AW Español - Agasto 2016

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Publicación internacional de los adventistas del séptimo día N Ú M E RO

E S P E C I A L – S E M A N A

Vol. 12 No. 9

Dedicados a la

misión

D E

O R AC I Ó N


SEMANA DE ORACIÓN 2016

«Cada miembro, un misionero»

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a «Gran Comisión» es uno de los pasajes más conocidos de la Biblia. «Jesús se acercó y les habló diciendo: “Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id y haced discípulos a todas las

naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado. Y yo estoy con

SEMANA DE ORACIÓN

vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”» (Mat. 28:18-20). En esta comisión, Cristo insta a sus seguidores a que lleguen a ser misioneros

3 PRIMER SÁBADO 6 DOMINGO 8 LUNES

en todo el mundo. ¿Es esta orden, dada hace dos mil años, relevante para nosotros? ¿Cuál es nuestra misión y qué significa ser misionero, en la cultura actual? Durante esta Semana de Oración nos enfocaremos en la misión. Cada día

10 MARTES

traerá algún aspecto nuevo a este importante tema: ¿Cuál es la misión de

12 MIÉRCOLES

Dios? ¿Cómo es que cada miembro puede ser un misionero? Analizaremos la

16 JUEVES

importancia de encontrarnos con Jesús y caminar con él en la misión. El amor es el fundamento de la misión: el amor a Dios y el amor por

18 VIERNES

los demás. La convicción en lo que creemos y la integración de los nuevos

20 SEGUNDO SÁBADO

creyentes a la comunidad de la iglesia son también dos temas importantes. Por

24 VISIÓN MUNDIAL

último, analizaremos el momento en que la misión será cumplida. Usted no

26 L ECTURAS PARA LOS NIÑOS

querrá perderse ni un día de estas lecturas inspiradoras y bíblicas. Lo invito a unirse a todos los adventistas para analizar con oración estos importantes temas y, no importa quién sea usted, dónde viva o qué haga, comprometerse para ser un misionero para Dios.

EN LA PORTADA: Jesús siempre estuvo orientado hacia la misión, ya sea al llegar hasta la mujer samaritana junto al pozo de Jacob, los funcionarios romanos, los publicanos o las madres y sus hijos.

Que el Señor lo bendiga al reunirse como parte de la familia mundial de la iglesia para estudiar y orar durante esta Semana de Oración especial. Ted N. C. Wilson Presidente Iglesia Adventista del Séptimo Día

Publicado por la Asociación General de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.

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R E S E R VA

F O T O G R A F Í A D E L A TA PA : I N T E L E C T U A L D E M E D I O S D E L O S L D S


SEMANA DE ORACIÓN

Ted N. C. Wilson

La

misión de

Dios

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a idea de ser misionero comenzó en el cielo. Aun antes de que el pecado entrara al mundo, la Trinidad diseñó un plan para salvar a la humanidad en caso que Satanás tuviera éxito en hacerla caer. Dios el Padre enviaría a su Hijo para salvar a las almas perdidas. Sería una misión costosa: Emanuel, Dios con nosotros. «Cristo cargaría con la culpa y la vergüenza del pecado, que era algo tan abominable a los ojos de Dios que iba a separar al Padre y su Hijo. Cristo descendería a la profundidad de la desgracia para rescatar la raza caída».1 Cristo, adorado en el cielo, dejó la pureza, la paz y el gozo del Paraíso para cumplir la misión divina en este mundo oscuro y lleno de pecado. Su misión era clara: buscar y salvar a los perdidos. Desde el comienzo, la misión divina sigue siendo la misma y, a lo largo de los siglos, Dios ha enviado misioneros a cumplir sus propósitos. Dedicados a la misión

Durante 120 años, Noé rogó a los antediluvianos que se prepararan para el diluvio que llegaría (Gén. 6:3; 1 Ped. 3:20; 2 Ped. 2:5). Durante esos años, Noé se aferró tenazmente a las promesas de Dios, mientras soportaba las burlas y el ridículo de los mismos que él procuraba ayudar a salvar. Dios envió a Abraham con una misión: ir a la tierra que él le mostraría y ser una influencia piadosa para los cananeos, para que pudieran arrepentirse antes de que fuera demasiado tarde. Dios

les dio un tiempo de gracia antes de ser destruidos (Gén. 12:1-3; 15:15, 16). De adolescente, José terminó contra su voluntad en un país extraño. A pesar de ello, escogió ser el misionero de Dios, brindando luz e integridad en un hogar pagano. A pesar de las circunstancias más difíciles, siguió haciendo brillar su luz más allá de las rejas de una prisión egipcia. Más tarde, Dios escogió usar a su misionero fiel para salvar toda la tierra de Egipto y otros países durante años de terrible hambruna (Gén. 37:2528; 39:8, 9, 21-23; 41:37-41). Una intensa «capacitación misionera»

Moisés pasó por una intensa «capacitación misionera», primero a los pies de su madre, quien «trató de inculcarle la reverencia a Dios y el amor a la verdad y a la justicia, y oró fervorosamente que fuera preservado de toda influencia corruptora». Jocabed «le mostró la insensatez y el pecado de la idolatría, y desde muy temprana edad le enseñó a postrarse y orar al Dios viviente, el único que podía oírlo y ayudarlo en cualquier emergencia».2 En la corte de faraón, Moisés recibió la más alta capacitación civil y militar, recibiendo entrenamiento logístico que le serviría para liderar a una vasta multitud al salir de Egipto y a través del desierto (Hech. 7:22). Sin embargo, antes de estar listo para esa obra, Moisés necesitó una tercera fase de capacitación misionera, la que Dios le brindó en el desierto.

P R IM E R S ÁBAD O

Elena White escribió: «Aun tenía que aprender la misma lección de fe que se les había enseñado a Abraham y a Jacob, es decir, a no depender, para el cumplimiento de las promesas de Dios, de la fuerza y sabiduría humanas, sino del poder divino […]. En la escuela de la abnegación y las durezas había de aprender a ser paciente y a controlar sus pasiones. Antes de poder gobernar sabiamente, debía ser educado en la obediencia».3 Solo entonces Moisés estuvo listo para servir como uno de los más grandes misioneros de Dios. A buscar y salvar

Rahab, una mujer de Jericó, ayudó a salvar a toda su familia cuando compartió su encuentro con los espías israelitas y su fe en el Dios de ellos (Jos. 2:12-14; 6:17). Daniel y sus tres amigos fueron enviados como misioneros al poderoso reino de Babilonia. Con los años, llevaron a cabo fielmente la misión de Dios en la corte real. Gracias a ese testimonio, Nabucodonosor finalmente entregó su corazón al único Dios verdadero. Puede leer el testimonio del rey en Daniel 4:34-37. Una joven israelita sirvió como la fiel misionera de Dios en casa de sus captores sirios, lo que llevó a que Naamán, comandante del ejército del rey, declarara: «Ahora conozco que no hay Dios en toda la tierra, sino en Israel» (2 Rey. 5:15).4 Aun el reacio misionero Jonás ayudó a salvar a sus enemigos al predicar la Palabra de Dios a los ninivitas (Jon. 3:4-10). La misión divina en el Nuevo Testamento

En el Nuevo Testamento la misión fue la misma que en la antigüedad: buscar y salvar lo que se había perdido. Jesús, por supuesto, es el Misionero; el

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SEMANA DE ORACIÓN

PR I ME R S Á BA DO

más consumado. El «era el Verbo, [y] el Verbo estaba con Dios y […] era Dios […]. Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros lleno de gracia y de verdad» (Juan 1:1, 14). Jesús reveló la misión divina de amor y misericordia en toda su plenitud. Mientras estaba en este mundo, Jesús brindó capacitación misionera práctica a los apóstoles. Elena White observó: «Mientras Jesús ministraba a las vastas muchedumbres que se congregaban en derredor de él, sus discípulos le acompañaban, ávidos de hacer cuanto les pidiera y de aliviar su labor. Ayudaban a ordenar a la gente, traían a los afligidos al Salvador y procuraban la comodidad de todos. Estaban alerta para discernir a los oyentes interesados, les explicaban las Escrituras y de diversas maneras trabajaban para su beneficio espiritual. Enseñaban lo que habían aprendido de Jesús y obtenían cada día una rica experiencia».5 Cuando Jesús envió a los apóstoles de dos en dos, y más tarde a los setenta (Lucas 10), los instruyó para que cumplieran la misión divina al predicar diciendo: «El reino de los cielos se ha acercado» (Mat. 10:7). Asimismo, los apóstoles tenían que sanar enfermos, limpiar leprosos, resucitar muertos, echar fuera demonios; «de gracia recibisteis, dad de gracia» (vers. 8), les dijo; y les recordó que el poder de hacer esas cosas provenía del cielo y no de ellos mismos. Después de la resurrección

Poco después de la resurrección de Cristo, las mujeres frente a la tumba recibieron una misión muy especial: «Id, decid a sus discípulos, y a Pedro, que él [Jesús] va delante de vosotros a Galilea; allí lo veréis, como os dijo» (Mar. 16:7). Ese mismo día, otros dos seguidores de Cristo –Cleofas y su amigo– se

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convirtieron en misioneros cuando sus corazones comenzaron a arder mientras escuchaban que Jesús les explicaba las Escrituras en camino a Emaús. Sin contener el gozo, se apresuraron para cumplir la misión divina de contar a los discípulos que Jesús había resucitado (Luc. 24:13-35). Justo antes de regresar al cielo, Cristo mandó otra vez a sus discípulos diciéndoles: «Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura […]. Ellos, saliendo, predicaron en todas partes, ayudándolos el Señor y confirmando la palabra con las señales F O T O G R A F Í A :

que la acompañaban» (Mar. 16:15, 20). Cuando pensamos en los misioneros nos acordamos de Felipe, que fue enviado a dar un estudio bíblico y bautizar a un funcionario de la corte real de Etiopía (Hech. 8:26-40). También pensamos en Esteban, quien con tanta valentía fue testigo ante el Sanedrín, aunque le costó la vida. Aun así, desde la sangre de su martirio surgió uno de los más grandes misioneros: Saulo, quien más tarde llegó a ser conocido como Pablo (Hech. 7:58; 9:1-22). También recordamos a Bernabé, Silas, Juan Marcos y Timoteo, quienes cumplieron

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I N T E L E C T U A L

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M E D I O S

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No importa su edad, nacionalidad o sexo, Dios lo llama a ser parte de su misión . importantes tareas para llevar a cabo la misión de Dios. Otros misioneros

En el poderoso libro El conflicto de los siglos, vemos que a lo largo de la historia Dios siempre ha tenido personas dispuestas a llevar a cabo su misión, aun si eso significó perder la vida. En 1874, la Iglesia Adventista envió sus primeros misioneros oficiales –John N. Andrews y sus hijos adolescentes Mary y Charles– a Basilea (Suiza). Angeline, la esposa de Andrews, había fallecido dos años antes. Cuatro años después su hija contrajo tuberculosis y murió y solo cinco años más tarde, mientras aún estaba en Europa, el propio Andrews también falleció de tuberculosis y fue sepultado en Basilea. Desde ese momento, muchos miles de adventistas han ido de misioneros y, al igual que John y Mary Andrews, muchos jóvenes y ancianos han dado la vida mientras cumplían con fidelidad la misión divina. A pesar de ello, la misión de Dios siguió adelante, y hoy –en parte gracias al sacrificio de los muchos que respon-

dieron al llamado divino para ir al extranjero– más de diecinueve millones de personas en más de doscientos países han aceptado la verdad revelada por Jesús y se han unido a este movimiento divino. La misión de Dios en el presente

En el presente, en un mundo donde habitan más de siete mil millones de personas, aún hay mucho por hacer para cumplir con la misión divina. Dios llama a que cada uno cumpla una parte en la misión. No importa la edad, nacionalidad o sexo, Dios lo llama a usted a ser parte de su misión. Puede llamarlo a ser misionero en su vecindario, su colegio, su lugar de trabajo, o dentro de su círculo de influencia. Doquiera esté, Dios necesita su colaboración en la misión de buscar y salvar a los perdidos. Las interacciones de la vida diaria son la manera más fácil de testificar. Permita que el Espíritu Santo lo guíe a las personas correctas, y entonces comparta con calma y naturalidad su testimonio y aliento de una manera apropiada, según la conducción del Espíritu. Testificar debería ser un gozo y el resultado de nuestra relación con el Señor. Dios abrirá el camino. ¡Todos tienen que ser parte de la misión divina! Al participar de la misión, es sumamente importante permanecer cerca del Señor mediante el estudio de la Biblia, del Espíritu de Profecía y la oración constante.

práctica, llevando a los que lo rodean hacia aquel que nos ha salvado y que ha prometido llevarnos pronto al hogar. Trabajemos juntos para cumplir con su sabiduría y fortaleza la misión que Dios nos ha encomendado. Por la gracia de Dios, que cada adventista sea un misionero involucrado en la Participación Total de los Miembros, para apresurar el regreso de Cristo. n 1 Elena

White, Patriarcas y profetas, p. 43. p. 221. p. 225. 4 Los textos bíblicos han sido extraídos de la versión Reina-Valera 95® © Sociedades Bíblicas Unidas, 1995. Usada con autorización. 5 Elena White, El Deseado de todas las gentes, p. 315. 6 Elena White, Testimonios para la iglesia, t. 9, p. 26. 2 Ibíd., 3 Ibíd.,

PREGUNTAS PARA

ref lexionar

1

¿Qué está haciendo su congregación local para ser misioneros en la comunidad? ¿Y en el campo mundial?

2

Aun si usted ha servido como misionero en otra parte o país, ¿se ve también como misionero en su propio vecindario y comunidad? Si es así, ¿de qué maneras?

3

¿Se le hace difícil hablar a otros de Jesús? Si es así, ¿por qué? ¿Hay algo que usted pueda hacer para cambiar esa situación?

Cada adventista, un misionero

La inspiración nos dice que «si cada miembro de la iglesia fuese un misionero activo, el Evangelio sería anunciado en poco tiempo en todo país, pueblo, nación y lengua».6 ¡Jesús viene pronto! Levante en alto esa bandera y compártala de manera

El pastor Ted N. C. Wilson es presidente de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.

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SEMANA DE ORACIÓN

DO MINGO

Cheryl Doss

Todos los

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a noticia apareció hace algunos años y aunque es triste, hoy día es algo muy común. Una joven llamada Ashley Smith salió a comprar cigarrillos en la madrugada –un deseo no muy sano ni piadoso–, y terminó en los brazos del acusado de violación y homicidio Brian Nichols. Él la forzó a regresar a su apartamento, la amarró y le dijo: «No te haré daño si haces lo que te digo».1 ¿Qué haría usted en esas circunstancias? ¿Comenzaría a rogar, gritar u orar? En ese terrible momento, ella llena de la gracia al alcance de todos, vio una oportunidad de servicio. Comenzó a conversar con Nichols, le preparó el desayuno, le contó su historia y lo escuchó. Le reveló su apertura a la gracia, sus propias heridas que Dios estaba sanando, y toda la situación cambió. He aquí una mujer que apenas lograba sobrevivir. No podía siquiera cuidar de su propio hijo, y andaba por la calle en la madrugada, en busca de cigarrillos. He allí un hombre buscado por violación y homicidio. A pesar de ello, en ese instante, sucedió algo milagroso. Smith se unió a Dios en su obra, y Nichols encontró a Dios. Ese hombre vio que aunque su vida estaba llena de la sangre y el dolor de otras personas, podía cambiar de rumbo; podía liberar a Smith y servir a Dios en la prisión. La vida de Ashley Smith también se vio transformada por esa experiencia. Logró dejar de lado las drogas que dominaban su vida. Al hablar con Nichols, se dio cuenta de que Dios la había cambiado y le había otorgado un propósito.2 Un diálogo transformador

Hace tiempo, otra mujer quebrantada y avergonzada que vivía en pecado, dejó su casa para un urgente recado. Cuando fue a buscar agua al pozo de Jacob al mediodía, no sabía que antes de que terminara el día sería la misionera

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miembros

en la misión Dios está obrando en el mundo, y nos invita a unirnos a él en esa tarea

de Dios para todo el pueblo. Jesús, que viajaba desde Judea a Galilea a través de Samaria, se detuvo a descansar junto al pozo de Jacob. Entonces «llegó una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: “Dame de beber”» (Juan 4:7). Fue un simple pedido que llevó a un diálogo transformador. En esa conversación, Jesús despertó el interés de la mujer, respondió con paciencia sus preguntas, y con amor cuestionó sus elecciones de vida. Cuando su corazón estuvo listo, el Mesías se le reveló de esta manera: «“Yo soy, el que habla contigo” […]. Entonces la mujer dejó su cántaro, fue a la ciudad y dijo a los hombres: “Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será éste el Cristo?” Entonces salieron de la ciudad y vinieron a él» (vers. 26-30). Una vez que la mujer samaritana encontró al Mesías, compartió inmediatamente su experiencia con otros, y olvidó para qué había ido al pozo. Los habitantes del pueblo conocían su vida quebrantada, pero percibieron un cambio en su comportamiento –la curación de su vergüenza y temor, gracias al encuentro con el Salvador– y se acercaron a Jesús gracias a su testimonio (vers. 39). Elena White mencionó: «Esta mujer representa la obra de una

fe práctica en Cristo. Cada verdadero discípulo nace en el reino de Dios como misionero».3 Jesús dijo: «Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo» (Juan 17:18). Dios nos llama a compartir las buenas nuevas con todos los que se cruzan en nuestro camino. Pablo lo expresa así: «De ninguna cosa hago caso ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios» (Hech. 20:24). Después de todo, Pablo nos dice, todos somos embajadores –misioneros– enviados en una misión de compartir la gracia que hemos recibido en el ministerio de reconciliación (2 Cor. 5:19). Un mensaje de reconciliación

Desde el mismo comienzo, cuando Dios, el gran misionero, vino en busca de la humanidad quebrantada en el Edén, trajo un mensaje de reconciliación al mundo. A lo largo de la historia bíblica, Dios pidió constantemente a su pueblo que cruzara cada barrera –cultural, religiosa, social– con ese mensaje de


Dios quiere usar todo lo que somos en su misión al mundo . gracia. El Señor usó a las personas más improbables como sus testigos: Abraham el mentiroso; Sara la incrédula; José el soñador; Ester la temerosa; David el conspirador; Santiago y Juan los irascibles; Tomás el cuestionador; Pedro el negador; María la llorosa; Pablo el perseguidor. Ellos, transformados por el mensaje de gracia y reconciliación, transformaron el mundo para Dios, y sus vidas nos siguen inspirando aun hoy. Dios nos ha llamado a todos, como miembros de su cuerpo, a unirnos a su misión para este mundo. ¡Qué privilegio trabajar con Dios, hacer algo de significación eterna, llevar reconciliación, preparar a las personas para el pronto regreso de Cristo! Una obra tal requiere de compromiso e intencionalidad en medio de las distracciones, ocupaciones y nuestro propio egoísmo. A pesar de ello, Dios necesita que todos trabajemos juntos, porque todos nos encontramos con personas a las que estamos calificados para alcanzar.

Dios puso en la oscura vida de Brian Nichols alguien cuyo testimonio era peculiarmente apropiado para tocar su vida. Dios quiere hacer lo mismo en nuestro caso si estamos dispuestos a que él nos use. Todos podemos compartir lecciones de una vida con Cristo. ¿Ha fallado usted? ¿Ha sido herido? ¿Ha hallado consuelo y sanidad en Jesús? ¿Cómo ha obrado Dios en su vida? Ese es el mensaje que él le quiere dar. ¿Cuáles son sus intereses, sus mayores dones y capacidades? Dios quiere usar todo lo que somos en su misión al mundo. Dios nos ha dado un testimonio único a cada uno, una experiencia de vida particular y un llamado singular. Aunque no sintamos que tenemos algo para compartir, ni tengamos una gran educación o posición social, podemos contar a otros lo que Dios ha hecho por nosotros. Me gustan mucho los comentarios de Elena White sobre la historia de los dos endemoniados (Mat. 8:28-34; Mar. 5:1-20): «Los dos endemoniados curados fueron los primeros misioneros a quienes Cristo envió a predicar el Evangelio en la región de Decápolis. Esos hombres habían tenido oportunidad de oír las enseñanzas de Cristo durante unos momentos solamente. Sus oídos no habían percibido un solo sermón de sus labios. No podían instruir a la gente como habrían podido hacerlo los discípulos que habían estado diariamente con Jesús; pero podían contar lo que sabían, lo que ellos mismos habían visto, oído y experimentado del poder del Salvador. Esto es lo que puede hacer cada uno cuyo corazón ha sido conmovido por la gracia de Dios. Tal es el testimonio que nuestro Señor requiere y por falta del cual el mundo está pereciendo».4 Dios colocará en nuestra vida las personas a quienes mejor podemos servir. Aun con personas que no imaginamos y en los lugares más improbables, como le sucedió a Ashley Smith, Dios

nos da una oportunidad de compartir un mensaje de gracia y reconciliación que no podemos ignorar. Después de todo, la Gran Comisión (Mat. 28:19, 20) no es apenas una propuesta, una sugerencia. Es deber y privilegio de cada cristiano unirse a Dios para trabajar por el mundo. Podemos compartir la historia de la obra de Dios en nuestra vida, doquiera vivamos y con los que nos relacionamos. Dios está obrando en el mundo. ¿Nos uniremos a él para esta obra? n 1 Time, 20

de marzo de 2005. 2 Entrevista con Katie Couric, Yahoo News, 15 de septiembre de 2015. 3 Elena White, El Deseado de todas las gentes, p. 166. 4 Elena White, El ministerio de curación, p. 66.

PREGUNTAS PARA

ref lexionar y

compartir

1

¿Por qué a menudo sentimos que no tenemos nada que compartir con los que nos rodean?

2

¿Puede pensar en otras historias de la Biblia en las que Dios usó los mensajeros más improbables?

3

¿Cómo podemos encontrarnos con personas que necesitan escuchar nuestro testimonio?

Cheryl Doss es directora

del Instituto de Misión de la Asociación General de la Iglesia Adventista.

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SEMANA DE ORACIÓN

L U NE S

E

l llamado de Jesús es un llamado a la misión. «Venid en pos de mí –nos dice–, y os haré pescadores de hombres» (Mat. 4:19). Su objetivo al llamar a los discípulos era enseñarles cómo ser misioneros. No obstante, ¿cómo podían ser transformados esos pescadores en testigos capacitados por Dios? Desde mis recuerdos más tempranos, he anhelado con todo mi corazón servir a Dios. Sin embargo, en el tiempo que pasamos juntos, Dios me ha llevado por un camino inesperado y de grandes desafíos, en el que me he vuelto cada vez más consciente de mis muchas debilidades y mi gran capacidad para pecar. ¿Por qué Dios tomaría mi deseo de transformación y testificación para permitirme un encuentro con lo que parece ser exactamente lo opuesto? Es porque cuando Jesús nos llama a que nos unamos a él en la misión, él nos guía a un viaje de transformación que comienza haciéndonos sentir nuestra necesidad más profunda de él. Tres pasos para la transformación

El bautismo de Jesús ilustra un proceso en el centro mismo de toda transformación espiritual, que brinda el fundamento de nuestra respuesta de ir y hacer discípulos a todas las naciones (Mat. 28:19). Su bautismo lo introdujo en un ministerio que transformó por completo al mundo. Lucas registra que cuando Jesús oró después de su bautismo, «el cielo se abrió y descendió el Espíritu Santo sobre él en forma corporal, como paloma» (Luc. 3:21, 22). Notemos de qué manera tres pasos secuenciales en este versículo –la muerte, la oración y la venida del Espíritu Santo– resultaron en una misión con un poder sobrenatural. Analicemos un poco los tres. El primer lugar, la muerte del yo pecaminoso, ilustrado en la sepultura

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Gavin Anthony

Una

misión que nos transforma

de Jesús en el agua. La muerte es siempre el comienzo de la transformación, porque la muerte crea el espacio necesario para que Dios se revele a sí mismo. Deberíamos recordar sin embargo que «Jesús no recibió el bautismo como confesión de culpabilidad propia. Se identificó con los pecadores, dando los pasos que debemos dar, y haciendo la obra que debemos hacer. Su vida de sufrimiento y paciente tolerancia después de su bautismo, fue también un ejemplo para nosotros».1 Jesús describió la muerte como un prerrequisito del discipulado al declarar: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame» (Luc 9:23). El llamado de Jesús a seguirlo con una cruz no es un llamado a cargar un objeto pesado que torna miserable la vida. Es un llamado a morir, a decir junto con Pablo: «Con Cristo estoy juntamente crucificado» (Gál. 2:20). Como lo expresó Elena White: «Para recibir fuerza, tenemos que depender enteramente de Cristo. El yo tiene que morir».2 No podemos seguir a Jesús en la vida hasta que lo sigamos al lugar de la

muerte diaria. A partir de allí, nuestra vida es un «sacrificio vivo» (Rom. 12:1). Sin embargo, no es algo que nos sale naturalmente. En consecuencia, puede ser que Jesús nos guíe por senderos inesperados y humanamente desagradables, para que entendamos mejor cuán débiles y pecaminosos somos, animándonos a rendir a Cristo todo lo que tenemos y somos. En segundo lugar, orar para estar preparado. Reconocer que no hay nada naturalmente bueno en nosotros nos impulsa a caer de rodillas con oraciones urgentes para que Dios se revele por nuestro medio. Necesitamos la preparación por la que oró Jesús en las riberas del río Jordán: «La mirada del Salvador parece penetrar el cielo mientras vuelca los anhelos de su alma en oración. Bien sabe él cómo el pecado endureció los corazones de los hombres, y cuán difícil les será discernir su misión y aceptar el don de la salvación. Intercede ante el Padre a fin de obtener poder para vencer su incredulidad, para romper las


era tentado por el diablo» (Luc. 4:1, 2). Jesús venció a Satanás porque estaba «lleno del Espíritu Santo». La segunda clave se encuentra en la siguiente historia. Lucas explica que «Jesús volvió en el poder del Espíritu a Galilea […]. Enseñaba en las sinagogas de ellos y era glorificado por todos» (vers. 14, 15). Jesús explica entonces su propio bautismo del Espíritu en la sinagoga: «El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón, a pregonar libertad a los cautivos y vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos y a predicar el año agradable del Señor» (vers. 18, 19). El bautismo del Espíritu Santo permitió que Jesús venciera a Satanás y proclamara el evangelio con poder divino. Este bautismo del Espíritu Santo es también para nosotros. Mateo, Marcos y Lucas informan que Juan el Bautista proclamó que Jesús los bautizaría con el Espíritu Santo (Luc. 3:16; Mat. 3:11; Mar. 1:8). Así lo identifica Juan el Bautista: «Sobre quien veas descender el Espíritu y permanecer sobre él, ese es el que bautiza con Espíritu Santo» (Juan 1:33).

con mis propias fuerzas antes de darme cuenta de que algo anda mal. Lo que es verdad para mí físicamente, se aplica también a todos espiritualmente. No podemos ser discípulos transformados y, por lo tanto, auténticos heraldos del carácter y los propósitos divinos sin un poder divino que nos trascienda. No obstante, a medida que Dios nos lleva por una travesía donde nos muestra que sin él nada podemos hacer (Juan 15:5), enseñándonos a morir todos los días a nuestras agendas propias y profundizando nuestro deseo por él para equiparnos para la misión, Jesús promete bautizarnos diariamente con el Espíritu Santo. Entonces podremos salir al vecindario con un poder que confundirá a Satanás y resultará en incontables vidas transformadas. n

Solo por el poder divino

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Cuando Jesús nos llama para que lo acompañemos en la misión, nos guía en un viaje de transformación .

ligaduras con que Satanás los encadenó, y para vencer en su favor al destructor».3 Solo el poder sobrenatural del cielo puede hacer que un ser humano quebrantado sea útil para los propósitos cósmicos de Dios. El poder viene en respuesta a la oración sincera. «Cada obrero debiera elevar su petición a Dios por el bautismo diario del Espíritu».4 Y esto es exactamente lo que se ilustra a continuación, cuando Jesús recibe el Espíritu Santo. En tercer lugar, la venida o bautismo del Espíritu Santo para la misión. ¿Cuál fue el resultado de la venida del Espíritu Santo sobre Jesús? Note dos claves que presenta Lucas. En primer lugar escribe que Jesús, «lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y fue llevado por el Espíritu al desierto por cuarenta días, y

Como discípulos llamados a ser misioneros, dependemos totalmente de ese bautismo del Espíritu Santo. En mi caso, es una verdad que Dios ha reforzado a lo largo de mi vida. Durante los últimos veinte años, mi corazón ha dependido literalmente de un poder externo –un marcapasos– porque por sí solo no tiene suficiente fuerza. Aunque soy pastor, a veces paso un buen tiempo haciendo la obra de Dios

1 Elena

White, El Deseado de todas las gentes, p. 85. White, Testimonios para la iglesia, t. 5, p. 203. White, El Deseado de todas las gentes, p. 86. 4 Elena White, Los hechos de los apóstoles, p. 41. 2 Elena 3 Elena

PREGUNTAS PARA

ref lexionar

1 2

¿Qué diferencia existe entre el llamado a los apóstoles y nuestro llamado actual? ¿Qué es el «bautismo de fuego»? ¿Puede percibir que usted avanza por los tres pasos descritos en la lectura? ¿En qué sentido?

Gavin Anthony es pastor en la ciudad de Dublín (Irlanda). Vol. 12 No. 9 | Adventist World

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SEMANA DE ORACIÓN

MA RTE S

Misión con

P

articipar de la misión con comprensión y empatía es decirle a las personas lo que necesitan escuchar de la manera que mejor pueden entenderlo. –Disculpe, señor, ¿Ha sido salvo? -me preguntó un joven de poco más de veinte años mientras hacía unas compras en un supermercado. Interrumpí por un momento mi labor de elegir los comestibles que buscaba y observé al joven que me dirigía la palabra. –¿Qué me dijo? –le respondí, sin estar muy seguro si había escuchado bien. –¿Ha sido lavado en la sangre del Cordero? –fue su nueva pregunta. Antes de que pudiera responder afirmativamente, el entusiasta evangelista me dio un resumen de dos minutos del evangelio, repleto de la jerga teológica. Finalmente logré convencerlo de que ya era cristiano. Al retomar mi labor de hacer las compras, quedé reflexionando sobre el incidente. Admiraba el valor y la osadía del joven; no parecía tener miedo al rechazo o la desaprobación y, sin embargo, me sentía inquieto, hasta triste. Me preguntaba cuántas personas sentirían rechazo por ese método. ¿Quién sino los que ya son cristianos pueden entender lo que significa «haber sido lavado en la sangre del Cordero»? Era evidente que lo que al joven le sobraba de celo, pero le faltaba de sensibilidad por su audiencia. Me entristecía que su elección a la hora de comunicar algo tan importante, aunque lograra alcanzar a alguien, dejaría perplejos y aun alienaría a la gran mayoría de sus potenciales conversos. En su lenguaje

Al buscar cómo cumplir nuestra misión de proclamar el último mensaje de misericordia de Dios al mundo, lo más natural es que procuremos comunicar ese mensaje según nuestros gustos,

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comprensión y empatía Ean Nugent

nuestras experiencias personales y nuestras necesidades. Sin embargo, si no logramos comunicarnos desde las perspectivas de aquellos a quienes queremos llegar, nuestro mensaje les resultará extraño. Necesitamos buscar cómo comprender sus gustos, sus experiencias personales y sus necesidades. Entonces, sobre esa base, tenemos que comunicar el mensaje de una manera que les resulte accesible y puedan entender. Esa idea puede resumirse con las palabras de Pablo: «Me he hecho a los judíos como judío […]; a los que están sujetos a la Ley, […] como sujeto a la Ley […]; a los que están sin Ley, como si yo estuviera sin Ley […]; a todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a algunos» (1 Cor. 9:20-22). Pablo primero se esforzó por entender a sus audiencias: a los judíos, a los que estaban bajo la Ley, a los que estaban sin Ley, y «a todos». A continuación se esforzó por comunicar su importante mensaje desde la perspectiva de esos grupos. El ejemplo de Jesús nos lleva aun un paso más allá. Mientras que Pablo, en ese pasaje, identifica grupos de personas, Jesús aplicó ese método a los individuos. El Señor desea que su palabra de gracia llegue al corazón de cada alma. En gran medida, esto tiene que ser logrado por el trabajo personal. Ese fue el método de Cristo. Su obra estuvo

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compuesta en gran parte por entrevistas personales. Tenía un sincero interés en la audiencia de una sola persona. Más allá de los grupos, Jesús trabajó por comprender a la mujer sirofenicia (Mar. 7:24-30, al fariseo (Luc. 11:37-44), al publicano (Luc. 19:1-10), al paralítico (Juan 5:1-15) y a la adúltera (Juan 8:1-11), entre otros. Una vez que comprendió sus perspectivas, Jesús se comunicó desde la individualidad de ellos. Si queremos tener éxito en nuestra misión, debemos imitar ese método. Primero tenemos que trabajar para comprender al familiar, vecino, colega, amigo, enemigo y «a todos» individualmente. Entonces tenemos que trabajar para comunicar el mensaje desde la perspectiva individual de ellos. Aunque es imposible comprender plenamente la forma de ver de otros, podemos avanzar significativamente hacia ese objetivo mediante las siguientes preguntas: ¿Qué es lo que más y lo que menos les gusta? ¿Cuáles han sido y son en el presente sus experiencias más impactantes? ¿Cuáles son sus necesidades más significativas? Después de esforzarnos con paciencia por hallar respuestas a esas preguntas, necesitamos discernir las intersecciones entre las respuestas y el mensaje. Si lo


hacemos, estaremos mejor equipados para cumplir nuestra misión con la comprensión y la empatía de Cristo. El éxito según Jesús

La Biblia brinda muchos ejemplos de este enfoque. En 2 Samuel 12, Natán es enviado a dar un mensaje a David. ¿Cómo comunicar a ese poderoso rey cuán aberrante era su pecado? Natán usó el conocimiento de la respuesta a la primera pregunta. Natán sabía que David había sido pastor de ovejas y que amaba a sus corderos. También sabía que David, el autor del Salmo 12, despreciaba marcadamente «la opresión de los pobres» (vers. 5).* Al discernir la intersección entre esto y su mensaje, Natán logró comunicarse con eficacia. Otro ejemplo de este enfoque es el encuentro de Jesús con la samaritana en Juan 4. Ella lo describió después como «un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho» (Juan 4:29). Declaró que esto le confirmaba que él era el Mesías (ver también el versículo 39). Por supuesto, Jesús no le dijo literalmente todo lo que ella había hecho. Por el contrario, le señaló las experiencias que más la habían impactado, sus matrimonios previos fallidos y su relación ilícita en el presente. Entonces comunicó la intersección entre esas experiencias y el mensaje de su mesianismo, al interactuar con ella con bondad y respeto a pesar de que conocía esas experiencias. Aun cuando sintió que Jesús había leído los secretos de su vida, sintió que él era su amigo, mostrándole compasión y amor. Aunque la pureza misma de la presencia de Cristo condenaba su pecado, no expresó denuncia alguna, sino que le habló de su gracia, que podía renovarla. Ella comenzó a tener convicciones sobre el carácter de Cristo y le surgió la pregunta: ¿No será este el Mesías tan esperado?

Un ejemplo final de este enfoque puede verse en el diálogo de Jesús con Nicodemo en Juan 3. Jesús discernió que la necesidad más significativa de Nicodemo no era una respuesta a los argumentos populares contra el mesianismo de Cristo (Juan 7:50-52). Tampoco era una presentación del evangelio lo que más agradaría a esta mente sumamente educada y religiosa. Aunque acaso Nicodemo deseaba esas cosas, su necesidad más importante era la misma que tenían los pescadores iletrados y las prostitutas irreligiosas. Tenía que reconocer su necesidad de una completa reforma de su mente, propósitos y motivos: su necesidad de nacer de nuevo (Juan 3:7).

de vida y nuestras más importantes necesidades, nuestro deseo de comunicarnos con otros desde sus perspectivas personales se incrementará naturalmente. Al rogar fervientemente a Dios que, según lo prometido, derrame su amor en nuestros corazones mediante el Espíritu Santo (Rom. 5:5), recibiremos más y más de ese amor que nos motivará en esa dirección. Que por la gracia de Dios podamos comunicar la verdad eterna de maneras relevantes para nuestros amigos y vecinos. n * Los textos han sido extraídos de la versión Reina-Valera 95® © Sociedades Bíblicas Unidas, 1995. Usada con autorización. Todos los derechos reservados.

PREGUNTAS PARA

ref lexionar

Constreñidos por el amor

Esto nos lleva a ver una lección invalorable. Participar de la misión con comprensión y empatía no significa solo decirle a la gente lo que sus anhelantes oídos quieren escuchar y así como desean escucharlo. Por el contrario, al igual que Jesús, buscamos decirles lo que necesitan escuchar de la manera en que mejor puedan entenderlo. ¿Qué cosas les gustan o les disgustan? ¿Cuáles han sido o son en el presente las experiencias de vida que más los han impactado? ¿Cuáles son sus necesidades más importantes? La comunicación en el contexto de estas preguntas nos permite participar de la misión con comprensión y empatía. Aun así, ¿qué nos motiva a hacerlo? En las palabras de Pablo, «el amor de Cristo nos constriñe»(2 Cor. 5:14). Al meditar en el tierno amor que Cristo nos extiende en forma individual, nuestro deseo de extender ese amor a otros se incrementará naturalmente. Al meditar en las muchas veces en que Jesús ha buscado comunicarse con nosotros mediante nuestros gustos, nuestras más impactantes experiencias

y

analizar

1

¿Qué es lo le da más temor al pensar en alcanzar a aquellos con los que tiene poco en común?

2

¿Es usted amigo de alguien con quien tiene pocas similitudes religiosas o culturales? Describa brevemente esa amistad.

3

¿Cómo sabrá usted que es momento apropiado para «pasar a la siguiente etapa» en sus intentos de compartir a Cristo con otros?

Ean Nugent es

desarrollador de programas informáticos en la Asociación General de la Iglesia Adventista.

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SEMANA DE ORACIÓN

M IÉ R C O L E S

El método de Cristo:

Misión con

Gary Krause

amor Cinco pasos para la testificación efectiva

E

n 1901 en Nueva York se aprobó una ley que procuraba mejorar los escuálidos edificios de viviendas para que fueran más seguros y salubres. La Bolsa de Valores de Nueva York tuvo su primer derrumbe financiero y la ciudad casi se derritió bajo la más mortal ola de calor de su historia. En ese contexto, y a los 68 años, el pionero adventista Stephen Haskell y su esposa Hetty fueron a Nueva York como misioneros. Después de haber vivido en una zona rural, los Haskell terminaron en el corazón de esa inmensa ciudad, en un edificio de apartamentos. Haskell parecía temeroso de perderse entre la multitud y escribió: «Que los hermanos no se olviden de orar por nosotros. No olviden la dirección: 400 Oeste de la Calle 57, Nueva York».1 Haskell estaba maravillado por la jungla urbana donde ahora vivía con su esposa, y él mismo relató: «En el edificio hay cincuenta y F O T O G R A F Í A :

A L E X I S

B R O W N

tres familias, tiene siete pisos y dos ascensores que trabajan día y noche».2 Los Haskell seguramente estaban más cómodos en su propiedad rural, lejos de esa ciudad. Sin embargo, estaban siguiendo el consejo de Elena White de que, en lugar de predicar a la distancia, los seguidores de Cristo tenían que imitar su ministerio en este mundo. Eso implicaba vivir y ministrar en la comunidad, y ella fue clara cuando dijo: «Es por medio de las relaciones sociales como el cristianismo se pone en contacto con el mundo»,3 y agregó: «Nuestros obreros de experiencia deben hacer el esfuerzo de colocarse donde se relacionarán directamente con aquellos que necesitan ayuda».4 Ese, por supuesto, fue el método que Cristo mismo usó para alcanzar a la comunidad. Y siguiendo ese ejemplo, el plan estratégico de la Iglesia Adventista denominado «Alcanzar al mundo» identifica claramente el método de ministerio de Cristo como el modelo de misión para la iglesia. En su resumen clásico del método, Elena White menciona relacionarse con la gente como la

primera de cinco dimensiones fundamentales. Ella afirma que el Salvador: 1. « Se relacionaba con las personas como quien deseaba hacerles bien». 2. «Les mostraba simpatía». 3. «Atendía sus necesidades». 4. «Se ganaba su confianza». 5. «Les decía: “Seguidme”».5 Se relacionaba

Jesús no estaba satisfecho con permanecer en el cielo, separado de la humanidad, y desde allí enviar su salvación como si fuese algo por control remoto. Como lo expresa Juan: «El Verbo [o Logos] se hizo carne y habitó entre nosotros» (Juan 1:14).6 La palabra logos tiene una rica historia en la tradición griega y judía. Para los griegos, era un término filosófico, un principio unificador del universo que mantiene todo en equilibrio, orden y simetría. Para el pensamiento judío, el Logos (heb., Davar) se refiere a la expresión de Dios, sus acciones y sus palabras. Por ello, Juan recurre aquí a un término multifacético para describir a Jesús. Un lector griego imaginaría un principio cósmico abstracto que se transformó en una persona. Un judío vería que Dios llegó a revelarse en forma humana y visible; fue la encarnación de la verdad de Dios. Cuando vino a este mundo, Jesús no estableció su sede en un lugar prominente para que las personas fuesen a él, sino que él fue hacia la gente. Juan dice que Jesús «habitó» entre nosotros. La palabra griega skenoo significa «levantar una tienda» o «vivir en una tienda» (Juan 1:14). El Logos «levantó su tienda» entre nosotros. Bebió de la misma agua, comió los mismos alimentos, derramó las mismas lágrimas humanas. Jesús habló en las sinagogas, pero más a menudo tuvo diálogos personales: se encontró con una mujer pecadora junto a un pozo, buscó al publicano

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SEMANA DE ORACIÓN

MIÉ RC O L E S

trepado a un árbol, sanó a un ciego junto al sendero polvoriento. Jesús se acercó a nosotros en su ministerio integral de enseñanza, predicación y sanación (Mat. 9:35). En Mateo 8 y 9 vemos que Jesús se relacionaba con judíos y paganos, hombres y mujeres, jóvenes y ancianos. Vemos que personas tocaron físicamente a Jesús (Mat. 9:20), y que él también los tocó (Mat. 8:3, 15; 9:25, 29). En efecto, tanto se relacionó con los «pecadores» que los líderes religiosos lo criticaban (Mat. 8:10-13). Demasiado a menudo, el cristianismo se ve relegado a las catedrales y los templos, a los credos y declaraciones. Su verdadero hogar, sin embargo, se encuentra en las calles, los lugares de trabajo, los hogares y nuestras vidas. El método de Cristo nos enseña que nuestra misión tiene que ir más allá de tratar tan solo de atraer a las personas a nuestros templos. Es verdad que nuestras iglesias deberían ser atractivas y afables, con programas y predicaciones cautivantes. La principal función de la iglesia, sin embargo, es la de inspirar, capacitar y motivar a los miembros para que salgan de la iglesia hacia la comunidad. La verdad cobra vida cuando se encarna y se entrecruza con la vida de hombres y mujeres, jóvenes y niños. Las doctrinas son fundamentales, pero tenemos que mostrar qué aplicación tienen para la vida. Les mostraba simpatía y atendía sus necesidades

Al seguir el ejemplo de Jesús de relacionarnos con las personas, nos preo­ cupamos por sus necesidades, intereses y familias. Como dijo Elena White, les mostramos simpatía. Esto describe la posición, la perspectiva desde la cual Jesús llevó a cabo su ministerio: «Al ver las multitudes tuvo compasión de ellas» (Mat. 9:36). Si nuestra misión quiere ser efectiva, tiene que estar motivada por

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ese mismo amor y esa misma compasión. Jesús no se relacionaba con las personas como alguien que quería vender sus puntos de vista, o como el que buscaba adeptos para un proyecto político. Él vino al mundo como el Logos viviente para mostrar simpatía y amor, para ministrar a las necesidades de sus hijos, para revelar la verdad de Dios. Es muy importante la motivación que tenemos para la misión. Como lo expresa el apóstol Pablo, es el amor de Cristo lo que «nos constriñe» (2 Cor. 5:14). Ya sea al atender las necesidades de la gente mediante la salud, la educación, la ayuda humanitaria, o aunque más no sea acompañando al que está solo, nuestra motivación tiene que ser el amor de Cristo. Se ganó su confianza

Al seguir el ejemplo de ministerio de Cristo –al relacionarnos, mostrar simpatía y atender las necesidades de la gente– nos ganamos naturalmente la confianza de ellos. Nuestra amistad, solicitud e interés engendran confianza. Y es a partir de este contexto de confianza que las personas se abren y muestran disposición a relacionarse con nosotros en un nivel espiritual. Esto no es algo artificial, sino algo que fluye naturalmente de las demás dimensiones del método de Cristo. Aun así, no es autosuficiente. Necesitamos orar por la

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conducción del Espíritu Santo a la hora de aplicar el fundamental paso final: llevar a las personas hacia Cristo. Tenemos que buscar y estar preparados para cualquier puerta que se abra a tal efecto. La Iglesia Adventista no ha sido llamada para ser tan solo otra agencia de bienestar social. El marco y la motivación espirituales de nuestro ministerio tienen que influir en todo lo que hacemos: en cada tazón de sopa que compartimos, cada seminario sobre estrés que organizamos, cada comida vegetariana que enseñamos a cocinar y servimos. Es incorrecto dar a entender que alguien tiene que aceptar el mensaje para que recién después podamos brindarle atención física. La obra comunitaria adventista debería brindar compasión sin segundas intenciones. Eso no significa, sin embargo, que tenemos que separar la atención humanitaria de la testificación cristiana. Los invitaba a seguirlo

A lo largo de los años, los adventistas hemos dado un fuerte énfasis al paso final de llamar a las personas para que sigan a Jesús. Hemos llevado a cabo millones de seminarios y reuniones públicas de evangelismo; hemos publicado miles de millones de páginas F O T O G R A F Í A :

D AV I D

J .

H A M


Las doctrinas son fundamentales, pero tenemos que mostrar qué aplicación tienen para la vida .

de impresos llenos de la verdad. Sin embargo, ¿cuánto tiempo dedicamos a los demás pasos? Pasar por alto alguno de los pasos del método de Cristo provoca un cortocircuito en el ministerio integral; y los cortocircuitos producen una pérdida de energía. A comienzos del siglo XX, Elena White felicitó a la naciente iglesia adventista de San Francisco en el oeste de los Estados Unidos, por seguir el método de ministerio de Cristo. Lo llamó «colmena». Los miembros de iglesia visitaban a los enfermos y desamparados, hallaban hogares para los huérfanos, ofrecían clases de vida sana y distribuían impresos. Comenzaron una escuela para niños en la calle Laguna, y un proyecto médico misionero, además de un hogar para hombres. Abrieron una sala de tratamientos médicos y un negocio de alimentos saludables junto al edificio de la municipalidad. También ministraba con el grupo de los marineros que llegaban al puerto desde distintas partes del mundo. Y en caso de que no fuera suficiente, ofrecían reuniones públicas en salones de la ciudad.7 Hoy día, más de cien años después, esta manera de ministrar es aún un ejemplo brillante de

una iglesia que, motivada por el amor, trabajó así como lo había hecho Cristo. El método de Cristo en la práctica

El método de Cristo no siempre es fácil. Hoy día, la gente tiene menos contacto; se suben a sus vehículos y se desvinculan del resto de la gente. Los que viven en las ciudades se encierran en apartamentos y rara vez conocen o ven a sus vecinos. Las extensas jornadas laborales dejan escaso tiempo para socializar. El método de Cristo, sin embargo, no es un evento para el cual necesitamos hallar tiempo; es la manera en que tenemos que orientar toda nuestra vida. Significa tomar lo que ya estamos haciendo, y reformularlo con un propósito. Lo importante es pasar tiempo con personas que no son adventistas. ¿Sale usted a caminar? Perfecto. Ahora invite a caminar a alguien que no es adventista o únase a un club comunitario. Hay muchos grupos de todo tipo: de jardín y huerta, colección de sellos postales, de lectura, de tejido, pintura, carpintería, etc. También podemos trabajar con otros en actividades de servicio comunitario. ¿Come usted cada día? Excelente. Busque oportunidades de comer con amigos y conocidos que no son adventistas. En culturas donde es aceptable, el mejor lugar es nuestra propia casa, pero también puede hacerlo en un restaurante. Lo importante es que las mejores conexiones sociales a menudo se llevan a cabo mientras se comparten los alimentos. No podemos ministrar a las necesidades de otros si no sabemos cuáles son. Eso significa conocer a nuestros vecinos y sus comunidades. Significa dedicar tiempo a relacionarnos, a escuchar, a mirar y aprender. Elena White nos recuerda que el método de Cristo es el único que producirá «verdadero éxito». Dice ella que «si se

dedicara menos tiempo a sermonear y más al servicio personal, se conseguirían mayores resultados […]. Acompañada de los poderes de persuasión, la oración y el amor de Dios, esta obra no será ni puede ser infructuosa».8 Stephen y Hetty Haskell lo sabían, y lo pusieron en práctica. La «colmena» de San Francisco lo sabía, y lo puso en práctica. ¿Lo aprenderemos también nosotros para ponerlo en práctica? n 1 Stephen Haskell, en Advent Review and Sabbath Herald, 9 de julio de 1901, p. 14. 2 Stephen Haskell, «The Bible Training School in New York City», Advent Review and Sabbath Herald, 12 de noviembre de 1901, p. 11. 3 Elena White, Obreros evangélicos, p. 494. 4 Elena White, Testimonios para la iglesia, t. 8, p. 83. 5 Elena White, El ministerio de curación, p. 102. 6 Los textos han sido extraídos de la versión Reina-Valera 95® © Sociedades Bíblicas Unidas, 1995. Usada con autorización. Todos los derechos reservados. 7 Elena White, «Notes of Travel – No. 3: The Judgments of God on Our Cities», Advent Review and Sabbath Herald, 5 de julio de 1906, p. 8. 8 Elena White, El ministerio de curación, p. 102.

PREGUNTAS PARA

ref lexionar

1

¿Por qué alguien querría ir de misionero a los 68 años?

2

¿Cómo pueden hacer los tímidos para ganarse la confianza de los extraños?

3

¿Cuál de los cinco pasos mencionados aquí cree usted que es el más importante?

Gary Krause es el director

de Misión Adventista de la Iglesia Adventista mundial.

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SEMANA DE ORACIÓN

JUEVES

Misión con

E

n su clásica obra sobre evangelismo personal titulada Cómo regalar su fe, Paul Little define la testificación como «esa convicción profundamente arraigada de que el favor más grande que puede hacer por los demás es presentarles a Jesucristo».1 Los primeros cristianos habrían pronunciado un gran «Amén» ante semejante definición. Doquiera iban, compartían su fe con tal dinamismo y osadía que fascinaba o bien atribulaban a aquellos con quienes entraban en contacto. Nadie quedaba indiferente. No es de asombrar que en poco tiempo la fe se esparció como un incendio descontrolado, y miles eran ganados en un solo día. ¿Qué hizo que los cristianos fueran tan exitosos a la hora de alcanzar a otros? ¿Qué podemos aprender de ellos? Una clave que explica el impacto que producían, es que estaban profundamente convencidos de la veracidad y relevancia del mensaje del evangelio. ¿Por qué? ¡Porque transformaba radicalmente sus propias vidas! Nadie ilustra mejor este punto que el apóstol Pablo, cuya maravillosa experiencia de conversión y subsiguiente ministerio testifican del poder transformador de Cristo. Después de relatar la experiencia de su conversión, la Biblia declara: «En seguida predicaba a Cristo en las sinagogas, diciendo que este era el Hijo de Dios. Y todos los que lo oían estaban atónitos, y decían: “¿No es este el que asolaba en Jerusalén a los que invocaban este nombre, y a eso vino acá, para llevarlos presos ante los principales sacerdotes?” Pero Saulo mucho más se enardecía, y confundía a los judíos que vivían en Damasco, demostrando que Jesús era el Cristo» (Hech. 9:20-22).2 Convicción de lo alto

Una cosa que se destaca en la historia de la conversión de Pablo es que su experiencia en camino a Damasco

16

convicciones Alain Coralie

lo convenció de que Cristo era el Hijo de Dios, el Mesías prometido. Esto es lo que moldeó su nueva identidad como cristiano y sostuvo su obra misionera. En sus propias palabras, fue «asido por Cristo Jesús» (Fil. 3:12) para ser un instrumento escogido y llevar el nombre del Señor a las naciones (Hech. 9:15; 26:15-19; Gál. 1:15, 16). En el pasado, Pablo había creído que los cristianos eran fanáticos y blasfemos que merecían el peor de los castigos. Por ello, se juró eliminar la influencia de ellos haciendo estragos (Hech. 8:3). Sin embargo, a pesar del celo equivocado y espíritu perseguidor de Pablo, Cristo se le apareció (1 Cor. 15:8) y transformó su vida por completo. Como resultado, comenzó inmediatamente a compartir con valor a Cristo, quien mediante su vida, muerte y resurrección había salvado la brecha entre el cielo y este mundo. Una convicción cimentada en Cristo

La experiencia de Pablo nos enseña que la fe y la testificación auténticas solo se logran cuando nos encontramos cara a cara con el Cristo resucitado. Por ello, es imperativo que todos pasemos por nuestro camino a Damasco. Acaso no sea una experiencia tan dramática

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como la de Pablo, pero un encuentro salvífico con Cristo es el prerrequisito básico y la capacitación más importante para compartir el evangelio con los demás. No podemos compartir lo que no conocemos por nosotros mismos. Solo podemos testificar de lo que hemos experimentado personalmente. Sin esa experiencia, nuestra fe cristiana carece de poder y nuestra testificación tiene escaso impacto. No somos llamados a compartir simplemente una lista de doctrinas con los que aún no han abrazado nuestra fe. Más bien, somos llamados a compartir a Cristo. Elena White tenía bien claro este punto cuando escribió: «Los adventistas del séptimo día debieran destacarse entre todos los que profesan ser cristianos, en cuanto a levantar a Cristo ante el mundo […]. El gran centro de atracción, Cristo Jesús, no debe ser dejado a un lado».3 Eso es lo que hizo Pablo. Apenas experimentó la conversión «predicaba a Cristo en las sinagogas, diciendo que este era el Hijo de Dios […]. Y confundía a los judíos que vivían en Damasco, demostrando que Jesús era el Cristo» (Hech. 9:20-22). Más adelante en su


ministerio, vemos a Pablo en Atenas, predicando sobre «Jesús y […] la resurrección» (Hech. 17:18). Es interesante que en Hechos 9 y 17 vemos que Pablo tenía un patrón para compartir el evangelio. Esos textos nos enseñan al menos tres cosas sobre cómo cumplir la misión con convicción: 1. Pablo aprovechaba toda oportunidad para compartir a Cristo. Para Pablo, el evangelismo no era un programa ocasional de la iglesia, sino su pasión. Buscaba cualquier momento favorable para compartir su fe. De manera similar, compartir a Cristo no es una opción para nosotros, los adventistas, sino un imperativo. Una vez que conocemos al Cristo resucitado, no podemos quedarnos quietos. De allí que es nuestro deber cristiano participar de algún tipo de evangelismo, ya sea testificando a nuestros vecinos y colegas, distribuyendo impresos, ayudando a los necesitados o dando estudios bíblicos. Hay muchas maneras de compartir a Cristo. ¿Por qué no escoger las que mejor se adaptan a nuestro temperamento y dones? 2. Una vez que Pablo hallaba una audiencia, adaptaba el mensaje a sus oyentes. Ya sea con los judíos celosos en la sinagoga, transeúntes en el mercado, o filósofos paganos en el Areópago, Pablo llegaba a las personas en sus lugares y entornos. ¿Qué significa esto para nosotros? No podemos alcanzar el mundo para Cristo a menos que nos involucremos en nuestras comunidades. Significa mezclarnos libremente con las personas, buscándolas donde se encuentran, y haciendo lo mejor posible para comprenderlas, y lograr alcanzarlas. Elena White lo expresa así: «Vuestro éxito no dependerá tanto de vuestro saber y talento, como de vuestra capacidad para conquistar corazones».4 Esa era la estrategia de Pablo. Doquiera iba, hacía todo esfuerzo posible de comprender a la gente –su religión y cultura– hasta el punto de citar a sus

poetas (Hech. 17:28). Lo que se aplicó a Pablo también se aplica a nosotros cuando abrazamos nuestra misión. 3. Pablo razonaba con las personas, procurando probar la validez y significación del evangelio. Hay para nosotros hoy una aplicación particular de esto. En primer lugar, no tenemos que dejar de pensar cuando compartimos nuestra fe. ¡Todo lo contrario! La fe cristiana es razonable. Está abierta al más intenso escrutinio. En segundo lugar, es fundamental que comprendamos nuestras creencias para comunicarlas con efectividad. Esto implica que tenemos que analizarlas con detenimiento. Tenemos que conocer las doctrinas fundamentales de nuestra fe antes de explicarlas y defenderlas. Y sin embargo, compartir nuestra fe no puede ser tan solo una ocupación intelectual. La testificación no puede ser reducida a ganar un debate. Por el contrario, nuestro objetivo es ganar a las personas para Cristo. De allí que la Biblia nos amonesta diciéndonos: «Santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros» (1 Ped. 3:15). Como alguien dijo en cierta ocasión: «A la gente no le interesa cuánto sabemos hasta que no saben cuánto nos interesamos en ellos». Cumplir con la misión requiere compartir informaciones pero también solícita compasión. Manténgase firme

Como resultado de su fe inamovible en Cristo, Pablo estuvo dispuesto a experimentar burlas, azotes, encarcelamiento, naufragios y finalmente el martirio. Quince siglos después, el reformador alemán Martín Lutero conoció al mismo Cristo. Lutero se convenció tanto del señorío de Cristo que cuando sus perseguidores lo con-

frontaron en la Dieta de Worms, les dijo enfáticamente: «Heme aquí; no me es dable hacerlo de otro modo. ¡Que Dios me ayude!». Al igual que Pablo, Lutero no solo estuvo dispuesto a vivir su fe sino también, de ser necesario, a morir por ella. La misión con convicción implica ese nivel de compromiso. n 1 Paul Little, How to Give Away Your Faith (Downers Grove, Ill.: InterVarsity Press, 2008), p. 41. 2 Los textos bíblicos pertenecen a la versión Reina-Valera 95® © Sociedades Bíblicas Unidas, 1995. Usada con autorización. Todos los derechos reservados. 3 Elena White, Obreros evangélicos, p. 164. 4 Ibíd., p. 201.

PREGUNTAS PARA

ref lexionar y

analizar

1

Si tuviera que identificar la diferencia más significativa que Cristo ha hecho en su vida, ¿cuál sería? ¿Cómo podría compartirla con los demás?

2

En su comunidad, ¿dónde podría ir a intercambiar perspectivas con otros sobre la religión o las creencias?

3

¿Está usted de acuerdo con la declaración: «Compartir nuestra fe no puede ser tan solo una ocupación intelectual»? ¿Por qué sí, o por qué no?

Alain Coralie es secretario de la División de África Centro-Oriental.

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SEMANA DE ORACIÓN

V IE RNE S

Una

E

n Hechos 2:42-47 se relata un ejemplo extraordinario de la comunión en misión: los creyentes perseveraban en la enseñanza de los discípulos, compartían los alimentos y sus propiedades, tenían comunión mutua, alababan a Dios cada día y recibían a los nuevos conversos. Es una imagen que entusiasma. El día del Pentecostés había pasado, pero el Espíritu seguía presente. No terminó con el ingreso de tres mil nuevos creyentes. Dios estaba haciendo algo nuevo. Había nacido la iglesia cristiana. Por primera vez en la historia, el mundo vería lo que sucede cuando el Señor toma a personas de trasfondos y culturas diferentes y crea su iglesia, el cuerpo de Cristo. Es lo que Dios creó en Jerusalén, porque solo él podía hacerlo. La iglesia de Dios no es tan solo una reunión de individuos. Es más que un grupo o club. Por el contrario, es algo que trasciende la dinámica de la organización humana. Es un organismo viviente, y el tierno Jesús está a la cabeza. Es una comunidad que resulta de una conexión viva con Jesucristo. Esa conexión crea una comunidad que encuentra su identidad en él. Los nuevos creyentes llegan a ser parte de esa comunidad y hallan un nuevo significado para la vida. Es un lugar donde los creyentes encuentran un sentido de pertenencia y un lugar para crecer. Un testimonio contemporáneo

Los ministerios orientados al servicio atraen a las personas. La experiencia de Penny Stratton* en la iglesia adventista de Paradise (California, EE. UU.), ilustra lo que sucede cuando la comunidad de la iglesia participa de la misión. Penny conoció la iglesia adventista de Paradise porque comenzó a usar agua del pozo en el terreno de la iglesia. Después de cuatro años de beber esa agua, se despertó su curiosidad y comenzó a buscar más información en Internet. Habló de la iglesia con

18

misión

transformadora Ben y Mary Maxson

sus colegas y comenzó a asistir a los cultos y a llevar a su hijito a la Escuela Sabática. Ofreció colaborar con algunas comidas para los niños, y ayudar en lo que fuera necesario. Los testimonios personales fortalecen la convicción. Dottie Chinnock,* directora de la Escuela Sabática de niños se hizo amiga de Penny. La invitó a comer con los demás miembros. Atendió con amor a su hijito y les mostró el amor en acción. Durante un almuerzo Penny preguntó a todos los presentes por qué eran adventistas, y ellos compartieron sus experiencias y testimonios personales de cómo Jesús había marcado una diferencia en sus vidas. En esas experiencias, Penny vio el fruto del Espíritu en acción. Una mujer adventista que no asistía muy asiduamente a la iglesia habló del gozo que había experimentado cuando comenzó a asistir otra vez. Penny conocía a esa mujer que trabajaba en un supermercado y sus dificultades por largos años. Comenzó a notar un cambio en ella una vez que regresó a la iglesia. Observó la actitud positiva de la mujer, y que Dios había marcado una diferencia en su vida. Entonces la mujer le contó de la Escuela Sabática de niños y le dijo qué buenas eran las clases, aun

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para los más pequeños. Eso también fue un aliciente para Penny. El estudio de la Biblia es transformador. Penny quedó impresionada por las verdades bíblicas presentadas en los cultos de la iglesia. Dottie invitó a Penny al grupo de estudio bíblico de las siete de la mañana, y la amistad con las demás mujeres fue creciendo. Vio a personas que estaban viviendo la Palabra, y que estaban siempre «en la Palabra». A medida que Penny y Dottie seguían cultivando su amistad, Dottie la invitó a unirse al equipo del ministerio «Comer con amigos» que funcionaba en la iglesia. Penny comenzó a participar tanto en la iglesia como en la comunidad. A través de a estas experiencias Dios le estuvo hablando al corazón. Ahora es una de las encargadas de dar la bienvenida y está tomando estudios bíblicos con un pastor. Mientras sigue avanzando expresó: «Dios me ha dado muestras de su presencia, y me ha ayudado a crecer en la fe. Ha cambiado mi manera de pensar y puedo hacerlo ahora desde una perspectiva basada en la gracia». La comunidad de la iglesia ha sido un gran factor no solo para conocer a otras


Penny quedó impresionada por las verdades bíblicas presentadas en los cultos de la iglesia .

personas, sino para ver a Dios a través de los miembros de iglesia. Así es como tiene que funcionar el cuerpo de Cristo. Penny sigue viendo obrar a Dios en su vida y por su medio. El Espíritu Santo continúa trabajando en su corazón. Jamás imaginó que un poco de agua le daría la oportunidad de compartir su historia con los que la rodean, o que las personas se verían influidas y alentadas por su testimonio. Este es el cuerpo de Cristo: cada persona la rodea con amor y le muestra a Dios por medio de sus acciones. Conclusión

Receta para una misión transformadora. ¿Cómo puede la familia de la iglesia local llegar a ser la comunidad segura y solícita donde los nuevos creyentes crecen y descubren su propio ministerio? Todo comienza dando especial énfasis a Jesús. «Los cristianos tienen que vivir una vida más elevada de la que muchos viven. Es la nueva vida en Cristo. Los que contemplan constantemente a aquel

que es pleno de gracia y de verdad, pueden vivir su vida. Al contemplarlo, son transformados de gloria en gloria a su misma imagen».** Solo Dios puede crear lo que quiere para su iglesia. Y el Señor tiene una visión de lo que anhela: quiere una iglesia que crezca y trabaje unida. Una iglesia que vaya «edificándose en amor» (Efe. 4:16). Entonces, ¿cómo podemos hacer de esto una realidad? ¿Cómo podemos ser la iglesia de Dios, allí donde los miembros nuevos crecen y llegan a ser participantes activos en la vida, el ministerio y la misión de la iglesia? Presentamos aquí cinco sugerencias basadas en la Biblia: Fortalezca a los nuevos miembros en su relación con Cristo. Ayúdelos a pasar de entender la verdad a también crecer en su relación con Cristo. Necesitan a alguien que les enseñe cómo orar y cómo leer la Biblia de una manera que les ayude a crecer en Jesús (1 Tes. 2:7). Haga de la familia de su iglesia una comunidad solícita en la que los miembros nuevos se sientan seguros: seguros de crecer, de luchar y hasta de equivocarse. Los que están sufriendo o luchando pueden recibir la ayuda de otros integrantes del cuerpo de Cristo, mientras avanzamos en nuestro peregrinaje y nos alentamos unos a otros (1 Tes. 5:11). Colabore para que los nuevos creyentes (y los más experimentados) establezcan la conexión entre la verdad doctrinal y Jesús. La doctrina es más relevante cuando nos ayuda a crecer con Jesús (Juan 14:6). Anime a los miembros nuevos a que compartan su historia y lo que Jesús hizo y está haciendo en sus vidas. Nuestra misión es ayudar a que otros conozcan y caminen con Jesús. La mejor manera de hacerlo es contar lo que él ha hecho por nosotros (Luc. 8:39). Invite a los miembros nuevos y ya existentes a participar de un ministerio. Pídales que piensen en lo que los interesa y entusiasma, lo que los preocupa

o agobia. Entonces ayúdelos a explorar posibles dones espirituales para crear un ministerio. Busque que se asocien con otros miembros que ya están participando. Ayúdelos a desarrollar y usar sus dones. Entonces dé un paso al costado y simplemente observe lo que Dios puede hacer (Efe. 4:11). Dios tiene un sueño para su iglesia. Usted y nosotros somos parte de ese sueño. Él quiere usarnos para que ayudemos a que otros también lleguen a ser una parte viviente del mismo sueño. Que la iglesia sea en verdad la iglesia de Dios. n * Nombres usados con autorización. **Elena White, en Signs of the Times, 11 de marzo de 1903.

PREGUNTAS PARA

analizar

1

¿Cómo puede la familia de la iglesia local llegar a ser la comunidad segura y solícita donde los nuevos creyentes crecen y descubren su propio ministerio?

2

¿Qué hay que hacer para enseñar a otros a orar? Enumere los diversos pasos.

3

¿Qué persona fue fundamental para ayudarlo a conectarse con Cristo y su iglesia? Descríbala en una o dos oraciones.

Ben y Mary Maxson donde él es pastor.

trabajan en la iglesia adventista de Paradise (California, EE. UU.),

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SEMANA DE ORACIÓN

SE G U N D O S Á BA DO

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an pasado siglos desde que los apóstoles descansan de sus labores; pero la historia de sus fatigas y sacrificios por la causa de Cristo se encuentra todavía entre los más preciosos tesoros de la iglesia. Dicha historia, escrita bajo la dirección del Espíritu Santo, fue registrada a fin de que por ella los seguidores de Cristo de todas las épocas fuesen inducidos a empeñarse con mayor celo y fervor en la causa del Salvador.

La primera generación de testigos

Los discípulos cumplieron la comisión que Cristo les dio. A medida que esos mensajeros de la cruz salían a proclamar el evangelio, se manifestaba tal revelación de la gloria de Dios como nunca antes habían visto los mortales. Por medio de la cooperación del Espíritu divino, los apóstoles realizaron una obra que conmovió al mundo. El evangelio fue llevado a toda nación en una sola generación. Gloriosos fueron los resultados que acompañaron al ministerio de los apóstoles escogidos por Cristo. Al principio, algunos de ellos eran hombres sin letras, pero su consagración a la causa de su Maestro era absoluta y bajo su instrucción consiguieron una preparación para la gran obra que les fue encomendada […]. Sus vidas estaban escondidas con Cristo en Dios, el yo se perdía de vista, sumergido en las profundidades del amor infinito. Los discípulos eran hombres que sabían hablar y orar sinceramente, hombres que podían apoderarse de la fuerza del Poderoso de Israel. ¡Cuán cerca estaban de Dios, y cuán estrechamente ligaban su honor personal a su trono! Jehová era su Dios. Su honor era el honor de ellos. La verdad de Dios era la suya. Cualquier ataque al evangelio

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Elena White

Misión

cumplida

Trabajemos para apresurar ese glorioso día


No hay nada que el mundo necesite tanto como la manifestación del amor del Salvador .

na se realizaron bajo opresión y amarga aflicción. Los discípulos encontraban constantemente privaciones, calumnias y persecuciones en su trabajo; pero no consideraban sus propias vidas como caras; antes se regocijaban porque eran llamados a sufrir por Cristo […]. Un fundamento firme

hería profundamente sus almas, y con todo el poder de su ser luchaban por la causa de Cristo. Podían predicar la palabra de vida, porque habían recibido la unción celestial. Esperaban mucho y por lo tanto intentaban mucho. Cristo se revelaba a ellos y le miraban como su guía. Su entendimiento de la verdad y su poder para afrontar la oposición estaban en proporción con su conformidad a la voluntad de Dios. Jesucristo, sabiduría y poder de Dios, era el tema de todo discurso. Su nombre –el único dado a los hombres debajo del cielo para que puedan ser salvos– era exaltado por ellos. A medida que proclamaban un Salvador todopoderoso, resucitado, sus palabras conmovían los corazones y hombres y mujeres eran ganados para el evangelio […]. Los apóstoles no cumplían su misión por su propio poder, sino con el del Dios viviente. Su tarea no era fácil. Las primeras labores de la iglesia cristiaF O T O G R A F Í A S

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D AV I D

S H E R W I N

Los apóstoles edificaron la iglesia de Dios sobre el fundamento que Cristo mismo había puesto. Con frecuencia se usa en las Escrituras la figura de la construcción de un templo para ilustrar la edificación de la iglesia […]. Al escribir sobre la edificación de ese templo, Pedro dice: «Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, pero para Dios escogida y preciosa, vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo» (1 Ped. 2:4, 5).* Los apóstoles trabajaron en la cantera del mundo judío y gentil, extrayendo piedras que habían de colocar sobre el fundamento. En su carta a los creyentes de Éfeso, Pablo les dice: «Por eso, ya no sois extranjeros ni forasteros, sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo. En él todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; en

quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu» (Efe. 2:19-22) […]. Los apóstoles edificaron sobre un fundamento seguro, la Roca de los siglos. Sobre ese fundamento colocaron las piedras que extrajeron del mundo. Los edificadores no hicieron su obra sin afrontar obstáculos. Se hizo sumamente difícil a causa de la oposición de los enemigos de Cristo […]. Fieras persecuciones

Uno tras otro, los primeros edificadores cayeron a mano del enemigo. Esteban fue apedreado; Santiago, muerto por la espada; Pablo, decapitado; Pedro, crucificado; Juan, desterrado. A pesar de ello la iglesia crecía. Nuevos obreros tomaban el lugar de los que caían, y piedra tras piedra se colocaba en el edificio. Así, lentamente se levantaba el templo de la iglesia de Dios. Siglos de fiera persecución siguieron al establecimiento de la iglesia cristiana, pero nunca faltaron hombres que consideraban la edificación del templo más preciosa que su propia vida […]. El enemigo de la justicia no escatimaba ningún esfuerzo para detener la obra encomendada a los edificadores del Señor. Pero Dios «no se dejó a sí mismo sin testimonio» (Hech. 14:17)

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SEMANA DE ORACIÓN

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[…]. Los obreros fueron muertos, pero la obra prosiguió. Los valdenses, Juan Wiclef, Huss y Jerónimo, Martín Lutero y Zwinglio, Cranmer, Latimer y Knox, los hugonotes, Juan y Carlos Wesley y una hueste de otros, colocaron sobre el fundamento materiales que durarán por toda la eternidad. Y en los últimos años, los que se esforzaron tan noblemente por promover la circulación de la Palabra de Dios, y los que por su servicio en países paganos prepararon el camino para la proclamación del último gran mensaje, ellos también ayudaron a levantar la estructura […]. Pablo y los otros apóstoles, y todos los justos que han vivido desde entonces, contribuyeron con su parte en la construcción del templo […]. A los que así edifican para Dios, Pablo les habla palabras de ánimo y amonestación: «Si permanece la obra de alguno que sobreedificó, él recibirá recompensa. Si la obra de alguno se quema, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego» (1 Cor. 3:14, 15). Los cristianos que presentan fielmente la palabra de vida, guiando a hombres y mujeres al camino de la santidad y la paz, colocan sobre el fundamento material que será probado, y en el reino de Dios serán honrados como sabios constructores […]. Así como Cristo envió a sus discípulos, envía hoy a los miembros de su iglesia. El mismo poder que los apóstoles tuvieron es para ellos. Si desean hacer de Dios su fuerza, él obrará con ellos, y no trabajarán en vano. Comprendan que la obra en la cual están empeñados es una sobre la cual el Señor ha puesto su sello […]. Cristo dio a la iglesia un encargo sagrado. Cada miembro debe ser un medio por el cual Dios pueda comunicar al mundo los tesoros de su gracia, las inescrutables riquezas de Cristo. No hay nada que el Salvador desee

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Cristo dio a la iglesia un encargo sagrado. Cada miembro debe ser un medio por el cual Dios pueda comunicar al mundo los tesoros de su gracia, las inescrutables riquezas de Cristo .


tanto como tener agentes que quieran representar al mundo su Espíritu y su carácter. No hay nada que el mundo necesite tanto como la manifestación del amor del Salvador por medio de seres humanos. Todo el cielo está esperando a los hombres y a las mujeres por medio de los cuales pueda Dios revelar el poder del cristianismo. La agencia de Dios

La iglesia es la agencia de Dios para la proclamación de la verdad, facultada por él para hacer una obra especial; y si le es leal y obediente a todos sus mandamientos, habitará en ella la excelencia de la gracia divina. Si manifiesta verdadera fidelidad, si honra al Señor Dios de Israel, no habrá poder capaz de resistirle. El celo por Dios y su causa indujo a los discípulos a ser testigos del Evangelio con gran poder. ¿No debería semejante celo encender en nuestros corazones la determinación de contar la historia del amor redentor, del Cristo crucificado? Es el privilegio de cada

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cristiano, no solo esperar, sino apresurar la venida del Salvador. Si la iglesia estuviese dispuesta a vestirse con la justicia de Cristo, apartándose de toda obediencia al mundo, se presentaría ante ella el amanecer de un brillante y glorioso día. La promesa que Dios le hizo permanecerá firme para siempre […]. La verdad […] triunfará. Aunque a veces ha parecido sufrir retrasos, su progreso nunca ha sido detenido. Cuando el mensaje de Dios lucha con oposición, él le presta fuerza adicional, para que pueda ejercer mayor influencia. Dotado de energía divina, podrá abrirse camino a través de las barreras más fuertes, y triunfar sobre todo obstáculo. ¿Qué sostuvo al Hijo de Dios en su vida de pruebas y sacrificios? Vio los resultados del trabajo de su alma y fue saciado. Mirando hacia la eternidad, contempló la felicidad de los que por su humillación obtuvieron el perdón y la vida eterna. Su oído captó la aclamación de los redimidos. Oyó a los rescatados cantar el himno de Moisés y del Cordero. Podemos tener una visión del futuro, de la bienaventuranza en el cielo. En la Biblia se revelan visiones de la gloria futura, escenas bosquejadas por la mano de Dios, las cuales son muy estimadas por su iglesia. Por la fe podemos estar en el umbral de la ciudad eterna, y oír la bondadosa bienvenida dada a los que en esta vida cooperaron con Cristo, considerándose honrados al sufrir por su causa. Cuando se expresen las palabras: «Venid, benditos de mi Padre» (Mat. 25:34), pondrán sus coronas a los pies del Redentor, exclamando: «El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza […]. Al que está sentado en el trono y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los

siglos de los siglos» (Apoc. 5:12, 13). Allí los redimidos darán la bienvenida a los que los condujeron al Salvador, y todos se unirán para alabar al que murió para que los seres humanos pudiesen tener la vida que se mide con la de Dios. El conflicto terminó. La tribulación y la lucha están en el pasado. Himnos de victoria llenan todo el cielo al elevar los redimidos el gozoso cántico: Digno, digno es el Cordero que fue muerto, y que vive nuevamente como conquistador triunfante. n * Todos los textos bíblicos de este artículo pertenecen a la versión Reina Valera 1995, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1995. Usada con autorización.

PREGUNTAS PARA

analizar

1

¿Batalla usted «con todo el poder de su ser» como lo hicieron los discípulos, por la causa de Cristo? Si no es así, ¿por qué no lo hace?

2

Los apóstoles de Cristo «esperaban mucho y por lo tanto intentaban mucho» ¿Qué dos o tres cosas puede hacer usted para expandir su visión en pro de la causa de Dios?

3

¿Se imagina usted alguna vez el cielo? ¿Qué es lo que ve?

Este artículo ha sido extraído del libro Los hechos de los apóstoles, de Elena White, pp. 474-481. Los adventistas creemos que Elena White (1827-1915) ejerció el don bíblico de profecía durante más de setenta años de ministerio público.

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SEMANA DE ORACIÓN

VI SI Ó N MU NDIA L

Una sinfonía para el cielo

INFORME MUNDIAL

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omenzó ciento cincuenta años antes de la invención de la radio, doscientos antes de la televisión y doscientos cincuenta antes de Internet. Ya en la década de 1740, los cristianos que experimentaron el reavivamiento en Europa Occidental y en lo que por entonces eran las colonias británicas de Norteamérica comenzaron a organizar lo que denominaron «Conciertos de oración», gracias a cartas transatlánticas que, a bordo de los barcos, tardaban seis semanas en llegar. Los líderes, estimulados por los informes de lo que estaba haciendo el Espíritu Santo para producir el reavivamiento en muchos lugares, organizaron momentos simultáneos de oración en ambos lados del Atlántico. Confiaban en que las intercesiones combinadas del pueblo de Dios traerían las prometidas lluvias de gracia que tanto necesitaban sus comunidades. A partir de esos esfuerzos que los historiadores actuales denominan «El gran despertar», han surgido muchas iniciativas mundiales de oración, que ahora están al alcance de la mano gracias a la red mundial de Internet. Los creyentes, inspirados por los cautivadores relatos de las reuniones de oración registradas en los Hechos de los Apóstoles –en especial en Hechos 4– sienten ansias de saber que sus oraciones se están combinando al mismo momento con cientos de miles –inclusive millones– de otras más, que ruegan al cielo por la nueva vida en Cristo. Es este objetivo fundamental de conectarse con otros creyentes en oración lo que subyace a la designación histórica por parte de la Iglesia Adventista de tener una Semana de Oración anual. Durante décadas, la iglesia ha preparado materiales especiales para apoyar y fomentar momentos de reflexión, estudio compartido e intercesión conjunta. Estos materiales son publicados este año por primera vez en una edición única de Adventist World, la revista internacional de la iglesia. Debido a necesidades particulares, puede ser que esa Semana de Oración se lleve a cabo en un momento ligeramente diferente según lo determine cada región del mundo, pero el objetivo es el mismo: reunirse con otros creyentes para un momento especial de estudio y oración. Aunque ansiamos el consuelo de saber que estamos orando al mismo instante que otros millones de adventistas de más de doscientos países del mundo, el grupo más importante que tiene cada uno a la hora de orar es aquel donde nos ha puesto el Espíritu: la comunidad de hermanos y hermanas en Cristo, que mejor nos conocen, aman y apoyan. Al leer, analice e interceda con los demás creyentes y por ellos, sabiendo que está elevando un hermoso concierto de oración a la Sala del Trono del cielo, lo que mueve el corazón de Jesús y le da inclusive una oportunidad mayor de bendecir a su pueblo. B ill Knott, editor ejecutivo y director de Ministerios de la Adventist Review

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El

nuevo

de la División

Meridional

comparte su Solomon prioridad a «Un

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olomon Maphosa, el nuevo presidente de la División de África Meridional y Océano Índico, dijo que su principal prioridad es animar a cada miembro de iglesia para que lleve al menos una persona a Cristo cada año. Este es un programa que ya fue lanzado y es conocido como «Un miembro, un alma». Maphosa, originario de Zimbabue sucede a Paul Ratsara quien renunció en mayo. «La visión que tengo para el territorio es “un miembro, un alma” –dijo Maphosa a Adventist World–. Este es un llamado para que todos los miembros participen activamente de la misión de la iglesia. Implica devolver el ministerio a los miembros» y añadió que el fundamento de esa visión se encuentra en dos pasajes bíblicos –1 Pedro 2:9 y Efesios 4:11, 12– y en consejos de Elena White, una de las fundadoras de la iglesia, quien escribió: «Los responsables espirituales de la iglesia necesitan idear medios y modos de dar a cada miembro de la iglesia la oportunidad de desempeñar su parte en la obra de Dios».* La División de África Meridional y Océano Índico tiene tres millones de miembros y abarca más de quince


Maphosa dará miembro, un alma» países, entre ellos Sudáfrica, Zimbabue y Zambia. La junta directiva de la Asociación General, el órgano de liderazgo de la Iglesia Adventista mundial, eligió a Maphosa el 22 de junio, al día siguiente de recibir esta recomendación a través de la junta directiva de la División de África Meridional y Océano Índico. «El Espíritu Santo estuvo presente cuando la junta directiva de la División de África Meridional y Océano Índico trabajó en la recomendación de un presidente de la División y en forma subsiguiente de un secretario –dijo Ted N. C. Wilson, presidente de la Asociación General y quien estuvo presente en la sesión de la junta en Sudáfrica–. Alabamos a Dios por su conducción y el dulce espíritu que reinó en la junta. Durante todo el proceso intercalamos numerosos momentos de oración y dedicamos tiempo a analizar las características necesarias en un presidente. Tuvimos un proceso abierto de discusión, y entonces se llevó a cabo una votación secreta. El resultado fue recomendar al pastor Maphosa». El 22 de junio, la Junta Directiva de la Asociación General también eligió a Gideon Reyneke como nuevo secretario

S H E R W I N D AV I D

/ M A P H O S A

de África y Océano Índico

S O LO M O N

presidente

FA C E B O O K

Andrew McChesney

Arriba: Solomon Maphosa y su esposa Savie en 2010, al momento de celebrar su 32° aniversario de casados. Recuadro: Solomon Maphosa, el nuevo presidente de la División de África Meridional y Océano Índico.

ejecutivo de ese territorio. Reyneke trabajó antes como secretario de campo y director del departamento de Escuela Sabática y Ministerios Personales. Wilson pidió a los miembros de iglesia que oren por los líderes de la División «mientras cargan con la responsabilidad espiritual de enfocar la visión del pueblo de Dios en la Participación Total de los Miembros y el pronto regreso del Señor. El pastor Maphosa siente gran amor por la iglesia de Dios y por la misión y la obra de evangelización –dijo Wilson–. He conocido al pastor Maphosa durante muchos años, y será un privilegio trabajar de cerca con él dado que, al igual que todos los presidentes de División, también será uno de los vicepresidentes de la Asociación General». Maphosa, que es oriundo de Bulawayo (Zimbabue), recibió su título de grado en teología de la Universidad Andrews en el campus de la Universidad Solusi en Zimbabue, y más tarde obtuvo una Maestría en Religión y un Doctorado en Ministerio de la Universidad Andrews. Su experiencia laboral incluye: evangelista asistente, pastor distrital, director de mayordomía del Territorio

de Zimbabue Occidental (1986-1988), director de jóvenes de la Asociación de Zimbabue Occidental (1989-1993), secretario ejecutivo de la Asociación de Zimbabue Occidental (1995), secretario ejecutivo de la Unión del Zambeze (1995-2000) y presidente de la Unión Asociación de Zimbabue (2001-2005). Maphosa había sido secretario ejecutivo de la División desde 2005. Está casado con Savie Zikhali Maphosa, y tienen un hijo, dos hijas y cuatro nietos. Como nuevo presidente indicó que se aferrará a sus versículos bíblicos favoritos –Efesios 3:20, 21– para llevar adelante la visión del territorio. El pasaje dice: «Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén». «Me encanta este texto porque me dice que no hay situación, no importa cuán imposible parezca, que esté más allá de la capacidad de mi Dios», dijo Maphosa. n * Elena White, Obreros evangélicos, p. 368.

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SEMANA DE ORACIÓN

Lecturas para los niños Linda Mei Lin Koh DOMINGO

Brillar para Cristo Gema bíblica:

Toma un lápiz y, en otra hoja de papel, anota tus respuestas para cada devocional.

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LE L I N M C

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¡Inténtalo! Prepara unas pocas tarjetas de invitación, decóralas y escribe un mensaje para invitar a dos amigos o compañeros de clase a tu Escuela Sabática.

N

ateo era un niño de ocho años que estaba entusiasmado por compartir un gran plan con su papá y su mamá. Apenas llegó a su casa desde la escuela, fue directamente a donde estaba el papá. –Papá, papá, quiero hacer algo por Jesús –dijo con entusiasmo–. Quiero organizar un grupo pequeño para mis amigos y vecinos. –Es una buena idea, Mateo –respondió el papá sonriendo–. Te enseñaré cómo hacerlo. –Bueno, papá. Muéstrame. Puedo enseñarles canciones y contar historias de la Biblia a los niños –dijo muy animado. Mateo visitó a sus vecinos y los invitó al grupo pequeño. Invitó también a sus compañeros. La primera reunión comenzó con solo ocho niños y adultos. Mateo les enseñó muchos cánticos sobre Jesús y les contó historias de la Biblia. Todos escucharon con gran interés. Recibieron Biblias que podían usar durante las reuniones. Muy pronto,

S

M

K

Relato:

–¡Mamá, las historias de Alberto Schweitzer y David Livingstone son fascinantes! –exclamó Gabriela. –Sí, esos hombres hicieron un gran sacrificio para ayudar a los enfermos y los pobres del África –explicó la mamá–. Se arriesgaron a contraer enfermedades y morir. –Creo que cuando crezca quiero ser misionera. ¿Tengo que estar bautizada primero? –preguntó Gabriela con seriedad. –No. Puedes trabajar para Jesús ya ahora. Cualquiera que ama a Jesús es un misionero para él –replicó el papá de Gabriela. –¿Te acuerdas del endemoniado gadareno? Después que Jesús lo sanó, el hombre quiso acompañar a Jesús. Sin embargo, ¿qué le dijo Jesús? –preguntó la mamá. –Le dijo que regresara a su casa y le contara a su familia sobre su curación milagrosa –respondió Gabriela. –Así es. Jesús quiere que compartamos las buenas nuevas con nuestras familias, amigos y vecinos. Ellos están cerca de nosotros, y pueden ver el cambio en nuestra vida –exclamó la mamá. El papá entonces le sugirió:

A

«Vayan, pues, a las gentes de todas las naciones, y háganlas mis discípulos; bautícenlas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo» (Mat. 28:19, DHH).

Relato:

N

Gema bíblica:

I Ó

El pequeño misionero de Dios

F U N D AC

PRIMER SÁBADO

otros se unieron al grupo que llegó a tener quince asistentes. Mateo dio su primer estudio bíblico sobre Juan 3:16. Le encantaba la historia que dice que Dios amó tanto al mundo que dio a su Hijo único para salvar a todos. –Papá, cuando sea grande quiero ser pastor –dijo Mateo con decisión–. Quiero ser misionero, y contar a todos que Jesús los ama y que quiere que estén con él en el cielo para siempre. –¡Maravilloso, hijo! Comienza siendo un misionero aquí mismo en tu vecindario –le dijo el papá con una gran sonrisa mientras acariciaba el cabello del muchachito–. Sé que Jesús se va a alegrar.

«Jesús […] le dijo: “Vete a tu casa, con tus parientes, y cuéntales todo lo que el Señor te ha hecho, y cómo ha tenido compasión de ti”» (Mar. 5:19, DHH).


–Puedes comenzar ahora, Gabriela. Mira a tu alrededor y fíjate cómo puedes servir y compartir el amor de Dios con otros. –Me parece bien. Conozco a alguien a quién ayudar, dijo la niña pensativa. –Maravilloso, hija –dijo la mamá–. Recuerdas las canción «Nítido rayo por

Cristo»? Ser misionera es como ser un rayo de luz. –Algún día quiero ser misionera en Rusia, pero por ahora, todos podemos ser misioneros aquí –concluyó Gabriela entusiasmada.

Busca en la Biblia: Identifica tres individuos de la Biblia que fueron grandes misioneros. ¿Cómo compartieron las buenas nuevas de salvación?

D AV I D

A M S L E R

LUNES

Un verano inolvidable Gema bíblica:

«Tú vas a ser testigo suyo ante todo el mundo, y vas a contar lo que has visto y oído» (Hech. 22:15, DHH). Relato:

S

e aproximaban las vacaciones de verano y todos los niños de la clase de Cristóbal ya estaban hablando de las aventuras y planes que tenían. Ese verano, sin embargo, sería diferente para Cristóbal. Su corazón lo impulsaba en otra dirección, hacia otra clase de aventura. Después de la presentación de la semana anterior y el llamado de uno de los misioneros que había regresado de América Central, Cristóbal y su compañero Alan sintieron el llamado de unirse a un viaje misionero organizado por la escuela. –Mamá y papá, ¿puedo unirme al viaje misionero a Guatemala este verano? –preguntó Cristóbal con entusiasmo–. Quiero hacer algo para ayudar a otros. –¡Esa una muy buena idea! –respondió el papá–. Pero tendrás que juntar algo de dinero para el viaje. Nosotros te daremos la mitad. Cuando llegó el verano y terminaron las clases, Cristóbal, Alan y otros diez niños dijeron adiós a sus familias y junto con algunos adultos se dirigieron a Ciudad de Guatemala. Después de

varias horas de vuelo, finalmente aterrizaron. Pero todavía tenían que viajar por tres horas más hasta la estación misionera. ¡Qué lindo fue llegar a destino! A Cristóbal y Alan les asignaron la tarea de dirigir todas las mañanas los cantos para los niños de la comunidad. Los dos muchachitos se sentían felices cantando y hablando de Jesús. Por las tardes, ayudaban a los adultos a colocar ladrillos para construir una capilla. ¡Era un trabajo agotador! –Parece que ser misionero no es tan fácil –dijo Cristóbal a Alan con un suspiro. –¡Tienes razón! Espero que podamos aguantar las dos semanas –replicó Alan un poco preocupado. Para el cuarto día, Cristóbal realmente estaba disfrutando del trabajo. Le encantaba enseñar a los niños, pero la mayor satisfacción fue ver que después de diez días de arduo trabajo, la capilla quedó lista. Hubo una gran celebración para agradecer a Dios y dedicar esa capilla al Señor. Pronto el viaje misionero llegó a su fin, y los cansados muchachos viajaron de regreso a su ciudad. Cristóbal sentía gran alegría y una satisfacción como

jamás había sentido. Sí, participar de la obra misionera lo transformó. Inmediatamente comenzó a trabajar para crear un proyecto de recolección de fondos para adquirir artículos escolares para los niños pobres de Guatemala. No podía dejar de compartir el gozo del servicio misionero con los demás niños de la escuela y la iglesia. «Hemos recibido tantas bendiciones de Dios que necesitamos compartirlas con otras personas», dijo Cristóbal. ¿Recuerdas al apóstol Pablo, que hizo muchos viajes misioneros? ¡A él le encantaba compartir sus bendiciones! Busca en la Biblia: En los textos bíblicos de más abajo, ¿puedes hallar cuáles son los secretos para ser una persona nueva y transformada? • Juan 15:4-8 • Juan 4:1-42 ¡Inténtalo! Con tus padres o amigos, planifica un proyecto misionero específico para ayudar a los necesitados o a los pobres de tu comunidad.

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SEMANA DE ORACIÓN

Lecturas para los niños LUNES

Un verano inolvidable Gema bíblica:

«Tú vas a ser testigo suyo ante todo el mundo, y vas a contar lo que has visto y oído» (Hech. 22:15, DHH). Relato:

S

e aproximaban las vacaciones de verano y todos los niños de la clase de Cristóbal ya estaban hablando de las aventuras y planes que tenían. Ese verano, sin embargo, sería diferente para Cristóbal. Su corazón lo impulsaba en otra dirección, hacia otra clase de aventura. Después de la presentación de la semana anterior y el llamado de uno de los misioneros que había regresado de América Central, Cristóbal y su compañero Alan sintieron el llamado de unirse a un viaje misionero organizado por la escuela. –Mamá y papá, ¿puedo unirme al viaje misionero a Guatemala este verano? –preguntó Cristóbal con entusiasmo–. Quiero hacer algo para ayudar a otros. –¡Esa una muy buena idea! –respondió el papá–. Pero tendrás que juntar algo de dinero para el viaje…. Nosotros te daremos la mitad. Cuando llegó el verano y terminaron las clases, Cristóbal, Alan y otros diez niños dijeron adiós a sus familias y junto con algunos adultos se dirigieron a Ciudad de Guatemala. Después de varias horas de vuelo, finalmente aterrizaron. Pero todavía tenían que viajar por tres horas más hasta la estación misionera. ¡Qué lindo fue llegar a destino! A Cristóbal y Alan les asignaron la tarea de dirigir todas las mañanas los cantos para los niños de la comunidad. Los dos muchachitos se sentían felices cantando y hablando de Jesús. Por las tardes, ayudaban a los adultos a colocar ladrillos para construir una capilla. ¡Era un trabajo agotador!

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–Parece que ser misionero no es tan fácil –dijo Cristóbal a Alan con un suspiro. –¡Tienes razón! Espero que podamos aguantar las dos semanas –replicó Alan un poco preocupado. Para el cuarto día, Cristóbal realmente estaba disfrutando del trabajo. Le encantaba enseñar a los niños, pero la mayor satisfacción fue ver que después de diez días de arduo trabajo, la capilla quedó lista. Hubo una gran celebración para agradecer a Dios y dedicar esa capilla al Señor. Pronto el viaje misionero llegó a su fin, y los cansados muchachos viajaron de regreso a su ciudad. Cristóbal sentía gran alegría y una satisfacción como jamás había sentido. Sí, participar de la obra misionera lo transformó. Inmediatamente comenzó a trabajar para crear un proyecto de recolección de fondos para adquirir artículos escolares para los niños pobres de Guatemala. No

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podía dejar de compartir el gozo del servicio misionero con los demás niños de la escuela y la iglesia. «Hemos recibido tantas bendiciones de Dios que necesitamos compartirlas con otras personas», dijo Cristóbal. ¿Recuerdas al apóstol Pablo, que hizo muchos viajes misioneros? ¡A él le encantaba compartir sus bendiciones! Busca en la Biblia: En los textos bíblicos de más abajo, ¿puedes hallar cuáles son los secretos para ser una persona nueva y transformada? • Juan 15:4-8 • Juan 4:1-42 ¡Inténtalo! Con tus padres o amigos, planifica un proyecto misionero específico para ayudar a los necesitados o a los pobres de tu comunidad.

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Gema bíblica:

«Recíbanse unos a otros en sus casas, sin murmurar de nadie (1 Ped. 4:9, DHH). Relato:

–Mira a esos pobres niños allí –dijo Doris con tristeza–. Están buscando qué comer entre la basura. –Tenemos que ayudarlos –dijo su esposo Daniel–. ¡Tengo una idea! Pronto el matrimonio comenzó a alimentar a esos niños de la calle, dándoles comidas preparadas en su casa. Al comienzo, llegaron diez niños que comieron todo lo que había en el plato. Sus estómagos se llenaron completamente por primera vez, y esa noche durmieron mejor. Muy pronto, comenzaron a acercarse muchos niños más, que cada lunes, miércoles y viernes formaban una fila delante de la casa.

JUEVES

El testimonio de Oly Gema bíblica

«Estén siempre preparados a responder a todo el que les pida razón de la esperanza que ustedes tienen» (1 Ped. 3:15, DHH). Relato:

O

ly se acomodó en el asiento y ajustó su cinturón de seguridad. Estaba listo para un viaje en autobús sin sobresaltos hasta Kalimantan (Indonesia); este sería un fascinante viaje misionero. Durante un mes había aguardado con ansias ese momento, y ahora finalmente se estaba haciendo

realidad. Miró a su alrededor, y vio varios de sus amigos ya acomodados en los asientos detrás de él. Cuando se aprestaba a cerrar los ojos, el hombre que viajaba a su lado se inclinó hacia él. –¿Adónde te diriges, jovencito? ¡Pareces entusiasmado! –dijo el extranjero. Oly asintió. –Estoy en camino a un viaje misionero para ayudar a cavar pozos de agua y construir baños para los habitantes de una aldea de Kalimantan –respondió Oly con una amplia sonrisa. –¿Y por qué haces algo así? –preguntó el hombre–. ¿No es más divertido ir de paseo que dedicarse a algo así? –La Biblia nos enseña a ayudar y servir a los demás, y eso es lo que quiero hacer –respondió Oly muy seguro de sí mismo. –¡Veo que tienes grandes convicciones! –replicó el hombre con una señal

M I N A S I

S

IA L

El refugio de los niños

Antes de no mucho, varios amigos de Doris y Daniel se unieron al ministerio y comenzaron a soñar en grande. Comenzaron a construir un alojamiento cerca de allí, en una propiedad donada por un miembro de iglesia. Tenían planes de alimentar a esos niños sin hogar, educarlos y enseñarles habilidades prácticas. –Llamémosle «El refugio de los niños» –dijo Doris–. ¡Me encanta ver sus rostros sonrientes! ¡Me dan mucha alegría! –Doris, tú eres realmente discípula de Jesús –le dijo su esposo con un destello en los ojos–. Muestras tanta compasión al alimentar a los niños. Es maravilloso lo que estás haciendo por ellos. –Solo estoy haciendo lo que Dios nos pide. ¿Recuerdas Isaías 58? La verdadera dedicación implica cuidar a los necesitados y a los pobres –le recordó Doris a su esposo. Me encantan esas historias de la Biblia donde cuenta que Jesús ayudaba a los necesitados, porque me inspiran a ayudar a otros. Junto al equipo de voluntarios, Doris y Daniel siguieron alimentando a

E

MIÉRCOLES

los niños sin hogar, compartiendo con ellos el amor de Jesús, mientras al mismo tiempo les enseñaban habilidades para ganarse la vida. «El refugio de los niños» llegó a ser un pequeño cielo para cientos de niños. Busca en la Biblia: Lee Mateo 8 y 9 e identifica la misión de amor que allí se muestra: Enumera cinco individuos a los cuales ministró y sanó Jesús: ¿A qué tipo de personas ayudó Jesús? ¿En qué se diferenciaba Jesús de los fariseos, saduceos y otros líderes religiosos de su época?

de clara aprobación–. Cuéntame más. Me sorprende que haya jovencitos tan decididos. Durante treinta minutos, Oly habló de cómo había conocido a Cristo. Imaginen: Oly era budista (o sea, pagano), pero fue a estudiar en una escuela adventista, y se convirtió al cristianismo. Le contó de las dificultades que tuvo que enfrentar cuando decidió seguir a Jesús. –Lo siento, ya he hablado mucho. Le voy a dejar un libro –dijo Oly mientras se lo entregaba al hombre. –Gracias, jovencito –dijo el hombre con una sonrisa–. Trataré de leerlo. Tus convicciones me han impresionado. Te deseo lo mejor. ¡Que Dios te acompañe! Busca en la Biblia: Lee Hechos 9:20-22. ¿Qué hizo Pablo, y qué fue lo que le dio semejante fortaleza?

Vol. 12 No. 9 | Adventist World

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SEMANA DE ORACIÓN

Lecturas para los niños

VIERNES

Los dones espirituales de Onima Gema bíblica:

«Y él mismo concedió a unos ser apóstoles y a otros profetas, a otros anunciar el evangelio y a otros ser pastores y maestros» (Efe. 4:11, DHH).

Vacaciones. ¡Qué alegría compartir a Jesús con niños que aún no lo conocían! ¡Qué apasionante trabajar con los Conquistadores! Busca en la Biblia: Lee en Juan 4:4-30 sobre la mujer samaritana. ¿En qué sentido ella se volvió una misionera el mismo día que se encontró con Jesús?

Relato:

O

nima acababa de ser bautizada en una campaña de evangelización. El primer sábado que llegó a la iglesia después de su bautismo, la señora Lyn, la esposa del pastor, estaba en la puerta para darle la bienvenida. –Onima, ¿podrías ayudarnos a ser consejera de un grupo de jovencitos del Club de Conquistadores? –le preguntó la señora Lyn con un destello en los ojos. –No estoy segura si puedo hacerlo –dijo la niña con cierta duda–. No creo tener el talento para eso. –Oh, no subestimes tus capacidades –exclamó la señora Lyn–. Tienes al menos dos talentos que Dios te ha dado. –¿De verdad? –preguntó Onima intrigada–. Solo me gusta hablar con otros y contarles cosas. –¡Eso es exactamente lo que necesitamos! –replicó con una sonrisa la señora–. Sabes que Dios ha dado a cada uno diferentes dones espirituales y talentos para su obra. Léelo tú misma en Romanos 12 y 1 Corintios 12. Tal vez descubras que puedes ser una gran maestra. La señora Lyn siguió animándola: –Cada seguidor de Cristo es un misionero. Usa entonces tus dones para enseñar, ayudar y compartir el amor de Cristo con los que te rodean. ¡No necesitas ir a otro país para ser misionera! Poco después Onima comenzó a ser consejera de un grupo de Conquistadores. Pronto ella y otros voluntarios organizaron una Escuela Bíblica de

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Adventist World | Septiembre 2016

¡Pruébalo! En una cartulina o cartoncito de color, dibuja un círculo de unos siete centímetros de diámetro. Escribe con un marcador grueso la palabra «PREGÚNTEME». Fíjalo a tu camisa o blusa y anda a golpear la puerta de algún vecino. Cuando te abran la puerta, señala simplemente tu botón. Si te dicen: «¿Que debo preguntarte?», puedes comenzar a hablar de Jesús.

e m e t n ú Preg

X U A N

Z H E N G


«He aquí, vengo pronto . . .» Nuestra misión es elevar a Cristo, uniendo a los adventistas de todo el mundo en creencias, misión, vida y esperanza.

Editor ADVENTIST WORLD es una publicación internacional de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, editada por la Asociación General y la División de Asia-Pacífico Norte de la Iglesia Adventista. Editor ejecutivo Bill Knott Editor asociado

SEGUNDO SÁBADO

¡Mi hogar definitivo! Gema bíblica:

«Secará todas las lágrimas de ellos, y ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento, ni dolor» (Apoc. 21:4, DHH). Relato:

¡

T

odos estaban entusiasmados! Kelly había estado contando los días. Era la gran reunión y fiesta familiar en la inmensa casa del abuelo. Todos los parientes del abuelo se reunían una vez al año en su casa. ¡Los niños no veían la hora que llegara ese momento! Allí podían jugar con sus amigos, comer de todo y explorar cada una de las misteriosas habitaciones. Cuando el automóvil se aproximaba a lo del abuelo, Kelly sintió que no podía esperar ni un minuto más. –¿Cuánto falta, papá? –preguntó con impaciencia–. Hoy estás yendo muy lento. –Es mejor llegar sano y salvo –le recordó papá a la impaciente niña. –No veo la hora de saber qué cosa nueva ha preparado este año el abuelo –exclamó Kelly con entusiasmo–. ¡Quiero ganarme el premio! –Lo ganarás si haces todo lo que está

en la lista del abuelo –la animó el papá. Sí, fue un encuentro maravilloso. Hubo muchas risas mientras los presentes comían, jugaban y realizaban juntos las tareas. ¿Se imaginan lo que fue cuando todos ayudaron a tostar el maíz? ¡Nunca habían preparado semejante cantidad! Esa noche, mientras el papá conducía de regreso a la casa, Kelly, ya somnolienta, descansaba pensativa en el asiento trasero. De pronto, su rostro se iluminó, y tocó al papá en el hombro. –Papá, ¿el cielo será divertido como lo fue hoy? –preguntó–. Si es así, ¡quiero estar allí para siempre! –El cielo será un lugar aún mejor, porque Jesús estará con nosotros para siempre –exclamó el papá con alegría. Busca en la Biblia: Estudia Apocalipsis 21, y entonces identifica las razones por las que queremos vivir en el cielo.

Gerente editor internacional Pyung Duk Chun Junta editora Ted N. C. Wilson, presidente; Benjamin D. Schoun, vice-­ presidente; Bill Knott, secretario; Lisa Beardsley-Hardy; Daniel R. Jackson; Robert Lemon; Geoffrey Mbwana; G. T. Ng; Daisy Orion; Juan Prestol; Michael Ryan; Ella S. Simmons; Mark Thomas; Karnik Doukmetzian, asesor legal. Comisión coordinadora de ADVENTIST WORLD Jairyong Lee, chair; Yutaka Inada, German Lust, Pyung Duk Chun, Suk Hee Han Editores de Silver Spring, Maryland, EE.UU. André Brink, Lael Caesar, Gerald A. Klingbeil (editores asociados), Sandra Blackmer, Stephen Chavez, Wilona Karimabadi, Andrew McChesney Editores de Seúl, Corea Pyung Duk Chun, Jae Man Park, Hyo Jun Kim Directora de operaciones Merle Poirier Director de asociaciones estratégicas Jared Thurmon Editores invitados Mark A. Finley, John M. Fowler Consultor E. Edward Zinke Gerente financiera Kimberly Brown Asistente administrativa Marvene Thorpe-Baptiste Junta administrativa Jayriong Lee, presidente; Bill Knott, secretario; Chun, Pyung Duk; Karnik Doukmetzian; Han, Suk Hee; Yutaka Inada; German Lust; Ray Wahlen; Exoficio: Juan Prestol-Puesán; G. T. Ng; Ted N. C. Wilson Dirección y diseño gráfico Jeff Dever, Brett Meliti Consultores Ted N. C. Wilson, Juan Prestol-Puesán, G. T. Ng, Leonardo R. Asoy, Guillermo E. Biaggi, Mario Brito, Abner De Los Santos, Dan Jackson, Raafat A. Kamal, Michael F. Kaminskiy, Erton C. Köhler, Ezras Lakra, Jairyong Lee, Israel Leito, Thomas L. Lemon, Geoffrey G. Mbwana, Paul S. Ratsara, Blasious M. Ruguri, Saw Samuel, Ella Simmons, Artur A. Stele, Glenn Townend, Elie Weick-Dido A los colaboradores: Aceptamos el envío de manuscritos no solicitados. Dirija toda correspondencia a 12501 Old Columbia Pike, Silver Spring, MD 20904-6600, EE.UU. Número de fax de la oficina editorial: 1 (301) 680-6638

Linda Mei Lin Koh

nació en Singapur, y actualmente es directora de Ministerio del Niño de la Asociación General. Los textos bíblicos han sido extraídos de la versión de la Biblia Dios habla hoy®, tercera edición © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1996. Usada con autorización.

E-mail: worldeditor@gc.adventist.org Sitio Web: http://www.adventistworld.org/ A menos que se indique lo contrario, todas las referencias bíblicas pertenecen a la versión Reina Valera. Revisión 1995. ADVENTIST WORLD es publicada todos los meses e impresa simultáneamente en Alemania, Argentina, Australia, Austria, Brasil, Corea, Estados Unidos, Indonesia y México.

Vol. 12, No. 9

Vol. 12 No. 9 | Adventist World

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