La Ilustración Española y Americana Año XXIII. Núm. 33. Madrid, 15 de septiembre de 1889

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AÑO

XXIX.

M A D R I D , 15 D E O C T U B R E

DE

1S85.

.'.

NUM. XXXVIII.

' ...

SUMARIO. B E L L A S

A R T E

S.

T E X T O . — Clónica general, pnr D. Jus¿ Kern.-inJei lírenion. — Nuestros sraliado^, por D. Eui^eb¡o Mnninez de Velasco. — Los Dmmns de la vida, novela, por D. RnTnoii de Nav.irrtie. — Pteliminares para un iraindo de Parcmioioeía comparada (coniinuacion ), por D. José María Sbarbi.—Leyenda del Árbol lU hierro, de \'¡ena, por D. Jn^muin Ramcmei y Mendo. —Madrid pintoresco: La Leyenda de la calle de Sevilla, por Ü. linriiiue SepiiIvtda. — Papel do carias, poesía por D. J. de Arévalo. — A u r a a m i E a de mi hija, poesía, por IV Antonio T. Grilo, - Cosiumbres del s i d o XVII: Arríaro:'ay,ts.hiiliia¡ii (continuac i ó n ) . por D. J u l i " Munreal. — La Quincena parisiense, por D. Pedro de Pral. — Advertencia.—Suelioí. — Liliras presentados á esta Redacción por auiote.s ó editores, por V, — Anuncios. GuADAnos — f i e l U s A l t e s : £//'iniMrfoí-, cuadro orifiinal -ie Meissonier. — N u e vas construcciones nnvaks. Sloekoimo [ S u c c i a ) : El torpedero submarino Ai7rdcnfdút cxperimenlndo recienlemente con buen éxito. —Marina espaíioia de Euerra • El crucero de tercera clase Colon. en construcción en el ar.wnal de la Carraca (De f.>loi:rafia, por el Sr. Lopeü Cembrano.) — L a Vendimia, composición y dibujo d e R i u d a v e l s . — £ / Instinto de ia maternidad, dibujo orifiínal d e F . R e i s s . — M o n u m e n t o s arquiteciónicos de E.^paila : Interior de ia Lonja , de Zarago/a (Dibujo de Amonio Heberi. 1— Sucesosde la R u m e b a : hntrada del principe Alejandro de BulRariaen !'Ílipópolis, el Ji de Setiembre ultimo.— I s a b e h ( Puerto-Rico ) : Aspecto de la pla/a de la Concordia en el acto de la repartición de socorros á los pobres. ( De fotogr.ifía directa, remitida por don Ramón Elices Montes.) — F,l Árbol de hierro, iie Viena.—/ EstAn dond(están ! dibujo original de Dionisio Lnsuen, — Stockolino ( S u e c i a ) ; L a célebre diva Cristina Nilssnn. cantando ante la muhilud reunida en la plaza del Gran-Hol e l . y pánico ocasionado A consecuencia del bundimieniode una andamiada entre ¡amucliedunibreiiiicoiañla Nilsson. (Dt¡\ Illiisirerad r/i/íií«K,de Slockolmo. ¡

CRÓNICA GENERAL. '; iTADOS por cl Si". Juez de Instrucción del distrito ' de la Audiencia, comp;irecicron ante el mismo nuestros queridos compañeros D. Bernardo //^•'^^K^i^ I^'co y D. Eusebio IMartinez de Velasco, acom\ ^ ^ S Í ' ' ' panados para su defensa del letrado D. Luís Díaz de • t g ^ T ^ ' Cobeña. Sostenia la acusación el fiscal de imprenf^ ta Sr. Mulero, pidiendo la anulación de la sentencia Y absolutoria del juzgado municipal, que no halló faluí en ' la publicación de nuestro grabado relativo á los sucesos de la noche del 4 de Setiembre ni en la explicación del mismo, y la imposición de una multa de 75 pesetas. A juzgar por la pequenez de la pena que se trataba de aplicar, el acto no tenia importancia: al ver la sala llena, y entre los concurrentes una gran mayoría de letrados y funcionarios de la carrera judicial, secomprendiaque iba á discutirse un rasoinlercsante de derecho. Después de oir las razones alegadas por cl Fiscal y la contundente réplica del Sr. Diaz Cobeña, adquirimos el convencimiento de que el fallo no podia menos de sernos favorable. Sostenia el Sr. Fiscal que el ministerio publico es la representación del Gobierno cerca de los tribunales, para demostrar que la unidad era un atributo esencial del cuerpo á que pertenece : declaraba rota esa unidad por haber faltado cl fiscal municipal en el acto del juicio á las instrucciones que le habiadado su jefe, sin (]ue se pudiera alegar para su disculpa que hubiese procedido asi por convencimiento ante las pruebas presentadas por los acusados, cuya eficacia negtj: aseguró que, por lo tanto, existia un hecbo penable sin penar; quiso probar que éste habia sido ejecutado maliciosamente, por ser este adverbio, en el artículo del Código que se trataba de aplicar, sinónimo de voluntaria y deliberadamente; trató de falso el hecho, objeto del grabado, por no constar en la nota dirigida por el Gobierno español al alemán, y de peligroso, porque, representando e! dibujo aquel acto punible, verificándose ante el Ministerio de la Gobernación, donde siempre hay una

« E L C U A D R O

F U M A D O R . »

O R I G I N A L

DE

M E I S S O N I K li .


LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMERICANA.

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guardia, claro es que resultaba un cargo para el Gobierno por no haberlo impedido; y disculpó el no haber sido denunciados los periódicos ministeriales, de donde hablamos tomado la noticia, por la benevolencia que se debe guarchü- con los diarios que redactan sus noticias con precipitación, mientras nosotros habíamos aguardado á publicarlo en el número del dia 15, después de firmada la nota diplomática, que lleva por fecha el dia 10, Achacó la publicación de nuestro grabado á móviles interesados, como el de.balagar ciertas pasiones, y procuró abrumar á los acusados con sus párrafos más conmovedores. Su discurso fué principalmente político y teórico. Es el Sr. Diaz Cobena un abogado demasiado práctico para convertir el foro en congreso, aparte de que, como diputado de la mayoría y representante en aquel acto de un periódico neutral, no iba á hacer un discurso de oposición, sino una defensa puramente jurídica: la doctrina que sostuvo puso en su verdadero punto la cuestión desde la exposición de su discurso ; con gran claridad 3'acierto descartó como ajeno al acto todo lo que no constaba en el proceso y lo que tendía á convertir aquella segunda instancia en la repetición del juicio primero, como la apreciación de las pruebas y demás elementos propios de la primera instancia; el ministerio púbiico habia tenido su representación legítima en el fiscal municipal, y lo que él habia ejecutado era lo legal y obligaba á aquella institución, debiendo entenderse de este modo la verdadera unidad del ministerio fiscal; si el funcionario aludido habia faltado á sus instrucciones, aquel hecho nada tenía que ver con los autos ni con la sentencia apelada, y tenía otro procedimiento y otra manera de resolverse, por más q u e él entendía que no pudieron dársele instrucciones tan concretas que le privaran de apreciar la importancia de las pruebas y razones que alegasen los acusados, mucho más cuando las presentadas por éstos habían sido tan evidentes; demostró que era gramaticalmente absurda la sinonimia de malicia y deliberación, y la necesidad de que resultase probada la malicia para castigarla, siendo una circunstancia súie qita non de la falta á que se refiere el art. 584 del Código en su párrafo 3."; extrañó que se dudase de la quema lamentable del escudo, por la plausible atenuación con que se ocupaba del hecho la nota diplomática, que ni constaba en el proceso, ni esa clase de documentos se muestran y consideran en juicio como prueba de la verdad jurídica: hizo la defensa y expuso el carácter respetable de los fiscales municipales ; defendió á nuestro periódico enumerando sus servicios á la causa del orden, que creía mayores que los prestados por algunas instituciones públicas, sosteniendo con elocuencia tan sanas y razonadas doctrinas, siempre ceñido á la cuestión, sin aceptar como razón para el proceso las alegadas instrucciones, que no constaban en autos, ni sobre ellas podia el Juez dictar fallo, ni debían recaer en perjuicio de su parte, que no podemos dar idea de su notable discurso. Conociamoa el valor y la severa elocuencia del Sr. Diaz Cobeña: nos habíamos entregado á él con verdadera confianza, por ser uno de esos letrados concienzudos y scguro.s, que honran con su talento y su modestia á nuestro foro. Su brillante y sólida improvisación convenció al escogido auditorio, que la consideró, por su forma y por su fondo, método, sobriedad y manera de expresión, un modelo de defensas. Y conste q u e no nos ciega la gratitud ni la ami3t:id. Do3 palabras nada más. El Juez instructor, D. Antonio Pinazo y Ayllon, ha dictado su fallo, como esperábamos de BU rectitud y nuestro derecho, confirmando la sentencia que absuelve á nuestros queridos compañeros, y razonándola con sólidos argumentos. A pesar de todo, el Sr. Fiscal ha entablado ante el Tribunal Supremo el último recurso que la lej' le concede. Asi se nos ha notificado. Volvci-émos, pues, á comparecer ante la justicia, siendo la tercera vez que se noS obligará á defendemos por una supuesta falta, que no lo fué en ninguno de los periódicos que publicaron la noticia; á menos que no prospere en aquel alto Tribunal el recurso intentado por la insistencia, no mi!y afortunada hasta ahora, del Sr. Fiscal de imprenta.

De Londres nos envían un documento que nos parece oportuno publicar, y que recomendamos al encargado de la legación de Inglaterra en esta corte. Es la página 448 de 'f/ic Síciíc's Ycar Boa/i-, 1885.—Anunrio del csladista para 1885. E s t a publicación, cuyos datos se recogen en el Miiiisteriode Estado inglés {Forci'ig Office), dicelo siguiente: COLONIAS

DK

KSPAÑA.

fiLas posesiones coloniales de España, antiguamente abarcando casi lodo el continente de América, están reducidas al presente á Cuba, Puerto-Ríco y las Islas Filipinas, con diseminadas pertenencias en los archipiélagos Atlántico é Indico, y pequeñas bandas de territorio en el norte de África y en su costa occidental. »E1 área total de estas posesiones es de 163.S76 millas

cuadradas inglesas. La población tota!, según los censos de 1877 á 1883, es de 7.991.894 habitantes. »Las áreas y población de las diversas posesiones son éstas:

ÁREA EN MILLAS

POSESIONES COLOMílES.

CUADRADAS.

POBLACIÓN.

N.° SXXVIII

Ya se ha cantado el Te Dcum. Alabemos al Señor. o * o o Una huelga de tipógrafos y operarios de las máquinas, en la imprenta donde se hace la tirada de L.v ILCSTR.\CION, ha ocasionado el retraso con que aparecerá el presente número. JOSÉ FERNANDEZ BREMON.

NUESTROS_GRABADOS. 1. P O S E S I O N E S E N A M É R I C A .

TOTAL EN AMÉRICA

-.

3.

43.320 3-55°

1.521.6S4 754-313

46.770

!.275.9')7

M4.3-S 950 5Ú0 420

s.sCí 332 75.000 ift.ooo "8.Ü65

116.256

3.680.897

850

35.000

163.876

7.991.894

P O S E S I O N E S E N ASIA-

P O S E S I O N E S EN ÁFRICA, Fumando Vóo,

Annobon, Coriseo,

El anterior cuadro del anuario inglés es bastante aproximado en cuanto se refiere al área territorial de nuestras posesiones, pero no así lo concerniente á la población, que en números redondos se aproxima á nueve millones de subditos de España. Cuando una publicación inglesa de este año, que es de texto oficial, consigna nuestro derecho indisputable á la posesión de las islas Carolinas y Palaos, es de todo punto ridículo y absurdo escuchar las sutilezas y subterfugios de la diplotnacia y de los periódicos ingleses. Los periódicos ministeriales habían tranquilizado al país con una noticia que daban, por muy autorizada, de las ventajas diplomáticas obtenidas por el Gobierno en las negociaciones con Alemania, Los mismos periódicos nos alarman otra vex dando una idea de la nota remitida últimamente por el Ministro de Estado alemán, y que no está conforme con las noticias optimistas. Cuando leímos las primeras, las acogimos con reserva; quisiéramos también desconfiar de las segundas, Pero, respecto de la diplomacia alemana, tenemos el sistema del boticario de Toledo. Sólo quisiéramos que España tuviese bien en cuenta lo del protectorado y !o de Yap cuando estábamos cu la mejor armonía para deducir la confianza que merezcan los apretones de mano cuando esa armonía se ha entibiado. No nos suceda lo que á aquella buena mujer que perseguía á un seductor ante la justicia, y decía a! Juez para ponderar su derecho y ¡a picardía de! culpable. — S e ñ o r : me ha engañado cuarenta y ocho veces. Siga la diplomacia tranquilamente su camino, pero que no se olvide lo de las fortificaciones y la escuadra. Dése de vez en cuando algún recuerdo ;i las industrias alemanas, va oficial, ya extraoficíalmente: todo con la mayor cordialidad, y apretando siempre la mano hasta descoyuntar algún dedito.

•'. No hace muchos dias ofrecía La Época un tema á la discusión de los colegas, la inviolabilidad diplomática y consular, con el objeto de aumentar las inmunidades de que gozan los individuos que tienen aquella representación, é impedir en lo sucesivo toda clase de atropellos. El tema era interesante, y sin embargo, no se discutió. ¿Porqué sería? Porque todos recordábamos aquí más abusos de los que han tenido representación diplomática que necesidad de protección. Por aquellos mismos dias el P. Gago acusaba en los periódicos á Sevilla á Mr. Layard, aquel venerable representante de Inglaterra, que por su barba blanca parecía un patriarca, de autor ó cómplice del robo de cuatro soberbias cornucopias del siglo xvi y tres frescos del siglo x v , y del intento de profanación del sepulcro del hijo de Guzman el B u e n o , en el monasterio de Santiponce. Añade el P. Gago que Mr. Layard mostraba aquellos objetos sin aprensión en su galería, y atestigua su dicho prometiendo reforzarle con el del cónsul inglés que acompañó á Mr. Layard y el encargado de aquellos objetos. Ello es que basta ahora nosotros lo leímos én El Diario Español áeX 3 de O c t u b r e , que á su vez lo tomaba de los periódicos de Sevilla; ningún represent:inle de Mr. Layard se ha presentado á defender a¡ diplomático inglés. Rogamos á I-a Época que nos diga si puede existir mayor inmunidad diplomática que la disfrutada por Mr. Layard, si el hecho es tal como lo refiere el P . Gago, o Los últimos restos del cólera han desaparecido de Madrid.

BELLAS ARTES.

El Fumador , cuadro de Meissonier.—El Instinto de la maternidad-, dibujo de Reiss. — ¿Están donde están? composición y dibujo de Lasuero. A .MeisEonier, el célebre maestro francés, autor de tantas bellísimas obras de arte, y cuya legítima fama ha consagrado recientemente el Jurado de la Exposición Universal de Ambéres, otorgándole un premio dt- honor, se debe el lindo quadreilo que reproducimos en el grabado de la plana primera de este número. El Fu7¡i<tdor es una composición sencilla en la apariencia, y muy complicada, 110 obstante, por el profundo estudio que demuestran la actitud, la expresión, el verdadero naturalismo de esa figura indolente y soñadora que, saboreando el humo de la pipa, y también sendos tragos de cerveza, parece entregada al recuerdo de goces y alegrías que pasaron, ó á la dulce esperanza de mejores días. Meissonier expuso este cuadro en el Salón de París de 1849, y fué considerado por la critica inteligente como de las mejores producciones artísticas de su autor. F-1 grabado de la pág. 234 es un interesante capricho artístico de su autor, el correcto dibujante ingl¿s F. Reiss. Esa hermosa niña, de angelical semblante y expresiva sonrisa, manifiesta el instinto de la maternidad, cual sí luera un acto de intuición vigorosa, en los cuidados que presta á su pequeño gato : envuelto el Mici/u/^n ñnos pañales y acostado en blando l e cho, !a nina le mece suavemente, y le aplica á los labios el biberón, íienchido de tibia leche. i Están donde están f es el título del primer grabado de la página 329, composición y dibujo del joven artista Dionisio Lastien : madre é hija están en el templo, en actitud devota; la anciana pasando las cuentas de su rosario, y la joven teniendo abierto entre sus manos un libro de piedad cristiana ; pero su expresión y su mirada revelan que, en realidad, ellas no están donde están : la madre piensa en los tiempos que pasaron, y la hija en ios tiempos que vendrán ; aquélla evoca, recuerda, y ¿sta acaricia ilusiones de amor y ventura. Dionisio Lasuen, pensionado en Roma por la Diputación provincial de Zaragoza, su ciudad natal, es un artista de gran porvenir, que pertenece actualmente ai departamento de escultura del Real Palacio de Madrid. EL TORPEDERO ST."BMARIN-0 «NORDENFELDTS. ¿Ha sido resuelto el problema de !a navegación submarina? Asi lo cree M. Nordenfeldt, célebre inventor de las ametralladoras y los cañones de tiro rápido, que llevan su nombre, después de haber efectuado con éxito un vi.tje de 150 millas, de Stockolmo á Güttemburg, en un barco submarino de su invención, )• construido por él mismo, en un astillero de la capital de Suecía, durante dos años. Ese barco (del cual damos tres diversas proyecciones en el primer grabado de la página 220 5 tiene la forma de un cigarro de 19,50 metros de longitud por 3,65 de anchura en su mayor diámetro, y una torrecilla saliente de 30 centímetros, cubierta bajo c.impana de cristal, que sirve al capitán para explorar el horizonte cuando el barco Ilota por encima dei agua, y que constituye ademas la i'inica puerta de entrada y salida del buque. l.leva una hélice en la parte posterior y dos laterales, las cuales obran de manera que el barco se sumerge en el fondo y sale á la superficie del Océano, á voluntad del capitán, por medio de un aparato motor; está dotado de dos poderosas bombas aspirantes é impelentes, ya para tomar el agua que jia de llenar las calderas, ya para arrojar al mar la que penetra en el interior; todo su mecanismo funciona por medio de máquinas de vapor ordinarias, y la provisión de agua caliente en las calderas es bastante considerable para un recorrido de 16 millas, sin necesidad de producir nuevo vapor; cierto mecanismo aiuomático, de gran precisión, detiene el movimiento de las hélices cuando el barco ha llegado a! punto de inmer.sion que el capitán desea, ó le hace funcionar nuevamente cuando el barco debe salir á la superficie. El torpedo está colgado en el interior, en la parte delantera de! barco, y ésta se abre, á manera de báscula (en la forma que indica el primero de nuestros dibujos) cuando ¡lega el momento de lanzar aquel contra el buque enemigo. La tripulación consta de seis hombres, incluso el capitán, }' los experinienlos hechos por M. Nortienfeldt han demostrado que el barco submarino puede estar sumergido, á una profundidad de 5,30 metros, por espacio de seis horas, sin inconveniente alguno para los hombres ni para !as máquinas, merced al gran volumen de aire que llena el interior del barco. Nuevos ensayos ha verificado recientemente el inventor entre Landskrooay Helsingber, también con éxito excelente. CONSTRUCCIONES NAVALES EN ESPAÑA. El cructro Colon.

En el arsenal de la Carraca, donde se prosiguen con actividad las últimas obras del crucero Castilla., está en grada el crucero Colon, Í[;ual en dimensiones y principales circunstancias al GraTina, que naufragó en !a bahía de Musa (Filipinas), el il de Julio de 1ÍÍ84 (véase L A ILI'STKACION de dicho año, nt'imero XXXV, página 164), y al Velasco, que pertenece al apostadero de Filipinas y ha sido destinado últimamente á la bahía de Yan. En la pág. 220 damos un grabado que representa el Colon en el arsenal de la Carraca, según fotografía directa del Sr. López de Cembrano, de San !'"ernando. E! Colon, crucero de tercera clase, de hierro y madera, ha de tener, con arreglo a! plano v modelo de construcción, las dimensiones y circunstancias siguientes : eslora, 64,C5 metros; manga, g,7j; puntal, 5,33; calado medio, 3,86; desplazamiento, 1.152 tonebidas; una hélice, 4 calderas y S hornos; carboneras para 213.370 kilogramos de combustible; despensa para 5.220 raciones, y máquinas de 1.600 caballos, fuerza indicada; se calcula que su velocidad será de 14,8, y su armamento ha de constar, no sufriendo alteración el plan primitivo, de 3 cañones de 15 centímetros (sistema Armstrong), 2 de 7 (sistema González Hontoria)y una ametralladora Gatlingh. Dentro de pocos meses tendrá nuestra marina de guerra un


N.° XXXVJIÍ

nuevo y gallardo buque con el nombre del insigne descubridor de América, Crislóbal Colon, y deseamos vivamente que otros barcos semejanles ostenten los gloriosos nombres de Hernán Cortés, Pizarro y Almagro, en memoria y honor de !os conquistadores de Méjico y el Perú.

* « LA

VENDIMIA.

( Compusicion y dibujo de R¡udnvcls.)

El bello dibujo q u e publicamos en la p á g . 221 es la fotografía a! lápiz de un sueíiu delicioso de su autor. Hallábase un dia el Sr. Riudaveis sentado á su mesa de trabajo, y habia en ella alffunos dibujos urgentes, á falta de ia ú/thiia viano; pero ei soñador artista dejo correr su imaginación por el vago espacio de la fantasía, y arrullado con dulces ilusiones y deseos, quizá por g r a t a esperanza, soltó el lápiz, reclinó la cabeza eit el respaldo de la butaca, y quedóse profundamente dormido H é a q u í , según él nos dice, lo q u e soñó : « E r a u n a tarde espléndida de o t o ñ o , que convidaba á respirar las salutíferas auras del campo. í> M a n d é enganchar mi carruaje, y en vez de ir á dar vueltas por el P a r q u e d e M a d r i d , propuse á mi familia q u e sería m á s agradable y más higiénico, en vista de la hermosa tarde q u e hacía, ir d dar un vistazo á la magnífica hacienda que habia a d q u i rido recientemente en las inmediaciones de la córie. »Aprobada mi proposición, montamos -en nuestro flamante ¡andeau, y después de h o r a y media de camino por los sitios más pintorescos de ios alrededores de la coronada villa , llegamos á la frondosa alameda que da ingreso á mi nueva hacienda. Los desacordes ladridos de los fieles guardianes de aquellos despoblados anunciaron nuestra llegada. Los guardabosques y otros dependientes nos recibieron sombrero en mano ; la pesada verja de hierro rechinó sobre sus goznes, 3' entramos en la quinta ; y después de dar una vuelta por el j a r d i n , nos dirigimos á las vecinas colinas, cubiertas de viñedo, en las cuales habían empezado )*a las labores propias de la estación : la vi^ndiraia. » N o s apeamos del coche; mi esposa y mis hijas se recreaban en contemplar aquellas rústicas faenas, q u e proporcionaban nuestro bienestar después de las muchas privaciones 3' penalidades que nos habían agobiado durante nuestra azarosa existencia ; yo me encaminé á la bodega, realización de los sueños de toda mi v i d a , en donde me proponía confeccionar u n vino de primera calidad, superior al Burdeos y al Borgoña, para vergüenza de algunos vinicultores españoles que no han dado un paso por la senda del progreso , desde N o é hasta el presente. » ¡ C o n q u é fruición saboreaba 3'a aquel delicioso néctar, que, como ima cascada de rubíes }• topacios, veía deslizarse desde el lagar, donde se pisaba !a u v a , á los depósitos preparados para su fermentación ! ¡ Con q u ¿ placer entreveía el momento de ofrecer un barrilito de aquel exquisito narcótico á mis queridos amigos y protectores, singularmente á ios que habían contribuido á la realización de mi ideal, de un imposible oara el que no cuenta con más recursos que su perseverancia en ei irabajo ! » P e r o y a e r a u n hecho c o n s u m a d o : allí estaban las grandes cestas llenas de uva ; allí el lagar rebosando de espumoso mosto; allí las grandes tinaja? con sus abultados v i e n t r e s ; allí los t o n e les y las pipas y los pellejos recientemente compuestos y embreados : allí todos los enseres propios de tales faenas »Yo veia aquello con un aire d e satisfacción y casi estúpido, p u e s me parecía imposible ser el dueño de tanta riqueza y por lin , convencido de que todo marchaba á la ]ierfeccion, me reuní otra vez con la familia; }• á ios últimos rayos del sol poniente nos iusimos en marcha para regresar á M a d r i d , no sin encontrar en a carretera á los vendimiadores de las vecinas haciendas, que volvían á sus hogares, felices y satisfechos de haber g a n a d o un pedazo de pan para sus hijos. « C u a n d o llegamos á nuestra casa, nos esperaban algunos amigos d e confianza, q u e bíetnpre tenian un cubierto en mi mesa ; y después de reposar un rato en cómoda b u t a c a , me anunciaron que la comida estaba servida, 3¡ oii desengaño horrible! en mi cótnoda butaca me e n c o n t r a b a , s í , pero dormido ; 3- cuando me despertaron para ir á comer i todo habia sido un sueño ! ¡Adiós hacienda! ¡adiós delicioso néctar! ¡adiós felicidad! ¡adiós descanso!» La moraleja de este apólogo ( q u e como apólogo debe consider a r í e el poético relato del discreto d i b u j a n t e ) es muy sencilla :1a verdadera felicidad en este m u n d o sólo se logra con la paz de la conciencia 3' la perseverancia en el irabajo honrado ; la felicidad p o r los sueños sólo se encuentra en las lej'endas de h a d a s , en los cuentos de las Mil y « « i noches.

f

MONUMENTOS ARQUITECTÓNICOS DE ESPAÑA, interior de la Lonja de Zaraguza. E n t r e los m o n u m e n t o s de! siglo x v i q u e ennoblecen á la siempre heroica Zaragoza, descuella b Lonja, soberbio edificio que hizo construir el insigne arzobispo D. Pernando de Aragón y de Gurrea, hijo del famoso 1). Alonso y nieto del R e y C a t ó l i co, 3' el cual sucedió en la sede cesamugustaiia, en 3o de Marzo de \^l% á su pariente D. F a d r i q u e de Portugal, obis])o que fue de Calahorra, Segovia y Sigiienza, y posteriormente virey de C a t a l u ñ a por el emperador Carlos V, Dióse principio á la construcción de la Lonja de Mercaderes, que asi se llamó a n t i g u a m e n t e , en 154I, y fué concluida en el espacio de diez años, viviendo el prelado fundador, cuyo largo pontificado no terminó hasta el 29 de Enero de 1575! está situada cerca de la puerta del Ángel y contigua á las Casas Consistoriales, con las q u e tiene comunicación inmediata; su fachada es elegante y majestuosa, y en sus ángulos se elevan cuatro airosas torrecillas. El interior ( d e l cual damos u n a vista en el grabado de la página 2:5, según dibujo de Antonio H e b e r t ) , es verdaderamente g r a n d i o s o : u n vasto salón cuadrilongo, q u e se divide en tres naves á lo largo y cinco en su a n c h u r a ; altas columnas de piedra, en número de veinticuatro, ocho de ellas aisladas, y diez y seis en los muros, y cuyo fuste aparece rodeado, á un tercio de su altura, de doble anillo de labrado follaje ; arcos arrogantes que se apoyan en las volutas, 3- cuyas aristas se extienden }' entrelazan en la bóveda formando un techo estrellado y con áureos rosetones; escudos de la ciudad en los bizarros capiteles jónicos, sostenidos por ángeles y grifos, y de E s p a ñ a sobre la p u e r t a de ingreso en los muros laterales. La inscripción del fundador, q u e aun se conserva en el edificio, es notabilísima, porque demuestra el respeto q u e se profesó en Zaragoza, hasta los últimos años de! reinado de Carlos V, á las disposiciones testamentarias del R e y Católico y á los acuerdos de las Corles de Castilla 3' de Aragón. Dice a s í : «Anyo del nacimiento de Nuestro Senyor Jesucristo de 1551, conregnantes Doiiya Joaiiay Düit Carlos su ¡lijo, Reyes y Emperadores nuestros Sej-nores, y jurado Don Felipe hijo de dicho Emp e r a d o r p o r R e y y R e i n o s d e Rspanya se acabó esta Lonja, y á qual y ciudad t e n g a Dios de su mano, para q u e siempre se empleheu en justicia, paz y buen gobierno della.» La Lonja fué Banco á mediados del siglo XVII, y favoreció

ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMEEÍCAÑA. mucho al concejo d u r a n t e la epidemia de 1652, siendo cerrado en 1681 por abusos que cometió el establecimiento; andando los años, el rey D. Felipe V ordenó, en 1729, que se abriera nuevamente, 3' ú. los seis años, en 1735, dispuso q u e fuera cerrado en definitiva. SUCESOS DE ORIENTE. Entrada de! principe Alejandro I de Bnlgarifi en l'ilipúiiolis. El primer grabado de la página 228 representa un episodio de la entrada del príncipe Alejandro de Bulgaria en Filipopolis: ¡as damas y las aldeanas rumeliotas, vestidas con los trajes nacionales, le saludan y aclaman con entusiasmo, como libertador de la patria. E l Príncipe llegó á Filipopolis á las diez de la mañana del 21 de Setiembre ú l t i m o , habiendo sido recibido por dos miembros del Gobierno ¡jrovisional, en la villa de linms. (^Hirsiií-les-Baiiis'), estación balnearia q u e dista de la ciudad unos 34 kilómetros, y ñor los otros individuos del mismo Gobierno en la aldea de 'Tchuluh ; al llegar á la p u e r t a de Carnovo presentósele el municipio, 3' le ofreció, según rito del pais, sal y pan en signo de buen acogimiento ; en el arrabal de Karsiaku esperaban las corporaciones civiles en dos largas hileras, y en la plaza de Djunniaj-a, la central de la ciudad, estaban situados los profesores y alumnos de los esLablecimientos de enseñanza y varias compañías de la reserva. Allí fué recibido por el clero búlgaro y el rumeliota. unidos, y por varias comunidades religiosas, bajo un arco de triunfo erigido en medio de la plaza 5' entre los vítores y ¡iiirras de la muc h e d u m b r e , dirigiéndose toda la comitiva á la c a t e d r a l , donde monseñor Gervasio, metropolitano de la diócesis, entonó ei Te Denin , q u e fué cantado solemnemente por escogida capilla de música ; )• terminado este acto religioso, el Príncipe, seguido del elemento oficial 3' de inmenso p u e b l o , marchó al Palacio del Gobierno , donde fué cnarbolado el pabellón nacional 3' saludado con salvas de artillería, 3' también con el himno biilgaro, por la banda militar de la reserva. Las presentaciones se verificaron en seguida por el orden siguiente : Gobierno provisional, comandante general con su Estado M a y o r , jefes de corporaciones ó ema/s, ciudadanos notables, 3' cónsules extranjeros.

P U E R T O - R I C O : S O C O R R O S XV L O S N E C E S I T A D O S . Distribución de raciones en la plaza de Isabela.

L a prolongada sequía q u e ha agostado los fértiles cam|ios de P u e r t o - R i c o , m u y especialmente los de las jurisdicciones de Arecibo, Ouebradillas é Isabela, es causa de q u e millares de personas honradas 3' laboriosas, pero desgraciadas, sufran los rigores del hambre 3' la miseria, p o r falta de alimento 3' irabajo. El digno y celoso general Sr. Daban y Ramírez de Arellano, gobernador superior de Ja provincia, tomando la iniciativa en favor de los desvalidos, no vaciló en em()render un viaje de caridad, digámoslo así, á ios pueblos más castigados, en Agosto próximo ¡«asado, para socorrer por su propia mano necesidades mgenii^imas, con fondos de su peculio ¡>arttcular 3' alguna suma respetable que le facilitó generosameiUe la Diputación P r o w n cial de ¡a segunda Antilla española. Salió de la ca¡>ila! á las cinco de la m a ñ a n a del 25 de dicho mes, y pasando por los pueblos E l D o r a d o , Vega-Baja, Manatí V S a b a n a - H o y o s , en los cuales repartió abtindantes limosnas, llegó á Arecibo á las seis de la tarde del siguiente dia, siendo recibido con entusiasmo por la población, en ¡lanicular por los pobres, que le abrazaban afectuosamente y !e llamaban su salvador y su padre; después de dejar allí socorros abundantes, donando además 50 pesos para contribuir á las obras del hospital, y 150 p a r a la de dos aljibes en el barrio de S a b a n a - H o y o s , marchó al pueblo de Ouebradillas, donde hizo su entrada, con gran júbilo de los habitantes, en la tarde del 27, 3- presidió u n a sesión del Avuntaniienlo para resolver la construcción del puente Elvira 3' de varios nozos de a^ua potable, visitando luego las escuelas, ¡¡residiendo la repartición ele raciones 3' limosna en metálico á los menesterosos, y entregando a! .Sr, Alcaide 2.O0O pesos para continuar las obras del ¡mente y de ios pozos, con objeto de pro|)orcionar trabajo á los obreros, A las cinco de la larde del 3S llego el General á Isabela, 3' su visita á ese pueblo la describe de este modo el a¡>reciable periódico Lii America Española, d e la capital puertoriqíieña : « H a sido imponente la manifestación hecha en obsequio de S. E. por la multitud de infelices que á su ¡laso le aclamaban como el padre de los ¡lobres, y el ¡>ueblo de Isabela recordará siempre con placer y g r a t i t u d la visita de S. E . en tan críticos momentos. »A las nueve de la noche celebró sesión extraordinaria el Ayuntamiento, presidido por S. lí., en la q u e se acordó distribuir 1.030 pesos á los pobres y deslinar otros laníos ¡),iia la construcción de un aljibe , los cuales fueron e n t r e g a d o s al Alcalde de la localidad. nEn este momento, las diez de la m a ñ a n a ( d e l 2 0 ) , S. E . está presidiendo el acto de la distribución de raciones de arroi-, carne y efectivo á loí pobres, habiendo visitado antes de este acto solemnísimo las escuelas del ¡>ueblo, entregando á la J u n t a local de Instrucción u n a cantidad para comprar un traje á cada u n o de los niños y niñas necesitados. »Por todas partes se deja sentir la bondad de S. E. y el dulce beneficio q u e de él reciben tantos y tantos deígraciados.» En la ¡lágina 23S, damos un grabado que representa el aspecto de la plaza de la Concordia, de Isabela, en el acto de hacerse la distribución de raciones y limosna en metálico á los pobres de la jurisdicción, bajo la presidencia del caritativo y dignísimo general Daban, á ouien acompañaban los Sres. D. R a m ó n A. Ibarra, cura párroco del pueblo; Ramos Izquierdo, a y u d a n t e del Cleneral;_ Vasconi, secretario del gobierno; L a g u n a , teniente coronel de ingenieros; González y Guevara, alcalde, y otras personas de distinción. Dicho grabado es copia exacta de fotografía direcia, q u e ha tenido la amabilidad de remitirnos el Sr. D. R a m ó n Elices M o n tes, distinguido literato, a u t o r del libro Cnalro níios en Méjico. El general Daban se dirigió después á Aguadilla, donde también distribuyó muchas limosnas, y fué obsecj^uiado con magnifica velada literario-artística ¡lor la sociedad Circulo de San'Carlos, regresando, por último, á la capital en la tarde del 3 1 ; y persistiendo en su obra h u m a n i t a r i a y nobilísima, inició u n a suscricion provincial en favor de los obreros sin trabajo, q u e ha sido aceptada generosamente por todas las clases de la sociedad y está ofreciendo resultados m u y consoladores. 0°0 LA CATÁSTROFE DE STOCKOLMO. Para describir los graiíados que damos en las páginas 229 y 233 del presente número, relativos al doloroso acontecimiento q u e ocurrió en Stockolmo la noche del 23 de Setiembre próximo pasado, traduciremos la inlercsanic carta q u e el distinguido violoncelista belga Adolfo Fischer, el cual acomjiañó á la Nilsson á Suecia con el joven tenor M. Bjilrksten, ha dirigido -A L'Indépendance Belge, de Bruselas, con fecha 24 del mes citado.

219

«.Las ovaciones.—¡Nunca me hubiera figurado la ovación que la Nilsson ha obtenido de sus compatriotas! Salvas de artillería á nuestra llegada á Bergen, calles y casas empavesadas, serenatas, lluvia de flores y poesías,.. Esto no se puede describir. «Diríase que era u n a emperatriz la q u e llega á la vieja Escandinavia, )• las gentes del pueblo la miran con asombro, p o r q u e no alcanzan á comprender que esta incomparable diva es aquella pobrccita Cristina que ellas conocieron en otro tiempo, cuando recorría las calles de Stockolmo con los pies desnudos, caminando vacilante sobre la nieve y rascando con sus pequeños dedos las cuerdas de un mal laúd. wHemos dado cuatro conciertos en Bergen, tres en Christianía, cuatro en Gdleborg 3- tres aquí, en Stockolmo, donde daremos todavía otro pasado mañana, 3-puedo afirmaros que el entusiasmo ra3-a en delirio, en verdadera locura. .' >'/í7 cíi/iíj/í'P/í'.—¡Una noticia espantosa! La Nilsson, después del concierto de ayer (23 de S e t i e m b r e ) , partió en carruaje para el G r a n d - I i ó t e l , donde se hospeda, escoltada por cuatro/o/í'cfWííJi á cal3ailo y seguida de inmensa muchedumbre ; el hotel está situado frente al rio N o r e Striim, y en la plaza y en las calles adyacentes la multitud esperaba á la diva; ésta, cuando hubo descansado breve rato, asomóse al balcón principal de sus habitaciones,y cantó algunos aires nacionales «Entonces ocurrió una catástrofe horrible : al lado del hotel hay una cafa en construcción, 3' los andamios, donde se habian situado innumerables ¡)er5onas para oir á la Nilsson, se desplomaron súbitamente y aplastaron á las q u e se hallaban debajo, produciendo el estré|iito, los gritos y los ayes de dolor un pánico tan grande, ciue la muchedumbre de la plaza, huj-endo en todas direcciones, elcrribó v pisoteó á muchos desgraciados, y á otros les empujó hasta el N o r e Slrom. «En los primeros momentos se han hallado 22 cadáveres, y otros cinco lian sido extraídos del rio; en el H o s p i t a l de C i r u g í a ha3' cinco heridos gravísimos, y tres más en el Hospicio; al lazareto de Sera¡>hin fueron llcvatfos once, y cinco fallecieron en el camino; durante la noche 47 carruajes no han cesado de trasportar muertos al depósito, 3' heridos á los hospitales y á sus domicilios; en el patio del G r a n d - H o t e l yacen también muchos infelices entre la vida 3' la muerte... )>La Nilsson, profundamente desolada, ha visitado á los heridos, en compañía del jefe de la policía, 3' les h a socorrido con pródiga m a n o ; y la R e i n a d e Suecia, q u e moraba en el castillo de Drottmingholm, cerca de esta capital, ha venido, al tener n o ticia de la catástrofe, para visitar y socorrer á los heridos y á las familias de los muertos, >'Nuestro cuarto concierto queda suspendido por ahora; y si le damos en la semana próxima, sus productos serán destinados á beneficio de las víctimas.» Réstanos añadir que nuestros grabados de las páginas mencionadas, relativos á esta dolorosa catástrofe, han sioo hechos con sujeción á dibujos del natural publicados p o r el periódico///WJtrei'ad Tidning, de Slockolmo, EusEBio MARTÍNEZ D E VELASCO.

LOS DRAMAS D E LA VIDA, NOVELA.

CAPÍTULO PRIMERO. CONSECUENCIAS DE UN COTILLÓN.

•'^MT-^S[Í\ '^^"^ algunos anos venia H pasar los in'''i^'.Bi^^M vicrnoB en Madrid una ilustre y opu^:/fi:^íM9-T lenta fitmilia de Galicia, que habitaba "^-^^^-y^ el resto del tiempo en aqtiel bello y ^ i ^ ' ^ ^ tranquilo país, ^ ^ 5 ^ Componíanla un anciano de nobilísimo ^V--'porle y de dulec fisonomía, una joven de | y ^ dieciocho primaveras, de delicada liermosura, ^ pero de naturaleza débil y enfermiza, y u n ' mancebo, poco más viejo, de gallarda presencia, de semblante expresivo y varonil. Don Luis de Mendoza habia sido abogailo y juez de primera instancia en sus jiivenludes ; pero habiéndose casado con una señorita de clase igual á la suya V enviudado apenas dio aquélla á luz dos hijos, vióse en la necesidad de abandonar su carrera, para dedicarse exclusivamente al cuidado y educación de seres tan t]tieridos. Como éstos no conocieron á su madre, derivóse de aquí el inmenso carii'io que recíprocamente les unía. Jamas se habian separado : D. Luis traic de Inglaterra una institutriz para María; un sabio saccrtfote se encargó de dirigir la instrucción moral y religiosa de Alberto, y el padre mismo fué el mejcr y más asiduo profesor de aquéllos, para quienes sólo vivia. Resultó de aquí lo que arriba hemos a]iuntado : un afecto y una confianza sin límites entre los tres individuos de aquella patriarcal familia; una felicidad tínicamente turbada por los temores que infundía al ])adrc y al hermano la escasa salud de María. Alberto era fuerte y robusto como D. Luis : la pobre niña, con la belleza, habia heredado de su madre el temperamento nervioso, la pobreza de sangre y la falta de vigor. Krah de ver los cuidados incesantes de aquellos dos hombres para defender la pura y temprana flor contra el soplo helado del cierzo, que podria causarle la m u e r t e ; era de ver cómo la envolvían en algodones y en pieles, á fin de evitarla el más ligero resfriado. Diríase que el antiguo magistrado y el simpático estudiante no vivían .sino para evitar á María toda clase de molestias y de peligros. La pobre joven se rebelaba alguna vez contra aquella dulce tiranía. —Vivo entre cadenas de flores—les decía—pero, sin embargo, soy esclava. Con frecuencia se quejaba también de verse tan mimada y atendida.


LA

220

ILUSTRACIÓN

NUEVAS

ESPAÑOLA

Y

CONSTRUCCIONES

AMEHIGANA.

N.° X X X V I I I

NAVALES.

S T O C K O L M O ( S U E C I A ) . — E L TORPEDERO SL-IÍMARINO «NORDENi-iíLiri», KXPKRIMENTADO RECIENTEMENTE CON BUEN ÉXITO. ,¡ .

El barco sil me ruido y dispucslo para laneai el lurpcilo.—Sección iransversal.—El lorpcdero navegamlo á flor de agua.

— ¡Vais á conseguir que sea—exclamaba riéndose—la muchacha más fastidiosa c insoportable tic la tierra! Pero nada de eso sucedió : María era una criatura encantadora. E l carácter angelical corria parejas con el entendimiento recto y elevado ; la bondad compe-

MARINA

ESPAÑOLA

lía con la gracia, y el lumior alegre y festivo, con la serenidad del espíritu. Por sn posición, por sus relaciones de familia, por las simpatías de que disfrutaba, Mendoza y sus hijos tenían acceso en los alto.s círculos de la corte. Al principio él era el único que los frecuentaba ;

' ^.1

pero después presentó en ellos á sus hijos, que obtuvieron lisonjera acogida. María llamó desde luego la atención por su belleza ; Alberto, que era ya abogado, por su discreción y su juicio. En medio de la ligereza y de la frivolidad de las

D E G U E R R A . — E L CRUCERO OK TERCERA CLASE «COLON», EN CONSTRUCCIÓN EN E L ARSENAL DE LA CARRACA.

(De fotografía directa^ ¡lor el Sr. López Cembrano, de San Fernando.)


N.° XXXVIII

LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMERICANA.

'(C^O M P o S I C I o N

Y

DIBUJO

DE

lí I U D A^V E T S.)

221


'm

LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMERICANA

costumbres actuales, no podía menos de sorprender y maravillar el espectáculo de aquellas tres personas, tan íntimamente unidas, que parecian no existir sino las unas para las otras. Por las tardes se les veia en la Fuente Castellana ó cu cl Kotiro, en un elegante landait que D . L u i s habia t o m a d o ; por las nociies, si no iban al teatro, se quedaban cu casa, leyendo ó jugando al tresillo. Nunca sé separaban ; los planes, las distracciones, los placeres eran comunes, y ninguno de los tres comprendía que uno de ellos fuese á donde no estuvieran los demás. Sin embargo, al cabo de algunos meses se alteró, en parte, semejante costumbre: Alberto encontró casualmente un compañero de su niñez, á quien no habia vuelto á ver desde entonces. Ambos se reconocieron y se hablaron, reaimdáudose asi los antiguos vínculos, no destruidos, sino debilitados por la ausencia y la falta de comunicación. Eduardo Morales, gallego también, salia de la Academia de Artillería, después de terminados brillantemente sus estudios. Teniente del Cuerpo, dotado de atractivos físicos y morales, debía ocupar señalado y honroso puesto en la sociedad madrileña, Alberto le presentó primero á su familia ; después hizo de él su amigo único y su compañero constante, y al cabo de algunos meses logro introducirle en las principales casas que él visitaba. Los dos jóvenes hacían, pues, la propia vida y no se separaban nunca. Juntos se les veía en los paseos y en los teatros; juntos en las tertulias y cu los bailes. Eran algo más que amigos : eran casi hermanos. Y acaso llegarían á serlo algún día, porque Eduardo sintió desde el principio una violenta pasión por María, y ésta no fué tampoco indiferente á la gallardía y al talento del joven teniente. Era D. Luis sobrado perspicaz para no descubrir m u y pronto la actitud y los sentimientos de los dos jóvenes; pero no creyó deber oponerse á una inclinación que no tenía nada de reprensible, y sí mucho de natural. Morales pertenecía á una familia ilustre, sí no opulenta ; el concepto que merecía generalmente era ventajoso; sus jefes enaltecían su e.\actitud en el cumplimiento de sus deberes militares; sus profesores le citaban como modelo de alumnos aplicados y formales. ¿Qué importaba que no fuese rico? María lo era por su madre, y lo sería mucho más cuando él muriese. P o r lo tanto, si Morales le pedia la mano de su hija, no vacilaría en concedérsela. Para esto, sin embargo, era indispensable que la salud de María se fortificase ; en su actual estado, los médicos lo aseguraban, sería imprudente y peligroso dejarla casar. Los dos amantes no se habian confesado siquiera su amor ; bastábales pasar diariamente algunas horas el uno al lado del otro; bastábales dirigirse tiernas y fugitivas miradas ; estrecharse suavemente la mano cuando el teniente aparecía y cuando se marchaba. E n el teatro Real, Eduardo pasaba ordinariamente un entreacto y un acto en el palco de María : en el Retiro, la veía y aun la acompañaba por las tardes; y muchas noches, cuando ella no salia, era su asiduo y único tertuliano. ¿Qué más podían desear? Seguro estaba el uno del cariño del otro; seguros ambos de su vehemencia y de su profundidad. La temporada de Carnaval se acercaba á su fin, cuando el Ministro de Rusia convidó á toda la high Hfc cortesana á una magnífica fiesta. L a familia de Mendoza y Morales no podían ser excluidos, perteneciendo á lo que se llama el todo Madrid elegante. María, algo más débil que de costumbre, recibió orden del facultativo de no asistir de manga corta ni bailar, y Eduardo celebró esta circunstancia, que impedía ver á la mujer amada en brazos de hombres indiferentes ó antipáticos. El sarao fué brillante y suntuoso; debía ser memorable para Alberto. E n las primeras horas de la noche wo pensó sino en divertirse y bailar; pero en las últimas, durante el cotillón, recibió una impresión vivísima y extraordinaria. E n una de las figuras de aquel bullicioso fin del baile, llamó la atención y fué objeto de toda clase de comentarios la actitud de una joven que desairo diez ó doce mancebos de los más distinguidos, que le fueron sucesivamente presentados para que diese con alguno de ellos una vuelta de vals. Muchos de los restantes se negaron á recibir—según decían—caiahazaa; y la pareja de la difícil y dengosa desconocida se acercó á Alberto para ver sí era menos desgraciado que los otros. Alberto vaciló un instante ante la perspectiva de una nueva y pública negativa; pero encogiéndose de

hombros con indiferencia, púsose al cabo enfrente de la desdeñosa, Dijérase que é-sta le aguai'daba ; que era precisamente el preferido; porque al \-crle se ]Juso en pié con rapidez, y dio con él una vuelta vertiginosa. Kl triunfo del mancebo tras la derrota de tantos, le suscitó innumerables envidiosos. — ¿Quién iiabia de suponer — exclamaba u n o quc elgallcgidto sería cl predilecto? — De gustos no hay nada escrito — añadía amargamente un segundo. — ¡ Tal para cual!—repuso un tercero — p o r q u e la niña es fea de veras. Realmente, la heroína de aquel episodio lo parecía á primera vista; sus facciones carecían de regularidad ; su tez era morena y poco delicada, y su cabellera, extremadamente negra, prestaba á la fisonomía reflejos algo duros. Pero cuando aquella extraña mujer fijaba en alguno su mirada ardiente, ó le enviaba una dulce sonrisa, ó le dirigía la más insignificante frase, se trasformaba completamente y poseía un encanto, un poder irresistibles. Alberto y ella no cruzaron una palabra ; pero aquellos labios rojos y húmedos se entreabrieron con la fatiga, dejando descubrir unos dientes que los poetas sin hipérbole podrían llamar perlas, mientras los ojos oscuros y centelleantes despedían deslmnbradora luz. Alberto quedó fascinado, y cuando hubo conducido á la desconocida á su sitio, permaneció un momento sin darse cuenta de sus sensaciones. Después observó dos cosas distintas : la curiosidad general de que era objeto; la atención con que le examinaba el joven que servia de pareja á aquella que acababa de manifestarle claramente sus simpatías. Era un hombre como de treinta y cinco años, alto, esbelto, elegante, pero en cuyo rostro se adivinaban los excesos de una vida crapulosa y turbulenta. Pálido, macilento, demacrado, presentaba señales evidentes de haber trascurrido los años de su juventud en el torbellino de los placeres y de los desórdenes mundanos. La cabeza casi despro\'ista de cabellos, y éstos encanecidos prematuramente, era todavía hermosa; y los ojos, de penetrante mirada, tenían como un poder magnético y misterioso. Alberto bajó los suyos ante aquella mirada escudriñadora y terrible, y durante el resto del cotillón no se atrevió á sostenerla ni u n instante. Desde entonces, cuantas veces hubo necesidad de presentar á la graciosa desconocida un nuevo caballero, todos y cada uno de los bailarines, como por acuerdo tácito, iban á buscar á Alberto, en la seguridad de que sería aceptado. Y no se equivocaron : los dos jóvenes, cual si estuvieran poseídos de secreta embriaguez, enlazaban sus brazos, corrían ligeros sobre el parquet y voh'ian á separarse sin haber pronunciado una palabra. Cuando todo hubo concluido; cuando cesó la música y comenzó la dispersión general, fué preciso que Mendoza se acercase á su hijo para recordarle que era llegado el momento de retirarse. E l mancebo exhaló un suspiro y miro en torno suyo con sorpresa, creyendo que despertaba de un sueño delicioso. E n la jíuerta del salón vio el expresivo perfil de la desconocida, que se alejaba muellemente apoyada en su pareja, quien todavía, antes de desaparecer, lanzó una ojeada amenazadora al que acababa de obtener los favores de la dama, RA.MO-N DE NAVAKRETE. {Se

con'.iiiitará.)

PRELIMINARES PARA

UX TRATADO

COMPLETO

DE

PAREMIOLOGÍA

COMPARADA.

( C O N T I N U A C I Ó N . )

^ ^ V ^ - t í ^ L cabo de cuatro siglos en que se han piibli(r^y^®l '^'"'° '"^^ '''^ cuarenta diccionarios de la leugua castellana, entre grandes v pequeños, todavía nos encontramos sin un diccionario que real y verdaderamente merezca semejante denominación, por no cumjilir ninguno de ellos con su objeto al dejar de satisfacer debidamente las necesidades todas (¡ue puedan K-K surgir en el particular, y que de hecho surgen ácada f^ momento, tanto por lo que respecta á I:t carencia de r vocablos, frases y acepciones distintas, cuanto por lo que concierne .i voces y locuciones mal escritas y peor definidas. Antójaseme que esas y otras niuchísinias faltas de que adolecen, responden á no Iiaberse tocado para su redacción los muchos y diversos registros que debieran haberse empleado previamente, tales, entre otros, como la lectura en general de nuestros buenos escritores, el habla popular, los varios dialectos de nuestras provincias peninsulares, asi como de nuestras posesiones ultramarinas en que se habla la lengua castellana, que, por esc hecho

II

^N.*» XSSYIII

mismo, más que castellana debiera ser llamada española. Eso en cuanto ;i lo que debe constituir cl fondo del diccionario (pues el que compra un libro de esta naturaleza no lo consulta coinunnientc para averiguar (pió significa iiicsii, f>ir, piiii ni borrico); que, en cuaiUo a! método sin método observado en la disjiosicion, arreglo ó colocación de sus artículos, ya es otro cantar. En efecto: contémplese ahora á un lector rodeado de cuaiUos diccionarios existen en nuestra lengua, v, como no es posible saberlo todo, que intenta averiguar si existe en español alguna palabra que exprese por sí sola la idea de no tener con qiúpaf^ar un sujeto. No es preciso ir tan lejos: eso lector sabe que existe la tal palabra; pero, infiel su memoria en aijucl momento, como buena hembra, no la recuerda. Dada cualquiera de dichas circunstancias, pregunto: ¿De qité le servirán á la sazón todos esos mamotretos que lo circundan, si, al evocarlos en su ayuda, no obedecen éstos luego á su llamamiento ? No le queda, pues, otro recurso (¡triste por cierto!) que comenzar á leer palabra ])or palabra desde la A , v seguir su lectura por las letras intermedias hasta llegar á bastante más de la mitad del articulado de la / , para poder topar con cl malhadado Insolvente, que era su pesadilla (l). Pero cl mal más grave de que adolecen todos nuestros diccionarios es, en mi concepto, no sólo el escribir y definir imjjropiamente ciertas voces y locuciones, sino el dar cabida á algunas que nunca existieron, y á las que, por causa de impremeditación (que suponer falta de estudio ó de competencia en sus autores seria un pecado contra el Espíritu Santo, de los cuales dice la Sagrada Escritura que no alcanzan perdón en este nmndo ni en el otro), se les ha dado un cuerpo real, aunque sin alma, al hacerles ocupar un puesto en las colunmas de dichas obras, y en su debido lugar (ya que no lugar debido), según las "rigurosas y mecánicas trabas impuestas por el orden alfabético. Ya se comprende que asunto tan espinoso cuanto interesante es el que nos cumple analizar en la presente sección, por los distintos aspectos que quedan enunciados, PAR.\DIG.MA DE REFR.VNIÍS EX Q U E SE .VUTORIZ.VX

PAL.\!3RAS

Ó .ACEPCIONES XO INCLUIDAS EX N U E S T R O S DICCIONARIOS.

He dado á entender arriba que una de las lagunas que se notan en nuestros diccionarios es originada del desden con que se ha soÜdo mirar por los diccionaristas todos el estudio de nuestras hablas dialectales, contentándose con dar cabida á unas cuantas voces y locuciones provinciales, v omitiendo un sin ñn de otras á las cuales asiste igual derecho para ser admitidas en el fondo común de la lengua; y ahora añado que mientras no se Heve á cabo la redacción de vocabularios provinclides de nuestra España, no podrá ¡legar á levantarse el gran monumento del Diccionario de la Lengua lÍ&pahola. Véase, en prueba de mi aserto, el refrán usado en la provincia de Soria, que dice : lil qu2 en día de trabajo anda cnipascuado , nunca se ve viejorado. Ahora bien: cmpascnado, esto es, vestido en traje de fiesta (voz que no registra ningún diccionario), sobre ser palabra tan expresiva como irreemplazable, tiene por equivalente en Trances á cndimanche, í\WQ es, como si dijéramos, eniloniingado; lo cual hago observar aquí como tapaboca á más de cuatro galófilos que, por no conocer en toda su extensión la lengua española, la tildan de pobre al compararla con la francesa. Bien es verdad que no es suva toda la culpa, pues haciendo una aplicación proporcionada á nuestro asunto del siguiente texto de San Pablo, }• guardado ante todo el debido respeto á estas palabras, dichas con objeto de la propagación de la fe: ¿ Cuma invocarán á Aquel en quitm uo O'eyeron? ¿ó cómo creerán á Aquel que no oyeron f ¿y cuma oirán sin predicador? ¿y cómo predicarán si no fueren enviados? (2) Esto es, aplicado á nuestro propósito: ¿ Cómo se emplearán voces que no se conocen ? ¿y cómo han de ser conocidas si no se leen ? ¿y cómo se lian de leer si no las traen IJS diccionarios? ¿y cómo lastran de traer los diccionarios si los qjíe los redactan no saben por dónde se andan ? Adiós, que esquilan. En el tomo i de-mi Refranero dije á este propósito (página 31) lo que copio á continuación : «La írase tan usual y corriente de Adiós, que esquilan, significativa de Me voy,pmrque 710 puedo detenerme más, no se halla en el caso de asumir el verbo esquilar en ninguna de las dos acepciones reconocidas por la mayor parte de nuestros diccionarios, tanto antiguos como modernos, jíorque ni el cortar a'n la ti/era la lamí de los ganados, ni el suhir ó trepar a un árbol sin otra ayuda que los pies y las manos á guisa de esquilo ó ardilla, me parece, con perdón sea dicho, que son causas estimulantes á ponerse en precipitada fuga, abandonando repentinamente la compañía de aquella Ó aquellas personas con cpiienes estuviéramos departiendo. Sigúese, pues, de aquí que algo más imperioso, algo más urgente debe de significar esta palabra csqtdlar; v ese algo es ¡ nada más natural I tocar la esquila en la iglesia, ya para ( 1 ) Hace anos que para mi uso pariicular m e lengn trazado un embrión d e diccionario en que, dada la idea, 5e averiglie el vocaíilo ó vocablos que la représenla. Comprendo que una obra de esta naturaleza, llevada á su término, prestaría grandes sen-icios y obicndria pronto y ¡¡eneral éxito: pero ni mis osupaciones, ni mi falla de caudal para ello, ni ei cúmulo de dcsenuallos que con los anos sobrevienen, son el mejor estímulo para dar do mano, por mi parte, á otras atenciones más perentorias. Voy á decir lo que siento acerca del particular, aunque siento decirlo; la generalidad de los hombres que se sacrifican pur el estudio en provecho de la humanidad, semejan .-i las bujtas, que, al alumbrar á los citcunslantes, se van consumiendo ellas puco ;i poco, dado que se perjudican en sus intereses, en su descanso y hasta en su salud; y manos mal si la envidia no clava sus aceradas y pnnzoflosas garras en su existencia, pues pudiendo hacer sombra con su presencia A ciertos asiros más relumbrantes que luminosos, llegan al fin de su vida sin recabar honm ni provecho dü sus constantes sacrificios; por esa razón más de cuatro sujetos que ven qiie las obras baladíes son las que prosperan por punto general, en t.-into que las útiles <í importantes suelen quedar relegadas al olvido, se abstienen de acometer ciertas empresas gigantescas, capaces por .'^í solas de proporcionar eterno renombre, no ya á un individua, sino á una corporación de duelos. Pero sabido es que con la fama sola no se come. (2j Á ¡Qs Romanos, cap. .\, versos 14 y 15.


N." XXXVIll

LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMERICANA.

;iviso del pueblo, ya de los individuos pertenecientes á comunidades eclesiásticas ó rcHíjiosas, como señal de que el que ñuslc ó tenida precisión de asistir á los Oficios divinos se d¿ prisa á llegar al templo ó á coro. Esta opinión (¡ue acabo de sentar, y que á los ojos de algún escrupuloso cu la admisión de palabras ó si^'niiicacioncs podría ])asar, cuando m á s , por juicio";//lííi'cr/.í;-/ ó de congruencia, si ya no es que la reputara una cavilosidad ó ilusión por parte mia, se ve corroborada por los prácticos en la lacultad de que vamos tratando, ó dicho sea sin rodeos, por los campaneros, entre quienes diclia palabra es usada en la acepción que ya he indicado, y q u e , repito , creo haber descubierto en la enunciación de la frase proverbial mencionada, »

— ,, , Trómposelas ídem ídem ídem ídem Trxmpóselas ídem ídem Trk?nposelas ídem Trompójelas ídem Trompi'ijelas, y Trompógelas

Hacia mediados del siglo XV, es decir, en 1450, existia en la plaza del Mercado una vetusta y negra casa, de aspecto repulsivo, cuya chimenea arrojaba espesa columna de humo desde la salida á la puesta de! sol. El sonido de los martdlos sobre el yunque, el recJiinar de las limas, e! ruidoso aliento de dos enormi^s l'ucHes, el chis¡)orroLco de un horno de grandes dimensiones, producían un estrepito infernal en el interior de aquella casa, lista pertenecía á Erhardo Marbacher, maestro cerrajero de la ciudad, y contigua á cita se hallaba la panadería de la viuda Cjrelii Mux, cuyo hijo, de dieciocho años y de mala cabeza, ía proporcionaba graves disgustos en el presente y serios temores para el porvenir. Una tarde que elcerrají, ro vinoá sentarse, como de costumbre, sobre los sacub A esto, que ya tenia yo diclio en mi disertación prelimide harina de la panaderii nar á la Mont\^yafia pareniiologica que me premió la Biblioá echar un párrafo con 11 (12.") viuda, encontró ü ésta Ho teca Nacional de esta corte en el concurso de 1871 (si por rosa y aOigida : su hijo hi premio debe entenderse la cantidad en metálico que se me E s t o , por lo referente á su Diccionario. E n cuanto á las bia llegado á amenazarla. entregó, pero no el número de 306 ejemplares que me está cua'tro ediciones que del Quijote lleva hechas, como quiera —No os aflijáis, vecina— adeudando, por no haberse impreso aún la obra, en cuyo que dicho refrán se lee dos veces en las páginas de acjuella le dijo; —yo me encargo caso se hallan antes y después que yo varios sujetos lauobra inmortal, ambas en la segunda parte, véase cómo rede hacer entrar en vereda reados), necesito añadir ahora, aunque sea asomándome el sultarla fijado igualmente el texto de dicha expresión (y no á ese perillán, y vengo á carmin al rostro, lo siguiente: voz) en las ocho oc;isiones en que ocurre : haceros una proposición : escuchadme. Es muy seniriPocos años después tuve el gusto y el pesar de ver caCAP. XLUI. C A P . LXXVII. EDICIÓN. llo. Mi sobrino entrara en sualmente cu letras de moide ratificada mi opinión acerca vuestra casa de mozo de del particular: el gusto, porque siempre queda halagado el Trompógelas TRÓMPOGELAS . . . i .'^ tahona, y vuestro hijo en amor personal al cerciorarse uno de que no ha visto visiola mia de aprendiz de cerTRÜMPOGELAS.. . TROMPÓGELAS'.. . 2." nes al formular un juicio p r o p i o ; el pesar, porque c|uicn rajero. Todo se reduce á Trompógelas Trompógelas '¡.°de ello certificaba era un extranjero, (]uc en Le Trcsor i/es un simple cambio. DecidTrompógelas Trompógelas 4.'^ devx ¡an}^'cs cspagiiolle ct franfóisc de Cesar Ovdin, augmenté me, ,-os conviene ? sur ics Memoires de son Axitlienr, ovirc vn boa nombre de dic—Seguramente, y os doy De los dos estados antedichos resulta: que de las veintioiis ct de Phrascs, anee vne secunde Partie tontc nouneÜe, tidós veces que ha escrito la Academia esta locución (y no un millón de gracias—rebcauconp phis ampie i]i¿aiiparauanL; le toul corrige & rediitl voz) ha dado tres en el clavo y diecinueve en la herraduplicó la viuda, mientras estrechaba la mano que le en íncií/enr ordrepar Antoine Ovdin , &e. (^París, chez Simón ra, y para eso, dichas tres corresponden al Quijote, y nintendía su vecino.— Es cosa le Süiird, 1660), asignaba como primera correspondencia guna al Diccionario (2). decidida, y os ruego que del verbo esquilar, SÜKNER i.A SONNETTE, cosa que ni antes Pero, á todo e s t o , í q u é quiere decir írómfiogelas ó író/nseáis muy severo con él. ni después, que yo sepa, ha dicho, como debiera, ningún —¡ Oh I en cuanto á es", diccionario de nuestra nación. Véase, p u e s , si me asistie- poseías, por qué se ha de pronunciar y escribir asi, y por descuidad; he metido i:ii ron sobrados motivos para sonrojarme cuando tal lei, como qué se trata de una frase ó locución, y no de una voz? cintura á otros peores que Vamos á verlo lo más pronta, clara y brevemente poahora me pasa, y si tuve entonces harto fundamento para Martin, y acostumbrado á exclamar en estos ó parecidos términos : a ¡ Está v i s t o ; en sible. ciue hasta el hierro se me Trompárselas á luio vale tanto como volvérselas (esto es, las cosas que atañen á nuestro p a i s , los extranjeros suelen doblegue, no me será muy las palabras) al cuerpo ó ser respondoii: es asi que nadie diria estar más enterados que nosotros, sucediéndonos algo padifícil consecuirde vuestro vuélvaselas, luego tampoco se debe decir trómpaselas. liijo lo que me propongo. recido á lo que ocurre con la gente de cuernos, que es la — Hágase la \olimtad de iiUima qne h sabe; y como quiera que por más de un conE n cuanto á que dicha fórmula sea por si una expresión Dios—murmuró ella algún cepto somos ios liombres etc., '-ela ahí 3ist¿!» hecha y derecha, y en manera alguna una voz, confiérase tanto alarmada por la amesu estructura con buscárselas, liarlas, etc., q u e , hallándose naza que encerraban las paMuchos refranes más me ocurren ahora á este propósito; en igual caso, siempre fueron calificadas de frases y nunca labras del cerrajero. pero copio quiera que algunos de ellos claudican por más de palabras, como que se componen de varios vocablos en AI dia siguiente, desde de un concepto, de ahí que relacionaré los dos que incluyo lo material, y encierran una alusión tácita en lo intelecel amanecer se encontraba en la subdivisión siguiente con los de la que acabamos de t u a l ; esta alusión, para el caso presente, es las palabras, Martin en sn puesto,ayuestudiar. Vamos á verlos. dando á sus nuevos compañeros, no de muy buena gana y con por lo que no se verifica aquí la circunstancia de (tengañar gesto de mal humor ; pero no teniendo otro remedio, y por aqueó burlar» que apuntan algunos diccionarios, v algunas llo de que á !a fuerza ahorcan, acabó por conformarse con su P A R A D I G M A DE R E F R A N E S MAL E S C R I T O S . ediciones, no todas, del de nuestra Academia, significasuerte y trabajó desde entonces con asiduidad. ción que nunca tuvo en castellano, asi como tampoco jaA (jiiien Dios quiete bien, Ja casa le sabe. La panadera no cabía en si de gozo al ver el cambio nue, gramas significó trompero en nuestra lengua «que engaña», cias á sus novenas á San Antonio, según ella creía, se habia efecEsta es la verdadera lección, como en sus primeras ediequivaliendo, contra lo que ensefian impropiamente nuestuado en la conducta de su liijo, mientras que Marbacher pavociones lo escribió la Academia, y no la de la casa le sube, tros diccionaristas, á voluble, voltario ó veleidoso, según lo neábase orgulloso y satisfecho al ver el éxito obtenido por su inique impropiamente ha introducido en las últimas ediciones acredita el refrán que dice : ciativa y mediación. de su Diccionario ( i ) . Una tarde el maestro cerrajero, llamando á Martin, le dijo : Saber tiene, entre otras varias acepciones que omiten la — Toma, muchacho, esta cubeta, y vé á llenarla de arcilla, Amor trompero, cuantas veo tantas quiero. que me hace falta para modelar una cabeza de dragón ; pero ten Academia y ios demás diccionarios de nuestra lengua, la Tocante á la relación que existe entre trompárselas á -uno cuidado con estar de vuelta antes del toque de queda, porque no significación de saber ir, saber hallar; así es modo corriente permito que nadie duerma fuera de casa. y la palabra trompo, diré que la metáfora no puede ser más de hablar el decir; N. sabe á su casa. Calderón, que en Martin partió prometiendo regresar antes del anochecer. natural, -^wa jugar al trompo con él, y no otra cosa, es reachaque d£ lenguaje era mozo que lo entendía, emplea en La tarde era espléndida: el cielo parecía cubierto de un maneste-sentido dos veces la palabra saber en su comedia Las plicarle ó volverle las palabras al hacer poco ó ningún apreto de seda azul, en cuyo centro el sol resplandecía como un cio de su regaño, corrección ó castigo, bien respondiéntres justicias cu una, por los términos que leo y copio: enorme escudo de brillantes ; las flores esmaltaban la pradera, dole con los mismos términos que empleó aquél en su reembalsamando el ambiente, y las mariposas jugueteaban como UON LorE, Albricias pedirte puedo, prensión, bien saliéudole al encuentro con alguna pata de amantes que se persiguen ; era, en fin, una hermosa tarde de Blanca, que lioy se t-niran en casa Abril, y Martin , que no habia salido en todo el invierno, se singallo. La primera de dichas circunstancias se verifica en el Las dichas y los comemos. tió con alas más ligeras que las de las aves y corrió á través de refrán que acabamos de analizar; ht segunda se da en los BLANCA. H a n o strá, porque há días los campos hasta que el cansancio le hizo recordar el objeto de Que "O lii saben. tres refranes dialogados siguientes, igualmente antiguos, á su salida. • (Jornada I.) saber: Entonces se apresuró á llenar la cubeta de arcilla, y ya se disBLANCA. ¿Quiín es , cielos, quién a s i , —Hija, sey buena. — Madre, hé aquí un clavo. ponía á volver á la ciudad, cuando al pasar por una plaza , á la Cuando la noche cerrando sombra de cuyos árboles se entretenían varios muchachos enjuBaja, se ha enliado hasta a q u i í —Hija, sey buena. — Madre, citólas oyó. gar á los bolos, le dio la tentación de s e r d e la partida, y así lo I H o m b r e , qué vienes buscando ? i Tráesroe más pesares ? S I , hizo , logrando un gran éxito ; núes, gracias al desarrollo que el —Hija, sey buena, — Madre, atruena. Responderás. ¡ Claro está; ejercicio de su profesión habia dado á "sus músculos, nadie tiraba Que en casa de un afliijido la bola con mayor facilidad y soltura que el; con to cual, o h í Algo más podria seguir relatando sobre el particular, inE n quien no hay consuelo y a , dando la recomendación de su maestro, siguió engolfado en et cluso una trompetada de Puigblanch acerca de esta cuesSolamente ta ka sabido juego hasta que el primer toque de queda le hizo recordar el Quien los pesares le d a ! tión ; pero creo que con lo dicho basta y sobra. encargo de Marbacher, ( J o m a d a i,) JOSÉ MARÍA SBARBL Todos d una abandonaron su diversión y se dirigieron apresuradamente hacia la ciudad, para llegar antes de que se cerr.íran (_ Se continuará.) Q u e d e , pues, consignado que en este refrán no se trata sus puertas; pero cuando ya habia andado más de la mitad del de subir ni bajar, sino de saber; y quede consignada tamcamino, se apercibió Martin que no traia consigo la cubeta y volbién la verdad de la acepción que acabo de señalar, en vió corriendo á buscarla; mas por mucha prisa que se dio, cuanLEYENDA DEL «ÁRBOL DE HIERRO» unión de estas otras, igualmente omitidas en nuestros dicdo llegaba delante de !a puerta de San .íorge, ésta se cerraba, produciendo el roce de sus goznes un ruido que le heló la sangre cionarios, y asimismo autorizadas con otros tantos refranes, DE VIENA. en las venas. En vano llamo : nadie ¡e contestaba. como paso á demostrarlo. La noche llegó envuelta en su ne^ro manto, con el que cubrió Saber tiene ademas la significación de tener bue^i sabor, J(C\Qj-|ir::/NA de las más bellas catedrales de Alemania es, la ciudad, y Martin, desesperado, lloraba amargamente, cuando saber bien, gustar, agradar alguna cosa, como lo comprueba ,<»* l / ^ i i | j ^ ^¡j^ jjjj¿^ alguna, la de Viena, situada en la plaza al levantar los ojos vio delante de sí un perconaje de tétrico asel refrán; de San Esteban, bajo cuya advocación se halla; pecto que le hizo palidecer de miedo. pero no es ia ímica curiosidad que llama en aqueMartín quiso huir ; pero el desconocido , deteniéndole por el Amárgame el agua, marido; amárgame, y sábeme el vijio. _ lia plaza la atención, del que por vez primera víbrazo , le dijo : ÍÍAJ ^''^"- '^ capital de Austria. — No te apures, muchacho ; lo que te acaba de suceder tiene Posee también la de tener experiencia de alguna cosa, ó, A unos treinta pasos de distancia, entre la remedio: hé aquí lo que te abrirá todas las puertas. por valerme de un juego de palabras tan ingenioso como calle de Carintliie y el Graben, se nota un árbol de Y sacando una bolsa, de la que cogió un puñado de monedas expresivo, saber á qué sabe; v. g r . : ^ ' raro aspecto, de cuatro á cinco metros de altura, de oro, se las entregó al muchacho. S completamente cubierto de clavos de todas clases y tamaToma —dijo — haz sonar esla música de manera que te oigan Quien no sabe de abuelo, no sabe de bueno. " ños y rodeado de grueso cerco de hierro, del que pende los—centinelas,y te juro por mis barbas que te abrirán la puerta. un candado, que le da el aspecto de un prisionero sujeto Y basta ya de saber, y de ignorar, en este punto. — Nunca he visto tanto dinero junto — dijo asombrado el por la cintura. Es el famoso <i.Síock vn Eisen f, el «Tronco de hier- j6ven, Vengamos ahora al refrán ro», cuya historia, bastante curiosa, es la siguiente ; — Pues cuando se te acabe te daré más, para ¡o cual sólo tieCastígame (ó Ríñeme) mi madre, y yo trúmpogelas {ú ¿romnes que llamarme, — ¿Llamaros ? poseías). (j> Con perdón de la Academia, en la alusión que hafiO aquí al proverbio Bar una en el clavo y ciento en ¡a herradura no pretendo en manera a!(£una — Sí; dirás tres veces Raeb-Rebec-Quardec, y acudiré á tu Esta última frase ( y no voz) de que se compone el refrán signifirar lo que dicha Corporación entiende por esa « frase fiRurada y familiar llamamiento. ( á s a b e r ) : Hablar mueho, y lo más de ello fuera de propúsiio», sino «errar acabado de citar , y q u e , como ya comprenderá el más jui— ¿Y cómo expresaros mi gratitud y pagaros tantos benemás veces que aceriar en la ejecución de alguna empresa *, siquiera se hable, ficios ? cioso lector, es la que da pié á las siguientes reflexiones, siquiera se e.'^cnba, siquiera se efuclúe alguna operación mecánica, etc. ; y en — Eso es cosa secundaria y que ya arreglaremos cuando te debe pronunciarse siempre csdrújula, siquiera se diga, á prueba de ello, Iralándose ahora del refrán Casligume mi madre, e l e , la mueras. Academia h a hablado poco y hueno al definirlo, como es de suponer que la antigua usanza, trúmpogelas, siquiera á la moderna, igualmenle habrá escrito siempre bien la fulana trómfogclas en sus orÍEinales. — ¿Cuando me muera ? trómposelas. P e r o , por lo visto, h a sido la! y (anta su desgracia en achaque de correctores — bí. Me legarás tu alma —dijo en tono negligente el descoAntójaseme q u e , si por el modo de leerse esta frase ( v de pruebas de sus obras, q u e , en lo tóenme al particular, la ligereia. ó más nocido. bien la impericia de los tales curteelores, In han vulnerado en uno de sus más no voz) en los distintos textos do la Academia se fuera a — Pero mi alma pertenece .-i Dios — replicó el joven — y no preciados timbres <que todos lo s o n ) , cual es el de la » ! : f l . c o n desdoro juzgar de í^x fijeza, perdido tenia ¿ata el pleito. Carta canta: igualmente, por razón de las leyes del rechazo ó rebote, de su limtieza y de tengo derecho á disponer de ella. su clarexa. — ¡Ja, jal— interrumpió el extranjero, soltando una estridente carcajada. — ¿ Temes, por ventura, que te la arrebate por sor(I) NO deliró mín.is HartzenbuEch cuando tn la edición argtiraasillesca del Por eso me anticipo á dar aqu( tan cumplida salUfaccion a atiuet respetuoso Quifoíe escribió ¡a (aza ¡e sale. Cuerpo. presa , como se coge un pajarillo en la liga ? ¿ Das, pues, crédito

f

(i.'* edic. del Diccionario en 6 tomos.) ( i j ' , en un volumen.) {2.'^) (V") {4.-') (>.") (6.") {7.") (8.") (9.") (lO.'^) (II.'') Y

223


224

LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMEHICANA.

B EL L AS

N.° XXXA^II

A R T E S.

. I

«EL

INSTINTO

DE

LA

M A T E R N I D A D. » I

D I B U J O

O K I G r N A L

DE

K.

lí E I S S.

-


MONUMENTOS

A R O U I T K CT O N I CO S DE

Z A R A G O Z A . — VISTA

INTERIOR

(Dibujo de Antori;io Hebert.)

DE

LA

ESPAÑA.

LONJA.

.. 'r


226

LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMERICANA.

á las patrañas que te cuentan los frailes ? ¿ Acaso esperas ir á la gloria después íle tu muerte? — S e g u r a m e n t í que si — respondió Martin con sencilla n a t u ralidad. — ¡ A h ! ¡ ah ! ¡ a h ! ¡ Todos son lo m i s m o ! i S e imaginan que el cielo es u n a mansión de delicias ! ¡Yo íie estado en é l , amigo m i ó , y no he podido permanecer mucho tiempo ; allí sólo se vive del aire y de la luz conio las flores; j a m a s una botella de vino ni un buen trozo de j a m ó n ; es una vida monótona hasta m i s no p o d e r ! ¡ C u á n t a s veces no he sorprendido á santos anacoretas suspirando por el a g u a del manantial y ¡as raices del desierto que les servran de alimento sobre la tierra ! S i , por el c o n t r a r i o — prosiguió en tono insinuante — tu alma quiere seguirme después de la muerte de tu c u e r p o , yo te prometo felicidades sin cuento; el palacio en que habito es de mármol, y se ¡lalla situado al borde de un inmenso lago, donde doy mis fiestas n o c t u r n a s ; en mi reino se sale de « n a orgia para entrar en otra ; las almas adquieren formas palpables, y el amante rejuvenecido encuentra á su amada revestida con todos sus seductores encantos ¿ Unieres ? Martin inclinó la cabeza como si se sintiera interiormente vencido. ¿Querrías aquí, sobre la tierra, conseguir cuanto anhelases ? ; O u c ' t u nombre adquiriese fama y amor Hi corazón ? ¿ Desearlas eclipsar A tu maestro y saber las dos ciencias del bien y del mal? — S e a — r e s p o n d i ó Martin con voz e n t r e c o r t a d a ; — pero con u n a condición: que mi alma sólo te pertenecerá si en toda mi vida dejo, por culpa mia, de oir misa un solu domingo, A c e p t a d o ; yo soj- un buen d i a b l o , y únicamente exijo ahora que pongas tu firma al pié de este contrato. El desconocido le presento un pergamino, y como la oscuridad de la nocbe impedia ver, se sopló los d e d o s , que ardieron coma cinco bujías. E l aprendiz, que no sabía escribir una Jiora antes, firmó claramente al pié del contrato. Entonces las luces se apagaron y desapareció el desconocido. Martin creia despertar de u n a pesadilla: los oídos le zumbab a n , su respiración era p e n o s a , la cabeza le ardia, los párpados le p e s a b a n , ias piernas apenas podían sostenerle, y sin embargo, los íiorines que tenía en ei bolsillo eran prueba evidente de la realidad de su situación. Con vacilante paso acercóse á la p u e r t a de San J o r g e , que al eonido mágico de ias monedas se a b r i ó , y diez minutos después el joven aprendiz se encontraba en casa de su maestro, acostándose sin que nadie se apercibiera de su ¡legada. Al dia siguiente, Marbacher no le reprendió siquiera, pues le había visto entrar á la hora convenida, sentarse á la mesa para cenar y acostarse como de costumbre. Dos dias después el desconocido que había encontrado á Martin en la calle se presentó en la cerrajería, donde se hizo pasar por un gentilhombre de Palacio. ' T e n g o el encargo — dijo al maestro — de mandaros hacer un cerco d e hierro que se cierre con u n candado que n i n g u n a fuerza h u m a n a pueda abrir, _ _ L o que me p e d í s — c o n t e s t o el cerrajero — e s bien difícil y requiere un estudio detenido. Es absolutamente necesario — replicó el desconocido, - O s corre mucha prisa,' .— M u c h a . Entonces no puedo encargarme de ese trabajo, para cuya ejecución necesitaría bastante tiempo, ¡ O h ! maese Marbacher, j es posible que me deis esa contestación ? Apuesto d que entre vuestros oficiales encuentro uno que Be comprometa á hacer lo que habéis declarado no poder ejecutar en el tiempo que yo deseo. Y volviéndose hacia ellos : — ¿ N o h a y n i n g u n o entre vosotros que sea capaz de satisfflcer mi pretensión? U n profundo silencio r e m ó en el taller, — j N i n g u n o se atreve? — r e p i t i ó el fingido gentilhombre. M a r t i n , entonces, viendo que nadie contestaba, y adelantándose con paso decidido, dijo con voz firme: Yo me encargo de ejecutar lo que deseáis. • Marbacher creyó que la tierra se abria bajo sus pies para tra—I T ú I M a r t i n , t ú , el último de m i s aprendices, te atreves á hacer lo que el maestro Erhardo no puede llevar á cabo ! j Eso es imposible ! ¡ Yo te lo prohibo ! _ ¡ Y yo te lo m a n d o ! — r e p l i c ó el desconocido con tono tan imperioso, que Marbacher bajó la cabeza y se retiró. —Dentro d e geisdias pasaré á recoger el cerco —dijo el geniil-hombre despidiéndose. „ • u > Martin puso m a ñ o s a la obra aquella misma n o c h e ; pero al poco tiempo de estar trabajando se quedó dormido, viendo en Buenos una cerradura cuyo mecanismo era tan complicado como el de un r e l o j , y se apresuró á sacar de ella un dibujo, el cual se encontró, al despertar, sobre la m e s a , poniéndose á trabajar sin descanso hasta el dia siguiente. El gentilhombre volvió al sexto día, según su p r o m e s a , y Martin tuvo la satisfacción de presentarle el candado, que aquél examinó d e t e n i d a m e n t e , diciendo después de haberlo p r o b a d o : — E s una obra maestra, por lo que te doy esta bolsa llena de o r o ; y v o s , maese Erhardo, ¿qué le d a i s ? — p r e g u n t ó al maestro, que rodeado de ios demás oficiales estaba estupefacto ante aquel hecho, para él incomprensible. L e doy el título de compañero y la libertad —contestó_ el cerrajero con voz ronca y entrecortada por la rabia mal contenida y la envidia que le devoraba. El gentilhombre hizo poner el cerco al rededor del tronco de uno de los árboles de la plaza; cerró él mismo el c a n d a d o , se llevó la llave y jamas se le volvió áa'er. A la semana siguiente partía Martín para N u r e m b e r g , donde, á las órdenes de maese F e i t , trabajó en el sepulcro de San Sebaldo u n a de las joyas artísticas de aquella ciudad ; ejecutando después varios trabajos notables en A u g s b u r g o , y volviendo algún tiempo más t a r d e á M e n a , cuando á la sazón el Consejo d e la Burguesía acababa d e prometer u n a recompensa y el titulo de maestro al cerrajero que hiciera una llave capaz de abrir el candado puesto en el cerco que rodeaba el árbol de la plaza del M e r c a d o , al que llamaban ya el árholde /¡ierro. Martin la hizo sin gran t r a b a j o , pues se acordaba de la que habia forjado en su jirimitivo taller, y la prueba se efectuó con gran pompa y solemnidad. E l Burgomaestre y; los Consejeros de la ciudad, en traje de ceremonia ; la Corporación de cerrajeros y h e r r e r o s , con sus estandartes respectivos, y un gentío inmenso, se dirigieron á la plaza para hacer aquella tentativa, que debia ser la última. . • , . Martin se adelantó con paso firme, y después de saludar al Burgomaestre, sacó una liavecita, que introdujo en el caudado, el cual se abrió á la primera vuelta, cayendo al suelo el cerco de hierro. U n aplauso unánime y atronadores vivas resonaron ].irgo tiempo en el espacio, y los cerrajeros, gozosos de aquella victoria de su c o m p a ñ e r o , blandiendo ios martillos y bailando en derredor del á r b o l , como salvajes en torno de un prisionero próximo á ser sacrificado, fueron uno por uno clavando un clavo en el árbol, como para p e r p e t u a r el recuerdo de aquel dia para ellos memorable. Martin fué investido con la dignidad de maestro cerrajero por

el Burgomaestre, y sus compañeros le llevaron en hombros hasta su casa. Pero no podía gozar tranquilo de su triunfo, pues e! recuerdo del pacto maldito le atormentaba sin cesar, robándole así la felicidad que podrían haberle proporcionado la gloria y las riquezas que jKiscia, y que él hubiera cambiado gustoso por poder desligarse de aquel terrible compromiso que le amenazaba con la eterna condenación. P o r fin decidió distraerse y divertirse para olvidarlo, y al efecto iba todas las tardes á la hostería del >< . Key de Copas» con sus compañeros, con quienes bebía á veces más de lo regular. U n sábado, sobre todo, en que iiabía tenido un trabajo urgente, llegó más tarde que de costumbre, y de tal manera se engolfó en el j u e g o , que cuando al día siguierjie vino el dueño del establecimiento á abrir sus p u e r t a s , aún seguía la partida, más animada que nunca. — M u y bien, muy bien—dijo éste con tono de paternal solicit u d ; — a s í me gusta : el juego es como la caza, que u n a v e z empeñada la partida no se sabe dónde, cómo ni cuando t e r m i n a r á ; pero os ruego que no hagáis tanto ruido, porque ha empezado ya la misa mayor y el Burgomaestre se hace más severo á medida que envejece. — [ La misa mayor ha empezado!—repitió M a r t í n , palideciendo y dejando caer las cartas de sus manos, — i Como que y a son las diez ! — replico el hostelero. Martín , levantándose, s;ilió dando inispiés sin decir una palabra, y agarrándose, para no c^ier, á las mesas y á las paredes. Sus compañeros de juego le miraban estupefactos, y al verle desaparecer por la puerta, dijeron, mo^'iendo la cabeza con tono compasivo : — ¡ Pobrecillo, se ha vuelto loco ! La primera persona á quien Martín vio al salir de la taberna fué al gentilhombre, que relorciénduse el bigote, el sombrero sobrt; la ceja, !a mano en el pomo de la espada, que levantaba su larga capa, se paseaba ufano por la acera de enlrente. Sardónica sonrisa asomaba á sus labios, y sus ojos despedían u n a luz fosforescente. —¡Va es tarde ! — ¡exclamó con voz de trueno que hizo temblar á Martín ! — [ Ya es t a r d e ! Pero éste, abrigando una liltima esperanza, corrió con toda la velocidad que !e permitían sus vacilantes piernas á la iglesia de los M i n o r i t a s , donde se celebraba misa de once. Ll extranjero le siguió, y sin correr llegó al mismo tiempo

que é!. Martin, pálido, jadeante y sin aliento ya, subió de un salto los tres escalones de la puerta y entro en la iglesia en el momento en que el sacerdote, vuelto hacia los fieles, decía: Jíe, misa es¿. — ¡Oh Dios mío! ¡tened misericordia de mí! — e.\claraó el joven, cayendo al suelo sin sentido. Inmediatamente ie llevaron á casa de su madre donde, al llegar, su cuerpo estaba negro como el carbón, y al caer en la iglesia vieron algunos salir de su boca una nube de humo en el momento de espirar. _ Se íe hicieron suntuosos funerales, enterrándole en el cementeno de la catedral; y por la noche, á la hora en que acostumbraba á ir á la hostería del «líev de Copas», se oyó una voz lastimera que gemía diciendo: «¡ Una misa ! ¡unamisa!» Desde entonces se estableció la costumbre que todo cerrajero que llegase á Viena ó que ^se marchase de ia ciudad clavase un clavo en ei tronco de hierro y recitase un Padrenuestro por el descanso del alma de! desgraciado maestro Mariin. Tal es la leyenda dei famoso Árbol de hierro, que después de cuatro siglos, aun se conserva en el mismo sitio en que fué plantado; pues al hacerse allí la actual edificación , aquél la sirvió de límite, yse hizo en la fachada de la casa construida en su emplaüamiento una hornacina, en la que, cual preciosa reliquia,y rodeado del legendario cerco de hierro, se halla resguardado de las injuriasdel tiempo y expuesto á la veneración dé los vieneses y á la curiosidad de cuantos visitan la hermosa capita! de Austria. JOAQl-lN K A M O N E T Y M E N D O .

MADRID

PINTORESCO. I.

L.\ LEVEXDA DE L.\ CALLE DE SEVILLA.

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zapapico empezó cí derribo con valentía, v pronto los demoledores Iiabrán horrado del mapa de Madrid la antigua calle ó callejón de Sevilla. Después del derribo faltaba e! aluvión, y éste llega á formar la primera costra viable Míi^'/^-i^- de una calle que se entrega sin pudor al público ^ V " ^ ' más cosmopolita de todos los públicos: el que pasea en coche de alquiler ó de lujo. Rasgóse la envoltura del libro, y cayeron al suelo las hojas que ocultaban tantos misterios. Vino la manga de riego, brutalmente dirigida, y encharcó las baldosas graníticas sobre las cuales el amor admitió citas y prodigó seducciones. Cada piedra labrada de esa calle era un timbre de aventuras ; cada adoquín una novela inédita; cada bache formado por ei mucho taconear, un golfo de ilusiones queridas, un índice de pecados elegantes, una madeja culta de intrigas y galanteos que seria curiosa de leer si algún naturalista se propusiera editarla. Todo ha concluido. La luz penetra á plomo en ese callejón que ha visto damas de coturno y zapatos de galgas, trazar la estela de un devaneo anónimo; la Edilidad ha ]jertbrado las entrañas de la calle de Sevilla, para meter el gas en las futuras viviendas ; pero al remover los escombros ha echado por delante los recuerdos de vecindad, ha aventado las dulces memorias y ha echado cal sobre los átomos del suspiro amante repercutido en las casas que la piqueta demolió hace meses, para preparar el advenimiento de la calzada, boulevard, ó lo que sea, que se está constrityendo. Ya no veremos tapadas de entre dos luces resbalar en las baldosas, ni daifas del agarro soltar e! abanico para alzarse con las dos manos el brial que las .sirvió de cebo. Ya no veremos damas madrugadoras, ni fugitivas desveladas de la novena del Carmen, entrar solas en el callejón por el lado del Suizo, para salir con paso rápido acompañadas por el de ios Andaluces. Ya no habrá coches blasonados, con disfraz aparente, aguardando en la esquina á que vuelva la condesa de encargar langostinos en el colmado, después de arreglar un reloj por el meridiano de Gauter. Como las aceras se estrechan, ya no habrá guardia tudesca á las puertas del Suizo, ni profesores de esgrima inglesa repartiendo sablazos, ni timadores ensayando pasi-

N.o XXXVIII

llos, ni escritores ahoionados, quiero decir, de levita hasta el cuello; ni histriones que fueron artistas mucho antes de la decadencia, ni toreros comentando estocadas, ni chulos con coletilla, ni vendedoras de periódicos, ni jubilados de \í\ gloriosa, ni forasteros embebecidos, ni actores esperando contratas, ni fosforeros oliendo la q u e m a , ni Tenorios errantes, ni Para estos últimos ha sido la mayor de las dcsgnicias, pues ya no les queda en Madrid ningún escenario vistoso donde lucir la gracia ingénita de sus talles roídos por ias vigilias, el garbo de los cuerpos macerados por el barro que salpican ¡os coches y asendereados y deslomados de tanto ir y venir de la tienda á la garita,'desde que el sol nace por cí Retiro, hasta que se pone por la plaza de Oriente.

El ensanche de la calle de Sevilla equivale á un desahucio p;ira los muchos inqiiilims que en ella tenían su morada fija. Por eso dicen á todas horas : — ¡Maldición á la piqueta municipal que asi ha borrado la leyenda galante de la mejor de las calles ! ¡ Maldición á ese cixhisWcrofilaiilropo, que diz suministró los fondos al interés de 7 ¡)or 100! La patria muy afligida, y el mundo nuevo que flotaba por esa calle conservando la tradición de los chambergos v las espadas de lazo, del espadín de taza y la coleta, de los mantos y rebocillos, exhala al morir una protesta que pasará á la posterioridad de los siglos; la protesta del suelo ilustrado por tantos lances, ai sentirse herido por ias herraduras de ios caballos, por las llantas de los coclies de lujo y de los carros de la linqíieza; la elegía del idilio rimado entre d o s ; el lamento de los átomos que se extinguen; el eco de suspiros que se ahogan, el retruécano incitante del epigrama que improvisado en aquella calle fué á brillar en los salones y se consignó en los iibros de nuestros ingenios. Pasarán años y siglos sobre las ruinas de esa Ninivc cortesana; vendrán aluviones de hormigón á formar capas de suelo artificial soDre l:i tierra que conjuntamente hollaron e! raso y las ofrendas tributadas á Citerea. Donde estu\'o ei Meiilidcro de ociosos, la fábrica de chistes, estará ahora ei rond-point que facilite el ingreso para el atajo. Allí donde se escurrieron tantos ]i¡és honestos, por pisar en eí aire, nacerán mañana acacias de flor; donde l;is baldosas permitieron el flaneo de una prodigalidad amorosa á tantas generaciones, se levantará en comba el arrecife de ios coches que han de ir desde ia calle de Alcalá al desemboque de las Cuatro Calles. Caerán las casas que faltan; se perderán tos archivos; se apagarán ias luces, y así, cuando el esquilón de las Calatravas totjue á misa de honor, á la misa de moda que oye con tanta ie Vxhigh Ufe madrileña, el monaguillo se acordará de los tiempos en que la calle de Sevilla fué vía sacra en los dias de fiesta. Entonces vio esa calle ia devoción en ncgligi- codearse con la osadía engalanada ; leyó en los iibros de oraciones enigmas que ocultan á veces palabras de fuego, y recoiTÍó una á una las cuentas de aquellos rosarios místicos q u e , en forma de brazaletes indianos, ostenta la moda colgados del brazo que el cilicio de la adulación acaricia al resplandor de las bujías. Vio bultos equívocos, muchos velos trasparentes, mucha fugitiva de sí misma, mucho rebuscar de extremo á extremo, mucha esgrima de faldas y tacones, muchos incentivos y deseos, y todo esto como preparación del recogimiento clásico con que una persona, si es mujer, debe acercarse ai templo por calles tan pecadoras y removidas como dicen que fué antaño hi ex calle de Sevilla. Ei monaguillo de ias Caiatravas, acostumbrado á ver venir hermanas devotas, sólo verá en adelante un ancho espacio destinado á los carruajes, sin c¡ atractivo poético de la muchedumbre estacionada, por entre cuyos claros y remolinos se deslizaban las penitentes más finas y gallardas que es posible imaginar en este bajo mundo. Esta acera de casas convertida en polvo se lleva una parte de la vida madrileña, porque era un rincón muy particular el de la calle de Sevilla, formando por el lado de la Carrera puestos de flores ambulantes, de donde las cogían los transeúntes para echárselas á las madrileñas que por allí atravesaban, y por el o t r o , contiguo al café Suizo, colmena agitada por el zumbido del chiste, rimado en cien bocas ailí de guardia perpetua para ver pasar y tener que decir. Sic iransit gloria imiiidi. i Oh ! si ia calle de Sevilla escribiera alguna vez sus memorias, V nos hablase del tiempo en que fué estrecha y oscura, eso s i , pero característica y bulliciosa, y sucursal de la Forluna, cuyos duros repartía á manos llenas desde e¡ cuchitril destartalado de !a lotería de las Cuatro Calles, ¡ cuántas orgías ignoradas, cuántos disfraces conocidos, cuántos recuerdos cómicos y dramáticos, aristocráticos y plebeyos, saldrían á relucir! ¡Que se escriban 1 E N R I Q U E SEPULVEDA. Agosta iSSs.

P A P E L DE CARTAS. Linda caja de papel vitela, De canto dorado, de timbre y blasón, AI marchar de su nido de amores El fiel compañero contento adquirió. En las hojas aquellas gemia La dulce esperanza, recuerdos de ayer, Y ei correo llevó cotidiano, Un día tras otro, palabras de miel. De la caja el papel disminuye Cual hacen las ondas en la bajamar; JVFas las hojas que faltan , caricias Y besos y aromas se vieron trocar; Y la fiel compañera aspiraba. Allá muy distante, en su corazón


LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMERICANA.

N.° XXXVIII De; los trazns ¡iquollos la esencia C)u:' escribió una mano temblando de amor. Breves {Ha;;, muy breves pasaron; De la caja aquella íiay una mitad; Ya no baja el papel cual las ondas Tranquilas y amargas de la bajamar ; Ya la mano que escribió no escribe, , Ya no lee amante la fiel (.|ue leyó; Una sombra de luto y misterio En dia aán cercano pasó entre ios dos. De la muerte el aliento ¡lostrcro Sopló jílacial, triste, funesto, cruel, Y detuvo en la caja lujosa El grato consimio del blanco jsapei. Alli sola, uicdiada, en olvido, Se ve arrinconada en amplio biu'ó, De pape! de vitela la caja, De canto dorado, de timbre y blasón. Si el destino te lleva, poeta, Lejos de tu nido, no veas jamas Del papel donde exprimas tu mente Vertiendo caricias, el triste fiscal.

J . DE AliÉ\".\LO.

A UNA AMIGA DE MI HIJA. E! Señor te bendiga A ti, tan pura, tan hermosa y btiena; A ti, la dulce, la inocente amiga De mi inocente v dulce Magdalena. En plácido embeleso Os contemplo á las dos enamoradas; Cuando os cambiáis un beso Y miro vuestras manos enlazadas, No diera nii alegría Por !a que sienten en risueño alarde El mar azul al acercarse el dia Y el ruiseñor al espirar la tarde. Tus ojos guardan el azul del cielo; Y el mismo cielo en tu mirada ha escrito Para todas las almas un consuelo, Y para e! corazón ¡el infinito! ANTÜKIO F . GRII-O.

COSTUMBRES DEL SIGLO XVII. ARREDRO VAYAS, LA DUEÑA. (iCaiit¡nua:íóti.)

>^^^;yí^ASARON asi algunos ai'ios: Ponce, amar"" ' gado con el recuerdo de su pasada vida, se habia tornado taciturno, y ni tenía amigos, ni bajaba al rio, ni merendaba en la taberna de Lepre ( i ) , ni tomaba el SDÍ en el barranco de Leganitos, Donde las fieras arpías De vil linaje buscón, * • Solamente por tomar. Salen á tomar el sol (3). Pero si tenía los ojos fijos en su Cornelia, que yendo dias y viniendo dias, habia llegado á cumplir las ( I ) R e a l m e n t e e x i s t i ó e n M a d r i d u n t a b e r n e r o afamado, que se l l a m a b a L e p r e . O u e v e d o , e n u n a d e s u s j á c a r a s , le n o m b r a d e este m o d o : A la orilla de un pellejo, En la tahtrna de Lepre, Sobre si bebe poquito, O sobre s¡ sobrebebe, Mascamque el (le Sevilla, Zamborondón el de Yépes, Le dijeron mesurados Lo de sendos reinoqueles. T a m b i é n C a l d e r ó n , e n s u comedia. An/es t^ue ioi/o es >?ii¡fama, h a b l a d e la t a b e r n a d e L e p r e , c o m o cosa e x i s t e n t e e n t o n c e s . Dice a s í : HERNANDO. También yo de nuestras cosas La alianza j u r o , dando Por fiador , MENDOZA. HERSA-NDO.

jAquiín?

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quince primaveras, y tales, que en su rostro le hablan dejado perennes las flores de todas las florestas y ¡>radüs de enteras la Lombardia y Castilla. De su madre habia sacado los negros ojos, reverberantes al tanto de las más acicaladas hojas de las espadas que labraba su padre, y el color moreno de su ovalado rostro, fresco y purpurino, como las rosas de Alejandría; y en su garbo, tan donairoso como grave, en su proceridad y lozanía, y en cierta honesta alegría y juvenil viveza, demostraba á las claras la sangre española que llevaba en sus venas. Bien conocía Ponce el tesoro que en ella tenia que guardar, y quisiera esconderlo, como he dicho, tanto más, cuanto que por experiencia sabía que es disparate El guardar una nuiJL'r, Si ella no quiere guardarse (3), trabajo superior á todos los doce de HCrcules juntos, y que algún entendido juzgó cl mayor imposible {4}. Conocía que en Madrid, con tanto lindo desocupado, tanto picaro buscón, tanto virote callejero y tanto señor poderoso y arrojado, corría gran riesgo una moza de tan buen parecer como Cornelia, allí que todos eran gavilanes, cerniéndose sobre cada paloma incauta. Tenía m u y presente lo que una tarde oyó en una comedia, en cierto corral, tánico deporte con que alguna vez transigiera ; No hay quien á una mujer burlar no pueda : Damas, las más discretas y entendidas, Criticas presumidas, Las de más arte, ingenio, índtistria y maña, Quien no quiere engañaros no os engaña (5). Quiso, pues, poner puertas á las ilusiones y deseos de una mujer, y á la audacia y empeiios de un galán, que fué querer ponérselas al campo ; y como para él era recia encomienda celar una niña, y, por otra parte, deseaba rodearla de aquel decoro y boato que le permitían sus muchos dineros, buscóle una dueña y esclavas, y no le trajo escudero y pajes por no parecerlc bien meter hombres en casa. A esto se debió que D."^ Bernaldez de Carranza y sus almidonadas y luengas tocas sentaran sus reales en casa del espadero Ponce, quien, á pesar de su vida de aventuras, ignoraba que toda dueña era Más engailosa que el primer manzano (6). Habían llegado aquellos hermosos dias de que la primavera hace liberal presente á la villa y corte, proporcionándole las deleitosas mañanas de Abril y MayOj que dieron sujeto á un famoso poeta para cierta comedia (7), y Cornelia, en quien la sangre moza bullía, andaba deseosa de disfrutar de la alegre aunque comedida soltura que ofrecía el campo, donde, según los animados relatos de D.'^ Bernaldez, acontecían tantos lances, animados no pocos por el rapaz Cupido. T a m b i é n e n Zos Empeños

J u s t i f i c a q u e e l Campo de Leganitos era sitio m u y concurrido p a r a t o m a r e ! s o l , u n p a s a j e d e l a c o m e d i a d e S o l i s , El Amor al uso, e n q u e d i c e ; D O S A Ci^RAJUANA.

Al Catufo de Leganitos, Que en virtud del azadón Afirman que ba de ser calle, Tüdú ¡o puede hacer Dios, eic. Este romance debió hacerse popular, pues á sus primeros vers o s a l u d i ó B e n a v e n t e e n s u e n t r e m é s d e l o s Planetas, y también C a l d e r ó n e n s u s Mañanas de Abril y Mayo, c u a n d o d i c e I n é s , refiriéndose á dicha calle : , Con lo cual hemos llegado A la calle que fui prado, En virtud dd azadón. (Jomada 1, eso. iv.)

Bueno está el Campo. L O S dias

De sol está muy ameno De humanos árboles siempre Leganitos. ( J o r n a d a i , esc. v i . )

En verano Uimn nccro, Y en todos los tiempos oro (ro), (8) E l Parnue era u n a m e n o y frondoso p a s e o , q u e , principiando al pié del R e a ! Palacio, llegaba hasta el M a n z a n a r e s , t e niendo aquél puertas q u e comunicaban c o n él. L a costumbre lo h a b i a c o n s a g r a d o como el sitio preferente p a r a p a s e a r e n las d e liciosas mañiinas d e Abril y M a y o . C a l d e r ó n , e n s u c o m e d i a ZÍ)ÍJ5"WI,*(;«Í7Í de mi acaso, d e s c r i b e a s í en pocos versos la situación d e l P a r q u e ; D O N JUAN.

Do^h,

ANA.

D O N DiEGj, DOSA ANA.

DIEGO.

DoSA A N A .

La culpa de esto Vos la tenéis. ¿ Y o l a culpa? V estoy corrida por cierto De que aquí D.» Isabel H a y a visio estos e.vccsos. N o le entiendo. H o y vino á verme Por a q u í ; pared por medio Se ha mudado, y entre tanto Que se ordenaba el festejo De la merienda, quisimos Ver los coches, que saliendo \'an al so¡ de Lcnauiíos, Porque sólo esie aposento Rejas á la calle tiene.

D e su a m e n i d a d y frondosas arboledas r e s p o n d e este s i g u i e n t e t r o z o d e l a c i t a d a c o m e d i a d e S o l l s , Un Bobo hace ciento ,• DON LUIS.

Salí, pues, como os d i p o , Al Parque, hitn descuidado. Un dia que me deji La perciba de su m a n o ; Y apenas del sitio umhroso Penetré el florido espacio Donde, Á pesar de sus luces, El sol resplandece avaro, Porque los árboles verdes Súlu di.spensan ios rayos Que, sin estorbar lo a m e n o , Pueden sen-irñ lo vario. Cuando me robó la vista Turba de ninfas, qoe el campo Florecían con sus huellas, etc. (Jornada I , esc. ."í,)

Calderón, hablando d e l P a r q u e , dice q u e Su apacible sitio ameno De las flores y las dumas E s cl cortesano imperio E.stns .Ifafíanas di Abii! Y Mayo. (Comedia d e este titulo, jornada i , esc. 111.) Y n o sólo d e las d a m a s d e p o r t e , sino d e l a s d e d a c a y t o m a e r a p a l e n q u e y c a m p o d e b a t a l l a e l P a r q u e . A s i d i c e S o l í s , e n EAmor al uso, e n u n d i á l o g o e n t r e a m o y c r i a d o : OKTLSO. D O N G.vsrAK,

,qui¿n es ésta Que quietes sin d.irme parte? H á [>ocos dias, Ortufio, Que la hablé bajando al Parque, V la vine acompañando ; 'Empicara de buen arte. (Jornada i , esc. iv.)

(g) E n estas m a ñ a n a s primaverales d e Abril y M a y o s o b a n los m é d i c o s a c o n s e j a r á l a s d o n c e l l a s d e v e r d e s a ñ o s q u e s a l i e s e n á hacer ejercicio, como m e d i o excelente p a r a restaurar l a salud q u e b r a d i z a . A e s t o se l l a m a b a v u l g a r m e n t e ir á andar y t a m b i é n tomar el acero, cuanáo ademas del paseo tomaban las enfermas ciertas confecciones preparadas con hierro. N o pocas veces estos paseos fueron p r e t e x t o y e n c u b r i m i e n t o d e a m o r o s a s a v e n t u r a s en eí P a r q u e . E n l a c i t a d a c o m e d i a d e C a l d e r ó n , Los Empeños de un acaso dice Elvira á sus criadas, a l u d i e n d o á s u h e r m a n o D . D i e g o ; ELVIRA.

Nadie lo diga tjue fuera Aquesta mañana he estado ; Que aunque aquesto importaría Poeo, pues sabe que voy A andar, neg['irselo hoy £ s tener más otro día De excusa, para salir A hablar á don Juan. (Jornada 1, esc. xiv.)

O u e v e d o , en u n a d e las estrofas q u e á continuación cito en el texto de este articulo, escribió, refinéndose á u n a niña pidona : E s nííla q u e , por lomar. Madruga antes que amanezca, Porque en mí bolsa anochezca ; Que andar tras esto es su a7idar.

(Jornada i.) L a f a m a q u e p a r a e l p u e b l o t e n í a e l soldeLega7iitos ta proclam a b a n tambieii aquellos versos q u e lo c o n t a b a n entre otras cosas excelentes, diciendo: S o l , de Leganitos; L u n a , del Prado; A i r e , del SotiUo; Vino, del Sanio. Es decir, de S a n Martin d e Valdeiglesías. E n c o m i a n d o la b o n d a d d e l a g u a d e su célebre y a n t i g u a fuent e , s e h a l l a u n p a s a j e d e l e n t r e i ñ e s d e B e n a v e n t e , Las Burlas de Isabel, en q u e , r e q u e b r a n d o á u n a moza d o s p r e t e n d i e n t e s , le dicen: BARBERO. SACRISTÁN.

L a ociosidad cortesatin Me sncú á este verde sitio, Me llevó á este verde espacio, Que, república de flores Y laberinto de ramos, De doseí sirviendo al ria, Sirve de alfombra á Palacio. (jornada i, esc. Xv.)

L o p r o p i o d e m u e s t r a u n a e s c e n a d e Un Bobo hace ciento, d e l m i s m o escritor. H a b l a D." A n a con su h e r m a n o D . D i e g o , y dice:

Un tabernero afamado Que vivi aquí arca. (Jornada i , esc, i . ) L a jácara d e Quevedo debe ser m u y anterior á la comedia d e C a l d e r ó n , q u e s ^ r e p r e s e n t ó en 1662. E s t o p a r e c e p r o b a r q u e l a t a b e r n a d e b i ó d u r a r b a s t a n t e s afios, acaso m á s q u e u n a g e n e r a c i ó n d e L e p r e s , lo q u e c o n t r i b u i r í a á d a r l e f a m a . ( 2 ) A s í d i c e u n r o m a n c e d e a q u e l l a é p o c a . E l Campo de Leganitos y s u b a r r a n c o f u e r o n e n a q u e l l a É p o c a u n o s d e l o s s i t i o s m á s c o n c u r r i d o s d e l a c o r t e 3' s e r v i a d e p a s e o , t a n t o e n i n v i e r n o p a r a tomar ílsol, como en v e r a n o p a r a disfrutar d e l fresco, t e n i e n d o p a r a m a y o r atractivo ei ajjua d e r e n o m b r a d a fuente^ q u e s e e s t i m a b a e n t o n c e s c o m o l a m á s fina y s a l u d a b l e d e M a d r i d , y e r a f a m o s a a l p a r d e l a s d e l a Priora y d e l Cafio dorado. E l b a r ranco o c u p a b a lo q u e después h a sido la calle d e L e g a n i t o s , y c u a n d o e m p e z ó á formarse ésta se t e n í a el conseguirlo como cosa u n poco menos q u e de milagro. Así decían los cuatro p r i m e r o s versos d e l r o m a n c e citado :

Con la sagacidad propia de la'mujer, insinuó á su padre su deseo, instó sobre ello y lo pidió por fin al descubierto, y Ponce, aunqtie dudoso en un principio, cedió por fin, confiando en el candor y pocos atios de la muchacha ¡ falaz descuido ! y en la vigilancia c incorruptible severidad de la duei'ia ¡ loca y cieguísima confianza! Al par que la cailt- Mayor^ durante el dia, ó el Prado Viejo, al caer la tarde, era de antiguo famoso el Parque para los paseos matutinos, y aquellas frondosas arboledas, que habían recibido tal nombre, y estaban debajo del Real palacio (8), eran en las floridas mañanas del año palenque y punto de cita de galanes aventureros^ damas de rebozo, busconas arrufaldadas y doncelhtas que iban á midar (y), á fin de que sus opilados semblantes recobrasen las perdidas rosas tomando el accro^ aunque de alguna pudiera decirse que

p o n e estos versos :

Pero al punto que IleEamos A locar lie Leganitos La eallc, que antes íiié campo, ele. (Jornada i , esc. x v . )

DON Lepre,

de un acaso,

227

Eres un fuejjo, para m i , de! Etna. V un agua, para m ¡ , de Legatütos.

(3) C A L D E R Ó N , El Alcalde de Zalamea. ( J o r n a d a I , esc. X.) ( 4 ) C o nese tlttilo escribió L o p e u n a comedia, d e la q u e después t o m ó D . A g u s t í n M o r e t o el p e n s a m i e n t o p a r a la s u y a , t a n c é l e b r e , t i t u l a d a No puede ser ( 5 ) C A L D E R Ó N , Hombre pobre todo es trazas. ( J o r n a d a III, escena x v . ) (6) Q i J E V E D O , s o n e t o . Epitafio de una dueña. (7) D o n Pedro Calderón de ta Barca.

(10) O u e v e d o , letrilla citada. Éste y otros escritores hacían r e f e r e n c i a s , m á s ó m e n o s p i c a r e s c a s , á l a c o s t u m b r e d e tomar el acero y l o s p a s e o s m a t u t i n o s á q u e s e r v í a d e o c a s i ó n . B e n a v e n t e , e n s u e n t r e m é s La Capeadora, hace h a b l a r á todos los m e s e s , y en llegando Abril, dice : Con el acero y jarabes Yo soy el Abril florido, Que almuerzos y ramilletes Voy pidiendo, sin pedirlos. E n Pobreza, Catarro :

amor y fortuna^

d e los F i g u e r o a s , dice el gracioso

Porque en un lugar nos vemos Adonde, por cuatro cuartos, L e darñn con la de Rengo A un cristiano y, sin pasearse, Le harán tomar el acero. E l s a t í r i c o T i r s o d e M o l i n a , e n Por el sótano y el torno, decir, con n o poca d e s e n v o l t u r a , á D.'' J u s e p a ;

^

hace

en Madrid alivian p e n a s , Sí fe á fábulas dar quiero, E n las damas el acero Y en las viudas las novenas. (Acto 111, esc. X.)

En fin, Lope escribió una comedia titulada ¿"//íííro de Madrid,


LA I L U S T E A C I O N ESPAÑOLA Y AMERICANA.

228

SUCESOS D E LA RUMELL\.—KNTIÍADA

ISABELA

{ P U E R T O - R I C O } . —ASPECTO

DRL PiíÍNcm; ALIÍJANDIÍO DE UÜLGAIÍIA EN' FILIPÓPOLIS, E L 21. DE SETIEMIÍRE

PE LA PLAZA DR LA CONCORDIA

EN EL ACTO DE LA REPARTICIÓN DE SOCORROS A

(De fütografia directn, remitida por D. Ramón Elices Montes.)

N." XSXVIII

ÚLTIMO.

LOS POBRES.


N.-,ZXXV1II

LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMERICANA.

y de la que algún expoliado amante podia con el poeta cantar : A/i</i! por sanarse :tsí, Y ^nd,! por dcjunne cu cueros: T<ii/ii7 acero v muestra aceros De no dejar blanca en mi. • Ni las sonrosadas mejillas de Cornelia reclamaban que fuese á tomar el accro^ ni menos hemos de pensar que pudiera confundírsela con las niñas de entre busca y entre toma, pero no diré yo que alt^un otro pensamiento, soterrado en lo hondo de sus entrañas, sin casi entenderlo ella, no le hiciera pensar en el Parque y sus escondidas alamedas. Porque érase que se era un cierto mancebo de gallardo porte, rostro moreno, con bigote que dormia en bigoteras de ámbar, bizarro en su vestido, sombrero con trencellin de piedras y atildada valona, que hacía unas mañanas que había dado en pasar por la plazuela de Cuchilleros y quedarse con los ojos fijos en las celosías del balcón de Cornelia. La curiosidad , que diz heredaron las mujeres de nuestra madre Kva, liizo que un dia se quedase la niña mirando al caballero, emboscada detras de su espesa rejilla, no pareciéndole mal que él también la contemplase, y cuando menos se cataba remaneció en el aposento D." Rernaldez, con sus tocas y espejuelos, y retozándole en sus fruncidos labios una sonrisa más taimada que de regocijo. — ¡Jesús! dueña, me habéis asustado^— dijo Cornelia, sonriendo también. — ¿ T e m e vuesa merced que espante la caza ? ^ ¿ C a z a ? No entiendo lo que decís. — V a y a , que no he de ser yo sola quien haya reparado en ese barbilindo. N o , sino el alba, y que es como unas flores. — P e r o ¿pensáis? — ¡Qué es pensar! Lo sé, como que somos mortales. ¿Por ventura no vio vuesa merced en los toros, quince dias hace, que desde el balcón en que estaba no quito don Leonardo los ojos del nuestro? — No le v i , D.^ Berualdez, dígoos lo cierto; ni una doncella honesta puede mirar con tal desenvoltura á los hombres. — N i ñ a sois; pero á fe que puede vuesa merced dar lecciones á más de cuatro mujeres de chapa. Eso mismo os enseñara yo, si no lo tuvieseis sabido ; pero repare vuesa merced que no es lo mismo un hidalgüelo segundón ó un lindo perniborra de los que ahora se usan, que un caballero tan prin-

«¿ESTÁN nONDE ESTÁN?» (Dibujo original de Domingo Lasuen.)

229 cipal y bien heredado como D. Leonardo. — ¿Conoceisle vos? — P u e s ¿por ventura hay en Madrid diez personas que no le conozcan ? Acaso sea vuesa merced la única dama, moza y bella, y cuenta que no es lisonja, que no conozca á D. Leonardo Mesía de Guzman, sobrino del esforzado Marqués de Leganés, caballero del hábito de Alcántara y rico como un Fúcar. No le hay más bizarro ni generoso, y se dice ha dejado dias hace el galanteo de su prima, con quien debia capitularse en breve, y todo por ciertos ojuelos negros que yo me sé. - ^ ¿ T a n mudable es ese caballero? — ¡ Acertado le ha á la cogujada! ¿ Mudable le llamáis porque haya olvidado á doña Casilda ]ior \'uesa merced? —-j Por mi, dueña ! — ¡Acabara yo para mañana! Pero ¿no os he dicho? Mas por Dios que no deje \-uesa merced traslucir nada á su padre, porque seria el último dia de nuestra existencia Pues ello fué que, tornando yo á casa dos dias hace, al anochecer, al salir de la cercana iglesia de San Pedro, adonde vuesa merced sabe hago mis plegarias por el .que pudre, acercóseme embozado D. Leonardo, y después de encarecerme, con las más corteses y apasionadas jíalabras, el. amor en que artie por vuesa merced, dióme un billete tan perfumado de ámbar, que no fui más poderosa para dejar de tomarle que lie tle serlo para morir cuando llegue mi hora. — ¿Kso osasteis hacer? — No crea vuesa merced que no me resistí más que Ambéres á Julián Romerc, ni que me dejé ganar por el olorcillo del ámbar, ni nada me hubiera rendido que no fuesen las lágrimas y sollozos del caballero; pero juró y perjuró tanto, encareciendo su amor, que, lo confieso, recibí el billete. ~ ¡ U n billetedeun hombre! ¿Le habréis quemado? —Mil veces he estado tentada de hacerlo, y otras mil me he arrepentido, si bien no me atreví á dárosle, pero vcdle aquí. — ¡Dios mió! Ese caballero pensará que yo soy una mujer atrevida y liviana, como las que decís que hoy se usan , y paseará mi calle, y rondará mi reja, y desvelará la vecindad con músicas, poniendo mi crédito en opinión. — N o en mis dias; eso n o : para mí santiguada, que yo le pedí, encargué y aun amenacé que nada de eso hiciera, si no quería enojar á vuesa merced antes que ganar su volimtad. ¡Pues gentil vecindad tenemos con D.^Magdalena, la viuda del secre-

S T O C K O L M O (suEcr.-\).—LA CÉLEDRE «DIVA» CRISTINA NILSSON, CANTANDO ANTE LA MULTITUD REUNIDA EN LA PLAZA DEL GRAN H O I E L

(De dibujo del natural, publicado por el I¡lusircra<í Tidning.)


23o

li'A ILÜSTUACION ESPAÑOLA Y AMEHICANA.

tario del C o n d e d e U r e ñ a , y las hijas d e S o t o , el furriel d e l a G u a r d i a A m a r i l l a ! Y lo q u e y o le dije: L a mujer en opinión Mucho más pierde que gana, P u e s e s c o m o l.i c a m p a n a , Q u e s e e s t i m a p o r el s o n ( i ) , — ¡ A y , d u e ñ a , q u e queréis h a b l a r m e al gusto! —No, sino e n m a n o s está el p a n d e r o q u e lo sab r á n repicar. ¿ A m í c o n m a u l a s ? P u e s a h í sería el d i a b l o si é l i n t e n t a r e c o s a q u e n i á v u e s a m e r c e d n i á m í n o s f u e r a en^ e n c o m i e n d a . S i n o , v e d e l b i l l e t e , q u e a q u í e n el p e c h o le t r a i g o . Resistía Cornelia á t o m a r l e ; pero las adulaciones, embrollos y chismes de D." Bernaldez fueron tantos, q u e la n i ñ a t o m ó , abrió, l e y ó , y a u n r e l e y ó , el bil l e t e , e s c r i t o e n e l m á s e n i g m á t i c o e s t i l o c u l t o ó critico. Y e s l o b u e n o q u e , a u n q u e n i C o r n e l i a n i d o ñ a B e r n a l d e z e n t e n d i e r o n lo q u e significaban coluros, candor^ esfera (2) y otros vocablos, quedaron d e ellos c o n t e n t a s y la n i ñ a p a g a d a , pues p o r lo m e n o s c o m p r e n d i a q u e eran e n su elogio. B i e n sabía D . L e o n a r d o , c o m o d u c h o , á q u i é n h a bía c o h e c h a d o e n la persona d e D." Bernaldez ( 3 ) , pues t a n t o y t a n t o m a c h a c ó la d u e ñ a , t a n t o protestó d e s u c r i s t i a n d a d y b u e n a s i n t e n c i o n e s , q u e la v o l u n t a d , y a n o m u y e n t e r a , d e C o r n e l i a , se a v i n o á cont e s t a r al billete d e l g a l á n , a c c e d i e n d o á t e n e r c o n él u n a entrevista, m e d i a n d o entre a m b o s los hierros d e u n a reja q u e salía á l a c a l l e ; p u e s a u n q u e la vieja h u b i e r a q u e r i d o q u e a q u e l t u v i e s e e n t r a d a e n la casa, p u e s así m e j o r a b a el precio d e l c o h e c h o , s e g ú n p r o m e s a d e Mesía, n o quiso la n i ñ a v e n i r e n ello p o r n o parecer.harto liviana. N o llegó la n o c h e sin q u e el m o z o supiese lo conc e r t a d o , pues la vieja t u v o b u e n cuidado de q u e llegase á sus m a n o s el papelillo p o r mediación d e u n t r u h á n viejo, llamado T a l d e Mochales. E s t e , q u e h a b i a sido e n sus m o c e d a d e s soldado, poco a m i g o d e las pelotas d e arcabuz, hizose bolichero de u n tercio, q u e e r a e l finibus ¿erra; d e l a p i c a r d í a , t e n i e n d o q u e dejar el olicio p o r q u e cierto c a m a r a d a , á q u i e n j u g ó u n a treta, se v e n g ó d e él dándole u n a cuchillada d e catorce p u n t o s q u e le r e b a n ó la oreja izquierda ; y c u a n d o c u r ó dejó las b a n d e r a s p o r t e m o r á m a y o r e s d a ñ o s y se v i n o á M a d r i d , d o n d e v i v í a d e s u a s t u c i a en bodegones y tablajerías, arrimándose á señores, logrando cautivar con sus invenciones á Mesía, q u e vio en él u n útil auxiliar de sus maleantes entretenimientos. Luengos años hacía q u e D . ' Bernaldez conocía á Mochales, pues habiendo ésta caído e n las garras de Q u i n t a n i l l a , el m a r i d o q u e fué d e la d u e ñ a , dizq u e el a l g u a c i l se c o m p a d e c i ó d e l b e r g a n t e m e r c e d á n o sé q u é d o b l o n e s d e d o s caras ( 4 ) q u e a q u é l h a b í a ( I ) Tirso de M o l i n a , El Burlador de Sevilla (acto I I , escena n i ) . ( 2 ) Ya en otros artículos he hecho notar que en aquel tiemo, no sólo en ios libros, el pulpito y ios teatros se hablaba aijucl en^uaje intrincado, que se llamó culto 6 critico, sino que era cosa c o m e n t e hasta en ¡as conversaciones ordinarias, sobre todo entre damas y galanes, pues unas y otros estimaban mucho q u e se les tuviese por personas de ingenio y discreción. H a b l a n d o doña Mayor con su doncella Casilda, en la comedia de Tirso Desde Toledo á Madrid, díce la doncella :

I

CASILDA.

DoS.i MAVOR. CASILDA

Agora

Madrug.i la primavera, De las flores ciimarera, Y nbolónalas, señora. I PoeUza5 f ; Qué he de hactr f

A ndar al itsa es sazón : De triticos y v,;llon No nos podemos vabr. (Acto I, esc. II.) E l mismo poeta, en Celos con celos se curan, hace decir ai g r a cioso : GASCÓN. ^tiren usiHasdoa Cual anda ya nuestro idioma : Todo es brilla , emula , aroma, Fatal..... ¡ oh 1 maldipi Dios Al primer dogmatizante Que se vistió de candar. SIRENA. NO deis en reformador, Porque sois muy ignorante. (Acto i i i , CSC. II.)

L o p e d e V e g a , en £1 Desprecio agradecido, pone estos versos: FLORELA. i Qué bueno estuvo esia tarde El Prado I LiaARDA. La procesión De los coches fué notable, FLORELA. ¡ Bravo humo, brava gloria, Efaiía ¡•rosa de nalanes ! Muy valido anduvo riesgo. Superior, inexcusable, Valiiiiieilto, acción, despejo, JÍttidor:o, activo, desaire, Jjlcimieiiio y caravajia. LiSARDA. Caso exlrtino que el lenguaje ', Tenga sus liempoa también,

a r a ñ a d o y dieron e n la bolsa del g u r o n , quien trabó d e s d e e n t o n c e s g r a n d e a m i s t a d c o n el r u f i á n , h a s t a e l p u n t o d e d a r q u e d e c i r a l v e c i n d a r i o p o r si d a b a ó n o l u g a r á q u e M o c h a l e s visitase s u casa e n ausencias q u e él d e industria procuraba.

JULIO MONREAL. (Sí continuará.)

LA QUINCENA PARISIENSE. Sr. Director de LA ILUSTR.^CIO^• ESPASOLA V AMERICANA. París, II Octubre 1885. v^'-j^Sz^^g I m u y querido Director y distinguido amigo: • ^ / W í ^ / r S ^ ? Diriase q u e el m u n d o político e u r o p e o e s • ' / • Í ^ M ^ f i n " " niño chico y mal criado, q u e n o puede S ^ \ l ^ l i D j r ¿ f t^í'C'trse q u i e t o n i t r a n q u i l o u n i n s t a n t e . E n áíc^^ dos meses hemos asistido á tres sorpresas '(y~ í-*>-^ á cual m á s r u i d o s a s : t r a s el guct-apcns de las C a r o l i n a s , e l g o l p e d e E s t a d o del P r í n c i p e d e B u l g a r i a ; t r a s la r e s u r r e c c i ó n d e l c o n f l i c t o o r i e n tal, el t a n i n a u d i t o c o m o i n e s p e r a d o t r i u n í b d e los c o n s e r v a d o r e s franceses. F a l t a r í a al m á s e l e m c i U a ! d e P mis deberes si, contra mi c o s t u m b r e , n o dedicara en mi q u i n c e n a a l g u n a s lineas á la p o l í t i c a ; s i n o m e h i c i e r a c a r g o d e e s t e a c o n t e c i m i e n t o , el s o l o , c i ú n i c o q u e e m b a r g a p o r c o m j j l e t o la a t e n c i ó n d e P a r í s , d e F r a n c i a , d e E u r o p a , d e l Tinindo, e n e s t o s m o m e n t o s , d e s d e q u e los r e p u b l i c a n o s c o a l i g a d o s s e p r o p u s i e r o n y l o g r a r o n v e n c e r al l a m o s o M i n i s t e r i o d e B r o g l i c - F o u r t o u , q u e o b t u v o del M a r i s c a l d e M a c M a h o n la d i s o l u c i ó n d e la C á m a r a d e 1 8 7 7 , a d v e r s a ;i b o napartistas y orleanistas desde aquella ya r e m o t a época c o n o c i d a e n la h i s t o r i a c o n t e m p o r á n e a p o r la Cntnpaña del 16 de Mayo: l o s r e p u b l i c a n o s , m a r e a d o s p o r s u t r i u n f o , ebrios d e éxito, ni h a n sabido m o d e r a r s u s instintos despót i c o s , n i t e n i d o e n c u e n t a las r e p e t i d a s a d v e r t e n c i a s q u e les h a d a d o el s u f r a g i o u n i v e r s a l . P e r d i d o s s u s d o s jefes i n c o n t e s t a b l e s , T h i e r s y G a m b e t t a , n o h a l l a r o n e n s u s filas q u i e n c o n v e n t a j a r e e m p l a z a s e á e s t o s d o s leadcrs; faltos d e d i r e c t o r e s a u t o r i z a d o s , ¡a c o h e s i ó n d e l p a r t i d o s e fué d e s m o r o n a n d o , d e s h a c i é n d o s e ; f o r m á r o n s e d i f e r e n t e s iglesias c o n grcucs y p a s t o r e s d i s t i n t o s ; F e r r y s e p r o c l a m ó jefe d e l o s oporiunistas; C l e m c n c e a u , jefe d e l o s radicales j la e x t r e m a i z q u i e r d a s e d e c l a r ó i n d e p e n d i e n t e , b r o t a r o n d e ella s e c t a s s i n fin c o n d o c t r i n a s t a n h e t e r o g é n e a s c o m o a b s u r d a s , y el c e n t r o i z q u i e r d o , la I r a c c i o n m á s sensata,, m á s d i s c r e t a , m á s m o d e r a d a , m á s g u b e r n a m e n t a l d e la m a y o r í a r e p u b l i c a n a , s e d i s o l v i ó , d e s a p a r e c i ó c o m o p o r e n c a n t o d e los d o s C u e r pos c o l e g i s l a d o r e s . P e r o n i F e r r y , n i C l e m e n c e a u , n i n i n g u n o d e i o s q u e t u v i e r o n la p r e t e n s i ó n d e s e r priiiii iiitcr pares, a l c a n z a r o n i m p o n e r s e á s u s c o r r e l i g i o n a r i o s , y á l a división del partido republicano siguieron las subdivisiones de s u s g r u p o s . A n d r i e u x , Paul Bcrt, Allain-Targé, F l o q u e t , N a q u c t , se s e p a r a r o n del o p t i m i s m o ; l o s i n t r a n s i g e n t e s r e p u d i a r o n las doctrinas de los progresistas ó radicales ; Jules Simón r e t r o c e d i ó h a c i a la d e r e c h a . C o m b a t i d o , n o p o r los m o n á r q u i c o s , n o p o r los b o n a p a r t i s t a s , n o p o r l o s r e a c c i o n a r i o s , s i n o p o r s u s a m i g o s d e la v í s p e r a , p o r l o s d e m ó c r a t a s d e a b o l e n g o , l o g r ó el o p o r t u n i s m o , á p e s a r d e s u i n s e n s a t a política i n t e r i o r y e x t e r i o r , v i v i r m u r i e n d o m á s d e t r e s a n o s . C o n s u ú l t i m o a c t o l e g i s l a t i v o JNL J u l e s F e r r y ]Drep a r ó el s u i c i d i o d e s u p a r t i d o , n o c o n t e n t o c o n e n a j e n a r s e la b e n e v o l e n c i a d e l o s p a t r i o t a s d e l e j é r c i t o c o n s u m a l h a d a d a y nefasta e x p e d i c i ó n al T o n k i n , n o s a t i s f e c h o c o n la o p o s i c i ó n d e h a c e n d i s t a s v h o m b r e s d e n e g o c i o s p o r su d e s p i l f a r r a d o r a g e s t i ó n e c o n ó m i c a , n o c r e y e n d o b a s t a n t e la m a l e v o l e n c i a del c l e r o , m a l e v o l e n c i a j u s t i f i c a d a , p u e s q u e el ( i a b i n e t e o p o r t u n i s t a h a h i s t i n i a d o g r a t u i t a m e n t e las c r e e n c i a s d e la m a y o r í a d e l p u e b l o francés e x p u l s a n d o frailes, p e r s i g u i e n d o c í é r i g o s , v e j a n d o m o n j a s , d e s p i d i e n d o d e las a u l a s p ú b l i c a s d e los h o s p i t a l e s la i m a g e n d e ! C r u cificado, cual si fuera u n t r a s t o v i e j o , u n c h i r i m b o l o i n ú t i l . E l C i a b i n e t e j i r o p u s o á las C á m a r a s la a d o p c i ó n d e la l e y del e s c r u t i n i o p o r l i s t a , y v o t a d a , J u l e s F e r r y s e vio obligado á c e d e r el poder á M . Brisson. E l p r o g r a m a del n u e v o P r e s i d e n t e del C o n s e j o fué « p a z y c o n c o r d i a e n t r e l o s r e p u b l i c a n o s » ; jicro él y s u s c o m p a ñ e r o s fueron los p r i n i c r o s e n n o c u m p l i r t a n d i s c r e t a linea d e c o n d u c t a .

m i m ó , c o n d e c o r ó á los prefectos, h e c h u r a s todos d e M o n tomaba su nombre de au valor, que era dos escudos. E n La Celosa de si misma, dice ei gracioso V e n t u r a : ¡ Mil doblones, y de d dos I /Das mil íseudos envía í Dar dos mil abrazos quiero, ¡ Oh escudos! al escudero De tan bella escuderÍQ. (Acto III, esc. II.) A los doblones de dos caras daba su nombre el tener en el a n verso los dos bustos ó caras unidas de los Reyes Católicos. El referido gracioso dice en la escena siguiente '. I Oh, qué traidores doblones! Cada uno tiene dos caras ; Todo.'; snn yemas, no hay claras De tL'ales iii patacones.

(Acio I , CSC. 1.)

Como se v e , muchas, si no todas, las palabras que Tirso y Lope señalan como criticas, con el tiempo se h a n hecho del uso más vulgar. ( 3 ) L a s dueñas eran la carcoma que continuamente minaba la honestidad de las jóvenes entregadas d su custodia, y bien lo sabian los amantes q u e perseguían á éstas con depravado intento. Asi dijo Quevedo, en su Casa de locosde amor : « A n d a b a n los aficionados á doncellas cohechando d u e ñ a s , porque los hiciesen dueños, etc.» Ya se h a visto también lo que Cervantes opi* n a b a de tales s u a r d a s , ( 4 ) Se decía doólon de a dos y doilcn dt dos cat-asi E l de <i des

L l a m a y e m a s á los doblones por ser moneda de oro, y claras, p o r ser d e plata, á los reales y patacones. E s t e último nombre s e daba á los reales de á ocho ó que valían ocho reales de piala. E n ^ni<3j'/or je«iiJ hizo también Tirso mención de los doblones de dos caras, de este modo : MOKTOVA.

una sicsla Sonaba que me habia hallado Tres bolsos y dos talegos De doblones de d dos caras. ....

..ly .

(Acto III, esc, -^xv.)

N." XXSVIII

s i e u r W a l d e c k - R o u s s e a u , y !^L B r i s s o n a m p a r ó c o n s u lac o n i s m o i n d i s c r e t o eL c o n j u n t o d e la p o l í t i c a d e M . F e r r y . L o s a n t i o p o r t u n i s t a s , al a p e r c i b i r s e q u e e! o p o r t u n i s m o s e g u i a o m n i p o t e n t e e n las esferas del G o b i e r n o , r e t i r a r o n su a p o y o al G a b i n e t e ; c a d a g r u p o h i z o « r a n c h o a p a r t e i > , y m á s d i v i d i d o s q u e n u n c a , l o s r e p u b l i c a n o s a f r o n t a r o n la l u c h a e l e c t o r a l . E i r e s u l t a d o h a s i d o p a r a ellos f u n e s t í s i m o ; los c o n s e r v a d o r e s h a n a l c a n z a d o e n la f u t u r a C á m a r a 188 v o t o s ; los r e p u b l i c a n o s , 133. L a A s a m b l e a , e n u n a p a i a b r a , c o n t a r á 5S4 d i p u t a d o s , d e l o s q u e 3 0 0 p o r lo m e n o s s e r á n e n e m i g o s i r r e c o n c i l i a b l e s d e las i n s t i t u c i o n e s v i g e n t e s ; y d i g o 3 0 0 , y atín m e q u e d o c o r t o ; q u e e n t r e l o s 215 e m p a t e s q u e necesitan n u e s t r a s elecciones, y e n t r e los 48 elegidos p o r el S e n a y p o r l a s C o l o n i a s , c u y o s n o m b r e s a u n s e i g n o r a n , es m á s q u e posible q u e bonapartistas y m o n á r q u i cos o b t e n g a n m á s d e 12 d e l o s s u y o s . L a R e p u b l i c a n o e s t á d e s a h u c i a d a , p e r o s e halla e n f e r m a d e s u m a g r a v e d a d ; y si s u s fieles n o a d o p t a n el l e m a q u e s e h a a p r o p i a d o la m o d e r n a B é l g i c a , 'sL' unión fait la forcé'», n o e s a v e n t u r a d o p r o f e t i z a r q u e la t e r c e r a R e p ú b l i c a n o a l c a n z a r á los 18 a ñ o s d e e x i s t e n c i a q u e l o g r a r o n la m o n a r q u í a de Julio y el s e g u n d o I m p e r i o , y sí m o r i r á ética ó d e m a n o a r m a d a , c o m o h a n m u e r t o t o d o s los r e g í m e n e s q u e se h a n s u c e d i d o e n F r a n c i a ( d e s d e la d e c a p i t a c i ó n d e L u i s X V I ) e n la flor d e la e d a d , á l o s d i e c i s e i s a ñ o s n o c u m p l i d o s .

P e r o basta de politica, a u n q u e , por desgracia, tenga q u e s e g u i r o c u p á n d o m e , n o y a d e l o s a m a g o s , s i n o d e los h e c h o s c o n s u m a d o s p o r la «inflexible Parcaw. M . E m i l e P c r r i n , a d m i n i s t r a d o r d e la C o m e d i a F r a n c e s a , h a m u e r t o a n t e a y e r en s u h o t e l d e l b o u l e v a r d M a l e s h e r b e s , á l o s s e t e n t a y ' u n años d e e d a d . — N o era Perriii u n vulgar empresario d e t e a t r o s , n o c r a u n o d e e s o s Bariniuns q u e explotan las estrellas d e l d r a m a ó c a n t o , c o m o e x p l o t a r p u d i e r a n l e o n e s mansos ó monos sabios; M . Perrin era un artista en toda la e x t e n s i ó n d e la p a l a b r a , u n h o m b r e d e a d m i n i s t r a c i ó n m o d e l o , u n d i r e c t o r e j e m p l a r , q u e h a e l e v a d o la casa d e ¡Moliere á t a l a l t u r a , q u e e s h o y a x i o m á t i c o q u e e l c o l i s e o d e la r u é d e R i c h e l i e u e s la p r i m e r a e s c e n a del m u n d o . M. Perrin c r a , ante todo y sobre t o d o , una personalidad parisiense; y pues este titulo m e p e r t e n e c e , es digno de u n a n e c r o l o g í a e n La Ilustración. N a c i ó P e r r i n e n R o u e U e n 1814, s i e n d o s u p a d r e m a g i s t r a d o d e la A u d i e n c i a d e d i c h a c i u d a d . H u é r f a n o d e p a d r e al t e r m i n a r s u s e s t u d i o s , v i n o á P a r í s á e s t u d i a r la p i n t u r a . D i s c í p u l o d e G r o s y d e P a u l d e la R o c h e , e x p u s o e n los s a l o n e s d e 1840 á 1S4S, e n t r e o t r o s c u a d r o s , Z / Í / S A ' K au cháleau de. Crccy, La Mort de Malftlalrc, Le Grana Corncillc diez le savclier. M a n e j a n d o el ]i¡ncel, n o a b a n d o n a b a la p l u m a , y m i e n t r a s q u e s u s d o s ú l t i m a s o b r a s c i t a d a s e r a n a d q u i r i d a s , la u n a p o r el E s t a d o , la o t r a p o r el l u u s e o d e C a e n , el l a u r e a d o p i n t o r se e n c a r g a b a d e la c r i t i c a a r t í s t i c a e n el Monilcnrx e n L'Union Callioliguc. E n 1848 P e r r i n fué n o m b r a d o , g r a c i a s á la a m i s t a d q u e le unia c o n I.edru-Rollin, director del T e a t r o Nacional d e la O p e r a C ó m i c a , h a c i e n d o r e p r e s e n t a r e n a q u e l l a e s c e n a , en l o s n u e v e a ñ o s q u e la d i r i g i ó , El Valle de Andorra, El Caid, La Fcc nu-v /•¿oses. El Sueño de una noche de verano, Calatea, L'Etoilc du Nord ( e n n u e s t r a z a r z u e l a Catalina), Zampa, Le Pre alt.x Clcrcs, Jcan de Paris, e t c . P e r r i n d e s c u b r i ó , ajustó y d i o á c o n o c e r á u n a p l é y a d e d e a r t i s t a s líricos, q u e fueron, y a u n son h o y , h o n r a s del a r t e francés, tales c o m o i a U g a l d e , la M i o l a n - C a r v a l h o , y l o s S í e s . F a u r e ( e l p r i m e r b a r í t o n o d e la é p o c a ) , B a t a i l l e y P u g e t . D e s p u é s d e h a b e r a d m i n i s t r a d o al p r o p i o t i e m p o la ó p e r a c ó m i c a y el t e a t r o l í r i c o , s i n l o g r a r g a l v a n i z a r e s t a ú l t i m a e s c e n a , M . P e r r i n fué n o m b r a d o d i r e c t o r d e la A c a d e m i a I m p e r i a l d e M ú s i c a ( G r a n d e O p e r a ) e n 1S62, d e b u t a n d o c o m o u n v e r d a d e r o m a e s t r o , e s d e c i r , p r e s i d i e n d o al e s t r e n o d e La Africana. T r a s la ú l t i m a p r o d u c c i ó n d e l g r a n M e y e r b e e r , p u s o P e r r i n e n e s c e n a e l Don Carlos, d e V e r d i , d e d i c á n d o se tras estos d o s e s t r e n o s á d e s e n t e r r a r las perlas del a n t i g u o r e p e r t o r i o , ^cr/í'/íov/s d e s c o n o c i d a s h a s t a e n t o n c e s d e n u e s t r a g e n e r a c i ó n . A él, á s u sabia iniciativa d e b e m o s el h a b e r o i d o , a d m i r a b l e m e n t e e j e c u t a d o s , el Don Juan, d e M o z a r t , el Alccstc, d e G l ü k , el Fausto ( c o r r e g i d o y a u m e n tado), de Gounod. E l 4 d e S e t i e m b r e d e 1870 P e r r i n , c o m p r e n d i e n d o q u e e l ú n i c o instrumento c u y o r u i d o h a b i a d e d o m i n a r e l d e los d e m á s e r a el c a ñ ó n , p r e s e n t o su d i m i s i ó n d e d i r e c t o r d e la O p e r a . S u cesantía fué c o r t a ; el 8 d e J u l i o d e l a ñ o s i g u i e n t e M . T b i e r s , d e s p u é s d e h a b e r v e n c i d o á la Contmuñe, le l l a m ó al E l í s e o , y l e r e c o m e n d ó la d i r e c c i ó n d e la clásica C o m e d i a F r a n c e s a . P a t e n t e s s e h a l l a n los b e n e f i cios d e su p r u d e n t e y artística a d m i n i s t r a c i ó n . L o q u e P e r r i n h i z o e n l a A c a d e m i a d e M ú s i c a llevó á c a b o e n la c a sa d e M o l i e r e , o r g a n i z a n d o r e p r e s e n t a c i o n e s d e d i c a d a s e x c l u s i v a m e n t e a l a n t i g u o r e p e r t o r i o , i n s t i t u y e n d o e l ,//,; de moda, el m a r t e s , l o g r a n d o q u e l o s Mardtdc la Comedie fueran el lugar d e cita del m u n d o elegante. N o c o n t e n t o con d e s e n t e r r a r l o s clásicos, s e e m p e ñ ó y c o n s i g u i ó claslcicar á los románticos, y f u s i o n a n d o l a s d o s e s c u e l a s , s e a m p a r ó d e t o d o el r e p e r t o r i o m o d e r n o , q u e e r a hasta e n t o n c e s privilegio exclusivo del Vandeville y del G i m n a s i o . T o d a s las tragedias d e R a c i n e y de Corneille, todas las c o m e d i a s d e M o l i e r e , v i e r o n l a s l u c e s ( p o r n o d e c i r las c a n d i l e j a s ) d e la e s c e n a , asi c o m o Marión Delormc, Hernanl, Ruy Blas, Le Roisamusc,á>i V í c t o r H u g o ; le Dcnii-monde, r'Etrangerc, la I'rinccsse de Bagdad, Denisc, d e A l e j a n d r o D u m a s hijo ; Le Sphin.v, d e O c t a v i o F e u i l l e t ; Le Cendre de M. Poirier, ¿es Foiirchamhault, P/iiliberte, d e E m i l i o A u g i c r ; les Palles de Mouche, Daniel Rochat, d e V i c t o r i a n o fiardou. M . P e r r i n c o n t r a t ó á S a r a h B e r n h a r d t , la d i o á c o n o c e r , así c o m o á la C r o i z e t t e , á C o q u e l i n C a d e t , á la B a r t e t , á Mounet-Sully, á W o r m s , y conservó á Got, á Delaunay, á C o q u e l i n , á T l n r o u , á M a t i b a n t , á la R e i c h e m b e r g , á la B r o l l a n ; fué e l g e n e r a l e n j e f e del p r i m e r o , d e l m á s b r i l l a n t e e s t a d o m a y o r a r t í s t i c o d e l s i g l o , p u e s n i T a i m a , n i la Rochel, ni Mlle, G e o r g e s lograron en s u s tiempos verse r o d e a d o s e n la e s c e n a d e c o m p a ñ e r o s q u e f o r m a s e n e l a d m i r a b l e c o n j u n t o q u e n o s e s d a d o a p l a u d i r h o y , g r a c i a s íl E m i l e P e r r i n , e n e l c o l i s e o d e la r u é d e R i c h e l i e u .


m

LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMERICANA.

N." XSXVIII

La Administración de estos periódicos hace saber Perrin, como restaurador del teatro francés, merece, de cuantos de arte se ocupan, un recuerdo; por eso he creido que D . Víctor M. Pruneda, de Aviles (Gijon), NO de mi deber ser su panegirista en las columnas de L A ESTÁ AUTORIZADO para cobrar suscriciones á los lLusr!i.\ciox, que cuenta con lectores asiduos en todo ei mismos. mundo civilizado. PKDRO DE PRAT.

ADVERTENCIA.

Aconsejamos á las personas que hacen uso del V I N O CHASSAISG, que se itseguren b¡en de In aulenticidad de loa francos que compran. E l Ei^" consumo de csle producto hn. dado lugar á numerosas falsificaciones, por lo que debe exigirse: r.", la firma CIIASSAINO sobre la diquela ; 3.°, la misma firma en cualro colores sobre la banda que rodea las cápsulas ; 3.", sobre cada página del folletito que rodea los frascos, la filigrana Chassaing-GiUnon ct Ce, París (visible al trasparente) ; 4,", el timbre de La Unioit de los Fabricantes obliterado por la firma CHASSAÍNG.

• .

Los frecuentes abusos que vienen cometiéndose por individuos que falsamente se atribuyen el carácter de representantes de esta Empresa en las provincias, nos ponen en el caso de recordar nuevamenTpaJ^hmaHei te : I.", que JIO respondemos más que de aquellas suscriciones que se hayan formalizado y satisfecho cu nuestras oficinas; 2.°, que el público debe acoger con la mayor reserva las instancias de personas que, á la sombra del crédito de ¡a Empresa, y atribuyénLas célebres especialidades de la Perfumería Duaser dose una representación que de ningún modo pue- {^Púte Epüaloiie, Pilivore, Jaboramiine, Cliarmeresse, ele.') se den justificar, abusan lastimosamente de su buena encuentran en Madrid, en las perfumerías Pascual, Frera, Infe ; y 3.", que siendo en gran número los libreros, glesa, etc.; en Barcelona, en casa de Lafont, etc. impresores y dueños de establecimientos mercantiles que en todas las capitales y poblaciones importantes El depósito de las tapas especialmente fabricadas por del Reino reciben suscriciones á L A ILUSTRACIÓN D. G. Siquier, de Barcelona, para encuadernar tomos de ESPAÑOLA y á L A MODA ELEGANTE, correspondiendo con honradez á la confianza que en ellos deposita año ó semestre de LA ILUSTR,-\CIOX ESPAÑOLA V AMERICAel público, no nos es posible estampar aquí una lista NA, continúa establecido, por cuenta del mismo, en esta Adtan numerosa, ni es tampoco necesario; porque co- ministración, Carretas, 12 , prñicipal, Mntlricl. nocidos como son en sus respectivas localidades, por Precio de cada juego de tapas para tomo de año Ó seel crédito que su comportamiento les haya granjea- mestre, pesetas 7,50. do, nada es tan fácil para las personas que deseen susLos Señores Suscritores de provincias que deseen adquicribirse por medio de intermediarios, como asesorarrirlas para encuadernar sus lomos, se servirán hacerlas rese previamente de la responsabilidad y garantía que coger en esta Administración por persona de su confianza, puede ofrecerles aquel d quien entregan su dinero. atendido á que no pueden remitirse por el correo.

1878. — ExposicioQ üaiversal de París.—1878.

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PARÍS

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La Casa cnvia los dibujos y los dalos que se le piden. Se encariña de la expedición, franco de todos gastos, de los coclics vendidos para España.

P A S T A D E N A F E D ED E L A N G R E N I E R . Cincuenta m í dicos d e los hospitales d e París h a n demostrado su poderosa eficacia c o n t r a l o s Resfriados^ G r i p p e , Blotiyui/is, Irrilaciones ael pecho y d e la-gargaaía. N o c o n t e n i e n d o n i opio, n i morfijia, ni codeina, puede darse sin temor á los niños q u e padecen d e tos. Depósitos en ias farmacias del m u n d o entero.

L A J A B O R A N D I N E es soberana para impedir la caida del c a b e l l o ; f o r t a l e c e e l p e l o , n o l o e n p r a s a , le d a e s p e s o r y f a c i l i t a e l p e i n a d o . E l f r a s c o , 2 0 f r a n c o s . D U S S E R , I , rué J. J. JioiisveaII, Parts.

LA VIRGEN MARTA, •

•'

NOVELA

POR

llISTÚRICO-nELlDIOSA,

D. JULIÁN GASTELLANOS.

1.a i m p o r t a n c i a h i s t ó r i c a d e e s t e l i b r o , l a e l e g a n c i a y g a l a n u r a c o n q u e e s t á t r a b a d o e l i d i l i o d e l n a c i m i e n t o , d e l a infancia y d e la v i d a t o d a d e la V i r g e n iMaría, a s i c o m o d e l d r a m a terrible y c o n m o v e d o r d e l G ó l g o t a , en q u e p a r t e t a n p r i n c i p a l la c u p o c u m o m a d r e c a r i ú o s a y a m a m í s i m n , y l o s migiiificos cromos i j u e l a i l u s t r a n , e x p l i c a n s a t i s f a c t o r i a m e n t e l a a c e p t a c i ü n q u e E s p a i i a e n t e ra d i s p e n s a á estas h e r m o s a s p á g i n a s , l l a m a d a s sin duda_á l e v a n t a r e l espíritu religioso d e n u e s t r o p u e b l o V á di^iai- r e c u e r d o s p r u f i í i i d o s e n la l i t e r a t u r a n a i : i o n a l . E s t a " i n t e r e s a n t í s i m a n o v e l a s e p u b l i c a p o r c u a d e r n o s s e m a n a l e s d e ()4 g r a n d e s p a g i n a s , e n p a p e l s a t i n a d o y tipos n u e v o s , y sin e m b a r g o d e ! lujo e x t r a o r d i n a r i o d e la e ü i c i o n , su precio es el de D O S B . E A L B S cada cuaderno. . - . , , , , - , S e s u s c r i b e e n l a c a s a e d i t o r i a l d e D . J o s é M a r í a F a q u i n e t o , O l i v a r , 6, p r i n c i p a l , M a d r i d .

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ONGID1ADEES1>AÑA Consuélense ustedes, Vabelleroa, y ustedes (amOten,Señoras. Un nuevo descubríi/iieíiío el A c e i t o d e O n c l d a d e Sspaüa, excelente pura el tocador, fortalecerá sus C'abelloa y lom hará crecer.

ESENCIA CONCENTRADA

ONCIDIAVBESPAÑA Ensayar es adoptar la E s e n c i a C o n c e n t r a d a a la O n c l d i a de E s p a d a , cuyo exquisito perfume le Ha Valiilo prontamente la preferencia de la elegancia parisiense. PERFDnERIi Z .

G - X T X M . A . X £ r >

P A R Í S — j e , faü&.Poiasonfi/áre,-fe

— P A R Í S

LflBIELLEZIA'MRíW HIGIENE La belleza I como la salud, exige que se la presten cuidados incesantes. La mujer que se deja enveji'ct-r, es porque desaiiendu esie precepto. Hagas-: uso diario de

LA JUVENTA, que es k la carne !o que el aire puro h In-s pulmones , y n tendrá el culis fresco, la piel blanca y la frente si» arrugas. {Áp,ua, crema, polvos.) La J U V K N T A se completa con M:1J

I > U V : E T

P O I J E M .

Polvo adherente, impalpable, tefrescanie, que hace átth jpatecer los tonos pálidos é ilumina el rostro í u n su aitífciopclatio.

LA

CARMELITA,

ingeniosa venda plá,st¡ca que arrefíJa las facciones, que amolda las mejillas, que evita ¡as desigualdades en el rostro. L J C A R M E L I T A es al rostro lo que el corsé al talle. Cuídese también el pecho pur

LA MÁMELIANÁ. Esta fórmula estimulante del célebre Trouchis, al obrar sobre el tejido dilatado de las glándulas, desarrolla y conserva el seno. La J U V E N T A , el D U V E T P O L E N , la C A R M E L I T A , la M A M E L I A N A , se encuentran en la M a l s o n B a l d i n i , p r e m i e r étREc 3 , r u é d e l a B a n a u o . PARÍS.


LA I L U S T R A C I Ó N E S P A Ñ O L A Y AMERICANA.

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_ LA, C A T Á S T R O F E

LIBROS PRESENTADOS

DE

N,° XXXVIII

STOKOLMO.

comprende las leyes y códigos de '• Bélgica; el II, las leyes y códigos d e Alemania, y el texto va acompañado de noticias históricas y notas explicativas, q u e facilitan su inteligencia; e l t o m o l i i (en prensa) contendrá ¡as leyes y códigos del reino de Italia, y así los sucesivos. Suscríbese en las principales librerías de M a drid y las provincias, y en la R e dacción y Administración de la Reídsta de los Trib¡itial¿.\. M a d r i d (Ancha de San Bernardo, 5o)-

Á ESTA HEDACCIÜN r o R AUTORES Ó EDITORES.

E l C ó l e r a e n 1 8 8 5 , por don José Montero y Viiíai. Un librito m u y curioso, como se observará por el siguiente índice abreviado de las materias de que trata : Informe del Real Proto-iVledicato de 1875, acerca de la epidemia de dicho a ñ o ; Epidemias peñérales (reseña histórica) ; Estudio y consideraciones sobre el c ó l e r a ; nociones, preceptos y medios que deben conocer las familias ; métodos preservativos y curativos de los m¡i3 afamados epidemiólogos; Desinfección y desinfectantes ; Cuadros estadísticos; Legislación ; Ajiéndices. Un tomo de 144 p á g m a s en 8,", que se vend e , á 2 pesetas, en las nrincipales librerías y en casa del autor, Madrid ( A l m i r a n t e , 16).

1:1 M o n l i ^ n i a ^ t t i l i i i ( r i l i j M í/íí.r) V sits acliiates emanación es rolcánica^, por D. linriquc Abella y Casariego, del cuerpo de Ingenieros de Minas.— Es u n a monografía extensa y bien esciiía, en la que se describe la situación V as])ecto exterior del monte, i\x liidrografía, su orografía y su geología,—-Un folleto de 2H páginas en 4." menor, publicado de Real orden.—Madrid, 1885. \.t\ i s l a ( l e l E i l i i ' a i i (I'^ilífti' nas\ V siíK azúfrales^ pOr D . E n rique Abella y Casariego, del cuerpo de Ingenieros de Minas. — Interésame monografía que describe la situación, forma y dimensiones, hidrografía, orografía, petrolografía, azufraL-s y Eolfaturas extinguidas de !a isla. Ili'istrala un mapa de la misma.— Folleto de 15 páginas en 4." menor, publicado de Real orden.— Madrid, 1885.

£sl:i<]Ístit^^:i t e l e í i r j ' t í i e a <le España, correspondiente al año 1804. L a Dirección general de Correos y Telégrafos se h a servido remitirnos un ejemplar de esa Esiadislica, que contiene numerosos y m u y importantes datos acerca del servicio telegiálico y telefónico en E s p a ñ a , estados generales, cuadros sinópticos, cat;i!ogos, resiimenes, etc. Un folleto de 133 páginas en 4.° M a d r i d , 1885. C o l o c v i o i i (le Inn íiistiliieiniies políticas yjun'iíicas de lus pueblos iiioilertios.— \.a publicación de esta interesante o!)ra, q u e dirigen los Sres. Romero ü i r o n y García Moreno, continúa haciéndose con regularidad por cuadernos ó por tomos, á voluntad del suscritor, y vendrá á costar de 30 á 40 pesetas al año, según lo q u e se publique. E l lomo i

l'ÁNICO OCASIÜNADÜ A CONSECUENXIA DEL HüNDl.MJEXTÜ Di; UNA ANDAMIADA. liNTRE LA .MlJClIJODUMIiliE QUE OÍA Á LA NILSSON.—(Del ]llttsirerad

Tiduivg.)

Montyon.

La Soi^trciOTO' D X Ü . D O C T O R . C I I I N , de S a l i c l l a t o d e s o s a , posee una eficacia, mcontestaUe en las A/'eccioitvs reiiimiticttii agudtts y crónicas, en el lietimatismo aotoso, en los Dolores articulares y musculares, v todas tas veces que se quiera calmar los padecimientos atroces ocasionados por estas enfermedades. Para o b t e n e r todos los b u e n o s resultados q u e debo dar el S a l l c i l a t o d e S o s a , e s m e n e s t e r t e n e r a s u dísiiosicion u n p r o d u c t o nliHotututnptito ynm y de una composición invariableCon e s t a s condiciones, .se t e n d r á u n a e n t e r a g a r a n t í a para el u s o d e la S o l u c i ó n d e l D o c t o r C l i n , L a Solución del Doctor Clin, preparada c o n dosis exactas, s i e m p r e idéntica e n s u composición y d e u n {^nslo agradable p e r m i t e t o m a r fácilmente el S a l l c i l a t o d e S o s a p u r o y variar la dó.sis s e g ú n la i n t e n s i d a d del dolor. E n r e s u m e n , la V E R S A D E R A S o x i r c i O í r Cx-ZH de S a l l c i l a t o d e S o s a es el mejor r e m e d i o c o n t r a lus ¡íeurnatismos. la Gota y los Dolores. Cada frasquillo va a c o m p a ñ a d o de una insti'uccíon detallada. Se halla In V E R S A D E B A S o r - u c i o n - C l . m ' d e S a ü c l l a t o d e S o s a c u las principales F a r m a c i a s y Drogueria^;.

PARÍS _

CASA CLIN Y C

_

V.

d

REUMATISMOS. GOTA, DOLORES. SOLUCIÓN del D o c t o r C l i n Premiado por la Facilitad de Medicina de París.— Premio

I..a C i i l e l i i - a (continuación i'e Loca de ainor\ por Adolfo P e l o t ; versión castellana de dr n Juan .1. de la Cerda. Esta m tretenida novela pertenece, 1 orno su primera p a r t e , á la hihliotexa de El Cosmos Edito, tal, y se vende, á 2,50 pesetas, en la Administración de dicha Biblioieca, Madrid ( Montera, 2 i ) .

PARÍS

®

FLOR DE RAMILLETE DE BODAS, para hermosear la tez. POR MEDIO DE LA APLICACIÓN DE LA FLOR DE RAlViJLLETE DE BÜD.'^S AL ROSTRO, HOMBROS. BRAZOS Y MANOS, SE OBTIENE HERMOSURA FASCINANTE, ESPLENDOR INrOMPARABLE Y LA ENCANTADORA FRAGANCIA DEL LIRIO Y l'E LA ROSA. ES UN LÍQUIDO LÁCTEO É HIGIÉNICO, Y NO CONOCE RIVAL EN TODO EL MUNDO t N CREAR, REbTAURAR Y CONSERVAR LA BELLEZA.

-. 9

VÉNDESE EN LAS PELUQUERÍAS, PERFUMERÍAS Y FARMACIAS INGLESAS—FÁBRICA E N LONDRES, 114 Y i l B . SOUTHAMPTON ROW; EN PARlS Y NUEVA.YORK.

,^ 9

J^ W

F,n Madrid, perfumería F r e r a , calle del C a r m e n ; perfumería Inglesa, Carrera de San Jerónimo, 3 ; perfumería Pascual, Arenal, 2 ; C. González y C " , Carrera de San Jerónimo, 2 1 ; E. Jorciiia!, La Central, calle de Don Martin , Ú3.

PÁTE AGNEL ^ AMIDALINA Y GLICERINA E s t e e x c e l e n t e Cosmélico blanquea ¡1 .•;¡iinu:ii ¡n piel y la p r e s e r v a d e rorf-id/trus. írrit<< dones, pícn:ones. d á n d o l e u n aterciopüladu a^'r.idabU'. En c u a n t o a lus m a n o s , k^.s da S(jli ley t r a n s p a r e n c i a a ias u ñ a s . En la P e r í u m e r i a Central d e A G N E L , 16, A v e n u e de l'Opéra V en l'fs seis Períumerins sticurs-iles que posee en P-iris. <isi como en todaatas hiienns Perpnm'ri.is Jll.iliUlt*! MM. C. GONZALO y C-, Calle d e Sevilla, 8 y 1 0 . — VAÍ.I-IMHA : M Enrique T I F F 0 N , 4 6 , C a U e d e l M a r . — J í . l j r i C ' f t O i V . 4 . ' M ° ' V " L á F 0 r i T & F i l s , P . a z a í i e l u Constitución.

NEURALGIAS

V

PÍLDORAS ^-Doctor Moussette

NUEVA PERFUMERIñEXTRA-FINft

*^

JABÓN. ESENCIA. AGUA DE TOCADOR. POLVO DE ARROZ. ACEITE.

Las Neuralgias, tan dolorosas y con tanta frecuencia rebeldes á todo tratamiento, han sido objeto, d u r a n t e muchos años, de estudios constantes hechos por el Doctor MOCISSETTE. Después de los ensayos más serios, y con ayuda de los trabajos científicos más recientes, el Doctor MoussETTE ha logrado componer las P i l d o r a s a n t i n e u r á l s i c a s , bien superiores ú todas las preparaciones empleadas hasta el dia, calman y curan las Neuralg'-as más rebeldes, \-\^ Jaquecas, la la Gastralgia, la Ciática y las Afecciones reumáticas agudas y dolorosas q u e han resistido á todos los demás remedios.

Las VERDADERAS PILDORAS MOUSSETTE

deben lomarse en las comidas. Kl primer dia se tomarán tres; una por la m a ñ a n a , u n a a mediodía y otra por la noche. Si no se encuentra alivio, se tomarán cuatro pildoras el segundo d í a : dos por ¡a mañana, una por la tarde y una por la noche. N o se deberá tomar m á s de seis pildoras diarias.

Las VERDADERAS PILDORAS MOUSSETTE

Se hallarán las Verfladeras Pildoras Moussette de Clin y C

en las principales far-

macias y droguerías.

JkGUA DE BOTOT

Sola verdadera

Único Dentífrico aprobado por la Academia de Medicina de Paris

POLVOS^^BOTOT

Depósito : 229, r u é St-Honoré.

P/.RÍS.—CASA

CLIN Y C * — P / C R Í S .

Détail:

i8, Boxd.des

/¡aítüjis (Paria).

S e exígiVíl

Ja firma ; ^

Dentífrico con quina

y ^ / ^ /

^ ^ ¿ / ^

Impreso sobre niáiinlnas d é l a ca«a r . iLAl'Ki:T, de Taris (Paasage Slanislass, 4). Jí.tai;rviulus lodos loa deroclios d ; propítdíid artlslica y literaria.

MADRID, — Establecimiento lipop-ñfico «Suceaorts CIK Rivaduneyra», Iinpt«3ani3 <]c la IlDal CaaOi


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