Educacion

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LA HORA DE LAS DECISIONES: ¿QUÉ Y DÓNDE ESTUDIAR? El futuro de un joven puede estar condicionado por su decisión de elegir una u otra carrera profesional. Para la gran mayoría no es fácil. Muchas veces es una elección entre lo que nos gusta y lo que nos reportará un beneficio económico mayor. Cuando aún no se tiene claro qué estudiar, la respuesta no se va a presentar por arte de magia. Se debe pensar en varias opciones y comenzar a investigar sobre el tema, hablar con profesionales y estudiantes de esa carrera y, si es posible, visitar las instituciones en que se imparte. Cómo tomar la decisión Lo primero que hay que tener claro es saber lo que a cada uno le gusta hacer, cuáles son sus habilidades, sus capacidades y su vocación. Tarde o temprano cada persona debe ponerse en sintonía con su interior para establecer metas y propósitos en la vida. Esperanza Salamanca, psicóloga clínica, asegura que “la orientación vocacional es un proceso que se va desarrollando con el paso del tiempo. La elección de una carrera debería meditarse durante todo el bachillerato y no elegir a última hora basándose en lo que los amigos van a estudiar o lo que a los padres les gustaría que su hijo fuera en el futuro. Tomar la mejor decisión conlleva un autoanálisis, no se limita a pensar que si es bueno para los computadores debería estudiar ingeniería informática”. Identificando la vocación Para lograr identificar esa vocación, continúa Salamanca: “un primer paso es saber qué es lo que le interesa aprender y con cuál de sus asignaturas y actividades disfruta más. El siguiente paso es buscar qué profesiones se relacionan con sus gustos. Seguramente se encontrarán con que más de una encaja con sus preferencias, así que deberá priorizar y pensar en cuál de esos intereses ha sido el más importante durante su vida”. “Cuando ya se han demarcado los intereses y profesiones en las que se puede encajar, hay que pensar en la actividad concreta que se quiere desarrollar en esa área. Por ejemplo, si decide que le gustan los animales, debe pensar qué quiere hacer en esa área: Trabajar con ganado, con mascotas, con cerdos, etc. Y después, puntualizar en qué rama: investigación, compra y venta, administración, etc”. “Posteriormente, hay que comenzar a informarse sobre el pensum de las carreras relacionadas, para hacerse una idea concreta que le permita observar si cumple sus aspiraciones laborales a futuro”. Otras consideraciones “En todo este proceso se debe ser muy realista, tener los pies en el suelo y analizar el entorno. Si a una persona le gustan los videojuegos y decide que en ese campo está su futuro,


probablemente debe comprender que para desarrollar esa profesión lo más probable es que tenga que emigrar a un país donde las oportunidades laborales en ese campo estén abiertas, y todo lo que ello implica: Aprender un idioma a la perfección, visas de trabajo y posibilidades reales de desarrollarse”, puntualiza Salamanca. “Otra cuestión a tomar en cuenta es cuando se tiene interés en una carrera pero no se tienen las habilidades para ejercerla. En este caso, no se deben dejar de lado las aspiraciones. Simplemente, tiene que ser consciente de que el esfuerzo que tendrá que realizar será mayor, deberá estudiar más y probablemente pedir tutorías o clases particulares, pero cuando se tiene la vocación, todo trabajo que se realice para conseguir llegar a la meta, será satisfactorio”. Tipos de educación Cuando ya se tiene clara el área en el que se quiere desempeñar, otra decisión crucial que se debe tomar es en qué estudiar. Hay que pensar si se quiere una carrera profesional, una técnica o una tecnológica. Estas dos últimas dan la opción de adquirir conocimientos y destrezas en un área específica y permite acceder en menor tiempo al mundo laboral. Una ventaja de ser técnico profesional, es que posteriormente se puede seguir estudiando como tecnólogo o como profesional universitario con la educación por ciclos. En las carreras técnicas se orienta y capacita a los estudiantes en programas dirigidos en diferentes áreas, mientras que las tecnológicas son las que tienen como finalidad formar profesionales capaces de desempeñar ocupaciones que estén acordes a los avances tecnológicos, con énfasis en la práctica y en la investigación. La primera diferencia con una carrera profesional es el tiempo de duración, que en estas dura de 4 a 5 años y las técnicas y tecnológicas de 2 a 3. Las carreras profesionales brindan una educación más sólida y profunda, capacitan al estudiante en tres grandes áreas: primero le brindan los conocimientos teóricos fundamentales, le proporcionan conocimientos en ciencias y tecnologías aplicadas y le dan un entrenamiento profesional que lo hacen experto en un área específica. En cambio las carreras técnicas van directo a la capacitación y al entrenamiento. Preparan al estudiante para desempeñar una especialidad técnica o de apoyo profesional. Donde estudiar Otro de los factores importantes a la hora de decidir qué estudiar, es precisamente dónde estudiar. Hay que ver qué instituciones imparten la titulación que nos interesa y dónde se encuentran ubicadas geográficamente, si es pública o privada y la calidad de la enseñanza. Actualmente muchas universidades organizan jornadas de puertas abiertas, en las que enseñan a los futuros estudiantes el centro, sus servicios y sus instalaciones, para que los preuniversitarios y sus familias la conozcan. Pero este tipo de visitas solo sirven cuando están dentro del área geográfica específica. Si se quiere conocer el resto de universidades del país, casi todas cuentan con una página web


donde se pueden encontrar todos los programas académicos que ofrecen, los requisitos de acceso, el perfil profesional de cada carrera y los demás servicios del campus. Decidir en dónde se va a estudiar determinará la calidad de la preparación profesional, además de ser el lugar donde se van a pasar por lo menos 3 años de la vida. Por eso, hay que asegurarse de que la institución cubra la mayoría de las necesidades tanto académicas como de ocio, deportes y culturales. DESTACADOS En Colombia a 2012 había 81 universidades, 120 instituciones universitarias y escuelas tecnológicas, 50 instituciones tecnológicas y 37 instituciones técnicas profesionales. En 2012 el 53,4% de los nuevos alumnos se matriculó en una universidad pública. El 46,6% restante lo hizo en una universidad privada.


¿Cómo financiar los estudios? Al terminar el bachillerato, por lo general, una inquietud que aparece es ¿cómo voy a pagar la carrera? A parte de la posibilidad de conseguir una beca, la mejor opción son los créditos que ofrecen tanto el Estado como los bancos, que, en muchos casos, las universidades ayudan a gestionar. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico del Banco Mundial (OCDE), considera que “Colombia es una de las principales economías de América Latina y el Caribe. El gobierno colombiano tiene planes ambiciosos para el desarrollo social y económico, para lo que es crucial el fortalecimiento del capital humano. A pesar de los progresos en el sector educativo, aún queda mucho por hacer para afrontar algunos desafíos como: aumentar el número de personas matriculadas, fomentar la equidad, mejorar la calidad y la pertinencia, así como lograr que la gestión y las finanzas sean más adecuadas. Entre otras cosas, el gobierno necesita seguir aumentando la participación en la educación superior mejorando los préstamos y los sistemas de becas y aumentando el número de cupos de la manera más equilibrada posible por todo el país”. Financiación Pública El Instituto Colombiano de Crédito Educativo y Estudios Técnicos en el Exterior (Icetex) es una entidad del Estado que otorga créditos educativos, ya sea con recursos propios o de terceros. En el 2012 otorgó casi 63.000 créditos nuevos. El portafolio incluye créditos a corto, mediano y largo plazo para estudios técnicos, tecnológicos o universitarios. Además, ofrece ayudas para estudiantes que tengan excelentes méritos académicos, créditos para posgrados en Colombia y en el exterior, así como beneficios adicionales para el aprendizaje de idiomas o para comprar computador. Adicionalmente, ofrece Fondos en Administración, que son recursos de otras entidades que gestiona el instituto para ejecutar por cuenta de ellas sus diferentes programas. Existen más de 200 Fondos, dentro de los cuales se cuentan los destinados a las comunidades negras, indígenas y médicos residentes. Entre las exigencias para acceder a un crédito del Icetex está ser colombiano, estar admitido a un programa acreditado, tener un deudor solidario que lo respalde, un puntaje mayor a 238 en las Pruebas Saber 11 o un promedio de 3,4, si se solicita después del tercer semestre universitario. Tampoco debe tener otro crédito con este instituto, y en caso de que lo tenga, haber pagado el 50 por ciento de este y demostrar que puede cumplir ambas obligaciones. Créditos bancarios Otra forma de financiar los estudios es a través de un crédito con una entidad bancaria. Varias de ellas ofrecen líneas especiales para estudiantes. Antes de optar por uno es importante fijarse en las tasas de interés, la necesidad de un fiador y, por supuesto, la capacidad de endeudamiento.


Cada banco tiene sus requisitos y estas son algunas opciones. Bancolombia tiene la línea ‘Vive la U’, que financia estudios de pre y posgrado, en programas autorizados por el Icfes. Se otorga a corto o largo plazo y pueden acceder a este crédito todas las personas naturales que tengan entre 18 y 70 años, que cuenten con ingresos de dos salarios mínimos mensuales. En el caso de los menores de edad, un acudiente debe acreditarlos. El monto mínimo es de un millón de pesos y el máximo de 250 salarios mínimos mensuales vigentes. El banco Pichincha ofrece también un crédito educativo de pre y posgrado, a mediano o largo plazo, con aprobación inmediata desde el primer semestre. No requiere codeudor y cubre hasta el 100 por ciento de la matrícula. Las cuotas son fijas y el deudor puede escoger el día del mes para pagarlas. Como requisitos para acceder, solamente es necesario presentar la solicitud, fotocopia de la cédula y del recibo de matrícula. Otro ejemplo es Coomeva, donde el beneficiario del crédito puede destinar los recursos al pago de matrícula y pensiones de él mismo, su cónyuge, hijos o hermanos, en entidades educativas aprobadas en Colombia o en el exterior. El monto máximo es de 50 salarios mínimos mensuales legales vigentes, con un plazo de hasta 36 meses y una tasa de crédito fija. Apoyo universitario Son varias las universidades del país que se preocupan porque sus estudiantes puedan continuar su carrera, ofreciendo apoyo financiero. Es el caso de la Universidad de Los Andes y su programa ‘Quiero estudiar’. Está dirigido a estudiantes, que tienen entre 16 y 21 años, con excelentes calidades académicas y personales, pero con necesidad económica y que se gradúen en Colombia y se presenten a la Universidad con la prueba Saber 11. El programa apoya con el 95 por ciento del valor de la matrícula semestral y el estudiante y sus padres deben pagar el 5 por ciento restante cada semestre. El apoyo recibido sólo se empieza a devolver cuando el estudiante se gradúa y consigue empleo. No hay pago de intereses, pues se trata de una beca con compromiso. La Universidad de Cartagena ofrece descuentos en el valor de la matrícula para los estudiantes de pregrado que integran los grupos culturales y seleccionados deportivos. O la reliquidación del valor de la matrícula con base en la situación socio-económica. También contempla el cambio del valor de la matrícula o el cubrimiento del 50% del valor de la misma, por horas de servicio en la Universidad. La Universidad Santo Tomás, sede Tunja tiene convenio con diferentes bancos y entidades para la solicitud de crédito educativo. Cada semestre se programan días para la adjudicación de créditos, con un show room de las entidades financieras en las instalaciones de la Universidad brindando toda la información que se necesita. También la Universidad de Boyacá tiene convenios con varios bancos, algunos de los cuales realizan jornadas programadas de atención a estudiantes en sus diferentes sedes: Sogamoso, Chiquinquirá, Tunja y Yopal.


La Universidad Sergio Arboleda, ofrece un crédito con el que se cancela una cuota inicial del 30% del valor de la matrícula. La financiación del saldo restante se hará con pagos mensuales como máximo con 4 cheques posfechados, los cuales no deben ser modificados, ni tampoco podrán superar el período académico. Además. Las garantías serán avaladas por las entidades autorizadas y se cobrará la tasa fija mensual la vigente al momento del crédito. La Universidad de los Llanos tiene un área de promoción socioeconómica que tiene como objetivo el acercamiento a la población estudiantil y en especial la de mayor vulnerabilidad social. Por ello se plantean proyectos y programas que permitan reducir el índice de deserción universitaria. En este orden de ideas se gestionan procesos relacionados con descuentos socioeconómicos, financiaciones y reliquidaciones de matrícula, promoción y legalización de créditos ICETEX, entre otras. DESTACADOS Durante 2012, se matricularon 78.942 alumnos a una carrera técnica profesional, 543.804 a una tecnológica y 1.218.536 a una universitaria. El año pasado entraron a estudiar 1.045.980 a la universidad pública y 912.449 a la privada en todo el país.


EL MANEJO DEL DINERO: OTRA COSA POR APRENDER En los colegios no suele existir ningún curso que prepare a los niños para manejar la economía del hogar o la responsabilidad con el crédito. Esta es una posible causa de muchos de los errores que se cometen en materia de finanzas. Solo en otra ciudad Muchos jóvenes deben dejar sus casas para ir a estudiar a una universidad. El aprender a manejar el dinero es importante para que la experiencia resulte más gratificante. Antes de llegar, es importante considerar cuánto dinero va a necesitarse, teniendo en cuenta comidas, transporte diario, alojamiento y algo de ocio. Además por supuesto de libros, comunicación y artículos básicos para aseo y hogar. Hacer un presupuesto Rafael González, economista de la Universidad Nacional, asegura que “un primer paso para aprender a manejar el dinero es hacer un presupuesto personal básico, en el que lo primero que se debe tener en cuenta son los ingresos, que en el caso de los estudiantes será probablemente la asignación mensual que le envían sus padres, o los trabajos a tiempo parcial que pueda realizar mientras estudia”. “El presupuesto es un sistema de organización de gastos. No se puede ahorrar si primero no se sabe en qué se gasta el dinero. Se puede tomar como referencia los gastos de meses anteriores para ver la pauta, incluyendo lo que se utiliza en arrendamiento, comida, ropa y entretenimiento. Observando este patrón, se verá dónde se pueden reducir gastos para redistribuir el dinero de forma eficiente”. Para hacer un presupuesto, lo primero que hay que tener claro es con cuánto dinero se cuenta a comienzo del mes. Después, hay que pensar en los gastos fijos. Por ejemplo, si vive en una casa o habitación de alquiler, se debe tener en cuenta el pago de la renta, la luz, el agua, el gas, el teléfono y el servicio de Internet. Entre los adolescentes, el uso del celular determina actualmente una parte importante del gasto mensual. En este rubro, es importante determinar cuánto se puede gastar en este servicio y mantener ese límite. Lo siguiente, la comida. González asegura que “comer es una actividad que en la adolescencia tiene mucho que ver con su rol social, por lo que a ella se destina gran parte del dinero. Por lo tanto, es importante determinar cuánto se puede destinar a las salidas para comer fuera, y buscar opciones más económicas, como prepararla en casa”. La universidad genera gastos importantes, como el transporte y la compra de libros y material. Para el caso del transporte, González aconseja: “si es posible, se debe intentar vivir lo más cerca posible del centro educativo, de manera que caminar o ir en bicicleta hacen que el rubro


de transporte quede en niveles mínimos. Aunque tomando en cuenta que el valor del arriendo compense el ahorro en el transporte. En cuanto a libros, si es posible, intentar comprarlos de segunda mano, siempre y cuando sea la misma edición que se necesita”. Aprendiendo a gastar Todo ahorro, aunque sea mínimo, va sumándose. Como ya vimos antes, comprar libros de texto usados y cambiar el transporte público por la bicicleta o la caminata. A la hora de comprar comida, es recomendable visitar varios supermercados para comparar precios, y tratar de aprovechar las ofertas que estos establecimientos suelen tener. Otra forma de ahorrar dinero, es usar los descuentos que muchos sitios tienen para los estudiantes, tanto en ocio como en comida. Y evitar cargos innecesarios como los cargos de la biblioteca por devolver los libros tarde. En cuanto al ocio, en lugar de salir de fiesta, es mejor organizarla en la casa. También puede ser alquilar películas para verlas en casa o jugar algún juego de mesa. Y limitar el consumo de alcohol, ya sea bebiendo en menor cantidad o comprando cervezas en lugar de ron o vodka. Las tarjetas Rafael González, considera que “las tarjetas de crédito son muy útiles, pero si no se las maneja bien, pueden ocasionar grandes problemas. Muchas entidades bancarias tienen una línea de tarjetas de crédito para estudiantes, pero hay que leer la letra pequeña, como las tasas de intereses ajustables, las tasas de transferencia, las que se cobran por retrasos, etc. Es muy importante que la tarjeta de crédito no se considere como un complemento de los ingresos, porque así se crea un hábito de gastar más de lo que se tiene”. “Tener una tarjeta de crédito puede llevar a gastar más de lo que se puede pagar y los intereses se van acumulando rápidamente. Lo mejor es tener una sola tarjeta con un límite bajo y reservarla solamente para compras planificadas o emergencias”. “En este sentido, las tarjetas débito son una alternativa mejor que las de crédito, ya que solamente se puede gastar el dinero que se tiene en la cuenta. A la hora de usarlas, se debe tener en cuenta que cuando se usa un cajero automático que no es del mismo banco se cobra una comisión”. DESTACADOS Es importante saber cómo se gasta el dinero, hay que saber que la plata no se estira y las decisiones sobre qué comprar llevan a dejar de comprar otras cosas. No hay que comprar lo primero que se ve. Hay que aprender a no asumir que el precio de rebaja es el mejor precio. En esta época es muy fácil comparar precios, lo único que se necesita es acceso a internet.


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