MANEJAR TAMBIÉN TIENE SUS MALOS HÁBITOS
Me acuerdo todavía de mi primer carro, un R-4 amarillo que aguantaba todo lo que le hacía. A día de hoy todavía creo que fue el mejor de los que he tenido; lo metía por barro, por el desierto de la Tatacoa, crucé ríos y lo manejé por trochas espantosas y siempre me respondió, nunca me dejó tirada. El único problema es que como hacía de todo con mi carrito, me quedé con unos hábitos horribles que mis demás vehículos no me han agradecido. Como mi sueño de ser piloto de Fórmula Uno no se cumplió, intentaba reproducir la experiencia por las calles y carreteras de nuestro país. Ahora que me he convertido en una conductora responsable y además me interesa cuidar mis bienes y mi bolsillo, estoy intentando dejar de lado esos malos hábitos que hacen que mi carro se deteriore con mayor rapidez, y como estoy segura de que este es un tema que nos interesa a todos, los voy a compartir con ustedes. Acelerar sin que el motor se caliente. No como en la época de los abuelos, que tocaba salir a calentar el carro prácticamente antes de desayunar, pero si es conveniente esperar un minuto mientras el aceite que se deposita en el cárter mientras el carro está frío entra en el circuito y coge temperatura para una mejor lubricación, así evitamos un mayor desgaste interno del motor y casi me duele pensar lo que puede llegar a costar una reparación. No mover la dirección con el carro detenido. A muchos nos gusta estar moviendo el timón cuando estamos estacionados esperando a alguien, es casi como un tic nervioso, pero resulta que con esto se desgasta la cremallera de la dirección y también puede deformar las llantas y desequilibrar la suspensión dañando los rodamientos. Mejor quedarnos quieticos o jugar con el celular. Manejar con la reserva de gasolina. Si hay menos de un galón y medio se va deteriorando la bomba de combustible porque queda desprotegida, ya que está sumergida en el tanque y cuando el nivel baja disminuye su lubricación y enfriamiento. Así que aunque estemos muy pelados, mejor mantenernos sobre el nivel de reserva de gasolina, porque el costo del daño de la bomba va a ser justamente eso: una bomba!. Saltarse el programa de mantenimiento. Aunque creamos que esto es un invento para sacarnos plata, la verdad es que con el mantenimiento preventivo se alarga la vida útil de nuestro carro y se conserva en buenas condiciones ya que en estas revisiones cambian el aceite, el filtro, revisan bujías y un montón de cosas más que son las causas más frecuentes de averías de nuestro auto. No frenar lo suficiente al pasar por los policías acostados o los reductores de velocidad. Me declaro absolutamente culpable y ahora que sé que con esto hago que la suspensión trabaje más y se pueden dañar sus puntos de anclaje, o se puede desequilibrar porque se dañan los rodamientos, juro solemnemente que voy a ir a paso de tortuga. Además es fácil que con este comportamiento tengamos un pinchazo o que se deforme el neumático. Mantener pisado el freno en bajadas largas y pronunciadas. Esto es algo que no suelo hacer, pero si he tenido que ir detrás de gente que va frenando todo el tiempo y de paso me obliga a hacerlo a mí. Con esto se desgastan muchísimo los discos y las pastillas, se deteriora el líquido
de frenos, se crean vibraciones en el timón al frenar, se deforman los discos y todo el sistema se vuelve menos resistente a la fatiga. Seguir andando con el motor recalentado. Para esto tenemos un indicador en el carro que nos avisa cuando el agua del motor pasa de los 90 grados y puede deberse a una pérdida en el circuito de refrigeración, en este caso lo mejor es detenerse. Cuando el carro está parado mantener el pie en el clutch. Así se daña el embrague, el disco y las demás piezas que hacen parte de este kit. Mejor dejar el carro en neutro y la pierna en el espacio que hay al lado del pedal. Creo que este es uno de los hábitos que más me está costando quitarme, pero sigo intentándolo. Parar de golpe el motor después de haberlo esforzado mucho. Cuando circulamos a gran velocidad durante mucho tiempo el motor alcanza temperaturas muy altas y si apagamos el carro sin dejarlo reposar un poco corremos el riesgo de que el aceite se carbonice y dañe el turbo. Es mejor dejar el auto al ralentí un par de minutos para que el sistema de refrigeración y la circulación del aceite lo enfríen. Manejar con poco aceite. Reconozco que alguna vez por descuido he dejado que el aceite llegue a límites inaceptables, tuve suerte porque éste permite que los componentes del motor giren con la menor fricción posible y si llega a faltar, el motor puede quedar destruido en pocos minutos. No verificar la presión de los neumáticos puede ocasionar su deterioro, un desgaste irregular o que se reviente una rueda mientras vamos conduciendo. Es un gesto que nos toma pocos minutos y nos ahorra tener que cambiar de ruedas (con lo que cuestan) o nos puede evitar un accidente. Pero que no les pase lo que a mi hermana, que un día que iba para la universidad en la bomba le preguntaron si le miraban el aire y cuando le preguntaron: “la quiere a 28 o a 29” (la presión), ella respondió “la más baratica señor”. Lo juro, fue cierto!. La mano en la palanca de cambios. Este es otro que me está costando más que dejar de fumar!. Y es que la presión que produce sobre los mecanismos de la caja de cambios, aunque sea muy leve, además de desgastar la caja también afecta los rodamientos, los sincronizadores y un montón de cosas más. Mejor dejar las dos manitos en el timón y que nadie me diga que parezco una abuelita al volante.