Taxistas

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CONDUCIR UN TAXI: SEDENTARISMO Y ALIMENTACIÓN Salud y trabajo van unidos y se influyen mutuamente. Puesto que la alimentación es uno de los factores que afectan a nuestra salud, es muy importante adaptarla a la actividad laboral, para mejorar el rendimiento y reducir la fatiga, lo que contribuirá a mantener un cuerpo más sano y un mayor nivel de bienestar. Esta adaptación no es sencilla cuando se trata de conducir un taxi, donde la hora del almuerzo podría ser un momento de corte con la dinámica de trabajo, pero está supeditada a la actividad. En la profesión de taxista, es raro el día en que se come a la misma hora, e incluso, el tiempo que se dedica es insuficiente. Normalmente, se come en lugares improvisados, dependiendo del servicio que se ha prestado. La hora del almuerzo pierde así su valor de descanso, de relajación y de relación social. Una persona mal alimentada encontrará dificultades para mejorar su calidad de vida, puesto que la capacidad de trabajo, directamente proporcional a la alimentación, irá descendiendo cuando ésta es deficiente y, en lo que a trabajo físico de refiere, puede llegar a disminuir hasta un 30% respecto al desarrollo normal. Alimentación saludable Se ha demostrado que una buena alimentación previene las enfermedades crónicas como la obesidad, hipertensión, enfermedades cardiovasculares, osteoporosis, diabetes (tipo 2), algunos tipos de cáncer, etc. Así, la alimentación saludable permite mejorar la calidad de vida. El taxista es el principal responsable de su alimentación y por lo tanto de su salud. De los hábitos que desarrolle diariamente dependerá que disminuyan los riesgos asociados a una mala alimentación y al sedentarismo. Se cree que por comer fuera de casa todos los días no se puede llevar una dieta saludable, sin embargo, hay varios tips que se pueden aplicar para mejorar la alimentación: • Tome un buen vaso de agua mientras observa el menú o espera que le traigan los alimentos. La explicación es que el agua hace sentir el estómago más lleno, con lo que disminuye el apetito y se come menos. • Siempre que pueda, opte por platos ligeros (ensaladas y verduras con mayor frecuencia), o tome menor cantidad de aquellos platos más calóricos (legumbres, arroces, pasta…). • Prefiera la carne o el pescado de elaboración sencilla (plancha, parrilla, horno) a aquellas preparaciones con salsa. Y solicite amablemente que se añada poca salsa si ésta acompaña al plato o que la sirvan a aparte, para controlar la cantidad. • Pida que le sustituyan los fritos o las féculas grasas (papas fritas) por un acompañamiento vegetal (ensaladas sencillas, etc...).


• Renuncie por costumbre a la pastelería y otros postres dulces para escoger fruta fresca. • En cuanto a la bebida que acompaña a la comida; el agua, es sin duda la elección más saludable. • Si tiene costumbre de tomar café después de comer, la puede endulzar con edulcorantes sin calorías. Sedentarismo La necesidad de trabajar al volante entre 10 y 15 horas diarias para obtener una remuneración adecuada a las necesidades, provoca que entre los taxistas aparecieran enfermedades asociadas al sedentarismo. Estrés, obesidad, hipertensión arterial y diabetes, son entre otras las patologías que más preocupan a los trabajadores del volante. En una ciudad donde los trancones son moneda corriente y el conductor debe esquivar huecos, estar constantemente atento a las maniobras imprevistas o llegar en pocos minutos hasta una dirección para cubrir un viaje, no es difícil que se desencadene un cuadro de estrés, con consecuencias como mal humor, agresión, apatía o depresión. La vía principal para evitar que el trabajo pueda tener efectos nocivos sobre la salud es tomar conciencia los factores de riesgo a los que se está expuesto durante la jornada laboral. Por tanto, es vital estar informado, y conocer cuáles son las condiciones de trabajo y los hábitos de cada uno que pueden derivar a largo plazo en problemas para la salud. Es necesario saber de qué forma se pueden subsanar estas carencias y desarrollar diariamente mecanismos de prevención, además de someterse a controles sanitarios específicos regularmente para vigilar el estado de la propia salud. Como consejos para de apoyo para mejorar los riesgos asociados al sedentarismo, se debe: • Sentirse cómodo en el vehículo. • Aprovechar las pausas entre recorridos para estirar las piernas, dar un paseo o relajar la musculatura. • Conducir de forma relajada. • Intente controlar las situaciones tensas durante el trabajo. • Adopte durante la conducción una postura que le resulte cómoda. • Practique algún tipo de deporte o haga algún ejercicio en su tiempo de ocio. • Tome como mínimo una comida caliente al día durante las horas de trabajo. • Realice pausas cada dos o tres horas aproximadamente en su jornada. • Evite las comidas pesadas, el café y el tabaco.


ALCOHOL: ¿COMO NOS AFECTA A LA HORA DE CONDUCIR? La presencia del alcohol como factor de riesgo ha preocupado desde hace largo tiempo a los más diversos investigadores, quienes basándose en una gran cantidad de estudios estadísticos y experimentales, coinciden en destacar su importante contribución a las fatalidades en la vía. Por ello, el conocimiento de todos los aspectos relacionados con el consumo de bebidas alcohólicas y su relación con la conducción de vehículos es fundamental para lograr una mayor seguridad en nuestras calles. Todos sabemos que la conducción bajo los efectos del alcohol es peligrosa. Sin embargo, muy pocos conductores saben a qué riesgo se exponen exactamente cuando conducen de este modo. Muy al contrario, son muchos los mitos y las falsas creencias que circulan respecto al alcohol y la conducción. Concentración del alcohol en la sangre El alcohol es una sustancia depresiva que disminuye el funcionamiento del sistema nervioso, y comienza a afectar al cuerpo rápidamente. El alcohol entra al torrente sanguíneo desde el estómago, en donde se absorbe una cantidad pequeña y desde el intestino delgado, donde se absorbe la mayoría del alcohol. La sangre transporta el alcohol a todo el cuerpo. En el hígado el alcohol se convierte en agua, dióxido de carbono y energía, a la razón de ½ onza de alcohol puro por hora. En el cerebro, el proceso de razonamiento se disminuye conforme el alcohol afecta a las neuronas. Entre más alta sea la concentración del alcohol, mayor será el número de neuronas afectadas. Los efectos duran hasta que todo el alcohol ha sido procesado, esto tarda aproximadamente una hora y media por 12 onzas de cerveza, 5 onzas de vino o 1 cóctel en una persona de 75 kg. La tasa de alcoholemia La alcoholemia representa el volumen de alcohol que hay en la sangre y se mide en gramos de alcohol por cada litro de sangre (g/l) o su equivalente en aire espirado. Sin embargo, cualquier alcoholemia por pequeña que sea, puede alterar la capacidad de conducir, incrementando el riesgo de accidente. Por ello, la tendencia a nivel internacional es ir rebajando las tasas máximas permitidas, con la finalidad de alcanzar al menos el límite de 0,1-0,2 g/l para conductores en general y a 0,0 g/l para los profesionales. De qué depende la tasa de alcoholemia


Es poco probable que dos personas que beban la misma cantidad, alcancen idéntica tasa de alcoholemia o lo hagan en el mismo momento. Incluso, una persona que toma lo mismo en días distintos puede hacer variar su tasa de alcoholemia. Hay varios factores que influyen sobre ella, como son: La rapidez con que se ingiere la bebida: Cuanto más rápido se toma una bebida, mayor será la velocidad de absorción y la cantidad total de alcohol que pase a la sangre. Por ello, es recomendable que beber pausadamente y separar en el tiempo las bebidas que se vayan a consumir. Las características del alcohol que se toma: La absorción del alcohol es más lenta para las bebidas fermentadas (como la cerveza o el vino) que para las destiladas (como la ginebra, el ron o el whisky). Además, el alcohol tomado caliente o junto a bebidas gaseosas puede favorecer la rapidez de aparición de la alcoholemia. Tener el estómago vacío o lleno: La rapidez de absorción del alcohol depende de la cantidad que llegue al intestino delgado, por lo que la presencia de alimentos en el estómago es una variable muy importante. Cuando el tubo digestivo está vacío, la cantidad de alcohol que pasa a la sangre es mayor y lo hace de forma más rápida. Por ello, no es nada recomendable consumir alcohol sin haber comido nada. La edad y la experiencia en la conducción: Las personas menores de 18 años y los mayores de 65 son más sensibles a los efectos del alcohol, por lo que es más fácil que tengan deterioros en las capacidades psicofísicas necesarias para conducir. Por otra parte, es importante señalar que los efectos del alcohol son mayores en los conductores con poca experiencia, ya que todavía no han automatizado los movimientos necesarios para conducir y que se aprenden con la práctica. El sexo de la persona: El alcohol se distribuye por el cuerpo de forma distinta en hombres y en mujeres. Por ello, las mujeres pueden presentar tasas de alcoholemia más altas con la misma cantidad de bebida, especialmente si son jóvenes. El peso de la persona: La distribución y concentración del alcohol es diferente en una persona gruesa que en una persona de menos peso. Con lo cual, una persona delgada puede obtener una mayor tasa de alcoholemia con la misma cantidad de alcohol ingerido que una persona gruesa. La hora del día: Los seres humanos tenemos unos ciclos de actividad biológica que varían de la noche al día y de la mañana a la tarde. La eliminación del alcohol es mucho más lenta durante las horas de sueño. Por ello, si antes de acostarse el consumo de alcohol ha sido elevado, es posible que por la mañana aún se despierte con una alcoholemia positiva. Dormir algunas horas no es suficiente para garantizar una conducción segura. Las circunstancias personales: La fatiga, la somnolencia, la ansiedad, el estrés u otras enfermedades, son algunos factores que pueden influir sobre la alcoholemia y sus efectos sobre el organismo.


DESTACADOS El alcohol está implicado en el 30 y el 0% de los accidentes mortales, lo que lo convierte en uno de los principales factores de riesgo en la conducción. Al año, las víctimas de accidentes en que está implicado el consumo de alcohol en el mundo es de alrededor de 1.500.000 personas muertas, y 50.000.000 heridas. Un conductor bajo los efectos del alcohol, infravalora la influencia que esta sustancia tiene sobre su organismo, asume mayores riesgos, es menos prudente, es más irresponsable, y comete más infracciones.


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