Lu^tMcioo ptí§ti<5a AÑO X V I I
BAKCKT.ONA
J 5 ])K AGOSTO DE
IS98
NúM. SOS
REGALO Á LOS SEÑORES SUSCRIPTORES DE LA BIBLIOTECA UNIVERSAL ILUSTRADA
MADRID.—UN DOMINGO EN LOS V I V E R O S , dibujo de N, Méndez Bringa
LA
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ILUSTRACIÓN ARTÍSTICA
NÚMERO
S6S
su figura y sobre todo su fisonomía. ^Euy alto, muy con el Véneto, ingerido por sus esfuerzos de nuevo robusto, muy fornido; nervioso y muscular al mi-smo eii Italia; coojjeró á los ]irogresü3 autonómicos de Hungría, resucitando la vieja corona de los magyares, poniéndola en el mismo nivel, quizás en superior nivel, que la corona de Carlos V; cooperó d la cristalización del ideal revolucionario germánico, despidiendo Austria de la Confederación y mediatizando ducadillos tan irrisorios como el reino de Hannóver, que diera sus Jorges á Inglaterra, los reyes de la centuria última y de la centuria corriente, quedando sieiiq^re reaccionario y feudal; cooperó á la completa unidad de su patria con sólo romper la obra del año quince, los tratados im¡)uestüs [)or la Europa de los dés[]ütas á laEurojja de los pueblos; fundando así un órgano más ile la libertad humana y cumpliendo el mandato de cuantos pensadores alemanes animaron con el calor de su alma y esclare^ entonces; tórax gigantesco; pulmones como fuelles cieron con el brillo de su pensamiento la emancipa' de fragua; hombros a[iercibidos á sostener enormes ción universal. Pero este Bismarck, cuya vida se lutMURMURACIONES EUROPEAS pesos; boca poco replegada y labios gruesos; la nariz bía pasado destruyendo en la madurez cuanto en la l'OR D. E i n L I O CASTüLAIt remangada; el bigote militar; despreciativo el gesto; mocedad adorara, volvió á sus viejos ídolos así que MiiLTle du Disniarclí. — C;Lr;ici.i;rcs de la i;raii:]ez:i del coloso. desdeñosa la sonrisa; relampagueantes los ojos; muy llegara por sus pasos contados á la inevitable vejez. - Cji;m(]t;z;is proL^resiv^ia y ijrandczas rcgicsiviis. - Coinple- grande la cabeza y muy esférica y como contrayén- -Mientras luchó con una potencia tan reaccionaria xiún psícjuica y IÍSÍI4I'IJ;¡C:Í di.d fúrren cinciller. — E l hombre dose al ejercicio del pensamiento, con más fuego como el Imperio austríaco, fué revolucionario y propiinicidar y privailu. — til (;st:idÍ!iln. —Sus niocedadcds. — O p n que luí, más %'olcánica que luminosa; la frente am- gresista; en cuanto luchó con una potencia tan avanHÍt;¡;'iii á la unidad ¡^enuiínica austenUidn por nosot-i'n.s lus ilidiiiúciiUas al i¿ual de la unidad i t a l i a n a . - S u conversión plia, espaciosa y surcada por arrugas productos de zada como la República francesa, fué reaccionario al movimiento progresivo en \ ' i e n a . I'elcrsburyo y í'arís. - hondas meditacioiies; muy calvo, según pudimos y feudal. En esta época empezó real y verdaderaliisiivirük levohicionario coiitrii el ImpLirio austríaco. - Bis- ver, pues'se quitaba con frecuencia su casco cual si mente la hora de sus conquistas, y no contento coii mii'ck reaccionario conlr.a la líepública f r a n c e s a . - C o n s e r fuese un arreo impuesto ásu personalidad puramen- haber desmembrado á Dinamarca sin más razón que v.ición del l;u!o revolucionario de su olira. - í J r a n d e fragilidad del lado reaccionario. ~ Los católicos y los socialistas te política; JÜsmarck iba ya por París declarando á su capricho, ni más título que su fuerza, constituyó predominando contra sus esfiier/os en las A-saiubleas alema- ¡'"rancia !a guerra y previniendo el día en que sus un colosal ejército de ofensa y d í conquista, cuya n a s . - S o l a m e n t e la libertad es fecunda. -Conclu.sión. atilescos uhlanos abrevarían sus cabalgaduras apo- pesadumbre hoy abrunia los presupuestos europeos, simios copistas á lo chino del presupuesto alemán; Eismarck ha muerto. Imaginad que la mayor pi- calípticas en las turbias aguas del Sena. estatuyó el socialismo de la cátedra, brutal sofisma rámide anticua, entre las existentes hoy en el dedestinado á dorar los hierros de la servidumbre carsierto cgipciu, se derrumbara en fragmentos pareciLa costumbre pide se jueguen los liombres histódos d chispas de aerolitos y se desvaneciera, ya en ricos al momento de su muerte; y hay que seguir la gados sobre las espaldas de Alemania; persiguió la los abismos de arriba, ó ya en los abismos de abajo, costumbre. Del Bismarck privado, del Bismarck do- libertad de conciencia, ideando como los Césares arrastrada por los huracanes del aire y por los hura- méstico, del Bismarck padre, hijo, esposo, no hable- de Bizancio una religión, el viejo catolicismo, cuyos canes del tiempo. Al saber tal ruina os asaltaría una mos: i'inicamente se hallan virtudes y méritos en su dogmas y cánones promulgaba élé impoiiía con imemoción de asombro; pero no la emoción experi- vida. Pero la casa y la familia jamás domesticaron ]iosición imperial desde las alturas de su incontesmentada si vierais caer el rarteaón, ese himno en su corazón, férreo, despótico, cesáreo, corazón de tado j)oder; cercenó del cuerjjo nacional francés dos mármol, 6 ¡julvcri/arse la Venus de Milo, esa diosa conquistador y de tirano. Hablemos del estadista, provincias, como Alsacia y Lorena, crimen ])arecido de la estética y de la hcrmosm-a eternas. (Irande [lor muchos estudiado y sabido por pocos. Tres pe- al que cometieran los viejos tiranos repartiéndose á llismarck; pero no L^rande como Prometeo empu- ríodos tiene su historia; la juventud, la madurez, la Polonia y desmembrando á Italia: persiguió Ins mañando su antorcha vivida: grande como el Cáucaso terrible ancianidad. En su juventud perteneció á las nifestaciones SGcialislas, después de haber fomentadonde Prometeo estuvo encadenado, grande como escuelas más reaccionarias. Allende la ortodoxia lu- do las teorías generadoras de tales_erupciones;ycon e! buitre que atormentó ál^rometeo en las entrañas, terana más rígida, no descubrió su vasta inteligencia el pretorianismo de su lado en lo político, tan seí.'uando hVancia estaba recién vencida, y todo el ningún horizonte científico; allende la fidelidad de mejante al que gangrenó en sus líltimos tiempos á mundo, el mundo vulgar bajo todas sus fases, cor- perro fiel á una dinastía de derecho divino, su vi- la Ciudad Eterna, y con el proteccionismo en lo tesano y pedíscciuor de todas las victorias y de to- goroso raciocinio no columbró ningún ideal. Odio á econóuiico, tan semejante á las antiguas prohibiciodas las fortunas, alababa los bandt)s de águilas caí- las revoluciones, enemistad con los revolucionarios, nes absolutistas, produjo un Imperio, el cual, aliadas sobre la nación reimbücana, yo decía: no estoy guerra implacable á toda innovación progresiva, es- do á Turquía hoy contra Grecia, parece un im]jei'io por las aves de rapiña triunfantes; prefiero los sim- tabilidad inmóvil, la Jglesia y el Estado presididas asiático, rej>resentante y órgano verdadero de la bólicos animales del pueblo francés derrotado, bien por un rey absoluto: lie ahí las creencias capitales reacción tniivcrsal. aquel gallo que nos anuncia el nuevo día, ó bien del mozo, caballero feudal d la'vieja usanza. Había aquellas alondras que se levantan del arado surco en venido la revoIucÍóii del cuarenta y ocho; tras la rePero jcuán horrible su expiación! ;Cuán largo y pos de! alba rieiite, cuando ¡anoche todavía envuel- volución del cuarenta y ocho, las reacciones consi- tremendo su castigo! Después de haber hecho lo ¡}ove á los mortales en sus espesísimas tinieblas. Ma- guientes: Bismarck troiiaba contra los que predecían sible por disminuir á krancia, vio con horror que la ñana importarán más al mundo y á la Historia sa- la unidad alemana, y confiaban el ministerio de diminución de franela solo sirviera en su desarrober quién sacó el hombre al resplandor eterno, ha- cumplirla y establecerla en todo el mundo germáni- llo al engrandecimiento de Rusia; y que puesta Eranciendo chocar el hierro con el pedernal, desde las co á !a casa real de Prusia. Para él semejante pro- cia con Rusia en verdadera inteligencia, se había eternas lobregueces trogloditas; quién unció el buey yecto sólo podía producir un triste Novara Oermí- disminuido la hegemonía germánica en Europa, y se al arado para que brotasen de la tierra el pan y el nico; y de plantearlo aquella casa real prusiana, tan hallaba su obra, la unidad alemana, tan difícil puesvino: quién trajo de otro hemisferio á esto nuestro inmóvil, sólo podía esperar un destierro como el ta entre un martillo y un yunque, los cuales ¡jodrían hemisferio la quinina, remedio de nuestras fiebres sufrido por Carlos Alberto de Saboya en su retiro pulverizarla en una rápida campana. Después de tercianarias, que saber quién fué Uisraarck, cuyo cas- de Porlug.il. Pero lo nombraron embajador en Vie- haber fomentado la protección aduanera exagerada, co puntiagudo en la cabeza, coraza férrea en el pe^ na, en Petcrsburgo, en París, después del Congreso le han mostrado los hechos que sólo conducía este cho, sable al cinto, es[mekis al pie, látigo en la mano, de l'Vancfort; y el gran reaccionario se convirtió á sistema bárbaro á iiidisponer Alemania con Rusiay indican su inscripción entre los conquistadores, en- la revolución, prometiéndose de ella fundar la uni- á precipitar la catástrofe, bajo cuj'as terribles ametre los responsables de todas las violencias, ejitre dad alemana, y con la unidad alen^ana forjar una nazas aquélla, su ¡latria, hoy se agita y estremece. los enemigos de todas las libertades, y no á los re- coi'ona sobre la ruina de los Ilap^burgos para sub- Después de liaber fomentado con un profesor cual dentores, no á los que tomaran la cru/, y la cicuta, amos y señores los principes de Brandeburgo. En- ^Vagner el socialismo de la cátedra, se ha visto preredimiéndonos, sin sacrificar más vida (]ue su pro- tonces conspiró con Rosuth para redimir a Plun- cisado á dar leyes excejícionales contra los socialispia vida, y sin derramai- otra sangre que su propia gria; trató con los que levantaban en Viena barrica- tas, suprimir sus periódicos, ahogar sus reuniones, sangre. das contra los Austrias; mostró á Italia el Véneto atormentar hasta sus familias, evaporando el oxíge[lalpitante y Venecia iri'edenta; contra el Pontífice no de libertad que tan escasamente se respiraba en romano azuzó d Ciaribaldi, y contra el emperador Alemania. ])espués de haber hecho de los emperaYo he tratado, ]iür lo menos he conocido, á los austríaco á Mazzini, así como contra los mismos mayores hombres de la.=;egunda mitad del siglo. La- reaccionarios prusianos á femando Lasalle, gran dores unos dioses, tales emperadores no lo han tramartine, Hugo, Thiers, Clladstone, ÍNTazzini, Garibal- socialista; y siguiendo los caminos del innovador tado como á un pontífice máximo, recluido é idoladi| Donoso, Rivero, Cánovas, el inmortal poeta Zo- Cavour y escandalizando á toda la Cermania pietís- trado en lo más secreto del Ee[iq:ilü; le dieron un verrrilla, no me dejarían mentir, entre muclios y muchos ta, lanzó el sacro Imperio Romano Católico, la obra dadero puntapié y lo echaron del poder como huipie callo por imposibilidad poteiite de recordarlos del gran Carlos V nuestro, fuera de la confedera- bieran podido echar del servicio suyo á cualquier á todos. No he tiatado á IJismarek. En las aguas de ción ilespués de! triunfo de Sadowa, y llamó todos lacayo. Después de haberse levantado con arrogan'l'arasp, iiniy cerca de Alemania, encontréme con mi los alemanes redimidos ])or su esfuerzo y por su cia frente á la Sede Romana, tuvo que ir con cilicio, aniigo y compañero en ¡a profesión universitaria triunfo al sufragio universal. En este período JÜs- sayo y cirio á Canosa. Las dos fuerzas políticas para maestro Gneisth, gran saljio, autor de las célebres marck no había sido masque el testamentario délas él más aborrecibles y por él, más perseguidas, con leyes de mayo contra la Iglesia, quien me propuso Asamblea-s gernránicas del cuarenta y ocho, como diferencia de métodos, pero con unidad de intencioir hasta Varzin para conocer personalmente al colo- Víctor Manuel no había sido más que el testamen- nes, fueron el centro católico y la escuela socialista so; y me negué porque, dadas mis ideasylas suyas, tario de las Asambleas italianas eii el mismo perío- militante. Pues las dos quedan hoy con una fuerza no podía tratarlo con benevolencia en pilblico, y por do, asambleas progresivas, concilios ecuménicos de infinita en Alemania; las dos, separadas, forman grupos importantísimos de la Cámara recién reunida; lo mismo no jiodía tratarlo con amistad en secreto, la revolución democrática. juntas componen casi la mayoría de esta Cámara. ni deberle obligaciones de hospitalidad, las cuales ¡Oh pequenez de los grandes! ¡Oh impotencia délos tanto sellan los labios en gentes bien nacidas y tanomnipotentes! La palma del triunfo definitivo no to sobre la pluma honrada pesaii. Pero lo vi en la I\'Iienlras dunj la madure:^ de su vida, combatió estación del Norte de París la tarde que llegó á visi- lÜsmarck al Austria reaccionaria, y por ende coope- será nunca íle la fuerza y será siempre de la idea. tar la Exposición del sesenta y siete. Jamás olvidaré ró al establecimiento de la independencia italiana Mond.íriy., 5 de aí;o,sto de iSgS, SUMARIO
T o x t o . — Mi!i-'ii3ini¡iúji¿< niro/-i:ay, -\i<.iv l'JniLlio Cabitliir.— í'/•,,',<,- />,ii,r¿^.'!,T, ])oí A. (lurcúi Llunsi'i. - ,)/'•••/ion,:.-: dt: ;i>i tiempo; de tem[>eramento sanguíneo mezclado con aiiíór a¡-iiii<d!íiú. p'íf A. ]-,:ii*tiiliÍL-r;i. - Civ'ii.it ii¡- i\i xnrrm, una cantidad excesiva de temperamento bilioso; alpiir j \ . - JV!U:-!ÍI-JÍ:;^'¡-¡¡hii(!j;:. ~ Problema de ajcdiez, Meniiiu tivo sin arrogancia, duro sin rigidez, imperioso sin xii.'ii'ii'iL-, novela (cíjni.munc¡i'iii). - La; ;vpycr.i-'7h;-ií'iit-s dt; in énfasis; muy sencillo sin el descuido que suele acom/'iisiiUi i// S,:'-.iS:-''¡. - La /riZiiión ch'íírüa ror medio de ÍUHpañar á la sencillez; adusto porque debía responder •'iii'a.io••;•;. - Libru.i ruciljida.-;. G r a l j a d o s . - Madrid. Un .•/.•i/,v//;-,n c;: L's I VT^VIÍÍ, ¡lü ni].> i k á innumerables adusteces y mantenerse ñrme conN.'M'j]idez l!rin;^:i. - l'/ríor B<u'ii\'-nrr, — /j/./.f Jwii/'inas. tra miradas y aun frases henchidas de intensísimos Jii.í/í^tií/u dci piiíldo de ñ!.¡J,iy!,;y. - ("/.'f.r.'.í hi::,'-:!';a~y!!!.'-\¡. despegos, si no de grandes amenazas; aquel hombre, ¡'¡¡/as de Ponee (Pnerío A'i--o). —.V,:/•,'!'.•'•!/ i I! y e- ¡'yñwite parecido á los colosos esclavones de los arcos romade /ii'siiiiir,--'.'. - /¡i iiji-.ir. .i- y sin /•irros .i¡: a-: .•,:;. ~ /!i:i/iar<i- y ••.'I !\:!>i!!Í.i .•.? fu íerraz'.! r;.-//•¡¡/¡¿.-/•.i de Príe,ír!e''i.\r:i/;-j. - /.einos antiguos, representaba en su paso ante mis ojos es/ii-düi!;.'-:' h-'ieiíz'n'o u:' e.\ eari-ii'icr. — /'niV'.iíú de '¡¡oim- la fuerza, muy segura de sí misma y muy propensa uteitto en k-mey de /'• is'ii :;••./:. i)l.r;i du l-iuinliyld ü e g ü í . ~ Eí de suyo cuando la urgasen ó excitaran á convertirse /íi.'íiiv'.í •/•.' L'n\driehsriihi . ~ y.\y/;!d:¿ i:\ i.:'ii.iy y,':;a!aiia d Bispor naturales inclinaciones en violencia. Grandes ¡/¡iiy<Á' /•:'" e! e'!i/-er¡id::r i¡ni','.-r:'/..i / / . - fíít-.'na /V.tV:;, íicunrela ik- I l a n i líar:ivL-N, - 7„n rrrj-exe!::t!r/i!!/ex de ¡a /'¡isiJ/i pies como los normandos; piernas muy sólidas como de jinete viejo y experto; vientre desmesurado ya en Sehiií/í. — /',¡¡.<¡/Je, dibiijii dt: J . b'. Mil leí.
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VÍCTOR LALAGUER Poco.s hombrías de Estado de luiesLro pciís lian goí::ido de mayor popularidad orí el en que nacieron que V. Víctor IJalaguer. Su nombre significa para (Jataluña algo que sintetiza los ideales y aspiraciones de un jjcríodo, el despertar de un prufundo letargo literario y político. A Lalaguer se le estima por los grandes servicios prestados, por su inmensa labor dedicada sicm[)]e en bonor y gloria de su país, sin que al pronunciar su nombre se tenga jamiSs en cuenta que ha iniluído, en determinados casos, como ministro de la corona en la marcha de los negocios de la nación. I-.a personalidad de Balaguer ofrece rasgos tan salientes y exclusivos, que no cabe establecer la comparación. Es en cierto modo, como poeta, el Zorrilla de Cataluña, pero con sus ribetes de apóstol, con los caracteres de los antiguos trovadores, pues como aquL'lIos logró con sus cantos avivar el decaído espíritu de la región, mezclando en sus poéticas composiciones y en cuantas obras produjo el sentimiento político de nuestro siglo con el amor á la patria, nutrido y saturado por el recuerdo de pasadas glorias. Comprendido Balaguer en el grupo formado por los ingenios que marcan el período de nuestro renacimiento en e! presente siglo, se le considerará nomo saturado de aquel espíritu idealista, ¡irefiado de ücciones, al que se ha dado en llamar romanticismo, y preciso es consignar que si bien es cierto que el sentimiento de que se hallaba dominado nuestro amigo en la ópoca á que nos referimos da lugar á que tales apreciaciones puedan emitirse, no loes menos que no ofrece la menor semejanza con los que fueron sus comjiañeros de producción literaria. Jjalaguer lia sido genuinamente catalán, y más que catalán expresión fiel y viviente del espíritu que ha animado siempre á los pueblos hermanos que constituyeron una gran nacionalidad: Aragón y Provenza, portaestandartes de la civilización y el jirogrcsode los siglos medios, emporio de las libertades comunales, de las manifestaciones de la inteligencia y de las energías industriales. Estudíense los tiernos plaays y los roinistos serventcs'ios de los trovadores, véase la tendencia política y social que persiguieron aquellos campeones del progreso, fijémonos en sus composiciones encaminadas á vigorizar el ánimo de sus conciudadanos y á luchar para defender la nacionalidad, y hallaremos muchas semejanzas y grandes analogías con las producciones de JJalaguer. \ y no se crea que la inmensidad de su afecto de-' dicado á Cataluña, que se traduce en todas las manifestaciones de su laboriosa existencia, ya en el liliro, en el periódico y en la tribuna, se halla inspirado en propósitos mezquinos y utópicos ideales, puesto que si bien se le venera como [¡aíriarca de nuestro renacimiento y personificación del regionalismo, no lo ha sido jamás en el sentido restrictivo que algunos preconizan, puesto que siempre lo ba entendido y expresado con carácter expansivo, procurando glorificar la región histórica para dar mayor realce á la nacionalidad española. Por eso no ha inspirado recelos á las demás ¡jrovincias, que deseosas de honrar al ciudadano ilustre, al primer Maestro en C¡(iy Saí'cr del presente siglo, á uno de los restauradores de los certámenes literarios á usanza de los tiempos medios, banle ofrecido, á fuer de maestro experto en poéticas lides, la presidencia de los Juegos ['lorales dondequiera r[ue se hayan celebrado. Quien vea y estudie á Balaguer en e! interior de su modesto bogar, entregado por completo á sus trabajos literarios, no jiodrá suponer que aquel an-
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ciano de rostro venerable y simpático sea el mismo que con su palabra ardiente y vigorosa tenía el don de conmover y arrastrar alas muchedumbres, el(¡ue logró hacer renacer el sentimiento de las antiguas glorias y preparó los movimientos que á la postre transformaron la constitución política de! país, Parece increíble que aquel organismo delicado, más propio para la tranquila vida del ciudadano que parala azarosa y arriesgada del jiolítico y del revolucionario, haya podido desplegar tantas energías, haya tenido tan extraordinario temple para resistir tantos embates. En Jlalaguer no existe más que el poeta, pues él es el primero en no acordarse ni recordar á los demás los honores y distinciones que posee, nj
Vícioii BALAOUÍIR
los elevados cargos que ha desempeííado, A todos acoge con igual sencillez, á todos habla con igual afabilidad, sieiido para él causa de gozo hallarse rodeado de sus amigos, los más de ellos literatos y artistas. Su casa, sus relaciones y hasta su bolsillo los píjne con sobrada frecuencia al servicio de quien solicita su ajioyo y protección. A'arios hechos podríamos citar en corroboración de nuestras añrmacioncs, pero la circunstancia de vivir todavía algunos de los interesados es causa para que nos abstengamos de relatarlos aun á trueque de dejar incompleta !a expresión de los rasgos de su carácter. Esto no obstante, y por entender que !a anécdota le retrata fielmente, recordaremos el incidente que sirvió de motivo para anudar las relaciones entre Balaguer y Antonio Bofarull, casi interrumpidas y entibiadas durante un largo período de tiempo. Cuantos conocieron á este último tendrán muy presente que sus recomendables cualidades hallábanse con frecuencia obscurecidas por las manifestaciones de su espíritu ático, y si se quiere, mordaz. Balaguer, lo mismo que Mariano Aguiló y otros ilustres literatos, no habían podido librarse de sus frecuentes, durísimas y desapiadadas censuras. A ellas se debía, pues, que se
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hallasen distanciados en ocasión en que Balaguer deseuTpeñaba la cartera de fomento. Efecto de una combinación de personal ó de otra causa menos justificada, trasladábase á Bofarull desde el Archivo de la Corona de Aragón al de Simancas, sin tener en cuenta que se irrogaban graves perjuicios á aquel digrn'simo funcionario, iialaguer, áquien tanto había uKjlestado Bofarull, negóse á firmar la orden liasta conocer si tal era el deseo del que janiás oh'idó tanta rectitud y tanta hidalguía. Carece de fortuna, bastándole su cesantía de ministro y sus emolumentos como académico [lara subvenir á sus uiodestas necesidades. Todavía halla medio para publicar nuevos libros, cuyo producto, cual el de todas sus obras, destina al sostenimiento de !a Biblioteca Museo de Villanueva y Cieltrú, á cuya fundación dedicó su patrimonio y sus economías, desprendiéndose de sus libros, cuadros y objetos de valor ó mérito que poseía. Este es el mejor elogio que puede tributársele. A pesar de haber sido tres veces ministro de Ultramar y de ser wn fumador empedernido, compra los tabacos. H a podido, lo UTÍsmo que alguno de sus amigos políticos, ostentar un título nobiliario, pero con el mejor acuerdo ha preferido conservar su nombre, en la seguridad de que siempre tendrá más valor y significación que las distinciones destinadas á satisfacer la vanidad. Excesivamente Irugal, casi vegetaliano, debe quizás á su metódico sistema de vida la conservación de la salud y de sus energías, pues á pesar de sus setenta y tres años continúa dedicando á sus labores literarias gran [larte del día sin abandonar sus trabajos en las Academias de la Lengua y de la Historia, ni los deberes políticos que le impone su adhesión al partido en que milita y muy singularmente á su antigiio amigo y casi deudo el Sr. Sagasta. IJalaguer no es un anciano, aun cuando la nieve de los años haya blanqueado sus cabellos y su barba. Tiene el corazón de niño, ingenuo, sencillo y bondadoso. Algunas veces raya en lo infantil, costando trabajo admitir tanta sinceridad en quien tan rudas enseñanzas ha recibido. No te preocupan los intereses, y es más fácil que se olvide del portamonedas (|ue de la badana en que lleva envueltos los tabacos, que para él hace el oficio de petaca. Por fortuna no decae todavía su inteligencia ni su organismo. Sólo hace en él mella el frío, que le acobarda hasta el extremo de tener en invierno chamuscados los faldones de su invariable levita negra por la acción del fuego de la chimenea, en demanda de la que acude continuamente. Kn el mes de junio le hemos visto llevar gabán forrado de pieles y sus trajes de verano podríamos usarlos en los meses de noviembre y diciembre. Dos instituciones importantísimas por él creadas están destinadas á perpetuar su memoria. Ambas [pregonan su alteza de miras y su desprendimiento. El Museo Biblioteca de Ultramar, que recuerda su provechosa gestión como ministro de aquel departamento, El Museo Biblioteca de Villanueva y Geltrii, que atestigua su acendrado amor á Cataluña. Uno y otro, aparte de sus méritos literarios, constituyen dos monumentos de mayor importancia y significación que los que pudieran erigirse para glorificarle. No necesita, [lues, Balaguer los honores de la plaza pdblica: no precisa levantarle estatuas para tributarte los honores que la patria reserva á sus más preclaros hijos: basta visitar tos dos museos para dedicarle el merecido aplauso y la consideración y respeto á que tiene derecho aquel que ha dedicado su existencia á la realización de nobles y titiles empresas, provechosas pnra sus conciudadanos. A.
CARCÍA LLAN'SI'»
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LA
ILUSTRACIÓN ARTÍSTICA
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S6tí
.í,'/7f. Repite usted la rulación con el que mejor ten- ¿Dónde? ga á mano. - ¿Cómo? c'iMii sic I':STRIÍ:NA U \ . \ O I I K \ Y no para ahí el exceso de la modestia de usted: -¿Ciníndo? con aquellas personas que usted tiene mayor conUsted, si üs de lüs incautos manchegos y aun 1 sin serlo - nutinta á l'ulanito y d Menganito lo más , fiaiua ó que juzga ser entendidas en estos negocios, T,o más difícil para escribir una obra dramática, | saliente de la obra, y los l''ulanitos, despuiis de pro-1 comete usted de buena l'e el abuso de pedirles consi-a cualquiera su denominación, es tener argumento ; testar de la gran amistad y conipañerismo suyos, sejo acerca del parto de su magín y en «petit comiapropiado; una vez que se posee la «enjundia,» el juran que si h^icJerausted este ó el otro arreglitoque té <> les suelta usted el mochuelo. dialogar es cosa fácib con un poquitin de gracia, un á ellos se les ocurre debe usted de bacer, quedaría Sus oyentes, en su mayoría, aguantan el chaparrón adarme de ingenio y muchas arrobas de «picardía la «cosa» intachable: usted agradece la intención, mudos, sombríos, se sienten «jurados» y han de dar escénica,» está un hombre en disposición de llevar | aunque piense no seguir el consejo por parecerle íon- su veredicto con arregloá... la amistad, indiferencia á febz término su delito perpetrado en las sombras to, sutil ó innecesario, y sigue contándoles los chistes, ó envidia que hacia usted sienten. de la noclie, cabe la Se acaba la lectualmohada, que es de ra. Pausa. Más paudonde salen la masa. Usted, con neryor parte de los ((críviosa i m p a c i e n c i a , menes,» como en el pregunta; argot teatral se de- ¿ Q u é 05 parece nonTÍnan l a s obras esto? escénicas. A los consultados l''¡gurémonos, lecles parece de perlas. tor, que se ha termi¡Ya lo creo!,. ¡Cuidanado la obra y que do que á ellos les ésta pertenece al «géhan leído piececitasl nero chico,» con múRueño. Pues de erasica y todo. cía, ninguna como la de usted; pero... D e s p u é s de ponerla en limpio y taEn todas estas lecchar aquí una frase, turas siempre hay un a l l á una p a l a b r a , pero, hijo de la es((abrir patios» en una crupulosidad de conescena, ó lo que es ciencia d e ! oyente: lo mismo, suprimir por lo regular, la obde un plumazo parte servación es tonta ó del diálogo, el papá poco caritativa. de la «criatura» se - La e s c e n a tal halla ya satisfecho y pesa mucho, dice Fuc r e e honradamente lano. que la misma le va - El chiste cual, á dar fama y dinero; advierte Zutano, es por lo regular, se calatroz; quítale. cula más el éxito del - E l íinal debes trimestre que el de aligerarle. la gloria, dicho sea - El dito ese está esto en confianza. muy for/:ado. - Hombre, ¿y porEl autor cose amoqué se casa la Menrosamente el ejemgana? plar y lo sepulta des- ¡Si no se casa), pués en el bolsillo replicas asombrado. menos visible de su ¡Si la Mengana está americana, no haga ya casada desde que el demonio que trose levanta el telón! piece en la calle con aigi'in amigo ó com- Bueno: y Pérez, pañero i n d i s c r e t o ¿á qué va al pueblo? (]uele pregunte seña- A ver á su prilándole el m a n u s ma; ya lo dice en la crito: primera escena. - ¿Y la prima es -¿Criiiicfi, eh?¿Y la que se escapa con cuándo? el secretario de WSe dirige el de! lillaurganda? bro á casa de! maes- No, hombre, no; tro que ha de poner el secretario se escaen solfa la producpa con la hija del ción. alcalde. ÍSIe parece Se la lee: el «maesque en la exposición tro» no la entiende preparo esto á conmuy bien ó se enciencia. cuentra distraído Resultado de espensando en la poltas lecturas: que casi quita que ha de llevar ninguno de los que otro libro en e! que las escuchan se entecree y espera un exiran, que la mayor tazü; pero supongaparte del tiempo esmos que le parece tán distraídos y que <j;musicables el que dan c o n s e j o s por u s t e d le presenta, darse tono de ]ieritos asegurándole hacer en el difícil arte esla partitura e n un •proFiedad de M. .\rias Rodrlgnei cénico,., y también santiamén. Usted le ISL.\S F I L I P I N A S . - INDÍÜEN.^ DEL PUHULO DE MAJAVJAV (i'kúviNciA DH Lk LAGUNA) CÜNDUGIEXDO UN Ilo^fB<5.N por amargar un poco da las gracias y deja DE AüUA rOTABtK f^dc fotografié de Isl. ArJiís y líodrigucz, de Mariiín) el e n t u s i a s m o del usted el libro para lector. que lo estudie. Menos mal si no son de la clase de oyentes aproLos más inocentes són i'ecibidos con carcajadas Y piensa usted: vechados, y al cabo de tres semanas estrenan un li- ¡ S i el maestro me hiciera una musiipiita de las estrepitosas. brito que se parezca al de usted que no baya más -;I'',so tiene ima barbaridad de ^:;racia, liombre!, c^ue él sabe hacer cuando quiere!.. (]ue pedir. Y sueña usted con el maestro, y habla usted del le gritan. Otros, dándoselas de francotes, le dicen a usted En cambio, las frases más ingeniosas y chispean' lalentazo musical que Dios le ha dado, y le pone usted por las nubes ante la familia que le escucha ab- tes y los efectos cómicos mejor preparados, los es- sin inmutarse: - N o estrenes eso, ¡por Dios! ¡Vaya un pateo que sorta y los amigos que s e d a n por enterados con cuchan con cara seria, como si de pronto les asaltase te buscas! sonrisitas que igual pueden traducirse en un «Me terrible dolor de estómago. No cometa usted la tontería de seguir el humor Usted, que ya está en el secreto, no da importanalegro» que en un ífLo siento.» Se extiende la noticia de su próximo estreno por cia al aire de sus oyentes: se contenta usted con lla- del que tal le aconseja: la pníctira le demostraría todas partes, y los compai"íeros !e dan á usted pal- marlos «idiotas» y se jura a s i m i s m o no reincidir que los zánganos literarios son los (¡ue más se ensañan con la labor de las abejas, encontrándola siemmaditas cariñosas y le traen á mal traer con sus pre- en lo del cuento de la obra. guntas. Pero el hombre es débil y el autor dramático//-fí- pre amarga y detestable. M E M O R I A S DE U X A U T O R A P L A U D I D O
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XAPOLKÓN III V líL ?R[NC[ri! Dll BlSMARCK, DESTULs Di; LA BATALLA DE SKDÁN, fragmento del diorama [DÍntaiIo por Wemer
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IJlSMAliCK Y SUS riERROS DANESES EN F R I E D K I C I I Í Í R I : !l lí (de unr. rol<J¡;t-;lfí;i)
NÚMERO 8ÓS
LA
ILUSTRACIÓN ARTÍSTICA
Haga usted balance de las opiniones que recoja y su obra en la misma situación que el confitero res-' campanilla mandando alzar el telón, ante un piiblise encontrará usted perplejo y sumido en un «niaV pectü á los dulces: todo Je parece á usted en su obra co que se erige en arbitro irrecusable de la labor tan de CQ n fusión es: )> quién le ha dicho que el papel del malo, anodino, sin gracia y sin sentido comiln:duda i duramente realizada, es usted como autor la persoí.<pnjL;iyon¡sla» es peligroso; quién que sobran lami- usted de su éxito y í[u¡siera usted salir de la duda | na más digna de lástima del Universo mundo, Liid de las escenas: quién que suprima el efecto prin- cuanto antes; contribuyen á este afán de s;ilir d e l ' ALt:J.•^NDRO LARRuiaKU.\ ci[]al de la obra; quién le ha motejado de escandalosos los chistes CRÓNICA juás inocentes y vicen i i r,A G (I lí R RA versa; quién que el diálogo es pesado como el D e la isla tic Culia hiicc liempo qui; nn so ruciluin plomo: un caos del cual nolici.is jnLLTL:s;ml^.'s: ¡lUcrsale usted bonitamente vcnido por]'>s yimki-; <¿\ i¿:\adoptando u n a fácil íi!e qiii.' cimu;:i¡c;i (••m l;i solución; dejar el libro ¡icnínsula y ¡ir'i;iilii'I:L \\\ circulíicií'm ileluHdcKpiícli'.is tal como lo ha escrito, cifrado.-í, ni) CH d^- L-xli;M-|:ir no consultar nada de uKlil c;iTClicia d'j i¡olici;'is liu nada á nadie y para ío veriliidera i m p o !• i ;i n c i ,i, sucesivo n o c a e r en piiLS ];is qv.c: liiihii'ni d e retentaciones parecidas. milir el j^cnt'ral i;iani'[i us niLiuial <]uc ^i'ilo |>(ii:iíaii A la nueva pieza conSL-r lni!ismi¡iíl;is -¿w cifni. sultará usted chistes y P e r ü cdii-id a l luisini) escenas con eí primero tii^mpo nacía de piírliculi'.r con quien tropiece y conlienen las (|in; tusnorit;iiniericanofí invasores encrea amif^o suyo y envían al ijoliicrníi d e l<i« Kscendido en m a t e r i a s indoE! Unidiis, liicín puudu teatrales; eso está en ;'.se¡;uiLirsu (|iii: diir;inl'.' la la masa de la sangre. úlliiiia semana mi li:ii)Ciirr¡rlucn la L;i':in AIVLÍIIÍI, SIICCSÜ Se decide usted á alij;nnii f[\ie nierexca ser (jsllevar la obra al teatro |>ECÍalniL-rni; ci>ns!gnailii, para donde fué escrita. Xo.'i i'L'fui i 11 n is, i\l fxpi'u-.Iquí e m p i e z a un Kai'nns así, uni<:;imcnlc' ;i li>.s coiiilaiLS, ]iiiL'K en <iU'i> ornuevo calvario. ThSMAItCK V .su I'-\M1I.[A n S - J C I l ^ N D O IJÍ-iiJi; \.\ •Í-\-.:Í\Í\7.\ D U I . I'Al.ACrO n s F l t l K O I i r c H S H I . I I K liun di.' c^.^as uu di:j:í C.>i .sur Pero esto bien mereiüipiirliinlt; IQ qiiü sú relaÁ ii\A üANiJA Mii.rrAi! ni:ií •rn::A K-Í S!I or.,-;i-:i,)nio (ilu iin:i rnioijniíía) ce capítulo aparte. u.¡'inaciJii(;lL'íilailosan¡Lariii del cJLTCil(J de S h a ú e r : es
II
paso las mil ¡i:íripecias que en el transcurso de los Kd ul nú;ii:ji(i de uiilernm.s que en él existen y lanU) t:! niiedii ensayos lian ocurrido, los oljstácLilos que se han [)re- líe i|iie las fielire.s ]i;\k'id¡cas y el \'i'íaiLlii ¡icalieil cun Kidus l:is Irupas i|Ui; tiuapaii S.aniiaj^íi y Í^US alredcdnres, que pi.ir dispuSe avista ustud con el empresario, con el director sentado y las contemplaciones que ha tenido usted sieiíjn ríe Mac Kiiiley ha cfinicii/'ado sin pérdida de lieiiipt) '.a artístico ó con el primer actor, según el grado de que guardar con todos, l'or si esto no fuera bastan- t e p a h i . u i ú n di- aquellcs fiieiicas. amistad o de influencia que tenga usted con alguno te, quedan los consejos délos unos, los intereses de Nii es unís sa[isfaeLi..piii;. pur ries^racía, et eF,la(!u de niiestrtia de estos setiores; le cuenta usted lo de la obrita^ y si la empresa y las murmuraciones de los del oficio: soldados que se eneueni.ran prisionems de ÍDS _\ar,l:i..: s\i prolongada perinanencia en im reducido cainpamer.ui -iin lleudáis es usted de los listos ponderará exageradamente cl que no hay anima viü más desdichada que esta del de cam]iar¡a, el camlii.i de aliaieiitación y la filial coincidencia mérito de! libro, que caliñcará de lo más ingenioso y autor, y su cabeza, como aquella del turco famoso, d e ser esle el período ile la-; lluvias h a n dclermina<lo un ;;r.para todos ]os golpes, bien directamente, bien de de gracia que se ha escrito, ó bien sí es usted tímim e n l o íal de enfermedades que inspira vivisirnas inqnicludes. Afoclnnailaincnle cd e m l i a r q n c d e los referidos pr¡si,..ncros paia do hará la presentación de su trabajo en términos ; rechazo, modestos: como usted no es niiigiln principiante, le Por complacer á h'ulano, deja usted descontento la península ha cuiaeníadu ya, y es de esperar c¡ne p^,esle.^; los i:n mejores cundiciMnes W" lardar,ín e;j rcpunersc. Kl harán gracia de que rom¡)a un par de botas en idas á \tengano; porque la Zutanita no quiere, no puede eiirefnuís proldem.i di.: >'.i desemiiareo en JJspaña ofrece, sin embargo, ó no \o entiende, suprime usted los efectos (¡ne en ¡grandes dülculfadi/s, desde el niomenlo en que el estado de y venidas para acordar si la i-osa sirve ó no sirve, No se sabe cómo, pero en el teatro basta las pa- su papel tenía usted preparados; [lor encajar letra lus q u e rcj^resan e.\¡^¡rá tomar [;rar.des precauciones paia que no se pro]jaLi:uen lus Eíénuenes niorljosos de las enfermedades redes oyen; nías claro: á los pocos momeutor, de us- en un número de música que al maestro se le ha en aquellas j-cí^iones reinantes; pero el gobierno lia adciplado ted entregar la obra, no hay bicho viviente éntrelos ocurrido, tiene usted que ¡lacer un cantalile que se prndenles medida-^ que seí^uraniciiie evitanin se desale es;a de la casa que no esté enterado de lo (]ue usted trae da de puñetazos con la sindéresis: porque la empre- nueva eaUíinidad -'MIÍ,' :/.ieslí:i desí^raciada palria'Mra iiQlicia qi^' , lie '.-r ¡.derla, porlna levcíilir verdadero entre manos, y aquí, c;ida cual, según la confianza sa no quiere gastar un céntimo, tiene usted que acepque usted le inspire - y aun no teniéndola, - le aco- tar un decorado inservible; chicos y grandes le traen inlerés es la que .SUJIDII/ ijue Calixlo I lareín, i¡ue manda i.aixi ini5urrecii>5, se ha nei;ado ;i Liei'piar '.•.'•.•eres de los norleameriá usted y le llevan como á zarandillo, y la voluntad c a n n s y se ha iiiarehado hirioso á reunirse con M á s i m o í S ó m e / , sará á preguntas, de usted, al querer repartirla entre todos los que inquien le h a propuesin la eondnuaeii'm i.le la guerra de gneriiY desde este momento empic/a para usted un perpetuo quebradero deeabcíia que podemos dividir en tervienen en la realizacíim de su [jcnsamiento, se llas. M:is conuí hasla idiora no se han cr.nfirniado nunea las pierde de tal modo, que no es usted el que ordena, nmieia-; de supuesias desavcnenria.-; y nnn|um¡enli>.i entre los esta forma: insurreclos ciilinnos y su.s aliadns, liay q\ie acoger e.sle oucvn {'rimero: Lectura a l a compañía. Por lo regularse sino el que, sin quercí', obedece los trampantojos, rnmor á henclieio de inventario. caprichos, exigencias é impertinencias de ci'jmicns duerme ésta ó permanece seria como si recitase usy empresa. Y.n Pr.erlo Rico los yanhls sii^ucn avanzando solire la capited la letanía. haliiéndose ¡ipoderado die varios pi.vlilados, d e ! faro d.e CaSume usted aparte la tensión de nervios que tal lal, Segundo; Los ensayos á la mesa y a l a concha: los beza de San Juan en d o n d e izaron la liandera norleameiicaiia, estado de cosas le proporciona, la angustia por ig- y del ¡lueido d e b'ajardo. \;x [jravedai.l d e la situación de de conjunto y el ensayo general, Y al llegar á éste, se encuentra usted respecto de norar el resultado del estreno, y cuando suene la i pí;c|no'ñ¡i Amillu niimciit:i por j;i {kiecciún il<^ nuicluiñ vnimiia
l'lEai'AS C E L E I ; R A D A S E N tMíjiíUKiciisiiuUE CON .Mortvo DEL ocroiJLSlMO eL'MPLilAÑOs iJiC ];isMAlii:;<. - Leis estudiadles felicitando al e>L canciller (de una fulo¡;iafia)
P r o y e c t o de m o n u m e n t o que se h a de erigir en BerlĂn en h o n o r del principe d e Eismarek, ol.iii (h K^hĂşuM Besas
B U E N A P E S C A , c o p i a cTe u n a aciiareÃa CIG H a n s B a r t h e l s
LA
530
ILUSTRACIÓN
NÚMERO
ARTÍSTICA
S6S
rios f¡ui: alandoii.m SUK ;inn;is y SE: ij;isan al enemigo y Ijor el Jüvanlaniienln de iügiiiifts jiiuníhis insurrccuis, 1K-C1T.I (¡lie H¡ en tiem|Kj r.ormal no ]i;il)r¡a de inspirar el niL'iior ciiidiídíi, en liis actuales circiinslancias coiistiuiye un;i gran eonLrariedad. A püsar de cslo, los ln-avos defensores de la isla no cedijn en su einpeñu de rMistenci^, y mierilras una eolunir.:i :d mandil del cornnel i'iiilo consii^iie recuperar l a j a r d n y :irr¡ar la bandera yr.nki liacietido que vuelva á ondear alií la españüla, el eapilán general Sr. Mncías publica un bando lan enérgicn como elocuente alentando A la guarnición y á los habitanies de San Juan y diciendo i.[\¡ii espeía podei' aluiyentar ;í los butjues de L^ucfra del enenii;.N.) del mismo modo ijuo recliaf.ó el estaque de la escuadra del almirante Snm|is(in. Los norteamericanos, en l a n i o . no cesan de desembarcar nuevos refuerzos en ]o^ principales puntos de la costa y de aimienlar el efectivo de su escnadia de bloriuen, por si Ilef;a el casn d e r c a l i / a r el LilatjU'j contra la capital. Dúdase, ain únibaigo, de que éíLe se veriliíjue, ])ori|ue se cree (¡ue anies r.e habrá y;i llrmado el armisticio entre los gobiernns de ICspaña y d'j los l'-slados Unidos. I r.i llegado ya i Cavito el total de la expedición Merríl, con In r|ue se liahrá nijravado considerableuiente la situación de Manila, cuya defensa se va haciendo cada vc;: más difieil. D u r a n t e la noclie del 31 de julio cayeron so. bre la ciudad numerosos proyectiles, los cuales causaron ]a muerte de varios soldado-;, mujeres y niños y produjeron el incendio de i.;,oo casas en el barrio d e Tornio. Los cónsules de Francia é In^^laterra iian intentado negociar un aruHsticio; |>!;ro á ello se lian nei^ado los norteamericanos, exigiendo la capitulación de los espailoles, los cuales, en número de 10.000, rehusaron rendirse declarandü que resistirían hasta el último niomenlo. Dfcese que laaibíén en Mlipinas e^dstell grandes disensiones entre los insurrectos y los yankis, y se asegura que Aguinaldo lia escrito á su amigo el cónsul de los lisiados Unidos en líonji'-Kong ima caria quejándose a m a r g a m e n t e de la conducta de sus aliados, porque éstos no se portan síncera-
LL
l'At.ACIO DI-; l ' l í l l ^ Ü l t l C i l í R I ' j r t v ,
ILN DONUI-L 11 .\ I.AI.l.Et;] DO LlS^.tAlíCK
los intereses norteamericanos p a r a c l almirante Dev.-ey y el general M e n i t . Si esta carta ha sido realmente escrita, no es aventurado asegurar que maldito el caso r[ue los listados Unidos harán de las quejas, de las afirmaciones y d e las protestas del liaidnr cabecilla tagalo. V si es cierto, según se allrma, <]ue un buen número de insurrectos están indignados pur los actos autoritarios de Aguinaldo, y que éste, cuya autoridad se niegan á reconocer muchos pueblos constituidos en c a r t o n e s independientes, se ha visto obligado á tomar grandes precauciones para no ser victima d e un atentadii, liicn ]medc añriiiarse que al ¡ihcrtador de Filipinas la empresa acometida nn le sale tan bien como esperaba. Las negociaciones ]iara la paz están muy adelantadas: el gobierno español ha conteslado ya ;'i la nota del d e los Lsiailos Unidos aceptando las condiciones por éste impuestas, ú bien se discuten los casos comprendidos en cada una de las mismas y se liacen algunas indicaciones acerca de las cuestiones que necesariamente habrán de plantearse. C u a n d o esta crónica se publique se h a b r á recibido .seguramente la respuesta de Mac Kinley, con la cual se espera que coincidirá la notiíicaciün oficial de haberse circulado las órdenes optjriunas de suspensión de hostilidades en Cuba, Tuerta Rico y Filipinas. ~ X .
NUEST.ROS GRABADOS Madrid.-Uii domingo en los Viveros, dibujo d e N . M é n d e z B r i n g a . — A falta de hermosos y pintorescos alrededores como los (¡ue tienen Barcelona y otras poblaciones de Espaila, los halÚLintes d é l a corle que desean disfrutar d e algún esparcimiento se pasan los domingos en l a s ^ ' e n l a s del Kspirilu Santo ó en los Viveros, sitios que, dicho sea en honor d e la verdad, ofrecen bien pocos encantos, l'ero á pesar lie esto, allí se merienda y allí se hada y la gente se divierte , ó por lo menos se distrae, que es lo que desea para ilescansar del trabajo ile la semana. Él nolahlc dibujante Sr. Méndez Bringa, que lan bien salie reproducir los cuadros de coslum- 1 bres inalTÜenses, ha dado, con el dibujo que publicamos, una 1 nueva prueba de ese espíritu de oliservación y de esa elegan- I cia que le han conquistado nn puesto entre nuestros primeros 1 artistas.
Monumento
que ha de
origirsri
en Berlín
en
honor del principe de Bismarck, proyectado p o r R e i n h o l d B e g a e . — E l concurso (pie se abrió para la realización de este m o n u m e n t o fué reñidísimo: baste decir í|ue hubo necesidad de c o n v o c a r o n segundo, en el cual sólo pudieron tomar parte lo.s que habí;in obtenido nn primer premio en el primero. Gracias á este Irabajo de selección, pudo aprobarse definitivamenie el hermoso proyecto del célebre esculli-ir Reinhold Begas: la vista del m o n u m e n t o tpie reprínlueimos hace ocioso cnanto pudiéramos decir en elogio de su grandiosidad y de su a r m o n í a y pureza de lincas, por lo que nos limitaremos á consignar que en él nos presenta el artista al ilustre canciller vestido con su uniforme predilecto de coracero, cp-.e alrededor del pedestal hay cualro hermosas estatuas simbólic;^s y que en el zócalo se ven varios bajos relieves que sintetizan los principales pensamientos del verdadero fundador del I m p e r i o alemán.
Buena pesca, acuarela de Hans Bartels,-i:i autor de osle cuadro es cun razón repinado como uno de los mejores artistas numiquenses; dotado de perspicaz espíritu <ihservador, traslada al lienzo con vigorosas entonaciones lo ciue logró impresionar sus ojos, como lo prueba Buena ih:sia¡ obra cpie causó la adadración de cuantos visitaron la última c.^posicii'm de Munich, asf por la amplitud de la composicii'm como por la naturalidad que eii toda ella campea y por el derroche de luz y d e c o l o r c o n que está ejecutada.
Paisaje, dibujo de Juan Francisco Millet.— H a y artistas cuyas obras lieuLii su mejor recomendación en \\\ firma tpie llevan, por haber consagrado la fama su glori;i y haberlos la posteridad incluido en el número de los indiscntilile.s. ¡Millet es uno d e ellos: tarde se ha hecho justicia al (piu en vida sufriera tantas privaciones y sinsabores, pero la reparación ha sido cDuiplcta. El maestro ayer menospreciado figura hoy entre Ins primeros pintores franceses, y sus obras, las mismas que él vendiera por un pedazo de pan, se adquieren actualmente a p r e c i o s e.Mr.rbitanlcs y son preciadísimo adorno en los museos y en las más imporlanlcs galerías particulares.
A J E D P u E 3
r'noni.RMA KI'MHIÍO 12S, roii losi': r.M.uzít;
Islas Filipinas.—Indig:ena del pueblo de Maj a y j a y . - Cara encontrar el tipo tagalo en toda su puretia es preciso visitar la región de la Laguna ó T a y a h a s , en d o n d e el cruzamiento con <ilras razas no es tan grande como en el resto de L u í ó n . E l tipi> que figura en la fotografía que reproducimos en la ]iágina 534, es de pura raza indígena: color bronceado, ¡lónnd'is salientes, labios gruesos, ojos grandes, pelo abundante y negro como e¡ ébano. E n todos los pueblos próximos á los montes ó bosques, el indígena sólo usa el calzón corlo de jareta y el indispensable bo!o^ ó máchele con punía. h;n Majayjay, como en todos los pueblos que roilean el gran monte d e lianajao, el agua corre en abundancia por canales abiertos á un lado y á otro d e lodas las calles; ])ero como esta agua se utiliKa para lavar la ropa y limpiar los utensilios domésticos, pocos beben de ella, y para surlirse de agua polahle acuden al mejor manantial |)rovislos de su houihéu, que, como se ve en el grabado, consiste en una gruesa caña bamliú cuyos nudos, á e.\cepción del inferior, h a n sido perforadlas, V i s t a s d e P o n c e . — l ' o r ser de verdadera actualidad publicamos varias vistas de Fonce, ciudad porturriquuüa fiuehoy ocupa el ejército y a n k i . Ponce tiene 22.C00 habitantes, y hállase situada en tina gran llanura, entre las montañas de Uluado al N o r t e y el mar del Sur, y su puerto en uno do los más i m p o r t a n t e s d e la isla. EspadíL de honor regabida ;Í llismarck en el octogésimo aniversario d e su natalicio C J ¿ 5 5 ) ¡lor el e m p e r a d o r Cuillermo I I
Recuerdos de la vida de Bismarck.—Todocuan*
m e n t e con él, ;í pe.i^ar d e Jiaber cumplidí) todos los cr>mpt-i>mi. sos contraídos, pidiendo que .se le diga francamente cuál es el fin que persigue la nación yanUi en aquel archipiélago, si la independencia, el protectorado ó la anexión, y protestando de f[\ie para él los intereses filipinos son tanto ó más sagrados que
lo se rcilere al eminente estadista recientemente fallecido reviste CNCepcional interés; por esto creemos oportuno reproducir en el prestid.e número el bellísimo fragmento ilel panorama de \Vern-jr que représenla el e n c u e n t r o d e líismarcl; y N a p o león 111 después d e la batalla de S e d á n , varias fíítografías referentes á la estancia del canciller en iM-iedrichsrube, la vista de este palacio en d o n d e ha fallecido y la espada que le regaló el actual emperador en líigS, con motivo de haber cumplid o aquél ochenta años.
J;I,A;,"<.AS
Las bl.iucis jueL;aii y ibín mate en díis ju ^^das. S O L U C I Ó N AL ITLOIILIÍMA N Ú M Í : U O 127, l !.-.-.-n5.
1. L i S A R 2. ' i ' 5 ' ¡ ' j a q u e 3. ]J M C nuiíe.
i'orí l \
KUISA
M .• T U .
I. A 3 A R f ) 2, Ciiaiqíúer.t,
(•) Ri I. D loma l ) Ó D 2 A l - ; :;. T 5 T iaquí. R l o m a C ; 1, A 5 H mate; — t. K inuia C: ?. D loma 1^ íaque, \\ 6 C ; 3. 1> 4 T :nate. La .Tn:eua/-.i es 2. D toni:', \) iv.a'e.
NÚMERO SÓS
LA
ILUSTRACIÓN ARTÍSTICA
53Í
MENTIRA SUBLIME NOVKLA KSCI-IITA KM MíANCl'^ l'OK Í\LM.). M . L K S C Ü T . - Il.UyTKAClOXES VE
MAUCÜLm
(CONTINUACIÓN)
XII Una tarde, Aglae de Lczinos dijo á su hermana: -Eulalia, ¿no te parece muy extraña la conducta de Felipe de Aubián?
ie habia conjurado á ([uc protegiera d !a luiúrfana, muchas goapccl^as y zo/.obnis atenaceaban su espíritu, y desde lucí-o la más plausible de todas: una iutriya culpable, sorprendida por la esposa ultrajada. I3ajo el imperio dt: esta convicción, contemplaba con mirada implacablemente dura la desesperación de su cuñado, que ju::yaba pura hipocresía, á no ser, pensaba, que la causarin los remordimientos. Pero tanto si era lo uno ó lo ütrii, no lo perdonaba; sentía hacia el culpable ese horror que inspiran los traidores y los asesinos. Demasiado joven para ser indulgente respecto de ciertas UUT:, conservaba la hermosa severidad de aquellos que no han cedido á ninguna tentación. Se habría m"iri„Iiado después de celebrados los funerales á no dttL ijrle la necesidad de averiguarlo todo para conlurar el pelifíro, si aún estaba a tiempo, para velar por hbueile de J.ila, si era ya tarde. Sin embargo, apla:íaba dL día en día sus averiguaciones por repugnarle el espión tje y los interrogatorios clandestinos, y a.simismo por intimidarle la gravedad de la tarea que le incumbía. \si pues, entró con el corazón palpitante en el salón en que las dos solteronas, gravemente sentadas en sillunesde grandes respaldos, parecían dos jueces aguardando á un reo. Si hubiera estado menos preocupado, habría observado que Aglae le miraba con ojos suspicaces y severos y Eulalia con profunda conmiseración, y se habría acordado sonriendo de que, cuando era niño, comijaraba el salón de las hermanos Lezines al tribunal de la inquisicióii, afirmando á su lierniana FJena (|ue se percibía en él cierto husmillü de auLo de fe. J.as señoritas de Le/Jnes tenían la
SCIIIÚBC ca lii silla quü sus prima.s le designaron y q u e parecía el bLiiiquilIu d e LUÍ l e o
Eulalia, que no era de rápida imaginación, aunque sí de alma indulgente, respondió con sencillez; - No, no he advertido nada extraño; nuestro primo me parece animado de muy buenos sentimientos. ''' - ¡Animado!, repuso Aglaecon impaciencia; no sé si lo está, pero lo cierto es que apenas si da á conocer esos buenos sentimientos. Me admira, me choca y hasta me apena su modo de portarse con el pobre bernando. Lejos de prodigarle cuidados afectuosos como nosotras lo hacemos, lejos de procurar mitigar su pesadumbre, se aparta de él y parece esquivarle: por lo que á mí hace, recelo que J'elipe no es hombre de mucho corazón. ^ - ¡ Q u é ideas tienes, Aglae! ¡l'elipe quería tanto á la pobre li^lena.'.. - Si, es verdad, pero ¿acaso no la queríamos nosotras? El consolar á los que la lloran, ¿no es el mejor modo de probarle nuestro sentimiento? ¿Qné seria de Fernando si nadie se ocupara de él? ¿Quieres que te hable francamente, Eulalia? Pues bien: ese joven nos oculta algo; debe haber cometido alguna falta que no se atreve á confesar, quizás una pérdida en el juego. l i e oído decir que los oficiales de marina juegan mucho. Me atrevo á esperar que no será otra cosa más grave. Sin duda se lo liabria confesado á su hermana helena; creo que en este caso debemos reemplazarla. Por esto le he enviado á decir que^iiañana !e concedería una entrevista particular, á la (pie íe ruego que asistas y me secundes lo mejor que puedas, Eulalia contestó con su voz tranquila: - T e secundaré como pueda: las dos confesaremos á nuestro primo. Dócilniente, aunque no sin emoción, acudió l^'elijju ;L la cita dada [lor la terriLiIe Aglae de Eezines, No decía para .'jus adentros; ((¿Para qué me llamarápjí) sino que pensaba: '.(Lo sabe todo, y de ((eso» es de lo que quiere liablarmc.» (sEso» era su idea fija. Desde el minuto supremo en que Elena expirante
.\l vurlü Fernainlo, Ic a]iiiL;!J las manos con ¡nk'iiián afuctuüsn
costumbre de hacer draniáticos los acontecimientos más insignificantes y de constituirse en tribunal de justicia: un desacuerdo con un proveedor, una reprimenda á un criado daban motivo para que desplegasen actitudes severas y para que prorrumpieran en solemnes amonestaciones. .•\penas se liabia sentado en la silla que sus inámas le designaron y que parecía el banquillo de un reo, Aglae tomó la palabra. No tenía por cierto la costumbre de ir con rodeos ni con circunloquios lloridos, sino que iba derecha al asunto resuelta y majestuosamente.
53^
L A ILUSTRACIÓN ARTÍSTICA
- ] . a intriga está bien oculta, puesto i|ue ni las - [''elipe, ayer decía á mi hermana Kulalia que tu conduela me parece muy extraña. J'^ernando se ha primas Lezines ni la tía l'ournerón iuin olfateado mostrado siempre sumamente bondadoso contigo, nada. Elena habrá sorprendido el adulterio y oculpero siento tener que decirle que le pagas muy mal tado orgullosamente la injuria. ]ístremeci<'>se; una dolorosa sospecha acababa de iUH beneficios y su afecto. ¿Qué te ha hecho? El joven la iniraba sin contestar. ¿Kra posible que surgir en su imaginación, sospecha que fué crecienSU prima no hubiera sabido ni sospechado nada? do hasta adquirir carácter de certidumbre; esa sos(luedóse de modo que parecía verdLideramente un pecha explicaba la ignorancia de la tía h'ournerón y klelinciiente, por lo cual Aglae pudo pronunciar una de las Lezines, pero sobre todo la ardiente súplica de esas humilías á las que tan aficionada era, sin co- de Jílena; «¡Júrame proteger á Lila!>' rrer 1^1 liesgu de que él la interrumpiese: en ella mezSí, debía ser -íeso,» es decir, la seducción más vil, cló la negrura de la ingratitud, los entretenimientos la que se oculta á la sombra del techo doméstico, la [)eligros<JS para los jóvenes y la iiecesidad de confe- i,[ue abusa de la dependencia de una criada para sar las faltas cometidas, prometiendo no ijicurrir de conseguir vergonzosos favores, seducción que desnuevo eir ellas. Añadió un peciueño sernión sobre la honra á un caballero lo mismo, ni más ni menos, que contrición y el firme propósito de la enmienda. si cometiera un abuso de confianza, Examinó rápidamente el personal femenino de la I'elipe no la comprendió, pues estaba muy lejos casa; prescindió de Afariana la cocinera porque tenía de creer lo que de él se sospechaba. - Entonces, dijo persiguiendo su idea iija, ¿mi po- cincuenta años; pero las otras dos criadas eran jóvenes: Otilia, la camarera, morena, pálida, algo delgabre Elena no ha bido feliz? Ambas respondieron simultáneantente con un gri- da, de actitud modesta y correcta y afinada por el contacto directo con su ama, modales de señora, trato de indignaciÓJi. - ¿ Q u e no ha sido feliz? ¡jCJuieres decirme qué le to muy dulce; de ésla ¡lensó que [lodía ser una hifaltaba? Un marido que la anraba, que ¡a adoraba... [lócrita: la otra, ^Marieta, la niñera de Lila, bajita, iSi, sí, Eelipe, por esto nos la ba arrebatado Dios, poco bonita, pero agraciada, lisia, con la lozanía de porque Dios prohibe la idolatría y h'ernando la ido- la juventud y la alegría un tanto bulliciosa de los habitantes del campo. latraba. Volvió á ver mentalmente aquellos ojos morteciEl joven las miró con fijeza y comprendió que liaI nos que le imploraban; pero ¡a última parte delasúblaban sincerametríe. «He errado el camino, pensó; no saben nada; hu- ; plica no dejó de perturbarle: ((Cuando f e m a n d o se vuelva ¿I casar.,.;» biera debido suponerlo.» Estaba contento y despechado á la vez, poríjue ¡ ¡Casarse de nuevo! ¡Bah! ¿Acaso se vuelve uno á si por una paile temía el momento en que le fuera casar? ¡Ah, síj Uno de sus tíos maternos contrajo ]iecesario romper todo trato amistoso con su cuña- I matrimonio con una criada á la que había hecho el do, por olra [>arce habría deseado que sus indagacio- amor. l''iié un escándalo en la familia; pero, haciennes terminaran ailí para no tener que volver á ha- do poco caso de las reconvenciones y suponiéndose cerlas, fuera de (¡ue la alianza de las Eezines hubiera en su perfecto derecho pera hacer lo i¡ue se le antosido de gran importancia. jara, se casó con ella. Además, aunque femando no se casara en segunDespidióse de ellas y se encaminó á la petiueña das nupcias, felipe veía en un porvenir próximo y vivienda de la Sra. Eourneron. - He cometido una torpeza, iba diciendo por el sombrío á la pobre Lila entregada á la merced de camino; esas dos solteronas lian reducido el círculo una joven viciosa que podría tratarla mal y quizás de sus relaciones, y ahora se ociijian muy poco del corromperla. lirójmio. Sea devoción real, sea indiferencia, no son i\luy pronto terminaría su licencia, y ¿habría de como otras mujeres amigas de chismes y cuentos. partir llevando consigo aquella inquietud mortal? Y En su casa no tiene entrada la maledicencia; además si así lo hacía, ¿no faltaría á su juramento? Tres veAglae no pacta con el mal; si hubiera estado adver- ces repitió casi en altavoz: «¿Qué haré? ¿(Tué puedo tida, lio habría escatimado á Eernando las más du- hacer? ¿Qué debo hacer?» ras reconvenciones aunque hubiese tenido que reñir Demasiado conocía, en medio de su angustia, que con él. jamás se atrevería á dirigir á su cuñado la insultante pregunta, y murmuró: «'Pendré astucia, espiaré; Luego añadió suspirando: - (¿uizás la tía l'"ournerón me diga lo que necesi- pero espiar..., soy su huésped, como su pan; ¡qué vergiienza! No; debo tener el valor de interrogarle to saber. La Sra. Fourncrón estaba en casa, pero disponién- sobre sus proyectos futuros; tal vez consienta en sedose á salir; ai ver á Eelipe lanzó un grito de júbilo. pararse de Lila, l^a confiaré á las primas Lezines, á - ¡ H o l a ! Hijo niíoj en este momento estaba pen- la tía fournerón. Si, sí, es absolutamente preciso sando en ti. Aglae de Lezines sospecha f^ue nos que yo hable á femando.» Un ligero sudor humedecía sus sienes cuando suocultas algún secreto. ¡Eli, eh! ¿Cuestión de faldas? Apuesto á que lo he acertado. Vienes á confiarte á bía la escalera y llamaba á la puerta del taller de su latía Eourneron, sabiendo que consigue realizar los cuñado. Al verle éste, le alargó las dos manos con casamientos más difi'ciles; mas para esto necesito ademán afectuoso. í]ue se tenga plena ronfianza en mí; dime al menos - ¡Cuánto rae alegro deque hayas venido, Felipe! su nombre. Se te ve tan poco por aquí... No, no es que te reconLe había atraído á sí haciéndole sentar á su lado venga por ello; tu dolor, como el mío, busca la soleen un canapé: le miraba sonriendo, agradablement-e dad V el silencio: los consuelo.s lo importunan. liajó la va¿, y con el tono de un niño que teme excitada por el secretülo amoroso que se le iba á que ¡e oigan y le reprendan añadió: confiar. Para estimular al joven repuso: - Me cansan y me abruman. Ya sabes á <.iué [>er- N o contestas: ¿crees sin duda haber puesto tus miras demasiado altas y que no te acepten? ¡Bah! sonas me refiero. Es mas que una persecución; es Sería demasiado e.xigente si no amase á un buen una tortura, y pienso en huir de aquí para librarme mozo como tú. V al amor nada resiste. Pues cuenta de ellas. El joven, suspicazj preguntó: que podemos ofrecerle una carrera poética, llena de -¿Por qué quieres marcharte? atractivos para las almas novelescas; un bonito nombre, con un i/í- que no es de desdeñar; un capital, - Porque aquí sufro demasiado. ¿Qué será de mí modesto sin duda, pero seguro; no veo más que un cuando nos hayas dejado? Llévame contigo, felipe, obstáculo, que eres demasiado joven. Será preciso llévame. ¡Oh! ¡Si pudieras embarcarnos á Lila y á conseguir que tenga paciencia y constancia; mas para mí en alguno de tus grandes barcos! ¡Si nos fuera eso deja hacer á la tía t'ournerón. Te advierto que posible seguirte hasta el ñn del mundo!.. Sí, quiero tengo buena mano; yo casé á la pobre Elena y en partir; me muero contemplando su cuarto vacio. siete años de matrimonio no ha tenido ni un disY siguió lamentándose y repitiendo: gusto. - Sufro demasiado aquí. felipe le interrumpió duramente y sin apiadarse I-elipe le preguntó ávidamenlu: deéh - ¿ E s t á usted segura, bien segura de ello? - ¿ D e veras te propones Iiacer largos viajes lle- ¿ P u e s no? Tan segura como del sol que nos alumbra, ¿Qué digo un di.sgusto? Ni siquiera una vando á Lila contigo? - ¿ Y cómo no me la habría de llevar? Es mi tecontrariedad, ni una nube. Su marido la ha amado como merecía. Por lo que á ti hace, hijo mío, en se- soro, mi consuelo, el recuerdo viviente de lo que ya no existe. guida que me hayas dicho su nombre... Después de una pausa, ielipe preguntó con voz - No pienso en casarme. —¿Que no piensas en casarte? ¿Pues en riuépien- algo temblona: ' - N o podrás ocuparte continuamente de ella: es sas? ¿Por qué pareces tan preocupado? h'elipe se levantó y se pasó la mano ¡lor la frente, demasiado pequeña para privarla de los cuidados de una mujer. ¿Piensas llevar contigo á Marieta? - N a d a , no es nada, dijo: muchas gracias. femando respondió sencillamenle: No podía confiar la idea que le atormentaba á - M a r i e t a es muy joven, demasiado criatura, aquella mujer indiscreta y curiosa. Mientras se aleaturdida, en una palabra, insuñciente, sin la contijaba de su casa con paso lento pensaba:
NÚMERO SÓS nua vigilancia de una madre. Tendría más confianza en Otilia; pero con gran sentimiento mío, se va de casa. En virtud de ima vocación religiosa á la que ha resistido mientras su querida señora necesitó sus cuidados, toma el velo dentro de un mes en las Carmelitas de Lesanzón. Mi jjobre Elena me pidió que le pagase el dote necesario, yes una deuda de gratitud que tengo mucho gusto en satisfacer. femando no comprendió ni supo jamás por qué la entrada de Otilia en las Carmelitas causaba tanlo contento á su cuñado; por qué se había suavizado la expresión severa de sus ojos, y por qué murmuraba con voy. de satisfacción: - ¡ E n las Carmelitas! ¡Qué buena muchacha! ¡Me alegro, me alegro! (.Hilia no comprendió ni supo jamás por cpié Eeli pe le regaló aquella misma noche un magnífico rosario, el más hermoso que pudo encontrar en casa del mejor platero de la población. Sentía como una necesidad de quitarse de encima el peso de sus sospechas, cierto júbilo por verse libre de él: pero al día siguiente reaparecieron sus desconfianzas aunque tomando otro camino. La enemiga no se encontraba en la casa, sino fuera, y volvió á hablar del proyecto de viaje. - Xo puedo menos de tener alguna inquietud al saber que piensas llevarte á Lila; es tan débil, tan delicada, y además, si no he comprendido nuil, lu ausencia será larga, pues en unos cuantos meses no se disipa la pena. ¿Por qué no la pones en una casa de educación religiosa bajo la vigilancia de las primas Lezines y de la tía fournerón? Allí estará, cuidada, querida, instruida, bien educada, y tú tendrás libertad para hacer lo que se te antoje, ir y venir sin el estorbo de una criatura. Pero femando protestó: - No, no, dijo con violencia; no me separaré de ella; preferiría cien veces quedarme aquí á trueque de morir de consunción y de tristeza. Lo repito, felipe, ella es todo mi amor, el único bien que me liga á la vida; si ella no existiera, me mataría. Luego prosiguió con tono más tranquilo: - Tal Vez fuera lo mejor escoger para ella un aya, una institutriz que nos acom[)anara á todas partes; una mujer de buen corazón, de inteligencia cultivada, Capaz, en una ¡¡alabra, de querer, instruir y educar á mi bija. Eelipe preguntó: - ¿ Y has pensado ya en alguien para desempeñar tan impurtante cometido? Renacían todas sus sospecluis. - N o , contestó Eernando, soy incapaz de buscar esa mujer; pero las primas Lezines se ocuparán de ello. Plubiera preferido recurrir al buen sentido práctico de la tía fournerón, pero reclamaría la plaza pura sí misma; ¡se le presentaría tan buena ocasión de hacer ver que se sacrifica! Me dirigiré, pues, d nuestras primas, y en seguida tú me ayudarás, felipe, á hacer una elección acertada entre las opositoras. No dejas de comprender la importancia que deben tener los gustos, el carácter y el corazón de esa desconocida á quien habré de confiar la misión de formar los gustos, el carácter y el corazón de Lila. Las desconfianzas de felipe se disiparon: sin embargo, todavía añadió: - ¿ P o r qué no buscas un aya inglesa ó alemana? Díccse que son muy expertas para los cuidados higiénicos, y además podría servirte de intérprete en tus viajes, -'Pienes razón, l'elipe, la idea es excelente y sobre todo me librará de la peligrosa competencia de la tia fournerón. XIIÍ No fué muy fácil encontrar ai-[uella perla de las a)'as. La tía fournerón y las priinas Lezines, convocadas á conclave por femando, acumularon exigencias y prevenciones; las pobres jóvenes atraídas [jor el anuncio inserto en los diarios de la loealidad y por sus brillantes promesas, se vieron muy [ironlo rechazadas. Aglae hacía sufrir á las aspirantes un examen leológico al que con dificultad hubiera contestado un doctor de la Sorbona. Por poco que vacilasen en cunleslar á las preguntas sobre las diferentes virtudes de la gracia actual y de la gracia santificante, eran reprobadas implacablemente. La tía fournerón las interrogaba en seguida sobre la farmacéutica, sobre las reglas de higiene, los síntomas de las enfermedades y los medicamentos apropiados: no parecía sino que se trataba de hacer oposición á una cátedra de medicina. Mas por severas que pareciesen estas pruebas, eran juegos de niños comparadas con la prueba te-
NÚMERO
86S
mible de los ojos pesquisidores de l*'elipe: para ú! era un crimen el biiclecito de cabellos rebeldes que se escapaba del sombrero, un crimen el la/n de cintas, un crimen el vesLído bien hecbo, un crimen la belleza y basta Li fealtlad, si la fea era joven, ingeniosa y de agradable apostura. l'ernando era el único rjue miraba con indiferencia aquel importante concurso. - lü'o en vosotros, decía; sería para mí una corvea recibir á esas jóvejies y tendría un disgusto en despedirlas. Y voh'ía á caer en su tétrico ensimismamiento, iJesde que la tía y las primas, ocupadas en buscar la institutriz, le dejaban en [>az, parecían abandonados sus provectos de viaje, La Jiacionalidad del aya complicaba la cuestión, l.as Lezinesse pronunciaron terminantemente contra una inglesa por temor del proselitismo protestante. - Las que se suponen católicas no son por lo común sino heréticas disfrazadas; su religión no es de buena cepa. ¿(^íuic'n sabe si se introduciría entre nosotros alguna adepta del anglicanismo, del presiiiterianismo ó del ejercito de salvación? Lí)s duros recuerdos de la guerra estaban demasiado recientes para que se admitiera una bija de la Alemania del Xorte, IJecidiéronse por una austríaca, y la lía l'ournerón tuvo la suerte de dar con ia dirección de un convento de Viena donde se formaban institutrices. La palabra «convento» tranquilizó á las Lezines, que se mostraron favorables á la vienesa; sólo C[ue, como no se podía bncer ir á Pontarlier á todas las ayas de Viena, l'elipe se ofreció á pasar á aquella capital á hacer las indagaciones necesarias. Tan luego comt> obtuvo autorización para salir de bVancia. partió bien provisto de instrucciones y de recomendaciones; su viaje tuvo completo éxito. A la sexta joven que le presentaron exclamó como .-\rquímedes «Eureka, v> y de seguro que ,-\.rquíniedes no se regocijó tanto de su descubrimiento como i^'e^ íipe del suyo. La pobre Carlota Dirman no era fea; pero sí algo más y mejor que fea, trivial, vulgar, insigniñcunte; tenía una cara ancha de facciones regulares y toscas, los ojos redondos de un color azul de porcelana, la boca carnosa de labios gruesos, entreabiertos por una sonrisa sempiterna; el busto recio, macizo, como labrado á hachazos, y sobre todo, un gran desdén por la moda, una ignorancia completa de la coquetería, no disimulando lúngún defecto físico ni procurando embellecer ninguna fealdad. Y con esto, en los salientcís ojos de porcelana, en la boca de labios gruesos, en el menor ademán de aquella maciza persona, irradiaba una bondad indecible; una de esas bondades á flor de epidermis, cuya inlluencia no puede menos de sentirse; una de esas bondailes que se ignoran á sí mismas, según lo formadas de abnegación (¡ue están. Felipe se aseguró de que la señorita JXrman era instruida como lo son todas las alemanas, y sin vacilar más la contrató y la llevó á Pontarlier casi en triunfo, tan satisfecho estaba de su hallazgo, Carlota tuvo la suerte de agradar a las primas Lezines porque desde el día siguiente de su llegada asistía devotamente á la misa de alba. También cayó en gracia á la Sra, Fournerón á causa de las excelentes recelas de pastelillus y cremas que le proporcionó; pero desde el primer día, desde el primer minuto ganó el corazón de Lila. Bastóle cogerla en sus brazos robustos y estrecharla contra su corazón, para que la niña, con ese instinto aninial que suple á la razón imperfecta, sintiera y comprendiera cuan maternal era aquel abrazo y cuan tierno y cariñoso sería para ella aquel corazón, l'"'el¡pe temía que Lernandole dirigiera algunas^reconvenciones, porque la fealdad es un crinien á los ojos de un artista; pero el pintor, absorbido en realidad en su dolor, se limitó á dar las gracias á su joven cuñado. ~ Has hecbo una (elección perfecta, f'elipe; Carlota parece una persona excelente, el aya que más podia convenir á Lita. Ahora voy á poner por obra mis proyectos de viaje. L"n mes después partía acompañado únicamente de r.ila y de! aya. Otilia entraba en las Carmelitas; ¡a Sra. Fournerón se encargaba de proporcionar á Marieta otros amos y á Mariana se le confiaba la custodia de la casa, Anles de su partida, I'^ernando había cerrado por si mismo la habitación de ia difunta; no quería que la profanara la preseiicia de ninguna persona, h'elipe se trasladaba á Brest para aguardar su embarque. Sus teniores se disipaban; no tan sólo no había descubierto ningún indicio de traición, sino que la actitud de su cuñado, la inten.sidad de su tristeza, au indiferencia para todo, llevaban impreso el sello de lo'^ dolores profundos.
LA
ILUSTRACIÓN
ATÍTÍSTICA
- Sería menester que fuera un miserable hipócrita, pensaba, y la verdad es que le he conocido siempre lleno de franqueza y rectitud. Y si ahora es libre, ¿[jor qué habría de representar esa comedia? Su despedida fué cordial y tiuriia. - Adiós, hijo mío. - A d i ó s , bermajio. XIV
Al llegar á Urest, Felipe no se acordaba ni de Eertranda, ni del Sr. Martín, ni de Leodiceo; la aflicción, las preocupaciones graves habían borrado de su mente elrecuerdode laaventura en que involuo' tariamente se había encontrado mezclado. Piiiro este olvido no fué de larga duración. Primeramente, al revisar algunos papeles insignificantes llegados durante su ausencia, como prospectos de negocios, catálogos de tiendas, impresos de todas clases, vio muchas esquelas de invitación, concebidas en estos términos: «El Sr. y la Sra. Martin ruegan al Sr. Felipe de AubiáJi que les dispense el honor..., etc.v> Invitaciones á veladas, á bailes, en la misma quinta Martín donde había pasado el inolvidable drama. l'elipe hizo un movimieiito de sorpresa: Pertranda le había reconocido en el baile de la Capitanía general y deseaba volverle ¿ver. ¿Sería para nnjstrar su osadía ó para rogarle {]ue guardara silencio? l>e todos modus se sintió ofendido. •«No soy un Leodiceo, pensó, y esa súplica sería una injuria.» En seguida pensó con más justicia que como sus tres entrevistas habían sido enteramente silenciosas, Pertranda no podía conocer la delicadeza de sus sentimientos ni la rigidez de su honor. «Todos somos así, se dijo, queremos (]ue se nos adivine. ¡Pobre mujer: El ejemplar masculino que le ha sido dado ver de cerca, su apuesto Leodiceo, ha podido muy bien hacerle desconfiar de la especie entera. Haría muy mal en darme por ofendido; pero no quiero ir á su casi; no quiero ser su cómjilice, ni su confidente. )> Cogió una tarjeta, y debajo de su nombre (d'^elipc de ^Vubün?-' escribió: «Encuentra al regresará su casa las invitaciones que el Sr. y la Sra. Martín le ban hecho e! honor de dirigirle, y les ruega que tengan á bien aceptar las gracias y las disculpas que su reciente luto y su próxima partida no le [>ermiten darles personalmente.í> Ella comprendería asi que no quería verla, Al día siguiente le esperaba una ijrueba mientras almorzaba con su amigo Merville, - Lime, Aubián, le dijo éste; ¿qué razones misteriosas y maquiavélicas has tenido para engañarnos? Sí, engañarnos, sosteniendo que no conocías al señor Martín, ¿jín qué consiste que este buen señor no bable m^is que de ti, y de ti únicamente se preocupe, preguntando la causa de que no aceptaras sus invitaciones y dónde estabas y si tu ausencia sería larga? A decir verdad, si tuviera otra hija creo que tendría la intención du casarla contigo. Ya sabes que hemos ¡do co]i frecuencia á casa de ese Sr. Martín, pues se han dado en su quinta algunas úestas de un lujo inaudito: iluminaciones, fuegos artificiales, en una palabra, cosa de magia, propia de un cuento de las ^^Iil y una noches; luego otras fiestas en el yate, porque tienen un yate, sin hablar de las esplendideces de su casa de lirest. \Ah\ Por rico que sea el viejo Martín, circulan ciertos rumores en la ciudad... Pero en íin, esos rumores no nos importan nada, y si quiere arruinarse por la bella Pertranda, no hemos de ser nosotros los que paguemos los gastos, ¿verdad? ;Qué mujer, amigo mío! ¡Asombrosa!, ¡incomfirensible!, ;inexplicable! ¡Una esfinge, una quimera!., b'igúrate que circula por esas fiestas como circulaba por el baile de la Capitanía general donde la viste, indiferente á todos los homenajes, á todas las galanterías... De nádale sirven al gallardo, al irresistible vizcoiide de I'"orquet sus madrigales y sus miradas magnéticas: como tampoco al amigo de Sombres su alegría, su ingenio y su animación, antes al contrario, se va poniendo melancólico. Por loque hace al alférez Le Goelel;, temo que se vuelva loco. ¡Qué quieres! A fuerza de hablar de ella, llegamos á padecer todos una obsesión; enigma, esfinge, quimera, todos tenemos empeño en descifrarla. Ahora bien: ¿por qué me ocultas lo que sabes de ella? ¿Por qué niegas que la has conocido? Felipe respondió molestado: - S i e n t o decirte que os ponéis muy fastidiosos; y si esa mujer no os vuelve locos, como ai pobre Le Coelek, os volverá idiota.s. - ¡ H u m ! Aubián, no quieres contestar. Felipe se encogió de liombros. - ¡Ea!, dijo después de una pausa, voy á confesarte lo (jue hay para que no hagáis juicios temerarios.
Yo debía sustituir á un primo mío como testigo en la boda de la hija del Sr. Martín, Llegué la larde anterior, y por la noche sentí terribles dolores de vientre, y tanto que temí un envenenamiento ó un ataque de cólera, pues ya sabes que siempre hay algunos casos en Prest, Confieso que me atolondré como un cliif[u¡llo: la idea de ser en aquella casa un aguafiestas, de consternará mis huéspedes y de asustar á los convidados me pareció tan insoportable que resolví huir sin avisar á nadie. Apena;; amaneció, vi <]ue un palafrenero enganchaba un cabidlo á un carruaje; soborné á aquel hombre, hice que me llevara a! ferrocarril y [)artí como un grosero. Me habia alarmado en demasía, pues mi indisposición duró poco; lo descortés de nii conducta no podía tener más que una disculpa, la muerte.,., y lo ciirrto es que aún vivo, 'Pal es la razón de que no me agrade oir hablar de esos Martín, Ahora que te bu dicho la vc-rdad, comprenderás que el asimto de esla ronversación me es poco grato. Si se trasluciera mi aventura, me expondría á las hablillas y á las burlas. La Sra. Martín no me conoce, y por eso me extraña mucho que te haj'a hablado de mí. - N o , hombre, no ha sido ella, jamás me ha hablado de ti, sino su marido: no confundamos. Ha sido un interrogatorio en regla, [)orqueaún no te he dicho todo lo que me ha preguntado. Ha querido saber si tus compañeros te apreciaban, si gozas de buena reputación, si se podría fiar en tu palabra, y si eras intransigente en cuestiones de lionor. ¡Ab, viejo jiicarillo! ¡Y todo esto por({ue tuviste en su casa un ataque de colerina! Felipe se consideraba ya desembarazado para siempre de los esposos Martín. Como Ivterville no era la discreción misma, no había podido resistir al maligno placer de contar el percance del pobre Aubián á algunos amigos, que se habían reído de él .''i^Uií 7'íh\-: pero como le querían y sabían que era muy poco sufrido, no gistalian bromas delante de él, y hasta procuraban no [ironunciar el nombre del Sr, Martin, h'eiipe lo notó, averiguó las causas de semejante silencio y se regocijó del resultado obtenido. Más valía exponerse generosamente á un ligero ridículo que arriesgarse á comprometer á una mujer con un silencio afectado y un misterio fingido. Además, iba á partir de Prest, pues acababa de recibir la orden de pasar á embarcarse á Kocbefort. h'staba cerrando sus baúles, arreglando su maleta y haciendo de prisa sus últimos prefiarativos, cuando i/iUraron á anunciarle que un caballero deseaba hablarle. Lió Orden de que le introdujeran y salió al encuentro de la visita. Difícilmente pudo reprimir un gesto de contrariedad... Martin de Brest estaba en su presencia Martín de Bre.st no era ya el hombre mal pergeñado, cubierto con unanchoson:brero de plantador, al que tres años antes se hubiera tomado ]ior el jardinero de su quinta. Vestido con un cuidado exquisito, demasiado bien y elegantemente, lluvaba con cierta tiesura un hermoso traje poco proporcionado á su edad, como si le estorbara y se hubiera avergonzado de llevarlo. J'"eli[ie apenas !o habría conocido; no veía ya en él ni la franca sencillez que tan bien sentaba á un millonario, ni su porte bonachón, ni la llaneza de su acogida. - ¿Qué vendrá á decirme?, pensó mientras ofrecía una silla á su visita. El Sr, Martín pasó un rato sin hablar, fijando en el joven miradas indecisas, y dando vueltas entre sus manos, perfectamente enguantadas, á un junco magnífico. Como el silencio se ])rolongaba, Felipe lo rompió diciendo: - Agradezco mucho, caballero, que se haya usted acordado de mí, cuando de mi deber era haberle dado personalmente mis disculpas y las gracias por sus invilaciones. 1^1 joven se sentía molestado á causa del silencio de su interlocutor, ante aquellos ojos, saltones que le miraban con tanta fijeza. - Caballero, dijo por fin Martín de Brest, no tiene usted [)or qué disculparse, sino más bien yo, que según comprendo, vengo á molestarle; pero no podía jierder tiempo porque va usted á partir. Luego, con la resolución del hombre que toma una gran determinación, dijo de pronto: - He venido á preguntar á usted ¡lor qué no asistió usted á !a boda de mi hija liace tres años. Felipe contestó evasivamente: -SL'gún escribí á usted, la causa fué una indisposición repentina, Martín de lírest meneó la cal)eza. - Sí, al pronto lo creí, (
Coii'i>i!inr,í)
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LA
ILUSTRACIÓN ARTÍSTICA
NúMiíRO 8 6 8
drama la Is-esunección y la Ascensión al cíelo, que tiene un carácter algo teatral á causa de las luces de Bengala conque se ilumina la escena. Algunas veces, en los entreactos se presenta un coro de diez hombres y diez mujeres, con ropaje amarillo, mantos de diversos colores y diademas en la cabeza; se colocan delante del telón y cantan; pero lo más general es que permane/.can invisibles, así como también la música. Todos los que toman parte en la ejecución constituyen una sociedad, entre la cual se distribuye una parte de los ingresos, consagrándose lo demás al pago de la primera deuda, de la cual resta todavía un descubierto de 12.000 francos. Lo que se obtenga después de satisfecha esta suma se aplicará en favor del pueblo de Selzacli. Los más de los ejecutantes son agricultores ó relojeros, porque este último es el oficio de Roberto Rocker, el que represéntala figura de Cristo. La música de l^errA^ogeli-Nunlist, directorde los coros del pueblo, es una adaptación del oratorio del reverendo H . V. Muller. Las representaciones despertaron mucho interés en el público, compuesto casi completamente de suizos, portjuij los (ariílas no suelen visitar la localidad; pero seguramente la concurrencia mejorará más y más cada año, si las representaciones continúan repitiéndose como hasta aijuí, y tal vez se llegue á tener suficiente concurso de espectadores para que la empresa tenga mayor éxito y proporcione buenas ganancias. LAS Kl•-I'RlLS]i:^;TAC[O^ES VE I.A PASÜÍN KN SELZACH (SUIZA). - L:L eiUiiiiln ilu Jusiicristo en JerusalLii Estas representaciones populares, que comienzan á generalizarse especialmente en Suiza y en el '¡'iro!, son merecedoras de LAS R E P R E S E N T A C I O N E S ].)E LA PASIÓN EN SELZACH las maj-ores alabanzas por varias razones: en primer lugar, las producciones que En el pueblccillo de Selzach, ul pie de la cordillera del Jura, en Suiza, se constituyen el repertorio de tales espectáculos tienen por argumento asuntos representa ahom la Pasión, siendo esta la cuarta temporada, que comiinzó en religiosos ó patrióticos, en los cuales los sentimienlos más elevados se hallan icj de junio y debe terminar el 11 de septiembre, después de darse diez y siete expreiíados du manera que estén al alcance del pueblo, el cual Jio puede menos representaciones. Por más que nos disguste com[iarar| no es posible que ninyiín que encontrar en ellos saludables euseñaiizas y ejemplos dignos de imitación; espectador del famoso drama de Ober-Amniergan se abstenga de poner en en segundo, constituyen para los habitantes de la localidad una distracción parangón las dos representaciones, tanto más si observa que los recuerdos del eminenteniünte moralizadora é instructiva y despiertan eii ellos los más laudaoriginal bávaro se evocan en el prólogo del libreto de la composición de Sel- bles estímulos por el deseo de tomar parte en las funciones y de alcanzar el zach, por el cual sabrá el lector que a la presencia de tres caballeros suizos en aplauso y despertar la admiración de sus convecinos y de los forasteros que Ober-Ammergau, en 1S90, se debe que éstos concibieran la idea de bacer ÍI(¡;Í? siempre acuden á tales fiestas; y finalmente son, cuando llegan á adquirir si'!!!<iiiii(c en su pueblo natal, Los doscientos cincueiita ejecutantes queda]i re- cierta importancia, un anuncio que favorece en extremo á la localidad en ducidos á mi nCimero mucbü menor, y en el canto se nota desde luego !a falta donde se verifican; pues comenzando simplemente por despertar la curiosidad de maestría de ¡os ejeciitantes de Ammergau; los solos, particularmente de los de loa pocos extranjeros que recorren los lugares cercanos, acaban por converliombres, son fríos, y los frecuentes coros podrían acortarse y reducirse con tirse, como sucede con Ober-Anrmergau, en Baviera, y con Merán, eji el Tir<jl, ventaja, mejorando la ejecución, que abora se prolonga hasta cuatro horas, en punto obligado de peregrinación para los que dedican el verano á recorrer com[)rend¡das las partes primera y segunda. Los trajes se ban escogido con comarcas pintorescas, lo cual reporta necesariamente al pueblo no pequeños muclio acierto, y algunos de los actores desempeñan sus papeles con tanta per- beneficios materiales y morales. fección como propiedad, aumiue la figura de Cristo parecería seguramente más Aconsejamos á los viajeros que vayan á pasar la estación en Soleures que natural con un ropaje blanco meiios grueso y no tan ceñido. no dejen de visitar el pueblo de Selzach, tanto más cuanto que tan sólo dista La representación se da en una sencilla construcción de madera, con ban- cuatro millas y se encuentra allí un excelente hotel. E n los alrededores hay cos para sentarse mil doscientos espectadores, bien escalonados á fin de ([ue pintorescos paseos y preciosas vistas del Oberland, con sus montañas coronatodos vean sin dificultad la escena. La obra comienza con un prólogo, recita- das de nieve. - X. do por un joven que viste túnica blanca y un largo manto azul, el cual se cambia por uno negro ó de color de carmesí, según que el cuadro que se ha de explicar es alegre ó triste. Lespués se levanta el telón para el primer cuadro, que representa la Obscuridad y el Caos, con transparencia del Todopoderoso en el fondo. Ijcntamente y ai sonido de una dulce mtísica, la niebla se desvanece, conviértese en Luz, y se distingue el Paraíso Terrenal. Síguense asuntos del Antiguo Testamento, con música, canto y coros invisibles, precediendo á cada cuadro la explicación declamada. Así se ven Adán y Eva; la muerte de Abel; el huino perl"umado que se eleva desde el rudo altar hacia el cielo; e! sacrificio de A!)rahani; José y sus hermanos: su triunfo en Egipto, y el hallazgo de Moisés. I'.ste cuadro es muy lindo, así como también el que representa la lluvia del maná, de mucho efecto, y lo mismo podemos decir de la riltima serie, en la cual se representa la vuelta de Moisés del Monte Sínaí, donde rodeado de su pueblo, le presenta las Tablas de la Ley. Entre las representaciones del Nuevo Testamento figura la Anunciación, durante la cual una voz de mujer canta el «íAve María,» la aparición del ángel á los pastores anunciándoles el nacimiento del Niño Dios y el pesebre de Belén, donde se ve á ¡a Virgen, que vestida de blanco presenta un hermoso niño. ]{n la primera representación príblica, la criatura comenzó á llorar, despertando esto mucho iiíterés en los espectadores. El cuadro de la Adoración de [os Magos está muy bien dispuesto, con la mayor propiedad. En la huida á Egipto, la Virgen y el niño aparecen sentados en un burro, conducido por José, mientras un ángel indica el camino que deben seguir. Después se representa el bautismo en el Jordán, el sermón en la Montaña, y luego ujia escena en que Jesús a[jarece rodeado de niños, con uno de ellos en sus brazos, mientras que los apóstoles cuidan de los demás. La entrada triunfal en Jerusalén termina la primera parte; la segunda se compone en parte de diálogo, como en el Consejo de los sacerdotes presidido por Caifas, donde los falsos testigos prestan declaración, y la escena en que Pilatos se lava ¡as manos. Los principales cuadros de esta parte son; la última Ceníi, en la que Judas, sentado en la extremidad izquierda de la mesa, procura desviar el rostro para que no se note su vergüenza; la agonía en el jardín, con un ángeí que sostiene la copa, mientras los apóstoles duermen; el beso de Judas; los azotes y la coronación con las espinas; el camino del Calvario, y la Crucifixión en jiresencia de una multitud de soldados romanos y rabinos. En este último cuadro no se ve la cruz más que durante un intervalo muy breve, pues el telón se baja muy pronto. Cuando se vuelve á levantar, las mujeres aparecen Hora]ido, y los apóstoles en pie cerca de ellas, mientras que al pie de la cruz se ve á la Magdalena. En este cuadro, muy bien presentado, el encargado de la explicación, vestido de negro, se arrodilla y dirige la palabra al Crucificado. Síguense el descenso du la cruz, y la conducción ;i la tmiiba, siendo los cuadros fmales del L \ S RKl'REHENTACIGNES DE LA PAÍÍIÚN ItN SlíLZ.\CH ( S L T Z A ) . - L a Crucíli.'vi'jll
LA ILUSTRACIÓN ARTÍSTICA
NÚMERO SÓS
5,
por c o c h e y m e s , y el gasto p o r coche-kiló^ iai':ci-KiCA m e t r o d e 2*5 c é n t i m o s . JJespués d e c a d a viaje VA e m p i c o d e l o s d e 20 kilómetros h a y •AcumLIILICIUres para ]a <.\\iti recan^ar las baletracción clu l<js tranvías rías, ü[ieración q u e exiiDiVece rcaliiierUe í;raiige media hora. d e s ventajas. C a d a coD r e s d e p o s e e un aisc h e , p r o v i s t o d e la t e m a d e tracción m u y energía (jléclricn, es in[larccido, y U e r l í n orgade[>etidieiite: el serviciu niza a c t u a l m e n t e un n o está e x p u e s t o á las servicio d e esta clase i n t e r r u p c i o n e s resultan p a r a el cual s e necesiles d e u n p a r o fortuito t a r á n (joo c o c h e s , 1 0 0 en la uiáquina. generad e los cuales están ya lri;i ij d e u n a r u p t u r a d e construidos. Cada u n o lú-s ccfiiductores d e diiíd e estos v e h í c u l o s jiuet r i b u c i ú u du la coriiend e c o n t e n e r 4 0 pasajete, y l o s C o c h e s c o n ros, 28 s e n t a d o s y 1 2 d e acumuladores pueden pie; va m o n t a d o e n d o s e m p l e a r s e e n cualquier Ijlalaformas d e d o b l e línea sin necesidad d e eje y pesan 10 t o n e l a d a s modificar las vías, con c u a n d o e s k í n v a c í n s y \G LAS Kiíi'iírisiíNTACiüMis US LA I'AhüjN :;N' SIÍL;ÍACI! (SL"];: V ; . - L : - . Cena tal q u e éstas sean sufisi están l l e n o s y llevan c i e n t e m e n t e resislente.s, los a c u m u l a d o r e s . pues el peso es, sin d u d a alguna, u n o d e los íncon- la a c t u a l i d a d co]] 133 c o c h e s , c a d a u n o d e los cua- El p r o b l c n i a d e la tracción p o r el sistenuí d e acules c o n t i e n e 20S e l e m e n t o s , cuya p r o d u c c i ó n e s d e m u l a d o r e s tiene, pues, u n a s o l u c i ó n práctica uuiy venientes pr¡nc;i[iales d e los a e u m u l a d o r e í E n A l e m a n i a e s e n d o n d e m a y o r t e n d e n c i a s e 20 á 25 a m p e r e s p o r hora y cuyo [leso total es d e a c e p t a b l e : gracias á ella d e s a p a r e c e r á e n n u e s t r a s c i u d a d e s la amena/.a d e u n d e s e n v o l v i m i e n t o contiobserva á utilizar este Llenero d e tracción eléctrica: 2.üoa kilogramos. I l a n n ó v e r [luede ser c o n s i d e r a d a c o m o la c i u d a d d e Jil coste d e e n t r e t e n i m i e n t o d e estos a c u m u l a d o - n u o d e las r e d e s a é r e a s y d e los postes, q u e son á la los t r a n v í a s c o n acuniuladoreSj p u e s t o q u e c u e n t a e n res d u r a n t e el a ñ o 1897 h a sido d e u n o s (>o francos ve/: tan molestos y tan antiestéticos.
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PARÍS, 31, Rué de Saine.
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PAPEL WL NSI
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— LAír ANTLPlItl.IlUJE —
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'LA LECHE ANTEFÉLICA'
Desean/tarde ¡as Imitaciones. pura 6 mesclgda con c g u a , disipa PECAS. LENTEJAS, TEZ ASOLEADA A SARPULLIDOS, TEZ BAltRCSA i % ABRUQAS PRECOCES/-,, ^<r ''>• EPLORESCCNCIAS '''^ ^íío„ ROJECES. ^ o ^ ' ' * ! % t e ^ ' ' ^ « el c ú t l * U ^ ^ ¿ ^ o -
[GARGANTA] VOZ y BOCA
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DEBRtA...
m JAJRAME I>M S f t l A l V T r e c o m e n d a d o d e s d e s a prlRClpio p o r loa proreBores T i a a m n o c , T h é n a r d , Q n e r f l a n t , e t c . ; h a recUildo l a conaaeraclOB del t i e m p o : e n el a n o 1 8 » o b t u v o ei p r i v l l e e l o ele t n v e n c l ó u . VERBABERQ CORfTTE PECTOBAL, con b a s e de g o m a y d e aUaboHís, c o n v i e n e Gobrc torio a l a s p e r s o n a s d t i i i : a a a s c o m o Lmujerea y n i ñ o s . Su ^ u s t o e x c e l e n t e n o p e r j u d i c a e n m o d o a l g u n o á s u eficacia coDira l o s RESFRIABDS y t o d a s l a s IHFLAHiCieHES d e l PECHfl y d é l o s IlfTESTlBBS.*
'ASTILLAS DE DETHAN Recomsadndas contra loa Slalas d« la G a r g a n t a , I Extlnclonas de l a Voz, InILaniaoloti«3 de l a I Booa, EleotoB perDlciosos del U e r c u r l a , Irl-I tacloD q u e p r o d u c e el T a b a c o v spocialiñíntel á los Sñrs PHEDICAJDOREB ÁBOGADOEI, PROFESORES y CANTORES para facilitar l i j onüoioD d e l a -voz.—PBEGIO : 1 2 R K I L U . Bxigir en el rotulo a firma Adh. D E T H A N , F a r m a c e a t i o o « D P A H I B .
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NÚMERO S6S
LA ILUSTRACIÓN ARTÍSTICA
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L o s SE'OR I S , prir / . XiUiiSitr.': - Esle Irahajo ' i e l i i n l n h i u CíiricauirÍ.s;;i l(irm;i ¡íarLi.' d e l a Ccilocc i ó i i (]ü á l l i u m s in¿<Hlos ijne c o n l í i n t n t x i l o piililicíi e l o í l i l o r b a t c e l o n ú s IJ. Liii-i T:is.-ín: el s e ñ o r X a u í i i i r ú , q u e liíTi b i e n s n l i e v e r y r e p r o d u c i r el liiílo CLiinic" (le l a s c o s i i s , h a s a c a d o u n tjrací p a r l i d o d e Iris l i i n c e s i i q u ü l o s d e p u r l e s KC i i r e s l a n , t r a /iindo u n a serie de caricalurns llenas d e inlcnc i á n )' Líraciii, c a [ x i c e s d u h a c e r s o l l a r la c a r c a j a d a a l homliTí; l ü á s L í r a v c q u c las conLemplu y d e tlesarrii!^ar t i ccfio m á s m a l I m m o i a d o a l q u e e n ella'i lije -sa a l e n c i ó n .
F ] líRA V E N C I D A . P o s MKDALLAS, p O f / ^ í üo ¡\'liir¿i\ - E l úislini^iiidí) e s c r i t o r c o r d o í i é s irif. r e l l i c e r h a ] i \ i h i ¡ c a ü o eslas d n s pruducciiineH d r a m á l i c a s , q u e s e e>trei i a r n i i r e c i e n i e n i e n l e ciiii L;ran L \ Í I O e n el T t a l i n c i r c o d e l ( i r á n Capilar^ y e n el ( r í a n T e a t r o d e Córdolia. Vi-ndeii.sL- á u n a p e s e t a caiia u n a .
PAISAIIÍ,
dibujo d e Juan
'3^íl¿Tr RESCRITOS pon LOS MÉDIGCS CELEBa&S
'£IPAP£L OLDS CIGARROS DE BL'' BARRAL disipan casi I N S T A N T Á N E A M E N T E los A c c e s o s .
78p F a a b
Millel
WRA^B E DE D/E N-rr 0 1 0 N : FACIUTAIASAUDADELOSDlElítíS PREVIENE D HACE DESAPiflECEB f^
SHElMIiTiH^Í^TíS
.LOS StlFHIMlEílIOSy tOflQS lisftCCIDEtlTCS (¡c ta PRIMEÍIA aEtiTlClDfLftJ. EXÍJASE p . S E U O 0 F l C í f l I . D E L C Q B I E R T O ™ N ( J : S ^
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Las Personas que conocen las DEU
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b l i c a d i i p i i r I:L I J i r e c e i o n genern.1 d e l K e i ^ i s t r o C i vil d e l a k e p ú h l i c a Ü r i e n Lal d e l l I n i L : u a y : ¿ : / . ' l / j niior d¿ /¡n- A v/'os/'n'o/.'f.', edición e s p a ñ o l a del •<Moniteur d e s E\|>cii¡tii)nS|>' i'jrgatio d e l a K>;pasición U n ¡ v e r s a l de l ' a r í s d e 1 5 0 0 ; ¿n ar-úr//tui-a prácíica, boletín niensu:il ilustrarlo, orgünii d e l a R e a l E s c u e l a d e Avicultura d e Arenys de M a r ; Húl¿tín Bihüo'^yAfi.o Expañoi, publicaciún m e n s u a l a u t a r i z a d n iilic i a l m e n / e p a r el M i n i s l r n de K o i n c n t o ; KeTÍt!a CoiJl¡:iiipoyá>¡€ít, revista quincenal [uadrileña de Ciencias, L e t r a s , Inijenien'a y Arte militar: / • ' ¡uiliiiti-iü {tp-ifoía^ revist a m e n s u a l d e a_L;riculiur a p r á c t i c a , ó r i j a n o d e hi O f i c i n a t é c n i c a d e ALi;ric u l t u r a d e C a r a c a s : J.a i/!ie:ui liíeraHira, revista bibliográlica y de notic i a s , nrj^ano d e la L i b r e ría M o d e r n a d e A n t o n i o F o n t de San José de Cost a R i c a ; HaUíiuiie ¡aSii(kdad Nadonal ¡ic J\fijien'ii, revista minera i l u s t r a d a q u e se pnblicn. e n L i m a ; J.a Judnsíria papelera, revista q u e se publica tres veces al m e s en Tolüsii (Guipúzcoa).
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i p r o b s í i p o r h ACitlESIl DE BEOICIRA Í P R ^ M I Q DELiriSTlTUTOAL D'CDR'/ISART. EH 1856 I M*'JilÍM nn lx& BipoalcinnBi inttrnaelnnalct de I F I R I S - LTOK - VIENÁ - PBlLADlILPBli - PiltiS
no títubedR en purgarse, cuando lo necesitan. No temen el aseo niel cansancio, porque, contra Jo que sucede con los demás purgantes, este no obra bien sino cuando se toma con buenos alimentos j bebidas fortiñcantes, cual el vino, el café, el té. Cada cual escoge, para purgarse, la iiora j la comida que mas le convienen, según sus ocupaciones. Como el cansancio que la purga ocasiona queda completamente anulado por el efecto de la buena alimentación empleada, uno se decide fácilmente á volver á empezar cuantas veces sea necesario.
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DISPEPSIAS O^BT^1TlS - CASTRALOIAS DEQ^STION LENTAS Y PENOSAS FALTA DE APETITO GAJO LA PORU,L DC
SUppBEJ$IOrÍ£S DE IOS MEriSÍRUOÍ •ff.^BRWflTlSOB.BtMl
l l U m - .dQPEPSiNiBOUDAULT 1PEPSIN& BQUDAULT | P 0 L V 0 8 66 PEPSINA BQUDAULT l i B l S , FbarmacíB C O L I j A a , 8 , n i e ] ) i i j p [ i i i i »
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VINO AROUD RQB BOYVEAU LAFrECTEÜR £ 1 M i s m o con r o b Ü R O DE P O T A S I O E m p l e a d o c o m o i r a l a m i c n t o c o m p l e m e n t a r i o fiel A S I V T A t e s l e Medicamento e s IgtLiilmeuie SOBERANO en l o s tinaoa d a Gota, Reumailsmo crónico. Angina do Pecho, Eniermedndea Espcciñcas híredilítríns u iti;ciíÍeiilHÍ':i. Escríifnia v Tiiberculisia, Acritud de la Sanare, Herpathmo, , l''L.i|k'Lu seüiin l o s U I I ' H I O M i r a l i a j o s JeWfOiCOS ESPECIALES J Acns y Dermatíns, C H . F A V R O T y a \ Firmaeéutiooa, 1 0 2 ; E t n a B í o i a c l i e u , P A R Í S . TgcisJíirmitias útífíncii j díl KiLruij«i
Depurativo S I M P L E . ExcluslYamenle vejetal !'rp;r-.i-iio por )ni Mcilicos en loa casos do
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I[ - CARNE-QUINA-HIERRO En los msíis ái: Eniermedades itfi Estomago y i!e V.n los cüEos lie ClorrSsis, Anemia prolunda. los inlostinos. Convalecencias, Continuación d'j Menstruaciones dolorosas, Fitbrus do las calonias Parios, Movimlenlos Febriles é inlluenza. , .. .. y Malaria. E:stas d o s f ó r n n i ' . a s e x i s t e n t a n i b i e t i ba.io f o r m a d e J a r a b e s d e i i n p n s t o e i q n i s i l o O igualHK-rilü m u y r e c o i u e n d a d í i s p o r e l m u n d o m e d i c a l . C B . I ' - A . V K O T y C » . l ' a r m a e ó i i t i e o s , 1 0 2 . B u e R i ^ h o l i e u . P A B I S . y en todiiB F a r m a c i a s .
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B I B I ^ ^ k ^ ^ k B H ^ ^ K " ' ' ' " ' ' " 1irlii;ro para riitiü. s o i l n o s d e Ü x l t o . y niillafs de tistitnnniaEcnranti^n H B B B i ^ ^ ^ ^ ^ K ^ ^ ^ W r de e?tJiircnaradon.¡Se en c a l a s , pira liariía. y va \l2 c a l a s m r a el iilirote ligero>^PJra H F ^ V ^ ^ ^ ^ B U i H los brazos. cmplécsBcl J E ' J l / l l - ' O i f j b ' . X > ' C 7 S S £ 3 X £ , t , r u Q j . - J . - R o u s B Q a u , P a r i B , Q u e d a n r e s e r v a d o s l o s d e r e c h o s d e p r o p i e d a d a i U s l i c a y litetari:^ Utr.
DE M O N T A N K H Y S i M Ó N