Adventist World - October 2024 (Spanish)

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Misión

A eso nos dedicamos

10/2024

Una herencia de misión Página 12

Herramientas en las manos del Maestro Página 18

Respondamos al llamado Página 20

20 Perspectiva mundial

Respondamos al llamado

Ted N. C. Wilson

22 Descubramos el Espíritu de Profecía Heraldos de esperanza

Merlin D. Burt

24 Fe en acción

Sueños que se hicieron realidad

Jeff Reich

26 Respuesta a preguntas bíblicas

Dios, la sabiduría y los seres humanos

27 Salud y bienestar

Una amenaza silenciosa

28 ¿Puedo contarle una historia?

Un artista para Dios

30 Fe en crecimiento

Laddie, el perro misionero

Manos que oran

Una anécdota de interés cristiano es acerca de la familia Dürer. Al tener 16 hermanos en la casa, dos de los muchachos de la familia se dieron cuenta de que su pobre padre orfebre no tendría dinero para apoyar su sueño de estudiar arte. Hicieron un pacto lanzando una moneda. Uno asistiría a la academia, mientras que el otro trabajaría en las minas. Después de terminar los estudios, harían un intercambio para que el otro estudiara. El ganador de la suerte fue Albrecht, quien se dirigió a Nuremberg para estudiar durante cuatro años. Su hermano lo financió trabajando en las minas. Cuando el que llegaría a ser famoso artista regresó, la familia y la aldea organizaron una cena en su honor. Fue allí que Albrecht buscó intercambiar los roles para cumplir sus dobles ambiciones. Él iría a las minas y su hermano a la academia.

Después de cierto silencio, el hermano minero, con lágrimas en los ojos, rechazó el ofrecimiento con las manos levantadas. Aparentemente, trabajar en las minas había arruinado sus dedos con artritis, quitándole cualquier destreza de artista que podría haber tenido alguna vez. Se sintió feliz por el éxito de su hermano y vivió vicariamente gracias a su protagonismo. Como tributo a la abnegación y el sacrificio de su hermano, Albrecht modeló las manos de su hermano en lo que hoy es un famoso cuadro titulado «Manos que oran», y que se guarda en un museo de Viena (Austria). Acaso usted lo conoce. Pero después de verlo, recordará haberlo visto antes en algún lugar.

No sabemos si esta narración es verdadera o no, pero esas manos que oran simbolizan la pérdida, el sacrificio y la bondad generosa del amor filial. Podemos aducir que las Escrituras afirman que la obediencia es mejor que los sacrificios (1 Sam. 15:22). Pero note que la obediencia motivada por un sacrificio interior es mejor que los sacrificios externos de la desobediencia. En otras palabras, fueron la humildad y la obediencia de Cristo lo que produjo su muerte abnegada y sacrificial, aun la muerte de cruz (Fil. 2:8).

¡Cuán perfecto fue captar esos sentimientos en la forma de manos que oran! El sacrificio es la moneda en curso en el Reino de Dios. El sacrificio tipifica al verdadero cristiano del nominal. El sacrificio inició el movimiento, y el sacrificio lo terminará.

Ya sea sacrificar la juventud por un familiar, la riqueza por una organización, los mejores años en la misión al extranjero, las mayores energías por el evangelio, o la vida por la causa adventista, tenemos que recordar que no lo hacemos más que como imitación, honra y discipulado del Hijo de Dios, cuyas manos están orando ahora por nosotros.

Gilbert M. Valentine
Una herencia de misión
David Trim
Amy Whitsett
Fotografía de portada: Lightstock/Brown Bag Photograph
Albrecht Dürer. Manos que oran, 1508, Proyecto de Google Art
18 Herramientas en las manos del Maestro
Marcos Paseggi

Rex Shepherd, director de Conquistadores de la Asociación de Oklahoma, (EE. UU.), celebra el bautismo de un Conquistador durante el Camporee Internacional de Conquistadores en Gillette (Wyoming). El viernes 9 de agosto por la tarde, los Conquistadores que eligieron seguir el ejemplo de Cristo tuvieron la oportunidad de ser bautizados.

Kelley Coe, Unión Asociación de Columbia
«Estamos aquí para hallar nuestro camino de regreso al altar. Dios nos ha escogido para guiar a nuestro pueblo, nuestras iglesias y distritos durante esos momentos de desafío, cuando la tecnología puede distraernos de nuestras responsabilidades, familias y espiritualidad».

—Wendell Mandolang, secretario de la División de Asia Pacífico Sur, durante la segunda y tercera conferencia de «De vuelta al altar», que reunió a más de 1400 pastores de la División. El evento buscó animar y equipar a los obreros con influencias culturales distintivas y celo espiritual, para que puedan atender y enseñar a sus miembros. La iniciativa representa un llamado global que busca estimular la devoción personal diaria y la comunión con Dios. La iniciativa, que reconoce las distracciones y lo atareado de la vida moderna, enfatiza la importancia de regresar a las prácticas espirituales fundamentales: a pasar tiempo exclusivo y de calidad en oración y en estudio de la Biblia.

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¿Cuán a menudo hablan

los pastores sobre la

misión

de la Iglesia Adventista?

Se les preguntó a los miembros cuán a menudo escuchan hablar de la misión de la Iglesia Adventista en sus sermones.

Muy frecuentemente – 35%

Frecuentemente – 46%

Rara vez – 16%

Nunca – 3%

Si quiere ver la encuesta completa, escanee este QR.

N=140.462

Fuente: Encuesta Global de Miembros de Iglesia 2022-23

Datos provistos por la Secretaría de Archivos, Estadísticas e Investigaciones de la Asociación General

«Cuando escuché por primera vez del viaje misionero a Laos, me entusiasmé […]. Me gustó todo lo sucedido en ese viaje: la amistad de la gente, los niños felices, mi maravilloso equipo y, por supuesto, la comida. Fue una aventura inolvidable que me tocó el corazón y me mostró la belleza de conectarme con otros».

—Eh Tha Yu Soe, participante del viaje misionero de El Servicio a Otros Realmente Importa (en inglés, STORMCo), de la Unión Australiana, al relatar su inolvidable experiencia. Este viaje misionero fue uno de los eventos de iniciativa anual de esa Unión, como parte del programa en sociedad de misión global con la Unión Misión del Sudeste Asiático y la Misión de Timor Oriental.

«Jesús contó parábolas para mostrar las verdades y misterios de su reino, y las historias mediante filmes tienen el objetivo de transmitir esas verdades y misterios […]. Es por ello que se crean estos espacios para que los miembros pongan sus dones y talentos al servicio de Dios».

—Uriel Castellanos, director del Departamento de Comunicación de la Unión Mexicana de Chiapas, en referencia al primer festival de cinematografía de la región. Además de las películas proyectadas, hubo presentaciones, charlas, y una sesión de preguntas y respuestas sobre cinematografía y evangelismo, además de las experiencias de los equipos de producción durante las filmaciones. Se desafió a los jóvenes creativos para que sigan creciendo y produciendo contenidos cristianos que impacten a otros.

Más de 100

El número de jóvenes voluntarios del Proyecto Misión Caleb que se reunieron en Cusco (Perú) para participar de la recuperación de espacios públicos en el vecindario histórico de San Blas, en la capital del antiguo Imperio Inca. El Proyecto Misión Caleb es un programa de evangelismo y servicio social voluntario que anima a que los jóvenes adventistas dediquen sus vacaciones para fortalecer congregaciones pequeñas y alcanzar a otros. El objetivo es movilizar a miles de jóvenes de Sudamérica para evangelizar en lugares donde no hay presencia adventista. Este movimiento, el más grande en tiempos recientes, involucra a los jóvenes en el evangelismo con énfasis en la participación con Dios, la iglesia y la comunidad.

«ExpoBiblia ha mostrado ser una herramienta sumamente valiosa para que miles de españoles sean conscientes de la importancia de la Palabra de Dios en la sociedad. Una exhibición reciente atrajo a unas mil personas a la tienda de ExpoBiblia, donde pudieron aprender sobre historias de la Biblia, reflexionar sobre la importancia de ese libro, y hacer preguntas a miembros voluntarios».

—Gabriel Diaz, director de evangelismo de la Unión Asociación Española, sobre el impacto del evento de ExpoBiblia. Durante varios años, los adventistas de España han usado la exhibición ExpoBiblia para destacar el papel histórico del libro sagrado, llamando la atención de la gente hacia la Palabra de Dios. Es un gran método para alcanzar a una sociedad donde la mayoría se llama religiosa, pero donde casi nadie lee la Biblia con regularidad.

Unión Asociación Mexicana de Chiapas

Universidad Andrews organiza conferencia anual sobre la familia

La Conferencia Adventista sobre Investigación y Práctica Familiar 2024 tuvo lugar en el Seminario Teológico Adventista de la Universidad Andrews en Berrien Springs (Míchigan, EE. UU.), del 18 al 20 de julio. El lema de este año fue «Comprendamos a las familias diversas », e incluyó como oradores a Elaine y Willie Oliver y Arlyn Drew.

Este año, por primera vez desde la pandemia del Covid-19, la conferencia se llevó a cabo en forma presencial, mientras que participantes de otras partes del mundo asistieron en forma virtual.

Este evento fue creado en el verano de 1975 por John y Millie Youngberg, profesores de la Facultad de Educación de la Universidad Andrews, con la intención de edificar familias más sólidas y saludables en el contexto de la iglesia, brindando a los profesionales «la oportunidad de verse expuestos a las mejores estrategias prácticas y conocer las investigaciones en las áreas de ministerios de familia, estudios de familia, consejería y terapia familiar, trabajo social y psicología, para mejorar el ministerio a las familias de la Iglesia Adventista y más allá de ella»

El primer conjunto de presentaciones estuvo a cargo de Elaine y Willie Oliver,

directores de Ministerios de Familia de la Asociación General. Los Oliver poseen amplia experiencia al presentar temas sobre matrimonio y seminarios sobre relaciones interpersonales, además de dirigir conferencias de capacitación en liderazgo de ministerios de familia en diversas partes del mundo.

Willie posee estudios en teología, consejería pastoral y sociología, mientras que Elaine tiene títulos en consejería clínica en salud mental, psicología de la consejería, educación superior y psicología educacional. Su presentación, titulada «La demografía de la diferencia: Desafíos y oportunidades del ministerio a las familias », se refirió a la realidad global de la Iglesia Adventista, y la demografía de la diferencia entre las familias de la iglesia, lo que presenta desafíos para el ministerio efectivo, dado que no existe un modelo único y se necesita ser consciente de estas diferencias.

También destacaron que aunque el ideal divino para el matrimonio y la familia no ha cambiado, los tipos y estructuras familiares en el mundo moderno están cambiando constantemente, lo que incluye índices crecientes de matrimonios interculturales, familias con un solo progenitor, familias ensambladas, parejas sin hijos, hogares multi-

«Comprendamos a las familias diversas» fue el lema del evento 2024.

generacionales, familias de inmigrantes y transnacionales, parejas del mismo sexo, familias que experimentan neurodivergencia, y variaciones resultantes de factores socioeconómicos.

Los Oliver compartieron la necesidad de ser conscientes del «enfoque de ambas manos» en los ministerios de familia de la iglesia. Este enfoque se basa en «la comprensión de que las Escrituras presentan la tensión entre los ideales divinos de Dios, y la realidad del quebrantamiento humano», según explicó Elaine. Enfatizó que las experiencias singulares de cada individuo o familia contribuyen a lo que hoy son, y abogó por aproximarse a los ministerios de familia con comprensión, bondad y compasión, sin abandonar por ello los ideales que Dios estableció en el Edén.

La tarde consistió en sesiones más pequeñas donde se discutieron temas tales como: el desarrollo de la mente en los niños; los desafíos y oportunidades de los hogares multigeneracionales; los patrones de comunicación familiar y la salud mental en los jóvenes; la teoría del apego divino; el discipulado narrativo; la educación premarital; los matrimonios por amor y los matrimonios arreglados en contextos bíblicos y socioculturales; y la comunicación que toma en cuenta situaciones traumáticas en la práctica familiar.

El segundo conjunto de presentaciones plenarias estuvo a cargo de Arlyn Drew, profesora adjunta de Teología Sistemática y Filosofía Cristiana en el Seminario. Sus presentaciones se ocuparon de diversas estructuras familiares del presente y también del Antiguo Testamento.

La próxima Conferencia Adventista sobre Investigación y Práctica de Familia está planificada para llevarse a cabo del 17 al 19 de julio del 2025.

Sara Hamstra, Universidad Andrews
Willie Oliver, director de Ministerios de Familia de la Asociación General y su esposa y directora asociada Elaine.
Manuel Monchon, Universidad Andrews

Primer evento adventista contratando estadio remodelado de Yuba

El estadio de fútbol de Yuba fue la sede de reuniones de evangelización en Sudán del Sur.

El sol abrasador no impidió que cientos de miembros adventistas, invitados e interesados en estudiar la Biblia ocuparan las gradas del estadio de fútbol de Yuba, capital de Sudán del Sur, el 13 de julio. El culto del sábado, planificado de 7 a 11 de la mañana para evitar las horas más calurosas del día, incluyó cánticos congregacionales, ofrendas, un concierto musical de varios coros de iglesias, la presentación de la lección de la Escuela Sabática y la predicación de la Palabra de Dios.

El estadio fue la sede elegida para la primera semana de reuniones de evangelización en Yuba. Fue construido en la década de 1960 y pasó hace poco por importantes remodelaciones, después de que la Federación Internacional de Fútbol (FIFA por su sigla en inglés) decidiera financiar el proyecto como parte de su iniciativa Forward, que busca apoyar y desarrollar el fútbol en lugares no tradicionales.

Menos de un mes antes del comienzo de las reuniones, fue reinaugurado oficialmente con la presencia del presidente de la FIFA. La idea era usar el estadio para encuentros oficiales internacionales de fútbol y

otros eventos importantes. Fue una sorpresa cuando, gracias al apoyo de los funcionarios de gobierno de Sudán del Sur, incluido el presidente del país Salva Kiir Mayardit, se permitió a la Iglesia Adventista usarlo para la campaña de evangelización. «En realidad –dijeron los líderes de la iglesia–, fue el primer evento contratado en el nuevo estadio»

El culto del 13 de julio fue traducido al árabe. Aunque el inglés es la lengua que usa la mayoría de la población, muchos hablan árabe en sus variantes de Yuba y Sudán del Sur. Al mismo tiempo, se estima que en el país hay unas sesenta lenguas autóctonas, entre ellas las que representan a las principales etnias de los dinkas y los nueres.

Un concierto incluyó cánticos de grupos corales de las iglesias y un coro de niños también dio la bienvenida a los miembros e invitados a Sudán del Sur y a las reuniones. Un conjunto masculino cantó sobre ser fieles a Dios como lo fueron Sadrac, Mesac y Abed-nego, mientras que los coros recordaron a los presentes sobre la esperanza que tienen los creyentes en Cristo y su pronto regreso.

El mensaje del presidente de la Asociación General Ted N. C. Wilson apeló una vez más a los diversos grupos que ocupaban las gradas. Todos los que estaban listos para bautizarse un par de horas después fueron invitados a una oración especial. Al mismo tiempo, Wilson se dirigió a los que aún no se habían comprometido con Cristo. «Si sienten que Dios los está llamando, vengan por favor para que ore por ustedes –dijo a la multitud–. Díganle al Señor que están listos para comenzar a estudiar su Palabra. Díganle que quieren alistarse para ser parte de su iglesia. Entréguenle hoy mismo su vida».

Hacia el final de la tarde, la campaña se trasladó al complejo adventista, donde se encuentran varias de las instituciones de la iglesia: la sede regional, ADRA, una estación de radio y dos escuelas. Allí, miembros y líderes dieron la bienvenida a los casi doscientos individuos que habían sido bautizados unas horas antes y oraron para que permanecieran fieles y conectados con Cristo. Una vez más, Wilson apeló a los que aún estaban luchando con la decisión de seguir a Cristo. Decenas respondieron al llamado.

Marcos Paseggi, Adventist World
Marcos Paseggi, Adventist World
Un grupo de mujeres adventistas envía sus saludos a la iglesia mundial desde Yuba, Sudán del Sur, el 13 de julio.

Adventistas participan como capellanes en los Juegos Olímpicos 2024

Como parte de los Juegos Olímpicos y Paraolímpicos 2024 de París, la Federación Protestante de Francia (FPF) estableció una capellanía dedicada a los atletas y su entorno. La Iglesia Adventista estuvo representada allí, según informaron los líderes regionales de la iglesia.

La capellanía protestante, ubicada en el corazón de la Villa Olímpica, tuvo la misión de ofrecer apoyo espiritual a aproximadamente quince mil atletas, abarcando también a los de los Juegos Paraolímpicos. Una capilla interreligiosa sirvió como espacio de recepción donde los capellanes escucharon y hablaron con los atletas y sus equipos. Esa presencia espiritual respondió a diversas necesidades: manejo del estrés, cuestiones éticas, presión competitiva, o simplemente la necesidad de un oído atento en un contexto de alto desempeño.

CONTRIBUCIÓN ADVENTISTA

La Iglesia Adventista estuvo representada por Pascal Rodet, pastor y secretario ministerial de la Unión

Asociación Franco-Belga. Sobre la base de su experiencia como exdirector del Departamento de Jóvenes Adventistas, pudo apoyar a otras personas. Joël

Abati, excampeón olímpico de balonmano, llevó una perspectiva única como exatleta de primera categoría. «Como capellán de los Juegos de París, estoy al servicio de los atletas y su entorno, para recibirlos según sus expectativas espirituales –dijo Rodet–. Es una gran responsabilidad para mí, y me siento feliz por ello». Esta participación adventista busca brindar una sensibilidad específica a la capellanía, enriqueciendo así el enfoque general de la asistencia espiritual que se ofrece.

UN SERVICIO FUNDAMENTAL

Aunque algunas delegaciones llegaron con sus propios capellanes, ese no fue el caso de todos los atletas, en especial de los de habla francesa. La capellanía protestante, que incluyó la presencia adventista, jugó en consecuencia un papel fundamental para esos atletas que buscaban apoyo espiritual. Los capellanes, seleccionados y capacitados por la FPF, tienen que navegar un ambiente complejo, tomando en cuenta las dimensiones geopolíticas y culturales de los Juegos Olímpicos. Su capacitación incluye elementos de la historia de los Juegos y la conciencia sobre su impacto social y humano.

Tuvieron un papel importante asistiendo a los atletas que buscaban apoyo espiritual.

COMPROMISO CON LAS VISITAS

Además de ello, la Iglesia Adventista se movilizó para recibir y apoyar al público. Esta iniciativa multifacética incluyó la organización de exposiciones de salud y conciertos.

La distribución de impresos cristianos buscó responder los interrogantes espirituales que puede haber creado el evento. Varias iglesias adventistas abrieron sus puertas, creando refugios de paz en el corazón del entusiasmo olímpico. Pastores capacitados especialmente en capellanía estuvieron presentes para escuchar y aconsejar. Por último, una presencia más sólida en las redes sociales hizo posible llegar a una audiencia más amplia y responder en tiempo real a las necesidades espirituales de las visitas. «Este enfoque global demuestra el deseo de la Iglesia Adventista de estar plenamente presente y accesible durante ese evento global, en línea con su misión de brindar orientación espiritual y servicio a la comunidad», dijeron los líderes.

Más allá de la Villa Olímpica, todas las iglesias cristianas de la región de París recibieron y apoyaron al público general durante los Juegos Olímpicos. Una red de parroquias e iglesias se asociaron para satisfacer las necesidades psicológicas y espirituales de las visitas. La participación de la Iglesia Adventista es parte de un enfoque más amplio, que busca ofrecer acompañamiento espiritual adaptado a la diversidad de atletas y espectadores. En palabras de los líderes de la iglesia: «Esta iniciativa destaca la importancia dada a la dimensión espiritual en los eventos deportivos de primer nivel y de carácter internacional»

Pascal Rodet, pastor y secretario ministerial, quien asistió a los atletas olímpicos que buscaban apoyo espiritual.
Cortesía de Pascal Rodet

Enfoque misionero

Secretaría de la Asociación

General

combina

misión y servicio en La Habana

Proyecto en Cuba contribuye a conectarse con los miembros y alcanzar amigos y vecinos.

Promediaba la mañana y el sol ya brillaba con fuerzas cuando un equipo de voluntarios llegó a la iglesia adventista de Mantilla en La Habana (Cuba), el 31 de julio. El grupo pronto bajó de tres furgonetas e ingresó al templo, donde líderes locales y otras personas ya los esperaban.

Los voluntarios de diversas edades pertenecían a la Secretaría de la Asociación General (AG) la sede de la Iglesia Adventista en Silver Spring (Maryland, EE. UU.). Bajo el liderazgo de Erton Köhler, secretario de la AG, estaban en Cuba para una iniciativa misionera y de evangelización en varias iglesias de La Habana, en sociedad con Maranatha Volunteers International, un ministerio independiente de apoyo de la Iglesia Adventista.

«Reunámonos para organizar el trabajo de hoy», dijo John D. Thomas, un líder ya jubilado que dedicó su carrera a servir a la iglesia como

misionero en el extranjero y como secretario asociado de la AG. Thomas, que nació en el campo misionero de padres misioneros, es probablemente uno de los misioneros voluntarios más experimentados. Aunque ya jubilado, sigue apoyando iniciativas comunitarias y de evangelismo donde sea necesario. «Había decidido seguir participando en dos iniciativas misioneras por año –dijo Thomas–. Pero creo que serán como cinco proyectos este año»

En otro extremo estaba Reiko Davis, que trabaja en la Secretaría de Archivos, Estadísticas e Investigaciones de la AG. Con excepción de un breve viaje en la frontera al sur de San Diego cuando era pequeña, jamás había estado fuera de los Estados Unidos. De hecho, tuvo que apresurar el trámite de su pasaporte para ser parte del grupo.

«Este viaje misionero ha sido el primero para mí, pero no será el último –dijo Davis–. Me ha impactado tanto, que sé que estos días en Cuba están cambiándome de maneras que no había imaginado. Saldré de aquí con experiencias transformadoras y un deseo más fuerte de servir a otros».

La iglesia de Mantilla es una de las congregaciones adventistas más grandes de La Habana. Construida por Maranatha en 1996-97, el edificio necesitaba desesperadamente algo de pintura y reparaciones menores.

La mayoría de los ventiladores no funcionaba, por lo que Maranatha les proveyó ventiladores nuevos para ayudar a que los miembros hagan frente al calor agobiante.

Bajo el liderazgo del equipo local de Maranatha y los líderes locales de la iglesia, el equipo de Secretaría raspó paredes y pintó no solo el templo y la zona del bautisterio sino también varios salones adyacentes donde suelen reunirse los niños y los jóvenes. Otro grupo enfrentó el calor extremo de un día despejado para pintar la principal entrada a la iglesia. «Estamos haciendo lo mejor para que este edificio quede tan hermoso como sea posible –dijo un voluntario–. Queremos que los miembros y las visitas recuerden que Dios se merece lo mejor. Y un templo bien cuidado siempre es un testigo silencioso en el vecindario».

El proyecto en Cuba destacó la importancia del trabajo en sociedad para crear sinergia en el campo misionero. Maranatha ha estado presente en el país desde 1996 y es experto en logística necesaria en ese territorio de tantos desafíos. La Secretaría de la AG, por otro lado, ofreció la fuerza laboral e invirtió fondos para apoyar la misión adventista en Cuba. «Servir a otros siempre es una alegría –expresó un voluntario–. Servir a otros en Cuba, una experiencia transformadora».

Marcos Paseggi, Adventist Review
Marcos Paseggi, Adventist World
Miembros del equipo de Secretaría de la AG y líderes de Maranatha Volunteers International posan para una fotografía grupal frente a la iglesia adventista Mantilla en La Habana, Cuba, el 31 de julio.

Enfocados

La misión: una prioridad constante

El comienzo de las misiones en el extranjero ha tenido sus desafíos

Tanto John Andrews como la iglesia enfrentaron desafíos abrumadores cuando esta última decidió enviarlo al extranjero a fines de agosto de 1874. La procrastinación retrasó repetidamente la decisión final, pues los líderes guardaban ciertos recelos. Andrews estuvo a punto de viajar a Europa por su cuenta, dado que había recibido aliento, pero no se había tomado un voto oficial al respecto. ¿Debían las misiones en el extranjero ser una prioridad para la iglesia? ¿Era Andrews la persona indicada? ¿Estaba listo? ¿Podía la iglesia en los Estados Unidos darse el lujo de perder sus habilidades al dejarlo ir? ¿Por qué las visiones no habían brindado una orientación específica? ¿Tenían los recursos suficientes? Finalmente, en una conclusión un tanto incómoda del debate, en la última noche del Congreso de la Asociación General 1874, los cansados delegados votaron «solicitar» a la Junta de la Asociación General que enviara a Andrews tan pronto como fuera posible. La misión al mundo tenía que ser una prioridad.

LOS COMIENZOS

Andrews salió de Boston con su familia menos de un mes después, el 15 de septiembre. Pero como presagio de las ambigüedades y restricciones financieras futuras, él tuvo que pagar los pasajes de sus dos hijos, el transporte de su biblioteca y los gastos durante las paradas en el camino.

Cada vez más consciente de la necesidad de alcanzar a grupos que hablaban otro idioma, la iglesia había luchado desde 1870 para preparar simples folletos que pudieran ser traducidos. Entonces, luchó un poco más por encontrar traductores competentes. El proyecto se había dilatado porque había otras prioridades locales en apariencia más importantes, como por ejemplo conflictos entre los principales líderes y demandas no satisfechas de realizar eventos de evangelización a nivel local.

La falta de personal amenazó con hacer fenecer la misión de Andrews al llegar a Suiza. El misionero, quien al llegar debía comunicarse en el idioma local, había planificado contar con la ayuda de dos obreros suizos de tiempo completo (uno de habla francesa y otro de habla

alemana). Pero no recibió mucha ayuda. Su asistente francoparlante se desanimó rápidamente ante la dificultad del evangelismo, renunció y volvió a dedicarse a su oficio de fabricar relojes. Su ayudante de habla alemana, Jakob Erzberger, tuvo problemas con la iglesia por un conflicto personal, abandonó el lugar y se dedicó a un empleo privado. Durante varios meses, Andrews tuvo que trabajar intensamente para rehabilitar a su colega de habla alemana, sanar la brecha con los demás hermanos y hacer que la misión siguiera adelante. Pero no logró que su otro candidato suizo se dedicara al servicio de tiempo completo.

ANTE LOS DESAFÍOS

Hubo también otros desafíos. El grupo de guardadores del sábado en Suiza, que esperaba sostener la misión, había incurrido en grandes deudas en un esfuerzo por revivir la fabricación de relojes, justo antes de la llegada de Andrews. Obligaciones familiares ocupaban el puesto prioritario. Ayudaban con generosidad, pero los recursos locales eran insuficientes. Andrews también halló, para su preocupación, que el

John Andrews Centro Adventista de Investigaciones

evangelismo era costoso en Europa. Alquilar un salón para reuniones, por ejemplo, costaba hasta tres veces más que en los Estados Unidos. Andrews lanzó con valentía una revista para superar las barreras culturales y geográficas. Tampoco era barato hacerlo. Los líderes de Battle Creek habían esperado que la misión se sostuviera por sí sola en poco tiempo. Pero llevó la mayor parte de la década. Entretanto, la situación frustró a los líderes de Battle Creek, y Andrews tuvo que enfrentar críticas y malentendidos injustos. Con recursos limitados, luchó por seguir enfocado prioritariamente en la obra misionera y el crecimiento. Aprendió a hablar francés. Eso le llevó mucho más tiempo de los esperado y fue mucho más difícil para su cerebro de cuarenta y cinco años de lo que podría haber imaginado. Pero perseveró. Era fundamental para alcanzar el éxito: una prioridad. Y lo logró. Aprendió a enfrentar el choque cultural –a los golpes– luchando contra el desánimo y la desorientación y aprendiendo de sus errores.

La amenaza más seria para el éxito de la empresa misionera fue la profunda depresión financiera que había comenzado a abrumar a Europa y Estados Unidos justamente cuando Andrews llegó a Suiza en 1874. Y duró hasta 1879. Los economistas la denominaron «la primera verdadera crisis internacional», y añadió una gran complejidad a la tarea de Andrews cuando se dedicó a lanzar la revista misionera Les Signes des Temps dieciocho meses después de su llegada. Lo que los economistas denominan una «larga recesión» comenzó con el colapso del mercado de valores de Viena en 1873. El contagio financiero se esparció por Europa y llegó a los Estados Unidos, llevando a que el país adoptara «el Patrón Oro» como moneda. Le siguió el pánico; los bancos cerraron; en los Estados Unidos, quebraron dieciocho mil empresas y casi trescientos ferrocarriles; se disparó el desempleo y disminuyeron los ingresos de las familias. Las finanzas de la iglesia también sufrieron.

INNOVACIÓN PARA LA MISIÓN

Para 1879, los tiempos se habían vuelto «perfectamente terribles», y Jaime White vio que «no había dinero en el país». La crisis llevó a un período de incertidumbre, confusión y pánico. En la Asociación General tuvieron que achicar el plantel de obreros. La Review and Herald tomó costosos y abultados préstamos de compañías aseguradoras para seguir operando, al tiempo que redujo los salarios en un diecisiete por ciento. La administración añadió una empresa de tejido de lana para ocupar un piso vacío y tratar de generar ingresos adicionales. Elena White pudo ver que la casa publicadora Pacific Press iba camino a la quiebra. El gran nuevo proyecto del templo en Oakland (California), se convirtió en una vergüenza financiera, y la inmensa deuda para pagar el nuevo Tabernáculo de Battle Creek, con capacidad para tres mil personas, parecía abrumadora. Elena White lamentó que la iglesia se había involucrado «con demasiada profundidad» en los muchos proyectos nuevos que había emprendido. Al comienzo, aconsejó «no afectar a las misiones en el extranjero» Eran una prioridad. Pero entonces, cuando la crisis empeoró, ella también llamó a hacer recortes y a hacer una pausa en la obra en el extranjero. Señaló que «en el presente, se necesitan más medios» en el centro de la obra. Las misiones en el extranjero descendieron en la lista de prioridades. La nueva imprenta planeada en Suiza se vio postergada. Entonces, se aconsejó cerrar la obra en Suiza y reubicarla en Inglaterra, donde podía ser consolidada con el trabajo de Loughborough. Sería más económico y, según la teoría de los líderes, los angloparlantes responderían con mayor rapidez al mensaje del advenimiento. Allí se podría construir una imprenta si con el tiempo los británicos crecieran en cantidad de miembros. Los nuevos planes fueron un tremendo golpe para Andrews.1 ¿Habían olvidado que la Providencia había abierto la obra en Suiza?

En medio de esos tiempos de confusión, Andrews se aferró a su fe en que era posible hacer misión en otros idiomas, y oró y trabajó por la obra en Europa. Él y Stephen Haskell comenzaron 1879 con una reunión de año nuevo en la iglesia de Battle Creek que se enfocó en la oración y la mayordomía. Los dos líderes presentaron nuevos planes para las finanzas de la iglesia. Los diezmos remplazarían al inadecuado plan de Benevolencia Sistemática, un gran cambio que se hizo urgente y algo digno de destacar en medio de la crisis. Los miembros respondieron con grandes y generosas donaciones ya que a medida que avanzaba 1879, la crisis financiera comenzaba a disiparse. Al final de su informe sobre la Misión Europea en el Congreso de la Asociación General en marzo de 1879, justo antes de regresar a Suiza, Andrews propuso otra iniciativa innovadora. La Asociación General debía designar un nuevo «directivo» a su equipo de liderazgo para ocuparse específicamente de «la obra en el extranjero». El nuevo cargo «aceleraría la correspondencia» para evitar los retrasos frustrantes y los malentendidos del pasado. Lo que es más importante, ayudaría a que la misión fuera realmente una prioridad. Su propuesta fue aprobada y adoptada unos meses después. La iglesia aún enfrentaría mares tormentosos al luchar por continuar aprendiendo cómo practicar la misión en el extranjero y hacer de ella una prioridad. Es una tarea en la que alcanzó el éxito, pero una tarea que se ve renovada con cada generación.

1 Por fuentes y más detalles sobre este período de grandes desafíos pero reconfortantes para la misión adventista, véase Gilbert M. Valentine, J. N. Andrews: Mission Pioneer, Evangelist and Thought Leader, (Nampa, Idaho: Pacific Press Pub. Assn., 2019) pp. 630-638.

El doctor Gilbert M. Valentine se ha jubilado después de ser profesor en la Facultad de Educación de la Universidad La Sierra. En el presente enseña ocasionalmente en la Facultad de Teología H.M.S. Richards como profesor adjunto.

Una herencia de misión

Historias de valor y sacrificio

John Nevins Andrews y sus hijos Charles y Mary fueron los primeros misioneros de la denominación, pero su partida a Suiza no fue, por supuesto, la última partida de misioneros adventistas. En diciembre de 1875, el ministro adventista canadiense Daniel Bourdeau y su esposa Marion fueron enviados a Suiza para ayudar a Andrews. En 1877, John Matteson, un ministro danés-estadounidense y su esposa Anna, fueron enviados como los primeros misioneros adventistas a Escandinavia. En 1878, John Loughborough y su esposa Maggie fueron los primeros misioneros en Gran Bretaña. Mientras tanto, en noviembre de 1877, William y Jennie Ings, y otra misionera, Maud Sisley, fueron enviados a Suiza para reforzar el trabajo de Andrews. Le siguieron otros a Suiza, Escandinavia y Gran Bretaña. Al mismo tiempo, en 1878, Herbert Ribton, un obrero de sostén propio, fue a Egipto con su esposa Adelaida y su hija Nina, pero en 1882, Ribton fue asesinado y la misión en Egipto fue abandonada. En 1885, los primeros misioneros enviados oficialmente por la denominación fuera de Europa navegaron hacia Australia, en un gran grupo liderado por Stephen Haskell. Dos años después, le siguió otro gran grupo, que navegó en dirección a Sudáfrica, bajo el liderazgo de Dores Robinson y su esposa Edna. Los adventistas tenían ahora presencia en cuatro continentes, pero las dificultades administrativas y financieras significaron que el ritmo de expansión misionera se frenó en la década de 1890. En el Congreso de la Asociación General 1901 se llevó a cabo una gran reorganización de la denominación para la misión, que concluyó en el congreso de 1903. Después de ello, el número de misioneros enviados cada año se incrementó notablemente y en general siguieron aumentando durante los siguientes setenta años, con excepción de los

DAVID TRIM
Patrimonio White
Misioneros frente a la Casa Misionera Británica, Ravenswood (Shirley Road, Southhampton), el 19 de mayo de 1882: (atrás, de izq. a der.) Jennie Ings, Señorita Thayer, Señora Gardner, Delmar Loughborough, Mary Jane Loughborough, Anna Loughborough, H. L. Jones (detrás del arco de metal); (al frente) William Ings, Señor Gardner, Stephen Haskell, John Loughborough.

años de las dos guerras mundiales y la gran depresión.

A medida que salían más misioneros, sin embargo, se producían más tragedias. La misión mundial a comienzos del siglo XX significó trabajar en lugares donde había todo tipo de enfermedades tropicales, para muchas de las cuales no existía cura. Muchos misioneros murieron. La mayoría de ellos han sido olvidados, pero no en el registro de nuestro Padre celestial. Lo digno de destacar es que jamás faltaron nuevos misioneros para remplazar a los que cayeron en la línea del deber. Algo extraordinario que estaba a menudo en la mente de los misioneros moribundos, o de sus seres queridos, era la necesidad de nuevos misioneros que salieran a sumarse a la obra.

En junio de 1903, por ejemplo, Joseph Watson, su esposa Mabel, y el hijo de ellos Romaine llegaron a la Estación Misionera Malamulo, en lo que era Nyasalandia (el Malaui actual). Poco después, Joseph contrajo malaria cerebral y falleció el 11 de diciembre de 1903. Fue sepultado en Malamulo, donde su cuerpo aún descansa en una solitaria tumba. Joseph había prestado sus servicios como misionero durante tan solo seis meses.

En una carta escrita poco antes de su muerte, expresó: «Sé que este gran continente africano no recibirá la advertencia sobre la venida del Señor sin mucho trabajo duro y sacrificios reales. No obstante, muchos parecen creer que el Señor hará milagros maravillosos mientras nos quedamos parados y miramos, esperando resultados» 1

En 1905, Charles Enoch y su

esposa, también enfermera como él, viajaron con un niño pequeño a las islas de América Central. Serían misioneros de la salud. Al llegar a Barbados, en noviembre de 1905, abrieron salas de tratamientos en la ciudad de Bridgetown. En 1906, se trasladaron más de trescientos kilómetros a otra isla. El hermano de Charles, George, había estado en Trinidad desde 1901. Entonces los Enoch abrieron una nueva sala de tratamientos en Puerto España. Poco después Charles contrajo fiebre amarilla y falleció, el 5 de febrero de 1907. Solo había estado en el Caribe durante poco más de catorce meses.2

George Enoch escribió de su hermano Charles: «Estoy agradecido de que falleció en el puesto del deber […]. No tenemos nada que lamentar, sino tomar este duelo como un lazo más para atar nuestra vida al altar de la empresa misionera». George reconoció que «nuestros corazones se doblan por el dolor», pero su preocupación real queda en evidencia cuando escribe: «Aún sigue presente con fuerza el pensamiento: ¿Será que esta rama de la obra en las Indias Occidentales, por la que tanto luchamos para ponerla en marcha, ahora languidecerá por falta de obreros consagrados?»

La doctora Maude Amelia Thompson era compañera del doctor Harry W. Miller en el Colegio Médico Misionero Americano. Se graduaron en 1902, cuando Maude tenía solo veintidós años. Los dos médicos contrajeron matrimonio el 2 de julio de 1902, y en 1903 fueron llamados a ser misioneros en la China. Según sus

colegas, Maude prefería usar vestimenta china, y «se dedicó con energía a dominar el idioma y enseñar el evangelio, además de cuidar de un gran número de niños y mujeres enfermos », que llegaban «cada día» en busca de tratamiento.

A finales de 1904, Maude contrajo esprúe, una enfermedad tropical con síntomas terribles. A pesar de ello, se maravillaron los demás misioneros, «durante su enfermedad, su esperanza y valor halló muchas expresiones que atesoramos para nuestro consuelo […]. Aunque no comprendemos la razón –siguieron diciendo–, sabemos que los caminos de Dios están […] por sobre los nuestros. Que la semilla de una vida consagrada que cayó en la línea del deber y el sacrificio sea regada, para que Dios produzca una gloriosa cosecha de almas de la China antes de la pronta venida de nuestro Rey».3 Los ejemplos y los sentimientos nos llaman a la reflexión. Que el espíritu de valor y sacrificio que caracterizó a los primeros misioneros adventistas siga vivo y activo en la Iglesia Adventista actual, para que los mensajes de los tres ángeles puedan ser proclamados con fuerza en todo el mundo.

1 Michael W. Campbell, «Watson, Joseph H. (1869–1903) and Mabel Edith (Aldrich) (later Bailey) (1876–1964)», Encyclopedia of Seventh-day Adventists: https://encyclopedia.adventist.org/article?id=7JA1

2 La historia de los Enoch ha sido extraída de D. J. B. Trim, A Living Sacrifice: Unsung Heroes of Adventist Mission (Nampa, Idaho: Pacific Press, 2019), pp. 50-51.

3 Ibíd., 58-59.

El doctor David Trim es director de la Secretaría de Archivos, Estadísticas e Investigaciones de la Asociación General, con sede en Silver Spring, Maryland, Estados Unidos.

Archivos de la Asociación General
Centro Adventista de Investigaciones
Encyclopedia of Seventh-day Adventists
Joseph Watson, su esposa Mabel y su hijo Romaine.
John Matteson
Los doctores Maude y Harry W. Miller poco después de su boda.

El elemento fundamental

Cómo crear una red de atención para los que prestan servicios en el extranjero
AMY WHITSETT

Era medianoche, en vísperas del Año Nuevo en Bangkok (Tailandia). Llenos de entusiasmo, mis hijos comenzaron a preparar los fuegos artificiales que mi esposo había comprado semanas antes en el mercado chino, después de que ellos lo convencieran de realizar esta compra. Pero lo que iba a ser una noche divertida con compañeros de la escuela se volvió una pesadilla cuando en el gran final, un cohete de doce centímetros explotó en el rostro de mi hijo. No recuerdo mucho de los siguientes minutos, pero sí de estar rodeada por los compañeros de nuestros hijos, procurando apagar las ascuas del rostro, el cabello y las orejas de mi hijo, mientras trataba de evaluar sus lesiones en medio de la oscuridad. Minutos después, lo cargamos en el asiento trasero del auto mientras yo sostenía su cabeza y mi esposo aceleraba para llegar al hospital más cercano, donde fue evaluado y admitido en cuidados intensivos.

Dejar a nuestro hijo de quince años allí, sin tener idea de la gravedad de sus lesiones, fue una de las cosas más difíciles que como padres tuvimos que hacer. Fue imposible dormir mientras nos daban vuelta preguntas sin respuesta. ¿Habíamos sido negligentes en dejarlo encender los fuegos artificiales? Si hubiéramos sido más cuidadosos, ¿habríamos evitado esas lesiones? ¿Habrá perdido un ojo? ¿Y si queda ciego? ¿Le quedará el rostro desfigurado para siempre? ¿Y si tiene una lesión cerebral? Por cierto, el impacto había producido daños, ¿pero hasta qué punto? ¿Necesitará una cirugía de emergencia para aliviar la presión por la inflamación cerebral? ¿Y si sobrevive al impacto inicial solo para sufrir las devastadoras consecuencias del trauma y los daños cerebrales?

¿Y qué decir de su estado emocional? Allí había quedado solo, rodeado de sonidos extraños, e incapaz de comprender gran parte del idioma. ¿Estaría sintiendo miedo? ¿Qué preguntas lo mantenían despierto? ¿Estaría llorando? ¿Cuánto dolor sentía? ¿Podía valerse por sí mismo? ¿O solo procuraría aguantar hasta la mañana para escuchar nuestras voces y sentirnos cerca otra vez? Esas preguntas me abrumaban más aún que las cuestiones médicas. Anhelaba estar con él, para sostener su mano y decirle que no estaba solo.

Con las lágrimas corriendo por nuestras mejillas, mi esposo y yo nos abrazamos mientras orábamos por nuestro hijo y el personal médico que lo cuidaba. A pesar de los interrogantes

que nos bombardeaban, finalmente caímos en un sueño intranquilo e intermitente. En los días siguientes, sucedieron muchas cosas. Pero después de varias cirugías, nuestro hijo fue dado de alta. En las semanas siguientes, experimentó una recuperación plena y milagrosa. Fue, de hecho, tan milagrosa, que nadie se da cuenta de que alguna vez recibió un cohete encendido en pleno rostro. ¡Dios ha sido muy bueno con nosotros!

UN RIESGO IMPORTANTE

Nuestra experiencia es única. Pero cada misionero tiene historias que contar. Algunos no sufren ese tipo de trauma, y a otros les suceden cosas muchos peores. Cada misionero, sin embargo, enfrenta situaciones difíciles y de grandes desafíos que los impactan profundamente, dejándoles en algunos casos cicatrices para toda la vida. Es un riesgo que aceptamos como parte del costo de ser misioneros interculturales. Pablo era un misionero sumamente familiarizado con muchísimas dificultades. En 2 Corintios 11, enumera las pruebas que había soportado hasta ese momento: azotes, apedreamientos, varios naufragios, un día y una noche perdido en alta mar, peligros en ríos, acecho de ladrones, de conocidos y de enemigos. Hoy, los misioneros recibirían atención especial y consejería para recuperarse de cualquiera de esos desafíos. No obstante, aunque Pablo aprendió a regocijarse en sus debilidades (2 Cor. 12:9) y a estar satisfecho más allá de las circunstancias en las que se encontraba (Fil. 4:11-13), también comprendió el valor de contar con el apoyo de su comunidad. En sus escritos, rogó ocho veces a sus lectores que oraran por él.

A veces, pidió oraciones por un ministerio fructífero. En otras ocasiones, sus pedidos fueron más personales: pidió protección del peligro o liberación de la prisión.

La oración no fue, sin embargo, lo único que Pablo necesitaba desesperadamente. No mucho antes de su muerte, escribió desde la prisión, instando a Timoteo a que fuera rápido a verlo y llevara a Marcos con él (2 Tim. 4:9, 11). Todos los demás se habían ido y, aunque su confianza y fe en Dios jamás vaciló, Pablo conocía el valor

del compañerismo humano durante los momentos difíciles. Eclesiastés 4:9 y 10 dice: «Mejor son dos que uno […]. Porque si caen, el uno levantará a su compañero; pero ¡ay del que está solo! Cuando caiga no habrá otro que lo levante». Estoy segura de que Pablo comprendía y era sumamente consciente de que tenía que pedir ayuda cuando más la necesitaba.

DEFINICIÓN DE AYUDA

Aunque pocos misioneros actuales pasan por naufragios o apedreamientos, como le sucedió a Pablo, y la comunicación y el transporte hacen que la conexión con familiares y amigos sea más fácil que en tiempos de J. N. Andrews, la realidad de la vida misionera no es tan fácil ni presenta desafíos pequeños. No solo que pasan cosas malas por vivir en este mundo de pecado, sino que los misioneros luchan en verdad contra principados y potestades y «huestes espirituales de maldad en las regiones celestes » (Efe. 6:12). Cuando los misioneros se involucran en una guerra espiritual contra el enemigo en territorio enemigo, Satanás redobla sus esfuerzos para detener el progreso. Y hace todo lo que está en su poder para que al menos un pecador no alcance esperanza y libertad. A menudo lo realiza apuntando directamente a los misioneros y otros obreros del evangelio con sus ataques.

A la luz de ello, la Asociación General ha reconocido la necesidad de un sistema mejorado de apoyo a los misioneros, en especial al participar de Reenfoque Misionero, una iniciativa de alineación de los llamados y presupuestos misioneros para enfocarse más en alcanzar a los no alcanzados y establecer grupos donde ahora no hay ninguno. Dado que muchos de esos obreros de avanzada trabajarán en condiciones de mayor aislamiento y desafíos, se creó una nueva responsabilidad: gerente de atención y apoyo de los Empleados

de Servicio Internacional (ISE por su sigla en inglés), para desarrollar un sistema abarcador de apoyo para los misioneros que trabajan fuera de sus territorios de origen. ¿En qué consiste esto?

Harry Hoffman, líder de atención a los miembros y misioneros, define la atención a los misioneros como la tarea de proporcionar un cuidado abarcador que se ocupa de las necesidades físicas, emocionales, espirituales y relacionales de individuos y familias dedicados a la obra intercultural. El objetivo es garantizar su bienestar y efectividad en su tarea misionera, e incluye diversos servicios como por ejemplo consejería, atención médica, reuniones de información y análisis, capacitación y apoyo continuo para ayudar a que tanto ellos como sus hijos progresen en medios que les presentan grandes desafíos. Aunque aún estamos explorando qué significa todo esto en el contexto de nuestro programa misionero, estamos comprometidos con hacer todo lo posible para ayudar a que nuestros misioneros no solo sobrevivan sino florezcan en el campo misionero.

UN SISTEMA DE APOYO

Cuando pienso en nuestra propia experiencia en el campo misionero, incluido el accidente de mi hijo, reconozco que pasamos por situaciones difíciles gracias a que teníamos un equipo que nos ayudó a atravesar «las cimas » y también «los valles ». Cuando nuestro hijo tuvo ese accidente, los encargados de Servicios y Recursos del Personal Internacional de la Asociación General trabajaron con nosotros para asegurarse del pago del hospital y de tener un plan para trasladar a nuestro hijo a otro hospital, de ser necesario. Oraron con nosotros y siguieron en contacto durante la hospitalización. Los líderes de la iglesia local nos visitaron en el hospital y rodearon la cama

de nuestro hijo mientras oraban pidiendo por su recuperación. Los docentes y estudiantes de la escuela crearon un póster con notas de buenos deseos que él guardó durante años. Los miembros nos visitaron en casa, trayendo alimentos y orando con nosotros. Familiares y amigos de nuestro país de origen realizaron cadenas de oración que abarcaron las veinticuatro horas del día. Y mi madre se tomó vacaciones y viajó para estar con nosotros y apoyarnos en el proceso de recuperación. Descubrimos que nuestra comunidad de apoyo era una comunidad mundial, sin la cual nuestra experiencia habría sido muy diferente.

Entonces, ¿qué puede hacer usted para apoyar a los misioneros?

Dedíquese a orar. Contáctese con su División para conocer quiénes son los misioneros que prestan servicios en su territorio, y ore por ellos. Puede escoger una familia por día, semana o mes. O puede orar por los misioneros de su División que están en un país lejano. También puede orar por los misioneros que trabajan en una de las muchas instituciones de salud o educativas. De ser posible, contáctese con la familia y pregúntenle si tienen un pedido específico de oración. Si no puede hacerlo, ore para que Dios les dé un sentido de propósito, encuentros con personas a quienes Dios los dirige y valor ante la adversidad. También necesitan fortaleza, salud y matrimonios resilientes. Ore por sus vidas personales. Algunos están aprendiendo a criar hijos en una cultura diferente, mientras que otros están separados de sus hijos, porque estos están estudiando en otro país. Otros incluso están haciendo arreglos para cuidar de sus padres ancianos que están muy lejos. Ore para que Dios los bendiga con sabiduría y el sentido de paz que viene de su presencia mientras navegan los desafíos del servicio misionero. Por sobre todas las cosas, ore para que puedan

experimentar la alegría del servicio. Envíe un paquete. Nada mejor que abrir un paquete de «casa». Recuerdo que nuestros hijos se peleaban para ver quién podía abrir los paquetes que mandaban los abuelos. Era importante, porque el ganador podía disfrutar de los aromas pasajeros de «casa» al abrir la caja. Aunque el aroma no duraba, el amor que sentían al descubrir los juguetes, libros y ropas seguía presente. Y las golosinas para mi esposo y para mí brindaban una minivacación divertida y de relax, porque disfrutábamos de los sabores de «casa». Quizá hay misioneros que prestan servicios en su país o División, que podrían beneficiarse de ese «sabor a casa». Invierta en un matrimonio de misioneros. La vida en el campo misionero es atareada y estresante. No solo están las presiones normales del trabajo, sino que hay presiones que derivan de ver tanta necesidad y sentirse responsables de marcar una diferencia. La vida misionera no tiene descanso. Eso significa que a menudo, los misioneros no tienen mucho tiempo que invertir en sus matrimonios. Enviar un monto de

dinero que pueda ser usado para un momento especial juntos, o patrocinar a un matrimonio misionero a un retiro de matrimonios mientras están de vacaciones anuales puede transmitirles que nos preocupamos por ellos.

Adopte a un adolescente misionero. Ser hijo de misionero es apasionante, pero también está lleno de desafíos. Muchos adolescentes hijos de misioneros deben dejar a sus familias para avanzar en sus estudios secundarios o universitarios. Si usted vive cerca de una institución educativa, averigüe si allí hay algún hijo de misionero. Los estudios muestran que las experiencias infantiles adversas, lo que incluye la pérdida que resulta de mudanzas internacionales, pueden contrarrestarse con experiencias positivas, como por ejemplo, expresar las emociones en un ambiente receptivo y contar con otros adultos (más allá de los padres) que se interesen e inviertan en su bienestar. Quizá usted puede ser mentor de un adolescente o joven misionero. Como madre de hijos de misioneros, puedo asegurarle que sus esfuerzos serán apreciados y marcarán una gran diferencia en la vida de esos jóvenes.

Hay muchas otras cosas que puede hacer para alentar y cuidar de los misioneros. Quizá usted ya tenga algunas ideas. Quizá necesita más sugerencias. O quizá no está seguro de tener el tiempo o los recursos necesarios para marcar una diferencia. Lo animo a orar pidiéndole a Dios que le muestre qué hacer para apoyar a los misioneros. Recuerdo a un miembro de iglesia jubilado y con recursos limitados que cada año nos daba una bolsa de pepitas de chocolate cada vez que estábamos de vacaciones, para que al volver a casa pudiéramos hacer galletitas para nuestros hijos. Era un gesto simple, pero nos hacía sentir amados y atendidos. Por ello, no importa qué elija hacer, sea algo grande o pequeño, usted puede marcar una diferencia. Juntos podemos brindar la atención y el apoyo que necesitan nuestros misioneros no solo para sobrevivir en el campo misionero sino para florecer en su llamado a la misión.

Amy Whitsett es actualmente la encargada de atención y apoyo de los Empleados del Servicio Internacional de la Asociación General.

Juntos podemos brindar la atención y el apoyo que necesitan nuestros misioneros no solo para sobrevivir en el campo misionero sino para florecer en su llamado a la misión.

Herramientas en las manos del Maestro

Por qué las iniciativas mundiales de evangelización son fundamentales para el movimiento adventista

MARCOS PASEGGI

Estaba claro que la increíblemente esbelta anciana envuelta en una pañoleta azul quería decirme algo. Sosteniendo la Biblia con ambas manos, las colocabas en posición de oración, mientras pronunciaba palabras en un idioma que yo no podía entender. Entonces, levantaba los brazos hacia el cielo mientras seguía aferrada a su Biblia, revelando dientes blancos contra la piel oscura y reluciente bajo el abrasador sol del mediodía. Le sonreí, aunque no estaba seguro qué estaba tratando de decirme.

Me encontraba acompañando reuniones de evangelización en

Yuba (Sudan del Sur), para Adventist Review. Las reuniones eran parte de la campaña Homecoming en la División de África Centro-Oriental, en el mes de julio de este año. El culto del sábado acababa de terminar, dirigido por el presidente de la Asociación General Ted N. C. Wilson. Cientos habían pasado al escenario, del recién remodelado Estadio de Fútbol de Yuba, para una oración de dedicación. Muchos de ellos serían bautizados horas después en un brazo cercano del río Nilo. Otras decenas de personas habían respondido al llamado por primera vez, marcando el compromiso de comenzar a estudiar la Biblia para prepararse para un bautismo futuro. Ahora, al concluir el culto, era momento de saludar a la gente, sacar unas fotos y disfrutar de la camaradería inigualable de la familia adventista mundial. Esa escena en Yuba fue de lo más hermosa y original. Al mismo tiempo, fue una repetición más de escenas similares en otras sedes y con otros hermanos en la fe. Al participar de los cultos con adventistas comprometidos, que están dedicados a alcanzar

a otros para Cristo en todo el mundo, vez tras vez llego a la misma conclusión: probablemente no haya nada que motive más a los adventistas que movilizarse con un objetivo misionero común. Y los adventistas acaso jamás estamos mejor que cuando dedicamos nuestro tiempo, energía y fondos para la misión.

UNA INICIATIVA MUNDIAL

En ese marco la iniciativa en múltiples años de la Asociación General, al apoyar esfuerzos regionales masivos de evangelización, a menudo ha ayudado a que los líderes y miembros de iglesia dejen lo que les resulta cómodo para ir a alcanzar a otros. Al mismo tiempo, en los miles –sino millones– alcanzados, se ha inculcado un deseo de tomar la Biblia en serio y estudiarla para descubrir la voluntad de Dios para sus vidas.

Esas iniciativas mundiales requieren una coordinación logística increíblemente compleja, y han sumado el apoyo de Radio Mundial Adventista, Hope Channel, Adventist Review, los departamentos de la Asociación General, y otros. También

han requerido la participación de las diversas regiones de la iglesia, sin las cuales, ningún esfuerzo localizado de evangelización tendría éxito.

Aunque la función de la Asociación General –como facilitadora–incluye un enfoque más bien estructurado del evangelismo, el sistema ha sido lo suficientemente flexible para permitir adaptaciones regionales que toman en cuenta la realidad de cada lugar. Se han llevado a cabo reuniones de evangelización en estadios, salones públicos, iglesias locales y aun en empresas privadas y hogares. Han incluido reuniones durante varias semanas, breves campañas de cosecha después de meses de esfuerzos de grupos pequeños, ferias de salud y clínicas gratuitas, y contactos individuales o puerta a puerta en la calle y los vecindarios. Han producido bautismos masivos en océanos, ríos, lagos y piscinas, pero también en ceremonias más pequeñas en iglesias, escuelas y aun en cárceles. Las reuniones han incluso ayudado a sembrar y regar semillas de fe que solo Dios sabe cuándo finalmente crecerán, florecerán y estarán listas para la cosecha. No importa el continente o el tamaño de la iniciativa, el evangelismo es catalizador de todo lo positivo que tiene la Iglesia Adventista. Motiva a los líderes; enciende a los obreros y voluntarios de la iglesia que deciden participar; ayuda a que Dios transforme a los alcanzados; presenta desafíos abrumadores, pero al mismo tiempo, una profunda satisfacción para toda la iglesia. Y es, para decirlo brevemente, lo que distingue a un club social de un movimiento dirigido por Dios.

NO HAY GOZO MAYOR

En ese contexto, puedo certificar sin temor a equivocarme que acaso no exista mayor gozo que el que experimenta una persona transformada por el Espíritu de Dios. Una y otra vez, he sido testigo de esa sonrisa serena y confiada que trasciende todos los husos horarios y marcos geográficos.

Desde la estudiante secular de enfermería en Japón que encontró la verdad de Dios en Tokio, a la reclusa extranjera alcanzada por ministerios a las prisiones mientras cumplía su sentencia en Madrid y el expastor evangélico y agricultor de las aisladas tierras altas de Papúa Nueva Guinea, la reacción siempre es la misma: es la sonrisa de una persona profundamente agradecida por haber hallado «un futuro y una esperanza» (Jer. 29:11). Es la sonrisa de alguien que ahora confía en su presente y futuro, porque ambos descansan en aquel que es dueño del futuro.

Las iniciativas misioneras adventistas mundiales nos recuerdan una y otra vez que el Espíritu de Dios no conoce fronteras. Desde la anciana de la India que conoció a los adventistas cuando fue sometida a una cirugía de cataratas en una improvisada clínica gratuita, al entrenador personal agnóstico en un gimnasio de la secular Praga y al matrimonio que buscaba la verdad en un extremo insular aislado de Escocia, el Espíritu de Dios sigue obrando para atraer a «los que serán herederos de la salvación» (Heb. 1:14). Y hay adventistas comprometidos en todo el mundo que sienten que no hay mayor privilegio que ser las manos y los pies de Cristo para facilitar esas experiencias.

Cada vez que alguien cuestiona la lógica o lo apropiado de financiar y asignar personal a esfuerzos masivos de evangelización, veo uno de esos rostros sonrientes que salen de las aguas bautismales; rostros que acaso no estarían allí si un hijo de Dios no hubiera permitido ser una herramienta en manos del Maestro. Cuando los veo dejar las aguas para comenzar una vida en Cristo, me permito imaginar cuántos diáconos, pastores y futuros líderes de la iglesia de Dios hay potencialmente entre ellos. Y pienso en los líderes actuales de la iglesia en todo el mundo, muchos de los cuales remontan sus comienzos en el liderazgo a un momento similar.

No importa el continente o el tamaño de la iniciativa, el evangelismo es catalizador de todo lo positivo que tiene la Iglesia Adventista.

CON LA MISMA ESPERANZA

Ese sábado en Sudán del Sur, recordé otro elemento clave que mantiene unida la misión adventista: el poder de una esperanza duradera. Mientras la esbelta hermana de Yuba seguía haciendo gestos y sonriéndome, me mostró su Biblia abierta. Era, me dirían más tarde, un Nuevo Testamento en dinka, una de las principales lenguas autóctonas de Sudán del Sur. Aunque yo era incapaz de entender, supuse que «Mathayo» se refería al Evangelio de Mateo, y vi que lo tenía abierto en los capítulos 24 y 25.

Un par de minutos más tarde, logré finalmente encontrar a un joven que hablaba dinka. La anciana siguió gesticulando, alzando los brazos al cielo, mientras hablaba, esta vez mirando al intérprete.

—¿Qué dice? –le pregunté ansioso. El intérprete me miró como si se me escapara lo obvio.

—Le está diciendo: «Nos volveremos a encontrar» –me explicó–. Le está diciendo: «Nos vemos en el cielo».

Marcos Paseggi es corresponsal principal de noticias de Adventist World. Junto con su esposa Cintia, están dedicados a transmitir la fe adventista a sus dos hijos adolescentes.

Todo comenzó con un pequeño folleto con un título sumamente largo: «Folleto que muestra que el sábado debería ser observado como día de reposo en lugar del primer día: “Conforme al mandamiento”», de T. M. Preble, publicado en 1845.

Nadie sabe exactamente cómo terminó ese folleto de doce páginas en la casa de Edward y Sarah Andrews en Paris (Maine, EE. UU.), pero allí lo encontró y leyó Marian Stowell, una joven de quince años. Los Stowell habían vendido su granja en espera de la segunda venida de Cristo, y fueron alojados por la familia Andrews después del Gran Chasco del 22 de octubre de 1844.

Impresionada por lo que había leído, Marian compartió el folleto con su hermano mayor Oswald, quien también se convenció de la verdad. Juntos, los dos hermanos guardaron el siguiente sábado de la mejor manera posible. Dos días después, Marian ofreció el folleto a John Andrews, de diecisiete años.

Después de leerlo, John le preguntó a Marian si sus padres habían leído eso. «No –replicó Marian–, pero yo sí. ¿Estás dispuesto a guardar el verda-

dero sábado, John?» El siguiente fin de semana, los Andrews y los Stowell guardaron el sábado llevando a cabo un culto en una de las salas de la casa.1

UNA VIDA DESTACADA

Fue ese el comienzo de una destacada vida de servicio para John Nevins Andrews. Profundizó sobre el tema del sábado como día de reposo, para llegar a escribir una obra fundamental para la enseñanza bíblica sobre el tema: Historia del sábado y el primer día de la semana: Sus orígenes en el Antiguo Testamento, observancia en días de Cristo, en la Iglesia Cristiana primitiva, y en la Edad Media. El libro, publicado por primera vez en 1859, aún sigue vendiéndose por Amazon. Andrews, conocido desde joven por su sinceridad, honestidad y piedad, siempre estuvo dispuesto a aceptar el llamado a servir desinteresadamente a Dios y a su iglesia. Su mente aplicada, pluma siempre lista y cualidades de liderazgo lo llevaron a dar orientación valiosa en la formación de la Iglesia Adventista. Ya sea como evangelista itinerante no remunerado en el norte de Nueva Inglaterra, como editor de la Review and Herald, o como miembro de las juntas que

votaron el nombre: «Adventista del Séptimo Día» en 1860 y organizaron la Asociación General en 1863, o como tercer presidente de la Asociación General (1867-1869), Andrews se dedicó de lleno a la misión de Dios.

DISPUESTO A SERVIR

De allí que no sorprendió que, el 14 de agosto de 1874, durante un Congreso de la Asociación General, los delegados votaron «instruir a la Junta Ejecutiva para enviar el pastor J. N. Andrews a Suiza tan pronto como sea practicable» 2 Los creyentes de Suiza habían estado rogando para que un misionero de los Estados Unidos fuera a ayudarlos a establecer la obra adventista en su país, y Andrews respondió al llamado, junto a sus hijos Mary, de doce años, y Charles, de diecisiete. El 15 de septiembre, los tres miembros de la familia Andrews abordaron el transatlántico Atlas de la compañía Cunard hacia Liverpool (Inglaterra), y de allí a Suiza. Angeline, la esposa y madre, había fallecido dos años antes.

DEDICADO A LA OBRA

Perspectiva mundial

Respondamos al llamado

Al llegar, Andrews se dedicó inmediatamente al trabajo, ayudando a organizar a los creyentes del sábado y colocando un aviso en el diario, invitando a sumarse a todo el que así lo deseara. Pero quizá la carga más grande de Andrews fue publicar una versión en francés de Les Signes des Temps

Un legado de misión

(Señales de los tiempos) Para hacerlo correctamente, él y sus hijos decidieron aprender bien la lengua francesa. Se propusieron hablar solamente francés en su casa, o alemán como excepción. El inglés era solo usado en emergencias o para momentos específicos predeterminados. El trabajo que hizo esa pequeña familia fue increíble. John Andrews escribió artículos originales en francés, o tradujo artículos de la Review y de Signs of the times (que se publicaba en inglés). Charles realizaba la maquetación, y Mary, que había aprendido francés como una nativa, ayudaba a leer las pruebas. La revista pasó de una circulación de quinientos a cinco mil ejemplares. Era enviada a direcciones en cincuenta de los más de sesenta distritos en Francia, en toda Suiza, y en otros numerosos países europeos de esa época: Austria, Bélgica, Escocia, España, Gales, Hungría, Inglaterra, Italia, Países Bajos, Prusia, Sajonia y

Suecia. Más allá de Europa Central, la revista alcanzó hogares en Rusia, India, Egipto, y América del Norte y del Sur.3

FIELES HASTA LA MUERTE

En verdad, esta familia respondió al llamado de Dios a la misión, y lo sirvió con fidelidad, incluso hasta la muerte (véase Apoc. 2:10). Mary contrajo tuberculosis y falleció en 1878, a los diecisiete años. Su padre se rehusó a alejarse de su lado mientras ella iba muriendo, y también contrajo la enfermedad que lo llevó a la muerte el 21 de octubre de 1883, a los cincuenta y cuatro años. Después del fallecimiento de su padre, Charles regresó a los Estados Unidos y más tarde contrajo matrimonio con Marie Ann Dietschy, a quien había conocido en Suiza. Aceptó empleo en la casa editora Review and Herald, que conservó hasta su muerte el 11 de julio de 1927.

UN EXCELENTE EJEMPLO

La familia Andrews dio un buen ejemplo de lo que significa responder al llamado divino. Hay algunos a quienes actualmente se les pide que dejen su hogar y seres queridos y viajen al extranjero donde aprenden un nuevo idioma, para alcanzar a las personas de allí. Y algunos, aún hoy, dan la vida mientras sirven en la misión. Muchos son médicos, docentes o personas que realizan otras tareas de avanzada. Otros son llamados a trabajar en su vecindario y compartir el amor y las buenas nuevas de Dios en ese ámbito

Muchos esparcen la Palabra de Dios por medio de los impresos, o por Internet y los medios sociales. Pero todos somos llamados a sumarnos a la misión de Dios.

La inspiración nos dice: «La obra de Dios en este mundo no podrá terminarse hasta que los hombres y las mujeres que componen la feligresía de nuestra iglesia se interesen en la obra y unan sus esfuerzos con los de los ministros y dirigentes de la iglesia. La salvación de los pecadores requiere trabajo personal decidido. Tenemos que presentarles la palabra de vida sin esperar que ellos vengan a nosotros. ¡Quisiera poder hablar a hombres y mujeres palabras que los despierten a la acción diligente! Los momentos que ahora se nos han concedido son escasos. Nos encontramos en el umbral mismo del mundo eterno. No tenemos tiempo que perder. Cada momento es de oro y demasiado valioso para dedicarlo únicamente a nuestro servicio personal. ¿Quiénes buscarán fervientemente a Dios para obtener de él poder y gracia para ser sus obreros fieles en el campo misionero?»4

¿Responderá al llamado de Dios diciendo: «¿Sí, iré»? ¿Será un misionero del Señor en el presente como parte de Todo Miembro Involucrado, ensalzando a Cristo, su justicia, los mensajes de los tres ángeles, el mensaje del Santuario y su pronta segunda venida?

1 Maxwell, C. Mervyn, Tell It To The World: The Story of Seventh-day Adventists (Mountain View, Calif.: Pacific Press Pub. Assn., 1977), p. 167.

2 Actas del Congreso de la Asociación General, 15 de agosto de 1874, 7:30 p.m., p. 84, https://documents.adventistarchives.org/ Periodicals/GCSessionBulletins/GCB1863-88.pdf

3 Maxwell, pp. 172, 173.

4 Elena White, Testimonios para la iglesia, t. 9 (Miami, Fl.: Asoc. Publ. Interamericana, 1998), p. 95. (La cursiva es mía).

Ted N.C. Wilson es presidente de la Asociación General de la Iglesia Adventista. Se pueden consultar artículos y comentarios adicionales en X (ex Twitter) en: @ pastortedwilson, y en Facebook: @ Pastor Ted Wilson.

John Nevins Andrews junto a su esposa Angeline y sus dos hijos Mary y Charles.
Patrimonio White

Enfocados en la misión

Descubramos el Espíritu de Profecía

Heraldos de esperanza

El legado misionero adventista en Sudáfrica

Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas […], del que publica salvación!» (Isa. 52:7). Este año, la Iglesia Adventista recuerda el envío de J. N. Andrews como el primer misionero oficial a Europa hace ciento cincuenta años. Sin embargo, 1874 no fue el comienzo de la obra misionera. Antes de esa fecha, en Sudáfrica, un converso nuevo llamado William Hunt preparó el camino para el establecimiento de la obra allí.

Hunt era buscador de oro y minero oriundo de Gales (Reino Unido). Se mudó a Canadá, y luego a Estados Unidos, donde obtuvo la nacionali-

dad en 1856. En 1869, conoció a los adventistas gracias a una publicación que criticaba a la iglesia. Hunt se contactó con J. N. Loughborough y, por correspondencia, adquirió libros adventistas y otros materiales.

Mientras cavaba en busca de oro en Nevada, Hunt fue a Bloomfield (California), donde asistió por dos semanas a reuniones de evangelización a cargo de Loughborough entre diciembre de 1870 y enero de 1871. Aceptó plenamente el mensaje adventista y fue bautizado. Hunt también se interesó en todo lo escrito por los adventistas. Adquirió las gráficas que usaba Loughborough para evangelizar, varios libros, incluidos

los Testimonios para la iglesia de Elena White, y una suscripción a Review and Herald 1

Unas semanas después, viajó a las minas de diamante de Kimberly (Sudáfrica), donde llegó a fines de 1871. Llevó consigo muchos impresos adventistas que compartió con otros, y entonces siguió solicitando más materiales de los Estados Unidos. En algún momento de 1878, Hunt entregó publicaciones adventistas a J. H. C. Wilson, un líder y predicador laico de los metodistas wesleyanos. Wilson escribió a la casa publicadora Review and Herald y describió la conversión de él y su esposa a la fe adventista y agregó que había compartido el mensaje con varios más quienes también lo aceptaron. 2

SE EXPANDE LA OBRA

Alrededor de 1885, sin la influencia de Hunt, George Van Druten y Peter J. D. Wessels, que eran de la Iglesia Holandesa Reformada, comenzaron a guardar el sábado. Un sábado de tarde después de su decisión, George y su esposa Mary Van Druten pasaron junto a la choza de Hunt y lo vieron leyendo la Biblia, vestido con sus mejores ropas. Se reunieron con él y se enteraron de la Iglesia Adventista. Quedaron atónitos al descubrir que en los Estados Unidos había unos treinta mil miembros que guardaban el sábado.

Hacia fines de 1885, Van Druten conectó a Peter Wessels con Hunt. No mucho después, ambos le pidieron a Hunt que escribiera a los Estados Unidos y solicitara un misionero holandés para Sudáfrica y enviaron la sustancial suma de cincuenta libras. En el Congreso de la Asociación General 1886, G. I. Butler expresó su asombro: «¡Piensen en eso! ¡Esa suma de dinero enviada a una tierra distante, a extraños, para llevarlos hasta la verdad de Dios!» 3 Al escuchar ese «llamado macedónico»,

El Hogar Benevolente de Diamond Fields en Kimberley (Sudáfrica).

los delegados reunidos se pusieron de pie y entonaron la doxología.

Al año siguiente, en julio de 1887, C. L. Boyd y D. A. Robinson con sus familias y cuatro instructores bíblicos y colportores llegaron a Ciudad del Cabo (Sudáfrica) para comenzar la obra. Boyd siguió viaje hasta Kimberley y halló a más de una decena de creyentes. Antes del fin de 1887, se organizó la iglesia adventista Beaconsfield en Kimberley con veintiún miembros.4 Para 1890, se levantó un templo que sigue siendo la iglesia adventista más antigua de Sudáfrica, y probablemente del continente africano. Fue designada monumento nacional en Sudáfrica en 1967, pero ahora tiene el estatus de monumento provincial.

En octubre de 1894, S. N. Haskell llegó a Sudáfrica y jugó un papel importante para el avance de la obra adventista.5 Se enfocó en los ministerios personales, lo que incluyó establecer una escuela en Beaconsfield con Sarah Peck como maestra. También creó una institución de salud que llamó «Sociedad de baños y benevolencia para mineros de Kimberley», ubicada en la zona oriental de la mina de diamantes Big Hole. George Van Druten tenía un negocio al norte de Big Hole. La iglesia recién establecida y los diversos ministerios, que se expandieron a los nativos, produjeron un creciente interés entre las personas de la región y la obra comenzó a crecer.

SE ESTABLECEN LÍDERES AUTÓCTONOS

Richard Moko, el primer converso africano nativo, se sumó a la iglesia de Kimberley en algún momento entre 1892 y 1895. El descendiente de los jefes más destacados de la tribu gaika se convirtió en el primer misionero y pastor ordenado nativo. El pastor Moko fue un evangelista y predicador efectivo. Además de su lengua natal, hablaba con fluidez en

inglés y holandés. Su ministerio produjo muchos conversos autóctonos. Sirvió fielmente al Señor hasta que falleció, el 7 de enero de 1932.6

Elena White se interesó de manera particular en la misión sudafricana. Los equipos misioneros de Boyd y Robinson se sumaron a Elena White en Moss (Noruega) en el verano de 1887 en camino a Sudáfrica. Cuando los Wessel visitaron Battle Creek en 1889, llegaron a encontrarse con ella. Elena White escribió muchas veces a diversos miembros de la familia entre 1890 y 1908. También recibió muchos mensajes divinos para los que trabajaban en Sudáfrica. Dios brindó una atención especial a este importante campo misionero y los que dirigían la obra allí.7

SITIOS HISTÓRICOS

TEMPRANOS

En 2023, Markus Kutzschbach, director ejecutivo de Ministerios de Herencia Adventista, en cooperación con Michael Sokupa, director asociado del Patrimonio White, redescubrieron la tumba sin inscripción de William Hunt en el Cementerio de Dutoitspan, cerca de lo que era la mina de diamantes Wesselton. La iglesia de Sudáfrica proveerá una lápida para conmemorar el papel de Hunt como el primer misionero adventista en África. También hay planes de efectuar

tareas de restauración en la iglesia de Beaconsfield.

Este sitio histórico nos recuerda de la poderosa obra de Dios al establecer la iglesia en un continente donde actualmente hay más de diez millones de miembros. El cántico de alabanza de David declara que «generación a generación celebrará tus obras » (Sal. 145:4).

1 J. N. Loughborough, «California», Review and Herald, 7 de febrero de 1871, 62; J. N. Loughborough, «The Church, Present Truth on the Pacific Coast XXVIII», Pacific Union Recorder, 9 de agosto de 1908,1.

2 J. H. C. Wilson, «A Letter from Africa» Review and Herald, 6 de junio de 1878, 183.

3 G. I. Butler, «Important Plans and Issues Contemplated by the General Conference», Review and Herald, 7 de diciembre de 1886, 760.

4 C. L. Boyd, «Sabbath-Keepers in Africa» Review and Herald, 11 de octubre de 1887, 634.

5 S. N. Haskell, «The Work in Africa», Bible Echo, Enero 1888, 12.

6 J. L Robison, «The Passing of Richard Moko», Review and Herald, 7 de abril de 1932, 331; véase también M. E. Olsen, A History of the Origin and Progress of Seventh-day Adventists (Takoma Park: Review and Herald, 1925), 488.

7 Véase «The Ellen G. White Africa Collection»

Merlin D. Burt es director del Patrimonio White en Silver Spring, Maryland, Estados Unidos.

Richard Moko, atrás, en el extremo izquierdo.

Fe en acción

Sueños que se hicieron realidad

Cómo compartimos alegría y a Jesús a huérfanos de la India

JEFF REICH

Mareeswaran siempre había soñado con andar en bicicleta, pero jamás pensó que tendría la oportunidad de hacerlo. Su padre falleció cuando era pequeño por lo que, siendo extremadamente pobre con una madre que no se interesaba en él, sus esperanzas de andar en bicicleta parecían estar fuera de su alcance; aunque seguía anhelando tener esa experiencia maravillosa. Al igual que muchos niños abandonados de la India, el sueño de andar en bicicleta, que podría parecer común, era completamente irrealizable.

Afortunadamente, Mareeswaran fue recibido en nuestro Hogar para Niños de los Ministerios Laicos de la India. Moses Samuel, el director del orfanato, trajo su bicicleta al hogar de los niños para que Mareeswaran pudiera aprender a andar en ella. Para gran asombro, aprendió a hacerlo en solo un día y se sintió agradecido a Dios por esa oportunidad. Pero lo más importante, ha aprendido mucho de Jesús y su amor mientras está en el orfanato. «Rindo mi vida a él. Me gustaría seguirlo y heredar la vida eterna», dice Mareeswaran.

Algo tan simple como andar en bicicleta da alegría a esos huerfanitos. Es nuestro objetivo que el Hogar de Niños sea un hogar real: un lugar seguro donde sentirse amado, alentado, educado y donde se pueden aprender buenos valores.

UNA BREVE HISTORIA

Ministerios Laicos, que es operado por adventistas, es una organización misionera de sostén propio. Desde 1985, hemos estado produciendo revistas enfocadas en la misión con artículos profundos para laicos, que tratan de temas actuales y experiencias prácticas. Comenzó primero como un boletín de noticias, entonces pasó a ser un folleto trimestral, y hoy día es una revista a todo color.

Apoyamos proyectos misioneros, y a misioneros en todo el mundo. Actualmente, trabajamos en siete países diferentes, con una amplia gama de proyectos como por ejemplo edificar escuelas para niños autóctonos en diversos países, mantener el orfanato en la India, enseñar salud e higiene junto con el mensaje del evangelio en Nepal, operar ministerios a las prisiones en Rumania y las Filipinas, y la producción televisiva tanto en la India como en los Estados Unidos.

En 2017, Ministerios Laicos de la India pudo obtener un edificio y tierra en el extremo sur del país, en Tamil-Nadu. La propiedad había estado vacía por unos años. Había sido diseñada como centro misionero comunitario para capacitar gente de las aldeas locales –varones en informática y mujeres en corte y confección– para que se ganaran la vida. Los que tenían ese sueño jamás lograron que el centro pudiera funcionar porque el principal patrocinador del proyecto falleció. Se ofreció entonces el edificio y el terreno a Ministerios Laicos de la India.

Inmediatamente transformamos las instalaciones en un orfanato para varones. Samuel mismo había crecido huérfano. Se esforzó para estudiar, y llegó a estudiar administración de empresas. Tenía el deseo de ayudar a los huérfanos, así como lo habían ayudado a él. Para cuando llegó a trabajar con nosotros, ya

Este huérfano aprecia mucho la oportunidad de estar en nuestro «Hogar».

Los muchachitos, desde temprana edad, aprenden a estudiar la Biblia por su propia cuenta.

tenía veinticinco años de experiencia como director de un orfanato. Él y su esposa, Sonna, junto con unos pocos ayudantes pagos, se propusieron abrir un orfanato modelo en TamilNadu, y así fue.

No obstante, enfrentábamos un problema. Aunque el hogar era solo para varones, recibíamos muchos pedidos para que acogiéramos también a niñas. El gobierno requería una sección separada para las niñas, que solo podían compartir el comedor y la sala de estudios. Por ello, no solo expandimos la residencia de los varones, sino que añadimos las habitaciones necesarias para las niñas, para cumplir con las regulaciones del gobierno. Eso, por supuesto, requirió una inversión considerable, pero gracias a nuestros fieles donantes, Dios en su misericordia nos proveyó de lo necesario. Hoy tenemos un lugar completo, que puede albergar a huérfanos de ambos sexos. Y por la gracia de Dios, también realizamos una obra comunitaria con los habitantes del pueblo, ofreciendo clases de corte y confección e informática, tal como habían imaginado los dueños originales.

RESULTADOS DE LA PACIENCIA

Joseph tenía solo quince años, pero su abdomen distendido lo hacía parecer más grande. Era resultado de consumir alcohol y tabaco. Su padre había muerto en una pelea de familia, y Joseph había estado viviendo en casa de un pariente, donde aprendió a usar alcohol y tabaco. Más tarde, vivió en un orfanato donde lo hacían dormir en una galería, porque mojaba la cama. Un día, su abuelo materno lo encontró tirado en ese lugar, en medio de una lluvia torrencial. Pronto lo reportó a las autoridades del gobierno y, entonces las autoridades nos pidieron que lo recibiéramos. Al ver su condición física, algunos se opusieron, pero Joseph no tenía otro lugar donde ir. Jesús dice: «Al que a mi viene, no lo echo fuera», por lo que recibimos al muchacho en el hogar. El comienzo, fue difícil. Se cortaba y lastimaba intencionalmente los brazos y las piernas; desobedecía a propósito. Pero al mostrarle amor y aceptación, comenzó lentamente a cambiar, por la gracia de Dios. Percibimos que tenía interés en estudiar, y ahora está en el décimo año, y dentro de poco tiene su primer examen del gobierno. A Joseph le daremos un profesor experto que lo ayude a

Los niños que antes dormían debajo de un puente, comían de la basura, o provenían de situaciones abusivas, ahora tienen buenas oportunidades.

prepararse. ¡Oren por favor para que Dios bendiga a este joven!

Estos son solo dos ejemplos del tipo de situaciones que vivimos en el Hogar de Niños. Recibimos niños de muchos trasfondos. Al momento de escribir estas líneas, tenemos siete niñas y quince muchachos, y otros más llegarán pronto. Es un testimonio triste contar de dónde provienen algunos de estos chicos. Pero ahora, los que antes dormían debajo de un puente, comían de la basura, o provenían de situaciones abusivas, tienen la oportunidad de recibir una buena educación cristiana, comida nutritiva, un ambiente limpio y, más que nada, un hogar que es una familia cariñosa y que ama a Cristo. Oren por favor por nuestro Hogar de Niños.

Jeff Reich es presidente de Ministerios Laicos, con sede en Idaho, Estados Unidos.

Respuesta a preguntas bíblicas

Dios, la sabiduría y los seres humanos

PHe notado que Job, Proverbios y Eclesiastés son diferentes del resto de los libros de la Biblia. ¿Cuál es el propósito de estos libros?

RLos estudiosos han identificado los libros de Job, Proverbios y Eclesiastés como literatura sapiencial, en parte porque la palabra «sabiduría» y otras similares son comunes en ellos. Como tipo de literatura, tienen una característica común (por ejemplo, dichos, diálogos, acertijos y narrativas didácticas). La sabiduría también es una manera de pensar. Los sabios creían que el mundo en el que vivimos es significativo, si bien no podían entender todas sus complejidades. Observaban la conducta y experiencias humanas y el mundo natural, y extraían de sus observaciones información confiable y principios útiles de conducta. El contenido de los libros sapienciales está organizado por lo general alrededor de tres áreas principales.

SABIDURÍA DE LA NATURALEZA

Salomón, guiado por el Espíritu, observó el mundo natural y escribió sobre la vida de las plantas y «sobre los animales, sobre las aves, sobre los reptiles y sobre los peces » (1 Rey. 4:33). Esta capacidad de observar, organizar, sacar conclusiones y aplicarlas a la conducta humana fue un don divino a Salomón (3:12, 13). Los siguientes casos ilustran cómo se aplica la observación de la naturaleza a la conducta humana. «Mira la hormiga, perezoso, observa sus caminos y sé sabio: ella, sin tener capitán, gobernador ni señor, prepara en el verano su comida, recoge en el tiempo de la siega su sustento» (Prov. 6:6-8). Aquí, Proverbios revela conocimientos del mundo natural y extrae enseñanzas éticas de ese conocimiento.

SABIDURÍA PRÁCTICA

La sabiduría práctica se enfoca en las relaciones humanas de una sociedad ordenada y brinda instrucciones sobre cómo actuar de una manera que estimule las relaciones pacíficas. La sabiduría práctica es funcional

y dinámica, y no solo una curiosidad intelectual. En muchos casos, se necesita para tomar las decisiones correctas (1 Rey. 3:16-18). La mayor parte de Proverbios se ocupa de la sabiduría práctica: «Aun el necio, cuando calla, es tenido por sabio» (17:28); «los labios justos complacen a los reyes; estos aman al que habla con rectitud» (16:13). Solo los que se comportan de manera correcta son sabios y viven en paz con otros.

SABIDURÍA TEOLÓGICA

Este tipo de sabiduría enfatiza los límites de la sabiduría humana e identifica a Dios como la fuente de la verdadera sabiduría (Prov. 8). Se ve la sabiduría como mediadora de la revelación. El significado último del mundo natural y de la experiencia humana se encuentra en la sabiduría divina. Entre otras cosas, la sabiduría teológica procura comprender, o al menos analiza, cómo es que Dios puede ser un Dios amante frente a la existencia del sufrimiento humano. Job y Eclesiastés son buenos ejemplos de sabiduría teológica. Este tipo de sabiduría se basa en el hecho de que «el temor de Jehová es el principio de la sabiduría» (Prov. 9:10). Los sabios comenzaron su tarea con la presuposición de que hay un Dios amante que creó todas las cosas, y que es un gozo honrarlo. La sabiduría teológica ofrece el fundamento para la sabiduría en la naturaleza y la sabiduría práctica. Se percibe el funcionamiento de las cosas en general de manera que incluya expresiones de sabiduría divina y, en consecuencia, estudiar la conducta humana y el mundo natural es una exploración de la sabiduría divina que, según el Nuevo Testamento, alcanzó su clímax en la encarnación de la sabiduría en Cristo. Podríamos decir que la sabiduría es una búsqueda pragmática para entender la creación de Dios en términos de nuestra relación con la naturaleza, las personas y Dios, y que usa formas literarias específicas para comunicar sus hallazgos. Esos son los tres niveles de relaciones dentro de los cuales existimos. Aprender a navegarlos añadirá paz y años a nuestra vida.

El doctor Ángel Manuel Rodríguez se ha jubilado después de trabajar como pastor, profesor y teólogo.

Salud y bienestar

Una amenaza silenciosa

El impacto de la contaminación plástica para la salud

La información abarcadora que brinda la Iglesia Adventista sobre la salud no se refiere demasiado a los efectos negativos de la polución, lo que incluye la contaminación ambiental por la descomposición de productos plásticos. ¿Deberíamos interesarnos en este tema?

Sí, y nos preocupa. En 2002, el departamento de Ministerios de Salud de la Asociación General lanzó un recurso de salud denominado CELEBRATIONS®,1 que se basa en las ocho leyes naturales de la salud2 e incluye un capítulo sobre la importancia del medioambiente. El aumento global del uso de plásticos ha resultado en una contaminación ambiental generalizada, lo que tiene impactos negativos sobre la salud debido a la descomposición de sus productos. Esto incluye los microplásticos, los aditivos tóxicos, y los subproductos perjudiciales que presentan riesgos reales y potenciales a la salud cuando se infiltran en los ecosistemas, las cadenas alimentarias y los suministros de agua.

Los microplásticos son esas partículas ínfimas de plástico de menos de 5 milímetros de diámetro que han sido detectados en los océanos, ríos, el suelo y el aire. Se originan de la descomposición de residuos plásticos. Los humanos se ven expuestos a los microplásticos mediante el agua, los alimentos contaminados y la inhalación. Los estudios señalan que los microplásticos pueden producir inflamación, estrés oxidativo, y daños a la información genética de las células, todo lo cual está vinculado con el cáncer, las afecciones cardiovasculares y las enfermedades neurodegenerativas. La capacidad que tienen los microplásticos de absorber y concentrar químicos tóxicos, lo que incluye los contaminantes orgánicos persistentes y los metales pesados, incrementa sus efectos nocivos cuando son ingeridos.

Los plásticos contienen aditivos, como los plastificantes (ftalatos), retardantes de llamas (éteres difenílicos polibromados o PBDE) y estabilizadores (bisfenoles). Esos aditivos pueden ir desprendiéndose con el tiempo, en especial si están expuestos al calor, la luz del sol o el estrés mecánico. Los seres humanos se ven expuestos mediante el contacto directo, la ingestión de alimentos y bebidas contaminadas, y la inhalación de partículas de polvo. Se sabe que los ftalatos y el bisfenol A (BPA), por ejemplo, son alteradores endócrinos, dado que interfieren con la función hormonal y llevan a problemas en la reproducción, problemas de desarrollo en los niños, y mayores riesgos de sufrir ciertos cánceres. Los PBDE pueden estar asociados con la disfunción tiroidea, los déficits del desarrollo neuronal, y alteración de las respuestas inmunológicas. Los subproductos en descomposición del plástico que son ingeridos o inhalados pueden contribuir a la toxicidad sistémica, lo que incluye lesiones al hígado, a los riñones, problemas respiratorios, y alteraciones del sistema endócrino. Los plásticos y la descomposición de estos pueden quedar concentrados en los organismos vivos (la ingesta excede la excreción) e incrementan

su concentración (biomagnificación) en la cadena alimentaria. Los peces y los crustáceos a menudo ingieren microplásticos, confundiéndolos con alimento. El consumo de productos marinos contaminados presenta el riesgo de ingerir toxinas acumuladas. La bioacumulación puede llevar a concentraciones más elevadas de sustancias tóxicas en los tejidos humanos, lo que resulta en problemas crónicos de la salud tales como la inmunotoxicidad, la infertilidad y los trastornos metabólicos.

También se ha hallado polución plástica en las fuentes de agua potable en todo el mundo. Los microplásticos y sus químicos asociados pueden contaminar los suministros de agua mediante infiltración desde la superficie, el vertido de aguas servidas y la sedimentación atmosférica. Esos contaminantes presentan un riesgo directo a la salud, en particular en regionales que carecen de instalaciones avanzadas de tratamiento del agua. Los productos de plástico que se descomponen en el ambiente representan una amenaza creciente para la salud humana global. Sabemos que este planeta quebrantado será hecho nuevo cuando Jesús regrese. A pesar de ello, hemos sido designados mayordomos de este mundo y sus ricos recursos que sustentan la vida. La Biblia declara que al fin del tiempo, la ira de Dios «ha venido» para «destruir a los que destruyen la tierra» (Apoc. 11:18). Tenemos el deber de educar a nuestras comunidades, reciclar y esforzarnos por garantizar recursos seguros de agua, compartiendo el amor de Jesús, la verdadera Agua de vida.

1 Consultado en https://www.healthministries.com/celebrations/.

2 Elena White, El ministerio de curación, «Remedios naturales» (Mountain View, Calif.: Pacific Press Pub. Assn., 1959), p. 89.

Peter N. Landless es cardiólogo nuclear certificado y director de Ministerios Adventistas de Salud de la Asociación General. Zeno L. Charles-Marcel es especialista certificado en medicina interna y director asociado de Ministerios Adventistas de Salud de la Asociación General.

Un artista para Dios

R¿Puedo contarle una historia?

DICK DUERKSEN

egresaré a Vietnam en unas semanas donde daré conferencias a los estudiantes de arte en cinco universidades diferentes. Hablaré de cómo el arte es un don del Creador para mostrar cómo experimentar la plenitud y la sanación en nuestra vida. Usaré mi arte para ilustrar las conferencias y responderé preguntas »

El pastor Cuong nació en Vietnam del Sur en 1970, donde su familia experimentó guerra, violencia hambruna y temor. Fueron momentos aterradores. A menudo estaban con hambre, tenían que ocultarse y correr para alejarse del peligro. No tiene buenos recuerdos de esos años.

Su padre era artista y el gobierno lo puso a trabajar para pintar murales y retratos de Ho Chi Minh en toda la ciudad. «Papá necesitaba un ayudante, y yo obtuve ese trabajo. Aprendí rápido, y pinté paredes enteras con murales de victoria, y tantos retratos que podía casi hacerlos dormido». Cuando el ejército de los Estados Unidos abandonó Vietnam, se organizó el rescate de los vietnamitas que habían trabajado con ellos, y también de todos los niños vietnamitas cuyos padres eran soldados estadounidenses. Cuong tenía un hermano adoptado que era medio estadounidense, porque su padre era uno de los soldados norteamericanos, por lo que toda la familia fue llevada primeramente a un campamento de refugiados en las Filipinas. En el campamento, trataron de enseñarles inglés

y ayudarlos a saber qué esperar cuando llegaran a los Estados Unidos.

«Douglas Kellum, un soldado estadounidense que se había convertido en pastor cristiano, llegó a nuestro campamento a enseñarnos de Jesús. Yo no quería saber nada de él. Lo rechacé muchas veces, rehusándome a escuchar las palabras de la Biblia. Le di vuelta la cara y no quise escuchar lo que me decía»

El pastor Kellum hablaba fluidamente vietnamita y explicó los versículos con claridad. A la madre de Cuong le encantaba escuchar las historias de Jesús, sobre el amor, la gracia y la esperanza. Cada día, y a veces muchas veces por día, instaba a Cuong para que se sumara y para que se bautizara como seguidor de Cristo. Pero él una y otra vez se rehusaba a hacerlo. Después de casi seis meses, el amor de mamá finalmente llegó a su corazón rebelde. Cuong aceptó escuchar el mensaje, y más tarde pudo ser bautizado en el lodoso río cercano al campamento.

ESCUCHAR LA VOZ DE DIOS

Cuong y su familia fueron liberados finalmente del campamento y enviados a un nuevo hogar en Oregón (EE. UU.). Cuando aterrizaron en Portland, tenían muy pocas maletas, y ni siquiera entendían los carteles del aeropuerto. «Cuando llegamos nos esperaba un pastor adventista vietnamita que era bilingüe, quien nos llevó a su iglesia. Antes de no mucho, todos estábamos entonando himnos ».

A pesar de ello, Cuong no era feliz. A menudo estaba solo, observando, pintando, pero vacío, sin ningún lugar donde ir. Finalmente, triste, con el corazón

intranquilo y sabiendo que necesitaba adaptarse a ese lugar, dejó su hogar y viajó a San Francisco, buscando algo que llenara el vacío de su vida.

«Allí lo encontré –dice Cuong con una sonrisa–. No en las tiendas o los edificios o la nueva cultura, sino en las flores, los árboles y las playas. Me hablaron de Jesús, y cuanto más escuchaba o veía, más sentía que me hablaba, me amaba y me daba razones de aceptarlo plenamente»

Después de esta experiencia regresó donde vivía su familia, y cultivó entonces un compromiso apasionado con Cristo, ansioso de aprender aún más. Soñaba con que quizá, algún día, pudiera emular a Jesús dando sanación y transformación a los perdidos.

«Siempre estaba dibujando –dice Cuong–, usando el arte para describir de qué manera escuchaba la voz de Dios »

SERVICIO EN SU HOGAR

Y EL EXTRANJERO

Cuong estudió teología y arte en el Colegio Terciario Walla Walla y la Universidad Andrews. Después de completar una Maestría en Teología regresó a Oregón como pastor de la iglesia vietnamita de Portland, un cargo que ocupó por veintidós años. En 2015, obtuvo un doctorado en el área de la predicación.

«De valor especial me resultaron los siete años que dediqué al ministerio en las prisiones en una cárcel de máxima seguridad. Esas visitas semanales y estudios bíblicos inspiraron mi amor por Cristo y añadieron mayor profundidad a mi predicación, escritura y arte».

En 2010, Vietnam dio al pastor Cuong permiso para llevar a cabo una campaña de evangelización de siete días en la antigua Saigón, el primer acontecimiento de ese tipo desde el final de la guerra. Predicó varias campañas más en los años siguientes, y en 2023, recibió invitación de universidades en Hue y Saigón para dar conferencias a los estudiantes de arte. Los pabellones estuvieron repletos de estudiantes, profesores y administradores. Todos se quedaron más tiempo del esperado y los profesores quedaron muy contentos.

«El rector de la universidad en Hue informó a otras universidades acerca de la experiencia, y ahora he recibido invitaciones a dar conferencias profesionales en cinco universidades más allí en mi país. También me han pedido que lleve a cabo una exposición de arte mientras esté allí».

El ministerio del pastor Ngo incluye cuatro programas semanales de Zoom que cuentan con más de mil suscriptores de todo el mundo. Sus clases suelen referirse a la belleza de los siete días de la creación de Dios, enseñando a los estudiantes cómo usar la terapia del arte para ayudar a sanar corazones y guiar a los oyentes para que sigan el mapa divino hacia la plenitud. «Enseño cómo tener libertad en el corazón, libertad de la conciencia, libertad de ser pleno y florecer. La gente está ansiosa de aprender, y muchísimos me siguen para hablar de mi arte y escuchar más del mensaje de Dios»

Los detalles pintados con esmero en los retratos del pastor Cuong cuentan historias, revelando verdades sobre las elecciones, los desafíos y las esperanzas de las personas. Al observarlos profundamente a los ojos se nota el amor transformador de Dios.

«Hoy tengo mucho optimismo por la vida, a pesar de todos los problemas del mundo –dice el pastor Cuong–. Veo la vida como algo hermoso. Toda vez que estoy desanimado, camino en medio de la naturaleza de Dios y él me sana. Parece que las flores, el césped y las aves me hablan de su amor. Eso me da esperanza y nueva plenitud»

«Quiero ir al cielo –dice el pastor reclinándose en su silla junto a sus pinturas y pinceles por un momento, permitiendo trasladarse lejos con la mente–. Pero mientras esté aquí, quiero cuidar de mis hermanos de todo el mundo, ayudándolos a ver la belleza que Dios ha colocado alrededor de todos. Ver esa belleza les ayudará a percibir que Dios también está cultivando la plenitud dentro de ellos».

Dick Duerksen es un pastor y narrador que vive en Portland, Oregón, Estados Unidos.

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Vol. 20, No. 10

Laddie, el perro misionero

Has escuchado hablar alguna vez de un perro misionero? De niña, teníamos un perro que se llamaba Laddie. Había sido abandonado y maltratado, pero lo rescatamos. Queríamos mucho a Laddie, y nos ocupamos de él. Disfrutábamos de cepillar sus largos pelos dorados, y él movía la cola con entusiasmo, porque le encantaba la atención que recibía.

Pero Laddie tenía un hábito que no sabíamos cómo sacárselo. Le gustaba tanto la gente que se escapaba a visitar a los vecinos. Podíamos estar afuera jugando con él, y si entrábamos a la casa por un minuto, salía corriendo a casa de los vecinos. Gracias a Laddie, llegamos a conocer muy bien a nuestros vecinos.

Cierto día, se escapó otra vez. Llamamos y llamamos, pero no vino corriendo. Muy pronto, sonó el teléfono. Una señora amable que no conocíamos nos dijo que Laddie había ido a visitarla y nos preguntó si podíamos buscarlo. Por supuesto, nos subimos al auto para buscar a nuestro perro paseandero.

Cuando llegamos a la casa de la señora, encontramos a Laddie acurrucado, recibiendo caricias y amor de sus nuevos amigos. Jamás habíamos visto a esa gente, y Laddie jamás había ido tan lejos de nuestra casa. Mientras hablábamos con la señora Smith y su familia, llegamos a conocerlos mejor; ella nos contó de su vida. Era una señora amable, pero parecía triste. Había estado teniendo problemas de salud y no sabía qué hacer. Mientras mamá y papá la escuchaban, se dieron cuenta que ella quería tener mejores hábitos saludables. Conocían el lugar perfecto para ayudarla: un programa en la iglesia donde podría aprender a comer mejor, hacer ejercicio y beber más agua. La señora Smith dijo que le encantaría asistir a esas reuniones. Así fue como llegó con su familia. Mientras estuvo allí, vio qué bien jugaban juntas las familias y cómo los otros niños se ocuparon de incluir a sus hijos. También aprendió la importancia de ingerir alimentos frescos como verduras y frutas, y a evitar las

carnes, en especial el cerdo y los mariscos. Descubrió los beneficios de beber agua pura y dejar las bebidas adictivas con alcohol y cafeína. Lo que es más importante, aprendió a confiar en Dios. Al comenzar a practicar lo que había aprendido, se sintió mucho mejor. No tan triste, y especialmente con más energía. Podía pensar con mayor claridad, y comenzó a leer la Biblia. Después del programa, seguimos siendo sus amigos y comenzamos a estudiar la Palabra juntos.

SI UN PERRO PUEDE HACERLO… Todo esto sucedió gracias a un perro al que le encantaba visitar a otras personas. ¡Era un perro misionero! Si un perro puede ser misionero, ¿crees que tú también podrías serlo? Laddie no podía hablar, pero podía visitar a las personas. ¡Tú también puedes hacer eso! Encuentra personas que necesitan tener la alegría de recibir una visita, así como lo hizo mi perro. Quizá tienes un vecino anciano al que le gustaría que alguien lo visite; o un amigo que

Si un perro puede ser misionero, ¿crees que tú también podrías serlo?

se siente triste. Hasta podrías pedir a tu maestro de Escuela Sabática o pastor si puedes ayudar a organizar un programa en un hogar de ancianos local. Puedes visitar a tus vecinos, así como lo hizo Laddie. Asegúrate de ir con un miembro de tu familia. Puedes preparar unos bocadillos caseros para compartir o crear una tarjeta para alegrarles el día. Si tienen niños, invítalos a jugar contigo, hacer manualidades o a una pequeña fiesta. Es divertido hacerse de amigos y ser un misionero. Puedes también preguntar a tus padres si puedes ayudar en el jardín o en las tareas de la casa. Laddie no podía ir a la escuela, pero le habría gustado aprender las cosas importantes que se enseñan allí. Puedes ser un misionero al ser un estudiante diligente y aprender todo lo que puedas. Proverbios 22:29 dice: «¿Has visto un hombre cuidadoso en su trabajo? Delante de los reyes estará, no delante de gente de baja condición». Proverbios 4:5 nos dice: «Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia»

Al trabajar duro y aprender cosas nuevas, cultivas habilidades que te ayudan a ser misionero, tanto en la escuela como en otras partes. Al igual que el profeta Daniel, puedes mostrar el poder de Dios si confías en él y le obedeces. Tus amigos lo verán y se verán inspirados por tu ejemplo.

Laddie no podía orar por otros, pero tú puedes hacerlo. Pregúntales a tus amigos si hay algo por lo cual puedes orar. A muchos les gusta que otros oren por cosas específicas. Orar por otros demuestra que te interesas en ellos y que ellos son importantes para ti y para Dios.

Aunque Laddie no podía asistir a la iglesia, le habría encantado saludar a todos. Puedes ser un misionero en la iglesia, saludando a las personas e invitándolas a la Escuela Sabática. Tú puedes hacer que las visitas se sientan bienvenidas si las saludas, juegas con sus hijos, los presentas a tus amigos y les muestras el lugar.

Laddie no podía contar historias de la Biblia, pero tú puedes hacerlo. Aprende esas historias y compár-

telas con tus amigos que no las conocen. Hasta puedes representar las historias con tus amigos o usar tus juguetes para contar la historia de una manera entretenida.

EL RESTO DE LA HISTORIA

Con el tiempo, invitamos a la señora Smith a un seminario especial de la Biblia donde aprendió a confiarle su vida a Dios. Al final de la serie, decidió entregar su vida a Cristo por medio del bautismo. Todo comenzó cuando un perro se hizo de nuevos amigos. Al igual que Laddie, puedes ser un misionero todos los días al practicar pequeños actos de bondad, compartir el amor de Dios, y ser un buen amigo. Tú también puedes marcar una diferencia en la vida de otra persona, así como lo hizo Laddie.

Ruthie Reeves es directora ejecutiva de Starting With Jesus, un ministerio que se dedica a ayudar a que los niños cultiven una relación diaria con Cristo.

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