Palabrería 2009

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pAlabRería La revista del IES La Ería. Número 2. Junio de 2009

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pAlabRería La revista del IES La Ería. Número 2. Junio de 2009

SUMARIO Gente de La Ería Cosas que también suceden en La Ería Estudiantes que superan barreras Hablamos de Paz Deportistas de élite en las aulas del IES La Ería Hablamos con Chus, un veterano de La Ería Un día de moda en La Ería

Nuevos proyectos en La Ería Hello, That´s La Ería El Programa Comenius llega de nuevo a La Ería

La Ería, un instituto viajero En un lugar de La Mancha Intercambio Oviedo-Gloucester 2008 Luces, cámara y… ¡West Virginia! Relato de un viaje mítico a una tierra mítica

Actualidad Los expertos de La Ería nos explican la crisis Fiestas singulares de Asturias

Cine & música Éxitos cinematográficos de 2009 La música en 4º de ESO

La Librería Efemérides literarias de 2009 ¿Vale una imagen más que mil palabras? El hombre que no amaba a las mujeres

Cuentos y poemas ganadores del concurso literario IES La Ería

editorial Bienvenid@s a esta segunda edición de nuestra revista Palabrería. Ha pasado un año, estamos en 2009 y ¡hemos sobrevivido!. Sin embargo, nuestras intenciones son las mismas que en nuestro número inaugural: Palabrería son Palabras de La Ería, de los alumnos y alumnas que aquí vivimos de septiembre a junio y de 8:25 a 14:30 de lunes a viernes. Hablamos de experiencias, de emociones, de nosotros y nuestros compañeros, de cine, de música …Palabrería es un poco resumen y esencia de la misma Ería y queremos con ella que os entretengáis leyendo, entretenernos de paso escribiendo y seguir perpetuando Palabrería para que definitivamente se convierta en un clásico de nuestro instituto, de La Ería. Esperamos que os guste y que sigáis leyendo.

Han hecho este número de pAlabrería Andrea Gallinal Arias, Gael García Álvarez, Matías Prieto Suárez, Carmen Palacio Silva (1º ESO A); Paula Alonso Penanes (1º ESO B); Ainhoa Fraile (1º ESO C); Noelia Echevarría de Jesús (1º ESO D); Sofía Pachacama Caiza, José Manuel Suárez Álvarez (1º ESO E) Fátima García Cabanelas (2º ESO A); Irene Álvarez Rivas (2º ESO B); Irina Marisol Pineda Ruiz, Yimi Alexander Wilkin Jaramillo (2º ESO E), Magda Rodríguez Dehli (3º ESO B), Alumnos/as de 4º ESO A; Patricia Santamaría Santacruz (4º ESO A) Ana Aparicio Rodríguez, Diana Solaeche Mancuello (4º ESO B) Loreto Arias Fernández, María Ayarza Mira, Mónica Granda Lobo, Paz Suárez Méndez (4º ESO C); John Kearney Rozas (4º ESO D); Alejandro Fernández Fernández, Ángela Fernández Iglesias, Irene Matas de Íscar, Clara Rodríguez Allende, (1º BCH C); Sabela García Rodríguez (1º BCH D); Raquel López Castaño, Javier Prieto Prieto (1º BCH E); Iván Gómez Beltrán (2º BCH A), Amanda Tejón Arias (2º BCH D); Álvaro Pérez Narciandi (2º BCH E).

Diseño y maquetación: Departamento de Actividades Complementarias y Extraescolares. Joaquín Álvarez García Depósito Legal: AS-3474/08

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Cosas que también suceden en La Ería Los alumnos del centro opinan, sugieren y nos cuentan sus experiencias

Paula Alonso Penanes Ainhoa Fraile González Detrás de La Ería se esconden muchas personas, tanto profesores como alumnos y ellos son la esencia del centro, por tanto, hemos querido conocer su opinión y hemos empezado con una encuesta a nuestros compañeros. Hacer preguntas a todos los alumnos del centro iba a resultar un poco difícil así que hemos escogido por sorteo un grupo de cada nivel. Así, de la ESO: 1º C, 2º A, 3º D, 4º B, y de Bachillerato: 1º D y 2ºB. Pedimos perdón a nuestros compañeros de Comercio pues cuando nos dimos cuenta de que se nos habían olvidado resultaba ya un poco tarde. Prometemos que en el próximo número les dedicaremos una especial atención. La llegada al Instituto es la primera toma de contacto con el centro y la gran mayoría de la gente encuestada afirma que la ha vivido bien y todos emocionados, ilusionados y un poco nerviosos y hasta «muertos de miedo». Hemos visto también que todos los peores momentos vividos por los alumnos tienen que ver con suspensos o con castigos, no es extraño que en ante esta pregunta encontremos varias veces la respuesta «cuando me llevaron al despacho del director» y casi todos los mejores momentos con aprobados («mi primer diez en matemáticas» dice Edgar, de 3º de ESO) y con la posibilidad de hacer amigos. También están los que dicen que lo mejor son los días justo antes de las vacaciones. Los viajes, como los intercambios o el viaje de estudios también están entre los mejores recuerdos. Ahora llegamos a un punto crítico: ¿Cómo ven los alumnos el centro? Pues lo que menos les gusta a los alumnos de Primer Ciclo de ESO es el calor en las clases, lo estrictas que son algunas normas, la Dirección o Jefatura de Estudios por las riñas y los baños porque no hay papel y, según algunos, no están muy limpios. Además, piensan que hay que decorar un poco más las clases. A los alumnos de 3º y 4º de ESO lo que menos les gusta es la forma de dar clase de algunos profesores y la falta de «libertad» que tienen en el centro y en especial «que no dejan salir a los de 3º y 4º a la calle en los recreos» o al pasillo entre clases. En cuanto a los alumnos de Bachillerato lo que menos les agrada es que pongan algunos exámenes a séptima hora o por la tarde y en 2º en especial los métodos lectivos aplicados. A Lys Iglesias en particular no le gustan nada las escaleras. Si hay una cosa clara es que una de las cosas que más gusta a todos los alumnos de las instalaciones del centro es la parte nueva, en general, o destacando algo en especial como las canchas deportivas o el salón de actos (sobre todo en 1º y 2º de ESO) aunque hay excepciones en cuanto a los alumnos de Bachillerato que se quejan de sus clases que se encuentran en ella. También el patio (sobre todo en primero de ESO) o la cafetería tienen muchos seguidores. 3


Mar García, de 3º ESO D es muy concreta en su elección: «los pinchos, aunque son pequeños y caros, siempre hay hambre». Ana Aparicio, de 4º de ESO, prefiere el cuélebre de la entrada o los dibujos del departamento de plástica porque dan personalidad al edificio. Otros alumnos también eligen los amigos, los compañeros de clase o el ambiente como lo que más les gusta y por supuesto las actividades extraescolares o especiales, así a Olaya, de 1º de ESO lo que más les gusta es «que muchas veces hay actividades en las cuales salimos de la rutina». Podemos decir que las opiniones hacia los profesores y los alumnos son buenas aunque siempre hay excepciones en ambas; en el primer caso la abundancia de deberes y la seriedad y exigencia del profesorado no suelen gustar mucho. Por otro lado valoran mucho lo comprensivos que son, y algunos de 3º D por ejemplo tienen clara su profesora preferida: Celia, de Cultura Clásica. En el caso de las opiniones sobre los alumnos, aunque la gran mayoría opinan que son majos, buenos o geniales siempre hay quienes no son muy bien recibidos, como los «listillos que se creen lo mejor» ¡menos mal que son una minoría!

«Cuando llegué al instituto, como yo entré a mitad de año, me sentí súper nerviosa, pero apenas entré en la clase todos me empezaron a hablar. Todos mis compañeros me hicieron sentir cómoda».

Un aspecto importante a tener en cuenta son las sugerencias de los alumnos o los aspectos que ellos cambiarían. Aunque son muchos los alumnos y alumnas que no cambiarían nada destaca (sobre todo en el primer ciclo) la petición de taquillas ya que los alumnos se quejan del peso que tienen que transportar día a día. Hay quienes quieren colocar una fuente en el patio, que haya jabón y papel higiénico en los baños o una cafetería más amplia y más tiempo de recreo, aunque hay también peticiones imposibles, como el aprobado general o «tres horas de patio» como solicita Diego Rivera de 1º ESO C. Las nuevas tecnologías se imponen y Álvaro Delgado, de 4º de ESO, propone sustituir las pizarras por pantallas táctiles. En Bachillerato destaca la petición de menos control de faltas sobre todo en épocas de exámenes. La temperatura del instituto es un tema que también da Si hay una cosa clara es que una de las lugar a proposiciones, como poner más calefacción en cosas que más gusta a todos los invierno porque hace mucho frío o rebajarla en primavera «para que no nos asemos en clase». Jorge alumnos de las instalaciones del centro Rodríguez, de 1º de ESO propone «juntar Ciencias es la parte nueva, en general, o destaNaturales con Sociales». A Cristina Mateo, de 3º D no cando algo en especial como las canle gusta mucho el sistema de optativas por eso de que chas deportivas o el salón de actos «se metan a los peores en una clase y a los mejores en otra». Carolina González, de 4º propone que haya más fiestas al estilo de las graduaciones. Sara Lee, de 1º de Bachillerato propone que una medida de ahorro energético, que «las luces del aulario nuevo tengan menos intensidad». El centro de este reportaje son también anécdotas, las que os contamos a continuación. Puede ser que algunos alumnos no atiendan a veces en clase y se les olviden las cosas a menudo pero lo que está claro que no se les ha olvidado es cuando un profesor por ponerse para atrás en la silla se dio un cabezazo contra un armario. También atendieron, seguro casi todos, cuando en un intento de enseñar a través de los intereses de los jóvenes una profesora «Lo que más me gusta del instituto es cantó un rap en clase. O alguna frase en la que insultael cuélebre de la entrada y los dibujos ron al personaje base de una asignatura en el momento de las ventanas del Departamento de en que aparecía el profesor de esa asignatura por la Plástica, me parece que le dan perso- puerta; afirman los alumnos que tendríamos que haber visto su cara. Ana Aparicio recuerda que «En segundo nalidad al edificio» hicimos una huelga en clase de sociales. Pusimos todos los libros en una mesa al fondo de la clase». Los de primero de bachillerato recuerdan cuando hicieron un avión de papel gigante. Y aunque no podamos contar más porque carecemos de más anécdotas, lo que si os podemos decir es que seguro que os lo pasaríais muy bien si recordarais con vuestros amigos muchas de las anécdotas que os pasaron -que seguramente son muchas- en este instituto.

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estudiantes que superan barreras Entrevista con Noelia Echevarría y Patricia Alonso, ejemplos de superación en nuestras aulas

Loreto Arias Fernández Mónica Granda Lobo Paz Suárez Méndez Patricia Alonso y Noelia Echevarría son dos alumnas del IES la Ería con discapacidades físicas. Patricia cursa 1º de Bachillerato y Noelia 1º de ESO. Les hicimos una entrevista para que las conozcáis, porque nos parecen un ejemplo de superación personal, ya que a pesar de las barreras que diariamente tienen que superar no pierden la sonrisa. Hemos realizado esta entrevista con la ayuda de su ATE (Auxiliar Técnico Educativo) Herminia Arango. Pregunta: Hola Noelia y Patricia, contadnos dónde vivís, dónde estudiasteis, qué cosas os gustan… Noelia: Vivo en La Monxina, Oviedo. Estudié en el Colegio Público Veneranda Manzano desde segundo de primaria, primero en educación combinada con el colegio Latores para mejorar en vocabulario, pronunciación… es decir, en comunicación en general, porque no hablaba nada. Después, ya en cuarto quedé en el colegio fija. Me gusta el ordenador, el Messenger, Google… También hago natación en las piscinas del parque del Oeste. Me gusta ver la televisión :«Aquí no hay quien viva», «Escenas de matrimonio», menos los dibujos animados que no los soporto. Patricia: Vivo en el barrio de Pumarín. Estudié en el colegio Santo Ángel. Me gusta el ordenador, estar en Internet… P.: ¿Cuánto tiempo dedicáis a deberes y estudio? ¿Cómo organizáis el tiempo? ¿Os ayuda alguien? Noelia: Dedico más o menos 4 horas al estudio. Cuando llego a casa como, descanso media hora y luego estudio hasta las nueve y media. Me ayuda un profesor particular. Patricia: Dedico una o dos horas al estudio como mucho. Llego a casa, como, descanso un rato, estoy en el ordenador o veo la televisión, voy a la academia de inglés y cuando llego a casa estudio, sin ayuda de nadie. P.: ¿Qué os hace reír? ¿Qué os hace llorar? Noelia: Las comedias me hacen reír, gastar bromas a mis amigas, cuando alguien se da un golpe. Me hacen llorar las despedidas, la muerte y que me digan una mala noticia. Patricia: Me río mucho con mis amigas y me hacen llorar especialmente algunas películas como Titanic. Noelia (a la izquierda) y Patricia en el aula de Logopedia A continuación les formulamos algunas preguntas sobre su experiencia cotidiana en el instituto. P.: Cuando os dijeron que ibais a venir a La Ería, ¿qué fue lo primero que pensasteis? ¿Por qué lo elegisteis?

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Noelia: Pensé que me iba a separar de mis amigas, aunque las sigo viendo porque a veces quedamos cuando no tenemos muchos ejercicios. Lo elegí porque tenía apoyo para mí y accesibilidad. Patricia: Pensé cómo sería, si sería muy distinto al otro…Vine a este instituto porque era al único al que podía acceder. P.: ¿Recordáis alguna anécdota de vuestros primeros días aquí? Noelia: El primer día me puse muy nerviosa, porque no sabía cómo iba a ser todo. La anécdota que recuerdo es que me volví a encontrar con Herminia (ATE). Patricia: no es realmente una anécdota, pero recuerdo que Noelia y Patricia son un ejemplo de me perdía mucho por los pasillos porque el instituto es muy buen temperamento, como buenas grande en comparación con al que iba antes. estudiantes y además nunca pier- P.: ¿Qué dificultades tuvisteis a la hora de adaptaros a den la sonrisa vuestro nuevo instituto? Noelia y Patricia: Ninguna. P.: Contarnos, ¿cómo fue la acogida por vuestros compañeros de clase y vuestros profesores? ¿Cómo es ahora? Noelia: El primer día me sentí un poco mal a gusto porque estaba sola sin mis amigas del «cole». Los compañeros iban a su bola, pero ahora ya tengo amigas como Vanessa, que la quiero mucho. Los profesores me tratan de maravilla. Patricia: La acogida por parte de los compañeros fue muy buena desde el primer día. Por parte de los profesores la acogida también fue buena. P.: ¿Qué es lo que más y lo que menos os gusta del IES? Noelia: Lo que menos me gusta es que el recreo es muy poco tiempo, no puedo ni ir al servicio con calma. Lo que más me gusta es cómo me tratan. Patricia: Lo que más me gusta son mis compañeros de clase y no hay nada que me disguste en especial. P.: ¿Qué cambiaríais para mejorar el instituto? Describirnos vuestro instituto ideal. Noelia: Cambiaría el recreo, al menos media hora y en vez del timbre pondría música. Añadiría también algún sofá. Mi instituto ideal estaría al lado de una playa. Patricia.: No se me ocurre nada para mejorar el instituto, aunque mi instituto ideal sería pequeño y con pocos alumnos. P: Nos gustaría que propusierais alguna idea sobre posibles actividades lúdicas o culturales que ayuden a la participación y la convivencia. Noelia: Un festival de Navidad. Patricia: Como mi estación favorita es el verano, propongo una semana con actividades relacionadas con el verano. P.: ¿El vivir en Oviedo os supone alguna dificultad o creéis que es una ciudad que se preocupa por el tema de las barreras arquitectónicas? ¿Cómo está resuelNo se me ocurre nada para mejorar to este tema en el IES y en vuestros traslados? Noelia: En algunas calles aún hay unos escalones y borel instituto, aunque mi instituto ideal dillos «que te matas». Este tema está bien resuelto aquí sería pequeño y con pocos alumnos. en el en el IES La Ería. P.: Creo que es una ciudad que se preocupa, aunque dependiendo del sitio puedo encontrarme con barreras arquitectónicas, pero donde vivo no las hay. En el IES este tema está bien resuelto y los traslados también. Al preguntarles si creían que eran un ejemplo para sus compañeros, al principio dudan pero acaban contestando que sí, al realizar esta pregunta Herminia Arango, su ATE, nos pregunta si puede contestar por ellas y nos cuenta que sí, que son un ejemplo de buen temperamento, como buenas estudiantes y además nunca pierden la sonrisa. «Ser diferente». A esta expresión Patricia respondió: «en realidad todos somos diferentes» y Noelia nos cuenta que solo se ve diferente en cuanto al estudio. A Noelia le gustaría que todos supieran que está muy bien y a gusto en el instituto. La conclusión que sacamos es que no quieren cambiar de instituto, que les gusta mucho La Ería. Nosotras vemos en ellas un ejemplo a seguir y nos llevamos de esta entrevista dos buenas amigas.

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Hablamos sobre la paz Noelia Echevarría Sofía Pachacama Irina Pineda José Manuel Suárez Yimi Alexander Wilquin El día 30 de enero fue el Día de la Paz. Con nuestra profesora Belén hemos pensado sobre la paz, qué es, cómo es, qué nos da paz, dónde está y por qué en muchas situaciones no hay paz y qué cosas cambiaríamos para conseguirla. Hemos hecho fotos y un mural. Aquí están nuestras ideas sobre la paz. ¿Cómo es la paz?

La paz es…

La paz es malabarista.

Llevarse bien con todas las personas ,poder dormir despreocupado, poder caminar con tranquilidad, estar feliz, compartir, lo contrario de la guerra, un partido de fútbol en equipo. La paz es… un buen ejemplo.

La paz es orgullosa, sabia y victoriosa. La paz es como un espíritu muy grande. La paz es como un aire puro. La paz es divertida y amable y una compañera magnífica. La paz es verde como la esperanza y luminosa como un mes de mayo. ¡No se veeee!

¿Qué nos da paz?

¿Dónde está? La paz está…

La música dormir la mañana, el buen tiempo, ir a la piscina, nadar, los hermanos, los sobrinos, los primos, los amigos.

en el corazón, en la mente, en una estrella fugaz en el fondo de…

Por qué no hay paz

Yo cambiaría

No hay paz porque… nos hablan y no escuchamos, porque no hay respeto, porque nos insultamos, porque hay agresiones como razones, porque hay que pensar mejor qué hacer, porque no se habla para solucionar los problemas, porque hay deseos de venganza y amenazas, porque no hay sensibilidad y hay debilidad, por la guerra, por las armas, por nosotros… porque las personas no quieren.

El NO por el SÍ, Los castigos por premios, Las burlas por el respeto, Las palabras tontas, inútiles, necias y vacías por palabras bonitas, inteligentes y con sentido… Una despedida por una bienvenida, La muerte por la vida, El timbre del instituto por música, Las peleas por abrazos… El carácter desagradable por el sensible, la inmadurez por la actitud de respetar, los pensamientos malos por armonía y amor, los problemas por soluciones…

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Deportistas de élite en las aulas del IES La Ería Diana Solaeche Mancuello

Son muchos los alumnos y alumnas del IES La Ería que practican deportes conocidos por todos y que entrenan varias veces a la semana en equipos de fútbol, baloncesto, etc. Pero con este artículo queremos acercar a todos los estudiantes de La Ería deportes que con toda seguridad no son tan reconocidos popularmente y lo hacemos a través de compañeros que han conseguido grandes triunfos en ellos gracias a sus esfuerzos. Estos son solo algunos ejemplos de los jóvenes deportistas del IES La Ería que nos acercan al Atletismo y el Bádminton. Natacha Ngo Loga es estudiante de 3º de ESO y practica Atletismo desde hace 4 años. Cuenta que lo que la llevó a practicar este deporte no fue nada en especial, sino que cuando estaba en el colegio una entrenadora la vio y desde ahí empezó en el mundo del atletismo. Entrena durante más de una hora diaria (depende de los días) y lo que más le gusta de lo que hace son las recompensas, y ya cuenta con varias importantes, pues ganó el Campeonato de España de 800 m y el Campeonato de Asturias. ha Confiesa que ya que se le da bien el atletismo, le gustaría llegar muy lejos, hasta ser una deportista profesional. En su tiempo libre se dedica a hacer abdominales y estira-mientos y también disfruta viendo atletismo en la televisión. El deporte significa mucho en su vida, pues según nos cuenta la ayuda a olvidarse de sus problemas por un momento y se divierte entrenando por más que cueste. Le gustaría dedicarse al deporte toda su vida. Admira especialmente a la atleta francesa Kelly Holmes, ganadora olímpica de los 1500 metros. Natacha, campeona de Atletismo

El mensaje que deja a los niños y jóvenes para animarlos a practicar deporte es que a pesar de que cuesta mucho, pues los entrenamientos son duros, es muy bueno practicarlo, y además conoces a mucha gente de otras comunidades en las competiciones. Luis Enrique Peñalver Pereira es estudiante de 1º de ESO y ya cuenta con bastante éxito en su trayectoria como jugador de Bádminton, deporte que practica desde hace unos cinco años por influencia de su hermano, que fue quien lo animó a empezar pues él también está metido en el mundo del deporte. Actualmente ya ha alcanzado grandes logros, así, este año ganó el Circuito Nacional de Oviedo - cuenta que en la final le costó mucho ganar a su oponente gallego- quedó 2º de España en Sub-13 y es Campeón de Asturias Sub-13. Luis Enrique entrena 3 horas diarias todos los días excepto los domingos. Precisamente debido a las exigencias del entrenamiento no vive en Toledo con sus padres y se vino a Oviedo porque hay un Centro de Tecnificación. Nos cuenta que a veces echa de menos a su familia y amigos. 8


Para él, lo que más le gusta de lo que hace es que ahora conoce a mucha gente que antes no conocía. Además viaja mucho. Lo que menos le gusta es que debido a que entrena mucho no tiene mucho tiempo libre para estar con sus amigos. Confiesa que le gustaría llegar a las Olimpiadas y que aparte del bádminton le gustan otros deportes como el baloncesto, y que si pudiera dedicarse a esta actividad toda su vida lo haría, pero además quiere estudiar una carrera y si puede compaginarla con el deporte mucho mejor. El mensaje que nos deja a todos sus compañeros de La Ería es que el deporte no es tan difícil como muchos piensan y además nos ayuda a mejorar físicamente y también en lo personal. Otro ejemplo es el de Jaime González Caso, estudiante de 1º de Bachillerato, también jugador de Bádminton, deporte que lleva practicando aproximadamente unos seis años. Empezó a practicarlo porque quería hacer deporte y el bádminton se le daba bien. Jaime cuenta con varios premios y campeonatos a nivel autonómico y nacional, llegó a ser Campeón de España y a competir en la Selección Española, pero dice no ponerse máximos y mucho menos mínimos. Jaime (a la izquierda) y Luis Enrique, campeones de Bádminton

Entrena aproximadamente 3 horas durante 5 días a la semana. Confiesa que lo que más le gusta de lo que hace es ser competitivo y trabajar para conseguirlo porque es algo que lo llena de satisfacción. Asegura que el deporte en su vida es como ir al colegio: «te despiertas y lo tienes que hacer». En cuanto a dedicarse al deporte toda su vida nos ha dicho que eso nunca se sabe, pero que lo intentará. También nos cuenta que le gustan muchos deportes aparte del que practica pero ninguno en especial, y que no le gustaría parecerse a ningún deportista porque no le gusta compararse a nadie. Para Jaime el deporte te enseña a respetar a los rivales, te forma como persona, y te ayuda a despejar la mente. Jaime anima a los estudiantes de La Ería a practicar el deporte y es que aunque no se practique a un nivel alto conviene hacer deporte porque es divertido y muy sano. Todos ellos opinan que la práctica del deporte, sea cual sea, es bueno ya que aporta mucho a la vida de cualquier persona, pues ayuda físicamente, también a abrirse a un grupo y a la vez contribuye a fomentar el trabajo en equipo.

Así que ya lo sabéis, compañeros y compañeras de La Ería, practicar deporte puede llevarnos a alcanzar grandes logros y ser campeones de España como Natacha, Jaime o Luis Enrique. Pero como se dice en estos casos lo importante no es ganar, sino participar, ya que simplemente con eso, participando aprendemos muchas cosas y lo que es especialmente importante, nos despeja la mente y nos ayuda a llevar una vida sana y a estar en forma.

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Hablamos con Chus, un veterano de La Ería Irene Matas de Íscar En este segundo número de Palabrería entrevistamos a Jesús Fernández Baño, conocido por todos como Chus. Él es el más veterano de los administrativos con los que cuenta el instituto de La Ería. Lo podemos encontrar por supuesto en secretaría, siempre con una sonrisa y una palabra amable para quienes vamos a matricularnos o arreglar algún asunto. Tan apreciada es su amabilidad que sus compañeros Ana y Antonio nos cuentan que es habitual que reciba calurosos agradecimientos por parte de los que acuden a arreglar algún asunto: matrículas, becas, traslados… ¿Cuántos años llevas trabajando en el IES La Ería? Soy el más veterano, llevo aquí desde que abrió el instituto en el año 1989, aunque entonces estaba en el Cristo, en el edificio que ahora ocupa la Escuela de Idiomas. ¿Has estado en otros centros? Hace tiempo estuve en uno en San Sebastián. ¿Has desempeñado siempre este trabajo? Siempre de administrativo, pero en otros puestos como en la Consejería de Educación. ¿Qué diferencia ves con los otros puestos de trabajo? El trabajo es el mismo solo que aquí tengo más funciones, es más variado al ser un centro de trabajo pequeño si lo comparamos con la Consejería, donde cada uno tiene una función más concreta para poder llevar a cabo todo el papeleo que se demanda. Exactamente ¿cuáles son tus funciones aquí? Lo burocrático, me encargo de la correspondencia con otros centros, pasar al ordenador los expedientes, las matrículas… ¿Ha cambiado mucho la vida en una secretaria desde que empezó? ¿En qué aspectos? Ha cambiado en que ahora está todo más informatizado. ¿Han facilitado los ordenadores el trabajo? Todos los documentos hay que pasarlos al ordenador mientras que antes se hacía todo a mano. Y los alumnos ¿han cambiado mucho? Han cambiado las formas pero no las inquietudes. ¿Qué tal las relaciones con el profesorado? Magníficas desde el primer momento. ¿Hay momentos mejores o peores en la secretaria a lo largo de un curso? Los momentos de más trabajo son de mayo a noviembre por las matrículas y las becas. ¿Qué es lo mejor, lo más agradable de este trabajo? Las relaciones personales. Y ¿Lo más desagradable? Me parece un trabajo rutinario, aburrido y nada creativo. De no realizar este trabajo ¿qué trabajo le gustaría hacer? Ser agricultor me encantaría, y así poder dedicarme a mi huerta. ¿Nos puede contar alguna anécdota divertida que haya sucedido a lo largo de estos años? Una vez encargamos una corona de flores por teléfono y al deletrear la palabra Ería fuimos diciendo un país, ciudad o región para cada letra: E de España, R de Roma, I de Italia y A de Asturias. Al llegar, la corona traía «España, Roma, Italia, Asturias». ¿A qué dedicas el tiempo libre? ¿Tienes alguna afición? Soy agricultor, tengo un huerto al que dedico mi tiempo libre. Me gusta mucho pasear y trabajar en el huerto donde además tengo animales como patos o conejos. También me encanta la música, de hecho también me dedico a ello y tengo un grupo en el que toco. ¿Y qué tipo de música hace? ¿Cómo se llama el grupo? Hago música andina que toco con la quena, el charango, el triple y otros instrumentos de la zona de los Andes. El grupo se llama «Vuelta Abajo» por una región tabaquera de Cuba. 10


Un día de moda en La Ería Sabela García Rodríguez Lo que en septiembre sabíamos los alumnos de Primero de Bachillerato es que lloviera, nevase o pasase un tornado por Oviedo, el 26 de marzo nada impediría nuestra marcha a Italia de viaje de estudios. Una vez sabiendo que el viaje iba a llevarse a cabo comenzaron a buscarse modos de financiación. Tras la primera puesta en común de ideas unas tomaron más fuerza que otras, aunque fueron pocas las que se llevaron a cabo: venta de camisetas, venta de claveles por el día de San Valentín, venta de dulces y piruletas, torneo de fútbol y venta de lotería de Navidad. Pero lo que en septiembre no sabíamos es que se celebraría por primera vez en La Ería un desfile de modas con objetivo de recaudar fondos para el viaje de estudios. Todo comenzó cuando Cova, la profe de Inglés, propuso la idea de hacer un desfile patrocinado por alguna tienda de ropa que nos prestase la ropa, ya que todo el dinero recaudado serían beneficios porque no necesitaríamos dinero para el desarrollo del desfile ya que dispondríamos de la ropa (prestada por la tienda), el lugar (el salón de actos de La Ería) y los modelos (los propios alumnos). La idea fue acogida con la ilusión de todos pero también con el temor de no poder llevarse a cabo finalmente. Cova contactó con el Corte Inglés para exponerle la idea y, para sorpresa de todos, el Corte Inglés aceptó y se comprometió a ayudarnos en la realización del desfile sin que supusiese ningún gasto para nosotros. Al tener ya un «patrocinador» todo se puso en marcha. Primero se eligieron los modelos, de entre los propios alumnos de La Ería. Del gran número que se apuntó voluntario se eligieron veinte chicas y veinte chicos, de todas las edades. Ya con los modelos elegidos el Corte Inglés les invitó a hacer la prueba de vestuario. Cada modelo desfilaría sólo con un conjunto de ropa, cuarenta conjuntos en total de ropa que el Corte Inglés prestó para el pase. Una vez elegida la ropa comenzó a adecuarse el salón de actos de La Ería para el día. Entre otras reformas y arreglos se colocó una pasarela entre los asientos. Entre todo lo anterior, los alumnos de primero de Bachillerato que no desfilaban tenían la tarea de vender las entradas para los dos pases (uno a las siete y otro a las ocho). Y llegó el gran día: viernes veinte de marzo. Aunque los pases eran a las siete y a las ocho los modelos tuvieron que ensayar desde las cuatro de la tarde para que todo saliese como estaba previsto. Y así fue, salió como estaba previsto o mejor si cabe. Por todo ello queremos dar las gracias al Corte Inglés, por permitirnos disfrutar de una experiencia única que además fue una fuente de ingresos para el viaje de estudios. Gracias también a los alumnos y profesores de La Ería que ayudaron en el desarrollo del desfile. Gracias a todos los papás, mamás, abuelos, tíos y demás familia y amigos que fueron a ver el desfile colaborando con el viaje de estudios. Y finalmente gracias a Cova, por haberse implicado de la manera en que lo hizo, sin pedir nada a cambio siempre con la sonrisa que nos alegra el día a todos; y a Juanma, por hacer que pareciese que en vez de hacer su trabajo estaba pasando un bueno rato con unos amigos.

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Hello, that´s La Ería Nuestro instituto estrena Sección Bilingüe Andrea Gallinal Arias Gael García Álvarez

Carmen Palacio Silva Matías Prieto Suárez

Los alumnos y alumnas del grupo 1º ESO A de La Ería nos encontramos en una sección especial, la Sección Bilingüe, con siete horas de Inglés por semana (cinco horas de Inglés y dos horas de Música en inglés). En este grupo somos veinticinco alumnos y hemos dividido la clase de Inglés en dos grupos con diferentes profesores, Gabriel Hevia, Dulce Mª Prida y Gill, la asistente de idioma. Hace unos días volvimos de un viaje a Inglaterra organizado por el Coordinador de la Sección Bilingüe y otras profesoras. Estuvimos una semana, pero se nos hizo muy corta porque lo pasamos muy bien. Nos alojamos con familias inglesas y había dos o tres alumnos con cada familia. Estuvimos en Margate un pueblo del Suroeste de Inglaterra. Era un pueblo tranquilo, había cine, bolera... Visitamos muchos sitios como Londres, Canterbury o Ramsgate. Practicamos inglés, aprendimos cómo viajar, cómo ser más responsables y cómo vivir en otra familia. Conocimos otra cultura y otra gente. Nos lo pasamos muy bien y todos pensamos que sería una buena idea hacer este mismo viaje el año que viene. Nos gusta la Sección Bilingüe porque hacemos un montón de actividades, así por ejemplo hemos grabado un vídeo para presentar La Ería en inglés. Vamos a hacer juegos y también vamos a preparar canciones en inglés de música pop con nuestra profesora de música Eulalia. Nos vemos el próximo curso, amigos. The students of group 1ºA of La Ería Secondary School are in a special section, the Bilingual Section. We have seven hours of English a week (five hours of English and two hours of English Music) In this group there are twenty-five students and we divide the class of English into two different classes with different teachers, Mr. Gabriel Hevia, Dulce Prida and Gill, the language assistant. Some days ago we came back from a trip to England which was organised by the Bilingual Section Coordinator and other teachers. We stayed there for one week, this week was very short for us because we had a good time. Some English families hosted us in their houses and there were two or three children in each family. We stayed in a little village in the southeast of England, called Margate. It was a quiet village, there were cinemas, a bowling alley... We visited many nice places like London, Canterbury, Ramsgate. We practised English and we also learnt how to travel, how to be more responsible and also how to live with another family; we knew another culture and people too. We had a very good time and all of us think that it would be a good idea to do the same trip next year. We like the Bilingual Section a lot because we do a lot of things, for example, we recorded a video to present La Ería School. We play games and at the moment we are doing a playback in Music class with our teacher Eulalia. See you next year, friends 12


El Programa Comenius llega de nuevo a La Ería EurHope, o la esperanza de unión entre «eurhopeos» hecha realidad María Ayarza Mira Raquel López Castaño

En 2008 nuestro centro se ha sumergido en un importante proyecto de intercambio de experiencias culturales y educativas dentro del Programa Comenius, que depende de la Unión Europea. En este nuestro proyecto común, llamado «EuroHope» cuya duración llegará hasta el próximo 2010 están actualmente participando estudiantes y profesores de cinco ciudades europeas, Gante (Bélgica), Pomigliano d´Arco (Nápoles, Italia), Ilawa (Polonia), Brno (República Checa), Kayseri (Turquía) y Oviedo. Con este proyecto mantenemos contacto con compañeros y compañeras de estos países y hemos formado grupos internacionales para desarrollar temas de trabajo, hemos creado también un logo propio (elegido entre los distintos presentados por cada país) y tenemos una página web propia, cuya dirección es http//ehope.eu La cara más humana de nuestro proyecto es poder conocer personalmente como es el día a día en otro país de la unión. Cuáles son sus esperanzas de futuro (estudios, trabaEn Ilawa presentamos la ciudad de Oviedo ante el grupo internacional de estudiantes jo…) y que motivaciones existen entre los jóvenes de cada país, que metas, miedos, aspiraciones, qué entiende cada uno de ellos por libertad, la familia, el amor o el odio... c En el pasado mes de noviembre (días 19 al 23) fuimos anfitriones de la segunda reunión de trabajo (la primera había sido en Gante). Aquí vinieron dos profesores de cada país miembro y tres alumnos de la República Checa, que tuvimos la oportunidad de acoger en nuestras casas. El contraste entre su Brno natal y Oviedo se acentuó si tenemos en cuenta que en el Instituto Checo cuenta con menos de cien alumnos y está especializado en nuevas tecnologías e informática, por ello el grupo Checo es responsable de mantener y actualizar la página web. En sus cinco días de visita no faltaron cosas como la visita obligada a los monumentos Prerrománicos, la Catedral o el centro histórico, acompañadas de innumerables clases magistrales de la mano de nuestros profesores en el Instituto. Nuestros invitados también han conocido qué es el «orbayu» y han caído bajo los efectos que produce ver el mar y la montaña en la misma panorámica. A comienzos de este pasado mes de mayo ha tenido lugar una nueva reunión en Ilawa (Polonia). Sobre nuestra estancia allí en Polonia podríamos escribir muchas cosas, ya que ha sido una de las mejores experiencias, y más enriquecedoras de nuestra vida, y que nunca vamos a olvidar. Hay que decir que 13


antes de llegar a Polonia pasamos unas horas en París, donde pudimos ver los monumentos, calles y edificios más importantes y emblemáticos de esa ciudad, sin excluir claro está, la torre Eiffel. Cuando viajas a un país extranjero llevas de antemano una idea de sus costumbres, de la forma de ser de la gente, del paisaje… unas veces uno está en lo cierto, pero en este caso, tanto las costumbres, como la forma de ser de la gente y el paisaje nos han roto los esquemas. Nuestra idea de Polonia era de un país frío, con gente fría y costumbres bastante diferentes a las nuestras. No esperábamos un tiempo agradable o gente cariñosa, pero cuál sería nuestra sorpresa al llegar a la estación de Ilawa y al presentarnos a las familias todos nos dieron ¡tres besos! (costumbre que nos dejó desconcertados). Al día siguiente cuando llegamos al instituto había alumnos y profesores de los seis países del Proyecto. Una vez reunidos todos en el salón de actos, varias chicas y chicos bailaron una danza típica de Polonia para darnos la bienvenida. Después de unas palabras de la directora del instituto, fuimos a un aula donde todos los países tuvimos que hacer una presentación de nuestras costumbres, historia, paisaje, etc. Después de hacer una visita a las instalaciones del instituto y entrar en alguna clase donde los alumnos nos hacían preguntas sobre el sistema educativo de nuestros países formamos cuatro grupos y a cada grupo nos dieron unos temas (familia, amistad…) y tuvimos que explicar qué significaba eso para cada uno de nosotros, todo ello en inglés por supuesto. Ese día por la tarde después de un paseo en barca por un lago que hay en Ilawa fuimos todos a cenar a un restaurante al aire libre. Allí estuvimos jugando al voleibol con alumnos de todos los países, comimos unas hamburguesas y lo importante es que nos llevamos todos muy bien y nos divertimos mucho. El segundo día fuimos recibidos por el alcalde de Ilawa, que incluso nos organizó un pequeño concurso y nos hizo pequeños regalos. Por la tarde tuvimos que hacer la presentación (con Powerpoint incluido) de los temas trabajados el día anterior. Esa noche cenamos con las familias. El último día hicimos varias visitas, primero estuvimos en Malbork en un castillo medieval de los Caballeros Teutones y después fuimos a Nuestros anfitriones nos despiden en la estación de Ilawa Gdansk, una ciudad del norte de Polonia, que es famosa por el numeroso ámbar que posee, tiene además un casco antiguo muy bonito. Ese día por la tarde tuvimos que coger el tren de vuelta a Varsovia, donde pasamos la noche. Al día siguiente por la mañana hicimos una visita express a la parte antigua de Varsovia, que nos encantó. La experiencia ha sido para todos inolvidable, y lo importante es que aún no se ha terminado. El próximo mes de octubre habrá una nueva reunión de «EurHopeos» en Gante, para entonces tendremos que estar trabajando un calendario de actividades en el que a cada país le corresponden dos meses del año; a Oviedo le han tocado noviembre y diciembre, así que tendremos la oportunidad de dar a conocer a nuestros compañeros las costumbres, festividades, actos culturales y de otro tipo que en esos meses tienen lugar en Asturias y Oviedo. Esperamos que para entonces pueda estar la revista que está preparando el grupo de Italia y en la que hemos colaborado con artículos alumnos de todos los países. Después de Gante habrá en el 2010 en Kayseri (Turquía) una última reunión, que será el cierre de este «Eurhope» del Programa Comenius. Un proyecto europeo, una experiencia inolvidable. 14


En un lugar de la Mancha Rutas literarias 2009 Magda Rodríguez Dehli Lunes, 11 de mayo. Frente al instituto, las 6.30. Tercero B guarda impaciente sus maletas, con el pensamiento perdido por un lugar de la Mancha. Un trimestre de preparativos (textos, ejercicios, el equipaje, nuestros compañeros de correrías…) ha sucedido a otro de inquietudes: ¿nos concederán las Rutas? Pero el proyecto ha llegado a buen puerto con el enorme esfuerzo de nuestra profesora de Lengua y Literatura, Carmen García, y aquí estamos a punto de emprender la aventura que nos llevará a las tierras y letras de Cuenca, a descubrir núcleos históricos y paisajes naturales por los que vivieron y soñaron Fray Luis de León, Lorca, Gerardo Diego, Sta. Teresa de Jesús, Manrique, Góngora, Muelas, Baroja, Sampedro y, por supuesto, nuestro Príncipe, Cervantes; a conocer el vivir de sus gentes y su cultura; a convivir con otra clase de un instituto de Binéfar, Huesca, que, como nosotros, bajan a la vieja Castilla de las andanzas del Hidalgo, dentro del programa educativo Rutas Literarias del Ministerio. Tras la despedida familiar, los nervios pueden más que nuestro sueño. Después de horas interminables de cánticos y gritos en el autobús llegamos a nuestro primer destino: Alcalá de Henares, cuna cervantina. Ajustándonos bien nuestro distintivo de rutas –el pañuelo estampado con nuestro centro y recorrido, regalo de cumpleaños para toda la clase de nuestro amigo Sergio–, comenzamos nuestra semana apoteósica con la visita a la Universidad. El Paraninfo nos impresiona con su grandeza de siglos y nombres, pero sobre todo el salir por la Puerta de los Burros, por la que dejaban la sala los estudiantes suspensos para ser sometidos a una sesión de escupitajos, manteos y burlas por sus compañeros y el pueblo de Alcalá. Gracias a Dios, podemos conservar, tras un proceso histórico tan salvaje, nuestra integridad física. Nuestro siguiente objetivo, la casa de Cervantes, por burla o encantamiento del mago Frestón o acaso todos los gigantes, está cerrada. Así que, tras una sesión de fotos de ¡Non fuyades, cobardes y viles criaturas, que 24 solos caballeros son los que os acometen! grupo con nuestros próximos compañeros de andanzas, don Quijote y Sancho, no nos queda más que retomar el camino, ahora hacia una venta donde recibir recado y viandas. Nada mejor que los bocadillos caseros… Y a desempolvar las gafas y la crema de sol; ya empieza a sentirse el sol de Castilla. Otra buena sentada ¡Non fuyades, cobardes y viles criaturas, que 24 solos caballeros son los que de carretera precede a nuestra os acometen! llegada a la residencia. Nuestro autobús parece un flan: aunque ya hemos podido comunicarnos con los alumnos de Binéfar a través del ordenador, es ahora el momento de conocerse. Y contra todo pronóstico, al llegar allí el entusiasmo se congela; nadie es capaz de dirigirse a la otra mitad del grupo. Pero tras nuestra reunión de bienvenida –corriendo un estúpido velo tras las advertencias preliminares de comportamiento–, las barreras empiezan a romperse. Primer día: En un lugar de la Mancha. Jóvenes y jóvenas, nos despierta Rosa, nuestra monitora de Rutas; Rocinante nos espera a la puerta de la residencia para llevarnos a Belmonte, donde nació Fray Luis de León. Las murallas de la ciudad vieja, los edificios antiguos, la colegiata y el códice de música del XVI que pudimos tocar con nuestras propias manos, el palacio de verano de don Juan Manuel, el soberbio castillo donde se rodó El Cid en los años 60… Ante el busto del belmonteño más ilustre, se oye recitar: - ¡Qué descansada vida/ la del que huye el mundanal ruido/ y sigue la escondida/ senda por donde han ido/ los pocos sabios que en el mundo han sido! 15


Y el Caballero de la Triste Figura vuelve a aparecer, siempre velándonos, entre los molinos de viento de Mota del Cuervo, donde batalló hace 400 años. Se divisa el Toboso desde nuestra colina. El primer día de nuestro sueño manchego (con una noche algo animada, para desgracia de nuestras sufridas profesoras, Montse y Carmen) acaba de la mejor manera posible. Segundo día: Andanzas serranas. La Ciudad Encantada, a punto de convertirse en la tumba de más de un acróbata amateur, nos muestra y nos oculta sus secretos fascinantes. Y tras el soneto de Lorca, cabalgamos en nuestro autobús, aún entre el misterio de la piedra, hacia el nacimiento del río Cuervo. Una granizada nos da la bienvenida al «paseo» de montaña; mientras casi todos los caballeros retornan junto a Rocinante, dos subimos con Montse, nuestra jefa de estudios, para admirar la caída de agua desde arriba, antes de leer el romance de Góngora. Con un almuerzo asombroso y una sobremesa agotadora en la laguna del Rincón de Uña, intentando más cazar que pescar unas truchas más endemoniadas que los molinos y más ágiles que el baile de las serranas de la zona, alcanzamos el Ventano del Diablo; vistas de vértigo sobre una hoz muchos, muchos metros por debajo de nosotros. Tercer día: Letras de Cuenca. Hoy la ciudad nos espera, llena de sol manchego. Una imponente lección de historia, en las ruinas árabes, judías y cristianas, en la catedral, en la torre Mangana, en sus callejas y pasadizos, que concentra en Cuenca la esencia de España; un Museo de la Ciencia y otro de Arte Abstracto; y esos dos ríos, Júcar verde y Huécar plata, que la abrazan. Y las casas colgadas, desafiando al precipicio y a las leyes de la lógica. Al atardecer, una romancera nos espera en el albergue. La historia de España vuelve a cantarse, mientras nosotros, sin querer, reímos y absorbemos. Cuarto día: Tierra de hidalgos. Aunque dos días desaparecido, don Quijote vuelve a acompañarnos. El paraje de Rus, clamado por Sancho Panza y escenario de la Venta de Lomas, enseña sus amapolas y su primavera. El pueblo de San Clemente celebra las fiestas madrileñas y nos invita a su aperitivo en la plaza del Ayuntamiento, hospitalario. Mucho más terrible es para nosotros la visita a Villanueva de la Jara; la curiosa oportunidad de hablar con unas monjas de clausura, en un convento fundado por Sta. Teresa, nos deja la espeluznante experiencia de querer haber sido captadas, una servidora y su compañera, para nutrir las diezmadas filas de la orden. Sin reponernos del susto, llega la noche a la residencia; el grupo Trabarte nos guarda un concierto de poesía musicada, una voz y una guitarra; quizá lo más maravilloso del viaje. Pero solo seis nos quedamos a esperar los bises. Quinto día: Letras castellanas. Corriendo tras la tumba de Jorge Manrique por el Monasterio de Uclés, comienza nuestra mañana, que nos llevará hasta las ruinas romanas de Segóbriga, importantísimo centro de la época romana que aún sigue en excavación. Conocemos el castillo de Garcimuñoz, pueblo conservado a través de particulares, residencia de Don Juan Manuel, donde cayó herido Manrique. De nuevo la historia nos abruma; hoy podemos contemplar el documento de mayor valor de nuestro viaje, nada menos que el original de la cesión del castillo a los Reyes Católicos, firmada por ellos mismos, traído desde Madrid exclusivamente para nosotros. La noche transcurre, como despedida, en Cuenca. Las lágrimas inundan el domingo de nuestra partida. Volveremos a ver a nuestros amigos de Binéfar, bien allí, bien en Oviedo, con los que hemos compartido tanta literatura y noches en vela. Quizá demasiadas de éstas últimas… El estúpido velo de bruma casi ahoga nuestra visita a Segovia y su Alcázar. Volvemos a casa, Sancho.

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Intercambio Oviedo-Gloucester 2008

Patricia Santamaría Santacruz 2 de Octubre. Comienza una experiencia inolvidable. Una semana en esa isla llamada Gran Bretaña. Después de un largo viaje, entre autobús y avión era de noche cuando llegamos a nuestro destino. Los nervios estaban ahí. El hecho de saber que te esperaba una semana en casa de alguien a quien no conocías de nada era inquietante. Pero bueno, ya era tarde para arrepentirse. Al llegar a Gloucester un profesor inglés me guió hasta donde se encontraba la que sería mi compañera de intercambio y su madre, las cuales me llevaron a la que sería mi casa durante una semana. He de reconocer que era una familia fantástica. Para ser sincera, tuve mucha suerte. Se podría decir que me sentía como en casa. Un ambiente agradable, familiar, y el hecho de tener unos gustos similares a los de mi compañera ayudaron mucho. La semana se me pasó, como quien dice, en un suspiro. Madrugones, cambios de horario, adaptación a otro estilo de vida, excursiones (visitas a Bath, a la ciudad de Gloucester…) patinaje sobre hielo, hacer nuevos amigos, compras, ver películas en casa, conocer una cultura diferente a la mía, hablar otro idioma prácticamente a todas horas y fotos, muchas fotos. Por supuesto, faltaría más no mencionar nuestra visita a Londres. Considerable el madrugón que nos pegamos para coger el autobús que nos llevaría hasta la ciudad. Tras unas tres horas, más o menos, de viaje sin paradas, por fin llegamos a nuestro destino. Tras la decepción general de ver que el Big-Ben no era como esperábamos nos dirigimos hacia el Tower Bridge. Continuamos el día con un paseo en barco por el Támesis, parón para hacer compras y comer, visitas al Covent Garden , Trafalgar Square, Buckingham Palace y, por último, la polémica visita a Harrods. Resumo brevemente la «anécdota». Llegamos a los grandes almacenes con ganas de conocerlos y, cuál no sería nuestra sorpresa al ver que no nos permitían entrar. Supuestamente porque éramos un grupo, pero, lo más curioso es que, tras separarnos, había personas a las que sí dejaban pasar, mientras que a otras no. Excusas tales como: «sois muchos» (¿tres personas?), «está prohibido dejar pasar grupos» e incluso «no podéis pasar así vestidos». Sientes la misma impotencia que sentía el personaje interpretado por Julia Roberts en «Pretty Woman» cuando iba de compras por Rodeo Drive. No es difícil adivinar que entre la gente que no pudimos pasar el ambiente estaba caldeado. Y así, acordándonos de la familia de los dueños de Harrods nos fuimos de compras a otro lugar. De esta manera acabó nuestro día en Londres. 9 de octubre. Con mucho pesar y sueño nos dirigimos al aeropuerto, donde cogimos el avión que nos trajo de vuelta a España. De esta manera terminó un viaje que yo calificaría como estupendo. 17


Luces, cámara y …. ¡ West Virginia! El intercambio con USA, una experiencia de película Alejandro Fernández Fernández Os preguntaréis el porqué de este título y es que, como supongo ya habréis adivinado, me refiero al cine…Sí, sí, tranquilidad, que voy a hablar del Intercambio con compañeros americanos de Clarksburg (W.Virginia). No creo que sea necesario ser actor o actriz ni dedicarse durante años al mundo del espectáculo para tener la oportunidad de vivir unos días de película. Todo era exactamente igual que en ellas: El autobús amarillo del colegio, las animadoras locas por el capitán, los partidos de fútbol americano y de baseball con la musiquilla y los perritos calientes, la magia de Nueva York…Pero para que os hagáis una idea más clara, será mejor empezar por el principio. Salimos de la estación de autobuses de nuestro Oviedo a medianoche, con rostros tristes y llorosos de padres pero alegres y excitados de hijos, en un ALSA Supra. ¡Vaya lujo, con sus asientos de cuero, espaciosos y cómodos! Después de una noche sin dormir demasiado, estábamos dispuestos a repetir la hazaña de Colón, eso sí, en un moderno Boeing que nos dejaba disfrutar de una pantalla «cara» para cada uno con juegos, películas y series, aunque no creo que el descubridor de América estuviese tan nervioso como nosotros. Aterrizamos en el aeropuerto de Atlanta y, tras contestar unas preguntas obligatorias para entrar en EEUU en un formulario con cuestiones tan curiosas como ésta « ¿Tiene usted intención de atentar contra la seguridad de Estados Unidos?», pisamos el suelo de otro continente. Lo malo fue que la emoción del momento se interrumpió momentáneamente pues un simpático perro policía olió nuestros ricos pero sospechosos bocadillos y, aparte de quitárnoslos, nos hicieron pasar aún más controles de los habituales. Finalmente, fichados por el FBI con foto y huellas dactilares, pudimos llegar a Pittsburg y reunirnos con las familias de acogida. Este encuentro siempre es tenso, pero ayudó el que fuesen personas muy abiertas y amables. Y así, con todas estas experiencias y con la ayuda del jet lag descansamos aquella noche para comenzar la verdadera aventura americana. Las dos semanas en West Virginia fueron inolvidables. Éramos la novedad en el «Liberty High School» y conocíamos cada día a gente nueva. En este lugar se vivía y aparecía todo tal cual lo vemos en los programas de televisión. Podrías ver Grease y no notar ninguna diferencia. Ir a las clases resultó interesante por hechos como el que se pusieran en pie todas las mañanas, antes de iniciar el trabajo, con la mano en el pecho para escuchar y decir frases de enaltecimiento de su país (…«Somos los Estados Unidos…permaneceremos unidos…Dios bendiga América»), así como participar y asistir a asignaturas tan diferentes como Banda y Baile (dancers). También resultaron interesantes las visitas. Las más destacadas fueron las realizadas a un Fuerte de los primeros colonos, donde nos explicaron lo que ocurrió en aquella época, la de la Universidad de West Virginia (WVU) y, aunque no puede considerarse como visita, el partido de fútbol americano en el que jugaba «nuestro» Instituto. Perdieron por mucho pero fue muy divertido. Incluso salimos en la televisión local por lo bien que los animamos. Estábamos en el país del consumismo, el capitalismo y la comida rápida por excelencia, así que nos hartamos a comida basura, aunque había algunos sitios donde se podía comer bien, y no recuerdo nadie que no haya tenido que echar mano de la tarjeta o del dinero de un compañero para compras «imprevistas»…¡Cómo el euro ganaba al dólar, había que aprovechar! ¿Y cómo terminar un intercambio de película? ¡Con 3 días en NUEVA YORK! Después de una triste despedida en la última excursión, a Pittsburg, donde vimos un emocionante partido de baseball, llegamos temprano a la ciudad de los rascacielos para visitarla en un tiempo récord. La Estatua de la Libertad, el Empire State Building, Broadway, la Biblioteca Nacional, Central Park…Tantas cosas para tan poco tiempo…Aún así, incluso pudimos ver un musical: «Mamma Mía». Dos semanas intensas, excitantes y agotadoras que íbamos recordando ya en el avión que despegó desde el JFK para traernos de vuelta a casa, tristes por haberse acabado y a la vez contentos de haberlo vivido: Un inolvidable viaje a Estados Unidos que tuvimos la suerte de realizar gracias a nuestra profesora Beatriz Giudici. Y… ¡Corten!

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Relato de un viaje mítico a una tierra mítica Noticias del Viaje de estudios Italia 2009 Ángela Fernández Iglesias Mimos improvisados por parte de las familias, corbatas de Unquera rodando por los autobuses, prisas, maletas, olvidos de última hora, y algún despistado que se pasó tres pueblos (literalmente). Todo eso iniciaba un viaje del que nunca jamás podremos olvidarnos, un viaje lleno de alegría, un viaje lleno de ilusión, un viaje que comenzó cuando nuestras caras a través de los cristales empañaban de tristeza las miradas de nuestros parientes y allegados. Pero eso duró dos o tres minutos, porque cuando ya emprendimos marcha con Epifanio nos revolucionamos y no callamos (unos más que otros) hasta la siguiente parada. Aumentaba el nerviosismo y se oían frases ya míticas como ¿cuánto queda? O, cada vez que veíamos un peaje ¿será ya la frontera? Llegó la noche, el autobús oscuro, el ruido de la autopista al ras del asfalto mojado, y algún que otro ronquido; pero lo que más se escuchaba eran los susurros, los comentarios nerviosos que expresaban el ansia por pisar otro lugar con nuestros amigos, nuestros compañeros. Nuestra parada en Francia comenzó en Nîmes con un café aguado y unas ojeras como catacumbas. De vuelta en nuestra lata de conservas Los alumnos de 1º de Bachillerato en Pisa, con la famosa Torre Inclinada al fondo con ruedas hicimos un par de paradas. Comida francesa y visita al aseo, paseo por la playa de Niza y más kilómetros. Después de una vista relámpago de Mónaco, en un lugar como una mancha de cuyo nombre no quiero acordarme –San Remo- atracamos nuestras maletas y nos dirigimos a un hotel dulce hotel. Cuando uno imagina San Remo piensa en un lugar con palmeras, playa paradisiaca, mansiones de ricachazos en la cual Flavio Briatore tendría una, pero lo cierto es que nada tenía que ver con la triste realidad de nuestro alojamiento. Al día siguiente llegamos a Pisa, esa ciudad con nombre de comida, que estrenamos con una agotadora persecución de vendedores ambulantes, que hasta nos llamaban «catalanes». Nos hicimos la mítica foto, las míticas compras, y la mítica pizza para probar el tan esperado bocado italiano que se nos amargó un poco con el precio. Por fin llegábamos a Roma, la ciudad estaba oscura, era de noche. La agonía que arrastrábamos por el hotel dulce hotel de San Remo quedó mitigada por el magnífico «albergo» romano. En cuanto dejamos las maletas a un lado cada uno corrió a su habitación pensando que la suya era mejor que la del resto pues eran geniales, aunque en realidad todas eran iguales. Esa noche confesaré que nadie pegó ojo, 19


eran tantas las ganas de correr, pasarlo bien, cotillear, estrenar pijama, que el único ruido de toda la noche fueron las doloridas puertas, los teléfonos (todo un descubrimiento) y los shhh para no despertar a los profesores. Después del desayuno, como si de los bailarines zombis de Michael Jackson se tratara subimos a la lata con ruedas para emprender camino hacia el Vaticano (ciudad papal). Tras una cola de dos horas por fin conseguimos entrar en Vaticano, vistamos la Basílica y en el descanso, paseo por la calle principal en la que he de decir que los precios de dos capuchinos y tres Cocacolas ascendieron a la suma de 25 euros. Cuando cayó la tarde visitamos las Catacumbas, a cuyo «entrañable» guía pudimos despedir gracias a la lluvia. Más tarde visita a la Piazza Navona, la Fontana de Trevi y su lanzamiento mítico de moneda para volver a tan maravillosa ciudad. Una vez en el hotel esta vez sí el cansancio pudo con algunos, pero otros… despiertos hasta las tantas. Al siguiente día visita al Coliseo tras una larga cola que sin duda mereció la pena, paseo por los alrededores con descanso para tomar un aperitivo y visita al Foro En Padua, ante el Palazzo Regional (una de las anécdotas fue que la mitad del grupo acabó perdida, a lo que alguien –claramente despreocupado- respondió:qué más da, son sólo cinco ! Pero dejando a un lado las anécdotas nos acompañó un día espléndido, con un sol radiante y una tarde para realizar compras, las famosas sudaderas de Vespa o Universitá di Roma y demás souvenirs. Un día más madrugando y otra mañana en la carretera. Más Duomos en Siena y Asís. Es especialmente remarcable la plaza del Campo, los suelos de la catedral y los helados de Siena. Nuevo traslado de base a Florencia, la ciudad más bonita del viaje para algunos. La visita a Florencia se resume como tiempo que empleamos para visitar al David de Miguel Ángel, las plazas, las calles empedradas con enormes hileras de bicicletas y motos… Penúltima mudanza: Lido di Jesolo (o sea, Venecia). El hotel no está nada mal, al lado de la playa (aunque nadie se enterase). Y finalmente, por la mañana, la ciudad más esperada, la ciudad del amor, la ciudad como azucarillo en el café, Venecia. Nuestra visita al Gran Canal en vaporetto -con una anécdota que mejor no contar- ya prometía desde bien temprano. Las hileras de góndolas atracadas en los embarcaderos, los gondoleros y sus sombreros, sus jerséis a rayas y su sonrisa en la cara eran la imagen ideal que todos esperábamos de Venecia. Inolvidable viaje en góndola y sol que se reflejaba en el agua de los canales de esta hermosa ciudad. Al día siguiente hacemos la que será última escala importante en Italia: Verona, notable por su anfiteatro, las fotos (impúdicas) con Julieta y su McDonalds, y también visita a Cremona, la ciudad de los Stradivarius. Nuestro viaje inicia su recta final tal como empezó, con la llegada a San Remo, donde pasamos nuestra última noche alojados y donde aprovechamos al máximo los últimos segundos de libertad fuera de nuestros hogares. La inquietud nos dio un pellizco en el estómago a la mañana siguiente, cuando supimos la terrible noticia del terremoto en el país que acabábamos de conocer, los móviles sonaban por parte de nuestras familias nerviosas. Últimas visitas a Avignon y Carcassonne, noche en el autobús, últimas corbatas de Unquera, y directos a casa. 20


Los expertos de La Ería nos explican la crisis Entrevista con Emma Álvarez y Juan Grana, profesores de Economía Javier Prieto Prieto ¿Cuándo aparecieron los primeros síntomas de la crisis? ¿Cuáles fueron estos? Los analistas, las empresas y los estados no prestaron demasiada atención a las primeras señales, como el deterioro de la economía en Zimbabwe donde la inflación ronda el 10 580%. Más tarde comenzaron a quebrar algunas auditorías en Estados Unidos. Pasado un tiempo se destapó el escándalo de las hipotecas basura (hipotecas concedidas con un alto riesgo de no recuperar el dinero prestado, porque han sido aprobadas sin exigir ningún requisito del quien la solicita, es decir, sin comprobar su nivel de ingresos o su estabilidad laboral). Lo peor es que el alto tipo que tienen estos préstamos hipotecarios atrajo la atención de otros bancos (algunos de ellos europeos) que las adquirieron para cobrar ellos los beneficios. Así se extendió la crisis fuera de Estados Unidos. ¿Qué ocurrió concretamente en el caso de España? ¿Es distinto al resto del mundo? En España tuvieron lugar dos circunstancias: Por un lado, el escaso control sobre el cambio de pesetas a euros llevó a una inflación del 166,386% (al identificarse el euro cien pesetas) que el banco europeo trata de contener subiendo los tipos de interés, lo que conlleva una disminución del crédito. Por otra parte, en el mercado de la vivienda existió la llamada burbuja inmobiliaria, en la que la fuerte demanda condujo a la especulación y por tanto al elevado crecimiento de los precios de los inmuebles. La suma de estos dos factores conduce al aumento de la morosidad, que se traduce en el embargo de pisos cuando los compradores se ven ahogados por las deudas. Esto hace que las entidades financieras tengan aún menos liquidez, ya que dejan de cobrar la deuda contraída, y se ven incapaces de transformar estos activos (los inmuebles) en crédito debido a la caída del consumo. ¿En qué momento estamos ahora? ¿Qué soluciones se están barajando? Ahora el problema más grave es el frenazo del consumo, pues trae el descenso de ingresos en las empresas y de impuestos en los estados. La principal actuación de los gobiernos es aportar crédito al mercado financiero, aunque lo hacen de formas diferentes. En España se ha dado dinero directamente a los bancos; en Alemania o Inglaterra se ha optado por nacionalizar la banca; en EEUU en cambio, el crédito sigue en manos del Estado pero forma parte de un fondo de reserva al que los bancos pueden acceder en caso de impago. ¿Cuándo se prevé tocar fondo? ¿De qué factores depende la duración de la crisis? Predecir a día de hoy el fin de la crisis económica es una tarea difícil y de hecho casi todos los analistas especializados fallan en este tipo de proyecciones de futuro. Esto se debe a que la economía es una ciencia social que no depende solo de las variables matemáticas que rigen el mercado. Detrás de todo esto hay una cuestión clave: la confianza. La reactivación del consumo aparecerá cuando las familias pierdan miedo a invertir. Las previsiones sitúan el fin de la crisis en el último trimestre de 2010. ¿Es esta crisis comparable a otras famosas, como la del 29 o la del 73? Lo característico de las crisis en los últimos tiempos es que guardaban algún tipo de relación con el mercado del petróleo (tal y como ocurrió en la del 73). Sin embargo, tanto esta como la del 29 no tienen nada que ver con el tema energético, sino que son puramente financieras. Por otro lado, el momento actual no es comparable al de la Gran Depresión, porque la masificación de los medios propicia una mayor circulación de la información. En otras palabras, esta crisis es más global. ¿Afectará la crisis a nuestra generación? ¿Cambiará la situación dentro de unos años? Las predicciones son difíciles, sobre todo a tan largo plazo. Si se produce una recuperación a finales de 2010, quienes ahora estáis estudiando tendréis mejores expectativas laborales que en este momento. Hay que tener en cuenta también que una formación más completa favorece vuestra competencia, especialmente en materia de idiomas, porque no hay que perder de vista que la Unión Europea es un mercado común, de forma que competiréis por igual con jóvenes de otros países.

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fiestas singulares de Asturias John Kearney Rozas Con este ambiente que va siendo algo más veraniego empiezan a celebrarse las primeras fiestas populares en cada pueblo español. Aquí en Asturias, se pueden presenciar fiestas tradicionales llamativas, espectaculares y singulares. Veamos dos ejemplos. El origen de la fiesta de La Virgen de La Guía en Llanes se remonta según cuenta la leyenda popular al momento en que una embarcación pesquera que estaba faenando se ve sorprendida por una galerna. La situación se va haciendo más difícil y los marineros se encomiendan a la Virgen para que les de protección. Una vez pedida la protección divisaron un objeto que flotaba en el mar y decidieron atarlo a la barca; una vez ocurrido esto se les apareció una paloma que les condujo a tierra firme. En tierra firme abrieron la caja, descubriendo la imagen de la Virgen, que fue depositada en la iglesia de San Antón. Hasta tres veces la imagen desaparece de esta capilla apareciendo en el lugar del actual emplazamiento, así que se llegó a la conclusión de que la Virgen quería estar allí y por ello se construyó una pequeña capilla para albergar la imagen. El bando de La Guía se formó en el año 1900, aunque la devoción local a la patrona es mucho más antigua. La fiesta en honor a la Virgen se celebra el ocho de septiembre. El día de la víspera, el 7 de septiembre se lleva a cabo el traslado de la Santa de su capilla a la basílica. En esta procesión las mujeres van ataviadas con la típica mantilla española. El traslado se instauró en el año 1929, y aún se sigue haciendo. A lo largo del día ocho se van sucediendo varios eventos, como la recepción del «Tren de Madera» (Este año se celebra la XXIII edición) o la Solemne Procesión, en la cual se devuelve a la imagen desde la basílica hasta su capilla. Merece destacarse también la Danza de Arcos, interpretada por los jóvenes del bando, ataviados con ropa blanca y un fajín azul celeste en la cintura. Al anochecer se interpreta además la Danza Prima. La Fiesta Vaqueira se celebra en la Braña de Aristébano el último domingo de julio, y el acto central de la fiesta es la Boda Vaqueira. Los vaqueiros practicaban una fuerte endogamia grupal, imprescindible para la supervivencia de un grupo minoritario, marginado y con una forma de vida distinta, pastoril y trashumante. El matrimonio intergrupal era esencial para la perpetuación biológica de un pequeño grupo étnico, al tiempo que establecía una amplia red de parentesco entre los diferentes grupos domésticos y los distintos pueblos vaqueiros, reforzando su identidad social. A la boda precedían los conciertos: el padre del novio iba a casa de la novia y allí se determinaba y regateaba lo que cada cónyuge había de llevar al matrimonio. En la celebración de la Boda Vaqueira la comitiva está formada por los novios, padrinos e invitados y va precedida del ajuar llevado en un «carro del país» tirado por dos bueyes. Llevan en él un arca con ropa blanca y a su alrededor algunos sacos de trigo y los enseres que componen el ajuar, encima de todo va la cama matrimonial en la que destacan los encajes de las sábanas, de las almohadas y la colcha. Y por último la cesta de la madrina, adornada con lazos y llena de pan, huevos, manteca y dulces. Una vez celebrada la ceremonia tiene lugar la típica comida vaqueira compuesta por jamón cocido, chosco, empanada o «bollo preñao», frixuelos, nata montada de las brañas y café negro de puchero. A esta fiesta asisten los últimos representantes de la comunidad vaqueira, ataviados de forma tradicional. Se tocan instrumentos típicos, como la payetsa, que es una sartén con mango muy largo que se percute con una llave de hierro y se bailan danzas tradicionales.

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CiNeCiNeCiNeCiNeCiNeCiNeCiNeCiNeCiNeCiNeCiNeCiNe Clara Rodríguez Allende

CrePúsculo

SluMdog MillioAire Cuando abrí el periódico en la sección de cartelera decían que esta película era una comedia. Slumdog Millionaire, que habla de la vida de un chico indio, tiene verdaderamente una trama tan grande como la propia India: Extensa, extraña al ojo occidental, llena de contrastes, de momentos críticos y momentos distendidos. Con tantos puntos de vista, que es muy difícil de definir, pero muy fácil de verte sobrecogido por ella. Yamal Malik es el arquetipo de niño pobre: un individuo al margen de los intereses políticoideológicos, pero no sin dejar de ser el mayor afectado por los defectos de sus líderes. Este humilde chico del té en una oficina telefónica aparece en la primera escena consumido por las torturas de dos policías para sacarle cierta información. Y tanto el policía como el público nos hacemos la misma pregunta. ¿Cómo un slumdog, un cachorrito suburbano y analfabeto puede llegar a ser millonario en un concurso de la tele? Muy sencillo, conocía las respuestas. Así, a partir de los sucesos de un turbio pasado, que van desde conseguir un autógrafo de su actor favorito tras pasar un río de residuos fecales, ver cómo su hermano de ocho años apunta con una pistola a un mafioso hasta presenciar la muerte de su madre por parte de unos radicales religiosos, Yamal responde a las preguntas hasta llegar hasta a la final del concurso. He ahí el dilema. Ha necesitado ser un pobre desgraciado para ganar. «Ojalá no conociese la respuesta» concluye Yamal en una ocasión. Es entonces cuando pensamos que, aunque consiga el dinero, la historia no acabará bien. Pero el objetivo de Yamal no es el dinero, si no salvar a Latika, su amor. Un amor que en los países ricos no solemos tener, ya que estamos acostumbrados a recibir todo en bandeja. Nuestra falta de esfuerzo nos lleva a renunciar muchas veces a lo que queremos y nuestras infinitas posesiones a ignorar lo que realmente deseamos. Sin embargo, la película tiene un final feliz y termina cuando Yamal consigue encontrarse con Latika, no el dinero. Y este personaje acaba satisfecho por haber creado su propia felicidad, en vez de comprarla. ¿Es Slumdog una comedia? Yo la definiría como un drama dickensiano o simplemente, la vida, una ruleta de dolor y alegría.

Crepúsculo, a mi entender y al de muchas fans, nació como una historia de amor para adolescentes (con esto no estoy menospreciando el género sino definiéndolo). Bella no es sólo una adolescente, sino cualquier adolescente, porque alberga todas las cualidades en las que podrían reflejarse las lectoras: Insegura, tímida, confusa, muy sentimental. Edward no es un personaje tópico: es enigmático, cambiante y guarda un oscuro secreto. La condición vampírica de Edward representa las barreras que tienen las personas de conocerse. El amor es fuerte, pero no está maduro, debido a esas trabas que se ponen el uno al otro. Por eso no son personajes ideales, sino adorablemente humanos. ¿Qué pasa en la peli? Que es frívola, no porque la historia lo sea, lo es el enfoque. Meyer quería hacer una historia fantástica y amorosa, pero la peli a mi entender solo parece querer enseñar vampiros volando. Ambiente frío, no vampírico, sino artificial. No noté credibilidad de la fuerte química entre Edward y Bella que te imaginas al leer el libro. Parecía que se tenían asco el uno al otro cuando se acercaron en el bosque, o quizá los productores quisieron hacer un amor tan blanco que se pasaron. Continúo mi descontento con la escena de la habitación, las fans la conocemos, me gustaría especialmente pararme en ella. Edward aparece de repente en la habitación de Bella, cosa que parece del todo onírica y prometedora. Tras 20 innecesarios minutos vacilando, ambos se funden en un beso. Qué lindo, piensas, que bonita escena a contraluz. De golpe, Edward pega un brinco hacia atrás, y en ese momento, el mito del caballero misterioso-vampiro se destruye como un castillo de naipes. Y es que hay un paso enorme entre ver a tu héroe escuchar música clásica – «qué chico tan sensible»- y verle echarse atrás de un brinco –«qué chico tan patético». Sin embargo, bien por la música, por la escena del béisbol y por Robert Pattinson, que rodó en España la película «Sin Límites». Querida adolescente: Mejor ahórrate esos siete euros que te podría costar el cine, sigue releyendo tu saga favorita y volvamos así a esa época en la que Bella no tenía otra cara que no fuera la nuestra 23


La Música en Cuarto de ESO Una encuesta nos ayuda a conocer nuestras preferencias musicales

Alumnos y alumnas de 4º ESO A

Para todos los alumnos y las alumnas que estudiamos en La Ería la música es importante. Gran parte de nosotros escuchamos música en algún momento (mucho o poco) a lo largo del día. La música nos acompaña desde primero de ESO hasta que terminamos en el Instituto y la música que vamos escuchando cambia a lo largo de los años según nosotros vamos creciendo también. Unos preferimos el rap, otros el pop… Los alumnos de 4º ESO A queríamos saber un poco más y decidimos «investigar» a nuestros compañeros de Cuarto Curso (incluidos nosotros, por supuesto) en las costumbres y gustos en relación con la música: cuánto tiempo escuchamos música, los estilos que más nos gustan, los solistas y los grupos que preferimos, la emisora de radio favorita, si vamos a conciertos o escuchamos música. Estas son las conclusiones a las que hemos llegado después de hacer una encuesta. En general todo el mundo le da mucha importancia a la música en su vida (más las chicas que los chicos). No hay ningún compañero para el que la música no tenga ninguna importancia y en general nos da lo mismo que sea música española o de otro sitio. La gran gran mayoría en 4º de ESO escuchamos música todos los días, mucho menos de la mitad casi todos los días y no hay nadie, por supuesto, que no escuche música nunca. Además, el tiempo que solemos dedicar es más de una hora (64 de nosotros) o una hora (29) y el resto media hora o menos (la verdad, esto último nos parece raro). Las situaciones en las que escuchamos música o las actividades que hacemos al mismo tiempo son muy variadas: la mayor parte la escuchamos con amigos o mientras estudiamos, también mientras hacemos deporte, leemos o bailamos – por cierto ¡solo bailan las chicas! ¿Cómo explicamos esto?-. En bastantes casos cuando escuchamos música, sólo escuchamos música y no hacemos nada más. El estilo de música que más nos gusta es el Pop, después van el Rock y el Rap y no tienen mucha aceptación la Clásica o el Jazz (vamos, que el Departamento de Música del IES La Ería se va a enfadar). Dentro de estos estilos diferenciamos dos opciones: grupos y solistas. En los grupos que más nos gustan lo que destaca es la cantidad de ellos que aparecen (aunque sea una vez): hasta cincuenta y un grupos aparecen reflejados. Sorprende que haya gente que no tenga un grupo favorito (16) y luego, entre los más elegidos están «El Canto del Loco» (el primero entre las chicas y el segundo de los chicos) y después van «Pignoise», «Violadores del verso», «SFDK», «Green Day» o «La Oreja de Van Gogh», «Black Eyed Peas» o «Cold Play». Y hay 36 grupos que son elegidos una sola vez (¡para que luego digan que pensamos todos igual!) y entre ellos cosas tan diferentes como «Tokio Hotel», «Extremoduro», «Melocos» o «La Quinta Estación». 24


Parece que los solistas no gustan tanto como los grupos porque en este apartado hasta treinta y uno de nosotros no tienen ningún cantante o músico preferido. Eso sí, el más elegido es el ovetense Melendi (en la foto de abajo) y después Avril Lavigne, Porta o Bob Marley. Además hay 43 solistas que son elegidos una sola vez, tan variados como Britney Spears, Nena Daconte, Bumbury, Chopin, Haendel o Paco de Lucía.

La mayoría de nosotros estamos convencidos de que nada ni nadie nos influye en nuestros gustos musicales, a la hora de elegir qué música escuchamos (aunque nos sorprende un poco), bastantes reconocemos que nos influyen los amigos y sólo unos poquitinos incluimos a los hermanos, los padres o los medios de comunicación en la explicación de nuestros gustos musicales. Llegamos al apartado de los medios (técnicos) que utilizamos para escuchar música. Como era de esperar ganan por aplastante mayoría los MP3 ó MP4 (46) y el ordenador (41) además de la radio. Nostálgicos del CD quedan diez y por supuesto no hay románticos del vinilo. Para conseguir música ochenta y dos de nosotros buscamos música gratis en internet – ¡un día de estos llega la policía a La Ería por nuestras descargas!- Y muchos menos compramos música formalmente en internet o tiendas. El «Top manta», sin embargo está de capa caída en estos tiempos de manera que muy, muy pocos compramos discos piratas. También somos aficionados a la radio y 84 de nosotros escuchamos música en la radio. Puestos a elegir emisora ganan Los 40 Principales, seguidos de Europa FM y Kiss FM. Con menos seguidores están Cadena Dial, Cadena 100, Medea, Radio Clásica y Radio 3. La música en directo también tiene en La Ería defensores y somos muy pocos en Cuarto los que no vamos a conciertos. Unos pocos sólo vamos a conciertos si son gratis. Hay que reconocer que la cantidad de conciertos a los que vamos no es muy grande (la mayoría entre seis y doce). Solo cuatro de nosotros hemos ido a más de 12 conciertos. Las actuaciones elegidas son variadas, pero vuelve a ganar «El Canto del Loco» y luego otros como «Pignoise», Conchita, «Tokio Hotel», «Pereza», Avril Lavigne… Hay quienes incluso ha salido fuera de Asturias a conciertos (16), por ejemplo Eminem (Sevilla) o festivales como Rock´n Río (Lisboa) Carborock (Almería) o Rock in Park (Nuremberg ¡) Si tenemos que elegir cuál es nuestro instrumento musical favorito sin duda la gran triunfadora es la guitarra eléctrica (35) aunque la cosa está repartida y le siguen de cerca la batería (29) y el piano o los teclados (23). Muy por detrás en nuestras elecciones están la guitarra acústica, la gaita o el violín. Está claro que una cosa es escuchar y otra pasar a la acción, es decir, tocar música. Para empezar muy, muy pocos de nosotros (¡ocho!) estudiamos algún instrumento de manera «oficial», es decir en la Escuela de Música. Tres estudian piano y el resto clarinete, guitarra, gaita y violoncello. Algunos (pocos más, la verdad) se animan a tocar por su cuenta o de forma privada (17), aquí triunfa la guitarra (eléctrica o clásica), el piano, la batería y la gaita, Y también hay quien se anima a eso de cantar. Pasar al escenario es todavía más difícil y sólo cuatro actualmente está en alguna agrupación musical (coro, grupo de cámara, grupo pop-rock y banda de gaitas). No olvidamos que hay diez desertores que en el pasado estuvieron en algún grupo (sobre todo coros y grupo folklórico).

No se puede negar que a los alumnos de cuarto de ESO del IES La Ería nos gusta la música, podríamos decir que mucho, el problema es que nos quedamos en el grupo de los oyentes y somos poco «practicantes»

En resumen, no se puede negar que a los alumnos de cuarto de ESO del IES La Ería nos gusta la música, podríamos decir que mucho, el problema es que nos quedamos en el grupo de los oyentes y somos poco «practicantes». Así que aparte de nuestros experimentos en el Aula de Música con la flauta, los xilófonos, metalófonos, crótalos, claves y demás familia nuestra actividad musical es «de oído» y esta vez de verdad. ¿Qué pasa con las próximas generaciones? ¿Habrá entre nuestros compañeros de tercero, segundo o primero de ESO algún triunfito? ¿Habrá futuros pianistas, guitarristas o baterías…? Quizá en próximos números de Palabrería los sabremos.

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Algunas efemérides literarias de 2009 Magda Rodríguez Dehli

«Vuelva usted mañana»; Larra, un mundo amargo con los pies en suelo Larra: realismo, romanticismo, pesimismo, ironía, desengaño. Doscientos años se cumplen del nacimiento del articulista más brillante de la prensa española y el mayor y más acertado crítico nacional, con una trayectoria fugaz pero deslumbrante. Mariano José de Larra revolucionó el panorama del periodismo y la literatura española en general, en una época más que complicada para el país. La primera mitad del siglo XIX le envolvió en todos sus lances, desde los últimos coletazos de la invasión francesa (su padre, afrancesado, se exilió a París donde creció Larra niño), la primera Constitución, la pérdida de las colonias, la inestabilidad monárquica, la represión liberal, epidemias de cólera… hasta la primera guerra carlista. La crisis social, en una época de grandes nombres (Dickens, Marx, Poe, Espronceda), intenta dejar abrir paso a una nueva mentalidad, que busca derechos y libertades políticas y una identidad nacionalista; pero reina el descontento. Larra deja ver su visión desengañada del mundo en sus artículos, un retrato genial de una sociedad «alegre» que por desgracia aún sigue siendo la nuestra. Vuelva usted mañana, El mundo todo es máscaras: todo el año es Carnaval, Yo quiero ser cómico, El café… El «Duende satírico» y «El pobrecito hablador», además de otras publicaciones no editadas por Larra, recogieron las críticas duras y cargadas de humor, afilado y certero, al animado estado de España. Fígaro, con una vida personal acorde al modelo del Romanticismo, refleja con claridad diáfana el abanico de «pecados nacionales» que son la constante de nuestro país. Pluma bien afilada, la prepotencia, la ignorancia, la envidia y el desprecio y la preocupación por la imagen externa quedan casi eclipsadas por esa característica tan española que es la pereza, la desidia, la comodidad del no molestarse. No hay artículo de Larra que ignore la despreocupación y la tranquilidad general de nuestra sociedad; por algo sus escritos no estuvieron jamás exentos de polémica, aún no criticando a personajes concretos. Larra, Fígaro, Andrés Niporesas, un periodismo impecable, ácido, accesible e inquieto, que nos devuelva a la realidad que, dos siglos más tarde, sigue acompañándonos. Una perla de la literatura española que algo más que el tiempo se ha encargado de cubrir de polvo.

Campos de Machado Caminante, son tus huellas el camino, y nada más; caminante, no hay camino: se hace camino al andar. ¡Y camino de los montes, ver al poeta marchar, con el verso entre los labios: la voz de España se va! Una tarde parda y fría, de ya setenta invernales estaciones. Monotonía de lluvia tras los cristales. Y al otro lado Machado, padre de los Alvargonzález, del verso sencillo y hondo, del sentir de los cantares; sabe que se va, muy lejos, de su Soria, herido y roto de sus campos castellanos,

de su amanecer de oro, de su cima del Moncayo entre neblinas lloroso, de su tierra áspera y fría, amados Duero y sus chopos, de ese tren que le seguía entre suspiros herrosos, de los minutos cansados de un pueblo, duro y hermoso que amó tanto a su poeta, voz de España en sus demonios. Son las voces que se elevan, entre rabia y el rencor, pidiendo paz, calma, silencio; de Salamanca el rector, don Miguel de Unamuno, y el olvidado profesor que desde Soria lloraba el odio del pueblo español. 26

Y todo un coro infantil va cantando la lección: mil veces ciento, cien mil; mil veces mil, un millón. Arrancado de su Soria, de su tierra bordada de olivares polvorientos, va caminando solo, triste, cansado, pensativo y viejo. Atrás van todos sus sueños atrás la Laguna Negra: la tierra de Alvargonzález se colmará de riqueza, y el que la tierra ha labrado no duerme bajo su tierra. Machado que tanto amaste tu pueblo, te guarde Dios. Una de las dos Españas vino a helarte el corazón


¿Vale una imagen más que mil palabras? Ana María Aparicio Rodríguez

Es por todos conocida una frase que engrandece el valor de una imagen frente al de, no una, sino mil palabras, para colmo, si de males o no, no me atrevería a decirlo. Siguiendo este razonamiento, se podría llegar a la conclusión de que una película —no sé cuántas imágenes— tiene un valor infinitamente mayor que la novela en que se basa ¿no? Pues yo diría que, en el 99% de los casos, la respuesta es rotundamente no. Para demostrarlo, presento a continuación cinco ejemplos ¿por qué no decirlo?, elegidos sin cuidado, casi al azar, pero que, sin embargo, gracias a un guiño de la buena fortuna, representan a la perfección lo que hoy quiero decir. En primer lugar, hablemos de «Soy leyenda». Sí, hay libro de esa película de Will Smith y su perro en una ciudad desierta; es obra de Richard Matheson y se publicó en los años cincuenta. La adaptación podría haber sido interesante en lo tocante al personaje principal, Robert Neville, si no lo hubieran convertido en un supercientífico con un superlaboratorio subterráneo. Personalmente, encuentro poco humano al Robert Neville de la gran pantalla, no por una mala interpretación, sino por una malísima concepción del personaje. Ése no es el auténtico Robert Neville: en el libro, era un hombre arrojado a la bebida y a la desesperación por un cruel golpe de la soledad, que, sin embargo, luchaba por superarse a sí mismo día tras día, pues en verdad estaba mucho más limitado en cuanto a recursos que su homónimo cinematográfico. En resumen, no era perfecto, y su vida, menos aún. Las palabras de Matheson destilan amargura por los cuatro costados, lo cual encaja a la perfección con la historia que relata. Pero, ¿qué le pasa a la película? Es emocionalmente distante, además de facilona y prescindible. Por no hablar del final, que no lo haré a fin de evitar spoilers; baste decir que está impregnado de ese enfermizo instinto de supervivencia (o sensación de superioridad) de los americanos, que los lleva a pensar que sobrevivirían incluso a la extinción total de la especie. ¡Sí, hombre, y tu mamá también! El niño con el pijama de rayas» es un buen libro, simple y llanamente. Muestra un punto de vista diferente, optimista e inocente de una de las mayores catástrofes de la historia de la humanidad. Y lo hace sin ser desagradable por cómo relata los acontecimientos, pues aparecen envueltos en la dulce y opaca inocencia de Bruno, su protagonista; sino por los acontecimientos mismos, de los que el lector sí es plenamente consciente. El encanto de «El niño con el pijama de rayas» es que es la mirada de un niño de seis años, sin malicia ni picardía; no describe una imagen o una situación tal cual es, sino como la ve una determinada persona. Y esto es, en mi opinión, imposible de convertir en imágenes reales. O, mejor dicho, es imposible lograr que esas imágenes reales produzcan el mismo efecto que las palabras escritas. Ése es el mayor problema de la adaptación cinematográfica de «El niño con el pijama de rayas» y quizás también el de Hollywood: hay libros que están mejor en las estanterías. «Crepúsculo», uno de los mayores fenómenos de la literatura juvenil actual también ha sido recientemente trasladado al cine con bastante menos éxito (si no hablamos del dinero recaudado) que las dos cintas anteriores. Con «Crepúsculo» se demuestra que no siempre es una muy libre adaptación el problema de basar películas en novelas. Me explico: los que hayan visto la película habrán comprobado, con no poco entusiasmo, que la voz en off de Bella Swan repite palabras sacadas directamente del texto que todos conocemos. Este es, en principio, el sueño de todo seguidor de la saga. Sin embargo, la 27


película no resulta satisfactoria: se ahoga en un océano de primeros planos y evidentísimo maquillaje, entre otras cosas, si no recuerdo mal. No obstante, debo decir que la película llegó en un mal momento: precisamente en el crepúsculo del éxito de la criatura de Stephenie Meyer. Realmente muy pocos fenómenos adolescentes tienen el suficiente peso como para durar; «Crepúsculo» no es uno de ellos. Como contrapartida, me gustaría hablar de la oscarizadísima «Slumdog Millionaire», basada en la novela «¿Quiere ser millonario?», de Vikas Swarup. En sus dos horas de duración me mantuve pegada a la butaca, mirando fijamente la gran pantalla, como temiendo perderme algo, aunque fuera un solo segundo. Exactamente lo mismo me ocurrió mientras leía el libro. Y, sin embargo, novela y película no podrían ser más diferentes ni más fantásticas, cada una a su manera. Danny Boyle mantuvo el rasgo más característico de la narración: el ritmo marcado por las preguntas del concurso. El resto, la historia, los nombres de los personajes, sus vidas… lo cambió todo. Y no le ha salido mal; ha obtenido una bonita y enternecedora historia sobre un amor leal e imperecedero, con los suburbios de la sociedad india casi como telón de fondo. Me gustó la película, dicho claramente, aunque eché en falta a Rama Mahoma Thomas, con todas sus peculiaridades e inquietudes; el sentido del humor de Swarup y esa pequeña moraleja al final de cada capítulo; y el caos: al contrario que la película, que cuenta la historia de Jamal Malik siguiendo un orden lineal marcado por las preguntas de «¿Quién quiere ser millonario?», el autor del libro sabe que es poco probable, por no decir imposible, que toda una vida coincida con las preguntas de un programa concurso, así que formula una pregunta y la contesta; el protagonista de la novela puede estar hablando de cuando tenía diecisiete años y, al capítulo siguiente, de cuando tenía siete. Libro y película tienen poco o nada que ver, pero ¿qué más da? Es una buena película que mantiene, muy muy en el fondo, el alma de un buen libro. ¿Qué más se puede pedir? Por último, y no por ello menos importante, «El Señor de los Anillos», la adaptación cinematográfica por excelencia. ¿Qué decir de él? Diría que éste es el 1% de las buenas adaptaciones cinematográficas: aunque irremediablemente tiene que hacer cambios, conserva el alma de Tolkien, sabe a Tolkien. Y además, por si todo esto fuera poco, se puede percibir, si no en la película, en los apéndices de las versiones extendidas, toda la pasión puesta en la realización del proyecto. Diría que el equipo de «El Señor de los Anillos» acabó contagiándose del método de su creador, que, recordemos, dedicó casi toda su vida a crear la Tierra Media. Así que, ¿qué importan un par de modificaciones?, ¿qué importa que la película no acabe justo a la vez que el libro, que se haya cambiado un poco el ritmo de la trama o que, como casi siempre, le cambien la cara a tal o cual personaje? Diría que «El Señor de los Anillos» ha marcado un antes y un después. En todos los aspectos. Ah, tampoco quisiera olvidar nombrar, aunque sólo sea para aportar algún que otro dato curioso, otras muchas películas que también han salido de las hojas de algún libro: «Las cenizas de Ángela», basada en la novela homónima de Frank McCourt; «El nombre de la rosa», de Umberto Eco, que también mantuvo su título original en el cine;«Entrevista con el vampiro», de Anne Rice, con el mismo título; «Master and Commander», basada en la saga de veinte entregas «Aubrey y Maturin», de Patrick O´Brian; «Los crímenes de Oxford», basada en los «Crímenes imperceptibles» de Guillermo Martínez; «El diablo viste de Prada», basada en la novela de Lauren Weisberger; «Lazos humanos», adaptación de «Un árbol crece en Brooklyn», de Betty Smith; «Déjame entrar», todavía en el cine, basada en la obra del mismo nombre de John Ajvide Lindqvist; «Piratas del Caribe», que muchos creíamos única idea original del Hollywood actual, basado en una atracción de Disneylandia, adaptada por Teddy Elliot, Terry Rossio, Stuart Beattie y Jay Wolpert; «Los hombres que no amaban a las mujeres», de Stieg Larsson, pendiente de estreno en España… Y la lista sigue , y para hacerla sólo hay que recordar las últimas películas que hayamos visto.

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Los hombres que no amaban a las mujeres Ana María Aparicio Rodríguez

En esta primera obra, Stieg Larsson recupera las viejas novelas de detectives, con sus flashbacks, sus historias enmarañadas que esconden más de uno y más de dos secretos, el peligro acechando en silencio desde cualquier esquina y esos personajes tan carismáticos que, aunque noblotes e incautos hasta lo exasperante, en el fondo apreciamos tal y como son, porque simplemente son y somos así de espléndidos. Todo ello, mezclado con unas buenas dosis de suspense, unos protagonistas bien pensados y un estilo muy característico, hace de «Los hombres que no amaban a las mujeres» un libro extremadamente adictivo y simplemente imposible de describir con otras palabras aparte de «excelente» y similares. Una de las cosas que más me han fascinado de Stieg Larsson es su cuidado a la hora de desarrollar personajes. Hay en ellos tanto detalle, tanto mimo… Sólo con esta historia (una ligera novela de en torno a seiscientas páginas), tenemos la oportunidad de conocerlos casi como a personas de carne y hueso. Podemos decir «sí, muy propio de Lisbeth…» o «No creo que tal o cual personaje pueda haber hecho tal o cual cosa». El caso es que se nos permite especular, no sólo con los personajes, que dan un juego impresionante, sobre todo y como no es de extrañar, el clan Vanger al completo, sino con la historia en sí. ¿Quién de los que lo hemos leído no nos hemos encontrado de pronto devanándonos los sesos intentando resolver el misterio de Harriet, o gritando para nuestros adentros que no es una buena idea entrar en un panteón abandonado hace ni se sabe cuánto donde además sospechamos que una gata ha sido brutalmente asesinada? Inevitablemente, te acabas implicando en la historia hasta límites insospechados. Otra de las cosas que me han llamado la atención acerca de «Los hombres que no amaban a la mujeres» es la forma en que, de pronto, el autor nos lanza de bruces contra una trama que, si se quiere, va grande a los mismos protagonistas: Lisbeth Salander, una hacker de la que apenas sabemos más que el nombre; y Mikael Blomkvist, un periodista económico acusado de difamación por un gran magnate de la industria sueca que un buen día, en medio del torbellino mediático en que se convierte su vida, recibe un extraño encargo: escribir la crónica familiar de los Vanger, lo que no es más que una tapadera, pues lo que en realidad desea Henrik Vanger, antiguo presidente ejecutivo de Industrias Vanger y quien realiza la petición, es resolver el asesinato de su sobrina Harriet, ocurrido en la década de los sesenta. A cambio, se le ofrece una suma millonaria. Como es de entender, Mikael acepta, seguro de tratarse de los desvaríos de un viejo que siente cercana la muerte y no desea marcharse teniendo algo pendiente. Pero se encuentra con «cosas», digamos, que suelen ser lo primero de que se habla a la hora de recomendar el libro, casi como algo malo, casi como un «pero». Stieg Larsson era un sádico, eso es verdad, aunque a mí personalmente me suena mejor decir que sabía meterse en la cabeza de un sádico violador y asesino en serie, de un psicópata peligroso, en fin, sin resultar absurdo ni forzado. Lo que empieza siendo una simple evasión de la realidad, acaba convirtiéndose en la más oscura boca de lobo, todo ello salpicado de un buen sentido del humor, aunque resulte irónico. Ahora sólo queda esperar la segunda parte, «La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina», y la conclusión de la saga, «La reina en el palacio de las corrientes de aire», aunque tan sólo con esta primera entrega Stieg Larsson ha entrado de forma contundente y rotunda a formar parte de las listas de best-sellers y de las librerías de todo el mundo. Millenium se ha hecho un lugar por derecho propio, y nadie puede negárselo

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Concurso literario del Día el Libro

IES La ería Cuentos y poemas premiados Modalidad de Cuento Primer Ciclo de ESO

Primer premio

Mi vida Fátima García Cabanelas

2º ESO A

Mis manos manan sudor frío que se desliza sobre un bolso de terciopelo negro, como mi atuendo y el de todos los aquí presentes. El banco en el que estoy sentada está duro, al igual que mi corazón; y mi cara, roja por todas las lágrimas que he derramado por él. Cuando creo que mi nerviosismo se aplaca, el cura pronuncia mi nombre. Aprieto el bolso contra mi pecho y me pongo en pie despacio. Comienzo a caminar por el pasillo de la gélida iglesia, repartiendo el peso de mi cuerpo primero en una pierna y después en la otra. Al final de todo me encuentro con unos escalones, y subo al altar. Me vuelvo y me coloco frente a un estrado con un micrófono y a su derecha un ataúd. Saco de mi bolso un cuaderno verde con un título escrito a mano que dice: «Mi vida». Me quedo mirando la cuidadosa letra y vienen a mi mente pensamientos de hace tan sólo unos días, cuando él aún vivía. No me voy a privar de estos maravillosos y tristes recuerdos y voy a esperar un instante antes de pronunciar mi discurso. Sigo mirando el título con letras doradas del cuaderno, y le veo a él. Siempre tuvo una letra muy bonita. Cuando escribía su nombre, parecía haber otro mundo tras esas letras, un mundo de comprensión, solidaridad y paz, y ese mundo se llamaba David González. Lo conocí cuando ya estaba enfermo, una de las contables veces que podía ir al colegio. Sus ojos azules como el agua y su pelo dorado como el fuego mostraban dos realidades diferentes, que David plasmaba en el cuaderno: la que él estaba viviendo y la que quería vivir. Tenía una mirada inocente y penetrante que buscaba un amigo con el que compartir su vida y desahogar su tristeza. En los recreos estaba solo y su única compañía era una cuidadora especial llamada Kandy. La primera vez que me acerqué a él me sonrió y a pesar de que sabía que me había desviado de un juego con mis amigos, me preguntó si quería jugar con él. Desde entonces pasaba con él todos los recreos que estaba allí, sin darme cuenta de que tal vez me estaba distanciando un poco de los demás, pero David se había convertido en mi mejor amigo y tal vez yo despertase en él ese sentimiento. Pero poco a poco las cosas empezaron a ir mal. El sufría ataques extraños en clase y se sentía mal. Millones de veces yo le había preguntado qué le ocurría pero no me lo había contado; y empezó a surgirme la duda de por qué faltaba tanto a clase, aunque visto lo visto, no se lo pregunté. A él no, pero sí a mi madre, a quién por primera vez había visto hablar con la madre de David llorando. Ese mismo día lo primero que hice al llegar a casa fue aclarar todas mis dudas. Y mi madre, con dificultad, me explicó que David estaba enfermo de cáncer y que lo habían ingresado en el Hospital porque la enfermedad había avanzado. Sentí como un escalofrío me recorría la espalda. Yo era una estúpida; al no darme cuenta de que mi amigo estaba enfermo, al no comprender su agonía le había hecho sentirse solo, como antes. Pero no me di por vencida y para zanjar mi error fui a verle al Hospital, días después. Recuerdo que el número de su habitación, individual, era el sesenta y siete. Habría querido ir sola, pero mi madre se empeñó en acompañarme. Cuando llegamos David estaba despierto y a su lado, riendo, lo acompañaban su madre y sus abuelos. Me invitaron a pasar pero yo no podía. Él estaba vestido de blanco con agujas y cables en su cuerpo, pálido…me dio miedo. Sin embargo seguía siendo él e hice un esfuerzo por entrar en el cuarto y acurrucarme a su lado en la cama. Todos los adultos salieron de la estancia. Desde que yo había llegado ninguno habíamos abierto la boca y permanecimos mirándonos. Sus ojos seguían siendo tan intensos como siempre, a pesar de todo. - Perdóname – le dije de repente. – Siento que hayas estado aquí y solo tanto tiempo. Te prometo que vendré a verte todos los días. 30


- No será necesario – dijo - . Hoy es el último día. Mañana estaré yo siempre a tu lado y te seguiré a todas partes volando. - ¿Volando? – pregunté, confusa - . No puedes volar. - Sí que puedo. La luna me sostendrá en el aire. - ¿Cómo? No lo entiendo. David sacó de entre las sábanas un cuaderno verde y me lo dio: «Mi vida» - Léelo esta noche y lo entenderás todo. Mi madre me llamaba. - Bueno, tengo que irme. Adiós. - Hasta siempre – me dijo, y me seguía mirando a los ojos hasta que la puerta de la habitación se cerró. Como él me había dicho, leí el cuaderno antes de dormir y con una profunda pena comprendí lo que me había querido decir mi amigo. Él sabía que ya no viviría más. No pude dormir aquella noche, aunque noté una cálida presencia que hizo que me durmiera. Esta mañana mi madre me ha despertado tarde y me ha dado la noticia. Ahora estoy aquí, en un altar, con la mirada perdida, volviendo de mis recuerdos. ¿Cuánto tiempo habré estado aquí, callada? ¿Sería un instante o una eternidad? Cojo el cuaderno verde y me dirijo hacia el ataúd. Sobre él dejo el libro y tras mirarlo por última vez salgo de la iglesia. Ya es de noche, el entierro aún no ha terminado. Me siento bajo la copa de un árbol un tanto alejado y miro el cielo en donde brilla una luna blanca en la que me parece distinguir un niño de cabellos dorados y ojos intensos y azules que velarán por mí siempre.

Modalidad de Cuento Primer Ciclo de ESO

Segundo premio

La magia de un sueño Irene Álvarez Rivas 2º ESO B

Hubo una vez en un sueño una niña llamada Lluvia. Más que una niña parecía un ser inerte, siempre de aquí para allá como un espectro perdido, como un sueño al despertar… Había cumplido catorce años una fría mañana de noviembre, pero desearía una y otra vez volver a nacer, recuperar esa inocencia que vivió en su pasado, una gran ilusión, un recuerdo, un sueño, uno de los muchos mágicos instantes que había vivido. Vivía con su familia en una mansión de Londres. Siempre hubiera preferido vivir en un chalet a las afueras de Madrid, pero no todo podía ser bueno. A pesar de todo, le gustaba despertar cada mañana y disfrutar de los muchos privilegios que tenía. Había gente que le parecía estúpida, cruel y no podía entender que no vieran mas allá de sus narices, que juzgaran a una persona sin conocerla; le extrañaba que no tuvieran apenas sueños por los que luchar, una ilusión que perseguir, que se limitaran a la ineludible rutina. Aún así les tenía un gran afecto a sus compañeros y le gustaba ir cada mañana a clase. Tenía una tortuga y un loro aunque ella hubiera preferido la compañía de un perro. Tenía muchas aficiones. Le encantaba hacer fotos, escuchar música, dibujar y escribir cuentos. Disfrutaba jugando con los animales; además ellos, al igual que un libro, siempre estaban ahí, te miraban con sus inocentes ojitos y siempre reflejaban una sonrisa que te ayudaba a continuar, te escuchaban pacientemente y según Lluvia lo entendían todo. Cuando a Lluvia le preguntaban si era supersticiosa, si creía en Dios, o en espíritus que no pertenecían a su mismo mundo, ella respondía que no lo sabía. No podía saber si existían o no, nadie le enseño nunca pruebas de que el mundo lo creó Dios en una semana ni de que simplemente se formó por una explosión. Los humanos decían que el universo era infinito por la simple razón de no conocerlo, pero ella no se lo creía, algo tendría que haber mas allá del mas allá, un vacío eterno o simplemente nada. Era una niña muy indecisa en todos los aspectos de lo cotidiano. Una noche previa al último día de clase antes del verano, algo sucedió. Estaba en su cama nerviosa y a la vez con mucho sueño cuando, de repente, oyó un estrepitoso ruido que perturbó su tranquilidad. Se levantó de su cama sobresaltada y procuró no hacer ningún ruido, caminó lenta y suavemente por el pasillo de la gran mansión; siempre creyó que en ella había un fantasma. Sintió su corazón latir 31


rápidamente y deseó con todas sus fuerzas despertar de una pesadilla y que nada de aquello fuera real. Llegó a la habitación de sus padres y, en un repentino impulso, cogió la manilla y abrió la puerta descubriendo con sorpresa que sus padres no estaban. Un escalofrío inquietante recorrió su mente, recordó entonces que su madre se había ido a dormir a casa de su amiga y pensó que su padre estaría en la cocina y que él habría sido el causante de los ruidos. Pero se extraño al no ver luces en el piso de abajo. Aun así estaba muerta de sueño y decidió volver a la cama. Se acurrucó bajo las sábanas con la intención de dormir pero no pudo. Escuchó con horror una voz femenina desgarrada que gritaba desesperadamente y temió lo peor, pero esta vez le faltó valor para salir de su oscuro cuarto. Lluvia veía la luna a través de la ventana, oyó otro grito, aún más escalofriante que el anterior y saltando de la cama salió al balcón con un nudo en la garganta y muchas ganas de llorar. Miró hacia abajo y se dio cuenta al contemplar el césped de su jardín que le iba a ser imposible escapar de allí, a no ser que pudiera volar. Pensó entonces en la escalera que habían utilizado para arreglar las ventanas; se dio cuenta que estaba en el desván, justo encima de su habitación. A Lluvia le encantaba subir al desván, era su escondite predilecto, sólo se accedía desde su habitación a través de una escalerilla plegable; en él guardaba sus grandes secretos. Ascendió por la escalera empapada en sudor y llegó al desván. Tenía demasiado sueño. Cogió la escalera y volvió a su cuarto sigilosamente, pero justo cuando puso sus pies en el suelo el pomo de la puerta giró. Su corazón palpitaba tan fuerte que Lluvia ya no reaccionaba y se quedó allí inmóvil con sus verdes ojos inquietantes proyectados en la manilla de la puerta, que comenzó a abrirse despacio, muy despacio, hasta que se abrió completamente. Sólo era viento, no un asesino ni nada parecido. Recordó que las cosas no siempre son lo que parecen. Cerró la puerta con pestillo y se asomó al balcón. Observó una luz a lo lejos; provenía de la luna, brillaba con más intensidad de lo normal. Lluvia tosió, notó como el polvo le entraba en la nariz. Después, una luz cegadora, algo más que un relámpago, una tormenta infernal, un trueno, sacudió su gran mansión. La lámpara de su mesilla de noche cayó al suelo con un fuerte golpe. Lluvia reaccionó de repente y cerró el balcón. Se metió en su cama y cogió el móvil. Temblorosa, marcó el número de su madre y por fin, entre sollozos, escuchó su dulce voz. Le contó todo con horror. Su madre intentó tranquilizarla y dijo que se ponía en camino. Lluvia le pidió que no le cortara el teléfono, ya que tenía mucho miedo. Su madre subió al coche y piso el acelerador mientras le contaba historias. Eran las tres de la mañana. Lluvia hablaba con su madre que, de repente, gritó. Se oyó un estruendo fatal, y el teléfono se colgó. Lluvia, intentando despertar, se metió en la cama y durmió hasta la mañana siguiente […] Le despertó una voz conocida, abrió los ojos y conoció a su padre. Sonrió y supuso que todo habría sido un sueño, pero no. Jorge, cuando Lluvia hubo despertado, le dijo que su madre había tenido un terrible accidente de coche y estaba en el hospital con un diagnostico de coma profundo. Con lágrimas en los ojos Lluvia dijo que todo había sido culpa suya. Nada más que Lluvia llegó a casa llamó a su padre al hospital. Este le dijo que estuviera tranquila y que todo estaba igual. Lluvia se puso a tocar suavemente el piano cuando, de repente, la alertó el fuerte canto de su loro que comenzó a revolotear en la jaula enérgicamente hiriendo así sus alas. La niña no entendía nada, soltó al loro por el enorme salón que parecía no ser espacio suficiente para el enloquecido animal. Algo se proyectó en le espejo, una frase: vive despacio, como un espectro perdido, como un sueño al despertar. Lluvia se preguntó si se estaría volviendo loca y comenzó a temblar. Llamó al hospital pero nadie respondió. A través del teléfono se escuchaba el sonido del mar rompiendo en la playa. El teléfono se colgó y la lámpara cayó del techo. Lluvia recordó películas, libros, historias sin sentido, pero esto superaba la ficción. Ella estaba ahí, indefensa. De pronto, unas llaves tocaron la cerradura y la puerta se abrió. Un suspiro desesperado rozó el cristal de la ventana de Lluvia. Entró su padre. Lluvia se lo contó todo a Jorge que, al ver que la lámpara estaba en su sitio, el loro en la jaula y los cristales relucientes no le dio demasiada credibilidad. Aquella noche pasó un hermoso cometa y Lluvia deseó que todo acabara ya. A la mañana siguiente era sábado y ya estaban en vacaciones. Fueron al hospital a ver a Pepita. Así pasaron muchos días. Ese año no hubo Navidad ni ilusión, solo una tenue esperanza en un corazón adolescente. El loro murió y Lluvia lloró una vez más. Eran demasiadas desgracias y misterios en tan poco tiempo. Se acabaron las vacaciones y su madre seguía en coma profundo sin reaccionar. Lluvia no tenía precisamente muchas ganas de estudiar. Se pasaba los días aturdida es su pupitre, miraba a través de la ventana. Nevó y la niña creyó estar en una bola de cristal, en un bello pero frío invierno permanente. Soñaba todos los días y las noches. Sus notas bajaron y la sonrisa de Lluvia no era misma que la de hace unos meses, perdió su sentido del humor y con él a sus amigas y amigos. Una tarde, Lluvia fue a visitar a su madre que seguía sin despertar. Recordó la película «Crepúsculo» y sintió pena de que en la Tierra no pudiera haber vampiros ni ningún ser fantástico por mucho que ella soñara con un mundo mágico y diferente. Lluvia pensó en suicidarse, pero decidió dormir. Se metió en la cama situada cerca de la de su madre, apagó la luz y todo fue silencio […] 32


Un estruendo, una canción, un sueño, algo mas ocurrió. Lluvia despertó temblorosa sobre una escalera en un desván, sintió frío, el balcón dejaba entrar la brisa de la mañana, un despertador con su canción favorita sonó. Lluvia se puso las zapatillas, bajó las escaleras hasta la cocina y saludó a sus padres, les contó lo ocurrido hasta llegar al desván, se fue a clase, lo pasó muy bien con sus amigas, sacó muy buenas notas, celebró la Navidad con su familia y amigos. Fue feliz pero, a diferencia de lo que hubieran hecho otras personas, como cambiar su personalidad, o tomarse la vida de otra manera, ella fue la excepción. Así continuó en medio de un pequeño planeta como una golondrina perdida muy lejos de su nido, como un espectro perdido, como un sueño al despertar. Lluvia pasó su vida disfrutando y sin dejar de soñar ni un solo momento, como su admirado Peter Pan. Un día otro niño despertó, Lluvia solo ha sido un sueño en una noche fugaz como los sueños de miles de personas que sueñan cada día y viven en un remolino de emociones, como un espectro perdido, como un sueño al despertar.

Modalidad de Cuento Segundo Ciclo de ESO

Primer premio

El viaje de regreso Magda Rodríguez Dehli, 3º ESO B Estaba a punto de amanecer sobre el aeropuerto John Fitzgerald Kennedy, Nueva York. Pero, como de costumbre, no serían las luces de la mañana las que despertarían de nuevo a la vida a un aeropuerto que jamás duerme. El bullicio y el ajetreo inundaban las terminales: despegues, aterrizajes, últimas llamadas, retrasos, embarques… Grandes airbuses llenos de turistas del Viejo Mundo, aviones de línea ocupados por impecables ejecutivos puntuales con su primera reunión del día. Ruido de motores, de micrófonos, de carga y descarga de maletas, de reencuentros y despedidas, de olvidados viajeros protestando, de monótonos y obviados simuladores de voz. Retumbaba el eco de las cafeteras, renqueando con el primer café de la mañana o el último de la noche, sobre el rugir de cintas transportadoras y rampas metálicas, y el continuo taconeo apresurado de aquí para allá. Reclinado en su incómoda butaca de la zona turista de vuelos internacionales, café en mano, un hombre contemplaba atento el constante movimiento de la terminal. Trajeado, el nudo de la corbata hermético sobre el cuello, los zapatos impolutos, el ordenador portátil y el inevitable maletín de mano dibujaban el perfil del hombre de negocios. Saludó sonriente a un grupo de azafatos y personal de seguridad que se dirigía a paso rápido a una puerta de embarque. Pese a las enormes multitudes que diariamente atravesaban el aeropuerto, él ya era allí un viejo conocido. Había pasado horas y horas esperando sus aviones, en Nueva York, en Londres, en Tokio o en Francfort, siempre a merced de la decisión de su empresa. ¿Su casa? Allí, en el JFK; o quizá en Barajas; tal vez en Heathrow. Y precisa33


mente era eso lo que le entusiasmaba de su trabajo: la inyección de vida de los aeropuertos, donde lo menos esperado puede ocurrir, donde se viaja, y se aprende lo más extraordinario sólo con la mirada, a un ritmo que dobla con creces el latir de la Tierra y reinventa el humano. Esa actividad frenética, decorado de mil imprevistas aventuras, que insufla una ilusión salvaje por seguir. Pero había algo superior a eso, sonrió el hombre. Consultó la hora en su agenda electrónica. Aún faltaba una hora para la salida de su avión. Tenía tiempo suficiente para dar un paseo por la zona de embarque. Su curiosidad ya se había despertado. No tardó en perderse entre la marea de gente. Familias con carritos de maletas y adultos tanto con camisas hawaianas como con pantalones de raya se alternaban con policías, tripulaciones y comerciantes madrugadores que se apresuraban a abrir sus tiendas. Siguió andando y dejó atrás salas VIP, puntos de información, restaurantes y establecimientos de recuerdos, hasta alcanzar el fondo de la terminal. e pronto, algo llamó su atención. Había llegado a una zona menos transitada, no lejos de la oficina de objetos perdidos. Estaba allí, apartada en un rincón, contra los asientos, esperando a que él la viese. Y entonces… el mundo se detuvo. Asustado, se acercó hacia ella. Hacía tantos años que la había dado por perdida… Era sólo un bulto amorfo, con el cuero ya gastado, maltrecho por el paso del tiempo, que apenas se distinguía del recoveco donde estaba apoyado. Pero no… no podía ser. Tomó la pequeña maleta entre sus manos. Algo volvió a golpearle como un rayo. Los dedos fueron más rápidos que su mente, ya ofuscada, para deslizar la combinación olvidada en el viejo candado. Los personajes que había a su alrededor se desdibujaron por completo. Las voces dejaron de oírse. El mundo se redujo a sus recuerdos. Exactamente igual a como la había extraviado. Entre calcetines y corbatas meticulosamente doblados, bien protegido por el colchón de telas, seguían intacto su pasado. La fina capa de polvo acumulada parecía no existir. Sus manos temblorosas lograron desenterrar un paquete de papel de cartas, una pluma… y tres fotos ajadas, lejanas, demacradas por la soledad, aún con las marcadas señales de sus dedos. En la primera, un matrimonio algo mayor sonreía; el cariño que brillaba en el fondo de sus ojos sabía quién sería el destinatario de la imagen. Desde la segunda, el rostro de una mujer joven hablaba de esperanzas y de despedidas. Y la tercera… Sus ojos, al límite, cedieron. Atrapada bajo las frágiles perlas, aparecía una escena familiar; junto a todos sus seres queridos, un muchacho de aire risueño y soñador… se asombraba de un futuro tan extraño a su mundo. Dejó caer las fotografías de nuevo sobre el equipaje revuelto. Enterró su mirada vidriosa entre las manos. ¿Cómo había podido olvidar todo aquello? Señor, ¿qué había dejado perderse? ¿Qué había hecho? Su mente inconsciente había sido hipnotizada por las maravillas del aire, el torbellino exterior… En uno de sus primeros viajes, como a tantos otros, la compañía aérea le había perdido su maleta. Y con ella, se había roto la cuerda del globo, que le mantenía unido a los suyos y a sus recuerdos. No le dolía lo que había vivido, aquellos momentos mágicos de aventura. Le dolía lo que había dejado escapar. Había tomado una decisión. Sacudiendo la cabeza, volvió a la bulliciosa realidad del aeropuerto.

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Amanecía sobre el aeropuerto John Fitzgerald Kennedy, Nueva York. Un avión se elevaba sobre el horizonte. El cielo se desperezaba en un bostezo rojizo. Un estallido de alegría dorada inundaba el Este, el mar brillaba con todas sus fuerzas en su reflejo. Sobre un adormilado mundo en miniatura, se desdibujaban las misteriosas brumas matinales, último aliento de la noche derrotada. Junto al ala del avión, unos jirones de nubes traviesas jugaban con el aparataje, resistiéndose a desenredarse de las vaporosas pestañas del día, aún caprichosas de separarse. Desde su ventanilla, un sonriente ejecutivo sentía fluir de nuevo la libertad. Volar… volar… el sueño eterno del hombre, el mayor regalo del universo. Pertenecía al aire, al viento, a las nubes, a los amaneceres sobre las montañas, al sol pleno apenas a unos metros de las lluvias más intensas, a los atardeceres sobre el Mediterráneo, a las noches junto a las estrellas… a la libertad. Pero aquel día era mucho más que eso. Cerró los ojos. Volvía. Sabía que ya no volaría más solo.

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Modalidad de Cuento Segundo Ciclo de ESO

Segundo premio

Departamento de amenazas ¿dígame? Ana María Aparicio Rodríguez, 3º ESO B Miró a un lado y a otro antes de meterse en la cabina. Respiró hondo y metió las monedas en la ranura, una por una, despacio, por si cambiaba de idea en el último momento. No lo hizo. Al otro lado sonó el teléfono. Una, dos y hasta tres veces. Empezó a impacientarse. Justo entonces una máquina le informó de que sería atendido enseguida y comenzó a sonar una música que, en vano, pretendía tranquilizar al pobre imbécil que osaba intentar hacer una reclamación. Aquello no le gustó. No entendía, y la verdad es que yo tampoco, por qué seguían poniendo ese hilo musical, más parecido a la sala de espera de un dentista que a otra cosa. Aclaremos un asunto: a nadie le gusta recordar los años pasados en la consulta de un dentista y Jaime le tenía especial manía. Ya sólo la palabra le asustaba, con sus dos tes, su i pedante, su de intentando parecer amable... La palabra no engaña; la música, menos aún. Por fin se hizo el silencio y una voz humana habló: —Atención al consumidor, le atiende Isabel, ¿qué desea? —Hola, mire, es que la semana pasada compré en una de sus tiendas un... un... un iPod. ¡Y es que no va! Lo pongo a cargar, lo desconecto y se apaga. —¿Ha ido a la tienda donde adquirió el artículo en cuestión?—preguntó Isabel, seguramente más atenta al crucigrama que tenía entre manos. —Sí... Fue lo primero que hice, señorita. —Bueno, bueno, no se ponga agresivo, eh... Cálmese. —¡Pero si yo no me estoy poniendo de ninguna manera! —Mire, le paso con una compañera. —¡No, esper...!—. Volvió a sonar la música—. Mierda... Al cabo de un rato (y de volver a meter monedas en la cabina) apareció la compañera en cuestión, y su voz sonaba sorprendentemente parecida a la de Isabel: —Departamento de amenazas, le atiende Miriam, ¿qué desea? Jaime no sabía si reír o llorar. —Oiga...—empezó—, yo sólo quiero que me devuelvan el dinero. —No, verá, este departamento no es para eso—repuso ella—. Usted nos insulta, nosotros le escuchamos, se desahoga un poco y al final se le olvida por qué ha llamado. Le sale algo más barato que el fútbol y no se arriesga a quedarse medio sordo o a que le peguen un botellazo en la cabeza. —¿Pero esto va en serio?—preguntó Jaime aún sin poder creerse lo que estaba oyendo. —Oh, sí—respondió Miriam—. Y además está comprobado. Guardaron silencio durante unos minutos. Al cabo, la mujer volvió a hablar. —Está pagando 92 céntimos el minuto, creo que sería mejor que lo aprovechara al menos un poquito. —Estoy escribiéndome en la mano el precio del iPod. Cabrones estafadores... Para que no se me olvide. —Mire, esa es nueva. Si me dice su nombre, lo pondré en el tablón de anuncios para que pase a la posteridad. Mientras, puede seguir despotricando, ya que ya ha empezado. ¿A que se siente un poco mejor? —Mierda, pues sí... —Lo ve...—dijo ella con paciencia, pero no autosuficiencia, todo hay que decirlo—. Si ya se lo decía yo... —Oh, perdóneme. Estaba tan ofuscado intentando que me devolvieran mi dinero que he pasado por alto sus grandes cualidades para la psicología telefónica—replicó Jaime con sarcasmo. Miriam no pudo evitar reírse por lo bajo. —Por curiosidad, ¿por qué tiene tanto interés en devolver el iPod? Todos pasaron por un exhaustivo control de calidad antes de llegar al público, por lo que es imposible que el suyo sea defectuoso—preguntó. 35


Jaime quería contestar, lo deseaba, pero no tenía ninguna lógica hacerlo. Una voz mecánica interfirió en su conversación para avisarle de que si quería seguir hablando tendría que introducir más dinero. De forma automática, lo hizo. —Perdone—dijo—., es que estoy en una cabina... no pensé que fuera a hablar tanto... —Vale, vale. —Pues... es que es un regalo. Era. Para mi novia. Pero estamos pasando por una crisis, creo que vamos a dejarlo. —Vaya, lo siento. —Nada... —¿Y qué clase de problemas tienen, si puedo preguntar? Jaime suspiró. —Bueno, ya no nos sentimos atraídos. Son ya muchos años juntos, es lógico que... bueno, que ya no sea como el primer día—. Una parte de él quería dejarlo estar—. Se ha hecho lesbiana. Y, por curiosidad, ¿por qué eligió usted este trabajo? —Quería hablar con gente que estuviera más desquiciada que yo, porque así me sentiría mejor. —¿Funciona? —Bueno, se hace lo que se puede. La verdad es que para cuando los pasamos a este departamento, los clientes están demasiado nerviosos como para poder entretenerme. Sólo repiten una y otra vez el dineral que han pagado por tal o cual cosa. Es aburrido, aunque no tanto como ser la chica del café, o eso dicen. —¿Desquiciada por qué?—inquirió Jaime. —Creo que todo empezó cuando a mi madre se le ocurrió lo de los departamentos, lo de que una sola persona se haga pasar por la voz del departamento de atención al consumidor, de información... —De amenazas... —Cómo no... Empezamos a ganar mucho dinero, lo cual, en teoría, no es malo ¿no? Pero mi madre también empezó a viajar más, hasta el punto de que casi no la veía. Y tampoco a mi padre, azafato de vuelo. Habrá visto esas películas de niños que se crían solos porque sus padres están demasiado ocupados con los negocios: estos niños se pasan el día haciendo lo que les da la gana, comiendo toneladas de helado con los amigos del colegio, jugando y todas esa cosas. La realidad no es tan bonita, dejémoslo así y saltemos unos cuantos capítulos: intenté dejar esa vida de soledad y abandono y me compré un gato y una casa. Perdí el gato y el trabajo, y tuve que pedir ayuda a mamá, ya sabe. Y aquí estamos: ahorrando. —Ah. Yo creía... que se empezaba siendo... eso, chica del café—comentó Jaime—. Le digo esto porque lo otro no me parece tan raro, la verdad. —Mi todopoderosa mamá me colocó al frente del departamento que, por cierto, no se lo dije, inventé yo misma. —Ah, muy bien—dijo Jaime, aunque no le gustaba la idea. Vale que él apenas ganaba para un iPod, pero al menos su dinero no venía de manipular gente. ¿Cuánto tiempo llevaban hablando? Madre mía, había sudado tanto que el precio del maldito cacharro se le había borrado de la mano. —¿Qué hora es?—preguntó. —Las tres y media—respondió Miriam. Jaime gruñó por lo bajo. No sabía si estarle agradecido a aquella mujer o mandarla al infierno y olvidarse de ella. Por un lado, le agradecía que hubiera hablado con él y hubiera compartido también una parte muy íntima de su vida. Por otro, bien podría habérselo ido inventando todo sobre la marcha. —Bueno, gracias por todo—dijo inmerso en sus pensamientos—. Adiós. Colgaron. En la palma de su mano sólo quedaba ya una gran mancha de tinta negra. —¡Mierda!—gritó, y acto seguido golpeó la pared de cristal de la cabina. Un hombre de gabardina que llevaba a saber cuánto tiempo esperando dio un respingo y se alejó lentamente... Jaime se le quedó mirando, ahí quieto, como hipnotizado por el vuelo de los pliegues de su larga gabardina. Chascó la lengua; llovía, y él sin paraguas. Miriam apuntó en un papel: Llamada de las 14:30: apunta el precio de un iPod en la mano para que no se le olvide el motivo de la llamada. Admiró la que consideraba una bonita letra y una mejor presentación durante unos momentos y clavó el papel con una chincheta roja en un tablón al lado de su ordenador. Recogió su bolso y su paraguas y se marchó 36


Modalidad de Cuento Bachillerato

Primer premio

Un mal viaje Iván Gómez Beltrán, 2º BCH A Nadie supo decir por qué ocurrió. Ni siquiera se podrían haber imaginado que en una mañana de domingo como cualquier otra, el día habría comenzado de aquella forma. Como en tan poco tiempo, la vida de aquellas dos personas, ahora destrozadas, podía haber cambiado tanto. Y sobre todo, como esa huella, permanecería atravesada en sus gargantas, impidiéndoles para el resto de su vida, continuar con su camino. El cuerpo del chico, o lo que quedaba de él, estaba a un lado de la carretera. Al otro lado de la acera, sus padres, que acabando de llegar de un viaje, se derrumbaban al conocer la terrible noticia. Ambos, se abrazaban gritando al cielo «¿por qué hijo mío?». Los llantos cubrían con oscuridad el terrible ambiente de la pequeña calle, ahora repleta de policías, y de ambulancias. A pesar de todo, solo se oían las voces sin consuelo de los padres de Marco. Nadie se atrevía a preguntar; nadie podía bajar la mirada de aquel quinto piso, de aquella ventana, ahora rota en mil pedazos, intentando entender por qué un chico de dieciocho años se habría suicidado. La música atronaba los oídos de cualquiera que entrara en el lugar, pero la adrenalina de situación hacia que Marco ni siquiera se fijara en nada más que pasarlo bien. Sus padres se habían ido de viaje y tendría toda la noche para poder salir de fiesta; solo bailar durante toda la noche. Subió las escaleras que accedían al servicio. Cuando estuvo arriba del todo justo antes de entrar observó el panorama que ofrecía aquella vista: un número increíble de gente que al igual que él pretendía pasárselo bien, y eso era lo que contaba. Cruzó la puerta del baño, y se puso exactamente a hacer lo que quería: —Ya pensé que no ibas a venir a por tu ración semanal tío –le dijo un chico de pocos años más, que él conocía muy bien. — ¿Un sábado sin ella? –le respondió-. Estarás de coña. El chico alargó su manó y le entregó un pequeño papel, casi como un sello. Marco se lo pagó y se metió en uno de los baños para, como el decía «pasar a la acción». Sacó la lengua y apoyo el trozo de papel sobre ella, y dejo que se impregnara bien de saliva. Era sencillo, mucho mejor que cualquier otra de las que había probado; sin duda el LSD, era lo mejor hasta ahora. Cuando notó que todo el líquido había llegado ya a su lengua, tiró el papel al suelo junto con otros que también estaban fijos al suelo por la suciedad. Bajó las escaleras esquivando a todas las personas que estaban bailando subidos a estas. Pidió una copa, y bailó con el ritmo de aquella música que poco a poco le hacía moverse más y más. El ambiente comenzaba a ser mejor, esto ya era un sábado. Las risas y las copas volaban de un lado para otro. Eso era lo único que tenía sentido, era lo que merecía la pena de toda la semana. Marco conocía a la perfección los efectos del LSD: dilatación de pupilas, subida de la temperatura corporal, sequedad. Y después de todo merecía la pena. Internet era una fuente de información muy útil, y en esos momentos en los que no sabes que hacer, y acumulas tanto aburrimiento, Marco consultó en internet información sobre aquella droga. Cuando comenzó aquella búsqueda se reafirmó, y comprobó que después de todo no era tan malo. El tiempo pasaba muy rápido. Ahora veía con ese cristal cóncavo que le hacía verlo todo de una forma un tanto extraña. Las horas bailando y bebiendo se hacían muy cortas, eran ya las seis de la mañana, llevaba seis horas bailando; parecía como si llevara cinco minutos, el corazón le latía con fuerza. Y en su cara estaba reflejado como la diversión de la noche estaba siendo inigualable. Hasta que todo se terminó. Las ganas de bailar habían desaparecido, y Marco ahora caminaba hacía su casa, hundido en la más profunda miseria, intentando aguantar el momento de «bajón» que sabía que le podía ocurrir. Nunca hasta entonces le había ocurrido pero sabía que a veces pasaba, la gente lo había llamado «mal viaje». Ahora solo quería echarse en su cama y esperar a que el efecto de LSD se agotara. Entro en el portal y subió rápidamente las escaleras. El corazón le seguía latiendo muy rápido y todo a su alrededor parecía moverse. Le costó meter la llave en la cerradura esta se movía con movimientos ondulados y hacia realmente difícil poder abrir la puerta. Por fin lo consiguió, entró y tiró las llaves a la mesilla de la entrada. Se dirigió al salón, y encendió la televisión, estaba todavía demasiado despierto como para acostarse en la cama. Intentó relajarse, pero la cabeza le daba vueltas, incluso con los ojos cerrados. Ni 37


siquiera podía enarbolar dos pensamientos coherentes, estaba justo en ese estado en el que se encuentra uno antes de dormirse cuando los pensamientos fluyen sin sentido. Alguien aporreó la puerta con una fuerza tremenda, incluso podría haberla tirado abajo. Marco se levantó de un salto, acuciado por el estruendo. Se acercó a la puerta y la abrió de golpe, preparado para enfrentarse a quien aporreara la puerta. Pero al otro lado, en el rellano, no había nadie, estaba completamente vacío. Vaciló un instante, y miró a su alrededor buscando al causante de aquel ruido. «Habrá sido en el piso de arriba» se dijo a sí mismo. Cerró la puerta, y se dirigió a la cocina, tenía algo sed, y la garganta le comenzaba a doler por la sequedad. Tomó agua y apenas consiguió calmar la sed. Apoyó la botella de agua sobre la encimera para buscar algo en la nevera. Solo consiguió un bote de zumo de naranja que estaba a punto de caducar. Cogió un vaso y fue entonces cuando la vio. Estaba llena de pequeñas heridas, que comenzaban a sangrar, y manchaban toda la encimera, tiñéndola de un macabro color rojo sangre. «¿Qué narices…?» dijo en alto. Llegó como pudo al baño, chocando con las paredes que no paraban de tambalearse. Metió el brazo en agua fría, y vio como la sangre corría por el desagüe del lavamanos. Su respiración se aceleraba poco a poco al igual que su corazón que parecía desbocado, impactando una y otra vez dentro de su cuerpo. Las heridas de su mano, parecían cerrarse al contacto con el agua fría. Esos pequeños cortes, punzaban cuando el agua recorría el interior en carne viva de las heridas. Salió del baño con una toalla atada a su brazo. Se sentó de nuevo en el sofá del salón y continuó viendo la televisión, pasando de un canal a otro sin ton ni son simplemente por mera costumbre. Pero cuando parecía que podría dormir escuchó de nuevo un fuerte ruido, pero esta vez venía de su habitación. «Hay alguien en casa» se le ocurrió pensar. Se levantó con cuidado de no hacer ruido, antes de dirigirse a su cuarto paso por la cocina y cogió un cuchillo. Lo sujetó con fuerza mientras con la otra mano palpaba las paredes. Se acercó a la puerta de su cuarto, y se paró justo delante de ella. Respiró hondo durante un segundo y apretó de nuevo con fuerza el cuchillo. Posó sobre el pomo de la puerta la mano, y lo giró lentamente hasta que lo rotó por completo. Después empujó con fuerza la puerta. Miró por arriba y por abajo todo su cuarto, dentro y fuera de los armarios, pero nada. «Realmente me estoy volviendo loco» pensó. Apoyó el cuchillo sobre el escritorio junto al ordenador, y volvió a dirigirse al salón. Los ojos se le salieron de las orbitas al ver como una persona de unos sesenta años que estaba sentada en su sofá, en su casa. Marco se acercó al hombre completamente irritado. — ¡¿Qué narices hace usted en mi casa?! –le gritó. — ¿Quién eres tú? –le preguntó el hombre que parecía realmente asustado-. Coge lo que quieras y vete por favor. — ¿Qué estás diciendo? ¿Qué haces en mi casa? Marco zarandeó al hombre y lo tiró contra el suelo junto a la ventana. El hombre se levantó rápidamente para intentar defenderse ante el ataque de Marco. Ambos se enzarzaron en una pelea. El hombre tenía más fuerza de la que le había parecido a Marco. Ambos se agarraban intentando no permitir que ninguno lanzara un puñetazo. El hombre le agarró por el cuello, y lo levantó del suelo, de tal forma que casi ahogaba a Marco. —Por qué no te vas de una vez, niño –le dijo en tono amenazador mirándole fijamente a los ojos. Marco intentó zafarse de aquel hombre pero lo único que consiguió fue hacer que ambos tropezaran, dirigiéndose hacia la ventana, y rompiéndola en mil pedazos. Dos semanas después, todo seguía de la misma manera para los padres de Marco. No solo seguía de la misma manera, sino que el tiempo se paró justo a las 12:17 de la mañana, cuando su hijo…murió. Nadie les había podido hacer entender por qué su hijo se había lanzado de un quinto piso. — LSD –les dijo el médico forense que había realizado la autopsia del cuerpo de su hijo. — ¿Qué es eso? –pregunto la mujer con un hilo de voz. —El LSD es una droga realmente efectiva para mantenerse toda una noche de juerga. Pero a lo contrario de lo que piensan muchos jóvenes, sus efectos negativos son realmente inquietantes y peligrosos. Entre ellos destacan los delirios, alucinaciones, temblores… —No… -suspiró la madre de Marco. —Mi hijo era un drogadicto –afirmó el padre, intentando creerse sus propias palabras. —Creemos que Marco –continuo el médico- tuvo una alucinación, y por eso se lanzó por la ventana. Los vecinos han afirmado que escucharon a Marco gritar a alguien, y por lo que nos han dicho estaba solo. Lo siento mucho. —Es culpa nuestra –dijo el padre mientras abrazaba a su esposa. El médico se levantó, con gesto disgustado, antes de irse y dejarles solos, les dirigió unas palabras, que apenas escucharon: 38


—No saben la cantidad de veces que he escuchado por desgracia esas palabras –el hombre respiró lentamente y al final concluyó-. Ustedes no tienen la culpa. Los padres se echaron a llorar sin consuelo, sollozando por el dolor insoportable de perder a un hijo. Y lo peor de todo era que ambos, ahora, comenzarían a culparse de algo de lo que jamás habían tenido culpa. Marco, era el culpable de lo que le había pasado. Era el único que podría haber tomado la decisión de negarse, y sin embargo acepto…

Modalidad de Cuento Bachillerato

Segundo premio

Corto y cambio Amanda Tejón Arias, 2º BCH D El sonido del despertador puso en marcha los cinco sentidos de Unai. Hora de levantarse. Se deshizo de aquel molesto pitido pulsando un botón gris desgastado y se levantó de la cama dejando atrás una noche llena de fantasmas. No importaba el pasado, ni las antiguas pesadillas que dejaría en él, aquel sería el primer día del resto de su vida. Tenía una entrevista de trabajo a primera hora de la mañana, si bien no era lo que soñaba, al menos era un trabajo decente, así que se duchó, se afeitó, y se enfundó su mejor traje recién planchado. Cuando se miró al espejo apenas pudo reconocerse. Sabía que detrás de su indiscutible buena presencia habitaba un ser resentido y egoísta, incapaz de hacer algo por alguien que no fuese él mismo. Pensó que también debería cambiar eso. Paso a paso, se dijo. Se ajustó la corbata al cuello y practicó durante unos minutos la mejor de sus sonrisas. Luego, se colgó la chaqueta del hombro, cogió las llaves y después de comprobar tres veces que todo estaba bien cerrado emprendió el viaje hacia su nueva vida. Todo había salido a pedir de boca, había llegado cinco minutos antes de lo previsto, el director le había recibido casi desesperado por contratar a un sustituto, lo cual le ahorró el esfuerzo de mantener durante demasiado tiempo aquella estúpida sonrisa cosida a la cara. Por primera vez, las palabras «le llamaré cuando tenga una respuesta» le causaron la misma sensación que un chute de adrenalina. Sabía que tenía el puesto, no demasiado bien pagado, pero al menos tendría dos meses de vacaciones y un montón de mentes vírgenes a las que poder influenciar. Bien. El siguiente paso. María. Había quedado con ella para comer, le había propuesto ir a su restaurante favorito, aunque cuando lo pensó detenidamente se dio cuenta de que sin querer la había puesto sobre aviso. Se imaginaba su expresión fría y distante transformándose en un vendaval de furia incontrolada, tirándole la copa de vino por encima y montando una escenita, típico de María. —¿Vas a decirme de una vez que te traes entre manos?—sus ojos oscuros e inquietos se clavaban en los de Unai saltando continuamente de uno a otro. —Tenemos que dejarlo—las palabras salieron de su boca de una forma tan segura que hasta él mismo se sorprendió. —Tú te has tirado a otra, ¿verdad?—ahora los ojos le hacían chiribitas. La obra estaba a punto de comenzar. —No. Estoy cansado de inventar sentimientos, de coleccionar tus desplantes. De ti. Estoy cansado de ti. La reacción de María fue tal y como la había previsto. No fue fácil, aunque se sintió orgulloso de su entereza. Pagó la cuenta y se largó. Quedaba lo más delicado, después de años pensando en ello, lo tenía decidido. De nada servirían los cambios superficiales que pudiera hacer en su vida si no iba a la fuente que le había llevado a ese proceso de autodestrucción al que ahora llamaba su antigua vida. Tenía un plan preciso, eso era lo importante, todos los posibles contratiempos estaban cubiertos y valor no le faltaba. Estaba preparado. Se subió al coche, y comenzó a conducir hacia un futuro desconocido. Había empezado a anochecer pero el calor seguía siendo tan intenso y asfixiante como al mediodía, las terrazas estaban repletas: familias felices, pandillas de amigos, niños... La sangre le golpeaba el pecho, sus brazos y piernas se movían en acto reflejo sin que él tuviera ningún tipo de control sobre ellos, miraba la guantera con nerviosismo como si fuese transparente y cualquiera pudiese contemplar su contenido desde el exterior, no podía borrar el miedo que veía en sus propios ojos cuando escrutaba el espejo retrovisor en busca 39


de algún supuesto espía. Estaba totalmente consumido por los nervios. Repasaba mentalmente su estrategia de reencuentro. Allí estaba, justo donde habían acordado. Un hombre ya entrado en años, escuchimizado, calvo y enano luciendo un ostentoso traje de alguna marca italiana, con el bigote perfectamente recortado y la mirada perdida. Hacía casi una década que no lo veía, pero no cabía duda. Era su padre. El mismo que le echó de casa siendo aún un crío. El mismo que había transformado a su madre en un ser pusilánime y débil. El mismo que tan solo con su presencia le hacía viajar en el tiempo para revivir el miedo que sentían él y su hermana cada noche, escondidos bajo la cama mientras oían los sollozos de su madre, los gritos de su padre, los puñetazos, las patadas… Cada golpe les rompía un poco más el corazón. Unai abrió la guantera y se metió el contenido en el bolsillo derecho del pantalón. Miró a ambos lados antes de salir del coche. La calle estaba alejada del bullicio. Completamente desierta. Resuelto, salió del coche. —Hola —fue lo único que consiguió decir. —Hola, hijo —el eco de esas palabras resonó de forma asquerosa en su cabeza durante unos segundos. No merecía llamarle así —. Supongo que querrás algo, ¿a qué viene esa mirada de odio? ¿Para qué me has citado aquí? —Quiero saber por qué, ¿por qué destrozaste nuestras vidas? Eso no estaba dentro del plan, tenía que ser directo y rápido, no debía perder el tiempo con charlas de las que probablemente no sacaría nada en claro, pero quizá… si contestase a su pregunta, si hubiese algún motivo, si de verdad estuviese arrepentido… —¿Para eso me has llamado? ¿Para que justifique tu mierda de vida? No puedo creer que me culpes a mi de… Tenía la mano derecha aferrada al cuchillo. No pudo aguantarlo más. La primera puñalada fue un movimiento ágil, directo al cuello. Una sensación indescriptible recorrió su cuerpo. Se sentía liberado. Estaba ciego de ira. Le asestó 25 puñaladas, una por cada año de vida… Empapado en sangre y con una perversa sonrisa de satisfacción dejó el cuerpo inerte y demacrado tendido en la acera, se subió al coche, y se alejó lentamente, con el aroma de la sangre fresca aún en la boca.

Modalidad de Poesía Segundo Ciclo de ESO

Segundo premio

El Estudiante Magda Rodríguez Dehli, 3º ESO B

y él sigue enterrado entre libros y libros. Los duendes del sueño dibujan, ladinos, sobre sus mejillas arcos de grafito. Y junto a la mesa, en la silla acogido, cabeza inclinada… el sueño ha vencido. Cruzando la noche sólo hay un sonido: bostezos del lápiz, su suave ronquido. Las estrellas velan sus sueños huidos. Eterno estudiante, niño dormido

De pronto, un suspiro se escapa del libro. Eterno estudiante, niño dormido. Apuntes y apuntes en un remolino de hojas le arropan, le guardan del frío. Relaja su tinta en vilo el bolígrafo. Las hojas heridas respiran su alivio. La lámpara pliega su párpado tímido. Todo el pupitre descansa tranquilo. La tarde ha pasado, la luna ha salido 40


Modalidad de Poesía Bachillerato

Primer premio

Amnesia (y demás síntomas de la melancolía crónica)

Clara Rodríguez Allende, 1º BCH C Olvidé que tenía vida más allá de su cuerpo, más allá de la tierna impaciencia de sus dedos, más allá, en el bosque de sus ojos, allá, en el fuego de su pecho, allá, en la escéptica curva de sus labios cada vez que se oye pensar. [Él] tenía dos ojos, cien caras y mil sueños. Dos oídos sordos al mundo. Las manos, cerradas en un puño para atesorar lo más mínimo del pasado en los bolsos. Así no se enfría. Olvidé que tenía vida más allá de sus deseos, más allá, en el cementerio de pensamientos allá en el horno crematorio de su garganta donde están las cenizas de las cosas que nunca dijo «Siempre quise ver esa peli contigo» «Podrías arreglarte un poco más» «En realidad no me gusta el blues tanto como a ti» «Odio a tu padre» «Y posiblemente él me odie a mí» «No me dejes solo» «Soy débil» «Soy feliz» «No sé quién soy» [Yo] tenía la fea costumbre de querer a las personas. Fui un parásito en su vida, un náufrago en su mente. Y luego, fui Él. Y Él quiso ser tan eterno como el tiempo. Pensé que era experto en heridas profundas. No creas que buscaba amor, solo alguien que me esperase al llegar de ningún sitio. Un actor que sedase los corazones inquietos. Un doctor que se tomase en serio su papel. 41


Sólo alguien que me hiciese olvidar que tenía vida. Pero ni Él ni el tiempo me curaron. Ellos no son médicos sino oportunistas. No sé qué ocurrió después. (Perdí todo interés en mí cuando Él me olvidó) Creo que me volví en algo gris abstracto, mudo, o quizá solo. Muy poco importante debí de ser para olvidarme de mí. . Modalidad de Poesía Bachillerato

Segundo premio

Caminar Álvaro Pérez Narciandi, 2º BCH E Viendo esa mota en el aire mi mente se queda embobada, viéndose a sí misma alada, como pudiendo escapar. Viendo esa mota en el aire mi mente, adormecida, vaga sola a la deriva y comienza a divagar.

Yerra por tierras mejores que bajo una sombra inventa, junto a esos cuentos que cuenta que nadie quiere creer. Muchas leyendas y fábulas con caballeros monstruosos, duendes y ogros bondadosos que al final se hacen querer.

Yerra sola por el mundo, por mares de calma chicha, tanto por cumbres de dicha como hundida en dolor. Se deja llevar por vientos de corrientes silenciosas y por cañadas tortuosas tras un anciano pastor.

Náufrago a la deriva se sostiene en una balsa bajo la apariencia falsa de un intrépido Simbad. Mecido por las corrientes, yendo a lejanas playas, el mar, sin muros ni vallas, regala tranquilidad.

De natural muy curioso rebusca tras cada esquina queriendo quitar la espina de la falta de verdad. Las tormentas metafísicas le pueden quitar el sueño, que aunque nunca tuvo dueño sueña tener libertad.

Y viaja, sigue viajando, más vieja día a día, por mundos de fantasía de modesto esplendor. Hogares de la justicia, sueños de autores valientes que usando tinta corriente nos liberen del temor.

Vagando, vaga, divaga, pues es el vagar su elemento, su necesario sustento, su única razón de ser. Con la vista en el horizonte viaja entre mundos callada fabricando una calzada a fuerza de tanto ver.

Llegados a este punto, cuando la creían muerta, la mente se despierta y el mundo empieza a mutar. Haciendo realidad el sueño pongo a punto la mochila y en mi mano intranquila el bastón de caminar. 42


MĂĄs tarde noto la vista, por largo tiempo hastiada y por aĂąos fatigada, que empieza ya a ceder. Recuerdo todo lo visto, y todo lo que he viajado, pienso que si estoy cansado me resta poco por ver. Si en el pie veo flaqueza, decaer fuerza en las piernas, que las carnes no son tiernas, sĂŠ que fue de mucho andar. Al mirar hacia mis botas y los muchos pares rotos hago de nuevo los votos: sigue mi peregrinar.

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IES La ErĂ­a. Oviedo Curso 2008-2009 Departamento de Actividades Complementarias y Extraescolares

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