De-Generación

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Pueblo Fonky Siglo XXI

Nueva era

31 de marzo de 2020

De-Generación Fanzine cómico, mágico, musical para todos aquellos que pasaron de los treinta y… siguen vivos

Satisfy my soul Chabacanos en flor

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31 de marzo de 2020

A manera de editorial V o l v e r.

Intentarlo de nuevamente. Hoy en estos tiempos aciagos retomar lo que se dejó en pausa es de verdad un acto de valentía o bien de terquedad. Esto que tienen frente a sus pantallas o bien si les dio el tiempo de imprimirlo es un manifiesto de libertad, así lo creemos firmemente quienes participamos en este Fanzine cómico, mágico, musical… que está cerca de cumplir un lustro. En estos días de confinamiento involuntario nos percatamos la fragilidad de esto que llamamos vida, un ser tan diminuto obligó a ese ser omnipotente llamado

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ser humano a ocultarse, la gran tecnología de ese milenio se ha visto rebasada y entonces el planeta descansa, respira, vive. Hace mucho tiempo escribí unas líneas en donde señalaba: que el amor es una invención del ser humano por no saber estar solo con uno mismo, entonces hubo una replica en donde me decían que existe el amor a Dios, a la familia entre otras muchas cosas, sin embargo quien refutó mi idea inicial no aguanta estar en cuarentena por que la convivencia en casa lo asfixia, en fin así las contradicciones del ser humano

Y si a veces uno tiene que irse para querer volver porque la vida es muy larga y el que diga que es corta es que ya conoce de epidemias, pandemias y lo que acumule. Conocer es no ser. Regresamos y para ello mejor rola para lo que vivimos que estas de australianos comandados Peter Garret…

que hoy los por

“El momento ha llegado, para decir que ya está bien. Para pagar el alquiler, para pagar nuestra parte”. (Beds are burning/Midnight Oil)

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Por Luis Enrique Suárez Camacho

Satisfy My Soul En

mí corta existencia he experimentado muchas situaciones y anécdotas a través de las cuales he aprendido qué hacer o qué no debiera hacer, pero a la fecha no logro comprender o tomar la decisión de manera inmediata o de manera decidida, lo que ha sido una constante en mi vida. Desde el momento mismo de mis días en la escuela primaria cuando no sabía defenderme y dejaba que un compañero a quien llamábamos ‘Neto’, me robaba mi sándwich o se tomaba mi agua de limón, entiendo que no debemos justificar las peleas en las escuelas, que este tipo de sucesos en estos tiempos se ha vuelto todo un tema a debatir; sin embargo a mediados de los años 70 era cuestión de orgullo, ya que ese temor o impotencia se convertía en coraje.

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Ya en la escuela secundaria, recuerdo perfectamente que camino a la escuela en el turno de la tarde, nos encontrábamos con algunos alumnos del turno matutino, sus rostros me eran familiares, yo era muy bajito para el primer año de secundaria, ya que de acuerdo a lo señalado en mi certificado médico mi estatura era solo de un metro con cuarenta y ocho centímetros, sí, así era. Dentro de esos rostros había u n o e n p a r t i c u l a r, q u e después supe que era de un alumno de segundo de secundaria, nunca supe su nombre, pero cada que nos encontrábamos podía sentir su agresividad hacía mi, no sé cuál era el motivo, ni recuerdo haberle hecho algo, pero así eran las cosas. En cierta ocasión iba rumbo a la escuela junto con un vecino de mi calle, y de pronto nos topamos con esta persona de frente al doblar la esquina,

junto con otros cinco o seis individuos, de manera inmediata me tomó de mi camisa y me puso contra una pared, desorientado no comprendí que pasaba, pero lo que si sentí fue miedo, mucho miedo, con mi voz entre cortada le pedía que no me hiciera nada, pero esta persona tiro mi mochila al suelo, me dio un puntapié y nos dejó ir. El miedo era tan latente, el calor en las mejillas seguido del nerviosismo que provoca la adrenalina mal canalizada, bueno tal vez la pude sentir en mis piernas. Yo no dije nada, ni en la escuela ni en mi casa. En una ocasión había junta en la escuela y mi madre tuvo que asistir, nos fuimos juntos, cuando en la misma esquina en la que fui agredido, allí estaba ese sujeto esperando sin mochila y sin suéter junto con otros gandules, sí, estaban planeando darme una tunda, pero no fue así, en 3


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esa ocasión mi mamá lo impidió de manera indirecta, la suerte no duró mucho tiempo porque finalmente nos volvimos a encontrar y esta vez nada se lo detuvo, solo recuerdo haber quedado sin aire después de recibir un rodillazo en mi estómago. Después de unos meses me enteré de que se había cambiado de escuela y mi sufrimiento pasó. Años después y a mis 19 años, caminado en la calle me lo encontré solo, y yo venía con otros tipos de muy pocas pulgas, el tenerlo a la vista me hizo tener valor, y el coraje reprimido se volvió en rabia, yo mucho más alto que él pero cuando me vio me

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reconoció inmediatamente, mi cara realmente solo tenía bigote en ese entonces, debo decir que en esta ocasión la adrenalina estuvo muy bien dirigida, y lo demás fue lo de menos, ahora quien sudó, sintió miedo y hasta casi un infarto fue él, terminó por recibir solo una cachetada, pero eso fue suficiente. Debo decir que fue algo tan placentero, que traía muy arraigado, pero no me hizo sentir orgulloso al paso de los años. Desde ese entonces me convencí de una forma no muy ortodoxa que había que ser más decidido, y actuar de acuerdo a las circunstancias aunque la decisión sea no meterse en problemas.

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El CCH (Colegio de Ciencias y Humanidades) fue una etapa diferente, la rutina se extendía a la Ciudad de México, así que era algo emocionante, que al saberme viajando en autobús y en metro, me generaba mucha incertidumbre y nervio ante lo desconocido, ¿será posible qué me pierda?, empecé la preparatoria como lo he dicho antes, a los 15 años cumplidos, pero yo era muy diferente entonces muy pequeño de estatura y demasiado joven, al menos así me sentía; los compañeros tenían aspecto de ser mucho mayores, incluso con barba, el cambio de salón al momento de las clases le daba un momento

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de cierta libertad y de importancia a ese nivel, pero también era peligroso, el sentido de libertad es muy fácil de confundirlo con libertinaje, así que nos dábamos la libertad de no entrar a ciertas clases, porque podíamos y porque queríamos, nos dejábamos rodear por el ambiente aunque siempre estaba latente el tema de los porros que llegaban a hacer de las suyas, al final no puedo omitir el sentido de vacío y de frustración que sentí al ver como mis amigos se iban a la universidad mientras yo, me quedé allí, dos años más. Al llegar a la universidad, ya había experimentado diversas situaciones tanto callejeras como en mis primeros empleos, de lava loza, de mozo, de vendedor de garrafones, de ayudante de cocinero y de pizzero y parrillero, pero a nivel universidad te das cuenta de que llegas de cero, en un mundo de personas con maestros de toda clase, libros, tareas, exámenes; ahí la competencia de entrada no se trataba de hombría sino de determinación y entereza, pero a mí no me las habían presentado aún, y ni sabía de su existencia, a mis 21 años me sentía invulnerable aún, y de alguna manera había que intentar encajar en el ambiente, no tardé en hacer algunas amistades con características afines. Los meses transcurrieron y cuando me di cuenta ya nos encontrábamos en segundo Pueblo Fonky Siglo XXI

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semestre, nadie está preparado ni pensando que los años pasan rápido, realmente no sucede; lo que valía es que yo continuaba en la escuela y eso era un gran avance, sin embargo tuve que conseguir nuevamente un empleo para solventar los gastos de la escuela y personales, muy necesarios. Mi papá no me exigía que le ayudara a los gastos de la

casa, así que de cierta forma la escuela y mi persona dependían solamente de mí, y tal como mi propio padre me dijo una vez en la secundaria al ser suspendido por mala conducta: “Todo lo que tienes que hacer es ir a la escuela, no tienen otra cosa que hacer, y aun así lo hacen mal”, palabras que me acompañan aún pero no como un estigma, sino como un constante recordatorio de lo que es dar el valor al tiempo libre que casi siempre

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desperdiciamos sin darnos cuenta. No olvidé del todo esa frase, pero todo lo que hasta ese momento había experimentado y vivido, no me sirvió para enfrentar a lo único que derrumbó todas mis barreras imaginarias, mis pretensiones, presunciones y de paso mis aires de independencia y de bufón, una linda sonrisa, la más bella sonrisa que haya visto hasta ese día: Lala; experimenté ese repentino shock que da esa sensación de intentar golpear una pelota con un bat de beisbol y no aciertas, tu cuerpo se descontrola totalmente, pierdes el equilibrio e intentas hacerlo de nuevo, y vuelves a fallar a pesar de que te concentras, pero no lo logras. Lala sin la menor intención de provocarlo lo lograba con sus interminables encantos, mis manos, mi cara, mis pulsaciones, mi manera de hablar y hasta de comportarme como un tonto, eran controladas con su sola presencia a metros de distancia; otra vez la adrenalina me intentaba decir algo, no solo era su bello rostro, ni esa mirada ni siquiera el perfume de su cabello, se trataba de algo más, algo que salía de su interior lo que me atrapó para siempre. La vida a los 22 años se abre como una naipe de barajas, y te invita a que tomes las cartas y los colores que desees para hacer tu juego, a 5


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tu modo, como tú quieras, esa etapa de mi vida fue genial, logré tener muchas buenas amistades que a la fecha conservo, la carrera, en un sentido académico, la pasé casi de noche debo decirlo, estudiando en ocasiones solo para los exámenes, o los extraordinarios; es tanto el análisis que hacemos de nosotros al recordar estas cosas que si me dieran la oportunidad de volver a cursar la carrera, lo haría con gusto, esto lo digo porque fue decisión mía no terminarla en el momento idóneo, y me refiero a mi decidía para entrar a clases o mi supuesta prioridad de trabajar en cualquier cosa, y no en algo relacionado con mi carrera, en fin las decisiones y las posteriores consecuencias son solo nuestras. En cuanto a la vida familiar, que es el eje central de lo que nos rodea, hay muchos recuerdos, costumbres, historias, anécdotas de los padres, tíos, primos y demás, pero para mí esas solo cuentan cuando las escuchamos en voz de nuestros padres, ellos les imprimen un sentido diferente a sus relatos, la memoria nos traiciona porque cuando recordamos esas historias solo lo podemos hacer escuchando la voz de ellos contando esas historias, por eso nunca nos aburren cuando son relatadas por ellos una y otra vez, aquí el sentimiento de pertenencia cobra mucho valor porque

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seguro esas anécdotas pasarán a nuestros hijos y seguirán vivas hasta alguien deje de recordarlas. Mención especial merecen mis vecinos de la infancia que

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aumentando al paso del tiempo. El tiempo es breve en un inicio tus padres y hermanos están allí para mitigar los primeros años de un efímero

Me he recorrido el barrio, me he bebido la ciudad, me he cepillado el país, me he meado en el universo, queda poco por hacer, salvo consolidar lo hecho y tomárselo con calma. Charles Bukowski se han convertido en mis viejos vecinos, con la pérdida de algunos, de varios o debiera decir de muchos, esa parte relacionada con la punta final de nuestra existencia no podemos hacer que encajen en nuestros recuerdos, esa parte no, lo vivido es lo que persiste, los momentos más geniales de su existencia. No sé si rememos buscando alguna orilla a dónde llegar al paso de los años o si ese horizonte que se ve a lo lejos, al final algún día se convierta en tierra firme, creo que parte de ese viaje a veces consiste en levantar los remos y dejarnos llevar por la marea sintiendo el viento en la cara; aunque después esa suave brisa se convierte en tormenta y esa la sentirás hasta los huesos, gotas que golpean, disfrazadas de responsabilidades, de la razón, de obligaciones inherentes que van

aprendizaje, pero lo único que no aprendemos es a vivir con las ausencias de esos primeros maestros, no hay fórmula para eso, la familia se vuelve el único refugio seguro para confiar en que todo está bien mientras estemos allí, fuera de ese remanso nos convertimos cuando tenemos juicio en los más sociables, los más amigables, lleno de risas, compañeros, anécdotas y experiencias, lo que se convierte en un enorme ciclo cuando de la escuela se convierte en trabajo con el mismo patrón social, trabajar y gastar, trabajar y gastar; parece que no tiene fin, el tiempo sigue su curso, volteas a ver y seguimos a la deriva con el mismo horizonte allí adelante y entonces queremos remar intentando llegar a algún lugar, que no sabemos si es la meta final o el inicio de algo más. Al final del día, y como lo leí por ahí, nos cansamos de imitar en el espejo a aquella 6


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persona joven que fuimos, nos miramos de frente y por fin aceptamos que hemos vivido más vida de la que nos queda, cuando no quieres tener problemas de ningún tipo, cuando no te importa lo que digan de ti, cuando lo único que quieres es ser feliz, y sin estrés; intentando comprender sin convencer a nadie que no todos tenemos el mismo origen ni las mismas facilidades en la infancia, pero sí las mismas oportunidades, y que ese amigo ‘Neto’ intentaba satisfacer su necesidad de alimento, ahora me alegro que así haya sido y que pude compartir con él de mi comida. Que la venganza no deja nada más que una sensación de vacío, porque la superioridad que sentí al golpear a mi acosador en la secundaria, no me hizo el más fuerte, ni más el respetado solo me tuvo miedo, que enfrentarse ante lo nuevo o lo desconocido no es una señal de que vayamos a perder el rumbo o a extraviarnos por muy débiles que nos veamos, es cuestión de decisión; que la osadía de sentirnos infalibles y con el ego sobrado no es una buena carta de presentación a ningún nivel, y menos en un lugar creado para cultivar el intelecto, que nos invita a la universalidad de conocimientos.

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hace que esa adrenalina no deje trabajar al cerebro, que el sólo gesto de un bello sueño te mantenga con insomnio por muchas noches, en espera de que amanezca para recibir mi dosis con una simple mirada de esa musa que al final de cuentas no logras tener, porque está fuera de tus manos, y porque la inexperiencia en esos placeres del amor no te hacen razonar ni pensar con los pies en la tierra, y porque resulta que la supuesta madurez y seguridad con la que llegas, se hace añicos cuando esa niña te demuestra las suyas, que ese núcleo del que a veces nos sentimos acosados o aburridos es realmente el refugio y el verdadero punto de partida de todas las cosas q u e d e s e a s e m p r e n d e r, porque ese punto siempre estará allí para apoyarte por lo menos, que cuando ya no los tenemos, sentimos el desamparo, como una especie de orfandad

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aceptada en nuestro interior, que sin embargo podemos honrar al ver reflejado en nuestros hijos esos rasgos que solo nuestra herencia puede darnos. El vaivén incesante del trabajo y la rutina nosotros mismos lo marcamos, que sería de la vida sin descansos sin darnos el espacio justo para dedicar tiempo a nosotros, el trabajo nunca se acabará, pero nosotros sí, además siempre habrá un nuevo día, ¡qué diablos¡ Y parafraseando a Bob Marley, va mi canto a la vida en estos mis 50 años de vida: Satisface mi alma, y que con cada pequeña acción haya una reacción, estás hecha para mí, me siento feliz por dentro todo el tiempo, dejemos que la vida nos abrace, encontrémosla a la vuelta de la esquina, que no nos deje ser unos solitarios y que nos haga sentir bien, llamémosla, que nos haga sentir como ganadores siempre ¡Satysfy My Soul!

Que los golpes no solo son físicos o por fuera, también los hay por dentro, ese golpe que sacude sin aviso, y que Pueblo Fonky Siglo XXI

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Chabacanos en flor Tuvieron

que pasar once mil setecientos treinta días, eso sin contar los años bisiestos, fue una larga espera para finalizar el inicio de un sueño largamente anhelado, y entonces todo se hizo realidad. Aquella ocasión, tal vez verano, a lo mejor otoño, posiblemente primavera o bien pudo ser invierno; ocurrió en la mañana, por la tarde o recién había caído la noche cuando se dio un encuentro furtivo, inocente, malicioso. Hubo miedo, emoción y sensaciones que nunca antes habían imaginado, en ese momento volaron mariposas de concupiscencia; era un primer beso de infantes ¿Precoces? No lo creo; era un deseo anhelado aún para sus cortas vidas, había mucho que recorrer… mucho. El unir los labios con una chiquilla, de fuerte carácter, algunos la consideraban odiosa, pero para él, ella era su sueño, rubios cabellos, delgada figura que ya dibujaba sensualidad, mirada estricta y a la vez cálida, aroma a chabacano así la recuerda. Sí hubo resistencia, miedo, ansiedad, pero de repente todo se detuvo lo que ocurría afuera no tenia la menor importancia; fue eterno, fue breve, fue amargo, fue dulce; era el primer beso, para ambos, entonces… Eros despertó. Por alguna razón llegó a su casa, cruzaron miradas ¿hacía calor o su temperatura Pueblo Fonky Siglo XXI

aumentaba? Era fin de semana, se escuchaba el borlote en la calle, nadie estaba pendiente de nadie, así que solo bastaron unos segundos ella parada en el umbral de la puerta, de repente sintió una mano en su cintura, ella se resistió sin embargo una sensación --

hasta ese momento-- ,desconocida la animo a ceder, los labios se unieron juguetearon y de no haber sido por las circunstancias del momento la separación fue brusca, repentina, todo se alojó en la memoria, hasta nuevo aviso.

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A pesar de las sensaciones, de la atracción, mutua, y de todo lo que podía pasar se creó una enorme distancia, misma que se salvaría con el paso de los años; él la buscó, intentó conquistarla, hizo todo lo imaginable, y lo inimaginable solo lo pensó, pero ella reacia, prefirió huir, era por su bien, la juventud suele ser una enfermedad que se quita con los años, así que bloqueó esas emociones, se concentró en otras cosas no menos importantes y tal vez, solo tal vez en ese momento eso era lo mejor. Dice una canción: Era una tarde de primavera / Cuando hasta el alma se encuentra en flor / Yo diecisiete y tu quinceañera / Tu colegiala y yo soñador… Era un tarde de primavera / Hoy es invierno y ya no hay flor / El tiempo pasa / Quien lo dijera / Tú ama de casa y yo trovador… Tr e i n t a a ñ o s y s u s d í a tuvieron que pasar para ser exactos son: once mil setecientos treinta días. Cada quien hizo su vida, tomaron las desiciones que ellos consideraron las adecuadas y las sensaciones de aquellos años infantiles las supieron disfrutar, se vieron en alguna ocasión, volvieron a cruzar miradas, solo hubo fugaces recuerdos de un futuro probable. ¿Y entonces? Asi sin más una noche como cualquier otra noche volvieron esos sueños en donde ella ese amado objeto del deseo, ese deseo que solo unas decadas apaciguó y entonces empezó una tenaz busqueda por el universo virtual, las Pueblo Fonky Siglo XXI

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posibilidades de encontrarse era una entre mil, o una entre un millón, pero ese duende que a veces se le llaman suerte jugó su partida. Primero una foto… --¿Quién eres? --¿Hola eres…? --¡Sí! --Soy…, ¿me recuerdas? --¡Aaah, sí!, ¿cómo estás? --Bien y ¿tu?, ¿qué ha sido de tu vida? Causalidades de la vida; semanas antes una rola se le atravesó por la cabeza, la escuchó hasta el cansancio una salsa romántica que hace bailar hasta al mas tullido: Me cuesta crer que no es mentira / Que estás aquí después de tanto tiempo. / Si hay cosa que yo daba por perdida / Es que un día volviéramos a vernos. / Yo quiero saber hoy de tu vida…

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m u c h o c a l o r, e n d o n d e cientos de personas que van, vienen, ahí en donde en ocasiones se toman desiciones importantes, un largo y anhelado abrazo fue la bienvenida, una agradable charla hizo recuperar el tiempo alejados, una breve caminata los acercó nuevamente y para finalizar esa tarde un beso. Ese beso que de hace 30 años fue furtivo, robado, inocente; esta vez fue sincero, correspondido, audaz, asi lo desearon por mucho, mucho tiempo; sin embargo ambos deseaban concluir lo que no habían terminado de empezar. Chabacano en la rama: ¿Acaso el aroma de mi añorada?

Frase hecha, frase de telenovela: Donde hubo fuego, cenizas quedan, pero aquella ocasión no hubo llamarada, solo una incipiente chispa, pero suficiente para que la madera arda. Todos se incendían a su manera, a su ritmo y entonces la llama se reavivó.

Era una mañana otoñal en un día invernal. La ciudad como siempre un bello y adorado caos; gente desesperada, gente apurada, gente resignada, y el tiempo transcurría lentamente, ahí donde el sonar del ferrocarril sobre los durmientes aún nos traslada a otros tiempos, quizas a tres décadas atrás, para empezar una larga charla, despues un paseo que se extendió mas de lo esperado, “ansiedad de tenerte en mis brazos musitando palabras de amor”, solo había que esperar unos minutos más que mas da.

¿Había incertidumbre? Sí ¿Había emoción? Sí ¿Había ansiedad? Sí ¿Había miedo? No. Lo que querían era aprovechar el tiempo, porque todo puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos, así que en un medio día invernal de

¿Qué posibilidad había en ese tiempo que unos chabacanos en flor maduraran? Las probabilidades eran mínimas, pero el misterio era y es excitante, siempre va quedar la dudad del ¿qué hubiera 9


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pasado? El misterio se acabó dieron rienda suelta a esa concupiscencia atesorada por mucho tiempo, no se guardaron nada, hicieron realidad esos sueños eróticos en donde ambos eran los

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protagonistas; lo eterno es breve y lo breve suele ser eterno –¿rebuscada la frase? posiblemente—pero creo que el Kamasutra fungió como libro de cabecera.

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Y no, esto aún no concluye porque los chabacanos año con año florecen es el ciclo de la vida. Florecer y madurar por los siglos de los siglos. ¡Así sea! (Adán Sandoval / @Olafo72)

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