Había una vez cuatro niños que les gustaba jugar al arco. Todos los días salían al bosque para probar su puntería. Su padre les pedía que cazaran animales con el arco pero a ellos no les gustaba lastimar a los animales, probaban su puntería con latas de frijoles.
Los niños no hacían caso de lo que su padre les ordenaba porque sabían que estaba mal matar animales.
El hermano mayor les decĂa al resto de sus hermanos que se ensuciaran con lodo y flores rojas para que su padre no los regaĂąara y simularan que habĂan matado a muchos animales.
Un día su padre descubrió la verdad y acompañó a los niños al bosque para asegurar la masacre pero cuando vio a sus hijos sufrir por lo que les estaba ordenando se dio cuenta de lo mal que había hecho. Se arrepintió a partir de entonces prohibió que sus hijos jugaran con armas.