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Socorro Heysen

Desde pequeña escuchaba las conversaciones de los adultos, cargadas de opiniones e ideas políticas. Su padre y su hermano eran funcionarios públicos. Vivían inmersos en un mundo difícil de comprender para una niña. Sin embargo, al escucharlos, podía percibir la pasión que los inspiraba. Con el tiempo, ella comenzó a hablar con el mismo ímpetu de su labor en la sociedad. Socorro se convirtió en economista y en la primera mujer en ocupar el cargo de Superintendenta del SBS. Es una de las 50 mujeres más poderosas del país según la revista Forbes.

Socorro Heysen ha trabajado durante toda su carrera en instituciones públicas tanto en el Perú como en el extranjero. Su primer empleo lo tuvo en el Banco Central de Reserva del Perú, y después se desempeñó en la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS) y en el Fondo Monetario Internacional.

Quien es ahora es producto de una serie de experiencias en su vida familiar, universitaria y profesional. Pero los inicios de su carrera no fueron del todo claros. Si bien no tenía claro a lo que se quería dedicar, tenía la determinación de cumplir un papel clave en el desarrollo del país.

¿Cómo decidió ser economista?

No sabía qué estudiar. Estuve en la academia para ingresar a estudiar Medicina, pero no era lo que quería ser. Vengo de una familia política y tenía mucha exposición a temas de realidad nacional, pero nunca había tenido interés en hacer actividad política. Cuando ingresé a Estudios Generales pasé de ser una persona que escuchaba esos temas en la mesa familiar a ser una persona interesada en saber más y así terminé definiendo que quería ser funcionario público y hacer políticas públicas. Fue un proceso que duró el primer año de universidad.

¿Qué es lo que más recuerda de su padre?

Mi papá fue constituyente en la Constitución del 79 y yo lo acompañaba a las sesiones. Él ya estaba mayor en esa época. Cuando regresábamos conversábamos sobre las intervenciones. Era una etapa en la que estaba en ciclos de la universidad. Es un recuerdo muy bonito porque son conversaciones de adulto muy diferentes a las conversaciones de niño.

¿Qué es lo que más recuerda de sus años en la universidad?

A fines del gobierno militar, empezando la Asamblea Constituyente, había discusiones políticas en todos lados. La formación de la Universidad no solamente es lo que sacas de las aulas, sino todo lo que viene acompañando en la universidad. Entonces era muy interesante discutir. Peleábamos horrible, pero al día siguiente estábamos ahí y seguíamos discutiendo y conversando de otros temas.

“Se puede hacer bien al país desde cualquier profesión. Pero a mí me gustaría que haya muchos estudiantes que asumieran el reto de ser funcionarios públicos y comprometerse por el bien común de los peruanos y hacer políticas públicas para cambiar el rumbo".

¿Cuál fue uno de los cursos que forjaron sus intereses actuales?

Estudié el posgrado de Economía en la Católica mientras trabajaba en el Banco Central. Hubo un profesor colombiano que enseñaba Economía 1 y 2. Me enseñó temas vinculados a la economía con fallas de coordinación, fallas de información e información imperfecta.

¿Qué es la información imperfecta?

Los modelos más sencillos de Economía asumen que todo el mundo sabe todo y que todo el mundo es muy racional. Sin embargo, en el mundo real no siempre somos racionales y todo el tiempo trabajamos sin saber ni lo que va a pasar ni lo que ha pasado. Un empresario empieza un negocio sin saber a ciencia cierta cuál va a ser la demanda de su producto o qué shocks habrá en la economía. Entonces la economía de información imperfecta te permite analizar problemas un poco más complejos y más realistas, cosas que vives en cuando haces políticas públicas.

¿Es uno de los retos a los que se enfrenta en su trabajo?

Es un trabajo muy bonito porque te da muchas satisfaccio- nes, porque llegas a ver que lo que alcanzas hace una contribución al país. Pero evidentemente no es sencillo manejar una institución. Implica lidiar con temas internos, información nueva, shocks que no estabas previendo. La pandemia fue un shock gigantesco que nadie preveía. Y eso viene de la mano de un segundo reto, la coordinación. No puedes trabajar solo y ser un buen economista en el sector público. Necesitas poder dialogar con el resto de instituciones y encontrar situaciones comunes. No es fácil, pero es fundamental.

¿Cuáles son otros retos al estar al mando de la SBS?

Evidentemente tienes retos de control de personal, de control de gastos, de que todo el mundo quisiera tener más equipos o gente para hacer más cosas en cada área, pero tienes una restricción presupuestal que tienes que manejar. Las situaciones presupuestarias tampoco no son estables porque también varían en función a la evolución de la economía. Pero es eso, son cosas interesantes.

¿No se estresa con tanto trabajo?

A veces, pero siempre hay que encontrar maneras de relajarse.

¿Qué hace para relajarse?

Yo nado. Soy una nadadora muy lenta, en mar abierto. Antes de la pandemia nadaba en piscina, luego las cerraron con la pandemia y empecé a nadar en aguas abiertas. Me encanta. En realidad, ya no volvería a la piscina. Nado dos veces por semana a las 6 de la mañana.

¿Hay algo que le gustaría hacer si tuviera más tiempo?

Pasar más tiempo con la familia y aprender quechua, porque creo que me ayudaría a entender un poco más a personas interesantes que hay en nuestro país.

¿Cuál es el reto de la siguiente generación de funcionarios públicos?

Hacer reformas para que todos los peruanos puedan acceder a educación y salud de calidad independientemente de dónde nacieron y de cuál sea su condición social o económica. También lograr que el sector público funcione de manera eficiente e integra, no solo en las instituciones que están en Lima sino las que están en los lugares más alejados. Sin que el Estado funcione bien, es difícil que puedas hacer reformas de educación y salud.

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