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El expreso bíblico

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Entre líneas

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EL HELADO MÁS PELIGROSO DEL MUNDO

¿Probarlo? ¡Ni lo intentes!

Deseo que seas bienvenido nuevamente a esta sección apasionante, donde pasamos por diferentes “estaciones” de la Biblia para extraer lecciones prácticas para la vida.

Hoy nos estacionaremos en un tema que involucra nuestro diario vivir, decisiones cotidianas, pensamientos, y aún más, nuestra relación con Dios. ¿Preparados? El tren se pone en marcha, nos alistamos en nuestros asientos, que ya llegamos a nuestro destino ¡Nueva estación del Expreso Bíblico!

Seguramente te gusta comer cosas deliciosas, postres y bocados dulces. Debo confesar que siempre que me dan a elegir entre algo salado o dulce, me inclino por lo dulce. Los que más me conocen saben que un buen obsequio sería un pastel o un helado. Investigando un poco sobre los sabores de helados que existen en el mundo, me topé con uno sumamente curioso, y hoy lo quiero compartir contigo.

Encontré una noticia que llevaba por título: “El helado más peligroso del mundo”. Se trata de una crema batida helada picante. ¡Sí!, como leíste: es un “helado picante”. Pocas personas se animaron a probarlo; los fabricantes dicen que pica hasta quinientas veces más que la salsa de Tabasco. Este postre picante está disponible solo para adultos con un “paladar muy exigente”, sostiene la heladería que lo elabora. Se lo fabrica en Glasgow, Escocia, y desde que se comenzó a servir a sus clientes se ha hecho eco de la noticia, y miles de personas han corrido a buscarlo por curiosidad… aunque muchas de ellas no se atrevieron a consumirlo.

Raro, ¿no? Dicen que “al principio es placentero, pero luego es un infierno”, haciendo alusión a la sensación molesta que deja en la boca. Paradójicamente, por una parte se lo disfruta y por otra se lo sufre.

Reflexionando, me llevó a pensar en que este sabor peculiar es muy similar al efecto que causa el pecado en nuestra vida.

El enemigo de Dios se encarga de hacer pasar como algo bueno lo que no es bueno para nosotros; lo que Dios no desea para nuestra vida. El pecado es transgredir los principios que Dios deja en su Palabra. Lamentablemente, nuestra naturaleza es pecaminosa y siempre nos será más fácil hacer lo malo, lo indigno y lo dañino, pues lo contrario atenta contra nuestra integridad.

En la Biblia, el apóstol Pablo, en Romanos 7:19 y 20, dijo lo siguiente: “Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí”. Es decir, Pablo nos enseña que todos somos pecadores y que necesitamos de la gracia de Dios para ser perdonados.

Pero también nos enseña a ser humildes y a admitir que no somos perfectos. Él consideraba que algunas veces hacía cosas que realmente no deseaba hacer; por esta razón, reconocía que necesitaba constantemente la dirección y la compañía de Dios. Todos tenemos debilidades, tendencias o luchas con algún pecado en particular. Este es el momento de entregar a Dios eso que nos destruye y nos separa de nuestro Creador.

Hay momentos en la vida en que nos dejamos llevar por las apariencias y por lo que nuestros ojos complacientes desean; pero eso que parece lindo y atractivo, finalmente será un camino de desilusiones, y dejará el sabor de culpa, de vergüenza y de lejanía con Dios.

Ezequiel 18:30 nos deja un gran consejo para cuando estamos siendo tentados: “Apártate de tus pecados. ¡No permitas que tus pecados te destruyan!” No hay ninguna palabra más para agregar, ¿verdad? Guarda este consejo para los momentos en que estés tentado a “comer el helado más peligroso del mundo”.

Satanás hará todo lo posible por presentarte un banquete con todas las delicias, para que finalmente accedas y consumas sus platos. Lo disfrutarás, te causará placer, pero después vendrá el golpe que sacudirá y empañará eso agradable, que fue momentáneo.

En el nombre de Jesús, deseo que juntos nos preparemos todos los días para mantenernos libres del mal, pulcros y puros para recibir con los brazos abiertos a nuestro Salvador. No te rindas. Y si leíste esto, que sirva también para alentar a otros

Que Dios nos mantenga preparados. ¡Amén! ¡El tren sigue, y nosotros nos vemos en la próxima estación espiritual! ¡Hasta pronto!

Por Lautaro Silva, autor de devocionales en YouVersion Bible (a través de “Twins Ministry”) y capellán en el Instituto Adventista Los Polvorines (Bs. As., Argentina).

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