PASIÓN POR EL MIDCENTURY
Un exquisito gusto por el midcentury y la combinación perfecta entre tradición y esencia mediterránea. Jaime Beriestain hace de este pied-à- terre una fantasía artística.
Yo tuve un sueño, dijo Martin Luther King. Y aunque Calderón de la Barca decía que los sueños, sueños son, los hoy propietarios de este delicioso pied-à-terre querían cumplir el suyo de tener su pequeño rincón en Barcelona. El contraste que encontraban entre su Nueva York natal y la Ciudad Condal cuando la visitaban, hicieron que se enamorasen perdidamente de esta última. Dejarse seducir por el barrio del Born, hacerse con un apartamento protegido por sus características arquitectónicas, y entregarse a las sabias manos de Jaime Beriestain, fue todo uno.
“Ellos tenían una visión”, cuenta un entusiasmado Jaime, “mis clientes soñaron con esta casa en España, en Barcelona. Y el apartamento no puede ser más bonito y típico, con sus suelos hidráulicos y de cemento, sus altos techos artesonados y toda la luz del Mediterráneo”. La ubicación es perfecta para dar rienda a las pasiones de los propietarios, el arte y los muebles mid-century. Porque la cercanía de galerías de arte, lugares de interés histórico y por supuesto el Museo Picasso, son pura inspiración.
Pero había que acometer la rehabilitación con un precepto: se trata de una vivienda protegida por ley. “Por sus especiales características arquitectónicas y decorativas, es un apartamento protegido, y eso hizo que el trabajo técnico fuera muy complejo y laborioso, quitando las tejas
de cemento para instalar debajo la calefacción y otros elementos de ingeniería. En las partes nuevas, como el baño, donde teníamos mayor libertad, opté por usar suelos y materiales más contemporáneos. El objetivo era diseñar una vivienda vanguardista pero cómoda, para clientes estadounidenses con una perspectiva muy diferente a la de los europeos. Se trataba, básicamente, de entender sus gustos y hábitos americanos y poder adaptarlos para crear su pied-à-terre en Barcelona. Y lo cierto es que me encantó lograr esa consistencia, mezclando muebles mid-century y arte contemporáneo, que adoran mis clientes”.
Buscar el equilibrio y la seriedad en la elección de los colores para las paredes y las telas, en contraste con los tonos brillantes del piso y el arte, fue el siguiente reto. El continente en sí es de un sutil color piedra. Y para las paredes y telas, combiné esto con un esquema resuelto en colores neutros como beige o blanco. Una gama cromática sutil y apacible, en contraste con los azulejos brillantes y sobre todo las piezas de arte. Se trataba, en definitiva, de condensar la esencia mediterránea, “su cultura y tradiciones, en los acabados y texturas elegidas. Darle un `toque local´ muy español”.
En el hall de entrada nos recibe una consola vintage de mármol de Carrara de Angelo Mangiarotti y una obra de Toru Kamiya.
Se mantuvo el suelo de baldosas de cemento existente y también las maravillosas molduras de escayola
de los techos. La cocina se diseñó con el uso de paramentos de placa de cobre patinado y sobres de trabajo de mármol de Calacatta Viola de Germans Serra. Otro material natural, en este caso la piedra Breccia, protagoniza el baño principal, donde la ducha se convierte en caja y eje pivotante del mismo material y une vestidor con el resto del baño.
Mesa de comedor vintage de mármol “Samo” de Carlo Scarpa. Pequeñas sillas de comedor tulipán de Pierre Paulin para Artifort; sofá Groundpiece de Flexform y sillones vintage Gio Ponti retapizados en piel nubuck y línea.
La iluminación también jugaba un papel importante. Se trata de un apartamento de 125 metros cuadrados compartimentado al que no siempre llega la luz natural, pero Jaime tenía claro que había que seguir con la tradición, “como mandan los cánones”, y utilizar lámparas de pared y de techo para cada una de las estancias. Gran parte de las lámparas elegidas son auténticos clásicos del diseño. El resultado es una vivienda muy mediterránea, relajada y cálida. Un verdadero hogar lejos del hogar en la capital catalana.
La clave era mantener la idiosincrasia del apartamento, con sus suelos de baldosas y los techos artesonados.
La cocina, diseñada en torno al uso de frentes de placa de cobre patinado y superficies de trabajo de mármol Calacatta Viola de Germans Serra. Taburetes Blink de Stellar Works.
Sofá cama Sake de B&B Italia y mesas de centro y sillas vintage en madera maciza de Pierre Chapo.
Las cortinas de las zonas de día, como el salón y el comedor, utilizan terciopelo de seda rojo de la colección Romeo & Giulietta de Dedar Milano.
Los colores neutros mandan, el color lo dan los detalles y las piezas seleccionadas. Los 125 metros cuadrados están compartimentados y permiten jugar con puertas y ambientes.
Había que buscar el equilibrio en la elección de los colores para paredes y telas, en contraste con los tonos brillantes del piso y el arte.
Baño principal en piedra Breccia.
En el dormitorio principal, mesa en madera y travertino.