julio-septiembre 2020
MISIÓN
OYIM DEPENDER
Editorial
Coronavirus: ¿Oportunidad o amenaza?
DE DIOS
En pareja
Yo me quiero casar, ¿y tú?
Semillas al viento El desafío: Fe de pies mojados
OH, NO. HAY UNA PANDEMIA. ¡SI TAN SOLO LA BIBLIA NOS HUBIERA ADVERTIDO PARA PREVENIRLO!
Conexión 2.0 Año 15 - Nº 56 Julio-Septiembre de 2020 Director: Pablo Ale. Diseño: Giannina Osorio / Mauro Perasso. Ilustraciones: Shutterstock / Mauro Perasso / Hugo Primucci. Pruebas: Verónica Korsun / Pablo M. Claverie. Gerente general: Gabriel Cesano. Gerente financiero: Henrry Mendizábal. Director editorial: Marcos Blanco. Gerente de Tecnología y Procesos: Sixto Minetto. Gerente de Producción: Julio Ciuffardi. Gerente de Logística: Claudio Menna. Gerente de Educación: Isaac Goncalvez. Gerente comercial: Benjamín Contreras. Conexión 2.0 es una publicación del departamento del Ministerio Joven de la División Sudamericana de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Editada e impresa trimestralmente para la División Sudamericana por su propietaria, la Asociación Casa Editora Sudamericana, en talleres propios de Gral. José de San Martín 4555, B1604CDG Florida Oeste, Buenos Aires, Rep. Argentina. Domicilio legal: Uriarte 2429, C1425FNI Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Correo electrónico: revistaconexion20@aces.com.ar Web: conexion20.editorialaces.com REGISTRO NACIONAL DE LA PROPIEDAD INTELECTUAL: RL-2019-14872160-APN-DNDA#MJ Suc. Florida (B) y Central (B) IMPRESO EN LA ARGENTINA CORREO ARGENTINO FRANQUEO A PAGAR CUENTA Nº 10272
Prohibida la reproducción total o parcial de esta publicación (texto, imágenes y diseño), su manipulación informática y transmisión ya sea electrónica, mecánica, por fotocopia u otros medios, sin permiso previo del editor. -111313-
UNA TAN NOS TIDO RLO!
En este número... Fe de pies mojados En nuestra sección “Semillas al viento”, te contamos sobre un tipo de fe muy especial que todos deberíamos tratar de tener.
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Nota de tapa Marta nos cuenta sus experiencias como misionera voluntaria en diferentes lugares de Sudamérica y cómo gracias a esto puede estar más cerca de Jesús.
8 Esto que sé Coni nos deja sus consejos para aprender a tocar un instrumento. En este caso, el violín.
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Vínculos equilibrados
38
A veces nos vamos a los extremos a la hora de mostrar cariño. Aprendamos a entendernos y a encontrar el punto justo.
Y además... 5
Editorial
Coronavirus: ¿Oportunidad o amenaza?
Hemisferio izquierdo
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Selección
Actor principal
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Gregorio Samsa: La metamorfosis
Aire fresco
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El cielo y los “no lugares”
8
Nota de tapa Una vida en misión
Remedios naturales
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Llegó el tiempo de parar un poco
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Checklist Ideas para hablar mejor en público
El emperador que temía morir
Noe, un constructor de fe
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Orientados
42
Habilidades y debilidades
22
Semillas al viento
Esto que sé Tocar el violín
18
Héroes bíblicos
38
Vínculos equilibrados
16
Cosas que pasan
En paz
Fe de pies mojados
Juegos Olímpicos
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Ámsterdam 1928
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En pareja Yo me quiero casar, ¿y tú? (parte 2)
Microrrelatos: Infección
Preguntas existenciales
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¿Amigos o no? (parte 2)
26
Parte 3: El libro
Curiosidatos
48
Por qué lavarse las manos es saludable
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Bitácora de viaje
Viñeta
San Salvador de Bahía
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Editorial
¿OPORTUNIDAD O AMENAZA? “Que todo aquello que te hace sufrir también te haga crecer” (Erton Köhler).
Y
, de repente, el mundo se detuvo. Ni la película más taquillera de ciencia ficción lo hubiera ideado. Fronteras cerradas en plena aldea global, Juegos Olímpicos suspendidos, acciones de las bolsas del mundo en caída libre, clases interrumpidas. El coronavirus ha multiplicado el uso de los barbijos, ha impedido besos y abrazos, ha evitado bodas y ha hecho que decenas de cumpleaños se celebraran online. Esta pandemia ha reconfigurado el turismo y reducido drásticamente el tráfico aéreo mundial. El coronavirus se agiganta con el correr de los días, y quién sabe cómo estará el mundo cuando en julio leas esto (¡lo estoy escribiendo en marzo!). Lo que sí puedo hacer es que juntos pensemos al respecto. Seguramente te encontrarás en tu casa o has tenido que reducir tus salidas por esta crisis global. Pues bien, toda amenaza también es una oportunidad para crecer. Por eso, te dejo cinco lecciones que podemos aprender de este contexto. 1. Infórmate. Ten cuidado sobre la calidad de información que consumes. Desconfía de lo que te envían por las redes sociales. Chequea bien la infor-
mación y las fuentes. 2. Sé prudente. Contrariamente a lo que quizá pienses, la prudencia no es sinónimo de cobardía. La prudencia es tener cautela, moderación, sensatez y buen juicio. 3. Reaviva tu relación con Dios. Tal vez, este triste stop te ayude a buscar más a Dios en oración y estudio de su Palabra. Si lo haces, descubrirás que es lo mejor que te puede suceder. 4. Aprovecha el tiempo. Ahora es el momento de leer (¡al fin!) ese libro, ordenar (¡de una vez!) las cosas de tu habitación, terminar (¡o empezar!) ese arreglo en tu casa y aprender (¡o perfeccionar!) un idioma. ¡Vamos! La vida no solo es jugar en el celular y mirar series en Netflix. 5. Alienta a otros. Tal vez no lo notes, pero mucha gente a tu alrededor tiene miedo y está sola. Sé un mensajero de esperanza. Usa la tecnología de manera positiva para brindar ánimo y acercarte a otros. Esta también es una oportunidad para servir y ayudar a los demás. Pablo Ale, pastor, periodista y director de Conexión 2.0. 5
Hemisferio izquierdo
SELECCIÓN
U
na parte importante de la resolución de problemas es la selección. ¿Qué datos tener en cuenta? ¿Cuál escoger en primer lugar? ¿Cómo organizar una tabla? Se deben escoger alguno datos y luego completar las tareas en detalle y con precisión. ¿Cómo seleccionar correctamente? Muchas de nuestras decisiones conllevan consecuencias, y debemos aprenderlas. De lo que seleccionemos y escojamos hoy pueden depender muchos sucesos del mañana en nuestra vida.
“AL CIELO Y A LA TIERRA PONGO HOY COMO TESTIGOS CONTRA VOSOTROS DE QUE HE PUESTO ANTE TI LA VIDA Y LA MUERTE, LA BENDICIÓN Y LA MALDICIÓN. ESCOGE, PUES, LA VIDA PARA QUE VIVAS, TÚ Y TU DESCENDENCIA” (DEUTERONOMIO 30:19, BA).
LA CORONA DE ORO Allá por el s. III a.C., el rey Hierón II de Siracusa encargó la elaboración de una corona de oro a un orfebre, y para ello le facilitó un lingote. Sin embargo, una vez terminada y entregada la corona, le asaltó una duda: ¿y si el orfebre ha sustituido parte del oro por otro material como cobre? Para averiguarlo, el rey se contactó con Arquímedes, famoso sabio y matemático de la época, quien dio con la solución. ¿Cómo lo hizo? Pista: obtuvo la respuesta al observar que cuando entraba en la bañera parte del agua se vertía fuera.
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7 SOLUCIONES: Arquímedes observó que cuando un cuerpo se sumerge en el agua desplaza un volumen de líquido igual al propio. Por lo tanto, el lingote de oro y la corona, con independencia de su forma, debían desplazar la misma cantidad de agua al introducirlos en
un recipiente. De no ser así, resultaría evidente que la corona contenía otros materiales con una densidad diferente, como el cobre, por ejemplo. El hombre sufre de enanismo y solo alcanza el botón del décimo piso con ayuda del paraguas.
Silvia Vasconcellos, profesora de Matemáticas y asesora pedagógica de Nivel Medio en la ACES.
EL ASCENSOR Un hombre vive en el décimo piso de un edificio. Cada día utiliza el ascensor para ir a la planta baja y así salir a la calle. Cuando regresa, sube en el ascensor hasta el séptimo piso y usa las escaleras para llegar al décimo piso, excepto los días que llueve, cuando sube directamente al décimo con el ascensor. ¿Por qué lo hace?
A D I V A N U N Ó I S I M N E DEERR ND PPEEN E D E D A E A D E N D A APPRREE N IOSS DIO D DEE D
E
scribo estas líneas a días de cumplir 29 años. Si tengo que presentarme y decir quién soy o a qué me dedico, con mucha naturalidad puedo decir que soy misionera voluntaria y que me dedico a compartir con otros el amor que Jesús manifestó en mi vida. Nací en una familia adventista del séptimo día y a los trece años decidí bautizarme. En distintos sentidos, mi historia de vida no es muy diferente de la de otros jóvenes: momentos lindos y divertidos, muchas pruebas, luchas y decisiones que tomar. Sin embargo, en 2016 acepté vivir una experiencia que marcó mi vida. Me encontraba próxima a terminar mi carrera universitaria y tenía un trabajo estable; en ese contexto, recibí la invitación de Dios para participar del proyecto Un año en misión (OYIM, por sus siglas en inglés). Estaba en un congreso de jóvenes y el lema era “Más que pasión”. Aquella frase me tocó: entre el trabajo y el estudio, yo no vivía con pasión las actividades de la iglesia y, en realidad, no tenía pasión por Dios. Es cierto que era muy activa en la iglesia, pero lo que hacía era cumplir responsabilidades por compromiso. Era algo que me gustaba, pero que no me llenaba. Por eso, acepté el llamado a servir, y todo fue distinto para mí. Ahora vivo mi vida en misión. En 2017 me recibí de Licenciada en Comunicación, y estoy muy agradecida a Dios porque él me dio las fuerzas y la sabiduría para lograrlo. Pero lo realmente importante ese año fue mi viaje a Mendoza, en el oeste de Argentina, para cumplir mi primer año en OYIM (sí, el primero, ¡porque fueron tres!). En 2018 me invitaron a participar del proyecto en Santa Cruz, Bolivia, y en 2019 lo hice en Luján, en la provincia de Buenos Aires, Argentina. Cada año fue diferente, pero los tres me dejaron algo en común: la certeza
de que ser parte de OYIM no se trató de lo que yo tenía para dar al proyecto, si no de lo que Dios quería darme a mí.
LECCIONES DE UNA VIDA EN MISIÓN Para empezar, salir de casa, de mi iglesia, de mi trabajo y de todo lugar conocido, en donde yo me manejaba cómodamente, fue un shock. Tuve que aprender a depender totalmente de Dios, entender que yo no tenía el control de nada y vivir sus planes. Dios también me enseñó, a lo largo de los tres años, a valorar mis capacidades y a verme como alguien importante en su obra. La última enseñanza que quiero compartir, y en la cual me quiero detener, es el amor por las personas. Tengo una forma de hablar con Dios que me ayuda a ver a través del tiempo cómo me responde y está atento a mis preocupaciones más chiquitas: ¡cuadernos de oración! Al revisar mis oraciones desde 2017, una y otra vez se repite un pedido similar: “Señor ayúdame a ver a los otros con tu amor, a preocuparme por su salvación tanto como por la mía”. Amar a todas las personas es algo imposible para un ser humano. ¿Cómo amas a alguien que no conoces? ¿O a alguien que hace cosas con las que no estás de acuerdo? Esto es algo profundo y aún sigo orando sobre eso. Pero diré que Dios me respondió: lo hizo desafiándome constantemente a dejar de mirarme a mí misma. Si quería transformar vidas, tenía que amar esas vidas. Dejar de pensar en mí y en cómo me siento fue un paso gigante. Y solo pude darlo cuando comprendí lo importante que fue Dios en mi vida, las veces que me rescató de situaciones tristes y que perdonó mis equivocaciones. También fue clave encontrarme con la triste realidad de vidas sin esperanzas. Me encontré con personas que tenían luchas mucho más complejas que las que yo hubiera vivido, y a las que se estaban enfrentado solas, sin Dios. ¿Alguna vez te preguntaste qué hubiese sido de ti si en los momentos más duros de tu vida no hubieses tenido la gran esperanza de un cielo y una Tierra nuevos? Pensar en esto ¿te llena de angustia y desesperación? Precisamente, desesperada es como vive la gente sin Dios. Y, como cristianos, no tenemos derecho a quedarnos con la Esperanza solo para nosotros. Más triste que ver a alguien morir sin Dios es ver a alguien intentando vivir sin Dios.
LA ABUELITA QUE CONOCIÓ A DIOS Ella vivía sola en su casa de Mendoza, donde tenía un puesto de flores. Había estudiado en un colegio de monjas, rezaba cada día. Vender flores también le permitía charlar cada vez que recibía a un cliente. Pero, en su soledad, un pensamiento la atormentaba: el de un Dios castigador. Además de esto, había sido víctima de muchos robos. No era extraño que viviera con miedo.
La visitaba una vez por semana. Cada vez que yo llegaba, ella desocupaba una silla que tenía con flores, la limpiaba y me hacía sentar. El estudio bíblico era una excusa: ella necesitaba hablar, que alguien la escuchase. Me contaba de su familia, de cómo habían llegado de España a la Argentina, me hablaba de los afectos que había perdido y también de los que están, pero no la visitan… Después, leíamos la Biblia y reflexionábamos juntas. Luego de aquellas visitas ya no se sentía sola, su miedo había disminuido y había comenzado a hablar con Dios. No podía ir a la iglesia por problemas de salud, pero eso no le impedía entregar una ofrenda especial: me daba flores hermosas –no las que sobraban de su venta– para adornar la casa de Dios. A pesar del dolor que había experimentado, ella logró ver a Dios como realmente es: un Dios de amor que la cuida cada día.
UNA VISITA SALVADORA Los momentos lejos del hogar, la familia y los amigos son duros, especialmente ante situaciones que no sabemos manejar. Es entonces cuando el equipo se transforma en tu apoyo. Encontrar gente sin esperanza te lleva, por ejemplo, a verte un día con alguien que no quiere seguir viviendo, que ya no tiene fuerzas para luchar. Varias veces lloré por amor a esas personas que me hablaban de heridas profundas y de que preferían morir a seguir soportándolas. Me di cuenta de que, si cualquiera de mis compañeros o yo hubiéramos dicho “no” al llamado, algunas personas habrían llegado al suicidio. Un día, mis dos compañeras salieron a hacer visitas a personas que habían solicitado una Biblia. Había una mujer a la que habían ido a ver en varias oportunidades y nunca la encontraban. Habían decidido no ir a su casa aquel día, pero como la visita previa se había suspendido se 10
decidieron a intentar una vez más. Cuando llegaron, entendieron que aquello no había sido una casualidad: la mujer acababa de tomar pastillas para quitarse la vida. Las chicas llegaron a tiempo para asistirla, llamar a una ambulancia y contactar a su familia. Después de ese día, comenzamos a visitarla semanalmente para leer la Biblia y orar juntas. Así, y con la ayuda profesional que también requería, vimos en su cara la paz que solo Cristo puede dar.
EL PODER DE LOS CENTROS DE INFLUENCIA Un lugar donde se aprende a amar a las personas, cuidarlas y crear amistades verdaderas son los Centros de influencia. En Bolivia y en Luján, tuve la oportunidad de estar en estos centros. Lo que hacíamos era conocer la zona y a los vecinos para brindarles cursos y charlas que fueran de su interés. Esto implicaba que, además de trabajar con profesionales de la iglesia, cada uno
descubriera nuevos talentos: a mí, por ejemplo, me llevó a dictar cursos de cocina saludable, de manualidades y de bordado mexicano. Otros compañeros enseñaban música, idiomas, actividad física. También había especialistas que hablaban de psicología emocional, control del estrés o prevención de enfermedades. Todas estas actividades, aunque muy distintas entre sí, coincidían en crear un espacio en el cual podíamos conocernos con los vecinos. En Lujan, la gente fue tan receptiva a estas charlas –acompañadas por una merienda caliente en los días fríos– que el grupo se repitió cada semana por dos meses. En este espacio reforzábamos los temas hablados sobre salud y además compartíamos reflexiones bíblicas. También había comida, juegos y momentos para contar experiencias.
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RINA Y CARLA: UNA PRUEBA DE FE El método de Cristo –atender necesidades, brindar nuestra amistad a las personas y luego mostrarles a Jesús– no es novedoso, pero tengo que decirlo: funciona. Sí, funciona dedicar tiempo, escuchar, charlar de temas que al otro le importan. Después de meses de trabajo y amistad, de compartir recetas, patrones de bordados, libros y un montón de momentos, pude ver personas entregar su vida a Jesús. Rina fue una mujer amorosa y luchadora que llegó al curso de cocina una tarde acompañada de Carla, su hija de veinte años. Estaban muy interesadas en la comida saludable, habían adoptado una alimentación vegetariana y necesitaban herramientas. Después de la primera clase, se acercaron para hablar y me contaron que habían empezado a estudiar la Biblia con una señora de la iglesia y que ella les había recomendado el centro. Rina tenía cáncer de colon y estaba muy dolorida, pero tenía el apoyo de sus cuatro hijos y su marido. Con el paso de las semanas, la salud de Rina empeoró. Ella y Carla dejaron las clases de cocina y también de ver a la hermana que les daba los estudios bíblicos. No obstante, siguieron buscando a Dios y, un sábado, las vi en la iglesia acompañadas por su instructora bíblica. Aquel día, ambas se pusieron de pie ante el llamado a entregar su vida a Dios. Después de ese sábado, a Rina la internaron. Los últimos dos meses del proyecto viví la experiencia más cruda de mi vida: estar al lado de alguien que se estaba muriendo y acompañar a una amiga mientras organizaba el entierro de su madre... Yo no era una persona que visitara hospitales, y gracias a Dios no me tocó aún despedir a alguien tan cercano. Sin embargo, Dios me empujaba a estar ahí y, en cada visita al hospital, orábamos y leíamos una meditación. En una de las últimas veces que la vi, Carla me habló de su relación con Dios: no estaba enojada, no le pedía explicaciones, estaba confiada en que el dolor de su mamá iba a terminar y que, la próxima vez que se vieran, Rina estaría sana y sonriente, abrazando a su familia. Carla realmente se aferró a 12
la gran esperanza: ella y su madre aceptaron la salvación que Jesús nos da y, aunque Dios no sanó a Rina del cáncer, ambas volverán a verse el gran día del regreso de Jesús.
¿POR QUÉ SER OYIM? A lo largo de estos años me preguntaron muchas veces: “¿Por qué ser OYIM?” No es fácil: se extrañan la casa y los amigos, te sientes cansada e insegura, la convivencia puede complicarse, las cosas pueden salir mal en algún evento, recibes criticas... Para el resto, dedicar un año a la misión es perder experiencia laboral e independencia económica, desperdiciar un título universitario, resignar gustos y hasta poner en peligro tu vida sentimental. Pero si puedo, con lo imperfecta que soy, volver a vivir experiencias como escuchar a una persona orar por primera vez o ver su sonrisa al hablar con el mejor Amigo, entonces cualquier “sacrificio” es válido. No tienes que ser OYIM, tienes que vivir tu vida en misión. Y la única forma que yo encontré de caminar cada día con Dios fue sabiendo que, para marcar la diferencia en la vida de alguien, primero necesito que él me llene de su amor. Para llegar al cielo y mantener viva la esperanza del regreso de Jesús, hay que salir a ver el mundo y darnos cuenta de lo afortunados que somos. Cuando entendemos eso, no lo podemos guardar. Hoy sigo creciendo en Cristo; mi vida refleja muy poco de su carácter de amor, pero miro al mundo con otros ojos. Y eso se lo debo a él, a los tres años que me invitó a estar muy cerca de él y a las personas que me puso en el camino. Te invito a vivir esta experiencia: deja que Jesús te saque del lugar donde todo aparenta estar bajo control, anímate a ir a lo desconocido con él, y tu vida encontrará su real sentido. Marta Samaya Contreras, Licenciada en Comunicación. Asiste a la Iglesia de Adolfo Sourdeaux, en Buenos Aires, Argentina. Actualmente colabora con el equipo de comunicación del Departamento de Jóvenes en la Unión Argentina. 13
TÚ TAMBIÉN PUEDES SER VOLUNTARIO Si te interesa participar de alguna misión en el Amazonas, puedes contactarte con el ministerio Salva Vidas Amazonia. Con ellos podrás sumarte a misiones abiertas que tienen durante todo el año. Visita: http://www.salvavidasamazonia.org/ También puedes comunicarte con el ISAM y sumarte a nuestra Misión Amazonas 3.0, que se realizará durante 2020.
PASO A PASO
org/es/
a.adventistas. Ingresa a: sv
(puede ser a
corto
los requisitos Toma nota de proyecto. aplicar a ese
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a
ecto en el map o). o a largo plaz
Busca un proy
para
Checklist
EL MEJOR DISCURSO Ideas para organizar tu presentación en público.
T
al vez no te guste hacerlo. Tal vez seas tímido/a. Lo cierto es que, por motivos sociales, académicos o laborales, te tocará hablar en público. ¿Defender una tesis? ¿Exponer una idea en el grupo de trabajo? ¿Dar una meditación en la iglesia? ¿Decir unas palabras en algún evento? Por eso, desde aquí te brindamos algunos tips a considerar para lograr esto con éxito. • Planifica el momento: Generalmente, si tienes que hacer un discurso o una exposición, sabrás con anticipación el día, la hora y el tiempo con el que cuentas, y demás detalles. Agenda esto y organízate a fin de llegar a ese día plenamente preparado. • Planifica el discurso: Hablamos aquí del contenido propio de lo que dirás. No puedes improvisar. Piensa ideas y anótalas en un papel o guárdalas en un archivo de la computadora o del celular. Luego sistematiza esas ideas en tres partes: introducción, desarrollo y conclusión. • Planifica las partes de tu discurso: No importa la extensión en minutos de lo que tienes que decir. Ya sea que se trate de una hora o de cinco minutos, debes introducir al tema, desarrollar aspectos de ese tema y presentar una conclusión al respecto. • Estudia o memoriza. Trata de no leer: Estudia tu discurso. Tal vez no
lo sepas de memoria, pero es recomendable conocer bien cada parte, así como la parte que sigue. Ten en claro exactamente qué vas a decir al principio y cómo vas a terminar al final. • Practica el contenido: Ahora llegó el tiempo de ensayar todo lo que está en el papel, en la pantalla del celular o en un archivo de Power Point. Nervioso/a puedes ponerte siempre, pero a más práctica menos riesgo de nervios, errores o malos ratos cuando estés “en el frente de batalla”. • Evalúa tu vestuario: Si bien lo importante es el contenido del discurso, cómo lo representarás también lo es. Tu modo de vestir también comunica. • Ensaya en el lugar del discurso: Si puedes ir al auditorio, templo, plataforma, salón, etc., donde hablarás, mucho mejor. Familiarízate con el ambiente, con el escenario, con el micrófono, etc. • Descansa adecuadamente: Más allá de la hora de tu discurso, mantente descansado y libre de estrés la noche anterior. Relájate y enfrenta esta situación con todos tus sentidos bien despiertos. Un rostro fresco, bien descansado y con una sonrisa te ayudará en tu discurso. • Sube seguro y mira a tu audiencia: Llegó la hora. Como has planificado y ensayado, sin duda tu discurso será un éxito. 15
Cosas que pasan
EL EMPERADOR QUE TEMÍA MORIR En nuestro mundo pasan cosas. Nada mejor que pensarlas, replantearlas y reflexionar sobre ellas.
Q
in Shi Huang fue el primer emperador de la China y, a pesar de toda la tiranía de su mandato, es considerado hoy en día uno de los fundadores de la historia de su país y precursor de la famosa Muralla. Un hombre con sus cualidades de liderazgo nos hace suponer que no le tenía miedo a nada. Sin embargo, Qin Shi Huang no solo temía y respetaba a sus enemigos, sino también tenía mucho miedo a la muerte. Cuenta la historia que, queriendo eludirla, se hizo construir un palacio con 365 habitaciones, para dormir todas las noches en una diferente, y así poder confundir a
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la muerte. Sin embargo, algunos aseveran que murió envenenado, probando diferentes brebajes para hacerse inmortal. El temor a la muerte y la búsqueda de la inmortalidad, o de alcanzar una mayor cantidad de años de vida, es un común denominador en muchos de los seres humanos que han pasado por este planeta. Lo cierto es que, según dice la Biblia, el único inmortal es Dios: “la cual a su tiempo mostrará el bienaventurado y solo Soberano, Rey de reyes, y Señor de señores, el único que tiene inmortalidad [...]” (1 Tim. 6:15, 16). Sumado a esto, a medida que pasa el tiempo y la existencia del pecado crece en la Tierra, la calidad y los años de vida se han acortado. Hemos pasado de los 930 años que vivió Adán o de los 969 años de Matusalén, a unos escasos 75 años promedio que se viven actualmente en América Latina. Es verdad que, hasta que Jesús regrese a este planeta y ponga fin al pecado, todos estamos destinados a morir. Las preguntas que surgen son: Y, mientras tanto, ¿qué? ¿Importa lo que yo haga con mi cuerpo en tanto espero el regreso de Jesús? ¿Sirve de algo alimentarme correctamente
y cuidar mi salud? Al fin y al cabo, cuando sean hechas nuevas todas las cosas, seremos transformados y nuestros cuerpos serán incorruptibles e inmortales; por lo tanto, podríamos llegar a suponer que lo que hagamos con nuestra salud física no importa. Sin embargo, 3 Juan 2 nos dice que Dios desea que tengamos salud. La pregunta es: ¿Para qué? En un estudio realizado por la revista National Geographic, se analizó el estilo de vida de los pueblos más longevos del mundo, entre los cuales se encontraban: los habitantes de Barbagia de Cerdeña, Italia; los pobladores de Okinawa, Japón; y los adventistas del séptimo día de Loma Linda, California. Todos estos pueblos poseen estilos de vida saludables, basados en una alimentación adecuada y, como resultado de eso, sus habitantes viven unos diez años más promedio que el resto de la población mundial. ¿Será entonces que ese es el propósito de cuidar nuestra salud y lo que comemos? ¿Vivir unos pocos años más aquí en la Tierra? La respuesta es: no. Lo que Dios desea que nosotros entendamos es que el cuidado de la salud y de la alimentación no tiene que ver principalmente con alargar nuestra estadía aquí en cinco o diez años. Tener una vida saludable, producto, entre otras cosas, de una buena alimentación, tiene que ver con un asunto espiritual. La alimentación cumple un rol muy importante en la vida de un cristiano. Si queremos servir a Dios de todo corazón, no podemos dejar de lado este asunto. Fíjate cómo estos ejemplos bíblicos nos muestran que, en mo-
mentos puntuales, la alimentación cumplió un papel determinante: • La caída del hombre en Génesis 3 tuvo que ver con algo que comieron Adán y Eva. • La prueba de fidelidad de Daniel estuvo relacionada a los alimentos. De paso, al final de los diez días, él y sus amigos se encontraban diez veces mejor que el resto de los sabios de Babilonia. • La primera tentación de Jesús tuvo que ver con la comida. Por otra parte, hubo momentos en los que la abstinencia de comida (ayuno) también fue clave: Jesús y el apóstol Pablo comenzaron su ministerio ayunando; Nehemías ayunó y oró antes de volver a Jerusalén; Esther pidió al pueblo que ayunara antes de presentarse ante el rey y así evitar que los judíos fuesen exterminados. Lo que se busca al tener una buena alimentación y cuidar nuestra salud es una mayor percepción de las cosas espirituales, una mejor comunión con Dios, un camino despejado para que el Espíritu Santo pueda vivir en nosotros y guiarnos hacia la verdad. Por lo tanto, cada vez que decidas cómo te vas a alimentar, sigue el consejo del apóstol Pablo:
“SI, PUES, COMÉIS O BEBÉIS, O HACÉIS OTRA COSA, HACEDLO TODO PARA LA GLORIA DE DIOS” (1 COR. 10:31). Fernando Iriarte, Lic. en Teología y pastor de jóvenes en la Iglesia Adventista de Florida, Buenos Aires.
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La pandemia del coronavirus puso al mundo en estado de alerta y muchos temen por el fin de nuestra especie en el planeta. ¡Imagínate lo que habrá sentido Noé cuando Dios le dijo que destruiría a la raza humana por medio de un diluvio, y que él tenía que predicar sobre esto y construir un arca para salvarse! ¿Sabes por qué Dios eligió a Noé para este gran desafió? Génesis 6:9 tiene la respuesta: “Noé, hombre justo, era perfecto entre los hombres de su tiempo; caminó Noé con Dios”.
MARTILLO Con la doble tarea de construir una embarcación y anunciar el fin del mundo, Noé fue un ejemplo de fidelidad a las órdenes de Dios. Él puso sus herramientas al servicio divino.
FÍSICO SABIDURÍA CARISMA FE
HISTORIAS DE LA VIDA REAL
Más allá de la magia Matías sintió mucha curiosidad cuando Santiago comenzó a asistir a su escuela. ¿Cuál era la verdadera identidad de aquel muchacho? ¿Qué era ese libro de tapa negra que llevaba en su mochila? ¿Por qué comía cosas raras en el recreo? ¿Acaso Santiago era lo que Matías estaba pensando? Lee en este libro la historia del muchacho que quería ser brujo.
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Pídelo a tu coordinador de Publicaciones.
Semillas al viento
FE DE PIES MOJADOS
E
xisten dos tipos de fe: la de pies secos y la de pies mojados. A veces, Dios nos guía hacia el Mar Rojo, con un ejército enemigo pisándonos los talones. Entonces, frente a nuestros ojos asombrados, Dios abre el mar y cruzamos por tierra seca. Esta es la fe de pies secos: Dios abre un camino, de forma milagrosa, antes de que nos mojemos. Otras veces, sin embargo, Dios espera de nosotros una fe de pies mojados. Cuando ya hemos caminado con él por un tiempo, Dios nos puede guiar
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al río Jordán. Él nos dice claramente que avancemos, ¡pero el río está salido de su cauce! En ocasiones como estas, el río no se abre sino hasta que nuestros pies tocan el agua. Esta fue exactamente la experiencia del pueblo de Israel: “Era la temporada de la cosecha, y el Jordán desbordaba su cauce. Pero en cuanto los pies de los sacerdotes que llevaban el arca tocaron el agua a la orilla del río, el agua que venía de río arriba dejó de fluir y comenzó a amontonarse a una gran distancia de allí…” (Jos. 3:15-16 NTV).
Si nos negamos a creer y avanzar hasta que toda incertidumbre desaparezca, nunca experimentaremos este tipo de fe. La fe de pies mojados requiere abandono y coraje emocional. ¡Es una fe intrépida! La autora cristiana Lysa Terkeurst nos pregunta: “¿Soy la clase de líder que necesita ver la tierra seca primero o estoy dispuesta a mojarme y ensuciarme un poco, a avanzar hacia lo desconocido y confiar en él?” ¿Estás dispuesto a arriesgarte? Estoy convencida que Dios nos da oportunidades para crecer en la fe. Generalmente leemos el relato de Pedro bajándose de la barca y caminando hacia Jesús sobre las aguas, como un fracaso (Mat. 14:22-33). Es cierto que Pedro dudó y comenzó a hundirse. Sin embargo, también es cierto que Pedro se arriesgó y se mojó mucho más que los pies. En el proceso, Pedro aprendió una lección valiosísima: Jesús no nos abandona cuando nuestra fe flaquea. En su libro Si quieres caminar sobre las aguas tienes que salir de la barca, John Ortberg explica cómo nuestros miedo al fracaso y amor por la comodidad nos impiden desarrollar una fe intrépida. Ortberg escribe: “La decisión de crecer siempre implica elegir entre el riesgo y la comodidad. Esto significa que, para ser un seguidor de Jesús, debes renunciar a la comodidad como el valor central de tu vida”. Para crecer en la fe, también debes estar dispuesto a fracasar. No solo la comodidad nos detiene, sino también el miedo al fracaso, el terror a quedar
como tontos en público. Nuevamente, John Ortberg escribe: “El fracaso no es un evento, sino un juicio de valor sobre el evento… es una manera de pensar acerca de los resultados”. Pedro fue el único de los doce discípulos que tuvo el coraje de bajarse de la barca. A veces, nos enfocamos tanto en el hecho de que su fe no fue perfecta que ignoramos lo obvio y evidente: por unos preciosos segundos, Pedro caminó sobre el mar. Estoy convencida de que esta experiencia de fe dejó una marca indeleble en el corazón de Pedro. No sé cuál sea tu barca o tu orilla hoy, pero te invito a creer y avanzar hacia Jesús. Te invito a elegir la valentía de la acción sobre la “perfección” de la inacción. Los que no trabajan no se ensucian la ropa; y los que no avanzan por fe tampoco se mojan. Recuerda que la fe de pies mojados no es presunción. Es confiar en la voz del que nos llama. Es bajarse de la barca de la certidumbre y de lo conocido, para conquistar territorios inexplorados en el nombre de Jesús. Es creer que Dios puede abrir caminos en el desierto y aun sobre el mar. Vanesa Pizzuto, Lic. en Comunicación y escritora. Es argentina, pero vive y trabaja en Londres, Inglaterra.
En pareja
YO ME QUIERO CASAR, ¿Y TÚ? Si llegar al altar junto a tu novio/a es tu meta, entonces, lee estos consejos.
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n el número anterior de la revista, comenzamos a desarrollar algunos aspectos que debes considerar como preparación para tu matrimonio. Hoy veremos otros puntos importantes en relación con la vida conyugal.
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LA ECONOMÍA “No Fer, todavía no me puedo casar, me faltan cosas”, “¿Casarme? No, no llego a fin de mes”. Siempre, siempre, va a faltar algo. Yo lo pude entender bien antes de casarme. De hecho, la mesa de mi sala de estar casi se partía al medio cada vez que apoyaba dos platos para comer. Claro que no fui el único al que le faltaba algo: un buen amigo se casó con un cajón de manzana como mesita de luz. Querido lector: no te preocupes por lo que te falta, Dios proveerá todo. No te preocupes si no tienes un lavarropas nuevo, o un auto, o las cortinas más bellas que existen. La prioridad para Dios eres tú y tu felicidad. El resto vendrá luego, siempre y cuando tu pareja y tú se organicen y planifiquen adecuadamente. En este sentido, es importante que puedan ahorrar y tener un fondo en común para los futuros gastos de la casa. Tengan proyectos que involucren a ambos: la luna de miel, la casa, un auto, los primeros seis meses de alquiler del departamento en el que vayan a vivir, los muebles… hay un montón de cosas por las que pueden trabajar, cada uno aportando de su lado y con su trabajo. Esto resultará aún más placentero que lo que puedan alcanzar individualmente: es muy lindo sentirse acompañado y lograr cosas de a dos. Eso sí, quizás haya cosas de
tu “vida de soltero/a” que tengas que dejar de lado para poder pensar en tu futura familia. Pero recuerda que todo esfuerzo tiene su recompensa.
AFINANDO LA PUNTERÍA No pasa siempre, pero tal vez en tu noviazgo haya cosas que no te “cierran” o no te “convencen”. Formas de actuar, la relación con la familia de tu pareja, contestaciones de él o ella u otras actitudes o situaciones que puedan catalogarse como “extrañas”. En este punto, si bien no debes convertirte en un detective para saber qué ocurre, sí es importante que puedas aclarar estas situaciones con tu novio/a. A veces pensamos que el matrimonio solucionará muchas cosas, y nada más equivocado que eso. El matrimonio multiplica todo por diez; o más. Entonces, debes tener todo sumamente claro antes de dar el “sí” ante Dios. ¿Qué más deberías tener en cuenta a la hora de comenzar un noviazgo o transitarlo? En el último ejemplar de Conexión 2.0 de 2020 veremos cómo potenciarte a ti mismo, y como prepararte para una etapa de noviazgo exitosa o mejorar la que ya tienes. Fernando Liernur, diseñador gráfico y especialista en Marketing Digital.
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Microrrelatos
INFECCIÓN PARTE 3: EL LIBRO
P
or un momento creí que había logrado perderlos. Miré en todas las direcciones buscando encontrar a los Rebeldes que instantes atrás me perseguían, pero no los vi. El problema era que ahora estaba perdido. Necesitaba encontrar al Mensajero para sentirme seguro: no me agradaba estar solo en el medio de la calle con un grupo de Rebeldes tras mis pasos. “Uriel tenía razón, ellos eran peligrosos” balbuceé, pensando que lo peor ya había pasado. Entonces, recordé que en uno de los bolsillos de mi pantalón tenía el Libro. En una situación como esta, aquel Libro en el cual todavía no confiaba mucho parecía ser la única solución. Comencé a hojearlo como esperando encontrar algún mapa con el camino hasta el sótano, donde creía que podría encontrar a Uriel, pero solo hallé dentro una nota escrita por mi Mensajero: “Christian, recuerda que el objetivo de este Libro no es que solo lo consultes cuando no veas salida. Si lo lees diariamente y lo llevas a la práctica, va a ayudarte a evitar estas situaciones”. En mis labios se dibujó una leve sonrisa. Justo en la página donde se encontraba la nota, leí: “Clama a mí y yo te responderé, y te mostraré cosas
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grandes y ocultas que no conoces”. De lo que no estaba seguro era de cómo comunicarme con el Autor del Libro, así que comencé a hablar en voz alta: “No sé cómo hablarte, todo esto es nuevo para mí. Estoy perdido y necesito encontrar a mi acompañante. ¿Puedo contar contigo?” Una brisa fugaz corrió algunas páginas del Libro y lo dejó abierto donde había un texto marcado: “Tu Palabra es una lámpara para mis pies, ya que me ilumina el camino”. Levanté la vista y percibí algo que no había visto antes. Ante mí había una calle ancha, flanqueada por dos hileras de grandes árboles erguidos a lo largo de varios metros y que parecían conectados por sus copas. La imagen reactivó mi memoria: ¡era el camino al sótano! Volví mi mirada al Libro y leí: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”. “¡Gracias!”, dije mirando al cielo. Comencé a caminar animadamente por la calle de los árboles. Estaba comenzando a ponerse oscuro y una espesa capa de nubes anunciaba una tormenta inminente. De repente, me topé con un extraño parado en el medio del camino, cortándome el paso. Un relámpago iluminó el cielo, y descubrí, horrorizado, que se trataba de Max. Sentí un escalofrío que recorría mi cuerpo.
“Se acabó tu alegría. ¿Dónde está tu Mensajero ahora?”, dijo. Intenté correr en dirección opuesta, pero ya estaba rodeado por los Rebeldes. Quise organizar mis ideas para encontrar alguna salida. Pero un dolor fuerte en la mandíbula interrumpió mis pensamientos y me encontré tirado en el suelo, mareado, tratando de recomponerme del golpe. Una mano se introdujo en mi bolsillo y extrajo el Libro. “Vamos a dejarte las cosas claras: odiamos esta basura y también a quienes la leen”, dijo Max con tono amenazador. “Muchachos, asegúrense de que no vuelva a hacer tonteras”, agregó. No recuerdo haber recibido una golpiza peor que esa. Por más que intentaba incorporarme, no lo lograba. Cuando empecé a escupir sangre, pensé que se detendrían, pero la sonrisa malvada de sus rostros me indicó que no pensaban parar. Cerré mis ojos resignado, creyendo que no llegaría a contar la historia. Pero los golpes se detuvieron. Abrí lentamente mis ojos y vi a los Rebeldes retroceder, aún con ira en sus rostros. Giré mi cabeza como pude, y vi a Uriel y a otros Mensajeros, quienes miraban fijamente a mis agresores. Con decisión, avanzaron hacia ellos y comenzaron a pelear. Max atacó a Uriel, pero este detuvo el puño con una mano, debilitando al Rebelde hasta que este no pudo mantenerse en pie y, gritando, cayó al suelo. Impotentes ante la presencia de los Mensajeros, los Rebeldes se retiraron. Dos de los compañeros de Uriel me ayudaron a sentarme mientras él recogía el Libro
del suelo. Las primeras gotas de lluvia cayeron sobre mi rostro, y lavaron la sangre de mis heridas. “Él siempre responde”, dijo Uriel extendiéndome el Libro. “Manda a sus Mensajeros para que te cuiden en tus caminos”, añadió. Tomé el Libro y lo abracé contra mi pecho. El Mensajero se sentó a mi lado y me rodeó con el brazo. “La infección está superando los niveles que alcanzó en el gran lavado mundial, Christian”, continuó Uriel con tristeza. “Y sigue avanzando, aunque muchos no quieran notarlo. Algunos piensan que no están enfermos, pero nadie de la raza caída está sano. Lo peor es que no creen necesario usar el traje y se autodenominan ‘inmunes’, cuando no lo son. La infección mata, Christian. A veces, el mismo Falsificador ataca a los infectados; pero, si eso sucede, Miguel acude al rescate de los que piden su ayuda”. Por unos instantes, ambos permanecimos en silencio, disfrutando de la brisa y la leve llovizna. Volví a sentirme seguro. Ya no dudaba de Uriel ni de la historia que me había contado. Tampoco del Libro ni de su Autor. Me sentía protegido y amado por Alguien a quien no terminaba de entender, pero que seguramente me valoraba más de lo que yo mismo creía que importaba. Lo que dice el Libro: Jeremías 33:3; Salmo 119:105; Juan 14:6; Salmo 91:11.
Martín L. Mammana, estudiante de Teología en la Universidad Adventista del Plata. 27
HISTORIAS DE LA VIDA REAL
El misterio de la caja fuerte Jugando en el sótano, Cris y María encontraron un misterio para resolver. ¿Qué contiene la antigua caja fuerte del bisabuelo? ¿Cómo lograrán descifrar la combinación perdida? Y¿qué tiene que ver la gran cruz de la colina? Y, entre todo el misterio, surgen los celos. ¿Podrán Cris, María y sus amigos resolver el misterio y salvar la amistad?
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Bitácora de viaje
San Salvador de Bahía BRASIL
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HOY: SAN SALVADOR DE BAHÍA
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o tan popularmente conocida como Río de Janeiro y San Pablo, San Salvador de Bahía es la tercera ciudad más poblada de Brasil y fue la primera capital del país. Por su historia y su arquitectura, es visitada año tras año por miles de turistas. Debido a su extensión y por la proximidad a la costanera, se recomienda buscar hospedaje en las cercanías de Faro da barra, que cuenta con una buena infraestructura de transporte para desplazarse por toda la ciudad. Después del culto personal, salía por las mañanas a disfrutar de las brisas del mar en la hermosa costanera. Lue-
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go de la rutina diaria con conocidos del hospedaje o en otros casos sola, visité los puntos turísticos. En esas oportunidades, aprovechaba para distribuir algún tipo de material misionero. El mayor atractivo de la ciudad es el centro histórico llamado Peleourinho. Rodeado por una gran metrópolis, este barrio se encuentra en la parte alta de la ciudad. Sus calles empedradas, sus templos barrocos y sus subidas y bajadas a través de su accidentada geografía hacen de este sitio un lugar único. Caminando por sus estrechas calles, fuimos sorprendidos varias veces por el sonido de tambores y el espectácu-
lo de danzas callejeras que recuerdan a sus primeros habitantes. Próximo a Peleourinho se encuentra el Mercado Modelo, al que se accede a través del famoso Elevador de Lacerda por el valor de unas monedas. Este elevador conecta la parte alta con la parte baja de la ciudad. En el mercado se puede ver variedad de artesanías y hermosos manteles blancos de la cultura y la tradición brasileñas. Enfrente de San Salvador de Bahía, situado a dos horas en barcos, se encuentra el Morro de San Pablo. Su variedad de playas, su vegetación tropical y sus calles peatonales sin tránsito de
autos formaron parte de mi estadía lejos del bullicio de la gran ciudad. Junto con la escritora cristiana Elena de White en el libro La educación, página 120, puedo afirmar que: “Para los que se familiaricen con Cristo, nunca jamás será la Tierra un lugar solitario y desolado. Será para ellos la casa de su Padre, llena de la presencia de aquel que una vez moró entre los hombres”. Analía Giannini, docente de Ciencias Naturales, nutricionista, escritora y viajera incansable.
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Actor principal
GREGORIO SAMSA: LA METAMORFOSIS Claves ante un proceso necesario e inevitable de la vida.
“A
l despertar Gregorio Samsa una mañana, tras un sueño intranquilo, se encontró en su cama transformado en un repugnante bicho”. Así comienza La metamorfosis, del autor checo Franz Kafka. Un joven que asume la responsabilidad de mantener a sus padres y a su hermana, para lo cual toma un trabajo como viajante vendedor. Gregorio hace ya varios años que dejó de lado sus sueños personales, sus propios intereses, y se sometió al maltrato de su empleador, quien además es el acreedor de su padre. La familia pasivamente se apoya en Gregorio como su único sustento: tras la quiebra de su negocio, el padre se abandonó a la decrepitud física; la madre se esconde tras sus ataques de asma y su incapacidad para trabajar; y la hermana, de 17 años, se escuda en su juventud y se dedica a dormir, a vestirse bien y a tocar el violín.
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Cuando Gregorio se despierta convertido en insecto, el cómodo mundo en el que vive su familia comienza a tambalear. Su primer sentimiento es la culpa: debe responder ante su empleador (que no pierde un instante y va a su casa a buscarlo y a recriminarle su irresponsabilidad), y debe responder ante su padre. La familia reacciona como puede: al principio, con sorpresa; luego, con horror. No comprenden qué sucedió. Todos: Gregorio, la familia, incluso el lector, esperan que la situación del personaje sea pasajera, que en algún momento despierte de la pesadilla, o recobre “la salud”; que el mundo se normalice y todo vuelva a ser como antes. Pero nada de eso ocurre, y los protagonistas tendrán que encontrar herramientas para enfrentar las nuevas condiciones de la vida. Gregorio no se reconoce
en su nuevo estado. Poco a poco va perdiendo sus características humanas: primero, el cuerpo; enseguida, la voz; más adelante, la vista, los gustos, los hábitos y paulatinamente, también, las capacidades de pensamiento y juicio. Lo que nunca pierde son la necesidad de compasión y la sensibilidad. El padre reacciona con una mezcla de horror, enojo, frustración y negación. El fracaso cómodo en el que vivía ya no existe, y la subsistencia de su familia vuelve a depender de él. Se vuelve violento hacia Gregorio, pero sale a buscar trabajo, y de repente su decadencia física queda prácticamente olvidada. La madre hace débiles intentos de compasión: tal vez algún rezago de instinto maternal. Pero es insuficiente, y vuelve a los desmayos, al asma y a la debilidad… aunque, sin embargo, consigue trabajo como costurera. La hermana menor es la única que parece sinceramente preocupada por Gregorio, y él la adora. Lo visita, no sin temor y asco. Diariamente le lleva alimentos, de vez en cuando limpia la habitación; parece ocuparse de sus necesidades. Pero Grete, que así se llama, realiza su propia metamorfosis:
del temor y la compasión, a la rebeldía, al desprecio y a la traición. En el mundo de la naturaleza, el proceso de la metamorfosis suele ser una parte necesaria e inevitable de la vida, que normalmente conduce a un estado de mayor desarrollo, complejidad y belleza. Sin embargo, en este relato se produce una metamorfosis a la inversa: los seres humanos, cada uno a su manera, se transforman en insectos. O, tal vez se pueda leer como una metáfora: Gregorio ve a su familia como humanos, cuando en realidad, en su interior, no son más que bichos. La familia ve a Gregorio como un bicho, pero su interior es desesperadamente humano. En nuestra vida, la “metamorfosis” es un proceso necesario e inevitable. Todo en la naturaleza está en permanente cambio: lo que no se desarrolla muere. Los seres humanos no escapamos a esta ley, pero tenemos un extra: el don divino de la libertad de elegir en qué nos queremos transformar… y la promesa del poder transformador de Dios (2 Cor. 3:18). Elisa Torres, profesora de Literatura en el Instituto Adventista Florida, Argentina.
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Aire fresco
EL CIELO Y LOS “NO LUGARES” ¿Te sentiste alguna vez lejos de tu casa?
F
uertes bocinazos, frenos de aire, pitidos, olor a gasolina, luces de todos los colores y semáforos: son las características más típicas de las grandes ciudades. Los primeros quince años de mi vida me tocó residir en la ciudad de Buenos Aires (Argentina); para ese entonces, ya me había acostumbrado a este entorno. Las grandes urbes están plagadas de lugares considerados como turísticos. Hay espacios que son elegidos para pasar el día o simplemente para disfrutar de una buena sesión de fotos. Muchos turistas pueden ser identificados por sus grandes cámaras fotográficas que cuelgan de sus cuellos y por acentos de todo tipo. Pero también, en la ciudad, hay miles de personas que ya están acostumbradas a estos espacios. Se levantan a la misma hora todos los días sin ponerse de acuerdo. Suena el despertador a las seis o a las siete de la mañana y comienza la carrera para llegar al tra-
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bajo o a la escuela; la rutina suele ser la misma de lunes a viernes. En el autobús, a veces, se ven las mismas caras de sueño; son casi todos conocidos sin conocerse realmente. Se hace el mismo recorrido de costumbre: el gran transporte de metal parece conocerlo de memoria. Se escucha algún ocasional “buen día”, que parece ser más un reflejo que un saludo. Casi en piloto automático, cientos de personas llegan al trabajo o a la escuela para comenzar con las actividades. Es de esperar que nadie perciba el paisaje gris de la ciudad.
LOS “NO LUGARES” En las zonas urbanas, también hay ciertos lugares que no son precisamente lo que se podría llamar “turísticos”. Hay espacios en los que las personas generalmente no disfrutan estar; de hecho, si pueden evitarlos, mejor. Son lugares que se consideran de paso: cajeros automáticos, bancos, filas infinitas hacia la caja del su-
permercado, estaciones de servicio, terminales de trenes, aeropuertos, transportes públicos… Gente apurada mirando el reloj es el denominador común. Me imagino que nadie decide pasar un día entero disfrutando de hacer una fila para hacer un trámite o planea un pícnic en el autobús. Marc Augé, un antropólogo francés, describe a estos espacios poco gratos como los “no lugares”. ¿Qué quiere decir con eso? Los llama de esta manera por tres características principales: 1. No te sientes identificado con este espacio. 2. No te representa para nada. 3. La historia de tu vida no está unida a este espacio. Para este autor, los “no lugares” son aquellos sitios en los que “nunca se está en casa”. ¿Te sentiste alguna vez lejos de tu casa? Cada vez que me planteo la anterior pregunta, pienso en Cristo y en lo que significó su vida para toda la humanidad. Apenas puedo imaginarme estar 33 años lejos de casa. Jesús decidió abandonar su hogar, su lugar, para nacer en un espacio ajeno, extraño. Sin embargo, él comprendía que era un espacio transitorio, de paso. Dios se hizo carne y habitó entre nosotros (Juan 1:14). Pero, su historia no termina ahí. El Evangelio de Juan nos recuerda qué es lo que Cristo está
haciendo en este preciso momento: “En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros” (Juan 14:2).
UN LUGAR REAL El cielo es real, y los espacios que frecuentamos en nuestro mundo finalmente se terminarán. Sin embargo, tal vez hoy veas al cielo como algo extraño y lejano. Quizá, para ti, se parezca más a un “no lugar” que a un espacio que en verdad existe. Es el deseo de Dios que puedas sentirte identificado con la morada celestial que te está preparando; que las bendiciones del cielo puedan representarte y, al mismo tiempo, tú puedas representarlo en la Tierra; que puedas crear tu historia en el cielo desde tu caminar en este mundo y no solo vivir ensimismado sin disfrutar del paisaje. Y recuerda, Cristo viene pronto y es su mayor anhelo compartir ese lugar especial contigo.
Nicolás Benítez Goncalvez, estudiante de Teología en la Universidad Adventista del Plata y de Comunicación Social en la Universidad Nacional de Paraná, Argentina.
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Remedios naturales
LLEGÓ EL TIEMPO DE PARAR UN POCO Aunque no lo creas en este artículo, no te vamos a pedir que hagas algo. Ah, eso sí, considera los beneficios de descansar adecuadamente.
¿T
e pasó alguna vez que son las 9 de la mañana y ya tienes sueño? ¿O que a las 5 de la tarde tu máximo anhelo es irte ya a dormir? ¡Seguro que sí! Las personas que no duermen lo suficiente o no descansan bien (porque dormir mucho no significa necesariamente dormir bien) sienten falta de energía para las tareas diarias en cualquier hora del día. O, incluso, algo peor: pierden la capacidad de concentración, pueden entristecerse, irritarse y enojarse. Además, la ciencia ha comprobado que las personas que no duermen bien, envejecen más rápidamente. Por otro lado, hay evidencias consistentes de que la falta de sueño también aumenta el riesgo de diabetes, hipertensión arterial, dolencias cardiovasculares y obesidad.
EL DESCANSO DE CADA DÍA Una buena calidad de vida depende mucho de los hábitos de descanso. A diario, cada célula del cuerpo necesita descansar por un tiempo su36
ficiente; en especial las neuronas. El descanso promueve la eficiencia mental y física del cuerpo, y reanima las defensas del organismo. El sabio uso del descanso mejora la salud y la restauración, relaja y promueve la recuperación de las energías gastadas durante el día. La recomendación es irse a la cama temprano a fin de poder dormir por lo menos de siete a ocho horas. Las primeras horas de la noche son las mejores para dormir. Nuestro cuerpo descansa mejor y todo nuestro organismo se regenera. Por eso, es más saludable acostaste a las 22:00 (si es antes, mucho mejor) y levantarse bien temprano. Si te acuestas a esa hora, puedes levantarte a las 6 de la mañana. Dormirás así 8 horas diarias y empezarás el día lleno de energía.
EL DESCANSO SEMANAL Como Iglesia Adventista, al estudiar la Biblia, notamos que, además de dormir el número correcto de horas dia-
riamente, es importante reservar un día de la semana para un proceso de restauración de las relaciones sociales y familiares. Son 24 horas de descanso de las actividades físicas y mentales cotidianas, y de mayor conexión espiritual con Dios. Ese día es el sábado (Éxo. 20:8-11). Así, desde la puesta de sol del viernes hasta la puesta de sol
del sábado (Lev. 23:32; Deut. 16:6), descansamos, vamos a la iglesia, compartimos más tiempo con nuestra familia, ayudamos a otros y disfrutamos de la naturaleza. Es maravilloso tener un día así. Es un regalo de Dios para nosotros, según Marcos 2:27. Mira lo que dijo Jesús al respecto: “El sábado se hizo para el hombre, y no el hombre para el sábado” (versión DHH). Lejos de ver el sábado como una carga o algo pesado, aprovecha sus beneficios y descansa.
CONSEJOS PARA DORMIR MEJOR 1. Ten el hábito de acostarte y levantarte siempre a la misma hora. 2. Mantén tu habitación limpia y ordenada. Que sea un espacio agradable también en relación con la temperatura del ambiente. 3. Mantén tu cama limpia y cómoda. No es un gasto invertir en un buen colchón. Tu cuerpo necesita descansar bien. 4. Lee la Biblia o algún libro de temas bíblicos antes de dormir. 5. Ora antes de dormir. Entrégate a Dios y dale a él todas tus preocupaciones y problemas a fin de descansar con tranquilidad. 1. No te acuestes con el estómago lleno. Cena temprano y liviano, preferentemente antes de las 20:00. 2. Evita tomar, antes de dormir, bebidas con cafeína, porque son estimulantes y pueden alejar el sueño. 3. Evita discusiones o situaciones estresantes antes de dormir. Resuelve tus desentendimientos familiares, con tus amigos o con tu novio/a antes de ir a dormir. 4. Apaga tu computadora y trata de no ver televisión ni de revisar el celular antes de irte a la cama. Algunos especialistas consideran que debemos dejar de mirar las pantallas de cualquier dispositivo una hora antes de dormir, dado que esto nos sobrestimula y hace que nuestro sueño no sea de calidad. 5. Evita dormir una siesta larga hasta horas avanzadas de la tarde, porque eso perjudicará la hora en que te acuestes por la noche. 37
En paz
VÍNCULOS EQUILIBRADOS A veces nos vamos a los extremos a la hora de mostrar cariño. Aprendamos a entendernos y a encontrar el punto justo.
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ace unos dos años llegó a casa un gato con mucha hambre; lloraba fuera de la puerta. Lo hicimos entrar, le dimos leche, lo ayudamos. Durante los días siguientes venía, pedía comida y se iba. Así lo hizo por unas semanas; y como nadie lo reclamaba (aun habiendo publicado su foto en cada grupo que encontramos), decidimos adoptarlo. Y le pusimos nombre: William. William es muy “gato”, tal como su especie lo determina. Es independiente, te busca cuando quiere comer, duerme muchísimo, casi todo el día. Cuando quiere es cariñoso, pero por lo general es bastante arisco. Pero, aun así lo queremos. Hace aproximadamente ocho meses, otro gato comenzó a merodear nuestra casa. Al principio venía y robaba la comida de William; luego ya le dejamos la suya y, así como ocurrió con William, nadie reclamó a este gato. Este gatito no era como William: nos mordió y rasguñó muchísimo. Se acercaba, pedía caricias, y luego... ¡zas!, nos dejaba marcas en todos lados. Finalmente, lo llevamos al veterinario porque estaba bastan-
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te maltrecho, e incluso pagamos una cirugía costosa. Old Blackie, como lo llamamos, no deja de agradecernos por ello. Ya no es agresivo; al contrario, busca estar donde uno esté, busca caricias, atención. No te deja solo en ningún momento. Cuando estás cerca y no lo acaricias, llora para que lo hagas... Es un gato-perro. A veces, en la vida podemos cruzarnos con personas que son “Williams”: muy poco atentas, quizás incluso ariscas, pero cariñosas a su modo. A veces puede parecernos que solo nos buscan cuando necesitan algo. Pero, detrás de esas personas, de esos gestos, de esos pocos abrazos, de esas muestras de cariño ínfimas, hay personas que traen una historia previa, luchas, quizá dolores que no permiten que se muestren cariñosas. En el caso de mi William, dos veces había sido tirado en la calle. Y, aunque no es una persona con raciocinio, creo que eso pudo haber afectado su comportamiento. Otras veces, podemos cruzarnos con “Old Blackies”, esas personas con una coraza tan grande que no te dejan llegar... pero que luego de dejar
de defenderse son las más cariñosas que existen, al punto de que pueden llegar a ser “pesadas”. Esas personas quizá no te lo dicen, pero tienen mucho miedo a ser dejadas de lado, a ser abandonadas, a estar solas. Por eso, continuamente están allí para ti, para mostrarte afecto, cariño. Quiero dejarte unos tips para relacionarte con estos dos tipos de personas: • No juzgues sin conocer toda la historia. • Piensa que aquello que la persona te da puede que sea lo máximo que tenga. • No intentes que todos sean iguales a ti; no todos tienen la misma manera de demostrar cariño. Ahora bien, quizá tú en algún momento te comportes como “William”, porque te lastimaron, porque no es fácil volver a confiar en que no te dejarán, porque así “estás bien”. Y, en otras ocasiones, quizá seas “Old Blackie”, dando todo de ti, siendo cariñoso al
extremo, mostrando ese afecto de todas las maneras posibles; pero, a la vez, sin dar lugar para que la otra persona tenga su espacio. Lo cierto es que en la vida necesitamos el equilibrio entre “William” y “Old Blackie”. El sabio Salomón dijo que todo tiene su tiempo y, así es, todo tiene su momento y su lugar. Por eso, te dejo unos consejos que quizá te ayuden en esto de lograr el equilibrio: • Aunque te hayan dañado, no hagas sufrir a otro por eso. • A veces el muro lo debes destruir tú mismo. • Dar cariño siempre es bueno, aun en esas ocasiones en las que tenemos miedo. • Acepta que una relación necesita sus espacios. Jimena M. S. Valenzuela, Magíster en Resolución de Conflictos y capellana en el Instituto Adventista de Morón, Buenos Aires, Argentina.
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Esto que sé
TOCAR EL VIOLÍN
T
engo trece años, y toco el violín desde los cuatro. Al principio no le presté nada de atención a este instrumento. No sentía que debía esforzarme para tocarlo. Por eso, en los primeros años no disfruté mucho de las clases ni de mis profesores. Es algo que te puede suceder. Sin embargo, un día empecé a tomar clases con una profesora muy amable y buena. Si bien me interesaba –más que antes– tocar el violín, no le dedicaba mucho tiempo. Medio año antes de dejar las clases con ella, empecé a ir al Ensamble (banda de mi iglesia), donde fui siempre la más pequeña, y empecé a pasarla muy bien en los ensayos y en las presentaciones. Ahora estaba entendiendo que estudiar y practicar valía la pena. Mientras más ensayaba y practicaba, todo me parecía más fácil. Allí, en la banda, aprendí muchas cosas: ¡Incluso aprendí sola a tocar en un cuarteto! 40
Luego, debido a algunas bajas, terminé tocando como primer violín. Hace dos años empecé a estudiar con un nuevo profesor; comencé a interesarme más en la música en general y a disfrutarla. En el último año, me he animado a tocar partes especiales en otras iglesias adventistas y hoy me encanta alabar a Dios con mi violín. ¿Te gustaría tocar un instrumento? ¿Te gustaría tocar el violín? Bueno, si quieres empezar o retomar, te aconsejo que lo hagas con esfuerzo y muchas ganas. Aunque, claro, a veces hay que madurar personalmente para hacerle más caso a lo que dicen los profesores o aplicarse durante más tiempo, más allá de que algún día te falten las ganas. En mi experiencia, te aseguro que vale la pena. Coni Altamirano, integrante del Ensamble (banda de la Iglesia Adventista de Florida, Bs. As.)
LECTURA JOVEN
El jean de Jesús En este libro, el jean representa las tendencias actuales que el enemigo quiere introducir en las prácticas juveniles. En contraste con ellas, el jean de Jesús simboliza la vida diferente que él quiere para la juventud mientras sea habitante de este mundo de pecado, que la prepare para la eternidad.
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Orientados
HABILIDADES Y DEBILIDADES ¿Qué quieres ser?
¡Y
a falta menos para terminar el Secundario! Ahora te toca pensar en una carrera universitaria, y lo primero que debes hacer es orar, pidiendo al Padre celestial que sea tu guía en esta importante decisión. Luego, debes identificar tus habilidades, tus gustos y tu potencial, como también tus puntos débiles. Es importante reconocer, por ejemplo, si te gusta socializar o si prefieres dedicar tu tiempo a trabajar en una computadora. Estas respuestas pueden darte una idea del grupo de carreras afines que puedes elegir. Por eso, te dejo cuatro consejos para elegir una formación profesional: 1. Elige una carrera que implique actividades diarias que te apasionen. En ese sentido, pregúntate: Si no necesitaras que te pagaran nada por el resto de tu vida, ¿qué te gustaría hacer? 2. Investiga con profundidad con profesionales cercanos a tu área de interés. Escúchalos, y analiza si realmente es lo que esperas o deseas. 3. Considera carreras innovadoras. Piensa en cinco años más: ¿Qué carreras serán las más importantes? ¿En qué área te ves trabajando? 4. Obtén orientación vocacional antes de ir a la universidad, ya sea con pruebas psicotécnicas o charlas informativas en tu colegio.
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Por otro lado, estas son las consecuencias que se identifican en una persona que no estudió lo que realmente hubiera querido: 1. No le gusta lo que hace. La probabilidad de ser feliz o tener éxito profesional mayor se reduce, porque no encuentra satisfacción y alegría en el desarrollo de sus funciones. 2. No es productiva. No siente pasión por lo que hace, y es probable que tarde mucho más tiempo en terminar sus funciones, ya que no las encuentra atractivas. 3. Tiene mala salud, provocada por la ansiedad y el estrés propios de una persona que se encuentra en un trabajo en el que no encaja. La presión de tener que hacerlo y satisfacer las responsabilidades asignadas produce un efecto negativo en su salud. 4. Tiene baja autoestima, por no sentirse capaz en la profesión elegida y por verse estancado profesionalmente. Dios desea ser tu Guía fiel y hacer de ti un profesional exitoso y feliz para él, por lo que te dice: “Yo te instruiré, yo te mostraré el camino que debes seguir, yo te daré consejos y velaré por ti” (Sal. 32:8). Junelly Paz Guerrero, Lic. en Psicología de la Universidad Peruana Unión.
Juegos Olímpicos
ÁMSTERDAM 1928 Llenos de hitos históricos, estos juegos son recordados porque las mujeres compitieron por primera vez en atletismo y por el encendido del pebetero con la llama olímpica.
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ntre el 17 de mayo y el 12 de agosto de 1928 se celebraron en Ámsterdam, Países Bajos, los IX Juegos Olímpicos (JJ.OO.). Participaron allí 2.883 atletas (2.606 hombres y 277 mujeres) de 46 países, compitiendo en 14 deportes y 109 especialidades.
UNA HISTORIA DE FUEGO Sin duda, al mencionar la palabra “Juegos Olímpicos”, nuesta mente enlaza esta idea con dos cosas: medallas y la antorcha. Sí, la Llama Olímpica es uno de los símbolos distintivos de las Olimpíadas. El uso del fuego se remonta a la antigua Grecia, donde se mantenía un fuego ardiendo en las sedes de celebración de los Juegos Olímpicos Antiguos. El fuego fue reintroducido en los Juegos Olímpicos de Ámsterdam 1928, y desde entonces ha sido parte fundamental de estos eventos. MUJERES TODO TERRENO En los JJ.OO. de París en 1900, la participación femenina se limitó única y exclusivamente al golf y al tenis, pero de manera extraoficial. En 1908, en Londres, participaron 36 mujeres de un total de 2.008 atletas, y ya en
competencias de tiro con arco, patinaje, vela, tenis y disciplinas con barcos a motor. En las Olimpíadas de 1912, en Estocolmo, las mujeres fueron admitidas (también extraoficialmente) en competencias de natación. Después de la Primera Guerra Mundial, en los Juegos Olímpicos de 1920 en Amberes, por primera vez participan mujeres con reconocimiento oficial. Y en 1928, en Ámsterdam, se las incluye en la competencia máxima de los JJ.OO.: el atletismo. Además, au43
menta considerablemente el número de atletas femeninas: 290 (el 10 por ciento del total).
HÉROES OLÍMPICOS Si hablamos de deportistas destacados en esta competencia, no es posible pasar por alto a dos atletas brillantes. Uno es el finlandés Paavo Nurmi, quien cosechó tres medallas de oro en pruebas de fondo y medio fondo. Nurmi, conocido como el “finlandés volador”, estableció durante su vida de deportista 22 plusmarcas mundiales oficiales en distancias que van de los 1.500 metros a los 20 kilómetros, y ganó un total de 9 medallas de oro y 3 de plata en los 12 eventos olímpicos en los que participó. Por otro lado, el estadounidense Johnny Weissmüller ganó 2 medallas de oro en natación libre y cosechó una de bronce en polo acuático. ¡Sí, además de nadar, era jugador de waterpolo! Dos detalles te llamarán la atención de este deportista: Uno. Durante toda su carrera, Weissmüller consiguió 5 medallas de oro olímpicas en natación, ganó 52 campeonatos nacionales de los Estados Unidos y estableció 67 récords mundiales. ¡Nunca perdió una competición en natación y se retiró de su carrera invicto! Dos. Si revisas cintas de filmes viejos, descubrirás que este nadador tiene cara conocida. Sí, ya retirado de las piscinas, se dedicó a la actuación y fue él quien personificó en el cine a Tarzán en 6 películas (entre 1932 y 1942). 44
MEDALLAS PARA TODOS En Ámsterdam 1928, deportistas de 28 naciones en total ganaron alguna medalla de oro, récord que no fue superado hasta 40 años después. El continente asiático obtuvo sus primeras preseas doradas gracias a los japoneses Mikio Oda, en triple salto, y Yoshiyuki Tsuruta, en 200 metros natación estilo pecho. Además, Chile obtuvo su primera medalla: fue en la prueba de maratón, donde Manuel Plaza ganó la presea de plata. Otro dato curioso es que la realeza se hizo presente en lo más alto de un podio olímpico por primera vez. Esto se debe a que el príncipe Olaf de Noruega ganó el oro en las competencias de vela, en la especialidad de yate. Por último, más allá del dato de color de la aparición por primera vez de la marca Adidas en un JJ. OO., es digno de destacar a la italiana Luigina Giavotti, quien con 11 años y 301 días se convirtió en la mujer más joven en ganar una medalla olímpica. Este récord no ha sido superado hasta hoy. Luigina ganó la presea de plata en la competición por equipos de gimnasia artística. Más allá de esto, no podemos dejar de mencionar la juventud de las otras dos integrantes del equipo: Inés Vercesi y Carla Marangoni, ambas de 12 años.
TU IDENTIDAD TE DA VIDA “Deseen con ansias la leche pura de la palabra, como niños recién nacidos. Así, por medio de ella, crecerán en su salvación” (1 Pedro 2:2, NVI).
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enominado el nuevo “D’Artagnan”, el húngaro Attila Petschauer fue uno de los mejores esgrimistas de las décadas de 1920 y 1930, tanto que en los Juegos Olímpicos de Ámsterdam 1928 salió victorioso en sable, y se llevó la medalla de oro para su país. Algo similar ocurrió en los JJ.OO. de Los Ángeles, de 1932. Sin embargo, en 1938 los judíos de Hungría comenzaban a sufrir las denominadas Leyes de Núremberg, dictadas por la Alemania nazi tres años atrás. Como Attila era campeón olímpico, había quedado exento de los trabajos forzados en los campos de concentración. La exención se atribuía por medio de un documento que portaba; documento que un día, infinitamente desafortunado, olvidó en su casa. La policía no lo reconoció, y lo trasladó a un campo de trabajo forzado ubicado, actualmente, en Ucrania. Otros deportistas secuestrados lo reconocieron, por lo que la policía alemana lo utilizó como objeto de burla. Lo obligaron a trepar un árbol desnudo en pleno invierno y a imitar animales, hasta que lo lanzaron al agua helada para que nadara. Esto terminó causándole la muerte. Como cristianos, olvidar nuestra identidad también puede ser trágico.
Por eso, una buena manera de fortalecer nuestra identidad es alimentarnos de los nutrientes celestiales. El estudio profundo de la Palabra de Dios de manera personal nos brindará los componentes para vincularnos diariamente con Dios. El apóstol Pablo amplía el concepto de Pedro. La “leche pura” es muy buena, pues representa los primeros pasos en la comunión devocional con Dios; pero llega un momento en el que cada persona debe decidir aumentar este conocimiento sobre su Creador pasando a comer “alimento sólido”, alimento espiritual que involucre nuevos conocimientos. Salir a enfrentar el día sin haberse llenado de la Palabra viviente, ya sea porque el despertador no sonó o porque no te encuentras acostumbrado a realizar tu culto personal (o por la excusa que quieras), es salir a un campo de batalla sin armas ni chaleco antibalas, y con un letrero luminoso que dice: “Dispárenme, por favor”. No te olvides de lo más importante: un campeón olímpico no puede ser descuidado; un campeón de Cristo, tampoco. Leo Ottín Pechio, Lic. en Educación Física y guardavidas profesional. 45
Preguntas existenciales
¿AMIGOS O NO? (SEGUNDA PARTE)
E
n nuestro encuentro pasado hablamos sobre la amistad entre cristianos y no cristianos, y nos preguntamos si era posible o debería evitarse. A continuación, resumiremos algunos de los conssceptos que mencionamos: • La amistad es un camino de dos vías, donde la influencia es inevitable. • Los fariseos eligieron alejarse de las personas que consideraban malas para no ser influenciadas por ellas. • Jesús no fue así. Él no rechazaba a las personas por causa de sus pecados. Su amistad tenía un objetivo claro: acercarlas al Padre, restaurar en ellas la relación con el Cielo. En otras palabras, y considerando lo anterior, debemos ser sabios al elegir nuestras amistades, pero también debemos considerar la misión que tenemos de ser luz del mundo y sal de la Tierra (Mat. 5:13, 14). Jesús, en su oración al Padre, dijo que, si bien no somos del mundo, él no pedía que seamos sacados del mundo sino guardados de él (Juan 17:15-17). Jesús mismo fue cuestionado por algunas de las personas con las que se asociaba: cuando fue a la fiesta en
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casa de Leví Mateo (Mar. 2:15-17); con la mujer samaritana (Juan 4:27); cuando dejando a la multitud que lo seguía se fue a comer a casa de Zaqueo (Luc. 19:5-7); por mencionar algunos casos. En cada ocasión, Jesús usó su amistad para influenciar de manera redentora a las personas con las que se relacionaba. Nuestra amistad, por el mismo principio de influencia, debe ser una bendición para nuestros amigos. Pero eso solo será posible si somos amigos de acuerdo con la visión de Dios y no de la sociedad. ¿Cuáles son entonces las características de un amigo cristiano según la Palabra de Dios? En primer lugar, como principal característica, está el amor incondicional. La Biblia declara que el verdadero amigo ama “en todo tiempo” (Prov. 17:17). El amor es el impulso que lleva a todo lo demás. Pero hay dos tipos de amor diferentes: Uno nos impulsa a acercar a las personas a Dios. Es un amor que: • Guía a sus amigos por el buen camino (Prov. 12:26). • No traiciona la confianza que le fue dada (Prov. 16:28).
• Perdona las faltas y los errores de sus amigos, aunque estos se repitan (Prov. 17:9; Mat. 18:22). • No se aparta en los momentos difíciles (Prov. 17:17). • No es violento ni agresivo (Prov. 22:24, 25). • Escucha y aconseja (Prov. 27:9). • Ayuda a mejorar el carácter, confrontando las decisiones de sus amigos, advirtiéndoles claramente cuando algo está mal (Prov. 17:5, 6; 27:17). • Trata a los demás como espera ser tratado (Luc. 6:31). • Respeta las opiniones, las decisiones y las acciones (Rom. 12:10). • Ayuda a llevar las cargas, se involucra de forma real. No teme compartir sus alegrías ni su dolor (Gál. 6:2; Rom. 12:15). • Está dispuesto a dar su vida por sus amigos (Juan 15:13). • Ama a sus amigos, incluso cuando estos se alejan de Dios (Job 6:14). • Ora por sus amigos (Efe. 1:15, 16). • Habla de Dios “a sus compañeros” (Mal. 3:16, NBV). Este amor de un amigo es una influencia positiva que refleja el amor de Dios por las personas. Lamentablemente, hay también otro tipo de “amor” que es destructivo. Elena de White lo expresa de la siguiente manera: “Hay un elemento llamado amor
que nos enseña a alabar y halagar a nuestros semejantes y a no decirles fielmente el peligro que corren, y a no amonestarlos y aconsejarlos para su bien. Este amor no proviene del Cielo. Nuestras palabras y nuestras acciones deberían ser serias y fervientes, especialmente ante los que descuidan la salvación de su alma [...]. Si nos unimos con ellos en liviandad, vulgaridad y búsqueda del placer, o en cualquier hecho que desplace la seriedad de la mente, les estamos diciendo constantemente con nuestro ejemplo: ‘Paz, paz; no os perturbéis. No hay razón para que os alarméis’. Esto es como decirle al pecador: ‘Todo te saldrá bien’ ” (A fin de conocerle, p. 304). Si tenemos una relación real con Cristo, si lo ponemos en primer lugar por medio de la oración y del estudio diario de su Palabra, entonces su amor se verá reflejado en todas nuestras amistades. Tendremos un tipo de amor que no calla cuando ve a quienes ama en peligro. No tendremos vergüenza ni temor de hablarles de nuestra fe. Tampoco dejaremos de amarlos o ayudarlos en momentos de necesidad, incluso aunque ellos se distancien de nosotros por causa de nuestra fe. Ese fue el ejemplo de Jesús. Santiago Fornés, Lic. en Teología y capellán en el Instituto Adventista de Mar del Plata.
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#Curiosidatos
#higiene #coronavirus
¿Quién descubrió científicamente que es sano lavarse las manos? Fue el médico húngaro Ignaz Semmelweis, en 1847. Trabajando en un hospital de Viena, se asombró ante la diferencia de muertes maternas existentes entre la sala que atendían las parteras y la que atendían los médicos. Así, descubrió que los galenos antes de asistir a los partos participaban de autopsias e iban directamente sin higienizarse las manos. Por eso, estableció que antes de atender a una paciente se lavaran las manos con hipoclorito cálcico. La tasa de fallecimientos disminuyó notablemente.
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#ecología #Venecia
¿Por qué las aguas de Venecia se volvieron cristalinas? Por tráfico nulo de turistas, los canales de Venecia se ven diferentes. Aunque parezca mentira, ahora están limpios y transparentes y hasta, incluso, aparecieron cisnes nadando. La cuarentena que se desarrolló en Italia por causa del coronavirus hizo posible este hecho impensado. Sin góndolas ni lanchas motoras, el medio ambiente fue beneficiado. “El aire de la ciudad también se siente más limpio debido a la falta de vehículos”, destacó un funcionario de la alcaldía.
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“Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predica rlo... a toda nación, tribu, lengua y pueb lo...
Viñeta
YO ESTOY MISIONANDO EN LA SELVA...
¡QUÉ CASUALIDAD! ¡YO TAMBIÉN!
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Apocalipsis 14:6.
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HISTORIAS DE LA VIDA REAL
Herencia Pérdidas. La vida está llena de pérdidas. Por más que queramos, no podemos huir de ellas. Perdemos las llaves, perdemos la paciencia, perdemos una mascota, perdemos a un ser querido. En este libro, seguimos la historia de Beto, quien nos muestra a partir de anécdotas y experiencias de vida cómo fue aprendiendo a lidiar con distintas pérdidas desde su niñez hasta sus años de adulto.
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