01/2025
En busca de cultos personales significativos Página 14
«¿Ha estado en un Congreso de la Asociación General?»
Página 24
El cable de los ángeles Página 28
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En busca de cultos personales significativos Página 14
«¿Ha estado en un Congreso de la Asociación General?»
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El cable de los ángeles Página 28
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18 Perspectiva mundial
En los tiempos del Padre
Ted N. C. Wilson
20 Espíritu de Profecía
El gozo y la recompensa de los redimidos
Elena White
22 Mirada al pasado
William Barlow
Gordon Christo
24 Informe especial
«¿Ha estado en un Congreso de la Asociación General?»
Jonathan Walter
26 Respuesta a preguntas bíblicas
El sábado y la escatología
27 Salud y bienestar
El regreso de la tos convulsa
28 ¿Puedo contarle una historia?
El cable de los ángeles
30 Fe en crecimiento
La promesa
Justin Kim
En El mapa cultural: Las 8 escalas de nuestras barreras culturales y cómo sortearlas, la autora Erin Meyer analiza ocho diferencias culturales para ayudar a comprender y moverse en el mundo internacional de los negocios. Se presenta un eje para cada una de las ocho diferencias para mostrar la gama divergente de las culturas globales y su impacto en marcos laborales multiculturales.
Una de las ocho áreas son los cronogramas y el sentido del tiempo. Algunas culturas ven el tiempo en forma lineal. Son muy intencionales respecto del tiempo. Se respetan las citas, los horarios, las fechas límites y las secuencias. Se hace énfasis en la prontitud, la organización y la preparación, mientras que la impuntualidad es pecado.
Por otro lado, hay culturas con un concepto flexible del tiempo. El énfasis está en la fluidez, el dinamismo y la adaptabilidad a las oportunidades que surjan. Se alientan las tareas múltiples y se toleran las interrupciones. La rigidez ilógica es pecado. Una cultura pone a la preparación como el mayor valor, mientras que otra coloca allí la flexibilidad. Una coloca las relaciones, los matices, las gracias sociales y el protocolo interpersonal como secundario, que es gastado en pro de la puntualidad. La otra coloca el orden, los objetivos, los arreglos y la exactitud como secundaria, que puede descartarse en pro de las interacciones humanas.
Pueden imaginar la relación de trabajo entre individuos de esos valores culturales opuestos. Una cultura es criticada como haragana o desaliñada. La otra es considerada fría y mecánica.
Sumada a esta complejidad, cada cultura posee versiones dentro de sus mismas culturas. Las regiones desarrolladas y concentraciones urbanas pueden destacar la productividad, los resultados, la eficiencia, el análisis y la diligencia, mientras que las regiones donde hay localidades pequeñas o rurales enfatizan las conexiones, la lealtad, las buenas relaciones y la conducta.
¿Cuál debería ser la cultura del movimiento adventista?
Los adventistas deberíamos elevarnos por sobre las limitaciones culturales dado que somos llamados a honrar ambos aspectos. Los estudiantes de las profecías de Cristo son llamados a la puntualidad, dado que nuestra herencia profética nos llama a estar preparados, con urgencia, velando y esperando, conscientes de los tiempos, y con diligencia productiva mientras lo hacemos. Al mismo tiempo, los estudiantes del ministerio de Cristo somos también llamados a la bondad, la paciencia y el carácter, comprendiendo el valor que Cristo da a los demás cuando nosotros, al pie de la cruz, lo vemos crucificado por la humanidad.
Vemos esto en la orden de Cristo: «Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia». Nos pide en primer lugar respetar sus prioridades: ser conscientes del tiempo, el orden y el valor. Pero también nos recuerda que su reino incluye personas, y su justicia, o el carácter de justicia, santidad y amor de Dios.
Más allá de nuestras culturas terrenales, ojalá que nuestros ojos permanezcan fijos en ese Reino celestial, siempre preparados, pero también listos para demostrar el amor de Cristo.
Aguska Mnich, seis veces campeona mundial de fútbol estilo libre, aparece en un episodio de «Mi mayor victoria», una serie producida por Hope Media Europa. En ella, comparte cómo Jesús transformó su vida. El episodio se estrenó en la Conferencia de «GAiN Europa 2024» en Budva (Montenegro), el 16 de noviembre.
«La misión de los abogados, escribanos y profesionales legales adventistas va más allá de brindar asistencia legal. Cristo nos llama a servir a la iglesia, apoyar a los miembros, y alcanzar a los necesitados.
Por sobre todo, Dios nos ha elegido para esparcir el mensaje del evangelio en todo el mundo».
—Nelson Paulo, director de libertad religiosa de la División de AsiaPacífico Sur, sobre el lanzamiento de la Asociación de Abogados y Escribanos Adventistas. Casi doscientos expertos legales de Indonesia y las Filipinas asistieron al evento en octubre. Los participantes, comprometidos con la tarea de sostener la libertad religiosa y esparcir el evangelio en Indonesia, apuntan a servir como defensores de la fe y la justicia.
Se les preguntó a los miembros de iglesia cuán a menudo escuchan sermones sobre una vida de salud integral.
Con mucha frecuencia – 25%
Con frecuencia – 44%
Rara vez – 25%
Nunca – 6%
Escanee el código de QR para ver la encuesta completa.
N = 139.825
Fuente: Encuesta Global de Miembros de Iglesia 2022-23
Datos provistos por la Secretaría de Archivos, Estadísticas e Investigaciones de la Asociación General
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«Este premio es más que lo que esperaba, dado que me veo bajo la conducción del gran Médico, y busco honrarlo […]. Le doy la gloria por todo lo que ha hecho».
—Jerome Stern, exdirectivo médico principal del Hospital Andrews Memorial en Jamaica, al recibir la Medalla de Honor por Servicio Extenso y Fiel, durante una ceremonia de investidura y presentación de premios nacionales en octubre. El gobernador general de Jamaica, Su Excelencia Sir Patrick Allen, entregó el premio a Stern, quien sirvió al país por 46 años en la atención tanto pública como privada. La pasión de Stern por promover la salud lo llevó a dirigir seminarios para dejar de fumar. Su trabajo en la educación para la salud también incluyó programas de radio y televisión, lo que llevó al lanzamiento de un programa de salud en la televisión de Jamaica.
«Cuando permitimos que la luz de Dios brille, nadie puede apagarla».
—Felix Wadrobert, presidente de la Misión de Nueva Caledonia, sobre los primeros adventistas de la Isla Futuna. En octubre, se bautizó a tres integrantes de una familia. Kalisito Tuihamouga, uno de los nuevos miembros, conoció la Iglesia Adventista mientras visitaba a su hija en Nueva Caledonia. Ella lo invitó a la iglesia, pero él se rehusó. En una segunda invitación, accedió y al escuchar un mensaje sobre Nicodemo se sintió conmovido. Cuando regresó a Futuna, llevó una Biblia, un folleto de Escuela Sabática, y Escucha a la Biblia, un libro sobre las enseñanzas bíblicas de la Iglesia Adventista. Comenzó entonces a compartir con su familia lo que había aprendido.
«A
vida de otros, solo estamos siendo raros».
—Reylourd P. Reyes, secretario de la Misión de Luzón Central en las Filipinas, durante un fin de semana de capacitación en liderazgo en el Centro de Conferencias de Halvorsbøle (Noruega), llevado a cabo en octubre. El evento buscó enseñar métodos de evangelización a los líderes de la iglesia en Noruega. Reyes, quien fue fundamental para el establecimiento de seis iglesias en el Gran Manila en años recientes y tiene experiencia en compartir el evangelio con el público secular, enfatizó que si pasamos tiempo deliberado con amigos nuevos y estamos dispuestos a escuchar sus necesidades, tendremos oportunidades de compartir el evangelio.
«Dios, en su misericordia y fidelidad, ha escogido este lugar como el correcto; este momento como el adecuado; estos líderes como los apropiados; y este proyecto como el correcto para dar el mensaje, los cánticos y el contenido adecuados, para que las personas terminen en el lugar que corresponde
—Desmond Díaz, contratista de proyectos, en la ceremonia de colocación de la piedra fundamental de Hope Channel Filipinas. El evento se llevó a cabo en noviembre en el campus de la Universidad Adventista de las Filipinas en Silang, y atrajo líderes de los departamentos de comunicación y Hope Channel de la División de Asia-Pacífico Sur, además de directivos de las sedes regionales de todas las Filipinas. (->)
En noviembre, la Asociación Adventista de Aviación (AAA) de la Asociación Norte de Nueva Gales del Sur en Australia celebró sesenta años de alcanzar a comunidades remotas mediante la aviación, en el Pacífico Sur. Para marcar la ocasión, se llevó a cabo un evento de celebración. Asistieron miembros actuales y del pasado, incluidos pilotos, misioneros y simpatizantes. Durante el evento, los asistentes tuvieron la oportunidad de conectarse, compartir momentos de adoración y experiencias, y repasar la historia de la AAA.
Marcos Paseggi, Adventist World
Un mercado al aire libre en la Universidad Sahmyook en Seúl, Corea del Sur, el 10 de noviembre, ayudó a conectar a los productores rurales adventistas con sus clientes urbanos y recaudó fondos para proyectos misioneros más allá de las fronteras del país.
«La idea es que los adventistas de las zonas rurales vengan, expongan y vendan productos agrícolas y otras mercancías, a otros adventistas que viven en la ciudad –explicaron los organizadores en una carta que promocionó el evento–. Se anima a los adventistas a que vean y adquieran esos productos, con el objetivo de fomentar una conexión entre las comunidades rurales y urbanas ».
Un segundo objetivo, reconocieron los organizadores, es que parte del dinero recaudado por las ventas sea donado para financiar proyectos misioneros, mayormente en países de Asia, donde la obra de la Iglesia Adventista enfrenta desafíos debido al trasfondo musulmán o budista de la población.
VIBRANTE DE ACTIVIDAD
En 2024, el mercado al aire libre en el campus de Sahmyook incluyó casi setenta puestos. La mayoría ofreció frutas y verduras frescas a precios muy accesibles y comidas para todos
los gustos. Las ofertas incluyeron peras asiáticas, caquis y ajíes, castañas crudas y miel orgánica.
Otros puestos ofrecieron setas secas, algas y kimchi casero, todos elementos básicos de la cocina coreana tradicional. Aun otros promocionaron opciones dulces como turrón de maní, panqueques coreanos, y galletas dulces fabricadas a la vista. Entre los puestos, una sección especial incluyó mesas y bancos donde las personas podían socializar y disfrutar de comidas bajo el tibio sol otoñal. Además de las opciones alimentarias también quienes acudieron podían comprar flores y libros. En un extremo, una empleada de Alimentos Sahmyook compartió consejos sobre alimentación saludable. La compañía adventista de alimentos es conocida por ir más allá de la búsqueda de ganancias para financiar proyectos misioneros en otros países. Y otro puesto ofreció masajes de relajación en los pies.
ÉNFASIS MISIONERO
Aunque la conexión adventista urbana-rural fue por cierto parte de las actividades del día en el mercado, los organizadores se aseguraron de enfatizar claramente su aspecto misionero.
El evento en la Universidad Sahmyook coincidió con las celebraciones del aniversario de la iglesia.
Un puesto doble promocionó actividades y proyectos de la sede de Servicios e Industrias de Laicos Adventistas (ASi por su sigla en inglés) en la Asociación de Corea Occidental. Durante el festival de 2024, ASi recaudó fondos para abrir una clínica dental en Lahore (Pakistán), una región que se sumó al territorio de la División de Asia-Pacífico Norte en 2023.
En la plaza central del mercado, un miembro de ASi mostró cómo tañer una campana para anunciar una contribución personal a ese proyecto específico. Otros puestos recaudaron fondos mediante ventas para financiar iniciativas en Camboya, un país fuera del territorio de la División, pero dentro de la Ventana 10/40, donde el cristianismo es una religión minoritaria. «Viajes misioneros más cortos, o más largos, proyectos comunitarios para mejorar la vida de la gente, e iniciativas de evangelización –explicó uno de los promotores–. Todo tiene que ver con la misión».
En noviembre, la Unión Asociación Coreana celebró 120 años de presencia adventista en la península. Durante la celebración, los líderes y miembros llamaron la atención a los sacrificios de los pioneros. Los líderes también compartieron de qué manera los adventistas de Corea pronto pasaron de ser receptores de misioneros a enviar misioneros nativos a diversos países del mundo. «Iniciativas como las de este mercado ayudan a recaudar fondos para que la misión en el extranjero siga viva y creciendo», dijeron.
Malachi Odwoli, Asociación de Kenia Occidental, y Adventist World
La Unión Asociación de Kenia Occidental de la Iglesia Adventista se unió a la Asociación de Kenia Occidental para una campaña contra las niguas (o piques) en Malava, del 10 al 12 de octubre. La iniciativa, dirigida por los departamentos de salud y evangelismo de ambas organizaciones, buscó combatir los efectos debilitantes de las infestaciones de niguas en la región. Las niguas son pequeñas pulgas parásitas que se introducen bajo la piel. Por mucho tiempo han sido una aflicción oculta pero devastadora en las zonas rurales de Kenia, en particular en zonas carentes de infraestructura sanitaria. Las consecuencias son severas: causan dolor intenso, inflamación, y segundas infecciones, limitan la movilidad, en especial en los niños, e interrumpen la capacidad de asistir a la escuela y participar en actividades diarias. No obstante, el impacto físico es tan solo un aspecto de la situación. El impacto emocional es igualmente devastador. Los individuos, en particular los niños, sufren el estigma de heridas y cicatrices visibles, lo que puede llevarlos al aislamiento, la ansiedad y la depresión. Esa estigmatización puede resultar en una pérdida de la autoestima, limitando el acceso a la educación y reduciendo las oportunidades de participación comunitaria. Aunque la carga física es horrible, el impacto psicológico es profundo. Los afectados suelen experimentar profundos sentimientos de vergüenza y desolación, lo que hace que les sea más difícil vencer los desafíos que enfrentan. Ese círculo vicioso, en el que la incomodidad física exacerba la angustia mental, pone de relieve la necesidad urgente de un enfoque integral de la salud, que combine soluciones prácticas con atención
Dos departamentos de salud regionales se unen para promover la salud y la salubridad.
espiritual. La campaña contra las niguas en Malava fue un ejemplo destacado de este enfoque integrado, que combina intervenciones de salud con el poder sanador de la fe.
Al frente de la campaña, Azaria Otieno, director de evangelismo de la Unión y Daniel Tirop, director de salud, compartieron poderosos mensajes de esperanza y sanación. «Para fomentar una sociedad verdaderamente sana, tenemos que responder tanto a las enfermedades físicas como emocionales que impactan a la comunidad –dijo Tirop–. Cuando los individuos quedan libres de la carga de la enfermedad, están en mejor posición para experimentar un crecimiento espiritual y participar plenamente de la vida comunitaria»
La campaña cobró un impulso significativo con la participación de líderes claves de la Asociación. La directora de salud Angellah Omondi y el director de evangelismo Lucas Ogwoka jugaron un papel instrumental a la hora de movilizar el apoyo local y garantizar que el mensaje de la erradicación de niguas llegara a cada rincón de la comunidad. El secreta-
Asociación de Kenia Occidental rio de la Asociación, Joseph Lumati, también prestó su apoyo. Durante la campaña de tres días, voluntarios trabajaron sin descanso para tratar a individuos afectados por las niguas, aplicando soluciones medicinales para aliviar los síntomas dolorosos que impiden infestaciones adicionales. El evento también contó con una obra educacional, ofreciendo consultas médicas gratuitas además de orientación práctica sobre servicios sanitarios e higiene, para prevenir otros brotes. Al hacer frente a las necesidades físicas de salud de los residentes de Malava, la Asociación y la Unión han trabajado para erradicar una peste dolorosa y peligrosa; también han preparado el camino para una renovación espiritual y una cohesión social más grandes, dijeron los líderes.
«Mediante la colaboración continua, la determinación y el apoyo constante, esta campaña está sembrando las semillas para un futuro más brillante y saludable, en el que los individuos estarán libres de la carga física y psicológica de las niguas y se verán facultados para participar plenamente en su comunidad y su fe»
Líderes adventistas reafirmaron hace poco a Dios como Creador del universo, durante un programa en vivo por Internet titulado «Sábado de la Creación». El evento fue emitido desde Miami, Estados Unidos, el 26 de octubre, al final de una semana de actividades sobre la creación en escuelas adventistas y auditorios de toda la División Interamericana.
«El Sábado de la Creación es un día significativo que enfatiza el fundamento de nuestra fe y la esencia de la educación adventista, que busca comprender el mundo y la vida mediante una cosmovisión bíblica», dijo Faye Patterson, directora del Departamento de Educación de la División Interamericana y principal organizadora del evento.
El día especial buscó celebrar y reflexionar sobre las maravillas de la creación de Dios y recordar su amor y poder manifestados en la naturaleza. «No somos productos de la casualidad o de procesos evolucionarios aleatorios –enfatizó Patterson–. Somos seres intencionales, creados a imagen de un Dios amante y solícito, que tiene un propósito único para cada uno de nosotros »
Patterson también enfatizó que la celebración de la creación es más
que un recordatorio de los seis días en que Dios obró; influye profundamente nuestra cosmovisión, nuestras relaciones y nuestro medioambiente. «En las instituciones educativas adventistas, enfatizamos que Dios diseñó cada aspecto de la naturaleza –cada especie, planta y faceta de la vida– para reflejar su carácter», expresó, y añadió que esa comprensión de la creación inculca un sentido de responsabilidad hacia el planeta y nuestro prójimo, como mayordomos de la creación de Dios.
Luciano U. González, del Instituto de Investigaciones en Geociencia de la Universidad de Montemorelos, (México), comparó varias teorías sobre los orígenes de la Tierra, desde filósofos como Aristóteles y Heráclito a los descubrimientos científicos de átomos, electrones y protones por parte de figuras tales como John Dalton y Niels Bohr. Señaló referencias bíblicas al poder creador de Dios y citó escritos de Elena White, cofundadora de la Iglesia Adventista. «Dios el Creador tiene el poder de transformar la energía en materia», dijo González. Durante el programa, los líderes presentaron un nuevo proyecto llamado TheoVerse Legacy. Se trata de una plataforma de realidad virtual
La División Interamericana celebró el «Sábado de la Creación» como parte integral de la fe adventista.
diseñada para acercar a las personas a las historias bíblicas y aclarar preguntas comunes de, por ejemplo, la historia de la creación. La plataforma está dividida en tres secciones: un pequeño museo, una sala de arte con la historia de varios pioneros de la iglesia, y un área central con libros que, al abrirlos, permite que los usuarios ingresen al relato. El proyecto pronto estará a disposición de las instituciones educativas.
El Sábado de la Creación fue un paso clave para animar a que más instituciones educativas del territorio participen de actividades sobre el tema. «Muchas escuelas han estado enfatizando la creación, pero queremos ver que todas incluyan este tópico en su plan de estudios anual durante toda una semana», dijo Patterson.
El Departamento de Educación de la División Interamericana ha provisto recursos para que los docentes ayuden a los estudiantes a participar de estudios en profundidad sobre el Génesis, expandiendo su conocimiento y alimentando una cosmovisión cristiana. El Paquete de la Creación en el Salón de Clases incluye ideas de diseño y decoración para salones de clase y laboratorios de ciencias, entre otros.
«Este Sábado de la Creación busca inspir ar a nuestros estudiantes, docentes, educadores, líderes y miembros » , dijo Patterson. El objetivo, agregó, es « profundizar nuestro compromiso de cuidar el planeta, cultivando relaciones marcadas por la bondad y el respeto, y viviendo con un profundo sentido de propósito, sabiendo que pertenecemos a un Dios que nos ama y que pronto regresará »
Faith Toh, Asociación de Singapur, División del Sur de Asia-Pacífico y Adventist Review
Miembros del Centro Activo Adventista de Singapur participan en una actividad grupal para ciudadanos mayores.
Misión Adventista en Singapur se une para apoyar a los mayores
Iniciativas buscan atender a un segmento creciente de la feligresía y población.
En el atareado corazón de Singapur, tres Centros Activos Adventistas (CAA) están uniendo a las personas, según dijeron los líderes regionales. Singapur alberga una población que envejece rápidamente y para el 2030, uno de cada cuatro habitantes tendrá al menos 65 años. Como los mayores enfrentan el riesgo de la soledad y aislamiento, la necesidad de conexiones genuinas cobra urgencia. Los estudios muestran que casi el cuarenta por ciento de los mayores de Singapur reportan soledad, un factor ligado a problemas de salud como afecciones cardíacas y depresión. La Secretaría de Misión Adventista en el país está respondiendo a este desafío, ofreciendo espacios donde los mayores puedan hallar comodidad, compañía y un sentido de pertenencia mediante la sociedad con los CAA y la Iglesia China Thomson.
UNA HISTORIA DE RESILIENCIA Y FE
Nean Foon Chan es una de muchas personas mayores que halló un hogar en el CAA. Tenía grandes deseos de ser bautizada. Sin embargo, solo dos
días después de compartir su deseo, sufrió un derrame. Desde entonces, ha recibido atención médica, y su condición ha ido mejorando.
Las visitas periódicas de los miembros de la Iglesia Adventista le han brindado un continuo apoyo espiritual, y su fe inamovible sigue siendo evidente. A pesar de los desafíos, Chan continúa expresando su confianza en Dios.
Amy Leong encarna a los mayores típicos en el CAA Golden Clover. Leong, que se convirtió del taoísmo al cristianismo, no solo ha abrazado su nueva fe, sino que también ha llegado a ser un faro de inspiración para otros. Colabora como voluntaria en las actividades del centro, llevando a menudo consigo a su hijo y nieta y otros familiares, a los cultos.
La disposición de Leong de colaborar y el entusiasmo que muestra por compartir su fe con su hermana y amigos destaca el efecto multiplicador del compromiso de una persona que decide vivir con Cristo.
La experiencia de Jennifer Lim con el proyecto de Misión Adventista comenzó después de que respondió a un llamado en un campamento de evangelismo. Cuando falleció su esposo, Lim había dejado de asistir a la iglesia. Sin embargo, halló un renovado propósito y una comunidad gracias al grupo de apoyo del CAA
Golden Clover. Ahora participa de estudios bíblicos, descubriendo una renovada conexión con su fe y una red de apoyo que alimenta su crecimiento espiritual. Su historia habla de cómo hallar esperanza y comunidad después de una pérdida.
CELEBRACIÓN DE NUEVOS COMIENZOS
En junio, Ang Hui Eng tomó un paso significativo en su experiencia de fe al ser bautizada. Rodeada de sus hijas y nieta, fue un evento gozoso de la familia y la fe. Su bautismo representa un hito personal y fortalece los vínculos comunitarios. La presencia de su familia destaca el impacto intergeneracional de la fe, mostrando que el compromiso de una persona puede inspirar e involucrar a otros.
EXPANSIÓN DE LA OBRA
Además de las iniciativas existentes, el CAA Kallang Trivista lanzó un nuevo grupo para apoyar más a los mayores. El primer encuentro, el 26 de septiembre, recibió la hermosa cantidad de 45 mayores. «Aunque la asistencia ha fluctuado en los últimos tiempos debido al envejecimiento natural, los problemas de salud y los cada vez mayores cuidados necesarios, el énfasis sigue estando en la calidad de las relaciones en las que todos se sienten valorados y amados », expresaron los líderes.
Enfoque
¡Dios
CHANTAL J. KLINGBEIL Y GERALD A. KLINGBEIL
El tiempo oportuno es fundamental para muchas cosas de la vida. Los atletas lo saben bien, y se entrenan todo el tiempo para mejorar, ganando otro cuarto de segundo o un par de centímetros o metros. Nadie dice «Sí, prometo» en un funeral. Esas son palabras para una boda, y aun allí, hay que pronunciarlas en el momento adecuado. La salud también está vinculada con patrones de tiempo. Las personas sanas comen sano, duermen y se ejercitan adecuadamente. Saben que esos patrones les ayudan a tener éxito. El tiempo también es importante en nuestra vida espiritual: sigue patrones y ritmos establecidos por un buen Creador que anhela bendecir a su creación. El Shabbat no es solo veinticuatro horas en la culminación de un ciclo semanal, sino un acomodamiento de nuestra vida que es dirigido por Dios y, al mismo tiempo, que busca bendecir a los que nos rodean y que, al igual que nosotros, son parte de esta estructura de vida dada por Dios.
¿Cómo podemos vivir sin apresuramientos en un mundo gobernado por horarios y calendarios? ¿Qué podemos aprender de cómo Jesús, el Dios-hombre, vivió sus breves años en este mundo, según se describe en los Evangelios? ¿Cómo vivir sin apuros ese sábado que subyace a una creación buena y perfecta, en un mundo infectado por el pecado, el dolor y la destrucción?
EL DON DEL TIEMPO
En el principio, Dios creó el tiempo. La Biblia habla del ritmo de las tardes y mañanas, según el cual Dios hizo que por su palabra el planeta y su Sistema Solar surgiera a la existencia (Gén. 1). El tiempo es un don divino, aun después de la entrada del pecado. El tiempo es la moneda que Dios usa para bendecir su creación, el momento de posibilidades. Eclesiastés 3:1-11 formula esos momentos de existencia humana en pares yuxtapuestos. «La primera observación de la gracia se encuentra en el tiempo –escribe el erudito del Antiguo Testamento Jacques Doukhan, al comentar el texto bíblico–. A diferencia de los filósofos griegos, que veían el tiempo como un poder destructor,
los hebreos de la antigüedad veían vida en el tiempo. Por ello, cuando Salomón dice que hay un tiempo para todo (vers. 1), no quiere decir que hay un momento apropiado en el que los humanos tienen que actuar. Tampoco quiere decir que los acontecimientos se suceden sin control, de manera determinista. El uso de la preposición le («para»), junto a la palabra «todo», señala, por el contrario, que todos esos acontecimientos en el tiempo –los tiempos de la existencia humana–tienen que ser recibidos como una gracia de Dios”.1
El sábado es una expresión importante de este don a la humanidad, en el que Dios nos recuerda de nuestro estatus de criaturas, nuestros orígenes y de cuánto dependemos de él por gracia y salvación. Nos encontramos con Dios en el tiempo. Aunque Dios no se ve limitado por el tiempo, está comprometido con el tiempo perfecto para salvar a su creación.
EL CUMPLIMIENTO DEL TIEMPO
La maravilla de la encarnación es que Dios, que está más allá de las dimensiones en las que vivimos –ese Dios que creó el tiempo– en realidad ingresa al tiempo y se sujeta a este. Pablo lo describe así en Gálatas 4:4, 5: «Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la Ley, para redimir a los que estaban bajo la Ley, a fin de que recibiéramos la adopción de hijos». Jesús llegó cuando se cumplió el tiempo. Dios se restringe a un gran cronograma profético que, a pesar de los repetidos intentos de Satanás por interrumpir, no conoce interrupciones. Es un cronograma sin prisas. Jesús no llega solamente al lugar correcto, sino en el momento correcto. El hecho de que Dios se limite voluntariamente habla a voces sobre quién es él. Limitándose a nuestro tiempo, y a pesar de todos los complots y los planes del archienemigo y sus fuerzas, Dios nunca
llega tarde, y nunca está apurado. Esto nos da confianza para enfrentar un mundo turbulento, frenético e impredecible.
LOS TIEMPOS DE JESÚS
¿Cómo vivió, entonces, Jesús en el tiempo? Desde el comienzo, tenemos que reconocer que los que vivieron en el siglo I d. C. parecían tener una relación diferente con el tiempo en comparación con nosotros, en el siglo XXI. Los relojes no gobernaban la vida. La gente miraba al cielo para estimar la hora. No había horarios de trenes o aviones. Quizá los ritmos de la vida eran más suaves. Quizá es un desafío que todos nosotros volvamos, tanto como sea posible, a crear momentos sin apuro en nuestra vida: pausas que nos ayuden a buscar un momento, sin tener que planificar cada microsegundo.
Pero Jesús vivió momentos donde había que apurarse, tanto como lo hacemos nosotros. Pensemos en el incidente de Lucas 8:41-56, por ejemplo. Jesús había llegado a la ciudad, y una multitud lo esperaba. Imagine a muchas personas, haciendo mucho ruido, y mucha acción en las calles atestadas de Capernaum.2 Parece que todos querían algo de Jesús, y entonces llegó el rápido clamor de parte de Jairo. Lucas lo presenta como el «líder de la sinagoga»; alguien de importancia. Olvidando su dignidad y arrojándose a los pies de Jesús, le rogó que fuera a su casa. El texto señala que el momento es importante, porque su hija estaba moribunda. Es urgente, por lo que Jesús se va abriendo paso lentamente por las multitudes que, se nos dice, casi lo están aplastando. Es la hora de mayor movimiento, y Jesús se abre paso para atender esta urgencia; pero de pronto sucede algo importante y Jesús se detiene. Es el momento en que la mujer que tocó su manto con fe es sanada. Jesús lo ve como un importante momento para edificar la fe de la mujer y la multitud,
por lo que se toma un buen tiempo. Lucas 8 refleja ese momento en el espacio que se le da a la descripción de este encuentro en los versículos 43 al 48, mientras Jesús hace averiguaciones. La pregunta de quién lo ha tocado parece fuera de tiempo y lugar, como lo señala Pedro rápidamente. Y, sin embargo, Jesús se toma tiempo para averiguar, y la mujer se adelanta y, en presencia de todos, cuenta su historia, lo que también lleva tiempo. Da su testimonio, y Jesús alienta su fe. Lucas subraya la premura del tiempo al notar que mientras Jesús aún está hablando, llega un mensaje. Solo podemos imaginar la ansiedad creciente de Jairo mientras la mujer, titubeando, cuenta su historia. Jairo desea que Jesús haga algo más importante. El tiempo corre y el mensaje es devastador: «Tu hija ha muerto –relata el texto bíblico–. No molestes más al Maestro» (vers. 49). En lugar de avanzar más rápido o apresurarse, Jesús transmite paz y valor al corazón de Jairo, diciéndole: «No temas; cree solamente y será salva» (vers. 50). Si estuviéramos escuchando la historia por primera vez, podríamos quedar atónitos ante la oportunidad perdida. Jesús no tomó en serio la urgencia de la situación y, parecería ser que se perdió una valiosa oportunidad de sanar a la niña y obrar otro milagro transformador. Aunque lo urgente parece haberse visto interrumpido y la oportunidad dorada parece estar perdida, Jesús le asegura a Jairo que nada está perdido. Jesús parece estar hablando también sobre el tiempo. Se rehúsa a dejarse llevar por lo urgente; se rehúsa a permitir que lo urgente eclipse las cosas de la vida que son realmente importantes. Recordamos el resto de la historia. Jesús levanta de los muertos a la hija de Jairo y la devuelve a sus padres, que estaban de luto. Fue lento para evitar la catástrofe, pero rápido para estimular la fe y responder a la confianza en sus tiempos, aun ante
evidencias de lo contrario. El dador de la vida usa ese milagro para hablar aún con más fuerzas a los corazones de los que presenciaron la escena.
APRENDAMOS A VIVIR SEGÚN
LOS TIEMPOS DEL CIELO
¿Qué podemos aprender de Dios respecto del tiempo, este producto increíble que solo tenemos a préstamo? La interacción de Dios con el tiempo nos ofrece lecciones claras y nos llama a la reflexión. Dios, quien vive fuera del tiempo y el espacio, jamás está apresurado. Como Creador del tiempo, también es Señor de él. Él sostiene el tiempo –incluido el tiempo profético– en sus manos, y no se dejará apresurar.
A pesar de ello, comprende nuestra compleja relación con el tiempo. Jesús vino a vivir dentro del espacio y a estar sujeto al tiempo, mostrándonos cómo relacionarnos con este último. Su vida nos enseña la importancia de usar el tiempo sabiamente, pero sin dejarnos llevar por él. Necesitamos aprender a diferenciar entre lo urgente y lo importante. Si no aprendemos a marcar esta diferencia, nos dejaremos llevar constantemente por lo urgente a expensas de lo realmente importante. Entonces, ¿cómo detener este impulso incesante hacia lo urgente? Jesús demuestra que necesitamos aprender a vivir y caminar en los ritmos de Dios. Dedicó tiempo cada día a hablar con Dios en la tranquilidad de la mañana o la oscuridad de la noche, mientras las personas clamaban por su atención o sus discípulos lo buscaban para que se dedicara a lo urgente. No es fácil aprender un nuevo ritmo. Los músicos dicen que los cambios rítmicos en una pieza musical son sumamente difíciles, en especial en medio de una canción. Por ello, Dios nos da –cada semana–, un día para apartarnos de lo urgente que nos impulsa y reflexionar en lo realmente impor -
tante. Es un momento para cambiar de ritmo. Dedicar ese día como una oportunidad para reevaluar cómo pasamos el tiempo, es una parte importante del sábado (entre muchas otras cosas importantes). Es importante darse cuenta de que nuestra vida no consiste tan solo en listas de cosas por hacer y compromisos que cumplir. Nuestra relación con Dios y con los que nos rodean es más importante que una plétora de logros. ¿De qué otra manera podemos aprender a ordenar nuestra vida según los ritmos de Dios? Quizá podemos alejarnos conscientemente de las exigencias irreales de nuestros dispositivos, que nos impulsan las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana. Quizá podemos cancelar algunas de esas alertas. Quizá podemos tomar la decisión de dejar de lado nuestros dispositivos para observar, escuchar, sentir, tocar y olfatear. Podemos aprender a escuchar los ecos del cielo.
No es fácil liberarnos del impulso de lo urgente. Puede parecer riesgoso y hasta podemos pensar que estamos perdiendo el control de nuestra vida. Pero podemos darnos el lujo de dejar de lado la premura constante de lo urgente si, junto con el salmista, reposamos en la seguridad de que «en tus manos están todos mis tiempos » (Sal. 31:15), sabiendo que un Dios amante jamás conoce la premura o la demora.
1 Jacques Doukhan, «Ecclesiastes», en Andrews Bible Commentary, ed. Ángel M. Rodríguez et al. (Berrien Springs: Andrews University Press, 2020), p. 798.
2 Lucas nunca mencionó específicamente a Capernaum como el lugar de la historia. Mateo 9:1 parece señalar que Jesús había regresado a «su ciudad», lo que, sobre la base de Mateo 4:13, era Capernaum.
Los doctores Chantal J. Klingbeil y Gerald A. Klingbeil han prestado servicios a la Iglesia Adventista por tres décadas en diversos países como profesores, conductores de televisión, editores y editor asociado. Ahora viven cerca de la ciudad de Hamburgo (Alemania), y trabajan en la Asociación Hanseática de la Iglesia Adventista.
Necesitamos aprender a diferenciar entre lo urgente y lo importante.
Enfoque
CALLIE BURUCHARA
Durante los últimos catorce años, el culto personal ha sido la parte más difícil de mi caminar con Cristo. No es que me falten modelos. No es porque no lo haya intentado en diversos momentos del día, con diversas actividades y traducciones de la Biblia. He probado todo.
Al comienzo, luchaba porque estaba convencida de que el amor de Dios era mayor o menor sobre la base del tiempo que pasara con él. Una hora de culto personal significaba que Dios estaría complacido conmigo ese día, y hasta podría recibir una bendición extra. Si era de solo quince minutos (o, peor aún, no hacía mi culto), tendría que recibir el castigo del desagrado divino, y no tendría derecho a reclamarle nada durante el día.
Gracias a Dios, el Espíritu Santo me convenció de que el amor de Jesús por mí es tan constante como su carácter. No tengo el poder de cambiar su amor con lo que haga o no haga.
ESTO NO FUNCIONA
Entonces, se me presentó un nuevo problema: ¿Cómo puedo disfrutar de la mejor vida devocional posible?
Soy una clásica primogénita: una perfeccionista Tipo A. Para empeorar las cosas, soy ingeniera informática, por lo que toda mi vida profesional gira alrededor de la búsqueda de soluciones óptimas; de aumentar la eficiencia de los procesos y de resolver más rápido los problemas. Mi cerebro está diseñado para buscar patrones, crear sistemas y optimizar todas las cosas. Por ello, es natural que enfrenté mi relación con Dios de la misma manera. Hubo incluso un breve período en el que creí que le había encontrado la vuelta.
Tenía un sistema: Leer la Biblia apenas me levantaba; orar mientras conducía al trabajo; escuchar sermones mientras me ejercitaba en el gimnasio. Llevaba un pequeño diario de oración donde escribía respuestas a oraciones, solo para probarme que estaba haciendo bien las cosas.
Pasé incontables horas tratando de hallar mi ecuación devocional perfecta. ¿Treinta minutos de estudio? ¿Sesenta? ¿Debería enfocarme en un solo pasaje, o leer narraciones más extensas? Orar: ¿antes o después? ¿Por cuánto tiempo? ¿Cuál es el papel de la música? ¿Debería cantar o solo escuchar música? ¿Debería ir a caminar en la naturaleza, o eso me distraería?
Si solo pudiera establecer el modelo ideal, pensaba, podría replicarlo todos los días sin pensar siquiera en ello. Como si fuera un algoritmo espiritual que, una vez perfeccionado, funciona automáticamente.
Pero no funcionó.
Cuanto más procuraba optimizar mi tiempo con Dios, más vacía me sentía. Era como tratar de tener una profunda conversación mientras uno mira el reloj constantemente; en teoría, presente, pero sin estar realmente allí. Estaba más concentrada en el proceso que en Dios.
Ayer de mañana, vi que lo estaba haciendo de nuevo. Me senté a orar, con la Biblia abierta sobre la falda, pero mi mente ya estaba pensando en todo lo que tenía que hacer. Sin querer, comencé a llevar cuenta de cuánto tiempo duraba mi oración, como si Dios y yo tuviéramos que terminar la cita, sí o sí, a las 7:30. No tenía tiempo de estar allí; solo tenía tiempo para pretender estar.
Elena White capta esta tendencia con precisión devastadora: «Muchos, aun en sus momentos de devoción, no reciben la bendición de la verdadera comunión con Dios. Están demasiado apurados. Con pasos presurosos penetran en la amorosa presencia de Cristo y se detienen tal vez un momento dentro de ese recinto sagrado, pero no esperan su consejo. No tienen tiempo para permanecer con el divino Maestro. Vuelven con sus preocupaciones al trabajo».1
La última frase me hace pensar cada vez que la leo: «Vuelven con sus preocupaciones al trabajo»
¿Es esa también su experiencia recurrente? ¿Llevar sus ansiedades, temores y decisiones a Cristo, solo para volver a tomarlas para salir, apresurado, a hacer otra cosa? Al igual que yo, quizá ha tenido todos los elementos correctos de una experiencia devocional. Pero nuestro apresuramiento e inatención las tornan sin sentido.
Esto es lo que estoy aprendiendo: Dios no me ama menos cuando paso corriendo por nuestros momentos juntos. Su amor no depende de
cuánto ore o de cuántos capítulos lea. El problema no es que Dios me quita su amor cuando estoy apurada, sino que yo soy menos consciente del amor que está siempre allí. Es como sentarse en una sala con las cortinas tapando las ventanas. El sol no deja de brillar porque no lo podamos ver. Pero nuestra experiencia de su calidez y luz depende totalmente de nosotros, de si nos dignamos a abrir las cortinas. Esta es acaso la lección más difícil que tiene que aprender alguien como yo: Dios no es un lugar para tener éxito. No es un proyecto que optimizar. No es un hábito que mejorar. Es una Persona con quien establecer una relación. Sigue diciendo Elena White: «Se está apoderando del mundo un afán nunca visto. En las diversiones, en la acumulación de dinero, en la lucha por el poder, hasta en la lucha por la existencia, hay una fuerza terrible que embarga el cuerpo, la mente y el alma».2
Siento esa fuerza cada día; acaso usted también. No importa si es un estudiante de Manila que procura equilibrar sus estudios con la fe; una madre de Ciudad de México que procura orar mientras cuida a los niños; un empresario de Nairobi que procura conservar sus prioridades espirituales. Esa «fuerza terrible» nos arrastra a todos.
En la era digital, nos hemos acostumbrado a respuestas instantáneas, soluciones inmediatas, y una optimización constante. Tratamos nuestra vida espiritual como aplicaciones que necesitan actualizaciones: siempre buscamos la siguiente función, la siguiente mejora, la siguiente versión. Pero las relaciones no funcionan así. Jamás lo han hecho. Tienen un costo que no siempre se hace obvio en un comienzo. Pero con el tiempo, apresurarnos en los momentos de comunión con Dios deja sus huellas:
Un sutil endurecimiento del corazón.
Una creciente dificultad para escuchar su voz. Un cansancio que el sueño no parece solucionar.
La fuerza de Dios no disminuye cuando pasamos corriendo a su lado. Su sabiduría no se disipa. Su paz no se debilita. Pero nuestro acceso a esos dones, nuestra consciencia de su presencia y nuestra capacidad de recibirla se ven limitados dramáticamente por nuestro apuro.
A pesar de ello, Dios jamás está apresurado.
PRESENCIA, NO DESEMPEÑO
El Creador del universo, el que sostiene todas las cosas, quien orquesta los movimientos de las galaxias y sabe que un gorrión cae a tierra, jamás está apresurado.
Cuando Jesús caminó por este planeta, no se registra que anduviera corriendo. Solo tenía tres años y medio para cumplir cada profecía, ministrar a las necesidades interminables que le rodeaban, y preparar a una docena de discípulos para que continuaran con su obra. A pesar de ello, dedicó tiempo a las personas, se detuvo a conversar, y dejó que lo interrumpan.
Este no es tan solo un lindo detalle sobre la personalidad de Cristo. Es una revelación profunda sobre la naturaleza de Dios. Su presencia pausada es una invitación, no a ganarnos su amor mediante largos cultos, sino a frenarnos para entender que ya lo tenemos.
No le daré un plan en cinco pasos para disfrutar de mejores cultos personales. Ya he probado lo suficiente como para saber que no son la respuesta. La idea misma de cultos «mejores» revela cuánto estamos pensando aún en términos de desempeño, no de presencia.
Por el contrario, hay una verdad que está cambiando mi vida gradualmente: pasar momentos tranquilos con Dios no tiene que ver con la gestión del tiempo; tiene que ver con la confianza.
Cuando paso momentos con Dios sumida en la urgencia, es porque no creo que él puede realmente multiplicar mi tiempo. No confío en que estar quieto ante él realmente hará que el resto del día sea más manejable. Mi perfeccionismo me dice que, si no estoy en continuo movimiento, produciendo y optimizando, todo se desplomará.
El salmista lo expresa de otra manera: «Estad quietos y conoced que yo soy Dios » (Sal. 46:10).
Note que estar quietos viene antes de conocer. No como sugerencia, sino como prerrequisito. Es una razón adicional por la que el sábado es para mí, el día más difícil y hermoso de la semana. Se nos ordena descansar y permitir que el Padre nos recuerde que él es Dios, y que nosotros jamás lo fuimos. Esta mañana, intenté algo diferente. En lugar de poner la alarma del reloj para medir los minutos de culto, me senté con la Biblia y le dije a Dios: «Todo el tiempo que sea necesario, Señor».
Me sentí muy incómoda. Mi mente seguía yéndose por el costado, a la lista de cosas por hacer, los vencimientos que se acercaban y todas las razones por las que no era sabio estar sentada «sin hacer nada». Sentía que quería que esto fuera, otra vez, un ejercicio en productividad, para medir, optimizar y sistematizar esos momentos con Dios.
Pero me quedé.
Y en medio de ese ritmo sin premura, algo sucedió. Las palabras de las Escrituras comenzaron a calar más profundo. Mis oraciones dejaron de ser un recitado para parecerse más a un diálogo. El silencio entre las palabras se volvió menos doloroso. No me volví repentinamente más espiritual. Dios no se me apareció de improviso. Pero en la calma, me volví más consciente de lo que había sido verdad todo el tiempo: su amor constante, su fortaleza a mi disposición, su presencia permanente. No significa que en una mañana resolví mi tendencia a vivir corriendo. No fue así. Pero me recordó lo que es posible cuando elegimos estar quietos en la presencia de Dios.
Quizá usted, como yo, está cansado de los cultos a las apuradas. Está cansado de volver al trabajo con sus cargas, ingresando al círculo de la presencia amante de Cristo sin realmente detenerse a recibir su consejo. Dios no nos está pidiendo que le dediquemos una buena parte del tiempo diario. No nos pide que perfeccionemos nuestra rutina devocional o hallemos el algoritmo espiritual óptimo. Nos pide que estemos plenamente presentes en el tiempo que tenemos, que confiemos en él para estar quietos, y esperarlo aun cuando todo lo demás requiere que nos apresuremos. Nos invita a conocerlo, no solo a saber más de él. Y conocerlo lleva tiempo; un tiempo tranquilo, sin apuro ni inquietudes. El mundo seguirá girando a un ritmo frenético. Pero tenemos la opción de girar o no a su ritmo. A Dios no le impresiona nuestro éxito. Se ve movido por nuestra dependencia. Todos mis intentos por optimizar mi tiempo con Dios fueron tan solo intentos de mantener el control y de mantener intacta mi independencia. Pero la verdadera comunión se produce en espacios vulnerables donde finalmente podemos admitir que el camino hacia la intimidad con Dios no se puede optimizar.
Pasar un tiempo tranquilo con Dios no tiene que ver con la gestión del tiempo. Tiene que ver con la confianza.
Hay otra ironía aquí que recién estoy comenzando a entender: cuanto más trato de apresurarme con Dios para dedicarme al trabajo real, menos efectiva me vuelvo. He notado que, en los días cuando realmente me refreno para pasar tiempo con Dios, tengo la mente más clara, tomo decisiones más sabias, y mi trabajo fluye con mayor naturalidad. No porque me haya ganado una bendición especial, sino porque finalmente me he posicionado para recibir lo que él me ha estado ofreciendo todo el tiempo.
En los papeles, la matemática no tiene sentido. ¿Cómo puede ser que pasar tiempo extra en quietud pueda resultar en un día más productivo? Pero es exactamente así. Los cálculos de Dios funcionan de maneras que confunden nuestros cálculos humanos. Él multiplica lo que le entregamos, y en especial nuestro tiempo.
Quizá esa es la invitación real en todo esto: dejar de lado nuestra ilusión de control, dejar de tratar de ganarnos lo que se nos da gratuitamente. El acto mismo de frenarnos es una admisión de que, en realidad, no lo controlamos todo, pero que él sí lo hace. Nuestros cultos apresurados revelan más sobre nuestros problemas de confianza que nuestra capacidad de manejar el tiempo. Y acaso es allí donde Dios quiere encontrarnos: en ese espacio incómodo entre nuestro impulso por lograr cosas y su llamado a permanecer en él.
Dios nos habla en medio de ese alocado frenesí. Nos invita a apartarnos para estar en comunión con él; no a ganarnos su amor, porque ya lo tenemos; no para acceder a su fuerza, que ya está disponible; pero sí para ser más conscientes de esas realidades de una manera que transformen nuestra forma de vivir. Él no tiene apuro. Jamás lo ha tenido. Solo aguarda por usted y por mí.
1 Elena White, La educación (Buenos Aires: Asoc. Casa Editora Sudamericana, 1998), p. 260.
2 Ibíd
Callie Buruchara es ingeniera en sistemas, y vive en New Market, Virginia, Estados Unidos
Perspectiva mundial
El hombre estaba desesperado. Los médicos más capaces habían procurado salvar a su hija, pero ya no podían hacer más nada. Ella tenía solo doce años, y estaba muriendo. ¿Qué más se podía hacer? Desesperado por salvarla, decidió contactar al que, según le habían dicho, podía realizar milagros. Aunque era líder de la sinagoga, Jairo decidió, humildemente, pedir ayuda.
Jesús acababa de regresar del otro lado de Galilea, donde había sanado endemoniados, y una gran multitud lo rodeó mientras salía del bote. Estaban ansiosos por escuchar sus enseñanzas y ser testigos de sus milagros. Como de costumbre, muchos enfermos aguardaban ser sanados.
Después de horas de enseñar y sanar, Jesús, débil y cansado, «dejó la multitud para participar de los alimentos en la casa de Leví» 1
Fue allí, en el hogar de Leví Mateo, donde Jairo lo halló, e inmediatamente cayó a los pies del Maestro. «Mi hija está agonizando –exclamó–; ven y pon las manos sobre ella para que sea salva, y viva» (Mar. 5:23).
Se nos dice que «Jesús respondió inmediatamente al clamor del padre afligido, y fue con él hacia su hogar».2
Aunque la casa de Jairo no estaba lejos, era difícil avanzar porque las personas rodeaban a Jesús, esperando ganar «su atención y su ayuda. El ansioso padre se apresuró a abrirse paso entre la multitud, temiendo que fuera demasiado tarde. Pero Jesús, sintiendo compasión por la gente y deplorando sus tinieblas espirituales y enfermedades físicas, se detuvo para ministrarles » 3
Fue durante esa lenta caminata que la mujer con el flujo de sangre, que anhelaba ser sanada, extendió su mano por fe y tocó el borde del manto de Jesús. Instantáneamente, ese toque de fe fue recompensado. En lugar de avanzar, Cristo dedicó tiempo a esa mujer y afirmó públicamente su fe. «Hija –le dijo–. Tu fe te ha salvado. Vete en paz y queda sana de tu enfermedad» (Mar. 5:34). Lo sorprendente es que «el retraso de Jesús había producido resultados tan interesantes que aun el ansioso padre ya no sintió impaciencia, sino que observó la escena con profundo interés ».4 Sintió aliento al ver que esa mujer fue sanada, y creyó que Jesús podría también sanar a su hija. Pronto, sin embargo, un mensajero se acercó con la noticia de que la jovencita había muerto. Al escuchar ese triste mensaje, Jesús se volvió inmediatamente a Jairo y le dijo: «No temas. Cree solamente» (Mar. 5:36). Con esas palabras de esperanza, Jairo siguió cerca del Salvador mientras se abría paso hacia su hogar.
UN APARENTE RETRASO
La promesa de Jesús a Jairo es similar a la que le dijo a Marta después de la muerte de su hermano Lázaro. «Tu hermano resucitará» (Juan 11:23). A pesar de ello, en ambos casos, la muerte pareció haberse producido como resultado de un aparente retraso de Jesús.
«Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto» (vers. 21), clamó Marta. Aun así, reveló una fe similar a la de Jairo, cuando expresó: «Pero también sé ahora que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dará» (vers. 22).
Vivir como Jesús implica no conocer «premura ni demora», sino por el contrario confiar plenamente en los tiempos de Dios, que siempre son perfectos.
Es maravilloso que la fe de Jairo y la de Marta se vieron recompensadas: la hija de Jairo fue restaurada a la vida y devuelta a sus padres sorprendidos por el gozo, y Lázaro fue resucitado públicamente para asombro de todos. Es interesante que dos de los milagros más grandes de Cristo –la resurrección de los muertos– se produjeron después de un doloroso período de espera para los que habían experimentado una pérdida. No podían entender por qué Jesús parecía retrasar su llegada, y sin embargo, se nos dice que «los propósitos de Dios no conocen premura ni demora».5
VIVIR EN LOS TIEMPOS DE DIOS
Durante toda su vida en la tierra, Jesús vivió en los tiempos de su Padre. Nació «cuando vino el cumplimiento del tiempo» (Gál. 4:4). Su «ungimiento» o bautismo, y su muerte, llegaron en los momentos exactos dados en la profecía de Daniel 9:24-27. Cuando sus hermanos lo presionaron para que fuera a la fiesta a Jerusalén, respondió: «Subid vosotros a la fiesta; yo no subo todavía a esa fiesta, porque mi tiempo aún no se ha cumplido» (Juan 7:8). Pero cuando llegó su hora, Jesús, «levantando los ojos al cielo, dijo: “Padre, la hora ha llegado: glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti”» (Juan 17:1). Vivir como Jesús implica no conocer «premura ni demora», sino por el contrario confiar plenamente en los tiempos de Dios, que siempre son perfectos.
Demasiado a menudo queremos que las cosas buenas pasen ahora, no después. Queremos tener las respuestas a nuestras preguntas
apremiantes ahora. Queremos que nuestros problemas y situaciones se resuelvan ahora. Anhelamos que el dolor termine ahora.
Y sin embargo, Dios, en su sabiduría, quiere que aprendamos a confiar en él. A menudo usa los momentos de espera para edificar nuestra fe y ayudarnos a cambiar y crecer. La paciencia es el fruto del Espíritu (Gál. 5:22), que solo se desarrolla bajo la prueba, por lo que es importante no salir corriendo de las situaciones difíciles. En Santiago 1:2-4, se nos da este consejo divino:
«Hermanos míos, gozaos profundamente cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Pero tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna».
Cuando aprendemos a confiar en Dios y esperamos en él, aun cuando la situación parezca imposible, al mirar hacia atrás, veremos que los caminos y los tiempos de Dios siempre son los mejores.
1 Elena White, Redemption or The Miracles of Christ, The Mighty One. Pamphlet. 1877. Copyright 2018 del Patrimonio White. https:// media4.egwwritings.org/pdf/en_3Red.pdf, p. 65.
2 White, p. 65.
3 Ibíd., pp. 65, 66.
4 Ibíd., p. 68.
5 Elena White, El Deseado de todas las gentes (Mountain View, Calif.: Pacific Press Pub. Assn. 1955), p. 23.
Ted N. C. Wilson es presidente de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día. Se pueden consultar artículos y comentarios adicionales en X (ex Twitter): @pastortedwilson y en Facebook: @Pastor Ted Wilson.
Espíritu de Profecía
Si permanece la obra de alguno […], él recibirá recompensa» (1 Cor. 3:14).
Gloriosa será la recompensa concedida cuando los obreros fieles sean congregados en derredor del trono de Dios y el Cordero. Cuando Juan, en su estado mortal, contempló la gloria de Dios, cayó como muerto; no pudo soportar esa visión. Cuando lo mortal se haya vestido de inmortalidad, los redimidos serán como Jesús, porque le verán «tal como él es » (1 Juan 3:2). Estarán delante del trono, lo cual significa que habrán sido aceptados. Todos sus pecados habrán sido borrados, todas sus transgresiones, disipadas. Entonces podrán mirar sin velo la gloria del trono de Dios. Habrán sido participantes con Cristo en sus sufrimientos, habrán trabajado juntamente con él en el plan de la redención, y habrán de participar con él en el gozo de contemplar las almas salvadas por su medio para que alaben a Dios durante toda la eternidad.
LOS GOZOS DE LOS REDIMIDOS
Hermano, hermana, os exhorto a que os preparéis para la venida de Cristo en las nubes del cielo. Día tras día arrojad fuera de vuestros corazones el amor por el mundo. Comprended por experiencia lo que significa tener compañerismo con Cristo. Preparaos para el juicio, para que cuando Cristo venga para ser admirado por todos los que creen, podáis contaros entre los que lo recibirán en paz. En aquel día los redimidos brillarán con la gloria del Padre y del Hijo. Los ángeles, pulsando sus arpas doradas, darán la bienvenida al Rey y a sus trofeos «
de victoria: los que han sido lavados y emblanquecidos en la sangre del Cordero. Se escuchará un cántico de triunfo que llenará todo el cielo. Cristo ha conquistado. Entra entonces en los atrios celestiales, acompañado de los redimidos, los testigos de que su misión de sufrimiento y sacrificio no ha sido en vano.
La resurrección y la ascensión del Señor es evidencia segura del triunfo de los santos de Dios sobre la muerte y el sepulcro, y la promesa de que el cielo está abierto a los que lavan sus ropas del carácter y las emblanquecen en la sangre del Cordero. Jesús ascendió al Padre como representante de la raza humana, y Dios llevará a los que reflejen su imagen para que contemplen y estén con él en su gloria.
EXPERIMENTEMOS EL GOZO
Hay mansiones para los peregrinos de la tierra. Hay vestiduras, coronas de gloria y palmas de victoria para los justos. Todo lo que nos dejó perplejos en las providencias de Dios quedará aclarado en el mundo venidero. Las cosas difíciles de entender hallarán entonces su explicación. Los misterios de la gracia nos serán revelados. Donde nuestras mentes finitas discernían solamente confusión y promesas quebrantadas, veremos la más perfecta y hermosa armonía. Sabremos que el amor infinito ordenó los incidentes que nos parecieron más penosos. A medida que comprendamos el tierno cuidado de aquel que hace que todas las cosas obren conjuntamente para nuestro bien, nos regocijaremos con gozo inefable y rebosante de gloria.
No puede haber dolor en la atmósfera del cielo. En el hogar de los redimidos no habrá lágrimas, ni cortejos fúnebres, ni indicios de luto. «No dirá el morador: “Estoy enfermo”. Al pueblo que more en ella, le será perdonada la iniquidad» (Isa. 33:24). Nos invadirá una grandiosa ola de felicidad que irá ahondándose a medida que transcurra la eternidad. Nos hallamos todavía en medio de las sombras y el torbellino de las actividades terrenales. Consideremos con sumo fervor el bienaventurado más allá. Que nuestra fe penetre a través de toda nube de tinieblas, y contemplemos a aquel que murió por los pecados del mundo. Abrió las puertas del paraíso para todos los que le reciban y crean en él. Les da la potestad de llegar a ser hijos e hijas de Dios. Permitamos que las aflicciones que tanto nos apenan y agravian sean lecciones instructivas, que nos enseñen a avanzar hacia el blanco del premio de nuestra alta vocación en Cristo. Sintámonos alentados por el pensamiento de que el Señor vendrá pronto. Alegre nuestro corazón esta esperanza. «Aún un poquito, y el que ha de venir vendrá, y no tardará» (Heb. 10:37). Bienaventurados son aquellos siervos que, cuando venga su Señor, sean hallados velando.
Vamos hacia la patria. El que nos amó al punto de morir por nosotros, nos ha edificado una ciudad. La Nueva Jerusalén es nuestro lugar de descanso. No habrá tristeza en la ciudad de Dios. Nunca más se oirá el llanto ni la endecha de las esperanzas destrozadas y de los afectos tronchados. Pronto las vestiduras de pesar se trocarán por el manto de bodas. Pronto presenciaremos la coronación de nuestro Rey. Los creyentes cuya vida quedó escondida con Cristo, los que en esta tierra pelearon la buena batalla de la fe, resplandecerán con la gloria del Redentor en el reino de Dios.
Nos hallamos todavía en medio de las sombras y el torbellino de las actividades terrenales.
No transcurrirá mucho tiempo antes que veamos a aquel en quien ciframos nuestras esperanzas de vida eterna. Y en su presencia todas las pruebas y los sufrimientos de esta vida serán como nada. «No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene una gran recompensa, pues os es necesaria la paciencia, para que, habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa. “Porque aún un poco y el que ha de venir vendrá, y no tardará”» (Heb. 10:35-37). Alzad los ojos, sí, alzad los ojos, y permitid que vuestra fe aumente de continuo. Dejad que esta fe os guíe a lo largo de la senda estrecha que, pasando por las puertas de la ciudad de Dios, nos lleva al gran más allá, al amplio e ilimitado futuro de gloria destinado a los redimidos. «Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía. Tened también vosotros paciencia y afirmad vuestros corazones, porque la venida del Señor se acerca» (Sant. 5:7, 8).
Los adventistas del séptimo día creemos que Elena White (18271915) ejerció el don bíblico de profecía durante más de setenta años de ministerio público. Este fragmento ha sido extraído de Christian Experience and Teachings, pp.233-236.
W. A. Barlow
y su esposa, misioneros por muchos años en la India, y Renghe Ludre, un estudiante santal en la Escuela de Capacitación de Ranchi (India).
Mirada al pasado
William Alexander Barlow nació en Liverpool (Inglaterra), el 3 de abril de 1862. Cuando tenía veintisiete años, navegó a la India como misionero de la Iglesia Anglicana.1 Allí, se trasladó a la Misión Santal Bautista Bethel dirigida por el pastor Haegert, quien también era médico. El pastor Haegert operaba un hospital y dos escuelas a cuarenta kilómetros de Jamtara, una aldea sobre el Ferrocarril Indio Oriental.2 William aprendió a hablar santal y cinco años después contrajo matrimonio con Christina, hija del Pastor Haegert, llamada afectuosamente Santalie. 3 Christina nació en la India en 1872, dos años antes de que J. N. Andrews fuera a Suiza como el primer misionero adventista. En 1896, el pastor D. A. Robinson fue a observar el trabajo del pastor Haegert e invitó a William a pasar por la misión adventista toda vez que fuera a Calcuta. William así lo hizo, y se llevó folletos en inglés y también en el idioma local, para distribuirlos. Al leerlos, comenzó a apreciar las enseñanzas adventistas.4
Unos pocos años después, William y Christina se trasladaron a Punyab, donde él trabajó con un capellán militar. Cierto día, William escuchó que el capellán discutía el tema del sábado con I. D. Richardson, un colportor adventista. Tomó entonces su Biblia para mostrarle que estaba errado; pero, por el contrario, descubrió que las Escrituras apoyaban al colportor. Después de estudios adicionales, William y Christina decidieron unirse a la Iglesia Adventista. Al ser despedido de su trabajo, comenzó a colportar con Ellery Robinson.5 Al año siguiente (1900), los Barlow fueron bautizados y regresaron a ministrar entre los santales.6
TODA UNA VIDA EN LA ALDEA
Los Barlow no tenían dinero ni tierras, y por tres meses vivieron en una tienda bajo un árbol en las afueras de Simultala, otra aldea que incluía unas pocas casas europeas y unas decenas de familias santales. Sobrevivieron tormentas que les volaron la tienda y el temido cólera.
William comenzó una escuela con dos estudiantes. Recaudó fondos mediante avisos en los diarios y en empresas de Calculta, y consiguió un terreno a dos kilómetros y medio del pueblo, donde construyó unas chozas para que hicieran de salones de clase. Plantó una huerta y largas hileras de árboles frutales. Los sábados, llevaba a los estudiantes a las aldeas vecinas, donde cantaban y testificaban del amor de Dios.7 Entretanto, Christina pasó un tiempo en el sanatorio adventista en Calculta, donde aprendió a tratar a los enfermos.8
Ansiosos por estar más cerca de los no alcanzados, los Barlows se trasladaron a Babumahal, a quince kilómetros, donde él construyó una gran choza de paja, una escuela y una iglesia.9 En 1903, Barlow y su escuela se sumaron a la misión adventista, que lo empleó para cuidar de la estación misionera.10
Christina ministró a las mujeres de las aldeas. Venían de día y de noche en busca de tratamiento, cuando estaban enfermas, cuando necesitaban ropa para sus bebés, a pedir hilo y agujas, alimento, o lo que necesitaran. Ella era como su madre y su casa era la segunda casa de ellas.11
Cuando nadie más se animó a acercarse, William ayudó a un hombre lloroso a enterrar a su hijo y poco después a su esposa, quienes murieron de cólera. Cuando el padre también murió, los Barlow tomaron a su hijita y la educaron.12 También recibieron a Chikia, una joven que fue expulsada de su aldea por romper las reglas sobre castas.13 A pesar de que ella recibió amenazas de muerte de parte de su familia, la joven terminó siendo bautizada y contrajo matrimonio con uno de los obreros de la misión adventista.14 William y Christina encontraron tiempo para visitar otros pueblos y aldeas (Koro, Karmatar y Madhopur), atrayendo multitudes el día del mercado, gracias al violín de William. Cuando hablaba en hindi y santal sobre el amor de Jesús, muchos de la multitud asentían. William distribuía impresos a todo el que pudiera leer. Cuando la junta votó la jubilación de William en 1914, H. R. Salisbury, quien presidió la junta, lo describió como «el Carey de los santales », en referencia a William Carey, conocido como el padre de las misiones modernas. Los Barlow solo se habían tomado una licencia por vacaciones, en 1907,15 pasando un año en Watford (Inglaterra), para recuperar la salud, hacer arreglos para la educación de sus hijos, y reclutar obreros para la India.16 Después de su jubilación, permanecieron en Babumahal, en una porción del terreno que la iglesia les devolvió, continuando con su ministerio desinteresado a los santales a quienes les habían dedicado la vida.
Después de su jubilación, los Barlow continuaron su ministerio desinteresado a los santales, a quienes les habían dedicado la vida.
En 1926, Christina sufrió una infección que se volvió séptica. En busca de ayuda médica, viajó en un carro tirado por toros, dieciséis kilómetros desde la selva hasta la estación de tren, con sus dos hijos menores. Pero lamentablemente falleció en el tren. Después de su muerte, William continuó viajando, distribuyendo impresos hasta 1940, cuando la iglesia le recomendó descansar debido a su deteriorada salud. Se retiró a las colinas de Shillong, donde falleció en 1942.
1 W. A. Spicer, «A Mission to the Santals», Review & Herald, 8 de julio de 1902, p. 13.
2 D. A. Robinson, «Among the Santals of India», Review & Herald, 14 de julio de 1896, p. 441.
3 Freida M. Haegert, «Obituary», Eastern Tidings, 5 de agosto de 1926, p. 4.
4 W. A. Barlow, «How I Became a Seventh-day Adventist», Review & Herald, 11 de octubre de 1923, p. 21.
5 L. G. Mookerjee, «Until the Day Dawn», Eastern Tidings, 15 de noviembre de 1942, p. 5.
6 W. A. Barlow, «How I Became a Seventh-day Adventist», Review & Herald, 11 de octubre de 1923, p. 21.
7 H. H. Votaw, señora de H. H. Votaw, «An Echo from the India Conference» The Welcome Visitor, 15 de febrero de 1905, p. 1.
8 W. A. Spicer, «A Mission to the Santals», Review & Herald, 8 de julio de 1902, p. 13.
9 W. A. Barlow, «Simultala», Eastern Tidings, Septiembre 1904, p. 35.
10 Junta Consultiva de los Adventistas del Séptimo Día, 29 de marzo de 1903, p. 15, archivos de la División Sudasiática.
11 Freida Haegert, «Obituary», Eastern Tidings, 15 de agosto de 1926.
12 W. W. Miller, «Little Tulsi», Youths Instructor, 2 de octubre de 1906, p. 5.
13 W. W. Miller, «Not Forgotten», Eastern Tidings, 1 de noviembre de 1905, p. 6.
14 W. A. Barlow, «From Darkness to Light», Review & Herald, 1 de noviembre de 1923, p. 20.
15 L. G. Mookerjee, «Until the Day Dawn», Eastern Tidings, 15 de noviembre de 1942, p. 5.
16 The Missionary Worker, 4 de marzo de 1908, p. 40.
Gordon Christo es el nieto de P. B. Christo, un empresario de Simultala que se convirtió en 1930 gracias al trabajo del sucesor de Barlow.
Sección especial
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Una vez más, nos reuniremos para proseguir en la misión
Es muy emocionante cuando las personas se congregan desde todos los confines del planeta con un propósito común. Ya sea para los Juegos Olímpicos, la Asamblea de las Naciones Unidas, una conferencia global sobre el clima o, como es el caso de la Iglesia Adventista, un Congreso de la Asociación General. Cuando personas de todas las naciones, culturas, etnias e idiomas se reúnen para colaborar, trabajando juntas en unión para hacer realidad un proyecto, eso brinda una conciencia particular de lo que nos conecta, lo que podemos lograr juntos, y de cuán similares somos, a pesar de nuestras diferencias culturales y étnicas.
La unidad en la diversidad resulta inspiradora para los seres humanos. Por supuesto, los encuentros seculares y un Congreso de la Asociación General no podrían ser más disímiles en su naturaleza y propósitos. Lo que obviamente los diferencia es la causa detrás de esos encuentros de representantes de la humanidad. Hay sin duda muchas conferencias y reuniones internacionales con buenas intenciones y objetivos. Por más emocionante que resulte asistir a los Juegos Olímpicos o a cualquier otro evento global deportivo, político o ideológico, ese sentido de unidad es limitado y aún no ha logrado producir una paz, mejoras o transformaciones duraderas de la condición humana.
Por el contrario, como iglesia nos unimos para el Congreso de la Asociación General en amor, verdad y humildad, para ensalzar a Dios nuestro Creador, y el propósito de la misión. Sabemos que Jesús es la única solución para la humanidad caída, y que queda poco tiempo.
Un Congreso de la Asociación General es acaso el encuentro más inspirador, importante y multicultural de esta era. La Iglesia Adventista es la más grande organización misional de creyentes del remanente de Dios para el tiempo del fin. Y aunque ninguna organización humana es
perfecta, impresiona. Es un cuerpo de personas guiadas por el Espíritu que no solo mantiene la verdad de Dios a flote, sino que la ensalza y proclama. No olvidemos tampoco el legado profético que Dios encomendó a la Iglesia Adventista para que lo siga compartiendo. Ser adventista significa ser un cristiano enfocado en la misión; creyente de la Biblia; consciente del tiempo del fin en el que vivimos; dedicado a hacer lo que tiene a mano; y consciente de su necesidad diaria de Jesús y del bautismo del Espíritu Santo. Significa unirse a otros hermanos a nivel local y global para apoyar los esfuerzos de Dios por preparar corazones para su regreso. Es por ello que la Iglesia está estructurada así, y es crucial que nos reunamos periódicamente, tanto local como globalmente. Ser un cuerpo organizado en forma representativa significa que cada miembro, no importa si vive en Nueva York, los suburbios de Manila, los campos de Kenia, o en las montañas de Papúa Nueva Guinea, ejerce una influencia sobre la dirección de la iglesia mundial. A nivel global, un Congreso de la Asociación General, con sus 2804 delegados que representan al menos a 150 países, es el lugar para ser testigos de la iglesia remanente global de Dios en acción y participar en sus planes misioneros. Del 3 al 12 de julio de 2025, tenemos la bendita oportunidad de ser parte, una vez más, de ese encuentro histórico.
Debido al Covid-19, el Congreso de la Asociación General 2020 fue pospuesto para el 2022, y se redujeron las actividades del evento. En 2025, el Congreso en San Luis (Misuri, EE. UU.), brindará una vez más la experiencia plena y presencial que los participantes han esperado con ansias. Los asistentes pueden esperar exposiciones, programas inspiradores, informes y presentaciones, reuniones administrativas y auxiliares, encuentros de mujeres y la presencia
significativa de invitados especiales. En otras palabras, el Congreso volverá a ser lo que era.
Las reuniones principales podrán ser vistas mediante transmisión en vivo. Aunque esto brinda acceso a los que no pueden asistir, no alcanza a captar toda la experiencia que implica asistir al Congreso de la Asociación General personalmente.
Además de cultos inspiradores y esclarecedoras reuniones administrativas, los asistentes tendrán mucho que explorar, lo que incluye una amplia sala de exposiciones. Allí, diversos ministerios, instituciones, departamentos y organizaciones adventistas mostrarán su trabajo y ofrecerán materiales y recursos de evangelización, además de oportunidades de establecer nuevos contactos. Gracias a los más de cincuenta mil asistentes que se espera llegarán de cada extremo del campo misionero, la sala de exposiciones promete ser un lugar destacado para develar nuevas ideas e innovaciones para alcanzar el mundo para Cristo. Si quiere saber más sobre lo que la iglesia y los ministerios en el mundo están haciendo y sobre cómo participar, ¡este es el lugar para usted!
Las herramientas digitales mejorarán y ampliarán la experiencia, poniéndola a disposición de una mayor audiencia. Durante diez días, la sala de exposiciones funcionará como centro de interacciones personales, de manera muy similar a una gran reunión familiar, en la que amigos y exalumnos de muchas instituciones educacionales de la iglesia mundial se reconectarán en persona.
El Congreso de la Asociación General 2025 volverá a ser lo que era.
El próximo congreso también destacará los planes estratégicos Reenfoque misionero y I Will Go, junto con otras iniciativas claves. Estas prioridades están diseñadas para motivar y guiar a la iglesia a una nueva etapa de trabajo misionero integral, abarcador y de vanguardia.
Por último, durante el Congreso de la Asociación General, se nomina, elige y encomienda con oración a los líderes a nivel de la Asociación General y de las Divisiones, con la sagrada tarea de ser siervos líderes de la iglesia mundial para el próximo quinquenio.
¿ESTARÁ USTED ALLÍ?
En tan solo unos meses, los adventistas llegarán desde todos los extremos del planeta para reunirse en St. Louis, sabiendo que Dios ama a su iglesia y ha estado con nosotros en medio de nuestros altibajos. Por su gracia, nos uniremos para buscar, hacer y cumplir su voluntad, esperando un derramamiento del Espíritu Santo que nos lleve más cerca de su propósito último: ver terminado pronto su proyecto de un reino victorioso, redentor y glorioso.
Jonathan Walter es editor asistente de Adventist World
Para los que planean viajar a St. Louis para el congreso, pueden consultar información detallada sobre logística, alojamiento, vuelos y comidas en el sitio web oficial www.gcsession.org. El sitio es actualizado periódicamente con la información más reciente. Además de ello, los asistentes pueden llamar al número +1 301-680-6216 para recibir orientación adicional.
PRespuesta a preguntas bíblicas
¿Por qué el sábado es tan importante en los eventos de los últimos días?
RPermítame compartir con usted algunos pensamientos sobre el gran significado del sábado en el fin del conflicto cósmico.
EL SÁBADO Y EL AMOR DE DIOS
El sábado es el único mandamiento que identifica a Dios sobre la base de dos de sus actividades: la creación (Éxo. 20:8, 11) y la redención (Deut. 5:15). Ambas son, al igual que el evangelio, el resultado de la obra del Hijo de Dios (Juan 1:1-3, 14; Rom. 3:23, 24). la creación y redención constituyen las dos manifestaciones públicas del amor divino que conocemos. La creación fue una expresión del amor y la sabiduría divinas (ej., Gén. 1:31; Sal. 19:1; 8:3-6; 1 Juan 4:8, 16), y la redención, la expresión más gloriosa del amor altruista divino (Juan 3:16; 10:17, 18). Dios también nos dio el sábado para recordarnos que es un Creador amante. El querubín caído procurará silenciar el testimonio del sábado a la creación como el primer acto de amor divino y del evangelio de salvación por medio del amor sacrificial de Cristo.
EL SÁBADO Y EL CARÁCTER
Dado que el Decálogo es una expresión verbal del carácter de Dios y el sábado es parte de él, un cambio en la Ley moral es, en efecto, un ataque contra la integridad y perfección del carácter de Dios. Cualquier modificación implicaría claramente que la Ley, y más específicamente el Dador de ella, son imperfectos. En consecuencia, sería legal y moralmente justificable desobedecer esa ley imperfecta. Al cambiar el sábado como día de reposo al domingo, el querubín caído esperaba desacreditar el carácter de Dios y manifestar su autoridad sobre la Ley. Cuando los seres humanos reconocen su autoridad al aceptar el cambio y obede-
cer el nuevo mandamiento, se someten a él como el verdadero legislador.
EL SÁBADO Y LA ADORACIÓN
Un cambio del cuarto mandamiento significaría adorar a un Dios falso. El sábado es un día santo, durante el cual los humanos disfrutan de la comunión y adoran al Creador y Redentor (ej., Isa. 66:23). El querubín caído modificó la Ley al cambiar el mandamiento en el cual la Ley y la adoración están interconectadas profundamente. Con un cambio (el del cuarto mandamiento), el querubín caído buscó desacreditar el carácter de Dios y volverse objeto de adoración. La raza humana debería recordar que el sábado es señal del poder creador de Dios, y que, como tal, él es el único objeto exclusivo de la verdadera adoración. Los seres humanos deberían escuchar otra vez una proclamación del evangelio de salvación por la fe en Cristo que no se oponga a la Ley de Dios. La perpetuidad de la Ley tiene que ser proclamada como evidencia de salvación por la fe en Cristo, que nos impulsa a inclinarnos ante el Creador y Redentor en adoración sincera.
La singularidad del sábado lo transforma en una señal de lealtad a Dios. En la lengua hebrea, el Decálogo consiste en 152 palabras (Éx. 20:3-17). En el centro mismo hallamos la frase: «Pero el séptimo día es un sábado de Jehová». Esa frase se convirtió en cuestión de debate sobre la historia del sábado. La especificidad de «el séptimo día» perturbó al mundo cristiano y finalmente fue quitado, sosteniendo que «el séptimo día» es un componente ritual en el cuarto mandamiento, sin ningún valor para los cristianos. En el texto bíblico, la especificidad del mandamiento es una señal de lealtad a Dios (Éx. 16:23-30). El querubín caído se opone a la señal de lealtad a Dios para el tiempo del fin, pero ofrece paradójicamente a todos un sábado específico falso como señal de lealtad a él (Apoc. 13:16).
El doctor Ángel Manuel Rodríguez se ha jubilado después de ser pastor, profesor y teólogo.
Salud y bienestar
¿Por qué la tos convulsa está resurgiendo en diversas partes del mundo, y qué podemos hacer al respecto?
La tos convulsa, también conocida como tos ferina o coqueluche, es una infección respiratoria altamente contagiosa causada por la bacteria Bordetella pertussis. Aunque fue casi erradicada en muchas partes del mundo debido a la vacunación generalizada, ha resurgida en años recientes. Esto ha sido observado en países de altos ingresos como los Estados Unidos, parte de Europa y Australia, aunque también en regiones de bajos ingresos.
RAZONES DE ESE RESURGIMIENTO
La vacuna actual usada en muchos países es una vacuna para la tos convulsa acelular (la DTaP para los niños y la Tdap para adolescentes y adultos), lo que remplazó a la vacuna anterior (DTwP) en la década de 1990. La vacuna acelular causa menos efectos secundarios, pero brinda una inmunidad menos durable en comparación con la de la célula completa. La inmunidad de la vacuna acelular disminuye después de cinco a diez años, haciendo que los individuos queden vulnerables a la infección.
En algunas regiones, la disminución de la cobertura de la vacuna se debe a que muchos son reacios a vacunarse. La información errónea sobre las vacunas, esparcida a menudo mediante los medios sociales y movimientos antivacunas, ha llevado a una disminución de la confianza. En áreas donde los índices de vacunación están por debajo del umbral necesario para la inmunidad de manada (comunitaria), es más probable que se produzcan brotes de tos convulsa. En muchos países de ingresos bajos y medios, los desafíos logísticos, de infraestructura o económicos pueden ocultar el acceso a las vacunas, lo que produce epidemias periódicas.
La tos convulsa posee un patrón cíclico de reemergencia, aun en poblaciones con elevados niveles de vacunación. Se suelen producir brotes cada tres a cinco años, impulsados parcialmente por la inmunidad decreciente de los individuos vacunados.
En países de elevados ingresos, la tos convulsa ha regresado como resultado de una combinación de una inmunidad decreciente de las vacunas acelulares y la resistencia a vacunarse. En países de ingresos bajos y medios, la resurgencia suele vincularse con la vacunación incompleta y la resistencia de la gente a vacunarse. En esos países, también puede verse vinculada con la vacunación incompleta por falta de infraestructura, la pobreza o aun el conflicto, lo que resulta en brotes periódicos de la enfermedad.
¿QUÉ PUEDE HACERSE?
Es fundamental expandir la cobertura global de vacunación, en particular en países de bajos y medios ingresos. Las organizaciones internacionales de salud, los gobiernos y las organizaciones no gubernamentales tienen que colaborar para mejorar el acceso a las vacunas para todas las personas.
Dado que la inmunidad por la vacuna acelular contra la tos convulsa disminuye con el tiempo, son fundamentales los refuerzos en adolescentes y adultos. Esto ayudará a reducir la transmisión de la enfermedad de los adultos a los infantes, que son los más vulnerables. Algunos países ya recomiendan refuerzos de la vacuna Tdap en las mujeres embarazadas, los obreros de la salud, y los que están en contacto estrecho con bebés.
Se necesitan campañas de salud pública para combatir la información errónea y la resistencia a las vacunas, como también educar al público sobre la seguridad y eficacia de las mismas. Los gobiernos y las organizaciones de salud necesitan invertir en estrategias de comunicación para que se recupere la confianza de la población.
Otra solución a largo plazo podría ser el desarrollo de nuevas vacunas que ofrecen una inmunidad más duradera que las actuales.
Este problema multifacético requiere un enfoque deliberado para reducir y en último término erradicar la diseminación de la tos convulsa. La Iglesia Adventista tiene un papel importante que cumplir para prevenir enfermedades por medio de mensajes consistentes sobre estilo de vida saludable, y la promoción de programas de vacunación apropiada por parte de nuestras clínicas, dispensarios y hospitales, compartiendo plenitud y sirviendo a todas las personas.
Zeno L. Charles-Marcel es especialista certificado en medicina interna y director asociado de Ministerios Adventistas de Salud de la Asociación General. Peter N. Landless es cardiólogo nuclear y especialista en medicina interna certificado y director emérito de Ministerios Adventistas de Salud de la Asociación General.
A¿Puedo contarle una historia?
DICK DUERKSEN
Donovan Nelson le gustaba arreglar cosas, en especial equipos de rayos X del hospital. Aunque disfrutaba de ocuparse de todo el equipo de radiología del hospital de la Universidad de Loma Linda, lo que más le gustaba era instalar aparatos de rayos X en los hospitales y clínicas de Adventist Health International, en estaciones misioneras de diversas partes del mundo. La última vez que sacó cuentas, había instalado cuarenta aparatos nuevos. Una tarea especial fue instalar una unidad de rayos X donados a un pequeño hospital adventista de las selvas casi inaccesibles del norte de Madagascar.
Un médico adventista había comenzado a atender pacientes en Andapa, una aldea a pocos kilómetros de las montañas
envueltas en nubes, que ahora forman parte de un parque nacional. En 1974, la Iglesia Adventista mundial había ayudado a financiar la construcción del hospital con una ofrenda del décimotercer sábado. Andapa era minúscula, con techos de metal y calles sucias. Un lugar donde poder ver el cuerpo y fotografiar huesos quebrados sería un asombroso milagro.
Donovan empacó el aparato de rayos X, asegurándose de tener todas las partes y conexiones necesarias. Entonces, él y un equipo de Loma Linda oraron pidiendo que la unidad llegara sin problemas y fuera exactamente lo que la gente necesitaba. Cuando entregó la gran caja de madera en el muelle de despachos, también envió una carta muy específica al médico de Andapa, donde describió exactamente cómo preparar la sala para el nuevo equipo de rayos X. «Una unidad de rayos X requiere de un cable eléctrico de buen tamaño –dijo Donovan–. Y ese es tan solo el comienzo».
Muchas semanas después, Loma Linda recibió una carta que decía que el aparato de rayos X había llegado y que la clínica estaba lista para que Donovan viajara a realizar la instalación. Hubo una celebración de acción de gracias en el Departamento de Radiología, y muchas oraciones más, cuando Donovan se subió al avión en dirección a Madagascar.
«El vuelo me pareció eterno –recordó Donovan–. Cuando finalmente llegué, uno de los hombres me escoltó, satisfecho, para ver la sala de rayos X; el lugar preparado para el nuevo aparato. Miré hacia todos lados, pero no vi dónde conectarlo. Se lo pregunté a mi amigo, y él señaló un pequeño cable que colgaba del techo. ¡No servía ni para hacer funcionar una tostadora!»
Donovan y el médico oraron por el cable, y entonces revisaron todo el hospital sin éxito, en busca de un cable que pudiera soportar la demanda energética de la unidad de rayos X.
A la mañana siguiente, el médico, Donovan y un conductor fueron a la compañía eléctrica en el centro del pueblo y pidieron hablar con el supervisor, pero el hombre estaba de viaje. Su asistente, sin embargo, se ofreció para ayudar a buscar el cable que necesitaban. Los llevó atrás, donde había
pilas de diversos cables desparramados alrededor de un árbol. Donovan se dio cuenta en seguida que nada de lo que se veía allí, era lo que resolvería el problema.
«El cable necesitaba tener unos 18 milímetros y 150 metros. Bajo ese árbol no había nada que se le aproximara»
El médico, el supervisor asistente, y el conductor continuaron buscando entre la enredada vegetación alrededor del árbol, mientras que Donovan daba vueltas alrededor del edificio, orando con fervor. Llegó entonces a una gran plataforma de carga.
«Allí, en la plataforma, había dos rollos inmensos del cable tal como el que estaba buscando», dijo Donovan. Lanzó una exclamación, y el otro hombre fue corriendo, pensando que le había sucedido algo.
«Todos nos emocionamos –contó Donovan–. Entre lágrimas, le dábamos gracias a Dios. Todo el pueblo, y hasta la central de la compañía eléctrica en la capital del país, decían que era imposible que ese cable estuviera en Andapa. ¡Nadie usaba allí ese tipo de cable!»
Uno de los hombres de la estación de tren recordó que un par de años antes se había producido un accidente de tren. «Parte de la carga se habrá caído sobre la plataforma», dijo.
«Ángeles –declaró Donovan–. Las manos de Dios colocaron el cable sobre la plataforma de carga. ¡Estoy seguro de ello!». El supervisor asistente quedó tan impresionado que ofreció enviar a un obrero hasta el hospital para colocar el cable: ¡Tres líneas de 50 metros cada una!
«Así es que conseguimos el cable –dijo Donovan–. Ahora falta la segunda parte de la historia».
SEGUNDA PARTE
Antes de enviar el equipo, Donovan había preparado los cables de siete conductores que serían necesarios para conectar los componentes del aparato. Una vez armados, los había colocado cuidadosamente en la caja de madera en la que depositaron cuidadosamente el aparato de rayos X. Cuando llegó la caja a Andapa, los cables no estaban. ¿Qué hacer ahora?
Era el hospital de Dios, y él sabía dónde podíamos encontrar los cables eléctricos conductores que necesitábamos.
«Bueno, en primer lugar, oramos –dijo sonriendo Donovan–. Era el hospital de Dios, y él sabía dónde podíamos encontrar los cables eléctricos conductores que necesitábamos ».
A la mañana siguiente, Donovan y el médico fueron al pueblo. El médico conocía al dueño de una pequeña tienda que vendía ollas y sartenes, vestidos, paraguas, botas y cualquier otro artículo que la gente necesitara. Donovan le dijo al dueño exactamente lo que necesitaban, y le preguntó dónde podía encontrar esos cables en la localidad. El hombre se restregó el mentón y pensó por unos segundos, y entonces se dirigió al fondo de su tienda.
«No volvió por un buen rato –recordó Donovan–. Cuando regresó, tenía un cable en las manos. Era un conector de siete partes, exactamente del tipo y la longitud que necesitaba»
Una vez más, nadie de Andapa había visto o usado alguna vez un cable así. Nadie, con excepción del hospital adventista y de Donovan.
Donovan, por supuesto, lleva todas las herramientas y conectores necesarios consigo a estos proyectos, por lo que, en pocos días, el aparato estuvo instalado y en pleno funcionamiento.
Cuando me contó la historia, Donovan dejó escapar una amplia sonrisa. «Solo Dios puede poner a mi disposición los cables exactos que necesitaba en medio de la selva en un lugar apartado. ¡Él se dedica a los milagros!»
Editor
Adventist World, es una publicación periódica internacional de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Su editor es la Asociación
General, División de Asia-Pacífico Norte de los Adventistas del Séptimo Día®.
Editor/Director de Adventist Review Ministries
Justin Kim
Director de la publicación internacional Hong, Myung Kwan
Comisión de coordinación de Adventist
World
Yo Han Kim, presidente; Tae Seung Kim, Hiroshi Yamaji, Myung Kwan Hong, Seong Jun Byun, Dong Jin Lyu
Editores asociados/directores en Silver Spring (Maryland, EE. UU.)
Sikhululekile Daco, John Peckham, Greg Scott
Editores en Silver Spring (Maryland, EE. UU.)
Enno Müller, Beth Thomas, Jonathan Walter
Editores en Seúl (Corea del Sur)
Hong, Myung Kwan; Park, Jae Man; Kim, Hyo-Jun
Director de plataformas digitales
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Director de integración de sistemas e innovación
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Coordinadora de evaluación editorial
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Consultor
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Gerenta financiera
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Consejo de dirección
Yo Han Kim, presidente; Justin Kim, secretario; Hong, Myung Kwan; Karnik Doukmetzian; SeongJun Byun; John Peckham; Hiroshi Yamaji; Joel Tompkins; Ray Wahlen; Ex-officio: Paul H. Douglas; Erton Köhler; Ted N. C. Wilson
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A los colaboradores: Aceptamos el envío de manuscritos no solicitados. Dirija toda correspondencia a 12501 Old Columbia Pike, Silver Spring, MD 20904-6600, EE. UU. Número de fax de la oficina editorial: 1 (301) 680-6638
E-mail: worldeditor@gc.adventist.org Sitio Web: http://www.adventistworld.org/
A menos que se indique lo contrario, todas las referencias bíblicas pertenecen a la versión Reina Valera. Revisión 1995. Usada con autorización.
Adventist World es publicada todos los meses e impresa simultáneamente en Alemania, Argentina, Australia, Austria, Brasil, Corea del Sur, Estados Unidos, Indonesia, México y Sudáfrica.
Vol. 21, No. 1
Dick Duerksen es un pastor y narrador que vive en Portland, Oregón, Estados Unidos
Lo que un día de tormenta en la playa me enseñó sobre Dios
Los días de verano iban pasando lentamente. Como niños de nivel primario, la alegría de las vacaciones de verano ya se había desvanecido, y no teníamos nada que hacer ni dónde ir. Sabíamos que papá estaba pasando por un momento difícil por la muerte de mamá y las muchas cuentas que debía pagar. Cocinaba, limpiaba, lavaba la ropa y nos apoyaba a los tres hermanitos, todos menores de diez años.
Ansiábamos ir a la playa y disfrutar de las olas del océano, y le rogamos a papá que nos llevara. Pero muchos domingos, tenía que salir a trabajar para que hubiera comida en la mesa. Una noche, mientras jugaba a la pelota en el fondo, papá se acercó. Noté sus hombros arqueados y expresión cansada, pero igualmente le dije:
«Papá, ¿podemos ir por favor a la playa este domingo?» Mi padre me miró a los ojos y respondió: «Está bien». Me emocioné, pero quería asegurarme de que fuera así.
—Papá, ¿lo prometes?
—Sí, lo prometo –dijo con un suspiro cansado. En la mente, me vi saltando entre las olas. ¡No veía las horas de que llegara el domingo!
Llegó el domingo de mañana, y corrí a la ventana. Para mi horror, el cielo estaba cubierto de grandes nubes negras. Pero miré hacia la izquierda y vi un pequeño rincón azul. ¡Iríamos a la playa! Fui corriendo hasta la cocina y pregunté: «¿Listos para ir a la playa?» Mi atareado padre me miró con asombro. La ventana sobre su hombro mostraba un día oscuro con ráfagas de viento y chaparrones.
—Va a estar frío, húmedo y ventoso –dijo.
—Pero papa, ¡lo prometiste! –contesté.
—Así es –me respondió empáticamente–. Si aún quieres ir a la playa, a la playa iremos.
La cocina se llenó de actividad y bullicio mientras preparábamos el almuerzo. Aceitunas negras, una lata de porotos frijoles, sándwiches de huevo, zanahorias y apio. Oré para que una lluvia torrencial no pusiera fin a mis sueños de nadar en las olas. Rápidamente, nos pusimos los trajes de baño y comimos la avena del desayuno. Al avanzar por nuestra calle, vimos que algunas gotas chocaban con el parabrisas. Lo que siguió fue uno de los viajes más rápidos al océano que alguna vez experimentamos. Jamás me
«No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia» (Isa. 41:10).
pasaron tan rápido esos 112 kilómetros. No había una fila de autos esperando en la casilla de entrada, sino que el encargado de la casilla nos miró sorprendido de que estuviéramos allí.
Salimos del auto de un salto, tomamos las toallas, y corrimos hacia la playa. Pero no encontramos lo que habíamos esperado: Nos recibieron olas furiosas, mucho frío y vientos cargados de arena. Nuestros dedos apenas tocaron el agua, y no pudimos más. ¡Estaba muy fría! Nos acurrucamos en una manta y empujamos la arena con los dedos para atajarnos del viento. Comimos unos sándwiches llenos de arena, y no paramos de temblar. Papá había traído unas ropas abrigadas, que aceptamos de buena gana. Nos veíamos
totalmente derrotados. Él había sabido lo que sucedería, pero de sus labios no salió ni una palabra de crítica.
«¿Están listos para volver a casa?», preguntó, con una mirada de amor y compasión. ¡Sí que estábamos listos! Mientras regresábamos, me maravilló pensar en lo que papá había hecho para cumplir su promesa. Cincuenta años después, aún tengo presente la experiencia y las lecciones aprendidas.
¡Es necesario cumplir las promesas! Nuestro Padre celestial nos hizo una promesa en su Palabra , y podemos tener la seguridad que él la cumplirá. « No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te
sustentaré con la diestra de mi justicia » (Isa. 41:10).
Ese día, mientras temblaba de frío en la arena, no podría haber soñado con los desafíos que me presentaría la vida. Pero en medio de todo, he tenido la seguridad de que nuestro Padre celestial cumple sus promesas. Él siempre estará allí no importa las tormentas que enfrentemos. Ansío un día estar sentado en la playa del cielo para poder agradecerle.
Ray «Chip» Brown enseña en la escuela media en el Colegio Adventista de Redlands, California, Estados Unidos. Disfruta de pasar tiempo con su esposa, hijos y nietos, en especial en la playa.