convivir
No podemos vivir de veras, con el alma feliz, si no sabemos convivir. De ahí la importancia del tema de esta obra, que muestra cómo vivir con éxito, a partir de una convivencia madura y espiritualmente acertada. Cultivar con tesón EL DELICADO ARTE DE CONVIVIR es un desafío, un esfuerzo y un placer, que paga altos dividendos… Ampliamente conocido como comunicador cristiano, el Dr. Enrique Chaij es escritor, conferenciante, predicador y autor de numerosas obras. Fundador y ex director del programa radial “Una Luz en el Camino” y del programa televisivo “Encuentro con la Vida”.
ENRIQUE CHAIJ
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convivir
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El delicado
El delicado
El delicado
una visión cristiana de las relaciones interpersonales y de cómo llevarnos bien con los demás
ENRIQUE CHAIJ
El delicado arte
de
convivir
El delicado arte
de
convivir EL DELICADO ARTE DE CONVIVIR
una visión cristiana de las relaciones interpersonales y de cómo llevarnos bien con los demás
Una visión cristiana de las relaciones interpersonales y de cómo llevarnos bien con los demás
ENRIQUE CHAIJ
ASOCIACIÓN CASA EDITORA SUDAMERICANA Av. San Martín 4555, B1604CDG Florida Oeste Buenos Aires, República Argentina
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Contenido Prefacio 7 Conviviendo
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Minicurso de relaciones humanas “Envíeme una carta”
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Hacia una personalidad madura El creyente y la convivencia
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Cuando la convivencia sea perfecta
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Prefacio Los adelantos científicos y la técnica moderna han
producido grandes cambios en el ritmo de la vida actual. Y los cambios no cesan. Continuamente aparecen nuevos descubrimientos y metodologías, que inciden sobre la vida cotidiana y crean nuevas actividades en el mercado laboral. Y así como la ciencia sigue avanzando tan notablemente, también los seres humanos necesitamos crecer en nuestra dicha personal y en la convivencia con el prójimo. De este crecimiento social y espiritual nos habla el Dr. Enrique Chaij en esta nueva obra de su pluma. En sus páginas aparecen los aspectos más variados de las relaciones humanas, tales como el conocimiento de nosotros mismos, las normas de la “buena palabra”, “la sana conversación”, la “comunicación conyugal”, la “convivencia familiar”, las “relaciones laborales”, y otros aspectos fundamentales de la comunicación interpersonal. Todo este temario, desarrollado desde una perspectiva cristiana, encierra EL DELICADO ARTE DE CONVIVIR con sentido constructivo. Los 19 capítulos que componen la obra conservan el habitual estilo ameno y dialogado del autor. Como reconocido comunicador y prolífico escritor, Enrique Chaij nos entrega aquí los secretos más valiosos para disfrutar de la vida 77
y tratar inteligentemente a los demรกs. Por el enfoque prรกctico y humano del tema, estas pรกginas amigas le brindarรกn momentos de placentera y elevadora lectura. Con esta convicciรณn las ponemos en sus manos, con los mejores deseos. LOS EDITORES
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Conviviendo Vivir exitosamente, con metas alcanzadas, re-
quiere esfuerzo, apertura mental y sentido común. Pero nadie puede vivir de veras, con su alma feliz, si al mismo tiempo no sabe convivir. De ahí la importancia del tema de esta obra, que muestra cómo vivir con éxito, a partir de una convivencia madura y espiritualmente acertada. El material de estas páginas, parcialmente se inspira en el curso de Relaciones Humanas que he tenido el gusto de dictar en diversas instituciones, dentro y fuera del país. Acerca del cual, los propios asistentes han comentado: “El curso me ha ayudado mucho en el desarrollo de mi personalidad”. “Los contenidos presentados me serán muy útiles para el manejo de mi empresa”. “A partir de este curso, mi esposa y yo hemos comenzado a mejorar nuestra relación”. Más de una madre confesó: “Nuestro hogar andaría mucho mejor si pusiéramos en práctica estos consejos”. Cuando vemos cómo muchos se cargan de problemas laborales, familiares, psicológicos y aun espirituales por causa de una convivencia defectuosa, no podemos menos que reconocer la enorme importancia de las buenas relaciones interpersonales en todo momento y lugar. ¡Cuánto mejoraría el ambiente del hogar, de la 99
oficina, del taller, de la escuela o de cualquier otra asociación humana, si existiera una correcta comunicación entre sus integrantes! A veces, con cierto aire de suficiencia, hasta se niega la necesidad de mejorar en esta materia. Y no falta el jefe que diga: “Yo no tengo problemas para comunicarme con el personal”. Pero quizá no advierta que, por su modo de ser, los demás sí tienen problemas para comunicarse con él, y son víctimas de su trato descortés. Realmente, vale la pena cultivar con tesón EL DELICADO ARTE DE CONVIVIR. Se trata de un desafío, un esfuerzo y un placer, que paga elevados dividendos. Por eso te invito a que repasemos juntos en estas páginas las mejores pautas de convivencia sana y armoniosa. ¡Será un viaje provechoso para deleite del alma! Como descubrir una nueva forma de vivir, un nuevo camino de progreso personal… El tema general de la obra te ofrecerá múltiples beneficios: desde un mayor acierto en el trato con los demás, hasta una mayor capacidad para prevenir y resolver diversos problemas de la vida. También analizaremos la naturaleza humana con sus íntimas facetas, sus virtudes, sus limitaciones y sus posibilidades de superación espiritual. Y en los capítulos finales veremos el papel de la fe en las buenas relaciones, y la gloriosa experiencia de una convivencia perfecta. Lo que estudié, observé y aprendí a lo largo de los años sobre las normas cristianas de la convivencia, es lo que gustosamente comparto aquí contigo. Anhelo que resulte tan útil para tu vida, como ha sido y sigue siendo para la mía. Afectuosamente, EL AUTOR
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SIEMPRE RELACIONADOS ¿Has notado que siempre nos estamos comuni-
cando? ¡No lo podemos evitar! Desde que nacemos, estamos comunicándonos con los demás, y los demás con nosotros. Desde que nos despertamos cada mañana, retomamos nuestra conexión con el mundo exterior. Desde nuestro saludo cotidiano con el prójimo, hasta la simple caricia que le hacemos a nuestro animalito doméstico, siempre mantenemos alguna forma de inevitable comunicación. Aun viviendo solos, con escribir apenas una carta, recibir una llamada telefónica, o intercambiar algún mensaje electrónico, ya nos conectamos con otros y generamos vías de comunicación. Y en cualquiera de estas conexiones, ¿cuál es en general nuestra disposición social, o nuestra voluntad para dialogar? 11 11
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En otras palabras, ¿qué calidad de relación interpersonal solemos tener con el prójimo, ya sea que estemos cara a cara con él, o que nos hable desde otro continente? Una cosa es cierta: a todos nos gusta que los demás nos dirijan la palabra y se muestren amistosos con nosotros. Esto es como una medicina para el alma, y un factor esencial para nuestra salud emocional.
Salud en la buena convivencia v Hace unos años, a los empleados del zoológico de la ciudad de Chéster, Inglaterra, se les encomendó la extraña tarea de hablarles a los animales. ¿Cuál era el motivo de semejante orden? Ocurría que los quinientos animales de ese zoológico se encontraban sumamente tristes, a causa de que se había prohibido la entrada de los visitantes durante varias semanas, debido a una epidemia de fiebre a�osa. Y al ver la tristeza de los animales, porque se sentían tan solos, la dirección del zoológico ordenó que los empleados fueran de jaula en jaula para hablarles de manera cordial. Y el “tratamiento” dio excelente resultado. A los pocos días, los animales se encontraban mucho mejor de ánimo y bien dispuestos para todo. Y en el zoológico de la familia humana, ¿no crees que pasa lo mismo con todas las personas? El trato amable y cordial que recibimos de los demás, tonifica nuestro espíritu y hace más agradable nuestra vida. Es la cuota mínima de afecto, que tanto bien hace al corazón… Y así como nos estimula recibir estos gestos de bondad, ¿solemos proceder de igual manera con los demás?
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El renombrado psiquiatra C. Menninger ha dicho: “Cerca del 80% de la gente despedida de sus empleos, han quedado sin trabajo porque no supieron llevarse bien con quienes o para quienes trabajaban”. Y sorprende al añadir que diversos problemas, tales como el crimen, la delincuencia, el alcoholismo, los divorcios, los prejuicios y otros males tienen su raíz en el mismo escollo: el fracaso para llevarnos bien con el prójimo. Como vemos, la ausencia de comunicación enferma el espíritu. Y la comunicación incorrecta crea problemas de comportamiento y desajuste emocional. Por lo tanto, ¡cuán valiosa es la armonía en nuestras relaciones interpersonales!
El trato agradable Una madre nos decía: “Mi vida cambió desde que aprendí a tratar a la gente de otra manera. Me costó un gran esfuerzo, fue un proceso lento, y me equivoqué muchas veces. Pero valió la pena. ¡Ahora soy otra persona!” Algo parecido nos contaba un profesor, quien a veces tenía discusiones con sus alumnos, cuando no con sus propios colegas. Pero se analizó a sí mismo, y comenzó a brindar un trato más inteligente a los demás. Por fin, sus colegas llegaron a considerarlo el “consejero social” del colegio. También podríamos recordar al vendedor que aumentó sus ventas, al gerente que creó un nuevo clima social en su empresa, y al padre que recuperó la unidad de su familia, gracias al mejoramiento en su modo de comunicarse con los demás. 13 13
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Y aquí llegamos a la gran pregunta: ¿En qué consiste finalmente la buena comunicación interpersonal? Notemos estos tres conceptos que, con sus leves diferencias, se complementan entre sí: (1) La correcta relación interpersonal consiste en llevarse bien con los demás, e incluso obtener su cooperación. (2) Es el arte de agradar a los demás, y de influir favorablemente sobre ellos. (3) Es el arte de tratar con éxito a las personas, y contribuir a la armonía de la convivencia. Como lo había dicho el antiguo sabio Salomón: “Los labios del justo saben hablar lo que agrada” (Proverbios 10:32).* Y como lo establece la enseñanza cristiana, "cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que sea bueno para la edificación” (Romanos 15:2). Esto es exactamente lo contrario de ser ventajista, aprovechado o manipulador en el trato con el prójimo. Es más bien el trato fraternal y sincero en toda forma de relación humana, sin segundas intenciones ni fines egoístas. Es la buena voluntad que se expresa mediante el gesto cordial y solidario… Es un verdadero desafío poder actuar siempre con esta mentalidad noble y generosa. Pero quien se esfuerce por lograrlo, obtendrá grandes satisfacciones de autorrealización social y emocional. Te invito a que hagas la prueba. Te demandará esfuerzo y perseverancia. Pero notarás que irás creciendo y avanzando… _______________________________________
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Las citas bíblicas de esta obra corresponden a la versión “Nueva Reina Valera 2000”.
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De todos modos, la convivencia está llena de sorpresas. A veces agradables, y otras veces no tanto. Y esto es así porque nuestro prójimo y nosotros mismos variamos en nuestro ánimo. Además, no siempre tratamos con las mismas personas que ya conocemos. Es entonces cuando podemos errar en algún aspecto de nuestro trato. Pero aunque cometamos una variedad de errores al tratar a conocidos y desconocidos, será mucho mejor insistir para superarnos que estancarnos en una comunicación defectuosa…
Aprendiendo cada día Nunca ha sido fácil construir una convivencia pacífica y armoniosa entre los seres humanos. Desde los albores de la humanidad, ya hubo un Caín que despreció, odió y mató a su inocente hermano Abel. Y más tarde, cuando en los días antediluvianos “la tierra se había corrompido y estaba llena de violencia” (Génesis 6:11), la gente tampoco supo convivir buenamente. Y en los días posteriores al diluvio se produjo la gran confusión de las lenguas, que terminó para siempre con la fácil comunicación y la comprensión mutua entre unos y otros. Hasta hoy, así sigue el comportamiento humano… Realmente, la historia de la humanidad es la historia de la incapacidad para llevarnos bien y convivir en paz los unos con los otros. Algo tan elemental, y sin embargo tan difícil de lograr… Desde la agresión y el insulto abierto, hasta la sutileza de la lisonja y la simulación, pasando por la indiferencia y el desprecio, la buena convivencia humana se 15 15
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ha convertido para muchos en una utopía inalcanzable. Esto vale para la relación entre los pueblos como para la interacción entre las personas. Dijo Martin L. King: “Hemos volado por el aire como aves y nadado por el mar como peces, pero todavía debemos aprender el simple acto de caminar sobre la tierra como hermanos”. Ante la verdad de estas palabras, nos preguntamos: ¿Es que la vida moderna, con todas sus exigencias y ambiciones personales, nos ha desconectado del prójimo para hundirnos en el remolino del individualismo y el aislamiento? ¿Qué clase de salud emocional y de relación fraternal podría cultivarse con tal indiferencia social? No debería extrañarnos luego que, como resultado, seamos cada día un poco menos felices y menos solidarios en nuestra convivencia con el prójimo. Observemos el comportamiento de quienes nos rodean, y comprobaremos que a menudo viven encerrados en su propia burbuja, privados de una conexión humana enriquecedora. Quizá debido al trato incorrecto que recibieron de alguno de sus allegados, terminan por encerrarse en sí mismos, olvidando que vivimos en una sociedad, y que la vida se mostrará con nosotros según nos comportemos nosotros con los demás. Ya hace muchas décadas, Dale Carnegie descubrió que el 85% de la gente que triunfa, debe su éxito a la habilidad de tratar eficazmente a los demás. Y que solo el 15% triunfa únicamente por su capacidad intelectual o profesional. ¡Cuán imperioso es entonces crecer en esta “habilidad” o virtud, para asegurarnos una mayor medida de éxito personal! Como aprendemos un idio-
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ma, un oficio o un deporte, ¡cuán importante es llegar a dominar provechosamente el arte de una convivencia saludable! Si esta es una materia pendiente en tu vida, no la descuides. Estudia, observa, aprende, corrige y desarrolla esta capacidad con la ayuda del Altísimo…
Como ellos, tú también v Demóstenes (384-322 a. C.), el célebre orador y político ateniense, perdió a su padre a los siete años de edad, y su abusivo tutor lo despojó de toda su fortuna. Entonces comprendió la importancia de saber defenderse y hacer buen uso de la palabra. Pero en el primer discurso que pronunció, sus oyentes le gritaron con tanto desprecio que no pudo llegar al final. Felizmente, en su gran desaliento, un buen anciano lo animó a seguir practicando. Como sabemos, Demóstenes tenía dificultad para hablar. Así que todos los días practicaba a solas en voz alta, colocándose una piedrecita debajo de la lengua para que esta se moviera con mayor facilidad. Y tras incesante disciplina, Demóstenes llegó a ser el notable orador que hasta hoy todos admiran. De niño huérfano, robado y burlado, pasó a ser una gran celebridad. Su admirable tenacidad le aseguró el éxito que buscaba. Su experiencia es un digno ejemplo de superación. No se desalentó frente a su primer fracaso. Perseveró y llegó… v Otro ejemplo parecido es el de Benjamín Disraeli (1804-1881), destacado hombre público de In17 17
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glaterra. Al comienzo de su carrera política, su primer discurso en el parlamento fue un rotundo fracaso. Sus adversarios políticos se rieron despectivamente de él. Pero allí mismo, frente a sus opositores, Disraeli dijo: “¡Ya llegará el día cuando me escucharán!” Y años más tarde, Disraeli fue nombrado primer ministro de su país, y se convirtió en amigo y consejero de la reina Victoria. El que no se dejó aplastar por el primer fracaso, alcanzó finalmente la cima del éxito. Tanto Demóstenes como Disraeli triunfaron gracias a su perseverancia. Confiaron en sí mismos. Siguieron los buenos consejos recibidos, y vencieron el desaliento con su fuerza de voluntad. Y según nuestra medida y necesidad, todos podemos parecernos a estos dos triunfadores. ¿Te falta soltura de palabra? ¿Y esto te preocupa, porque limita tus relaciones y tu influencia sobre los demás? ¡No te detengas! ¡Reconoce tus errores! ¡Aprende de ellos, y supéralos con paciencia y constancia! Seguramente, esto te demandará tiempo y esfuerzo. Pero al final te asombrarás por los resultados. Incluso, aunque no llegues tan alto como hubieras deseado, igualmente te sentirás realizado o realizada. No llegaste al 100% de tus sueños, pero sí alcanzaste el cincuenta, el setenta o el ochenta por ciento de ellos. ¡Y eso es muchísimo!... ¿No te sientes mejor ahora contigo mismo? Ahora tienes mayor confianza en tus propias capacidades, tanto para hablar en público como para manejar tus relaciones interpersonales…
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¡Un paso más! Cuando un emprendimiento personal se vuelve difícil y casi inalcanzable, es frecuente que se produzcan el desaliento y la deserción. Es como ver demasiado alta la montaña, y claudicar antes de llegar a la cumbre. Tal vez un poco más de esfuerzo hubiera bastado para alcanzar el ideal. Pero falló el optimismo y triunfó el temor derrotista. Porque el estudiante no aprobó un examen, abandonó para siempre su carrera. Con un poco más de tesón hubiera llegado exitosamente a la meta. Y esta interrupción traicionera también suele darse en la persona que se esfuerza por dominar el arte de la comunicación. Hoy comete un error en el trato con su prójimo, y mañana decide retraerse y reducir sus relaciones interpersonales. Pero apenas una sonrisa franca, un sincero pedido de perdón, una mejor disposición para escuchar, o un intento adicional para aprender de otros habría cambiado el final de la historia. Un minuto de irreflexión puede echar a perder las mejores intenciones. Y un minuto de sabia resolución puede asegurar el éxito de la vida. Procura manejar hábilmente ese minuto clave, que determinará la índole de tu convivencia.
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