Roque Otarola

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GENTE opinión

Ajustes, pactos y acomodos en las trincheras políticas Aun cuando estamos a casi un año de las elecciones generales del 2011, quienes serán actores principales en el citado proceso han iniciado la toma de posiciones en los nichos electorales siempre inestables, ajustes al interior de cada partido o movimiento, además de acomodos y reacomodos para acumular fuerzas, inclusive a costa de olvidar agravios y saltar distancias ideológicas aparentemente insalvables hasta hace poco, como es el caso de los curiosos arrumacos entre la dama de la piscina y el chakano de Cabana. Las encuestas sitúan unánimemente a Luis Castañeda en la cima de las intenciones de voto. Con tan apreciable aval, el Alcalde de Lima busca cubrir su evidente carencia de cuadros dirigenciales especializados en temas de Estado y planeamiento estratégico, reclutando a personalidades de larga data política como el ex senador de izquierda Enrique Bernales. Pero el reto más duro para los solidarios es el de sacudirse de las acusaciones de corrupción derivadas del caso Comunicore y cruzar los dedos para que la puesta en servicio del Metropolitano se haga sin contratiempos. Castañeda tendrá que conformar también cuadros operativos en provincias, sabiendo que Solidaridad Nacional es un movimiento esencialmente limeño. A pesar de esta carencia, sorprende que las encuestas coincidan en otorgar considerable respaldo a su opción en el interior del país. La acreditación de miles de personeros para las mesas electorales a nivel nacional, será otra tarea titánica para el alcalde capitalino

quien ya quisiera contar con la organización casi capilar de la que dispone, por ejemplo el Partido Aprista, cuya añeja capacidad para ganar contiendas en mesa es envidiable. En segunda ubicación, también unánimemente catapultada por los estudios de opinión, está la joven congresista Keiko Fujimori y su enésimo partido denominado ahora “Fuerza 2011”, heredera política de su padre, el ex presidente recluido en prisión a causa, para muchos, de haber combatido exitosamente al terrorismo. El principal activo del fujimorismo es su obra de gobierno en el decenio de los noventas que los pobladores urbano marginales y rurales parecen no olvidar. Luego de su presentación en sociedad el 19 de mayo, Fuerza 2011 afronta el reto de incursionar en sus otrora bastiones populares del campo y la ciudad con el segundo debut de Jaime Yoshiyama a la cabeza de la organización, pero sin el concurso de operadores importantes como Absalón Vásquez, cuyo tácito alejamiento del meollo fujimorista viene a ser un handicap cándido que puede resultar políticamente suicida. Ollanta Humala conserva un núcleo duro que bordea el 15 % de la intención del voto nacional, especialmente en la Sierra Sur y Central, en donde la población lo identifica con la justicia social y el combate a la pobreza. Sin embargo, su discurso radical anti chileno, en defensa de los recursos naturales y de rompimiento con la economía de mercado, no logra calar en la opinión pública, principalmente del medio urbano. El escandaloso

transfuguismo dentro del grupo parlamentario que llegó con Humala al Congreso, es un mal ejemplo que la ciudadanía rechaza abiertamente. Si el abanderado nacionalista lograra nuclear, cual redivivo Alfonso Barrantes, a buena parte de las izquierdas hoy desperdigadas gracias a la locura del partido propio de cada dirigente iluminado, el humalismo podría convertirse en alternativa en la segunda vuelta electoral, además de llevar al Congreso un apreciable contingente de representantes provincianos y urbano marginales. La estrategia del ex presidente Toledo está marcada por la línea periodística del grupo mediático que desembozadamente apuesta por su retorno. Consiste en “limpiarle” el centro del espectro político para llevarlo a la segunda vuelta compitiendo ojalá con Keiko Sofía o Humala, supuestamente derrotables gracias a la tesis del mal menor. La “limpieza” del citado carril se ha iniciado con el retiro de Loudes Flores de la carrera presidencial, convenciéndola de que el premio consuelo de la alcaldía limeña resulta más que suficiente después de sus dos derrotas anteriores. Simultáneamente, se ha emprendido el “operativo demolición” de Luis Castañeda, vinculándolo para ello con la corrupción y la tartamudez política, así como con la sospecha, ineficiencia y desorden en las inversiones. Que no quepe la menor duda que este operativo continuará con fuego cada vez más graneado y de largo alcance, ya que el probable retorno de Toledo al poder sería la mejor garantía para

Escribe: Roque Otárola Periodista ropmil1@hotmail.com

que ciertos intereses empresariales no sean tocados ni con el pétalo de una rosa. Las encuestas señalan que la estrategia está funcionando en términos de intención de voto a favor del chakano. El aprismo será nuevamente determinante en la definición de la segunda vuelta. Sus disciplinados votantes cargarán, sin dudas ni murmuraciones, el platillo de la balanza que señale el dedo del presidente García. El partido de gobierno tendrá necesariamente un candidato independiente cercano o un militante exitoso en la gestión pública como Velásquez Quesquén, aunque Jorge del Castillo, su mejor opción hoy en entredicho, no ha muerto como muchos quisieran. En cualquier caso, el objetivo mayor de esta candidatura será el de conseguir buen número de curules para la defensa política del gobierno que termina. Con el panorama así a la vista, los Nostradamus criollos ensayan predicciones de largo plazo deslizando a soto voce supuestos acuerdos de alta confidencialidad que buscarían acumular fuerzas y macro estrategias para llevar a Castañeda a la Presidencia de la República el 2011, a Alex Kouri a la Alcaldía de Lima el 2010 por dos períodos consecutivos, por tercera vez a García a la Presidencia de la República el 2016 y a un cuajado Kuori a la primera magistratura de la Nación el 2021, para compartir con el heredero de Haya de La Torre las celebraciones por el bicentenario de la independencia nacional. Obviamente, los sueños, sueños son. 15


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