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URBANStyle / Junio 2021

BRONCEARSE

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EN TIEMPOS DE COVID

Aunque poco a poco parece que vamos venciendo el pulso al Coronavirus, todavía nos queda un largo trecho para volver a la normalidad y este verano, como el anterior, tendremos que seguir lidiando con esas rutinas que nos ha traído la pandemia. Hablamos del uso de la mascarilla y del gel hidroalcohólico.

MASCARILLAS

Si bien en una ley publicada el pasado 30 de marzo se dijo que sería obligatorio el uso de mascarilla en la playa y en la piscina en todas las circunstancias, una modificación posterior estableció que esta no sería obligatoria mientras se tomara el sol, durante el baño o durante la práctica de deporte, siempre, eso sí, que se mantuviera una distancia social mínima de 1,5 metros.

Una rectificación muy bien acogida por los usuarios pero también por los expertos, quienes coinciden en que el uso de mascarilla en condiciones de mucho calor podría resultar perjudicial para nuestra salud. Y es que la humedad o el sudor que se genera al respirar (se produce una especie de efecto invernadero) podría provocar irritaciones, rojeces, quemaduras e incluso agravar problemas dermatológicos ya existentes. Así, las personas que sufren de acné, rosacea, o dermatitis de diferentes tipos pueden ver cómo sus lesiones empeoran.

No obstante, aunque no tengamos que ponérnosla para tomar el sol o bañarnos, si deberemos llevarla para acceder a la playa, pasear por la orilla o en los vestuarios de la piscina, por lo que te recomendamos tomes nota de estos consejos para que su uso se te haga más llevadero:

- Antes de ponerte la mascarilla, lávate la cara con jabón suave o agua micelar.

- Elige cremas protectoras de absorción fácil y que sean duraderas.

- Al regresar a casa tras un día de sol o playa, hidrátate bien la cara. Si puedes hazlo con cremas que contengan aceites esenciales, como rosa de mosqueta.

- Cambia o lava la mascarilla con frecuencia e intenta llevar más de una mascarilla a mano ya que la arena y el sudor hace que pierdan su efecto protector.

GEL HIDROALCOHÓLICO

Durante estos meses el gel hidroalcohólico se ha convertido en un esencial en nuestras vidas para evitar el contagio del virus. Sin embargo, si vamos a ir la playa o a la piscina es mejor no utilizarlo ya que el uso de gel hidroalcohólico mientras tomamos el sol puede tener consecuencias negativas en la piel. Aunque a simple vista parece que este tipo de geles se absorben y evaporan de forma casi instantánea, en realidad no es así. Sus componentes se mantienen en la piel por un tiempo prolongado, y, tal y como aseguran los expertos, los rayos solares podrían provocar alteraciones como manchas o quemaduras.

Para evitar la propagación de gérmenes, lávate mejor las manos con agua y jabón, a poder ser con PH neutro. Hazlo antes de salir y entrar en casa y cuando vayas a comer. Siempre que puedas, aplica una crema de manos absorbente después de su limpieza.

URBANStyle / Junio 2021 LOS NIÑOS TAMBIÉN

NECESITAN GAFAS DE SOL

El 98% de los niños no utiliza gafas de sol, y eso es un problema, ya que según afirman los oftalmólogos, a menor edad los ojos son más vulnerables a la luz y a los rayos UV.

Si protegemos su piel del sol, con mayor razón debemos proteger sus ojos puesto que son 20 veces más sensibles.

La razón es que los ojos de los niños no están completamente desarrollados. Antes del primer año de vida, el cristalino de los bebés deja pasar hasta el 90% de la radiación UVA y el 50% de la UV. Sin la protección adecuada, estos rayos llegan directamente a la retina, la parte más delicada del ojo.

Entre los 12 y 13 años, estos porcentajes se sitúan en el 60% y el 25%, respectivamente. El grado de protección natural de los ojos ante las radiaciones nocivas no acaba de desarrollarse hasta los 25 años. Solo a partir de esta edad, el cristalino adquiere completamente su función de reducir la cantidad de rayos ultravioletas que llegan a la retina.

Para evitarlo, se deben utilizar gafas de sol homologadas y que cuenten con la marca de la CE (Comunidad Europea), que es el estándar mínimo de calidad. Además, una protección adecuada tiene que incluir la referencia a la normativa que cumple (EN 1836:2006) y el número de categoría de filtro.

Unas gafas de sol sin filtro UV, pueden causar problemas y convertirse en una opción aún peor que no llevar ninguna protección. Esto se debe al hecho de que estos productos dilatan aún más la pupila del niño y, por tanto, el daño no disminuye si no que se incrementa. Afortunadamente, se puede encontrar una gran variedad de modelos de gafas para niños. Las monturas de plástico son las más recomendables debido a su durabilidad, resistencia, comodidad, ligereza y coste.

En cuanto a los vidrios, se aconsejan las lentes marrones, verdes o grises porque son las que menos modifican los tonos.

Han de descartarse, en cambio, los vidrios excesivamente oscuros: dejan pasar poca intensidad de luz y, por tanto, impiden una visión de calidad y pueden aumentar la incomodidad del niño.

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