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DESCUBRIENDO EL INTERIOR

Una historia que te hará repensar la forma en que ves a los demás.

Tienes dos cajas frente a ti y una de ellas puede ser tuya. La primera está envuelta con un brillante papel de regalo y un vistoso moño que la adorna. La segunda caja es más pequeña y está forrada con un papel más simple. Ambas tienen un regalo en su interior, y ahora debes escoger una de ellas. ¿Cuál te llevarías? ¿Cómo escoger tan solo observando algunas características externas?

Esta curiosa situación nos lleva a pensar en otras circunstancias que se pueden dar a diario en nuestra vida. A cada momento nos cruzamos con diferentes personas y, en muchos casos, podemos sentir la tentación de emitir un juicio acerca de cómo son. Es más, muchas veces podemos colocar etiquetas negativas basándonos tan solo en apariencias o comentarios infundados.

María, Cris, Samu y Diana son grandes amigos que disfrutan pasar el tiempo descubriendo misterios, y ahora una tarea escolar los reta a investigar qué eran los “ferrocarriles subterráneos”. Al engancharse en una nueva aventura, descubrirán la importancia de detenerse a conocer el interior de una persona antes de juzgarla, teniendo en cuenta las palabras de Jesús: “No juzguen por las apariencias; juzguen con justicia” (Juan 7:24, NVI).

Al leer este libro, descubrirás junto a los Resuelvemisterios el gran tesoro que puedes obtener de cada persona y de cada amigo cuando dejas de ver solo la superficie y, con amor, buscas conocer lo que hay en su corazón.

Te proponemos, luego de leer el libro, realizar las siguientes actividades: 1-Cada estudiante tome una hoja y escriba su nombre en el centro. Las hojas deben colocarse en un mural del aula o en un sitio web compartido. Cada estudiante debe escribir en la hoja una cualidad personal de cada compañero. ¡Pon énfasis en cada virtud de tus compañeros! Al finalizar, disfruten de un momento ameno compartiendo lo que se escribió en cada hoja. 2-Pide a Dios en oración que te ayude a mirar el corazón de las personas, a descubrir las necesidades emocionales que puedan tener, y a convertirte en un instrumento de bendición compartiendo el amor de Dios con los demás.

Recuerda lo que dice Dios: “[…] La gente se fija en las apariencias, pero yo me fijo en el corazón” (1 Samuel 16:7, NVI).

Por Zoraida Plasencia; oriunda del

Perú, es maestra de educación primaria y directora de proyectos proeducativos en ACES Educación.

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