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Mensaje de Semana Santa
Mis queridos estudiantes:
Los cristianos tenemos el privilegio de reconocerle como al Hijo de Dios que encarnó, nos dio un mensaje, murió en una cruz y resucitó. Su presencia no se ha eclipsado en ningùn momento de la historia humana; cada día va creciendo más y más, dando cumplimiento a su promesa de ser compañero nuestro hasta la consumación de los siglos.
Año tras año, no solamente el mundo cristiano sino muchos pueblos que pertenecen todavía fuera del cristianismo, recuerdan en esta fecha, la presencia de Cristo entre los hombres. Algunos le reconocen como un ser extraordinario, otros por un profeta o un santo.
En esta Semana Santa debemos meditar en estas palabras pronunciadas por Él, que resumen la relación de Su presencia con la nuestra sobre la tierra: YO SOY EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA (Jn 14,6).
¿El camino? ¿Desde dónde? ¿Hacia dónde? Desde el punto Alfa hasta el punto Omega: Dios. ¿Cuál es la Verdad que proclama? Él nos da la respuesta cuando dice: “Yo soy la Verdad”. La Verdad se identifica con Dios. ¿De qué Vida se trata? De la vida verdadera que nunca tuvo principio ni tendrá fin, de esa vida eterna que está en Dios.
Una vez más, le doy rendidas gracias porque me concede el privilegio de dirigirme a vosotros en quienes brilla Su Luz, que os permite comprender la razón de vuestra existencia en este plano.
Que Él continúe bendiciéndoos.
Padre Dávila.