Historia de la Vida N2V1 2017

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¿QUÉ ES LA CIENCIA Y CÓMO SE DESARROLLÓ?

¿CIENCIA Y RELIGIÓN PUEDEN ARMONIZAR? ¿QUIÉNES FUERON LOS PRIMEROS CIENTÍFICOS? ¿ELLOS CREÍAN EN DIOS? ¡LEE Y DESCUBRE!

Orígenes de la ciencia

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Nivel 2 | Año 3 | Número 1

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Orígenes de la ciencia

Historia de la Vida Orígenes de la ciencia Michelson Borges

Título del original: História de Vida. Origens da Ciência, Casa Publicadora Brasileira, Tatuí, São Paulo, Brasil 2016. Dirección: Luis Laman S. Traducción: Gisell Erfurth de Juez Diseño: CPB Ilustración: Andrey Kiselev, Fotolia, CPB Libro de edición argentina IMPRESO EN LA ARGENTINA - Printed in Argentina Primera edición MMXVI – 24,2M Es propiedad. © 2016 Casa Publicadora Brasileira. © 2016 ACES. Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723. ISBN 978-987-701-564-5 (Obra completa) ISBN 978-987-701-569-0 (Fascículo 5) Borges, Michelson Historia de la vida : Orígenes de la ciencia / Michelson Borges / Dirigido por Luis Laman S.. – 1ª ed. – Florida : Asociación Casa Editora Sudamericana, 2016. v. 5, 8 p. ; 22 x 15 cm. Traducción de: Gisell Erfurth de Juez. ISBN 978-987-701-569-0 1. Cristianismo. 2. Creencias religiosas. I. Laman S., Luis, dir. II. Erfurth de Juez, Gisell, trad. III. Título. CDD 230 Se terminó de imprimir el 08 de noviembre de 2016 en talleres propios (Gral. José de San Martín 4555, B1604CDG Florida Oeste, Buenos Aires). Prohibida la reproducción total o parcial de esta publicación (texto, imágenes y diseño), su manipulación informática y transmisión ya sea electrónica, mecánica, por fotocopia u otros medios, sin permiso previo del editor. -109396-

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Por Michelson Borges “Sométanlo todo a prueba, aférrense a lo bueno” (1 Tesalonicenses 5:21). Esta recomendación del apóstol Pablo parece más bien un consejo de un científico, ya que, lo que se espera de los investigadores es exactamente eso: que pongan a prueba y examinen con criterio todo lo que investigan. Así debe encaminarse la buena ciencia. Pero, en definitiva, ¿qué es la ciencia? ¿Ella puede armonizar con el conocimiento bíblico? Sigue leyendo. La ciencia experimental es una gran herramienta humana usada para comprender la realidad que nos rodea, aunque esa ciencia tiene sus limitaciones, como el hecho de que solo puede trabajar con lo material, lo que es “palpable”, mensurable. Así, no todo el que posa como científico realmente lo es. Ejemplo: el universo surgió de la nada y la vida es el resultado de la unión de la materia, ambos eventos ocurridos hace billones de años. ¿Crees que esas son afirmaciones científicas? Primero es necesario preguntar: ¿es posible investigar eso en un laboratorio o hacer observaciones in loco (en el lugar que sucedieron)? ¡Claro que no! A menos que alguien tuviera la máquina del tiempo. De la misma manera, decir que Dios creó el universo tampoco es una afirmación científica. Por lo tanto, el naturalismo (la idea de que todo surge de la nada) y el teísmo (la creencia en Dios) son ideas filosóficas, no científicas.

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¿Decir que el naturalismo y la religión son, en última instancia, asuntos de fe significa que los científicos no pueden ser religiosos? Muy por el contrario. Los llamados “padres” o “precursores de la ciencia” eran, en su mayoría, devotos cristianos. Tal vez el más destacado de ellos fue Isaac Newton (1643-1727). Autor del clásico e influyente Philosophia Naturalis Principia Mathematica, escribió también Las profecías del Isaac Newton Apocalipsis y el Libro de Daniel. Según Newton, “la predicción de las cosas futuras se refiere a la situación de la Iglesia en todos los tiempos: entre los antiguos profetas, Daniel es el más específico en cuestión de fechas y el más fácil de entender. Por eso, en lo que atañe a los últimos tiempos, debe ser tomado como la llave para los demás”. Y escribió también: “Rechazar sus [de Daniel] profecías es rechazar la religión cristiana, porque esa religión está fundada en las profecías con relación al Mesías”. Eso nos muestra cuán en serio tomaba la Biblia el científico. La revista Sapiens, N° 4, llamó la atención para ese lado casi desconocido del descubridor de la gravedad, de las leyes del movimiento, uno de los precursores más importantes de la óptica y reinventor de la matemática. Según Sapiens, Newton murió afirmando que el movimiento y las órbitas de los planetas son definidos por Dios, así como la composición de la materia. Él ya veía incoherencia incluso en el pensamiento que Darwin desarrollaría más de un siglo después: “Si los hombres, animales, etc., hubieran sido creados por uniones fortuitas de átomos, habría en ellos muchas partes inútiles, aquí una protuberancia de carne, allí un miembro de más. Algunos animales podrían tener un solo ojo, otros, dos más [y quién sabe un ojo en formación, o algo así]”. “En 1727, mientras los creadores de las máquinas a vapor nacían en Inglaterra, Newton murió tratando de descubrir la fecha que Dios había marcado para el Juicio Final”, dice la revista. En los últimos días de vida, Newton dedicó más tiempo al estudio de la Biblia. “La vida de Newton ilustra claramente cómo la excelencia científica y una firme fe en Dios pueden andar de la mano” (Ariel Roth, La Ciencia descubre a Dios, p. 22). ¿Pero qué decir de los científicos de hoy en día? ¿Habría la ciencia probado que Dios no existe y que la Biblia no es digna de confianza? Una investigación reciente sorprendió al revelar lo que los científicos piensan acerca de la religión. Lee el artículo de esta investigación decodificando, con tu dispositivo móvil, el código QR.

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Los padres de la ciencia

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La cuna de la

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En el libro El alma de la Ciencia, los autores dicen lo siguiente: “El tipo de pensamiento conocido hoy como científico, con su énfasis en la experimentación y la formulación matemática surgió en una cultura específica –la de Europa Occidental– y ninguna otra. Los más diversos estudiosos reconocen que el cristianismo proveyó tanto los supuestos intelectuales como la sanción moral para el desarrollo de la ciencia moderna” (p. 15, 16).

1. La Biblia enseña que la naturaleza es real, a diferencia de otros sistemas religiosos que la consideran irreal, como el panteísmo, el hinduismo y el idealismo. 2. La doctrina bíblica de la creación implica que el mundo no es una ilusión: más bien, es “una esfera de estructuras definibles y relaciones reales y, por lo tanto, un objeto sujeto tanto al estudio científico como filosófico”. 3. Otra convicción bíblica que favoreció el desarrollo de la ciencia es la idea de que la naturaleza tiene valor y lo que Dios hizo es bueno. Los griegos antiguos, por ejemplo, no tenían esa convicción. Muchos historiadores creen que ese es uno de los motivos por los cuales los griegos no desarrollaron una ciencia empírica, que requiere observación práctica y de primera mano, como la experimentación.

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¿Pero qué supuestos serían esos?

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5. Universo racional y ordenado. Para que llegara a ser un objeto de estudio, el mundo debería ser encarado como un lugar en el que los acontecimientos suceden de manera confiable y regular; lo cual, decimos de paso, también fue un legado del cristianismo. 6. La creencia en un Dios fidedigno y racional llevó al supuesto de un universo racional y ordenado. La ciencia hoy aún se mantiene por ese supuesto.

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4. La naturaleza como objeto de estudio. “Mientras la naturaleza es objeto de la adoración religiosa, su análisis es considerado una herejía. […] El monoteísmo de la Biblia [del Dios fuera de la materia] exorcizó a los dioses de la naturaleza, librando a la humanidad para disfrutarla e investigarla sin miedo. Solamente cuando el mundo dejó de ser un objeto de adoración fue cuando pudo transformarse en un objeto de estudio” (p. 23, 24).

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Espaldas de gigantes

Ilustraciones: Lívia Haydée

Newton decía que, si consiguió ver más lejos, fue porque estaba apoyado sobre las espaldas de gigantes. ¿Qué gigantes serían esos? Otros científicos religiosos, como estos:

René Descartes (1596-1650), matemático y filósofo del siglo XVII. Para él, las leyes de la matemática investigadas por la ciencia eran legisladas por Dios de la misma manera que un rey determina leyes para su reino.

Van Helmont (1577-1644), uno de los primeros químicos. “Creo que la naturaleza es el proyecto de Dios, por medio del cual una cosa es aquello que es, haciendo o actuando como se le ordena”.

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Galileo Galilei (1564-1642), físico, matemático y astrónomo italiano. Él argumentó que no podemos presumir que sabemos cómo piensa Dios; debemos salir y mirar el mundo que él creó (inaugurando así el método científico).

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Nicolás Copérnico (1473-1543), astrónomo polaco que defendió el heliocentrismo en oposición al geocentrismo. Él afirmaba que las leyes de la naturaleza no son intrínsecas y no pueden deducirse a priori: más bien son impuestas o infundidas por Dios, y solo pueden ser conocidas a posteriori, por medio de la investigación empírica.

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Cuando los científicos modernos califican a ciertos investigadores actuales como “pseudocientíficos” por el simple hecho de que creen en el creacionismo, están, en verdad, ofendiendo inlcuso a aquellos que los precedieron y les dejaron el legado del propio medio de supervivencia: la ciencia.

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La apuesta de Pascal Blaise Pascal (1623-1662) fue un gran intelectual francés, físico y matemático, uno de los más notables científicos de la historia. En los últimos años de su adolescencia, inventó el primer aparato para calcular (algunos lo llaman la primera “computadora”). Él inventó también una célebre apuesta con el objetivo de demostrar que ser creyente es más lógico que la incredulidad. Según él, hay un 50% de posibilidades de que un ateo esté en lo correcto y 50% de posibilidades de que un creyente esté en lo correcto. Si no hubiera vida eterna, el creyente no pierde nada. ¡Pero, si hay y el ateo la desprecia, él perderá todo! En palabras de Pascal, “si ganas, ganas todo; si pierdes, no pierdes nada. No dudes, entonces; apuesta en la existencia de Dios”. Pascal dijo que la razón y la ciencia no podían ayudar a una persona a conocer a Dios, solamente experimentando a Cristo las personas pueden conocer a Dios. “Nunca creeremos con una fe incuestionable y vigorosa a menos que Dios toque nuestros corazones”. Son de él también las frases célebres: “El corazón tiene razones que la razón no conoce”. “El conocimiento de Dios sin el de la propia miseria produce orgullo. El conocimiento de la propia miseria sin el de Dios produce desesperación. El conocimiento de Jesucristo genera el término medio, porque en él encontramos a Dios y nuestra miseria”. “Es necesario dudar cuando es necesario, afirmar cuando es necesario y someterse cuando es necesario. Quien no hace así no entiende la fuerza de la razón”. “No tengo palabras para calificar a aquel que duda y no corre atrás de la certeza, aquel que, al mismo tiempo, es extremadamente feliz e injusto, y aún se siente tranquilo y satisfecho y se vanagloria de todo eso”. Michelson Borges es periodista, Magíster en Teología y escritor.

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Texto e ilustração: Michelson Borges

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