A TODA
COSTA
Piscina del hotel Torralbenc.
La Olla, una cala de rocas al sur de la isla, perfecta para el buceo.
A la dcha., melón con yogurt del restaurante del hotel Torralbenc.
Vista exterior del hotel Torralbenc.
R
ecorrer la costa y el interior de Menorca es un ejercicio de buen gusto. Menos bulliciosa e internacional que Ibiza, Mallorca y Formentera, esta isla posee esa clase de belleza reposada que fideliza viajeros y conquista corazones. Dividida entre las calas del norte y las del sur –el visitante aprende desde el primer minuto que será el viento el que guiará sus pasos ya que sólo se disfrutará del norte cuando sople del sur y viceversa–, y entre las ciudades de Ciutadella y Maó, Menorca ofrece tantas posibilidades como ganas se tenga de descubrir rincones secretos que apenas se anuncian en los mapas (la mejor
opción es preguntar a los oriundos del lugar y esperar a que compartan con nosotros sus lugares favoritos). Si viajas durante los meses de verano, lo normal es que se te pasen las horas recorriendo la infinidad de calas que rodean la isla. Las del sur de arena blanca y algo más masificadas sobre todo si escoges alguna de las más famosas como Cala en Turqueta, Cala Macarella o Punta Prima. Las del norte más rocosas, de arenas rojizas y habitualmente mucho menos accesibles –a Cala el Pilar se llega tras avanzar primero en coche y más tarde a pie por un camino tortuoso, y a las aguas paradisiacas de Platja d’en Tortuga tras andar varios kilómetros por el
por sara hernando. fotos: cortesía del hotel torralbenc (www.torralbenc.com); cortesía del hotel sant joan de binissaida (www.binissaida.com); d.r.
MENORCA, la menos bulliciosa de las islas Baleares, conquista al viajero con sus rincones secretos y sus aguas turquesas.
EVASIón
Arriba, exterior del hotel Sant Joan de Binissaida. Abajo, interior de una habitación en el hotel Torralbenc.
Cala de Biniparratx, un rincón escondido al sur de la isla de Menorca.
El Hotel Torralbenc, situado en una tradicional finca menorquina, es el primer hotel de lujo de la isla. Camí de Cavalls, que recorre toda la isla. Una toalla, crema protectora y unas gafas de buceo – aunque pertenezcas al grupo de los que nunca han probado a hacer esnórquel es muy recomendable probarlo por primera vez en esta isla, que cuenta con lugares tan maravillosos como La Olla, donde es posible bucear entre cientos de peces– es lo único que necesitas para disfrutar de sus playas. A la hora de buscar hotel las posibilidades son variadas. Desde camping y alquileres de casas y masías, hasta hoteles rurales como Sant Joan de Binissaida, o Torralbenc, el primer establecimiento de lujo de la isla. Este hotel situado al sur de la isla, cerca de Cala en Porter, y que abrió sus puertas el pasado mes de mayo, supone una opción inmejorable para aquellos que quieran disfrutar de la tranquilidad de Menorca sin renunciar a la atención exquisita de su personal y a unas instalaciones cuidadas hasta el último deta-
lle. Partiendo de la rehabilitación de una tradicional finca menorquina, Torralbenc ofrece desde espaciosas habitaciones en el edificio principal hasta cottages con piscina privada y vistas al mar. Además cuenta con un restaurante que ya es uno de los más aplaudidos de la isla y en el que se combina la gastronomía balear con las nuevas técnicas de la cocina mediterránea. Restos arqueológicos (Menorca tiene un pasado prehistórico apasionante), atardeceres de postal –te puedes acercar a Punta Nati en el norte o disfrutarlo mientras te tomas una copa en Cova d’en Xoroi, la única discoteca del mundo situada en unas cuevas naturales– y dos ciudades, Ciutadella y Maó, en las que disfrutar de su tradicional arroz con cigalas junto al puerto – Café Balear y S’amarador, ambos en Ciutadella constituyen dos de las mejores opciones–, convierten a esta isla risueña y acogedora en la mejor alternativa tanto para una escapada de fin de semana o una estancia más prolongada. n
equipaje esencial Zapatos de Charlotte Olympia.
Laca de uñas de Yves Saint Laurent.
Sudadera de Maje.
Shorts de Levi’s.
Gafas de sol de Ray-Ban.
Septiembre 2013 | HARPER’S BAZAAR | 277