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Intervencionismo sudafricano

todos los frentes», lo cual «volteó para siempre la situación a su favor» (García Márquez, 1977. p.14). Sin embargo, no siempre hubo victorias para Cuba. Uno de los mayores reveses sufridos durante su estadía en Angola sucedió el 12 de diciembre de 1975 en el desastre de Catofe, cuando un contingente de tropas sudafricanas logró exterminar a todo un regimiento al ser atacados por sorpresa desde la retaguardia. La participación en la Guerra Civil Angolana se cobraría la vida de unos dos mil cubanos. Cuando en 1976 la desbandada de tropas extranjeras en territorio angoleño se hizo evidente, Fidel Castro pactó con Agostinho Nieto la retirada progresiva de sus divisiones, manteniendo únicamente un contingente mientras durase el conflicto y con el único fin de mantener la seguridad y estabilidad en la región. Aunque la participación a gran escala de Cuba finalizaba con aquel acuerdo, el conflicto no cesaría, alargándose durante tres largas décadas. La Operación Carlota duraría 15 años más hasta el retiro total de todos los efectivos cubanos y tras asegurarse la renuncia del estacionamiento de tropas sudafricanas en Namibia21 . El último soldado cubano abandonaría suelo angoleño en mayo de 1991.

Intervencionismo sudafricano

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La primera intervención de Sudáfrica en Angola apenas se hizo esperar tras la declaración de independencia proclamada por la MPLA en 1975. Desde hacía una década grupos de la UNITAyahabían colaborado estrechamente con el gobierno de Pretoria para eliminar la influencia de la SWAPO en Namibia, en muchos casos llevando los enfrentamientos a la frontera angoleña. Mucho se había especulado a este respecto durante la Guerra de Independencia, principalmente por lo inconcebible que resultaba un movimiento guerrillero fuertemente pertrechado luchando únicamente con sus propios medios (Sadiqali, 1976). Por tanto, el apoyo ofrecido por el hasta entonces primer ministro John Foster no era más que una prolongación de su injerencia en el país del África austral, movido por el deseo tanto de acabar con el movimiento marxista desarrollado en la región como de evitar el apoyo de Agostinho Neto a los grupos de liberación en Namibia. La operación Savannah, que partiría desde el sur de Angola con destino a Luanda, comenzaría el desarrollo de sus acciones militares efectivas el 20 de octubre de 1975, un mes antes incluso de la firma del Tratado de Alvor, por lo que en consecuencia suponía la invasión a un territorio aún portugués cuya renuncia a la soberanía dejaba atado de pies y manos al nuevo gobierno de transición. Desde ese mismo instante, Sudáfrica se involucraría directamente en el conflicto con el fin de salvaguardar sus intereses, debiendo tomar sus acciones con cautela ante una creciente comunidad africana cada vez más crítica con las políticas del apartheid y suintervencionismo.La injerenciasudafricana guardaba una significancia mayúscula, pues en esencia era el único Estado independiente

21 A través del Protocolo de Ginebra y el Acuerdo Tripartito (1988), se concluyó un acuerdo entre el gobierno cubano y Sudáfrica para el cumplimiento de la resolución 435/78 de la ONU que establecía la retirada de la administración ilegal del gobierno de Pretoria en Namibia, exhortándole a establecer las medidas necesarias para la celebración de unas elecciones libres bajo el auspicio de la ONU. S/RES/435 Consejo de Seguridad de la ONU (29 septiembre, 1978). Recuperado de https://undocs.org/es/S/RES/435%20(1978)

y abiertamente racista en África, lo que hacía que cualquier movimiento llevado a cabo por el país fuera condenado por el resto de las naciones africanas. Si por algo podían caracterizarse las intervenciones extranjeras en territorio angoleño, esa era la ausencia de cronistas e historiadores que pudieran relatar de cuerpo presente el desarrollo de las operaciones tanto del MPLA y Cuba como la UNITA-FNLA y Sudáfrica (Hallett, 1978). Sin embargo, fue gracias al trabajo periodístico y la desclasificación de documentos posteriores lo que ha permitido la configuración de una idea más o menos clara sobre el desarrollo del despliegue sudafricano, las causas de su injerencia y retirada. En todo caso, la intervención en la guerra civil pudo marcar un antes y un después en la política del apartheid, no resultando desacertado indicar cómo la incapacidad del ejército sudafricano por tumbar el gobierno del MPLA y asegurar su derrota significó el inicio de un lento camino que finalizaría con la retirada de tropas de Namibia y la caída del régimen racista. Como ya hemos señalado, los compases de la operación Savannah estaban marcados por la continuidad del apoyo hacia la UNITA, la necesidad de eliminar a la SWAPO del territorio angoleño y el deseo de establecer un gobierno afín a sus beneficios. Su interés también radicaba en la explotación de sus principales recursos minerales y fósiles y reforzar el control del Pacífico a través de la toma de la costa sur angoleña y del ferrocarril de Benguela, punto de unión con Zaire (Halett, 1978). Esto último resultaba esencial dado que las buenas relaciones con el régimen de Mobutu subsanaban en parte la decadencia de la diplomacia sudafricana, condenada al ostracismo por la comunidad internacional22 . Sin embargo, el compromiso de Savimbi con Foster tendía a ser más un compromiso quid pro quo que una alianza política al uso. Los miembros de la UNITA, siendo en su mayoría negros que habían estado bajo un régimen colonial, condenaban enérgicamente el apartheid, si bien acordaron rebajar las críticas contra las medidas tomadas por Sudáfrica en ese aspecto a cambio de apoyo logístico y militar. Por su parte, Sudáfrica no era partícipe del nacionalismo de la UNITA en Angola, mas siempre prefirió la instauración de un gobierno conservador a través de este grupo antes que contemplar un gobierno prosoviético cerca de sus fronteras. La inmersión de Sudáfrica en Angola estuvo meticulosamente medida a través de la búsqueda por obtener apoyo público de las comunidades de la región. Los ambo, un grupo etnolingüístico residente en las zonas semiáridas del sur de Angola, fue una de las comunidades menos beneficiadas por la colonización, principalmente por la ausencia de recursos minerales en su región natal y la nula redistribución posterior. Mediante la inserción de separatistas ambo, Sudáfrica buscaba desestabilizar las provincias sureñas bajo el control del MPLA, ya de por sí muy debilitadas por sus constantes enfrentamientos con la UNITA, siendo este el punto neurálgico de su cuartel general. Su misión era

22 A través de diversas resoluciones y convenciones celebradas en el seno de la ONU durante los años 70, se abordó con especial interés el régimen del apartheid en Sudáfrica, su condena internacional y deseo de erradicación. Algunas de ellas, como la 3093, 3068 o 3151 en el 28º período de sesiones extraordinarias de la Asamblea General de la ONU (en este caso, del 30 de noviembre al 14 de diciembre de 1973), tratan sobre esta temática. Naciones Unidas. Recuperado de https://www.un.org/es/documents/ag/res/28/ares28.htm

sencilla, no siendo otra que «alentar la idea de la creación de un 'Groot Ovambo23', un estado que incorporaría ovambo en ambos lados de la zona fronteriza bajo la supervisión de Sudáfrica …»24 (Halett, 1978). Los ambo apoyaron de buen grado esta medida en parte por las promesas de recibir protección y auxilio sudafricano, una ayuda que nunca les había sido conferida por Lisboa en tiempos coloniales; mucho menos con el ahora fragmentado gobierno de Luanda. Esta dinámica ya había sido seguida por otros grupos, donde la homogénea etnicidad de cada facción respondía más a factores de supervivencia (pertenecer a uno de estos grupos aseguraba víveres y obtención agua, un recurso tan fundamental como escaso durante el conflicto) y geografía (aquellas comunidades cuyas regiones estaban bajo control de alguna de las facciones solían alistarse en sus filas) que a razones étnicas. La participación de Sudáfrica en el conflicto no es en absoluto baladí, pues su injerencia fue motivo suficiente para que ciertas naciones africanas, como fue el caso de Nigeria, comenzasen a reconocer al MPLA como el gobierno legítimo del nuevo Estado de Angola, deslegitimando a las otras facciones por recibir apoyo directo de Sudáfrica25 . Sin embargo, esta crítica entraba en contradicción con Zaire, país de régimen dictatorial que llevaba desde la Guerra de Independencia apoyando al FNLA. El régimen de Mobutu, asesorado por la CIA, había llevado a cabo su intervención de forma indirecta, bien mediante apoyo logístico, mercenarios o el envío de tropas a través del FNLA. Zaire no fue señalada por la comunidad internacional al no poseer políticas de segregación racial. A pesar de que Sudáfrica había tratado de mantener su intervención en secreto durante los primeros compases del conflicto, apenas dos meses después comenzarían a transmitirse noticias que efectivamente confirmaban la presencia de tropas sudafricanas en la región. Tal y como expresó el presidente de Tanzania Julius Nyerere (1976) «Sudáfrica ha invadido a Angola independiente (…) [El gobierno del MPLA] está luchando contra la agresión sudafricana. Por lo tanto, necesita el apoyo militar de sus amigos para consolidar la independencia formal»26. Además, la justificación del intervencionismo cubano como un acto en legítima defensa para la preservación del nuevo gobierno permitió que la injerencia llevada a cabo por Castro no se viera mermada,

23 Los conceptos «ovambo» y «ambo» refieren en todo caso al mismo grupo étnico. La variación de la palabra es determinada por la geografía, siendo llamados ovambo en Namibia y ambo en Angola. 24 Cita traducida del texto original «encouraging the idea of the creation of a ' Groot Ovambo', a state that would incorporate Ovambo on both sides of the border area under South African supervision and would thus provide an invaluable buffer zone» Hallett, R. (julio, 1978). The South Africa intervention in Angola 1975-76. African Affairs, 77 (308) p. 351 25 Es necesario matizar este aspecto, pues si bien en países de especial relevancia económica, política e histórica en el continente como Etiopía, Nigeria o Ghana apoyaron unánimemente al gobierno de Agostinho Neto, otras naciones de gobiernos conservadores como Senegal o Costa de Marfil siguieron manteniendo un apoyo de bajo perfil tanto a la UNITA como al FNLA. (El-Khawas, 1977. p. 39). En reuniones posteriores, se apostaría por la resolución del conflicto entre las facciones angolanas enfrentadas. 26 Cita traducida del texto original «"Independent Angola has been invaded by South Africa (…) [The MPLA government] is fighting South African aggression. It therefore needs military support from its friends, to consolidate the formal independence». Discurso de Jules Nyerere, 25 de enero de 1975. Citado por El-Khawas, M. (1977). South Africa and the Angolan conflict. Africa Today 24 (2) p. 39.

y ello contribuyó en parte a la posterior victoria diplomática de la República Popular de Angola en la primera fase27 de la guerra civil. Si la operación Savannah se había iniciado a mediados de octubre, a finales de dicho mes comenzaron los primeros ataques a la capital, Luanda, tras un ataque relámpago que partía desde dos frentes: en el sur a través de la UNITA y el ejército sudafricano, y por el norte por el FNLA.

Una «columna misteriosa» que marchaba hacia el norte desde Namibia (Sudáfrica), liderada por sudafricanos blancos, portugueses y una variedad de mercenarios equipados con vehículos blindados Panhard y «helicópteros de combate», rápidamente empujó al MPLA fuera de la mitad sur del país hacia la región Mbundu al norte de Novo Redondo. (...) Para el 11 de noviembre, cuando el Alto Comisionado portugués dobló su bandera y zarpó hacia Lisboa y ninguna otra nación u organización multilateral dio un paso adelante para mediar, la fuerza armada se había convertido en el único determinante del futuro de Angola.28

Marcum, J. A. (1976) p. 417. Por su parte, Cuba ya había comenzado a desplegar ese mismo mes tropas que buscasen evitar a toda costa la caída de la sede principal del nuevo gobierno. La intervención cubana logró salvar tanto a Luanda como mantener los puertos principales del sur, objetivo fundamental de las fuerzas de Sudáfrica para eliminar las de la SWAPO. La derrota fue un duro revés para la administración sudafricana, quien jamás lograría capturar los tan ansiados territorios. La presencia de tropas cubanas, «no solo ampliaría el conflicto sino que también intensificaría una confrontación de gran poder»29 (ElKhawas, 1977). Pronto, Sudáfrica pudo descubrir horrorizada cómo su aventura en Angola no estaba dando los resultados esperados. A finales de 1975, y especialmente a principios del 76, Pretoria ya había comenzado a dejar de llevar la iniciativa en la contienda30. Si bien resulta erróneo señalar este evento como el inicio de su retirada de la guerra civil, es innegable que la idea de no obtener una victoria rápida en el conflicto comenzó a desincentivar la acción armada. Desde ese momento, la mayoría de las acciones se orientaron hacia la necesidad de asegurar los intereses sudafricanos en Namibia, lo cual

27 Denominamos «primera fase» al conflicto relativo al intervencionismo internacional en Angola durante la Guerra Civil, entre 1975-1991. 28 Cita traducida del texto original «A "mystery column" marching north from out of Namibia (South West Africa), led by white South Africans, Portuguese and assorted mercenaries equipped with Panhard armored cars and helicopter "gunships," quickly pushed the MPLA out of the southern half of the country toward the region of its own Mbundu home country north of Novo Redondo. (…) By November 11, when the Portuguese High Commissioner folded his flag and set sail for Lisbon and no other nations or multilateral organizations stepped forward to mediate, armed force had become the sole determinant of Angola's future». 29 Cita traducida del texto original «would not only widen the conflict but would also intensify a great power confrontation» (p. 44). 30 «The official said that the ‘South African troops were not ‘leaving Angola but were remaining on alert in “nonoperational areas.” This raised the possibility that they might return to the front if their withdrawal is not matched» Kamm, H. (26 enero, 1976). South Africans said to pull back. The New York Times. Recuperado de https://www.nytimes.com/1976/01/26/archives/new-jersey-pages-south-africans-said-topull-back-angola-move-is.html

había sido en parte una de las razones de su intervencionismo, sin dejar por ello de emplear ataques puntuales de gran intensidad con el fin de debilitar a las fuerzas angoleñas. A finales de 1980 la intensificación del conflicto había sido tan dañina para Sudáfrica que su aparato militar y político comenzaba a resquebrajarse. Los grupos aliados habían sido obligados a retirarse de objetivos tan esenciales de ser resguardados como el ferrocarril de Benguela, y la política interna comenzaba a resquebrajarse a causa de las continuas denuncias internacionales y de países africanos. La derrota en Cuito Cuanavale y la pérdida de mando los llevaría a sentarse en 1988 con el gobierno de Dos Santos para negociar el alto el fuego definitivo, traducido en el Protocolo de Brazzaville31 . Tras la retirada de las tropas sudafricanas el 1 de septiembre de dicho año de Namibia, Estados Unidos se convertiría en el principal proveedor de la ayuda dirigida hacia la UNITA hasta el fin de la dinámica de bloques.

Desarrollo del conflicto

La Guerra Civil de Angola puede dividirse en dos etapas altamente diferenciadas entre sí, aunque igual de violentas y contraproducentes para su población. La primera, ocurrida entre 1975-1992ydenominada «etapa intervencionista», está caracterizada por la internacionalización del conflicto al enmarcarse en el contexto de la Guerra Fría. Cada una de las facciones enfrentadas se alinearían con el bloque estadounidense o soviético según sus fundamentos ideológicos. Esta época se caracteriza por la intermitencia de los combates, con meses donde el alto el fuego imperaba o los ataques únicamente se llevaban a cabo en zonas remotas, en cuyo caso es difícil determinar por falta de literatura si se trataron de verdaderas batallas o simples escaramuzas. Períodos como el de 1978-1984 se caracterizaron por el gran estatismo de los frentes, con apenas resultados reseñables. Es en la primera etapa del conflicto donde se ha desarrollado la práctica totalidad de nuestro estudio, pues aunque sea la más analizada por los africanistas y otros expertos familiarizados con el conflicto, también resulta de las más incomprendidas. La segunda etapa, correspondiente a 1992-2002 y al período de paz relativa en 1994, está marcado por el fin del conflicto internacional y la internalización de los enfrentamientos entre las facciones del MPLA y la UNITA. Tan solo cabe señalar la importancia de este período como punto de inflexión para la inserción de Angola en el marco internacional, las medidas y reformas sociopolíticas que llevó a cabo para la remodelación del gobierno y la reconstrucción económica del estado tras décadas de guerras continuadas. Este fue un período marcado por el decaimiento de los conflictos a gran escala y la diferenciación entre regiones pacificadas y en conflicto, las cuestiones humanitarias derivadas del uso indebido del derecho internacional ius in bello y la caída de la guerra en el ostracismo para el mundo occidental.

31 Dicho protocolo no solo sentaba las bases para el fin definitivo de la presencia sudafricana en la región, también la renuncia completa de su ocupación en Namibia.

Podemos señalar el inicio oficial de la Guerra Civil de Angola con la declaración unilateral de independencia proclamada por Agostinho Neto el 11 de noviembre de 1975, si bien como ya es sabido los combates se venían prolongando en el territorio entre las facciones del MPLA, FNLA y UNITA antes incluso de la retirada formal de las tropas portuguesas. La guerra daba comienzo tras los infructuosos tratados y acuerdos por establecer un gobierno de coalición entre las partes enfrentadas, aspirantes a tomar el poder de la capital y proclamar su propia gobernanza en una Angola bajo Holden Roberto; bajo Savimbi; bajo Neto. Antes incluso de que los frentes comenzaran de nuevo a crujir con el sonido de las ametralladoras de los milicianos, las naciones extranjeras habían comenzado a aplicar su intervencionismo, cada una apoyando a un bando u otro según intereses geopolíticos. En el caso del gobierno central, el fallido golpe de estado había dejado entrever la débil jefatura que presentaba la joven nación, y cómo este debía reservar sus tratos con un aliado mayor. Cuba ya estaba plenamente integrada en la ayuda internacional dispensada a Neto, más aún cuando los sudafricanos comenzaron a tomar importantes regiones del país, como Benguela el 4 de noviembre de 1975. Sin embargo, la URSS iniciaría sus encuentros formales con el nuevo gobierno a partir de 1976 mediante el Tratado de Amistad y Cooperación por veinte años32 . Este se mantendría durante toda la etapa de 1975 a 1992, aun incluso después del fallecimiento de Agostinho Neto el 10 de septiembre de 1979 y su sucesión por José Eduardo Dos Santos. Ello le permitió proyectar sus fuerzas en el sur de África sin demasiados reveses, en contraste con la reacia actitud de intervención por mantenida Estados Unidos ante lo que podría convertirse una nueva Vietnam. Las primeras batallas del MPLA a gran escala se librarían fundamentalmente en el sur contra las Fuerzas de Defensa de Sudáfrica, sin apenas posibilidad de victoria ante el control casi unánime de la UNITA en la región y por mantener una débil estructura militar en la región. La batalla por Luanda se libraría apenas semanas más tarde, donde gracias a la llegada de tropas socialistas a través de la Operación Carlota se lograría frenar la ofensiva UNITA-Sudáfrica antes incluso de que tomasen la capital. Esta victoria lograría iniciar un lento aunque efectivo contraataque contra las fuerzas combinadas, cuyas consecutivas derrotas llevarían finalmente a la retirada provisional, mas no definitiva, de Sudáfrica el 27 de marzo de 1976. En los años siguientes, gran parte de la guerra sería librada por Sudáfrica en la frontera Angola-Namibia contra los insurgentes del SWAPO. Durante este período, el gobierno del MPLA sería finalmente reconocido por la ONU. Con respecto a los movimientos en oposición, Estados Unidos y China financiarían ampliamente al FNLA y la UNITA. Naciones africanas como Botsuana o Zambia también apoyarían a Savimbi, retirándose únicamente cuando la OUA llamó al cumplimiento de los acuerdos de Alvor para las partes en conflicto. Mientras que el Frente Nacional de Liberación perdía miembros en favor de la Unión Nacional para la

32El tratado incluía fundamentalmente una cooperación en materia defensiva mediante el envío de material logístico. Desde el primer momento, la URSS no se hallaba especialmente complacida con una intervención directa en la región tal y como hizo Cuba, a riesgo de levantar suspicacias en el bloque occidental.

Independencia, las sucesivas campañas dirigidas desde Zaire por Holden Roberto fracasaban estrepitosamente, nunca resultando en un riesgo para Neto como lo fueron las acciones sudafricanas. Para 1976 sus afiliados habían caído a apenas unos miles de guerrilleros, y su estabilidad únicamente se vería subsanada gracias a los constantes apoyos logísticos y mercenarios enviados desde Zaire. En la primera mitad de los años 80, ofensivas realizadas por el gobierno central a zonas bajo control del FNLA acabaron por desmantelar la estructura militar del movimiento, donde años más tarde decidirían integrarse formal y pacíficamente en la política angolana. El caso de UNITA resulta más complejo, ya que se hallaba parapetada tras el paraguas sudafricano que le permitía desplegar una intensa labor de defensa y desarrollo de sus bases en la frontera de Namibia. Savimbi consideraba irreconciliable su postura con Neto. De hecho, gran parte de su odio hacia el MPLA se debía a su consideración como artífice de una guerra fratricida, siendo esto condicionante de su incapacidad por asumir los resultados electorales posteriores a las elecciones de 1991. Los combates siguieron extendiéndose indefinidamente en los años posteriores a la derrota de la coalición sudafricana-UNITA en 1976 hasta 1991, con eventos señalados en los siguientes tramos:

1976: Unidades del ejército sudafricano desplegadas en Angola para la ofensiva conjunta con UNITA se retiran provisionalmente hacia Namibia. 1980: Sudáfrica lanza la denominada «Operación Sceptic» con el objetivo de destruir bases militares de SWAPO, así como proveer a UNITA de la región de Cunene para ejercer como muro de contención a los ataques de movimientos de liberación nacional en Namibia. 1984-85: Sucesivos combates contra las posiciones del FNLA por parte del gobierno central acaban desmantelando la práctica totalidad de la estructura militar de la organización. Acciones posteriores contra la UNITA en la provincia de Moxico obligan al retroceso de las tropas de la UNITA, replegándose hacia el sur. 1987-1988: Batalla de Cuito Cuanavale en la provincia de Cubango. Anteriormente, el combate del río Lomba había frenado la capacidad ofensiva del ejército de Angola, forzado a pasar a la defensiva. Gracias a la intervención cubana, y tras una serie de ataques fallidos a las posiciones angolanas por parte de la UNITA y el gobierno sudafricano, las graves pérdidas sufridas les obligaron a la capitulación y el acuerdo de un alto al fuego. 1988: Firma del Protocolo de Brazzaville, donde Sudáfrica acordó la retirada de tropas de Namibia, así como Cuba de Angola. 1991: Se firma el alto el fuego entre el gobierno del MPLA y la UNITA, prometiéndose la celebración de elecciones presidenciales libres al año siguiente. 1992: Ante los resultados presidenciales de septiembre y la victoria parcial del MPLA en la primera vuelta, UNITA no reconoce la votación, evitando así la celebración de una segunda vuelta. Se inicia la segunda etapa de la Guerra Civil Angolana.

Fin del período internacional y consecuencias

Después de que los convoyes sudafricanos atravesasen la frontera hacia Namibia, el último soldado cubano fuera embarcado de vuelta a su isla natal, y los enfrentamientos entre los bloques capitalista y comunista se diluyeran tras la desaparición de la URSS, el conflicto en Angola quedaba huérfano de sus promotores, pero seguía ardiendo con una violencia nostálgica de los años del intervencionismo internacional. En 1991, la paz temporal entre las facciones enfrentadas era pura apariencia. La UNITA aún seguía fuertemente armada gracias a los apoyos extranjeros remanentes, y la MPLA ambicionaba mantener su statu quo como partido hegemónico del pueblo angoleño. Los acuerdos para la Paz en Angola, datados el 17 de mayo de 199133, acordaron el cese de las actividades militares entre la UNITA y el MPLA. El FNLA, devastado tras la pérdida de influencia militar en favor de la organización de Savimbi, vio en esta iniciativa su apertura política hacia un régimen multipartidista que le permitiera insertarse pacíficamente en la sociedad civil, comenzando así la progresiva desmovilización de sus guerrillas armadas. La guerra había terminado para Holden Roberto, pero no así para el resto de los grupos enfrentados. Tras unas elecciones que dieron la victoria indiscutible al MPLA y que no fueron avaladas por la UNITA, las balas volvían a correr por la capital en 1992, estableciéndose nuevas zonas de influencia y dividiendo una vez más al país. Savimbi determinó cómo la desmovilización y descontinuación del movimiento armado jamás le aseguraría una victoria política a corto plazo, en gran medida por el amplio control que ejercía el MPLA en los sectores gubernamentales y dela sociedad. La irreconciliable situación entre ambos bandos impediría que en 1994, con la firma de los acuerdos de Lusaka, se alcanzase un alto el fuego definitivo. La guerra no finalizaría formalmente hasta 2002 con el Memorando de Entendimiento de Luena y tras la muerte de Jonás Savimbi ese mismo año.

Gran parte de los autores coinciden en señalar que, desde principios de los años noventa, el principal motivo de la guerra radicó en el interés de las élites de ambos lados contendientes de controlar la producción de diamantes y, sobre todo, de petróleo.34

García Rodríguez et al (2013) p. 49.

Aunque el país vivió períodos de gran virulencia en la década de los 90 por la continuidad de los enfrentamientos, su aparato económico y diplomático comenzó a repararse progresivamente, por lo que el análisis de su figura bajo estos términos también nos resultará fundamental para comprender las consecuencias de la guerra civil a nivel internacional.

33 Para más información, léase el siguiente documento S/22609 Consejo de Seguridad de la ONU (17 mayo, 1991). Recuperado de https://peacemaker.un.org/sites/peacemaker.un.org/files/AO_910521_PeaceAccordsforAngola%28esp%2 9.pdf 34 Aunque dicha tónica es la que se ha mantenido en la mayoría de las narraciones, al igual que los inicios de la Guerra Civil de Angola no se debieron únicamente a causas sociopolíticas, tampoco fue el carácter meramente económico el que impulsó la continuidad del conflicto entre el MPLA y la UNITA. Dicha suposición será desarrollada en párrafos posteriores en la obra de José-León García Rodríguez et al.

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