacía volar la imaginación...

r! ◊ BALANZA Instrumento que servía para pesar todo el algodón que ingresaba a la fábrica, en rama proveniente de la zona del Chota, Salinas, San Carlos y el de pacas de Manabí y Guayas. {121}


SALA #1 ÉPOCA ABORIGEN,

OBRAJES Y ARRIEROS


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Soy Jatun... Bienvenidos a mi reino. Soy Jatun, lo que significa en quechua ‘grande’ o ‘líder’. Soy de todos los tiempos pero siempre he vivido aquí. Antes era desmotadora pero ahora soy su guía a través del espacio y del tiempo. De donde venimos, les aseguro marca adónde iremos en el futuro. La Fábrica, Antonio Ante, todo este espacio son dignos, así, de un repaso despacio. Yo fui, una vez, una desmotadora pero gracias a la energía innovadora como Pabiladita, la anterior praesentadora, he pasado por unas manos transformadoras. Cuando máquina algodonera limpiar la semilla era mi tarea y prepararla para la cardadora así trabajaba a toda hora.

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Tengo recuerdos de mi pasado... de llegar en mula con Pabiladita a mi lado a esta Fábrica importante en el cantón de Antonio Ante. Ahora convertido en robot-guía les voy a explicar esta casa mía primero hablaremos de los antepasados y de los hombres a estas tierras traspasados.

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o g n Te


c e r go

s o d r e u

. . . o d a s a

p i m e d

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El torbellino del tiempo...

El Torbellino del Tiempo es un recorrido panorámico por la historia remota de la población de Atuntaqui, desde la expansión militar y política de los Incas hacia el año 1200, hasta los años previos a la fundación de la Fábrica Imbabura... {128


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◊ Las telas e hilos elaborados en la fábrica textil Imbabura se vendían en todo el país. Los compradores de estos productos solían exportar a países vecinos.

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◊ El montacargas se utilizaba para trasladar las piezas pesadas de las máquinas desmotadoras y las pacas de algodón de un lado a otro.

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Telas elaboradas en la Fábrica Imbabura Arabia fina: especialmente para camisas y delantales, uniformes; era tela de cuadros. Bramante: doble ancho (en telares doble ancho), era exclusivamente de algodón blanco y rayado, para sábanas, juegos de cama y almohadas. Dril: tela liviana para pantalón, de todos los colores y de diferentes listados (líneas). BVD: tela muy liviana, especialmente para la costa, también para filos de costuras, de distintos colores. Inclusive se vendió a empresas internacionales de prestigio para confeccionar chompas. Esterilla: tela a cuadros, para manteles. Escocia Cotacachi: para forros internos de las maletas. Gabardina: para confeccionar uniformes de escuelas y colegios. Gasa: como su nombre indica, luego de desinfectada era usada en hospitales. Lienzo de águila tinturado: tela muy vendida en Zuleta, donde era bordada por sus mujeres. Lienzo de azúcar crudo: tela confeccionada especialmente para el ingenio de Tababuela, a la que se les vendían las fundas confeccionadas y con el respectivo estampado. Vicillo: por su textura y colorido, era utilizada especialmente para cortinas y vestidos. Jardinera: de cuadros y diferentes colores para uniformes, esta era una tela muy liviana. Toalla y sobrecama: ya confeccionas para los hospitales del país, ejército, etc. Tela macana: para los arrieros, tela rayada y dura como lona, servía para hacer las fundas de carga. Sempiterna: de diferentes tonalidades, tipo jean para pantalones y camisas. Lona: tela por demás fuerte para confeccionar carpas de carros y quioscos. Lonilla: un poco más liviana que la tela lona, servía para cubrir espacios menores. Guinga a cuadros: vendida en Cuenca y Cañar para que las “Cholas” de aquellos sectores la utilizaran en el borde interior de los follones; era la única tela que aceptaban las mujeres. La fábrica La Internacional confeccionó una tela similar, pero sintética, que no pudo superar a la de la Fábrica Imbabura. ◊ Pantallas del audiovisual multimedia sobre la historia de la Fábrica {134 Imbabura.


◊ Muestras de telas e hilos elaborados en la Fábrica Imbabura.

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◊ Pantallas del audiovisual multimedia sobre la historia de la Fábrica Imbabura.

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El Jatun Virtual es la continuación de Jatun real, el cual ha transportado su «mente» al mundo virtual y es el guía de las pantallas orgánicas de la sala 1. Aquí me muevo a mis anchas... Proseguimos. Se produjo el encuentro de dos mundos cuando Sebastián de Benalcázar arribó por aquí. Corona e iglesia de Castilla hicieron su presencia sentir en estas tierras lejanas. Fray Pedro de la Peña fundó en aquellos tiempos los nuevos asentamientos, bautizándoles con los nombres del Corregimiento de Otavalo y Santa Marta de Tontaqui.

El Mayor Obraje, Otavalo, empezó a funcionar en 1563 y unos siglos después, finalmente, estalló la rebelión de 1777, contra los abusos del sistema. Fueron las mujeres indígenas que rebelaron, todo un ejemplo y una inspiración. Desde esa fecha en adelante, el nombre de Tontaqui se cambió por Atuntaqui (jatuntaqui) nombre que significa gran tambor o tambor de guerra (liderazgo).

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Aquí vemos al fondo la Fábrica Imbabura tal como se aprecia en la actualidad.. Vamos a viajar por el tiempo y ver cómo fue en el pasado… Los hermanos Dalmau, empresarios textiles catalanes, seleccionaron el caserío de Lourdes en el Barrio de la Acequia Alta para fundar su empresa, la Fábrica Textil Imbabura. Así fue como el 6 de mayo de 1924, en la actual parroquia de Andrade Marín nació esta fábrica. Había razones que pesaban en la decisión. La primera fue el ferrocarril que iba a pasar por aquí en 1929, lo que facilitaría el transporte de la materia prima y los productos finales. Más importante quizás fue la fama de la población como industriosa además de la cercanía al Valle del Chota donde se producía el algodón.

Cuando en 1929, llegó el tren, los hermanos Dalmau vendieron la fábrica a Lorenzo Tous, guayaquileño de ascendencia de las Islas Baleares, en España. Allá mismo en la distancia ven el tren. Deben correr para no perderlo. Es hora de volver Es mi deber A la tarima y A mi rima Sigan, por favor, adelante Por esta Fábrica de Antonio Ante El túnel del tiempo les espera Y después la visita a la fábrica entera. Que tengan un feliz recorrido por la «Fábrica de la imaginación», la Fábrica Imbabura, Otrora de algodón Me despido ¡Hasta la próxima visita!

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◊ Pantallas del audiovisual multimedia sobre la historia de la Fábrica Imbabura.


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El túnel del tiempo...

Bienvenidos al Túnel del Tiempo... Vamos a viajar por los acontecimientos históricos más relevantes que ocurrieron en el mundo durante los años de funcionamiento de {140 la Fábrica Imbabura...


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SALAS DE LA INDUSTRIA TEXTIL {145


SALA #2 ABRIDORAS Y DESMOTADORAS {146


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¡Bienvenidos a la sala de las abridoras y desmotadoras! Yo soy una planta de algodón y... {148


◊ Vista parcial de la Sala de abridoras y desmotadoras de la Fábrica Imbabura.

...con la ayuda de las otras plantas, las fotos aquí expuestas y las explicaciones dadas por la guía y en las cédulas, vamos a explicar el inicio del proceso de convertir el algodón en tela. Mis compañeros son muy escandalo-

sos y me tienen cansada todo el día con sus ruidos. Por esta razón, tienen que aplastar el botón para que les hablen. Así circulen y conozcan el destino del algodón en esta sección de la Fábrica Imbabura. {149


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Arrancaba el proceso con la llegada del algodón a la bodega donde se pesaba y almacenaba. El algodón en rama procedía del Valle del Chota, Salinas y San Carlos, y en pacas venía de la costa, especialmente de Manabí y Guayas. Ese algodón pasaba por las desmotadoras, en rama, y las abridoras , en paca, para que se limpiara de impurezas. Al final de este proceso, había un rollo de algodón, llamado ‘napa’ de un metro de ancho y un centímetro de grueso.

◊ Campo de algodón en flor.

◊ Planta de algodón en flor.

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◊ ÁRBOLES DE ALGODÓN

◊ ÁRBOL SENSIBLE

Árboles interactivos que se activan al ser presionado un botón. Compuesto de pacas pequeñas de algodón y flores de algodón , estos árboles informan a los visitantes sobre los procesos textiles de esta sala.

Hola, yo soy un árbol muy sensible al ruido. Si me aplaudes, cambiaré de color. Cuando las máquinas funcionaban antes aquí, había mucho ruido en esta sala. No habría aguantado…

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◊ ÁRBOL DE LAS ADIVINANZAS

En mi tronco hay :

Hola yo soy el árbol de las adivinanzas. Pueden introducir las manos dentro de mi tronco e intentar adivinar qué objetos están en mi interior. Son ocho.

Algodón; una tira de cuero; un carrete; un engrane; una lanzadera; un perno; una pesa y tela... Todos estos objetos formaban parte del día a día aquí en la Fábrica Imbabura.

Tienen sólo 15 segundos empezando desde ahora: 15,14,13,12,11,10….1 ¿Los tienen ya?.

Queridos amigos, les dejo aquí... Si paso más adelante, me cardan. Pero ustedes están a salvo. ¡Gracias por la visita y vuelvan pronto!

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◊ DESMOTADORA Este es el primer proceso mecánico que sufre el algodón, entra aún en copos, extraído de las plantas. En esta máquina gracias a unos rodillos provistos de clavos o púas se separa la fibra de todos los desechos que este pueda tener, por ventilación también en este proceso se separa el material liviano del pesado.

Hacia 1950 la empresa contaba con 816 trabajadores repartidos así: 92% eran obreros y 8% eran empleados administrativos. Estos obreros trabajaban en 160 telares, procesando 1400 quintales de algodón (unas 140 toneladas), desmotando y produciendo más de 250.000 varas de diferentes telas.

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◊ BATANES

◊ ABRIDORA

Era la encargada de limpiar y abrir la fibra de algodón proveniente de la desmotadora y de la bodega de algodón (el desmotado), de donde salían en forma de rollos de fibra de algodón, limpios y mezclados de acuerdo a la necesidad del hilo por elaborarse.

Esta máquina desprende el algodón de las pacas en forma de copos, Estos copos de algodón son transportados a través de ductos, y son impulsados por medio de aire generado por ventiladores.

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◊ MINI ABRIDORA

◊ SOPLADOR/ FRAGUA

Es el paso mediante el cual se desprende el algodón de las pacas en forma de copos. Estos copos de algodón son transportados a través de ductos, y son impulsados por medio de aire generado por ventiladores.

Se utilizaron en la fábrica para ensamblar la maquinaria que había venido transportada por piezas en las mulas de los arrieros, o para reparar piezas en el taller. El soplador produce el aire para avivar el fuego con el que se calentaba el metal hasta poder moldearlo o templarlo.

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. . . . n ó d o g l a l e d o s e c o r El p

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SALA #3 CARDADO {162


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◊ CARDADORA Limpia el algodón, dejando la fibra lista, en forma de mecha para pasar a la sección de estiraje o manuares (para estirar la fibra). Su objetivo es separar las fibras entre sí, eliminar las fibras más cortas y hacer una última limpieza de los desperdicios por medio de rejillas y chapones, entregar el material en forma de cinta, con una determinada masa por longitud. El rollo de napa es transformado en velo en la parte delantera de la máquina, comprimiéndolo posteriormente para dar origen a una cinta de masa por longitud estándar y debidamente dispuesto en un tarro.

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{ Diversas vistas de la sala de cardado de la Fábrica Textil Imbabura.

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Don Ojo Ajem... Disculpáis... No estoy aún acostumbrado a mi voz robótica. Seáis cordialmente bienvenidos a esta sala en mi antigua Fábrica . Quisiera presentarme: Me llamo Don Ojo A mí me elaboraron con las partes de estas máquinas que veis alrededor vuestro. Ahora, desde aquí arriba, soy como el capataz, el ojo que todo ve. Os preguntaréis quizás por mi acento. Pues soy español, catalán, como los originales dueños de la Fábrica, los hermanos Dalmau. Os daré una breve explicación de lo que hacía en mi anterior vida como cardadora, utilizando esta pequeña réplica que tengo aquí para ilustrar. La napa de la sala anterior pasaba por las cardadoras. Allí se seguía el proceso de limpieza y se peinaba para eliminar las fibras cortas. Se estiraba hasta formar una cinta larga y uniforme, llamada pabila. ¿Recordáis el peinado de mi amiguita, Pabiladita? Ahí lo tenéis Pero os voy a aburrir. Os propongo un juego para moveros por ahí y circular entre mis antiguas amigas cardadoras, ahora dormidas. Por toda la sala, hay baúles de luz, de secretos atesorados. Seguid las instrucciones de cada una de los baúles y reunid las iniciales para descifrar la contraseña que necesitáis para pasar a la siguiente sala. ¡Os deseo mucha suerte! El tren de la historia os espera. Con vuestra merced, me despido.

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Os deseo buena ventura en vuestro recorrido por mi Fábrica, confiado en veros de nuevo por aquí. Se despide de vosotros, Don Ojo Y yo soy el...

Guardián del hilo


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SALA #4 HILATURA {172


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Perilla y el Tren Llegó el tren a la Fábrica Imbabura, Y con ello el progreso. El ferrocarril fue muy importante en Ecuador, uniendo pueblos y regiones. ¡Hola! Les esperábamos Yo soy su locomotora dispuesta a llevarles ahora Y yo, amigos, soy Perilla su maquinista, del Chota. Hecho de una pabiladora pura velocidad a toda hora... Aquí las máquinas pabiladoras, estiradoras y torcedoras trabajan el pabilo hasta convertirlo en un hilo fino que se bobina en un carrete.

¡Suban, por favor! Agárrense fuerte porque vamos ¡a toda mecha! Vamos echando humos… En el pasado, había que trabajar contra reloj para producir cada vez más en su turno cosa que controlaba el contramaestre día tras día, hora tras hora... Ya llegamos a la segunda estación. Quizás nos visiten hoy mis amigos, los obreros, que nos contarán su vida en la Fábrica, con nosotras, las máquinas de ayer.. Así que bajen, paseen, curioseen y jueguen con nuestras mulas recicladas... Yo les espero Tuuuutuuuuuu!! Vamos otra vez Allí pueden ver las instalaciones sanitarias de ayer diseñadas para máxima rapidez restringido el uso a una sola vez. Muchas gracias por viajar con nosotros les esperamos en una próxima ocasión. Pasen al mundo de la Ciencia y Tecnología ¡Adiós y hasta otro día! {175



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◊ HILATURA Hace girar en su propio eje el pabilo de esta forma se consigue el retorcido del hilo y se consigue la tensión haciendo pasar las hebras por varios cilindros ranurados longitudinalmente hasta obtener el espesor deseado. Transforma las fibras individuales en un hilo continuo, cohesionado y manejable. {182


¿Sabías que... normalmente una tela está formada por alrededor de 1.600 hilos entrecruzados que forman una malla?

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◊ MANUAR O ESTIRADOR Hace pasar un grupo de cintas por la zona de estiraje del Manuar en donde por diferencia de velocidad entre varillas se produce un estiraje de las cintas y a la vez una paralización de las fibras para obtener una cinta con características determinadas de peso y longitud que luego es sometido a un segundo pase en estiradoras con autorregulación, con el fin de mejorar la uniformidad de la cinta.

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◊ BOBINADORA

◊ CORDONADORAS

Es una máquina que enrolla el hilo proveniente de los conos, que con la ayuda de una horquilla daba longitud exacta a las madejadas.

Esta máquina entrelaza o trenza, varios grupos de hilo, formando así el cordón que pueda tener forma redonda o plana.

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◊ MECHERA O PABILADORA

◊ TORCEDORA DE CABOS

Son máquinas donde la mecha de algodón se convierte en pabilo o cordón. En estas máquinas se hace aún más fina la hebra y se le da un poco de torcido lo que le da más fuerza. Se traslada los tachos con la cinta para estirar y enrollar en los tubos de madera donde se enrollaba la cinta que se convertía en pabilo, el primer hilo.

Esta máquina enrolla hilo en los conos 2,3,4 o más hilos, según el grueso del hilo que se necesitaba fabricar.

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◊ RETORCEDORAS Transforma tacos de hilos doblados en hilos retorcidos envueltos en Bobina.

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◊ URDIDORAS

◊ CANILLADORAS

Tiene la función de envolver el hilo en los cilindros (enjullos); hilos que estaban en gran cantidad de bobinas ubicados en una especie de estantes frente a cada urdidora.

Eran máquinas encargadas de envolver hilo (trama) en bobinas de madera muy pequeña. Estas bobinas tenían que ser ubicadas en las lanzaderas, (piezas de madera o de fibra de unos treinta centímetros aproximadamente en forma de barco), en cuyo centro había una guía o huso, donde se ubicaban las bobinas de hilo para ser lanzadas de derecha a izquierda y viceversa, con la finalidad de elaborar tela.

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SALA #5 TEJEDURÍA {192


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◊ TELAR PLANO El telar plano es una máquina para tejer, construido con madera o metal, en el que se colocan unos hilos paralelos, denominados urdimbres, que deben sujetarse a ambos lados para tensarlos (función que suelen cumplir las pesas)y mediante un mecanismo, estos hilos son elevados individualmente o en grupos, formando una abertura denominada calada, a través de la cual pasa la trama. Los tejidos planos se emplean, a su vez, en la fabricación de una gran cantidad de productos industriales y de consumo. Este proceso se lleva a cabo en cualquiera de los distintos {194


tipos de telares, en los cuales, en términos generales, se entrelazan hebras dispuestas a lo largo (urdimbre) con otras que van en ángulo recto a las primeras (tramado) pasando por encima o por debajo de estas. El producto es un rollo de tela con especificaciones de calidad como ancho de la tela, número de pasadas por pulgada cuadrada, número de hilos, referencia de la tela, tipo de peine, tipo de cilindro, título de la urdimbre, título de la trama.

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◊ TELAR Une los hilos de la urdimbre alternadamente por arriba y por debajo de los hilos de la trama, por medio de una lanzadera que se mueve a gran velocidad en forma horizontal de derecha a izquierda.

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Hay un área de la fábrica donde trabajaban solo mujeres, encargadas de pasar los hilos por pequeñas mallas con agujeros. Estas mujeres trabajaban en parejas y eran unas 30. Como puedes imaginar era un trabajo de mucho cuidado... {197


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En tejeduría se producía buena parte la tela para el lienzo, toallas, sábanas, cortinas, sobrecamas y una variada gama de telas que iban desde gabardinas, mezclillas, de rombos, de cuadros, entre muchas otras...

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En un lateral de la sala de Tejeduría se encuentran toda una serie de computadoras con juegos de inteligencia y concentración dedicados a los niños y jóvenes visitantes, interesados en las nuevas tecnologías interactivas.

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Al final del recorrido de la sala de Tejeduría se encuentra un juego interactivo dedicado a los niños y jóvenes visitantes.

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SALA #6

CALDEROS

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◊ CALDEROS En la producción textil el área de tintorería es la que más comúnmente calienta las soluciones para facilitar la reacción química con la fibra. La mayoría de los procesos industriales que necesita calentamiento utiliza un caldero para el calentamiento del agua que se va a utilizar en los procesos de tintura, blanqueo, lavado de la tela o cualquier proceso que necesite calor el cual es transportado mediante tuberías hasta donde se requiera de esta energía. {209


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En la Fábrica Imbabura funcionaban dos grandes calderos a combustión de leña; producían vapor para toda la sección tintorería y para la humidificación de la sección de hilatura. La leña de eucalipto, de espino (la más cara) y de monteera adquirida a varios proveedores de la provincia, quienes a diario llegaban en camiones y camionetas cargados de este combustible natural, provenientes de los más recónditos lugares de la provincia. Claro está, en las primeras décadas de funcionamiento, los cargamentos de leña llagaban a la fábrica a lomo de mulas y burros de propiedad de los arrieros de Atuntaqui. Para optimizar recursos y tiempo, de la leña de monte de calidad, como el arrayán, se aprovechaban las trozas gruesas para elaborar en la misma fábrica las lanzaderas y bobinas, para lo cual los hombres de la sección de carpintería eran verdaderos expertos. El agua caliente de los calderos era conducida por un sistema de tuberías a la mayoría de las viviendas de los jefes. Se entenderá que, en aquella época, disponer en una casa de agua caliente era un verdadero lujo. Por varios años, la empresa dispuso de un sistema de agua caliente, proveniente de los calderos, para permitir a los trabajadores ducharse sin tener que tiritar por el frío penetrante de Andrade Marín, aunque la mayoría prefería el agua en su estado natural, ya fuera por costumbre o porque, de esa manera, se refrescaba luego de las agotadoras faenas o del calor sofocante de la sección de tejeduría. Algunos ex trabajadores comentan que estos calderos se consideraban una verdadera bomba de tiempo, por la gran presión existente en su interior; aunque, claro está, siempre estuvieron controlados por medidores y por el personal de mecánica, que realizaba su mantenimiento y monitoreo. Algo muy vistoso en esta sección era la utilización de coches en forma de trenes en miniatura, empujados sobre un sistema de rieles para transportar la leña, desde los depósitos de madera hasta los calderos. Estos vistosos cochecitos, cuando se descuidaba quien los controlaba, fueron el juguete de muchos niños que, por cualquier razón, visitaban este lugar; de algunos obreros menores y de los que, aun siendo mayores, no perdían la oportunidad de volver a ser niños.

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SALA #7 PLANCHADO

Y TINTORERÍA

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◊ TINTURADORA DE HILOS

◊ CALANDRA EXPRIMIDORA

En esta máquina mediante un foulard se impregnaba el color y mediante el calor de estos cilindros de metal el colorante reaccionaba con el hilo y se fijaba el color, este proceso se utilizaba para hacer diseños con hilos tinturados a diferentes colores y hacer diseños de cuadros o rayas.

Sirve para exprimir la tela luego del proceso de teñido o blanqueado. La tela o el hilo pasan a través de sus dos cilindros que giran constantemente. Estos cilindros están cubiertos por una superficie textil absorbente y medianamente suave.

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◊ CALANDRA DE SECADO Y PLANCHADO

◊ FIJADORA DE COLOR

Esta máquina plancha y da brillo a la tela mediante la presión y el calor que producen los cilindros por los cuales circula el vapor. Sirve para secar la tela o el hilo luego del proceso de exprimido. Éstos pasan a través de sus dos cilindros movidos por el sistema de poleas e impulsadas por un motor eléctrico. De esta manera la tela entra en contacto con un tercer cilindro fijo que se calienta a altas temperaturas (haciendo la función de una plancha).

En esta máquina se produce una reacción física y química a través del calor. Algunas tinturas de textil requieren de altas temperaturas para que el color se impregne, en esos casos se utilizaba esta fijadora cuyos cilindros de metal se calientan con el vapor que circula dentro de ellos. Al pasar la tela por los cilindros se fija el colorante y se impregna el color en el textil. Gracias a este proceso se evita que a futuro el color se desprenda con los lavados y otros procesos.

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◊ ENGOMADORA

◊ ESTIRADORA Y DOBLADORA

Su objetivo es mejorar las condiciones de hilo, con la aplicación de aprestos – almidón de achira o de yuca y cebo de res– para aumentar la resistencia y disminuir las fibras flotantes, mejorando la fricción hilo a hilo al tejer y aumentando la eficiencia del telar. Los grandes cilindros o «enjutos» de hilo, que llegan de las urdidoras, pasan por esta engomadora.

En esta máquina se realiza el proceso de estirado y doblado de la tela luego de que la misma ha sido teñida a altas temperaturas en la autoclave. La tela arrugada y deformada es colocada en esta máquina que restituye su forma y la enrolla en un carrete grande a fin de que posteriormente pueda ser planchada en las calandras.

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◊ CISTERNA COLECTORA Es un tanque donde se recolectan los excesos de colorante y agua que posee la tela luego del proceso de teñido. El objetivo es que el colorante no se desperdicie. Adicionalmente sirve para evitar que los desechos caigan al suelo, impidiendo que se manche o que se vuelva resbaladizo, evitando así accidentes de trabajo.

◊ TINTURADORA DE TELA (AUTOCLAVE) Dentro de este gran tanque, el calor y la presión se combinan para lograr su objetivo. Las telas se «cocinan» dentro para eliminar aceites y grasas (descrudar) y/o fijar los colorantes del teñido. Se daban los colores deseados a las telas y el color se lograba mediante pigmentos, los cuales mediante el agua y el calor se impregnaban en la tela.

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SALA #8

INNOVACIÓN & TECNOLOGÍA

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Percepción

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Objetos, artefactos, tereques… la tecnología está en todas partes y donde uno menos imagina. Observa nuestro muro de la tecnología y descubre que usos tienen estos objetos y cómo expresan la tecnología.

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Área óptica Mezcla colores girando la rueda... Los colores primarios son... Si los mezclas entre sí obtendrás colores secundarios. Los colores secundarios son... Si los mezclas entre sí obtendrás colores terciarios. Los colores terciarios son... Si los mezclas entre sí obtendrás colores cuaternarios. Esto era exactamente lo que hacía Leonardo Da Vinci para obtener sus pinturas o lo que hacían algunos trabajadores de la fábrica para obtener el color con el que debían teñir una tela. Mezcla las luces de color… ¡Descubre cuántos tonos nuevos puedes lograr!

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◊ CENTRIFUGADORA Tiene la función de retirar el exceso de agua de la tela luego del proceso de teñido o blanqueado. Funciona a través de la fuerza centrífuga ya que el tambor giraba a altas velocidades, y gracias a la acción de las paredes perforadas, el agua puede ser retirada de la tela. Funciona de manera similar al ciclo de escurrido de una lavadora de ropa.

◊ SISTEMA DE LAVADO Son tinas que funcionan con agua caliente que llega del caldero, en las que se lava la tela, o se puede dar un proceso de blanqueado o de descrude de la misma. Este procedimiento se lo realiza para eliminar la goma que fue impregnada en los hilos antes del preceso de tejido, evitando de esta forma posibles problemas en el tinturado.


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◊ TINAS DE BLANQUEO Y TEÑIDO En estas tinas se colocan líquidos como blanqueadores (cloro, agua oxigenada, blanqueador óptico) o tinturas para dar color a telas e hilos. Sobre los rodillos se ubican telas o hilos que giran paulatinamente, sumergiendo el textil de manera continua y regular en el líquido y obteniendo resultados uniformes.

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Taller de la Innovación La innovación se ha vuelto un tema común en muchas conversaciones, aparece como un ideal en todas partes y todos queremos ser innovadores pero… ¿Qué significa en realidad? Hay múltiples definiciones, sin embargo podemos resumir que básicamente un innovador es aquel capaz de pensar o hacer cosas nuevas con los recursos existentes. Te invitamos a ser observador, curioso, creativo y perseverante en este espacio de experiencias creadas especialmente para ti. Bienvenidos al «Taller de la Innovación». El «Taller de la Innovación»: Es un área interactiva y constructivista que busca promover procesos cognitivos y de apropiación del conocimiento a través de la educación no formal, así como ser un espacio lúdico de recreación y disfrute de la ciencia y la tecnología. En este espacio se propicia el aprendizaje y el conocimiento a través de la creación de significados de manera que, durante el recorrido, los visitantes puedan construir sus propias experiencias significativas. El área está pensada como punto de «quiebre» en la reflexión que el visitante ha venido teniendo en el contexto de museo. Por un lado marcan una etapa diferente en la visita

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donde la interacción es la clave del aprendizaje, e implican la necesidad de aproximarse a la ciencia y la tecnología desde una reflexión cotidiana para los ciudadanos que visitarán el museo. Buscamos llegar a los ciudadanos con dos grande mensajes: · «Yo puedo» ser innovador es posible para cualquier ciudadano usando las competencias de la ciencia: relacionar, inferir, argumentar, observar, comparar, experimentar y relacionar. · La ciencia es un proceso de perseverancia y observación, y está en los ámbitos cotidianos de nuestra vida, todos tenemos competencias científicas. Los principales objetivos del «Taller de la Innovación» son: · Ser un espacio de educación no formal, de disfrute y entretenimiento. · Despertar la curiosidad, promoviendo la observación, la reflexión, la duda, el sentimiento crítico, la investigación y el sentido de innovación en los visitantes. · Permitir el intercambio de ideas y la articulación de opiniones propias. · Facilitar el descubrimiento a través de la participación activa de los usuarios.


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EXPOSICIONES TEMPORALES, 1:

Tras los pasos de Da Vinci

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El Taller de Innovación se inauguró con la exposición «Tras los pasos de Da Vinci», justamente porque este personaje renacentista italiano encarna las cualidades de un verdadero innovador: fue observador, perseverante, crítico, creativo y capaz de sobreponerse a diversas situaciones. Algunas de las máquinas que diseñó o perfeccionó Leonardo da Vinci se basaron en principios de la física mecánica. Era sin duda un gran observador de la naturaleza y eso

le permitió también descubrir nuevas formas de solucionar problemas. Te invitamos a encontrar similitudes con las máquinas usadas en la Fábrica Textil Imbabura que increíblemente cientos de años después de da Vinci usaron los mismos principios o se valieron de mecanismos similares. Te invitamos a recorrer sus huellas a través de diversos objetos para que descubras con Leonardo da Vinci el poder de las competencias de la ciencia...

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◊ TRAS LOS PASOS DE DA VINCI inau-

guró el espacio de exposiciones temporales dedicadas a la INNOVACIÓN. Desde la apertura del Museo de la Fábrica, el 5 de mayo hasta el 31 de julio de 2014, se pudo contemplar la espectacular muestra. Era formada por una considerable cantidad de reproduciones de los famosos inventos creados por Leonardo. Entre ellos pudimos admirar fieles reproducciones de: CARRO A MANIVELA PARACAÍDAS MÁQUINA VOLADORA PLANEADOR COLGANTE PLANEADOR POLÍGONO DE ESPEJOS PROYECTOR DE LUZ HIGRÓMETRO DE CERA TORNILLO AÉREO TORNILLO DE ARQUÍMEDES MÁQUINA DE HACER TORNILLOS GRÚA GIRATORIA RUEDAS VOLADORAS RODAMIENTOS GATO MECÁNICO MECANISMO DE BLOQUEO AUTOMÁTICO RESORTE ESPIRAL ENGRANAJE HELICOIDAL MOVIMIENTO ALTERNO ESTUDIO DE PESOS O MONTACARGAS LAMINADOR LINTERNA DE RUEDA DENTADA RODAMIENTO DE BOLAS Y RODILLOS MANIVELA DE CADENA Y reproducciones de las obras: LA ÚLTIMA CENA LA ANUNCIACIÓN LA MONA LISA

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La segunda exposición que ocupó el espacio de exposiciones temporales dedicadas a la innovación fue la titulada «PASAJE DEMENTE». Desde el 16 de agosto al 31 de diciembre de 2015 se pudo contemplar esta singular muestra dedicada a descubrir las características de la mente y la percep{234 ción.


EXPOSICIONES TEMPORALES, 2:

Pasaje deMente {235


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◊ PASAJE DEMENTE fue creado con el objetivo de generar un diálogo interactivo con los visitantes sobre la mente y su maravilloso funcionamiento. La exposición se basa en los conceptos básicos de la mente, el sistema nervioso central, ilusiones y juegos de destreza mental, todo enmarcado en la cotidianidad de una calle. Es una exposición desarrollada por el Museo Interactivo de Ciencia de Quito que pone a prueba las habilidades de nuestro cerebro, en un ambiente que nos transporta por un instante a una calle tradicional. Su arquitectura única, que rememora otras épocas se convierte en el escenario ideal para esta emocionante experiencia. Cuenta con 6 áreas: 1. La Heladería, un espacio para experimentar con los sentidos y la percepción 2. La Tienda, un lugar que pretende engañar al cerebro a través de trampas visuales. 3. La Zapatería, principalmente un espacio para poner la prueba la motricidad fina. 4. La Máquina Dispensadora, una forma de entender cómo funciona nuestro cerebro. 5. La Feria, una serie de retos mentales que pondrán a prueba a los visitantes. 6. La Calle, un lugar para recorrer mientras interactuamos con juegos de memoria, reacción, tacto, percepción y más. {237


◊ GRANDES INNOVADORES Cuando pensamos en grandes innovadores probablemente muchos nombres llegan a nuestra memoria. En esta actividad te presentamos a algunos innovadores que con sus ideas han cambiado el mundo.

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◊ CUARTO OSCURO A veces la ciencia parece una caja negra ¿verdad? Como que no sabemos muy bien que pasa en su interior o creemos que es un proceso muy difícil. Lo cierto es que, aunque la ciencia requiere de enorme disciplina, no es un proceso tan complicado, lo que si requiere es paciencia, perseve-

rancia y pasión… Te invitamos a entrar a esta caja negra no tan negra para que pienses un poco en tu lado científico Dato curioso ¿sabías que bajo la luz negra algunas fibras de algodón resaltan? Pasa al cuarto oscuro y descubre que tanto brillan tus prendas.

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◊ ÁREA DE SALIDA

◊ REINVENTA

Conviértete en el protagonista de la innovación. Plasma tus ideas en este espacio y deja tu huella.

Tú eres parte de la innovación. Observa este antiguo objeto de la fábrica. Cuéntanos para qué lo usarías tú y forma parte de la historia de la Fábrica Textil Imbabura.

• Levanta el teléfono y podrás comenzar a grabar tu mensaje. • Al terminar, cuelga el auricular para que el audio sea procesado. • O si prefieres escribe tu mensaje en un papel y cuélgalo en el tendedero.

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◊ REFLEXIONA Tú eres parte de la innovación, pero seguro puedes ser aún mejor. ¿Qué compromiso harías para ser cada día un mejor innovador?


◊ INSPÍRATE

◊ Y... ¡VUELVE PRONTO!

Tú eres parte de la innovación. Inventa una loca idea innovadora que ayudaría a mejorar tu entorno. (Escuela, trabajo, hogar, ciudad…) ¿Disfrutaste tu visita al taller?

Déjanos tu mensaje Comparte tu experiencia de la visita al Taller de la Innovación. La ciencia está en ti... Por favor, coloca tu chaleco en la percha y el casco en el cesto.

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◊ MURO DE LA TECNOLOGÍA

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Objetos, artefactos, cacharros... la tecnología está en todas partes y donde uno menos imagina. Observa nuestro muro de la tecnología y descubre que usos tienen estos objetos y cómo expresan la tecnología.


◊ ZONA INFANTIL MINI TALLER DE INNOVACIÓN

La Fábrica Imbabura cuenta con un área exclusiva para infantes de 0 a 5 años de edad, denominado «Mini Taller de la Innovación». Es un espacio dedicado a los mas pequeños de las familias para que jueguen y se diviertan mientras los mayores visitan el Museo. Equipado con juegos, mobiliario y recursos infantiles, que promueven el descubrimiento a través del juego, con experiencias sensoriales y motrices especialmente diseñadas para los más pequeños.

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SALA #9 SINDICALISMO {244


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«Muéstrame un obrero con grandes sueños y en él encontrarás un hombre que puede cambiar la historia. Muéstrame un hombre sin sueños, y en él hallarás un simple obrero» James Cash Penny (1875-1971) {246


Los tiempos modernos tienen su punto de partida en la Revolución Industrial europea impulsada por el auge capitalista de producción masiva, originalmente en Gran Bretaña. El sector de textiles fue el primero que experimentó la industrialización. Este proceso fue paralelo al invento de la máquina de vapor que permitió el desarrollo del ferrocarril. Desde el inicio de la industrialización, por tanto, el ferrocarril iba ligado al sector productivo textil, al igual que ocurrió en el caso de la Fábrica Imbabura. Los telares del sistema artesanal llegaron a ser redundantes ante la fuerza de decenas de máquinas movidas por vapor. La primera industrialización en Gran Bretaña dio lugar a las revueltas llamadas ‘ludditas’ donde los artesanos textileros destruyeron las máquinas que iban a marcar el ritmo frenético de la producción textil en grandes ‘fábricas oscuras y satánicas’ de ahí en adelante. La revolución industrial fue paralela al tráfico de esclavos y a las primeras grandes olas de emigrantes que facilitaban una mano de obra abundante de bajo costo, sobre todo en la Gran Bretaña, en la época victoriana. Fue precisamente el esposo de la Reina Vic-

toria, el príncipe consorte Alberto, que promovió la abolición de la esclavitud, proceso que él no vivió lo suficiente para ver. En el siglo XIX se produjeron las primeras reformas parlamentarias que culminaron con la retirada de la prohibición de la ley de asociación, dejando el camino libre al sindicalismo y al movimiento obrero organizado tal como se conoce hoy en día. De Gran Bretaña se extendió el movimiento sindical a distintos países europeos y a los Estados Unidos de América. En todas partes, las reivindicaciones fueron similares: reformas legales para conseguir condiciones laborales más justas, humanas y equitativas. En Ecuador, tras la prolongada historia colonial, no se registró el primer gesto de lucha obrera en Guayaquil hasta el 15 de noviembre de 1922. En 1925, se produjo la Revolución Juliana que instauró el Estado social en Ecuador. Estos dos acontecimientos marcaron el clima laboral y político que reinaba cuando empezó la producción de la Fábrica Textil Imbabura en 1926. Otros hitos históricos laborales posteriores fueron la creación de la Caja de Pensiones como ente separado del Estado, las primeras bases del actual

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Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social, y los preceptos de la Previsión Social plasmadas en la Constitución del 1929 donde, además, se creó el nuevo Ministerio del Trabajo. En los primeros años de funcionamiento de la Fábrica, no existía un organismo encargado de defender los derechos de los trabajadores. El único respaldo de que disponían era un documento publicado en el Registro Oficial del Estado, en el que se hacía mención

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a las garantías establecidas para los trabajadores y donde se hacía constar que el número de horas de trabajo diarias eran ocho. Sin embargo, la empresa obligaba a los obreros a trabajar diez horas y, en ocasiones, hasta más. No siempre se reconocían las horas extras de trabajo y no se respetaban los días de descanso. Todos estos abusos, y otros más, dieron lugar a las primeras organizaciones informales y clandestinas laborales. La clan-


destinidad era necesaria ya que en aquellos tiempos, los años treinta, la palabra «sindicato» era sinónimo de «comunismo», con todas las connotaciones negativas otorgadas al término en aquel entonces. En noviembre de 1935, la visita de tres ilustres personajes otavaleños, el Doctor Luis Enrique Cisneros, el ingeniero Alberto Suárez y Don Cesar Fuller, invitados a una asamblea de 200 obreros en Atuntaqui fue

el detonante para crear el STAI (Sindicato Textil Atuntaqui-Imbabura) para luchar responsable y solidariamente por sus derechos bajo el eslógan «más vale la mano callosa del trabajador que la mano enguantada del señorito adomingado». A mediados de 1935, se realizó la primera huelga de 24 horas en pos de la remuneración justa por las horas extras. La segunda huelga en 1936 fue provocada por una re-

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ducción de producción y el consecuente recorte de turnos de trabajo, donde los obreros pertenecientes al sindicato fueron objetos de discriminación laboral. Esta duró un mes y supuso otro triunfo sindical con una jornada convenida de ocho horas y un aumento salarial del 25%. Pocos meses después, los patronos despidieron a los líderes sindicalistas. En el año 1938, La Ley de Sindicalización Obligatoria dentro del Código del Trabajo facilitó la fundación del Sindicato Textil Fábrica Imbabura, con sus integrantes elegidos democráticamente en una asamblea multitudinaria. Este mismo sindicato organizó la huelga de 48 días en el año 48 que terminó, tras muchas negociaciones, en un aumento salarial del 10%. La Fábrica Textil Imbabura contaba con 816 obreros en nómina en 1950. El ambiente socio-laboral era excelente con su propia banda de música, grupo de teatro, equipo de gimnasia y fútbol, dispensario médico y celebraciones nacidas ahí, tales como las famosas comparsas y disfraces de Fin de Año. La Fábrica era el eje de la vida sociocultural y laboral de los anteños. En 1963, el Sindicato Textil Fábrica Imbabura celebró sus bodas de plata y en 1964, la Federación Nacional de Trabajadores Textiles de Ecuador eligió a la ciudad de Atuntaqui como sede del Congreso Nacional. En 1965, con una maquinaria obsoleta y una decisión de los dueños de bajar la calidad de la tela, la Fábrica no podía competir con la producción extranjera, sobre todo la de contrabando de Colombia, lo que llevó al técnico Vilageliu a la decisión de reducir la jornada de trabajo, dando como resultado que muchos obreros no llegaban a ganar ni el sala-

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rio mínimo. El 19 de abril de 1965, el patrono Lorenzo Tous Febres Cordero presentó la notificación de liquidación y el día 20 se procedió al cierre. Tras varios percances, incluyendo el planteamiento por parte de los trabajadores de comprar la empresa, se llegó a un acta de compromiso con los patronos para efectuar el pago al mayor número de los doscientos trabajadores despedidos en el menor tiempo posible el día 15 de junio de 1965, compromiso que quedó incumplido el día 30 de junio de forma arbitraria por los directivos. El Inspector de Trabajo, Don Francisco Viteri, accedió a intentar obligar a los patronos cumplir con lo pactado, siempre y cuando los obreros le acompañasen y le brindasen el apoyo necesario al día siguiente. Jueves 1 de julio de 1965 A las 6:45 de la mañana, empezaron a llegar a las inmediaciones de la fábrica los obreros y empleados. A las 7:40, Josep Vilageliu acudió a su lugar de trabajo, como de costumbre. Días antes, había evacuado a Quito a su esposa María y a su hija, Rita por la situación tensa que se había creado alrededor de la Fábrica. A las 8:30, accedió recibir al señor Jacinto Espinoza, Presidente del Comité Ejecutivo Pro Defensa de los Trabajadores a quien le comunicó la imposibilidad de cumplir con lo pactado ese día. A las 9:00, el Inspector de Trabajo llegó para cumplir con lo prometido, sólo para salir cuarenta y cinco minutos después, visiblemente enojado. Anunció a las diez, en una improvisada asamblea en la estación del ferrocarril


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adyacente, que se pagaría la indemnización ese día sólo a diez trabajadores de los 200 que dejaban de pertenecer a la Fábrica, y en orden alfabético. A las 10:15, los obreros furiosos irrumpieron en las dependencias de la Fábrica, a pesar de los intentos policiales de evitar tal medida. A las 10:30, irrumpieron en la oficina del gerente que intentó intimidar a los obreros disparando tres tiros en el aire. Consiguió el efecto contrario y resultó herido después de que un obrero le desarmara. Salió Vilageliu

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escoltado por dos policías pero no pudo llegar a su casa, que era su intención. por la multitud que le cerraba el paso, al igual que hicieron cuando intentó acceder a la iglesia. La masa humana le obligaba, entre golpes e insultos, a bajar hacia Atuntaqui aún escoltado por los policías que intentaron evitar la tragedia. A las 11:20, la furia incontrolada de la multitud obrera, que ya superaba las dos mil personas, produjo la muerte de Vilageliu, que murió golpeado y arrastrado. •


«Se trabajaba en dos jornadas, la fábrica nunca paraba. Entonces no tenían momento siquiera, de reunirse ni para conversar.» Alejandro Raúl Ruiz, Cajero en la oficina de gerencia {253


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«La Fábrica Imbabura fue el despertar de Atuntaqui» Tarquino Dávila, sección mecánica

«La compañía ante este atentado, culpaba directamente al pueblo de Atuntaqui. Entonces nos veían mal, creían que todos eramos matones. Ni en el carro no querían sentarse al lado de uno.» Campos Elías Bravo, contramaestro armador

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«El trabajo era duro, era pesado,… tenía problemas con los altos jefes que eran intratables, trataban con las patas como se sabe decir vulgarmente. Ahí tocaba ser adulón, esbirro, entonces ascendían les ponían de contra maestros» Eduardo Espinoza, sección de hilatura {256


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◊ MÁQUINA REVISADORA DE TELA, CUENTA METROS Es una máquina donde se revisaban los defectos de la tela, como hilos gruesos, partes delgadas, tela motosa, el muaré en la tela, el barrado en la tela, etc... y se clasificaba en tela de primera (sin defectos) o de segunda (con defectos). Además aquí se formaban rollos de tela y se contaba cuantos metros posee cada rollo para su comercialización.

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Testimonios de la historia viva...

«La fábrica puedo decir que dio vida a la provincia entera no solo aquí en Atuntaqui, dio vida a la provincia entera... Digo esto porque había compañeros que trabajaban desde Otavalo venían, de las parroquias de Chaltura, Natabuela, San Roque... hasta de Imantag, venían a trabajar. Entonces ese dinero estaba en circulación aquí en Imbabura.» Humberto Espinoza, sección de hilatura

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◊ Grupos de obreros de la Fábrica Imbabura, a inicios de la década de 1930.

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◊ Grupos de obreros de la Fábrica Imbabura, a inicios de la década de 1930.


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Otras instalaciones del Complejo Fábrica Imbabura {266


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Teatro Auditorio «Club LIA» La cultura, el arte y el entretenimiento tendrán su lugar, además de otro tipo de eventos de concurrencia masiva, en el Teatro Auditorio «Club La Industrial Algodonera». Tiene una capacidad para 450 personas, donde se puede desarrollar todo tipo de eventos culturales y artísticos, como conciertos, festivales, proyecciones, conferencias, presentaciones, etc.. La cultura, el arte y el entretenimiento, tendrán su lugar, además de otro tipo de eventos de concurrencia masiva. La sala cuenta con mobiliario ergonómico, así como equipo de amplificación, proyectores, etc. El nombre de Teatro Auditorio Club L.I.A. se debe al destacado aporte de este célebre Club en los ámbitos sociales, culturales y recreativos de la sociedad anteña de la época de oro de la Fábrica Textil Imbabura. Los principales beneficios son: 1. Los asistentes a los eventos artísticos tienen la oportunidad de: • Utilizar mobiliario ergonómico. • Disponer de equipo de amplificación de alta fidelidad. • Disponer de proyectores de última tecnología. • Adquirir comida nacional e internacional variada. 2. Guardianía y seguridad. 3. Los participantes pueden adquirir artesanías, recuerdos y suvenires a precios módicos. 4. Los visitantes disponen de un puesto de información turística de toda la región.

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Centro de Convenciones y Eventos «Los Arrieros» Este es el espacio destinado a la exhibición, al desarrollo e internacionalización de nuestros productos textiles. Ofrece salas para congresos, seminarios, asambleas, y eventos sociales con equipos tecnológicos y mobiliario moderno de acuerdo a sus necesidades. Son funcionales y acogedoras con capacidad para 400, 200 y 30 personas, donde podrá desarrollar cualesquier tipo de conferencia. Los participantes se sentirán cómodos ya que se cuenta con mobiliario ergonómico y menaje de calidad, equipo de amplificación, proyectores y pizarras electrónicas. Los principales beneficios son: 1. Los asistentes a las conferencias tienen la oportunidad de: • Utilizar tres salas diseñadas exclusivamente para este tipo de eventos. • Disponer de equipo de amplificación de alta fidelidad. • Disponer de proyectores y pizarras electrónicas de última tecnología. • El servicio incluye coffee breaks. 2. Total privacidad que permite a los participantes concentrarse en el evento. 3. El servicio incluye un Tour de compras por el Cantón Antonio Ante. 4. Disponibilidad de internet con Wi-fi. 5. Los participantes pueden visitar gratuitamente los museos. 6. Los participantes pueden adquirir artesanías, recuerdos y souvenires. 7. Los visitantes disponen de un puesto de información turística de toda la región.

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{275 ◊ Oficinas de la Fábrica Imbabura, en 2014.


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Restaurante «Las Posadas» Esta es el área de descanso, donde el público que asista al Complejo disfrutará de la mejor comida nacional e internacional. El nombre hace referencia a lo que en la época de la fábrica eran lugares de descanso para los arrieros. Es una buena analogía para que en determinado momento después de recorrer el Complejo la gente haga una pausa y un descanso. Brinda varias propuestas gastronómicas, donde podrá degustar platos nacionales e internacionales, ofreciéndole varios platillos que van desde la cocina clásica hasta las nuevas tendencias, elaboradas con productos frescos para satisfacer las necesidades y gustos de sus clientes, todo esto en un ambiente clásico, acogedor y con servicio de calidad.

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Galería Artesanal Fábrica Imbabura

La Galería Artesanal Fábrica Imbabura, situada en la Plaza Cultural del Sol, está diseñada para que combine la exclusividad y la calidez que puede ofrecer una galería de arte, con la diversidad y la amplitud de una plaza pública. Es un espacio para ofrecer productos artesanales de calidad en tejidos, bordados, cerámica, cuero, madera, pintura, cabuya, piedra, bisutería, agroindustria, instrumentos musicales, turismo comunitario con la participación directa de los productores. Es el punto de comercio no sólo de las artesanías de la región así como también el centro de encuentro de diversas manifestaciones culturales. El nombre se debe a la forma geométrica de la Plaza y la gran simbología que representa el sol en las culturas ancestrales de nuestro país. El Complejo Fábrica Imbabura lo ofrece a visitantes con puestos de exhibición y ventas de una gran variedad de artesanías elaboradas por hombres y mujeres de la provincia; puestos de venta que son manejados por asociaciones de artesanos que gestan y desarrollan las cadenas productivas solidarias y que han sido capacitados por los gobiernos autónomos locales y por los estamentos del gobierno. Los principales beneficios que ofrece son: 1. El comprador de artesanías se siente parte del desarrollo comunitario del país y la región. 2. Precios bajos de las artesanías por ser adquiridas directamente a los productores. 3. El visitante podrá escoger su compra de una gran variedad de artesanías. 4. El visitante adquiere las artesanías a precios fijos y con factura. 5. Mediante

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la adquisición de las artesanías el visitante conoce la cultura y tradición de los pueblos de la región. 6. Atención amable y personalizada de los artesanos. Es una propuesta innovadora de comercio de artesanías dentro de un escenario patrimonial, cultural y turístico que visibilice y promocione de mejor manera esta propuesta. La Galería oferta artesanías, es decir un producto donde prime lo hecho a mano, con un contenido de identidad. Así se cumplirá uno de los objetivos de la restauración y nuevos usos del Patrimonio Cultural Fábrica Imbabura, que pretende que su modelo de gestión constituya una «red que articule la oferta de turismo comunitario y ofertas artesanales, de productores del sector económico social y solidario, para dinamizar la economía de la provincia y la región norte, proveyendo a los turistas y visitantes de facilidades de acceso a otros destinos y de consumo de otros productos turísticos y artesanales, a manera de un centro

distribuidor de turismo» y referente de artesanía de calidad. Son treinta y tres módulos los que se instalaron, por lo tanto son 33 puestos de venta de artesanía que funcionan los fines de semana y los feriados, en horario de 10h a 17h. Encontrarán:

Tejidos y Bordados Fibras Naturales Artesanías de Pintura Artesanías en Cuero Artesanías de Madera Bisutería Artesanías en Cerámica Productos de Agro Industria


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Por pedido del PhD. Miguel Posso, gerente de la EP Fábrica Imbabura, el alcalde de ese entonces, Ing. Luis Bravo, pone en consideración del Consejo Municipal, la aprobación del nombre y significado de las dos esculturas, «El Progreso» y «El Renacer», creadas por el artista Enrique Romero Freire, construidas con las piezas de la maquinaria no intervenida en la recuperación de la ex Fábrica Textil Imbabura.


◊ EL RENACER Escultura construida por el artista orense Enrique Romero, con restos de maquinaria de la Fábrica Textil Imbabura, representa el resurgimiento de la clase obrera, de la fábrica y del pueblo anteño, a pesar de las adversidades presentadas a lo largo de su apasionante y a veces convulsionada historia.

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◊ Detalle de una de las máquinas de la Fábrica Imbabura.


Bibliografía y fuentes

CÁCEREZ, José D. (1981): Atuntaqui Ayer y Hoy. Atuntaqui, Ecuador. CASTRO, Bayron (2006): El Ferrocarril Ecuatoriano, Banco Central del Ecuador. Colección Histórica Nº 29. Diario La Verdad: Ediciones de 1965 hasta 1967. Ibarra, Ecuador. Diario El Comercio: Ediciones del 2 y 6 de julio de 1965. Quito, Ecuador. GARCÍA GONZÁLEZ, Luís y Juan (2001): Estudios Sociales para Décimo Año. Edit. Andina, Quito, Ecuador. HASSAUREK, Freidrich (1997): Cuatro años entre los ecuatorianos. Ediciones Abya – Ayala, Quito, Ecuador. JARAMILLO, Marcelo (1973): Solución legal, económica y técnica de la fábrica «Imbabura». Memorando dirigido al Presidente de la Comisión de Legislación. MEDINA, Gustavo (1978): «La Fábrica Textil Imbabura: Un problema que Exige Solución», documento síntesis de la problemática de la fábrica. POSSO, Manuel (2002): ¿Cómo Cantonizaron Atuntaqui? Atuntaqui, Ecuador. POSSO, Miguel (2008): Fábrica Textil Imbabura ¡La Historia! y los acontecimientos mas relevantes de Antonio Ante. GAD Antonio Ante. UBIDIA, Jorge E. (1987): Monografía Histórico – Confidencial de Andrade Marín. Andrade Marín, Ecuador. VILLEGAS, Rodrigo (1988): Historia de la Provincia de Imbabura. Centro de ediciones culturales, Ibarra, Ecuador. ZUMÁRRAGA, Pedro M. (1949): Monografía del Cantón Antonio Ante. Prensa Católica, Quito, Ecuador. ZUMÁRRAGA, Pedro M. (1963): Suplemento Monográfico del Cantón Antonio Ante. Atuntaqui, Ecuador. FUENTES ORALES: Relatos realizados por ex trabajadores de la Fábrica Textil Imbabura en cuatro tertulias desarrolladas en:

Salón de Actos del Gobierno Municipal de Antonio Ante; Andrade Marín (Restaurante La Casa De Marín); Restaurante Paila Tola, y Hostería Natabuela Entrevistas realizadas por el autor a las siguientes personas: Andrade, Rosa Astudillo, Alberto Cadena, Juan Dávila, Manuel Dávila, Pedro Dávila, Rigoberto Espinosa, Norberto Navarro, Gonzalo Palacios, Anibal Posso Cadena, Alfredo Posso Cadena, Miguel Posso Cadena, Raquel Ruiz, Raúl Salazar, Daniel Salgado, Humberto Vallejos, Manuel Entrevistas realizadas a ex trabajadores de la fábrica por Rudi Colloredo Mansfel y Jason Antrosi, colaboradores de la Universidad Iowa, EEUU: Almeida, Antonio Andrade, Guillermo Dávila, Gloria Dávila, Julio Espinosa, Jaime Moncayo, Vicente Rojas, Marco Ruiz, Alberto Rivera, Alfonso Venegas, Luis Zapata, Germán.

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Créditos y agradecimientos

◊ EQUIPO HUMANO DE LA FÁBRICA IMBABURA Administración 2012-2014

Administración 2014-2015

PhD. Miguel Ángel Posso Yépez, Gerente General Rodolfo Chacon Bastidas Ramiro Patricio Aragón Andrade Marco Vinicio Lima De La Torre Luis Gavino Solano López Gabriela Salomé Contreras Bolaños Carlos Fernando Espinosa Márquez Marcelo Guerrero Marroquín Henry Melo Chávez Glenis Pomasqui Ibadango Katita Rosero Chandi Ana Solano Paredes Andrés Terán Andrade Estefanía Torres Aza Carla Yépez Ávila Ignacio Roberto Garzón Calderón Wilson Reyes Artieda Alexander Rosero Calderon Silvana Escobar Córdova Felipe Grijalva Suarez Edwin Patricio Ortega Montenegro Jose Rafael Posso Pasquel Carmen Johana Terán Garzón

Ing. Grace Carolina Gallegos, Gerente General Jose Rafael Posso Pasquel Geovanny Ricardo Magarisca Sanchez María Carmelina Meneses Noreta Ramiro Patricio Aragón Andrade Marco Vinicio Lima De La Torre Luis Gavino Solano Lopez Jessyca Magali Alvarado Cueva Juan Abel Gansino Moreta María Fernanda Jacome Leon Monica Aracelly Flores Haro Luis Alvaro Taez Valdiviezo Tatiana Soledad Pastrana Tuquerres Paulo Andres Andrade Lopez Jairo Andrés Terán Andrade Henry Fernando Melo Chavez Froilan Perugachi Alexander Estuardo Rosero Calderon Edwin Patricio Ortega Montenegro Washington Renato Andrade Espinosa María Isabel López Vivero Marcia Yesenia Albuja Romero Daniela Larrea Iza

© de esta edición:

© de los textos e imágenes: sus respectivos autores, 2016

Editorial Universidad Técnica del Norte Empresa Pública Fábrica Imbabura Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación

1ª edición digital: junio de 2016 ISBN: 978-9942-8590-8-2 2ª edición impresa: diciembre de 2016 ISBN: 978-9942-984-07-4


◊ CATÁLOGO

◊ AGRADECIMIENTOS

FÁBRICA IMBABURA, PASADO Y PRESENTE EN IMÁGENES

Los autores de este libro queremos agradecer el apoyo incondicional y las facilidades recibidas de todos los ciudadanos e instituciones que nos han ayudado a realizar este proyecto de investigación, cuyo resultado final es el libro que tienen en las manos. Especialmente al equipo directivo de la Universidad Técnica del Norte, encabezado por su rector Dr. Miguel Naranjo Toro, el Decano de la Facultad de Educación, Ciencia y Tecnología, MSc. Raimundo López Ayala y la MSc. Soraya Rea, Decana de la Facultad de Ciencias Administrativas y Económicas, por haber confiado en nosotros y nuestro proyecto desde el primer momento. Asimismo a los componentes del equipo humano de la Empresa Pública Fábrica Imbabura por su amistad y compañerismo y con los que compartimos muchas e intensas experiencias humanas y profesionales. Y, en el tramo final del proyecto, a los compañeros docentes, investigadores y personal administrativo de la Universidad Técnica del Norte, por su calidez humana. A los diversos fotógrafos, profesionales o aficionados, que han ilustrado inmejorablemente este libro. Y también a todos los familiares, amigos y amigas, de los que nos sentimos orgullosos y hacen más agradable nuestra existencia cotidiana. También un agradecimiento a las instituciones que han hecho posible esta apasionante historia: al Proyecto Prometeo de la Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación, Ministerio de Cultura y Patrimonio, Ministerio de Turismo, Ministerio de Industrias y Productividad, Prefectura de Imbabura, GAD Antonio Ante, y al Comando Operacional Amazonas #1 Norte. Finalmente, a todos aquellos hombres y mujeres que, como obreros y empleados desde 1924 hasta 1997, entregaron todo de si a la Fábrica Textil Imbabura. A los que nos brindaron información oral, quienes con sus relatos de anécdotas e historias ayudaron a dar una dimensión más humana a esta larga historia. Muchas gracias a todos.

Edita Editorial Universidad Técnica del Norte Av. 17 de Julio, 5-21 IBARRA - IMBABURA - ECUADOR editorial@utn.edu.ec / www.utn.edu.ec Proyecto y dirección PhD Albert Arnavat, Proyecto Prometeo Docente investigador en la Universidad Técnica del Norte Autores PhD. Albert Arnavat PhD. Miguel Ángel Posso Ing. Ángela Mikaela Posso y Equipo del Ministerio de Cultura y Patrimonio Fotografias Daniel Arnavat Robert Gibson R. Arnau Blanch Vilageliu Carlos Espinosa, Henry Melo, Richelín Orbe, Miguel Posso, Edy Ruiz y autores desconocidos. Dirección de Arte y diagramación Albert Arnavat Asesoría lingüistica Sandra Guevara Betancourt Revisores académicos externos PhD. Montserrat Corretger Sáez PhD. Xavier Ferré Trill Universitat Rovira i Virgili. Catalunya


◊ INSTITUCIONES QUE FINANCIARON LA CONSTRUCCIÓN DEL PROYECTO FÁBRICA IMBABURA

◊ NOTA FINAL Al culminar la presente investigación, por un acuerdo político entre el GAD de Antonio Ante y el Ministerio de Cultura, el Complejo Fábrica Imbabura pasa a ser administrado por el ministerio mencionado, entendiéndose que los servicios y los productos ofertados no cambian, ni tampoco sus objetivos institucionales. La Empresa Pública Fábrica Imbabura dejaría de existir como tal, sin que esto afecte a la dinámica turística, cultural y productiva que se gesta desde la Fábrica Imbabura. Se asume que el modelo de gestión implementado anteriormente desde la Empresa Pública, cambiará en su forma más no en su fondo.


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