.ji
AÑO
XXI U
BARCELONA Ó D E J U N I O D E
1904
•*-
NüM.
r
1.171
REGALO Á LOS SEÑORES SUSCRIPTORES DB LA eiBLIOTEGA UNIVERSAL ILUSTRADA
*
AL MERCADO, OBCultura de Joaó Moneerrat (Exposiciún general de Bellas Artes é Industrias Artéticas. Madrid, I904)
LA ILUSTRACIÓN ARTÍSTICA
^7^
microbios se encuentran más á su gusto en los terrenos dedicados á labranza o cultivo. Conclusión; que no hay que preocuparse en dar En el p^ó^:i^lo número conienzarcinos la publicación tie U de comer á los portorriqueños hambrientos ó anémibellísima é interesante novela de costumbres ai^eiitinas cos. Kasta un vermífugo jiara expulsará los gusanillos del cuerpo del enfermo. MISSIA JEROMITA, Del informe de la comisión—informe no ya lumioriginal del celebrado escritor D. Carlos ^faría Ocantos, é iUis- noso, sino deslumbrante—se deduce otra consecuencia: que los yanquis no tienen la culpa de la miseria tratla por el rcputadti artista Sr. Mas y I'ondevÜa. y despoblación de Puerto Rico. Los responsables son esos malditos microbios que envenenan la sangre. Según el citado informe, se padece igual epidemia SUMARIO • en Filipinas. Ha coincidido, pues, su aparición en Texto.—A'íT'/í/ií hispatto-atuericana, por R. Bellrdn Rózpide. Puerto Rico y en i;I archipiélago filipino con el esta- Los aliurtiiados. La obsesión efe! feífw, porTínny D'U!nn;s. - blecimiento en dichas islas de la soberanía de los Esimiioí de animaks, dihujúí dejaíiulo Espinal. - República Estados Unidos, y no sería iusto negar á éstos el deArgentina, Hiitnos Aires. Quinlo eoncui'so (fe la Sociedad ho- recho y el honor de dar su nombre á la epidemia: se iográfiía Ar-¡ei3iitia de Aficionados, por Justo Salsona. — Cróllamará X-xfiesteyanqui. ADVERTENCIA
nica de !a f^uerra riiso-Jíipoiiesa. - Torpedos fijos vig-ilaiiles. Nuestros grahados. — Misceiáuea. ~ PrebUma de ajedrez, — 1.a irsvela de un viuJo [conclusión), traducción de Manuel Aranda y Sanjuán, - fa¡/rican¿)t de lámparas eléctricas, por Harrj' En el centro de la República de Costa Rica se Golding. - La rcsej-va de oré de¿ Banca de Rmia. - Rcíoj alza, á 3.500 metros sobre el nivel del mar, el volcán monstruo de la Exposición de San Luis {Estados Unidos).
Grabados.—.-íí" meit-aao, escultura de José Mnnserrat. líÜiujos de Konct- qui; ilustran el artículo L.os ahtcinados. Estudios de animales, dibujos Je Jacinto Espinal, - Buenos Aires. Fotografías premiadas en el quinto concurso de la Sociedad Fotogrífica Argentina de Aficionados. - Giteri-a rusoiaponesa. Versión rusa de ¡a hafaüa de Ckong-pu. - Torpedos fijos violantes. — E.xai¡o. Sr. H. O'Connor Marlins, pintor y diplotttátiee, — Excmo. Sr. M, de Carvalho y Vasconcellos, retratos pintados por Salvador Sánchez Barbudo. — Fabricación de hUuparas elt'ciricas. - La reserva en aro del Banco de San Pele'shui-go. - /iclüj,monstruo de la Exposición de .San Euis (Estados Unidos).
REVISTA HISPANO-AMERICANA Puerto Rico: el hambre y la anemia: la peste yanqui. - Costa Hiea: los derrumbes del Irazú y el ferrocarril inlt'roceánicu. -Panamá: reconocimiento de la república por Kspalía: el canal de l'anamií considerado desde el punln de vista financiero: otro proyecto de canal, -Perú: muerte del presidente: cuestión con el Brasil. -Paraguay: la situación del país, segiin el mensaje presidencial.
Los portorriqueños siguen muñéndose de hambre. El presidente de la federación americana de obreros, que no ha muclio hizo una visita á la isla, regresó horrorizado del espectáculo que ofrecen íiquellos campos y caseríos, tan florecientes y ricos antes bajo la soberanía española. Los jornales han bajado á la mitad, y los alimentos cuestan, por lo menos, el doble. El arroz es artículo de lujo, y no hay que hablar de la carne. El cambio de la monedaf, las tarifas arancelarias, las nueves leyes fiscales proporcionaron pingües negocios á los agiotistas, plantadores y usureros yanquis, que se han ido embolsando miles y miles de dólars á costa de la vida y la salud de esas pobres gentes de Puerto Rico. Pero la codicia rompe el saco, el filón se está agotando y los amos y explotadores de la isla empiezan á preocuparse ante la tremenda crisis económica que la aflige. Salvaron á Puerto Rico, como ellos dicen, de la tiranía y de ía mala administración españolas; cobráronse el supuesto servicio tiranizando de veras y administrando con un fin exclusivamente mercantil, sin más idea que el lucro; y ahora, cuando ya han obtenido los mejores jjrovechos, y las co^isecuencias del mal que hicieron obligan á tomar nuevos rumbos, estiman que no hay peligro en alardear de sentimientos humanitarios y acuden en ayuda de los extenuados portorriqueños, llevándoles el remedio en forma de flamante comisión técnica encargada de estudiar uno de los más difíciles problemas de la ciencia médica; averiguar la causa de la muerte por hambre. No solamente el vulgo, sino hasta los más doctos médicos que no han tenido la suerte de nacer en el país de los yanquis, habían creído siempre que la muerte por hambre es consecuencia de la falta de alimentación, y que cuando ésta es escasa y mala sobreviene la anemia, que puede producir la muerte. Los estudios de !a comisión citada han demostrado el error de los que así pensaban. La anemia que se padece en Puerto Rico es... una epidemia. Allí no se muere de hambre ó de anemia por falta ó insuficiencia de alimentación. Los causantes del rríal son unos parásitos invisibles, una especie de microbios que viven en el agtia, en el aire y en la tierra, especialmente en la tierra que cultiva la población rural. Este último dato es de una evidencia abrumadora. Precisamente donde la mortalidad es mayor, es en el campo. Mas no porque la gente del campo coina menos y peor que la de las ciudades; es porque esos
de Irazií, en cuyas faldas se producen con relativa frecuencia grandes derrumbes. Este fenómeno geológico puede inlerrum[)ir la normalidad del servicio por el ferrocarril interoceánico, cuya vía atraviesa la zona en que está el volcán. Así sucedió á principios del año actual; las enormes peñas t[ue cayeron hacia el río Reventazón habían ocasionado considerables desperfectos en la línea férrea en un recorrido de 50 kilómetros. Con tal motivo, la prensa de San José recordaba que año tras año, especialmente en los lluviosos meses de octubre y noviembre, vienen sucedíéndose esos inmensos derrumbes que han causado la destrucción de enormes moles de montaña, dejando á la vista del observador escarpados precipicios de color rojizo que, á larga distancia, parecen caminos cubiertos de rojo barro. En esta comarca, absolutamente inútil para el cultivo por lo quebrado y la mala calidad del terreno, nacen multitud de vertientes que juntas forman el río Sucio, tan notable por el color rojizo y densidad de sus aguas. Puede decirse que no es agua, sino lodo lo que arrastra; de sabor tan desagradable, que no es posible beber sin sentir náuseas. Últimamente, y con motivo de los recientes derrumbes, el Sucio llevaba mayor cantidad de barro, tjue despedía un pronunciado olor de azufre. A¡}arte el interés científica que pueda ofrecer el estudio del fenómeno que se repite en el Irazú, merece el hecho atención muy preferente del gobierno costarricense, puesto que se trata de la seguridad y conservación de una vía tan importante y tan decisiva ¡xira el porvenir de la República, como es el ferrocarril interoceánico. I_xjs ingenieros han reconocido ya la necesidad de variar, en esta zona, el trazado de la linea, pues á los inconvenientes que, en general, tiene la interrupción del servicio, se unen aquí los especiales derivados de la naturaleza del país, que es la región más elevada, abrupta é ingrata de Costa Rica. En los días siguientes al último derrumbe, los viajeros tenían que subir á la cúspide de las montañas, cayendo y levantándose, apoyándose en las piedras y bejucos; al, principio se hacía la ascensión por un suelo fangoso y bajo lluvias torrenciales; después, bajo un sol candente, que mantiene el suelo á una temperatura tan alta, que las suelas del calzado se tuestan y los pies se llenan de atnpollas. ;
La nueva República de Panamá va viviendo. Ya la han reconocido casi todos los Estados, incluso España. Acaso habría sido conveniente que nuestro gobierno hubiese retardado algo más el reconocimiento hasta adoptar, aprovechando el cambio de Presidente en Colombia, una fórmula mediante la cual no pudiera estimarse el tal reconocimiento como acto de desconsideración hacia los colombianos. Seguramente, el acuerdo del gobierno español debe haber mortificado algún tanto los sentimientos del Presidente de la Unión Ibero-Americana, á quien le ha cabido en suerte ser Ministro de Estado en esta ocasión. El 25 de febrero el Senado de Washington aprobó el tratado Hay-Varilla por 66 votos contra 14 y, contando los adheridos después, por 72 contra 17. Votaron en pro muchos senadores demócratas que habían hablado en contra, porque todo lo subordinaron á la conveniencia de tener canal. Y como el Presidente sostenía firmemente su propósito de abrir el canal por Panamá, fué preciso someterse á la voluntad de Mr. Roosevclt. En los Estados Unidos la de-
NÚMKRO
I.I/'f
mocracia está en crisis; el poder ejecutivo se impone y el imperialismo va ganando terreno. Inmediatamente se nombró el personal que ha de formar la comisión encargada de dirigir las obras. Y ahora empiezan las verdaderas dificultades. Hacen falta para construir el canal muchos millones. Los yanquis los tienen. Pero no bastan millones; se necesitan hombres. Para terminar las obras en 10 ó 12 años, teniendo en cuenta los efectos de aquel clima en el organismo humano, son menester 40.000 braceros. ¿Dónde están? Se encontrarán, probablemente, pagando primas y jornales y sueldos espléndidos; pero será preciso elevar al triple ó'al cuiidruple lo presupuesto para trabajos, y cuando el canal se termine y entre en explotación, sus rendimientos significarán un beneficio irrisorio para el enorme capital empleado. El fracaso financiero puede aún ser mucho maj'or si prosperan proyectos de que ahora vuelve á hablarse para abrir canal por otra parte, como el ideado entre el golfo de San Hlas y la costa del Pacífico frente al archipiélago de las Perlas. Es la parte más estrecha del istmo y, segtín los patrocinadores del proyecto, puede construirse en dos años, con un gasto de 100 millones de pesos. Sería canal á nivel, que podría pasarse en cinco horas. Allí ttído es roca, y no hay que dragar. Todo se haría á fuerza de barreno, dejando un túnel de unos 10 kilómetros. En los tlltimos días de abril quedó firmada la escritura del traspaso de los derechos y propiedades de la Compañía francesa de Panamá á los Estados Unidos. Esta cesión vale á los franceses, como ya es sabido, 40 millones de pesos, mucho menos, acaso la séptima ú octava parte, de lo que el ahorro francés comprometió en el negocio de Panamá.
El Presidente del Pertl, D. Manuel Candamo, murió el 7 de mayo. Había entrado en posesión de su alto cargo el 8 de setiembre de 1903. Los convenios entre Bolivia y Brasil respecto de los territorios del Acre han provocado algunos incidentes en la frontera i>eruano-brasileña. Como Bolivia cede sus derechos al Brasil, y los peruanos los alegaban también sobre gran parte de esa zona, fuerzas de estos últimos ocuparon la región del Punís superior. El gíibierno del Brasil formuló protesta, hizo aprestos militares y cruzáronse notas muy vivas entre el Ministro del Perti en Río de Janeiro y el Ministro brasileño de Relaciones extranjeras. Parece que el conflicto ha entrado en vías amistotosas y hay buena disposición para resolverlo por medio de arbitraje.
* «
«•
El mensaje del presidente de la República del Paraguay, dirigido al honorable Congreso de la Nación en abril último, empieza afirmando que la situación del país es de creciente prosperidad. Mejorada notablemente la cuestión monetaria, que viene siendo objeto de la atención preferente del gobierno, las fuerzas productoras se han desenvuelto de modo extraordinario, y el comercio y la industria toman nuevo impulso, que hace concebir esperanzas muy halagüeñas para lo porvenir. Ninguna perturbación ha alterado el orden público en el transcurso del período á que el mensaje se refiere. La re[>i1blica disfruta de completa paz, y sus habitantes todos, nacionales y extranjeros, se consagran al trabajo, fuente inagotable de bienestar y progreso. Se reorganizan los servicios de policía y se estudian ios mejores sistemas penitenciarios para implantarios en el país. Tierras publicas y vastos terrenos expropiados, que no se cultivaban, se subdividen en lotes para entregarlos á nuevos ocupantes dispuestos á trabajar ó á dirigir ¡lersonalmente las labores agrícolas ó las industrias de ellas derivadas. Reúncnsc elementos para ampliar la red telegráfica nacional, prosiguen las negociaciones entabladas con los acreedores del ferrocarril central, y gracias á la nueva ley del trabajo personal obligatorio, no pocos pueblos han arreglado sus caminos y construido caP zadas, puentes y malecones. En cuanto á política exterior, los actos del gobierno paraguayo tienden principalmente á crear intereses comunes con los demás Estados de la América del Sur, de tal suerte que, sí las circunstancias lo exigieran, haya posibilidad de oponerse con eficacia ala acción de cualquier otra potencia que pretendiese lesionar los derechos que aquéllos tienen como pueblos libres y soberanos. % R. B E I ^ R Á N RózriDE.
NÚMEÍÍO
I.I^Í
LA
ILUSTRACIÓN ARTÍSTICA
L o s a l u c i n a d o s . — La obsesión del techo T)esdc el primer momento, en cuanto entré en aquella habitación, aquel techo demasiado bajo me causó un vtjrdadero sufrimiento. Más que cualquier <^Ct-o debía yo ser sensible á aquella fealdad, d la que "o rne había preparado mí existencia anterior, exis^^ncia solitaria en el fondo de una antigua casa sola^"?ga, en la inmensidad de salones que á las horas ^crepusculares envolvía la sombra haciendo desapare"^tir sus límites visibles. ¿l^ür qué mi médico, que era nú línico visitante en aquella mansión silenciosa, vino á arrancarme á mi voluptuosidad de inercia para lanzarme en medio del turbellino parisiense, en este cuarto piso, de techo *^n bajü, tan atrozmente bajo? í'orque con la mano lo toco; parece la tapadera ^^ una caja que sobre mí se cierra y me aprisiona. í^e aquí que desde por la mañana en que salgo de ^*:a- recorro durante todo el día las calles, al azar, para respirar el aire libre, para substraerme al suplicio de esta estreche?, que me ahoga, Quizás el médicf> l^ie envió á París con el propósito de obligarme á Jiacer más ejercicio, á imitar la actividad ambiente; pero he de confesar que este ruido incesante me produce Una gran fatiga, un sacudimiento cerebral. En *^1 silencio de mi vivienda, la sensación persiste; es •^'onno el péndulo de un reloj que no se parara una ^^^- recibido el impulso; y siento en mi cabeza un '''"aivén continuo que se repite con regular y monótona oscilación. J *e día huyo de mi casa, pero por la noche no ten&i más remedio que soportarla. ¡Oh, esas larB^^ noches de-insomnio, esas noches interminables que paso oyendo el tic tac del reloj y ^c otro tic tac incesante en mi cerebro, esas noches que transcurren opresoras bajo el peso adivinado de este techo! í-p vano apago la lamparilla, pues el techo ^2 dibuja hasta en la obscuridad^ y después de a linea de luz decreciente que todavía roza el intel de las ventanas opone una muralla de nombra contra la cual se estrella mi exasperado pensamiento. -^^ las primeras pálidas claridades de la au'"ura, la sombra se atenúa, se borra y el techo aparece como una gran mancha blanca sobre '^^ gris^de los objetos, y á medida que los illtij'os girones de sombra desaparecen, sus moll^uras toman relieve poco á poco formando leas cortadas, dibujos sin terminar, que en .^dio de esta vaguedad adquieren extrañas •'unificaciones: en una ocasión, leí en él la paabra griega áváfy.i), fatalidad; otra vez distinguí perfectamente un enorme murciélago con las . desplegadas. Después, esas formas se preSan, se completan y vuelven á ser esos arasscog^ esos eternos arabescos cuya fealdad Vial detesto y que conozco hasta la repugancia por haber observado sus menores delies y contado todas sus espirales y todos sus si^toncs. Ksta obsesión me crispa los nervios r ^ ' pensamiento; me vuelvo taciturno, irrita^; no como ni duermo. ¿Se puede vivir sin aormirysineomer? ¿"or qué vine á París? ¿Por qué me metí en este te^K '^^ techo tan insoportablemente bajo? ¡Oh, ese . ^o! H e llegado á aborrecerlo como si fuera un ser ^J^' como un ser malo que contempla mis sufrimien-^ 'ndiferente en su irritante blancura y que quiere •^"larnie y aplastarme. ¡Oh! ¡Y lo logrará, lo logrará
cualquier día, porque me tiene prisionero y no puedo e3ca[)ar de sus garras! I ^ uücbe pasada, lo he notado bien, estando acostado tranquilamente y sin que hubiera ningún testigo ni fuera posible resistencia alguna, el techo descendió, descendió insensiblemente hasta colocarse á algunas pulgadas encima de mi cabeza. Cierto que podría quejarme, denunciarle; pero ¿qué sacaría con ello? Nadie me creería y diría la gente que se trata de una alucinación, de un efecto de neurastenia. íLa neurastenia! ¡Palabra científica inventada por los médicos, esos presuntuosos, para explicar lo que no comprenden! Harto sé que los techos no obran completamente solos, que las cosas no están dotadas de voluntad como los seres; pero creo firmemente que ciertas personas están en comunión directa con los espíritus y pueden, gracias á ellos, vengarse de sus enemigos por medios misteriosos que escapan á la comprensión humana y están por encima de las leyes. Y tengo la seguridad de que se trama contra mí una horrible venganza con ayuda de este techo. ¿A quién he podido ofender? Lo ignoro. Acaso iw no he ofendido á nadie; quizás es un odio no saciado que se ceba en mí al través de mis antejJasados, muertos todos, ahora lo recuerdo bien, de muerte repentina é inexplicable. . . • .. ¿Si dejara este piso? ¿Para qué? Dondequiera que vaya, el enemigo sabrá encontrarme.
desbocada tic tac de mi cerebro, en completa postración corporal, pero con una ultralucidez de percepción, siguiendo la caída lenta, tan horriblemente lenta de ese techo! La noche última estaba muy cerca de mí, muy cerca; sin abandonar la posición horizontal, habría podido tocarlo con sólo alargar la mano. Y por la mañana, cuando todo el mundo podría verlo, cuando sus tretas podrían ser manifiesta.s, se eleva y recobra su nivel acostumbrado. ¿Hasta cuándo durará esto? Esta noche, apenas me hube acostado, empezó la obsesión. I.a luna inundaba de claridad un gran espacio del techo y yo veía distintamente su movible blancura. Una hora, dos, tres horas de aquel descenso insensible y seguro... ;0h. Dios mío. Dios mío! ¿Cuándo terminará este suplicio? Cuanto más avanzan las horas, más va bajando el techo. No es la luna la que ilumina con esos estremecí-* míenlos de lu/ las molduras; es el día que nace, día siniestramente pálido. Y el techo prosigue en su implacable descenso. Ya roza mis cabellos... ¡Oh, no, no, por piedad! Sea lo que fuere lo que mis antepasados ó yo hayamos hecho, la expiación es demasiado grande,.. ¡Y sigue descendiendo! ¡Oh, qué peso sobre mi cabeza! ¡Mi pobre cabeza! Siento que está á punto de estallar,.. ¡Todo, todo, por huir de esta habitación de espanto, para no sentir más sobre mi cabeza este peso!.. ¡La ventana, la ventana!. ¡Está muy alta, muy alta!.. Pero ¿qué importa? Voy á saltar por ella.,., y una vez fuera ya no sentiré ese peso sobre mi cabeza! TONV D'Ul-MES.
(Dibujos Je Roncé.)
E S T U D I O S DE A N I M A L E S DIBUJOS nE JACINTO ESFÍN'AL
,^
El nombre del artista Sr. Espinal AO es desconocido para los lectores de L,\ ILUSTRACIÓN AHTÍsTir.A, quienes sin duda recordarán los tres bellísimos bustos debidos á su pincel que hace dos años reprodujimos. Entonces elogiamos como se merecían las excelentes cualidades que reunían aquellas obras y que eran patente muestra del talento de su autor, c¡uien se revelaba en ellas como un observador ¡irofimdo del natural y como notable dibujante, hábil no sólo en la parte meramente técnica, sino además en trasladar al papel ó al lienzo con vigor admirable la expresión adecuada á cada una de las cabezas por él pintadas. Los estudios suyos que en la siguiente pá gina publicamos pertenecen á un género muy distinto y sí cabe más difícil: en efecto, el artista que quiere reproducir la figura hiunana, encuentra modelos en abundancia, á los cua;0h, qué peso sobre mi cabeza! les puede fácilmente dirigir y que saben adaptarse á las situaciones que de ellos se requiePuesto que he de soportar mi destino, ¿qué más ren; en cambít>, los animales, y sobr? lodo las fieras, no pueden prestarse á la fose, siendo, por ende, dida ahora ó más tarde? Y aquí me (¡uedo, siempre con el espanto de ese ficilísimo tomar un apunte siquiera de una expresión á de una actitud que en un momento dado llamaron techo que cada noche desciende un poco más. ¡Oh, qué tormento tan atroz estar .solo, sin defen- la atención del pintor ó dibujante. sa, en medio de las tinieblas, ensordecido por el El Sr. Espinal ha logrado vencer todas estas difi-
38o
LA
ILUSTRACIÓN ARTÍSTICA
NÚMERO
1.171
cuUadcs, y concentrando en su mente el ruícucrdo de una impresión l'n^a;^, .sorprendida en nn instante, le ha dadü funna en esos cinco estudios bellísimos, que le colocan á la altura de los mejores especialistas en este .Efénero artístico.—X.
2 T' /,; al tercero, estereoscópicos entre 6 X 13i 9 X 18 y 13 X 18; al cuarto, inferiores á S X 9 y lus obtenidos con esterco-seópicos menores á 6 X 13 cts.; y al quinto, retratos y grupos obtenidos en la qalería social sin limitación de tamaño. Este último sólo ba tenido un concurrente, ganador de segundo premio. Esta amplitud redunda en daño del interés de los concurso.^; porque los socios aficionados que quieren tomar parte, se inclinan, en su gran mayoría, á preocuparse más de las operaciones de taller y de la perfecta manipulación, que de vencer dificultades CILcomposición y presentar trabajos en que el buen gusto, el arte y el estudio sean causa y efecto primordiales del triunfo. Sin embargo, IX Aríslides Mondelli, favorecidfí con la más alta clasificación y adscrito á la <(copa de bonor,» la que ha quedado de su propiedad por ser la tercera vez que alcanza tal distinción, siempre se ha distinguido en !a composición, y más en el concurso que nos ocupa. Sus trabajos resultan verdaderos cuadros y posee el secreto de saber infiltrar su buen gusto a los modelos. Véanse Ccirídcidy Hostería dsl Merh, ([ue no vale menos, los que por sí solos son dignos del premio; sin desmerecer un ápice/J/cEWf'J'j'/í/mkias. Costumbres romanas. En /a j;rafi/a y Bandohros de ¡a Calabria, que completan su hermosa serie. 1). Alfredo Quesada, con la Escena de Grecia y Las Jupojicsas, ba seguido las huellas del Sr. Mondelli. Sin embargo, á los paisajes, aunque bien escogidos, ESTUDIO, (.lilmjo c!e Jacinto ]-'spinal les falta algo del ambiente que quieren representar. En cambio resulta trabajo superior Lectura interesante, estudio de luz hermosamente hecho y bien general con sus elogios entusiastas y con sus aplausentido. El Jurado ha concedido al Sr.' (¿uesada pri- sos sinceros. mer premio; y en vez de medalla de plata, de oro y Tales esfuerzos demuestran mayor grado de cultuel diplfjma correspondiente. ra, más delicadeza en el sentir, creciente desarrollo El segundo premio lo ba ganado, con sus esplén- en el bien apreciar y continuado perfeccionamiento didos y grandiosos paisajes, I>. Vicente Biaggi" T P W f " " ^ " ^ ^ ' ' •' ni; un tercero, del mis.^iiá^l mo grupo, 1), José Gue,:EsTi;ij[o, dibujo dü Jiiciniu Lapíiial rrero, autor de la interesante fotografía//(?/-« de 1 REl^ÚULICA A R G E N T I N A . — R U E Ñ O S A I R E S siesta, y otro D. José Borberis. T o t a l , c i n c o QUINTO CONCURSO DE LA SOCIKDAD concurrentes al p r i m e r FOTOGRÁFICA ARGENTINA HE ADICIONADOS grupo, todos dignos de premio. THP Con ocasión del anterior concurso, efectuado en En el segundo fué gajunio del año próximo pasado, decíamos en la revis- nador del primero don /
«•¡••I
[w^-^ •
'C -^«^i
.-•x:::.^'l^^nv...''
fí
'^a
^^^^LJ-
.31
^^^^^91^^^^'
^^^^HHtC"-'.
KM V üiu, (]il;iiji) do Jacinto Espinal
Aymard \Visocq, con sus fotografías Efi e¿Puerto, instantáneas muy hermosas é interesantes; segundos, D. Jorge Duclot'con las suyas En la estancia, y I). Juan L. Triliia autor de En e!campo. Siete concurrentes. I^os grupos tercero y cuarto fueron, en conjunEsTunio, dihujo de Jacintcj Hs¡iinal to, favorecidos por diez y nueve aficionados c o n ta ilustrada argentina Letras y C(7//;rÉ'j—después de la presentación de diversidad de trabajos, todos muy habernos ocupado detenidamente de los trabajos recomendables. (pie habían merecido premio^que, á nuestro humil- - En esta clase de certámenes, forzosamente debe de entender, el conjunto había pecado de monotonía imperar con todo rigor la absoluta selección de los en los asuntos. Riqueza había en detalles y procedi- trabajos presentados, y ver, amén de los mejores fomientos, en pulcritud y nitidez, en acierto y oportu- totipos negativos—(lue, al finyá la postre, pueden ser nidad; pero había escase*^, hasta pobreza, de ideas y sólo producto de bondad de la máquina,—el gusto arconceptos, falta de novedad en los asuntos, ausencia tístico, el concepto estético, la original composición de creaciones en que la fantasía estuviese en amoroso en la que costumbres, paisajes, grupos, estuclios y esmaridaje con la realidad, lo cual era más de sentir cenas estén preparados con cierta novedad, con mu].iorque se trataba de una entidad, como la «Sociedad cho verismo, con gran conocimiento local y con algo í'otogiáfica Argentina de Aficionados,» que marcha y aun mucho de poesía, basta conmover y entusiasá la cabeza de los cultivadores de esta nueva rama mar al qu(; lo contemple, y analice y admire el tradel Arte. bajo, conozca ó no los secretos de la moderna fotoEsto decíamos entonces y esto repetimos boy, por- grafía. que las circunstancias son las mismas y por haber De fijo que si la Comisión Directiva organizara presidido idéntico plan en el concurso recientemente un concurso de prueba como los por nosotros indit-elebrado, que tampoco se ha distinguido por gran- cados, tendría grandísimo éxito y mayor concurrendes novedades. .Sin tema forzado para lf)s cinco gru- cia, siendo pronto imitada por las sociedades similajios en c[ue se divide, todo ha quedado á libre elección, res del país y del extranjero. VA tamaño de los a[)aralos separalia un gru[)(j deotro. De no hacerlo así, es quedar estacionaria; y una Así, al primero concurrieron los fototipos negativos sociedad de tantos medios y recursos debe presenobtenidos con aparatos planoscópicos cuyas dimen- tar nuevos problemas á sus asociados, y nuevos alisiones eran 1 6 ^ X 21 ^ cts. y mayores; al segundo, ciente.s para la lucha pacifica del lalento, la paciencia con superiores á '¿ X 9 cts.'y menores de r ó ' / . X y el saber, á cuyos triunfos se asocia el público en
del buen gusto; cualidades muy dignas de tenerse en cuenta, por redundar siempre en beneficio educativo del alma del [)üeblo, y ante tal trascendencia vale la pena de unir belleza, arte y Irabajo con el estudio, !a novedad, los grandes hechos históricos y la fantasía de escritores y poetar. JUSTO
SOI.SONA.
Buc!i[)S Airfp, 1904.
ESTUDIO, dibujo de Jacinto Espinal
Buenos Aires,— Quinto concurso de la Sociedad Fotográííca Argentina de Aficionados
M,
^
'
i4?^
ki::k4
JJÍ^-A..
^^-H
fl 1
•r-*'"'*" •'''•''í
^
U
•
^
máv .9:
'v
'
" *
^^^^É
a.^^^1
gl
'^-'«"STB
íl 1
1
..**
-
^
^
K.
ik£^.:^k...
ESCENA JAPONESA. - E S C E N A I>E I.A GRECIA CLÁSICA. - ESCKNA jAroNicsA. Futografías Je D. Alfredo Quesada i[u¡: han ribicnulo el primer premio,
nicdall:i tic uro, del i:i:nicr gmpo.
.^
i82
NÚMERO
L A ILUSTRACIÓN ARTÍSTICA
I.171
Crónica de la guerra ruso-japonesa El principal intertís de la liicb.i en estos mümentos Kin-Tcheü bombardearon diferentes puntos de ésta Las noticias que llegan de la Mandcburia parecen está en l.i península de i.iao-'l'ung, es decir, en el ocupados por los rusos. indicar que se avecinan alli importantes aconteciterritorio en donde ;íe halla situada Puerto Archur. Al decir de éstos, los combates dt: Kin-Tcheú y mientos, Los japoneses se fortifican sólidamente en Los jajioneses, fieles •¿i] plan ([ue desde un prinei- Han-Shan en nada cambian Ui situación; el projjósitií l''eng-Hoang-('ben^', en donde ban concentrado
GL'EURA RUSO-JAPONESA,-VKRSIÓN RUSA DE LA BATALLA DE CIIONG-JU. - Cruquis de un aitisla tuso, tiecho en el teatro tlu la giiL'rra pió se trazaron y del que no se han separado ni un momento, ejecutándolo cotí precisión inatemática, ban comenzado las operaciones en gran escala para poner sitio en regla y apoderarse de tan importante plaza. Las primeras batallas libradas con este oljjeto han sido en extremo reñidas y sangrientas y ban terniinado con la victoria completa de los japoneses. Estos, en niimero de 45.000 hombres, atacaron el 24 de mayo último las iKJsiciones rusas de Kin-Tchei'i y de Han-Shan, defendidas por 12.000 hombres. Tres días necesitaron los japoneses para desalojar al enemigo de aquellas posiciones, que se hallaban defendidas f>or trincheras y otras fortificaciones, por 30 cañones de grueso calibre y otras piezas menores, por minas y por fuertes alambradas. Pero todas estas defensas no fueron bastantes á contener el avance del ejército del general Okií, que, con valor admirable y con tenacidad asombrosa, supo tomarlas unaá una, sufriendo naturalmente grandes pérdidas, que, según telegramas oficiales, se elevaron á 3.500, entre muertos y heridos. Donde más sangrienta resultó la acción fué en Han-.S!ian: los primeros batallones japoneses lanzados contra los ruaos fueron totalmente aniquilados, y al mediodía, después de un combate que había comenzado á las tres de la madrugada, su infantería se aproximó hasta 200 metros de las trincheras enemigas, dando dos cargas en lasque íificiales y soldados cayeron á 20 y 30 metros de aquéllas. Una nueva carga que dieron los japoneses por la tarde y que fué protegida por un vigoroso cañoneo, permitió al fin á los asaltantes abrir en aquellas posiciones una brecha que decidió el éxito detinitivo de aquella jornada. Con no menos bravura pelearon los rusos, según afirma en su parte oficial el propio general Okú; sus pérdidas, que no se han detallado aún oficialmente, fueron, al parecer, mucho menores que las de sus adversarios, lo cual se explica dadas las condiciones en que unos y otros combatieron.
de las fuerzas moscovitas no era evitar el avance de los japoneses sobre Puerto Arthur, sino simplemente dificultarlo, causando al enemigo las mayores pérdidas posibles; en este caso, habrían conseguido lo que se proponían: pero no se compagina muy bien esto con los medios de resistencia que habían acumulado un las citadas posiciones y con el hecho de haberlas dotado de artilleria gruesa, que al retirarse hubieron de abandonar á los vencedores. De todos modos, el resultado de esos combates abre definitivamente á los japíjneses el camino de Oalny primerfj y de Puerto Arthur después: y seguramente antes de poco las fuerzas del general Okú estarán á la vista de esta ultima plaza. Cierto que antes habrán de atacar una segunda linea de defensa, pero esto en nada podrá afectar al éxito de la operación, porque de antemano dicen los rusos que su plan consiste en abandonarla, en cuanto hayan logrado su objeto de causar á los japoneses el mayor número de bajas. Tomada esta segunda línea, creen los rus¿)3 que aún no podrá considerarse como irremisiblen^ente perdida Puerto Arthur, ya ([ue las defensas de ésta son demasiado formidables para ser tomadas por asalto; pero es de temer que estas esperanzas resulten fallidas, desde el momento en que se ha patentizado que los japoneses no retroceden ante ningún sacrificio de hombres, por grande que sea, para conseguir el objetivo que se proponen. Cuando las fuerzas del Japón hayan pasado esta segunda linea, si es que realmente se les opone este obstáculo, el sitio de Puerto Artbur será completo por tierra y por mar, en donde la escuadra del almirante Togo cierra toda comunicación á los sitiados, hostigándoles además de cuando en cuando. Recientemente, en la mañana del 30, envió cuatro cañoneros, dos contratorpederos y dos torpederos á efectuar un reconocimiento minucioso en las inmediaciones de la plaza; estos buques fueron recibidos por un fuego violento de las baterías de tierra, que causó ligeLa escuadra del almirante Togo cooperó á esta ras averías á un cañonero, matando á un oficial é hiacción con cuatro cañoneros que desde la bahía de riendo á tres marineros.
40.000 hombres, teniendo además cuatro regimientos de línea y 50 cañones en Piamyn. Por otra parte, un ejército, que algunos estiman en 50.000 hombres, ha desembarcado en Ta-Ku-Cban, dirigiéndose, según parece, una parte de él hacia Siu-Ven, en la dirección de Liao-Yang, y otra {jarte hacia Puerto Artbur. Dicese que el general Kuropatkine ha emprendido un movimiento de avance hacia el Sur con fuerzas suficientes para atacar pior retaguardia al ejército sitiado'' de Puerto Arthur; pero esta noticia no se ha confirmado y no es muy verosímil por cuanto sería completamente opuesta al plan que basta ahora se ba atribuido al general en jefe ruso de no lomar la ofensiva basta tener todos los elementos necesarios que aún tardará algunas semanas en reunir. Algunas agencias han dado cuenta de un sangriento combate entre las fuerzas de Kuropatkine y de Kuroki; sin embargo, como á pesar de los días transcurridos no ba sido esta noticia confirmada oficialmente por los japoneses ni por los rusos, debemos suponer que se trata de una de tantas invenciones sensacionales con que algunos periódicos, especialmente ingleses, mantienen el interés de sus lectores. I ^ que sí es cierto es que entre las avanzadas de ambos ejércitos ha habido algunos combates parciales. Todo, pues, induce á creer que asi en la Mandcburia como en la península de Liao-Tung se desarrollarán en breve acontecimientos de importancia suma. Dalny fué*evacuada el 2S del próximo pasado por los rusos y ocupada \K)T los japoneses el 30; aquéllos, antes de abandonar la plaz^, destruyeron un dique y algunos puentes del ferrocarril y echaron á pique varios vapores para obstruir la entrada de los docks.—RComo en la actual guerra han desempeñado un papel importante los torpedos fijos, publicamos á continuación, á modo de complemento de la anterior crónica y como explicación de los grabados de la página siguiente, un estudio sobre aquellos destructores aparatos, que creemos int^resí^rá á nuestros lectores.
L A ILUSTRACIÓN
NÚMERO I . 17I
ARTÍSTICA
üeppsilo modelo de la inslalacjón de torpedos fijos á diversas profundidades
Murinuro-s saijamU) e] algodJuí pólvora para cnrgar los torpedos
Oliciales sumca^endo en el mar torpedos fijos
IA)S «torpedos automático-eléctricos» tienen ía pila en la gri- de un gancho: esta Ixila, en situación de re]Xiso, va aprelatUí ]}i')n (|ue los mantiene sumergidos, lo cual hace que una vea ins- entre aquellas tios piezas. VA gancho está unido por medio de Empléanse estos torpedos en loa silíos poco profittidos, y con- talados, estallen bajo la acción de un chotpie bástanle fji^e dos hilos de seda al estopín. sisten en flotadores sunierfíidos entre dos aguas auna prorundi- para hacer íuncionar el cierra-circuito; de modo que son Bifiíjiciad conveniente de modo tjue se ol>tungan lus necesarios e'ec- pre peligrosos, Los torpedos automático-eléctricos son de pelos desiructores. Esta pmrundidad es de 3 metros en los puertos ueíias dimensiones y se mantienen sumergidas á una profunsin mareaSj y en los que tienen marcas, de 60 centímetros cieidad de tres metros por medio de un scílogripón; generalmenIjajo de 1a máxima bajamar. Los torpedos de esta clase son te se utili^-an para cerrar un canal ó un paso que no se puede mantenidos en el fondo del agua por medio de un sistema de vigilar. Como están destinados á funcionar por el contacto, concallos, amarras ó gripones, y según el procedimiento de pren- tienen una cantidad de iwlvora relativamente escasa, de 25 á 41 l^ilogramos, carga suficiente para causar una avería grave en la carena de los actuales acorazados. Torpedoeleítyo-snecánúo. — Entre los torpedos de esta clase escogeremos como tipo el empleado actualmente por los rusos en el Extremo Oriente, pues es el mismo que utiliaaron en su riUinia guerra contra los turcos. Este torpedo se compone de un flotador A (fig. 3), en cuyo interior está la carga csplosiljle. En la punta superior de este flotador hay dispuestos en fonna saliente cinco tubos D, D, que pueden aplastarse al choque de la carena de los buques que se presenten para i^asar por encima de ellos. Estos percutores D se componen de un pequeño lulio de plomo muy delgado l> (flg. 3I, que cubre un tubo de cristal a lleno de una solución de clorato de potasa y protegido por un cilindro de cobre c <jue se Fig. I. -Torpedo electro-automático. A, flotador; B, carga de algodón-pólvora húmedo; C, carga fulminante de algodóndestornilla en el momento de la instapólvora .seco; P, puerta de carga; ad, conductor; /'', Iwla de lación del aparato. En el interior del metal;_^', fulminantes. - Fig. 2, Disposición teórica del distorpedo y debajo de cada tulx) hay un paro del torpedo electro-automático. - Eig. 3. Torpedo elecpequeño cilindro que contiene varios tro-mecánico. Sección interior. cines y carlxines dispuestos en forma de balería. Varios hilos x, JT y s, a.,,, unidos respectivamente los primeros á Manejo de! ¿orpedo. ~ Píniís de echar £.1 agua el lorped<j, se los carbones y los segundusá los cines, reemplaza la rodaja F por un cilindro S, provisto de aberturas van á parar á la cápsula del fulminato ü y que contiene un bloíjue de sal marina comprimida, en el f, puesta en el interior de la carga ^^'•, que se ha dejado un espacio deslínadb á hacer presión sobre el formando de este modo un circuito vastago del pistón P, de manera que la b.ila de plonn) H se completo. mantenga apretada entre tas dos piezas antes mencionadas; de Colocación de los contactos eléctricos en los Lurptdus fijos modo que el torpedo puede maneiarse sin peligro. Entonces se El funcionamiento de esta mina me- procede á su inmersión por medio de una cabria; y á íin de que derícs fuejro se dividen en tres clases: i.^, t<jrpedos viy;ilant<;s cánica es muy sencillo: si un buque choca con uno cualquiera el torpedo permanezca en una [xjsición casi vertical, se le une rjue se disparan eléctricamentei 2.-'^, torpedos vigilantes electro- de los tubtis D, D, el tubo de cristal se rompe y la mezcla que á i!ti flotador. inecánicos; 3,*', torpedos vigilantes que se disparan mecánica- contiene penetra en el cilindro e, produciendo instantáneamenAl contacto del agua, el B ^íj''^ \ tiiente. te una corriente eléctrica suficiente para provocar el disparo de bloque de sal marina se di1' —¡£:_n_J2— I _ Torpedo vi^Uante <jue se dispara elédruamente (Tipo francés)la carga. S es un pequeño mecanismo <!>.• seguridad que permite suelve y el pistón P, que (líK. I), - Llámanse también ^torpedos automáticos eléctricosO interrumpir la corriente á voluntad durante la maniobra del ya no i[ueda .sujeto, deso «electro-automáticnsií en los «electro-automáticos,» un me- torpedo, Esta clase de minas submarinas pueden también dis- ciende arrastrando consigo canismo es|x;cial permite interrumpir el circuito á voluntad ha- pararse á voluntad, para lo cual los tulws I), D son substitui- la bola de plomo que descjendo «inofensivo» el torpedo; en los íaulomático-eléciricosifr dos ptjr fuertes tuercas y los hilos x y z están en comunicación cansa sobre la copa. Si, á "i pda eléctrica está en el gripiin que sirve para aguantar el con los puestos que vigilan el paso. partir de aquel momento, l<^rpcdo, el cual, en esta disposicit^m, es siempre peligroso. Torpedo automálúo-mecáako (tipo francés) (fig. 4). - liste el pistón sufre un choque, . Los torpedos elcctrü-automáticos no estallan sino cuando lo torpedo consta de dos compartimientos, uno superior A, que re- la hola de plomo, cuyo J'izgan conveniente las personas encargadas de la defensa del cibe la carga, yotro inferiorB,que contiene el mecanismo des- equilibrio es poco estable, paso en donde están colocados, de modo que estando la co- tinado á armar automáticamente el torpedo. Estos dos compar- cae al fondo del compartiTieritc abierta pueden los buques chocar con ellos impunemen- rimientos de plancha de acero galvanizado están reunidos entre miento E, tira del hilo de te; sirven para completar !a defensa de un i>asQ frecuentado por sí ^xír medio de dos cantoneras circulares, entre las cuales se seda y provoca la exploJuques enemigos y su instalación no ofrece peligro alguno si el interpone una rodaja dt plomo para forniar una juntura com- sión. El volumen del blopolo no está en el circuito. Estos torpedos se instalan en una pletamente estanca. El compartimiento A contiene un cilindro que de sal está calculado mea de 100 metros de la linea de defensa de los turiwdos de C destinado á recibir la carga, compuesta de capas sobrepues- de manera que e! tiempo onditj y la disposición teórica de su disparo puede verse en la tas de algodón-p()lvora húmedo; en esle cilindro hay un segun- que'^tarde en disolverse sea "gura 2\ el fulminanteyy está unido por una de sus ramas al do cilindro de latón P que contiene !a carga seca y en el cen- suficiente para dejar al que ';l'-'™'C'''cuitn; la otra rama, soldada á un conductor que des- tro del cual hay dos estopines ff destinados á inflamar esta coloca el torpedo tiempo suficiente para ponerse á eiende á lo largo del cable de amarre, pasa por el gripún y ter- til tima. salvo de cualquier percannuna en uno de los polos de la pila P colocada en tierra; el Fig. 4. - Torpedo automáticoEl mecanismo encerrado en el comparlimienlo B comprende ce. Dado el equdibrio inesotro polo (le \^ pi]^ ^^^^ unido á una plancha de tierra ;. Bajo en primer lugar uii cilindro E remachado en el fondo de lí y en mecánico 't influencia del choque producido por el paso de un buque por el que se ajusta por roce suave un pistón P sujetado por el table de la bola de plomo, ^"^'"i'i ,<lel torpedo, el flotador cierra el cuito y el torpedo es- muelle K y que lleva en su parte su]íerior una peíjueñs copa N se comprende fácilmente cjue este torpedo, una vez colocada, ^ 1^ Si, por el contrario, las personas encargadasde la defensa y en su pane inferior una rodajita E. Eu el contorno de la pie- no pueda ser retirado. ,*' '^^'i establecido la.s comunicaciones eléctricas en la parte za li hay remachados tres radios, a, b, í, que sostienen una Como se ve, el manejo y la colocación de este aparato son el circuito que tienen entre manos, es decir, en la pila, no hay pieza con charnela, circular en la i>arte inferior, y entre la cual muy delicados, pudiendo la memir imprudencia producir grany la pequcfia co[.)a N se coloca una bola de plomo M provista des catástrofes. aumente y e) fuliiiinanti; no se inflama. TORPEDOS FIJOS VIGILANTES
a
Buenos Aires.—Quinto concurso de la Sociedad Fotográfica Argentina de Aficionados
\
WtmáL^. ^i ;/:\.^:^^^r;' ^ ^ ^ ^ ^ ^ H ^ B ^ a ^ ^ a s s ^ B n ^ B ÜBtmtmfir'^-'^^^
CoSTUMlittKS ROMAN'AS. - ÜANUOl.EROS Üli LA C A I . A Í J K I A , - L A C A K I U A D . - D ] E 7 . M 0 3 Y l'RLMICIAS. - C O S T U M B R E S I T A L I A N A S : EN LA GRANJA. - l i O S T E R l A , LUiL ME'feLO:
MOÜICOS CALABRKSES. Fotografías de D. Arístides Mondetli que obtuvieron el primer premio con la mis alta clasificación adscrito á la Copa de honof] del primer grupo.
Buenos Aires. —Quinto concurso de la Sociedad Fotográfica Argentina de Aficionados
^ y 9. E N 1![. ['LTEEÍTO, fytugfa.fia'i tJu D. Ayjiiard Wisocíj (primer premio del segundo grupu). - 2, 5 y S. E N l.A EHTANCIA, tulografúis de 1). lorge ] hiclol (segmuln ¡neiiiid liel aejjundo S^iupü). - 3. HORA DK SIESTA, fotografía de D. José Guerrero (tercer premio del primer grupo). - 4 - l^N RL CAMfO, fitografía de 1). Juan L. Trilün (segiiiido prenÚD del segundo grupo). - ó y 7. FAIBAJKS, fotografías de 1). Vicente Biaggini (segundo premio del primer guipo}. "i-j
/
••
••
.
;8ó
LA
ILUSTRACIÓN ARTÍSTICA
Los rusos h a n podido aprenderlo rccienlemetite por degra- [ ciada experiencia, con la pérdidn fiel Ji^niset y úf:\ Boyariit \ MISCELÁNEA Diic'Titras tralalian d e ivtlucar niinus en ul puuilM du Daliiy. KsU\ úlliina clase d e lurpcdos sirven para pri>lef;er nna retiB e l l a s A r t e s . — M A D K I D . - ^,•^^ propueslas de premicis y rada, retardar un desemljarco ó crear OSIUTIIOS nioincnláneos á recompensas acijrdadas pf)r el l;i escuiidra enemiiía, la cual se verá obliíjada á lli-var ]X)r de- jurado de la Exposición Naluntc liarcos ordinarios d e poco valor tiue, haciendo volar los cioriiil (Je Helias Arles é Industrias Artísticas que a:;torpedos, dejen exix;dtlo el p;iso, - H , Ñ ,
ExcMO. S H . I I . O'CoNNOR M A R T I N S , pintor y diplomático
NÚMERO I. 17I Amelia Godin, escritora alemana. ü c l a v i o Grcard, celebre peciaguy;" Tiancés, niienihro d e la Academia de Ciencias Morales y rulíticas y d e la Academia Francesa.
ExcMO. S R . M . D E C A K V A L J I O V VASCONCELLOS
Retratos pintados por e! distinguido pintor Salvador Sánchez Barljudo. (Esposíciún anual de Roma de 1904.)
NUESTROS GRABADOS R e t r a t o s d e los E x c m o e . Sres. H. O ' O o n n o r M a r t i n e y M. de C a r v a l h o VaBConcelloa, o b r a del d i s t i n g m d o pintor S a l v a d o r Sánchez Barb u d o . — C o n o c i d o s son las méritos del distinguido pintor español Sr. Sánchea Barbudo. Las obras que ha producido son demostración de su valía, y el buen concepto de que goza en el mundo del arte ha sido alcanzado gracias á sus indiscutibles aptitudes y á su pri>bada maestría. Pertenece á ese grupo de artistas que desde hace algunos años contribuye á sostener el buen nombre del arle español. Sus hermosos lienzos Háiiilet y La procesión atestiguan, entre otros, su facilidad pata el cultivo d e diversos géneros; pero confesamos que los dos notables retratos que reproducimos significan ó representan )a gallarda manifestación de las cualidades estimables que atesora nuestro amigo, puesto que en uno y otro vese, adivínase, además de sus admirables condiciones pictóricas, el espíritu del personaje representado, aun con !a particularidad del contraste que amixjs ofrecen. N o del)e, pues, sorprender que llamaran la atención de los inteligentes y que merecieran distinguirse en la importante exposición d e R o m a celebrada recientemente.
Al meroado, escultura de José Mouserrat.— La evolución realizada en la pintura se ha verificado liinvbién, y en mayor grado, si cabe, en el arte escultórico. La severidad de las anticuas estatuas clásicas se ha dulcificado; al quietismo ha sucedido el movimiento y á la frialdad et calor. N o discutiremos si con ello ha ganado ó perdido la plástica; si es lo de ahora ó lo de entonces lo que responde mejor al ideal estético; consignamos sencillamente un hecho, y no podemos menos de reconocer, después d e haberlo consignado, que las obras ejecutadas dentro de las tendencias revolucionarias modernas, causan en nuestro ánimo una impresión agradable y no pocas de ellas nos conmueven hondamente, porque en ellas vemos palpitar la vida y reproducidas escenasde nuestros días que reahnente nos interesan. E l hermoso grupo de Monserrat entra d e lleno en este género: el notable escultor catalán no sólo se ha preocupado de la corrección de la línea y de la armonía de las proporciones, sino que ha cuidado de animar á cada una de las figuras que de] grupo forman parte de una expresión encantadora, de una viveza d e actitudes que causan en quien contempla esa escultura la ilusión (le que los perstmajes se mueven, andan, respiran, en una palabra, viven y sienten. A¡ mercado ha sido u n a d e las composiciones que, con justicia, más han líamado Ja atención en la Exposición S'acional de Bellas Arles é Industrias Artísticas que actualmente se celebra en Madrid; en la propuesta de premios acordada por el jurado, resultan empatados para una prinuíra medalla el- Sr. Monserrat y D . Migue) Ángel 'frilles.
tualmente se celebra en Madrid para las secciones d e Grabado, Escultura, Arquitectura y A r t e Decorativo, son las siguientes: (trabado. - Ses^undas medallas: Hres. Verger y |Lhardy. Terceras medaihis: Sres. Fernández Guijarro, Esparza y Baguer Atienza. I ^ primera medalla ha quedadodesierta. Se proponen ocho menciones honoríficas. Escultura, - Primeras medallas: Sr. Barrón. Sres. Trilles y Monserrat. empalados. -Para cttatm secundas medallas: señores Marín, Castaño, Clarasó. Quintín d e T o r r e , Oslé y García fA.), empalados. - Para seis terceras medallas: Síes. García (K.), Alentorn, Cuervo, Eslany, Carretero, Coullant Valera, Bassas, liaslerra y Ridaura. A d e m á s se proponen 32 expositores para menciones honoríficas y 15 ¡'lara condecoraciones. Aríjíiilectura. - Segundas medallas: %IG%. Palacios, Olamendi y Sanz Barrera, - Terteras vteáaUas: Sres. Cabello y I^apiedra, Gómez Acebo y Roca y Simó. L a primera medalla ha quedado desierta. Se proponen cinco menciones honoríficas y dos condecoraciones. Arte Decorativo. -Primeras nudallas: Sres, Aguado, Ariia, Amaré, Masriera (Viclnr). — ÍV^/WEÍÍIÍ medallas: Sres. Cidón, Muñoz (G.), Várela, Estany, Gadea, Riera, Barrón, Urpi, Brossas, Escaler y Maumejean. - Terceras medallas: Sres. Pérez, Garnelo (Eloísa), Bueno, García Sampedro, Guillen, Masó, Ciinillés, Díax, L a h a r t a ( F . ) , Pascual, Sánchea, Vila, Avila, Sánchen Comendador y Málaga, Se han propuesto 16 menciones, nueve premios de cooperación y 12 condecoraciones. El expositor tjarcetonés D. J u a n Busquéis ha sido declarado fuera de concurso y propuesto jxira una condecoración por los muebles que constituyeron el dormitorio de S. M, el r e y D . Alfonso X I I I durante su estancia en Barcelona. Teatros.—Arí-ctí/í'Wíi. - Se ha estrenado con gran éxito: en el Principal La suerte, bellísimo diálogo dramático primorosamente escrito por D.'^ Emilia Pardo Hazán. E n Novedades y en el E l d o r a d o han d e b u t a d o las notables compañías de declamación castellana que dirigen respectivamente el Sr. Díaz de Mendoza y la Sra. Guerrero, y el Sr. lialaguer. Esta última, d e la que forman parte la notable actriz Sra, Pino y el no menos notable actor Sr. García Ortega, ha estrenado con excelenle éxito El adversario, comedia francesa en cuatro actos d e Alfredo Capus, muy bien traducida por D, Alfonso Danvíla Jaldero. N e c r o l o g í a . — H a n fallecido: José Fu^, pintor auslriaco. Samuel Smiles, escritor escocés, autor de importantes obras traducidas á varios idiomas. Luis Sugana, poeta italiano, autor de varias comedias escritas en dialecto veneciano. WassilijWassiljewitschWereschtschagin, célebre pintor ruso, fallecido en la reciente catástrofe del Petropawlosk. Dr. Piot Chmielowsky, literato y crítico polaco, profesor de la Universidad de Leml>erg. Antonio Dvorak, notable compositor bohemio.
Enrique Leer, general ruso y notable escritor militar, D r . O l t o k a r Lorenz, historiador auslriaco, profesor d e lii Universidad de Viena, autor de importantes obras,
AMBRE ROYAL íJ^oú.:vSX/1.^íaA J E D R E I Z PKOIit.E^[A
NtJMERO
3 6 S , POR J ,
DOBUUSKY.
NEGRAS (4 piezas) C!
íi
u
c
d
d
n
f
e
f
E
^
_
BLANCAS (6 piesas) Las blancas juegan y dan mate en tres jugadas. SOLUCEÓN AI, TROELESÍA N C M . 567, POR F . Dl'UBB1. T a 2 - a . 3 2. D g 2 - c 2 J a q u e , 3. C 3 - C 4 Ó D niate.
i. R d 5 ~ e 4 2. Cualquiera.
V.4KIANTES.
I R d g - C 4 ; 2. D g 2 - e 2 j a q , , etc. 1 g 4 x f 3 ; 2. D í r 2 - g 6 , etc. I..,., Otra jug,''; 2, C f 3 " g 5 j ^ ^ - t d e .
NÚMERO
LA ILUSTRACIÓN ARTÍSTICA
I . 171
LA NOVELA DE UN VIUDO O R I G I N A L D E S A L V A D O R F A R I Ñ A . — I L U S T R A C I O N E S D E B. G I L Í Y ROIG (CONCI,llSIt')N)
mo si se tratara de una fiesta; bien es verdad que las pocas veces que me ha escrito durante su viaje ha Alf^úri liuinpi> «It-apucs hecho otro tanto. Hay que creer íjue una feliz transformación... Habían transcurrido tres meses desde los liltimo.s Estas últimas [lalabras respondían tan mal á su acontecimientos que dejo narrados; la primavera ha- pensamiento, que las cortó á la ntítad y calló. bla sucedido al invierno, la calma á la tempestad, cumo^en mi sueñu, y yo, entre los bostezos de mi vida solitaria y monótona en Milán, renovaba con frecuencia en mímente las imágenes que liabia dejado detrás de mí, con la satisfacción del que sabe que puede contraponer á las melancolías una idea grata. La idea grata la constituía Anselmo; Anselmo, curado de todos sus niales y rodeado de una familia patriarcal, de tíos y primos, en cuyo seno se habia refugiado ¡>ara templar de nuevo su cora^^ún, sumergiéndolo en un manantial de sana alegría, para regocijar su espíritu con el espectáculo de una felicidad formada de paz campestre y de afectos caseros, para vigorÍKar las iibras con el aire puro y saludable de sus colinas, con los vinos puros y saludables de sus colinas y con otras muchas purezas saludables de sus colinas. Yo pensaba también en Luciano, que h:icía un par de meses viajaba por Suiza, dando muy ¡íocas y breves noticias suyas á los amigos, sin hacer nunca alusión alguna á sus propósitos. No sabía si alegrarme ó entristecerme de semejante proceder; pues aunque se había dado á viajar [)or encontrarse á solas con su dolor, aún había momentos en que me complacía en suponer que saldría de esta última prueba más fuerte y mejor apercibido para la lucha de la vida que todavía le quedaba por recorrer. La barca surcalxi las ondas ron jubildso impulso U n día recibí carta de Sempronio el de Campionc;me anunciaba la próxima llegada de ^ ¿ H a visto usted á Próspero?, me preguntó poco Luciano y me fijaba la fecha, aííadiendo que se pro- después. ponía ir á verle á Lugnano. —Hace dos meses que no le veo; pienso visitarle Deduje que yo también debia ¡r á Lugnano para á mi regreso á Milán. ser el primero en abrazar al amigo, y fui. —Y hará usted bien, porque le prestará un gran La primera persona cjue acudió á mi encuentro servicio. apenas pusu el pie en la playa de Lugnano, fué el —¿Cómo? • colosal Sempronio. •—-Si; el infeliz se aburre mortalmente; su ociosi—Le esperaba á usted, me dijo. dad, que en un principio le parecía una beatitud, se —¿Me esperaba usted? ha convertido para él en un tormento; ya sabe usted —Sí, estaba seguro de que vendría usted. que hace mucho tiempo había renunciado á la caza, Y así diciendo, me puso familiarmente la mano en y que hasta se había desprendido de Reverendo, su el hombro y me condujo hacia el Parque. mejor perro; ahora ha renunciado á todo, cultiva .sin A pesar de la apariencia de hilaridad y de buen gusto las flores de su jardín, y casi sin notarlo, se humor que se esforzaba por conservar, sorprendí en siente oprimido por la inutilidad de su vida. La dessu rostro señales de impaciencia y de inquietud, y gracia du Próspero está en ser rico; si cada día tuvieiTias de una le vi ponerse serio y guardar repentino se c|ue ganarse el pan del día siguiente y el medio fiílencio como asaltado de un pensamiento impor- litro de vino de los domingos, no le parecería la vida tuno. tan difícil. Si tuviese al menos mujer é hijos, ya seria —¿Conque vuelve?, dije en uno de estos mo- otra cosa,.. mentos. —¿Y qué puedo hacer por él? —Si, vuelve, repitió como si respondiese á su pen—No pido á usted que le busque una esposa, samiento. ¡Dios me libre!, pero á menudo una jialabra soltada Y pronunció estas palahras con un acento tan des- á tiempo basta para engendrar una idea ó para conconsolado, que no cabía duda sobre el significado vertir una idea en una determinación. Prós])ero tiene '¡ue, lo mismo (¡ue yo, daba á aquel suceso. una idea, pero le da vueltas perezosamente en su —Dentro de media hora estará aquí, dijo volvién- imaginación, y mucho me temo que no haga nada. <JOse directamente á mí. Podemos estar seguros de Ha echado de ver que venimos á este mundo para tillo; esos benditos suizos, vecinos míos, tienen un algo, y {|ue todos, ricos y pobres, para vivir necesitaservicio de diligencias que desmienten la fama que mos, no solamente pan, sino también trabajo, y se Vosotros los italianos de Italia habéis dado alas dili- le ha ocurrido emplear parte de su capital en una gencias. empresa industrial cualquiera en que pueda ocuparse —¿Cómo ha sabido usted su llegada?, pregunté y que le ayude á hacer algún bien al prójimo. Ya despuOs de un rato de silencio que creí deber consa- sabe usted el refrán: á hierro caliente, batir de repente. gíEír á las diligencias suizas. —Me ha escrito... Pocas palabras en verdad, aña—Pues lo batiré; pero hay que advertir que Prós*Jió respondiendo á la curiosidad que se leía en mí pero siempre ha hecho bien y no hay nadie más casemblante. ritativo que él. —¿Alegres? —Hace algún tiempo se ha persuadido de que el —Parece que sí; me anuncia su determinación co- hacer limosna no es cosa tan fácil como parece; á
XXVIII
veces se encuentran en este mundo miserables que no la quieren recibir. Y además, quien da limosna, recoge miseria y envilecimiento, mientras quien distribuye trabajo crea hombres dignos y honrados. —Tiene usted razón, y la causa de Próspero no puede tener mejor abogado que usted en cuanto al ejemjjlo: nada, le convertiremos en fabricante; —Me parece bien, tanto más cuanto cjue la suerte se -^' ha encalcado du librarlo de su ángel malo... —-¿A quién se refiere usted? —^A Ricardo, á aquel hombre bueno tan sólo para hablar mal de amigos y enemigos. —¿Pues qué le ha sucedido? —Lo que casi siempre sucede á sus iguales; que el arma empleada contra el prójimo se volvió un día contra él y le dejó por algún tiempo sin ganas de ser maldiciente. La '. co.sa em[>L'ZÓ con un suizo de humor atrabiliario en un café de Lug nano, y acabó, con el mismo suizo del mismo humor, en la sala de un I maestro de esgrima, donde Ricardo perdió una oreja; parece que su adversario la recogió y se la entregó con todas las reglas de la más ¡ícrfecta cortesía, ó algo por el estilo. IA) cierto es que desde entonces no se le ha vuelto á ver; estoy seguro de que si volviese, lograría persuadirnos de que, con una oreja menos, el hombre se encuentra más suelto..., pero se me antoja que no volverá. Antes de llegar á Lugnano, había pensado yo en la señora Albruzzi y en la probabilidad de un encuentro entre ella y Luciano, y no sabia á quién preguntar por ella, porque se me figuraba que Sempronio, viviendo en Campione, ni siquiera habría oído su nombre. Sin embargo, le dije: •—¿Conoce usted al Sr. Albruzzi? ^ - H e oído alabar la belleza de la mujer más que el talento del marido, me contestó sonriendo. ^ ¿ C o n q u e sabe usted?.. —Las noticias de Lugnano llegan á Campione más pronto de lo {^ue se cree, y todo cuanto penetra en Campione encuentra abierta la puerta de mi casa. Luciano no me ha dicho nada, pero no ignora que lo sé todo. •—¿Y dónde está ahora la señora Albruzzi? —Desde que marchó á Milán hace tres meses, como sabe usted, no ha vuelto ni volverá. El Sr. Albruzzi tuvo que vender la quinta en pública subasta por dar gusto á su mujer..., en el fondo tiene muy buen sentido y sabe cuan necesaria le es su mujer.,. En esto se oyó alegre rumor de cascabeles; tendimos la vista, y divisamos entre una nube de polvo la colosal diligencia de Bellinzona, tirada por cuatro robustos caballos. Sempronio y yo nos apretamos la mano silenciosos. Mientras los viajeros se apresuraban á apearse, me pareció ver como en una visión la imagen de Luciano; no me engañaba, era él, él en persona. Nos vio, se sonrió y se arrojó en nuestros brazos... ;Ay! Estrechábamos contra nuestro pecho la sombra, nada más que la sombra de nuestro pobre amigo.
*^.-í>cf
* Y sin embargo, sonreía y parecía contento. La serenidad de su frente y la limpidez de su mirada contrastaba penosamente con su rostro descarnado y sus mejillas descoloridas; los cabellos, que le caían en largos mechones sobre los hombros y la barba descuidada atestiguaban un abandono y un olvido de sí mismo que reflejaban una luz pavorosa sobre aquella apariencia de felicidad. En los do.s días <}ue pasé á su lado no le oí pronunciar ni una palabra por la que se pudiese inferir
388 que su pensamiento retrocedía al pasado; al contratrario, pareció volver á ver au antigua morada, tan poblada para mí de recuerdos melancólicos, con mirada distraída, cual si por ensalmo se hubiera borrado de su mente y de su corazón toda su vida pasada. La transformación no quedaba reducida á esto solo; se babia beclio menos suspicaz y hablalia más (^ue antes, es decir, que no había sabido salir de su taciturnidad sino para volverse locuaz. Nos bablaba de sus viajes sin entusiasmo, pero con minuciosa profusión de detalles, y de vez en cuando hacia alguna indicación acerca de su porvenir, como quien cree de buena fe que aún le ([ueda gran camino que andar. ¿Lo esperaba así? Y si no lo esperaba, ¿por qué procuraba alimentar aquella ilusión? ¿Se creía ya tan fuera de la vida i[ue pudiese extinguir en la ticción su pro|JÍa iiaturaleza? Vo no sabia res[)ünderme á estas preguntas con entera segundad; lo que sí sé es que a([uella charla me oprimía el corazón como el desvario causado por la libre, y que su felicidad me parecía don de una embriaguez imposible de curar; la embriaguez del dolor. En contra de lo í)ue me babia figurado, durante aquellos dos días no se separó un momento de nosotros, ni buscó la soledad, y se mostró afectuoso y complaciente como nunca. Una sola cosa me ]xireció que nt) andaba acorde con su proceder: el temor que le causaba el silencio y el afán con que se apresuraba á reanudar la conversación ctiando nos veia algo pensativos El alba melancólica anunciaba un triste dia de otoño; Berapronio, Luciano y yo bajamos á la playa de Lugnano, donde Paulino (".aggini me aguardaba para llevarme en su barca d Bissone. Luciano hablaba muy animado con Sempronio, y yo espiaba cautelosamente su rostro, afilado por el dolor, como para imprimir su melancólica imagen en mi mente. Cuando llegamos á la orilla del lago, me estrechó la mano y me deseó buen viaje, aeompañando su despedida con sonrisa llena de dulzura. —¿No te ^•eré en Milán? -^Creo que sí y pronto; tengo que arreglar algunas cosillas allí, y esto me servirá de excelente pretexto para ver á los amigos. No he olvidado cuánto te debo... Estas fueron las únicas palabras con que aludió al pasado, y no añadió ni una sílaba: juzgué oportuno no hacer hincapié en aquella idea, y le pregunté si le podia ser útil en Milán. —Supongo que no, pero me serás útil si me escribes pronto. Otra sonrisa dulce, otra mirada afectuosa, otro apretón de manos fuerte y sostenido y un prolongado beso, •—Hasta la vista. —Hasta la vista. —Buen viaje, me gritó agitando el pañuelu, cuando me hube separado de la orilla. Yo pensé entonces en un viaje largo y penoso, al fin del cual todo.s nos volveremos á ver y encontraremos los afectos perdidos en el camino Paulino Gaggini había mostrado gran alegría al verme y me ofreció su mano callosa para ayudarme á saltar ú la barca. —¿Cómo van tus asuntos?, le ¡íregunté cuando estuvimos solos en medio del agua. —A las mil maravillas, señorito; muy bien. —¿Y tu Anita? —Me ha regalado otro chiquillo hace dos semanas, y ahora está ya perfectamente. —¿Y qué se hace por Bissone? . —¡Ahí, contestó tristemente; desde la desgracia que nos ha sucedido... —¿Qué desgracia? . —-¿No lo ha reparado usted cuantío pasó pbr allí? —No. —Una desgracia muy grave para Bissone; ¿se acuerda usted del olmo, de aquel gran olmo, de aquel hermoso olmo, el mayor y e) más hermoso de los dos? —Sí, ¿y qué? —Que una racha de viento, un verdadero demonio desencadenado, lo derribó. •—;Qué lástima! —Una lástima capaz de hacer llorará la Madonna; ¿y qué se figura usted? Pues el otro olmo tendrá el mismo fin y no tardará mucho; habían crecido junios; ¡si oyera usted cómo gime de noche cuando sopla el viento! Lo que es yo, digo qui; esos dos olmos se querían mucho, y que aun no ha concluido... De pronto Pauli:io cesó de remar, y bajando la voz como si tuviera que decirme un secreto, me preguntó. —¿Le ha visto usted? —¿A quién? —Al Sr. Luciano... Ue buena gana perdería algo con tal de equivocarme; pero sucederá sin remedio lo tiue le digo: la racha de viento cpie ha de derribarlo no está lejos. . .
L A "ILUSTRACIÓN A K T Í S T I C A
XXIX
*
A irüVcs del espacio y el titim^o.
¡No está lejos! Es verdad, pensé, no está lejos, y quiüás vale más que sea así. ¿Qué le ha quedado á ese hombre genero.so de las ilusiones, de los propósitos de su juventud? El delito ha pasado por el pobre campo de sus alegrías y ha depositado en el hueco dejado por los afectos arrancados el germen de una platita que arraiga en los seres vivos. ¡Ah! ; Dése prisa á cortarla la hoz del segador! No cabe dudar tjue el eterno segador conqirende mejor que nosotros su ministerio de piedad. Todavía un lapso de tiempo, ¿cuánto?, largo; el remordimiento no se mide por el tiempo. Sin embargo, transcurre: el cuerpo se lacera poco á poco; el alma (¡ue se agita afanosa dentro de él, aparece poco á [JOCO como una llamita al través de una vasija diáfana; el trabajo del dolor es lento, pero seguro. Llega [)or iiltimo un dia suspirado, á partir del cual nfi se suspirará más; las cosas de la tierra, contempladas mucho tiem]jo con mirada medrosa, se ven con serenidad; se reconocen las olvidadas fisonomías inocentes de la naturaleza: se vuelven á absorber con el pensamiento los antiguos entusiasmos; se bendice la brizna de hierba y el roció; se mira la luz; se aplica el oído á un susurro que no es de la tierra; se ven en el espacio caras sonrientes y se perciben acentos conocidos: se adivina (]ue lo que va á sucederá la vida es otra vida, y se muere... Y se muere, y se olvida, y se sana, y se reanuda eternamente el hilo roto por una aberración fatal Alcé los ojos y vi que Paulino me miraba con atención como si {quisiera adivinar mis pensamientos, y contestó á mi mirada con una sonrisa. ¡Cuánta ingenua felicidad en aquella sonrisa! ¡Y cuánto más dulce y más pura me pareció aquella felicidad comparándola con las imágenes que acababa de desechar de mi mente! La serenidad de un alma virgen en su rusticidad traslucía á aquella cara varonil y morena. Aquel hijo del sol y del agua, que no tenía más patrimonio que la barca y su lago, ignoraba lo que era cometer una falta. Probé á remontar con el pensamiento la corriente de su vida, á bajar de nuevo por ella l\asta el momento actual y á acompañarla previendo el mañana postrero, y siempre y por doí^uiera vi la misma alegre fisonomía, siempre serena, porque la alegraba el mismo júbilo. Hijo, esposo, padre, no se liabía desviado uii punto de su camino, y jamás había ido á buscar calor á otro lugar sino al de la familia. Probé también á completar con el deseo su felicidad, á añadir un ))remio á su virtud; y no atiné á imaginar felicidad verdadera (jue él no la tuviese ya, ni supe otorgarle un premio que valiese más que el que él mismo había colocado á. la puerta de su casa, á la entrada de su corazón. La barca surcaba las ondas con jubiloso inqiulso. Otra vez acudieron fantasmas á mi cerebro. —¿Qué ha sido de Laura, la hermosa dama? Dejemos pasar el tiempo. Concédansele aún diez años de au vida efímera, (¡uince, veinte, y cuando el artificio se haya cansado de una lucha impotente contra los estragos del tiempíí, se puede preguntar qué ha sido de la hermosa dama. Pregüntese qué frutf)s le ha producido su virtud, ídolo feroz c^ue ha visto á los pies de su altar el sacrificio de tantas virtudes; pregúntese qué se ha librado de las ruinas de aquel culto febril y obsceno, qué consuelos le han quedado después de tantas jactancias de satisfacciones y orgullos, ([ué afectos ha alimentado su indiferencia y en qué rosas se posarán los pasos de su ancianidad... ¡Su ancianidad! ¡Palabra horrible!; Ay, sí! Hasta las mujeres hermosas envejecen: algo más tarde (]ue las otras, es cierto; pero esta tardanza no líS otra cosa sino una pesadumbre más. ¿Dónde están las vocecitas infantiles que hacen sonreír á la vejez? ¿Dónde la tranquilidad que la hermosea? Las paredes de la casa no repiten alegres ecos;'pero las paredes laceradas del corazón repifen ecos pavorosos y crueles.., Cada día que ])asa graba una nueva arruga, cada dia que pasa produce un nuevo desconsuelo; se mira ante si, y en el infinito que circunda á las criaturas no se acierta á discernir otra imagen sino la de la propia disolución... ¿Qué hacen esos millones de mundos que circulan por el es[>acÍo? ¿Qué dicen las calladas voces de la noche?.. Los sentidos lian mentido; no hay más que un mundo: el mundo en que se sufre y se muere; más allá, el silencio horrible de la tumba... La barca surcaba las ondas con jubiloso impulso, dejando tras sí un surco espumoso; los remos se levantaban lentamente y caían produciendo rumores
NÚMERO
1.171
que parecían carcajadas contenidas, y Paulino, de pie en la proa, sonreía á su cansancio. De pronto apareció una visión risueña en el horizonte de mi pensamiento, Anselmo. Paréceme verle en la casita tranquila de los parientes que le quieren, primero convaleciente, después enteramente restablecido, lanzándose, más seguro de sí mismo y más animoso, en e! mundo de loa afectos y bebiendo á grandes sorbos en la fuente de la vida. Le veo salir al alba y trepar á las cumbres é interrogar con mirada serena los apartados horizontes, y soñar con los ojos abiertos en un porvenir azul como el cielo que tiene sobre su cabeza, y sentir luego la necesidad de volver á su casa, y al acercarse al conocido umbríj, ex[)erimentar una dulce turbación de la que no sabe darse cuenta, mientras por entre los postigos entornados de una ventana, dos grandes ojos espían su regreso, y un rostro femenil y joven le sonríe -sabiendo que no se le ve. Le veo entrar con paso ligero y un corazón más ligero todavía en una sálica de campo donde seis retratos de mujeres muy desocupadas se cambian desde sus marcos una sonrisa litográfica, al ver la mesa siempre puesta; donde una jaula dorada, colgada en el hueco de una ventana, encierra un canario que se ha despertado de buen humor y reza su oración matutina, y donde una preciosa prima, muy chiquita, acude á preguntar al huésped si ha pasado bien ía noche. Le veo bajarse para darle un beso, y en tanto, con el rabíHü del ojo, mira si por casualidad otra primita, menos ^K'queña, pero no menos preciosa, se oculta detrás de la puerta como ha hecho otra vtz... Le veo más adelante al lado de una joven modesta de ojazos negros, cabellos castaños, tez sedosa, con el rosado tinte de la salud en las mejillas y la risa de la inocencia en los labios... Se cogen de la mano, corren juntos por los prados, se detienen jadeantes, y se miran uno áotro, y ¡lor poco no se abrazan al aire libre, como dos enamorados, cuando no son sino dos esposos que se aman... Transcurre el tiempo y cambia la escena: una casita nueva, encaramada como un nido en una loma, (]ue blanquea entre verdura: un jardinillo que data de ayer y que está ya lleno de buenas intenciones, y un viñedo que baja basta el llano; y una nueva fainÍlia (jue estrena aquella casa, y una nueva cadena de afectos, cuyo último eslabón se pierde en el cielo... Pasa todavía más tiempo; los nuevos plantones han arraigado y echado ramas vigorosas en el jardín; la madreselva ha trepado hasta las ventanas y mira curiosamente por los cristales, y las golondrinas revolotean .sin saber apartarse de aquel modesto tejadillo, ¿í^íué ha sucedido?.. El eterno milagro..., la madreselva ha visto una cuna y las golondrinas han oído un vagido, el primer lloro de una criatura que ha entrado en el mundo... Sigue pasando tiempf>... Diez veces han madurado al sol los racimos; la madreselva ha perdido y recobrado diez veces sus hojas y su perfunie; la esposa, joven y bella todavía, está dando con el grave cariño de la madre su alimento á una criatura de color de rosa. Anselmo la mira con ternura y mira á /os otros (jue juegan en el jardín; el silencio es profundo; sólo de vez en cuando se oyen las alegres risotadas de los pequeñuelos que juegan en el jardín I^a barca surcaba las ondas con jubiloso impulsodejando tras sí un surco espumoso; los remos se le, vantaban lentamente y caían produciendo rumores que parecían carcajadas contenidas, y Paulino, de pie en la proa, sonreía á su cansancio XXX ¡Bien venido:
Un año después recibí una carta de Anselmo concebida en estos términos: «Ha pasado la primavera de la (¡ue tanto te hablaba en mi última carta; ha ]jasado el mes de mayo, y también el suspirado día; hace veintiséis horas que soy padre de un niño que se parece un poco á mi Carlota y mucho á un ángel con el que he soñado sin advertirlo durante toda mi melancólica juventud. >De un año á esta parte me había acostumbrado de tal modo á la felicidad, que casi no notaba que era feliz. Esta criaturita, t¡ue viene á cimentar un nuevo nido, me ha sacado de mí ingratitud para con Dios y para con los amigos. í>Ven pronto. Necesito abrazarte, enseñarte dónde he puesto mi corazón; necesito que seaa venturoso con mi ventura; que me prives un poco de! carino que me tienes para devolvérmelo en caricias v e n besos en los mofletudos carrillos de mi pequeño... Luciano. í TRADUCCIÓN DK M . ARANDA Y SANJU-ÍS.
NÚMERO
1.171
LA
ILUSTRACIÓN
ARTÍSTICA
Fabricación de lámparas eléctricas Hay muchas cosas <¡ue no son tan sencillas coniu der, apedreado ó clectroejecutado, fué, al contrario, con las tenazas. El platino, que es uno de los metaparecen, y una de ellas son las lámparas tltctricas. perfecíamente recibido. Hasta se ofrecieron.los direc- les más pesados y dúctiles, es también uno de los Un pequeño globo de cristal, abierto y lígtíramente tores, con una complacencia hija de la convicción de •más caros, y á los que creen cara una lámpara que qu'' obraban bien, á acom[)afiarle y explicarle todoíi cuesta diez y ocho peniques, les sorprenderá, saber los prrjccdimientos, desde el principio al fin, t¡ue, en (]Ué sólo los diminutos trozos de platino cuestan, sesu mayaría, son muy interesantes, como verá el lec- gún el precio cíjrriente en la plaza, de uno á tres y tor, aunque es dificil explicarlos todos exactamente, medio peniques. Los trozos de platino se le dan con"•' • % £ . '' ni siquiera con la ayuda de las adjuntas fotografías. tados escrupulosamente á cada operaría, y en este «Este—dijo el director de los trabajos cogiendo particular no se permite el menor desperdicio y basun puñado de iino algodún-lana—es el procedimien- ta se vende á buen precio lo que se recoge al barrer to numero uno,» y arrojó la pelota á una tina que el suelo. ki contenía una solución parecida á la Je jabón, pero Pero aún no está terminada la unión del filamento •°K H que resultó ser una mezcla celulosa de lana y cloruro y del platino. En el siguiente taller, uno de los más de cinc, Después de suficientemente cocida esta ma- interesantes de toda la fábrica, cada obrera tiene d ^H ñ teria, se introduce á través de varios tubos ^ I T Í 1 ' í • / • %. 1 de distintos tamaños dentro de unas granC 1^ 1 IMT des ánforas de crista! íjue contienen alctjI -'Bft''' 1 ..^^•u r ^m ^^^w JK hol. lín ese estado pudiera tomárseles jHir íideos y tienen el mismo.aspecto apetitoso. Déjanse los mazos en el lícjuido tres ó cuatro días á fin de que se endurezcan, y luego se les sumerge, durante veinticuatro boras, en agua caliente á fm de hacer desaparecer todo residuo de las substancias químicas. Después se les pone á secar en grandes tambores giratorios, cada uno de los cuales puede contener un filamento de media milla de largo, y en esa fábrica se emplean cincuenta tambores diarios. Con VÍC los procedimientos |)ara lavar y secar se operación de nionlav Los iilamsntijs un íilanibrcs de plaUnij encogen mucho los Tdamcntos, que en ese estado parecen crines de caballo. Según apuntado, un filamento extrañamente retorcido con sea la tKitencia lumínica de las lámparas, extremos de platino y una tapa de metal, he aquí de se emplean filamentos de gruesos difequé se componen. Pero bay una gran dificultad en rentes. (Jlicmciíjn il'.; boincier loi filaniL-iUos á una. corriente intensa su fabricación, y es que, como decían los libros en Hasta ahora no se ha tropezado con dique aprendimos en la escuela, la naturaleza tiene ficultades. El hilo tiene entonces que suborror al vacío, y p:ira que consienta en él, hay (¡ue frir la t)rueb:i del fuego como preparación para la aún SU lado un pequeño rec;ptáculo de hidrocarburo, (ibligarla á la fuerza. más temible de la electrización. Después de cortados provisto de una tapa con bisagras, (^ue puede cerrarI-as dificultades que presenta el manejo del cristal en determinados tamaños, se les eoloca en \os/í?r/mi- se instantáneamente si fuera preciso. Puesta en el fiy el obtener el vacío casi perfecto son patrimonio dons, que son como las tenacillas de rizar que usan lamento una pinza en comunicación con la fuerza también de otras industrias. Donde se presenta ancho las señoras y que sirven jxira darles la forma de tjjal eléctrica, se le sumerge en el líquido y automáticacampo para el estudio es en todo lo que se refiere al caraeteristiea, necesaria á toda buena lámpara, Ter- mente se transmite la corriente. Los extremos del delgado hilo que ha de soportar el calor. Los que minada esa operación, los formidorjs se colocan cui- platino llegan hasta el blanco y el carbono se depohayan leído los viajes de GulUver recordarán al mu- dadosamente en unos crisoles i|ue se ponen en unos sita en las junturas, estableciendo una unión perfecta hornos á distintas temperaturas eléctrica y mecánica. Esta operación es algo peligrodurante veinticuatro horas. Al sa- sa, porc[uc es imposible impedir en absoluto que el carlos, los filamentos están com- liquido se inflame. Se toman, sin embargo, toda clase [>]etamcnte negros y rifados y ya de precauciones, y cuando tal cosa ocurre, y ocurre no vuelven nunca á perder su for- casi á diario, todo lo que la operaría tiene que hacer ma. Entonces parecen ya á los es dejar caer de un golpe la tapa y no perder la seque no son del oficio iguales álos renidad. La experiencia demuestra que esto último que se usan en las lámparas, salvo es lo más dificil, y por eso se e)iírcita sistemáticai|ue son más obscuros, y podría mente á las trabajadoras á fin dti, acostumbrarlas á
i
k-
ff'
tj^n
iK
w ^*
f llWvInl
'm'
jí
/r"
I'iuijlta dj la resLJilünciLt eléctrica de las lánipnns
griento académico de Lugado que durante ocho años se había dedicado á la tarea de estraer de los pepinos rayos de sol; pero aun en el caso de que aquel digno sabio hubiera conseguido su intento, no hubiei'a sido su hazaña más maravillíjsa (jue la que hacen los electricistas de hoy día, extrayendo rayos de sol, o su equivalente, del algodón-lana. Porque la base del radiante alambre exterior, como suelen llamarlo los (]ue no están en el secreto, es sencillamente la fi(ira inofensiva del algodonero, que en vez de convertirse en telas en las fábricas del Lancashire, está destmada por et hado adverso á pasar por cerca de cuarenta y cinco procedimientos distintos en una fábrica de lámparas. Hasta ahora, por alguna misteriosa razón, la fabrit^ación de lámparas eléctricas se ha llevado d cabo Con et más impenetrable secreto; pero en los Brook Oreen Works de la Compañía General Eléctrica Limitada de Hammersmith, en donde se construyen anualmente de tres á cuatro millones de las muy conocidas lámparas Robertson, el curioso autor de estas líneas, en vez de ser, como casi creía le iba d suce-
creerse que estaba terminada su labricacion; pero hay todavía mucho que hacer antes de í]ue el filamento esté listo para ser enc e r r a d o en la bombilla. La operación siguiente es la d e montar los Taller de fabricaciún de las bonibilUs de ciisUl dos extremos en alambres dey>latino, operación tan delicada, que únicamente las de- obrar con sangre fria en tales casos. Durante nuestra licadas manos de la mujer pueden realizarla con visita, se dio d propósito una falsa alarma de fuego, buen éxito. Una máquina corta el alambre de platino y en el intervalo, increíblemente corto, de un minuto en jscdazos de la longitud necesaria, dejando en la y treinta y cinco segundos, las seiscientas personas extremidad de cada pedazo un diminuto tubo, den- que había on aquel grande edificio de cuatro piso.s tro del cual hay que introducir con habilidad el fila- había salido y los bomberos tenían las mangueras y mento semejante á un cabello, apretándolo luego el agua á punto de funcionar.
¿90
LA
iLUStRAcrÓN
ARTÍSTICA
NÚMERO I . I ^ Í
Completamente terminada la unión, falta hacer que luego, durante veinte minutos, d la acción de una siendo perfecto, pasan las lámparas al taller del cieel filamento tenga en toda su extensión una misma bomba de mercurio para agotar el aire todo lo más rre. Para las lámparas de pí)CO voltaje la tapa es geresistencia eléctrica y reducir esa resistencia ai grado posible. Algunas toneladas de mercurio están cons- neralmente de metal, pero |>ara las de mucho voltaje es de vitrita. Puede ya considerarse que la lámpara está terminada; pero antes de que salga de la fábrica se la somete todavía á más experiencias, examinándola los más inteligentes y adelantados de los obreros. Entonces se las pone una marca con el nombre de la fábrica, su fuerza de voltaje y lumínica, y después de empaquetadas cuidadosamente, rjuedan listas jiara ir á disipar las tinieblas. Dos noticias más serán de seguro útiles al ejéicito, cada día mayor, de consumidores de luz eléctrica. Ambas se refieren á la cuestión de baratura. I-as lámparas de otras naciones son, por regla general, más baratas que las de fabricación inglesa. La diferencia se explica, no tanto por la inferioridad de los materiales empleados, como por el modo escrupuloso con que los fabricantes ingleses rechazan toda lámpara que no ha soportado victoriosamente la serie de pruebas de que hemos hablado. Una lámpara de otra procedencia, f]ue generalmente no lleva marca de fábrica, podrá ser tan bue na, pero las probabilidades son deque no lo sea. Bien
Operación de liacer el vixcio un !ns ljoiiihil!;is
que se necesita. Pasa, pues, á otro taller, donde se le ¡ tantemente en acción en este taller. Cuando se ha coloca bajü el recipiente de cristal de una bomba de hecho ya el vacio hasta donde es. posible, se someten aire. Extraído el aire, se introduce vapor de hidro- las lámparas a una corriente un cincuenta por ciento carburo, y transmitida la corriente, e) filamento se casi más fuerte que la que han de soportar luego, pone incandescente y absorbe el carbono que le ro- siendo el objeto de este exceso de corriente desalodea. Las partes más delgadas se calientan más pron- jar de los filamentos los gases que aún contuvieran. to que las otras y el carbono se deposita más rápida- No todas las lámparas resisten este enérgico tratamente; asi es que pronto quedíi todo de un mismo miento. Desde el comienzo de su fabricación hasta grueso. Hasta que el galvanómetro no marca que la la terminación, un treinta y tres por ciento se inutiliresistencia ha llegado al grado que se desea, no se zan por uno ú otro motivo. Muchos de los defectos saca el filamento, y entonces se ve que durante ese son insignificantes, y en las fábricas del continente europeo no se fijan en ellos; pero cuantío una casa procedimiento se ha vuelto pardo. Va entonces se considera el filamento en estado tiene su reputación bien sentada, ha de procurar no de ser encerrado en la bf)mbilla, ([ue ha de ser su menoscabarla en lo más mínimo. Alas lámparas que mansión. No es tan fácil como á prinrera vista parece salen ilesas de esta prueba, se les pone un sello en el colocarlo en ella. L()5 que trabajan en los talleres la punta y pasan á sufrir otras pruebas, La primera de soplar el vidrio son hombres en su mayoría. Cada es comprobar (¡ue se ha hecho el vacio. Si la bombiobrero tiene ante s( un receptáculo giratorio de arci- lla se enciende al ponerla en contacto con un carrete lla refractaria, algo parecido á los que se ponen en de inducción, el vacío es incompleto y se ha perdido Operación para hacer opacas las lámparas las mesas para colocar los huevos pasados por agua. el trabajo empleado. Se hace otra prueba para hacer constar la resistencia, y entonces se llevan las lámpaCada receptáculo contiene unas diez y seis bombillas. Cogiendo una bombilla de la caja en que las ras al fotómetro ó taller de medir la luz, donde por merece, pues, pagarlas un poco más para tener esa traen do la fábrica de cristales, el operario la derrite medio de prismas y otros aparatos se miden la inten- seguridad. por la punta por medio de una llama de gas y le sidad lumínica y el consumo de cada una con toda l^a otra es que la duración de una lámpara buena pega un tubo de cristal, (pie sirve entonces de mango exactitud. Se las clasifica luego, y después de sufrir se calcula en unas mil horas. Muchos consumidores, y luego para extraer el aire. Se por una mal entendida econoabre después la [>ombilla por la mía, continúan usando lámparas l>arte opuesta, lo suficiente para mucho después de haberse enque pueda entrar el filamento, negrecido y vuelto opacas. Es después de lo cual se cierran lo.s una tontería, porque una lámpabordes de la abertura por medio ra nueva da una luz etjuivalente del soplete, dejando fuera únicaá la de dos viejas y cuesta su comente los extremos del alambre rriente consumida la mitad. de platino. Se une bien el cristal HARRY GOLD[NÍ;. á su alrededor para impedir que pueda penetrar la más pequeña cantidad de aire, y se hacen LA RIÍSERVA l ' N ORO también dos pequeños apéndices ó proyecciones para sujetar JiEL H A N C O BK 1ÍU.SIA la Capa. Así ([ue queda cerrada cada bombilla, se la coloca en No es cosa fácil visitar los el receptáculo para templada subterráneos del Banco de Ruam la llama hasta que esté lista sia en donde se guardan las rela siguiente, se hace girar el reservas de plata y oro del Tesoceptáculo y se la deja enfriar. ro; necesítase para ello un permiso especial, que muy raras IJega ahora la gran dificultad veces se concede, y el que lo de hacer el vacío, á (¡ue aludiobtiene ha de vencer no pocos mos al principio de este artícuobstáculos materiales antes de lo. Para conseguir una buena llegar al recinto en donde aquéluz, es necesario en absoluto exllas se custodian. Después de traer todo el aire de la bombilla. largos y complicados rodeos, el ILn el siguiente taller, los tubos visitante se encuentra delante de que se habían unido á la parte dos puertas de hierro guardadas saliente de las bombillas se inpor un grupo de oficiales de troducen en los orificios de crisuniforme; estas puertas tienen tal de la camiíana neumática y tres cerraduras cuyas llaves cusprincipia á funcionar una bt)mLa prueba fina] todian oíros tantos oficiales y ba mecánica. Después de hecho todo lo posible, queda todavía nuevas pruebas para comprobar que no ha habido están selladas con tres sellos que obran en poder de siempre algiín aire, así es que la bombilla se somete error en los datos adquiridos y que el vacío continua tres distintas personas. Junto á la puerta hay un cen-
NíMEIíO l.lft
LA ILUSTRACIÓN ARTÍSTICA
391
tincla armado que tiene al de 28.000.000 de libras alcance de su mano un esterlinas. botón eléctrico, oprimienAquellos 584.000.000 do el cual se puede en un de rublos distan mucho de instante poner en moviser la reserva total de oro niitnto á la guardia mide Rusia; son, por decirlo litar. asi, la cifra que puede cfinsignarse en el balance Abit;rlas esas puertas, como reserva propiamen te Se penetra en un corredor dicha. Pero hay además que tiene á cada lado una otras varias clases de repuerta: la de la derecha serva.s de oro: la que tiecomunica con una estanne el Banco en su central cia cuyo piso está cubiery en sus centenares de .suto dcsacíts que contienen cursales á la diaria dispola reserva de plata; la de sición del comercio y de la. izquierda es la del de!a banca; la de tránsito partamento de la reserva entre la central y sus sude oro. Este departamencursales; la del oro que to tiene unos 45 metros está en la Casa de Monede longitud por 13*50 de da para su acuñación; y la anchura, es muy alto de del oro que pertenece al techo y recibe luz por cuaKancoindependientemcntro grandes ventanas con tu del E-stado. rejas de hierro y generalmente cerradas con recios El oro de estas varias postigos de hierro. En la categorías se descompone parte de afuera hay consílel modo siguiente: Oro tantemente un centinela para el servicio ordinario armado. IAS paredes están dcf Bafici} y de sus sucurcubiertas liasta la altura sales, 152,000.000 de rude unos tres metros escab l o s ; Oro de tránsito, ^ 3 con armarios de puer4.000.000; Oro en (a Casa tas de grueso alambre, de Moneda, 28.000.000; que dejan ver el interior Oro pcrienccievíe ai Bany que están sólidamente co, 125.000.000. Total, ,\V..:A.--\ \ :•• URO i.iEi, IÍANCO DE SAX PETKRSHUROO cerradas y selladas. Cin309.000.000. Unida esta Mil millones de rublos (iio.ooo.oo3 (íü libras esterlinas) en 010 .acuñado y en barras ¡de fotografía) cuenta y seis de estos arsuma á la antes citada de icarlos están llenos com584,000.000, da un total pletamente de barras de oro. Una buena t>arte del : va de oro era: Oro ruso acuñado, 238.000.000 de ru- de 893,000.000 de rublos. Y si á esta cantidad añagúelo está cubierto de hileras de talegos, de diez de ¡ b!os; Om exlraiijero aatñado, 142.000.000; Om en dimos el oro (jiiu el Estado ruso tiene en depósito en éstos de alto, por dos de ancho y de quince á treinta harrcis, 204.000,000. Total, 5^11.000.000 de rublos, Londres, l'arís, líerlin, e t c , resulta (]iie la reserva total de oro de Rusia es de 1,000.000.000 de rublos, de largo. , . equivalentes á 63.766.000 libras esterlinas. La reserva de oro del Banco de Inglaterra es súlo cijuivalentes á unos i r 0.000.000 de libras esterlinas. '•íegiín el balance de 29 de marzo último, la reser-
Laa caaaa e x t r a n j e r a s quo deseen a n u n c i a r s e e n LA. I L U S T R A C I Ó N A R T Í S T I C A diríjanse p a r a informes á los Sres, A. L o r e t t e , R u é O a u m a r t i n n ü m . 61 París.—Laa o a s a s e s p a ñ o l a s p u e d e n dirigirse á D, Claudio Rialp, oalle d e Provenza, 2 5 6 , Barcelona ^AUEIIIACLOROSia,DEBILIDAD ^ • H U C I f f l I H Curad» pi>i' al Verdadero ^ DKleo «>rollMle por l» ACBcUmla di ii*iUciaa
HIERRO QUEVENNE^
La9 Personas que conocen las DEt_
DOCTOR
HDenticiórx Jarabe sin narcótico. Facilita la s a l i d a de los d i e n t e s , previene ó hace desaparecer los s u f r i m i e n t o s y todos los A c c i d e n t e s de la p r i m e r a d e n t i c i ó n . E X Í J A S E el S E Z - i O (i"l ESTADO FRANCÉS FUMOUZE-ALBESPEYRES,7ti, i-'uaht S i - D e m e , P a n a ,
DEHAUT
^0 titubean en purgarse, cuando lo necesitan. ^0 temen el asco niel cansancio,porque, contra io que sucede con los demás purgantes, este no obra bien sino cuando se toma con buenos alimentos J bebidas íortiñcantes, cual el vino, el café, el té. Garfa cual escoge, para purgarse, la hora y la comida que mas le convienen, según sus ocupaciones. Como el cansancio que la purga ocasiona queda completamente anulado por el efecto de la buena alimentación empleada, uno se decide fácilmente á volver á empezar cuantas veces sea necesario.
AGUA LÉCHELLE
Se receta contra loV FÍUjOSr ^^\
V EM T O D A S L A B F A R M A C I A S
R
OKI.
CLOBO.
OB BOYVEAU-L&FFECTEÜR
lcélebre depurativo vefjetal proscrito
por todog los médicos en ios casos do : Enfermedades de la Piel, Vicios de la Sansrre, Herpes, Acné, etc. El miamo al Yoduro de Potasio. Para evitar lag falsificaeiones ineíicacea, eaigir el legitimo. — Todas Farmacias.
ENFERMEDADES
'GARGANTA1
PASTILLAS T POLVOS
VOZ y BOCA
PATERSON
PASTILLAS DE DETHAN
m BisyuTuo j HASNESIA BaaDTBMidiáoi cootra l u Al»oolon«a d«l B s U m a g o . F a l t a d » Ap«tlto, DlBeatlonen luborlosas, AoBdlan, Vómitos. Braotoa. 7 CAUoos; raguLarlnii l a s FnnoLon*s dal EntATnfcgo y da i o i intaatlnoa, Exifír »n »lntuh a tmt ú» J. FÁViñO. ^Aáb. D Z r r H A N , F a n a « M a U o o a a PAIlza
Raci>merHtud3.i cnntri IngMales ríe l a O a r g á n t a , Extlncloñé» de la Voz, InElamaclones de l a BocA, Electos perniciosos d o l M a r c a r j o , I r l taclon quo prorluco el Tabaco, v spenáliiiente SMos^Rr-n PREDICADORES, ABOGADOS, PROFESORES y CANTORES ijara liicititar la smicioii d e l a voz.—FI^ECÍ» : 12'IUtLKt. Jíxisir en el rotulo a /Irma ^Adh. D E T H A H . F a r m a o e a t l c o oñ P J t l l S ,
PAPEL WLNSI
Soberano remedio para rápida curación de las AflBCCiOnsC tíBtl
Ciorosis,la Anemia,e] Apoca-^ pecho. Catarros, fKaltíegar^ \ santa. Bronquitis, Besfriaüos, ñomatíizos, de ios ñeamatismos, ^ --—— miento^ las ínfermeüatíes del Dolores, Lumbagos, etc., 30 años del mejor éxito alesliguan la eficacia de recomendado por los primeros médicos de Parisfj^ . "E^OSTATICA pectio y de los üttesUnos, los- este poderoso derivativoKxigir Im. :Firmm MVLINSI. 4"k R ^^ sangre, ios Catarros, la Disenteria,'ote. Da nueva vidal DKPÚSITO BH TODAS L&S BOTici.a T DRoauBiuAs. — P A R Í S , 31> R U « d a Seln*J*A^V^^® y entona todos los drganos. > * » TODAS BoTTCAí T D n o o u n i M .
LA
392
ILUSTRACIÓN
M UMKlíO
ARTÍSTICA •
J, 17 [
oirse desde todos los ámbitos de la exposición. el fondo de flores blancas, iguales á las del circulo A la izquierda hay otro edificio igual, donde está interior. El borde de la franja será una circunferenun inmenso reloj de arena que da la vuelta automá- cia de flores de poco tallo, y más afuera habrá maciD E .SAN L U I S ( K S T A D O S UNJDOS) zos de plantas de follaje de color rojo, alternando con ticamente cada hora. Por la noche, estos tres edificios y la esfera serán otros amarillos que indicarán los segundos, 1800 de Diez veces mayor que el reloj mayor del mundo, será el de flores de los jardines de la Exposición de iluminados por bombillas eléctricas colocadas bajo un color y otros tantos del otro, formando un total de 3.Ó00, San Luis, .situado frente Kodeando por compleá la entrada Norte del to la circunferencia de la palacio de la Agricultura, esfera, por la parte extedel q u e está separado rior, habrá un espacio de ]X}r una carretera. seis pies de ancho de Aunque es lo que se césped y alrededor íle conoce con el nombre de éste un ancho sendero reloj de flores, marcará de tierra colorada. las horas con exactitud, El horario y minutero porque debajo de las enson de acero, ahuecados redaderas y otras plantas, en el centro, para llenar h á b i l e s operarios han los de tierra vegetal á fin construido una máquina de plantar en ella las ensemejante á las de los reredaderas que han de culojes d e bolsillo, pero brir el metal y ocultarle á guardando con ellos la la vista. El minutero pesa misma iiroporción qne 2.500 libras y las enredaexiste entre el dinoterio deríis [|ue han de cubrir()ue habitó en los terrelo serían bastantes para nos miocenos de Europa ocultar la fachada de una y Asia y el ratón de nues<.;asa grande. tros días. El efecto, durante el Kl disco consiste en día, será el que produciuna circunferencia de floría una masa verde mores de ciento doce pies viéndose lentamente sode diámetro, las agujas bre un fondo blanco y son largos punteros verseñalando los brillantes des, de los que el mayor colores, que marcan las recorre cinco pies cada horas y minutos; ])or la minuto. E n el sitio en noche, ima masa lumino(]Uü se juntan, en el censa f-e irá moviendo entre tro, las dos agujas, puede R E L O J M O N S T R U O D E i.,\ E X P O S I C I Ó N D E S A N L C I S ( E S T A U O H U N I D O S ) las cifraos iluminadas de tenderse un hombre alto • :' — . -• • L a e s f e r a , f o r m a d a c o n flores, l i e n e 3 4 m e t r o s las horas. y aún sobran cuatro pies. metros. Entre la esfera y el palacio de Agricultura hay tres las plantas que fnrman las horas y cubren las dos El diámetro de la esfera será. . . . 34 aj'so » pequeños y elegantes edihcíos; en el central está el agujas de la esfera, en lo que se emplearán tres mil Longitud del minutero mecanismo que. unido á la iná(|u¡na subterránea, luces. Diámetro de los punteros en el centro. 3*30 í» pone en movimiento los jiunteros y también el que La superficie interior de la faja de las horas será El minutero anda cada minuto. . . i'65 & hace sonar la gran campana. de blancas flores de poco crecimiento, limitadas por Peso del minutero 1.125 kilogs. A la derecha de esa construcción, hay otra seme- un estrecho margen de plantas de follaje. JJentro de Id. de la campana. . . . . . . 3.150 ?• jante, pero más pequeña, donde se halla la campa- la franja, .las cifras de las horas .serán furmadas por Diámetro de la boca de I9. campana. . 170 metros. na, que pesa siete mil libras y cuyo sonido puede plantas altas de follaje obscuro, qiie resaltarán sobre Altura de la campana. . . , . . i'ó5 s> R E L O J M O N S T R U O D E I.A EXPOSICIÓN
ReumÉiticos y Gotosos! Tratad da cnraros coa [g I t j l ü n i f
PI.ANCHE (Ooa 8ia>-o» Dc
— LAIT AKTtPHél.I5UI —
O
^
txi-ro)
N o c o n t i e n e ai C o l c h t c o , ni sustancia venenosa. CTTTIJ». l a O - O T A el fitumitltnta, el JMrltiimo, liDíabetas.lLi Enfermedades del Hígado > de las Ríñones. T'"- P I , A 3 f f C n i 3 taTilía.TKella.iFrancla). iDlidultiririiiliilInurlI^u.
\ \
y-
'LA LECHE ANTEFÉLICA^
COLORES PÁLIDOS AGOTAMIENTO
^
pura ó meiclada con a g u a , dlaipa PECAS, L E N T E J A S , T I Z ASOLEADA •A^ SARPULLIDOS, TEZ BAKHCSA í^ AHHliGAS FHECOGLS .- _ , > EFLORESCENCIAS j "^ - * ^ - * 'nojj^^co^^ nojccES. .^o^ ^ej-v a e l c u l i s W^^Z
'Oí'
GRAJEAS Y ELIXIR
RABUTEAU El mejor y mus económico
cierta do. la Cloro?i9, Anemia prol'nmii], Menstriiacinnes (iolorosas. Calenturas de las Colonias, Malaria,eou el Vino Aroud (Carne-Quiíia-litcrrojel mas reconstituyente prescrito pop los médicos. Millares de atej;Uciones cada año. Todas Farmacias,
,.
Ferruginoso- ^^^ C L I N
V
C O M A R ,
R A R I S .
Clgaritlos,
Hojas
para
fumar
S O B E R A N O co'iira
I.OS DOLORES.REÍARDOS, ¡UppREJJIOlÍES DE W MEiJstRUOí
CATARRO, OPRESIÓN Re apir
NMIGATIOh
30
MARCA DK FAIHIICA
HEGLSTHADA.
1 ^ ^ a • • ^ n • • • ^ ^ M M B I
^
M
B
•
^ • • ^ • 1 ^ C ^ B I B ^ F B ^ B B
H
J
M
ai
AÑOS D E BUEN ÉXITO MEDALLAS O R O y PLAT/L-
PARÍS, 102. Rna ItiGhsliiu.- TiHlai
§ ^ C ^ P
B
H
B
I
B
I
V
I
I
P" a. sÉGTJiiT [
1S5. fija
PARÍS
Sl-Hotoré. 165
fimuhu
H I H I ^ Í k l B & M i • • B B B B ^ ^ P ^ M B B B B B B B B ^ C M
FstmaeH:
PILDORAS BLANCARD
EXIBARD Polvos,
>t»
con Y o d u r o d e H i e r r o jaulterable Aprotidi* por la Ácidtmlt at Haaicint de Parít, eforiD[raliANEMIA,ltPQBREZAi«li$ANGRE.etRt1}IHTISM0 Exij lie el producco-vsrd Bdrro g lai sehus 1^* BLANCARD, 40, Rué Bonapar», París.
REMEDIO DE ABISINIA En
— En udaí
B
B
c o n ToduTO d e H i e r r o inalterable iOi'ObaifíifiOi-¡a Ácsaem.a da Mtaicii's tíi Paria, e.'c liínifí UftNEMia.iiPOBREZAcil» SANCHE, (I HAQUITISMO Exiia¡tte¡producto verdadero^ iaiaeñaaat BLANCARD, 40, R a o Bonaparto. Paria.
PÍLDORAS BLANCARD COQ Y o d u r o d« H i e r r o 1iMll«rabla Áprabadía por la Actuem-a aa Maticng d» P»'lt, íffl. ri>!ilrí'.iANEMIA,liPD6REZAi(liSftNGRE,<;aflOlij^TJSMO F,iu.iserlpro<¡ucto verdadero y IUÍ sehaedf B L A N C A R D , iO, R u B B o n a p a r t e , P a r l a
• & • B ^ ^ 4 ^ B i B ^ iettnje b u U l u R A I C E S el V E L L P del itulro de lai d a m u Oiarlii. Bifole. etc.), >« B H B B ^ K ^ E ^ E ^ V oingua pdígro p ú a el CUIÚ. 6 0 . & n a s d e S x l t o . y m i l l a n ' g d« UGUmoaiatganiDtiun la esrat^ B B B B ^ ^ ^ ^ ^ F B m J e e»U preparación. iS« venile ea M j « t . p a n la barba, j en 1/2 C*jM para t i lilfiote lilfCTo). I ^ f • # « P ^ P l p H l B l « b r u ^ e n i p l é e i e d / ' i ¿ i r O J £ £ . ' . X > 1 7 a B K R , l , r u e J ^ J . - K o u > B e a u . P a r i > '
Q u e d a n reservados los d e r e c h o s d e p r o p i e d a d arlislica y literari» IMP.
DB MONTANSB
Y
SIMÓH