La Instrucción Pública en Puerto Rico, su Pasado, su Presente, Modo de Mejorarla en el Futuro (1885)

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La Instrucción Pública eu Puerto-Rico. SU PASADO,' SU PRESENTE Y MODO DE MEJORARLA EN LO FUTURO.

MEMORIA ESCRITA l'Olí

GABRIEL F E R R E R

HERNÁNDEZ,

Y LAUREADA CON El. PRIMER PREMIO, EN EL CERTAMEN CELEBRADO l'OR EL ATENEO DE ESTA CIUDAD, EN DlCIEMIiRE DEL AÑO 1884, JURADO CALIFICADOR,

LOS SRES.

COMPONIENDO'EL

PRESIDENTES

DE

SECCIÓN DE CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS DEL ATENEO DE MADRID.

PUERTO-RICO.

Imp.

de losé Gonzalez Font.

1835.

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La Instrucción Pública en Puerto-Rico. SU PASADO, SU PRESENTE Y

MODO DE MEJORARLA EN LO FUTURO.

MEMORIA ESCRITA POR

GABRIEL F E R R E R

HERNÁNDEZ,

Y LAUREADA CON EL PRIMER PREMIO, EN EL

CERTAMEN

CELEBRADO POR EL ATENEO

CIUDAD, EN DICIEMBRE DEL AÑO 1884,

DE

ESTA

COMPONIENDO

EL

JURADO CALIFICADOR, LOS SRES. PRESIDENTES DE LA SECCIÓN DE CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS DEL ATENEO DE MADRID.

PUERTO-RICO.

Imp. de José Gonzalez Font.

1885.


ES FROPIEDAD DEL AUTOR.


Zcv memoriu de mis idolatrcvdos pa/dres. Su Afyo fue lendeôi?"co su reeuerdo m-leritr&s viva,

;

GABRIEL FERRER HERNANDEZ.



¿ Queréis un pueblo digno ? pues ilustradlo.

Si por naturaleza y por educación, no nos fuese repugnante el oscurantismo; sino creyésemos que es un deber de los hombres honrados y de buena voluntad, el contribuir, en la medida de sus fuerzas á desterrar la ignorancia, causa principal de los infinitos males que á la humanidad afligen, la trascendencia del tema que vamos á estudiar nos hubiera obligado, por sí sola, á no cruzarnos de brazos, y á responder al llamamiento, altamente civilizador, del Ateneo puerto-riqueño. Y así es en efecto: hacer ostensible el estado actual de nuestra instrucción ; estudiar su pasado, y proponer los medios de mejorarla en lo futuro, vale tanto como resolver en todas sus partes un problema, dentro de cuyos ténniuos se encuentra totalmente comprendido, el porvenir de esta lejana Provincia,


— 6 — Es verdad que para llevar á cumplido término tarea tan difícil, son indispensables ciertas dotes de que carece, el que tiene la honra de acudir con este trabajo, al torneo intelectual á que se le invita; es cierto de toda certeza, que si en el curso de esta Memoria, hemos de perseguir la última razón, de muchas é incomprensibles anomalías, por cuyo maléfico influjo, se han estacionado y se estacionan aun, en esta Isla, los conocimientos, no pocas veces nuestra pluma imparcial habrá de herir sin compasión, á cuantos por malicia conocida, ó por negligencia censurable, hayan contribuido á fomentar los males que deploramos. • Pero si lo dicho, con relación á nuestras fuerzas, nos hace languidecer, y el lastimar el amor propio de muchos, nos costará no pequeño sinsabor, á cambio de tales desazones habrá de recompensarnos el cumplimiento de sagrados deberes, y la satisfacción de tributar alabanzas, que tienen por madre la justicia, reguladora de nuestros actos, á todos cuantos hayan contribuido, directa ó indirectamente á fomentar la enseñanza en este pais. En el curso de este trabajo, en que las estadísticas y documentos oficiales han de servir de norma á nuestros razonamientos,


la lógica inflexible de los números y con frecuencia la voz de las primeras Autoridades de la Provincia, serán el texto abierto, de donde tomemos las premisas que hayan de conducirnos á irrefutables consecuencias. La verdad histórica, severa é imparcial, el testimonio de hechos consumados, y que por tanto no admiten apelación, he aquí otros de los muchos elementos, de que habremos de hacer frecuente uso, para robustecer y comprobar nuestras afirmaciones. Para terminar este prefacio. El escribir esta Memoria, no supone un alarde, ni entraña una pretensión ; el deseo que guía nuestra pluma, arranca de este convencimiento: á la obra del progreso, todos los amantes del saber, todos los partidarios de la luz, deben concurrir con su contigente. Nosotros, pues, que así pensamos, contribuimos gustosos, con nuestro grano de arena. Si el material es inservible, deséchese por perjudicial; si puede utilizarse en modo alguno, quedaremos altamente recompensados, de todo en todo satisfechos.


I.

Descubierta nuestra Isla por los años de 1493, y estando ésta poblada por los indígenas cuyo carácter belicoso está fuera de toda duda, es evidente que, los primeros conquistadores, aquellos que trajeron á esta hermosa provincia, religión y cultura, no habían de encontrarse al arribar á estas playas, con la sumisión absoluta y pacífica de sus habitantes. A los primeros pasos, hubo de nacer la rebelión ; á las primeras excursiones por nuestras vírgenes selvas, siguióse la guerra á muerte, por entrambas partes, necesitando por consiguiente los españoles, por este solo hecho, no reducidos lustros para dominar al cabo, á los que con tanto ardor se defendían y con tanta tenacidad luchaban. Andando el tiempo, y como los indios de Borinquén no acabaran de someterse, ni los peninsulares pudieran darse momento de reposo, puesto que habían de atender


— 9 — en todos los instantes, á su seguridad personal y á la recolección del oro, abundantemente esparcido en las montañas, llanuras yriosde este suelo, es incoutestable que, en aquellos remotos años de perpetua inquietud, no era posible que los conquistadores se ocupasen, con predilección de otra cosa, que de las anteriormente dichas. Hasta aquí, pues, nada encontramos que censurar ni que aplaudir con respecto á enseñanza, ni nos admira, por consiguiente, la carencia absoluta de instrucción en este pais, en todo el resto del siglo quince y gran parte del siglo diez y seis ; porque si es verdad que los hechos que los hombres realizan, son siempre armónicos con las circunstancias en que se llevan á efecto, es á todas luces evidente, que en aquellos lejanos dias, por sus condiciones especiales, los llevados á término por nuestros .compatriotas, reclamaban más valor y defensa, por parte de éstos, que amor á la enseñanza, elemento secundario en la organización de un pueblo conquistador. Pero adelantan los años, la paz interior se consolida; los temores desaparecen, y cuaudo el terreno se encontraba preparado para recoger la buena semilla, un pernicioso elemento viene á herir de muerte á nuestra incipiente cultura, que ya clama-


— 10ba por tener una forma más bella que la de la conquista, más simpática y aceptable á la verdadera civilización. ¿Pero qué cansa pudo ser tan poderosa que bastase á contener las corrientes del progreso, que no por vivir en la culta Europa, dejaba por ello de influirnos? ¡Ah! El padre Bartolomé de las Casas, con su laudable proceder, con sus sentimientos de piedad demostró entonces, en qué consistía el funesto y pernicioso obstáculo á que nos hemos referido. Comprendiendo perfectamente el protector de los indios del Nuevo Mundo, como con justicia se le llamaba, que era elemento de incivilidad como era aberración de la humana conciencia, esa horrible plaga que se llama esclavitud, ese maldito tráfico que consiste en la venta del hombre por el hombre, lleno de santa unción, imitando en su evangélico deseo al Divino Maestro, parte á España y no descansa hasí¡a conseguirque e n l 7 de Setiembre de 15.16, se expida por el Emperador Carlos V una Real Cédula, en que se reconoce que los indios eran libres. La esclavitud, pues, con sus deplorables consecuencias, fué uno de los primeros y más poderosos escollos que encontró por entonces en su camino, nuestra naciente civilización.


— 11 — Ahora bien : si los primitivos pobladores de ésta hermosa y feraz Antilla, y los pocos aborígenes que por aquellos tiempos quedaban, hubieran continuado desenvolviendo sus fuerzas propias, removido ya aquel poderoso elemento de oscurantismo, aunque interrumpidas sus naturales faenas para defenderse, como lo hicieron bizarramente, en los diferentes ataques dirigidos á esta española posesión, ora por los Ingleses en 1595; ora por Holandeses en 1615 ; más tarde por los foragidos llamados Boucaniers y Filibustiers, y por fin, en 1702, poruña pequeña flota sajona, es indudable que el espíritu de ilustración en todos aquellos habitantes se hubiera iniciado, y el progreso impuesto por su propia fuerza, que no inútilmente se congregan los hombres, cuando la abyección no los subyuga, para buscar los medios de su bienestar, y propender á su perfeccionamiento. Pero ¿ Quid leges sine moribusf Para qué sirve cuanto al afianzamiento de la paz, al dominio de las leyes y al respeto mutuo tienda, si la inmoralidad cunde, y el vicio se entroniza y la caridad se sofoca, por una atmósfera más mortífera que el más activo veneno ; más infecciosa que el más poderoso virus i El 22 de Julio de 1513, dia de espan-


— 12 — tosa recordación, se publicó en esta pacífica tierra, la Real Cédula que autorizaba la Trata, esto"es, la introducción en la Isla de negros esclavos, que de seres racionales y libres, pasaban por obra de la iniquidad á ser cosas despreciables, objetos de compraventa, racionales sin racionalidad, y sin el libérrimo albedrío que Dios concedió á todas sus criaturas. Despertada, desde entonces principalmente, la codicia entre la turba de especuladores de sangre humana ; embotados sus sentimientos de caridad por el crujir del fuete que dislaceraba las carnes del humilde siervo: contemplado, por aquellos amos, dignos de lástima, el tormento del cepo, en que el esclavo yacía, y la cadena y el mono [*], que como árabiosa fiera, sujetaban al miserable oj>reso; tranquilos aquellos hombres jaguares, al observar el círculo de hie[*] Pedazo de madera que unido á uno de los extremos de la cadena que arrastraba el esclavo, debía ser cargado por éste, si deseaba trasladarse de un punto á otro. En este, como en otros muchos sufrimientos, se asemejaba el esclavo al Redentor.—Hay sin embargo una diferencia que aumenta la gravedad del suplicio del pobre negro privado de libertad. Cristo tuvo un Cirineo que lo ayudase á llevar su cruz, aquel no encontró más lenitivo á sus hondos pesares que el suicidio, directo 6 indirecto ; esto es, unas veces el infeliz cautivo, se mataba por sus propias manos, y otras previo acuerdo con otro de la misma condición, asesinaba á éste, para que ásu vez la Justicia lo agarrotase. ¡Qué horror y que crueldad más espantosos. Los Tribunales, contribuyendo al suicidio que

el Código condena !


— 13 — rro adornado con puntas, que á guisa de collar, abrazaba el desnudo cuello del infeliz africano; sin alma para sentir los prolongados ayes de la joven esclava, que con la matriz grávida y metido el vientre en tierra, soportaba humilde, el cortar de sus carnes por el alambrado látigo del capataz inclemente; ¿ cómo había de pensarse, decimos, en ilustración, si la ilustración es la luz, y las tinieblas del crimen lo eran todo, en aquellos espantables tiempos? Y que estas horribles escenas, restos nefandos de la antigua barbarie, en que el derecho del más fuerte, se traducía por la esclavitud del más débil, son exactos, no nos esforzaremos mucho en comprobarlo. Ahí está para responder por nosotros, si otros motivos no nos abonasen, el discurso de S. M. el Eey Alfonso XII, pronunciado hace cuatro años en las Cámaras españolas ; discurso en que se aboga por la supresión del cepo y el grillete en Cuba, menos afortunada que Puerto-Rico en este particular; aun se encuentran, entre nosotros deseosos de justificar nuestro aserto, muchos ancianos, que allá en el recinto de su conciencia, y en la soledad de su retiro, escuchan todavía gritos de muerte, más espantosos tal vez, que los desgarradores ayes de los infelices que azotaron. Cruzan aún por


— l i las calles y plazas de esta ciudad, seres andrajosos y miserables, que en no remotos días, lucieron valiosas joyas, adquiridas á cambio de sangre inocente, dispuestos también á corroborar nuestras afirmaciones; a ú n . . .¿ pero á qué más ? Si en este país, hubo época, en que la inmoralidad se arraigó tanto, que el rico hacendado vendió públicamente á sus propios hijos habidos con esclavas, que solo por temor al castigo solían cederá las brutales exigencias delamo, ¿qué podia esperarse entonces, sino la muerte de toda noble idea, el oscurantismo y la abyección ? En el desgraciado suelo en que un Gobernador se permitió publicar un bando [*] [*] Donjuán Prim, primer Conde de Reus, gran Cruz de la Real y Militar orden de San Fernando, condecorado con otras varias por acciones de Guerra, Mariscal de Campo de los Reales Ejércitos, Gobernador Capitán General, Jefe Superior Político, Presidente de la Real Audiencia Territorial de la Isla de Puerto-Rico, del Excelentísimo Ayuntamiento de su Capital y de la Asamblea Provincial, de la Real orden Americana de Isabel la Católica, Vice-protector de la Sociedad económica de amigos del pais, Subdelegado de Correos, y Patrono Real de la propia Isla. Las críticas circunstancias de los tiempos y la situación aflictiva en que se hallan casi todos los paises inmediatos "á esta Isla ; unos trabajados por la guerra civil á causa de sus instituciones, 5' otros' por una lucha de esterminio entre las razas, me obligan á dictar medidas eficaces para prevenir que se introduzcan en nuestro suelo pacífico y leal estas calamidades que aflijen á nuestros vecinos y que con toda sinceridad lamentamos, asi como á establecer penas para castigar pronta y severamente los delitos que en el propio sentido pudieran cometerse entre nosotros. Al efecto, y usando de los extraordina-

rios poderes con que S. M. la Reina Nuestra Seflora (q. D. g.)


— 15 — tan horrendo como el autorizado por el Conde de Eeus en 1848, ¿ qué podía ni debía esperarse, sino crímenes, odios, ignorancia y perversidad? Así, se observaba, que mientras la raza de color sufría los rigores del trabajo, los favorecidos de la fortuna, sin nociones del saber, porque todo en su derredor era pavura, apenas si en otros quehaceres invertían sus ocios, que en acudir al juego, en cuyas mesas perdían y ganaban fabulosas sumas, ó en entregarse á la orgía, para satisfacer sus desordenados apetitos. se ha dignado autorizarme para cuando la seguridad del territorio ó de sus pacíficos habitantes lo reclamare, he venido en decretar lo siguiente : Artículo i.° Los delitos de cualquiera especie que desde la publicación de este Bando cometan los individuos de raza africana residentes en la Isla, sean libres ó esclavos, serán juzgados y penados militarmente por un Consejo de guerra que esta Capitanía general nombrará para los casos que ocurran, con absoluta inhibición de cualquier otro Tribunal. Art. 2 . ° Todo individuo de raza africana, sea libre ó esclavo, que hiciere armas contra los blancos, justificada que sea la agresión, será, si fuese esclavo, pasado por las armas, y si libre se le cortará la mano derecha por el verdugo ; pero si resultare herida será pasado por las armas. Art. 3.0 Si un individuo de raza africana, sea esclavo ó libre, insultare de palabra, maltratare ó amenazare con palo, piedra ó en otra forma que convenza su ánimo deliberado de ofender á la jente blanca en su persona, será el agresor condenado á cinco años de presidio si fuere esclavo, y si libre, á la pena que á las circunstancias del hecho corresponda, previa la justificación de él. Art. 4 . Los dueños de los esclavos quedan autorizados en virtud de este Bando para correjir y castigar á éstos pollas faltas leves que cometieren, sin que funcionario alguno, sea militar ó civil, se entrometa á conocer del hecho, porque solo 0


— 16 — Y cuando todo así marchaba., y aires de disolución y de muerte cundían por todas partes, ¿ en qué se habia de pensar, sino en rendir tributo á las exigencias de la materia, con grave detrimento de los salvadores principios de la dignidad ? A causas funestas, resultados perniciosos; á principios de demolición, consecuencias desastrosas. He aquí, sintéticamente expresados, los antecedentes y consecuentes á que vivieron sometidos los antiguos pobladores de Puerto-Rico ; he aquí, por lo tanto, manifiesto, uno de los más poderosos motivos de la negación de nuestra á mi Autoridad competirá en caso necesario juzgar la conducta de los señores respecto de sus esclavos. Art. 5-° Si aunque no es de esperar, algún esclavo se sublevare contra su señor y dueño, queda éste facultado para dar muerte en el acto á aquél, á fin de evitar con este castigo pronto é imponente que los demás sigan el ejemplo. Art. 6.° A los Comandantes Militares de los ocho D e partamentos de la Isla, corresponderá formar las primeras diligencias para averiguar los delitos que cometan los individuos de raza africana contra la seguridad pública ó contra las personas y las cosas ; procurando que el procedimiento sea tan sumario y breve que jamás exceda del improrrogable término de veinte y cuatro horas. Instruido el sumario, lo dirijirán á mi Autoridad por el inmediato correo, á fin de dictar en su vista la sentencia que corresponda al tenor de las penas establecidas en este Bando. Y para que llegue á noticia de todos ¡os habitantes, y nadie pueda alegar ignorancia, he resuelto que se publique por Bando en esta Capital, que se fije en los parajes públicos de ella y de los demás pueblos de la Isla, y que además se inserte en la Gax<>t.a d?. Gobierno para que se cumpla en todas sus partes y no se contravenga en manera alguna.—Puerto-Rico 31 de Mayo de 1843.—El Conde de Reiis .—yosé Estévan, Secretario.


— 17 — cultura, hasta el siglo XVIII, y no pequeña parte de la centuria que corremos. Sentado lo que antecede, y persuadidos como estamos de la tristísima verdad de nuestras afirmaciones, ¿cómo puede extrañarnos, que hasta fines del siglo pasado, no se encontrasen en toda la Isla, más que dos escuelas de enseñanza primaria ? Y como conviene á nuestro propósito, el hacer uso siempre que nos sea posible, de documentos oficiales, para dar más vigor á nuestras apreciaciones, vamos á copiar á la letra, algunos párrafos de la Memoria del Sr. Conde de O'Reylly, comisionado por el Gobierno de S. M. para emitir informe acerca del estado de adelanto de nuestra Isla. "Conviene saber, dice el referido Con" de, que en toda la Isla, no hay más que " d o s escuelas: que fuera de Puerto-Rico, " y San Germán, muy pocos saben leer; " que cuentan por épocas de los gobier" nos, huracanes, visitas de Obispos, arri" bos de flotas ó sitiadores. No entienden " estos habitantes, lo que son leguas; cada " uno cuenta las jornadas á proporción de " su andar; los hombres más visibles de " la Isla, comprendidos los de Pucrto" Rico, andan con los pies y piernas des" calzos." 3


— 18 — " El origen y principal causa del po" quísimo adelanto que lia tenido . la Isla " de Puerto-Rico, coasiste, en no haberse " formado hasta ahora un reglamento po" lítico, conducente á ello; haberse pobla" do con algunos soldados sobradamente " acostumbrados á las armas, para reducir-. " se al trabajo del campo, y además con un " número considerable de polizontes, gru" metes, marineros que desertaban de cada " embarcación que allí tocaba." " Esta gente, por sí, muy sediciosa y " sin sujeción por parte del Gobierno, se " extendió por los campos y bosques don" de fabricaban malísimos bohíos, &c, &c. " (Véase Biblioteca de Alejandro Tapia y Bivera, página 518.") Por no ser cansados, ni recargar con escritos ajenos sino en lo preciso, nuestro trabajo, ponemos fin á esta cita, pero no .sin antes preguntar: ¿con elementos así viciados cómo ignorantes, cabía otra cosa que lo sucedido en este pais, en punto á instrucción ? ¿ Es razonable siquiera, que en una sociedad constituida por grumetes y gentes de vivac, por blancos corrompidos, y por negros, poco menos que salvajes, se tratase de fomentar y difundir los conocimientos, de estimular el deseo á la instrucción ? 11


— 19 — Comprendernos que estas consideraciones podráu ser estimadas por algunos, mejor para calladas, que para ser ofrecidas á los vientos de la publicidad; pero como creemos, que los pueblos aprenden más conociendo sus pasados errores, que ignorándolos, de aquí que nosotros lo sacrifiquemos todo á la verdad, y la digamos de la única manera que se puede decir, dicióndola. Además de las causales expuestas, á las que nosotros atribuimos no pequeña participación, entre las muchas que contribuyeron al lento y penoso progreso de nuestra incipiente cultura, en los primeros siglos que siguieron al de la conquista, es indudable, decimos, que existieron muchas otras, que si bien no fueron de tanta importancia y fatales consecuencias, como las ya apuntadas, no dejaron por eso de influir desfavorablemente, en el sentido de nuestra civilización. Que las pésimas cualidades de la sociedad puerto-riqueña, en los siglos diez y seis y diez y siete, fueron no pequeña parte á impedir á los Gobernadores de entonces, toda la influencia que debieron ejercer en la propagación de la enseñanza, está fuera de dudas; que la falta de caminos y por tanto de fáciles comunicaciones, dificultó, no


— 20 — poco, la beneficiosa acción de los Centros administrativos, fuera imposible negarlo ; pero si se considera también que en los años de 1765, contaba ya la Isla con veinte y cuatro pueblos y cuarenta y cinco mil habitantes, de los cuales 5,053 eran esclavos, habrá de convenirse, en que á muy poco empeño tomaron los encargados de velar por nuestra instrucción, tarea tan capital. Tenemos, pues, que si se hace omisión de las referidas dos escuelas, de que dejamos hecho mérito, y de la clase de Filosofía que daban los Frailes Dominicos en su Convento, cuyasclases autorizadas por Real orden de 24 de Agosto de 1788, ( Archivo de Frailes, hoy en la B. H.) se cerraron en 1839, nada que merezca especial mención encontramos, con respecto á enseñanza, hasta los primeros años del presente siglo, en que el Gobernador D. Salvador Melendez dispuso, en 22 de Julio de 1809, que el Ayuntamiento de esta Ciudad nombrara un Regidor Diputado, para inspeccionar las escuelas de primeras letras. Dado este pequeño paso, que no parece tan exiguo cuando se recuerda, que en materia de enseñanza más que en ninguna otra cosa, la vigilancia y fiscalización racionales, entra por mucho para mantener viva la competencia entre los encargados de


— 21 — trasmitir los conocimientos, y de que éstos sean sólidos y metódicamente enseñados, al año inmediato, en diez y seis de Mayo por orden del mismo Gobernador se distribuyeron en las escuelas que existían, muestras de escritura, Cartillas, Catones, Doctrinas y papel, siendo además este Gobernante, quien ordenara, por primera vez, que se practicasen exámenes anuales en todos los establecimientos de la índole de los expuestos. Pero como uno de los hechos más importantes, de cuantos registran los anales de nuestro antiguo saber, se refiere á la creación en esta Ciudad, de una Cátedra de Medicina, autorizada por Eeal orden deEnero de 1816, (Archivo del Gobierno General ) detengámonos un momento en este punto, para conocer en detalles, la historia de la Cátedra en cuestión. Habiendo solicitado el Dr. Espaillat del Soberano, el establecimiento en la Isla de un Proto-Medicato compuesto de un Médico, un Cirujano Latino, un Farmacéutico y un Asesor Letrado, con el propósito de corregirlos graves perjuicios que á los enfermos se seguían de la impericia y mala fé de los intrusos que á la curación de las personas enfermas se dedicaban, S. M. el Eey estimó oportuno no acceder á


— 22 — la petición del solicitante, fundado en la escasez de recursos del Erario. Más como el Sr. Espaillat, en su representación al Rey, no se limitaba á demandar la creación del Cuerpo anteriormente dicho, sino también á que se le permitiera continuar al frente de las Cátedras de Medicina, que desde algunos meses antes daba en el Real Hospital de esta Ciudad, el Soberano, penetrado de las justas razones del demandante, concedió á éste, además de los honores de Catedrático de la Universidad de Salamanca^n atención á los servicios prestados, "que á los alumnos que asis" tiesen á las Cátedras de referencia, se les " habilitase para que pudieran ser exami" nados en los Tribunales de América." Y añade la real disposición : " que deseando " S. M. proporcionar á la Isla buenos facul" tativos de Cirujía, ha resuelto también " que, se admitan cuatro alumnos naturales " de Puerto-Rico en el Colegio de Cirujía "establecido en Cádiz, costeados de los " fondos de propios, ó de otros que se es" timasen proporcionados. (Archivo del "Ayuntamiento de San Juan.)" Los jóvenes á que se refiere el Real mandato, si bien es cierto que no llegaron á salir del pais, también lo es que gracias á la Escuela-médica dirigida por el Dr. Es-


— 23 — paillat, algunos puerto-riqueños lograron hacerse después, en la isla de Cuba y en España, notables Médicos y Cirujanos. Tres años más tarde de este importante suceso, que no poco contribuyó á despertar nuestra afición al estudio, \>ov Real orden de 15 de Julio de 1819, se autorizó á los Frailes Franciscanos para dar una clase de Teología en su Convento, continuando esta Cátedra sin interrupción, hasta el año 1839, en que cesó definitivamente. Los beneficios que los puerto-riqueños deben al Dr. Espaillat y á los Padres Dominicos y Franciscanos son de tal naturaleza, que no consagrar á éstos bienhechores nuestros, un recuerdo de gratitud por la instrucción que nos dejaron, fuera cometer una grande injusticia. Hecha esta breve reseña de los Colegios que hasta la última fecha apuntada aquí se conocieron, y de las materias que en ellos se enseñaron, si agregamos que la sociedad económica de amigos del pais, fundada en 1813 por gestiones del benemérito Intendente Don Alejandro Ramírez, dio y sostuvo por largo tiempo, las Cátedras de Geografía, Comercio y Matemáticas, nada más tendremos que apuntar, digno de especial mención, hasta el año 1820, en que termina la historia de nuestra men-


— 24 — guada Instrucción en el pasado, para dar comienzo desde este momento, á otra era de más prosperidad. Esta fecha memorable, de la cual arranca, puede decirse, la segunda época de nuestro naciente progreso, es digna de ser conocida, porque en ella se trata de metodizar la Instrucción primaria, antes tan incompleta como confusa y desordenada en su exposición. Esta medida salvadora, sin cuyo benéfico influjo presumimos que mucho hubieran tardado los conocimientos primarios en difundirse en el pais, se debe al Eegidor Don Francisco Tadéo de Rivero, quien persuadido de la necesidad de reglamentar la enseñanza, publicó el año de 1822 su célebre Instrucción metódica, sobre lo que debían observar los maestros de primeras letras, en la educación y enseñanza de los niños. Un año después, y como si una reacción favorable se hubiese operado en nuestros antecesores, Fray José Antonio Bobadilla, el Cabildo Eclesiástico con su Presidente y el Prior del Obispado Don Nicolás Alonso Andrade, de común acuerdo, determinaron fomentar en el piso bajo de la Casa de Curas, un establecimiento docente, con aprobación del Exemo. Vice-


— 25— * Real Patrono; Colegio que abrió sus puertas á la juventud estudiosa, en Febrero del año 1825. He aquí los nombres de sus dignos Profesores, y el cuadro de las asignaturas que enseñaban. fMenores... ¿ : ,. ., i ( Rodríguez. Latinidad, i ,, _ °_ (, Id. Dr. Don Juan l y "' Freo. Quiñones. Filosofía. Pbro. D. Luis Montesino. Teología Moral... Br. D. Lorenzo de Soto Mayor. Teología Dogmát.Pbro. Dr. D. Juan Francisco Giménez. Derecho Civil Ledo. D. Pedro Arroyo Pichardo. Derecho canónico Pbro. Ledo. D. Demetrio Saujurjo. Entre estos ilustrados señores, que hicieron honor á Puerto-Rico, merece especial mención por sus relevantes virtudes, el inolvidable y piadoso Dr. Giménez, que murió en 1851, al salir una noche del Convento Dominico, después de una fiesta religiosa. Aquel establecimiento, primero de su índole en la Isla, y cuya desaparición á los pocos años de instalado fué considerada como un golpe de muerte inferido á las jusP

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* — 26 — tas esperanzas que alimentaban los amantes del saber en Puerto-Rico, hubiera dejado un vacío profundo, cuyas consecuencias aún lamentaríamos, á no haber recompensado con creces su falta, la poderosa iniciativa del Prelado D. Pedro Gutiérrez de Oós. Pero antes de ocuparnos de aquel importante Colegio, digamos algo acerca de lo acaecido, en punto á instrucción, en 1828, cuyo relato probará, como ha sucedido siempre, que mientras los Gobiernos Metro-políticos nos han tendido su mano protectora, aquí los Generales se han opuesto con lamentable frecuencia, á las concesiones emanadas de los poderes del Estado. Enterado S. M. el Rey, de la nulidad ó cuasi nulidad de la instrucción en esta remota Isla, tanto más olvidada, cuanto más se tiene en cuenta á la absorvente y halagada Cuba, enterado, decimos, dicho Soberano del triste lugar que entre los pueblos de América ocupaba nuestro saber, encargó al Excmo. Sr. Secretario de Estado, que dijese al Gobernador de Puerto-Rico, entonces Don Miguel de la Torre, entre otras cosas, las siguientes: (Archivo del Ayuntamiento.) " Siendo así mismo mi ré" gia voluntad, que proponga V. E. al " mismo tiempo las medidas que juzgue


— 27 — oportunas para establecer Colegios eü esa Isla de su mando. De Real orden lo digo á V. E. para su inteligencia y cumplimiento." " Y deseando este Gobierno informar " con exactitud á S. M. sobre la posibilidad " de crear en esta plaza un Colegio de en" señanza conforme á la Real voluntad, lo " remito á V. E. para los efectos consi" guientes.—Miguel déla Torre." " Excmo. Ayuntamiento de esta Ca" pital. Sala Consistorial de Puerto-Rico, " Setiembre 16 de 1828. Para informar " con acierto sobre el particular, pásese " este oficio al Caballero Síndico Procu" rador, &c." Efectivamente: el Caballero Concejal comisionado para emitir el informe pedido, en cumplimiento de su deber no solo expuso la naturaleza de los Colegios que había urgencia de crear, sino que extendiéndose también en acertadas y prudentes observaciones, evidenció la deficiencia de nuestros conocimientos. Pero todo fué inútil: los deseos del Soberano se estrellaron contra la apatía del Gobierno y Ayuntamiento, quienes á mucho hacer, se contentaron con instruir un expediente que ningún resultado práctico y beneficioso produjo al país. " " " "


— 28 — Pero como nada se cumple con tanta exactitud en el mundo como las leyes compensativas, y no siempre habian de tener lágrimas y duelos nuestros antiguos ascendientes, el 12 de Octubre de 1831, el caritativo, el evangélico Obispo Don Pedro Gutiérrez de Oós, de quien ya nos hemos ocupado, utilizando los valiosos legados del limo. Obispo Arizmendy, de Don Miguel Xiorro y de otras muchas personas, cuyos nombres no se recuerdan, fundó el seminario Conciliar, del que fué primer Eector, el ilustre puerto-riqueño, Fray Ángel de la Concepción Vázquez. En este Seminario que aún existe, y del cual nos ocuparemos más adelante con alguna detención, se instituyeron doce Becas de merced que aprovecharon muchos jóvenes aficionados á la carrera eclesiástica, hasta el año 1858, en que el dicho Seminario fué ocupado por los Padres de la Compañía de Jesús. Y ya que del mencionado establecimiento decimos algo, permítasenos hacer, siquiera sea á título de curiosidad, algunas consideraciones acerca de una muy célebre carta dirigida al Presbítero Doctor Eufo, por el venerable Fray Ángel, y que fué copiada oportunamente en la Historia de Puerto-Rico, y en su folio 412,


— 29 — por el ilustrado paisano nuestro, D. José Julián Acosta. La epístola dice así: "Sr. Canónigo " Dr. Don Rufo Manuel Fernandez de Car" ballido. — Capital de Puerto-Rico, 8 de " Setiembre de 1839.—Muy Venerado Se" ñ o r : al ponerle estas cuatro letras, des" pues de saludarle, no puedo monos que " decirle lo que siempre he sentido, es de" cir, que la instrucción de la juventud en " esta Isla, tiene una especie de maldi" ción, que por todos lados le presenta " obstáculos formidables que la confunden " y destruyen, aún que por otro lado se " presenten espíritus generosos, que hagan " sacrificios en su favor. Así ha sucedido " siempre y sucede ahora en el siguiente " caso." " Sabe V. que habiéndome su celo " propuesto la traslación de su Laborato" rio y Gabinete á este Seminario, para " j>roporcionar mejor la instrucción á los Colegiales y demás aficionados, fué ad" mitida hasta por el Sr. Provisor, que " supo de su buen celo y desinterés, y ba" jo de cuya licencia se verificó con tanto " trabajo de V ; pero Sr. llegó el caso de " representar yo al Sr. Provisor, para poder " verificar la fábrica de la casilla que pro-" yectamos para colocación de los hornos 5


— 30 — " químicos, y aquí se ofreció la gran difi" cuitad. Entonces este Sr. dudó de mis " luces para darme licencia, por ser éste " un gasto extraordinario, por cuyo moti" vo quiso y lo pasó á consulta del limo. " Cabildo Eclesiástico, de donde aunque " esperé anuencia, me lia salido todo al " contrario: éste Venerable Congreso, con" saltó al Sr. Provisor en el ordinario del " martes seis de Agosto del presente año, " que siendo la Ciencia química muy in" necesaria para los Colegiales que, según " el Concilio de Trento, en el Seminario " solo deben dedicarse á las ciencias ecle" siásticas, fueron de parecer no se perini" tiera en él, tal estudio de química, y lo " que habia de gastarse en la casilla, se «' reservase, para dotar las clases que fal" tan en el mencionado Seminario." En consecuencia de esta consulta ha " decretado el Sr. Provisor lo siguiente: " Puerto-Rico y Agosto 9 de 1839.—Visto " el dictamen del limo. Cabildo de esta " Santa Iglesia Catedral, á consecuencia " de la consulta que se le hizo por este Go" bierno Eclesiástico en oficio de 5 del co" rriente, no ha lugar á establecer en el Se" minario Conciliar de esta Ciudad la en" señanza de Física experimental y princi" pios de Química, de que habla la nota


— 31 — del Eeetor ; y prohibimos que los Semiuaristas de número asistan á ella, como innecesaria para el objeto á que se dedican, y por el peligro de que se distraigan de él ; advirtiéudose al Eeetor que si los pensionistas quisieran dedicarse al e«tudio de aquellos conocimientos, sea sin per" juicio del orden establecido en elSemina" rio, y con previo conocimiento y beneplá" cito de los padres respectivos. Pásese es" te original al Eeetor, como el resultado " de su pretensión en el particular.—" " Todo lo que pongo en su conoci" miento en prueba de lo que al principio " le digo, y para que vaya desde ahora " discurriendo el lugar y casa en que pue" da trasladar sus ajiaratos para volver á " dejar expedita las Salas, sintiendo yo de " mi parte el ser yo tan escaso de recursos, " que no tengo siquiera una casa en que " le dijese los trasladara; ¿ pero qué se ha " de hacer ? ¡ Paciencia!" " Páselo V. felizmente en ese retiro " que será mucho más tranquilo que esto, " y ordene lo que guste á su afecto servi" dor y Capellán q. b. s. ni., Ángel de la Concepción Vázquez." " P . T>. Tenga á bien el avisarme cuan" do iutente mudar los instrumentos para " estar dispuesto. — Vázquez."

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— 32 — De la lectura del documento que acabamos de trascribir se deduce, que la buena voluntad de Fray Ángel, y sus nobilísimos deseos de fomentar en esta provincia el amor á las Ciencias naturales, se estrellaron contra la ignorancia ó malicia de unos pocos, que careciendo sin duda de inteligencia bastante para comprender toda la importancia de tan útiles como hermosos conocimientos, quisieron privar á los demás de aquel saber, para el que ellos no se encontraban dispuestos. Por consiguiente, si á estas y á otras contrariedades difíciles de enumerar, se unen las que se siguieron presentando á nuestro naciente progreso, mientras vivió el venerable Sacerdote de que hablamos, ¿ cómo no quedar justificada esa especie de maldición á que se refiere Fray Ángel, tan funesta para nuestra ansiada cultura, como para los condenados del Dante, el Lasciati ogni speranza ? Las justas y amargas quejas del sabio Sacerdote, que así reconocía nuestra carencia de conocimientos, como procuraba difundir el saber entre los que con tanta solicitud lo procuraban, por cierto que de entonces á la fecha, nunca han dejado de ser oportunas y legítimas. Si en PuertoRico cada paso hacia l a perfección, h a re-


— 33 — querido la pujanza de muchas voluntades, ia firmeza de espíritus dotados para luchar con la contrariedad, bajo el punto de vista de la instrucción, es indudable que se necesitaron mayores y más titánicos esfuerzos. Pudiera decírsenos, por lo que respecta á lo que acabamos de exponer, que lo que mucho cuesta, bien y por largo tiempo se conserva; esta es verdad casi axiomática, y por cierto que no trataremos de contrariarla. Pero á nuestra vez aseguraremos : que los pueblos que para conseguir triunfos pequeños, han menester de aniquilar sus brios, una de dos, ó se entregan después á la inercia, origen de infinitos males, ó en momentos de desesperación se lanzan á la conquista de lo que solicitan, haciendo uso de la violencia, que es la compañera inseparable del delirio. Más continuemos en nuestra tarea narrativa, dejando para su oportunidad los comentarios que de los mismos hechos se deduzcan. A la par que el Seminario Conciliar difundía sus luces, y muchos y dignísimos Sacerdotes salían de sus claustros, para esparcir por la Isla la semilla del Evangelio; mientras la Sociedad económica enriquecía la enseñanza, sosteniendo además de las clases que ya daba, las de Francés é Inglés,


— 34 — Mecánica aplicada, Física y Química, la Real Subdelegación de Farmacia habia ya tomado forma, é influido notablemente en el adelanto de este pais. Este respetable cuerpo, cuya vida comenzó en 1841, gobernándonos el Excmo. Sr. D. Santiago Méndez de Vigo, se componía de tres Vocales nombrados por S. M., y de un Suplente, designado por los propietarios. Los facultativos de esta Junta, que aún desempeña en nuestros dias un papel importante, tenían entre otras obligaciones, la de visitar los establecimientos de Farmacia; garantir los derechos de los Profesores que los regentaban, y la no menos importante, de otorgar los títulos correspondientes al ramo. Para ello, y con el fin de facilitar una carrera que tanta falta hacía en la Isla, la Subdelegación redujo el plan de estudios á lo siguiente, previa consulta y aprobación del Gobierno Superior. Cada año, y en el mes de Febrero, abría la J u n t a el registro de matrículas para los que quisieren ingresar en la carrera; exigía á los solicitantes para su admisión, certificaciones de haber cursado Gramática latina, Lógica y Matemáticas, y llenos ya tales requisitos, el alumno


— 35 — empezaba desde luego, á contar sus cursos. Estos años escolares, limitados á cuatro, y sin cuya aprobación era imposible optar al grado de Ledo, en Farmacia, se distribuían en la forma siguiente : l.er año de práctica. Historia natural. 2? " " Química, 3? " " Farmacia teórica. 4? " " Farmacia práctica ú operatoria. De esta manera fácil, si bien no tan científica como era de desear, han logrado graduarse, en la facultad á que nos referimos, más de doscientos/jóvenes puertoriqueños, qne en no pequeña parte han contribuido con sus luces, al adelanto de su país natal. En el año que corremos han pretendido los Sres. Catedráticos del Instituto Civil, y tal vez no con escasa razón, que las materias que antes cursaban particularmente los aspirantes á farmacéuticos, fueran estudiadas por éstos, de un modo oficial, y por tanto que los exámenes de tales asignaturas se llevasen á efecto, ante los mismos Catedráticos del mencionado Instituto. Nosotros que al escribir este trabajo, nos propusimos desde el principio, ceñir nuestras apreciaciones á la más extricta


— 36 — imparcialidad, hemos de consignar con respecto al particular que exponemos, que no solamente aplaudimos la medida propuesta, sino lo que es más aún, ambicionamos que título tan importante como el de farmacéutico, no se confiera sino después déla más comprobada suficiencia. Y ya que de este punto hacemos mérito, hemos de advertir: que por ser rigoristas, no nos quedemos sin lo bueno y sin lo mediano; que las reformas que se deban introducir en la enseñanza, se practiquen desde luego, pues, muchas veces ha sucedido en Puerto-Rico, que so pretesto de realizar mejoras, se han hecho desaparecer cosas útiles que ya existían, sin que lo perfeccionado acabase de llegar. Como la fórmula es conocida, la recordamos solamente para evitar ulteriores censuras. Hecha esta indispensable digresión, procedamos á ocuparnos del Colegio Central, iniciado por la Sociedad económica, y no llevado á término, por razones que muy pronto daremos á conocer. Habia llegado á esta Isla, en el año 1831, esto es, cuando se abría el Seminario Conciliar, el Pbro. Dr. D. Rufo Manuel Fernandez, quien por haber sido Catedrático de Física esperimental en la Universi-


— 37 — dad de Galicia, contaba con todas las condiciones que se necesitaban para ser un buen Profesor de aquella ciencia. Yá en este pais, y deseoso de hacer partícipe de sus conocimientos á cuantos quisieran aprovecharlos, fundó en la Sociedad económica un gabinete de Física y Química, dando principio al curso de la mencionada asignatura. Pero como el Padre Rufo se persuadiese, de que el campo de su actividad era pequeño; que los deseos que tenia de generalizar sus estudios predilectos, no cabían en los estrechos moldes en que hasta entonces se habian contenido, concibió el proyecto de crear un Colegio Central, contando al efecto con los fondos de la Económica, y con el apoyo de las Corporaciones llamadas á entender en materia de enseñanza. Recibido con verdadero entusiasmo, por el Excmo. Sr. Gobernador Conde de Mirasol, el proyecto del generoso hijo de Galicia, se procedió inmediatamente al nombramiento de una Comisión directiva, formada por los Sres. Vassallo, Aubarade, Gimbernat, Aguayo y Montilla, á quienes se dieron poderes para acordar la mejor forma de llevarlo á cabo. 7


— 38 — Resuelto por la Directiva qué se abriese una suscripción, con el fin de allegar fondos bastantes, se comisionó, á su vez, á D. Meólas Aguayo, para que recorriese la Isla, con aquel propósito, produciendo su activa gestión, la respetable suma de treinta mil pesos, que como dice muy bien el ilustrado historiador, Excmo. Sr. D. José Julián Acosta, aquella cantidad era " u n anticipo que consagraba de primera mano el patriotismo pnerto-riqueño," para la realización de tan benéfico proyecto. Animado el incansable Sacerdote, por el resultado de la suscripción, y por el entusiasmo creciente que su feliz pensamiento habia despertado en todos los habitantes de este bondadoso suelo, que cuando se le dá un átomo de lo que en justicia le corresponde, su gratitud no tiene límites, y cuando se conculcan sus más sagrados derechos, no sabe revelarse contra sus gratuitos enemigos, estimulado el padre Rufo, repetimos, por la forma en que fué recibido su proyecto, propuso el viaje á Europa de algunos jóvenes distinguidos entre sus discípulos, por sus talentos y aplicación, para que versados en la ciencias naturales, pudieran en su dia, regentar el Colegio Central. Los estudiantes que tuvieron la fortu-


— 39 — na de ser elegidos, y qne partieron para la Metrópoli en 185G, acompañados de su bondadoso Maestro, fueron D. Alejandro Micault y D. Julián ÍTuñez, quienes al dejar las borinqueñas playas, llevaron consigo las esperanzas y las bendiciones de este pueblo, que en lo porvenir, tanto esperaba de sus talentos, virtudes y patriotismo. Estos jóvenes, cuyos estudios costeó la Subdelegado n de Farmacia, de que venimos hablando, y cuya pensión fué concedida posteriormente, álos estudiantes puerto-riqueños, D. José Julián Acosta y Calvo y D. Román Baldorioty de Castro, por muerte de los primeros, aquellos jóvenes decimos, hubieran honrado á su pais, dadas las grandes dotes que poseían, como lo honran en la actualidad los dos liltimos, justamente queridos de todos sus paisanos, cuya representación han llevado, muchas veces, al Parlamento español. ¡ Y oh ley de lo imprevisto, y fatalidad de las fatalidades! Cuando todo parecía propender al afianzamiento del Colegio Central; cuando este establecimiento contaba con grandes simpatías y no escasos recursos, y en 11 de Julio de 1846, el Conde de Reus declaraba en sesión de la Económica, que lo llevaría á efecto, el Sr. la Pezuela, un gobernador ilustrado, un aman-


— 40 — te de las letras, tino de esos hombres cuyo mayor timbre de gloria consistía en su reconocido saber, ó por imperdonable malicia, ó por una de esas aberraciones no siempre fáciles de explicar, en 6 ele Octubre del mismo año, se resiste, se opone abiertamente á satisfacer las aspiraciones del padre Rufo y de todo el pais, que cifraba y con razón, sus esperanzas de progreso, en el planteamiento de la Escuela Central. Más como la conciencia es justo juez, y no impunemente se realizan ciertos actos, el mismo Conde de Cheste, el que poco antes hiciera morir en flor el Colegio Central, tantas veces repetido; el mismo General que en funesto ó inolvidable dia insultó grave é injustamente á este pueblo, el más morigerado de la tierra, con las palabras más ofensivas que á una Sociedad se le pueden dirigir, aquel Conde, repetírnoslo, queriendo sin duda, atenuar después, los malos efectos de su sistemática é injusta provocación, mandó crear la Academia Real de Buenas Letras, á cuyo fomento contribuyó con dinero de su propio peculio. Esta Academia que desde 1850 á 1865, siguió prestando grandes servicios á la juventud estudiosa, forzoso es confesarlo,


— 41 — influyó notablemente en nuestro creciente adelanto. Pero si es digno de alabanza el Sr. la Pezuela por lo que se refiere á la Academia Eeal de Buenas Letras que creó, y por la fundación de una Biblioteca que se enriquecía progresivamente con los donativos de particulares, no lo es menos, por las reformas que introdujo en la enseñanza primaria. Los establecimientos de esta índole, que al empezar el siglo que corremos, montaban á treinta y cuatro, según lo afirma en su preámbulo al Decreto orgánico, el Gobernador Sr. Despujols, eran en su mayoría regentados por Maestros no examinados, ó incompetentes los más, por cuya causa no es de extrañar, que en este ramo importantísimo del saber, poco, muy poco se adelantase. Sin embargo, si en términos generales es una verdad lo que acabamos de exponer, con relación al Profesorado, no lo es menos también que entre aquellos no faltaban algunos muy competentes, cuya suficencia habia sido desmostrada ante un tribunal compuesto del Alcalde de esta Ciudad, y de dos Maestros de ilustración reconocida. Pero el noble ejercicio del Magisterio estaba por aquella época tan poco retribuí-


— 42 — do, que las personas menesterosas eran las que buscaban, de ordinario, el modo de librar la subsistencia dedicándose á la enseñanza. En tales condiciones, y con tan poco estímulo, ¿qué de particular tenía, que la instrucción primaria decayese y dejase tanto que desear, con respeto al número de escuelas y á los encargados de trasmitirla ? Esto no obstante, (lióse por entonces el caso de existir, en las principales poblaciones de la Isla algunos Centros, en queá la vez que se disponía de un personal competente para la enseñanza, se sostenían en ellos clases de Idiomas, Dibujo y Teneduría comercial. Pero el paso de más trascendencia dado en aquellos lejanos di as, en favor de los conocimientos primarios, consistí^ en la creación de la Comisión Provincial de Instrucción, mandando esta provincia el Señor Don Miguel López de Baños, y de cuya Junta fué su primer Presidente, el venerado Sacerdote Dr. D. Juan Francisco Giménez, y Secretario D. Francisco Tadeo de Rivera, el mismo que en 1820 publicó la célebre Instrucción de que al principio nos hemos ocupado. Esta Comisión provincial, que en unión


— 43 — de su fundador, se recordará siempre con gusto por los amantes del progreso en Puerto-Rico, empezó á desempeñar su cometido, llevando á vías de hecho las disposiciones siguientes: —19 Orear y organizar escuelas, en los pueblos en que no las hubiesen. 2? Determinar las materias que habían de constituir la primera enseñanza, y 3? Formar estados anuales en que habían de constar, además del número de escuelas, los gastos que éstas ocasionaban á los fondos públicos. Como se deduce fácilmente de la simple enumeración de los deberes de aquella Junta, y de otros muchos que tenía que cumplir, tales como los de atender á la enseñanza de niños y niñas; distribuir los premios anuales, y comprobar la actitud de los aspirantes al Profesorado, su influencia bienhechora, debió dejarse sentir, desde luego, en ramo tan importante como el de la instrucción, en la que el adelanto es muy difícil, cuando le faltan el estímulo, la vigilancia y la recompensa. La Ciudad de San Juan, para las Comisiones de Provincia; y las cabeceras de Departamentos, para las Juntas Secundarias de Partido y pueblo, fueron los lugares en que unas y otras funcionaban respectivamente, constituidas las últimas por


— 44 — el Alcalde, Cura párroco y tres padres de familia, á propuesta del Presidente del Municipio, y con aprobación del Gobernador. Estas Juntas de Partido y pueblo, que como la Comisión provincial se ocupaban, aunque dentro de una esfera más reducida, del fomento de las escuelas, de los exámenes anuales, de la distribución de premios &?, no corespondieron, ni con mucho, á las esperanzas del Sr. López de Baños, como lo prueba la Circular que publicó éste Gobernador en 1838, en que se lamentaba, y con justicia, del poco celo de las ya repetidas Juntas, encargadas de ayudar al Gobierno en su misión altamente civilizadora. T esta indiferencia de los padres de familia y de los Municipios, en cuestión tan capital; ese abandouo de los intereses más caros de un pueblo, que aspira á los beneficios que la ilustración ofrece, fué tanto más de sentir, cuanto que el mismo Sr. López Baños, deseoso de cimentar el edificio de nuestro saber sobre sólidas bases, á todo estuvo dispuesto, para llevar á cumplido término el logro de sus laudables aspiraciones. ÍÑTo es, pues, de extrañar que quien así pensaba, y de tal modo se desvivía en


— 45 — provecho de nuestra cultura, lleno de justa indignación, echó publicamente en rostro á las Juntas locales, su negligencia, después de haber oido, para no proceder de ligero, el informe de la Comisión provincial que ponía en conocimiento del Gobernador el poco entusiasmo y la punible indiferencia, con que aquellas desempeñaban su importante cometido. Por esta razón, y porque siempre procuramos ser imparciales en nuestros juicios, hemos de consignar: que si hasta el presente no han faltado censuras en nuestras páginas, para muchas de nuestras autoridades que á ellas se hicieran merecedoras, ya por su poco amor á nuestra instrucción, ya porque en nuestro adelanto creyeron encontrar peligros para la integridad del territorio, también ha llegado el momento de decir, y de decirlo muy claro para que se nos entienda, que á la buena marcha de nuestra cultura, no han dejado de oponerse con frecuencia, algunos de nuestros paisanos, ora inspirándose en la funesta teoría del dejar hacer, ora estando poco dispuestos á sacrificar parte de sus comodidades y de sus ocios, en pro de la juventud estudiosa, que tanto derecho tiene á reclamar los medios de instruirse, si ha de hacerse digna de la ilustración del siglo 8


— 46 — XIX. Y aquí vamos á adelantarnos á las observaciones que se nos pudieran hacer. No todos los puerto-riqueños, es verdad, adolecen de semejante apatía ; no todos nuestros compatriotas se han hecho acreedores á l o s severos cargos que para muchos de ellos dejamos consignados; pero i podrá negársenos la sobrada razón que nos asiste para estampar las frases que dejamos escritas, considerada la cuestión en términos generales, y desprovistos de toda parcialidad ? ¡ Ah !, si entrase en nuestras miras el citar en esta Memoria los nombres de cuantos conocemos en esta sociedad, merecedores de cargos muy justificados, por lo que hace relación al asunto que en este momento nos ocupa, ¡cuántos que se engalanan con el honroso título de amantes de la juventud estudiosa, caerían de los pedestales en que como á ídolos se les adora, para rodar por la arena del descrédito ! Y es que para ser protector de la infancia, y del adolescente y del joven que se instruye, no basta nó, con decirlo ; es indispensable que á la palabra siga la obra; que sacrifiquemos algún tiempo del que concedemos á nuestras comodidades, en obsequio de los demás ; que el ejemplo estimule ; que cedamos, aunque sea solo una


— 47 — pequeñísima parte de nuestros ahorros, en provecho de los infelices que carecen de lo más indispensable para estudiar, y por fin que hagamos por la juventud desvalida, lo que otros han hecho por nosotros mismos, ó lo que deseáramos que á nuestros hijos hiciesen. Así, y solo así se lleva con honor, el noble y envidiado título de amigos y protectores de la juventud. Y ya en este punto, para honra de algunos y mortificación de los más, hemos de añadir: que mientras el desaliento y la vagancia se habían apoderado de muchos de aquellos que, por sus condiciones especiales estaban llamados á vigorizar los planteles de instrucción, en esta Ciudad de San Juan, tres maestros, cuyo amor al suelo en que nacieron, lo demostraron con sus obras, llenos de fé, con el entusiasmo de los que no se arredran ante la ingratitud, ni se anonadan ante la contrariedad, uno y otro dia, hasta caer agobiados por la fatiga ó rendidos por el inexorable rigor de los años, cada vez con más entusiasmo predicaron la buena nueva, enseñaron con la palabra y con el ejemplo, cual era la única forma que tienen los pueblos de dignificarse, y los ciudadanos de engrandecerse : el saber y la virtud, elementos esencialísimos á todo humano progreso.


— 48 — Estos Sres., cuyos nombres copiarnos para que los conozcan nuestros bijos y bendigan siempre su memoria, fueron Don Juan Prudencio Mouclova, y Don Manuel Sergio Cuevas. Este, apesar de su avanzada edad, derrama todavía entre la juventud, la luz bienhechora de sus conocimientos. Estos dignísimos Maestros de instrucción primaria, que en conjunto han enseñado á más de veinte y cinco mil alumnos, bien merecen por su provechosa y honrada labor, el recuerdo que PuertoRico les consagra, y el humilde pero sincero aplauso que el autor de este libro les dedica. [*] De propósito, y por estimarlo digno de especialísima mención, hemos dejado para este momento, al venerable anciano que desde su juventud, hasta la muy avanzada edad que alcanzó, no tuvo un solo dia que no lo consagrase á enseñar á leer y escribir á los innumerables niños de familias acomodadas y pobres, que concurrían á su humilde, pero respetable casa. Este buen anciano, negro de color, [*] Además de los Sres. dichos, se distinguieron muy especialmente, por sus virtudes, y amor á la juventud que enseñaron con notable aprovechamiento, en sus respectivos colégios, D. Fernando Roig en Humacao, D. Miguel Rossich en Ponce y D. Nicolás Aguayo en Cáguas.


— 49 — pero blanco de alma; este venerable Maestro cuya muerte llora aún su país natal, ejercía su sagrado ministerio solo por amor á la niñez, por el recocijo que experimentaba su bondadoso corazón, al contribuir con sus pequeños conocimientos, al bien de sus semejantes. Así obrando durante toda su vida; así conduciéndose, el que siempre fué modelo de hermanos y dechado de hijos; l qué de particular habia de tener, que al bajar al sepulcro, una inmensa muchedumbre, entre la que se encontraba lo más granado de esta sociedad, acompañase sus restos hasta la morada del descanso ? ¿ Cómo no habían de llorarle sus contemporáneos y bendecirle los que les hemos sucedido, si poseía las virtudes del justo, y la más acendrada caridad ? ¡ Ah !, si Puerto-Rico hubiera contado entre sus hijos muchos hombres como el Maestro Rafael; si como éste modesto obrero del progreso, hubiera tenido la Isla algunos más que aplaudir hoy, ¡ cuánta sería nuestra fortuna, cuánta mayor nuestra civilización! Porque no hay que dudarlo; la cultura de un pueblo, la sabiduría de una nación, no se puede ni debe esperar toda, de los Institutos y Universidades\ cada»


— 50 — niño que aprende á leer y escribir, más tarde padre de familia, conocedor ya de las ventajas que aquellos conocimientos le han proporcionado, habrá de convertirse necesaria ó inevitablemente en maestro de sus hijos, para quienes no querrá la carencia de instrucción. Por ésta y otras muchas razones que en su lugar apuntaremos, somos de parecer: que los pueblos son tantos más laboriosos y cultos, cuanto mayor sea el número de sus escuelas; mejores sus Maestros, y más respetable la cifra de los que aprenden los rudimentos del saber. Pero no nos detengamos por más tiempo en estas consideraciones, y volvamos á reanudar nuestra interrumpida narración. En tal estado la enseñanza, y mientras las Comisiones de que hemos hablado últimamente, continuaban desempeñando, á duras penas su cometido, llegó la mitad del siglo que corremos, en cuya época suprimió el Gobernador la Pezuela, la Comisión provincia], creando, como ya sabemos, la Academia Eeal de Buenas Letras. Encargado este Centro de la inspección de las escuelas y de los exámenes de Maestros ; con poderes bastantes para expedir títulos de tales, y fomentar por todos los medios posibles la instrucción, que á


— 51 — grito herido demandaba una radical y completa reforma, esta Academia volvemos á decir, despertó la afición al estudio, é inauguró, en cierto modo, una época de mayor prosperidad intelectual que la hasta entonces conocida. Durante el mando del Sr. la Pezuela se promovieron, por primera vez en PuertoRico, certámenes públicos, en los que lucieron sus facultades poéticas nuestros primeros vates, los cuales, sino merecen especial mención por la bondad de sus trabajos literarios, tampoco deben ser totalmente entregados al olvido. Los pueblos que nacen á la vida intelectual, con las dificultades y lentitud que el nuestro, no pueden en sus primeros y difíciles pasos ganar los lindes del sagrado templo de Apolo, en cuyos altares solo pueden quemar incienso, los espíritus educados en las naciones que se distinguen por su saber y cultura. No es pues de extrañar, que en un pais como éste, sin historia, sin instrucción y sin alientos para levantarse sobre sus propias ó infinitas desgracias, no se encontrase en los comienzos y mitad de esta centuria, un solo poeta de valer, un solo cantor de nuestras pequeñas y contadas glorias.


— 52 — Obligados de nuevo á retroceder, pues, no de otro modo podrían eslabonarse hechos perfectamente relacionados entre sí, detengámonos en el año de 1841, en cuya época, gobernando la Isla el Sr. Méndez de Vigo, tuvo lugar un acontecimiento digno de especial mención. Hablamos de la Oasa de Beneficencia. — Este piadoso Asilo construido del año 1841 al 47, y que hoy, merced á las grandes reformas que en él se han llevado á efecto, es indudablemente uno de los mejores y más útiles edificios de la Provincia, se fabricó en su primer cuerpo, con donativos procedentes de los pueblos de la Isla, y con el producto de bazares, que no pequeñas sumas aportaron. En este caritativo hospicio, al que afluyeron, desde luego, numerosos desamparados, la enseñanza que en él se difundía en los primeros años, dejó mucho que desear, por falta de Profesores competentes. Encargado de la escuela del Asilo, al instalarse aquella, un oficial del ejército ; sin ayudantes que comj)artiesen con él, el trabajo de la instrucción ; y teniendo por añadidura, un haber mezquino, no era de esperarse, dadas estas condiciones, que dicho Profesor se esforzara mucho, por el adelanto de sus educandos.


— 53 — Encomendada con posterioridad la enseñanza al padre Capellán del establecimiento, la instrucción y educación de los niños mejoró algún tanto ; pero si hemos de ser veraces, y fieles intérpretes de las opiniones de algunas personas de respeto, de las que hemos tenido necesidad de tomar antecedentes, hasta el año 1863, en que un Maestro seglar se hizo cargo de la escuela, la instrucción de los asilados no adelantó tanto como habia derecho á esperar. Reducida la enseñanza de los acogidos al inaugurarse la Casa de Beneficencia, á simples nociones de lectura y escritura, ha venido, sin embargo, perfeccionándose hasta nuestros dias, en que además de la instrucción primaria elemental, y de las nociones de dibujo que muchos de los educandos reciben, los más aprovechados, por plausible acuerdo de la Corporación provincia], pasan al Instituto á cursar las asignaturas del bachillerato, y otros á la Escuela Profesional. De estos dos últimos establecimientos, nos ocuparemos después largamente. La escuela de niñas de la Casa de Beneficencia, que desde que se instaló, hasta el año 1861, fué regentada por una Profesora particular, ha sido dirigida, desde la 9


— 54 — última fecha hasta hoy, por Hermanas cl San Vicente de Paul, quienes parece continuarán todavía mucho tiempo, al frente de aquel plantel de enseñanza. La Academia de música, así como los talleres de zapatería y carpintería que en un principio se crearon en el establecimiento de referencia, fueron cerrados poco después, para reinstalarse de nuevo en 1879. En el año que escribimos esta Memoria, existen en Beneficencia ciento cincuenta niños y ciento treinta niñas, que concurreu sin distinción de sexo á las escuelas, por ser en el establecimiento la enseñanza obligatoria, y que sin embargo del tiempo que dedican al estudio, no por eso abandonan los quehaceres domésticos que todas ellas aprenden. Bien quisiéramos poder fijar, para hacer más patente las ventajas del sosteninrento de este Asilo, el número de acogidos de ambos sexos, que desde 1848 al presente, se han educado en la Casa de que nos ocupamos. Pero como no existen en él registros, de donde pudiéramos tomar los datos que nos son indispensables, solo diremos para satisfacción de la Provincia y de cuantos se interesen por la prosperidad de aquella benéfica institución de caridad : que según el Dr. D. Manuel Alón0


— 55 — so, su actual y dignísimo Director, la cifra de los acogidos y acogidas que han recibido amparo y enseñanza en Beneficencia, pueden calcularse en cinco mil. Por ahora y ofreciendo ocuparnos de nuevo al final de este trabajo, del Asilo que hasta este momento nos ocupa, anticiparemos el siguiente juicio : que si bien la instrucción y educación que en aquel establecimiento se brinda á los pobres huérfanos, no han estado exentas de imperfecciones, debidas por lo general, al poco celo de las personas encargadas de su gobierno y dirección interior, esto no obstante, el Asilo y con él la enseñanza, han marchado en constante progreso. A este adelanto, que tenemos una verdadera satisfacción en reconocer, contribuyó poderosamente con sus luces y consejos, el benemérito puerto-riqueño Dr. D. Francisco J. Hernández, tan querido de sus paisanos, como respetado por sus principios de justicia y su acrisolada honradez, cuando siendo Diputado provincial, desempeñó el difícil cargo de Comisario de Beneficencia. Reseñadas, en cuanto nos ha sido posible, las variantes que ha sufrido la enseñanza primaria, desde el año 1765, hasta 1820 en que el Sr. Tadeo le comunicó uu


— 56 — poderoso impulso, cou su célebre instrucción, sigamos ocupándonos de todo lo relativo á aquél importante asunto, el más trascendental, quizás, de cuantos deben ser objeto de nuestro estudio en el curso de esta Memoria. Publicada, decimos, la obra del Sr. Tadeo; becbo extensivo á Puerto-Rico, en 1838, el Real Decreto por el que se mandaba crear en España las Comisiones de provincia ; y ya en el ejercicio de su cometido, las Comisiones de pueblos, que debían entender, de conformidad con los Maestros, en la organización de las escuelas ; plan de enseñanza, libros de instrucción y horas de clases, procedióse sin levantar mano, en 1845, á dar forma á la carrera del Magisterio, tan descuidada hasta entonces, como peor considerada y retribuida. Posteriormente, ya más despierto el espíritu público; más animado también el Gobierno, y dispuestas las Corporaciones municipales á fomentar la abatida enseñanza ; contando la Isla con la respetable cifra de 450,000 habitantes, se procedió á un examen algo más rigoroso de los Maestros, obligatorio yá, desde 1845 ; se acordó clasificar las escuelas en tres categorías con los sueldos, para sus Profesores, de 500, 400 y 300 pesos anuales, respectiva-


— 57 — mente, pareciendo que este cúmulo de circunstancias favorables, haría marcharlainstrucción en la Isla sin hallar tropiezos, hasta el logro de sus legítimas aspiraciones. Pero uo fué así; cuando el porvenir de nuestra enseñanza primaria, parecía ofrecer más rosados horizontes de prosperidad, una nueva limitación viene á perjudicar ostensible y notoriamente á los Profesores y alumnos, y por tanto á perturbar la buena marcha comunicada á la instrucción. El acuerdo á que nos contraemos, y que censuramos sin vacilar, se refiere á que los Ayuntamientos redujesen el número de niños pobres que por cuenta de los fondos públicos, debían concurrir á las escuelas. Autorizados los Maestros de primera categoría, para no dar entrada en sus establecimientos, más que á veinte discípulos menesterosos; á quince los Profesores de segunda clase ; y á once los de tercera, es evidente que, por sola esta circunstancia, esencialmente restrictiva, muchos desvalidos niños hubieron de encontrarse sin medios hábiles de que disponer para instruirse, y por tanto en el ancho camino de la desgracia; en la senda que conduce al vicio, y tal vez al espantoso crimen,


— 58 — Pero no se redujo á solo esto, la abominable é injusta medida de aquellos Ayuntamientos. No satisfechas todavía las Corporaciones de su odiosa y odiada obra; ganosas tal vez, de convencer á la sociedad pudiente, de que los pobres eran de peor condición que los ricos, ordenaron que la enseñanza de aquellos, se redujese á las materias de Lectura, Escritura, Doctrina Cristiana, Gramática Castellana y Aritmética, en tanto que la de los últimos, podia tener la mayor extensión. Y todas estas injustificables limitaciones, ¿por qué tuvieron lugar? Porque la injusticia ó la estupidez, fueron los únicos conceptos que pudieron engendrar aquellos pechos sin alma, ó aquellos cerebros sin sustancia gris. ¡ De cuántas aberraciones es suceptible la dualidad de nuestro ser, cuando la justicia no preside á las manifestaciones del espíritu! ¡ De cuánta iniquidad son capaces los humanos corazones, cuando la caridad no regula los actos de la vida racional! Cuando nuestro espíritu alejado de toda humana prevención, se pone á reflexionar, en virtud de hechos semejantes á los que acabamos de exponer, acerca de la


— 59 — perversidad de algunos hombres, ni podemos dejar de sentirnos avergonzados de vestir una materia igual á la de aquellos, ni de temblar por el temor de incurrir en faltas tan horrendas y censurables. Comprendemos, sí, que el hombre caiga, y que caiga cien veces y otras cien, cuando se trata de asuntos puramente pasionales ; pero que la humana conciencia diferencie, por los caprichos déla veleidosa fortuna, á los niños pobres de aquellos que no lo son, por lo que se refiere á instrucción y enseñanza moral, esto ni se nos alcanza, ni podemos dejar de abominarlo, desde lo más íntimo de nuestro ser. Por estas y otras apreciaciones que estamos dispuestos á continuar haciendo en lo sucesivo, siempre que á ello nos autoricen medidas semejantes á las apuntadas, posible será que se nos tache de malévolos, por aquellos que juzguen de las cosas, sin estudiar su fondo y sus alcances; pero nosotrosquehablamris y hacernos comentarios, refiriéndonos siempre á hechos que no sepueden desmentir; ajusfando nuestra conducta á la más severa imparcialidad, esperamos tranquilos el fallo de las gentes sensatas, y de la opinión en lo futuro, que será la única que podrá censurar ó aplaudir sin prevenciones, nuestro modo de proceder.


— 60 — Y terminado este paréntesis, prosigamos haciendo histori a. Prohibición tan irritante, y diferencias tan absurdas como las establecidas con respecto á las clases menesterosas y pudientes, en las escuelas, claro es que no podían subsistir por mucho tiempo, y así realmente sucedió. Deseoso el Gobierno de oponerse á la injusticia de los Ayuntamientos en materias de instrucción, dirigió excitaciones á los Alcaldes en 1856, á semejanza de lo que habia ya hecho con los mismos, en 1838, para que á la par que aumentaran las escuelas rurales, diesen más amplitud á la enseñanza de los niños varones, fueran cuales fueren sus medios de fortuna y condición social. Como la educación de las niñas en esta Provincia, estuvo poco menos que olvidada hasta el año 1856, en que llegó á contar la Isla, cuarenta y ocho escuelas, exclusivamente dedicadas á la instrucción dé la mujer, se autorizó además á las señoras para que se dedicasen á la enseñanza de las niñas de su sexo, siempre que para ello presentasen un Profesor encargado de explicar las asignaturas más importantes. Expuesto lo que antecede, entremos, desde luego, en el terreno de los números,


— Cierne no pequeños servicios nos han de prestar. El primer empadronamiento general', que por Real orden se llevó á cabo en Puerto-Rico, tuvo lugar en 26 de Diciembre de 1860, dando por resultado 580,329 habitantes en toda la Isla. Ahora bien ; si con esta cifra se suma el producto de 9,799 x 4, cuyo multiplicando fué la diferencia observada, desde el año 1846, al 1860, en que se practicó el último empadronamiento, es claro que, en 1864 hubimos de tener, en vez del total consignado en el párrafo anterior, 619,525 almas ó sea: 39,196 más que en Diciembre de 1860. Conocidos estos datos, por sí más elocuentes que cuantos razonamientos pudiéramos hacer, preguntaremos: ¿ no es bochornoso recordar, que para una población tan numerosa, y que contaba yá con sesenta y nueve pueblos, solo tuviese la Isla por entonces, ciento veinte y dos escuelas públicas y veinte y cinco particulares, á las que concurrían, contadas las primeras y las segundas, 2,396 niños, y 1092 niñas ? ¿No es triste y doloroso consignar, que mientras el presupuesto de guerra alcanzaba una suma fabulosa, las cantidades


— 62 — que se invertían en la enseñanza, subieran solamente á 35,545 pesos ? ' ¿No se consumían mayores caudales en cárceles y presidios ? Pues si es más fácil moralizar que corregir ; más económico y provecboso hacer hombres honrados y mujeres dignas, que constituirnos en vigilantes de malhechores, ¿ por qué reducir tanto lo que debia invertirse en instrucción, porqué sostener esa contraproducente economía? ¡Ah!, son tan irrisorias estas medidas tornadas por los Ayuntamientos y el Gobierno, para evitar con ellas, tal vez, la bancarrota áque el desequilibrio entre elhabery eldebepodría conducirlos, que nosotros poco dispuestos, cuando nos ocupamos de estas cuestiones, á reir, no podemos sustraernos, sin embargo, al poderoso influjo del diablillo tentador.—Nos reimos, sí, pero lo hacemos con el placer que Meflstófeles al persuadirse de que no podía llevarse ya, como quería, al tormento eterno, á la infeliz Margarita. ¿ Y cómo no ser así ? ¿ por ventura puede ocultársenos, que mientras las Corporaciones populares invertían anualmente, como invierten hoy, respetables sumas, en bailes, fuegos de artificios, cucañas y otras mil majaderías, en celebrar las conocidas tiestas del Patrón; en contribuir de la


— 03 — manera más pagana posible á rendir homenaje á la acción tutelar de un santo bienhechor cualquiera, la enseñanza se encontrase abandonada, y los Maestros mal retribuidos, y los niños pobres sin lo indispensable para poder estudiar ? ¿ No estiman como nosotros censurable, los hombres de buen juicio, semejantes despiltarros, ó es que atravesamos tiempos tan calamitosos, que hayamos perdido también el sentido moral, así como el concepto de lo útil y provechoso ? Pero hay más aún.—Mientras existen en la Isla lujosos cuerpos de Ingenieros que se sostienen y se pagan con las crecidas contribuciones que agobian el Pais, para la explotación y cuidados de minas que en él no se conocen; (todo esto sin contar las dietas) en tanto que otros muchos viven lujosamente, y sin nada hacer de provecho, en esta Provincia, ¿.por qué no se disminuye el personal de aquella ilustrada agrupación, y se reducen éstos, lo menos á la mitad, dedicándose los sueldos que habían de abonarse á los suprimidos, en el fomento de la instrucción ? I Por qué los presupuestos han de sobrecargarse de uno para otro año, con partidas inútiles y odiosas, y el capítulo dedicado á la enseñanza, apenas se varía


— 64 — en beneficio del mejoramiento del saber, á que tienen todos nuestros hijos derecho, por mucho que otra cosa se figuren los más? De lo expuesto con anticipación á estas últimas manifestaciones, se deduce; que ni los Gobernantes, ni los Ayuntamientos habidos en esta Isla, hasta el año de 1860, se tomaron gran empeño por ilustrar á nuestra naciente sociedad, ni era por otra parte fácil que la instrucción primaria adelantase, dado el poco estímulo que existia entre los mismos Maestros, y en las Comisiones encargadas de hacer cumplir á éstos con su deber. Se necesitaba para nuestro adelanto algo más ; era preciso que un amante del bien y de la ilustración, emprendiese un trabajo de gran Importancia y trascendencia, trabajo que tuviese por objeto fomentar y regularizar la enseñanza primaria, pero no para entregarla después á la iniciativa de los pueblos, sino para exigir á éstos extricta cuenta de sus actos, en materia de tan subido interés. El gobernante que lucidamente realizó lo primero, y muy poco hizo de lo segundo, fué el Excmo. Sr. D. Félix M? de Messina, que en 10 de J unió de 1865 publicó su célebre Decreto orgánico, por el cual se


— 65 — mandaba organizar la enseñanza; facilitar á los niños de ambos sexos, lo indispensable para su instrucción primaria; dictar los preceptos que babian de cumplir las Juntas locales; poner limitación á los castigos escolares ; fijar las materias de que se babian de examinar los Maestros, y la forma en que debían efectuarse las oposiciones ; aumentar los haberes de los Profesores, y por fin, proceder al establecimiento de una Escuela superior de niñas que habia de servir de modelo, con arreglo al artículo 20 del Decreto orgánico. [*] Pero, ¡ oh triste decepción !; tan solo habia trascurrido un año de haberse mandado cumplir estas salvadoras medidas; tan solo doce meses habían pasado desde la publicación del referido Decreto, que seguido á la letra nos hubiera nivelado, en instrucción primaria, á la provincia más ilustrada de la Metrópoli, cuando lejos de obtenerse el mejoramiento que era de esperar, las escuelas estaban menos concu[*] Uno de los Sres. que más contribuyeron á que el Decreto de referencia se llevase á término, fué el ilustrado puerto-riqueño D. Federico Asenjo, á cuya inteligencia y pericia en materia de enseñanza se debe la redacción de aquel importante documento, así como la mayor parte del publicado por el Sr. Despujols, en el que colaboró también el inteligente y probo paisano nuestro Don León Acuña. Al primero de los Sres. nombrados, debemos muchos de los datos que contiene esta Memoria, II


— 66 — rridas, y el desaliento de los Maestros habia llegado á la exageración. Y que resultados tan inesperados se verificaron á pesar de la buena voluntad del Sr. Messina, por cierto que nada tiene de extraño, si se atiende á las causas que tales efectos produjeron. Si los Municipios declaraban urbi et orbe, que la Isla no estaba preparada para refórmate» expléudida, como la que pretendía el Gobernador; si los Ayuntamientos resentidos porque á los Profesores superiores se les babia asignado un haber de 1500 pesos anuales, mayor que el sueldo de los Sres. Alcaldes ; y á los Ayudantes de escuelas 600, ¿cómo habían de tomarse interés los Presidentes de aquellas Corporaciones, para que la enseñanza saliese de su estado de abatimiento ? Así las cosas, y cundiendo la apatía, desde las Corporaciones oficiales, hasta los mismos padres de familia, que mal intencionados ó ignorantes, no llegaron á comprender que poniendo trabas á la instrucción, originaban gravísimos males á sus mismos hijos, es claro como la luz meridiana, que la enseñanza habia de resentirse con tales y tan absurdas creencias, y las consecuencias de tanto desbarajuste tocarse á la mayor brevedad.


— 67 — fin efecto: á los dos años de hecho conocer el Decreto orgánico, é influenciado también el Sr. Messina por las erróneas y monstruosas teorías de los Ayuntamientos, el mismo Sr. Gobernador hizo publicar la Circular número 129, por la que se rebajaba á los Maestros superiores, 500 pesos; 100 á los elementales de 2? clase, y se suprimían además, (para hacer más radical la medida,) los Profesores de las escuelas de adultos, y por consiguiente los Ayudantes que compartían con aquellos, los trabajos escolares. De esta perniciosa determinación, causa eficiente de la decadencia observada, solo se salvaron milagrosamente la Escuela superior de esta Capital, con su Maestro y ayudantes, quienes continuaron disfrutando los sueldos que tenían asignados, al empezar á regir el Decreto. Además de éste establecimiento de enseñanza primaria, se creó otro en esta localidad, con las mismas condiciones. El número total de Escuelas superiores, existentes entonces en la Isla, se redujo á ocho solamente. Pero consignemos, algunos hechos más, que importan mucho no echar en olvido, á fin de que nuestros lectores tengan perfecto conocimiento de todo lo referente al período que venimos estudiando,


— 68 — Hemos dicho en párrafos anteriores, que uno de los motivos que más influyeron en el resultado contraproducente obtenido de lo preceptuado por el Sr. Messina fué, el haberse creido lastimados los Alcaldes en su elevado concepto, por la sola circunstancia de ser el sueldo de los Profesores, superior al de que gozaban tan respetables mandatarios.—Pero no fué este solo móvil, el que determinó aquellos malos efectos. Gomo los señores aludidos manifestaron también al Gobernador, que á las escuelas concurrían, apesar de lo por él ordenado, el mismo número de educandos que los que á ellas asistían con anterioridad al Decreto orgánico, y esta afirmación venia á poner de relieve, que era cuando monos inútil, todo cuanto se hiciese por mejorar la instrucción en este pais, nosotros con datos irrefutables, vamos á demostrar: l que los que tal dijeron ó eran hombres de extraordinaria malicia, por cuya circunstancia no merecen crédito, ó ignorantes de indiscutible ignorancia, por cuya razón nunca debieron ocuparse de cosas que no entendían. He aquí ahora los datos oficiales que podemos ofrecer. En Diciembre de 4864, esto es, un año y medio antes de publicarse el Decreto orgánico, recibían enseñanza primaria 9


— 69 — en las Escuelas públicas, los siguientes alumnos: Niños Niñas

2,840. 1,347. TOTAL

4,187 alumnos.

En Junio de 1867, planteado ya el nuevo sistema, recibían instrucción : Niños Niñas

8,001. 2,080. TOTAL

10,081 alumnos.

En Junio de 1869, un año después de modificado el Decreto y publicada la Circular número 129, en Junio de 1868. Niños Niñas

7,212. 1,937. TOTAL

9,149 alumnos.

Como se vé por los datos que anteceden, tenemos: que ni el número de niños de ambos sexos que visitaban las escuelas, durante la observancia del Decreto del Sr. Messina, era superior al de los que concurrían á ellas, con anterioridad al año 64, ni tampoco con posterioridad al año 69, lo que prueba lo que nos proponíamos demostrar. 12


— 70Para hacer más ostensible todavía, los perjuicios que los Ayuntamientos causaron á la enseñanza, con sus observaciones inoportunas, sino maliciosas, procedamos á la formación de los siguientes cuadros comparativos, que deberán tenerse presentes después, al ocuparnos del Decreto orgánico publicado por el Sr. Depujols. Sistema de 1860. Sistema antiguo, Escuelas de nió sea el de 1750. ños 240 Escuelas de niños. 74 Id. de niñas. 48 Id. de niñas 56 TOTAL..

122

TOTAL..

296

Diferencia en favor del segundo sistema, 174 escuelas. Niños pobres que asistían á los establecimientos de enseñanza, antes de haberse publicado el Decreto del Señor Messina 2,010

Niños pobres que asistían á los id. id. después de publicado el Decreto de este Gobernador.... 6,144

Diferencia observada en pro de la segunda época, 4,134.


— 71 — Estudiadas y conocidas las expuestas comparaciones, que sintéticamente ponen de relieve lo que pretendemos hacer resaltar, para que la experiencia no permita incurrir á los que nos sucedan, en los mismos defectos que nuestros antepasados incurrieron, veamos si aún existen algunos otros detalles que importe consignar, conducentes al mismo fin. Efectivamente: las consecuencias de los desaciertos cometidos, ya por parte del Gobierno, ya por parte de los Municipios, se hicieron tan palpables, que persuadida al cabo, la primera Autoridad de la provincia, de la decadencia de la instrucción, decadencia que hacía partir como era natural, de las restricciones contenidas en el Decreto de Junio de 1809, y Circular número 18 de ocho de Mayo de 1871, declaró publicamente la urgencia que habia de retribuir mejor el Profesorado, y la necesidad en que se encontraba de estimular á las Juntas locales al cumplimiento de sus deberes, por ser ollas á quienes en primer término correspondía la vigilancia y buena marcha de los establecimientos docentes. Hemos indicado muy á la lijera, en páginas anteriores, que merced al piadoso celo del venerable Obispo D. Pedro Gutiérrez de Cós, se habia fundado en Puerto-


— 72 — Eico, en 12 de Octubre de 1831, un establecimiento de enseñanza secundaria, conocido con el nombre de Seminario Conciliar. — Pues bien: éste Colegio que tan poderosamente influyó y continúa influyendo en el adelanto que poseemos, varió radicalmente de carácter en 1851, en cuya fecha, por gestiones del Sr. Obispo Estoves, pasaron á ocuparlo hasta el año de 1878, los R.R. P P . de la Compañía de Jesús. Esta comunidad religiosa al frente yá del mencionado Colegio, dedicó desde el principio, todos sus afanes á sostener y difundir la segunda enseñanza entre la juventud puerto-riqueña, que ávida de saber, llenaba los espaciosos salones del edificio en que por los Jesuítas se explicaban las asignaturas correspondientes al bachillerato. Este título académico, que solo podían expedir los Profesores que primitivamente enseñaban en el Seminario de referencia, y cuyo derecho fué concedido por S. M. el Rey en 1852 á e l l o s tan sólo, fué otorgado así mismo por los Padres de la Compañía de Jesús desde que éstos ocuparon el Seminario Conciliar hasta el año de 1880, en que se estableció en esta Capital el Instituto Civil. Desde esta última fecha hasta hoy, solo puede autorizar el grado de Ba-


— 73 — chiller en artes, en esta Isla, el claustro de aquel último ilustrado centro de instrucción. El profesorado del establecimiento que fundó el Sr. Gutiérrez de Oós, no gozó de absoluta independencia mientras lo ocuparon los RE. P P . Incorporado á la Universidad de la Habana, desde su instalación, á éste centro habia que acudir, desde las Universidades del Reino, en demanda de las acordadas de que habían menester los estudiantes de Puerto-Rico, si deseaban incorporar sus estudios para continuar una carrera científica ó literaria en la Metrópoli. Los hijos de Loyola, en esta Provincia, no se limitaron solamente á la enseñanza de las materias que son de rigor para la adquisición del grado académico á que nos hemos contraído, n ó ; además de aquellas podían cursar en el Colegio jesuítico todos los alumnos que lo desearan, los idiomas de francés é inglés, dibujo lineal y natural, pintura y música, con excepción de estos dos últimos ramos á que solo tenían derecho los internos. Como el Seminario al fundarse tuvo como deber primero, la creación y sostenimiento de doce becas para otros tantos jóvenes pobres que quisieran dedicarse á


— 74 — la carrera eclesiástica, el actual Obispo limo. Sr. Don Juan Antonio Puig, fiel intérprete de los deseos del benemérito Prelado fundador, hizo desalojar á los P P . Jesuítas el establecimiento que interinamente ocupaban, para dedicarlo desde luego al objeto para que habia sido creado. La medida llevada á término por el Sr. Obispo nuestro actual diocesano, entendemos que se inspiró en principios de la más extricta justicia y del más lejítimo derecho. Si el Seminario se creó para seminaristas, aspirantes á sacerdotes, la voluntad del fundador debió cumplirse en todos los momentos. Por este y no por otro motivo aplaudimos la enérgica resolución tomada por el limo. Sr. Don Juan Antonio Puig, la que si bien ha sido censurada por algunos, no por eso ha dejado de producir notables beneficios, si se atiende al número de alumnos que estudian en el dicho establecimiento. Que los Reverendos Padres han dispensado grandes servicios á la Isla con su enseñanza, es cosa que está en el ánimo de todos, y que nosotros somos de los primeros en reconocer: pues si para demostrar la anterior afirmación, no hubiese otras razones que las elocuentes que dá la respetable cifra de los jóvenes que han mar-


— 75 — chado y marchan todavía á distintos países á seguir carerra, desde el año de 1851 hasta la fecha, ellas serían, por sí solas, suficientes á corroborar nuestro aserto. [*] Y puesto que de los Padres de la Compañía nos ocupamos, seános permitido enviar á nuestros antiguos Maestros, desde estas modestas páginas, un recuerdo de imperecedera gratitud; que es de hombres honrados no olvidar beneficios y perdonar ofensas, y ser voceros de la justicia, sin nunca descender á la miserable adulación. Nosotros, pues, alumnos de los Jesuítas, declaramos gustosos, que les somos deudores de gratitud; que nuestros primeros conocimientos los adquirimos bajo su sabia dirección, pero que esta circunstancia no bastará jamás á que callemos lo que publicamente debamos de ellos decir, si es que en algo merecen censura, bajo el punto de vista de la enseñanza en Puerto-Eieo, que es de la tínica manera que de aquellos ilustrados y respetables Sacerdotes podemos nosotros ocuparnos en esta reseña histórica. Cumplido este sagrado deber, continuemos adelantando nuestro trabajo. [*] Han toma Jo el grado de Bachiller en Artes en el Seminario Conciliar, desde el año 1S59 á 1878 que lo dejaron los Jesuítas, 221 jóvenes, de los cuales el mayor número se encuentran en posesión de una carrera,


— 76 — Hubo en esta leal y pacífica Provincia, por los años de 1854, un dignísimo Obispo, Fray Benigno Carrión de Málaga, que deseoso de cumplir la máxima de Jesucristo, sinite párvulos venire ad me, llenó de amor á la infancia, á esa infancia que todo lo llena con su celestial inocencia, concibió el caritativo y magnánimo proyecto de construir un Colegio exclusivamente dedicado á la instrucción de niños menores de siete años. Madurada la idea, y convencido el evángehco Sacerdote de lo útil y bondadoso de su obra, de su propio peculio, sin reparar en los inconvenientes que con frecuencia pretendían obstaculizar los fines de su laudable pensamiento, procedió, sin titubear, á la fabricación del edificio que hoy inmortaliza el nombre de su piadoso fundador. Este Colegio, llamado de Párvulos, que como la Providencia proteje y defiende á innumerables niños, tanto más acreedores á la consideración de todos, cuanto que su ternura, sus afectos, su misma debilidad y aficiones los acerca inconscientemente al peligro, este Colegio, repetimos, es una oración que se eleva constantemente al cielo, para glorificar al caritativo padre Carrión.


— 77 — ¡ Ah!, cómo se extasía el espíritu, cómo se dilata y alegra el corazón, cuando se traspoueu los umbrales de aquella morada en donde vive la felicidad ! ¡ Tantos ángeles que juegan y aprenden ; tantos inquietos y encantadores niños que cantan y fijan en su memoria, sin fatigarla, letras y números, preceptos y máximas, siempre reducido el estudio á un objeto que no se olvida, que no puede desvanecerse en la mente del tierno infante, todas estas cosas, repetimos, todo ese conjunto de admirable enseñanza, de diversión y de fascinadora alegría, forman un cuadro cuya viveza de colores no podría j)intar jamás nuestra pluma, falta de arte y de vigor ! Al contemplar la vida que en aquel hemiciclo se agita; que contenta y bulliciosa salta y corre en planos horizontales, unas veces, en graderías amjfiias y sin peligros las más, la sensación que se experimenta es la del vértigo ; pero no la de ese fenómeno que espanta y desequilibra los sentido, nó ; es la turbación que acomete al niño al entrar en un jardín; la variedad de los colores, le seduce, le atrae, le lleva, siempre en progresiva ansiedad; no sabe en que flores fijarse, porque todas le parecen igualmente bellas ; no toca á nin13


— 78 — guna, porque el perfume y los encantos de todas le adormece y embriaga; be aquí la dulce y grata sensación de que hablamos ; he aquí también el agradabilísimo vértigo por el que siempre nos dej aríain os arrastrar! ¡ Ah sí; ! la emoción que dentro de la Casa de párvulos hemos experimentado al contemplar en ella á la inocencia que aprende y se divierte, es más permanente, más poderosa en nosotros, que la sufrida ante la magestad de la rugiente catarata americana. Y es que en ésta, la naturaleza espanta; en aquella la naturaleza atrae; en la primera la muerte vive en su vórtice; en la segunda la vida sube y se agita en todos sentidos ; allí está Júpiter tonante; aquí un Dios de amor y caridad. Este Colegio que desde su fundación hasta la fecha, ha sido dirigido por Hermanas de San Vicente de Paul, continúa todavía bajo la dirección de éstas, prestando sus beneficios á la infancia; servicios que nunca podrán agradecerse bastante, porque la protección al indigente y al niño, solo en el cielo se recompensan bien. Además de este Colegio, en que la enseñanza intuitiva produce excelentes resultados, tenemos otro de no monos importancia que aquél, si se atiende al objeto á que se le dedica.


— 79 — Este establecimiento, que desde que abrió sus puertas á la juventud se le conoce con el nombre de Colegio de San Ildefonso, se construyó con el producido de un bazar que en esta ciudad se llevó á cabo ; con numerosas limosnas de particulares, á las que son muy dados los habitantes de este pais, y además con mil setecientos pesos que donó el inolvidable Deán, Sr. Don Gerónimo Usera, que fué, puede decirse, el alma de todo cuanto con el Colegio aludido tiene relación. La Escuela de San Ildefonso instalada en 18(51, si bien fué debida, como dejamos dicho, á la poderosa iniciativa del Sr. Usera, también contribuyó á su fundación el Sr. D. Julio Vizcarrondo quienes bajo la dirección de una Junta de Damas, organizaron los trabajos preparatorios llevándolos á efecto, y acogiendo en el establecimiento al abrirse al público, doce niñas huérfanas, á las que se enseñaban además de instrucción primaria, las labores propias del sexo. La primera presidenta que tuvo este Colegio fué la virtuosa y entonces acaudalada Sra. D? Escolástica Astarloa de Aranzamendy cuyo nombre copiamos, porque creemos que tiene derecho á especial mención en este libro, así como también lo


— 80 — posee, é indiscutible, la filantrópica esposa del Sr. Vizcarrondo, que desempeñó con gran acierto y no pequeña actividad é inteligencia, la Secretaría de aquella Junta organizadora. Y aquí conviene que hagamos alguna aclaración conducente á fijar los hechos que se relacionan con este Asilo, porque hemos oido distintas versiones acerca del objeto de su fundación, y es necesario que demos á cada uno lo que le corresponde. Conociendo el Sr. Usera la apremiante necesidad que habia en ósta, como en toda población de alguna importancia, de poner á cubierto del peligro que determina el mal ejemplo, á las infelices niñas hijas de madres entregadas á vergonzosos vicios, creyó encontrar la manera de moralizar á gran parte de aquellas desventuradas jóvenes, que por imitación tal vez, corren desaladas á la más triste de las desgracias, albergándolas desde sus primeros años en un Colegio en el que, á la par que se las educase, se les enseñará las materias que constituyen la primera instrucción. Sin saberse porqué, pues, no hay una razón positiva que explique los motivos que dieron lugar al cambio, el propósito del padre Usera se varió radicalmente, siendo después condición indispensable, pa-


— 81 — rala admisión délas acogidas, que sus ascendientes fueran personas de moralidad. ¡ Qué error tan manifiesto, y que fatalidad la de la desgracia ! ¡ Siempre lo peor para el infortunado ! ¡Siempreel mayor desprecio para aquellos que más han menester de compasión, y de una mano que los separe del borde del abismo! Obrando de este modo, ¿ con qué derecho se moteja á las infelices que se revuelven en el cieno ? Si no se las ayuda á salir del lodazal de sus pasiones; si lejos de ampararlas, de atraerlas al camino del bien, como á los antiguos reprobos, se las señala con el estigma de la degradación y se les aleja ignominiosamente de toda honrada sociedad? Así rechazándolas ¿cómo habrán de mejorar sus costumbres y sus inclinaciones ? Tomad al pacífico mastín de las ciudades; azotadlo con crueldad; metedlo después en una pocilga, en donde además del hambre y la sed, el castigo le mortifique, y decid entonces, si aquél antes agradecido animal será el mismo que cuando lo separasteis de vuestro lado % Os extrañaría que en vez de halagaros os acometiese con furor al aproximaros á él? ¿ Tendríais derecho á quejaros del daño que recibieseis, habiéndole tan cruelmente maltratado? Pues entonces ¿por qué perseguís á la fiera hasta su cu-


— 82 — bil ? i Por qué matar á la desventurada, cerrándole las puertas de la rehabilitación ? / Queréis que obren bien y las incitáis al mal! i Ambicionáis pureza de costumbres, honradez y moralidad, en todo cuanto os circunda, cuando contribuís á la propagación del vicio, cerrando al infortunio la morada de la castidad, del saber y del honor ? Los que de modo tan poco razonable pensaron; los que tendieron á modificar el propósito del Sr. lisera, de un modo tan radical, es evidente que, por mucho que el bien haya resultado del Colegio de San Ildefonso, tal como está constituido no han dejado de incurrir por ello en responsabilidad, contribuyendo á laperdición de muchas infelices niñas, que alejadas de la viciada atmósfera en que vivían, se hubieran salvado de la deshonra, mil veces peor que la muerte. Más no nos desviamos de nuestro principal objeto. Al abrirse el Colegio que nos ocupa, las asiladas que en él se admitieron, desde luego, fueron doce. Mejoradas con posterioridad las condiciones del local y disponiéndose después de mayores recursos, se llegaron á recibir hasta veinte y cinco pensionistas, que en unión de las que ingresaron más tarde, compusieron un total de cincuenta educandas.


— 83 — En el año de 1866, esto es, cinco años después de la apertura del Establecimiento dicho, se hicieron cargo de la enseñanza en él, las Hermanas de San Vicente, á semejanza de lo que sucede en el Asilo de Beneficencia. En el año presente, merced á una subvención que desde 1879 viene concediéndole la Exma. Diputación, consistente aquella en el producto líquido de un sorteo de la lotería provincial, se han vuelto á hacer nuevas fábricas en el edificio, aumentándose el número de las acojidas. Y aquí debemos decir para terminar lo relativo á la Escuela-Asilo que estudiamos, que con los capitales que se invierten todos los años en olla; con alguna más economía de la que hoy se. tiene, bien podría aumentarse el número de las asiladas, y ser la instrucción que éstas reciben, algo más lata y provechosa, mucho más en armonía con su modo de ser. Expuestas ya aunque con cierto inevitable desorden, el pasado de nuestra enseñanza y de nuestro modesto saber, pasado que no se puede limitar con presición, por que la materia que tratamos se encuentra en pañales y rodeada de no pequeñas sombras, vamos á hacer partir nuestro presente de una fecha que pertenece sin du-


— 84 — da, al ayer, pero que por su importancia puede servirnos de punto de partida para el estudio de nuestros actuales conocimientos. Y aquí antes de terminar, conviene que hagamos una observación.—Si como se ha visto, hemos dado la preferencia al comenzar nuestro estudio, al pasado y no al presente de nuestra instrucción, como lo indica en primer término el tema propuesto, ha sido simplemente, por qué para exponer por orden cronológico las distintas transformaciones que ha sufrido la enseñanza en esta Isla, era indispensable invertir el orden con que se anuncian en el Tema dado por el Ateneo, las partes de que debe constar esta Memoria. Hecha la advertencia que antecede, que en nuestro sentir es indispensable para evitar interpretaciones, procedamos á la segunda parte de nuestro trabajo en la cual, sí bien es cierto que hemos de ocuparnos de la existencia de algunos Centros de instrucción que tuvieron origen con anterioridad al año 1870, también lo es, que por encontrarse aquellos funcionando en la actualidad, corresponden de hecho á esta segunda parte. Procedamos desde luego á su estudio.


II. El hecho más notable que registra en sus páginas la historia de la enseñanza en Puerto-Rico, desde la época del descubrimiento á la en que se publicó el Decreto Orgánico del Sr. Messina, es el que se refiere á la creación del primer Instituto Civil habido en esta provincia, y del cual vamos á ocuparnos detenidamente en el comienzo de esta segunda parte. Constituidaen 1873, la Diputación provincial que administraba entonces los intereses de nuestra querida Isla, por personas cuyailustracion y lealtad no son ni pueden ser discutidas, porque la opinión unánime de todos los hombres sensatos les favorece, á propuesta de" uno de sus más caracterizados miembros, del Sr. D. Nicolás Aguayo, se tomó el acuerdo siguiente: " Crear un Instituto Civil de segunda enseñanza, en armonía con lo preceptuado en la Ley del 14


— 86 — Sr. Moyano sobre Instrucción pública vigente en la Península desde 1857." Aprobado por el Gobernador general el acuerdo trascrito ; formado' con alguna posterioridad el tribunal de oposiciones, y llevadas estas á término con todas las formalidades que la ley exigía, fueron proclamados catedráticos del nuevo establecimiento docente, los Sres. cuyos nombres copiamos. Director.—Ldo. D. José Julián Aeosta.—D. Enrique Berrocal.—Pbro. Br. D. José de Jesús Mn.-Dr. D. Agustín Sthal.— Dr. D. Pedro Gerónimo Goico.—Dr. D. Ignacio Diaz Oaneja.—D. Manuel Paniagua. — D . Juan Miranda.—D. Adrián Martínez y Gandía, y algún tiempo después, no habiendo llegado á tomar posesión de su cargo, D. Elíseo Font y Guillot. En claustro pleno, y presidiendo el solemne acto de la inauguración del primer Instituto Civil de Puerto-Rico, el Sr. Gobernador I). Rafael Primo de Rivera, se abrió á la juventud estudiosa, en 1? de Noviembre de 1873 este Centro de enseñanza tan deseado como combatido por los que en este pais confunden lastimosamente la política personal, los odios de paítido, con el bien que á todos alcanza y para todos se solicita.


— 87 — Como hemos ya indicado y puede verse estudiando sin prevenciones todo lo relativo al asunto que es objeto de los comentarios que hacemos, al crearse y establecerse el Instituto Civil puerto-riqueño, en 1873, todas las prescripciones de la ley fueron cumplidas. Pero como la pasión política, ( y a lo hemos dicho) en aquellos aciagos tiempos, todo lo trasformaba y confundía ; como más se consideraba entonces x>oderosa razón, la fuerza del número, que el poder de la equidad, de la lógica y la justicia, la nueva Diputación que reemplazó á la creadora del Instituto, de un solo golpe, en un solo momento, tajó, sin detenerse á medir las consecuencias, todas las esperanzas del pais, y con ellas los derechos adquiridos de los ilustrados Profesores que habían obtenidos sus cátedras en rigorosa oposición. Expulsados catedráticos y alumnos, en menos de veinte y cuatro horas, del edificio en que los unos y los otros se dedicaban al cumplimiento de sus deberes escolares ; lanzados del establecimiento hasta los porteros, con unapremura que no tiene nombre, con una urgencia que solóla pasión puede justificar, se publicó á los pocos dias en la Gaceta de doce de Mayo de 1874, el acuerdo que verán nuestros lectores, y que los


— 88 — Sres. Diputados provinciales, en su mayoría puerto-riqueños, estimaron suficiente á satisfacer al público, que no acertaba á explicarse la razón de tan incalificable atropello. Dice así.—" En sesión celebrada por la Corporación provincial en 2 de Mayo de 1874, se acordó la supresión del Instituto Civil de segunda enseñanza, en virtud de los vicios de nulidad é ilegalidad que presidieron á su fundación, y que traduciéndose en sus resultados, lo hacen de todo punto ineficaz al adelanto intelectual que la Provincia tenia derecho á prometerse de dicho establecimiento. Y aprobado este acuerdo por el Excmo. Sr. Gobernador Civil, se hace público en la Gaceta Oficial para general conocimiento. "—Marqués de la Esperanza. Ahora bien : como la conducta del procer puerto-riqueño que suscribe el acuerdo, así como la de sus compañeros de Diputación, está juzgada por el país en general, y por cierto que no de un modo lisonjero, nos abstenemos de comentarios que holgarían por superabundantes. Conste sí, que á la decisión de aquel respetable Cuerpo, no fueron extrañas las influencias de la Compañía de Jesús. Destruido el Instituto por la fuerza de


— 89 — la pasión política, que nunca, absolutamente nunca debió haber hecho blanco de sus iras á lo que en todas las épocas y en todos los lugares del mundo culto se hubiera respetado, porque la instrucción adolece de colores políticos y está reñida con los principios que defienden los partidos militantes, la enseñanza en Puerto-Rico, repitámoslo nuevamente, sufrió con el antipolítico y antipatriótico acuerdo tomado por la Corporación provincial una nueva y mortal caida, que no le permitió reincorporarse y tomar nuevos alientos hasta el año 1876. Para demostrar además, que la mala fortuna que á los puerto-riqueños persigue en materia de instrucción, no se limitó solamente á los conocimientos secundarios, sino también á los primarios, bastará decir; que en Setiembre de 1874 se publicó en la Gaceta de Madrid una convocatoria para proveer simultáneamente en la Capital del Reino y en la de esta Provincia muchas de nuestras escuelas públicas, desempeñadas á la sazón por Maestros que las habían adquirido por concurso ó por oposición, y que por tanto tenian derechos que no podían vulnerarse, sin quebrantar los más rudimentarios principios de justi-


— 90 — cia. [*] Corno consecuencia de tan perni ciosa medida, el cambio que se operó en el magisterio puerto-riqueño, fué radical en todas sus partes. Y que el lamentable estado á que llegó la enseñanza primaria en Puerto-Bico, después de la indicada convocatoria, no fué debido solamente á las injusticias cometidas con los Profesores que regentaban las escuelas en el pais, sino también á la ignorancia supina de algunos de los maestros que nos llegaron de la Península, es cosa por demás sabida. Que lo diga s i n o la manifestación becba en público por el Gobernador Despujols, y de la cual se ocuparon la mayor parte de los periódicos de la Isla. Pero hubo más aún. Si es una verdad reconocida, que algunos de los Profet * ] La causa de las injustificables medidas tomadas por este Gobierno, con respecto á nuestras escuelas y á los Profesores que las desempeñaban, puede encontrarse en las páginas 232, 33, 34 y 35 de la Historia

de la insurrección

de

Lares escritas por D. José Pérez Morís, páginas llenas de injustas apreciaciones, hijas de la más evidente parcialidad coutra los Sacerdotes y Maestros nacidos en este pais. Cuando la pasión guia la pluma del escritor público, es difícil muy difícil que la verdad sea su norte. La parcialidad por ser mala consejera, solo puede producir y fomentar odios inestinguibles; rencores funestos, y consecuencias cuyos limites no se pueden nunca preveer. Tales son su magnitud y las desgracias que pueden engendrar.


— 91 — sores que á esta tierra vinieron á ganarse el sustento para sí y para sus hijos, carecían hasta délas más vulgares nociones de Gramática, eslo también, que muchos había muy inteligentes y, cuyos servicios y talentos no se recompensaron, como tenían derecho á esperar. Y decimos esto, porque no faltaron algunos entre estos últimos, que al llegar á este pais se encontrasen sin colocación y sin recursos, á pesar de los compromisos que el Gobierno habia contraído con ellos. Como era lógico esperar á consecuencia de tantos desórdenes, y rivalidades y antagonismos tantos, el magisterio perdió mucho de su uatural prestigio ; numerosas escuelas quedaron despobladas, y de desacierto en desacierto hubiéramos marchado á la negación de los conocimientos elementales y superiores, á no haberse presentado oportunamente un hombre de recto é ilustrado criterio, un Gobernador amante del saber, que conociendo las deficiencias é imperfecciones de la enseñanza en esta provincia, pusiera término, desde luego, á tamaños y perniciosos males. Este hombre que si bien no hizo todo lo que pudo, con relación á la materia que tratamos, no por esto hemos de negarles nuestros calurosos aplausos, fué el Excmo.


— 92 — Sr. Conde de Oaspe, quien persuadido de que la base de todo humano saber consiste principalmente en los conocimientos que se adquieren en esas modestas aulas que se llaman escuelas primarias, con voluntad inquebrantable, lleno de verdadero deseo por el mayor brillo y bondad de la enseñanza, se aseguró por si mismo del estado de la instrucción, y sin levantar mano, censura los defectos que en ella encuentra ; aplica los correctivos que estima convenientes á evitarlos ; hace pública la impericia de algunos Maestros, y expide por úitimo, en 1878 su famoso Decreto Orgánico que produce resultados altamente beneficiosos. Para que se comprendan mejor las ventajosas modificaciones que el Sr. Despujols introdujo en la enseñanza primaria, veamos en que estado se encontraba ésta, al tomar posesión el Conde de Oaspe, del Gobierno de la Isla. Escuelas públicas de niños en 1,878.

Escuelas públicas de niñas en 1,878.

Superiores 8 Elementales 71 Incompletas.. . 159

Superiores 1 Elementales . . . . 72 Incompletas... .18

Total. .238

T o t a l . . . 91


— 93 — Alumnos pudientes que concurrían á las Escuelas públicas de niños. .2,141.

Alumnas pudientes que concurrían á las Escuelas públicas de niñas ...802.

Alumnos pobres que asistían á las Escuelas públicas de niños 5,37G.

Alumnas pobres que asistían á las Escuelas públicas de niñas 2,672.

Escuelas privadas de niños.

Escuelas privadas de niñas.

Superiores 3 Elementales... ..13 Incompletas . . . . 2

Superiores 2 Elementales 12 Incompletas . . . . 2

Total. .18

Total. .16

Alumnos pudientes que concurrían á las Escuelas privadas 638.

Alumnas pudientes que concurrían á las Escuelas privadas 378

Alumnos pobres que asistían á las Escuelas privadas.. 82.

Alumnas pobres que asistían á las Escuelas privadas.. 49.

Total de Escuelas de una y otra clase 363.

Total de alumnos de ambos sexos, comprendidos los pudientes y pobres 12,144. *5


— 94 — Cantidades consignadas en presupuesto por los Municipios para Instrucción pública. Para personal $ 103,078 Para casas y escritorio.... „ 26,378 Para libros „ Para mobiliario „ Para premios „ P a r a l a s Juntas locales..,,

6,182 4,782 1,609 1,982

T o t a l . . . .$ 144,013. Antes de terminar lo relativo á la estadística que presentamos, y que con relación á la de 1869 ofrece grandes adelantos, indaguemos la razón del progreso que en favor de la primera se observa. Después de la gloriosa Revolución de Setiembre, y al advenimiento al trono de España de S. M. el Rey Alfonso XII, como todos esperábamos de este inmortal acontecimiento, y como babia por otra parte motivos para aguardar de los hombres que en la Revolución habían tomado parte, una era de mayor prosperidad inicióse en la Metrópoli, trascendiendo á estas provincias por tal concepto, algo del


— 95 — saludable movimiento que en sentido del progreso babia tenido lugar al otro lado del Atlántico. Es verdad que algunas de las reformas que con aquel motivo se llevaron á acabo en esta Isla, en punto á instrucción, lejos de impulsarla al adelanto, la hicieron retroceder; pero si se exceptúa de lo que acabamos de decir, la convocatoria publicada en la Gaceta de Madrid en Setiembre de 1874,que como ya lo hemos demostrado, introdujo el desorden y fomentó el desaliento en el Magisterio puerto-riqueño, tendremos también, que á beneficio de la Circular de la Diputación, piiblicada en 17 de Abril del mismo año, se aumentó el sueldo á los Profesores; las escuelas se multiplicaron; un nrimero mayor de niños las invadieron, y el equilibrio en la instrucción, roto hasta poco antes, pareció desde entonces tender á, restablecerse. Y he aquí ya consignada la causa que en nuestro sentir modificó ventajosamente la enseñanza primaria antes del Decreto Orgánico del 78, á pesar de las otras muchas que tendieron á su retroceso. Veamos ahora como el Sr. Despujols se condujo con respecto á la importantísima cuestión que nos ocupa. íersuadido este gobernante de que el


— 96 — primer paso que procedía adelantar para obtener los frutos que se espera de su activa gestión, en pro de los intereses de los jóvenes escolares, era rodear de todo prestigio al magisterio, empezó por darle el carácter de estabilidad, para lo cual cursó al Ministerio de Ultramar las bojas de servicios de los Profesores y Profesoras interinas residentes en esta Isla, procedentes del concurso del 74 ; aprobó el aumento de sueldo que le propusieran los Municipios ; hizo cuanto pudo porque el mezquino haber de quince pesos de que gozaban los Profesores rurales, se aumentase, y proveyó por fin, por oposición, las Escuelas superiores, sin descuidar por esto las elementales que hasta entonces se cubrían por concurso. Pero no se redujo á esto solamente lo que el Sr. Conde de Caspe hizo en favor de nuestra instrucción primaria. Sus excitaciones á los padres de familia, á los Maestros y á los Ayuntamientos; sus frecuentes visitas á las escuelas, en las que él mismo preguntaba y por sí se convencía del adelanto de los alumnos, fueron otros tantos estímulos cuyos efectos se tradujeron muy pronto en resultados altamente satisfactorios. Además; no contento todavía él Sr.


— 97 — Despujols con las medidas hasta ahora apuntadas y que fueron ordenadas por ól para ser puestas en planta inmediatamente, el mismo gobernante, para inducir á las Corporaciones Municipales á seguir su ejemplo, invirtió cada año cinco mil pesos consignados en presupuestos en fomento de la enseñanza ; mil por una_ sola vez, para material de la escuela de adultos de la Capital y quinientos para la de Ponce, coadyuvando de este modo, á despertar más y más la afición de los artesanos á instruirse, y por consiguiente á moralizar esa numerosa clase que tanto necesita de la protección de todos. Ya en práctica las reformas indicadas, y habiendo procedido el mismo Sr. Conde á la creación de dos plazas de Inspectores, una para el distrito norte, y otra para el distrito sud, era natural que la enseñanza tomase gran vuelo, y que la experiencia demostrase una vez más, que cuando se siembra en buen terreno y la semilla es escogida, ni la planta se hace esperar, ni el fruto es tardío en su desarrollo y madurez. Tomemos algunas notas de la estadística que acompaña al Decreto Orgánico del Sr. Despujols, para que se comparen c o n las anteriores. 16


— 98 — Escuelas públicas de ambos sexos. Superiores 8 Elementales 148 Incompletas 276 Total.. 432. Escuelas privadas de ambos sexos. Superiores 8 Elementales . . . .29 I n c o m p l e t a s . . . . 16 T o t a l . . 53.

Alumnos que concurrían á estas escuelas. Pudientes... 3,431 Pobres

11,807

Total.. 15,238. Alumnos que concurrían á estas escuelas. Pudientes... .1,384 Pobres

157

Total.. 1,541.

Total general de escuelas, inclusas las de adultos de la Capital, elementales de Arecibo y Aguadilla; las de Párvulos de esta Ciudad y Mayagüez y las de San Ildefonso y Beneficencia 439 Total general de alumnos... 16,759 Total de niños de 7 á 14 años que existían en la Isla según el último ceuso 143,766. Tanto por ciento de niños que reciben actualmente enseñanza, 1,165. Haberes de que gozan los Maestros según la misma estadística.


— 99 — Maestros Superiores de primera clase $ Id. id. de 2? id. „ Id. Elementales de 1? id.,, Id. id. de 2? id. „ Id. id. de 2? id. en la Capital Ponce y Mayagüez „ Profesores auxiliares.. „ Id. id. rurales.,, Profesoras Superioras Id. id. de Ponce. . . . „ Id. id. de Mayagüez. „ Id. id. de Humacao. „ Maestros elementales

1,200 anís. 1,000 „ 720 „ 600 „ 480 360 300

900 >) 800 800 » 700

500 400 240 142,454 27,540 6,609 6,182 4,782 1,609 Para las Juntas locales „ 1,982

Id. id.

de segundaid. „

a

VI

Total general de gastos $ 191,158 anís. Importaba la educación de cada niño, en el año de 1878 $16-68 cts«


—100— Importa la id. de id. en 1880 $ 14-95 cts. Mayor número de escuelas existentes en la última fecha con relación al 78, inclusas noventa y nueve incompletas y cinco de nueva creación 122 Excedente de niños de ambos sexos en los establecimientos de instrucción, con respecto también al año de 1878.. 4,615 Con estas cifras sintéticas del estado de la enseñanza primaria hasta el año de 1880 inclusive, daremos fin al estudio comparativo que nos propusiéramos hacer ; el cual, si bien algo prolijo, es sin embargo indispensable para formar un juicio exacto del estado de los conocimientos primarios en este pais y de los adelantos obtenidos en ramo tan importante, si se han de comparar los cuadros estadísticos que dejamos expuestos. Pero tenemos todavía algo más que apuntar, y de suma importancia por cierto, con relación á las mejoras introducidas en la Isla por el Sr. Conde de Caspe. Efectivamente: aunque el Sr. Marqués de la Vega Inclán en el año 1883 y en el dia en que se celebraba el cumple años de S. M. el Eey Alfonso XII, pública y solemnemente inauguró la Escuela Profesional, la mayor parte de la gloria que por la instalación de este Centro, se atribuye á


—101— aquel Gobernador, corresponde de derecho al Sr. Conde de Caspe, quien durante su mando en esta Provincia, y ya trasladado á España, no dejó un solo dia de trabajar por el pronto planteamiento de aquella Escuela, objeto especial de su cariño. No quiere esto decir, que neguemos al Sr. Marqués de la Vega la parte de gloria que también le corresponde en hecho de tanta importancia; pues es bien sabido, que si aquél, aprovechando la subida del Gobierno Moret-Lopez Domínguez, cuyo Ministro de Ultramar estuvo solícito á la petición que dicho Gobernante le hiciera, no hubiera solicitado por telégrafo el planteamiento de la Escuela Profesional, es casi seguro, que en los momentos que es cribimos, no tuviéramos todavía tan útil como necesario Centro de instrucción. La escuela de que nos ocupamos, situada frente al palacio del Gobierno Militar, ofrece á la juventud estudiosa las siguientes carreras, que en dias no lejanos habrán de contribuir poderosamente al mejoramiento moral y material de Puerto-Rico : Aparejadores. Agricultores. Maestros de Obras. Peritos de Comercio. Maquinistas de Vapor y peritos industriales, 17


—102— El número de alumnos matriculados este año en esta escuela, si bien es muy reducido, pues solo monta á veinte y cinco, todo bace esperar que en los años próximos la cifra se multiplique en relación á la importancia de las carreras citadas, y á las aplicaciones que pueden y deben tener en el pais. Y yá en este lugar, aunque se nos tache de detallistas, no hemos de pasar por alto una importante y favorecida escuela que ha existido hasta hace poco en esta localidad, por cuya reinstalación y larga vida hacemos fervientes votos. Cuando las Milicias Disciplinadas de Puerto-Rico se organizaron en 1825, siendo Gobernador y Capitán General Don Miguel de la Torre, muchos hijos de esta isla, deseosos de ingresar en la carrera de las armas que tanto brillo y poder dieron á nuestra nación en todos tiempos, solicitaron y obtuvieron la gracia de ser admitidos como Cadetes en los Batallones de Milicia, Disueltos estos con posterioridad, desapareció también la concesión, hasta 1860, en que por Real orden se mandó crear otra escuela; pero no ya en las pobres condiciones que la primitiva, sino con todo el lujo de asignaturas que era indispensable para la ilustración de jóvenes que


—103— habían de ser en su día dignos oficiales del Ejército. Esta Academia militar de la que han salido valientes y decididos oficiales que han derramado muchas veces su sangre por la Patria en los campos de batalla, se suspendió por algún tiempo hasta el año 1875, en cuya época volvieron á ingresar en el Colegio de que hablamos diez y siete alumnos correspondientes á otras tantas plazas que debían cubrirse entonces. Desde esta última fecha hasta el presente, han venido llenándose sin interrupción las vacantes ocurridas, llegando hoy á cuarenta y tres el número de los jóvenes qne han tenido ingreso en tan distinguida institución. [*] Las materias que debían cursar los alumnos que aspiraban á oficiales en la referida Academia, son las que copiamos, distribuidas en los grupos, siguientes : [ * ] Cerrada la escuela de cadetes en 1884, ha vuelto de nuevo á abrir sus puertas á la juventud ; más no ya para continuar funcionando bajo el mismo plan de estudios que en la época primera. Los aspirantes á la carrera de la milicia en Puerto -Rico, solo cursan yá en la Academia dicha, el primer ano, debiendo continuar el resto de sus estudios en la. Península.


—104— 2?

l E B . AÑO.

Aritmética. Ordenanza y Táctica. Gimnástica. Algebra. Geografía Militar.

TEKCER

AÑO.

Geometría plana y del espacio. Id. descriptiva. Trigonometría rectilínea. Detall y contabilidad. Manejo de las armas de Artillería. Topografía. Rudimentos militares. Historia militar. AÑO.

Fortificación de Campaña. Castrametación. Nociones del arte de la guerra. Reconocimientos militares. Dibujo topográfico. Equitación y esgrima, Nociones de Física y Química. Conocimiento de las armas portátiles y teoría del tiro. Elementos de Artillería.


—105— Enumeradas estas asignaturas, y hecha relación de los estudios que con más ó menos fortuna ha podido lograr en esta provincia nuestra juventud, hagamos un descanso en la exposición de esta materia, que en lo sucesivo hemos de continuar, á fin de ocuparnos por ahora, de un particular que se refiere á la enseñanza de la mujer en esta Isla, y que ha motivado la creación de un especialísiuio Colegio fundado por la Diputación Provincial con aquel objeto. Olvidada, puede decirse, en PuertoRico hasta hace muy poco tiempo, la instrucción del bello sexo, que si quería separarse de la rutinaria y mezquina enseñanza que en el pais podía adquirir, le era indispensable trasponer los mares para buscar en los Estados-Unidos ó en Europa lo que no podia brindarle su suelo natal, algunos Sres. Diputados provinciales, deseosos de instruir á sus hijas, y tal vez á otras que en iguales circunstancias que aquellas se encontrasen, tomaron un acuerdo, en 1880 que según ellos era salvador para la mujer, si se atendía á la poca ilustración que le era dable recibir en PuertoRico. Al efecto, y sin dar tregua al asunto, porque la bondad del proyecto así parecía 18


—106— exijirlo, con toda festinación, con una actividad digna de una mayor elevación de miras, se hicieron venir de la Península á varias Madres del Corazón de Jesús, para que se encargasen de ilustrar y educar á las niñas acaudaladas de Puerto-Rico que habían de someterse á su sabia, ó inteligente dirección. Instaladas provisionalmente las Madres en la planta baja del edificio que hoy ocupa la Diputación, en cuyo local dieron las RR. MM. comienzo á su difícil cometido, sin duda por no estar bien acomodadas Profesoras y alumnas, procedióse inmediatamente á la construcción de un Palacio en el barrio de Santurce, (antes Cangrejos) palacio que costó á nuestra pobre Isla, yá arruinada con tantos otros despilfarros, muy cerca de noventa mil pesos. Trasladadas definitivamente las hermanas del Corazón, en 19 de Agosto de 1882, al local que antes hemos 4icho, han continuado hasta nuestros dias residiendo en él, y dedicadas como al principio, á la enseñanza de las educandas que cuentan con medios de fortuna. He aquí ahora una certificación del original contrato celebrado por la Corporación provincial con las RR. MM; y que copiado á la letra, dice así;


—107— " Don Mamrel de Lázaro y Linares, Licenciado en Derecho Civil y Canónico y Secretario de la Excina. Diputación Provincial. — Certifico : que en sesión extraordinaria celebrada por la Comisión provincial y asociados con fecha veinte y cuatro de Abril de 1880, se trató y acordó, entre otros, el particular siguiente : — 1? Se dio cuenta con el expediente relativo á la fundación de un Colegio de niñas bajo la dirección de las MM. del Sagrado Corazón de Jesús, cuyo expediente quedó sobre la mesa en la sesión anterior. Leídas las proposiciones que han de servir de base á dicha fundación y sometidas á discusión, tomaron parte en ella todos los Sres. Diputados concurrentes. Se discutió proposición por proposición y fué acuerdo que quedasen redactadas en la siguiente forma: 1?—Ceder provisionalmente a l a Congregación del Sagrado Corazón de Jesús la mitad del edificio que ocupa esta Excma. Diputación, pudiendo disponer la Comunidad de la planta alta y baja de dicho local que fué ocupado hasta hace poco por los KEJ. P P . de la Compañía de Jesús, en cuyo lugar estaba establecido el Instituto Colegio por ellos dirijido. 2? — Que dicho edificio sea adaptado á las necesidades del Colegio, introduciendo en él las modifica-


—108— ciones que indique dicha Señora Superiora, 3*—Dotar al establecimiento del material necesario según indicación de aquella. 4? — Fijar el tiempo de duración de los cursos desde el 1? de Octubre al 31 de Julio de cada año ó sean diez meses. 5?— Determinar que la pensión que se abonará por el curso será de doscientos pesos cada niña y que éstas recibirán la instrucción primaria ó secundaria y además los idiomas francés ó inglés, según el plan de estudios establecido por la Congregación del Sagrado Corazón de Jesús y conforme á su institución, plan que deberá conocer la Diputación, así como las demás noticias que desee obtener y que no se opongan á los estatutos de la Congregación. 6? — Que la Diputación cubrirá el déficit de la cuota mensual de gastos que le presentará la Sra. Superiora de dicha Congregación, incluyendo entre estos los del material para el culto y los de sueldos del Capellán, déficit que será abonado hasta que se complete el número máximo de cuarenta alumnas, bien entendido : que en cualquiera época en que el número de éstas no sea el antes indicado, continuará la Diputación satisfaciendo el déficit que resulte cesando dicha obligación cuando se complete el número de cuarenta alumnas


—109— según queda antes expresado. 7?- — Que siendo el edificio en que ha de establecerse el Colegio cedido á la Congregación provisionalmente, por no reunir las condiciones higiénicas y demás necesarias, queda la Diputación en la obligación de adquirir terreno á propósito para construir de planta un edificio capaz para contener ochenta alumnas internas, debiendo reunir dicho edificio todas aquellas condiciones, cuya construcción se llevará á cabo á la brevedad posible, dada la urgencia que el caso requiere. 8? — Que la Diputación abonará los gastos de reparación del edificio hasta que el número de alumnas llegue á cincuenta, siendo á cargo de la Comunidad dichas reparaciones cuando esceda de aquel, debiendo verificarse éstas durante los meses de vacaciones, y siendo siempre de cuenta de la Diputación las reparaciones, cuando los desperfectos no sean originados por el uso. 9? — Que según el Eeal Decreto de 29 de Enero de 1807, la inspección ó inmediata vigilancia del Colegio, así bajo el punto de vista religioso como respecto de las condiciones con arregla á las cuales se ha de dar la educación, estén á cargo del Prelado Diocesano, entendiéndose éste con la Administración en todo lo concerniente á los estudios. 10? — Que también 19


—110abonará la Diputación el importe del pa. saje de las Madres del Sagrado Corazón de Jesús, que vengan á ponerse al frente de este establecimiento: y 11?—Que este convenio no podrá rescindirse sino en caso de desistimiento y de común acuerdo entre los que lo celebran. Aprobadas por unanimidad estas proposiciones, la Corporación acordó también designar á los Sres. Doctores Don Francisco Hernández y Don Manuel Alonso para determinar las condiciones higiénicas y climatológicas del lugar donde ha de ser construido el edificio: ordenar al Inspector de obras provinciales que sin levantar mano redacte el proyecto y presupuesto de dicho edificio, poniéndose de acuerdo con la Sra. Superiora de la Congregación del Sagrado Corazón de Jesús para la distribución interior y demás condiciones de aquél: y conceder amplias facultades á la Comisión que entiende en este asunto para la elección y adquisición del terreno en que ha de emplazarse el referido edificio, para la instalación provisional y definitiva del Colegio y para la adquisición del mobilario necesario."—Y para que conste libro esta que firmo y sello en Puerto-Rico á veinte y siete de Abril de mil ochocientos ochenta.—V? B? El Vicepresidente, Ubarri.—Manuel de Lázaro.


—111— Conocido yá el original contrato que antecede, y prescindiendo desde luego, de si la enseñanza á que se dedican las R.R. MM. llena las aspiraciones del pais, ó mejor dicho, las de los Sres. que contribuyeron á que dichas hermanas viniesen á Puerto-Rico, nosotros preguntaremos : si los fondos invertidos en la creación de semejante Colegio [ ] y en el sostenimiento del mismo, proceden de todos y de cada uno de los contribuyentes de la Isla, ¿ con qué derecho se gastan cuantiosas sumas eu provecho de unos pocos, y perjuicio de los más ? Si los ricos no tienen urgencia de que las Corporaciones les ofrezcan loque ellos por su condición de capitalistas se pueden proporcionar, ¿por qué se cierran las puertas de un templo del saber á los desventurados, es decir, á aquellos por cuya educación y buenas costumbres están más obligadas á velar las Corporaciones encargadas del gobierno y administración de los pueblos y de sus intereses ? I Fundados en qué derecho pudieron los Sres. Diputados provinciales á quienes aludimos, invertir gruesas sumas, para monopolizar la enseñanza 1 ¿ Quién, ni quié#

[*] Por Real Decreto de 29 de Enero de 1867, la inspección y vigilancia de es¿e Colegio, se er.caer.tra á cargo del Prelado Diocesano.


—112— nes les otorgaron semejantes atribuciones f ¿ O será que estos caballeros crearon y sostuvieron aquel Colegio, porque entendían que la pobreza es un crimen, y que como á los leprosos, importa separar délos favorecidos de la fortuna, á los que gimen bajo el peso de la miseria ? ¿ Qué pasa, qué sucede en nuestra sociedad y en nuestros tiempos, que así se contraponenla injusticia á la razón, el vicio á la virtud, y el desorden á la tranquilidad ? ¡ Ah ! Si solo para los ricos fueran los beneficios que origina el saber ; si solo para los acomodados hubiera Dios disperso sobre la tierra la luz bienhechora de los conocimientos, ¿ qué sería de la sociedad y de sus más sagradas instituciones ? Por especulación, por nuestro propio interés, sino por caridad, no monopolicemos la enseñanza; no privemos al desvalido de la instrucción, porque ésta, tenedlo entendido, es la única fuerza que puede demoler el tenebroso edificio de las malas pasiones; del crimen que nada respeta • de la ignorancia, que á todo puede conducir. No pretendáis, ¿ por qué no decirlo sin rodeos ? que los ricos sean los únicos honrados; no queráis que los pobres se dediquen al pillaje y á la disolución, por-


—113— qué ¡ ay de vosotros! si algún dia llegara á realizarse tamaña iniquidad. En tan tremenda hora; de tal manera ya conculcadas las leyes que deben regular la conciencia, los grandes aludes al descender violentos desrielas altas montañas, no arrasarían tan pronto los valles, como la inculta muchedumbre al caer sobre vosotros, ciega, frenética, iracunda, demoliendo vuestro poder! Si la caliginosa atmósfera de la pasada esclavitud y de la odiosa tiranía del más fuerte, enerva todavía vuestro espíritu y lo hace débil para la lucha que sostienen con el despotismo los hombres, como los pueblos cultos, ¡ ah !, entonces ¿ por qué os colocáis al frente del enemigo, si al caer arrollados por su satánico poder, os precipitáis en el abismo del descrédito ? ; Vce victis! ¡ ay de los que caigan; ¡ Vce victis \ ¡ ay de los vencidos y de los reprobos, ante el tribunal inexorable de la historia ! Pero de todos cuantos centros de instrucción nos hemos ocupado hasta el presente, y de todos cuantos otros nos faltan todavía por estudiar, ninguno es tan importante, ninguno presta servicios tan valiosos al pais como el Instituto Civil de segunda enseñanza, aspiración lejítima de los puerto-riqueños, desde muchos años antes de ser autorizada su fundación.


—114— Éste establecimiento debido principalmente, á la labor incesante de los Diputados liberales, que desde la clausura del primitivo, en 1873, no han cesado de pedir á los gobiernos metro-políticos su pronta y definitiva instalación, este centro por el que tanto hizo el Bxcmo. Sr. D. Segundo de la Portilla, cuya memoria irá siempre unida á la de la creación del Instituto, se inauguró bajo la presidencia del Excmo. Sr. Marqués de la Vega Inclán, el dia 29 de Noviembre de 1882. Constituido el claustro interino por los Sres. Ledo. D. José Julián Acosta, Director y Profesor de la asignatura de Agricultura.— Pbro. Br. D. José de Jesús Nin, de Latinidad, 2" curso. — Dr. Don Elíseo Font y Guillot, de Latinidad, l.er curso.—Ledo. D. José Ranión Becerra, de Geografía é Historia, — Ledo. D. José Nevé, ele Retórica.—Dr. Don José Gómez Brioso, de Matemáticas, 1er. curso.—D. Ángel Navajas, de Matemáticas, 2 curso.—Ledo. D. Manuel García Salgado, de Filosofía.—Dr. D. Esteban García Cabrera, ele Historia Natural.—Dr. D. Gabriel Ferrer Hernández, de Física y Química.— Dr. D. Gerónimo Goico, de Francés.— Dr. D. Juan Zoilo Hernauelez, de Inglés, y posteriormente el Prebendado o


—115— Sr. D. Lucio Manabít, catedrático de Latinidad, en sustitución del Dr. D. Elíseo F o n t y Guillot, constituido el claustro repetimos, en la forma que acabamos de exponer, siguieron estos Sres. explicando sus respectivas asignaturas durante el curso académico del 82 al 83, en cuyo último año fueron sustituidos por los Sres. Catedráticos propietarios, que hoy llenan su difícil y honroso cometido. El efecto que el establecimiento del Instituto produjo en nuestro pais, siempre ávido de progreso, siempre anhelante de cultura y civilización, se hizo patente por todo género de manifestaciones de entusiasmo, y más aún, por el número de alumnos que de toda la Isla vinieron á esta ciudad á tomar participación en el festín de la enseñanza, que tan opíparamente ofrecía sus manjares á la juventud ambiciosa de conocimientos, de las satisfacciones inapreciables que brinda el saber. En efecto, á pesar de continuar funcionando el Colegio de los RR. P P . que no se vio desierto de alumnos en aquel año, pues cursaban en él por entonces, ciento treinta y dos niños internos y sesenta y nueve externos, se matricularon en el Colegio provincial cuatrocientos treinta y dos estudiantes, de los cuales pertenecían


—116— dos cientos cincuenta á la enseñanza oficial ; ciento ochenta á la privada,' y cuarenta y dos á la doméstica. La inscripción por matrículas, se distribuyó en la forma siguiente: Enseñanza oficial 563 Id. privada 341 Id, doméstica... 141 T O T A L . . . . 1,045 inscripciones,

Esta respetable cifra, testimonio el más elocuente de cuantos pudieran citarse para desmentir las aseveraciones de los gratuitos enemigos de la Escuela cuya historia hacemos, es así mismo una ejecutoria del porvenir que nos aguarda, de la ilustración que habrá de tener en no lejano dia esta hermosa tierra, modelo de orden, de cordura y de amor á la Madre Patria, á cuyo destino irá siempre unido el de su fiel Puerto-Eico. ¡ Cuan grato es bendecir á los que bien nos hacen, y cuan ingrata la tarea de censurar á los desgraciados que se empeñan en procurarse torturas de conciencia..! ¡ Ah sí! benditos sean mil veces los que nos trajeron el Instituto ; benditos los amantes de la verdad que no temen á la


—117— luz, y la difunden popularizando las ciencias ; ofreciéndolas con mano pródiga á la mente del rico y en la inteligencia del pobre ; al noble y al plebeyo ; al blanco de pura raza, y al desgraciado negro que sufrió los rigores de la nefanda esclavitud. Es tan dócil nuestra pluma cuando distribuye alabanzas; se hace tan grata nuestra tarea cuando tiene por objeto poner de manifiesto el bien realizado, que nunca como en esos momentos sentimos los placeres del escritor público, y nunca como entonces, olvidamos también los sinsabores del cronista y del hombre que desea inspirar sus juicios en las rectas apreciaciones de la justicia y de la verdad. Pensando, pues, de este modo, no es de extrañar que convencidos, como estamos, de la trascendencia que entraña la fundación en este pais del Instituto Civil, abramos nuestro corazón á la esperanza, y declaremos públicamente nuestra gratitud á los hombres de buena voluntad que han ofrecido nuevos horizontes de cultura á la juventud puerto-riqueña, hoy como nunca dispuesta á contribuir con sus buenas dotes, al progreso de su pais natal. Constituido definitivamente el Centro de instrucción de que hacemos mérito, y 20


—118Habiendo cundido el estímulo por todos los pueblos de la Isla, las ciudades de Ponce y Mayagüez, que nunca fueron menos entusiastas de su adelanto intelectual que los hijos de esta Capital de San Juan, gestionaron inmediatamente cerca del Gobierno, que se les permitiese fundar Colegios anexos al Instituto, consiguiéndolo al fin en el curso académico primero ó sea en el del 82 al 83. El Colegio Central ppnceño, así llamado, y que fué el primero que solicitó la autorización de que en el párrafo anterior hemos hablado, además de disponer de un regular gabinete de Física y Química; de una Biblioteca, y de cuantos elementos son indispensables para la enseñanza secundaria, cuenta á su vez con Profesores idóneos, entre los que merece especial y justa mención su Director, el ilustrado, querido y modesto jmerto-riqueño, Ledo, en Ciencias, Don Román Baldorioty de Castro, á quien muchas veces consultó el Gobernador Sr. Despujols sobre cuestiones de enseñanza, en las que tiene reconocida competencia el Sr. Baldorioty. El Colegio Central ponceño que si bien ha nacido hoy, ofrece sin embargo gandes esperanzas de prosperidad en lo porvenir, tenía al inaugurar sus tareas escolares se-


—119— tenta y un alumnos, aunque no todos cursaban segunda enseñanza. En el Colegio de Mayagüez, que como el de Ponce se baya también incorporado al Instituto, se explican por ahora solamente las asignaturas que corresponden á los tres primeros cursos del Bachillerato, dependiendo esta limitación, no de la falta de competencia de los Profesores, sino y precisamente, de no haber en la localidad alumnos bastante adelantados en sus estudios, para matricularse en las materias que comprenden los dos últimos años del grado á que antes nos hemos referido. Y hecha lijera referencia del Colegio de la Ciudad del Sud, ocupémonos de su historia. Concebida por muchos padres de familia de la Ciudad mayagüezana, la buena y fecunda idea de crear un establecimiento instructivo que respondiese desde luego, á las exigencias de la localidad, se reunieron á unes del año 1881; acordaron la forma de llevar adelante su proyecto, y merced á la actividad de muchos y á la cooperación de no pocos, se inauguró el Colegio Liceo de Mayagüez, en 8 de Enero de 1882. El número de alumnos que reciben instrucción en este nuevo plantel de en-


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señaliza es de ciento treinta y siete, cuya cifra- se descompone en la forma que sigue: Internos Semi-externos Externos de 2? enseñanza Sección 1? superior Id. elemental Total

19 12 10 16 80 137 alumnos.

De esta suma reciben gratuitamente instrucción, diez y seis educandos. Los Sres. que se encargaron de estudiar lo relativo á tan impórtente reforma, dieron á esta Junta la denominación de Sociedad Propagadora de la Instrucción, cuyo nombre por sí solo, revela la alteza de miras y los fines esencialmente moralizadores que se propusieron los miembros de aquella colectividad. Es cierto que el pensamiento primitivo de sus fundadores, se redujo al principio, á fomentar la instrucción en sus grados de elemental y superior; pero como el Instituto entonces naciente diera después nuevos brios á los iniciadores del proyecto arriba mencionado, las fuerzas se multiplicaron ; los sacrificios no se omitieron, y


—121— todos de común acuerdo trabajaron para dar más vigor al plantel de enseñanza creado por ellos, y que tantos frutos de prosperidad y de cultura está llamado á producir en nó remotos tiempos. Este Colegio de primera y segunda enseñanza, que así boy lo podemos llamar, dado el incremento que ba tomado y los fines que se ha propuesto, contaba al abrirse al público con sesenta y un alumnos, entre externos y semi-externos, de los cuales la mayor parte pudientes, cubrían con sus cuotas los sueldos de los Profesores y demás gastos inherentes al establecimiento. Pero ha hecho más la Sociedad Propagadora de la Instrucción. Convencidos sus laboriosos miembros de que la mujer por su naturaleza, por los altos fines para que fué creada; por los difíciles y espinosos deberes que está llamada á cumplir en sociedad, y por otras muchas razones que en su lugar expondremos, no podía ni debía ser relegada al olvido, sin fijarse en la lucha que habían de sostener, ni en los obstáculos que á su paso habían de encontrar, se propusieron establecer en Mayagüez un Colegio de Señoritas en las mejores condiciones posibles, y si era dable, á la altura délos mejores montados en Europa,


—122— Y así efectivamente sucedió: el dia 1? de Enero de 1884, bajo la dirección de la Sra. D? Olementina de Euiz Rojo, Profesora Normal de Madrid é Institutriz de enseñanza libre en España, se abrió al público esta importante escuela, primera de su clase en la Isla. El plan de enseñanza del establecimiento que dirige la Sra. Alberniz, es de tal manera lujoso, que si como esperamos, llega á cumplirse en todas sus partes, la emigración de nuestras bijas á países extranjeros*, en busca de instrucción habrá cesado, para bien de las educandas y de los padres que tenían que realizar tamaño sacrificio. [*] Y hecha ya mención de los muchos jóvenes pobres que se educan gratis en estos Colegios, pasemos á dar cuenta de una sociedad esencialmente filantrópica cuya Junta de gobierno reside en esta Capital de provincia. Nos referimos á la Sociedad Protectora de la

Inteligencia.

Esta institución, cuyo Presidente y fundador es Don Laureano Vega, persona muy querida de cuantos le conocen, por su bondad de corazón, por su rectitud de princi[*] Al inaugurarse el Colegio en cuestión, contaba con treinta y siete alumnas, de las cuales cinco eran internas y el resto externas,


—123pios, y principalmente por su amor á los desgraciados, esta sociedad cuya trascendencia no ha sido todavía bastante comprendida, fué iniciada en el año de 1880. Acogido con entusiasmo por la prensa del pais y por las particulares, el pensamiento del Sr. Vega, pronto, muy pronto la Ciudad de San Juan y con ella la mayor parte de las ciudades y pueblos de la provincia respondieron al llamamiento del iniciador, que solo pedia para realizar su caritativa obra, una pequeña cantidad, diez centavos mensuales solamente. Por este procedimiento y manera cencilla de realizar la cooperación ; sin sacrificio por parte de los donantes, y con la genei'osa ayuda de algunos Municipios que se suscribieron con veinte y cinco pesos por una sola vez, para coadyuvar á la realización de tan laudable obra, [*] la Sociedad Protectora

de la Inteligencia

contó yá

con fondos bastantes para dar comienzo al elevado propósito que presidiera á su fundación. Hecha la convocatoria, ajustada á la letra del reglamento escrito, discutido y sancionado por la Sociedad, convocatoria [*] Posteriormente la Excma. Diputación Provincial, concedió también mil pesos á la dicha sociedad con el mismo propósito que los Ayuntamientos.


—124— que tuvo por objeto invitar al mayor número de jóvenes que desearan tomar parte en los ejercicios de oposición, constituyóse el tribunal que habia de justipreciar las aptitudes de los examinandos, y se procedió desde luego, á las dichas oposiciones, en las que; así hubo ocasión de admirarlos conocimientos é inteligencia de los muchos que luchaban por alcanzar el deseado triunfo, como la imparcialidad y buena fé de los ilustrados Sres. que formaron la Junta examinadora. Terminados los ejercicios, que fueron presenciados por una respetable concurrencia, toda ella interesada en el mejor éxito de aquel primer ó importante paso dado por la Sociedad, fueron proclamados merecedores de la protección de aquella, los Sres. Don Jaime Anexy, Don Juan Irrizarry ó Irrizarry, Don Ezequiel Martínez Quintero y Don Luis Francisco Eubio y Arana. [*] Los dos primeros se encuentran actualmente en Barcelona, cursando el primero, la carrera de Ingenieros y el segundo las de Derecho y Letras, y los dos últimos terminau en el Instituto Civil las asignaturas del Bachillerato. Ahora bien : que esta nunca bien ala[*]

Los opositores fueron veinte y dos


—125— bada institución merece el apoyo de todas las personas amantes de la caridad, es evidentemente claro; que cuanto se baga por contribuir á su desaparición es censurable y odioso, tampoco es discutible. ¿Qué hacer, pues, para que los desvelos de su fundador no sean iniítiles, y las esperanzas de tantos niños pobres no se desvanezcan? ¿Qué hacer, repetimos, para que no se inutilicen las inteligencias de tantos desgraciados que piden á las puertas de ésta sociedad protección para ilustrarse, para no sufrir por más tiempo los tormentos de la terrible ignorancia, mil veces más crueles que las miserias del cuerpo ? Solamente dar una limosna: retener, parainvertir en aquella obra de caridad, una pequeñísima parte de lo que tiramos todos los dias; regalará los pobres que imploran nuestro socorro, las migajas de nuestra opulencia. Si los indiferentes á ésta filantrópica y benéfica institución, se detuviesen un momento á meditar en la magnitud del daño que causan con su censurable pasividad ; si comprendieran el tormento del pobre que ambicionando saber, ha de resignarse á estar, por falta de recursos, uncido siempre al odioso yugo de la ignorancia, ¿cómo habían de continuar sordos á la voz del desvalido niño que implora protección


—126— para su inteligencia ? ¡ Ah, sí! Sacudid pronto, muy pronto, vuestro indiferentismo, que la fortuna es tornadiza; agitad, conmoved ese corazón para que responda al llamamiento del pobre, porque esos hijos que hoy acariciáis, viéndolos felices en la opulencia, luego, tal vez mañana, necesiten también del mísero centavo que hoy niega vuestra crueldad á los desvalidos. Y si ésto manifestamos á los indiferentes, ¿qué habrémc, de decir á los que por satisfacer miras particulares, han tratado, pero en vano, de llevar el desaliento á una asociación que tantos beneficios presta? Si no estuviésemos convencidos, de que las personas á quienes pudieran mortificar nuestras apreciaciones, con respecto á ésta sociedad, laboraron en el sentido que dejamos dicho, las unas por obcecación y las otras por sostener (cuestión de amor propio ) lo que estaban muy lejos de sentir porque sus antecedentes han demostrado siempre lo contrario, á esos servidores de pasiones no dominadas, les recordaríamos, que ante la opinión pública y ante el tribunal de la historia no siempre sirven de escusa la irreflexión ó el deseo contrariado, cuando éstos elementos llegan á convertirse en causas de lágrimas y duelos ; que no basta, para reivindicarse, el haber obrado siempre


—127— bien s ".1 fin de la jornada se procura y ejercita el nial, porque es preciso ser constantes para que los méritos reconocidos y los servicios prestados no pierdan su natural valor por un acto de inconsecuencia, que arguye cuando menos debilidad moral. Pero dejemos siquier sea por un momento la penosa tarea de recordar hechos qae en tristecen nuestro espíritu, y que con profundo disgusto los consigna nuestra pluma en éstas páginas, que quisiéramos llenar de merecidas alabanzas, para volver sobre nuestros pasos, y eslabonar con parte de 1? historia de nuestra instrucción, que ya conocen nuestros lectores, otros hechos de no menos trascendencia. El Seminario Conciliar, que como recordarán nuestros lectores, fué fundado por el Sr. Obispo Cós y ocupado' después por los Padres Jesuítas, desde el año 1858 al 1878 en que se trasladaron, primero al palacio provincial y después al que fabricaron para los EE. los Sres. Diputados, en Santurce, palacio que costoá la Provincia cerca de doscientos mil pesos, aquél Seminario, decimos, desde que lo desalojaron los P P . de la Compañía, merced á los bueno- oficios del linio. Sr. Obispo D. Juan A. Puig, está dedicado exclusivamente á la enseñanza de los jóvenes pobres que aspi;


—128— ran en esta Isla á la carrera del Sacerdocio. A éste fin, y sin atender nuestro Prelado á los nuevos gastos que habían de proporcionarle las modificaciones que en provecho de los educandos introdujese en el Seminario, dio comienzo al curso del 82 al 83 con cincuenta y cuatro alumnos, en vez de los doce de merced que debían enseñar los Jesuítas, y que rara vez lograron ordenarse, no obstante el carácter sacerdotal de sus Maestros. Según tenemos entendido, una de las causas que más influyeron en el ánimo del Sr. Obispo Puig, para tomar la resolución que llevó á efecto con los Jesuítas, fué precisamente la que dejamos apuntada al final del párrafo anterior. El Seminario Conciliar, que además del Diocesano, á quien hemos tenido ocasión de oir explicar las asignaturas de Filosofía, Algebra y Francés, cuenta con otros Profesores ilustrados, no solo goza actualmente de merecidas y generales simpatías^ por llenar cumplida y lujosamente la voluntad del fundador, sino y especialmente por la más lata instrucción que reciben en él los jóvenes que aspiran al Sacerdocio. Es tan lamentable la ignorancia en los que deben enseñamos las verdades de la religión de Cristo, que cuando vemos


—129— y tratamos á un sacerdote que llena cumplidamente, por sus virtudes y por su saber, su elevada y santa misión, hacemos fervientes votos porque se multiplique el número de sus ilustrados apóstoles, y cesen para siempre los que lejos de honrar á la Iglesia, la deshonran con sus vicios y la desprestigian con su carencia casi absoluta de conocimientos. No pretendemos que todos los ministros del culto católico sean como el Padre Sechi y el Padre Didón; pero urge que en este siglo en que la duda y el excepticismo cunden, los mantenedores y sostenedores de la buena doctrina, lleven al ánimo de los hombres pensadores la verdad, no por el imperio del yó lo ordeno, sino por el procedimiento que enseñan las ciencias filosóficas. En el siglo que termina, para convencer, se necesita saber: para ilustrar, se necesita discutir: ni una ni otra cosa harán jamás los curas ignorantes ; por eso los queremos ilustrados, y por eso también aplaudimos el buen acuerdo del limo. Sr. Obispo D. Juan Antonio Puig. Pero ha hecho más nuestro ilustrado Obispo en pro de la instrucción. Con recursos propios, invirtiendo de sus ahorros particulares, más de veinte y dos mil pesos, ha levantado en San Germán un magnífico


—130— edificio, en el cual, además de proporcionarse enseñanza eclesiástica á varios jóvenes, se educan niños menores de siete años. Esta Escuela de párvulos, á la que concurren diariamente de ochenta y cinco á noventa alumnos, fué abierta al público en Enero de 1883, desde cuya época viene siendo dirigida por hermanas de San Vicente de Paul. Quiera el cielo conceder á nuestro actual Diocesano largos años de vida, para que los pobrecitos niños reciban los beneficios que el amor de nuestro Prelado les dispensa, y para que pueda, á la par, recibir él la grata satisfacción de ver en este pais un clero ilustrado y digno; clero que se atraiga el puro afecto de sus feligreses, así por la superioridad de sus conocimientos, cuanto por sus ejemplos de virtud, mansedumbre y caridad. [*] Con gran satisfacción hacemos constar en esta segunda parte de nuestro trabajo, que las MM. del Sagrado Corazón de Jesús, que hasta el año próximo pasado no admitían en su Colegio, como hemos teni[*] Además de las Escuelas de párvulos fundadas en esta Capital y en San Germán, por los Sres. Obispos Fray Benigno Carrión y D. Juan Antonio Puig, existe otra en la ciudad de Mayagüez, debida á la iniciativa de su Ayuntamiento. Esta escuela, que al inaugurarse contó, desde luego, con noventa niños de ambos sexos que recibieran enseñanza,


—131— do ocasión de decir, más alumnas que las cuarenta de que habla el contrato que en otro lugar trascribimos, desde Enero del año que cursa, instruyen, además, á treinta niñas pobres, á las que ofrecen (según se nos ha asegurado) la misma enseñanza que á las pudientes. Al hacer esta manifestación, rindiendo bomenaje á la justicia y á la verdad, enviamos gustosos nuestros humildes plácemes, á las Profesoras religiosas de Santurce, por haberse ofrecido á hacer de propia voluntad, lo que debió ser desde el principio, una condición impuesta y exigida por la Corporación que- las trajo á Puerto-Rico. Ahora bien : si á todo lo que llevamos expuesto, en punto á las vicisitudes que ha sufrido nuestra instrucción, agregamos: que la Sociedad Económica fundada en 1813, se ha mantenido, si bien con algunos recesos, á la altura de su elevado cargo, ora sosteniendo cátedras, ora emitiendo dictámenes, y siempre ilustrando al Gobierno en asuntos de su competencia, casi habríamos terminado lo que nos propusimos y debimos decir, en esta segunda parte de nuestra Memoria. Pero no hemos concluido. La Sociedad Económica no se ha limitado en núes-


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tros dias, á sostener las clases que desde su instalación en este pais, fueron objeto de su particular cuidado ; nó, éste benemérito Centro, que así en la Península española, como en sus posesiones de Ultramar y en la Occeanía, tanto ba propendido siempre á derramar las luces del saber, además de la enseñanza del dibujo que ha venido sosteniendo durante largo tiempo; de las de los idiomas francés é inglés; de las de Geografía comercial, y de la de Teneduría de libros, ha ido más allá; — en el año próximo pasado, dio un informe brillante acerca del trascedental proyecto del Marqués de la Vega Inclán, sobre construcción de un ferro-carril de circunvalación, carreteras, semáforos &c, en esta Isla ; apoyó, en cuanto pudo, la idea de llevar á efecto en el año que cursa, una Fória-Exposición, promovida por uno de sus miembros ; fomentó hace años dos Exposiciones habidas en esta ciudad, y por fin tiene en los momentos actuales, en vías de hecho, la formación de una Biblioteca provincial, cuya importancia, para las letras y para la historia de Puerto-Rico, no hay necesidad de recomendar, porque la idea por sí sola se encomia. La Sociedad Económica, próxima á desaparecer hace algunos años por falta de


—133— estímulo, ha vuelto á organizarse bajo la presidencia del ilustrado jurisconsulto Sr. D. Francisco de Paula Acuña, honra del Foro español y de esta provincia que le vio nacer. Hace cuatro años, que un ilustrado Teniente Coronel de Administración Militar, D. José Cecilio Fajardo, amante como el que más de nuestras glorias y de nuestro saber, é hijo también de esta ciudad, pretendió llevar á efecto en este pais, el establecimiento de una sociedad denominada Protectora

de los niños, con el ex-

clusivo fin de cuidar de la infancia desvalida. [*] Constituida la J u n t a que habia de entender en lo relativo á la Sociedad; apro*bados sus reglamentos, y contando con el apoyo de muchos municipios que desde luego se hicieron Socios protectores, mediante la suma de cincuenta pesos que era la cantidad que se exigía á los que deseaban obtener tal título, se procedió á la recaudación mensual de las cuotas con que contribuían los socios fundadores, llegando el producto obtenido, por uno y otro de los conceptos expresados, y además con el re[*] Como uno de los móviles que impulsaban al Sr. Fajardo, al tratar de recojer á los niños desvalidos, era también el de educarlos y ensenarlos, por esto nos ocupamos de esta Sociedad, 22


—134— resultado pecuniario de un bazar, á la suma de $ 3,202-23, cuyo dinero se encuentra en depósito en la Sociedad de Crédito Mercantil de esta Ciudad. Protectora Llegados los trabajos de la de los niños á la altura que dejamos consignada, por causas que aún se ignoran, se perdió el entusiasmo que por ella babia; la Junta administradora abandonó asunto de tan vital interés, á su propio desprestigio, sin que hasta la fecha se pueda decir cual será el término de la honrosa idea que tanto acarició el filantrópico corazón del buen puerto-riqueño, D. Cecilio Fajardo. Otro importante centro de instrucción y difusión de conocimientos, del cual nada hemos dicho todavía, y cuya creación formará época en la naciente historia de nuestro progreso intelectual, es el Ateneo puerto-riqueño. Este establecimiento científico-literario, que hace cada dia mayores esfuerzos por llenar sus importantes y civilizadores fines, se creó en 29 de Junio de 1876, por el concurso de varios Sres. y por particular iniciativa del joven Ledo. D. Manuel Elzabnru, á cuya voluntad y buen deseo se unieron, para el mismo objeto, la inquieta actividad y amor á las letras, del benemó-


—135— rito puerto-riqueño D. Alejandro Tapia y Rivera. Este Ateneo que desde que tuvo vida no ha dejado de sostener distintas cátedras para la juventud, y de abrir sus puertas á los Sres. que han tenido á bien dar conferencias públicas en sus salones ; que inicia anualmente certámenes, que han contribuido poderosamente á despertar aficiones literarias y científicas poco menos que desconocidas hasta entonces en este país, se ha hecho acreedor, por la naturaleza de su objeto, al apoyo de los hombres de valer y de la provincia toda, que comprendiendo la imperiosa y reconocida necesidad de sostener aquel centro, le subvenciona, desde hace algún tiempo, con la suma de mil pesos anuales. Es verdad que en el establecimiento de referencia no se observa toda la actividad que fuera de desear, en un Centro que como él, tanto debiera agitarse en el sentido de la propaganda literaria y en el fomento de todo cuanto dice relación á las ciencias y á las artes. Pero no debemos hacer inculpaciones, por el poco entusiasmo que en el Ateneo se nota, solamente á los Presidentes que en él se han sucedí do: — muchos elementos son, en nuestro sentir, los que han obrado como causa-


—136— les, en la falta de actividad que en el dicho Ateneo se observa, y nosotros vamos á consignarlos, por qne de su conocimiento puede obtenerse su anulación. Helas aquí: 1? La dificultad con que tropiezan en la elección de temas, los señores que pueden dar conferencias públicas, debida á lo restrictivo del reglamento, que no permite tratar sino de asuntos contenidos en moldes muy estrechos. 29 A haberse prohibido la entrada al público en general, en las noches de funciones en dicho Centro, participando tan solo de los beneficios de aquella, los señores socios y sus respectivas familias. 39 La irregularidad observada muchas veces, en las épocas en que. deben tener lugar los certámenes, y en las fechas en que las composiciones premiadas deben ser conocidas del público y de los interesados con grave perjuicio de la formalidad y prestigio de los miembros que componen la Directiva. 49 La poca frecuencia con que ésta se reúne. 59 El ser los nombramientos de sus presidentes por el reducido tiempo de cuatro meses, durante los cuales apenas si tienen oportunidad de ponerse al tanto de sus obligaciones.


—137— 69 De no haber iniciativa bastante para que se den, por lo rnénos dos veces al mes, lecturas públicas, ya que no las conferencias, y por último : de no alentar, como se debiera, el espíritu literario, además de con los certámenes, con juegos florales que tanto despiertan el amor á las lides literarias, no ya por la recompensa material, sino por el aliciente moral de que van siempre rodeados. Como deseamos de corazón la mayor prosperidad para el Ateneo, porque de su vigorosa vida habrán de obtenerse beneficios sin cuento, excitamos á las Presidencias sucesivas á que no se olviden de estas verdaderas causas de decaimiento, y á que traten de extinguirlas, si es que ambicionan como nosotros, que goce de vida exuberante, tan útil como necesaria institución. Y aquí debemos hacer constar para honra del Sr. D. Manuel Elzaburu, á quien debe principalmente su existencia el Ateneo puerto-riqueño, que sin su iniciativa, sin haberse fundado en esta ciudad ese verdadero templo en donde se rinde adoración al saber, en sus más bellas manifestaciones, muchos de los hombres que hoy ciñen su frente con los laureles del triunfo obtenido en las lides que libran entre sí las 23


—138— inteligencias, muchos de e l l o s repetimos, permanecerían desconocidos, y no hubieran coadyuvado con sus trabajos, más ó menos valiosos, al mayor progreso de este su suelo natal. Formada la Biblioteca del Ateneo hasta hace muy poco tiempo, con los libros que yá habia adquirido, más con los volúmenes de los que poseía la Sociedad de Amigos del País mientras estuvieron en un mismo local ambos Centros, se ha dividido al separarse la Económica, para trasladarse á un edificio aparte, reduciéndose por dicha circunstancia á mil volúmenes aquella Biblioteca, que formada como estaba antes, tenia más de cuatro mil. Además de éstas Bibliotecas que son muy poco concurridas, cuenta esta ciudad de San Juan con la del Ilustre Colegio de Abogados, no solamente rica por el número de sus obras que llegan á cuatro mil, sino y especialmente por la naturaleza de las materias de que tratan y el prestigio de sus autores. Pero el más afamado é importante de los establecimientos de esta índole en la Isla, apesar de su reciente fundación, que tuvo lugar en 15 de Octubre de 1880, es la Municipal de esta Ciudad, que posee en los momentos que escribimos, cerca de


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seis mil libros, y á la que concurren todos los años más de doce mil lectores, según las estadísticas publicadas semestralmente por el Ayuntamiento. La persona á quien se debe principalmente el rápido y notable desarrollo de tan útil Centro, es el Sr. D. Ramón Santaella, quien uniendo á su actividad numerosas simpatías, no ha demandado una sola vez protección de sus amigos, para contribuir al fomento de la Biblioteca, objeto de su cariño, que no baya sido obsequiado lujosamente. Hay sin embargo algo más que exponer, con relación á la Biblioteca pública Municipal, si hemos de ser justos, dando á cada uno lo que le corresponde. Si bien es cierto que antes de llevarse á cabo la creación de la Biblioteca dicha, ó sea un año antes, el Sr. D. José González Font Concejal entonces del Ayuntamiento y formando parte de la Comisión de Presupuestos, propuso y consignó en ellos una partida tendente á aquél fin, es la verdad que, hasta el Municipio precidido por el Ledo. Exciuo. Sr. D. José R. Becerra, no se llevó á efecto. Mucho valió para decidirse la Corporación municipal á dar cima á tan provechoso como civilizador acuerdo, que el


—140— Sr. D. Manuel Fernandez Juncos, director del popular semanario El Buscapié, uno y otro dia, y siempre con la asiduidad que él sabe desplegar cuando se trata del fomento de la enseñanza en este pais, hiciese cada vez más evidente la conveniencia y utilidad de crear en la Capital de la provincia una Biblioteca que correspondiese á la importancia de esta población. Hecha la propaganda con todo entusiasmo y tomado ya el acuerdo, ( no tenemos presente si por unanimidad,) el Sr. Fernandez Júneos remitió diez volúmenes á la Corporación municipal, á los que hubieron de agregarse otros diez de cada uno de los Concejales, siendo por consiguiente el conjunto de estos donativos, el núcleo que sirvió de base para la formación de aquél establecimiento. Al discutirse en la Corporación el proyecto, no faltó quien quisiera fijar las obras que habían de constituir la Biblioteca, para evitar, se decia, de este modo, el que libros de cierta índole cayesen en manos de todos. Este absurdo fué causa de una acalorada discusión, que puso en peligro la existencia embrionaria de la Biblioteca municipal, terminándose, por fin el incidente, con el nombramiento de una Comisión, (especie de Sociedad de la Sorbone) cuyo ob-


—141— jeto principal era apreciar la doctrina contenida en los libros que donasen los particulares, y aceptarlos ó rechazarlos según que la Comisión lo estimase oportuno. Escusado es decir que tal Cuerpo examinador murió por consunción rápida, y que en los anaqueles de la Biblioteca se encuentran, desde entonces, todo género de obras científicas y literarias, sin que á nadie se le ocurra hoy, al regalar una obra á aquel establecimiento, fijarse en el apellido ó en la manera de pensar de su autor. Si á todos estos Centros de verdadera enseñanza, se unen otros muchos de la misma naturaleza, yá existentes en las principales poblaciones de la Isla y en la mayor parte de sus pueblos de segundo y tercer orden, se comprenderá fácilmente que la ilustración en Puerto-Rico tiende á salir de su pasado abandono, para tomar mayor vuelo y romper las trabas que le teniau sujeto al ominoso carro del oscurantismo. Con lo que acabamos de exponer, y añadiendo que aparte de las muchas librerías que hoy se cuentan en la Isla, (en la Capital hay cinco lujosamente montadas ), tenemos además una. Escuela de telegrafía á cuyos conocimientos y práctica se dedican muchos jóvenes; que en el pue-


—142— blo de Bayanión existe un Museo de Historia natural [1] formado por el ilustrado puerto-riqueño Dr. D. Agustín Sthal; y por fin que el número de periódicos que boy se imprimen en la Provincia es de veinte y ocho, [2] habremos dado término á la se[i]

Hoy pertenece al Instituto Civil.

[ 2 ] Relación de los periódicos existentes en la Isla y que tienen más ó menos circulación. CAPITAL.

El Boletín Mercantil El Clamor del País El Buscapié El Asimílista La Nación Española La América Española La Juventud Mercantil La Instrucción Pública El Semanario Católico. El Eco Cristiano El Boletin Eclesiástico La Revista de Agricultura. La Gaceta

, . . Político. Id. Político-literario. Político. Id. Id. Órgano de los dependientes de la Isla. Escolar. Re! igioso Id. Id. Industriay Comercio. Gobierno.

PONCE.

El Pueblo La Civilización El Delta El Bombero. ..

Político. Id. Masónico. Orgn de este Cuerpo ?

MAYAGUEZ.

El País La Logia El Anunciador Comercial El Imparcial ..

Político. Masónico. Anuncios. Político.


—143— gunda parte de esta Memoria, en la cual liemos procurado comprender todo cuanto conocemos de docente en este país, sin olvidar muchas veces hasta algunos pequeños detalles que pudieran considerarse como lujosos. Pasemos pues, á ocuparnos yá de la tercera y última parte de este trabajo, sin cuyo estudio altamente importante quedaría la obra trunca, y por consiguiente sin llenar uno de sus objetos primordiales. SAN GERMÁN.

El Deber

Político. ARECIIÍO.

La Enciclopedia..

Intereses materiales.

El Publicista

Id.

id.

UTUADO.

E! Universo

Espiritista. HUMACAO.

El Criterio

Político. C AGUAS.

El Jíbaro Político, El Peregrino Espiritista. Entre todos los periódicos enumerados merece especial mención por su objeto y por la naturaleza de los derechos que defiende, el periódico La Instrucción Pública. Así su Director D. Abelardo González Font, cornos sus redactores, entre los que más se afana el ilustrado y laborioso Profesor D. José Francisco Diaz, bien merecen el aplauso de todos los que se interesan por nuestro adelanto intelectual. Por nuestra parte se lo prodigamos sin restricciones.


III Poco, muy poco valdría cuanto hasta el presente.hemos expuesto acerca de nuestra instrucción; de nada podrían servirnos los conocimientos que poseemos, en punto á la historia de nuestra cultura, desde los primeros dias que siguieron al descubrimiento, hasta la década actual, si hoy como mañana, si mañana como después, no tratásemos de anular las causas que han estacionado y continúan sirviendo de óbice á nuestro progreso ; sino procurásemos señalar los medios que deben utilizarse para conseguir al fin, el logro de nuestros legítimos ideales. Y cuenta que no somos de los que pensamos, que la cultura de un pueblo se alcanza en un solo dia, se conquista en una sola hora, nó ; nosotros sabernos que así como en la naturaleza nada se verifica por saltos, de la misma manera en las so • ciedades todas, no se obtiene la perfección, sino á fuerza de constancia, á beneficio de


—145— pertinaz trabajo y de tina inquebrantable y poderosa voluntad. Esto no quiere decir, sin embargo, que optemos por esa lentitud que enerva, que mata la actividad ; ésto no significa que nuestra m archa progresiva sea tan perezosa, que el tiempo no nos alcance para ganar la distancia que nos separa del ansiado momento de nuestra mayor civilización, nó ; nuestro deseo y nuestras tendencias se sintetizan en esta sencilla fórmula: Adelante sin detenernos ; adelante siempre sin temores y sin vacilación.

Pero hay más aún : manifestar lo que debemos hacer en lo sucesivo, para que la ignorancia no se entronize en esta provincia, y el movimiento favorablemente iniciado en olla, de pocos años á la fecha en materia de enseñanza, no pierda nada de su fuerza comunicada, vale tanto como decir que no podemos estar conformes con el raquítico saber que poseemos, por considerarlo insuficiente al buen desarrollo de nuestras facultades, y ala importancia de nuestro pueblo, llamado por su situación y por el número de sus moradores, <á ser uno de los más importantes del golfo americano. Y conste que estas consideraciones las hacemos, sin tener para nada en cuenta que 25


—146— la ignorancia por su propia naturaleza, no puede ser protegida por ningún espíritu pensador: sino, ¿cómo no consignar también nuestra protesta para condenarla, y hacer oir nuestra humilde voz en solicitud de mayor cultura ? ¿ Cómo no repetir una y mil veces que queremos instrucción, porque la ignorancia conduce al crimen, y el crimen supone profunda inmoralidad así en los individuos que lo realizan, como en los pueblos que por su desconocimiento del deber, lo fomentan ? ¿ Cómo no rechazar el oscurantismo, esclavitud más negra y más odiosa que la cohibición de la libertad individual, cuando tenemos el convencimiento íntimo, profundo, de que los hombres son tanto más dignos, honrados y amantes de su propio decoro, cuanto más se encuentran en posesión de las leyes que regulan el mundo físico, y de las que sirven de norma á nuestro ser moral ? Si por la razón ilustrada se conquista el bien ; si por la inteligencia que se vigoriza al calor de los conocimientos, se puede descubrir hasta los secretos más íntimos del mundo real, ora se oculten en el candente corazón de la tierra, ora en la lijera masa de sus gases; ja en el indivisible átomo que se substrae á la observación microscópica; ya en la sutileza de la materia ra-


—147— diante; en lo grande y en lo pequeño; en 16 fácil y en lo difícil, ¿ cómo, repetimos, no esperarlo todo de la ilustración, cuando á ella nada se resiste, á no ser la esencialidad de las cosas y la inexorable ley de la muerte ? Cómo no ambicionar y pedir enseñanza y clamar porque se nos instruya, si nosotros cual otro Prometeo, seríamos capaces de robar á los dioses el fuego sagrado del saber, aunque después yaciésemos eternamente encadenados á la roca del olvido ? Ahora bien : si en los pueblos que no han tenido la inmensa desgracia de sufrir como el nuestro, la lepra de la degradante esclavitud, fueron necesarios una labor y propaganda no interumpidas, para ilustrar á las masas inconscientes y moralizar á las clases todas, nosotros que aún respiramos la pestilente atmósfera del servilismo ; nosotros que todavía no hemos logrado sustraernos totalmente al pernicioso influjo de los males que nos legaron nuestros ascendientes, ¿qué no habremos de hacer para que nuestros hijos no se sonrojen de nuestra incivilidad, como nosotros déla falta de cultura de nuestros antepasados ? Pero veamos ya cuales son las modificaciones que debe sufrir La instrw~


—148— ción en Puerto-Rico, porvenir.

para

mejorarla

en lo

Si al empezar esta tercera parte de nuestra Memoria tratásemos de encarecer la importancia de la enseñanza primaria, á cuyos estudios damos el derecho de prelación en este trabajo, porque ellos constituyen el alfa del abecedario científico, los cñnientos de todo saber, al terminar nuestros razonamientos tendentes á demostrar la conveniencia y necesidad de tales estudios, más que encontrarnos satisfechos, nos hallaríamos desazonados, por haber incurrido en uno de esos lujosos alardes de comprobación, que por innecesarios sino repugnan, huelgan las más de las veces. En este convencimiento, pues, nosotros no vamos á llenar páginas y más páginas, con el fin de hacer ostensible una verdad que todo el mundo conoce. En efecto: si la enseñanza primaria es el basamento sobre que debe descansar el edificio polifirme de toda humana ciencia y de todo humano adelanto, ¿ no queda por este solo hecho demostrado, que si los cimientos son débiles y movedizos, la obra habrá de resentirse necesariamente? 4 Cómo pudiera el hombre resolver en su día, los más sencillos problemas aritméticos, algebraicos &?, sino conoce á la


—149— perfección los números y las cantidades que éstos representan ? Sin dominar la gramática de nuestro propio idioma, ó de otro cualquiera que pretendamos conocer, ¿cómo ha de ser posible que nos expresemos con propiedad? Sin conocimientos históricos, ¿ podremos establecer comparaciones entre el pasado y el presente ? Sin nociones precisas de urbanidad, ¿ cabe siquiera suponer, que los hombres habrán de conducirse entre sí, como cumple á toda persona culta y de esmerada educación ? Si en la infancia y en la juventud se nos inculcan las máximas morales, los fundamentos de nuestras cristianas doctrinas, I no es evidente que bajo el punto de vista religioso, tampoco se puede prescindir de los conocimientos primarios ? Pero hay otras razones que vienen á confirmar la importancia de esta clase de instrucción. Cuando el niño dá principio á la adquisición de los conocimientos que deben abrirle más tarde, las puertas de los otros muchos que constituyen el humano saber, su inteligencia adormecida., en estado embrionario, ó mejor dicho, sin medios hábiles para su manifestación, necesita para su de-


—150— senvolviiniento que se le vaya preparando lenta, pero progresivamente, á fin de que adquiera sin grandes sacudidas, y por consiguiente sin perjuicio, la serie de estudios á que en lo porvenir deba dedicarse. Y esto es tan positivo, que si la enseñanza se precipita, si el cerebro no se lia venido preparando por grados, las facultades del niño generalmente se embotan, ó pierden por lo menos, mucho de su natural desarrollo; el cuerpo languidece, y el alumno, ya en tan pésimas condiciones, con dificultad vuelve á gozar de sus primitivas aptitudes, asi físicas como anímicas. Al niño que desde luego se le quiere enseñar mucho, le pasa en su inteligencia, lo que á un cuerpo hueco de vidrio ó cristal. Tomad este objeto ; acercadlo bruscamente á un manantial de calor; y ¿ qué sucederá, ? que á los pocos segundos se habrá hecho pedazos. ¿ Por qué ? Porque dilatadas desigual y rápidamente las moléculas calentadas, con perjuicio de la dilatación progresiva y .uniforme de las demás roto el equilibrio, ha tenido lugar lo que siempre que fuerzas desiguales actúan sobre un cuerpo cualquiera; que la mayor vence á la menor. Pues bien : así como un agente dilatante, (el calórico en este caso,) por acción brusca, rompe, sin que vuelva á


—151— restablecerse el equilibrio molecular, la botella ó el vaso que rápida y desigualmente fué sometido á su acción, de la misma manera la inteligencia del niño obligada á desplegar más actividad que la que puede, se mutila, se lesiona, si se permite la frase, porque su centro productor sufre las consecuencias de un cambio inopinado, sin que sea posible, por lo general, su restitución ad

integrum.

Tenemos, pues, resumiendo lo que dejamos expuesto acerca de la importancia de la instrucción primaria, que ni es posible desconocer las trascendencia de los conocimientos que se difunden en esas modestas aulas que se llaman escuelas, porque la razón de su valor y de su necesidad se desprende notoriamente de su objeto, ni procede, por lo tanto, que nos esforcemos en patentizar la importancia de semejantes estudios, porque el buen sentido y la experiencia de consuno, nos relevan de esa tarea. Por consiguiente: si la enseñanza primaria es necesaria á la niñez ; si es un hecho iudesmentible, que un pueblo se encontrará más próximo á su perfeccionamiento, cuanto mayor sea el número de sus individuos que apréndanlos rudimentos del saber, es indudable que por esta so-


—152— la circunstancia, el nuestro se encuentra todavía muy distante del término deseado. Nosotros no negaremos, porque esto valdría tanto como cerrar los ojos á toda evidencia, que desde el año 1765 hasta la llegada á Puerto-Rico del Sr. Despujols, nuestra instrucción elemental y superior, y hasta la secundaria, ha ganado considerablemente. Tampoco se aviene con nuestra imparcialidad el sostener, que desde el año 1880 al que corremos, la enseñanza primaria se haya extacionado en la Isla, de ningún modo; los datos que vamos á tomar de la estadística publicada en el año de 1882, constituyen por sí solos, una prueba palmaria de lo mucho que hemos adelantado en aquel sentido, aunque esos mismos antecedentes sirvan á su vez para evidenciar, lo mucho que nos falta por hacer en materia de instrucción. He aquí las notas á que antes nos referimos: Total de Escuelas públicas... 503 Id. de niños de ambos sexos

que concurren á ollas

22,905

Id. de Escuelas privadas 39 Id. de niños de ambos sexos que concurren á ellas 1,227 Total general de Escuelas 541 Id. id. de a l u m n o s . . . . 24,132


—153—

Fondos invertidos anualmente por los Municipios, en la enseñanza $265,499 Id. por los padres de familia „ 7 1 , 0 3 9 TOTAL. . . . $ 3 3 6 , 5 2 9

Número de habitantes que tiene la Isla 752,389 Total de niños de 6 á 1 4 años que tiene la provincia 114,076 Cantidad proporcional de niños que van á las Escuelas. 2 2 por 100 A ésta cifra para que sea exacta, es necesario agregar la de los que asisten á las casas de Párvulos de la Capital, Mayagiiez y San Germán ; los de San Ildefonso, Beneficencia y Escuelas de adultos, y además los del Seminario, Colegio de los Jesuítas é Instituto Civil, si bien en estos reciben los educandos enseñanza secundaria. Si comparamos ahora los resultados de la estadística del 78, con la del 82 que acabo de trascribir, observaremos las diferencias siguientes : El número de escuelas públicas en los últimos cuatro años, ha aumentado en El de las privadas disminuido en

71 14 26


—154— El número de niños aumentado en 7,373 Las inversiones hechas por los Municipios, crecidas en $ 74,341 El tanto por ciento de los que reciben enseñanza, aumentado más del doble. Ya con estos datos á la vista, que hacen grande honor á los Sres. Gobernadores la Portilla y Marqués de la Vega Tnclán, así como á los Ayuntamientos y Sres. Inspectores, terminemos estos apuntes con la pregunta siguiente: ¿Si para 24,132 educandos de uno y otro sexo que tiene la Isla, se necesitan 551 escuelas, para 89,735 que es la diferencia que existe entre los niños que hoy reciben instrucción y los que de 6 á 14 años tiene actualmente la provincia, l cuántas se deben crear? 2,1G4, si la enseñanza ha de ser obligatoria, como no titubeamos un instante en recomendar, y como se impone en los países más cultos del mundo. Pero no basta con que el número de las escuelas se aumente; es preciso además no olvidarse de que si la. Isla y sus adyacentes tienen una superficie de 374 leguas cuadradas, ó sean unos diez mil kilómetros cuadrados, dentro de cuyo perímetro viven 752,389 habitantes, y de los


—155— cuales residen en el casco de los pueblos 100,000, mientras que bay 595,000 diseminados por los campos, es indispensable, decimos, que la preferencia se dé á los esrurales, tablecimientos llamados Escuelas y que éstas se sitúen en los puntos más habitados de nuestras serranías. . Hasta ahora, y por punto general, no hemos visitado muchos establecimientos de los de instrucción primaria en la Isla, en que los métodos de enseñanza se hayan acomodado á la naturaleza y condiciones de lo enseñado y de los educandos ; los sistemas simultáneo,

mixto

y hasta el

indivi-

dual todos ellos los hemos observado en práctica sin motivo que los justificase, á cuyo abigarrado conjunto, por lo que hace á los métodos ó sistemas, hemos atribuido gran parte del poco fruto que se obtenía en los referidos establecimientos de instrucción. Si el método de enseñanza, ha de conformarse á la naturaleza de la cosa enseñada y á la disposición del que estudia, es más que

claro, evidente, que los sistemas seguidos hasta hoy, (en términos generales hablando,) por los Maestros en Puerto-Rico, dejan mucho que desear. Para los niños de corta edad y que pisan las aulas por primera vez, ningún


—156— método conocemos superior al intuitivo, ó sea al del Sr. D. Enrique Pestalozzi. Y la razón que nos abona para dar la preferencia á este sistema sobre todos los demás, se funda en el conocimiento que tenemos de la naturaleza y condiciones del niño. Este al fijarse en los distintos objetos que le rodean, sin quererlo, sin apercibirse siquiera de lo que le sucede, compara, reflexiona, analiza y deduce, sin necesidad de violentar su memoria ni de fatigar su entendimiento, con esas interminables lecciones y gárrula demostración de verdades á que por lo general someten los Maestros á estas pobrecitas criaturas. Por tanto; si aquél es el método que la sabia naturaleza pone en ejecución para llevar como de la mano al niño por ese intrincado laberinto ele sensaciones é ideas que se van en él sucediendo, desde que se pone en relación con el mundo exterior, l á qué seguir otro camino distinto, si el mejor de los otros conocidos violenta las inclinaciones y facultades del tierno infante ? Si es una verdad que la vista de los objetos es la fuente de las nociones que poseemos, excepción hecha de las del espíritu, es indudable que el método intuitivo es el natural, y por consiguiente el único que


—157— debe utilizarse para la enseñanza de los niños que empiezan á robustecer su inteligencia. ¡ Ab! si en los moradores de este país se despertase el deseo de fundar, siquiera fuese en las tres principales poblaciones de la Isla otros tantos Jardines de la infancia, cuánto ganarían esas tiernas criaturas en su salud y en el buen desarrollo de sus facultades intelectuales ; cuanto bien baria el Gobierno, si á imitación del de Alemania hiciese que en esta Antilla no se siguiera otro procedimiento en la enseñanza de los niños menores de siete años, que el que se practica en aquél ilustrado imperio ! está La bondad de los Kindergarten tan reconocida, y su eficacia tan preconizada por la Baronesa de Mcerenholtz, Mdme. Buléns, Jacobs y otros muchos, que según la estadística presentada por Dr. Eaux en el año de 1859, habla en el citado imperio alemán, cincuenta y dos escuelas de aquella clase; cinco en Inglaterra; muchas en Suiza y varias en creación en los EstadosUnidos. Por lo que toca á España, sabemos que hace yá dos ó tres años que se ha establecido una en la capital del Eeino, y que dá excelentes resultados. Pero hay más aún: las ventajas que los niños obtendrían de educarse por el


—158— sistema que encarecemos, no se reducen solo al materialismo de lo que pudieran aprender; estos educandos libres de las exigencias de sus empedernidos Maestros, es decir, de aquellos que contrarian las inclinaciones del niño, por querer seguir un método contrario al natural, no le tomarían horror á la escuela ni mirarian con espanto la esfinge del profesor dispuesta siempre á perseguirlo con sus abrumadoras lecciones, y con su doctoral explicación aritmética, religiosa &? Teniendo ya los niños varios Jardines de la infancia, ó en su defecto, algunos más Colegios de Párvulos, debe procederse á multiplicar el número de establecimientos de enseñanza elemental y superior en las poblaciones, sin olvidar bajo concepto alguno, las escuelas de adultos, de los que tanta falta tenemos en todos los pueblos de la Isla. Como estos laboriosos discípulos consagran todo el día al trabajo que ha de proporcionarles el sustento, y no pueden disponer, por consiguiente, de las mismas horas que los niños para su educación, sus escuelas deben ser nocturnas y dominicales. En estos establecimientos dedicados á la enseñanza de la clase obrera, además


—159— de lectura, escritura, gramática, aritmética, moral cristiana &?, preciso es no olvidarse de las asignaturas de Economía domestica, nociones de Geometría é Higiene, porque todas ellas les son de indispensable necesidad. Como complemento de las materias dichas deben darse también en las Escuelas de adultos lecturas públicas y conferencias orales, á las que concurrirían con gusto los trabajadores abandonando sin pena las horas del descanso, para dedicarse á escuchar los consejos y enseñanza de sus preceptores, y de cuantos se interesan por su ilustración. En estas escuelas más que en las de niños debieran crearse Cajas de ahorros [*] para enseñar á los obreros hábitos de economía, de la que tanta necesidad tienen así para el presente, como para el porvenir de sus familias. Como casi todo lo que dejamos dicho con respecto á las variantes que debe su[*] El Si'. D. José Cordovés y Borríos, Concejal hoy del Ayuntamiento de Lares, é ilustrado Profesor que ha desempeñado en años anteriores tan difícil como penoso cargo, es la persona á quien se debe la idea de establecer en todas las escuelas de la Isla, Cajas de ahorros, para cuya realización no perdona medios ni omite gastos. ¡ Ojalá que el Sr. Cordovés logre su muy laudable objeto, y eme no transcurran muchos años sin que veamos en los niños y sobre todo en los adultos, desarrollarse hábitos económicos y tendencias cooperativas, que son los fines que con aquellas se proponen sus fundadores'.


—160— frir la enseñanza en Puerto-Rico, se ha referido hasta ahora al sexo privilegiado, procedamos, aunque lijerainente, á estudiar los que deben también llevarse á efecto con relación á la mujer. Las primeras escuelas de niñas que se crearon en esta Isla, á juzgar por el contexto de una Circular del Gobierno publicada en 1852, y por la autorización de la Academia Real de Buenas Letras que en 1856 concedió derecho á las señoras para regentar establecimientos de aquella índole, no tuvieron vida hasta la mitad de este siglo, ó sea hasta después de haber pasado tres y media centurias del descubrimiento. Por lo que se vé, el más completo olvido, la indiferencia más censurable ha venido teniéndose para con la compañera de nuestros dias; pero no yá por las mismas razones que retardaron nuestro progreso en general, sino porque en este país como en otros muchos, el sexo débil fué siempre mirado con la mayor decidía. ¡ A h ! i Pero qué concepto del deber y de la justicia tuvieron nuestros antepasados, y tienen muchos de la sociedad presente ? i Será qué partidarios todavía del Derecha de pernada, abogan por la servidumbre de la mujer, ó entenderán como los famosos y nunca bien ponderados se-


—161— ñores que concurrieron al Coucilio habido en Mandes en el siglo VIII, que la dualidad de nuestra compañera puede ser discutida, y por consiguiente aceptada la inferioridad de la mujer? ¡ Insensatos ! Sumir en la ignorancia á la madre que los llevó en su seno, á sus propias hijas y esposas, es decir, sepultar en ese abismo en que solo habitan la inconciencia del deber y el desconocimiento de sus más sagradas obligaciones, á los séres más queridos de su corazón ! " Todo el bien que germina en mi alma, decia Kant en la vejez, es la obra de mi madre." Pues bien: si cada hijo debiera decir lo mismo de la que le dio la vida, ¿cómo negar instrucción á la mujer? La esposa ignorante, la que no tiene conciencia y conocimiento perfecto desús deberes, ¿ que habrá de hacer? La madre que no conoce lo que á sus hijos debe enseñar, ¿ qué máximas les podrá infundir? " A nuestro sexo toca formar geómetras, tácticos, químicos, dice Le Maistre, (Veladas de San Petesburgo) pero lo que llamamos hombre, esto es, el hombre moral, sería una gran desgracia que no hubiera sido formado en el regazo de la madre, porque nada es capaz de reemplazar esa educación. Si la madre considera un 27


—162— deber grabar profundamente en la frente de su bijo el carácter divino, instruyasela y moralícesela, y estemos seguros de que la mano del vicio, no lo borrará de su frente." De lo expuesto se deduce por tanto, qué, si la instrucción es en la mujer necesaria para que pueda cumplir, como debe, sus primeras obligaciones, dicbo se está, que la puerto-riqueña no puede vanagloriarse, no puede ni debe contentarse con la menguada instrucción que aquí se le proporciona. Admitido como principio que la mujer debe conservar su honor para no ser el ludibrio de la sociedad, para tener derecho á que se le respete ; para no ser el escarnio de la colectividad de que forma parte, es incuestionable asimismo, aceptado cuanto acabamos de decir, que esa misma sociedad que tanto exije, debe tener también derechos recíprocos que cumplir para con el sexo débil. Y decimos ésto, y nos ratificaríamos en nuestro modo de pensar, cuantas veces fuera necesario, porque si es verdad que el honor' y la virtud se estiman por lo que son, y deben conservarse á pesar de todas las contrariedades, también lo es que no puede estimarse justa una congregación


—163— que exije mucho de sus miembros que los obliga á ser valerosos, y hasta héroes, sin darle siquiera las armas ó los medios más indispensables para su defensa. El padre cargado de hijos y en la miseria, roba más pronto, cae en el deshonor con más rapidez, que el que tiene asegurado el pau de su familia. La mujer será tanto más fácilmente seducida, cuanto menos conocimiento tenga de sus deberes, y cuanto menos recursos haya para proporcionarse lo preciso. Por consiguiente: si esto es positivo ; si tiene además el sexo femenino un perfecto derecho á su ilustración, derecho que las naciones más cultas le han reconocido ya, no cabe otra cosa, si queremos conducirnos con honradez y cou justicia, que facilitar á la que debe ser mañaua buena esposa y ejemplo de madres, todos los medios conducentes á evitarla los peligros que le puede proporcionar la miseria y la ignorancia. Y para que se vea que no pedimos enseñanza para la puerto-riqueña por manía de pedir, manifestaremos que en el año de 1880 solo existían en la provincia 135 escuelas de niñas, siendo entonces la población femenina de 372,543. De esta respe-


—164— table cifra, sólo el ¡ 4 por 100! sabían leer y escribir. La razón pues, se nos sobra. Pero como si la enseñanza, es indispensable á todos, lo es, en términos generales hablando, más todavía á las clases pobres, porque en su misma miseria está su mayor peligro, de aquí que para las huérfanas desamparadas y para los niños y jóvenes asilados, sea para quienes con más insistencia pidamos ilustración á las Corporaciones que tienen el deber de proporcionársela á esos infelices. El Asilo de Beneficencia que tantas lágrimas ha enjugado, que tantas niñas ha recogido y que como la Providencia vela incesantemente por la orfandad desvalida, debe ser objeto principal de los cuidados de la Diputación. Tendente á este propósito, y después de haber dado mayor capacidad al edificio para admitir un número superior de asilados de ambos sexos, la Corporación provincial debe ocuparse, á su vez, de ampliar la enseñanza que los educandos reciben, ora aumentando los talleres en cuanto al número, como en orden á la naturaleza de los oficios y artes que en ellos aprenden los acogidos, ora haciendo más sólidos y de mayor extensión los conocimientos que comprende la instrucción primaria.


—165—^ Pero es necesario más : la enseñanza de las artes tipográfica, litográfica y grabado ; el estudio de la taquigrafía y comercio, no pueden en manera alguna faltar entre las materias que cursen los alumnos de Beneficencia., algunas de las cuales como la taquigrafía y basta la litografía, no deben proscribirse á las educandas que se sientan con inclinación á ellas. Satisfechas las necesidades referentes á los conocimientos que constituyen la primera instrucción, así con respecto á los niños que viven fuera de los Asilos, como á los que yacen en esas casas de Caridad, procede aumentar hasta cuatro el número de Inspectores; pues es bien sabido, que cuando se trabaja sin que la mano de obra se observe por los que tienen el deber de vigilar la labor, ésta suele ser descuidada, ó por lo menos defectuosa. Pero hay más aún : sino estamos mal informados, las personas que desempeñan actualmente los empleos á que antes nos hemos referido, aparte de la visita de inspección que giran dos ó tres veces al año en sus respectivos departamentos Norte y Sud, son Jefes de negociado en oficinas situadas en el Gobierno, lo cual no parece lo más oportuno, si es que la vigilancia de las escuelas no ha de ser nominal,


—iéo— Ya con Inspectores en número suficiente y con Maestros que Layan obtenido sus escuelas por oposiciórj, habiendo éstos becho antes sus estudios en una Escuela Normal, escuela que procede instalar desde luego y con tanta más razón, cuanto que en el presupuesto de la provincia se viene consignando bace años una partida para gastos de aquél establecimiento, la primer necesidad que salta á la vista y que urge también cubrir, satisfechas las que acabamos de exponer es, la recompensa que haya de darse á los Profesores que, envejecidos ó inutilizados en su ímproba labor, no puedan por estas circunstancias continuar dedicándose á su penosa tarea. Para esos señores que, tanto sino más que cualesquiera de los muchos empleados que gozan haberes pasivos por sus dilatados servicios, merecen recompensa, es para quienes pedimos se consigne, por los Municipios, ó mejor aún por la Provincia, partida bastante en sus respectivos presupuestos, con el fin de cubrir esas erogaciones que estimamos de primera necesidad. Y la razón de esta reforma es obvia. No contando los encargados de difundir la enseñanza con un aliciente capaz de retribuir sus buenos servicios, es casi imposible que la instrucción tome gran vue*


—167— lo, por mucho que las escuelas se multipliquen. El hombre es de tal naturaleza, que cuando trabaja aspira siempre á ser recompensado. ¿Por qué, pues, si hay retribución para escribientes, oficiales de administración & , para serenos, guardias civiles, &?• no ha de haberla también para los pobres Maestros que se hayan inutilizado en su profesión, ó cuenten numerosos años de buenos servicios f Es indispensable, por otra parte, que en tanto la Escuela normal se establezca en la provincia y los Profesores que adquieran sus títulos en ella, tenga por este solo hecho una garantía de capacidad, es necesario, decimos, que la Junta Provincial de Instrucción, que desde que se publicó el Decreto orgánico del 78 viene prestando á la enseñanza tan útiles servicios, vea la mejor manera de llevar á cabo las oposiciones y los exámenes de ingreso en la carrera del Magisterio, para que así las unas como los otros sean xma verdad, por lo que se refiere á conocimientos demostrados. Con las materias que contiene el programa á que deben ceñirse los examinandos, es imposible de todo punto, que los Profesores de instrucción habilitados por tan sencillos medios, llenen á placer su dia


—168— fícil cometido, ni puedan, por consiguiente, conocer cuales sean los procedimientos que la Pedagogía aconseja llevar á la práctica, para obtener los resultados á que debe aspirar todo Maestro que de cumplidor de sus deberes se precie. Como todos ó la generalidad de los establecimientos de enseñanza elemental y superior que en la Isla conocemos, adolecen de las condiciones higiénicas más precisas, y este es asunto de vital interés en las escuelas, ya por lo que se relaciona con el aprovechamiento de los alumnos, ya por lo que importa á la buena salud de los educandos, vamos á permitirnos una lijera escursión por el campo de la higiene escolar, completando así nuestras observaciones. Efectivamente; sí mens sana in cor por e

sano es más que un adagio higiénico, un axioma cuyo valor la experiencia ha demostrado, es positivo que habiéndonos ocupado ya de la manera de vigorizar la inteligencia, nos falta por estudiar lo referente á la lozanía del cuerpo. Sin buena higiene, no hay salud posible; y como los centros de reunión (á esta clase pertenecen las escuelas ) son verdaderos productores de enfermedades, ó de predisposición á ellas, empezaremos por manifestar: 1? que en ningún establecí-


--169— miento de enseñanza deben acumularse más de cincuenta alumnos si éstos han de estar en un solo departamento, porque de mayor afluencia resultaría una atmósfera esencialmente viciada que podría producir graves inconvenientes. Entiéndase, sin embargo, que el número de educandos que acabamos de consignar podrá estar en uua sola capacidad, cuando ésta tenga puertas y ventanas que permitan la renovación del aire en cantidad suficiente ; eu otras condiciones, la aglomeración de individuos siempre será nociva á la salud, y por lo tanto debe aquella proscribirse. 2? El edificio destinado á la reunión de niños que estudian, ha de tener las siguientes condiciones de emplazamiento : 1? estar colocado en lugar elevado, y con la fachada principal al oriente : 2? á distancia considerable de todo foco de emanaciones deletéreas, tales como cementerios, hospitales, carnicerías, manglares, lagunas, y en general de todo cuanto pueda influir desventajosamente en la salud del niño. Si estos Colegios se destinan á alumnos internos, es necesario que posean además, las condiciones que siguen: 1? arbolado suficiente en sus alrededores; 2? un pa • tio extenso y también con arbolado, para recreo de los niños en las horas de asueto. «8


—170— 3? Aguas potables en abundancia con destino á uso interno, así como para baños que no deben escasearse á los alumnos, sobre todo en verano. 4? Dormitorios cómodos y ventilados, pero sin corrientes de aire que pudieran determinar enfriamientos y afecciones que de estos se derivan. 5? Las letrinas ban de ser necesariamente inodoras y de pequeños receptáculos cerrados, para poderse vaciar con frecuencia, siendo además conveniente desinfectar estos lugares comunes, por lo monos cada quince dias, echando en el recipiente, tres ó cuatro kilos de sulfato de hierro, (caparrosa verde) disuelto en quince ó veinte litros de agua. Como el color de las paredes interiores del edificio no es indiferente al aparato de la visión, recordaremos que el blanco debe proscribirse por el exaj erado estímulo que produce en las retinas, á efecto de su gran poder emisivo ó radiante, y el rojo más todavía, por la fatal condición que. posee de hacer irritables los caracteres más tranquilos. El color azul bajo, es, pues, al que debe darse la preferencia. Antes de dar por terminado lo que queríamos decir con respecto á las casasescuelas, debemos agregar: que mientras


—171— los Municipios no se persuadan de que es más económico para ellos hacer por su cuenta las dichas casas-escuelas que arrendarlas, ni se verán libres del subido capital que invierten anualmente en alquileres para í r habitación á los Maestros, ni podrán contar con fincas de condiciones higiénicas y ajustadas á los preceptos pedagógicos, con destino á la enseñanza. De la naturaleza del mobiliario que corresponde tener á toda escuela que haya de ajustarse á las exigencias de la pedagogía actual, no nos ocuparemos por no hacer demasiado largo este trabajo que pasa ya de las dimensiones de una Memoria y además por que los particulares relativos á ésta especial atención, pueden encontrarse en cualquier tratado de higiene escolar. Como la gimnasia y la natación no deben ser extrañas á los conocimientos que se adquieran en los Colegios, recomendamos también la enseñanza de tan útiles ejercicios, pero dentro de los límites que la prudencia señala. Y ya en este lugar, permítasenos aunque seamos un poco prolijos, entrar en otro orden de ideas. En Puerto-Rico como en todos los países del globo se encuentran por desgracia,


—172— muchos seres, que por su inmenso infortunio no podemos dejar en el olvido, sin incurrir en una gran responsabilidad moral. Nos referimos á los ciegos y

sordos-mudos.

Estas criaturas tan inútiles así propias como á cuantos les rodean, cuando la caridad no los cobija con su manto, son en todos los pueblos cultos, objeto especial de maternales cuidados. Insistir en demostrar hasta donde llega la importancia del bien que se dispensa á éstos desvalidos, será completamente inútil. Basta saber que carecen de los tres más importantes aparatos de la vida de relación, para que desde luego se comprenda cuan dignos son de lástima, cuan merecedores de que se les tienda una mano protectora. ¡ Ah ! i Quién no conoce que vivir en perpetua noche, es un tormento inconcebible ? ¿A quién no se le alcanza que el pobre mudo sin oir, y sin poderse expresar por medio del lenguaje articulado, debe aborrecer la existencia, para él más amarga que la muerte ? ¡ Y que poco costaría mitigar la desesperación de esos desventurados ! ¡ Qué insignificante el sacrificio que hubiera de hacerse, comparado con la importancia del bien que se obtendría !


—173— Con unos cuantos miles de pesos, con unos pocos de los muchos miles que todos los dias funde la Diputación Provincial sin mayor provecho ; con una pequeña cantidad de esas fortunas que tan poco interés le producen, el pobre ciego tendría albergue é instrucción, y los sordos-muclos medios de educarse y hacer uso de la palabra que desconocen todavía, y de la que tanto han menester. Otra de las más urgentes reformas que reclama nuestro estado actual de ilustración, y más que ella el estado decadente de nuestra Isla, es el planteamiento de la Escuela de Artes y Oficios ya iniciada, ó mejor dicho, solicitada por el Excmo. Sr. D. Segundo de la Portilla y por el Ayuntamiento de esta ciudad, en 1876. Estaescuela, rjoco simpática al Sr. Despujols, [*] á cuyo planteamiento se opuso, así como también á la creación del Instituto Civil fundado en 1882, es en nuestro sentir, una de las primeras que deben instalarse, por los motivos que vamos á exponer. [*] Últimamente hemos sabido por cartas que nos enseñó nuestro bueno y querido amigo, Dr. D. Francisco J. Hernández, procedentes del Sr. Dospujols, que éste caballero se ocupaba en Madrid de activar el expediente incoado con motivo de dicha escuela, por la que tanto se afanó el benemérito puerto-riqueño á quien la muerte rcaba de arrebatar ¡ Quiera Dios que la polilla no dé fin con el expediente y con el recuerdo de dicha Escuela ! «9


—174— En efecto : lo que dá vida á un pue-< blo, lo que levanta su prestigio y lo pone en condiciones de adquirir grandes fortunas, son principalmente las industrias, en sus infinitas variedades. Pero si esto es positivo: si la perfección de los productos que constituyen la bondad de los artefactos que las respectivas industrias elaboran, se basan, justamente, en el conocimiento perfecto de las distintas manipulaciones que la materia prima necesita ; si la mano de obra es deficiente ; si á la pericia en el modo de manejar los productos, reemplaza la incompleta y estacionaria rutina, es claro que los elementos de riqueza á que nos contraemos babrán de ser insignificantes, y no tendrán condiciones de competencia, por su exigüidad é imperfección. Por lo tanto, si en Puerto-Rico las artes industriales apenas se conocen; si los oficios son todos improductivos y deficientes, por carecer los que á ellos se dedican hasta de los más rudimentarios conocimientos, tendremos que este país no puede carecer por más tiempo de la supra dicha Escuela, si es que estima en algo su adelanto, y quiere utilizar los recursos que las artes ponen á su disposición, para acrecentar su riqueza pública.


—175— Más no es suflciente todavía el planteamiento en esta ciudad de la Escuela de Artes y Oficios, y en la Isla el de las otras muchas que hemos aconsejado, nó; es preciso, es urgente que se abra también al público y cuanto antes, una Escuela de Agricultura, sino se quiere ver agotada, quizás para siempre, nuestra fuente principal de riqueza. En efecto : si se tiene en cuenta que nuestra Provincia es esencialmente agrícola ; que el cultivo de la caña, café, tabaco y algodón forma nuestro primer elemento de prosperidad; que no podremos sostener la competencia con otros países que produzcan lo que el nuestro, sino ofreciendo estas sustancias mejoradas por la intervención científica, es perfectamente comprensible que la bancarrota de nuestra quebrantada Isla es inevitable, y nuestro porvenir el de los pueblos que se cruzan de brazos y nada hacen ante el peligro de su aniquilamiento, por todo esperarlo como los Isrealitas, del maná que les baje del cielo, esto es, de la ineptitud, de la inercia, de la malhadada teoría del dejar hacer.

Ahora bien: siendo, por lo general, nuestros agricultores puramente prácticos; careciendo poco menos que en absoluto, de los conocimientos que tienden á mejorar


—176— las tierras de labor, conocer su naturaleza y distinguir, así mismo, la buena de la mala simiente; sin pericia para establecer sistemas de riego, ni nada de cuanto constituye la ciencia agrícola, es.natural, es lógico, es evidentísimo, que sus procedimientos rutinarios, vencidos por los prácticos y científicos de los países ilustrados, habrán de traer sobre Puerto-Rico males sin cuento, que solo podrán aliviarse atajando el mal en su orígen, esto es : estableciendo en la Isla varias escuelas de agricultura para que en ollas se ilustren nuestros jóvenes campesinos, y puedan contraponer á la perfección y baratura de los productos de otros Centros, nuestros similares, superados por la bondad de nuestros terrenos y el poderoso auxilio de la ciencia. Como complemento de esta Memoria, que bien requiere para ser acabada la competencia de otro más ilustrado autor que el que ha tenido la honra de escribirla, vamos á ocuparnos de un punto muy importante, de la conveniencia de crear en la Provincia una Universidad, no solo porque las circunstancias hace tiempo la demandan imperiosamente, si que también porque la. justicia distributiva así lo exije. Hemos visto en la primera parte de nuestro trabajo, que allá por los años de


—177— 1820, debido á la buena gestión del Doctor Espaillat, se estableció en esta Capital una especie de Colegio de Medicina, ó sea, llamémosla así, una seini-Universidad libre. Esta escuela, que nosotros, tal vez equivocados, creemos fuese por entonces innecesaria, puesto que si apenas existían establecimientos de enseñanza primaria en la Isla, mal podían haber estudiantes que concurriesen á aquélla, fué sin embargo concedida y autorizada por el primer Magistrado de la Nación. Pues bien, si en tan lejana época se nos hizo gracia de una instrucción que para nada ó para muy poco nos podia servir, i por qué se nos ha de negar ahora que tanta falta nos hace, y cuando con tanta insistencia la piden los habitantes del país! Y no se dé como pretexto que las cátedras de la ambicionada Universidad estarían desiertas ; nó, tal aseveración es un absurdo, porque el mí mero de Bachilleres que dan hoy el Instituto Civil, el Colegio de los Jesuítas y los demás incorporados al Instituto que en la Isla existen y que se van creando de dia en dia, son precisamente una prueba tangible, de todo lo que en contrario se pudiera decir. 3°


—178— Más éstas reflexiones que bien merecen ser tenidas en cuenta, suben de valor, desde el momento en que recordemos que la Isla de Cuba tan separada como la nuestra de la Metrópoli, posee, hace muchos años, una bien acreditada Universidad, en donde además de los títulos correspondientes á las facultades de Derecho y Medicina, se otorgan grados académicos en las de Teología, Ciencias y Letras. Fundados en estas razones, y convencidos los puerto-riqueños de que no hay motivo para que los cubanos gocen de privilegios de que e l l o s no han participado, dirigieron al Gobierno de España su voz en solicitud de la referida Universidad, sin que la gestión de nuestros paisanos obtuviese el resultado apetecido. Hagamos un poco de historia sobre el particular, y demos á conocer los documentos que testimonien nuestra anterior afirmación, para que los hechos sean conocidos en todo tiempo. Deseando el Licenciado en Derecho, Sr. Don Juan Morera y Martínez, ver la manera de establecer en éste su país natal, una Universidad que llenase las lejítimas aspiraciones de tantos padres de familia que no educaban á sus hijos en extraño suelo, por falta de recursos, los unos, y por


—179— eí justo temor de verlos extraviados, los más, de común acuerdo con el Licenciado Sr. D. Manuel Elzaburu procedió á practicar las primeras diligencias conducentes y necesarias á su laudable fin, para lo cual comunicó á la Prensa periódica su pensamiento, que fué acogido, sin distinción de matices políticos, con gran aplauso. Compulsada la opinión que de todo en todo era favorable á tan patriótico objeto, ambos Sres. redactaron las bases que van á trascribirse y que fueron suscritas por las personas cuyas respetables firmas se copian. " Los que suscriben, Doctores y Licenciados en Jurisprudencia y Medicina, residentes en esta Ciudad ejerciendo sus respectivas profesiones y deseosos de fundar un establecimiento de enseñanza que comprenda las asignaturas del Bachillerato y las Cátedras de las facultades de Derecho, Medicina, Ciencias, y Filosofía y Letras que les sean posibles sostener por sí mismo, están conformes en elevar una exposición al Bxcmo. Sr. Gobernador Superior Civil de la Provincia, impetrando una autorización provisional para abrirlo desde luego y sin perjuicio del oportuno


—180— expediente que debe elevarse al Gobierno Superior." " Al efecto los firmantes prestan su conformidad asimismo á otra exposición que debe elevarse al Excmo. Sr. Ministro de Ultramar, solicitando la aprobación definitiva para el establecimiento privado que se proyecta, con arreglo al Eeal Decreto de 15 de Julio de 18G3, aprobando el Pláu de estudios ó de Instrucción Pública para la Isla de Cuba ; y agregando que para mayor validez académica de los estudios que en él se sigan, á petición del Claustro de Profesores, vengan anualmente de la Universidad y del Instituto de la Habana, un número de Catedráticos suficiente á legalizar los Tribunales de examen, satisfaciendo el Estado á dichos Catedráticos, sin perjuicio de sus derechos de examen, el pasaje de ida y vuelta y las dietas que juzgue necesarias durante su permanencia en esta Isla." " Y por último, los repetidos firmantes están de acuerdo también, en que si el Estado no está dispuesto á ese pequeño gasto, lo satisfarán e l l o s por medio de una suscripción voluntaria, caso de que el fondo de materiales no cubriese esa atención, en prueba de todo lo que nos suscribimos á continuación, expresando al pié de l a


—181— firma el título del firmante, su fecha, y Universidad en que hizo sus estudios, para que el Excmo. Sr. Ministro de Ultramar, por conducto de la Dirección de Instrucción Pública del Ministerio de Fomento, pueda cerciorarse de la verdad del título por los reclamantes usado, á los efectos del artículo 216 del citado Real Decreto." Puerto-Rico, Noviembre cinco de mil ochocientos setenta y nueve. — Calixto Romero, Dr. en Medicina de la Universidad de Madrid.—Ledo. Josó S. Quiñones, en Derecho Civil y Canónico por la Universidad de Madrid. — Ledo. Josó Sastraño Belaval, en Derecho Civil y Canónico por la Universidad de Madrid.—Ledo. Gabriel Giménez y Ramírez, en Jurisprudencia por la Real Audiencia Chancillería de Sevilla.—Ledo. José Benedicto Géigel, en Derecho Civil y Canónico por la Universidad de Santiago.—Ledo. Fernando Nuñez, en Medicina y Cirujía de la Universidad de Madrid. — Ledo. Emilio Gaudier Texidor, en Derecho Civil y Canónico por la Universidad de Barcelona. — Doctor Francisco del Valle, en Metliciua y Cirujía de la Universidad de Sevilla. — Ledo. Gabriel Ferrer Hernández, en Medicina y Cirujía por la Universidad de Santiago de Galicia. — Ledo. Manuel Vías y Ochoteco, en De-


—182— reclio Civil y Canónico de la Universidad de Zaragoza. — Ledo. Francisco de P. Acuña, en Derecho Civil y Canónico por la Universidad de - Sevilla. — Dr. Genaro Almodovar, de Medicina y Cirujía de la Universidad de Madrid. — Ledo. Manuel García Salgado en la Sección de Derecho Civil y Canónico por la Universidad de Sevilla. — Ledo. José F. Ciutrón, en Derecho Civil y Canónico de la Universidad de Sevilla. — Ledo. Manuel de Lázaro, en Derecho Civil y Oauónico por la Universidad de la Habana. — Ledo. Emilio de Lázaro en Medicina y Cirujía de la Universidad de Madrid. — Ledo. José María Figueras y Chiques, en Derecho Civil y Canónico por la Universidad de Santiago de Galicia. — Ledo. Demetrio Paniagua, en Medicina y Cmijía de la Universidad de Barcelona. — Ledo Manuel Corchado, .en Derecho Civil y Canónico por la Universidad de Barcelona. — Ledo. Juan Morera Martínez, en Derecho Civil y Oauónico por la Universidad de Barcelona. — Ledo. Hilario Cuevillas Hernández, en Derecho Civil y Canónico por la Universidad de Madrid. }

Acordado lo que antecede por los firmantes, en una junta preparatoria, se determinó dirigir al Sr. Gobernador la soli-


—183— citud que vá á continuación, haciéndola así misino al Sr. Ministro de Ultramar. EXOMO. SEÑOR :

" Don Calixto Eomero, Don Genaro Almodóvar y Don Francisco del Valle, doctores en Medicina y Cirujía, los dos primeros de la Universidad Central de Madrid y el último de la de Sevilla ; Don Gabriel Ferrer Hernández, Don Fernando Kuñez, Don Emilio de Lázaro, Don Manuel Alonso y Don Demetrio Paniagua, licenciados en la misma facultad de Medicina y Cirujía, el primero de la Universidad de Santiago de Galicia, el segundo y tercero de la Central de Madrid, y los últimos de la de Barcelona, y Don José Severo Quiñones, Don Gabriel Giménez y Eamirez, Don José Sastraño Belaval, Don José Benedicto y Géigel, Don Emilio Gaudier Texidor, Don Francisco de P. Acuña, Don Manuel Vías y Ochoteco, Don Manuel García Salgado, Don Manuel de Lázaro, Don José María Figueras y Chiques," Don José Facundo Cintrón, Don Hilario Cuevillas Hernández, D. Manuel Corchado, D. Juan Morera Martínez y Don Manuel Elzaburu, licenciados en la facultad de Derecho y respectivamente de las Universidades de


—184— Madrid, Santiago de Galicia, Barcelona, Sevilla, Zaragoza, Habana, y la Real Audiencia Cnancillería de Sevilla, ante V. E. con la debiela consideración y el mayor respeto exponemos : Que con el laudable deseo de contribuir en la medida de nuestras débiles fuerzas á las mayores con que el Estado cuenta para satisfacer las necesidades que se sienten en la Isla, sobre Instrucción Pública, hemos concebido el proyecto de fundar en esta Capital un establecimiento provincial de enseñanza secundaria y de facultad, arreglándonos en ello al derecho que concede y las circunstancias que exige el Real Decreto de 15 de Julio de 1863, que aprobó el Plan ele Instrucción Pública para la isla de Cuba, cuyo proyecto sometemos en la forma debida á la consideración ele V. E. en los términos que vamos á expresar, esperando ele su reconocida ilustración lo acepte y apadrine y resuelva en los términos de la súplica, por ser así de justicia, en cuanto responde á uno de los primeros cuidados de todo buen gobierno, particularmente en la época que atravesamos." " Desde muy remoto tiempo, Excmo. Sr., viene esta Provincia experimentando la necesidad ele la enseñanza secundaria y de facultad, particularmente de la según-


—185— cía, de que se han visto privados siempre los que, menos favorecidos por la fortuna, no lian podido á costa de grandes sacrificios consignar largas permanencias fuera de la Isla para recibir la investidura de una profesión con que pudieran honrarse y ser útiles á su familia, á su provincia y al Estado." [*] " La necesidad sentida no fué nunca mirada con indiferencia, y desde 1544, en que el venerable Obispo Bastidas, solicitaba al Príncipe en el Consejo, un Maestro de gramática para los dos de su Obispado, basta la fecha en que no hay todavía un solo establecimiento oficial que responda á las enseñanzas en que nos ofrecemos auxiliar al Gobierno, constantemente se ha estado gestionando con aquella poca fortuna que hacía decir en 1839 á Fray Ángel de la Concepción Vázquez, primer Rector que fué del Seminario de Puerto-Rico, [*] Al leerse en el curso de la preinserta solicitud, la existencia en Puerto-Rico de algunas Cátedras de suma importancia, de las que no nos hemos ocupado en las páginas de esta Memoria, no se nos tache de olvidadizos, ni mucho menos de poco apreciadores del interés que para la historia de nuestra instrucción tienen aquéllas enseñanzas. Enemigos de repeticiones y ganosos de tiempo, hemos preferido dejar á los Sres. Morera y Elzaburu la ocupación que nos correspondía, ya porque con tan galanas plumas ganaba mucho nuestro libro, ya también porque de este modo se fijarían más en la memoria de todos, los hechos importantes que los dichos Sres. consignan en su trascendental documento.

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—186— que la ilustración de la juventud en esta Isla tiene una especie de maldición." "Sin embargo, no debe dejarse de consignar, con todo, que si no ba babido grandes resultados no ban faltado quienes trabajasen ardientemente por ella, yá en la esfera particular, yá por medio de Corporaciones, yá por el mismo Gobierno. Sin hacer historia, que no es de este caso, Excmo. Sr., nos permitirá V. E. al menos, citar aquellos que más directamente • se relacionan con nuestra solicitud y pueden servirle de precedente. En primer lugar tenemos en 1824 la generosa súplica del Cabildo Eclesiástico, y su Presidente Provisor del Obispado, Ledo. D. Meólas Alonso Andrade, para establecer en esta Capital cátedras de latinidad, filosofía, teología moral y teología dogmática, derecho civil y derecho canónico, á cuya fundación accedió el Excmo. Sr. Vice-Real Patrono, que lo era entonces Don Miguel ele la Torre, conde de Torre Pando, abriéndose con su sola autorización las clases en el mes de Febrero ele 1825 en el piso bajo de la casa de los Sres. Curas de la Santa Iglesia Cateelral." " En segundo lugar tenemos el establecimiento en 1840 de cátedras de derecho mandadas establecer por S. M. según


—187— se desprende del oficio del Sr. Gobernador Civil y Militar fechado á 4 de Setiembre del indicado año y dirigido al Colegio de Abogados de esta Ciudad, pidiendo informe sobre el número de cátedras y libros necesarios para la enseñanza del derecho ; cátedras que debieron fundarse puesto que luego y en el año siguiente, Abril de 1841, se sometió por la Excma. Audiencia al mismo Colegio de Abogados el nombramiento de la terna de examinadores que recayó en el Dr. D. Fernando Montilla y los Licenciados D. José Bello y D- Juan de Mata Aybar, presididos por el Decano del Colegio y autorizado el acto por el Secretario, estos dos últimos con votos además ; y cátedras de las que salieron luego letrados como lo prueba el examen del bachiller D. Benito Alonso Diaz Paez en 13 de Mayo de 1841, que quedó luego incorporado á este Colegio en 27 de Mayo del mismo año." " JSTO citamos ahora las cátedras de Medicinas establecidas en el hospital de esta Ciudad ni otras más que, como las anteriores, hoy pertenecen á la historia, únicamente, por no ser cansados en la parte de antecedentes, que por lo demás y aunque no existiera ninguno, no sería ello parte á retardar ni á obstaculizar la


—188— .resolución de un problema de tan vital interés para la provincia y al cual la misma Ley dá sus fórmulas para resolverlo." " Pues bien, Excmo. Sr.: esas cátedras establecidas hace tantos años y boy sin Catedráticos son las que ofrecemos servir, pidiendo á Y. E. autorización desde luego para continuarlas. Nuestra situación nos permite allanar obstáculos de local que oportunamente designaremos á V. E. antes de comenzar, y en él estamos los firmantes dispuestos á comunicar nuestros conocimientos en las asignaturas todas de la segunda enseñanza y cada cual en las correspondientes á su facultad yá de Derecho y de Medicina y proporcionando competentes Catedráticos para las de Ciencias y Filosofía y Letras. Para ello cumpliremos con el requisito que ordena el artículo 2.10, caso 29, de que el Director tenga título de Licenciado en cualquiera facultad ; con el que prescribe el caso 39, de que el local reúna las convenientes condiciones higiénicas como yá ofrecimos antes justificar ante V. E . ; con el que ordena el caso 49, declarando desde luego que nuestro Reglamento interior no solo no contiene disposiciones contrarias á las generales dictadas por el Gobierno ó perjudiciales á la educación física, moral ó in-


—189— telectual de los alumnos, como que aceptamos desde luego en todas sus partes para seguirlos ios Reglamentos del Instituto y de la Universidad de la Habana; con el que señala el caso 5? poniendo al frente de las cátedras que no podamos regentar por nosotros mismos personas que exhibirán, si fuese necesario, los títulos académicos exigidos por ese apartado al efecto; y con los que prefijan el caso 1? y 6? del citado artículo 216 del mencionado Real Decreto." " La circunstancia de reanudar una enseñanza que ya anteriormente estaba establecida; y la de que esas mismas cátedras fueron autorizadas en tiempo de su respetable predecesor D. Miguel de la Torre por la misma y única elevada autoridad que hoy no menos dignamente ejerce V. E., nos inclina á solicitar desde luego la autorización para continuarlas resolviendo siquiera sea provisionalmente á ello y á reserva de elevar como elevamos desde luego nuestra voz por sü superior conducto con esta solicitud hasta el Gobierno Supremo, y sin perjuicio de la que dirigimos directa y separadamente á fin de recabar su aprobación definitiva, con la calidad de validez de los estudios que en tal forma se hagan, llenando-así también los requisitos 3*


—190— que para obtener ese resultado previene el otro artículo 217 de la disposición ya repetida." " Así, pues, los Profesores tendrán la edad y el título universitario que se exige; se barán los estudios por los libros de texto y los programas de los establecimientos oficiales, y para los exámenes, solicitamos desde luego se hagan con asistencia de Catedráticos del Instituto y de la Universidad de la Habana á fin de darles validez académica." " Con respecto á este último extremo, V. E. nos permitirá llamar la atención sobre la justicia que ejercía el Estado al propender á los beneficios que nuestro proyecto reporta, satisfaciendo á dichos Catedráticos, sin perjuicio de sus derechos de examen, el pasaje de ida y vuelta y las dietas que juzgue necesarias durante su permanencia en esta Isla, advirtiendo que si el Estado encuentra iuconvenientes en ese pequeño gasto por ahora la satisfarán ios que suscriben por medio de una suscrición voluntaria, caso de que el fondo de materiales no alcanzase á cubrir esa atención." " V. E. observará, Excmo. Sr., cuanto prevemos las pequeñas dificultades que pueden ocurrir para el inmediato plantea-


—191— miento cíe nuestro sencillo, fácil y útilísimo proyecto; dificultades que estamos dispuestos á allanar por cuautos medios se nos alcancen; y previsión y diligencia que V. E. verá así también fundadas en la precisión urgente de subvenir á una necesidad boy más que nunca sentida." " La Isla entera atraviesa por una crisis importante; los recursos por todas partes se van agotando ; los agricultores por la pena hondísima de ver sus valiosas fincas convertidas en inesperado yermo ; los comerciantes por el azote de contrariedades sin cuento y cada vez duplicadas ; los industriales por que si llegan á nacer, caen apenas comienzan en sus primeros pasos, y si se sostienen caminan con insegura y vacilante base; todos porque nos resentimos de conflictos que son como el viento de las circunstancias que envuelven á unos y á otros, en medio de una época triste para el país, menos triste á los ojos que las vén de cerca distraídos en insignificantes detalles que no son de fondo, más pavorosa para el que desde lejos ó por encima de lo pequeño, mira el conjunto aflictivo de un pueblo que se agota á fuerza de reveses." " P u e s bien, Excmo. Sr., mermados así los recursos de todos los particulares.


—192— hoy más que nunca se hace difícil duplicar los sacrificios que cada padre esté en situación de hacer por sus hijos, proporcionando los medios necesarios á aquéllos de los suyos en quien puede fundar la esperanza de verles llegar al término de uua carrera; y así también hoy más que antes exige el estado de las cosas mayor impulso de la siempre fecunda iniciativa individual, y á la acción siempre oportuna del Estado.» " Nuestro proyecto, pretendemos que armoniza en algún tanto todo, y que responde á la necesidad que ya hemos visto sentida desde tiempo tan remoto, y exacerbada si se nos permite la frase ahora. V. E., educado en la vida intelectual contemporánea, no puede menos de comprender los beneficios que directamente reportará á los particulares la medida que impetramos abriendo facilidades á los que están en el caso de procurar la ciencia para los que se la piden con derecho." " Una gran parte de ésta última generación de hoy vá á sufrir los males de la ignorancia, si no se acude ayudarla; los que vienen detrás complicarán más la situación de las cosas con su inutilidad y en esa escala de las trascendencias lógicas, irá el país siendo cada vez más des-


—193— graciado, si faltan los elementos primeros de la prosperidad; si los que van pasando á la vida de la actividad nacen sin los brazos que presta el saber en vez de venir aptos, dispuestos á realizar dias de mayor felicidad á que concurran indudablemente si no es un engañoso sofisma, una perjudicial mentira, el axioma de nuestro siglo de que la ciencia, el conocimiento, la instrucción son el contraste de la pobreza y la energía con que vencen las dificultades de la vida todos los pueblos modernos." " Fundados, pues, en éstos antecedentes y teniendo en cuenta, repetimos, que boy no existe un solo establecimiento oficial que responda á este fin, uno de los más importantes del Estado ; que en esta Capital, no digamos ya oficial, sino de ninguna especie existe que otorgue el bien de la segunda enseñanza; y que en toda la Isla no hay tampoco ni aún siquiera cátedra para alguna de las asignaturas de facultades de que se vén privados la inmensa mayoría de los hijos de éste país, y ofreciendo ampliar los estudios de las.demás carreras profesionales y superiores si nuestros recursos alcanzan, acudimos " Suplicando á V. E. se sirva facultarnos y autorizarnos provisionalmente para abrir un establecimiento de enseñanza, 33


—194— que comprenda las mencionadas cátedras del Bachillerato en Artes y las que pertenecen á la Licenciatura y Doctorado de las facultades de Derecho, Medicina, Ciencias, y Filosofía y Letras, sin perjuicio y á reserva de que informando favorablemente esta instancia la eleve por su digno conducto al Excmo. Sr. Ministro de Ultramar, para que nos conceda el establecimiento definitivo de éstas supliendo por cuenta del Estado anualmente á los Catedráticos que de aquellos centros vengan á esta Capital, sin perjuicio de sus derechos de examen, el pasaje de ida y vuelta y las dietas que juzgue necesarias durante su permanencia en esta Isla, siendo entendido que si el Estado no se encuentra dispuesto por ahora á consignar en sus presupuestos ese pequeño gasto, los que suscriben se comprometen á sufragarlo por suscripción voluntaria caso de que el fondo de material no cubriese esa atención ; dictando desde luego V. E. las órdenes oportunas para el cumplimiento de lo solicitado, pues asi lo esperamos de su ilustrado criterio en pro de cuauto redunda en beneficio de la prosperidad de esta Provincia de Puerto-Rico." Excmo. Sr. (Siguen

las

firmas.)


—195— Al documento que acabamos de dar á conocer contesta el Gobierno la siguiente comunicación: " GOBIERNO GENERAL DE LA I S L A DE " P U E R T O - R i c o . — SECRETARÍA. — N E G O " CIADO 19 — N Ú M E R O 128."

" El Excmo. Sr. Gobernador General, " en vista de la instancia que V., en unión " de otros Sres. Profesores le han dirigido, " solicitando su autorización para estable" cer en esta Capital uu Instituto de 2? " enseñanza y Cátedras de las facultades " de Derecho, Medicina, Ciencias y Pilo" sofía y Letras ; considerando que no tie" ne atribuciones para conceder dicha au" torización, en cuanto ésta vendría á mo" dificar la legislación vigente en la rnate" ria, dictada por el Gobierno Supremo; " ha dispuesto se eleve á éste dicha ins" tancia, debidamente informada, como ya " s e ha verificado, para que resuelva lo " que estime de justicia." " Y no teniendo ninguno de los Pro" fesores aludidos la representación de los' " demás firmantes de la instancia en cues" tióu ; para evitar la notificación á cada " uno de éstos, de la preinserta resolución, " por orden de S. E. se hace á V., prime-


—196— " ro que autoriza el escrito en que aquélla " se contiene, á fin de que se sirva hacerla " saber á los demás." "Dios guarde á V. muchos años.— " Puerto-Eico 12 de Febrero de 1880.— " Francisco

FontanlsP

" SE. D E . D. CALIXTO EOMERO."

H é aquí ahora lo resuelto por el Ministerio de Ultramar, en virtud de la solicitud dirigida al Capitán General por los peticionarios. " GOBIERNO GENERAL BE LA ISLA DE " PTJEETO-EICO.— SECEETABÍA. — N E G O " CIADO 19—NÚMERO 270."

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" Elevada á la resolución del Gobierno de S. M. la instancia que V. y otros Sres. Licenciados en Derecho y Medicina presentaron, con dicho objeto, en este Gobierno General, solicitando que se les autorizara para establecer, con validéz académica, Cátedras de segunda ensefianza y de facultad mayor; el Excmo. Sr. Ministro de Ultramar, por Eeal órden fecha ouce de Marzo próximo pasado, participa al Excmo. Sr. Gobernador General que S. M. ha tenido á bien declarar que no puede accederse á la ins-


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—197— talación, que se pretende, de las Cátedras de segunda enseñanza y estudios superiores, ya porque el establecimiento de las primeras no se ajusta á las prescripciones del Plan de estudios vigente en Cuba que se hicieron extensivas á esta Isla por Eeal orden de 22 de Abril de 1875, ya porque al de las segundas se opone lo terminante mandado por la de 23 de Agosto de 1876." " Y i>or orden del Excmo. Sr. Gobernador General, lo comunico á V. para su conocimiento y á fin de que, como primer firmante de la instancia en cuestión, se sirva comunicarlo á los demás interesados." " Dios guarde á V. muchos años. — Puerto-Rico Abril 20 de 1880. — Fran-

" cisco

Fontanals."

" SR. D R . D . GALIXTO ROMERO."

Como la ciudad de Ponce no desmintió en esta ocasión su fama de amiga del progreso, pues tomó una parte tan activa en lo solicitado por los Sres. que suscribieron los documentos trascritos, que ella por sí sola, y para robustecer la pretensión de los que autorizan la anterior instancia se dirigió al Gobierno de la Metrópoli en demanda de la Universidad que nos ocupa,


—198— haciendo justicia á su levantado espirita civilizador, vamos á copiar también, para que conste en todo tiempo, la exposición que firmaron las más caracterizadas personas de la ciudad del Sur. [*] " EXCMO. " TRAMAR."

SEÑOR

MINISTRO

DE U L -

" Los que suscribimos, Profesores en " varios ramos del saber humano, propie" tarios, agricultores, comerciantes, indus" tríales, &?,• de la ciudad de Ponce en " Puerto-Eico, ante V . E . con toda la con" sideración y respeto debidos exponemos: " que alentados por las distinguidas y resp e t a b l e s personas que han concebido el " laudable y trascendental pensamiento de " crear en la capital de esta Provincia un " establecimiento de enseñanza que com" prenda todas las cátedras del Bachillera" to en Artes, y las que pertenecen á la " licenciatura y doctorado de las faculta" des de Derecho, Medicina, Ciencias y [*] Entre los caballeros que suscriben el siguiente documento, merecen especial mención por la actividad que desplegaron, para que se llevase á cabo el pensamiento que motiva esta exposición, los Síes. Dr. D. Rafael Pujáis, D. Ramón B. de Castro, D. Ramón Marín y el entonces Alcalde Municipal de la ciudad de Ponce, D. Lúeas Giménez, que tanto coadyuvó á que el entusiasmo no decayese. También merece especialísimo recuerdo, por lo mucho que trabajó en la instalación del Instituto Civil de esta Ciudad, y más que en ella, en que se implantase definitivamente dicho Colegio, el puerto-riqueño D. Eusebio Hernández Costa,


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Filosofía y Letras, como lo atestigua la Exposición que con fecha siete de Novieinbre del corriente año han elevado á V. E. en solicitud de la autorización correspondiente; no podemos menos que unir nuestra voz á la de aquellos señores, adhiriéndonos en un todo al proyecto, y pidiendo á la alta Superioridad de V. E. el planteamiento de la indicada institución en la misma forma y con las mismas condiciones que aquellos señores lo solicitan." " A la ilustración de V. E. no se ocultan los bienes fecundos que esparciría por esta Provincia el establecimiento de que se trata y de que carece esta porción de la Monarquía Española, tan digna y merecedora de que se le abran nuevos horizontes á la inteligencia que por falta de cultivo ó de medios y de recursos para ir en su busca á otras latitudes, no sale de lo mediocre, pudiendo elevarse á las regiones superiores á que los conocimientos universitarios conducirla pueden con honor, gloria y provecho para la Patria y la Provincia. En tal virtud, Excmo. Sr." " A V. E. suplicamos se digne adinitir esta nuestra Exposición, como en apoyo de la que sin duda obra ya en


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" poder de V. B., esperando de sn alta jus" tiflcación que será atendida nuestra súplica, por ser gracia que no dudamos al' canzar en Ponce, Puerto-Eico, á 28 de " Diciembre de 1879. ,f ;

Excmo. Sr. Dr. Rafael Pujáis, Médico Cirujano. — Dr. Juan Iglesias y España, Módico Oi' rujano. — Juan Cortada, comerciante y ' hacendado.—Pedro Garriga, Farmacéu' tico. — Ledo. José R. Vendrell, Abogado. ' —Ledo. Diego de la Texera y Pilona, ' Abogado. — Ramón Marín, periodista. — ' L ú e a s Giménez, Alcalde Municipal.—. ' Alfredo B. Casáis, comerciante.—A. Cha' vier, comerciante.—Enrique Gómez, ca' pitan de Ejército. — Ernesto G. Morin' glane, comerciante.—J. E. Steinacher, ' comerciante. — Dr. J. Iglesias Geuebrie' ras, Módico Cirujano. — Celedonio Besosa, propietario. — Rafael León, Notario. —Olimpio Otero, comerciante y Di-putado Provincial. — Francisco Cortés, Maestro Superior. — José Melendez, in' dustrial.—Francisco Bustamaute, industrial. — Lázaro Martínez, comerciante.— Pablo Marión, propietario. — O. Gavarain, Notario. — Juan Mayoral, comerciante. — Manuel A. Zaldo, propietario-

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—201— " — Ramón Cortada, hacendado. — Sal va" dor Vives, propietario. — Dr. Martín R. " Corchado, Médico Cirujano. — Herminio " Padial, Contador de Aduana. — Dr. Gui" llermo Vives, Médico Cirujano. — Dr. R. " M. Ponte, Dentista.—Mario Braschi, pe" riodista. — J. S. Savarit, Practicante de "Medicina y Cirujía,—Dr. M. Pagani, "Médico Cirujano.— Dr. Carlos Vives, "Médico Cirujano. — J. N. Torruella y " Andino, industrial. — Juan de M. Terre" forte, fotógrafo. — J. O. Pasarell, Profe" sor de piano. — A. Simompietri, indus" trial. — Francisco Parra, Notario. — Cár" los G. Navarrete, industrial. — Juan B. " Ton, Profesor de instrucción primaria.— " B. Zalazar, comerciante.—C. Arrnstrong, " comerciante. —• Santiago González, Pro" fesor elemental. — Dr. V. Biaggi, Médi" co Cirujano. — Jobo López, industrial.— " Ramón Rivera, comerciante. — Rodolfo " del Valle, Procurador. — S. Pierluicci, " comerciante.—Carlos Rieder, comercian " te. — Norberto Toro, industrial. — José " Ayala, comerciante.—Rafael Rodríguez, " industrial.—Dr. Ángel Aguerrevere, Mé" dico.—Juan Serrallos, hacendado.—Luis " R. Velázquez, periodista. — Diodoro Ri" bas, teneslor de libros. — Herminio W. " Santaella, Profesor de instrucción pri34 ,


—202— " maria. — Diego Capó, dependiente de co" niercio. — J. E. Vendrell, comerciante.— " Eamón Soldevila, dependiente de comer" ció. — José B. Miró, industrial. — Pedro " Zalazar, [hijo,] comerciante. — Sotero " Oruz, industrial. — Adolfo Eunge, agri" mensor. — Francisco G. de Taboada, dep e n d i e n t e de comercio. — Garlos Oabre. " ra, hacendado. — Osear Schuck, comer" ciante. — Eafael Toro, comerciante. — " J o s é O. Martínez, comerciante.—Ledo. " Francisco Arce, Abogado. — Eduardo firmas.) " Newmann, industrial. (Sigílenlas Conocido el resultado que obtuvieron los firmantes de los documentos últimamente trascritos, resultado que vino á demostrar una vez más la desgracia que sobre Puerto-Eico pesa en materia de instrucción, nosotros preguntamos ; ¿ deben los habitautes de este país, los amigos de su cultura, los que anhelan para todos la ma. yor suma de conocimientos, cruzarse de brazos ante el primer obstáculo y entregarse desde luego al abandono ? De ninguna manera. Es urgente, es indispensable, es patriótico que reiteremos, hoy, con más actividad y confianza que ayer, nuestra demanda; es preciso que impetremos de nuevo justicia, convencidos de que habrá de


—203— hacérsenos y rnny completa, porque no es posible imaginar siquiera, dos medidas y dos cariños en la madre de dos hijas igualmente amorosas, sin acusar de parcialidad á la que para todas debe tener un mismo y desinteresado afecto. Pero hay más aún : en la no admisible hipótesis de que el Gobierno se negara á establecer en Puerto-Eico la Universidad, nuevamente solicitada, todavía no sería éste motivo para que nos entregáramos á la inercia y á la desesperación ; en caso tan inopinado, nosotros podemos, sin incurrir en responsabilidad, establecer una Escuela de enseñanza libre, sin más tramitación que la de poner en conocimiento de la Autoridad competente nuestro propósito : matricular los alumnos en la Universidad de la Habana, y enviarlos á examinarse á éste Centro, en donde obtendrían la legalización de sus estudios, demostrada que fuese su competencia. Porque si así no fuese, ¿ cómo habríamos de permanecer privados de los beneficios que gozan todas las Provincias españolas que como la nuestra, han demostrado tener necesidad de mayor instrucción ? ¿ Cómo se compadecerían con la imparcialidad y con !a justicia y con nuestra acrisolada y nunca desmentida lealtad, las diferencias


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que se observaran entre los beneficios que, en materia de enseñanza, goza Cuba, y los perjuicios que á Puerto-Rico se le irrogan limitando su instrucción ? Pidamos, pues, derechos semejantes á los que disfruta la Autilla hermana, por lo que se refiere á establecimientos docentes ; recordemos á la Metrópoli, que desde el año de 1863, debimos tener Instituto y hasta Universidad, [*] y se prescindió sin embargo, de nosotros, sin que aún se conozcan los motivos que tuvo el Sr. Gobernador que entonces nos mandaba para privarnos de los levantados deseos que en nuestro favor sentía el Excmo. Sr. 1). José [*] Ultramar.—Real Orden de 27 de Julio, remitiendo á los Capitanes Generales de Puerto-Rico, Santo Domingo y Filipinas seis ejemplares del Plan de es ludios para la Isla de Cuba. " (Gaceta de 5 de Agosto.) "

"Excmo. Sr. : Ue Real orden comunicada por el Señor Ministro de Fomento, interino de Ultramar, remito á V. E. seis ejemplares del Plan de Estudios para la Isla de Cuba, aprobado por S. M. en Real decreto de 15 del corriente, á fin de que V. E. en vista de la situación y necesidades de esas Islas y del que tiene la enseñanza, instruya el oportuno expediente y proponga á este Mimisterio lo que estime oportuno, respecto de la parte del expresado Plan que. convendrá aplicar á las mismas Islas, ó de las disposiciones que sobre las bases de aquél sea conveniente adoptar." ." Dios guarde á V. E. muchos años. — Madrid 27 de Ju" lio de 1863. — Gabriel Enriquéz." — " Sres. Gobernadores "Capitanes Generales de Puerto-Rico, Santo Domingo y "Filipinas." — "(Boletín de la Revista de Legislación.— " Tomo 19, página 153.) " — Según dicen las personas de la época en que se comunicó ésta Real orden al Gobernador de Puerto-Rico, los motivos que adujo al Gobierno de esta Provincia para no crear el Instituto, fué la falta de local. " " " " " " " " "


—205— de la Concha, por aquélla época Ministro de Ultramar; hagamos oir por segunda vez nuestra voz, haciendo presente que si somos españoles para los deberes también debemos serlo para los derechos, que España siempre hidalga y justiciera, convencida al fin de la razón que nos asiste, habrá de abrirnos en dia no lejano, las puertas de la puertoriqueña Universidad. Con éstas reflexiones, y pidiendo al Gobierno, para terminar, que haga extensiva á esta Isla la Ley sobre Instrucción pública del Sr. Moyano promulgada en la Península en el 57, si bien con las modificaciones que los progresos de la instrucción han hecho necesarias, daremos por terminado éste trabajo, harto imperfecto para que nos envanezcamos de él. Si durante su curso la censura brotó de nuestra pluma, no se nos tache de malévolos ; la historia debe ser imparcial, si ha de ser provechosa, y en ésta ocasión nos ha cabido el alto honor de ser historiadores. Si á impulsos también de la imparcialidad, corrió lijero nuestra pluma para prodigar alabanzas, tampoco reclamamos gratitud ; ejercer la justicia distributiva, no dá derecho á beneficios; entregar á cada uno lo que le corresponde, es obrar con 35


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honradez, es conducirse sin odios ni complacencias. Al César, lo que es del César, hó aquí la máxima que nos propusimos cumplir desde el comienzo á la terminación de Plato, nuestro humilde trabajo. — Amicus sed magis árnica

veritas.



OBRAS DEL MISMO AUTOR. LA MUJER EN PUERTO-RICO.—Obra pre-

miada en el Certamen de _E7 Buscapié, celebrado en honor de Cervantes. HERIR EN EL CORAZÓN.—Drama en tres

actos y en prosa. EL BASTARDO.—Drama en tres actos y en prosa. LA

MUJER Y SUS DERECHOS.—Para en-

trar en prensa.


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