Este número del boletín está dedicado a la violencia, en sus distintas manifestaciones, pero teniendo como eje de la mirada las situaciones de su máxima organización. La violencia no es, en nuestras sociedades, un subproducto no deseado. Por el contrario, supone un ejercicio volitivo, racional, para el que se emplean ingentes recursos humanos y económicos. No es, en consecuencia, signo de incivilización, sino de todo lo contrario: cuanto más civilizados, más control de la violencia; control que no significa represión de esa violencia, sino de los impulsos asociados a ella, lo cual permite un uso calculado tanto en intensidad como en crueldad. Los distintos artículos de este número abordan aspectos de este fenómeno que nos distingue del resto de los animales, al conformarnos como la única especie que es predadora de sí misma.