GENTE DESTACADA cultural, y de los intereses políticos de los peruanos-americanos residentes en los Estados Unidos. Su labor La comunidad peruana residente en New Jersey bordea las 240 mil personas. Allí Jara ha puesto énfasis en el apoyo social y empresarial y al mejoramiento de personas con discapacidad. Debido a su trabajo, el sector financiero ha empezado a otorgar facilidades a las empresas de hispanos para que accedan a un capital, hecho más que resaltante, sabiendo que actualmente Nueva Jersey cuenta con 49 mil empresas latinas, lo que lo convierte en el quinto estado con mayor concentración de estas a nivel nacional. También ha tenido participación importante en la firma del Tratado de Libre Comercio entre los Estados Unidos y el Perú, pues promovió las bondades de ese instrumento señalando que “El TLC sí beneficia a la pequeña empresa, que por falta de recursos no puede establecer un punto en otro país para distribuir sus productos. Es decir, favorece a los países de América Latina involucrados, y también a las empresas americanas que pueden buscar nuevos horizontes allá.” Jara ha recibido numerosos premios nacionales e internacionales. El propio Congreso de la República le entregó su más alta distinción en mérito a su gran trabajo.
Daniel Humberto Jara en uno de los certámenes organizado por los hispanos en Estados Unidos.
Gran trayectoria
• Daniel Humberto Jara fue elegido director de la Cámara de Comercio Hispana de Estados Unidos en el año 1989. Allí representó a 14 Estados en la tabla nacional. • En 1993 fue nombrado vice presidente de dicha institución. • En 1999, la reconocida revista especializada NJBiz, de Nueva Jersey, nombró a Jara • •
en el grupo de los 100 líderes más influyentes en el mundo de los negocios de ese estado. Fue vicepresidente de la Federación Nacional de Cámaras de Comercio de los Estados Unidos, que tiene como agremiados a más de un millón de negocios. En el 2005, el Perú le otorgó la Medalla del Congreso y Diploma de Honor en el grado de Oficial.
AQUI Y AHORA
INEFICIENCIA Y CORRUPCIÓN
U
na de las razones por las cuales en el Perú, y desde luego en otros países, prosperan las malas gestiones administrativas y la corrupción, entre otros males, es la ausencia de una cultura del coraje. Esto vale para los estados o las empresas. Siempre estamos a tiempo para prevenir los desastres financieros, las administraciones ineficientes o los actos corruptos. Pero ocurre que las personas involucradas en las gestiones - desde los más modestos estamentos, hasta las jefaturas o direcciones más importantes- no suelen comprometerse o hacerse responsables de dar el alerta sobre las primeras señales de que algo andaba mal. Prefieren desentenderse del asunto, callar, evitarse problemas ante posibles represalias. Y el mal manejo económico inicial desemboca en una crisis, las primeras y aisladas corruptelas son el inicio de una corrupción generalizada. Todo esto se pudo evitar si las personas involucradas, hubieran tenido el coraje de tomar el toro por las astas. Monica C. Worline profesora de management en la Goizueta Business School, de la Universidad de Emory, en Georgia, Estados Unidos, habla de una “cultura del coraje”, justamente para referirse a prácticas y en general un ambiente propicio a la crítica valiente y constructiva, al compromiso honesto con la verdad. Es decir una actitud
Escribe: Ana Cecilia Díaz Abogada accédeme@hotmail.com
de todos quienes integran una empresa o una entidad gubernamental o cualquier organización, no importa en qué escalafón, que consiste en expresar con coraje las críticas a procesos o manejos inconvenientes, en general todo aquello que avise de estrategias equivocadas. “Cuando no cuestionamos algo que todos los demás están haciendo, es un típico comportamiento de conformismo”, comenta Worline en un artículo que publica Knowledge Emory, publicación de la universidad mencionada. Esta cultura del coraje es igualmente beneficiosa para los estados y las empresas. La profesora Worline estima que la actual crisis hipotecaria que se inicio en su país se hubiera amortiguado de haberse conocido ciertas señales de que algo no andaba bien. En países como el Perú es más que conveniente tomar en cuenta este pensamiento. Todavía aquí en el Estado existe un burocratismo tradicional, nadie quiere asumir más responsabilidad que la que le toca y a veces ni eso. Y a nivel de la idiosincrasia nacional hay una extendida práctica de la adulación. A veces esto llega a extremos patéticos cuando sabiendo que el curso de una administración o un proyecto es errado se opina lo contrario para de este modo granjearse la simpatía de los jefes. Así comienza todo. 27