Acentos Latinos Diciembre 2012

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ACENTOS LATINOS

Número 10, Año VII • Diciembre 2011 La primera revista literaria y artística de BMCC escrita en español


ACENTOS LATINOS

LA MISIÓN DE ACENTOS LATINOS (MISSION STATEMENT) Acentos Latinos responds to the huge interest of the Hispanic population of BMCC, which finds in this magazine important reference points on language, culture and a forum to express their identity.

Número 10, Año VII • Diciembre 2011 DIRECTIVA DE ACENTOS LATINOS 2011 PRESIDENT: KATHLEEN MEDRANO kathleenmedrano@stu.bmcc.cuny.edu VICEPRESIDENT: NICOLAS LINARES nicolas.linares@stu.bmcc.cuny.edu TREASURER: DILCIA ERAZO dilcia.erazo@stu.bmcc.cuny.edu SECRETARY: GABRIEL SANCHEZ gabrielsanchez003@gmail.com CLUB ADVISOR: Alicia Perdomo aperdomo@bmcc.cuny.edu President Student Government AssociatioN John B Marshall JohnBMarshall@Optimum.net Director of Student Activities Harry Mars hmars@bmcc.cuny.edu

Acentos Latinos also acts in response to the increasing number of students interested in the Hispanic culture and the Spanish language in order to learn more about it and use this magazine as an instrument for this purpose. Acentos Latinos is the only literary magazine in Spanish at BMCC that serves as a vehicle for a multitude of students who may be intimidated to express themselves in English and will use the magazine to reach their creative aspirations. Acentos Latinos has served students with a Hispanic background, although educated in Anglo-Saxon world, to recuperate a forgotten identity, and we are confident that our initiative will serve as an inspiration to other groups to create their proper magazine in their own language and be a realistic reflection of the multicultural population at BMCC.

ACENTOS LATINOS (REVISTA IMPRESA) FRANCISCA SUAREZ-COALLA, Fundadora ALICIA PERDOMO, Editora YOLANDA V. FUNDORA, Graphic Designer

ACENTOS LATINOS (ONLINE) www. acentoslatinosmldbmcc.webs.com Acentos Latinos email: acentoslatinos@hotmail.com Acentos Latinos en Facebook: www.facebook.com/pages/ Acentos-Latinos/153815604661566 Creada y actualizada por Alicia Perdomo H. (2009-presente)

CRÉDITOS DE FOTOGRAFÍAS E IMÁGENES Portada: ©2004 Yolanda V. Fundora, cortesía de Y. Fundora Páginas 2 y 3: Foto de periódico. Origen: www.evgrieve.com Página 3: Foto de grafitti. Origen: www.morguefile.com Página 4: Ilustración digital de Yolanda V. Fundora Página 5: © 2008 National Mango Board and used by permission of the National Mango Board. All rights reserved. Páginas 18: Origen: www.dreamstime.com Páginas 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 19, 20. Origen: www.morguefile.com


ÍNDICE

2 Palabritas para Popo Nicolás Linares 4 La leche de las vacas asesinas Haydée Pichardo 5 Mango Belkys Matos 6 La leyenda de la guama Erica Murillo 7 El pabellón del nuevo mundo Francisco Calderón 8 El dinosaurio Augusto Monterroso 8 Ágrafa musulmana en papiro de oxyrrinco Juan José Arreola 9 La cosa Luisa Valenzuela 10 Diálogo sobre un diálogo Jorge Luis Borges 11 Cigarras y hormigas Alberto Barrera 12 Todo lo contrario Mario Benedetti 13 Espacio en el ropero Ana María Shúa 14 Cera Leidy Portes 15 Chocolate Edwin Riera 16 La vida es un isósceles Vanessa Martínez 17 Estrella Idavil Almachi 18 Recuerdos fragmentados José Castrejón 19 Mi madre y el amor Geanina Peña 20 Micronotas para entender los nanorelatos 21 Concursos

Querido lector,

En el club Acentos Latinos respetamos la creatividad de cada individuo y nos llena de orgullo saber que la cultura latina se haga sentir presente a pesar de seguir siendo parte de una de las minorías en este país. La revista es apenas un pequeño ejemplo de la riqueza del español. Sin embargo, es un ejemplo de un nuevo idioma, el spanglish, único para nuestra generación que vive en Nueva York. El club Acentos Latinos de BMCC me dio la oportunidad de experimentar con mi creatividad y descubrir otras habilidades que desconocía. Empecé como tesorera del club en el otoño de 2010, lo que me obligó asistir a varios “workshops”. Uno de ellos fue el “Leadership Retreat” ofrecido por el SGA que me ayudó adquirir habilidades de liderazgo y comunicativas eficaces. Estando segura que quería seguir siendo parte del club, la profesora Alicia Perdomo me dio la oportunidad de ser presidenta para mi siguiente y último semestre en BMCC. Como presidenta estuve más involucrada en la toma de decisiones, presupuestos y tuve contacto directo con los otros dirigentes del club. Aparte de haber sido una gran experiencia que me ayudó a desarrollar nuevas ideas, también descubrí y exploré nuevas áreas de estudio que me dirigieron a carreras nuevas. Espero que disfrute la décima edición de Acentos Latinos. De parte del grupo de editores le damos las gracias por el apoyo que nos han brindado y les invitamos a que compartan su creatividad, opiniones e intereses en ediciones futuras. Kathleen Medrano

NOTA EDITORIAL Este año ha sido muy productivo para Acentos Latinos. Nuestros estudiantes lo han hecho y bien. Es satisfactorio sentir que se sigue cumpliendo la labor de la revista inquieta por mejorar cada día en su calidad y transparencia en el manejo de los procesos editoriales. El camino es arduo. Por eso, hacemos nuestras las palabras aparecidas en la revista “Eco contemporáneo”, nº 4 de diciembre de 1962, en Buenos Aires: CREEMOS en el hombre y en la afirmación de su poder creativo. El nuestro es un combate de creación. Una creación que no es privilegio del artista sino que incluye a todo individuo siempre que su posibilidad de elección no esté condicionada. Nos sabemos fuertes. Nos sentimos fuertes. Trabajamos con nuestras propias herramientas. Queremos que esto cambie. Destruiremos, sí. Arrasaremos, sí. Y también engendraremos. Nuestra rebelión, nuestra juventud, nuestra sinceridad, nos dan la absoluta dimensión de nuestra potencia. La unidad en la acción y la libertad total en la reflexión y creación individuales, serán la ratificación de tal aspiración. Por eso en esta revista buscamos conectarnos con quienes comparten nuestro descontento para iniciar el combate y dejar de estar solos. Y tenemos una magnífica noticia: hemos convocado la I edición del concurso Acentos Latinos en las modalidades de relato hiperbreve y fotografía. Su objetivo es distinguir aquellas creaciones originales que conjuguen la calidad artística con una extraordinaria capacidad de comunicación. Los requisitos están en esta revista y en nuestra página virtual. La única condición es que seas estudiante de BMCC. El límite de recepción es el 16 de marzo del 2012 antes de las 3 de la tarde. ¡Participa! ACENTOS LATINOS • Diciembre 2011• 1


PALABRITAS PARA POPO Nicolás Linares

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n mi vida, nunca había experimentado una crisis familiar como ésta. Ver a mi mamá, mis tías, mis hermanos y demás allegados (umbrelos todos) entregándose a la desdicha, solo podía tener una razón: tu despedida. Han pasado unos días y me siento mucho mejor, di lo que tenía por ambientar el vaquiné y la parranda que merecía una ocasión como esta. Siento que dentro de mí ha muerto algo y se ha ido contigo. Sin embargo, siento una alegría, de esas especiales y mágicas de las que tú siempre hablabas y contabas. Quiero decir que gracias a ti conocí a un ser excepcional, inigualable y tan original que llevaba tu nombre: Ricardo León Peña-Villa. Discúlpame Popo, pero es que nunca había tenido un guía de vida como lo fuiste vos y he tenido dificultades para recorrer en la memoria los últimos seis años. Llegaste en el momento que más lo necesitaba. Me encontraba viviendo la soledad del inmigrante y tropezarme contigo fue una casualidad del destino de esas que solo ocurren por caprichos oníricos. Reconozco tu mano en mis palabras, en el discurso, en mis escritos y acciones. Fue una noche de tertulia en D’antigua. Angelita me llevó y me dijo: “Nico, este es el Poe”. A partir de ahí fuimos inseparables. Tú me presentaste a mi familia: José y Nanda, Natalia, Maiber, Luis y Diana, Nicole, Ángel, Elizabeth y David. Además, en las entrañas de tu casa, Umbrella House (que se convirtió en el comando central de operaciones), conocí a una cantidad de seres increíbles que de otra manera no hubieran sido concebidos. Por ti le profeso amor al tren F donde pasamos horas buscando que nos tomaran fotografías en las que siempre salíamos sonriendo y sin que las muchachas se dieran cuenta. Creo que lo nuestro fue amor a primera vista. Yo traía la energía y tú la cabeza tibia y terminábamos asistiendo a todas protestas: contra la conmemoración de la entrada de los EEUU a la República Dominicana (y yo ni sabía que esos mancitos habían estado por allá), contra la guerra de Irak, en solidaridad con las víctimas de no sé dónde, contra las FARC, contra los paracos … Nos vestíamos de payasos, armábamos una pancarta 2• ACENTOS LATINOS • Diciembre 2011

en defensa de la poesía e íbamos a que nos tomaran más fotos, pues éramos los únicos que no gritábamos la cantaleta izquierdista, sino que hablábamos de amor. Éramos vedettes de mitin político. Una tarde llegó Julio Sánchez Cristo a entrevistarte y los marxistas , furiosos, pues nos habíamos robado el show. ¡Ay Popo, ¡de eso sí sabías! Por esa razón yo me sentaba calladito a escucharte las historias de cuando se metían al consulado a gritar “¡Porque la revolución es cultural!” y así como el resto del grupo que te escuchaba, me reventaba de la risa. Desde el principio te miraba como un héroe. No todos los días se tiene en frente a un revoltoso que hubiera tenido éxito y tu casa daba prueba de lo conseguido. Pero no todo fue protestas o fiestas (¡uy!, qué cantidad de fiestas en todo caso), pues de trabajo también nos la montábamos. La remodelación de tu casa fue momento clave para demostrar lo que se había aprendido como obrero, pero el trabajo que siempre disfruté a tu lado fue el poético, la tertulia interminable, la planificación de los eventos. Siempre sentí que en una de esas cambiábamos al mundo de una vez por todas. Fui fiel a tu romanticismo, ¡cómo no serlo después de ver las fotos del Nuyorican y escuchar las tantas del Viequetón y Tito Kayak! Así nacieron los maratones culturales, (el primero de 24 horas) y lo pasamos derechito. Cuando acabó, nuestros ojos yacían en lo más profundo de la cuenca, casi imperceptibles, pero bañados en gloria por la misión cumplida. Recuerdo la Masa Alegre, como integración de protesta poética cuando caminaba por Jackson Heights o Manhattan, llena de colores, tamboras y pancartas amorosas. Nos parábamos en cada esquina a recitar un poema o a improvisarlo si hacía falta y el Encuentro de Poesía, que siempre dejó un sabor dulce, pues la integración fue una de tus características porque Popo, tú eras muchos. ¡Y cómo no hablar de la venta de libros! Nos la pasábamos “resolviendo” y hay que aclarar que no hay mejor forma de pasar la crisis perpetua, que haciendo lo que a uno le gusta, y vos te parabas en la 37 de “Colombianheights” a vender el libro de turno: “Siga


señora, el primer poema es gratis, aquí el autor…” Y si se resolvía, no faltaban la coca-cola y la veladorcita pa’ tu mamá, el Malboro medium y la pintica de Red Label. Además se pasaba la tarde entre conocidos, analizando la situación internacional y soñando, porque querido Popo, de eso también sabías. Jugábamos al oráculo, lea donde caiga el dedo y leíamos y se contaba un chiste y resolvíamos. ¡Que tipo pa’ tener la palabra fácil, Popo! Te recuerdo con alegría, mi querido amigo. Supiste domar los momentos tristes de tus amigos, porque siempre encontrabas a alguien que traía una cara escurrida y se iba con la sonrisa entre las orejas. No podré pensar nunca más en New York y no pensar en ti. En cada esquina tienes una historia, las anécdotas de Loisaida y Queens serán imposibles de olvidar. Además, me dejaste el mejor regalo que se le puede hacer a un ser humano: una familia. No me sorprendí al verte con la Tata, mujer maravillosa y fuerte, quien resolvió tus angustias de soledad. Ella es la monja de labios vírgenes que pediste para tu muerte. No me olvido de aquella Otra petición en SINASCO. No creo que te hayas enterado que la República que me ayudaste a fundar declaró semana de duelo y más aún te ha nombrado presidente ad honorem. Le pediré a Liriko que lleve un mugrecito tuyo a la luna; sé que te hubiera gustado estar allá, porque nosotros sí que teníamos asuntos con la luna y esas son cosas que no se pueden obviar. Se nos va la vida en ello. Espero que no te pidan visa en el cielo porque dejaste el pasaporte en el 3D. Sin embargo, en Medellín, San Juan y en Nueva York, hay una cantidad increíble de gente que está dispuesta a dar buenas razones de ti. Y si se niegan a recibirte, no dudo que entrarás por algún hueco y la lucha del sudaca volverá a hacerse sentir, fuerte como la palabra puñal. Gracias por dejar mi vida llena de alegría y con tantos amorosos alrededor. ACENTOS LATINOS • Diciembre 2011 • 3


LA LECHE DE LAS VACAS ASESINAS Haydeé Pichardo

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ecuerdo los trágicos momentos que pasé el verano pasado. Recuerdo el asco que tuve durante esas vacaciones. Recuerdo el miedo que pasé noche tras noche durmiendo en esa cama tan fría. Recuerdo a las vacas asesinas. Todo comenzó cuando mi madre decidió mandarme a Pennsylvania donde la tía Chencha. La tía más mala y fea que puede existir en el planeta tierra. A la tía Chencha le faltan los dientes y tiene el pelo largo y blanco. Siempre usa una falda larga con dibujos de cerdos y una blusa que tiene dos bolsillos, uno para guardar sus dientes postizos y otro para el maíz de las gallinas. Ella usa chancletas y siempre tiene las uñas de los pies pintadas color lila. A pesar de todo lo malo, ella cocina como una diosa. En su granja tiene gallinas, cerdos, ovejas y vacas. Cuando llegué todo estaba muy bien. El primer día, cenamos pollo con vegetales y flan de leche. El segundo día me distraje viendo a los animales. La tía Chencha me llamó y me dijo que fuera a buscar leche. Ya estaba un poco oscuro pero fui a la casita de las vacas y de repente escuché mi nombre. Miré hacia todos los lados y no vi nada. Busqué la leche y regresé a la casa. Pasó una semana y cada dos noches cuando buscaba el galón de leche siempre escuchaba mi nombre. Una noche me quedé despierta mirando por la ventana y vi tres vacas yendo al patio. Las vacas miraron para todos los lados y después caminaron en dos patas. No podía creer lo que estaba viendo y las seguí. Fueron a un monte a buscar un líquido y volvieron y lo echaron dentro de los galones de leche. Al día siguiente, cuando la tía me dijo que buscara la leche, las vacas estaban durmiendo.

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Decidí enfrentarlas. Un miércoles en la noche me vestí con unos pantalones de tela gruesa y con un suéter grande. Dentro del suéter llevaba cinco huevos y un palo de madera. Con cuidado, salí de la casa y caminé hacia la granja donde estaban las vacas. Abrí la puerta. Había un olor a queso derretido mezclado con pollo. Sentía como que algo me tocaba las piernas. De repente oí a alguien llorando pidiendo ayuda. El sonido salía de una caja. La abrí y vi un pollo que tenía


piernas y una cabeza humana. “No te asustes”, me dijo. “Tienes que salir de esta casa. Yo era el ayudante de Chencha y les echaba comida a todos los animales y buscaba los galones de leche los martes y jueves. Cada vez que venía a esta casa, oía mi nombre hasta que salía y las vacas me encerraron en esta caja y me inyectaron un líquido que hizo que mi cuerpo se convirtiera en el cuerpo de un pollo. Las vacas no son normales. Son vacas asesinas.” Comencé a correr, pero era muy tarde. Oí a alguien decir mi nombre. Las vacas me acorralaron. Comencé a respirar rápidamente. El miedo no me dejaba hablar. Ellas estaban furiosas porque se sentían explotadas: “ustedes nos usan. Nos dan comida para después buscar un galón de leche. Queremos que nos dejen caminar, salir de esta casa como dejan salir a las gallinas, queremos que mantengan la casa limpia. Si matamos a otros animales y tratamos de matar a todo el mundo con el líquido que les echamos a la leche es por el trato que recibimos.” Comprendí lo que estaba pasando y les ofrecí ayudarlas. Hablé con la tía Chencha un día antes de irme y le pedí que si ella dejaba a las vacas libres y les daba un buen trato, vendría a ayudarla siempre. Aceptó. Siento agua en mi cara, abro los ojos y veo a mi abuela ordenándome: “¡Despiértate. Necesito que vayas al supermercado a comprar leche para el desayuno!”

MANGO

Belkys Matos Mango frondoso dulce y delicioso Caerás en mis brazos como cae el mango al suelo cuando está maduro. Agridulce sabor que me hace la boca agua. Mango maduro que enloquece mis sentidos Verde como quisiera tenerte sacias mi sed. matas mi hambre alimentas mi pasión huelo mi infancia. Verde o maduro no importa Tu aroma me transforma por eso te busco jugoso y pulposo cáscara amarilla Mango mango mango mango

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La LEYENDA DE LA Guama Erica Murillo

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e cuenta que la guama se convierte en una linda mujer de ojos verde con una mirada esquiva. Tiene el cabello lacio y negro, los labios carnosos y sensuales. Su cuerpo es como una guitarra y tiene tetas redondas, carnosas y jugosas que son la tentación de muchos. Esta mujer era la envidia de todas las mujeres de un barrio que se llamaba “Entra Si Quieres y Sal Si Puedes.” Este barrio se encuentra en el este Tokio, Japón. A esta linda mujer la apodaban la Geisha pero su verdadero nombre es Río Coromoto Arias. Vivía en una casa de palos con techo de hojas de plátanos. Le gustaban las frutas pero especialmente la guama. La leyenda cuenta que cuando Geisha se comía la guama, se excitaba y gritaba “sexo, sexo, sexo, sexo”. Era adicta a la guama, pero en el este de Tokio, esa fruta era una delicadeza que solamente los adinerados podían comprarla por su alto costo. A los 18 años, Geisha se levantó una mañana con unos deseos enormes de comer guama. Esos deseos la llevaron a prostituirse. En su primer día de trabajo tuvo mucho éxito por su belleza y eficacia. Geisha trabajaba tanto que llegó a tener mucho dinero y compró un acre y lo sembró. Comió tantas guamas que una diarrea de proporciones bíblicas con olores escandalosos, mató las frutas.

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Geisha lloró tanto que sus ojos verdes se tornaron rojos. Pero no hay tiempo que no llegue y fecha que no se cumpla. Un día, le llegó el amor en forma de Anakito que era muy feo, gordo, enano y tenía mal aliento, pero era amable, generoso y con un gran corazón. Cada año, en el pueblo se celebraba la feria Mitsubishi. El patrocinador oficial de la feria era él. Vio a Geisha triste, se le acercó a la bella mujer y le dijo: “¿Qué planeta produce mujeres tan hermosas como tú?” Ella le respondió “el planeta de las guamas” Anakito se rio y establecieron una larga conversación que duró 24 horas sin comer y sin parpadear. Geisha le contó todo sobre su vida y él le dijo que no le importaba su pasado que a él solo le importaba el presente y el futuro. También le contó su debilidad por las famosas guamas y él le respondió que él era el dueño de todas las guamas de país. Esta noticia dejó muda a Geisha y poco tiempo después Anakito le propuso matrimonio. Ella dejó de ser Geisha para convertirse en la mujer más respetada de la región. Fueron felices y tuvieron una hija: Guamita, la sabrosita.


EL PABELLÓN DEL NUEVO MUNDO Francisco Calderón

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o faltaba mucho para que la alarma sonara cuando los ruidos escandalosos de unas ambulancias me despertaron a las 4:37 de la madrugada. Muerto de sueño y agonizando, me asomé a la ventana para ver qué pasaba. Antes de abrir la cortina negra, había oído varias voces, pero una sobresalía: “Dios mío, perdónalos, porque ellos nunca fueron pecadores.” Volví a dormirme. Horas después, Valencia me había tocado la puerta para informarme de lo sucedido. Me contó que habían muerto 37 personas. Nadie sabía nada. Murieron los 6 hijos de Margot, la señora que le había pedido a Dios que los perdonara por no ser pecadores. Valencia se fue y encendí el televisor. Vi la noticia en el canal 23. Reportaban que las muertes habían sido causadas por ataques al corazón. Era absurdo. Me levanté y fui a la casa de Valencia. Mientras tomábamos café, ella, su esposo Clarence y yo llegamos a la conclusión de que los 37 habían sido asesinados. Sus hijos, los mellizos Sol y Luna, oían y callaban. Pasaron varios días, pero al juntarnos supimos de otra mala noticia. Esta vez, en Manzanillo, nuestro pueblo, habían muerto 323 personas cuando un avión se había estrellado. Valencia y Clarence tenían una

angustia adicional: sus hijos habían desaparecido poco antes de lo sucedido. Fuimos al lugar del accidente a buscarlos entre los cuerpos, pero no los encontramos. No sé por qué, pero me había dado la sensación de que se escondían detrás de un árbol. Allí los encontré. Estaban helados. Olía a muerte en el pueblo y en mi casa. Me recosté en el sofá viendo hacia la ventana de Valencia. Los vi. Salí corriendo y entré al apartamento de ellos. Clarence y Valencia estaban muertos. Fui al cuarto de Sol y Luna y allí estaban: desmayados. Sol se reanimó y me dijo: “Tío John, en el cementerio, al final de la calle Kingstone, hay un pabellón de una familia sin nombre. Ve y descubrirás todo” Fui. Encontré a una vieja azul que musitó algo sobre un nuevo mundo. “Hicimos un juramento”, me dijo. “Crearemos otro mundo sin pecadores y únicamente dos quedarán porque son especiales: el Sol para las mañanas y la Luna para las noches”. Ella se desvaneció. Lloré y recé mucho… hasta dormirme. No sé cuánto tiempo pasó, pero me desperté en lo que hoy día Sol, Luna y yo hemos bautizado como El nuevo mundo.

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EL DINOSAURIO

AUGUSTO MONTERROSO Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.

RELATOS HIPERBREVES

ÁGRAFA MUSULMANA EN PAPIRO DE OXYRRINCO

Juan José Arreola

Estabas a ras de tierra y no te vi. Tuve que cavar hasta el fondo de mí para encontrarte.

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LA COSA

LUISA VALENZUELAsa Vaenzuela Él, que pasaremos a llamar sujeto, y quien estas líneas escribe (perteneciente al sexo femenino) que como es natural llamaremos el objeto, se encontraron una noche cualquiera y así empezó la cosa. Por un lado porque la noche es ideal para comienzos y por otro porque la cosa siempre flota en el aire y basta que dos miradas se crucen para que el puente sea tendido y los abismos franqueados. Había un mundo de gente pero ella descubrió esos ojos azules que quizá—con un poco de suerte—se detenían en ella. Ojos radiantes, ojos como alfileres que la clavaron contra la pared y la hicieron objeto –objeto de palabras abusivas, objeto del comentario crítico de los otros que notaron la velocidad con la que aceptó al desconocido. Fue ella un objeto que no objetó para nada, hay que reconocerlo, hasta el punto que pocas horas más tarde estaba en la horizontal permitiendo que la metáfora se hiciera carne en ella. Carne dentro de su carne, lo de siempre. La cosa empezó a funcionar con el movimiento de vaivén del sujeto que era de lo más proclive. El objeto asumió de inmediato— casi instantáneamente—la inobjetable actitud mal llamada pasiva que resulta ser de lo más activa, recibiente. Deslizamiento de sujeto y objeto en el mismo sentido, confundidos si se nos permite la paradoja.

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MáS RELATOS HIPERBREVES

DIÁLOGO SOBRE UN DIÁLOGO Jorge Luis Borges A- Distraídos en razonar la inmortalidad, habíamos dejado que anocheciera sin encender la lámpara. No nos veíamos las caras. Con una indiferencia y una dulzura más convincentes que el fervor, la voz de Macedonio Fernández repetía que el alma es inmortal. Me aseguraba que la muerte del cuerpo es del todo insignificante y que morirse tiene que ser el hecho más nulo que puede sucederle a un hombre. Yo jugaba con la navaja de Macedonio; la abría y la cerraba. Un acordeón vecino despachaba infinitamente la Cumparsita, esa pamplina consternada que les gusta a muchas personas, porque les mintieron que es vieja... Yo le propuse a Macedonio que nos suicidáramos, para discutir sin estorbo. Z (burlón)- Pero sospecho que al final no se resolvieron A (ya en plena mística)- Francamente no recuerdo si esa noche nos suicidamos.

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CIGARRAS Y HORMIGAS Alberto Barrera

Durante ese verano, ese otoño y esa primavera la cigarra cantó, leyó libros maravillosos, se hinchó de frutas de comarcas lejanas, fornicó y bebió hasta desfallecer, durmió sobre el humo de las ramas del sauce. Mientras, la hormiga –que sabe leer y conoce la historia- saqueó con su modestia la montaña, llenó de hojas, migajas y restos de vecinos muertos toda su cueva. Meticulosa, la hormiga pasó el año ahorrando para cuando el viento y la lluvia feroz. Y llegó el invierno (como suele suceder en la literatura y en el mundo) y arrasó con todos los planetas. Del reino sólo quedaron raíces y hojas de plátano, susurros atrapados bajo el hielo, cadáveres simples y pequeños (cigarras y hormigas, por ejemplo).

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y dos MáS...

TODO LO CONTRARIO Mario Benedetti

—Veamos—dijo el profesor. ¿Alguno de ustedes sabe qué es lo contrario de IN? —OUT—respondió prestamente un alumno. —No es obligatorio pensar en inglés. En Español, lo contrario de IN (como prefijo privativo, claro) suele ser la misma palabra, pero sin esa sílaba. —Sí, ya sé: insensato y sensato, indócil y dócil, ¿no? —Parcialmente correcto. No olvide, muchacho, que lo contrario del invierno no es el vierno sino el verano. —No se burle, profesor. —Vamos a ver. ¿Sería capaz de formar una frase, más o menos coherente, con palabras que, si son despojadas del prefijo IN, no confirman la ortodoxia gramatical? —Probaré, profesor: “Aquel dividuo memorizó sus cógnitas, se sintió fulgente pero dómito, hizo ventario de las famias con que tanto lo habían cordiado, y aunque se resignó a mantenerse cólume, así y todo en las noches padecía de somnio, ya que le preocupaban la flación y su cremento.” —Sulso pero pecable –admitió sin euforia el profesor.

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ESPACIO EN EL ROPERO Ana María Shúa Atribuye la renovada falta de lugar en el ropero (aunque regale la ropa, aunque la venda) a los groseros hábitos de ciertas prendas a las que no les importa, con tal de darse el gusto, terminar pariendo inmoderadamente esa minúscula ropita de bebé que comienza por llenar los intersticios de todos los cajones y crece y madura y se reproduce a su vez hasta que semejante orgía, descontrolada, constante, tan cerca de su cama termina por tentarlo, no puede hacer descendientes, se dice, para justificarse, del apareamiento entre especies tan diversas, lo hago sólo para conformarlas, se dice, para que no sigan entre ellas, lo hago sólo para tener más espacio en el ropero se dice, se miente.

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CERA Leidy Portes

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nastasia. Así se llamaba mi prima mayor. La más inteligente de todas, la más soñadora, con gran interés en descubrir nuevas cosas y la única que podía convertir la cera de las abejas en velas. Este fue su gran invento y su gran logro. Desde muy pequeñas, Milagros, Anastasia y yo vivíamos con la abuela Tata. En una tarde de abril mi madre y la de mis dos primas nos dejaron al cuidado de la abuela y se marcharon a la capital a buscar mejor vida. Desaparecieron. Crecimos pobres. A Tata ya casi no le daban las manos para seguir lavándoles y planchándoles la ropa a los ricos de la capital por unos cuantos pesitos. Mientras crecíamos a la abuela también le crecía la desesperación porque estábamos acorraladas por la miseria. No podríamos estudiar, solo trabajar. Ese comentario le molestaba mucho a Anastasia. Para ella, los estudios eran algo primordial. Cansada de escuchar a la abuela, decidió salir a las calles del pueblo en busca de algún trabajito para así poder ayudar con los gastos de la casita de tablas. Nadie quiso ayudarla. Mi prima volvió a la casa inmediatamente. Desesperada por no saber qué hacer, se fue al monte y caminó y caminó pensando cómo iba a conseguir dinero para darnos de comer a Milagros, a mí y a la abuela Tata. Su mente soñadora y creativa le dio una idea brillante. Sus ojos se llenaron de alegría y corrió al panal de abejas donde cada mañana iba antes de la escuela por la miel para el té. Nadie se atrevía acercarse al panal. Todos les temíamos a las abejas y ¡cómo no temerles! Eran agresivas con todos, pero no con Anastasia. Ella era la única persona que se paseaba y hasta tocaba el panal sin recibir el más mínimo pellizco de las abejas. Ya estando frente al panal, descubrió que la cera que producían para construir sus nidos, se convertía en un elemento sólido y que si a ese elemento sólido le colocaba una mecha, se convertiría en una vela, unos de los elementos más necesitados en el pueblo. Anastasia cogió una buena porción de la cera, les dejó la suficiente para que pudieran seguir construyendo sus colmenas y pasó dos días con sus noches -sin parar- produciendo velas. 14• ACENTOS LATINOS • Diciembre 2011

Recuerdo que una tarde lluviosa, al llegar de la escuela, la casita estaba llena de velas de cera de abejas. En mi vida nunca antes había visto una vela y al ver tantas juntas me impresionó aún más. Anastasia me miró y sonrió. Me dijo que saldría a vender las velas casa por casa si era necesario para que ninguna de nosotras volviéramos a acostarnos sin comer. Al amanecer, Anastasia salió hacia la plaza del pueblo donde cada domingo personas de todas partes venían a vender productos. Se acomodó en una esquinita y en una mesa de madera colocó sus velas. Persona que se acercaba a la mesa, persona que se impresionaba al verlas y Anastasia les explicaba la función que tenían. Al atardecer, las había vendido todas. Durante meses continuó con la misma rutina de pasarse la mañana haciendo velas de cera de abejas para venderlas por la tarde en el pueblo. Todos les compraban y le hacían encargos para no quedarse a oscuras. Anastasia se aseguró de que Milagros y yo continuáramos con nuestros estudios y de que la abuela viviera el resto de su vejez tranquila en la casita de tablas. Ella sacrificó su juventud y ganas de estudiar para poder apoyarnos y mantenernos. Esta historia, su historia, es para que sepa que la admiro y que me siento orgullosa de ella.


CHOCOLATE Edwin Riera

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a historia que les voy a contar es poco extraña. Todo empezó 17 años atrás cuando mi madre Hiltraud, de descendencia alemana y mi padre, Jack, norteamericano, se conocieron en las fuerzas armadas estadounidenses. Yo nunca tuve un nombre oficial puesto que mis padres nunca se pusieron de acuerdo y la gente me llamaba como quería. Mi madre fue una mujer muy bella, pero era muy temperamental y papá era lo contrario, un hombre muy tranquilo y complaciente que pocos años después, cansado del carácter de mi madre, se separó de ella dejándome sin padre y sin madre al mismo tiempo. Cuando tenía 7 años de edad, comencé a notar cambios muy extraños en mamá. Conmigo era cariñosa, tierna y muy dulce. Un día cuando regresé de la escuela, noté algo diferente, como si alguien hubiese entrado a casa sin causar ninguna sospecha, secuestrando a papá y dejando a mi madre en condiciones muy críticas. Al entrar a casa mamá estaba acostada en el suelo sangrando y, lo único que se me vino a la mente fue llamar a Tierra, nuestra vecina. Con su ayuda pude trasladar a mamá al hospital, donde estuvo internada

cerca de 3 meses y medio porque la herida que alguien le causó era grave. Casi la mataron. No se supo qué pasó con mis padres realmente. Cuando mamá fue dada de alta del hospital, dejó de hablar. Conforme pasaron los días, empezó a tener unas recaídas muy fuertes y deliraba. Los medicamentos no le ayudaban y se fue sumiendo en la depresión. Era un niño, pero entendí que ella no volvería a ser la misma. Mi papá desapareció. Continué con mis estudios. Algunas veces era el hazme reír de salón de clases por no tener un nombre propio, pero tuve un maestro que hacía las veces de padre. Un día, estando en clase de historia americana, la señorita Kate me dijo que el director tenía algo muy urgente que decirme. Yo estaba a punto de abrir su oficina, cuando lo oí hablando acerca de mi futuro con un tono muy triste que me asustó mucho. Sin poder resistir un minuto más, abrí la puerta y al mirarme, colgó el teléfono. Puso sus manos en mis hombros mirándome a los ojos y dijo que mamá había tenido un accidente. Mi casa se había incendiado y ella había muerto. Pocas semanas después encontré una carta de mi mamá: la había escrito antes de morir. Cuando la leí me di cuenta de que jamás hubo ningún misterio y que a papá nunca lo secuestraron. Lo único que pasó fue que le dio un golpe muy fuerte a ella causándole la pérdida del conocimiento. Por eso huyó. Además, en su carta explicaba que el motivo de la pelea fue por mi nombre. Papá quería que me llamara Late y mamá Choco. Al final de la carta, me llamó Chocolate.

ACENTOS LATINOS • Diciembre 2011• 15


La vida es un isósceles Vanessa MARTINEZ

La tormenta con truenos era la orquesta de la noche, los relámpagos eran los paparazzis de las estrellas y la lluvia era una cascada mundial

E

n esa noche de frío y miedo, estaba soñando. Sentía la gravedad del universo en mi pecho empujándome. Por primera vez supe lo que se siente estar atada. Tocaba y sentía todo. Escuchaba hasta los latidos de mi corazón. Vivíamos en la misma casa donde habíamos estado catorce años. Conversábamos en el primer piso donde hay dos dormitorios pequeños, una sala verde, una cocina amarilla, un baño azul chiquito y dos salidas: la del frente que da para la calle con todo el ruido, y la de atrás, cerca del garaje que es más tranquila. En mi sueño, la salida de atrás no daba al garaje, sino hacia un bosque con pinos grandes y pájaros bellos cantando. En casa, estábamos mis padres, mis dos hermanos menores y yo. El día estaba precioso pero, de repente el cielo se empezó a oscurecer. Comenzó a llover y hacía mucho frío. Tocaron la puerta y miré por la ventana del baño para ver quién era el loco o la loca que se atrevía a visitar a alguien en un día como ese. A menos que fuera una emergencia… Vi a una mujer que estaba tapada de pies a cabeza con un vestido largo rojo. Mamá abrió la puerta. La mujer pidió de comer y mi madre le dio una bolsa con pan y frutas. Se fue. No sé por qué mis hermanos empezaron a pelear y les grité. Se quedaron callados después de ver mi reacción completamente inusual. La comida ya estaba lista y fui a la cocina, pero sentí una oleada de calor y decidí ir al baño a refrescarme. Abrí las llaves del agua y me agaché. Cuando terminé, las cerré y agarré mi toalla para secarme. Cuando me quité la toalla de la cara miré al espejo, me vi, pero también vi algo detrás de mí… Sentí un escalofrío. Fue como si hubiese un imán al norte y al sur mío parando mis pelos en diferentes direcciones. Grité y salí de ahí. Vi a mis padres y sentí un cuchillo atravesándome. Un isósceles me atravesó. Los oí llamando por ayuda, pero no pude verlos. Desperté con la boca seca y con el cuerpo empapado de sudor. Tenía un sabor agrio. Lo más espantoso es verse morir en su sueño. 16• ACENTOS LATINOS • Diciembre 2011


E

ESTRELLA Idavil Almachi

strella vivía en un pueblo pequeño de la República Dominicana. Era linda y traviesa. Tenía los ojos grandes y verdes. Su familia no era numerosa ni rica. No tenía amigas y prefería la compañía de los chicos. Estrella no veía nada malo en estar con más de un muchacho si las cosas no eran serias. Después de dos meses de estar saliendo con tres chicos a la vez sin que ellos supieran, se dieron cuenta de que ella los estaba engañando y decidieron vengarse.

ella, y estaba segura de que lo iba a disfrutar mucho. Algunos días después de haber matado al hombre en la calle, Estrella se encontró con Marvin. A él también lo decapitó con un machete y con más placer. Estrella se volvió una asesina en serie. Cuando por fin tuvo la oportunidad de matar a los otros dos que la violaron, no la dejó escapar. Luego siguió asesinando hasta acabar por fin con todos los hombres del pueblo sin que nadie se enterara. Finalmente, Estrella está satisfecha.

La mamá de Estrella no era muy estricta con su hija y dejaba que ella estuviera afuera de su casa hasta tarde. Una noche fría y con lluvia, Estrella decidió irse a ver a unos de sus novios, Marvin. Lo que ella no sabía era que él y todos los demás ya estaban enterados de que ella los engañaba y estaban esperándola esa noche para vengarse. Esteban, el mayor de los tres, tenía veintidós años y había acordado con los otros dos violar a Estrella en venganza por su traición. Cuando Estrella llegó a donde se iba a encontrar con Marvin, Esteban y Daniel. La golpearon y la violaron toda la noche, luego la dejaron tirada en un parque. Cuando amaneció, un hombre que iba caminando la reconoció y la llevó a su casa . Estrella se recuperó de la golpiza, pero no del daño psicológico que le causaron. Nunca quiso dar detalles de lo que pasó y nunca le dijo a nadie quienes fueron los que abusaron de ella. Enloqueció. No quiso hablar con nadie ni volver a salir a la calle. Su mirada había cambiado también. Meses después, empezó a sentirse mucho mejor, con mucha energía, como si fuera una persona totalmente diferente. Decidió salir por la noche a dar un paseo por el parque. Mientras ella va caminando, ve a un hombre solo y se acerca a él. El hombre se queda hipnotizado por los ojos tan hermosos y las pupilas tan grandes que tiene Estrella y que ahora brillan por la noche como los ojos de los gatos. Estrella lo mató sin mediar palabras y notó que se sentía maravillosamente. Fue el primero de muchos. Nadie en el pueblo se enteró de que había un hombre desaparecido y Estrella estaba ansiosa por divertirse matando a otro más. Quería deshacerse de todos los del pueblo especialmente de los que abusaron de ACENTOS LATINOS • Diciembre 2011• 17


Saca unas pinzas medianas y se dirige hacia mí. Se acerca a mi izquierda, toma un pedazo del alambre y lo hala con fuerza. Grito y mi cuerpo se retuerce de dolor. Mi madre me sostiene el torso con las dos manos. La herida se abre por completo. Los puntos e hilos están cubiertos de sangre. Se mueve hacia mi derecha y jala el otro pedazo de alambre. La sangre sale disparada por los lados de mi cadera. El pánico, horror y dolor dan paso al llanto y poco después me desmayo.

RECUERDOS FRAGMENTADOS José Castrejón

M

e acuerdo en sueños y también en mi cama por las noches. El cuarto es blanco, todo se ve borroso por la anestesia. Así paso los meses: con un dolor borroso, llanto y anhelo. Me dan de alta, pero el camino a casa es peor. La camioneta parece brincar en vez de rodar. Comienzo a gritar y me desvanezco. Al llegar a casa me doy cuenta de que nada va a cambiar. En la cama no puedo moverme y veo el yeso que corre desde mi cintura hasta los dedos de mis pies. Por el día trato de comer, veo la tele hasta que me enloquece y tomo morfina. Por la noche rezo, en vano, y pienso en mi dolor. Una vez más me encuentro en el hospital, espero al doctor para que me remueva el yeso. Empieza a cortar, comienza el dolor y después de media hora me libero del cascarón. Ahora tengo dos cicatrices, una en cada lado de la cadera. Veo que hay algo dentro de mi piel allí. Me preocupo y le pregunto a mi madre: “¿Qué es eso?” -”Olvídalo, no pasa nada ya estás bien.” Le creo y me olvido. Un mes después, cuando ella me baña, noto que el alambre que se escondía debajo de mi carne está libre. Hay pus en las cicatrices, se lo digo y se preocupa. Estoy en el hospital otra vez. Me revisa un cirujano y sonríe diciéndome que voy mejorando. Me llevan a un cuarto y noto que hay sangre seca en la pared, en el piso y en la cama. Me alarmo y comienzo a sudar. Entra otro cirujano que no conozco. Escucho la cachetada de los guantes de látex. 18• ACENTOS LATINOS • Diciembre 2011

En las noches mi cuerpo se retuerce, demandando un poco de morfina. Seis meses después empiezo a mejorar, esta vez de verdad. Libre del yeso y del alambre me puedo bañar completamente. Cuando creo que el dolor ha acabado, me enfrento a una pesadilla. Comienzan las sesiones de terapia física. A veces me imagino que los gritos no son míos, solo así puedo evitar la vergüenza que me come por dentro. Poco a poco me acostumbro al dolor. Hay otra cirugía que tengo que enfrentar. La máscara grande y negra, como la de un piloto, invade mi nariz y mi boca. En segundos todo se vuelve negro. Me despierto con un fuego interno, que devora mis piernas. Llamo a la enfermera y le pido morfina. Me la niega diciendo “la bolsa que cuelga allí tiene morfina, sólo espera que gotee. Mi madre está en el baño, pero me doy cuenta de que no estoy solo. Hay un niño grave junto a mí. Él no quiere morfina, solo agua. Mi dolor nos vuelve locos. Cuando pasa una enfermera le pido agua (para mi amigo). Sospechando que no es para mí, me niega el favor. Amanecemos llorando y anochecemos igual. Mi amigo muere dos semanas después de conocernos. Se va durante la noche y cuando despierto hay otro en su lugar. Me pregunto si yo también moriré aquí. Las sesiones de terapia física comienzan a la tercera semana. Los cirujanos me han alargado los tendones y la terapista me estira las piernas. Discuto con mi madre porque no quiero ir a las sesiones de terapia. Poco a poco comienzo a mover mis piernas. Me decepciono al ver que camino chueco con la ayuda de un andador. Ya no hay fe, ni en dios ni en la humanidad. Estoy solo y lo estaré hasta que me vuelva polvo. Esto lo he comprendido joven. La furia sigue siendo mi combustible y compañera fiel.


MI MADRE Y EL AMOR Geanina Peña

D

esde muy pequeña aprendí que cuando uno se enamora es completamente vulnerable a todos los sentimientos. El amor, el desamor, el odio, la venganza, la ignorancia, la envidia, el sufrimiento y la traición son algunos de los muchos elementos que circulan entre una pareja. Lo aprendí de mi madre que lloraba y sufría todas las noches acostada, esperando por aquel hombre que raramente llegaba a casa: mi padre. Para mí, él era el ser más despreciable e inhumano. Todo lo que salía de su boca eran insultos y reclamos. Sus golpes sanaban cuando pasaban los días, pero las heridas marcadas en mi alma nunca llegaron a sanar. Sin embargo, ella lo amaba y lo amó siempre. Su vida estuvo llena de sufrimiento y de muchos desaciertos. Por eso que no la culpo. Mi madre era dulce. Dulce como el mango cuando está a punto de ser devorado. Ella no se merecía el maltrato de mi padre. Afortunadamente, su sufrimiento murió con ella en una fría mañana de 1960. Tenía trece años el día que mi mamá falleció. Desde ese entonces, mi padre tomaba con más frecuencia e iba a casa de vez en cuando. Pareció haberse olvidado de mi existencia.

cuchillo en la mano. El frío invadió mi cuerpo, me dejó inmóvil y asustada. Luzbel enfurecida, se levantó de la cama y dijo: “Así que me ibas a matar, ¿verdad? ¿Quién te has creído que eres?, desgraciada. ¡Te voy a enseñar quien manda en esta casa!” Me haló por el cabello y en un abrir y cerrar de ojos mis labios estaban tocando el polvo de la tierra. Luzbel me golpeó el estómago muchas veces hasta darse cuenta que un vómito con sangre salía de mi boca y me dijo: -“La próxima vez que se te ocurra hacerme algo, ¡te juro que te mato!” Pasaron tres años y nada parecía cambiar en casa, mi coraje y frustración eran tan grandes que intenté matarme en varias ocasiones. Comencé a planear la muerte de Luzbel y de mi padre. Pocos días después fui al mercado y compré muchas hierbas. Cuando llegué a casa les preparé un té y se durmieron. Entonces fui a la cocina y cogí el cuchillo con el que usualmente yo descuartizaba al puerco. Volví al cuarto y me lancé sobre ellos, descargando todo el coraje que había sentido durante años. En ese momento supe que podía seguir con mi vida en paz.

En mi época era inusual ver a una mujer trabajar, pero no tenía otra opción. Un día, sin que mi padre se diese cuenta, le robé cincuenta sucres mientras dormía. Cuando se dio cuenta me pidió que se los regresara, pero le juré que no había tocado su dinero. Me golpeó hasta que las manos se le ampollaron, pero jamás le confesé mi delito. Ese dinero me alcanzó para comprar dos bolsas de naranjas. Las congelé y las vendí por pocos centavos. Durante años, sobreviví a toda costa hasta que un día, mi padre llegó a casa con Luzbel, una mujer delgada, de senos grandes, de piel morena y de mirada penetrante. Su mirada me daba miedo. Creo que su juventud y belleza física fue lo que hipnotizaron a mi padre. Con ella, él era amable, paciente y servicial. No quedaba nada de aquél hombre de carácter fuerte y malhumorado. Ahora ella era la que mandaba y humillaba en casa hasta que me harté. Una mañana, mientras Luzbel dormía, cogí un cuchillo de cocina y me le acerqué lentamente. De pronto, Luzbel se despertó y me vio allí, frente a ella, con el ACENTOS LATINOS • Diciembre 2011 • 19


MICRONOTAS PARA ENTENDER LOS NANORELATOS El relato hiperbreve, también conocido como nanorelato, minicuento, relato relámpago, microrelato, textículo, relato enano, cuento molecular, minificción o microficción es la expresión máxima de la condensación literaria. EN NÚMEROS Novela corta: 10,000 a 50,000 palabras Cuento convencional: 2,000 a 10,000 palabras Cuento corto: 1,000 a 2,000 palabras Cuento muy corto: 200 a 1,000 palabras Cuento ultracorto: Menos de 200 palabras El minicuento comparte con la poesía la maldición de su brevedad. Ahora bien, si nos imaginamos el cuento como una pelota de fútbol y el minicuento como una pelota de béisbol, podríamos pensar que quizás el impacto que recibe el lector será mayor en el caso del minicuento, ya que la masa está más concentrada y adquiere más velocidad, por ende, golpea más fuerte. Es una narración sumamente breve (no suele tener más de una página impresa), de carácter ficcional, en la que personajes y desarrollo accional están condensados y narrados de una manera rigurosa y económica en sus medios y a menudo sugerida y elíptica. Posee carácter proteico, de manera que puede adoptar distintas formas y suele establecer relaciones intertextuales tanto con la literatura (especialmente con formas arcaicas) como con formas de escritura no consideradas literarias.

—Violeta Rojo Lamento escribirte una carta tan larga, pero no tengo tiempo de hacerla más corta

—Carlos Marx a Federico Engels Concebido como un híbrido, un cruce entre el relato y el poema, el minicuento ha ido formando su propia estructura (...) La economía del lenguaje es su principal recurso, que revela la sorpresa o el asombro. Su estructura se parece cada día a la del poema. La tensión, las pulsaciones internas, el ritmo y lo desconocido se albergan en su vientre para asaltar al lector y espolearle su imaginación. Narrado en un lenguaje coloquial o poético, siempre tiene un final de puñalada. (...) El minicuento está llamado a liberar las palabras de toda atadura. Y a devolverle su poder mágico, ese poder de escandalizarnos.

—Revista Zona de Barranquilla, Colombia, Manifiesto del minicuento (Se llega a una escritura tan económica) tachando. Tres renglones tachados valen más que uno añadido. Además, imagino que porque así es como pienso y hablo. Por otra parte, si se logra que no se note afectada, la concisión es algo elegante. Los adornos y las reiteraciones no son elegantes ni necesarios. Julio César inventó el telégrafo dos mil años antes que Morse con su mensaje: “Vine, vi, vencí”. Y es seguro que lo escribió así por razones literarias de ritmo. En realidad, las dos primeras palabras sobran; pero César conocía su oficio de escritor y no prescindió de ellas en honor del ritmo y la elegancia de la frase. En esto de la concisión no se trata tan sólo de suprimir palabras. Hay que dejar las indispensables para que la cosa además de tener sentido suene bien”.

—Augusto Monterroso

20• ACENTOS LATINOS • Diciembre 2011


CONVOCATORIA PARA EL PRIMER CONCURSO ACENTOS LATINOS EN LAS MODALIDADES RELATOS HIPERBREVES Y FOTOGRAFÍA Queda abierto el plazo de recepción de obras para el 1ER CONCURSO DE RELATOS HIPERBREVES/ ACENTOS LATINOS al que podrán presentarse estudiantes inscritos en BMCC de todas las nacionalidades, de acuerdo con los requisitos y condiciones que se especifican en estas bases. Los relatos tendrán una extensión máxima de 10 líneas, escritas en español con letra tamaño 12, a doble espacio y por una cara. Cada texto deberá llevar escrito a lápiz el título en el reverso, nombre del autor/a, correo electrónico y número de teléfono. El cuento ganador será publicado en el próximo número de la revista Acentos Latinos.

Queda abierto el plazo de recepción de obras para el 1ER CONCURSO DE FOTOS/ACENTOS LATINOS al que podrán presentarse estudiantes inscritos en BMCC de todas las nacionalidades, de acuerdo con los requisitos y condiciones que se especifican en estas bases. Las obras podrán presentarse sobre papel o en formato digital y en blanco y negro o en color. La obra sobre papel debe ser impresa en tamaño no inferiores a 5” x 7” ni superiores a 8” x 10”, sin soporte de ningún tipo.Las fotos digitales se deben ser sometidas en archivos jpg, y no medir menos de 2400 pixeles en su lado más largo, con una resolución de 300 dpi. Las fotos debe tomarlas y entregarlas el participante personalmente. La fotografía ganadora será la portada del próximo número de la revista Acentos Latinos Mayor información: WEBPAGE: www. acentoslatinosmldbmcc.webs.com E-mail: acentoslatinos@hotmail.com

Límite de recepción: 16 de marzo del 2012 antes de las 3 de la tarde en la oficina N546 a Alicia Perdomo H.

ACENTOS LATINOS • Diciembre 2011• 21


Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes. Cada vez que él procuraba relamar las incopelusas, se enredaba en un grimado quejumbroso y tenía que envulsionarse de cara al nóvalo, sintiendo cómo poco a poco las arnillas se espejunaban, se iban apeltronando, reduplimiendo, hasta quedar tendido como el trimalciato de ergomanina al que se le han dejado caer unas fílulas de cariaconcia. Y sin embargo era apenas el principio, porque en un momento dado ella se tordulaba los hurgalios, consintiendo en que él aproximara suavemente sus orfelunios. Apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio los encrestoriaba, los extrayuxtaba y paramovía, de pronto era el clinón, la esterfurosa convulcante de las mátricas, la jadehollante embocapluvia del orgumio, los esproemios del merpasmo en una sobrehumítica agopausa. ¡Evohé! ¡Evohé! Volposados en la cresta del murelio, se sentían balpamar, perlinos y márulos. Temblaba el troc, se vencían las marioplumas, y todo se resolviraba en un profundo pínice, en niolamas de argutendidas gasas, en carinias casi crueles que los ordopenaban hasta el límite de las gunfias. Julio Cortázar Rayuela (Capítulo 68)

Borough of Manhattan Community College The City University of New York 199 Chambers St. New York, NY 10007

Esta revista ha sido publicada gracias a la participación de los estudiantes de BMCC, del Media Board, del SGA y de los profesores de MLD.


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